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LA FILOSOFIA POLITICA 
EN JORGE LUIS BORGES 
Por Martín Krause 
 
El presente artículo tiene un objetivo limitado: tratar de presentar a los lectores lo que el autor 
considera son las opiniones más interesantes del destacado escritor argentino en materia de filosofía 
política, y dentro de esta última específicamente acerca de la libertad individual. Sabido es que 
Borges no escribió ningún texto que pueda ser clasificado como parte de esta disciplina, y mucho 
menos un ensayo al respecto, pero sus opiniones se traslucen en algunos de sus trabajos y, en 
particular, sus diálogos. 
Por lo tanto, se tratará simplemente de presentar un conjunto de citas que puedan dar una idea de su 
pensamiento. No se puede decir que sea una selección completa ya que las entrevistas publicadas 
con Borges son muchas, pero se estiman suficientes como para interpretarlo. 
Como tal, éste es un trabajo que recién comienza, y podrá ser mejorado y ampliado con las 
sugerencias y aportes de los mismos lectores. 
 
LA RAZON. “... la idea de que alguien gane en una discusión, es un error, porque, qué importa; si 
se llega a descubrir una verdad, poco importa que salga de “a”, de “b”, de “c”, de “d” o de “e”. Lo 
importante es llegar a esa verdad o es indagar esa posible verdad. Pero, en general, se ve a la 
conversación como una polémica, ¿no?; es decir, se entiende que una persona pierde y otra gana, lo 
cual es un modo de estorbar la verdad o de hacerla imposible. Esa mera vanidad personal de tener 
razón; por qué tener razón. Lo importante es llegar a la razón, y si alguien puede ayudarnos mejor.”1 
 
LIBRE ALBEDRIO. “Si no creemos en el progreso, descreemos de toda posibilidad de acción. 
Esa creencia mía en el progreso vendría a ser, a la vez, una forma de mi creencia en el libre 
albedrío; es decir, si me dicen que todo mi pasado ha sido fatal, ha sido obligatorio, no me importa; 
pero si me dicen que yo, en este momento, no puedo obrar con libertad, me desespero.”2 
“Uno siente que el Universo responde a un dibujo. Las cosas no son absolutamente arbitrarias: hay 
cuatro estaciones, nuestra vida va pasando por etapas: nacimiento, niñez, juventud... Podrían ser 
indicios de que hay una trama, de que este mundo no es caótico sino laberíntico. Es como el libre 
albedrío. Posiblemente no exista, pero uno no puede pensar que en este momento no es libre ¿no?”3 
 
