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Medicine. 2012;11(8):481-8 481 Enfermedad litiásica biliar M. Tejedor Bravoa y A. Albillos Martíneza,b aServicio de Gastroenterología. Hospital Universitario Ramón y Cajal. Madrid. España. Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria (IRYCIS). Madrid. España. bDepartamento de Medicina. Universidad de Alcalá de Henares. Alcalá de Henares. Madrid. España. Centro de Investigación Biomédica en Red en Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBERehd). Instituto de Salud Carlos III. Majadahonda. Madrid. España ACTUALIZACIÓN Resumen Entre un 5 y un 15% de la población occidental presenta litiasis biliar. La mayoría de los cálculos están compuestos por colesterol y se forman en el interior de la vesícula, desde donde pueden mi- grar a la vía biliar, causando eventualmente cuadros obstructivos. El diagnóstico de la enfermedad litiásica biliar se basa en datos clínicos, analíticos y de imagen. La primera prueba diagnóstica a realizar es la ecografía abdominal, muy sensible para el diagnóstico de colelitiasis. En la mayoría de las ocasiones la colelitiasis es asintomática y no requiere ningún tratamiento específico. Cuan- do da lugar a síntomas o complicaciones, está indicada la realización de una colecistectomía. Se recomienda la extracción de cualquier coledocolitiasis diagnosticada, aunque sea asintomática, dada la gravedad de sus potenciales complicaciones (colangitis y pancreatitis aguda). En esta ac- tualización se revisarán las principales complicaciones de la enfermedad litiásica biliar: colecistitis aguda y crónica, íleo biliar, síndrome de Mirizzi, colangitis aguda y pancreatitis aguda biliar. Abstract Gallstones and related biliary diseases 5 to 15% of the occidental population presents gallstones. Most stones are formed mainly of cholesterol and develop inside the gallbladder, from where they can reach the biliary ducts, eventually causing obstructive syndromes. Diagnosis is based on clinical, analytical and imaging features. The first diagnostic approach will consist of an abdominal ultrasound, highly sensitive for the diagnosis of gallstones. In the majority of the cases, gallstones are asymptomatic and require no further treatment. When they become symptomatic or cause complications, a cholecystectomy is mandatory. Extraction of any diagnosed bile duct stone is recommended, even if asymptomatic, given the severity of its potential complications (acute pancreatitis and cholangitis). The main complications of gallstones (acute and chronic cholecystitis, gallstone ileus, Mirizzi syndrome, acute cholangitis and acute pancreatitis) will be reviewed here. Palabras Clave: - Colelitiasis - Coledocolitiasis - Cólico biliar - Colecistitis - Colangitis - Pancreatitis Keywords: - Gallstones - Common duct stones - Biliary colic - Cholecystitis - Cholangitis - Pancreatitis Introducción La formación de concreciones sólidas en la vesícula o la vía biliar a consecuencia de alteraciones en la composición de la bilis y la motilidad de la vesícula se denomina litiasis biliar. La litiasis biliar es la responsable de la mayor parte de la patología asociada a la vesícula y a la vía biliar, si bien la mayoría de las veces su presencia no causa síntomas y su diagnóstico es accidental. Cuando aparecen síntomas deriva- dos de la presencia de litiasis está indicada la realización de 482 Medicine. 2012;11(8):481-8 ENFERMEDADES DEL APARATO DIGESTIVO (VIII) una colecistectomía. La prevalencia de enfermedad litiásica biliar en el mundo occidental oscila entre el 5 y el 15%, sien- do más frecuente en mujeres que en hombres1. Etiopatogenia Los cálculos biliares pueden ser de tres tipos atendiendo a su composición: de colesterol, pigmentarios negros y pigmen- tarios marrones2,3. Cálculos de colesterol Son los más prevalentes en Occidente. Se componen en su mayoría de colesterol (51-99%) y hasta el 15% son radioo- pacos. Factores determinantes para la formación de cálculos de colesterol Composición alterada de la bilis. La solubilización del co- lesterol en la bilis requiere de la presencia de sales biliares y fosfolípidos para la formación de micelas. Un exceso de co- lesterol o un defecto de sales biliares o fosfolípidos tienen como resultado la formación de vesículas multilamelares so- bre las que se produce la nucleación de los cristales de coles- terol que darán lugar a barro y litiasis. Las sales biliares pro- vienen, por un lado, de la síntesis hepática de novo y, por otro, de la circulación enterohepática de aquellas secretadas al in- testino. Por lo tanto, cualquier situación