Logo Studenta

Mas_alla_de_la_concepcion_coactiva_del_p

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Revista Polisemia
ISSN: 1900-4648
Publicación semestral de la Facultad de Ciencias Humanas y 
Sociales de UNIMINUTO y el Centro de Estudios e Investigaciones 
Humanas y Sociales (CEIHS). Publica artículos inéditos resultados de investigación (en los tipos de investigación cientíica y tecnológica, relexión o revisión), relexión temática y reseñas de libros en las áreas de ciencias humanas y sociales.
Edición 10, año 7, Julio-Diciembre de 2010.
Rector Uniminuto
P. Camilo Bernal Hadad c.j.m.
Rector Sede Principal
Alonso Ortiz Serrano
Vicerrector Académico Sede PrincipalJuan Fernando Pacheco
Decano Facultad de Ciencias Humanas y Sociales
P. Harold Castilla c.j.m.
Director CEIHSOscar Useche Aldana
Director RevistaOscar Useche Aldana
Coordinador EditorialJenny Jiménez y Nathalia Martínez
Corrector de estiloJorge Helberth Sánchez Tirado
Comité EditorialP. Harold Castilla - UNIMINUTOOscar Useche Aldana - UNIMINUTOJohn Larry Rojas Castillo - UNIMINUTOClara Stella Juliao - UNIMINUTOCarlos Eduardo Martínez - UNIMINUTOJaime Alexander Espejo R. - UNIMINUTOClaudia Benito Millán - UNIMINUTOGiovanny Pinzón - UNIMINUTOP. Álvaro Duarte Torres, c.j.m - UNIMINUTO
Comité CientíicoMario López MartínezUniversidad de Granada, España
Antonio ElizaldeUniversidad Bolivariana de ChileJorge Vergara EstévezUniversidad de ChileJavier Rodríguez AlcázarUniversidad de Granada, España
Diseño de Portada y ContraportadaDavid Ramírez Umaña
En la portada y entradas de secciónFotografías propiedad de Beatriz Núñez Arce, cesión de derechos a la Revista Polisemia-UNIMINUTO
DiagramaciónDavid Ramírez Umaña
Impresión:CARGRAPHICSAv. El Dorado No 90 - 10, Bogotá - Colombia
Impreso en Colombia - Printed in Colombia
Corporación Universitaria Minuto de Dios - UNIMINUTO.Diagonal 81B # 72B-70. Teléfonos: 2916520 / 50 Ext. 6607,correo electrónico: polisemia@uniminuto.edu, página webhttp://academia.uniminuto.edu/ceihs/polisemia. ApartadoAéreo: 077181
© Corporación Universitaria Minuto de Dios. Todos los artículos publicados en la Revista POLISEMIA son seleccionados por el Consejo Editorial de acuerdo a criterios establecidos. Está protegido por el Registro de Propiedad Intelectual. Se autoriza su reproducción total 
o parcial en cualquier medio, incluido electrónico, con la condición 
de ser citada claramente y completamente la fuente, siempre y cuando las copias no sean usadas para ines comerciales. Los textos 
son responsabilidad de los autores y no comprometen la opinión de 
UNIMINUTO.
Los conceptos expresados en los artículos competen a sus autores. Se permite la reproducción de textos citando la fuente. Los artículos de esta edición pueden consultarse en la página web de la Revista Polisemia: http://academia.uniminuto.edu/ceihs/polisemia
NÚMEROS ANTERIORES
Ecos de un Seminario Internacional Editorial
Educación para el desarrollo: un Estado del Arte Articulando el desarrollo con la ciudadanía global y la 
responsabilidad social: un experimento pedagógico
Colonialidad, desarrollo y liberación. Un alegato desde la 
exterioridad 
La concepción del hombre de Friedrich Hayek
Epistemología
Deleuze y Merleau-Ponty: la carne del mundo 
Medicina biológica, cuerpo infantil y masiicación
El poder ciudadano de la resistencia civil
Desnudez en tres actos
Cultura estudiantil y diversidad sexual. Discriminación y 
reconocimiento de los y las jóvenes LGBT en la secundaria
El nuevo capitalismo y la “ciudad dual”: entre lo local y lo 
cosmopolita ante el impacto de la tecnología
Jóvenes produciendo sociedad. Subjetividades, derechos 
sociales y productividad juvenil
¿Haciendo el nudo en la horca? Nuevas Tecnologías y 
participación
Entre el hombre libre y el dios bueno. Acerca de la 
fundamentación moral de la certeza en la ilosofía de 
Descartes 
Un acercamiento al proceso gnoseológico desde la perspectiva 
de Edgar Morin y Paul Feyerabend
Relexiones sobre la familia: una aproximación para la 
construcción de políticas familiares
Oscar Useche Aldana Oscar Useche Aldana
Rigoberto Solano
Paula Botero Carrillo, Lynn M. Patterson, Rigoberto Solano
Luis Martínez Andrade
Jorge Vergara Estévez
Jorge Vergara Estévez
Gonzalo Montenegro Vargas
Aída Sotelo
Oscar Useche Aldana 
Diego Álvarez
Erik Werner Cantor
Oscar Iván Useche López
Jaime A. Espejo
Julián Andrés Quintero López y Denis Nohemy Rojas Gómez
Diana Marcela Pinto Parra
Luis Martínez Andrade
Myriam del Socorro Sandoval Erazo
EDITORIAL EDITORIAL
PENSAMIENTO SOCIAL PENSAMIENTO SOCIAL
REFLEXIONES F ILOSÓFICAS
REFLEXIONES F ILOSÓFICAS
CAMINOS DE PAZ Y NOVIOLENCIA
CAMINOS DE PAZ Y NOVIOLENCIA
AVANCES Y RESEÑAS
AVANCES Y RESEÑAS
Pol i semia 8 Pol i semia 9
08
75
62
24
04
El sentido del tejido social en la construcción de comunidad
Política sin violencia. La noviolencia como humanización 
de la política
Navegar en la incertidumbre. El desafío de seguir siendo humano en 
un mundo sin certezas
La Noviolencia y nuevas claves para leer a Jesús
La crítica de las ciencias y de la modernidad
Diversidad y cohesión: arte, ecosistemas, sociedades
Más allá de la concepción coactiva del poder. Los aportes de Hannah 
Arendt y Norbert Elias a la teoría política 
Activar el poder de creación
he meaning of social fabric in the construction of community
Non-violence and new keys for understanding Jesus
he critique of science and modernity
Diversity and cohesion: art, ecosystems, societies
Beyond the coercive concept of power. he contributions of Hannah Arendt 
and Norbert Elias to political theory
Ela Isabel Téllez Murcia
Magda Rocío Martínez 
Oscar Useche Aldana
Carlos Eduardo Martínez Hincapié
Jorge Vergara Estevez
Germán Bula
Diego Fernando Silva Prada
Oscar Useche Aldana
09
76
78
63
38
53
25
05
PENSAMIENTO SOCIAL
AVANCES Y RESEÑAS
CAMINOS DE PAZ Y NOVIOLENCIA
REFLEXIONES F ILOSÓFICAS
EDITORIAL
CONTENIDO
ED ITORIAL
Hojas de Ruitoque – Beatriz Núñez Arce
5
“La ciencia es una empresa colectiva. La solución de 
un problema cientíico, para ser aceptada, debe satis-
facer exigencias y criterios rigurosos. Sin embargo esos 
apremios no eliminan la creatividad: son su desafíos”.
Ilya Prigogine
R
ecientemente ha tomado 
nuevo impulso el debate sobre 
el papel de la academia en la 
producción de conocimiento. 
Esto se da en un entorno en 
donde nuevos actores han tomado la delantera en 
la promoción de innovaciones tecnológicas y han 
venido copando campos que antes no se disputa-
ban a las universidades y centros de investigación 
ligados a ellas.
Se está produciendo un desplazamiento de 
la gestión del conocimiento en esta nueva era del 
capitalismo cognitivo y la dirección señala hacia 
el surgimiento de nuevos territorios de la inves-
tigación, colonizados por el poder inanciero de 
las grandes corporaciones trasnacionales. Parecen 
ser muy pocas las posibilidades de competir exi-
tosamente con el tamaño de los recursos puestos 
a disposición de estos centros de poder económi-
co y político, que canalizan con éxito el ingenio 
humano y lo convierten en rentables prodigios 
tecnológicos, con una enorme capacidad de subje-
tivación, ampliicada mediáticamente, que multi-
plica las ganancias y genera nuevas exclusiones en 
la sociedad de consumo.
Sin embargo, como señala el laureado Nó-
bel de Química 1977, “Distinguimos nuevos hori-
zontes, nuevas preguntas nuevos riesgos. Vivimos 
un momento privilegiado de la historia de la cien-
cia” (Prigogine, 2001: 219). Y esto se da no solo 
por la avalancha de nuevos productos tecnológicos 
disponibles en el mercado, que resultan de descu-
brimientos cientíicos patrocinados por el capital 
trasnacional, sino porque se han abierto rupturas 
epistémicas y discusiones sociales que hasta hace 
poco eran el objeto exclusivo de especialistas.
El debate se ha trasladado a la sociedad en-
tera, ha roto no solo las fronteras de la academia, 
sino que empieza a transgredir las empaquetaduras 
comerciales y los intereses privados. Se ha creado 
un nuevo campo de lo público, trazado desde las 
esferas política,cultural y social, que interroga los 
procesos de producción social del conocimiento, 
sus métodos, sus usos, la apropiación privada de 
los beneicios. El problema es que si la ciencia y la 
tecnología se han transformado en la más poderosa 
fuerza productiva, con todas las implicaciones en 
el reordenamiento de las relaciones sociales y en las 
asimetrías del poder, eso quiere decir que también 
se ha redimensionado su lugar como una fuerza 
social. Por lo tanto, un mínimo de coherencia exi-
giría estar debatiendo no solamente la dimensión 
técnico-económica del asunto, sino profundizando 
en el signiicado de nuevos conceptos como el de 
innovación social, que pretenden erigir puentes 
entre el desarrollo tecnológico y la adecuación de 
las condiciones de estructura social e infraestruc-
tura institucional.