INDIVIDUALISMO. “El argentino hallaría su símbolo en el gaucho y no en el militar, porque el 
valor cifrado en aquel por las tradiciones orales no esta al servicio de una causa y es puro. El 
gaucho y el compadre son imaginados como rebeldes; el argentino a diferencia de los americanos 
del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado. Ello puede atribuirse al hecho 
general de que el Estado es una inconcebible abstracción; lo cierto es que el argentino es un 
individuo, no un ciudadano.” 4 
“El argentino, a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica 
con el Estado. Ello puede atribuirse a la circunstancia de que, en este país, los gobiernos suelen ser 
pésimos o al hecho general de que el Estado es una inconcebible abstracción, lo cierto es que el 
argentino es un individuo, no un ciudadano.”5 
 “...creo que si cada uno de nosotros pensara en ser un hombre ético, y tratara de serlo, ya habríamos 
hecho mucho; ya que al fin de todo, la suma de las conductas depende de cada individuo.”6 
 “...la muchedumbre es una entidad ficticia, lo que realmente existe es cada individuo.”7 
“La sociología ni siquiera sabemos si existe o si es una ciencia imaginaria; a juzgar por los 
resultados que ha dado, no existe.”8 
“Para terminar, ¿sería desacertado suponer –de acuerdo con todo lo conversado- que usted 
hace un culto del individualismo por encima de todo lo que haga a la vida comunitaria o 
política? 
Claro, yo creo que sólo existen los individuos: todo lo demás, las nacionalidades y las clases 
sociales son meras comodidades intelectuales.”9 
“¿Cuántas Argentinas hay? ¿Más de una? 
Muchas, tantas como individuos. Los países son falsos, los individuos quizás no lo sean –si es que 
el individuo es el mismo al cabo de muchos años.”10 
“Ahora ya no creo en las escuelas literarias, creo en los individuos”.11 
“C: Esta página está cerca de la filosofía. 
B: Pero será muy rara. ¿A ver, cuál es? 
C: Se llama Tú. 
B: Sí 
C: Y dice: Un solo hombre ha nacido, un solo hombre ha muerto en la tierra. 
B: Claro. Porque si lo único real son los individuos, entonces... la historia universal, por ejemplo, es 
falsa. Porque se habla de países, se habla de naciones, que no han existido nunca. Lo que existe es 
cada individuo. Y a ese hombre yo lo llamo Tú. Puedo ser Yo, también. 
C: Afirmar lo contrario es mera estadística; es una adición imposible. 
B: Claro. Cuando se dice, por ejemplo: “En la vida de un hombre hay más pesares o más 
desdichas”. Esa suma no puede hacerse. 
C: No menos imposible que sumar el olor de la lluvia y el sueño que anteanoche soñaste . 
B: Un país, por ejemplo, es una idea abstracta: por consiguiente, falsa. Lo que existe es cada 
individuo; el país es una superstición o una convención. 
C: Bueno, bueno. Pero... ¿y sus costumbres, su cultura, sus tradiciones, que, más o menos, son 
colectivas, dentro de ese país? Lo diferencian de los otros. 
B: Bueno, sí, pero lo colectivo no es real. El individuo sí es real. O en todo caso uno cree que es 
real. Aunque yo no sé si en este momento soy todo mi pasado. Pero en todo caso eso es algo más 
real que decir: yo pertenezco a tal clase social, a tal país... Esas son convenciones... y que cambian, 
además. Dependen de la política, de la geografía política, que es del todo falsa. 
C: Curiosamente, su reprobado Ortega dice que la sociedad es “in-humana”, que no es humana. Que 
lo único humano es el hombre. 
B: Sí. Tiene razón. Salvo que yo diría que la sociedad es una ficción, porque no existe. 
C: Él dice eso. Que es un peso que el hombre tiene sobre sí. Que no la ha hecho el hombre. 
B: Bueno, es una invención, sí, pero podemos librarnos de ella. Yo, por ejemplo, no pienso nunca 
en clases sociales; no pienso en países tampoco. Sé que son abstracciones aprovechadas por los 
políticos pero que no existen. 
C: Pero es una carga pesada, Borges. Porque, -sigo con Ortega -, si alguien quiere huir de la 
sociedad y se refugia en una isla desierta, la sociedad estará con él, porque él seguirá designando las 
cosas con las palabras que la sociedad le dio. 
B: No, si la sociedad no existe. Sólo hay individuos. 
C: Sí, pero la lengua es social. 
B: Por ejemplo, hablar de Chile, hablar de Argentina... Bueno, eso es falso. No hay tal cosa. Pero 
hay un chileno, hay un argentino, y cada uno... Muchos tampoco: es una abstracción. Bueno, ahí yo 
digo que sólo existe el individuo. Viene a ser esa la idea, ¿no?”12 
“Un solo hombre ha nacido, un solo hombre ha muerto en la tierra. Afirmar lo contrario es mera 
estadística, es una adición imposible. No menos imposible que sumar el olor de la lluvia y el sueño 
que anoche soñaste”.13 
“Yo creo en el hombre sobre todo si está solo, consigo. Decir “especie humana” es una abstracción. 
Yo creo que todos los individuos son distintos entre sí. Tienen la obligación y el derecho de serlo. 
Además, la gente, cada persona cambia a cada momento.”14 
“Las masas son una entidad abstracta y posiblemente irreal. Suponer la existencia de la masa es 
como suponer que todas las personas cuyo nombre empieza con la letra “b” forman una sociedad.”15 
 
ETICA. “...creo que si cada uno de nosotros pensara en ser un hombre ético, y tratara de serlo, ya 
habríamos hecho mucho; ya que al fin de todo, la suma de las conductas depende de cada 
individuo.”16 
“Eso lo dice Major Barbara en la comedia Major Barbara, del Ejército de Salvación. Sí, no dice “he 
dejado atrás el soborno del cielo”; es decir, la idea de ser premiado por los buenos actos, o, lo que 
viene a ser lo mismo, el temor de ser castigado por los pecados. Es eso, sí, librarse delsoborno del 
cielo; claro, porque el cielo es, de hecho, un soborno, y el infierno es, de hecho, una amenaza. Y no 
se sabe cuál de los dos es más indigno de una divinidad, ¿no?: amenazar y sobornar, parecen 
operaciones muy bajas éticamente.”17 
 