que altere dicha circulación enterohepática, como la resección ileal o la colec- tomía, condicionará una bilis más litogénica. La supersatura- ción de colesterol es, pues, un requisito necesario pero no suficiente para la formación de estos cálculos. Nucleación de cristales de colesterol. En la bilis existen componentes que facilitan la formación de cálculos (factores litogénicos), como la mucina y la inmunoglobulina G, y otros que la inhiben (factores inhibidores), como ciertas apolipo- proteínas y glucoproteínas. Se puede influir externamente en la composición de la bilis, favoreciendo la inhibición de la litogénesis mediante la administración de ácido ursodesoxi- cólico o antiinflamatorios no esteroideos (AINE). Dismotilidad vesicular. La vesícula debe contraerse de ma- nera eficaz, y así expulsar restos de microcristales o barro que puedan desencadenar la formación de cálculos. La mo- tilidad de la vesícula está regulada por factores hormonales, inmunes e inflamatorios. Ciertas situaciones asociadas con una menor contractilidad de la vesícula, como la nutrición parenteral prolongada o la exposición a altos niveles de es- trógenos (embarazo, anticoncepción hormonal, terapia hor- monal sustitutiva) se relacionan con la presencia de coleli- tiasis. Otros. Se han identificado otros factores relacionados con la formación de cálculos de colesterol, como son factores gené- ticos, inactividad física, presencia de síndrome metabólico, obesidad, diabetes mellitus tipo 2, dislipidemia (especialmen- te niveles bajos de HDL y altos de triglicéridos) o edad avan- zada. Cálculos pigmentarios negros Constituyen el 20-30% de las colelitiasis. Se componen prin- cipalmente de un pigmento de bilirrubina polimerizado, así como de carbonato y fosfato cálcico, por lo que su consisten- cia es dura. No contienen colesterol. El 60% son radioopa- cos. Se asocian a condiciones de hemólisis crónica y a la ci- rrosis hepática. Alrededor del 30% de los pacientes cirróticos presentan colelitiasis, especialmente aquéllos con etiología enólica o en estadio C de Child-Pugh. Cálculos pigmentarios marrones Están compuestos por bilirrubinato cálcico, palmitato cálci- co, estearato y colesterol (menos del 30%). Se forman gene- ralmente en la vía biliar, en relación con estasis y sobreinfec- ción de la bilis (se encuentran bacterias en más del 90% de este tipo de litiasis). Generalmente son radiolúcidos y de consistencia blanda. Suelen ser intrahepáticos, especialmente cuando aparecen asociados a estenosis de la vía biliar como en la colangitis esclerosante primaria o en la enfermedad de Caroli. En países orientales se asocian con parasitosis de la vía biliar (Clonorchis sinensis, Ascaris lumbricoides). Colelitiasis y coledocolitiasis asintomáticas La colelitiasis se define como la presencia de cálculos en la vesícula biliar. Generalmente es asintomática, y su diagnósti- co suele ser incidental al realizar pruebas de imagen por otra indicación. La prueba diagnóstica de elección es la ecografía abdo- minal, que muestra los cálculos como ecos fuertes con som- bra posterior, y que se movilizan con los cambios posturales del paciente (precisión diagnóstica prácticamente del 100% para esta presentación ecográfica típica)4. No cursa con nin- gún tipo de alteración analítica. La tasa de progresión de enfermedad asintomática a sintomática es de aproximada- menteel 1% al año, y cuando aparecen síntomas, general- mente son leves (cólico biliar). No existe suficiente evidencia científica como para recomendar la colecistectomía profi- láctica en los pacientes con colelitiasis asintomática5. En el momento actual, en este grupo de pacientes se recomienda observación. En ocasiones los pacientes con colelitiasis pre- sentan síntomas atípicos de patología biliar (flatulencia, piro- sis, distensión abdominal). Estos síntomas no suelen tener relación con la presencia de colelitiasis, por lo que se reco- mienda ampliar el estudio etiológico. Además, en caso de indicarse colecistectomía por este motivo, se ha demostrado que los síntomas dispépticos son los que peor responden a la misma6,7. La historia natural de la coledocolitiasis no es tan bien co- nocida como la de la colelitiasis. La evidencia disponible in- Medicine. 