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w~ R. B1oN ELEMEN.TOS DE PSICOANÁLISIS Prólogo del doctor León Grinberg Grupo. Editorial Lumen Ho.rmé Buenos Aires.- México ~·;¡ ... & n11h• mtumul~tn Inglés: J.'I'*F1fl'Jtts of Psycho-Analysis. BdimdQ por: William Heinemann - Medica! Books Limited w Londres. Versión c;astellana de: Haydée Femández. 3.• edición 2000 ISBN 950-618~055·5 No está permjtida. la reproducCión total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni su transmisión de rúnguna.for- ma, ya sea electrónica, mecáníca, por fotocopia, por registro u otros metodos, ni cualquier comunicación pública por sistemas. alámbricós o inalámbricos, compren:dirla la puesta. a disposición del público de la obra de tal forma que los. miembmc; del públi- co puedan acceder a esta obra desde el lugar·y en el momento que cada uno elija, o por otros medios, sin el petmiso previo y por escrito :del editor © Editmial Distribuidora Lumen SRL 2000. Grupó Editorial turnen Viamonte 1674, (C1055ABF) Buenos Aires, República Argenína ir 4373-1414 (líneas rotativas) • Fax (54-11) 4375-0453 E-mail: editorial@lumen. com.at Hecho el depósito que previene la ley 11.733. 1odos los derechos reservados.. LIBRO DE EDICIÓN ARGENTINA. PRINTED lN ARGENTINA. PROLOGO PRESENTACióN A LA VERSICiN CASTELLANA En Aprendiendo de la experiencia, Bion estud ió el Ol'ig,;n y la naturaleza de los pensamientos y de los meca:nisrno~ me· diante los cuales «es posihle· pensar los pensamientos". Pro.J:lU!:!O, además, una teor.ía de las funcic;mes cuyo uso otOi'ga:r..ía mayor flexibilidad a la teoría y práctica psicoanalítícas. La. ti~{)tta de la función alfa aparecía como un instrumen to t·endtenl.c a evitar la p-ostulación prematura de teorías nuevas. En este libro, Bicm continúa en la mi.sma línea de invr<ll l !ga· ción. Sostiene, y considero que es una de sus propQsiciouos esenciales, que algunas pocas teorÍas, COil suficiente ab,,¡l)' fiC• ción para permitir una mayor gener alización, bastarían par a cubrir los distintos prol;tlemas que se pueden presentar dun:wlu dutante el proceso analítico. Señala entonces. la necesidad de encontrar y definir ciertos "elementos del psicoanálisis'' con la propiedad de aha<oi:l'r, 11 través de una gran variedad de combinaciones) todas la~ Milua• ciones y teorías básicas qúe el psicoanalista enfrenta en su ejt~r cicio profesional. El prime::r elemento que describe está cona· tituido por el aspecto ese.nei:al del mecanismo de la idt~ rHHicu· ción proyectiva y es el que establece una relación dim.lmh~a entre algt~ que se proyecta (contenido) y un objeto que lo recibe (continente). Bion representa gráficamente esta relauion me- diante los -signos ~ 5 (continente-contenido) . El sc:gundo w . n . t•ION ~tqwtlunlñ, está expresado por la relación entre ' las 1¡n ¡, """ pumnoidc-esquizoide y depresiva tal como fueron des- ' 1 itas por M. Klein. Este segundo elemento está representado por los signos PS ~ D que establece una oscilación entre mo~ mentos de fragmentación y dispersión característicos de la etapa paranoide-esquizoide (PS) y momentos de integración peculia- res de la posición depresiva (D) • Estos mecanismos ilustran el vínculo existente entre un lac· tante que sufre de hambre y del temor a morir de inanición y su madre que es capaz de transformar diChos sentimientos en vitalidad y confianza', haciéndose cargo de la angustia de su hijo y metabolizándola adecuadamente. Es lo que se repite en la experiencia transferencia] de la situación analítica entre el paciente y el analista. La interrelación entre e~tos elementos sirve básicamente para el desarrollo de los pensamientos y la creación del pensar. Según Bion, en las etapas más t~mpranas de la vida, los pensa- mientos no existen como tales sino que se trata de experiencias sensoriales y emocionales muy primitivas: protopensamientos. Es el funcionamiento específico de estos dos mecanismos PS ~ D y S g (Reacción paranoide-esquizoide y depresiva y continente-contenido) el que se ocupa de la elaboración y ~ de los pensamientos. Por otra parte, Bion propone la utilización de una tabla como un instrumento de notación para ayudar al analista a pensar los problemas analíticos sobre la base de un registro Y categorización de los hechos ocurridos durante una sesión analítica, en los que están incluidos tanto el material asociativo aportado por el padente como las interpretaciones formuladas por el analista. La tabla está constituida por un sistema de coordenadas donde el eje vertical representa una evolución genética a partir de A) elementos beta; B) elementos alfa; C) pensamientos oní- ELEMENTOS DE PSICOANÁLISIS 9 ricos, sueños y mitos; D) pre-concepción; E) concepN<Sn ; F) concepto; G) sistema deductivo científico y H) c6.lcttlo alga~ bra.ico. Todas estas categorías siguen un desarrollo cref:JNitc< de complejidad y representan las diferentes posibilidaJt!S do expresión de un determinado pensamiento con la salvcdaLl dt, que en la primera de ellas, la categoría A, de elemento!! beta, está representada la matriz precoz de dónde surgen l('ls ptm!ln· mientos, pero que tiene la calidad de objetos inanirntu]{~~ o t1i! pensamienl()s-cosas. La horizontal representa lo~ uiíercnLC8 usos que puede hacer el paciente o el analista de los elementos, <m uu· ciados o teorías que surgen durante la sesión, así coruo tu.rrl• bién los m¡os aplicados a las ocho categorías expuestus en el eje vertical genético. Los seis usos descritos por B-1 <>n on In línea horizontal son los siguientes: 1) hipótesis definittJria (1Jn la que se sintetiza y se define lo que experimenta el paciontu o el analista en un momento dado; 2) uso de una teoría, con;ii derada aceptable para contrarrestar la ansiedad f.rentc •• ló desconocido y que está expresada por el signo t/t; 3) enunci:ulwt que representan registros o notaciones ; 4) enunciados que íi j n11 la atención sobre algo; 5) enunciados que investigan lo igno· rado; y 6) traslación del pensamiento a la acción. Cualquier material del paciente, o cualquier intervención del analista, puede ser ubicado en alguna de las 48 catf•gorias de la tabla, así como también toda una sesión psicoanal iliw. Para Bion, los "elementos del psicoanálisis" son idca~t y sentimientos que pueden estar representados en una de lnl'l ente• gorías de la tabla; mientras que su concepto de "objeto paico· analítico", es comparable al de una molécula compUI}!!lrt pol varios átomos .O elementos psicoanaliticos. Quisiera agregar algunas palabras sobre la im{.IOthiJldtt asignada por Bion al estudio del elemento dolor. Señala qw; t,l dolor no puede estar ausente de la personalidad ni del análi ~&ls y forma parte de toda adquisición de conocimiento. El paChlula i l1 W'. a . BlOt>f ti~utl~ 11 eludir este proceso dolOJ;oso a través -de diversos méca· niamos. Uno de ellos es el de la "perspectiva reversible" por el cual procura distorsionar el contenido· de la interpretaci'ón otorgándole un giJ:o completamente distinto a la intención del analis-ta . . En conclusión, la lectura de este Hbro, complementaria al de Aprendiendo de la ex¡Jerieftcia, pese a las dificultades conte· nidas en los. conceptos que de-sarrolla~ otorga el provecho de encarar la teoría y práctiéa psicoanaliticas desde nuevos ángu· lós que engloban1 en lugar de excluir, los más importantes .aspectos de las teorías clásicas. de Freud. y ele M. Kle.h:1. Es e.ste el aliciente con qu·e el Grupo de Estudio .sobre la ¡ obra de Bion que dirijo y que está i.Qtegrado por los doctores S. Aizer.nherg, R. Avepburg, E. T. de Bianchecli, J. A. Carpí- 1 nacci, L. A. Chiozza, G. S. de Foks, J. A. Granel, P. Grimaldi, . S. Lummerman, R. Polito, E. Rolla, N . Schlossberg y D. Sor, ha continuado en la investigación de los conceptos de este libro ocupándose también de la supervisión de su ír.adueción. Los doctores .R. A ven hurg, J. A. Carpinacci y R. Palito fueron los encargados dela última revisión. A todos ellos rni reconoci· miento. Dn. LEóN GRINBERG IN O ICE Prólogo ... . . . . . . • . . . . . ... .. . ... . . .. ... . . . . .. . . .. , Agr·adeci~ientos . . . . . , . . . . • • . . . .. . . . . . . • . . . . . . . . . , . CAPÍTU;LO 1 ... .. . .... . , .. . ... , ...•... .•. ... . . . ... . .. . . " ... ,, , " " ., " , " " " , .. . , " •• 11 .. •• .• . . .. . ... • .. . ....•.• .• . . . .. • . ..... Ill . . ... . .. .. .. ... . . ..... . . - . . .. .... . . ... . IV . . . . ..... .. .. .... .. . . . .. .... . .. ... . .. ..... . t- - • v· . .. . ~ ... ...... . .. .. ...... ... . .. ... . .. . ... .. . Vl . ... .. . ... . .... . . . .. . . . . ... . . .. .... .... . ... . ... . . . , VII . .. . . . ... ..... · . ... .. ~ .. .. . . .. . . . ... ... . VIII . .•... .. .. . .. . .... . .... . . . ..... . .. . IX . .. . . .. . .. . . . . ...... . . . . ... . . ....... . X .......... . . . . . . ~ • .. . . . . . .. . . ... . .. ... XI . ... , .... . . .... ... ... . . . .... .. . .... . .. . XII •.... .... .. . . ...... ..... . .. . ... ... .. .. XIII ••• c·• •• • • • • •• -' •· • • •• ~••••••••• ••·• t • XIV . . .. , ... . .... . .. . ... • .. ......... - •. XV .... . .• ., . . .. . . . . .. ... . . ; .... ....... . ·xvi ... ......... .. .. ...... .. .... . . · ... -· XVII , . . . .• . .• . . , .. . . ..• . .. .. ..... . .... .. XVIII . . O ' • • • • •• ' • • • ' •• • • •• ; ••• •••••• • • ' • XIX. . . . . . . . . .. . . . ~ . .. .. . . . . . . .. ;o • • • .. .. " • • • • XX ... , . ..... ..... .. ~. . . . . " -~· · · · .. .... . ... . ~ .. .... . 7 ),!) 