Para Colombia este problema cobra hoy una 
importancia deinitiva. Acudimos al cierre de una 
etapa marcada por la polarización ideológica en la 
que, desde el poder del Estado, se pretendió que 
el desarrollo dependía de una variable esencial: la 
seguridad. Seguridad para garantizar la inversión 
extranjera; seguridad para favorecer la expansión 
de los mercados y mantener altas tasas de rentabi-
lidad de los capitales privados. Este énfasis que, 
aunque discutible, no es ilegítimo como opción de 
un sector de la sociedad, tuvo como fundamento 
una lógica de guerra enquistada, que amplió las 
repercusiones nefastas sobre importantes grupos 
humanos del campo y de las ciudades, que vieron 
incrementar los crímenes de lesa humanidad, el 
desplazamiento forzado y la pobreza. Mientras 
tanto, áreas estratégicas para la vida del país como 
Activar el poder de creación
Oscar Useche Aldana
Polisemia No. 10, 5 -7, Activar el poder de la creación, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
6
Oscar Useche Aldana
la producción de alimentos, el sistema de salud, la 
infraestructura vial y la protección del medio am-
biente se mantuvieron en el descuido o entraron 
en situación de profunda crisis.
La investigación cientíica y, en general, la 
producción de conocimiento, entró en ese rango 
de los procesos que, siendo fundamentales, se 
mantuvieron en la penumbra y el desaliento. Du-
rante este período que abarca por lo menos la última 
década, la inversión en el sistema nacional de in-
vestigaciones se mantuvo en vergonzosos rangos 
inferiores al 3% del PIB, muy por debajo del es-
fuerzo de países vecinos como Brasil. 
La cuestión, sin embargo, no se remite ex-
clusivamente al incumplimiento de los deberes 
estatales o de las empresas en este campo. Para 
los académicos cabe también una relexión auto-
crítica en torno al papel jugado por los centros 
universitarios y, más concretamente en su aporte 
a la producción de conocimientos pertinentes y 
relevantes para la transformación del mundo. Eso 
implica una relexión sobre la manera como se 
abordan los saberes y las formas de conocimiento 
social que se incuban en las comunidades, el tipo 
de sistematización y diálogo que se establece con 
ellos, sus procesos de legitimación y la indagación 
por el poder que adquieren determinados tipos de 
producción cientíica, que tienden a excluir los 
saberes ancestrales y populares minimizando su 
capacidad de afectación sobre el conjunto del en-
torno social y su fuerza de transformación.
Si algún sentido puede haber en el concepto 
de innovación social puede estar en la construcción 
de desplazamientos teóricos y metodológicos que 
retornen la mirada al inconmensurable poder de 
creación de la sociedad y que intenten superar la 
hegemonía absoluta de la racionalidad del mer-
cado y de la guerra, que no solo se ha trasladado a 
diversas formas de la vida pública, sino que se ha 
transformado en un dispositivo de producción de 
subjetividades y de relaciones sociales que permean 
la vida cotidiana y los procesos de construcción de 
conocimiento y de verdad. El núcleo duro de esta 
transformación radica en explicar las intrincadas 
redes de la vida a partir de un mundo pleno de di-
versidad, evitando caer en la simpliicación de un 
permanente cuadro constituido por dos opuestos 
que se repelen y de cuya lucha incesante habrá de 
surgir lo nuevo. Sólo la diferencia puede ser for-
madora, impulsora y productora de encuentros 
profundos; comprender su dinámica y su riqueza 
es el camino para crear nuevas formas de pensar, 
nuevas maneras de existir.
La desvalorización de la diferencia con-
tribuye a opacar los signiicados más profundos 
del vínculo social; sólo en medio de la multiplici-
dad es posible percibir el contenido vital ontológi-
co de la fraternidad y la convivencia humanas, así 
como todos aquellos valores sobre los cuales está 
constituida la potencia de ser de las sociedades, 
que se reeditan a diario no a pesar, sino impulsa-
dos por el motor de la eclosión de los modos de ser 
singulares que buscan conectividades que hagan 
posible airmar la vida. En medio de estos debates 
propositivos arribamos a la décima edición de 
POLISEMIA.
En la sección Pensamiento Social Ela Isabel Téllez, 
investigadora del Grupo Crisálida de UNIMINUTO, 
presenta su artículo: El sentido del tejido social en 
la construcción de comunidad, adentrándose en la 
discusión sobre las características que coniguran 
el entramado social y la compleja deinición de la 
categoría “comunidad”, a partir de una larga expe-
riencia de trabajo comunitario.
La sección habitual Relexiones Filosóicas 
acoge en esta edición tres artículos. 
Diversidad y cohesión: arte, ecosistemas, so-
ciedades del abogado y ex Ministro de Educación 
Germán Bula.
Nuestro permanente colaborador Jorge Ver-
gara Estévez, ilósofo chileno, vinculado al Grupo 
de Investigación Ciudadanía, Paz y Desarrollo de 
UNIMINUTO, ahonda en La crítica de las cien-
cias y de la modernidad.
Diego Fernando Silva Prada, ilósofo de 
profesión y quien se desempeña como investiga-
dor del CEIHS presenta su texto: Más allá de la 
concepción coactiva del poder. Los aportes de Han-
nah Arendt y Norbert Elias a la teoría política, que 
sintetiza la crítica al concepto y las prácticas del 
Polisemia No. 10, 5 -7, Activar el poder de la creación, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
7
Activar el poder de creación
poder dominantes, desde la perspectiva de estos 
dos ilósofos políticos contemporáneos que tanta 
inluencia han tenido en el mundo intelectual de 
occidente.
La sección Caminos de Paz y Noviolencia 
publica el artículo: La Noviolencia y nuevas claves 
para leer a Jesús del politólogo Carlos Eduardo 
Martínez, director de la Escuela de Paz y Desarrollo 
de UNIMINUTO e investigador del Grupo “Ciu-
dadanía, Paz y Desarrollo”.
Se cierra esta edición con la reseña de dos 
libros recientemente publicados por la Facultad de 
Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad: 
Navegar en la incertidumbre el desafío de seguir sien-
do humano en un mundo sin certezas del sociólogo 
chileno Antonio Elizalde y Política sin Violencia 
del historiador español Mario López Martínez. 
Las reseñas fueron elaboradas por Oscar Useche y 
Rocío Martínez respectivamente.
Polisemia No. 10, 5 -7, Activar el poder de la creación, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
PENSAMIENTO SOCIAL
Cimarrón – Beatriz Núñez Arce
9
Resumen Abstract
Trabajo Social. Corporación Universitaria Minuto de Dios, elatellez@yahoo.com
Recibido y aprobado: 13 de julio de 2010 / 16 de agosto de 2010
Keywords: Construction of community, social 
fabric, territories, early childhood care.
Palabras Clave: Construcción de comunidad, teji-
do social, territorios, atención a la primera infancia.
his article’s purpose is to ofer conceptual, 
methodological and pedagogical elements on commu-
nity work, through the analysis of the author’s ield 
experience in the locality of Los Mártires, during the 
project on Social Management and Early Childhood 
Care.
he narration of this experience has proven 
to be an efective dialectic strategy in the course on 
Social Work with theCommunity (Intervention 
Workshop III) at the Universidad Minuto de Dios. 
It has allowed the students to relect on the problems, 
potentials and fragilities of the community’s social 
fabric, complemented by conceptual contributions 
from several authors and recognizing the reality of 
the communities.
he article shows the territory as a favorable 
place for constructing social fabric, illing the meeting 
places for people with meaning and propitiating the 
social framework for coexistence.
El presente artículo tiene como propósito 
ofrecer elementos conceptuales, metodológicos y 
pedagógicos sobre el trabajo comunitario, a través 
del análisis de una experiencia de campo de la au-
tora del texto, desarrollada en la localidad de Los 
Mártires dentro del proyecto de Gestión Social y 
Atención a la Primera Infancia.
La narración de esta experiencia ha pro-
bado ser una estrategia didáctica efectiva en la 
asignatura Trabajo Social con Comunidad (Taller 
de Intervención III) impartida en la Universidad 
Minuto de Dios, pues ha permitido a los estudiantes 
relexionar acerca de las problemáticas, las poten-
cialidades y las fragilidades del tejido social en 
la comunidad, contando además con los aportes 
conceptuales de algunos autores, y reconociendo 
la realidad de las comunidades.
El artículo muestra al territorio como espa-
cio favorable para construir tejido social, llenando 
de sentido los lugares de encuentro entre las per-
sonas y propiciando el entramado social para la 
convivencia.
El sentido del tejido social en la 
construcción de comunidad
E la I sabel Té l lez Murc ia
Polisemia No. 10, 9 -23, El sentido del Tejido Social en la construcción de comunidad, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
he meaning of social fabric in the construction of community
10
Ela Isabel Téllez Murcia
El sentido del tejido social en la construcción 
de comunidad
E
n el presente artículo se pre-
sentan las relexiones sobre el 
trabajo comunitario, basadas 
en las experiencias vividas y 
construidas en la localidad de 
Los Mártires en Bogotá durante el periodo 2004-
2009, en el marco de la Gestión Social Integral y 
el Programa de Atención a la Primera Infancia 
de la Secretaría Distrital de Integración Social, y 
teniendo como referencia la Política Pública de 
Gestión Integral del Distrito. La centralidad de 
esta experiencia como marco de referencia para el 
trabajo con comunidad se debe a que los desarrollos 
en la localidad de Los Mártires han constituido 
un ejemplo importante para el Distrito en mate-
ria de gestión social y promoción de la defensa 
de los derechos sociales, económicos, políticos y 
culturales.
Las relexiones surgidas en torno a la expe-
riencia en la localidad de Los Mártires han sido 
base para el trabajo en el aula, pues han servido 
para aportar a los estudiantes diversos elementos 
para la comprensión de las diferentes dimensiones 
del trabajo con comunidad. Aquellas relexiones 
me han implicado situarme como sujeto de inves-
tigación y reconocerme como parte de la comu-
nidad estudiada, todo de lo cual se ha derivado 
un amplio cuestionamiento sobre la disciplina del 
trabajo social, y sobre el papel de los y las traba-
jadoras sociales. 