2012;11(8):481-8 483 ENFERMEDAD LITIÁSICA BILIAR dica que entre el 21 y el 34% de las coledocolitiasis migrarán espontáneamente al duodeno8,9. La migración de dichas litia- sis entraña un riesgo de pancreatitis (25-36%) y colangitis en caso de impactación en la vía biliar distal10. Parece que el pronóstico de la coledocolitiasis diagnosticada incidental- mente durante una colecistectomía es mejor que el de los casos sintomáticos diagnosticados antes de la cirugía11. Ge- neralmente se recomienda la extracción sistemática de este tipo de litiasis dado el riesgo que entrañan sus potenciales complicaciones12,13. Cuadros clínicos Cólico biliar Es la manifestación clínica inicial más frecuente de la enfer- medad litiásica biliar. Ocurre cuando la contracción de la ve- sícula moviliza los cálculos o el barro biliar hacia el conducto cístico, produciendo su obstrucción transitoria. Generalmen- te, cuando la vesícula se relaja, la litiasis vuelve a caer en el interior de la vesícula. Los síntomas aparecen durante la obs- trucción del cístico y posteriormente ceden. En la mayoría de los pacientes (59%) cursa como dolor en el hipocondrio de- recho o el epigastrio. En un 24% el dolor puede ser torácico. El dolor es constante, de intensidad variable, puede irradiarse hacia la escápula derecha y asociar diaforesis, náuseas y vómi- tos. En ocasiones se desencadena una o dos horas después de una ingesta rica en grasas. El paciente no impresiona de gra- vedad en la exploración física, ni presenta datos de irritación peritoneal (signo de Murphy negativo). Los estudios analíti- cos no muestran alteraciones significativas. El cólico biliar tiene una odds ratio de 2,6 para la presencia de colelitiasis14. Por lo tanto, ante un paciente con historia de cólicos biliares, debe realizarse una ecografía abdominal para confirmar la presencia de colelitiasis o barro biliar. La ecografía es la téc- nica de elección, dada su amplia disponibilidad y nulo riesgo para el paciente. Presenta una sensibilidad del 84% y una es- pecificidad del 99%15. Aquellos pacientes con síntomas espe- cíficos de patología biliar (cólico biliar), pero en los que no se ha demostrado presencia de colelitiasis en la ecografía, deben ser sometidos a otras pruebas diagnósticas más sensibles para la detección de cálculos de pequeño tamaño o barro biliar, como la ecoendoscopia (sensibilidad 96%, especificidad 86%) o el examen microscópico de la bilis (sensibilidad 67%, especifici- dad 91%)16. El diagnóstico diferencial debe realizarse con la patología coronaria, péptica, esofágica y distintos cuadros funcionales como la dispepsia o el síndrome de intestino irri- table. Es importante descartar colecistitis aguda mediante parámetros clínicos, analíticos y de imagen, como se discutirá más adelante. El tratamiento del cólico biliar comprende reposo intestinal y adecuada analgesia. Para ello se recomienda el empleo de AINE17,18 o meperidina. El tratamiento definitivo consiste en la realización de colecistectomía, ya que el riesgo de desarrol- lar síntomas recurrentes o complicaciones (por ejemplo, cole- cistitis o pancreatitis aguda) asciende al 70% a los dos años de la presentación inicial19. Siempre que sea posible, se prefiere el abordaje laparoscópico a la laparotomía. Aunque no hay diferencias en cuanto a mortalidad y complicaciones, el abor- daje laparoscópico disminuye la estancia hospitalaria y acorta el periodo de convalecencia20. La tasa de complicaciones es del 5%, y éstas incluyen lesión de la vía biliar, fugas biliares, hemorragia e infección de la herida quirúrgica. La mortalidad del procedimiento está entre el 0 y el 0,3%20,21. Se han pro- puesto distintos tratamientos médicos en formas leves de li- tiasis biliar en pacientes con alto riesgo quirúrgico o que re- chacen la cirugía. Los ácidos biliares, principalmente ácido ursodesoxicólico, por vía oral (dosis habitual de 10 mg/kg/ día) logra tasas de disolución de alrededor del 50% en pacien- tes seleccionados (litiasis única no calcificada con una vesícu- la normofuncionante), pero requiere tratamientos prolonga- dos (más de dos años) y presenta una tasa de recurrencia alta, por lo que no se recomiendan como primera opción terapéu- tica22. Un estudio demostró recurrencia de la colelitiasis en el 28% de los pacientes tratados con ácido ursodesoxicólico y litotricia biliar extracorpórea23. También se pueden disolver los cálculos infundiendo diferentes sustancias químicas en la vesícula biliar, pero este proceder es poco utilizado por su baja eficacia y alta morbilidad12. Colecistitis calculosa aguda En el 95% de los casos, el conducto cístico está completa- mente obstruido por un cálculo. Esto conlleva un aumento de la presión intravesicular, con el consiguiente riesgo de is- quemia parietal por compromiso del flujo sanguíneo. La obs- trucción del cístico es una condición necesaria pero no sufi- ciente para el desarrollo de colecistitis. Es necesario que se produzca una irritación de