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Una luz más ensayo

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Una luz más
Basado en: Un pecado mortal – Silvina Ocampo
Alumno: 
Desde muy pequeña, el resplandor de las estrellas y mi muñeca Shayla han sido la tranquilidad de mis demonios, a mi madre le disgustaba el nombre porque lo confundía con mi pañuelo para salir de la casa; ¡Oh madre! Que fastidio cuando me contabas las historias del Corán, historias tan confusas y extrañas que ni tú sabías con que palabras explicármelo. Mi padre era un hombre muy codicioso, le gustaba tomar y hacer apuestas con sus amigos, mis hermanas me ocultaban a Shayla para estar atenta a las peticiones de mi padre, ya que estando tan ebrio nos hacía tronchar los ajos de los suelos para venderlo luego al mercado de Khan El-Khalili. Le llevábamos la mercancía a Mamba, el cual era el mejor apostador y amigo de mi padre, durante en sus noches de chupe y apuestas, Mamba siempre le platicaba sobre tener a una mujer pura y virgen que desapareciera sus alucinaciones, que cada vez con más desesperación se sentía encima de la locura.
Después de septiembre, cuando el ajo ya no se producía, los recursos de meses anteriores se habían acabado con aceleración por las grandes festividades, nos vimos involucrados en una escasez jamás antes vista en la familia. Papá dejaba las cosas a la ligera, mi madre tenía problemas en los huesos y la limitaban a movimientos pesados, la hambruna cada vez era mayor. Tanta presión hacía que mi padre tome más de lo habitual con sus amigos. Mamba siempre nos iba a visitar para apoyar en lo que pudiera, un día de esos escucho que hablaban sobre mí acerca de mis niñerías.
Mamba me llamaba como su chiquita, ya que era una niña dulce e inocente. El tiempo pasaba y los problemas se agrandaban; - ¡Desgraciada vente aquí! - Exclamó mi padre; asustada por los gritos me dirigí a él, era una noche turbulenta y sentía que algo malo iba a suceder; - ¡Te irás con tío Mamba esta noche y obedecerás sus peticiones como su mujer! Dijo mi padre. Desde ese momento estabas atrapada entre tus demonios y nadie puede salvarte.
Nadie sospechaba que la perversidad o más bien el vicio te apresaba en tu interior con la soledad de tus temores. Cuando ibas de la mano con Mamba, algunos pensaban que era tu padre y otros no, en casa en donde vivías, obedecías y no podías decir ni una palabra, Mamba te decía que juegues a su trompetita, que cuando termine limpiara todo el desastre de la habitación.
Había noches en las que no podías dormir, cada sentimiento de frustración, miedo y tristeza se sombreaban con la luz de las estrellas; en las cuales podías observar en el balcón donde están los pajarillos que tanto te gusta. Te quedabas espiando a Mamba, pero él quedó espiándote la mayor parte del tiempo, te decía que no podías salir de esa habitación a menos que vayas al balcón a ver las estrellitas porque entre más tiempo estuviera fuera, los monstruos y demonios iban atrapar tus sueños. Sentías ese presentimiento maligno en tu alrededor, un ambiente que no te dejaba dormir ni respirar, hay cosas que puedes tener pero que no se pueden mantener como la esperanza de salvarse.
Tus días eran oscuros, sosteniéndote en una cuerda de luz que resplandecían tu rostro, siempre era lo mismo. Mamba no es bueno, todos dicen que si lo es, pero nadie conoce la toxicidad de su mente. Los días que salías a comprar al mercado eran el momento perfecto de huir, pero no lo hacías, miras fijamente esa ilusión de que todo se va acabar pronto, elegiste una ilusión falsa, pero nadie te demostró que estabas equivocada.
Estás tan cansada de lo mismo, Mamba pensaba que no comprendías las cosas, pero solo te quedabas en silencio, sabías todo lo que te había sucedido. Tus padres ya no estaban ahí para protegerte, pero sabías que ellos ya están bien junto con tus hermanas, sabías que nada malo pasaría si ellos no estaban contigo. La fuerte presión de tu pecho y el viento frío que convivías se hacían más tenebrosos. Sabes que tu destino es ese y debes seguir a ello, pero una parte de ti sabes que eso no es el camino que elegirías, nubes de tormenta se agrupan debajo de tu cabeza.
Quieres despertar de esta horrible pesadilla, la luz que colgaba en tu interior se desvanece mientras dicen que estás perdonada esta noche, que tus pecados han sido perdonados, pero sabes que eso no funciona así. Estás buscando en algún lugar de afuera, algo que te está faltando mientras todo el mundo duerme. Los recordatorios arrancan el piso de tus pies, la esperanza de seguir de pie aún. 
Hay un largo camino por recorrer y un lejano recuerdo, estás buscando una respuesta siempre fuera de alcance. Chiquita buscaba el coraje para ponerse en frente de sus demonios, mientras se apagan las luces, escucha la sinfonía de batalla en su interior. Todo el mundo está delante de ella, si su armadura se rompe, volverá a fundirla. Por una parte tuya, te dice que debes retirarte pero no te darás por vencida fácilmente, tienes muy abierto los ojos.