Así mismo, este documento presenta las re-
lexiones de los y las estudiantes sobre el recono-
cimiento de las potencialidades humanas en la 
construcción de comunidad. Estas relexiones co-
bran relevancia en la medida en que aportan al 
proceso pedagógico y permiten analizar experien-
cias comparadas de los mismos estudiantes, como 
marco conceptual y metodológico que ha venido 
aportando al desarrollo de la asignatura Trabajo 
Social con Comunidad (Taller de Intervención 
III), impartida en UNIMINUTO.
En esta experiencia de trabajo comunitario es 
posible identiicar potencialidades en una comunidad 
problemática y diversa como forma de fortalecer el 
tejido social desde el trabajo en el territorio, con 
las familias y con la administración local. Tam-
bién es factible relexionar sobre la fragilidad de la 
convivencia a nivel comunitario, indagar nuevas 
formas de fortalecer las relaciones como sustento 
del tejido social y hacer un reconocimiento de los 
territorios como espacios propicios para construir 
convivencia y desarrollos humanos y sociales.
Ambas fuentes, las experiencias vividas y 
construidas en la localidad de Los Mártires, y las 
experiencias y relexiones de los estudiantes en sus 
acercamientos al trabajo comunitario, constituyen 
una memoria de gran relevancia para enmarcar la 
discusión sobre el sentido del tejido social en la 
construcción de comunidad, aportando elementos 
conceptuales, metodológicos y pedagógicos para 
el trabajo social comunitario. 
Este documento se va a desarrollar siguiendo 
algunas pistas sobre:
• La presentación de una experiencia en trabajo co-
munitario en la localidad de Los Mártires en Bo-
gotá, en la que se identiicaron las potencialidades 
de la comunidad y se describen las maneras como 
se fueron construyendo los lazos de identidad y de 
trabajo para fortalecer el tejido social.
• Relexiones sobre la fragilidad de la convivencia a 
nivel comunitario y las formas de fortalecer las rela-
ciones como sustento del tejido social.
• El reconocimiento de los territorios de la locali-
dad (sectores y barrios) como espacios propicios para 
construir desarrollo humano y tejido social.
• Relexiones por parte de los y las estudiantes acerca 
del reconocimiento de las potencialidades humanas 
en la construcción de comunidad como sustento del 
tejido relacional propicio para la convivencia que 
aportan elementos para ser tenidos en cuenta en la 
intervención profesional en contextos comunitarios.
La localidad de Los Mártires
La Localidad 14 de Los Mártires, se en-
cuentra ubicada en el área central de la ciudad de 
Bogotá, con una población de 97.969 habitantes 
según el último Censo (2005). La localidad con-
centra sus actividades económicas en el comercio 
y la industria. Posee además un alto número de 
población lotante o de paso, lo que la ha deinido 
con niveles de inseguridad y delincuencia. Es una de 
Polisemia No. 10, 9 -23, El sentido del Tejido Social en la construcción de comunidad, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
11
El sentido del tejido social en la construcción de comunidad
las localidades de Bogotá con altos niveles de invasión 
del espacio público, un número considerable de po-
blación habitante de calle, población en situación 
de prostitución —que incluye adolecentes que la 
ejercen— y con una alta utilización de niños y ni-
ñas como correo de estupefacientes. La condición 
de pobreza afecta a todas las poblaciones, particu-
larmente a la población infantil. Además se trata 
de una localidad estigmatizada por concentrar 
zonas como “El Cartucho”, “El Bronx”, “Cinco 
Huecos”, “La calle de L”, conocidas en la ciudad 
como unos de los mayores expendios de drogas 
de Bogotá.
Este trabajo comunitario se desarrolló con 
los grupos más necesitados y vulnerables de la 
localidad y este hecho constituyó un aporte im-
portante a la experiencia de construcción de co-
munidad a partir de necesidades sentidas de los 
habitantes y que se orientó en su momento espe-
ciico a la búsqueda de atención integral a la infan-
cia con una visión participativa y comprometida 
por parte de la comunidad. 
En la experiencia fueron reconocidas prácticas 
y vivencias comunitarias en las que se dieron formas 
solidarias y de apoyo como salidas que nutren las 
relaciones humanas y aianzan el vivir en comuni-
dad. Estas posibilidades comunitarias fueron ex-
presadas por los grupos familiares interesados en 
prevenir el maltrato infantil e intrafamiliar y con 
quienes se fueron desarrollando algunas prácticas 
de crianza, que se constituyeron en fortalezas co-
munitarias y de construcción del tejido social para 
la atención a los niños y a las niñas de este sector 
de la ciudad. Este fue el hecho que permitió con-
igurar avances de una cultura de respetoy amor 
a la infancia, etapa del ciclo vital que es fundamental 
para el desarrollo ser humano.
El proyecto de atención a los niños, niñas 
y familias, estuvo enmarcado en un trabajo de 
territorio que promovía la valoración subjetiva de 
la vida, vinculando lo individual con lo colectivo 
en procesos que se orientaron hacia las relaciones 
de cuidado, de convivencia equitativas entre los 
géneros, de fortalecimiento de los vínculos entre 
los habitantes de la comunidad; todo esto se fue 
dibujando como un conjunto de prácticas poten-
ciadoras del desarrollo humano, la vivencia comu-
nitaria y ciudadana.
 El proceso fue llevando a la creación de 
redes comunitarias y familiares para la atención 
a la infancia, y en cada una de estas fue posible ir 
realizando la detección, la prevención y la inter-
vención de la violencia infantil e intrafamiliar; se 
fueron perilando nuevas alternativas de relación 
posibles, reguladas por los mismos habitantes, y 
de este modo se fueron generando condiciones y 
protectores sociales en cada uno de los grupos.
Dicho entramado fue dando la base para 
fortalecer el tejido social local a través de la confor-
mación de redes comunitarias, familiares y so-
ciales para la atención a la infancia, la detección 
y prevención de la violencia intrafamiliar, y las 
condiciones para el relacionamiento con sentido 
de comunidad y con apoyo solidario entre los ha-
bitantes.
Atención a la infancia: un punto de partida 
para construir comunidad
La atención a la primera infancia, tiene un 
importancia fundamental por ser esta una etapa 
del ciclo vital humano que comprende desde la 
gestación hasta los cinco años, etapa en la cual los 
niños y las niñas sientan las bases para el desarrollo 
de sus capacidades, habilidades y potencialidades. 
Acontece en esta edad el mayor desarrollo neu-
ronal, el desarrollo de habilidades básicas para el 
lenguaje la comunicación individual y colectiva; se 
establecen las capacidades para las relaciones afecti-
vas, habilidades de autocuidado, y se produce el 
reconocimiento de sí mismo y del entorno físico y 
social. Y aunque estos procesos siguen ocurriendo 
durante el resto de la vida, es en la primera infan-
cia donde se realiza el mayor desarrollo, sentando 
las bases de un sujeto social.
En el Distrito Capital, la atención integral a 
los niños y a las niñas, desde la gestación hasta los 
cinco años, es un tema central de la Política por la 
calidad de vida de los niños, las niñas y adolescentes 
de Bogotá, 2004 - 2008, y se sustenta en el con-
texto normativo y político de la promoción de los 
derechos de los niños y las niñas, las normas que 
Polisemia No. 10, 9 -23, El sentido del Tejido Social en la construcción de comunidad, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
12
rigen la educación inicial en el Distrito y las acciones 
en Colombia a favor de la infancia, bajo un con-
junto de leyes, decretos y políticas especiicas que 
las conirman e implementan.
Ahora bien, dada la importancia de la primera 
infancia, es urgente que en esta etapa de la vida se 
abonen las condiciones adecuadas para su pleno de-
sarrollo, garantizando dos grandes grupos de elementos: 
a) ambientes ricos en condiciones físicas, afectivas, 
psicológicas y sociales en las familias y contextos 
en los que transcurre la vida de los niños y las ni-
ñas; b) una atención integral entendida como un 
conjunto de acciones ejercidas por la familia, la 
sociedad y el Estado, para garantizar el pleno de-
sarrollo, bienestar y sus derechos por cada una de 
las instancias comprometidas.
En el contexto bogotano, los primeros 
cinco años de vida de los niños y las niñas suelen 
transcurrir en el Jardín Infantil, escenario propi-
cio para su educación inicial, como acción inten-
cionada para la garantía de los derechos a través de 
ambientes enriquecidos con interacciones y expe-
riencias signiicativas. El Estado proporciona y ga-
rantiza dicha educación inicial a través de los Jar-
dines Infantiles, que ubicados en cada localidad, 
tienen la responsabilidad de desarrollar acciones 
pedagógicas, orientadas a la promoción, bienestar 
y cuidado por parte de agentes socializadores que 
articulan acciones a favor de los niños y las niñas, 
con la familia y la sociedad.
La atención a la infancia, se constituyó enton-
ces en un punto de partida para fortalecer grupos 
sociales y organizaciones, con una visión de inter-
vención social articulada con la intensión de atender 
necesidades de la comunidad bajo el diseño de 
políticas integrales, como una condición necesaria 
para establecer relaciones reconociendo la diversi-
dad, la interdependencia entre lo local y lo global, 
y para cualiicar la participación como capacidad 
de expresión, organización e interlocución de los 
diversos grupos humanos que interactúan en la 
localidad. Toda esta tarea se realizó, teniendo en 
cuenta el alto grado de complejidad de la institu-
cionalidad, y que aunque se cuente con mecanis-
mos de coordinación intersectorial, no siempre se 
dan las iniciativas integrales en las que conluyan 
los diversos intereses de la población.
Por otro lado, uno de los objetivos centrales 
a nivel institucional durante el desarrollo del 
proyecto fue el del fortalecimiento de la gestión 
local, poniendo en marcha las posibilidades de 
conjugar actores, territorios, escenarios, prácticas 
sociales y culturales con el in de potenciarlas y/o 
transformarlas.