17 23 27 33 37 43 5.L 57 61 ()7 7S 79 fJS 9 1 07 103 1.07 l15 1 C\3 un r 1 AGRADECIMIENTOS Es para mi un placer agradecer la ayuda que he recibido del doctor Elliot Jaques y otros miembros de la Fundació11 M••- lanie Klein en especial de la doctora R. Money-Kyrlc, quien hizo provechosas críticas lueg0 de leer mi manuscrito y de b doctora Sega] y Betty Joseph. El libro ya estaba terminado cuando me enteré del trabajo del doctor G. G. Sandlcr sobre El Ideal del Yo y el Ideal del Self, sino hubiera considerado ltt importancia que su enfoque puede tener en r elación a l': lll ' !l · tiones que se tratan aquí. Tengo una deuda de otra índole con mi esposa por :m permanente ayuda y aliento. w. R. n. LA TABLA - Hipó- 1 tesis Nota- Aten- Indn-. defi- e¡. Acdím 1 ción ción gaci6n ' nit.oria E 1 1 2 3 4 5 6 •• ,.n. r A .Elementos Al A2 A6 l Beta • f f B. Elementos Bl B2 B3 B4 B5 B6 . .• .An Alfa r t e ~ p..,amien"" Cl C2 C3 C4 es C6 . .. Co onírir..o's Sueños, Mitos r o DI D2 03 D4 D5 D6 . .. Dn l Pre--Concepción 1 [ E Ei E2 E3 E4 ES E6 ... En Concepción F Fl F2 F3 F4 FS F6 ... Fn Concepto G Sistema deduc- G2 tivo Científico H Cálculo algebraico CAPITULO 1 LAs .TEORÍAS PSICOA.NALfTic;As han sido criticadas de n o ,,m.r científicas por tratarse de una combinación de rnalerlnl ob~ • 'l'· vaclo y la abstracción que de él se deriva. Son al mistrto tiempo demasiado teóricas, o sea son demasiado una 1 epr~~l' tl· tación de una observación para ser aceptadas como ob~erv:J. ción y dema~iado concretas como para tener la fkx ibilid:td que permite a una abstracción equipararse con una reoliztu;inn *. En consecuencia una teoría, que podría considerarse d•~ y;1" tH aplicación si estuviese formulada en forma lo sufjcicn tomenlo abstracta, está expuesta a ser criticada debido a que su propin calidad de cor.creta dificulta el reconocimiento de una rMli~a ción, que pueda estar representando. A la inversa, si so di:t- pone de dicha realización, la aplicación de la teor ía a t'!)I O puede implicar una distorsión del significado de la teor.ín. l, * Tal como fue aclarado en Aprendiendo de la E:xperümcirJ ( P¡¡l dós, 1966) preferimos traducir "realization" por .. realización' ' con el significado de materialización. objetivación, concretización; t s d l'cL', hacer real. [N. de la T.J 1 Se puede ver un ejemplo de esto en el trabajo de J . O. Wi~tlnm sobre An examination of the Psychc·analytical Theories of Mchmcholia, (la versión castellana Comparación r desarrollo de las tcor{a ¡mcQann.· líticas de la melancolía está publicada en la Revista Uruguayo de J~• l ilo análisis, tomo V, NQ 1), donde el autor sostiene la neces;tlnd do am- pliar la teoría, pero comprende que ello implica realizar uno liitpoS-l<.~lon acerca de cuál hubiera podido ser e] punto de vista de M. Kl~in W . R. B I ON l 1 1 1 tunt oi t'] oldéclo es doble: poi' un lado la descripdó-ri de l119 d .tfoll On'Jl)Íticos resulta insatisfactoria ya que es evidente· ttlf' 1llC lo que en inglés corriente se clescribe como una '_'teoría" O. C<.'rca de lo que tuvo lugar antes qtre un relato de lQs hechos 2 y por el otro la teoría de lo que tuvo lugar no puede satis· facer los criterios· que se aplican a una teoría, tomando el término como cuando s-e lo emplea pa't'a describir los sistema.s. usados en la investigación científica rigurosa 3• El primer re- quisito es en tonces formular una abstracción "\ repre.sentar la rt!aHzaci6n que las teorías existentes intentan describir. PTo· pongo la búsqueda de un modo de abstracción que aseg~re que el enunciado teó;rico conserva el mfni:mo de particulan:z;a- ción. La pé-rdida de con1prensibilid.ad que esto ).mplica puede ser compensado por el uso de modelos, que suplementen los sistemas teóricos. El defecto de la teorí¡¡, psicoanal.iticá actual TlO difiere mucho dél que resulta de comparar un ideograma con una palabra construida. alfahética.mente; el ideograma re· presenta una palabra solamente en cambio con unas pocas le- tras se pueden formar miles de palabras. Del. mismo modo los elementos que yo bus~,:o han .de ser tales que con unos pocos se exp1"esen, a través de variaciones en su combinación, <;as.i todas las teorías esenciales para el analista en ejercicio 5 • La mayoria de los analistas han tenido l¡:¡, experiencia de sentir eme la descripción de las caracterís_ticas de una .entidad dínica ~particular puede muy bien coincidir con la descripción de otra entidad clínica tnuy diferente. Sin embár go, 1·ara vez 2' En términos de la tabla, demasiad•> G, en lugar de D o ~- 3 D'emasiad{J c. en lugar de c •. ·"' E1 concepto de abstraccíóu será discutido . ~n exte~so; su uso en las pri:me:tas etapas es provis.oúo. Dicha {ormulacwn estana en G3. ri Comparar con la tendencia a p:wducir. te~rias ad. hoc . para en- f rentar una situación cuando una teoría ya ex1stente, formulada, con suficiente generalidad, .hubit:se bastado.. Comparar .con Proclus, c~;ado por sir T . L. Heath, e~ Las Elementos de Euclides (Heath, ·T. L..; T he Thlrtee:n. Books of Euclid's Elements'', c.ap. 9, C.U.P.1 1956). ELEJ'>iENTOS DE :PSi COANÁLISIS 19 e!:'::l misma de:scrlpción es ur1a .representación adecuada Ul1U 1l..; aquellas realizaciones a las cuales en forma bastanle o1Jvia pretende conesponder. La combinación según la cu:d rirrloll elementos están liga dos 6 es esencial para el signHit~aUlJ l ex- presado por esos elementos. Un mecanismo que $e supone típico de la melancolía puede ser típico de la melanculíu sólo p;orque está ubicado en una combinacióQ particular _ Ln tnr~~ consiste en abstraer 8 dichos elementos liberándolos de In con}· binación a la cual está n sujetos y de la particularidacl que Sl!l adhiere a ellos de la realización que pretendían repl·est:l1titt o,d. ginariamente. P ara el propósito que yo los quiero los elemento!i do! p1,\. coanálisis deben reunir las siguientes características: 1) Deben ser capaces de representar una realización q ue origin~hnGnto de.scríhieron. 2) Deben ,ser susceptibles de ser ar ticulados oou otros elementos ·sin;t~lar.es. 3) CuaQdo es ten articulados dobe.11 formar un sistema deductivo científico capaz de repr~entur a una realización en caso de que existiere: más adelante so dedt.t· cirán otros criterios pertinentesá un elemento psicoanaHtloQ. Representaré el primer elemento por ~ ~ ; como esto yu ha sido tratado en extenso en Apre.ndiend'Q de la Experiencia. o aquí lo consideraré en forma breve. Representa un elemertto que puede ser llamado, aunque en detrimento de la prec)~ión, el r.asgo esencial de la concepción dé Melanie Klein de idon· tificación proyectiva. Representa: un elemento tal que, si íuern, menos no podría .de ningún m!)do relacionarse con la identi· ficación proyectiva; si fuera más arrastraría una penumhr.1 de asodaéiones demasiado densa para mi p ropósito. Ea ltl 6 Consecuencia de Ps ~D. Ver Capítulo XVIIL 7 Consecuencia de <l1 & • Ver Capítulo XVIII. S Ver la nota 4. 9 Bion, W. R.: Aprendie¡ulo de la Experiencia, Pald6t~, 1966. W. R. BION 1 111 •llllbwiGn dt~ un elemento que podría llamarse una tela~ , lttn djnúmlca entre continente y contenido, Al segundo elemento lo ~epresento por PS ~ D. Puede considerarse que representa aproximadamente a) la reacción entre lo que Melanie Klein describió como las posiciones para- noide-esquizoide y depresiva, y b) la reacción predpitada por lo que Poincaré 10 describió como el descubrimiento del hecho seleccionado. Y a be considerado los signos L, H y K *, en Aprendiendo de la Experiencia. Representan vínculos entre los objetos psi~ coanalíticos. Se da por sentado que aquellos objetos así vin- culados se afectan mutuamente. Las realizaciones de las que han sido abstraídos son generalmente representadas por los términos "amar", "odiar" y "conocer". Empleo la notación R derivada de la palabra "razón'' y las realizaciones que se cree representa, e I derivada de la palabra "idea., y todas las realiZ"aciones que representa incluyendo aquellas representadas por el "pensamiento"; 1 representará objetos psicoanalíticos compuestos por elementos-alfa, los pro- ductos de la función-alfa. He descrito lo que quiero significar por este término en otro trabajo (Aprendiendo de la Expe· riencia). La función-alfa es la función por la cual las impre- siones sensoriales se transforman en elementos capaces de ser acumulados para ser empleados en el sueño y en ott·os pen- samientos. R representa una función al servicio de las pa· siones, cualesquiera que sean, que lleva el predominio de éstas en el mundo de la realidad. Por pasiones entiendo todo lo que está comprendido en L, H y K. R está asociada con 1 en lO Poincaré, H.: Scientijic Method, Dover Press. (Versión castella- na: Ciencia. y Método, Buenos Aires, Ed. Austral , vql. 909.) * Preferimos conservar las iniciales que corresponden a las pala- bras inglesas Love (Anwr), Hate (odio) y Kno1vledge (conocimiento) [N. de la T.] ELEMENTOS DE PSICOANÁLISIS 21 tanto 1 es usada para salvar Ja distancia que media clllrú un impulso y su satisfacción 11• R 12 asegura que ello ~e renli:t,tró con otro propósito que el de modificar la frustración clurunle una pausa temporal. 11 Freud, S.: "Los dos principios del suceder psíquico", B""'ilv• Al res, Ed. Rueda, Obras Completas, tomo XIV, 1953. 12 No he 1nsistido en la descripción de R porque no mt'l timto todavía en condiciones de ver sus implicaciones. La incluyo pl)tqU•l ~,,j experiencia clínica me con.venc·e del valor que tiene üse ,.]omento y porque otros pueden usarlo aunque no esté completamente elobo)r:ulo. V~· Huroe "A treatise of Human Nature, lib:ro II parte Ill, aend6D S Clarendon Press 1896. . CAP!TUl.O 11 LAs TEORL4.s PSICOANALÍTICAS adolecen del defecto do qt1e 1 en tanto s-on claramente formuladas y comprensibles, su compren• sibilidad depende del hecho de que los elementos que la C flt.ll · ponen estan investidos de un valor fíjo, como constantm1, :l través de su asociación con los otros elementos de la tt·oríu. Este fenómeno es análogo al de la escritura alfabélica en la cual las letras carentes de significado pueden combinarse para formar una palabra plena de significado. Los elemenlO!! <11~ la teoría de _Freud de la situación edipica, por ejemplo, o:i lán combinados, por la asociación necesaria para formar la n<-~.