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Reporte TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL

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REPORTE #4 TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL (TCC)
Este modelo surge en los años 60´s y fue creado por el psicólogo Albert Ellis y el psiquiatra Aaron Beck ambos estadounidenses. Aunque se puede mencionar a Albert Bandura como el verdadero iniciador de este tipo de terapia también en los años 60.
Es un tipo de terapia breve, estructurada y colaborativa que se basa en pensamientos y emociones donde su objetivo es cambiar las cogniciones que afectan al paciente ya que son las responsables del estado de ánimo y la conducta, por cogniciones funcionales usando técnicas conductuales para la resolución de problemas.
Es decir, se enseña al paciente a identificar y evaluar pensamientos y emociones cuyo propósito es hacer este cambio siempre dirigido a resolver la queja del mismo y a proporcionar herramientas que permitan su independencia.
Esta terapia está centrada en el aquí y el ahora y tiene un alto grado de efectividad además que establece una cuestión dinámica y de equipo donde la alianza terapeuta-paciente es básica por ser una terapia activa y directiva y por lo tanto pone énfasis en la prevención.
Se ha demostrado que es útil para la ansiedad, depresión, pánico, fobia social, bulimia, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno de estrés postraumático y esquizofrenia. Cabe señalar que esta terapia se basa en el aprendizaje y es una de las terapias más usadas en el mundo debido al alto grado de eficacia.
El pionero, Bandura, destaca el paradigma de la psicología cognitiva como determinismo reciproco estableciendo una interacción entre las distintas corrientes, por lo que los factores ambientales, personales y conductuales, no son entidades separadas, sino que interactúan mutuamente entre sí. También declara que el organismo no solo responde a los estimulos del medio ambiente de forma autómata sino que reflexiona y responde significativamente. Considerando ciertas capacidades en el proceso de aprendizaje: simbolizadora, de previsión, vicaria, auto reguladora y de auto reflexión.
Dentro de la terapia cognitiva se tiene que Beck la desarrolló a partir de su experiencia clínica con pacientes deprimidos. El elemento fundamental del modelo cognitivo de Beck es que en los trastornos emocionales existe una distorsión o sesgo sistemático en el procesamiento de información. Así pues el elemento responsable de la emisión de las respuestas emocionales y conductuales desajustadas sería la estructuración cognitiva negativa de la situación. La perturbación emocional depende del potencial de los individuos para percibir negativamente el ambiente y los acontecimientos que les rodean. Centrándose en la depresión, la teoría cognitiva mantiene que existe una predisposición para el trastorno que consiste en elementos de vulnerabilidad cognitiva, preexistentes y estables. Estos elementos serian esquemas cognitivos negativos sobre uno mismo, el mundo y el futuro que es lo que se conoce como triada cognitiva. 
La modalidad depresiva presenta una serie de distorsiones sistemáticas en el procesamiento de la información entre los que destaca: 
· Inferencia arbitraria: proceso de llegar a una conclusión sin evidencia que la apoye o con evidencia contraria a la conclusión.
· Abstracción selectiva: valoración de una experiencia centrándose en un detalle específico extraído fuera de su contexto e ignorando otros elementos más relevantes de la situación.
· Generalización excesiva: proceso de extraer una conclusión o elaborar una regla general a partir de uno o varios hechos aislados y aplicarla tanto a situaciones relacionadas con el hecho en cuestión como no relacionadas.
· Magnificación y minimización: errores cometidos al evaluar la magnitud o la significación de un acontecimiento incrementando o disminuyendo su significación.
· Personalización: tendencia y facilidad para atribuirse sucesos extremos sin base firme para realizar esta conexión.
· Pensamiento absolutista y dicotómico: tendencia a clasificar todas las experiencias en una o dos categorías opuestas, seleccionando las categorías del extremo negativo para describirse a sí mismo. 
Estos sesgos sistemáticos junto a la triada cognitiva producen las alteraciones en el procesamiento de la información que se manifiestan en la depresión.
Por otro lado, Ellis fundo la Terapia Racional-Emotiva (TRE), una terapia cognitivo-conductual, que se basa en la idea de que tanto las emociones como las conductas son producto de sus creencias, construidas gracias a su particular experiencia y forma de interpretar la realidad.
La meta primordial de la TRE es asistir al paciente a través de este trabajo de “autocontrol” en la identificación de sus pensamientos “Irracionales” o disfuncionales y ayudarle a reemplazar dichos pensamientos por otros más “racionales” o efectivos, que le permitan lograr con más eficacia metas de tipo personal como el ser feliz, establecer relaciones con otras personas, etc. 
La TRE consta, en esquema, de cuatro pasos sucesivos:
1) La teoría ABC, donde se explica cómo las personas crean y pueden destruir sus perturbaciones.
2) La detección de las ideas irracionales.
3) La discusión de cada creencia irracional.
4) El conseguir un nuevo efecto o filosofía que permita al paciente pensar de forma más sensata en el futuro.
El marco filosófico general de la TRE, se basa primordialmente en la premisa estoica de que: “la perturbación emocional no es creada por las situaciones sino por las interpretaciones de esas situaciones” (Epicteto, siglo 1 d.C.). Por consiguiente, el modelo del ABC utilizado por la TRE para explicar los problemas emocionales y determinar la intervención terapéutica para ayudar a resolverlos, tiene como eje principal precisamente la forma particular que tiene usted de pensar, el cómo usted interpreta su ambiente y sus circunstancias, y las creencias que ha desarrollado sobre sí mismo, sobre las otras personas y sobre el mundo en general. Si estas interpretaciones o creencias son ilógicas, poco empíricas, y dificultan la obtención de sus metas, reciben el nombre de “irracionales”. Esto no significa que usted no razone, sino que razona mal, ya que llega a conclusiones erróneas. Si, por el contrario, sus interpretaciones o inferencias están basadas en datos empíricos y en una secuencia científica y lógica entre premisas y conclusiones, sus creencias son racionales, ya que el razonamiento es correcto y la filosofía básica adoptada es funcional.
El modelo ABC de la Terapia Racional-Emotiva funciona de la siguiente forma:
La “A” o “acontecimiento activante” produce la “C” o “consecuencias”, que pueden ser emocionales (Ce) y/o conductuales (Cc). La “C” es producida por la interpretación que se da a la “A”, es decir, por las creencias (“bellefs”) (B) que generamos sobre dicha situación. Si la “B” es funcional, lógica, empírica, se la considera “racional” (rB). Si, por el contrario, dificulta el funcionamiento eficaz del individuo, es “irracional” (IB). En el ABC de la TRE, el método principal para reemplazar una creencia irracional (IB) por una racional (rB) se llama “refutación” o “debate” (D) y es, básicamente, una adaptación del método científico a la vida cotidiana, método por medio del cual se cuestionan hipótesis y teorías para determinar su validez.
 