Obras son amores y no buenas razones… la 
comunidad da testimonio 
Parto de una trayectoria laboral en la lo-
calidad de Los Mártires en Bogotá, en la cual se 
identiican claves para la construcción de tejido 
social desde el trabajo en un territorio en el que se 
hacía urgente fortalecer el proyecto de Atención a 
la Infancia con perspectiva comunitaria. En dicha 
experiencia se buscó la creación de redes comuni-
tarias y familiares para la atención a la infancia, 
detección prevención e intervención de la violen-
cia intrafamiliar y comunitaria, fortaleciendo y 
promoviendo factores protectores y sociales para 
la vivencia en comunidad y fortalecimiento del 
tejido social local.
Las acciones desarrolladas con la comunidad 
en el marco del desarrollo local y la gestión social in-
tegral tuvieron una incidencia en la construcción de 
comunidad. Estas acciones estuvieron orientadas hacia:
• La identiicación y reconocimiento de las poten-
cialidades humanas de las familias de los niños y 
las niñas para una crianza positiva lo que generó la 
organización de grupos de familias con saberes en 
desarrollo infantil basados en su propia experiencia 
de crianza, las cuales fueron rescatadas para multi-
plicarlas con otros grupos.
• Organización de grupos de familias que se ca-
pacitaron en prevención y detección del maltrato 
infantil, las cuales participaron activamente en el 
subcomité de Infancia y Familia, instancia funda-
mental a nivel local para hacer posible la operación 
de la política de infancia y adolescencia.
• Organización de grupos familiares detectados con 
condiciones de maltrato intrafamiliar, quienes reci-
bieron ayuda terapéutica y capacitaciones orientadas 
a revisar y relexionar sobre los patrones culturales 
de maltrato y la violencia utilizada como forma de 
resolución de los conlictos. Quienes posteriormente 
trabajaron en redes de prevención a la violencia in-
trafamiliar en la localidad.
Ela Isabel Téllez Murcia
Polisemia No. 10, 9 -23, El sentido del Tejido Social en la construcción de comunidad, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
13
Este trabajo comunitario, se constituyó 
en una experiencia de construcción de comuni-
dad a partir de necesidades sentidas y se oriento 
a la búsqueda de atención integral a la infancia 
con una visión participativa y comprometida por 
parte de la comunidad. En la experiencia fueron 
reconocidas prácticas y vivencias comunitarias en 
las que se dan formas solidarias y de apoyo como 
otras salidas que nutren las relaciones humanas 
y aianzan el vivir en comunidad. Estasposibili-
dades comunitarias expresadas por los grupos fa-
miliares interesados en prevenir el maltrato infan-
til e intrafamiliar y desarrollar prácticas de crianza, 
se constituyeron en fortalezas comunitarias y de 
construcción del tejido social para la atención a 
los niños y a las niñas de la ciudad, con el ánimo 
de contribuir a una cultura de respeto y amor a la 
infancia.
El proyecto de atención a los niños, niñas y fa-
milias, estuvo enmarcado en un trabajo de territorio 
promoviendo la valoración subjetiva de la vida, 
vinculando lo individual y lo colectivo en procesos 
que se orientaran hacia relaciones de cuidado, de 
convivencia equitativas entre los géneros, forta-
lecimiento de vínculos entre los habitantes de la 
comunidad, entre otros, todo ello, como práctica 
potenciadora del desarrollo humano, la vivencia 
comunitaria y ciudadana. Se buscó la creación de 
redes comunitarias y familiares para la atención 
a la infancia, detección prevención e intervención 
de la violencia intrafamiliar y comunitaria, poten-
ciando factores protectores y sociales para la vi-
vencia en comunidad y fortalecimiento del tejido 
social local.
Este trabajo colectivo se evidenció en:
• La constitución de grupos de madres cabeza de fa-
milia que a partir de proceso de formación y capaci-
tación, desarrollaron acciones orientadas a promover 
el conocimiento y practica de la política de infancia 
y adolescencia a nivel local.
• Familias que participaron activamente en el sub-
comité de nutrición de localidad, expresando y con-
tribuyendo en los programas de complementación 
alimentaria.
• Familias que promovieron ambientes saludables 
para sus hijos e hijas en sus viviendas y en la comu-
nidad, generando ambientes propicios para su de-
sarrollo armónico e integral, con condiciones para 
evitar accidentes, y para estimular la creatividad y el 
desarrollo de capacidades.
• Grupos familiares que, ante las permanentes enfer-
medades de los niños y niñas, decidieron participar 
activamente en el hospital de la localidad, realizando 
acciones de veeduría ciudadana, y garantizaron que 
los niños y niñas asistentes al jardín infantil, partici-
paran de los programas de desarrollo y crecimiento.
En esta experiencia se evidencia la consti-
tución de grupos humanos creadores de formas 
solidarias de atención a los niños y a las niñas, a 
través de su participación en los jardines infan-
tiles, consecución de recursos y promoción de la 
política de infancia en la localidad; con interés 
por la comunidad, por trabajar con objetivos co-
munes y algunos con trabajos anónimos dignos de 
ser reconocidos como experiencias de autogestión 
comunitaria. 
Compartiendo conocimientos y experiencias 
en el aula para fortalecer el quehacer 
profesional
La asignatura sobre metodologías de traba-
jo comunitario, dictada en el año 2008 en ambos 
semestres, tuvo como referente práctico la expe-
riencia de trabajo con infancia en la localidad de 
Los Mártires porque se consideró fundamental la 
posibilidad de construir un diálogo cercano con 
los estudiantes desde la propia experiencia.
Fueron fuentes de primera mano en la clase, 
los diagnósticos sobre la población de la localidad 
de Los Mártires y la descripción de las dinámicas 
sociales y económicas de la localidad. Asimismo, 
fueron analizadas las diferentes metodologías de 
trabajo comunitario aplicadas en el marco del 
Programa de Atención a Infancia, atendiendo a 
la necesidad de los estudiantes por comprender la 
estrecha relación entre la realidad observada y la 
realidad vivida desde la experiencia pedagógica y 
metodológica. Sobre esta base se empezó a generar 
la relexión sobre el sentido de la comunidad, el 
trabajo con comunidad y el papel del trabajador o 
trabajadora social en su rol de facilitador de pro-
cesos de fortalecimiento de las estructuras comu-
nitarias que aportan al desarrollo integral de las 
personas en situación de alto riesgo. 
El sentido del tejido social en la construcción de comunidad
Polisemia No. 10, 9 -23, El sentido del Tejido Social en la construcción de comunidad, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
14
Acciones en el ámbito de lo local como la 
conformación de grupos focales, fortalecimiento 
de organizaciones sociales existentes y acciones 
tendientes a potenciar los lazos relacionales en la 
búsqueda de solución a problemáticas existentes, 
fueron algunos de los temas claves que llevaron 
tanto a la relexión sobre el tejido social y comu-
nidad, como al diseño de estrategias para replicar 
en otros contextos. 
El trabajo en el aula se estructuró de la 
siguiente manera: 
1. Estudio y análisis de la relación entre el Plan de 
Desarrollo Local, el Plan de Desarrollo Distrital y 
los intereses, opiniones y necesidades de las comu-
nidades que habitan las diferentes localidades de 
Bogotá. 
2. Análisis de las políticas sociales y relexión sobre 
la participación ciudadana como requisito para una 
adecuada gestión pública. 
3. El tejido social, los vínculos y la cotidianidad 
como potencialidades para el fortalecimiento de de-
sarrollo comunitario. 
4. Los retos de la intervención profesional en los ám-
bitos comunitarios.
5. El trabajo con comunidad desde una perspectiva 
organizacional.
6. Instituciones y las redes institucionales.
Este recorrido desde una perspectiva teórico-
práctica alrededor de la comunidad, arrojó como 
resultado una amplia relexión en diversos niveles 
de análisis. En un primer nivel tenemos la relexión de 
orden normativo, en donde se demostró un exceso 
de normas y políticas contra una gran diicultad 
por parte de las instituciones en la implementación 
y ejecución de las mismas. Parte de este problema 
tiene que ver con el segundo nivel, referido a la 
participación ciudadana y el análisis de la manera 
como las políticas sociales se traducen en acción 
colectiva organizada y con capacidad de autogestión. 
En un tercer nivel encontramos el tejido so-
cial y los vínculos que se expresan en lo cotidiano, 
lo que construye proyectos comunes con capacidad 
de producir espacios vitales con perspectivas colecti-
vas y formas creativas de vivir en comunidad. Esto 
nos lleva al cuarto nivel, el de la relexión sobre 
el desarrollo comunitario y los retos para el tra-
bajo social que implican cuestionamientos éticos 
y políticos importantes sobre la intervención pro-
fesional en los ámbitos comunitarios. 
Por último, tenemos el nivel quinto y sexto 
en donde analizamos las organizaciones, institu-
ciones y las redes de organizaciones e institucio-
nes, y su capacidad de traducir los proyectos colecti-
vos en procesos sociales. 
Todo esto sobre la base de que la comuni-
dad debe ser entendida más allá de lo geográico, 
pues se crea y se recrea más allá de los límites del 
espacio; es dinámica, toma formas distintas de-
pendiendo de su entorno externo e interno; se 
adapta, cambia, nunca da respuestas iguales; se 
regula a partir de sus propias condiciones y nunca 
es perfecta ni del todo acabada. 
A partir del programa descrito, los niveles 
trabajados y las relexiones para cada nivel, los 
estudiantes apropiaron conceptos y herramientas 
que permitieron fortalecer sus propias miradas 
sobre el trabajo comunitario, la participación, la 
autogestión y organización de las comunidades, el 
tejido social y los vínculos.