· rración del mito de Edipo, y de esta manera alcam:an uu significado contextua! que les da un valor constante. Cr>mo elementos de la descripción de una realización que ya hu sjdo descubierta esto resulta esencial para su utilidad: cotrJO com ponentes de una teoría que será usada para ilwninar rcal1i1n ciones aún no descubiertas constituye un defecto porque ~u valor constante afecta la flexibilidad necesaria. Las abstraciones destinadas a ser elementos del psicoo.n¡¡. lisis deben ser susceptibles de ser combinadas en forrna tnl que representen todas las situacones psicoanalíticas y todas las teorías psicoanalíticas. Para que esto sea cierto los e lemtmloA elegidos deben ser esenciales en el sentido descrito en l,l W. R. BJON P·'ginn 2S. Propongo ocuparnos de la discusión de este tÓpico nntcs de continuar con el problema de la abstracción 1 cuya solución es muy importante si los elementos elegidos, como elementos del psicoanálisis, son susceptibles de ser usados en la construcción de sistemas teóricos. El primer paso es con- siderar qué fenómenos de los existentes en la práctica analítica corresponden a los elementos del psicoanálisis. Hay tres ca- minos que podemos seguir: l 1. Poclemos buscar a los elementos tal como se clan en sus cualidades secundarias 2 y que pueden ser reconocidos en la ' experiencia psicoanálítica. 2. Podemos buscar a los elementos tal como se dan en sus· representaciones y que pueden ser aislados en la teoría psicoanalítica. 3. Podemos investigar los procedimientos 1 y 2 y combi- narlos como una fuente de la cual abstraer elementos. Consideraré prime1·o la posibilidad que los elementos ele· gidos tienen de ser observados, aunque pueda pensarse, puesto que los elementos entran en la composición de todas las teo· rías psicoanaliticas y son esenciales, que lo primero sería ver . si estos elementos pueden ser detectados en las teorías. Si un "paciente dice que algo Hno le entra", o el analista siente que el paciente no lo puede incorporar, está implicando un continente y algo para colocar en él. La afirmación de que algo ''no ]e entra" no debe por lo tanto desecharse como una mera forma de hablar. Implica además que hay por lo menos dos objetos. Puede formularse ~ t ~ 2. En ciertas circunstancias, también obsel-vables en análisis, el sentido dei "<los-o-más" puede llegar a imponerse como un intruso. Por el momento, no tendré en cuenta la implicación del número 1 Ver capítulo XVIII. .2 Secundario en el sentido que Kant usa este término. ELEMENTO.S DE PSICOANÁLISiS 25 aunque el elemento que quiero aislar no puede ser descrito correctamente si no se entiende que 9 S ~ 2. Es obvio que el número de ocasiones en las qut: su efi rmu en forma verbál que algo está "en" algo puede ser turnbi~n · innumerable y correspondientemente insignificante. El pncieutc está "en" análisis, o "en" familia o "en" el consuhor in; o puede decir que tiene un dolor "en" la pierna 3 • El dc lc'l mjnnr la importancia o significación del episodio emocionul en los cuales dichas verbalizaciones parecen adecuadas a la exp~t icu· cia emocional depende del reconocimiento de que contln rJ ilO y contenido, <.i? g , es uno de los elementos del psicoanóli ~iJ1 . Podemos luego determinar si el elemento <;? o es central o está presente simplemente corno un componente de un sistorua de elementos que dan significado los unos a Jos otros o 1 ra· vés de su conjunción. Al considerar ahora si es necesario abstraer la itlei.l d(l continente y contenido como un elemento del psicoanálisis me enfrento con una duda. Continente y contenido implica u tHi condición estática y este tipo de implicación debe resultar a joua a nuestros elementos; debe haber más del carácter impar ti do por las palabras «contener o ser contenido". ''Continente y contenido" tiene un signifícado que sugiere la influencia ln• tente de otro elemento enun sistema de elementos. ConH) puede formularse la misma objeción respecto de "contener y !ler contenido" supondré que ambas afirmaciones están contnmi nadas por la presencia de elementos de un sistema no e~pe· cificado de elementos (por ejemplo, el efecto latente del mo- delo, que considero en Aprendiendo de la Experiencia). P or lo tanto cerraré la discusión suponiendo la existencia de ona abstracción central desconocida porque es in~ognoscible, si bien ll Cf. Rrle, Gilbert: Conception oj Mind, pág. 22, no e11 un Quor de categoría sino una exp1·esíón del conocimiento directo inconaciem e de ~ t como la clase a la cual todas pertenecen . w . R . BlON ' 1 , · l11•la tm forma impura en afirmacines tales como (''con- } 1lu ¡-,Jlllj o contenido" y de que sólo a la abstracción central t • •• le puede aplicar d término "elemento psicoanalítico'' corree- ~ lamente o se le puede asignat• el signo ~ ~ . Resulta claro de esta definición que el supuesto elemento psicoanalítico no puede ser observado. En este respecto no difiere del concepto ~ kantjano de una cosa-en"sí~misma, no es cognoscible aunque las cualidades primarias y secundarias lo sean. Sin embargo es -~ diferente en este respecto. Los fenómenos de continente y contenido son cognoscibles como cualidades secundarias. La abstracción central es sólo un fenómeno en tanto que -yo como individuo soy consciente de que es conveniente para mí pos- • • tular la existencia de algo que no tiene exist~ncía, <;omo si. de .l hecho fuera una cosa-en-sí-misma. Si post:ulo la existencia t de una mesa como una cosa-en-sí-misma, lo hago porque creo que existe y que su existencia es la explicación de los fenó- l menos que agrupo en una clase bajo el nombre de "mesa". t Esta explicación es necesaria porque deseo establecer los f elementos del psicoanáHsis sobre la base de la experjencia. Í Espero que el elemento sea una abstracción del tipo dado en 1 mi ejemplo de !? t , continente y contenido. Será "una 4 abstracción central desconocida porque es incognoscible" pero , bosquej ada1 en forma impura, por su representación verbaL Tendrá el mismo status y calidad que el objeto que asl'irarnos representar por la palabra "línea" o llna línea trazada sobre un papel, tiene con la palabra "línea" o una línea trazada sobre un papel. . CAPITULO 1 II Los ELEMENTOS son fWlciones de la personalidad 1 _ Lo quo puede _decirse sobre todos ellos es que cada uno es una func ión de alguna otra cosa y cada uno tiene una función. En Hl.nl.o que cada uno es una función el término "función" ticn~ uo significado similar a aquel con el cual está asociado en mate- mática. Es una variable en relación con otras variables en términos de las cuales puede ser expresada y de las c u.ales depende su propio valor. En tanto que cada función , ir.11e una función el término "función" es usado como el nombre para un conjunto de acciones, físicas o mentales, gobenu11Jas por o dirigidas hacia un propósito. Siempre que uso t:1 tér - mino "función" lo uso para denotar algo que es y tiene u tu1 función. En tanto que es una función tiene factores : en tanto que tiene una funcíón tiene objetivos 2. .. Por el mome~to propongo que los elementos del psicoand- ltsls son todos sm excepción ftmciones, usando el término en el sentido que reción he delineado. El signo que reptescnta una ahstrácción debe por lo tanto representar Wla funci6n qu~ es i.ocogno~cili!e z~que sus cualidades primarias y 3ecund~ 1 ~ara una discusión más detallada de "íunción'• ver Blon W R · A.prendtendo de la Experiencia, P~dós, 1966. ' · •• 1 2 Este punto será aclarado cuando se pueda hacer referencili lk a tabla. Ver capítulo 6 et seq. W , ~t. lii()N ( •t .,J ( rt t :dtl kuuliano) sean cognoscibles. Como . pro- 1 •• ' t?nJtulut llr los elementos como fenómenos observables 1r drth~ presumir que estoy hablando de las cualidades pri- marias y secundarias de los elementos y no de las abstracciones o signos mediante los cuales los represento. ¿Cuáles son, de todas las que pueden verse en el transcurso de cualquier aná· lisis, las que hemos de elegir como funcio11es de la persona- 1 lidad y que son también elementos del psicoanálisis? La elec- ción está ya limitada por los criterios que he propuesto (Cap. II, pág. 24). Debemos ahora limitarlo todavía más porque el elentento debe ser una función eri el sentido que he propuesto para este término, y además debe eer .. visto" en el transcurso · del trabajo analítico. ¿Pero cómo podrán pronunciarse las cualidades de los elementos como "visibles" ante el hecho no- torio de que algunos analistas pretenden ser capaces de ver cosas cuya misma existencia es negada por otros, un desacuerdo que es suficientemente común entre paciente y analista a pesar c:le que comparten la experiencia "vista••?. Como un criterio para determinar lo que constituye una experiencia sensible propongo el sentido común con el signi- ficado que le he dado en alguna parte,. especialmente el de algún "sentido" que es comúh a más de un sentido. Conside- raré a un objeto como sensible a la indagación psicoanalítica s4 y sólo si, cumple condiciones análogas a las condiciones que se cumplen cuando la presencia física de un objeto es confirmada por la evidencia de dos o más sentidos. Es evi- dente qtte puede ser sólo análogo, porque, en el estado actual de nuestro conocimiento hasta la ansiedad, al menos en otros, es una deducción, El problema E'.stá en determinar hasta don- de podem~s llegar en la aceptación que Ias deducciones de los sentidos tienen, en el campo del psicoanálisis, la misma validez l · que tienen en el de la física o el de la filosofía. N o me cabe l duda que mi impresión de que un hombre está ansioso tiene la 1 ELEMENTOS DE PSICOA.J.'iÁLISIS 29 :rxUsma validez que mi impresión que una piedra, digamna, \111 dura. Pero para que mi impresión sea válida considerf> lll '<:e· 6ario palpar la piedra para conver.cerme de su dureza y por lo menos mirarla para convencerme que lo que toco es un a piml rn. La correlación así establecida lo autoriza a uno a reclmnor el término "sentido común" para ca:r:acterizar la noción de qno este objeto dado es una piedra: y para caracterizar la nocÍÓAI de que la piedr a es común a nuestros sentidos y es pf1r lo tanto una noción de sentido común, usando el término "~cn tido común" con una precisión mayor que la que lit:nu ml el lenguaje corriente. El problema consiste en establecer a lgún uso o . conven.ción similar, para definir la naturaleza del 1wu ti do por el cual aprehendemos un elemento psicoanalilit:o y, la contraparte de esto, para detinir la naturaleza de las dirnen- siones de un elemento psicoanalítico. La instrumentación de este plan, parece, como ocurre frecuentemente en la iuvcstign- ción psicoanalítica, presuponer lo que deseamos descubrir. Al escribir esto debo comenzar por algún lado y esto ocasioun dificultades porque el comienzo de una discusión tiende a <13r una apariencia de realidad a la idea que se tiene del temn en discusión en un comienzo. La investigación psicoanalítiCil for- mula premísas que están tan diferenciadas de aquellas dr la ciencia común como lo son las premisas de la filosolla o de la teología. Los elementos psicoanalíticos y los objetos qu~ derivan de ellos tienen las siguientes dimensiones 3• l. Extensión en el dominio del sentido. 