Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
1 Epidemiología Inicio entre los 30 y 50 años de edad, rara en niños; mujeres que ingieren anticonceptivos y en varones que son tratados con estrógenos contra el cáncer pros- tático. Su frecuencia es igual en varones y mujeres. Herencia. Casi todos los pacientes de porfiria cutánea tardía tienen el tipo I (adquirida) inducida por fármacos o sustancias químicas. En lo que toca a la del tipo II (hereditaria), el mecanismo es dominante autosómico. Es posible que estos pacientes tengan en realidad por- firia variada, dilema aún no resuelto. Se conoce tam- bién un “tipo doble” en que coexisten VP y PCT en la misma familia. Etiología y patogénesis PCT es causada por una deficiencia hereditaria o ad- quirida de la UROGEN descarboxilasa. En el tipo I (PCT-sintomática y adquirida, esporádica), la enzima es deficiente sólo en el hígado; en el tipo II (PCT-here- ditaria) también hay deficiencia de dicha enzima en los eritrocitos (RBC, red blood cells) y los fibroblastos. Entre las sustancias y los fármacos que inducen PCT están: etanol, estrógeno, hexaclorobenceno, fenoles clora- dos, hierro y tetraclorodibenceno-p-dioxina. Las dosis altas de cloroquina ocasionan manifestaciones clínicas en casos “latentes” (se utilizan dosis bajas en el trata- miento). Otros factores predisponentes: diabetes mellitus (25%), virus de hepatitis C y hemocromatosis. Manifestaciones clínicas Lesiones cutáneas. Inicio gradual. Las manifestaciones iniciales son fragilidad de la piel en sitios expuestos. Hay ampollas tensas y erosiones en la piel de aspecto normal (fig. 10-12); el trastorno cura en forma lenta hasta formar cicatrices atróficas de color rosa, milia (1 a 2 mm) en el dorso de manos y pies, nariz, frente y piel cabelluda (lampiña). Se detecta sufusión de color rojo violeta (“en heliotropo”) en la piel del centro de la cara (fig. 10-3A), en particular en áreas periorbitarias. Hay hipermelanosis café, difusa, en zonas expuestas a la luz, y se advierte hipertricosis de la cara (fig. 10-14). En zonas expuestas del macizo facial se advierten cam- bios similares a esclerodermia y áreas blancas amari- llentas céreas difusas y circunscritas (fig. 10-13B). Exámenes de laboratorio Dermopatología. Ampollas, subepidérmicas con base “festoneada” (ondulante). En la tinción con ácido per- yódico de Schiff se advierte engrosamiento de la pared de vasos. El infiltrado con células inflamatorias es es- caso. Inmunofluorescencia. IgG y otras inmunoglobulinas en la unión dermoepidérmica y en el interior y alrede- dor de vasos sanguíneos, así como en las zonas de la piel expuestas al sol. Química sanguínea. Puede haber incremento de hierro y enzimas hepáticas en plasma. En el hígado aumen- tan las reservas de dicho mineral. El paciente puede tener hemocromatosis. La glucemia aumenta en los in- dividuos con diabetes mellitus (25% de los casos). Estudio para detectar porfirina en heces y orina (cua- dro 10-6). En orina y en plasma aumenta la cantidad de uroporfirina (isómeros I, 60%). También aumenta la isocoproporfirina (tipo III) y la 7-carboxilporfirina, pero no la protoporfirina en las heces. No se advierte incremento de ácido δ-aminolevulínico ni de porfobi- linógeno en la orina. Método sencillo. El estudio con lámpara de Wood de la orina indica fluorescencia rojo naranja (fig. 10-15); para intensificarlo se agregarán unas cuantas gotas de ácido clorhídrico al 10%. Biopsia de hígado. Indica fluorescencia de porfirinas y a menudo hígado graso. También puede indicar la pre- sencia de cirrosis y de hemocromatosis. Porfi ria cutánea tardía ■ El diagnóstico se confi rma con la presencia de fl uorescencia roja-rosada en la orina cuando se le examina con una lámpara de Wood. ■ PCT es diferente de la porfi ria variada (VP, variegate porphyria) y de la porfi ria intermitente aguda (AIP, acute intermitent porphyria), en cuanto a que los pacientes con porfi ria cutánea tardía no padecen crisis agudas. ■ Además, los fármacos que inducen la aparición de PCT son mucho menos que aquellos que desencadenan VP y AIP. ◧ ◐ ■ La porfi ria cutánea tardía (PCT, porphyria cutanea tarda) afecta principalmente a los adultos. ■ Los enfermos no presentan inicialmente la fotosensibilidad característica, sino que refi eren “piel frágil”, vesículas y ampollas, sobre todo en el dorso de las manos, después de traumatismos menores. ■ Sufusión roja purpurina de la piel del centro de la cara, hipermelanosis parda e hipertricosis de la cara. ■ Cambios similares a los de la esclerodermia y cicatrices en las áreas expuestas. Fotosensibilidad, trastornos fotoinducidos y alteraciones por radiación ionizante 2 Diagnóstico y diagnóstico diferencial El diagnóstico de la porfiria se establece por medio del cuadro clínico, la fluorescencia color rojo-rosa de la orina y el incremento de porfirinas en la orina. Se ob- servan a veces ampollas en el dorso de manos y pies (Sección 23) en la seudo-PCT y en la insuficiencia renal crónica en que se practica hemodiálisis. La epidermólisis ampollosa adquirida (Sección 6) tiene el mismo cuadro clínico (mayor fragilidad de la piel, aparición fácil de equimosis y ampollas desencadenadas por la luz y traumatismos), pero no hipertricosis ni hiperpigmen- tación. Tratamiento 1. El paciente no deberá ingerir etanol, interrumpirá el uso de fármacos que pudieran inducir PCT, y aminorará la exposición a sustancias químicas (fe- noles clorados, tetraclorodibenceno-p-dioxina). 2. Para las flebotomías se extraen 500 ml de sangre cada semana o quincenalmente. La remisión clíni- ca y bioquímica se observa en cinco a 12 meses después de la flebotomía regular. En ocasiones ex- cepcionales reaparece el cuadro en un año (5 a 10%). 3. Se utiliza cloroquina en dosis baja para inducir la remisión de PCT en pacientes en que es imposible practicar flebotomías repetidas a causa de ane- mias. Debido a que dicho fármaco puede exacer- bar la enfermedad y en dosis altas inducir incluso insuficiencia hepática en tales pacientes, para prac- ticar dicho tratamiento se necesita extraordinaria experiencia. Sin embargo, es posible lograr remi- siones duraderas, y en algunos casos alcanzar “cu- ración” clínica y bioquímica. Figura 10-12. Porfiria cutánea tardía. Ampollas y cicatrices despigmentadas atróficas en el dorso de ambas manos. La imagen no corresponde a una reacción aguda a la exposición a la luz solar, pero aparece con el paso del tiempo con repetidas exposiciones y después de traumatismos menores. El paciente acudió con el antecedente de ampollas en la piel “frágil” y cica- trices. 3 A B Figura 10-13. Porfiria cutánea tardía. A) Coloración violácea periorbitaria muy sutil. B) Engrosamiento esclerodermoide, cicatrices y erosiones en la frente. 4 Figura 10-14. Porfiria cutánea tardía. Hipertricosis en una mujer sometida a un régimen prolon- gado con estrógenos. Al aplicar la luz de Wood en la orina se advirtió fluorescencia de color rojo coral vivo, como se presenta en la figura 10-15. Figura 10-15. Porfiria cutánea tardía (luz de Wood). Fluorescencia de color rojo coral en la orina de una persona con PCT en comparación con una tes- tigo normal. 5 Porfi ria variada ICD-9: 277. 1 ° ICD-10: E80.2 periorbitaria un color heliotropo, con hiperpigmentación e hipertricosis. ■ Mayor excreción de porfi rinas: un signo característico es la mayor cantidad de protoporfi rinas en las heces (cuadro 10-6). ■ Diagnóstico diferencial: otras porfi rias (cuadro 10-6); seudoporfi ria, esclerodermia y epidermólisis ampollar adquirida. ■ Tratamiento: ninguno; con el caroteno β oral se pueden evitar o aplacar las manifestaciones cutáneas. ■ Enfermedad que dura toda la vida; el pronóstico es satisfactorio si se evitan los factores de exacerbación. En ocasiones excepcionales el paciente fallece después de tomar fármacos que incrementan la cantidad del citocromo P450. ■ Sinónimo: porfi ria variegata. * En Africa del Sur. (◧*) ◐ ➔ ○ ■ Trastorno autosómico dominante grave de la biosíntesis de hemo. Defecto en el protogén de oxidasa → acumulación de protoporfi rinógeno en el hígado → excreción por la bilis → convertido en protoporfi rina por mecanismos no enzimáticos → gran