De acuerdo con la TRE, el elemento principal del trastorno psicológico se encuentra en la evaluación irracional, poco funcional, que hace el individuo de la realidad, de la situación que le rodea. Dicha evaluación se conceptualiza a través de exigencias absolutistas, de los “debo de” y “tengo que” dogmáticos sobre uno mismo, otros, o la vida en general, en vez de concepciones de tipo probabilista o preferencial, en las cuales el sujeto crea expectativa pero no les añade una característica de dogma. Los “debo de” y “tengo que” dogmáticos y absolutistas del pensamiento de un individuo sólo sirven para sabotear sus propósitos y objetivos básicos, ya que generan emociones y conductas que bloquean o dificultan la obtención de los mismos. De ese pensamiento irracional, dogmático, se derivan tres inferencias:1. La tendencia a resaltar en exceso lo negativo de un acontecimiento (“tremendismo”), ya que éste se percibe como más de un 100% malo - una conclusión exagerada y mágica que proviene de la creencia: “Esto no debería ser tan malo como es”.
1. La tendencia a exagerar lo insoportable de una situación (“no puedo soportantitis”), ya que la persona considera que no puede experimentar ninguna felicidad, bajo ninguna circunstancia, si esta situación se presenta, o amenaza con presentarse, en su vida -o deja, o amenaza con dejar, de ocurrir, según el caso.
1. La tendencia a condenar a los seres humanos o a la vida en general (“Condenación”), ya que el individuo se evalúa a sí mismo o a los demás como “subhumanos”, al comprometer su valor como personas como consecuencia de su comportamiento, o sea, de hacer algo que no “deben” hacer o de no hacer, en algo que “deben” hacer. Esta condena también puede aplicarse al mundo, o a la vida en general, cuando éstos no proporcionan al individuo lo que cree merecer, de manera incuestionable y por encima de cualquier cosa.

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