Mamba tan serio y callado, irreconocible. - Chiquita, ¿Estás ahí? - Se escuchaba los chasquidos de su cinturón, sabe que otra vez viene el castigo. Ella no sabe qué hizo mal, pero se guarda el resentimiento. Mamba se sentía insatisfecho, pensaba que algo más le faltaba, la inquietante fantasía de una mujer virgen y pura se esfumaba al paso de las noches, cuando Chiquita ya no hacía bien su trabajo.
Cuando la fiesta del fin de ayuno llega, todos los habitantes del pueblo se reúnen en grandes masas, Chiquita tan temerosa se acerca a la puerta para ver los movimientos de Mamba, como es de costumbre, siempre queda emborrachado, mientras que los demás del pueblo lo miraban con malos ojos, Chiquita firmemente se escabulle detrás del patio en donde los gallos y aves cantan. 
Durante el largo recorrido nunca antes imaginado, la cuerda de luz que colgaba en tu cabeza empezaba a desvanecerse, la luz de tu interior brillaba como el sol en pleno verano, por fin salías de la oscuridad que te asfixiaba. Sentías el aroma de Mamba, no eras capaz de ver el rostro a los hombres de tu alrededor. Sabes que él corre detrás de ti, los demonios tocaban tu lacio cabello. El hilo de esperanza está tan cerca pero tan complicado. Tu armadura se rompe junto con tu sinfonía de batalla, estás en los suelos con la mirada fijamente a los de Mamba, una mirada tan firme y escalofriante. - Alá no está contento contigo - Dijo Mamba. Con el cabello quebrantado, Mamba se dirige a casa.
Tan decepcionada de tus capacidades, de tu fuerza y de tu luz estás arrodillada a los pies de Mamba, él no está feliz. El incontrolable coraje te está matando, el momento tan rápido de un nuevo comienzo se perdió de la misma rapidez, no lo entiendes, no te lo mereces. En el sótano en donde dormías, te da la curiosidad de buscar entre las cajas de bebidas y ropa vieja, ninguna revista pornográfica ni mujeres se encontraban ahí, pero lo imaginable entre todo el montón de ropa, se encontraba ropa de la talla de Chiquita, las falsas alucinaciones de Mamba eran más evidentes. Viejas muñecas de trapo parecidas a Shayla estaban enredadas en una a otra.
El mundo es tan confuso y tan injusto, el sufrimiento de una niñita es tan común que hasta se ríen de eso, ¿Es más importante un rato de placer que la vida de una pobre niña? La desesperante incertidumbre de que algún día Mamba enloquezca todavía más y que tenga el poder de hacer el pecado más terrible. Cada día que el sol sale y alumbra todos los agujeros del sótano, para Chiquita sólo es un día más de vida de sus demonios.
Mamba tan ebrio agarra de los cabellos a Chiquita y le venda los ojos hasta llegar a un baldío en donde se encontraban unos apostadores como él, en un momento fue tan desgarrador el dolor de sus entrepiernas como si nada más se tratase de una pesadilla, gritos de ayuda se escuchaba por toda la Mezquita, gritos que jamás entraron a los oídos de los vecinos, los símbolos de pureza de Chiquita ya no eran como antes después de lo sucedido, siente asco de sí misma, como si se hubiera embarrado con tierra en todo su cuerpo. 
Los pequeños y cortos momentos de felicidadse habían extinguido cuando te separaste de Shayla, en los cuales podías contarle tus problemas, claramente sin una respuesta; ahora bien, ¿Quién escuchará sus problemas si nadie está ahí para escucharlo? Inquietante curiosidad se abalanza sobre Chiquita al saber quién es, si todo lo vivido es simplemente una pesadilla, ¿Por qué precisamente a ella? ¿Todavía hay una luz entre toda la oscuridad? Inimaginablemente perdida en la duda.
En la amplía y alta casa donde vivías, en donde podías observar las mezquitas del pueblo y el mercado, notas los bigotes de tu padre, que indiscutiblemente pides gritos de ayuda, pero él nada más baja la mirada, confundido de que tu pequeña esté bien, pero no eres capaz de hacer nada por ella, por el bien de toda la familia. Chiquita tan destrozada y abandonada, se retira a su montañita de ropa vieja, el único lugar en donde apenas dormía.
Sientes que la vida tiene poco significado, la cocina y la limpieza del hogar no es para ti, los libros que solías leer ya no están, el amor propio murió junto con tu muñeca Shayla, si un momento es todo lo que somos, la ingenuidad de tus acciones, no te llevaron a nada. Las consecuencias ya eran costumbres en tus días de tinieblas. El odio hacia tus padres los olvidabas al pensar que tenían el pan de cada día, gracias a Mamba, que trataba como si fuese un simple favor aunque no piense regresar a Chiquita a su casa, o si le puede llamar una casa.