cantidad de protoporfi rina en las heces. ■ Afecta todas las razas y es común en sudafricanos de raza blanca. ■ El trastorno se acentúa con la ingestión de fármacos (cuadro 10-7) → desencadenamiento de crisis agudas de dolor abdominal, náusea, vómito, delirio, convulsiones, alteraciones de la personalidad, coma y parálisis bulbar. ■ Las lesiones de la piel son idénticas a las de la porfi ria cutánea tardía (vesículas y ampollas) (fi g. 10-16); fragilidad cutánea, milia y cicatrices en el dorso de las manos y los dedos de las manos. En zonas expuestas a la luz solar surgen lesiones, que tienen en la zona CUADRO 10-7 FÁRMACOS PELIGROSOS PARA PACIENTES CON PORFIRIA VARIADA E INTERMITENTE AGUDA Anestésicos: barbitúricos y halotano Anticonvulsivos: hidantoinatos, carbamazepina, etosuximida, metsuximida, fensuximida, primidona Antimicrobianos: cloranfenicol, griseofulvina, novobiocina, pirazinamida, sulfonamidas Preparados de cornezuelo de centeno Alcohol etílico Hormonas: estrógenos, progestágenos, preparados anticonceptivos orales Imipramina Metildopa Tranquilizantes menores: clorodiazepóxido, diazepam, oxazepam, flurazepam, meprobamato Pentazocina Fenilbutazona Sulfonilureas: cloropropamida, tolbutamida Teofilina 6 Figura 10-16. Porfiria variada. Surgieron ampollas en el dorso del pie y de los dedos del pie, sitio frecuente de exposición al sol en personas que usan calzado abierto. Mujer de 42 años en quien el diagnóstico inicial fue de porfiria cutánea tardía. Sin embargo, pro- porcionó el antecedente de crisis recurrentes de dolor abdominal, que orientó hacia la posibilidad de porfiria variada. El diagnóstico se corroboró al detectar un incremento en la cantidad de protoporfirinas en las heces. La porfiria variada (o sudafricana) es similar a la porfiria intermitente aguda en que no presenta lesiones cutáneas, pero pue- de haber un desenlace letal por la ingestión de algunos fármacos (cuadro 10-7). En África del Sur, en toda persona de raza blanca programada para una operación mayor deben practicarse pruebas de laboratorio en busca de porfirina, porque en dicho país es fre- cuente la porfiria variada. Protoporfi ria eritropoyética ICD-9: 277.1 ° ICD-10: F80.0 ■ Mayor cantidad de protoporfi rina en eritrocitos, plasma y heces (cuadro 10-6) y disminución de la cantidad de ferroquelatasa en médula ósea, hígado y fi broblastos de la piel. ■ Están indicadas las pruebas de función hepática. Biopsia hepática: fi brosis porta y periporta; pigmento pardo y gránulos de birrefringencia en los hepatocitos y células de Kupffer. Puede haber cálculos vesiculares incluso en niños; en contadas ocasiones se observan cirrosis e insufi ciencia hepática. ■ Dermopatología: homogeneización eosinófi la y engro- samiento de los vasos papilares. ■ Diagnóstico: síntomas clínicos (no existe otro trastorno de fotosensibilidad en que las manifestaciones surjan minutos después de la exposición a la luz solar), signos cutáneos y un método sencillo: los eritrocitos en el fro- tis de sangre presentan fl uorescencia roja transitoria, en longitud de onda de 400 nm. ■ Tratamiento: ninguno. Las medidas preventivas consis- ten en la ingestión de caroteno β, que puede evitar la fotosensibilidad aguda. ■ Sinónimo: protoporfi ria eritrohepática. ■ ◐ ■ Metabolopatía hereditaria del metabolismo de la porfi ri- na que tiene la peculiaridad, entre las porfi rias, de que por lo común no se excretan en la orina las porfi rinas o sus precursores. ■ Trastorno autosómico dominante con penetrancia va- riable con un defecto en la enzima ferroquelatasa. ■ Inicio en la niñez temprana; inicio tardío al comienzo de la vida adulta. ■ Se presenta por igual en mujeres y varones y en todos los grupos étnicos. ■ EPP se caracteriza por fotosensibilidad aguda similar a la de eritema solar a diferencia de otras porfi rias comu- nes (PCT o VP), en las que uno de los signos iniciales no es la fotosensibilidad aguda evidente. ■ Los síntomas aparecen con gran rapidez en término de minutos después de la exposición a la luz solar y consisten en sensación punzante y ardorosa. ■ Los signos cutáneos son eritema, edema y púrpura en la cara y en el dorso de las manos (fi gs. 10-17 y 10-18). ■ Signos cutáneos tardíos y crónicos: cicatrices superfi cia- les a menudo lineales, engrosamiento céreo y arrugas de la piel de la cara y dorso de las manos (fi g. 10-19). 