2. Extensión en el dominio del mito. 3. Extensión en el dominio de la pas.ión. Una interpTetación no puede ser considerada satisfectorh~ a menos que esclarezca un objeto psicoanalítico y ese objelo debe en el momento de la interpretación poseer estas ditnen· 8 Discusión de la tabla en capítulo XVID y luego explicaré mn:< tl~>.ta · lladamente lo que. quiero decir por estas dimensiones. w . R • .BlON 1 11, 11 uln la importancia que le atribuye a estas dimensio- 11, • 1 IHI tdelatÓ Cada Una de ellas en Oetalle. N 0 es necesario que nos detengamos demasiado en la ex- tensión en el dominiodel sentido. Significa que lo que es interpretado debe tener entre otras cualidades ~a. de ser ~ objeto de los sentidos. Debe ser, por ejemp~o. VJ.Stble o auqt- ble, con certeza para el analista y presum1blemente pa:a el analizado. Si esta última presunción resulta no ser as1, los fundamentos para esta presunción deben ser tales ~u~ ~1 ~a caso en la correspondencia debe ser considerado s1gruf1cat:vo en sí mismo. Expresado de otra manera cuando el .anah.sta hace una interpretación, él y el analizado tienen que poder. ver que aquello de lo cual se está hablando es algo aud1ble, visible, palpable u oliente en ese momento. Es más difícil dar una explicación satisfactoria de lo que entiendo por extensión en el dominio del mitó *. Sin él no , puedo concebir la posibilidad de la construcción de un modelo como parte del equipo co.n que cuenta el analist~. .S~pongamos , que un paciente está enojado. Se le da más s1gmí~cado a un enunciado en este sentido si se le agrega que su enOJO es como el de 1111 "niño que quiere pegar a su niñera porque se le ha dicho que es malo''. El enunciado entre comillas no es expre- sión de una teoría dentro de una exposición genética. No debe suponerse que expresa una teoría que sostiene que los los niños pequeños pegan a · sus niñeras si s~ les llama ma~o~. Es un enunciado análogo al tipo de enunc1ado que los fllo- sofos desdeñan como mitologías cuando usan el término pe- yorativamente para describir malas teorías. Yo necesito en~· ciados de esta clase como parte del procedimiento y equtpo científico analítico. No son enunciados de un hecho obser- vado, o formulaciones de una teoría destinada a rep1·esentar 4 EJ problema se relaciona con la discusión de la hilera C de }D, tabla. ELEl\<lENTOS DE PSICOANÁLISIS 3] una .realización: son enunciados de un mito personal. A menthl que la experiencia del objeto psicoanalítico esté acompa.íiaJa por una formulación del psicoanalista de un enunciado qw• tiene este tipo de componente carece de una dimensiún necc· saria. Me referiré a esta dimensión como el mito o el corn ponente "como si". Elegí deliberadamente el término ''pasión'' en lugnr de otros términos que podr.Ían parecer. más usuales para lu últimn dimensión_. en parte porque ellos tienen un significado que no debe ser alterado. Por "pasión" o la carencia de ésla me refiero a la componente derivada de L, .H y K. Entiendo qutt el térÍnino representa una emoción experimentada con inten sidad y calidez aunque sin ninguna sugerencia de violend.'l: el sentido de violencia no debe ser expresado por el t{mn:ino "pasión" a menos que esté asociado con el término "vou- cidad". Puede parecer que al introducir la pasión estoy repitiendo lo que ya he dicho al incluir L, H y K, como elementos. E~lo no es así; por pasión me refiero a una de las dimensiones que L, H o K deben poseer si ha de ser reconocida como utt elemento que· está presentE: 5 • La evidencia de la presencia do.: la pasión, que puede ser proporcionada por los sentidos, no debe ser tomada como la dimensión de la pasión. Es decir si se considera el tono .enojado del paciente como evidencia de odio no debe pre:sumirse que la pasión ha sido discernidn como una dimensión el el objeto psicoanalítico, Odio. La evi- dencia pu.ede ser proporcionada por los sentidos, en dich•) episodio, que pueden correlacionarse con la evidencia, 5ensua1 tal ve~ pero no sensible, de la pasión. El tener conocimiento * 5 Cf.. capítulo XIX sobre los "sentimientos". • Bien habla de awarenes$, nosotros seguimos a Ber trand Rus sell (Mysticism and Lugic, capítulo X) quien establece una diferenoin. cardinal entre .Knowledge by description y K11owledge by o.ct¡uainttm- \\. ~L il i ON 1 l • ~.,¡, ¡ .,, , 11 11 J c]Jendc de los sentidos. Para que los se~tidos t r iJ '" rlvut4 11c necesita solamente una mente: la pasión es la r.V1denda que dos mentes están unidas y que no puede de ninguna manera haber menos de dos mentes si la p¡:¡.sión está presente. La pasión debe distinguirse claramente de la contra- transferencia, ésta última siendo evidencia de represión. Pode· mos prescindir de una consideración más profunda de la pasión porque me ocuparé de 1a pasión como una de las dimensiones de un objeto psicoanalítico y por lo tanto de un elemento ' psicoanalítico. ce or awareneu. El "conocimiento por descripción" e..s aquel que se tiene acerca de algo y puede ser independiente de toda experiencia di· recta. Knowled¡;e by awareness implica que la relación cognitiva coo el objeto es dh·ecta por lo que lo traduciremos como "conocimiento directo". Cuando Bion dice que alguien is aware of something im· plica que el objeto se presenta ante el sujeto, o sea, que la presentación sería el converso del conocimiento <iirecto. Lo tl'aduciremos como "~iene conocimiento directo de". (N. de 'la T.] CAPíTULO IV EN EL PRIMER CAPÍTULO elije que el desar:iollo de la p¡-ácti ca psícoanalítica estaba coartada debido a Ia falta de elubora~.: lón de los elementos del psiconnálisis y di ejemplos de lo <.¡u~ podria ser objeto de búsqueda para tales elementos. En el segundo capitulo analic:é los criterios mediante los cualc~ lo$ objetos propuestos como elementos podrían ser considerados. acentuando la observabilidad en la práctica, como algo esw· cial. En el último capítulo (lll) dije que todos los elemento~ deben ser funciones de la personalidad y deben ser cunee· bidos como teniendo dimensiones que, en la mente del anal ista , serían impresiones sensoriales, mito y pasión. En este capitulo me propongo enfocar el problema nueva- mente buscando una respuesta a la siguie11te pregunta : con• siderando cualquier sesión psicoanalítica como una experiencia emocional, ¿qué elementos en ella deben ser seleccionadots que pongan en evidencia que la experiencia ha sido psicoanÁJi~is y que no ha podido ser otra cosa? Muchos rasgos de U!l psicoaná!is~ puece:1 se.r consiccr~doa como típicos pero no lo son exclusivamente así. Desviacion<:.e de la regla común de encuentros entre dos personas pueden pare- cer insignificantes, pero el número de tales desviaciones aparen• ternente Ínsignificantes tomadas en última instancia en con- junto redunda en una diferencia que determina la necesidad i . W. R. BION .¡ 111, lt~ J nuno especial. Un catálogo de dicha diferencia muy : po'liblcmente establezca lo que constituye una imitación del psicoanálisis antes que aquello que es genuino a menos que la diferencia pueda ser expresada en elementos. El intento de concentrarse en las peculiaridades emocio- nales de la experiencia parecería evitar las desventajas de cata- l logar las diferencias en detalle, pero la dificultad surge -~o~- • que es muy común que los pacie:ntes sientan que el anahs1s ~ es fríamente no emotivo aunque sin emLargo provoca efectos ' que corresponden a una intensa serie de emo~i~nes. La guía más segura es la experiencia y a. ella rec~ur~re con la es~~- [ ram~a de que ésta pueda ser descnta en termmos que pos1b1· ~ liten a otros <:qmpara,r sus experiencias. l La ~severación que se debe conducjr un análisis en una ~ atmósfera de privación es entendido gener~lm:nte en el se~- f tido de que el analista debe resistir cualqme1· 1mpulso prop1o 1 de o-ratificar los deseos de sus analizados o de desear afano- 1 t:> ., (1 • samente su propia gratificación. Para limitar la expres1on e , · este ~unciado sin circunscribir el área que comprende, nunca , deben ni el analista ni el analizado perder el sentido de aisla- ' miento dentro de la relación íntima de análisis 1 - Independicnte de cuan buena o mala pueda resul tar 1~ co- oper~ción, el analista no debería perder, ni privar a s_u ~ac1ente, del sentido de aislamiento que depende del conocmuento de que las circunstancias que lo han llevado al análisi: y las 1 consecuencias que pueden en el futuro desprenderse de el cons- tituyen un3 responsabilidad que no puede ser comparti~a con 1 nadie. Conversaciones sobre 'Cuestionestécnicas y otros temas con oolcgas o familiares nunca deben perturbar este aislamiento esencial. En oposición al establecimiento de una relación que brinde 1 1 Es to punto es tratado nu~vamente bajo premoción. ELEMENTOS DE PSICOANÁLISIS SS experiencias de un sentido de responsabilidad está el lmjn Jiso a ser mezquino y voraz 2 • La sensación de soledad parece relacionarse con un BCtl timiento que en el objeto de la indagación se da en término!! de que se lo está abandonando y en el sujeto que indaga, en términos de que se está separando de la fuente o base de la cual depende para su existencia. Resumiendo: La separación sólo puede ser lograda n ox· pensas de sentimientos dolorosos de soledad y abandono expe· rimentados: 1) por la herencia mental animal prim itiva do la cual se efectúa la separación y 2) por los aspectos de la pcl·· sonalidad que logran separarse del objeto de indagación qne es e~perimentado como indiferenciable de la fuente de su yiu. hilidad. El aparentemente abandonado objeto de indagac16n e.s la mente primitiva y la capacidad social primitiva del indi· viduo como animal político o grupal. La personalidad "sep a· rada" es en un sentido nueva en su trabajo y debe recurrir a tereas qtte difieren de aquellas a las cuales sus componenres están más usualmente adaptad,os, especialmente el examen del ambiente excluyendo al self; parte del precio que hay que pagar está dado por un sentimiento de inseguridad. 