ESTADO. “Escombros del principio, esquinas de agresión o de soledad, hombres furtivos que se 
llaman silbando y que se dispersan de golpe en la noche lateral de los callejones, nombraban su 
carácter. El barrio era una esquina final. Un malevaje de a caballo, un malevaje de chambergo 
mitrero sobre los ojos y de apaisanada bombacha, sostenía por inercia o por impulsión una guerra 
de duelos individuales con la policía. La hoja del peleador orillero, sin ser tan larga -era lujo de 
valientes usarla corta- era de mejor temple que el machete adquirido por el Estado, vale decir con 
predilección del costo mas alto y el material mas ruin.”18 
“El más urgente de los problemas de nuestra época (ya denunciado con profética lucidez por el casi 
olvidado Spencer) es la gradual intromisión del Estado en los actos del individuo; en la lucha contra 
ese mal, cuyos nombres son comunismo y nazismo, el individualismo argentino, acaso inútil o 
perjudicial hasta ahora, encontrará justificación y deberes.”19 
“El nacionalismo quiere embelesarnos con la visión de un Estado infinitamente molesto; esa utopía, 
una vez lograda en la tierra, tendría la virtud providencial de hacer que todos anhelaran, y 
finalmente construyeran, su antítesis.”20 
“Creo que con el tiempo mereceremos que no haya gobiernos.”21 
Pregunta el personaje Eudoro Acevedo: 
“-¿Qué sucedió con los gobiernos? 
Según la tradición fueron cayendo gradualmente en desuso. Llamaban a elecciones, declaraban 
guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer la censura 
y nadie en el planeta los acataba. La prensa dejó de publicar sus colaboraciones y sus efigies. Los 
políticos tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos cómicos o buenos 
curanderos. La realidad sin duda habrá sido más completa que este resumen.”22 
“...para mí el Estado es el enemigo común ahora; yo querría –eso lo he dicho muchas veces- un 
mínimo de Estado y un máximo de individuo. Pero, quizá sea preciso esperar... no sé si algunos 
decenios o algunos siglos –lo cual históricamente no es nada-, aunque yo, ciertamente no llegaré a 
ese mundo sin Estados. Para eso se necesitaría una humanidad ética, y además, una humanidad 
intelectualmente más fuerte de lo que es ahora, de lo que somos nosotros; ya que, sin duda, somos 
muy inmorales y muy poco inteligentes comparados con esos hombres del porvenir, por eso estoy 
de acuerdo con la frase: “Yo creo dogmáticamente en el progreso”.23 
“...se empieza por la idea de que el Estado debe dirigir todo; que es mejor que haya una corporación 
que dirija las cosas, y no que todo “quede abandonado al caos, o a circunstancias individuales”; y se 
llega al nazismo o al comunismo, claro. Toda idea empieza siendo una hermosa posibilidad, y 
luego, bueno, cuando envejece es usada para la tiranía, para la opresión.”24 
 