7 Figura 10-18. Protoporfiria eritropoyética. Surgieron hemorragias petequiales masivas y confluyentes en el dorso de las manos de un paciente de 16 años, 24 h después de la exposición al sol. Figura 10-17. Protoporfiria eritropoyéti- ca. Surgió una hinchazón eritematosa difusa de la nariz, la frente y los carrillos con hemo- rragia petequial y telangiectasias. En la orina no se detectaron porfirinas. Un dato orientador en el diagnóstico fue el antecedente de hormi- gueos y ardor con 4 a 5 min de exposición a la luz solar. La cara de la paciente tiene un color naranja amarillento porque recibía un carote- no β, que evidentemente no la protegió lo su- ficiente. 7 Figura 10-19. Protoporfiria eritro- poyética, con cambios crónicos de la piel. Se observa engrosamiento céreo del labio superior, los carrillos y la nariz, lo cual hace que el paciente se vea de ma- yor edad (27 años). Se destaca el engro- samiento céreo del borde bermellón del labio inferior, pliegues profundos y finas cicatrices superficiales de la nariz. Fotodaño crónico Dermatoheliosis (“fotoenvejecimiento”) ICD-9: 692.74 ° ICD-10: L57.9 y “envejecida prematuramente” (fi g. 10-20). Se advierten arrugas fi nas casi como el papel de fumar y otras con surcos profundos; la piel tiene aspecto céreo, con pápu- las y color amarillento y brilloso, y áspera (fi g. 10-21). Hay telangiectasias y aparición fácil de hematomas (púr- pura senil) por la fragilidad de vasos fi nos. Surgen hiper- pigmentaciones maculares: lentigos solares (véase ade- lante); hipopigmentaciones maculosas: hipomelanosis en gotas <3 mm de diámetro en las extremidades. Se iden- tifi can comedones, en particular periorbitarios (conocidos como enfermedad de Favre-Racouchot) particularmente en fumadores de cigarrillos. Las personas con DHe inva- riablemente presentan queratosis actínicas. ■ Distribución: zonas al descubierto, particularmente la cara, áreas periorbitarias y peribucales y piel cabe- lluda (varones calvos). En el área de la nuca hay cutis romboidal (“cuello rojo”) con pliegues romboidales; antebrazo y dorso de manos. ■ El tratamiento actual consiste en evitar neoplasias cu- táneas y DHe, con el empleo de bloqueadores solares protectores, cambio de comportamiento ante la luz solar y el uso de quimioterapia tópica (tretinoína) que revierte algunos de los cambios de DHe. ● ■ Las lesiones por luz solar que se repiten durante muchos años al fi nal ocasionan un síndrome cutáneo llamado dermatoheliosis (DH), que es muy común. ■ El síndrome afecta a personas con fototipos cutáneos I a III y a individuos con fototipo IV que muestran una fuerte exposición acumulada a la luz solar, como guar- dias y gente que trabaja al aire libre durante toda su vida. Muy a menudo aparece en personas >40 años. ■ El espectro de actividad incluye UVB, pero también UVA y tal vez rayos infrarrojos. ■ La gravedad depende de la duración y la intensidad de la exposición al sol y del color de la piel y la capacidad de bronceado. ■ Nota: si se desea demostrar a un anciano la participa- ción de UVR en el fotoenvejecimiento solicítele que se desvistay compare la calidad de su piel facial con la de la piel suprapúbica. ■ Lesiones de la piel: combinación de atrofi a (de epider- mis), hipertrofi a (de la dermis papilar por elastosis); te- langiectasias, despigmentación e hiperpigmentación irre- gular e hiperqueratosis dispersas en zonas expuestas a la luz. La piel parece arrugada, con consistencia coriácea 8 Figura 10-20. Dermatoheliosis. Arrugas profundas muy marcadas. La piel tenía aspecto céreo, papular, con un color amarillento (elastosis solar). Campesina de montaña de 68 años de edad que vivía en un sitio a 1 000 m de altura y que gran parte de su vida había trabajado al aire libre. Se identifica un carcinoma basocelular en la región cigomática izquierda. Figura 10-21. Dermatoheliosis grave del brazo de una campesina de 70 años de edad. La piel tiene aspecto céreo con arrugas profundas y secas. Con crioterapia se eliminaron múltiples queratosis solares de este antebrazo. 