La construcción de ciudad y de ciudadanía 
fue un aspecto transversal a los temas abordados 
en el aula. Esta discusión siempre estuvo presente 
en la medida en que la relexión sobre la comu-
nidad implica un entendimiento sobre los modos de 
producir sociedad y la producción social del es-
pacio. Cuando hablamos de vínculos y de comu-
nidad necesariamente esto nos remite a los diversos 
modos de organización social y los modelos ideales 
de vivir y convivir, y por tanto a la pregunta sobre 
la identidad y las formas de pertenencia que se 
expresan en iliaciones y preferencias de diferente 
orden. De ahí que sea necesario tomar del abanico 
de posibilidades sólo aquellasque verdaderamente 
aportan al desarrollo entendido desde una perspec-
tiva amplia, como desarrollo integral de las capa-
cidades y oportunidades para un bienestar y un 
mejor vivir. Si bien todos los modelos de sociedad 
y los modos sociales de producción del espacio son 
valiosos y con un alto grado de riqueza y comple-
jidad, sólo algunos nos permiten la salud; sólo al-
gunos nos permiten el desarrollo de competencias; 
sólo algunos fomentan la convivencia pacíica y no 
Ela Isabel Téllez Murcia
Polisemia No. 10, 9 -23, El sentido del Tejido Social en la construcción de comunidad, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
15
violenta; sólo algunos aseguran la sobrevivencia de 
la especie. 
El trabajo con comunidad es una iligrana 
que hay que tejer despacio y de manera cuidadosa 
porque de ello depende que el aporte del profe-
sional favorezca los lazos de conianza, entre otros 
valores que son la base y el sustento de un desarrollo 
social, humano, político, económico y cultural en 
condiciones de dignidad y con posibilidades ple-
nas de disfrute de la vida.
Otro aspecto importante, que tiene que ver 
con ese tejido, esa iligrana que es el trabajo con 
comunidad, es la relexión disciplinar. El trabajo 
social implica un involucramiento pleno con las 
comunidades y de ahí que las relaciones interper-
sonales, los conlictos que surgen en el proceso 
investigativo y de formación, también sean un 
aspecto de gran trascendencia para abordar la co-
munidad. 
Las diicultades propias del trabajo con co-
munidad se abordaron a partir de metodologías 
de resolución de conlictos. Los conlictos se han 
expresado en acciones de violencia, abandono, 
desencuentros, entre otras formas, y empezaron 
a hacer parte también del proceso investigativo. 
Los ejemplos de manejo de conlictos a partir de 
acciones violentas fue un motivo de relexión que 
aportó a la comprensión de las diversas realidades 
en su diicultad del vivir y convivir en comunidad. 
Sin embargo, el conlicto no siempre se re-
suelve. Uno de los grandes aprendizajes durante el 
curso consistió en el análisis de los casos en donde 
hay diicultades no resultas, sus causas e implica-
ciones. Las diicultades no resueltas en las familias 
y en los grupos tienen una afectación profunda 
sobre las solidaridades construidas, generan an-
gustia, ansiedad y toda una serie de sentimientos y 
emociones, incluso formas de agresión que impli-
can un reconocimiento de la fragilidad humana.
Cuando se trata de relaciones humanas 
también cabe lo impredecible. Cada ser humano 
es contenedor de un propio universo al mismo 
tiempo que este universo es resultante de las 
múltiples interacciones con otras vidas y formas 
que también contienen sus propias existencias. 
Las emociones son parte de la complejidad de 
cada ser, y es por esta razón que ningún trabajo 
que implique contacto y relación directa con otros 
seres humanos está exento de pasar por la dimen-
sión emocional. Los amores, desamores, aini-
dades, airmaciones, negaciones, identiicaciones, 
etc., son parte fundamental del problema y causa 
de la inestabilidad y complejidad de las relaciones 
familiares y comunitarias.
Dentro de los casos abordados en el aula, 
producto del trabajo desarrollado en el marco del 
Programa de Atención a Infancia en la localidad 
de Los Mártires, se identiicaron varias tendencias 
de comportamientos generalizados en dicho es-
pacio social. Las diicultades de tipo económico, 
el desempleo, las jornadas extenuantes de trabajo 
-sobre todo en los casos de las madres de familia-, 
la imposibilidad por parte de las familias de apoyar 
a sus hijos e hijas, y las exigencias institucionales, 
sirvieron de marco de referencia para comprender 
por qué hay tanta inseguridad y desconianza por 
parte de los grupos vulnerables en relación con el 
trabajo social. Estas condiciones, sumadas al fac-
tor emocional que se analizó a través de los casos 
trabajados, permitieron ganar en el aula herra-
mientas e instrumentos para comprender y acer-
carse al trabajo con comunidad. 
A través de los ejemplos se evidenciaron 
casos en donde la inseguridad en los grupos crea 
fracturas, a veces irreconciliables, a pesar de lo 
cual se logra un trabajo de gran impacto. Y casos 
en los que la conianza creada permite un aparente 
trabajo exitoso sin que este tenga mayor trascen-
dencia y por el contrario degenera en conlicto.
 Las instituciones desconocen muchas veces que 
la intervención en comunidad requiere los aportes de 
sus propios habitantes y que cada contexto tiene sus 
propias condiciones, su propia historia. La vivencia 
en y de la comunidad nos muestra lo impredecible, 
la capacidad de creación y recreación del tejido so-
cial y la imposibilidad de anunciar los resultados del 
trabajo con grupos humanos. Nos invita también a 
asumir de manera responsable todas las acciones en 
el marco de un trabajo con comunidad y a sentirnos 
coparticipes de los procesos.
El sentido del tejido social en la construcción de comunidad
Polisemia No. 10, 9 -23, El sentido del Tejido Social en la construcción de comunidad, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
16
De la teoría a la práctica y de la práctica a 
la teoría
Todo proceso de aprendizaje implica un 
recorrido entre la teoría y la práctica, y entre la 
práctica y la teoría. Sólo en esta medida es posible 
avanzar en la comprensión de la realidad. De ahí 
que una parte importante del curso se centrara en 
el estudio y el análisis de diferentes perspectivas 
teóricas y paradigmas que ayudan a comprender, 
construir y fortalecer el tejido social y la convivencia.
En el proceso de desarrollo de la asignatura 
se recurrió a algunos autores que plantean elemen-
tos claves a la hora de analizar la comunidad y los 
procesos de comunidades. 
Zygmunt Bauman (2005) plantea la nece-
sidad de hacer una mirada a las diicultades que 
se presentan en la sociedad actual en el ámbito de 
la construcción de comunidad, entendida como 
la relación con otros que son nuestro prójimo, 
nuestro próximo. Dice Bauman (2005): “El amor 
a uno mismo está ediicado sobre el amor que nos 
ofrecen los demás” (p. 108). Este aspecto, invita a 
reconocer el compromiso de los profesionales de 
Trabajo Social con las comunidades mayormente 
necesitadas y facilitar caminos para la vivencia en 
comunidad basados en la solidaridad, cualidad 
humana constituyente de lo social y necesaria para 
la supervivencia humana.
En la experiencia se reconoce en gran me-
dida que los actores institucionales no se sitúan en 
una relación de identidad, y los grupos comunitar-
ios saben que están en una situación de discrimi-
nación en la cual sienten vulnerados sus derechos. 
Quizá es por eso que cuando se plantean formas 
de relación solidarias, se evidencia cansancio e 
incredulidad; el planteamiento de una convivencia 
distinta, es motivo de duda en las comunidades. Las 
relaciones entre los profesionales, técnicos, facil-
itadores, agentes externos y los grupos sociales es-
tán mediadas por las diferencias que se mantienen 
en procesos débiles y difíciles de reconciliar. 
La convivencia se mueve entonces entre 
fértiles suelos y áridos desiertos, lo que permite 
reconocer las tensiones que ocurren en la con-
vivencia y lenguajes de lo común, las cuales tam-
bién requieren una mirada distinta para poderlas 
convertir en oportunidades de crecimiento.
El mundo no es humano por el simple hecho de que 
la voz humana resuena en él, sino sólo cuando se ha 
convertido en objeto de discurso[…] Sólo humaniza-
mos lo que está sucediendo en el mundo y en no-
sotros cuando hablamos de ello, y es al hablar que 
aprendemos a ser humanos. A esta humanidad que 
se alcanza en el discurso de la amistad, los griegos la 
llamaban ilantropía ‘Amor al hombre’, ya que mani-
iesta en sí misma, la disposición de compartir el 
mundo con otros hombres (Bauman, 2005, p. 194).
Cuando en las comunidades se dan expe-
riencias de abrirse al otro, aun en medio de las 
diicultades, ésta esuna experiencia que permite 
imaginar mejores mundos en los que se tejan for-
mas de relacionarnos en las cuales cada persona es 
tenida en cuenta como ser humano digno. Estar dis-
puesto para los otros es un gesto solidario con ese 
prójimo tan humano como uno mismo. El amor 
por los otros es un aspecto a desarrollar y a vivir en 
comunidad, en tanto es la manifestación humana 
por excelencia en la construcción de entramados 
resistentes para la vivencia de la comunidad y en 
un mundo con posibilidades para todos en sus 
diferencias.
Es posible construirnos como personas 
vinculadas por el afecto, coniando en los otros. 
Estas son vivencias profundamente gratiicantes y 
posibilitadoras de vínculos y tejido social. En las 
experiencias analizadas encontramos grupos hu-
manos con acciones solidarias y cooperativas que 
desatan otros procesos relacionales que digniican 
la vida humana.
Las formas de vida actual, invitan a vivir 
en comunidad. Por su naturaleza social, el ser hu-
mano tiende a compartir sus experiencias vitales 
con otros y a desarrollarse en comunidad de una 
manera ineludible, aun cuando las relaciones con 
tensiones nos colocan de frente a nuestras propias 
debilidades. Es preciso entonces volver de manera per-
manente a relaciones humanas donde se reconozca 
la intersubjetividad como aspecto que enriquece el 
tejido social; se requiere volver a valorar en todos 
los espacios de relacionamiento los entramados de 
Ela Isabel Téllez Murcia
Polisemia No. 10, 9 -23, El sentido del Tejido Social en la construcción de comunidad, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
17
apoyo, solidaridades y la búsqueda de unos y otros, 
en el reconocimiento de lo que somos y deseamos.
Los seres humanos construimos formas 
de relacionarnos y de vivir, somos constructores 
y portadores de cultura, por eso es posible juntar 
las potencialidades generadoras de vida y rescatar 
nuestra identidad humana capaz de originar for-
ma nuevas del convivir en comunidad, haciendo 
una cultura del convivir.
