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CAPÍTULO 3: ESTRUCTURA Y EXPRESIÓN GÉNICA 123 4. Grupo D (del 13 al 15): medianos y acrocéntricos; presentan satélites con organizador nucleolar. 5. Grupo E (del 16 al 18): entre medianos y peque- ños y submetacéntricos. 6. Grupo F (19 y 20): pequeños y metacéntricos. 7. Grupo G (21 y 22 y el cromosoma Y): muy peque- ños y acrocéntricos. El 21 y 22 presentan satélites con organizador nucleolar. Con el descubrimiento y aplicación de las técnicas de listado o bandeado cromosómico, que se comenta- rán a continuación, se ordenaron definitivamente los cromosomas dentro de cada grupo en la Conferencia de París (1971) (Fig. 3.47.A). TÉCNICAS DE BANDEADO CROMOSÓMICO Las técnicas de bandeado cromosómico muestran en las cromátidas una serie de bandas claras y oscuras, más o menos anchas, características de cada cromoso- ma de cada especie. Aparecen en ambos homólogos. Vienen a ser algo así como las huellas dactilares de ca- da cromosoma. Las principales técnicas de bandas, mencionadas en el orden cronológico en que se descu- brieron, son: 1. Bandas Q. Fueron descritas por la escuela sueca de Casperson. Se producen mediante la tinción con los fluorocromos quinacrina o mostaza de quinacrina, que da lugar a bandas intercalares fluorescentes. Parecen corresponder a las zonas ricas en A y T; las zonas ricas en C y G no se tiñen. En el total de la dotación haploide del cariotipo humano hay unas 2000 bandas Q. 2. Bandas C. Se basan en la aplicación breve de so- luciones alcalinas, como NaOH o Ba(OH)2, segui- da de incubación en soluciones salinas a unos 60 °C durante varias horas, y posterior tinción con Giemsa. Aparecen teñidas las regiones heterocro- máticas centroméricas, que corresponden a hete- rocromatina constitutiva, y muy débilmente las te- loméricas e intercalares. 3. Bandas G. Con tratamientos como el anterior, pe- ro más suaves, o con la aplicación de proteasas durante unos segundos (tripsina) seguida de tin- ción con Giemsa, se tiñen las bandas intercalares que se corresponden con las Q. También se tiñen, aunque algo menos, las bandas centroméricas (bandas C) y, algo peor, las teloméricas (bandas N) (Fig. 3.47.A). 4. Bandas N. Con procedimientos hidrolíticos segui- dos de tinción con Giemsa, o con las mismas téc- nicas de impregnación argéntica que tiñen las constricciones secundarias (organizadores nucle- olares), se observan las bandas teloméricas. 5. Bandas R. Resulta una imagen inversa a la del bandeo Q. 6. Bandas T. Se observa la misma imagen que con el bandeo N. Cada banda se replica como una unidad durante la interfase. Así se observa en cromosomas anafásicos en los que la replicación se marcó de manera diferencial durante intervalos distintos en la fase S anterior me- diante desoxibromouridina (BrdU). Esto sugiere que se trata de unidades funcionales. ALTERACIONES MORFOLÓGICAS DEL CARIOTIPO Existen alteraciones espontáneas y alteraciones induci- das. En cualquier caso, se clasifican en cambios numéri- cos y cambios estructurales. CAMBIOS NUMÉRICOS El número básico de cromosomas de una célula, carac- terístico de cada especie, se designa con la letra n y re- presenta cuántos cromosomas diferentes hay en el ca- riotipo, entendiendo como iguales, a estos efectos, los dos cromosomas sexuales. Se denomina dotación eu- ploide a la que es múltiplo de n (Xn). Las dotaciones euploides más frecuentes son: haploide (n cromoso- mas), diploide (2n), triploide (3n) y tetraploide (4n). La dotación normal de una célula somática es la diploide y la de los gametos la haploide. Las dotaciones euploides con más de 3n cromosomas se denominan poliploides, y se producen por un fallo en el reparto anafásico. Las dotaciones aneuploides tienen números cromo- sómicos que no son múltiplos del básico (2n ± x cro- mosomas). En la especie humana, las dotaciones aneu- ploides pueden ser de varios tipos: nulisomía (2n – 2), en la que falta un par de cromosomas homólogos; mo- nosomía (2n – 1) (Fig. 3.47.B), trisomía (2n + 1), etc. En animales sólo algunas monosomías y trisomías son via- bles. En los cromosomas autosómicos humanos, las aneuploidías más frecuentes son las trisomías de los cromosomas 21 (síndrome de Down), 15 y 18. En los cromosomas sexuales humanos, las aneuploi- días más frecuentes son: el síndrome de Turner (X0), el síndrome de Klinefelter (XXY o, con menor frecuencia, XXYY, XXXY o incluso diversos mosaicos cromosómi- cos que combinan varios cariotipos, siempre con varios cromosomas X y al menos un cromosoma Y), las hem- bras triplo X (XXX), las hembras tetra X (XXXX) y los varones con doble cromosoma Y (XYY). La causa de la aneuploidía es la falta de separación (falta de disyun- ción) de las cromátidas hermanas en la anafase II, que pasan juntas a un polo y faltan en el otro. En mamíferos se han encontrado al menos 19 genes implicados en la diferenciación sexual. El cromosoma Y dirige la diferenciación testicular masculina. La histogé- nesis del testículo es inicialmente regida por un factor de la diferenciación testicular (TDF) que es producido por el gen Sry (sex determining region y), localizado en la porción distal del brazo corto del cromosoma Y. Este gen se expresa sólo en algunas células somáticas de la gónada en desarrollo, las cuales se diferencian en célu- las de Sertoli, que dirigen la diferenciación masculina de la gónada de cuatro maneras: 03 PANIAGUA BIOLOGIA 3 03 29/11/06 12:54 Página 123
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