“¿Qué tipo de estado desearía? 
Un estado mínimo, que no se notara. Viví en Suiza cinco años y allí, nadie sabe cómo se llama el 
presidente. Yo propondría que los políticos no fueran personajes públicos. 
La abolición del Estado que usted propone tiene mucho que ver con el anarquismo. 
Sí, exacto, con el anarquismo de Spencer, por ejemplo. Pero no sé si somos lo bastante civilizados 
para llegar a eso. Como les decía recién, no me gustan las personas que se promocionan a través de 
la política. Son despreciables. 
¿Piensa seriamente que tal Estado es factible? 
Por supuesto, Eso sí, es cuestión de esperar doscientos o trescientos años. 
¿Y mientras tanto? 
Mientras tanto, jodernos.”25 
“Mi padre era anarquista, spenceriano, lector de El hombre contra el estado, y recuerdo que, en uno 
de los largos veraneos que hicimos en Montevideo, me dijo mi padre que me fijara en muchas 
cosas, porque esas cosas iban a desaparecer y yo podría contarles a mis hijos o a mis nietos –no he 
tenido hijos ni nietos- que yo había visto esas cosas. Que me fijara en los cuarteles, en las banderas, 
en los mapas con distintos colores para los distintos estados, en las carnicerías, en las iglesias, en los 
curas, en las aduanas, porque todo eso iba a desaparecer cuando el mundo fuera uno y se olvidaran 
las diferencias. Hasta ahora no se ha cumplido la profecía, pero espero que se cumpla alguna vez.”26 
“En La República están todos los gérmenes del comunismo y del nazismo: la idea de que todo debe 
estar en poder del Estado. Claro que no se ha llegado tan lejos como quería Platón, felizmente. Allí 
se deseaba que los padres ignoraran quiénes eran sus hijos, los hijos ignoraran quiénes eran sus 
padres. Y todo esto a riesgo de matrimonios incestuosos”27. 
“Sigo siendo discípulo de Spencer; no digamos el individuo contra el Estado, pero sí el individuo 
sin el Estado.”28 
 
PAISES. “Fijar los límites entre la realidad y la fantasía es una tarea casi imposible. La realidad es 
un producto de los sueños de los muertos. Si, por ejemplo, nos preguntásemos por qué Francia es 
una República, creo que deberíamos responder que lo es porque hubo una serie de personas que 
pensaron en esta forma de gobierno. Por supuesto, casi todas murieron antes de ver realizados sus 
sueños. 
Para mí, los estados, son producto de las fantasías de los hombres. ¿Cómo explicar de otro modo 
que al sur de una línea la tierra cambie de nombre?”29 
“Desdichadamente para los hombres, el planeta ha sido parcelado en países, cada uno provisto de 
lealtades, de queridas memorias, de una mitología particular, de derechos, de agravios, de fronteras, 
de banderas, de escudos y de mapas. Mientras dure este arbitrario estado de cosas, serán inevitables 
las guerras.”30 
 
POLITICA. “Sin esperanza y con nostalgia, pienso en la abstracta posibilidad de un partido que 
tuviera alguna afinidad con los argentinos; un partido que nos prometiera (digamos) un severo 
mínimo de gobierno.”31 
“Creo que ningún político puede ser una persona totalmente sincera. Un político está buscando 
siempre electores y dice lo que esperan que diga. En el caso de un discurso político los que opinan 
son los oyentes, más que el orador. El orador es una especie de espejo o eco de lo que los demás 
piensan. Si no es así, fracasa.”32 
“...actualmente yo me definiría como un inofensivo anarquista; es decir, un hombre que quiere un 
mínimo de gobierno y un máximo de individuo.”33 
“...yo diría que los políticos vendrían a ser los últimos plagiarios, los últimos discípulos de los 
escritores. Pero, generalmente con un siglo de atraso, o un poco más también, sí. Porque todo lo que 
se llama actualidad es realmente.... y, es un museo, usualmente arcaico. Ahora estamos todos 
embelesados con la democracia; bueno, todo eso nos lleva a Paine, a Jefferson, a aquello que pudo 
ser una pasión cuando Walt Whitman escribió sus Hojas de Hierba. Año de 1855. Todo eso es la 
actualidad; de modo que los políticos serían lectores atrasados, ¿no?, lectores anticuados, lectores 
de viejas bibliotecas...”34 
“...nuestro individualismo sería un buen rasgo, pero no sé si hemos sabido aprovechar ese rasgo; yo 
creo que no. Aunque la política no puede aprovecharlo, ya que consiste precisamente en lo 
contrario.”35 
“Sin duda, yo le habré contado muchas veces: nosotros llegamos a Suiza, el año 1914, y, como 
buenos sudamericanos, preguntamos el nombre del presidente de la Confederación Suiza. Se 
quedaron mirándonos, porque nadie lo sabía; había un gobierno muy eficaz, pero precisamente, era 
un gobierno invisible.”36 
“Y él [Bernard Shaw] pensaba que había que demorar la revolución, él pensaba que los gobiernos 
se vendrían abajo solos; que no sería necesaria una revolución. Y, sin embargo, ahora estamos en el 
año mil novecientos ochenta y cinco, y parece que nunca han dolido tanto los gobiernos como 
ahora, ¿no?; nunca han sido tan opresivosy tan, digamos, omnipresentes, incesantes. Uno no puede 
dar un paso sin el gobierno ahora. Sin embargo, en el siglo XIX, pudo creerse que no, que los 
gobiernos estaban gastándose, cansándose; y ahora nadie espera eso.”37 
“...yo creo que uno de los males de esta época es el nacionalismo; pero la gente, salvo que uno les 
pida una opinión, una persona más o menos está lista a leer un libro de cualquier país, de cualquier 
época; no está cerrándose continuamente. Pero los gobiernos sí. El oficio de ellos es insistir en los 
límites. Pero la gente no, si un film tiene éxito en Nueva York, tiene éxito...y, sin duda, en Buenos 
Aires, sin duda en Londres y, si lo permiten, sin duda en Moscú también. Me parece que siempre 
los gobiernos, comparados con su país, corresponden a épocas perimidas, o atrasadas.”38 
“El arte y la política sólo tienen en común que están hechos de intrigas. Yo urdo mi literatura cada 
día. Para mí, un escritor comprometido es alguien que hace pasar la literatura por la política. ¿Cómo 
es posible? El deporte, la política, esos grandes espectáculos de la modernidad son frivolidades. 
Pero la política, ésa es una frivolidad peligrosa.”39 
“Soy anarquista. Siempre he creído fervorosamente en el anarquismo. Y en esto sigo las ideas de mi 
padre. Es decir, estoy en contra de los gobiernos, más aún cuando son dictaduras, y de los 
estados”.40 
“Soy un anarquista spenceriano individualista al que repugna la violencia, desde la piedra de Caín 
hasta el armamento nuclear”.41 
“Soy fundamentalmente anarquista. Estoy por un mínimo estado y un máximo de individuo. Si hace 
falta un gobierno, lo deseo planetario. Pero es una utopía, claro. No nos dirigimos hacia allá. Sin 
embargo tengo esperanzas, para dentro de mil años.”42 
 