la pared, generalmente por la ac- ción tóxica de sales biliares y lípidos. Frecuentemente se aso- cia con infección de la bilis, siendo los principales microor- ganismos implicados E. coli, S. faecalis y Klebsiella sp. El cuadro clínico se caracteriza por dolor en el hipocon- drio derecho o epigastrio, intenso y prolongado (general- mente más de 4-6 horas), que puede irradiarse hacia la escápula derecha. El diagnóstico diferencial debe hacerse con patologías como la cardiopatía isquémica, patología pép- tica, pancreatitis aguda, apendicitis retrocecal o dolores neu- romusculares. El hecho de que la pared de la vesícula se en- cuentre inflamada condiciona la aparición de irritación peritoneal (signo de Murphy positivo). Estos pacientes gene- ralmente impresionan de gravedad y pueden estar febriles, especialmente en caso de infección asociada. Analíticamente destaca la presencia de leucocitosis, elevación de proteína C reactiva (PCR) (por encima de 3 mg/dl) y leve alteración del perfil hepático. En un estudio24 el 51% de los pacientes pre- sentó elevación de la alanina aminotransferasa (ALT) y el 41,2% de la aspartato aminotransferasa (AST). Otro estu- dio25 encontró que el 70% de los pacientes con colecistitis aguda tenía valores normales de fosfatasa alcalina (FA) y bi- lirrubina, y el 50% valores normales de aminotransferasas. La ictericia es muy rara, generalmente traduce coexistencia de coledocolitiasis. El diagnóstico de certeza se alcanza cuando existen datos de inflamación local (signo de Murphy, dolor o masa palpable 484 Medicine. 2012;11(8):481-8 ENFERMEDADES DEL APARATO DIGESTIVO (VIII) en el hipocondrio derecho) o datos de inflamación sistémica (fiebre, leucocitosis o elevación de PCR), con hallazgos com- patibles en las pruebas de imagen26. La prueba de elección es la ecografía abdominal. Los hallazgos ecográficos sugestivos de colecistitis aguda incluyen el engrosamiento de la pared vesicular (> 3 mm), el edema de pared (signo del doble con- torno), el Murphy ecográfico positivo (valor predictivo posi- tivo [VPP] del 92%) y la distensión vesicular (diámetro ma- yorsuperior a 5 cm). Combinando los datos ecográficos, clínicos y analíticos se obtiene una sensibilidad del 85-95% y una especificidad del 63-93% para el diagnóstico de coleci- stitis aguda4. Como alternativa diagnóstica se puede emplear la gammagrafía con derivados del ácido iminodiacético mar- cados con tecnecio radiactivo (HIDA-Tc99). El contraste administrado por vía intravenosa es captado por los hepato- citos y eliminado por la bilis. Al encontrarse inflamada la pared de la vesícula, se puede observar una captación de tra- zador en el lecho vesicular en la fase vascular del estudio. Si el cístico se encuentra obstruido, el contraste no rellenará la vesícula; por lo tanto, la no visualización de la vesícula junto con un cuadro clínico compatible son diagnóstico de colecis- titis aguda (fig. 1). La tomografía computadorizada (TC) y la resonancia magnética (RM) no están indicadas en la evalua- ción inicial de estos pacientes. Las potenciales complicaciones, aunque cada vez más ra- ras, de la colecistitis aguda incluyen el empiema vesicular, la colecistitis gangrenosa y la perforación. La perforación suele estar contenida, pero cuando es libre ocasiona un cuadro de coleperitoneo, con importante irritación peritoneal3. El tratamiento incluye medidas de soporte y antibiotera- pia de amplio espectro. Se pueden emplear cefalosporinas de tercera generación o quinolonas más metronidazol si el pa- ciente está estable, y puede ser necesario emplear piperacili- na-tazobactam asociado o no a aminoglucósidos si se en- cuentra séptico. Es útil establecer la gravedad del cuadro clínico, ya que el abordaje terapéutico será diferente. Se de- fine colecistitis aguda leve o grado I como aquélla que ocurre en un paciente sin comorbilidades, sin datos de disfunción orgá- nica y con cambios inflamatorios leves en la pared de la ve- sícula. Por lo tanto, en estos casos se puede realizar una co- lecistectomía precoz, ya que el riesgo quirúrgico es bajo. La colecistitis aguda moderada o grado II se caracteriza por la pre- sencia de inflamación local impor- tante, que dificulta la realización de una colecistectomía precoz, pero sin datos de dis función orgánica. Los hallazgos en este grupo de pa- cientes incluyen leucocitosis, masa palpable en el hipocondrio dere- cho, duración de los síntomas su- perior a 72 horas, datos de inflama- ción local (peritonitis, absceso pericolecístico o hepático, coleci- stitis gangrenosa o enfisematosa). En estos casos está indicada la co- lecistectomía