Silvia Duschatzky & C. Skliar, en su texto 
Los nombres de los otros: narrando a los otros en la 
cultura y en la educación (Duschatzky & Skliar, 
2001), plantean que “existe un verdadero distur-
bio de la dirección humana, un momento de trán-
sito en el que el espacio y el tiempo se cruzan para 
producir iguras complejas de diferencia e identi-
dad de pasado y presente, de interior y exterior” 
(p. 186). 
Este reconocimiento de lo interno y lo ex-
terno, y la deinición de las identidades individuales 
y colectivas, pone de maniiesto que somos seres 
sociales y que debemos reconocer la fragilidad que 
nos habita. Es necesaria una mirada de compren-
sión de lo que somos, para no huir a nosotros mis-
mos ni de los otros; para reconocer e incorporar 
de manera creativa las diferencias y así producir 
nuevas identidades.
Desde el análisis de los contenidos de la 
asignatura Trabajo Social con Comunidad (Taller 
de Intervención III), la convivencia es un aspecto 
que requiere ser fortalecido por los agentes ex-
ternos, profesionales de lo social y promotores. 
La convivencia debe ser nutrida de componentes 
humanos, técnicos y profesionales que apoyen 
al tejido social en su estructura y en su función 
protectora de la vida. Es preciso acercarse a co-
munidad con el convencimiento de la existencia 
de sus potencialidades y capacidades de construir 
tejido social y de ligar los aspectos propios de la 
convivencia.
Duschatzky & Skliar(2000) plantean que:
[…] se ponen en suspenso ciertas retoricas sobre 
la diversidad y se sugiere que se trata de palabras 
blandas, de eufemismos que tranquilizan nuestra 
conciencia o producen la ilusión de que asistimos 
a profundas transformaciones sociales y culturales, 
simplemente porque ellas se resguardan en palabras 
de moda (p. 186).
Las formas de relación denominadas democráti-
cas, justas, equitativas, respetuosas, plenas de 
apoyo y solidaridad, es preciso darles otro sentido 
desde la práctica misma para que se llenen de con-
tenido vital para las comunidades, en tanto son con-
ceptos que han perdido sentido, en los cuales poco se 
cree. Cuando se plantean formas de relación soli-
darias, existe cansancio e incredulidad por parte 
de la comunidad. 
El papel del trabajador social en las comu-
nidades, según las relexiones y análisis realizados, 
reclama también el de ser un educador que devuelva 
la esperanza; que construya colectivamente nue-
vos saberes para la vida en comunidad; que con-
tribuya a educar la mirada sobre la convivencia y 
sobre la vida misma en un diálogo que potencie 
la diversidad, creando condiciones para reconocer 
a otros sujetos dialogantes en sus experiencias vi-
tales distintas y semejantes, construyendo saberes, 
recuperando experiencias, dando signiicado a los 
escenarios y buscando alternativas que permitan 
ver cómo los grupos humanos construyen redes 
de sentido en sus experiencias cotidianas, en las 
cuales puede haber puntos comunes y divergentes 
como práctica colectiva de historias y acercamientos. Se 
enriquece la mirada sobre los valores y las formas 
de vida, facilitando nuevas formas de participación 
y solidaridad, y fortaleciendo los lazos se aporta al 
tejido social en tanto somos sujetos sociales, con 
capacidad de tejer nuevas historias y territoriali-
dades como prácticas colectivas, conciencia social 
y ecológica donde se pueda ser responsable con la 
comunidad.
Las relexiones realizadas sobre la experiencia 
local y sobre las experiencias de vida de las estu-
diantes, concluyen que existe la necesidad de for-
talecer ciertos valores para la vida misma, para las 
relaciones con los amigos, con la familia, con la 
comunidad.
El sentido del tejido social en la construcción de comunidad
Polisemia No. 10, 9 -23, El sentido del Tejido Social en la construcción de comunidad, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
18
Guattari (2005), nos dice que:
[…] una condición primordial para alcanzar la pro-
moción de una nueva conciencia planetaria debe 
residir, pues, en nuestra capacidad colectiva para 
lograr que resurjan sistemas de valores que se sus-
traigan del laminado moral, psicológico y social al 
que se entrega la valorización capitalista, centrada 
únicamente en el provecho económico [y continúa 
diciendo] antes que el derecho a trabajar, el derecho 
a vivir, a inventar nuevas formas de vida, a diseñar 
nuevos espacios (p. 110).
Parafraseando a Magaldy Téllez (2000) en 
su ensayo La paradójica comunidad por-venir: ¿si 
no se trata de reconocer esa comunidad en todos 
los aspectos, entonces cual comunidad? El nexo 
entre comunidad y alteridad implica ir más allá de 
reivindicar las diferencias. Téllez retoma a Derrida 
para plantear que es preciso construir la unión sin 
suprimir la diferencia, la heterogeneidad, sin eter-
nidades en el estar juntos; sin formas organizati-
vas y cánones políticos teocéntricos. Se requiere de 
un “espacio-tiempo de creación, quizá de nuevos 
modos de vinculación social: sin apropiación, ni 
contrato, sin previsión ni prescripción, sin pretensión 
de cumplimiento de la comunidad total”. (Téllez, 
2000, p. 92).
El cambio en nuestras prácticas relaciona-
les se presenta con suicientes argumentos como 
alternativa que no se queda en la añoranza del 
pasado. ¿Cómo sería dar una nueva respuesta ante 
lo que ocurre en las relaciones? Una respuesta que 
no esté atravesada por el interés, el rencor o la 
venganza, que no pida ni amor ni redes eternas 
porque el ser humano es movimiento permanente y 
transformación, capaz de asumir el cambio como 
lo constante. Este es un llamado a reconocer que 
somos seres con capacidad de creer en el otro, en 
su posibilidad de aunar esfuerzos para re-crear 
mundos dignos en donde todos podamos vivir.
El territorio: un espacio propicio para 
enriquecer el tejido social 
El territorio es el lugar donde se puntuali-
zan y evidencian las problemáticas sociales por ser 
el lugar de la interacción, donde se relacionan di-
versascondiciones humanas, donde se producen 
los sujetos y en donde también se transforman las 
relaciones sociales de forma vital. El territorio co-
bra signiicación como entramado de vínculos en 
tanto las personas que allí conviven se maniiestan 
públicamente, desarrollan capacidades y construyen 
proyectos vitales y colectivos como alternativas a 
problemas y necesidades. Es el lugar de conluen-
cia de los deseos, necesidades e intereses, de soli-
daridades y desarrollos humanos.
El concepto de territorio no es un concepto simple, 
no sólo por su importancia en la vida cotidiana de 
los seres humanos, sino por la multiplicidad de usos 
y signiicados que le hemos conferido a raíz de su 
reconocimiento como uno de los conceptos básicos 
de la vida humana. Una deinición del concepto de 
territorialidad nos obliga a superar la idea de que el 
territorio es un espacio de tierra sobre el cual se de-
senvuelve —sin más— la vida humana, así como la 
idea de que el territorio es tan sólo la organización 
político-administrativa que se derivó de la aparición 
del Estado-nación […]) Cada momento de nuestra 
existencia requiere de un despliegue de conocimien-
tos acerca de la territorialidad, de nuestra idea de 
territorialidad, la cual incluye las dimensiones ma-
teriales (los paisajes) y simbólicas (sus signiicados) 
a partir de las cuales construimos nuestro sentido 
de relación espacial y temporal. En otras palabras, el 
territorio no es tan sólo nuestra ubicación espacial, 
es también nuestro referente de ubicación social y, 
por tanto, el referente para nuestro comportamiento 
en la relación con los demás, en cada instante de 
nuestra vida (Ardila, 2005).
Comprendemos entonces que los espacios 
también se pueden llenar de sentido, en tanto son 
lugares de encuentro entre las personas; estos es-
pacios pueden ser o pueden no ser propicios para 
la comunidad. Lo que da sentido a los lugares físi-
cos es lo que ocurre con las relaciones, con el en-
tramado social, y es por esta razón que resigniicar 
las relaciones es un imperativo ético que obliga a 
que demos respuesta a la necesidad de territorios 
de paz, territorios de convivencia, en donde se ex-
presen las solidaridades, afectos y el cuidado mu-
tuo entre los seres que los habitan. Los territorios 
son espacios que van siendo apropiados y transfor-
mados, y dado que en ellos ocurre la vida en to-
das sus dimensiones cabe notar que sólo aquellas 
Ela Isabel Téllez Murcia
Polisemia No. 10, 9 -23, El sentido del Tejido Social en la construcción de comunidad, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
19
relaciones que propician la comunidad aseguran la 
supervivencia de la especie. 
La creación del territorio es un proceso de apropiación 
del espacio por los pobladores y en ese proceso los 
seres humanos no solamente construyen los lugares, 
sino que se construyen y se reconocen a sí mismos, 
tomando distancias entre otros. Se hace evidente en-
tonces la dimensión política del poblamiento terri-
torial, pues es indispensable deinir el modo como se 
habita con otros, es decir, el proceso de integración 
de las sociedades 
La construcción de tejido social no puede 
pensarse si no situada en el territorio. Es por 
esta razón que la convivencia también involucra 
el manejo y apropiación de los espacios físicos 
y simbólicos para dar lugar a las distintas ideas 
de sociedad. Es en el territorio donde hoy día se 
propone la construcción del tejido social y por 
eso ha de entenderse como un sistema dinámico 
y cambiante que acepta y admite que cada sujeto 
puede construir múltiples redes facilitadoras del 
tejido social y no solamente las propuestas por la vía 
institucional, porque en la dinámica misma de las 
comunidades los sujetos deciden y crean formas 
de vivir. Las redes sociales o redes de relaciones se 
constituyen en la dinámica propicia para producir 
intersubjetividades y transformación social. En las 
redes pueden ocurrir desarrollos humanos que se 
expresan en la habilidad de las personas para construir 
vínculos que son sustento del mismo tejido. 