FS: ¿Cómo le parece a usted que surgirá en un cerebro la idea de convertirse en dictador? 
J.L.B.: “La verdad es que parece una idea pueril, ¿no es cierto? Creo que la idea de mandar y ser 
obedecido corresponde más bien a la mente de un niño que a la mente de un hombre. Yo no creo 
que los dictadores en general sean personas muy inteligentes. También un fanatismo puede llevarlos 
a ello. El caso de Cromwell, por ejemplo: yo creo que él era un puritano, era un calvinista y creía 
que tenía algún derecho. Pero en el caso de otros dictadores más recientes, no creo que hayan sido 
llevados por el fanatismo. Creo que han sido llevados más bien por un afán histórico, por un deseo 
de ser aplaudidos, de ser obedecidos y acaso por el mero afán pueril de la publicidad, que es un afán 
que yo no comprendo.”43 
 
Borges, ¿usted es un conservador o un revolucionario? 
“Yo quería una revolución pero sobre todo en el orden moral. Le damos demasiado valor al dinero, 
a la fama. Es que ser conservador es una forma de escepticismo político. Es decirse: bueno, mejor 
no tratar de cambiar las cosas porque podemos equivocarnos. Este orden en el que vivimos no es un 
orden muy justo, pero otro quizá llegaría otras injusticias.”44 
- Ya veo que no tiene una buena opinión de los políticos. 
- “No. En primer lugar no son hombres éticos; son hombres que han contraído el hábito de 
mentir, el hábito de sobornar, el hábito de sonreír todo el tiempo, el hábito de quedar bien con 
todo el mundo, el hábito de la popularidad.... 
La profesión de los políticos es mentir. El caso de un rey es distinto; un rey es alguien que 
recibe ese destino, y luego debe cumplirlo. Un político no; un político debe fingir todo el 
tiempo, debe sonreír, simular cortesía, debe someterse melancólicamente a los cócteles, a los 
actos oficiales, a las fechas patrias.”45 
“La definición ‘la política es el arte de lo posible’ sirve para justificar y ocultar todo tipo de 
tropelías. Más oportuno será decir que la política ‘es el arte de lo imposible’.”46 
 