2 Términos tales. como voracidad son usados porque e~toy c0•111ic.le. rando los elementps de la práctica psicoanalítica. Una vez; que e&toa elementos están claramente diferenciados como una parte do la c.x• .periencía emocional el analista podrá considerar en qué formn (fll~d :1t1 esclarecidos por las teorías psicoanalíticae de. por ejemplo, erotiamo anal. CAPíTULO V LAs coNCLUSIONEs del capitulo anterior sugieren que el con· <..-epto de decisión exige una discusión ulterior; ¿implica la decisión l~ traslación del pensamiento en la acción, o ul¡;;ún proceso análogo; por ejemplo del pensamiento en una idee. fija, una variable para decirlo así en una constante? Dado que el analista tiene que decidir si interviene con una inter· pretación o no, la decisión; ·y sus componentes de soledad e introspección, deben ser considerados como un elemento del psicoanálisis al menos desde el punto de vista del analista y por lo tanto probablemente desde el punto de vista del pa· ciente y del analista. La introspección, que cualquier analista en ejercicio puede realizar por sí mismo, en los clisés que usa con mayor !r<! cuencia suele sugerir que el problema en análisis consiste en saber cual de las posibles interpretaciones es en un mom~"nto determinado la cor:recta; surge de la toma de conciencla du las numerosas ideas expresadas en trabajos sobre análiai~ y aun más de la variedad de la conducta humana tal como ab la vive en la vida corriente. En la práctica la impresión no es tan marcada: las inte~reta.ciones psiconnalíticas puedf"n ser consideradas como teorías sostenidas por el analista acetOR W. R. BION J,.. lnrt modelos y teorías que el paciente tiene del analista. · Se orce y es su propósito que las teorías del analista, si son correctas en contenido y expresión, ejerzan un efecto ter~ péutico. La introspección creo que demostrará a la _mayona de los analistas que las teorías que emplean son relativamente .Pocas en cantidad y pueden considerarse que pertenecen a las siguientes categorías: 1. Definición. En forma aproximada estas interpretacio- 1 · est • demostrando a través de nes configuran que e paciente a . . • sus asociaciones que él está, digamoslo as1, depn.nndo. En tanto es una hipótesis definitoria es la via para decir "Esto, que usted, el paciente~ está experimenta~do ahora es l.~ ~~e yo, y, en mi opinión, casi todos, llamanamos depres1on · .. En tanto consiste en definir para el paciente lo que el anahsta quieTe significar por definición no puede ha.ber di.s_crepa~cia al re.specto porque la única crítica válida sería s1 pud1e.ra demostrarse que la afirmación es absurda por ser contradlc- toria en sí misma. 2. Los enunciados que r~presentan la realización en for· ma tal que la ansiedad que experimenta el analista porque la situación es desconocida y correspondientemente peligrosa .para él es negada mediante una interpretación ~ue tiende. a probarle a él mismo y al paciente que no es as1. Cualqlller analista en ejercicio se percata de que este estado de cosas pertenece al dominio de la contra-transferencia y ~eñala la necesidad de análisis para el analista. P ero como m aun los analistas pueden tener todo el análisis que se puede considerar deseable la teoría usada como una barrera para protegerse de lo desconocido persistirá en la coraza del analista tanto como en la del paciente. 3. Enunciados que son representaciones de realizaciones presentes y pasadas. Un ej~mplo de este tipo de enWlciado ' t ELEMENTOS DE PSICOANÁLISIS 39 sería un breve resumen que recuerde al paciente J c ul~o que el analista cree ocurno en un momento previo. E:!!l<) corresponde a la función que Freud denota con eJ t&rntluo notación 1• 4. Enunciados que representan un sistema deductivo nicm- tí!ico en tanto dicho sistema puede ser expresado en el len· guaje corriente. Este enunciado tiene afinidades con 3 en tanto se lo puede considerar como representando una realiza- ción de la cual ha sido derivado. Pero esencialmeute ~tu !un· ción es similar a la de la atención tal como la describe ~ re\Hi :! . Es el. enunciado que uno espera siga a un clisé del a nali!l ta. "Quisiera llamarle la atención sobre . .. ". Es similar a 5 n con- tinuación, pero más pasivo y receptivo, correspondiendo ol ensueño. Es una formulación teórica, expresada co.n l:lJ1tO ri go.r científico como las circunstancias de la práctica analítica lo permiten, cuya función es la de explorar el medio. En ct~lc aspecto tiene afinidades con 1a pre-concepción. Es esenciaJ para la discriminación. Una de sus funciones es la de ser rccepti vn al hecho seleccionado. (Entiendo por hecho seleccirmodo n aquél que da cohere.ncia y significado a hechos ya conocidoa pero cuya relación no ha sido percibida aú,u.) 3 S. Similar a 1, 2, 3, y 4 en tanto formulación - son tod os 1 Two Principles, Collectcd Papers, vol. XIV, pág. 15 • (E. S. Ruo• da, vol. XII.) • En la versión castellana de "Los Dos Principios del S uceder Pa{ quico", hecha por Ballesteros y Torres no figura el término " notación' ', vor lo que creemos conveniente traducir el pasaje correspondiente de 1:~ ,!,tan dard Ed.ition en 1a cual dicho término es mencionado: " Al m ismo til'm po, probablemente, fue introducido un sistema de notación cuya ta re¡, r• ~ depositar los resultados de esta actividad periódica de la conci l'udu rlt• atención], una parte de lo q ue llamamos memoria. [N. de la T.l 2 Two Principles, Collected Papers, vol. XIV, pág. 15. á Ver Poincaré, H.: Science and Method, pág. 30 y HaMon, N. R. .: Pattern.s of Discovery, pág. 121. W. R. BION ¡, 1111111u ,l o~:~ por una representación idéntica, _o •• p~ra decirlo en 1 ~ Lras la interpretación puede ser 1dent1ca en su as-otras pn au , ecto verbal en cada caso-- pero es una teoría empleada para ~vestigar lo ignorado. El ejempl9 más obvio de esto es el ·t .Je Edipo tal como Freud lo abstrajo para formar la mlOU • ,. teoría psicoanalítica. La función de las formulaciones teoncas l. en esta categoría son interpretaciones que son usadas con el propósito de esclarecer material, _que de otro _modo p:rma~e cería oscuro, para ayudar al pac1ente a que libere mas .ma~e rial. El: objetivo principal es el obtener material para la satisfacción de los impulsos de indagación en el paciente. y en el analista. Obsérvese que la calidad de exploración de dichas interpretaciones puede contribuir a explicar las diferenci~s di'! reacción en el paciente en relación con aquellas que evtd:n-ciaria ante interpretaciones de la categoría 1 ó 4; puede d~fe· f renciarse este componente de aquellos derivados del contemdo ~ de la interpretación. 6. En esta categoría que será la última que propongo diferenciar, el enunciado, aunque todavía corporizado en una representación idéntica a aquellas empleadas en los otros enun- ciados es usado como un operador. La intención es que fun- dame:talmente la comunicación posibilite al paciente llevar a cabo soluciones a sus problemas de desarrollo. (El paciente por supuesto puede usarla para lograr soluciones a sus pro- blemas en lugar de lograr soludones a sus problemas de des~ n-ollo, 0 sea, puede usar las interpretaciones ~omo ~. consejo y no como una interpretación, pero no es mi propos1to el de analizar ahora estas y otras respuestas del paciente.) Las fun· ciones de las intetpr~taciones que pertenecen a esta categoría, y por lo tanto las interpretaciones en éste que es uno de sus muchos aspectos, son análogas a las acciones en otras formas de tarea humana. Para el analista la transición que se acerca ELEMENTOS DE PSICOANÁLISlS más a la de la decisión y translación del pensamiento ~n ucClon es la transición del pensamiento a las formulaciones verbiJleb de la categoría 6. De lo que he dicho en el Capítulo N r.-~mlt a claro que las actividades de esta categoría son aquellas en l1 ~8 cuales el sentido de soledad y aislamiento son m ás s usceptible_, de estar en evidencia. Estas categorías no son exhaustivas ni exclusivas. La OXJ)t!