Una propuesta alentadora en la construcción 
del tejido social en los territorios sería reconocer el 
cambio; esta propuesta implica un reconocimiento 
de las tendencias y direcciones en que se mueven 
y transforman las redes sociales. Estas tendencias 
y direcciones tienen que ver con el fenómeno del 
poder, la manera como la institucionalidad (las 
instituciones estatales, las ONG, las organizacio-
nes sociales, entre otras) erige formas de concebir 
la misma sociedad, la historia y el entramado de 
relaciones que se viven en los territorios. Muchas 
veces estas lógicas de poder desde la verticalidad, 
desdibujan el sentido de la comunidad, lo despla-
zan y atribuyen otros signiicados a las dinámicas 
sociales; sin embargo es preciso reconocer que aun 
cuando coexisten diferentes visiones del mundo, 
ideologías, prácticas y representaciones en torno a 
la manera ideal de comportamiento, y de ser y vivir 
en comunidad, es necesario rescatar aquellas formas 
solidarias que se tejen para dar lugar y sentido de 
existencia a la comunidad. El territorio debe ser 
un espacio físico y simbólico para ser nutrido des-
de la convivencia ya que ésta es la única manera en 
que se conserva la vida.
Muchas veces las formas propias de estar 
en el espacio local, propuestas por los grupos hu-
manos, no son tenidas en cuenta por las entidades 
que intentan operacionalizar las políticas públicas 
las cuales llegan a la población como otorgamiento 
propio de una entidad y no como un derecho de 
cada persona. Estas formas de construir conviven-
cia en los territorios deben ser capaces de dialogar, 
para encontrar alternativas y conciliar las dinámi-
cas propias de los sujetos sociales, muchas veces 
espontáneas, con aquellas que se orientan desde 
el poder a través de la institucionalidad, muchas 
veces rígidas y sin sentido para las mismas pobla-
ciones receptoras. 
Parte del problema de poder conciliar las 
visiones y formas de construir convivencia pasan 
por la subjetividad y la intersubjetividad. Como 
sujetos deseamos pertenecer y tener derechos; 
sin embargo, la pertenencia o identidad y los 
derechos, son también temas que se construyen a 
partir de las experiencias vividas y las historias en 
los territorios.
Néstor García Canclini (2004) plantea que 
las identidades de los sujetos se forman en procesos 
interétnicos e internacionales, que hoy en día es-
tán mediados en gran medida por intercambios 
inancieros globalizados y repertorios de imágenes 
e información creados para ser distribuidos a todo 
el planeta por las industrias culturales. Esto im-
plica que nos constituimos como sujetos no sólo 
a partir del referente tradicional ‘de donde vengo’, 
ya que somos también relejo de una enorme varie-
dad de repertorios simbólicos y modelos de com-
portamiento que vamos aprendiendo a lo largo de 
nuestra vida, los cuales podemos cruzar y combinar. 
El sentido del tejido social en la construcción de comunidad
Polisemia No. 10, 9 -23, El sentido del Tejido Social en la construcción de comunidad, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
20
Esa identidad es posible de ser vista, recono-
cida y vivida cuando se trata de construir tejido 
social como sustento de la convivencia. El centro 
de la convivencia, está en el tejido que realizamos 
entre los seres humanos. La convivencia en esta 
travesía implica con-vivir con los otros, las otras 
y lo otro, donde habita la diversidad que nos con-
tiene. La travesía es ese camino que se realiza en 
relación con otros provistos de equipaje histórico-
cultural, y que construyen el mundo de la común-
unidad. Esta travesía está habitada por atributos, 
cualidades y aprietos, que dan sentido a la con-
vivencia como el arte de estar juntos, o de no estar 
juntos pero si reconociendo en cada persona su 
derecho a estar. 
Tres propuestas para dar sentido al tejido 
social
En este proceso de relexión y búsqueda 
del sentido en torno al tejidosocial para la con-
vivencia, las y los estudiantes llegan a reconocer y 
proponen tres aspectos centrales, que pueden for-
talecer el tejido social y que pueden ser trabajados 
en el quehacer profesional de trabajador social.
Cuidar la convivencia: para mantener la calidez y el 
calor humano.
El cuidado constituye la condición central 
del nuevo paradigma de la vida en comunidad que 
trata de emerger en todos los espacios locales, para 
el fortalecimiento de las organizaciones sociales que 
construyen referentes de identidad y que desarrollan 
labores sociales.
El cuidado de la vida es hoy en día uno de 
nuestros mayores retos y es expresión del amor que 
está en todas las manifestaciones de la vida, que 
sustenta la existencia y por lo tanto la cuida. Este 
amor pasa por el cuidado de nosotros mismos: 
reconocernos en nuestras potencialidades y capaci-
dades para atrevernos a fortalecer nuestra ternura, 
conocimientos, experiencias y vivencias que nos 
conviertan en seres nutridores de saberes, afectos, 
sueños y compartires, que se constituyan en insu-
mos para aprender a cuidar y valorar la conviven-
cia, en una construcción de comunidad centrada 
en la libertad, la equidad, la biodiversidad, pen-
sando y proponiendo soluciones creativas.
El cuidado da la posibilidad de tener perspec-
tivas más amplias de empatía con el otro en su 
reconocimiento; de disponerse a escuchar de 
manera atenta entendiendo las necesidades e in-
tereses de ese otro; de ponerse en el lugar del otro, 
y de enriquecerse al reconocer ser distintos y plu-
rales.
La falta de cuidado en el trato dado a las 
personas, a la naturaleza, a los recursos, al en-
torno, a la vida en todas sus manifestaciones, ha 
puesto en riesgo la supervivencia no solamente de 
la especie humana, sino de todos los seres vivos. 
El cuidado tiene una función de prevención de 
daños futuros y reparación de daños pasados. El 
cuidado posee ese don: vigoriza la vida y tiene en 
cuenta todas las circunstancias que permiten su 
reproducción y su evolución.
Aprender a convivir en comunidad para fortalecer el 
tejido de las es.
Convivir en comunidad implica una red de 
acompañamiento y protección donde el ser puede 
expresar solidaridad y enriquecer la vida cotidiana; 
una red que anticipa relaciones en mundos más 
amplios y llenos de posibilidades relacionales. La 
convivencia es el terreno propicio para desarrollar 
valores que promuevan el sentido de lo humano, 
repercutiendo en el alma de la humanidad, dis-
minuyendo la sensación de la imposibilidad de 
amar; recuperando el anhelo, a veces perdido, de con-
vivir en armonía.
Lo humano cobra sentido en las relaciones 
donde se reconoce el acto de vivir con otros como 
una responsabilidad con nosotros mismos, con 
otros y con el entorno, en tanto somos un entra-
mado relacional que puede alimentar o no los vín-
culos nacientes que fortalecen los grupos sociales, 
familias y comunidades, en un aprendizaje que va 
desde lo comunicativo hasta todo un sistema de 
valores para la convivencia.
Convivir en comunidad, nos invita a reconocer 
los aprendizajes básicos de los que habla Morín 
(2001) los cuales colocan al ser humano en la po-
sibilidad de un aprendizaje permanente sobre sí 
mismo, sobre sus semejantes y diferentes, sobre 
la compleja naturaleza humana como singular y 
Ela Isabel Téllez Murcia
Polisemia No. 10, 9 -23, El sentido del Tejido Social en la construcción de comunidad, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
21
como un todo, en tanto cada persona porta en sí 
misma a toda la especie humana.
Aprender a resolver conflictos de forma adecuada.
El conlicto como hecho inseparable de la 
vida, aparece cuando se maniiestan las diferen-
cias. Le tememos porque sentimos que arriesga-
mos las relaciones, pero en realidad, el conlicto 
es la oportunidad de mejorar y aprender, de crear 
nuevos encuentros interpersonales, superar el mie-
do y experimentar que podemos mostrarnos como 
somos, en un ambiente de credibilidad, comuni-
cación, aceptación y comprensión.
El conlicto en su connotación positiva puede 
ser el motor de cambio a nivel individual y so-
cial, y corresponde a una situación en la que una 
persona, grupo o comunidad se encuentra frente 
a un desacuerdo que puede conducir a enfrenta-
miento. El conlicto evidencia la capacidad humana 
para resolverlo, contenerlo y convertirlo en hechos 
creativos o como medio de transformación de grupos 
humanos. Resolver los conlictos de forma adecuada 
coloca a las personas y a los grupos ante nuevos 
paradigmas que posibiliten transformaciones perso-
nales, culturales y sociales.
La construcción de una convivencia posibilita 
el crecimiento personal y colectivo. Requiere del de-
seo de dar una nueva respuesta ante el conlicto 
que lacera las relaciones impidiendo el fortaleci-
miento del tejido social.
A manera de conclusión
El tejido social, sostén de las relaciones en co-
munidad, requiere de diversas disciplinas que acudan 
al desarrollo humano, así como al restablecimiento 
y fortalecimiento de los vínculos para la convivencia. 
La tarea es ainar las relaciones humanas para que 
la convivencia se constituya en el esfuerzo por for-
talecer valores para la vida social. Como lo plantea 
Adela Cortina “otros valores como la belleza, la 
simpatía, la utilidad, nos parecen deseables y reco-
mendables, porque la vida es sin duda más agradable 
con ellos” (Cortina, 2001, p. 225).
La vida de las comunidades es también el esce-
nario cotidiano donde se da la expresión de las emo-
ciones, en el sentido en el que lo plantea Maturana, 
en el texto Convivencia solidaria y democrática de 
Teodoro Pérez (2001). Dicho texto hace un lla-
mado a la expresión de las emociones en el diario 
vivir, reconociendo a las personas más allá de lo 
racional, valorando su sentir y no sólo lo que piensa. 
Es necesario, entonces, tener en cuenta los com-
portamientos, deseos, intereses, propósitos, miedos, 
aspiraciones, rechazos y esperanzas de las personas 
para dar curso a formas distintas de convivir. 
Mientras las relaciones se consideren inver-
siones provechosas, garantías de seguridad y so-
lución de los problemas, estaremos posiblemente, 
sometidos al intercambio comercial del afecto, al 
interés y a la soledad. Esta faceta económica de las 
relaciones, con expresiones de ganar o perder, es 
propia de los tiempos contemporáneos. Es común 
encontrar solidaridades mediadas por un interés 
material o inmaterial en algunas comunidades; 
sin embargo es claramente propio de las socie-
dades modernas atribuir un valor económico incluso 
a los afectos. 