LEY. “La ley es una tentativa, bueno, de codificar la justicia; pero muchas veces falla, como es 
natural.”47 
 
LIBERTADES. “A mí no me gustaría hacer el elogio de la censura, y además, ya sé que es 
absurda, porque ¿por qué voy a permitir yo que otro decida por mí? Por ejemplo, si se presentara un 
film, yo debo juzgar si debo verlo o no, y no un funcionario cualquiera. Claro que esto se presta a 
toda suerte de obscenidades, y actualmente asistimos a una suerte de apoteosis de la pornografía; 
pero quizá sea mejor esto que el hecho de dejar todo en manos ajenas, sobre todo en las manos del 
Estado.”48 
“Soy un cosmopolita que atraviesa fronteras porque no le gustan” 49 
 
PARLAMENTOS. “Twirl, cuya inteligencia era lúcida, observó que el Congreso presuponía un 
problema de índole filosófica. Planear una asamblea que representara a todos los hombres era como 
fijar el número exacto de los arquetipos platónicos, enigma que ha atareado durante siglos la 
perplejidad de los pensadores. Sugirió que, sin ir más lejos, don Alejandro Glencoe podía 
representar a los hacendados, pero también a los orientales y también a los grandes precursores y 
también a los hombres de barba roja y a los que están sentados en un sillón. Nora Erfjord era 
noruega. ¿Representaría a las secretarias, a las noruegas o simplemente a todas las mujeres 
hermosas? ¿Bastaba un ingeniero para representar a todos los ingenieros, incluso los de Nueva 
Zelanda?”50 
 
DEMOCRACIA. “Me sé del todo indigno de opinar en materia política, pero tal vez me sea 
perdonado añadir que descreo de la democracia, ese curioso abuso de la estadística.”51 
“Tengo la sospecha de que la forma de gobierno es muy poco importante, de que lo importante es el 
país. Vamos a suponer que hubiera una república en Inglaterra o que hubiera una monarquía en 
Suiza: no sé si cambiarían mucho las cosas; posiblemente no cambiarían nada. Porque la gente 
seguiría siendo la misma. De modo que no creo que una forma de gobierno determinada sea una 
especie de panacea. Quizá les demos demasiada importancia ahora a las formas de gobierno, y 
quizá sean más importantes los individuos”52 
 
POLITICA Y ARTE. “Es absurdo que el arte sea un departamento de la política. Sin embargo, eso 
precisamente es lo que reclama este manifiesto increíble [Por un arte revolucionario independiente. 
Manifiesto de Diego de Rivera y André Breton por la liberación definitiva del Arte] André Breton, 
apenas estampada la fórmula “Toda licencia en arte”, se arrepiente de su temeridad y dedica dos 
páginas fugitivas a renegar de ese dictamen precipitado. Rechaza el “indiferentismo político”, 
denuncia el arte puro “que de ordinario sirve los fines más impuros de la reacción” y proclama “que 
la tarea suprema del arte contemporáneo es participar consciente y activamente en la preparación de 
la revolución”. Acto continuo propone “la organización de modestos congresos locales e 
internacionales”. Deseoso de agotar los deleites de la prosa rimada, anuncia que “en la etapa 
siguiente se reunirá un congreso mundial que consagrará oficialmente la fundación de la Federación 
Internacional del Arte Revolucionario Independiente (F.I.A.R.I.). 
¡Pobre arte independiente el que premeditan, subordinado a pedanterías de comité y a cinco 
mayúsculas!”53 
 
¿Considera, acaso, que la democracia llegada a su país va a favorecer a la literatura argentina 
y a sus autores? 
“La literatura no tiene nada que ver con los regímenes políticos. No puede sacarse un decreto que 
diga que tiene que volver a nacer San Juan de la Cruz. La literatura se alimenta más de las desdichas 
que de las felicidades, pero tampoco hay que aumentar las desgracias para que haya más o mejor 
literatura”54 
 