9 Lentigo solar ICD-9: 709.090 ° ICD-10: L81.416 del mismo tamaño después de la quemadura solar aguda (fi g. 10-23) o dosis excesiva de PUVA. ■ Distribución. Aparece en áreas exclusivamente expuestas a la luz solar: frente, carrillos, nariz, dorso de manos y antebrazos: mitad superior del dorso, tórax y espinillas. ■ Diagnóstico diferencial: lesiones color pardo, adquiridas, “planas” en la piel de la cara al descubierto que en un examen superfi cial parecerían semejantes y tienen características peculiares. Lentigo solar, efélides, queratosis seborreica, queratosis actínica pigmentada en fase de expansión (SPAK, spreading pigmented actinic keratosis) y lentigo maligno (LM). ■ La criocirugía o la cirugía con láser son efi caces. ● ■ El lentigo solar es una mácula parda circunscrita de 1 a 3 cm que es consecuencia de la proliferación localizada de melanocitos, causada por exposición aguda o crónica a la luz solar. ■ Inicio generalmente >40 años. ■ En sitios expuestos a la luz solar por lo común surgen múltiples lesiones. Es un trastorno muy frecuente en personas caucásicas (fototipos cutáneos I a II). ■ Las lesiones de la piel son estrictamente maculares, de 1 a 3 cm y pueden tener incluso 5 cm. Su color es amarillo claro o pardo pálido u oscuro; hay una mezcla variada de colores pardos (fi g. 10-22). Son lesiones redondas u ovales con un borde un poco irregular e impreciso. Hay lesiones dispersas circunscritas, de forma estrellada, muy bien defi nidas y más o menos Figura 10-22. Dermatoheliosis: lentigos solares. Máculas en el carrillo de color bronceado/pardo oscuro, variegadas, de muy pequeñas a grandes (2 cm) y múltiples. Los lentigos solares no equivalen a las efélides o pecas (no disminuyen de color en el invierno como lo hacen las pecas). A diferencia de los lentigos solares perfectamente delimitados causados por quemadura solar aguda, que tienen más o menos el mismo tamaño que los de la figura 10-23, los lentigos solares de esta imagen tienen tamaños diferentes y en parte no están bien definidos y son confluyentes, situación característica del daño solar acumulativo crónico. Destacan el engrosamiento céreo de la piel y las arrugas de la dermatoheliosis. 10 Figura 10-23. Dermatoheliosis: lentigos solares. Se destacan múltiples máculas pardas estrelladas en el hombro, que surgieron después de una quemadura solar. Todas tienen en promedio el mismo tamaño y sus bordes son definidos, signo ca- racterístico de los lentigos solares inducidos por quemadura solar. Condrodermatitis nodular de la hélice ICD-9: 380.0 ° ICD-10: H61.0 ■ Suele asumir la forma de un solo nódulo en extremo doloroso al tacto, elongado o una “cadena” de cuentas en el borde libre de la hélice del oído. Es un trastorno frecuente quizá por el traumatismo mecánico constante, aunque también intervenga tal vez la radiación UV. ■ El trastorno aparece de manera espontánea, se agranda con rapidez y mide menos de 1 cm (fi g. 10-24), es fi rme, defi ni- do, de forma redonda u oval, con una superfi cie semiesféri- ca y bordes oblicuos, y a menudo ulcerada (fi g. 10-24). ■ Es un trastorno más frecuente en varones que en mujeres. ■ Dolor espontáneo o a la palpación. Puede ser intenso y punzante, paroxístico o continuo. ■ Diagnóstico diferencial: carcinoma de células basales (BCC, basal cell carcinoma), queratosis actínica, carci- noma espinocelular (SCC, squamous cell carcinoma) in situ o invasor, queratosis solar hipertrófi ca y querato- acantoma. Se incluyen también tofos gotosos, nódulos reumatoides y reumáticos y lupus eritematoso discoide. ■ El tratamiento incluye la inyección intralesional de ace- tónido de triamcinolona, láser de bióxido de carbono y cirugía. El tratamiento defi nitivo es la extirpación, que incluya el cartílago subyacente. ◐ Figura 10-24. Condrodermatitis nodular de la héli- ce. Nódulo muy doloroso con úlcera central en la antehélice en una mujer de 60 años de edad. La úlcera central estaba cubierta de una costra y puede confundirse con un carcino- ma de células basales. 