diferida. Por último, la colecistitis aguda grave o grado III cursa con disfunción orgánica (shock, confusión, insuficiencia re- nal o respiratoria, coagulopatía o trombopenia). Este subgru- po de pacientes requiere de un tratamiento inmediato, sea colecistectomía o colecistostomía26. Colecistitis calculosa crónica Es la forma más frecuente de enfermedad litiásica biliar. Ge- neralmente se desarrolla de forma insidiosa, pero puede ser consecuencia de episodios repetidos de colecistitis aguda. Consiste en una inflamación crónica de la pared de la vesí- cula. Los síntomas suelen ser leves e inespecíficos, entre los que destacan distensión abdominal y dolor sordo en hipocon- drio derecho o epigastrio, ocasionalmente irradiado a la es- cápula derecha. Debe distinguirse de la patología péptica, hernia de hiato y trastornos funcionales como el síndrome de intestino irritable o la dispepsia. Puede existir signo de Mur- phy. Los estudios de laboratorio no muestran hallazgos rele- vantes3. La prueba diagnóstica de elección es la ecografía ab- dominal, aunque los hallazgos tienen poco valor: la vesícula es pequeña, con engrosamientos difusos o circunscritos de la A B Fig. 1. Gammagrafía con HIDA-Tc99 diagnóstica de colecistitis aguda. A. En las fases iniciales se observa dis- creto reforzamiento del reborde en la zona teórica de la vesícula biliar (flechas). B. Excreción del trazador a través del sistema biliar hasta el duodeno sin que se visualice el conducto cístico ni la vesícula biliar (flecha). Imagen por cortesía de la Dra. Rioja. Servicio de Medicina Nuclear. Hospital Ramón y Cajal. Fig. 2. Colecistitis crónica litiásica. Vesícula de paredes muy engrosadas, funda- mentalmente a nivel del fondo, donde mide más de 1 cm y existe un conglomera- do de cálculos. El diagnóstico se confirmó en la pieza de colecistectomía. Ima- gen por cortesía del Dr. Gil Grande. Unidad de Ecografía Digestiva del Servicio de Aparato Digestivo. Hospital Ramón y Cajal. Medicine. 2012;11(8):481-8 485 ENFERMEDAD LITIÁSICA BILIAR pared, con ecos fuertes en su interior4 (fig. 2). El tratamiento de elección es la colecistectomía en aquellos casos sintomá- ticos. Íleo biliar Es una complicación infrecuente, que ocurre en menos del 0,5% de los pacientes con colelitiasis27. Consiste en la obs- trucción del tubo digestivo a cualquier nivel por impactación de un cálculo biliar. El cálculo generalmente accede al intes- tino a través de una fístula bilioentérica, el 60% de las cuales son colecistoduodenales. Se postula que episodios repetidos de inflamación de la vesícula acaban produciendo adhesiones entre el sistema biliar y el intestino. La presión ejercida por las litiasis intravesiculares sobre la pared acabaría provocan- do su erosión y la consiguiente formación de una fístula. El 90% de los cálculos que producen obstrucción son mayores de 2 cm28, y suelen impactarse en el íleon (50-70% de los íleos biliares), seguido del yeyuno y el píloro29,30. Es más frecuente en mujeres mayores de 65 años, que suelen referir antecedentes de colecistitis crónica. General- mente cursa de forma insidiosa como episodios de suboclu- sión. El diagnóstico de obstrucción puede realizarse con ra- diología abdominal simple, pero el diagnóstico etiológico suele requerir la realización de una TC. Es característica la presencia de aerobilia, como consecuencia de la fístula bi- lioentérica, sin embargo, este hallazgo puede aparecer tam- bién tras la manipulación quirúrgica o endoscópica de la vía biliar. El tratamiento debe ser quirúrgico, para solventar la obs- trucción intestinal (enterolitotomía). Puede o no realizarse en el mismo acto quirúrgico la reparación de la fístula y co- lecistectomía. La cirugía en un solo paso se reserva para aquellos pacientes con bajo riesgo quirúrgico en los que los hallazgos intraoperatorios permiten una adecuada revisión de la vía biliar y colecistectomía. En los demás casos, la ci- rugía sobre la vía biliar se pospone a un segundo tiempo quirúrgico. En los pacientes con alto riesgo quirúrgico dicho segundo tiempo no es obligatorio, ya que la tasa de recurren- cia de íleo biliar es de sólo el 17%30. Síndrome de Mirizzi La impactación de una litiasis en el conducto cístico puede producir una obstrucción extrínseca del conducto hepático. Con cierta frecuencia se producen fístulas biliobiliares se- cundarias a la erosión de la pared del conducto hepático por la litiasis impactada. Se estima que está presente en el 0,7- 1,8% de todas las colecistectomías. Clínicamente cursa como colangitis de repetición, con ictericia y elevación de FA en más del 90% de