EMPLEO PUBLICO. “Yo trabajé durante nueve años en la Biblioteca Miguel Cané, en Carlos 
Calvo y Muñiz. Empecé como auxiliar segundo, y luego alguien insistió, quizá demasiado, en que 
me nombraran auxiliar primero, había una diferencia de treinta pesos, bueno, creo que treinta pesos 
son imperceptibles ahora, pero en aquel tiempo eran treinta pesos. Entonces, creo que Honorio 
Pueyrredón era el intendente, y él dijo muy bien, que me harían auxiliar primero, a condición de no 
volver a oirmi nombre. Pero creo que, a lo mejor, lo oyó un par de veces después, ¿no? En fin, en 
todo caso, me ascendieron, y yo llegué a ganar –incredibili dictum- doscientos cuarenta pesos 
mensuales. Pero doscientos cuarenta pesos mensuales no eran desdeñables. Ahora, yo hubiera 
debido dejar esa biblioteca –era un ambiente asaz mediocre- pero seguí trabajando. No sé si la 
palabra “trabajando” es exacta; éramos, creo, unos cincuenta empleados, y nos asignaron un trabajo 
que tenía que ser lento. Yo recuerdo que me dieron libros para clasificar el primer día, y el manual 
de Bruselas, que emplea el sistema decimal –el mismo que se usa en la Biblioteca del Congreso de 
los Estados Unidos-. Yo trabajé, y creo que clasifiqué casi ochenta libros –había que simular que se 
trabajaba cada día-, yo clasifiqué los libros y eso se supo; y, al día siguiente, uno de los compañeros 
vino a recriminarme, me dijo que eso era una falta de compañerismo, porque ellos se habían fijado 
un promedio de cuarenta libros para clasificar por día. Ahora, para fines de realismo, esos cuarenta 
no eran siempre cuarenta; podían ser treinta y nueve, treinta y ocho, cuarenta y uno, para que todo 
resultara más verosímil, ¿no?, según exige la novela naturalista. Entonces, me dijo que yo no podía 
seguir así, y yo, al día siguiente, clasifiqué treinta y ocho, para no quedar como presuntuoso. Bueno, 
y entonces, ¿qué sucedía?: el trabajo que teníamos que hacer se cumplía en, digamos, media hora o 
en tres cuartos de hora; y luego quedaba el resto de las seis horas, que estaban dedicadas a 
conversaciones sobre fútbol –tema que ignoro profundamente-, o si no chismes, o si no, por qué no, 
cuentos “verdes”. Ahora, yo no me escondía porque había encontrado una extraña ocupación: la de 
leer los libros de la biblioteca”55 
 
ECONOMIA. “Porque antes, no se hablaba de economistas, pero el país prosperaba, ahora casi no 
se habla de otra cosa, y el resultado de esos expertos ha sido la ruina del país”56 
 
EDUCACION. “... no sé si conviene ser de lectura obligatoria; en todo caso, a mí no me gustaría 
que mis libros fueran de lectura obligatoria; ya que obligatorio y lectura son dos palabras que se 
contradicen, porque la lectura tiene que ser un placer, y un placer no tiene que ser obligatorio; tiene 
que ser algo que se busca espontáneamente”57 
 
1 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial 
Sudamericana, 1999, p. 208. 
 
2 Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 152. 
 
3 Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 179. 
 
4 Jorge Luis Borges, “Evaristo Carriego”, Obras Completas I (Emecé Editores; Barcelona, 1996), p. 162. 
 
5 Jorge Luis Borges, “Nuestro pobre individualismo”, Obras Completas II (Emecé Editores; Barcelona, 1996), 
p. 36. 
 
6 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial 
Sudamericana, 1999, p. 157. 
 
7 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1985, p. 36. 
 
 
8 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial 
Sudamericana, 1999, p. 156. 
 
9 Revista Siete Días. Buenos Aires, 23 de Abril de 1973, año VI, nº 310, págs. 55 a 59; en Mateo, Fernando, 
El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 
 
10 Revista Ambiente, Buenos Aires, Febrero de 1984. Espacio Editora, págs. 27 a 32; en Mateo, Fernando, El 
Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 
 
11 Sorrentino, Fernando, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (Buenos Aires: El Ateneo, 1996), p. 26). 
 
12 Antonio Carrizo, Borges el Memorioso: Conversaciones de Jorge Luis Borges con Antonio Carrizo 
(México: Fondo de Cultura Económica, 1982), p. 143. 
 
13 El Oro de los Tigres, Obras Completas, Tomo II (Buenos Aires, Emecé Editores), p. 489. 
 
14 Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 63. 
 