· rienda, es de desear, puede conducir a la substitución de C:il us por otras categorías m~jores. Es esencial resistir el imp ulso <le aumentar el número de categorías indebidamente cm par te porque resulta fáci 1 hacerlo pero también por que lo q tte ea necesario para mi propósito actual es el contar con el n1en tH número de categorías fundamentAles. Debo enfatizar que aunque en la práctica las interpreta• cíones estarán seguramente corporizadas en las formulaciones más diversas, en teoría la misma interpretación formulada e t l los mismos términos puede 'ser fácilmente usada en cualquiera de estas seis formas y aún más en la misma sesión. Las cate- gorías que he trazado no se relacionan, ni con el contcnjdo de la teoría ni con la forma en que está r epresentada, sin CJ con la tarea que se_ proponen realizar. Me adelantaré diciendo que estas categorías se aplican al uso que se puede dar a los "pensamientos", una vez que han sido representados por el paciente y el analista. Este capítulo ha sido dedicado a un aspecto pa.rticula1· de lo que puede llamarse en términos gene- rales pensamientos luego que los pensamientos han sido repre- sentados por palabras o combjnaciones de palabras. Es por lo tanto una categorización de 1 (al final del Cap. I) según los usos que se pueden dar a las representaciones d~ l. Este tratamiento de 1 es una exposi.ción esquemñliCil y excluye el componente de tiempo que está implícito en tms exposición genética o de desarrollo. Ante la importancia <.JU() W. R. BION 1 1ll•t u~umir ahora como candidato para su establecimiento • . ,, 10n uno de los elementos del psicoanálisis propongo dedicar unas pocas páginas siguientes a una exposición genética, como opuesta a esquemática, de I aunque implica alguna repetición de las ideas que ya he expuesto en mí trabajo sobre Pensa- miento~. 4 S;ymposium on. Thinking, Congreso Internacional de P sicoanálisis, Edínburgo. 1962. (Versión castellana: Una Teoría del Pensamiento, Rev. de Psicoanálisis, 1965, tomo XXII.) l 1 f i 1 t f CAPITULO VI LA cusiFICACIÓN que he sugerido para las interprotacione~ psicoanalíticas puede ser aplicada a todos los enunciados for~ roulados ya sea por el paciente. o por el analista. Pero desearía introducir otro modo de clasificación para el mismo material y por ello propongo recurrir a la experiencia con pacientes que sufren perturbaciones del pensamiento . En contraste con el esquema trazado en el capítulo último éste será estructurado genéticamente y no sistemáticamente. Por el momento dejo abierta la posibilidad de que exista o no una realización qne se le aproxime. l. Elementos-beta. Este término representa la más tem- prana matriz de la que se puede suponer surgen los pensa· mientos. Tiene al mismo tiempo la calidad de un objeto iba· nimado y la de un objeto psíquico sin ningún tipo do diferenciación entre los dos. Los pensamientos son cosns. las cosas son pensamientos; y tienen personalidad. 2. Elementos-alfa. Este término representa el result-&clq dcl trehajo re<>Hzadc pcr la f¡¡ncién-alfa sobre Ias impre::.iones sensoriales. No son objetos en el mundo de la realidad externa pero son productos del trabajo realizado sobre las impresione& sensoriales que se cree se relacio.nan con dichas r calidadt;3. PosihiHtan la Íormación y uso de los pensamientos oníricos. W. R. BION Nu , t l'o q ue haya o pueda haber evidencia alguna de la r :u11tencia de una realización que corresponda a los elementos- beta, la función-alfa, o los elementos-alfa, que no sea la de he· chos observados que no pueden explicarse sin la ayuda de dichos elementos hipotéticos. La situación es diferente para el caso de las formulaciones que restan. Puede suponerse que hay evidencia de la existencia de los pensamientos oníricos, prc- concepciones y el resto. Para continuar: 1 ' f 1 t f. 3. Pensamientos oní.ricos. Dependen de la e:ristencia pre- 1 via de los elementos beta y alfa : por otra parte no exigen una ·¡ elaboración más allá de la que han recibido en la teoría psi- coanalitica clásica. Son comunicados mediante el contenido manifiesto del sueño pero permanecen latentes a menos que l el contenido manifiesto sea traducido a términos más com- 1 piejos. Con los sueños se alcanza una esfera en la cual se tiene una evidencia directa de los fenómenos con los que se tiene que tratar.. Al menos existe una evi<lencia directa cuando el paciente dice que tuvo un sueño y pa.sa a contarlo. Desafor- tunadamente tal seguridad se evapora cuando el sujeto de la investigación es el pensamiento mismo. El emmciado de que un paciente ha tenido un sueño es generalmente suficient~ evidencia como para permitir que el trabajo continúe, pero no lo es si necesitamos saber qué ha ocurrido cuando el pa· ciente dice que ha soñado. Por ejemplo, si un paciente se queja de que tuvo un dolor en la pierna, ¿debemos suponer, dentro del marco adecuado, que él Joñó que tenía un dolor 6'1 la pierna o deberíamos pensar que algunas veces el contenido manifi~sto de un sueño consiste en una serie de dolores antes que en una serje de imágenes visuales que han sido verbali· zadas y conectadas en una narración? ELEMENTOS DE PSICOANÁLISIS 45 4. La pre-concepción 1• Esto corresponde a un estndu Je expectativa. Es nn estado mental adaptado para n :cibir un restringido margen de fenómenos. Un suceso temprauo put::d c ser la expectativa del lactante por el pecho. El apa reurn1ento de una pre-concepción con una realización crea una cotJcopd6n. S. La concepción. Puede considerarse a la concepción co· rno una variable que ha sido reemplazada por una constante. Si presentamos a la pre-concepción por tjt ( ~) con (e) como un elemento no saturado, entonces se derivará de la rcalizadón con la cual la pre-concepción se aparea se derivará aquello que reemplaza a (e) por una constante. Sin embargo la con- cepción puede entonces ser empleada como una pre-concep<.:ió:n en el sentido que puede expresar una expectativa. El apar~a· miento de tjt (g} con la realización satisface la expectativa pero awnenta la capacidad de tjt (e) para una ultetior saturaci6rt ~ 6. El concepto deriva de la concepción por un proceso destinado a liberarla de aquellos elementos que le imped irian · ser un instrumento de la elucidación o expresión de la ven-la•l 7 . El sistema deductivo científico. En este contexto f:l término "sistema deductivo científico" significa una combi· naciónde conceptos en hipótesis y sistemas de hipótesiB en forma tal que estén relacionados entre sí en forma lógica :•, La relación lógica entre un concepto y otro y entre unn ldpó- tesis y otra realza el significado de cada concepto e hipóte~i!ll asi conectados y expresa un significado que los concepto& e hipótesis y vínculos no tienen individualmente. En es te ~en· tido se pnede decir que el significado del todo es mayor quo el de la suma de su partes. 1 Esta descripción de la pre-concepción es provisorio. EI con ct-pln es. elaborado más adelante, especialmente en el Capítulo XVIII y Ji· gulente5. 2 Comparar c;;on lo que he dicho en el Capítulo. XVIII sohro ah1· tracción. a Comparar el estado de relación lógica con lo que dí::o ( lil t.l Capítulo XVITI sobre coherencia. t W . R. BION ¡· 11 ( ,tfl ou.l o.s ~ . El sistema deductivo científico puede ser • t•¡H e·~ entado por un cálculo algebraico. En el cálculo algebraico 1 varios signos son agrupados según ciertas reglas de combi· nación. Los signos no ·tienen otras propiedades que aquellas ( que les han sido conferidas por las reglas de combinación. (a + b) 2 = a2 + b2 + 2ab, es una afirmación de las reglas t de combinación de a y b, a y b no tienen otro significado ñ l que no sea el de que pueden ser reemplazados por números ¡· y se los debe comprender como capaces de manipulación en la forma definida en el enunciado (a + b) 2 = a2 + b2 + 2ab. Para abreviar, decir que a y b tienen propiedades significaría nada más que se prestan a la manipulación según ciertas reglas -t y que las reglas a las cuales se conforman pueden ser deducidas f del enunciado en cuanto, como una concepción, retiene la capa- cidad para la saturación. · Esto completa mi exposición genética. Propongo ahora combinarla con la exposición esquemática del capítulo V. Di- cha exposición, se recórdará, bosquejaba un esquema proviso- 1 río mediante el cual los distintos usos que se podian dar a 1 t serían categorizados, por lo tanto en contraste con el esque- f(. ma de este capítulo en el cual sugiero un esquema de distintas etapas por el cual 1 podría ser desarrollada. Es necesario oh· servar que en el esquema genético las hileras B-H inclusive pueden todas ser consideradas como conteniendo elementos no saturados que esperan una realización antes de que puedan ser ''satisfechos" y convertirse en disponibles para otros usos como preconcepciones. La hilera A difiere de todas las demás en que no tiene un elemento no saturado y es por lo tanto inade- ~ Pa~a u_n;a descripci§n completa de los términos del sistema de- d.uctJvo cie~ttflcO ! el calculo algebraico, tal como son usados en un r~guroso meto do c1entffic~,, ver Hraithwaite, R. B.: Scientific Explana· t~on, C.U.P., 1955. (VersJon castellana: La Explicación Cient!fica Ed 'l ecnos, Madrid.) • 5 Ver discusión de la coheren~ia y el significado, Capítulo XVIII. ELEMENTOS DE PSICOANÁLISIS 47 .:uacla para ser u~ada como preconcepción. Propongó dcj m pot el momento la hilera B, el elemento-alfa, sin discutir por urm razón especial.. Por la misma razón ignoraré aspectos impt;¡r· tantes de la hilera C, los pensamientOS oníricos, y los SUf' llOf mismos, hasta más adelante. En la tabla en la par te fina] dl'l trabajo ubico las exposiciones sistemática y genética 8 lv largo de distintos ejes. Esta tabla formal otorga un aire de rigidez que p uede pa- recer extraño al enfoque clínico. Espero que posterio rer. discu siones alrededor de su uso disiparán cualquier temor al res- pecto, siempre que sea usada en forma correcta. Indicaré cuál debe ser su uso tomando algunas de las implicaciones de lo tabla. Los números de referencia corresponden a las coorU~· nadas de la tabla. A1- Esta categoría puede ser definida como extremadamerl· te primitiva. No indica una clara diferenciación de cualidade.'