El deseo de relacionarnos con afecto, res-
peto y solidaridad, es propio de nuestro carácter 
social. Deseamos relaciones capaces de sustentar 
la vida, pues el consumismo nos ha puesto en el 
plano de acumular, de usar, disponer y continuar 
indeinidamente este ciclo, por lo que repensar sobre 
las relaciones como sustento del tejido social para 
la construcción de comunidad, es una necesidad 
imperante. Olvidamos que cuando el hombre de-
sarrolla una verdadera solidaridad se disuelve el 
sentido del individualismo, se disminuyen o se 
acaban los riesgos, como fuente de sus miedos.
La vivencia en comunidad sigue siendo 
nuestro gran aprendizaje, en el que día a día, 
ponemos en juego las fortalezas y las debilidades 
que como humanos tenemos. En este camino la 
solidaridad puede hacer el permanente milagro de 
reconocer a los otros, dignos y plenos de derechos, 
así como lograr la disposición y responsabilidad 
por parte de las instituciones, que en el ámbito 
de lo local realizan desarrollo comunitario como 
instrumento de cambio social o como atenuador 
de tensiones sociales. 
El sentido del tejido social en la construcción de comunidad
Polisemia No. 10, 9 -23, El sentido del Tejido Social en la construcción de comunidad, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
22
Urge una conciencia de humanidad que 
nos indique que el eje del ego humano se puede 
cambiar y despertara una conciencia individual, 
grupal y planetaria sobre la importancia de vivir 
juntos sostenidos por lazos de apoyo ante las situa-
ciones que nos presenta la actualidad y que lasti-
man a las personas, los grupos y las comunidades, 
sumergiéndolos en el individualismo y soledad.
La invitación desde el Trabajo Social es a crear 
formas de construir tejido social, a reconocer y a en-
contrar los brotes y formas de vivir las solidari-
dades en las comunidades para hacer el recono-
cimiento sobre las manifestaciones de lo que 
digniica la vida. Una invitación a hacer abordajes 
comunitarios con procesos de inserción e inter-
vención destinados al mejoramiento de la calidad 
de vida, que incluye interacciones que promuevan 
formas de acercamiento, organizaciones dotadas de 
creatividad, procesos de autogestión económica y 
en las interacciones propicias para la participación, 
incorporación y tramite adecuado del conlicto, 
incorporación de la solidaridad y la cooperación y 
una convivencia para la felicidad. 
Recurrir a nuevos paradigmas del desarrollo 
humano que propongan una mirada de recono-
cimiento del otro en la convivencia, así como al-
ternativas frente a la conlictividad para que se re-
suelva a favor de la convivencia en comunidad, es 
lo que invita a la reconciliación con otras visiones 
ontológicas que ayuden a fortalecer la construcción 
de tejido social.
La vivencia en comunidad, desde la solidari-
dad, la libertad, la equidad y el respeto es un in-
terés común que muchos pensadores han enrique-
cido al resigniicar la vida humana, mostrando 
caminos para el bienestar integral de la población, 
impulsando el desarrollo de una sensibilidad es-
pecial sobre la mirada del otro, del entorno y de 
uno mismo, e invitando a que el potencial creativo 
que todos portamos sea utilizado a favor de la vida 
(Useche, 2008).
Desde la profesión del trabajador social, 
es necesario precisar su acción transformadora 
a través de un quehacer que tenga en cuenta las 
condiciones de pobreza y la discriminación para 
desplegar una actuación que reconozca el multi-
culturalismo, la importancia de la generación de 
condiciones materiales, sociales culturales y políti-
cas especíicas, como condiciones para la super-
vivencia de lo humano y de lo vivo. El trabajo so-
cial debe asumir los viejos y nuevos retos en torno 
a la transformación social teniendo como referente 
el imperativo de la convivencia, del tejido social y 
la conciencia de su importancia en todos los espacios 
de relacionamiento humano.
Referencias Bibliográicas
Ardila, G. (2006). Ingeniería y territorio: una 
relación política indisoluble. Palimpsestvs, 
5, 60-67.
Bauman, Z. (2005). Amor líquido: acerca de la 
fragilidad de los vínculos humanos. México: 
Fondo de Cultura Económica.
Blanco, G. (2008). Trabajo social y autonomía 
cultural comunitaria. Buenos Aires: 
Editorial Espacio.
Carvajal, A. (2005) Desarrollo y cultura: 
Elementos para la relexión y la acción. Cali: 
Universidad de Valle.
Cifuentes, J. (2005). La ética del cuidado y la 
compasión. Una respuesta a los problemas 
del mundo actual. En J.A. Mesa y otros. 
La educación desde las éticas del cuidado y la 
compasión, (pp. 17-33). Bogotá: Pontiicia 
Universidad Javeriana.
Chadi, M. (2007). Redes sociales en el Trabajo 
Social. Buenos Aires: Editorial Espacio. 
Cortina, A. (2001). Ciudadanos del mundo: 
Hacia una teoría de la ciudadanía. Madrid: 
Editorial Alianza.
Duschatzky, S. & Skliar, C. (2001). Los nombres 
de los otros. Narrando a los otros en la 
cultura y en la educación. En J. Larrosa 
y C. Skliar (eds.), Habitantes de Babel. 
Políticas y poéticas de la diferencia, (pp. 185-
212). Buenos Aires: Laertes.
Ela Isabel Téllez Murcia
Polisemia No. 10, 9 -23, El sentido del Tejido Social en la construcción de comunidad, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
23
García, N. (2004). Diferentes, desiguales y 
desconectados. Mapas de la interculturalidad. 
Barcelona: Editorial Gedisa.
Guattari, F. (2005). Plan sobre el planeta. 
Capitalismo mundial integrado y revoluciones 
moleculares. Bogotá: Ediciones Desde 
Abajo. 
Howe, D. (1995). La teoría del vínculo afectivo 
para la práctica del trabajo social. Barcelona: 
Editorial Paidós.
Larrosa, J. & Skliar, C. (coord.). (2000). 
Habitantes de Babel. Políticas y prácticas de 
la diferencia. Barcelona: Laertes.
Maturana, H. (1996). El sentido de lo humano. 
Santiago de Chile: Editorial Dolmen.
----------------- (1997). Emociones y lenguaje en 
educación política. Santiago de Chile: 
Editorial Dolmen.
Mesa, J. A. y otros. (2005). La educación desde las 
éticas del cuidado y la compasión. Bogotá: 
Pontiicia Universidad Javeriana.
Morín, E. (2001). Los siete saberes necesarios para 
la educación del futuro. Bogotá: Editorial 
Magisterio.
Núñez, R. A. (2008). Redes comunitarias. 
Aluencias teórico metodológicas y crónicas 
de intervención profesional. Buenos Aires: 
Editorial Espacio.
Osorio, J. (2001). Fundamentos de análisis social; 
La realidad social y su conocimiento. México: 
Fondo de Cultura Económica - Universidad 
Autónoma Metropolitana.
Pérez, T. (2001). Convivencia solidaria y 
democrática. Nuevos paradigmas 
y estrategias pedagógicas para su 
construcción. Bogotá: ISMAC. 
Téllez, M. (2000). La paradójica comunidad 
por-venir. En J. Larrosa y C. Skliar (eds.), 
Habitantes de Babel. Políticas y poéticas de 
la diferencia, (pp. 65-110). Buenos Aires: 
Laertes.
Useche, O. (2008). Los nuevos sentidos del desarrollo. 
Ciudadanías emergentes, paz y reconstitución 
de lo común. Bogotá: UNIMINUTO
El sentido del tejido social en la construcción de comunidad
Polisemia No. 10, 9 -23, El sentido del Tejido Social en la construcción de comunidad, Bogotá, ISSN: 1900-4648. Julio - Diciembre de 2010
REFL EX I ONES F ILOSOF ICAS
Fierro y Sombra– Beatriz Núñez Arce
25
Resumen Abstract
Más allá de la concepción coactiva del 
poder. Los aportes de Hannah Arendt 
y Norbert Elias a la teoría política
Diego Fernando Silva Prada se encuentra actualmente ejerciendo como investigador en el Centro de Estudios e Investigaciones Humanas y Sociales (CEIHS) de la Universidad Minuto de Dios, Bogotá. Este artículo hace parte del proyecto de investigación El concepto de poder político: de la coacción a las prácticas de libertad, realizado en el 2004 por Diego Fernando Silva Prada para sus estudios de la Maestría en Filosofía Política de la Universidad Autónoma Metropolitana- Iztapalapa (UAM-I), México D.F.  silvaprada@yahoo.es
Recibido y aprobado: 12 de agosto de 2010 / 17 de septiembre de 2010
Keywords: Power, subjectivization, inter-subjectivity, 
associativism, self-coactions, Hannah Arendt, Norbert 
Elías.
Palabras Clave: Poder, subjetivación, intersub-
jetividad, Asociativismo, Autocoacción, Hannah 
Arendt, Norbert Elias
his article examines the contributions that 
Hannah Arendt and Norbert Elias have made to 
modern political theory with respect to the concept of 
power, based on the critique of coercion as a deining 
trait of politics. he capacities of collective associa-
tion and self-determination of identity are understood 
as the central traits of political counter-argumentation, 
constructed as an epistemological alternative. he 
appearance of inter-subjectivity and the processes of 
subjectivization constitute the deinitive moments for 
the realization of power, in terms of communities’ 
and individuals ‘capacity for resistance to the exteri-
ority of state coercion.
Este artículo trabaja los aportes que Hannah 
Arendt y Norbert Elias han realizado a la teoría 
política moderna con respecto al concepto de 
poder, desde la crítica a la coacción como rasgo 
deinitorio de la política. Las capacidades de aso-
ciación colectiva y de autodeterminación de la 
identidad se entenderán como los rasgos centrales 
de la contra-argumentación política construida 
como alternativa epistemológica. El registro de la 
intersubjetividad y los procesos de subjetivación 
serán los momentos deinitivos para

Continuar navegando