15 Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 126. 
 
16 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial 
Sudamericana, 1999, p. 157. 
 
17 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial 
Sudamericana, 1999, p. 162. 
 
18 Jorge Luis Borges, “Evaristo Carriego”, Obras Completas I (Barcelona: Emecé Editores; 1996), p. 
 
19 Jorge Luis Borges, “Nuestro pobre individualismo”, Obras Completas II (Emecé Editores; Barcelona, 
1996), p. 37. 
 
20 Jorge Luis Borges, “Nuestro pobre individualismo”, Obras Completas II (Emecé Editores; Barcelona, 
1996), p. 37. 
 
21 Jorge Luis Borges, “El Informe de Brodie”, Obras Completas II (Barcelona: Emecé Editores, 1996), p. 399. 
 
22 Jorge Luis Borges, El libro de Arena, Obras Completas, Tomo III, (Barcelona: Emecé Editores, 1996), p. 
55. 
 
23 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 220. 
 
24 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo II (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 207. 
 
25 Revista Siete Días. Buenos Aires, 23 de Abril de 1973, año VI, nº 310, págs. 55 a 59; en Mateo, Fernando, 
El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 
 
26 Sorrentino, Fernando, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (Buenos Aires: El Ateneo, 1996), p. 25). 
 
27 Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 151. 
 
28 Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 168. 
 
29 “Lo único que le falta es el Premio Nobel”, Ana Barón, Somos, Buenos Aires, págs. 38-40, 24 de febrero de 
1978; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 
 
 
30 Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 147. 
 
31 Jorge Luis Borges, “Nuestro pobre individualismo”, Obras Completas II (Emecé Editores; Barcelona, 
1996), p. 37. 
 
32 Diálogos Borges-Sábato, compaginados por Orlando Barone (Buenos Aires: Emecé, 1976), p. 75. 
 
33 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1985, p. 59. 
 
34 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo II (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 129. 
 
35 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial 
Sudamericana, 1999, p. 112. 
 
36 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial 
Sudamericana, 1999, p. 152. 
 
37 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial 
Sudamericana, 1999, p. 165 
 
38 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial 
Sudamericana, 1999, p. 166. 
 
39 La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, México, D.F., nº 8, Agosto de 19856, pág. 92; en Mateo, 
Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 
 
40 Entrevista con Vicente Zito Lima, Revista Semana Gráfica, Buenos Aires, Editorial Abril 12 de Marzo de 
1971, págs. 42 a 45; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 
 
41 Revista Interviú, Madrid 1984, págs. 32 a 34; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial 
Equis, 1997) 
 
42 La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, México, D.F., nº 8, Agosto de 19856, pág. 92; en Mateo, 
Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 
 
43 Sorrentino, Fernando, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (Buenos Aires: El Ateneo, 1996), p. 
121). 
 
44 Revista Clarín, Buenos Aires,nº 9377, págs. 14-19, 5 de marzo de 1970; en Mateo, Fernando, El Otro 
Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 
 
45 Roberto Alifano, El humor de Borges, (Buenos Aires: Ediciones Proa, 1995), p. 132-133. 
 
46 Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 152. 
 
47 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial 
Sudamericana, 1999, p. 206. 
 
48 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 219. 
 
49 La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, México, D.F., nº 8, Agosto de 19856, pág. 92; en Mateo, 
Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 
 
 
50 Jorge Luis Borges, El libro de Arena, Obras Completas, Tomo III, (Barcelona: Emecé Editores, 1996), p. 
24. 
 
51 Jorge Luis Borges, “La moneda de hierro:, Obras Completas III (Barcelona, Emecé Editores, 1996), p.121 
 
52 Sorrentino, Fernando, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (Buenos Aires: El Ateneo, 1996), p. 119. 
 
53 Jorge Luis Borges, Textos Cautivos, Obras Completas, Tomo IV, (Barcelona: Emecé Editores, 1996), p. 
403. 
 
54 Revista Interviú, Madrid 1984, págs. 32 a 34; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial 
Equis, 1997) 
 
55 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 248. 
 
56 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial 
Sudamericana, 1999, p. 156. 
 
57 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 145. 
 
Martín Krause es Rector de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas 
(www.eseade.edu.ar)

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