los pacientes. Los hallazgos en las pruebas de imagen (ecografía, colangio-RM) muestran dilatación del árbol biliar por encima del conducto cístico. La interpreta- ción de una colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) no siempre es fácil, ya que puede parecer que la li- tiasis se encuentra en el conducto hepático y no en el cístico. El tratamiento definitivo consiste en una colecistectomía con extracción del cálculo impactado. Dependiendo del grado de erosión de la pared del conducto hepático en caso de existir fístula, se puede realizar una sutura simple del defecto o pue- de ser necesario realizar una derivación bilioentérica. Se pre- fiere el abordaje abierto al laparoscópico en la mayoría de los casos. Puede realizarse un tratamiento provisional endoscó- pico mediante la colocación de una prótesis que descompri- mala vía biliar. Se ha descrito una asociación entre la pre- sencia de síndrome de Mirizzi y el desarrollo de cáncer de vesícula biliar3. Coledocolitiasis sintomática El 15% de los pacientes con colelitiasis también presenta co- ledocolitiasis. La litiasis en el colédoco puede ser asintomá- tica, cursar como cólico biliar o complicarse con colangitis o pancreatitis aguda biliar. A diferencia del cólico biliar simple descrito más arriba, que típicamente cursa sin alteraciones analíticas significativas, el hecho de tener obstruido el con- ducto biliar principal ocasiona ictericia obstructiva con fre- cuencia. Varios estudios demuestran que el valor predicti- vo negativo (VPN) de un perfil hepático normal supera el 97%. Si bien el VPP de las alteraciones analíticas es menor, la pro- babilidad de coledocolitiasis aumenta cuanto mayor es la ele- vación enzimática. Los niveles medios de bilirrubina total en pacientes con coledocolitiasis oscilan entre 1,5 y 1,9 mg/dl, y en menos del 30% de los casos superan los 4 mg/dl. Es habitual encontrar de manera concomitante una elevación de las enzimas de colestasis (FA y gammaglutamiltransferasa [GGT]). Ocasionalmente, sobre todo si la obstrucción es brusca, las transaminasas ALT y AST pueden elevarse de ma- nera transitoria. La sensibilidad de la ecografía abdominal para detectar coledocolitiasis es del 22-55%, pero alcanza el 77-88% para descubrir dilatación de la vía biliar (más de 8 mm de calibre en pacientes no colecistectomizados) (fig. 3). A su vez, la ausencia de dilatación de la vía biliar posee un VPN del 95-96% para excluir coledocolitiasis. A partir de estos resul- Fig. 3. Coledocolitiasis (flecha 1) con importante dilatación de vía intra (flecha 2) y extrahepática (flecha 3). Imagen por cortesía del Dr. Gil Grande. Unidad de Ecografía Digestiva del Servicio de Aparato Digestivo. Hospital Ramón y Cajal. 486 Medicine. 2012;11(8):481-8 ENFERMEDADES DEL APARATO DIGESTIVO (VIII) tados se ha propuesto una estrategia de clasificación de los pacientes en función de su riesgo de coledocolitiasis. La pro- babilidad de coledocolitiasis es mayor del 50% en los pacien- tes con coledocolitiasis visible en la ecografía, colangitis o bilirrubina superior a 4 mg/dl, y en aquéllos con dilatación de la vía biliar y elevación de bilirrubina inferior a 4mg/dl. Estos pacientes de alto riesgo deben ser sometidos a CPRE previa a la colecistectomía para la extracción de cálculos. Los pacientes con un riesgo intermedio (10-50%) de presentar coledocolitiasis deben estudiarse con colangio-RM (sensibi- lidad 85-92%, especificidad 93-97%) o ecoendoscopia (sen- sibilidad 98-94%, especificidad 94-95%) para confirmar el diagnóstico de sospecha antes de proceder a la CPRE. La sensibilidad de la ecoendoscopia es mayor que la de la colangio-RM para detectar litiasis menores de 5 mm. La TC es poco empleada en el diagnóstico de coledocolitiasis, y su utilidad radica en excluir otras causas de ictericia obstructiva. Finalmente, en los pacientes con bajo riesgo de presentar coledocolitiasis (< 10%) está indicada la realización de una colecistectomía sin ninguna intervención adicional sobre la vía biliar2,31,32 (fig. 4). En ocasiones, los cálculos son demasiado grandes (1-1,5 cm) para poder ser extraídos de la vía biliar por los métodos con- vencionales (cesta o catéter-balón) a través de la esfintero- tomía. En estos casos, existen distintas opciones terapéuticas. La más sencilla consiste en la colocación de una prótesis plá- stica biliar que permite el drenaje de la vía biliar hasta la re- alización de un tratamiento más definitivo, sea endoscópico o quirúrgico. El tamaño de los cálculos puede reducirse tras la colocación de la endoprótesis, facilitando ulteriores abor- dajes endoscópicos. En