11 Epidemiología Edad de inicio. Las queratosis comienzan en la etapa media de la vida, aunque en Australia y el suroeste de Estados Unidos pueden aparecer en personas <30 años. Género. Más frecuentes en varones. Raza. Aparecen con los fototipos cutáneos I, II y III; son raras con IV; casi nunca se les observa en personas de piel negra. Ocupación. Trabajadores al aire libre (en particular campesinos, rancheros y marineros) y deportistas que hacen su actividad al aire libre (tenis, golf, montañis- mo y pesca en aguas profundas). Patogénesis Exposición solar duradera y repetida en personas sus- ceptibles (fototipos I, II y III), con lo cual se produce el daño acumulativo de los queratinocitos por la acción de UVR, de manera principal, aunque no exclusiva- mente, y UVB (290 a 320 nm). Manifestaciones clínicas Síntomas cutáneos. Las lesiones pueden doler al tacto y son dolorosas si se les excoria con la uña de un dedo. Lesiones cutáneas. Tardan meses o años en aparecer. Otra de las lesiones es la escama hiperqueratósica adhe- rente que se separa con dificultad y con dolor (figs. 10- 25 y 10-26). La zona “sucia” puede tener el color de la piel, o color pardo amarillento u oscuro (fig. 10-25); a menudo hay un color rojizo (fig. 10-26). En la palpación tiene consistencia gruesa similar a la del papel de lija (“se percibe mejor por el tacto que por la vista”). Muy a me- nudo tienen <1 cm, y son redondas u ovales (fig. 10-27). Cuadro inicial particular. Queratosis actínica fototóxica en fase de expansión (SPAK, spreading phototoxic actinic keratosis). La mejor descripción de esta lesión es que es “similar” al lentigo maligno (LM), pero su consistencia es parecida a las de las queratosis actínicas (fig. 10-28). Trastorno poco común. Los signos característicos de SPAK comprenden su tamaño (>1.5 cm); su pigmenta- ción (pardo a negro y variegada), y el antecedente de propagación lenta, en particular la superficie verrugo- sa. La lesión es importante porque remeda el lentigo maligno. Distribución. Pueden surgir lesiones únicas o circunscri- tas, pero dispersas. Afecta la cara [frente (fig. 10-26), la nariz, los carrillos, las sienes, el borde bermellón del labio inferior], las orejas (en varones), el cuello (caras laterales), los antebrazos y las manos (dorso), y la piel cabelluda en varones calvos (fig. 10-25). Los varones con una alopecia de distribución temprana están espe- cialmente predispuestos a presentar DHe grave y que- ratosis solar en la zona expuesta de la piel cabelluda. Datos de laboratorio Dermopatología. Se identifican grandes queratinocitos que captan brillantemente los colorantes, con pleo- morfismo leve o moderado de la capa basal que se extiende a los folículos; hay queratinocitos atípicos (disqueratósicos) y paraqueratosis. Diagnóstico y diagnóstico diferencial El diagnósticopor lo regular se basa en los hallazgos clínicos. Diagnóstico diferencial: lupus eritematoso cutáneo crónico, queratosis seborreica, verrugas pla- nas, SCC (in situ), BCC superficial. Las lesiones muy hiperqueratósicas y SPAK pueden necesitar la obten- ción de un fragmento para biopsia y descartar SCC (in situ o invasor) o LM. Evolución y pronóstico Las queratosis solares pueden desaparecer de modo espontáneo, pero en general persisten por años. La in- cidencia real de SCC que surge en queratosis solares preexistentes se desconoce, pero se ha calculado que es de 1%. Tratamiento Prevención. Las queratosis se pueden evitar con el uso de filtros solares muy eficaces contra UVB/UVA. Tratamiento tópico. Criocirugía. Crema de 5-fluorouracilo (5-FU) al 5%. Es un recurso efi- caz, pero para muchas personas es difícil su uso. El tratamiento de las lesiones de la cara origina eritema importante y erupciones, con lo cual surge una desfi- guración temporal antiestética. La eficacia puede me- ■ Las queratosis actínicas evolucionan hasta el carcinoma espinocelular. ■ Sinónimo: queratosis