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poseer maquinarias mitocondriales para la obtención del correspondiente ATP, más aún si se tiene en cuenta que las necesidades de ATP pueden variar 100 veces en poco tiempo, como sucede si comparamos una situación de descanso, como el sueño, con otra que se caracterice por una intensa actividad física. 13.5 SISTEMAS TRANSPORTADORES EN LA MEMBRANA INTERNA MITOCONDRIAL La membrana externa mitocondrial posee unas proteínas especiales, las porinas, que hacen que no existan problemas especiales de impermeabilidad o transporte. Respecto a la membrana interna, la presencia de distintas permeasas o sis- temas transportadores favorece la funcionalidad de las diver- sas actuaciones mitocondriales. En la Figura 13-8 se resume cómo el flujo protónico, consecuencia de la respiración celu- lar y del funcionamiento del ciclo del citrato, favorece diver- sos procesos: 1. La entrada mitocondrial del piruvato, mediante el transportador monocarboxilato, para su posterior conversión en acetilCoA, que alimenta el ciclo de los ácidos tricarboxílicos. 2. La entrada mitocondrial de fosfato, también mediante un transporte asociado al de un protón. 3. La salida hasta el citoplasma del ATP sintetizado intramitocondrialmente, acompañado de un protón, para su reemplazo por el correspondiente ADP, mediante el intercambiador adenílico (ATP-ADP translocasa). 13.6 LANZADERAS MITOCONDRIALES La impermeabilidad de la membrana interna mitocondrial para moléculas o iones como NADH, AcCoA, oxalacetato y potasio, origina ciertos problemas cuya solución depende de la participación de otros sistemas específicos de transporte, como algunos de los recogidos en la Figura 13-8. Así, la disponibilidad citoplasmática del NADH, en prin- cipio, no sería utilizable para la síntesis del ATP, al ser 214 | Metabol ismo energét ico Recuadro 13-4. ENFERMEDADES MITOCONDRIALES El papel esencial de las mitocondrias en el metabolismo energético hace que sus alteraciones funcionales puedan reper- cutir gravemente en los órganos y teji- dos que requieren una mayor energía: cerebro, corazón, musculatura esquelé- tica, riñón y glándulas endocrinas. Las afecciones mitocondriales son más frecuentes de lo que se creía, afec- tando a una de cada 4000 personas. Algunas de ellas parecen estar ligadas con otras enfermedades, más o menos comunes, como diabetes, enfermedad isquémica coronaria o muerte súbita infantil, aparte de su relación con el pro- ceso y ciertas enfermedades del enveje- cimiento, como las de Alzheimer, Parkinson y Huntington. Muchos trastornos mitocondriales están genéticamente determinados de un modo complejo, ya que las proteínas mitocondriales pueden ser codificadas, en algunos casos, por su propio ADN mitocondrial (herencia materna), mien- tras que en otros, lo son por el ADN nuclear (herencia autosómica o ligada al cromosoma X). Concretamente, en los últimos años se han identificado un gran número de mutaciones puntuales del ADN mitocondrial. En el campo de las afecciones mitocondriales, hasta ahora los mayores avances conseguidos lo han sido en la investigación y el diag- nóstico de casos, haciéndose necesarios más conocimientos para el adecuado desarrollo de los sistemas de prevención y tratamiento. El primer ejemplo con- creto de patología genética mitocon- drial fue el de la neuropatía óptica here- ditaria de Leber, transmitida por vía materna, que provoca ceguera, frecuen- temente en la madurez. Su base mole- cular consiste en diversas mutaciones que afectan a alguna o algunas de las 7 subunidades mitocondriales que forman parte de la NADH-ubiquinona reducta- sa. En cualquier caso, es interesante tener presente que la acumulación de mutaciones mitocondriales, a lo largo de la vida, podría explicar la facilidad de la aparición y el desarrollo de diver- sas enfermedades degenerativas ligadas al envejecimiento, así como el estímulo de éste. En cuanto al desacoplamiento de la fosforilación oxidativa, no siempre se puede considerar un trastorno ya que en los animales recién nacidos, incluso en los humanos, en los animales que hibernan, en los mamíferos adaptados al frío e, incluso, en algunas plantas, es un meca- nismo protector en circunstancias especí- ficas. En el tejido adiposo pardo, las membranas internas de sus abundantes mitocondrias poseen una alta concentra- ción de una proteína desacoplante, UCP- 1, o termogenina. Más recientemente, se ha encontrado otra UCP-2 en una amplia variedad de tejidos e, incluso, otra UCP- 3, localizada en el músculo esquelético y el tejido adiposo pardo. Su posible papel fisiológico se compaginaría con el hecho de que los genes correspondientes se encuentran próximos a otros relaciona- dos con la obesidad. Esto abre nuevas posibilidades futuras para el abordaje farmacológico de la obesidad. 13 Capitulo 13 8/4/05 10:26 Página 214 BIOQUÍMICA Y BIOLOGÍA MOLECULAR (...) CONTENIDO PARTE I: ESTRUCTURA Y METABOLISMO SECCIÓN III METABOLISMO ENERGÉTICO 13 OBTENCIÓN Y APROVECHAMIENTO DE LA ENERGÍA 13.5 SISTEMAS TRANSPORTADORES (...) 13.6 LANZADERAS MITOCONDRIALES
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