ocasiones es útil dilatar la papila con balón para facilitar la extracción de los cálculos. Puede reali- zarse litotricia mecánica, electrohidráulica o por láser en el interior de la vía biliar en el curso de la CPRE. De ellas, la más empleada es la mecánica; pueden alcanzarse altas tasas de éxito (79-92%), aunque ello varía en función del tamaño y la morfología de los cálculos. También se puede realizar una litotricia extracorpórea con ondas de choque (LEOC) (éxito terapéutico entre el 70 y el 90%)33. Colangitis aguda Se define como infección ascendente de la vía biliar, con re- percusión sistémica, en presencia de obstrucción parcial o completa de la vía biliar. Los principales microorganismos implicados son E. coli, Klebsiella sp., Streptococcus sp., Pseudomo- nas sp., Bacteroides sp. y Clostridium sp. La infección de la bilis no es suficiente por sí misma para causar síntomas sistémi- cos; la presión en el sistema biliar debe estar aumentada se- cundariamente a obstrucción de la vía (por ejemplo, coledo- colitiasis, estenosis postquirúrgicas, colangitis esclerosante primaria). La tríada de Charcot (fiebre, dolor en hipocondrio derecho e ictericia) es la manifestación clásica. La existencia asociada de confusión e hipotensión se denomina pentada de Reynolds. Analíticamente destaca una alteración del perfil he- pático con ictericia y leucocitosis. Los hemocultivos pueden ser positivos. El diagnóstico de colangitis aguda es clínico (fig. 5). La presencia de la tríada de Charcot permite establecer un diagnóstico de certeza de colangitis aguda. En caso de que no estén presentes todos los componentes de la tríada de Char- cot, la presencia de datos de respuesta inflamatoria u obs- trucción biliar también permiten alcanzar un diagnóstico de certeza. El principal factor de mal pronóstico es el fallo mul- tiorgánico (shock, confusión, insuficiencia renal o respirato- ria, coagulopatía, trombopenia o hiperbilirrubinemia). Otros factores de mal pronóstico son la fiebre (mayor de 39º C), leucocitosis, bacteriemia, hipoalbunimenia, absceso hepático, presencia de comorbilidades, edad avanzada (más de 75 años) y etiología maligna de la estenosis biliar. El tratamiento antibiótico sistémico debe realizarse con cefalosporinas o quinolonas, o con piperacilina-tazobactam en casos graves, asociado o no a aminoglucósidos y metroni- dazol. La antibioterapia logra prevenir la sepsis, pero es in- suficiente como tratamiento único en caso de obstrucción completa de la vía biliar; en estos casos, es mandatoria la descompresión biliar. El manejo debe hacerse atendiendo a la gravedad del cuadro y a la respuesta inicial al tratamiento médico. Se define colangitis leve o grado I como aquélla sin Fig. 4. Asignación del riesgo de coledocolitiasis y actitud a seguir en cada caso. BT: bilirrubina total; colangio-RM: colangiorresonancia magnética; USE: ultrasono- grafía endoscópica. Modificada de Maple JT, et al31. Predictores de coledocolitiasis Muy fuertes Ecografía: coledocolitiasis Colangitis aguda Bilirrubina total > 4 mg/dl Fuertes Ecografía: dilatación de vía biliar Bilirrubina total 1,8-4 mg/dl Moderados Alteración peril hepático (≠ de BT) Edad superior a 55 años Pancreatitis aguda biliar Riesgo de coledocolitiasis Alto (> 50% probabilidad): Cualquier predictor muy fuerte Ambos predictores fuertes Bajo (< 10% probabilidad): Ningún predictor Intermedio (10-50% probabilidad): Cualquier otra situación Actitud CPRE preoperatoria Colecistectomía sin colangiografía USE o colangio RM preoperatoria Colangiografía intraoperatoria Medicine. 2012;11(8):481-8 487 ENFERMEDAD LITIÁSICA BILIAR datos de disfunción orgánica y buena respuesta inicial al tra- tamiento médico. La colangitis moderada o grado II es aquélla sin disfunción orgánica pero con mala respuesta al trata- miento médico inicial, evaluado como persistencia de sín- drome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS) o sepsis. En estos casos, es necesario cambiar el antibiótico o realizar un drenaje de la vía biliar. Por último, en la colangitis grave o grado III existe disfunción orgánica y no hay respuesta inicial al tratamiento médico. En esta situación,debe procederse al drenaje urgente de la vía biliar. El abordaje preferido es la CPRE para la realización de esfinterotomía endoscópica34. Si ésta fracasa, se debe intentar un abordaje percutáneo (colan- giografía transparietohepática). En la colangitis aguda, la CPRE presenta unas tasas de mortalidad de entre el 5 y el 10%. El tratamiento quirúrgico presente unas tasas de mor- talidad superiores (16-45%), por lo que no se considera