solar . ◐ ■ Lesiones escamosas adherentes, ásperas, secas, circunscritas, una sola o muchas en la piel expuesta habitualmente a la luz solar de adultos, por lo común contra un fondo de DHe. 12 Figura 10-26. Acercamiento de la imagen de las queratosis actínicas. Escamas fuertemente adheridas, grisáceas, de aspecto “sucio” en la frente de un varón de 80 años. El desprendimiento de las hiperqueratosis gene- ra dolor y erosiones. Se advierte un pequeño carcinoma de células basales en el borde de la línea de implantación del cabello (flecha). Figura 10-25. Queratosis actíni- ca. Se observan máculas eritemato- sas y parduscas y pápulas con una es- cama gruesa adherida que confluyen en la zona de calvicie en la cabeza, con dermatoheliosis. Las hiperqueratosis de este ejemplo son de color gris amari- llento y se captan mejor por palpación que por revisión visual; la raspadura suave de las lesiones con la uña del dedo suele inducir dolor, incluso si son tempranas y sutiles, lo que constituye un signo diagnóstico útil. 13 jorar si la crema se aplica bajo un vendaje oclusivo o si se combina con tretinoína tópica, o ambas técnicas. Sin embargo, lo anterior ocasiona la aparición de ero- siones confluyentes. Hay reepitelialización después del tratamiento. Imiquimod (dos veces a la semana durante 16 semanas). El fármaco origina dermatitis por citocinas y también irritación y erosiones, pero es muy eficaz. Retinoides tópicos. Si se utilizan a largo plazo son efica- ces para prevenir y tratar DHe y queratosis solares superficiales. Gel de diclofenaco. El gel se usa por largo tiempo y es eficaz en queratosis actínicas superficiales, aunque también irrita. Dermabrasión facial. La aplicación de ácido tricloroacé- tico (5 a 10%) es eficaz contra erosiones extensas. Cirugía con láser. Se utiliza el láser de erbio o de bióxi- do de carbono. Suele ser eficaz en lesiones individua- les, pero en el caso de las lesiones extensas de la cara la dermoabrasión facial es eficaz. Tratamiento fotodinámico. Es una modalidad eficaz, pero dolorosa y difícil de practicar. A B Figura 10-27. Queratosis actínica, mayor amplificación. A) Hiperqueratosis áspera fuertemente adherida, muy bien definida y de color amarillo pardusco con una base rojiza. B) Lesión todavía más elevada que parece estar “clavada”, similar a la queratosis seborreica. Sin embargo, no es grasienta ni blanda, sino más bien dura, áspera y duele cuando se le raspa. Figura 10-28. Queratosis actínica pigmentada en fase de expansión (SPAK). Lesión que “tiene un aspecto similar al lentigo maligno” (fig. 12-7), pero es áspera y, en consecuencia, su “consistencia” es similar a la de la queratosis actínica. En la región preauricular se identifica una queratosis actínica no pigmentada. 14 Tipos de exposición La radiodermitis es consecuencia de tratamientos (contra neoplasias malignas, que también se utilizó antes contra el acné y la psoriasis y la micosis en la piel cabelluda de niños); de tipo accidental o laboral (p. ej., antes la presentaban los odontólogos). La radiación que causa radiodermitis incluye radiación superficial y profunda por rayos X, aplicación de haz de electrones o el tratamiento con rayos Grenz; persiste el mito de que los rayos Grenz son “blandos” y no carcinógenos. SCC suele aparecer por la aplicación >5 000 cGy de dichos rayos. Tipos de reacciones Fase aguda. Incluye el eritema temporal que dura tres días y después la forma persistente del mismo que al- canza su máximo en cuestión de dos semanas y es doloroso; la pigmentación aparece por el vigésimo día. El eritema tardío también puede aparecer y comenzar entre los días 35 y 40 y durar dos a tres semanas. Las reacciones masivas ocasionan ampollas, erosiones, (fig. 10-29) y úlceras, y también son dolorosas; pueden surgir como fenómeno anamnésico. Puede haber cica- trices permanentes. Fase crónica. Después de tratamiento fraccionado pero relativamente intensivo con dosis totales de 3 000-6 000 rads, surge una reacción epidermolítica en término de tres semanas; la fase de reparación dura tres a seis se- manas y aparecen