Ha pasado el tiempo desde que no ves la luz del sol, Mamba ya es más misericordioso, ahora ya no pide tantas cervezas; los ruidos de los niños ya no estaban ahí, solo la brisa del viento y el canto de las aves se escuchaban. Chiquita tan pensante, indecisa de su terrible vida, decide romper las cadenas de miedo e intenta escabullirse entre las ventanas de la cocina, Mamba estaba ahí, Mamba está en todas partes, pequeñas voces inhumanas unidas a la tuya decían que estás acabada.
Por fin abres los ojos, una alucinación que parecía muy real, tus brazos estaban hinchados, tus venas resaltados, como si se tratase de tinta azul. Sabes que cada vez enloqueces en tu pequeño cuarto, tenías heridas de tus demonios interiores, pero nadie te había atacado. El dolor pesa más que 100 toneladas de ajo de tu padre en las buenas cosechas entre todo el pueblo. El dolor aumenta cuando sabes que tu tiempo de niñez solo fueron por momentos.
Tormentas nublan tu cabeza, la libertad se encuentra fuera de tus límites, más aún, cuando sabes que vas a dar vida en un mundo podrido. Una nueva vida está dentro de tu vientre, una criatura que conocerá a los demonios más temibles de su vida, no hay palabra para mencionárselo a Mamba, sabiendo que la vida de ambos corre peligro. Te golpeas el vientre, con gran desesperación, no quieres que la pequeña creatura pase por lo mismo. Cada vez das un paso al oscuro lugar de tus pensamientos, un paso al abismo de la vida y la muerte.
Las cosas pequeñas que giran a tu cabeza están a punto de explotar, voces en tu cabeza te dicen que le pongas un fin a tus pesadillas, que todo se va a ir como las flores en invierno, que cuando se apaguen las luces, una nueva vida te espera. La poca voluntad de decir ni una palabra te está matando lentamente, tus demonios pararán de entrometerse a tus sueños. La preocupante mirada de tu rostro le daba señales a Mamba, pero hacía como si no la escuchara, señales que marcaban una vida de tristeza y sufrimiento. 
-¿Chiquita, me escuchas? - Dijo Mamba, los pies quebrantados y llenos de callos de Chiquita se escuchan lentamente del sótano. - Soy un monstruo, no necesitas saber nada de mí, vete de la casa lo más rápido que puedas - La niña sorprendida de las palabras de Mamba, huye de la casa desorientada y confundida, de pronto se escucha un fuerte sonido que ahuyenta a todos los pájaros de la mezquita, un sonido como el golpe de unos tambores viejos.
¿Quién soy en realidad? ¿Cuál es el sentido de mi vida? Tanto sufrimiento para que las cosas acaben así. Ningún año transcurrido mis padres se asomaron para visitarme, dudo que me busquen, no sé nada de la vida, mi vida sólo fue un cautiverio en la casa que me sentía como la extraña. No soy capaz de traer una nueva vida, sabiendo que tampoco sé como vivirla, Mamba ya no está aquí, pero vive en mi mente, mi demonio se quitó la vida para vivir en mi mente para siempre, eres cruel. 
Una noche, debajo los árboles y las estrellas, vi brillantez cuando todo el mundo estaba dormido ¿A quién le importa si se acaba el tiempo de alguien si en un momento es todo lo que somos? Si en algún lugar me esperan, que sea en un tiempo lejano, cuando ya no puedan sostenerse por si solos y que las arrugas invadan todo el cuerpo. La lección de vida es tan complicada, no puedes destruir lo que ya no está ahí, el cuerpo virgen y puro ya solo es un saco de imperfecciones, nadie podrá amar lo que nunca fue amado.
Te quedas viendo los pajarillos irse a sus nidos, los perros ladrando en el fondo del mercado, estás derrumbada en los suelos viendo las estrellas, preguntándote que habrá sido de tu vida sin esas experiencias, tu mundo está perdido en la ignorancia, nadie es capaz de escuchar las fuertes palabras de una mujer, el sufrimiento de una vida de esclavo es inimaginable. Las historias del Corán se ven reflejadas en malas manos quien lo representa, historias tan trastornadas que por fin sabes como son.
Tus manos temblorinas, los ojos hinchados y tus lágrimas, entras en la casa en donde alguna vez fuiste un humano, tu interior está completamente apagado, como la media noche del pueblito en donde vivías. Ves brillantez en tu cabeza en una idea jamás contada, una ilusión que nadie te puede decir si estás equivocada, pero las señales nada más los ignorabas con tanta decepción.
Si en un momento esto se acaba, ¿Quién pondrá en alto la tragedia y angustia de un ser humano? Si tan fuese alguien que haya estado ahí para contarlo. Un pueblo con mucha boca pero con pocos oídos, el cual está perdido en el pecado, hay una silla más de la que necesitas en la cocina, sé que estás enojada, no es justo, si en un momento es todo lo que somos. Mientras todo el mundo duerme, por fin encuentras lo tanto buscado, si dicen ¿A quién le importa si se apaga una luz más en un cielo de un millón de estrellas? Bueno, yo lo haré.
· ¿Puedo ayudarte a que no te lastimes más? - …
-Shayla es una prenda que utilizan las mujeres del occidente, de divide en un pañuelo y una toga.
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