de primera elección3. Pancreatitis aguda biliar La impactación de un cálculo en la ampolla de Váter dificul- ta el drenaje de la secreción pancreática, ocasionando un cua- dro de inflamación del páncreas. La etiología biliar es la pri- mera causa de pancreatitis aguda. Clínicamente aparece dolor epigástrico irradiado en cinturón, asociado en ocasio- nes a vómitos, y en casos graves a shock. Analíticamente des- taca la presencia de hiperamilasemia e hiperlipasemia, así como ictericia y alteración del perfil hepático. El tratamiento combina medidas de soporte con fluidoterapia intensiva. Aquellos casos que cursan con colangitis aguda asociada (10%) deben ser sometidos a CPRE urgente. En caso de sos- pecha de coledocolitiasis persistente con obstrucción de la vía biliar (dilatación de colédoco o visualización del cálculo en pruebas de imagen, ictericia o alteración persistente del perfil hepático) se debe realizar una CPRE precoz, es decir, en las primeras 72 horas desde la instauración de los sínto- mas. Existe controversia acerca de la indicación de realizar CPRE precoz en aquellas pancreatitis con datos de gravedad; por el momento no hay evidencia suficiente para apoyar su indicación sistemática. El tratamiento definitivo es la colecis- tectomía, que debe realizarse en las primeras 2 a 4 semanas desde el alta hospitalaria para prevenir re- currencias35,36. Asociación entre colelitiasis y cáncer de vesícula o colangiocarcinoma Distintos estudios poblacionales han sugerido la existencia de una asociación entre la presencia de co- lelitiasis y el desarrollo de cáncer de vesícula o colangiocarcinoma. Se ha descrito un riesgo relativo de cáncer de vesícula de 2,4 en presencia de litiasis de 2 a 2,9 cm, riesgo que aumenta con el tamaño de los cálculos. No está claro si este hecho implica una relación causal o es una simple asociación, lo que haría sospechar la presencia de un factor etiológico común a ambas condiciones. Parece existir una menor incidencia de colangiocarcinoma en pacientes co- lecistectomizados, lo que plantea dudas acerca de una posible asociación entre ambos hechos2,3. Asociación entre colecistectomía y cáncer colorrectal Algunos estudios37-39 sugieren un incremento en la inciden- cia de cáncer colorrectal tras la colecistectomía. Se propone que la exposición de las bacterias anaerobias intestinales a una mayor concentración de ácidos biliares primarios conju- gados tras la colecistectomía incrementaría la producción de sustancias carcinogénicas. Sin embargo, estos hallazgos no son constantes, y es cuestionable la relevancia clínica de esta asociación, ya que la indicación de colecistectomía está basa- da en criterios clínicos, y se han desarrollado programas po- blacionales de cribado para el cáncer colorrectal. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Bibliografía • Importante •• Muy importante ✔ Metaanálisis ✔ Artículo de revisión ✔ Ensayo clínico controlado ✔ Guía de práctica clínica ✔ Epidemiología ✔1. Shaffer EA. Gallstone disease: epidemiology of gallbladder stone disease. Best Pract Res Clin Gastroenterol. 2006;20:981-96. ✔2. Browning JD, Sreenarasimhaiah J. Colelitiasis. En: Feldman M, Friedman LS, Brandt LJ, editors. Sleisenger and Fordtran Enfermedades digestives y hepáticas. 8ª ed. España: Elsevier; 2008. p. 1387-418. Fig. 5. Criterios diagnósticos de colangitis aguda. *La presencia de respuesta inflamatoria incluye: leucoci- tosis, elevación de proteína C reactiva y otros marcadores de inflamación. HCD: hipocondrio derecho. Modi- ficada de Wada K, et al34. Hallazgos clínicos 1.- Antecedentes de enfermedad biliar 2.- Fiebre o escalofríos 3.- Ictericia 4.- Dolor en HCD o epigastrio Hallazgos analíticos 5.- Respuesta inlamatoria * 6.- Alteración del peril hepático Hallazgos en pruebas de imagen 7.- Dilatación de vía biliar Diagnóstico de certeza: • Tríada de Charcot (2+3+4) • ≥ 2 hallazgos clínicos +5+6+7 Diagnóstico de sospecha: • ≥ 2 hallazgos clínicos 488 Medicine. 2012;11(8):481-8 ENFERMEDADES DEL APARATO DIGESTIVO (VIII) ✔3. Dooley JS. Gallstones and benign biliary diseases. En: Sherlock´s diseases of the liver and biliary system. Dooley JS, Lok ASF, Burroughs AK, Heathcote EJ, editors. 12ª ed. Oxford: Wiley-Blackwell; 2011. p. 257-93. ✔4. de Dios Vega JF, Reyes López A, Vignote Alguacil ML. Ecografía de la vesícula y vías biliares. En: Tratado de ultrasonografía abdominal. Cuenca Morón B, García González M, Garre Sánchez MC, Gil Grande LA, Gómez Rodríguez RA, López Cano A, et al, editores. España: Díaz de Santos; 2011. p. 109-22. ✔5. 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