cicatrices e hipopigmentación; se desprenden todos los apéndices cutáneos y hay atrofia de la epidermis y la dermis. En los dos a cinco años si- guientes se incrementa la atrofia (fig. 10-30); surgen hiperpigmentación e hipopigmentación (poiquiloder- mia); telangiectasias (figs. 10-30 y 10-32). La necrosis y las úlceras dolorosas (fig. 10-32) son infrecuentes, pero se observan en la exposición accidental o errores en las dosis. La zona necrótica tiene consistencia coriácea amarillenta y adherente y la piel que la rodea es muy dolorosa (fig. 10-32). Las úlceras tienen una tendencia a la curación lenta y difícil (tórpidas), y a menudo ne- cesitan de intervención quirúrgica. Al final quedan queratosis por radiación (fig. 10-33A) y carcinoma es- pinocelular (fig. 10-33). Uñas. Surgen estrías longitudinales (fig. 10-33B), en- grosamiento y distrofia. Evolución, pronóstico y tratamiento La radiodemitis crónica es permanente, progresiva e irreversible. El carcinoma espinocelular puede aparecer en cuatro a 40 años (fig. 10-33A, B) con una mediana de siete a 10 años. En cerca del 25% de los casos, los tumores envían metástasis a pesar de la cirugía extensa (ablación, injerto, etc.); el pronóstico es insatisfactorio y son frecuentes las recidivas. BCC también puede aparecer en la dermatitis por exposición a radiación solar crónica y afectar sobre todo a sujetos que habían sido tratados con rayos X contra el acné vulgar o quís- tico o para depilación (tiña de la piel cabelluda) (fig. 10-31). Los tumores pueden aparecer 40 a 50 años des- pués de la exposición. La extirpación y la colocación de injertos son posibles antes de que aparezca el cáncer. Reacciones cutáneas a la radiación ionizante Dermatitis por exposición a radiación ICD-9: 692.82 ° ICD-10: L58 ■ Entre los efectos irreversibles están atrofi a, esclerosis, telangiectasias, úlceras y neoplasias malignas inducidas por radiación. ◧ ◐ ➔ ○ ■ Este trastorno se defi ne como los cambios cutáneos que surgen por exposición a la radiación ionizante. ■ Entre los efectos reversibles están el dolor espontáneo, el eritema, la depilación, la supresión de glándulas sebáceas y la pigmentación que dura semanas, meses o años. 15 Figura 10-29. Radiodermitis: fenómeno agudo “anamnésico”. Mujer que había tenido cáncer de mama; se le extrajo un cuadrante de la glándula y se administró metotrexato y radioterapia; presentó eritema doloroso y erosiones en el sitio radiado. Figura 10-30. Radiodermitis: crónica. Surgió esclerosis combinada con atrofia y telangiectasia. Fue consecuencia de la radiación de un hemangioma infantil, en la lactancia. 16 Figura 10-31. Radiodermitis crónica. Seadvierte poiquilodermia (zona color pardo: hiperpigmentación; zona blanca: hipopigmentación; zona roja: telangiectasia), en combinación con atrofia y esclerosis. No hay cabello. Los cambios cutáneos masivos son consecuencia de dosis de radiación excesivas que el paciente recibió de niño para tratar una micosis de la piel cabelluda. En lo futuro está predispuesto a presentar carcinoma espinocelular. Figura 10-32. Radiodermitis crónica. Zona de poiquilodermia grave con telangiectasias y áreas irregulares de necrosis, de consistencia coriácea, de color blanco amarillento y muy adheridas. La lesión es muy dolorosa y surgió después de aplicación repetida de haces de electrones para tratar micosis fungoide. 17 A B Figura 10-33. Carcinoma espinocelular inducido por radiación. A) Manos de un radiólogo anciano que durante déca- das no cumplió con las medidas de precaución y casi nunca usaba guantes durante la práctica de fluoroscopia. Se advirtieron múltiples queratosis por rayos X, la reacción hiperqueratósica del pulgar derecho destruyó la uña y representa SCC inducido por rayos X. B) Cambios de la uña en el sitio de exposición. Se observan las estrías lineales que son consecuencia del daño de la matriz ungueal. En el pliegue ungueal y en una extensión en sentido proximal al pulgar se advierte una placa eritematosa irregu- lar que representa en su mayor parte SCC in situ, pero en sentido focal también SCC invasor.
Compartir