! tales como esperamos encontrar, digamos, en un sueño tal como es contado por un pa.ciente. No señala una diferenciación entre cualidades animadas e inanimadas, sujeto y objeto, lo moral y lo científico. Dacio que está saturada no es adccuad:.1 para ser usada como una prec;:oncepción. El único sentido ae· gún el cual se puede considerar que tiene un uso com o dé· finición es aquel según el cual definir algo puede decirse con- siste en aprisionar algo dentro de ciertos límites: su significado no es liberado a través de la verbalización, sino que se le niega una salida. Sin embargo resulta adecuada para la iden• tificación proyectiva. Usaré el ejemplo que empleo en mi ITU· bajo sobre el Pensar -para evitar al lector una inneccsari1' carga de ejemplos a recordar dada su multiplicidad, usaré muy pocos y le pediré que tolere el aburrimiento de la repetición- , el lactante que experimenta el temor de que se está muriendo, en tanto la terminol.ogía de una complejidad adulta pueda expresar la experiencia, lo aprisiona en un elemento-beta (abo - W. R. BIO N ul,l, mh1 en la tabla en la categoría A1 ). Esto es proyectado 'u t'll continente y su destino posterior depende de varias con· twgencias que no anticiparé aqu] porque me r eferiré a ellas 1 más adelante. r A2 • Las indicaciones que he dadó en A1 demuestran que f hablando en términos estrictos A2 debe ser una clase nula, porque A1 es incapaz de desarrollo. Sin embargo en cierto sentido A1 puede ser empleada para cumplir alguna de las fun· . Ciones de A2 en tanto el aprisionamiento implícito en A1 niega 1 la posibilidad de cualquier liberación de sentido. Pero una 1 comparación con 'G2 demostrará que hay una gran diferencia entre A2 y ~ ( err'tanto puede decirse que A2 existe por virtud de la substitución de A1 y A2 ) y la implantación qu.e tiene esta ( diferencia debe ser corres_pondientem!'!nte mayor. 1 ¡ No analizaré A3 , A4 y A5 en detalle porque lo que YB: he dicho sobre A2 es también válido para ellas con algttnas modi· ficaciones adecuadas. Fundamentalmente son clases nulas. fero vale la pena hacer un breve comentario sobre A11 en tanto el elemento-beta, tratado por medio de la identificación proyectiva, se presta al uso como un operador. Su significa- ción queda más nítidamente definida si se la compara con 06, E6, F 6 , G6 y H6 , que todavía no he tratado. Es la situación en la cual el elemento-beta, digamos e1 temor de que se está muriendo, es proyectado por el lactante y recibido por el continente en forma tal que es "desintoxicado", o sea, modificado por el continente de modo tal que el lac· tante pueda incorporarlo nuevamente a su personalidad en forma tolerable. La operación es análoga a la realizada por la función-alfa . El lactante depende de que la Madre actúe como función-alfa. Expresando ésto en otros términos, el temor es modificado y el elemento-beta se convierte así en ·elemento-alfa. Expre- sando ésto en fonna aún menos abstracta se le ha quitado al ELEMENTOS DE PSICOANÁLISIS 49 elemento-beta el exceso de emoción que ha estimulado el crc- cizniento del componente restrictivo y expulsivo; por lo tanto se ha llevado a cabo una transformación que le permile al lactante incorporar nuevamente algo, que llamaremos ele- mento-alfa por comodidad, ahora apropiado para ser usado como una definición o preconcepción. El cambio aportado por la madre al aceptar los temores del lactante es el mismo que luego es aportado por la fw1ción·alía en personalidade3 cuyo desarrollo es relativamente logrado. Por la misma cun· lidad se puede describir a la función·alfa como implicada en el cambio que he asociado con la concepción 6 y el concepto (E y ·F en este capitulo ) tal como he descrito a estas entidndeR en mi expresión genética. 6 Ver comien.w Capitulo VI para la discusi6n de la dinámícn del crecimiento y Capítulo XVIII y siguientes. r 1 1 CAPfTULO VII REPRESENTARÉ LA TABLA desarrollada en el capitulo SOJClo <;OD el signo J 1. No me pr op ongo discutir o analizar qué sig111fi· cado, si es que hay íi.lguno, se le atribuye a las clases repre sentadas porlas coordenadas tales como 5. l. No es necesario suponer qu·e dichos elementos existen. Sin embargo no quiero descartarlos por el momento; propongo reconsiderar los eje!! del esquema en la búsqueda de elementos. Cuando uso e] signo I, quiero representax ya sea toda la lahla o uno o más de los compartimientos que he diferenciado mediante las coordcna. das. Para dar un ej emplo supongamos que en el curso de un análisis, el material sugiere el predominio de l . Se podrin lograr esta impresión cClmo resultado de la atenci ón reltljadu o flotante ; este estado mental se aproxima a aquel repre~ert· tado por D4 (ya que estoy predispuesto por mi personaHd,~il y mi formación psicoanalítíca a alimentar ciertas expectativas). Un estado de atención, si es receptivo al material que el ps. ciente está produciendo, se aproxima a una pre-concepción y por lo tanto el cambio de atención a concepción se repre..c1en· ta por un cambio en la tabla de D4 a E4• Si busco confirmt.J ción en otro material distinto al que el paciente estú presen· tando, Ea y E5 son puestos en acción; si comienzo a verhali~«t' 1 Ver Capitulo XIX pua discusión de los sentimientos. W. R . BION , ,¡ in•JHl~HÍ.one~ F 5 está también involucrado. Si ahora pa1·ece •1ue el momento está maduro para una interpretación otro cambio tiene lugar, esta vez hacia G6 con vista a una formu- lación destinada a afectar al paciente. Como algunos aspectos de la conducta del paciente inheren- ' tes a su psicoanálisis están comprendidas dentro de la clase de f fenómenos representados por I, estarán representados por al- J · gunas de las categorías tabuladas. Supongamos que el paciente dijo al comienzo de la sesión, "Sé que usted no me quiere". Por mi conocimiento del paciente puede pensar que se está refiriendo a algo de .la sesión anterior. Sería entonces una teoría que conserva celosamente su visión de un aconteci- miento ,pasado. En ese caso la ;realización puede ser conside- rada como aproximandose a G8• Pero si la sesión Ga me lleva a pensar que el paciente intenta .que su material apoye la supo- sición que yo no lo quiero entonces consicleraria que este comentario pertenece a la categoría representada por G1, es decir, que se aproxima a una hipótesis definitoria. Si el contexto del enunciado me lleva a suponer que están operando sentimientos de persecución y que sus preconcep· ciones interpretarían mi conducta como evidencia, en ese caso su enunciado estaría comprendiclo dentro de la categoría Kt y F 4• Si, sin embargo, lo considerara como intencionado a provocar una confirmación o refutación la clasificaría bajo Ge. He estado suponiendo en este ejemplo que la significación del comportamiento del paciente pertenece al dominio I. Hasta ahora, no obstante, he estado considerando en mi ejemplo el contenido de su pensamiento para determinar la categoría deJJ· tro de la cual, en una instancia determinada estaría compren· dida. Si el contexto del análisis mostraba que el contenido se relacionaba con una rivalidad edípica las categorías de 1 a las cuales pertenece serían, en casi · todos los casos, de impQrtancia ELEMENTOS DE PSICOAN • .\.LISIS 53 subsidiaria, especialmente para cleterminar la no.turalcta del material eclrpico presentado. Pero si el propio 1 está en cue!J· tión la importancia del contenido radica en hasta qué grado está determinando la categoría I. Todas las categorí~ t<!bU· lares con la posible excepción de los grupos de la hilera n. pueden ser consideradas como j ugando un rol, a vece~ má! importante, otras veces menos, en· cualquier material psiconna lítico. El lector puede ver por sí mismo que hay algunas Cille· gorias tabulares dentro de las cuales no deherian incluirse los procesos del pensamiento del analista.. Excepto tal vez en la elaboración de trabajos o en actividades extra-analíticas ea difícil ·imaginar como podría necesitar cálculos alÍn si celoa estuvieran a su disposición; en forma similar pero por razones diferentes, fam.iliares para cualquier analista, no debería estar usando ninguna de las categorías de la columna 2. La tabuht- ción de la tabla puede ayudar a hacer explícitos rasgos de la situación analítica que siempre deberían ser observados co.mo posibles perturbaciones del análisis. Lo que me concierne en forma inmediata es el uso de In tabla cuando el problema presentado es 1 mismo. La tahlt, intenta cubrir en forma comprensjva todos los fenómenos que podrían ser descritos en la conversación corriente como "pen samientos" aunque el derecho de algunas categorías a ser de~ critas así podría cuestionarse. Como he dicho en otro lugnr :1 pacientes que sufren de trastornos del pensamiento parecen d€'her su incapacidad en parte a los fracasos en el desarroH., de los pensamientos mismos, ejemplificados en la tabla por los elementos beta, y en parte a los Íraoesos en el desarrollo de un aparato que se ocupe de los pensanlientos. Seda í ácU decir que la cosa más obvia para hacer con los pensamiento:$> es pensarlos; es más difícil decidir qué significa, en realirlnd, .2 Bion,. W. R.: Aprendiend~ de la Experiencia, Paidós, 1966. W, R. BJON tal enunciado 3 • En la práctica el enunciado adquiere ma- yor signi_ficado cuando es posible contrastar lo que una per. sonalidad psicótica hace con los pensamientos en lúgar de pensarlos, y c.~uanta disciplina y dificultad sign~fica una me- dida de pensamiento coherente para cualquiera. Ignoraré los usos que se da al pensamiento organizado, en parte porque ya los he incluido como factores en la función·! y en parte porque la experiencia en trastornos del pensamiento nos dice que su utilidad es ¡)rincipalmente la de esclarecerlos por contraste. Enunciaré la teorÍa primero en términos de un modelo, a seguir: El niño que sufre hambre y temor a estar muriendo, deshecho por la culpa y la ansiedad, e impelido por la avidez, se ensucia y llora. La madre lo levanta, lo alimenta y tran. quiliza y eventualmente el niño se duerme. Reformando el modelo para representar los sentimientos del niño tenemos la siguiente versión: el niño, Heno de dolo- rosos pedazos de heces, culpa, temores de muerte acechante, tozos de avidez, ruindad y orina, evacua estos objetos malos dentro del pecho que no está ahí. Mientras lo está haciendo, el objeto bueno transforma al no-pecho (boca) en un pecho, las heces y la orina en lecl!e, los temores de una muerte ace- chando y la ansiedad en viÍ:alidad y confianza, la avidez y la ruindad en sentimientos de amor y generosidad y el niño succiona de vuelta sus cosas malas, ahora traducidas en bon- dad. Como una abstracción para aparear este modelo propon· go un aparato, que se ocupe de estas categorías primitivas de /, que consiste en un continente Q y lo conteniao ~ . El mecanismo está implícito en la teoría de identificación pro· yectiva donde Melanie Kleirr formuló sus descubrimientos de 3 Ver Capítulo XVIII para mecanismos relacionados con la cohe- rencia y la comprensión. ' r ELEMENTOS DE PSlCOAN;\LISIS 55 la mentalidad del lactante 4 • Propongo provisionalmente n:prc sentar él aparato para el pensaxn.iento por el signo 5 ~ 3, El material, para decirlo así, con que se manufactura este aparato es /. El material del cual este aparato habrá de ocupars<: es l . 1 desarrola una capacidad que posibilita que cualquiera de sus aspectos asuma indiferentemente la función 5 o 2 hacia cualquier otro de sus aspectos ~ o 5 • Debemos ahora Cl>n- siderar 1 en su operación 5 Q, una operación que genl!ra.l- mente se denomina, en el lenguaje corriente, pensar. Det1tlt: el punto de vista del significado el pensamiento depende d<) . la introyección exitosa del pecho bueno que es originalmente responsable del desempeño de la función alfa. De esta inlro- yección depende la habilidad de cualquier parte de 1 de ser <!; para la otra parte !i! • Me referiré a lo que ésta tiene que ver con la explicación y correlación en algún otro lado 6 ; en suma, la explicaciónpuede ser considerada como relacionada con la actitud de una parte de la mente con otra, y la correlación como una comparación del contenido expresado por un aspccLo de 1 con el contenido expresado por otro aspecto de J. , 4 Klein, Melanie: Notes on Some Sclr.izoid Mechanisms, 1946. (Ver· sion castellana en Desarrollos en P:sicoanálisis, Hormé, 1962.) IS Ver Capitulo XVIII, et seq., bajo coherencia y comprensi6n. 6 Ver Capítulo XVIll et seq. bajo coherencia y comprensión. ' f ! 1 l l 1 '· --- 1 CAP1TVLO VIII DEBEMOS AHORA considerar cierta:s contradicciones y confu. siones aun cuando nuestros conocimientos actuales sean inade· cuados 'para resolverlos. Primero propongo rec.onsiderar el eje genético a la luz del aspecto de la identificación proyectiva que he representado por ~ ~ . Anticipándome a lo que dírb en el Capítulo XVII, .supond:t:é que la operación ~ 8 es benig· 11a y, como ya lo he sugerid'ol es responsable d·e los desarrollos ocasionados por el ord.enamiento genético del eje A-H. (Para comprender lo que quiero decir por la operación benigna !t ~ ver el modelo en. párrafos posteri-ores.) La inspección de A-H a Ia luz de !i? ~ muestra que las categorías tienen un:r r elación en común las unas con la.s otras en tanto que cada categoria. depende. de los cambios, en la categoría previa, que la adecuan para operar como una preconcepción y al mismo tiempo como un registro. De este modo E1 depende de que D1 esté apareada con lli'la realización que posibilite la formación de una concepción que sea a la vez capaz de conducir a FJ• Para ponerlo en otros términos, el elemento repr~sentado por D1 digamoslo así., extiende la esfera de acción más allá de s u función de l'!Otación en forma tal que su función de atención (los términos ";notación" y "atención" son empleados en el sentido us_a.do por Freud) 1 también a.umenta. Si usamos la 1 Freud, S.: "Two Principies of Menta:! Fnnct,ionil:lg". S. S., vol. X ll. L.as dQs principios del suceder psiquico. E. Rueda, tomo XIV. O O O -A -~- .... ~~-~-- - - .tfJ.t...~· - 1 W . R. BIO).'{ hhlt! pul'u decir esto otra vez pero de un modo diferente~ D1 t ll!A du:sano~la pasando por los estadios representados por Da y 0 4 p ara convertir se en E1. La mecánica del cambio de una a otra de las fases repre, sentadas J?O.r A-H puede por lo tanto representarse por ~ ~ 2• El vinculo ~ ¿S entre las fases representadas por las cate- gorías que v·an: de A a H, es mecánico. ¿Qué pasa entonces con el vinculo dinámico? Est:á''representa<lo por .L, H y K La b~nignidad de la operación ~- t depen-derá de la natm:aleza d.el 'VÍnculo dlná:mico. El eje sistemático · de 1, los usos que se le pueden dar a una formulación, f;onsiste. en una s.erie de categorías que podría ser ampliada. Puesto que la formulación es la misma, s~lo el uso que se puede hacer de ella es lo que varía; es .obvw que el vinculo entre las diversas categorías de uso es la formulación. En realidad lo que hay que buscar es el equivalente en el eje sistemático del mecanismo que conecta las categorías de la exposición genética en forma genética. Tal búsqueda impli- caría la investigación de los mecanismos de evasión y la modi- ficación del placer y del dolor en 1<> cual no puede entrar aquí. Es probable que el mecanismo por el cual la transición de un uso del eje l-6 es transformado en otro·, sea aquél usado en la evásión o en la modificación y que la dinámica sea el p lacer y el dolor. Lo$ de~cuhr:imientos de Melanie K.lein de las posiciones paranoide-esquizoide y depresiva exigieron una teor ía que po- sibilitara que ·en ciertas sítuaciones elementos que aparente· mente no están relacionados., y que están asociados con sen- timientos de persecusió.n, se unen en un. todo integrado asociado :¡ con sentimientos de depresión. Emplearé esta teoría junto con. .f .z Un estudio más profundo demostrará que este mecanismo está relacionado con el crecimiento. ¡ !:LEMENTOS DE PSICOANÁLISIS 59 el término •<hecho seleccionado", tomando de H. Poj noaré n. Cadí! '"uso" clasificado hajo las categorías 1-6 del eje esque tníÍ· tico depende de la operación de este mecanismo sob:¡;e los ele · rnentos A·G. Po:r lo que el uso que consiste en el empleo flc un aspecto de las categorías que van de A a H para inquid~· 0 i.n.v:estJgar ha sido creado por virtud de este mecan)amo y es efectivo en sí mi.smo mediante el empleo de este mecanismtl Represento a este mecanismo con el signo Ps ~D. El víncu- lo dinámico, como antes, es L, H o K. El proceso de cambio de una categoría representada en IR tabla a otra pued~ sex descrito como desintegración y reirl te gración, Ps ~D. La benignidad o lo opuesto del cam bio efectuado por el mecanismo ~ ~ depende de la naturaleza del vi:pculo dinámícd L, H o K. Se observará que en el curso de la discusión, q ue se inició estableciendo una diferenciación entre los pensamientos y el aparato para usarlos y darles prioridad en el tiempo de m odo t!ll que puedan ser estudiados en forma separada del pensar, ha sido necesario reintroduck una nrecánica primitiva de pe-n- sar, o algo muy similar, pa:ra explicar el desarrollo de los pensamientos. En realidad es más fácil creer que este cl~sa rrollo espontáneo de la discusió.n representa a los hechos con una mayor aproximadón a la verdad que en el cas.o de que el dar prioridad a los pensamientos, lo cual es conveniente epistemológicamente, sea Considerado como una representación precisa de la realidad del pensar. Sin embargo hay fundamen- tos para suponer que un "pensar" pximitivo, activo en el desarrollo del pensamiento, debiera ser diferenciado del pfm• sa:r qua- se req"U.iere para el us.o de los pensamientos ~. E:l pensar usado en el desarrollo d~ los pensamientos dif.iort.l a Poinca.ré, H.: Science and Method, pág, 26. Dover Publicatioru¡. 4 Ver el crecimiento y la interacción entre ~ Q- y Ps ~ D eo ol Gapítu1o XVIII. W. U . BION 1.,1 ~· u .. ,u que ~:-~e requiere para usar los pensamientos cuando !'l:lt.itJ desarrollados. Esto último se deriva del mecanismo P ~ D que es analizado en el Capítulo IX 5• Cuando loe pensamientos deben ser .emplea~os bajo las exigencias de la realid·ad, ya sea psíquica o externa, los mecanismos primitivos tienen que ser dotados con capacidades de precisión exigidos por la necesidad de supervivencia. Tenemos por lo tanto que considerar el rol de los instintos de muerte y de vida así como también el de la razón, la cual en su forma embrionaria bajo d predominio del principio del placer está destinada a oficiar como esclava de las pasiones, y la ha :forzado a asumir una función que se asemeja a la de control de las pasiones y tener la paternidad de la lógica. Puesto que la búsqueda, para la satisfacción de deseos incompatibles, conduciría a la frustra- ción. La feliz superación 'del problema de frustración implica el ser razonable y una frase <;omo los 4 dictados de la razón" puede conservar la expresión de una reacción emocional pri- mitiva ante una función destinada a satisfacer y no a frustar. Los axiomas de la lógica por lo tanto tienen sus raíces en la experiencia de una razón que fracasa en su función primaria de satisfacer las pasiones tal como la existencia de una razón poderosa puede reflejar una capacidad en esá función al re· sistir los ataques de su dueño frustrado y ultrajado. Estas cuestiones deberán ser consideradas en tanto el predominio del principio de realidad estimula el desarrollo del pensamiento y el pensar, la razón y el conocimiento directo de la realidad psíquica y ambiental. ri Y Capítulos XV1Il-XX. CAPITULO IX EL :MECANISMO de identificación proyectiva posibilita al lac- tante manejarse con la emoción primitiva y así contribuye al desarrollo de los pensamientos. La interrelación entre las posi· ciones depresiva y paranoide-esquizoíde está también relacio- nada con el desarrollo de los pensamientos y el pensar. Ha sido señalado (por Melanie Klein y Segal)
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