Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Neumología662 Sección V años). En la poliposis moderada debe aumentarse la dosificación de glucocorticoides tópicos o aplicarlos en gotas nasales y añadir un ciclo corto de estos fármacos por vía oral cuando sea preciso (máximo 2-4 al año). Si la poliposis es grave (síntomas graves, asma, intolerancia a AINE) o el tratamiento con glucocorticoides nasales y orales no es eficaz debe valorarse la cirugía endoscópica nasosinusal. Tras la inter- vención debe mantenerse siempre el tratamiento con glucocorticoides por vía nasal para evitar o retardar la recidiva. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Aguarón J, Alonso E; grupo de trabajo de GEMA. GEMA (Guía Española de Manejo del Asma). Arch Bronconeumol 2009;45(Supl. 7):2-35. Bousquet J, Khaltaev N, Cruz AA, Denburg J, Fokkens WJ, Togias A, et al. World Health Organization; GA(2)LEN; AllerGen. Allergic Rhinitis and its Impact on Asthma (ARIA) 2008 update (in collaboration with the World Health Organization, GA(2)LEN and AllerGen). Allergy 2008;63(Suppl 86):8-160. Brozek JL, Bousquet J, Baena-Cagnani CE, Bonini S, Canonica GW, Casale TB, et al. Global Allergy and Asthma European Network; Grading of Recommen- dations Assessment, Development and Evaluation Working Group. Allergic Rhinitis and its Impact on Asthma (ARIA) guidelines: 2010 revision. J Allergy Clin Immunol 2010;126:466-76. Fokkens W, Lund V, Mullol J. European Position Paper on Rhinosinusitis and Nasal Polyps group. European position paper on rhinosinusitis and nasal polyps 2007. Rhinology 2007;1-136. SEAIC-SEORL. Consensus Document on Nasal Polyposis. POLINA Project. J Investig Allergol Clin Immunol 2011; 21(Suppl 1):1-58. ASMA BRONQUIAL C. Picado Valles ■■ CONCEPTO La mayoría de las definiciones propuestas incluyen tres aspectos con- siderados como los más característicos de la enfermedad: inflamación, obstrucción bronquial oscilante y reversible e hiperrespuesta bronquial inespecífica. De acuerdo con ello se puede considerar el asma como una enfermedad inflamatoria de las vías aéreas a la que se asocia intensa hiperrespuesta bronquial frente a estímulos diversos. Si actúan conjun- tamente, ambos fenómenos ocasionan la obstrucción bronquial, cuya intensidad varía de manera espontánea o por la acción terapéutica. ■■ EPIDEMIOLOGÍA Existe una gran variabilidad de un país a otro y entre regiones de un mismo país en la prevalencia de la enfermedad. Factores genéticos y ambientales explican las diferencias en la prevalencia de la enfermedad en diversas comunidades y regiones del mundo. En los países con mayor prevalencia (Australia, Nueva Zelanda), el asma afecta al 30% de los niños. En España la prevalencia oscila entre el 3% de algunas regiones y el 12% de otras. Los niños están más predispuestos que las niñas al desarrollo de asma. En los adultos jóvenes la enfermedad afecta más a las mujeres. Esta predominancia desaparece en los ancianos, en los que el asma se presenta en ambos sexos con la misma frecuencia. Cuando se analiza la evolución del asma de manera prospectiva desde la infancia a la edad adulta se observa que la mayoría de los niños que presentan síntomas en los primeros 3 años de vida (sibiladores precoces) suelen presentar una remisión de sus síntomas en los siguientes 3 años. Los síntomas de estos niños no se consideran debidos al asma y se atribuyen al hecho de poseer un menor tamaño de las vías aéreas, lo que facilita el desarrollo de sibilancias con las infecciones víricas, fenómeno que desaparece con el crecimiento. Cuando los síntomas de asma comienzan más tarde (sibiladores tardíos) o en los sibiladores precoces en los que persisten los síntomas más allá de los 3 años, suele encontrarse historia familiar de asma, títulos elevados de IgE sérica y sensibilización a alérgenos, lo cual sugiere que su proceso es un asma real que está relacionada con el desarrollo de atopia. En las cuatro últimas décadas se ha observado un aumento en la prevalencia de la enfermedad. Dado que en la mayoría de los casos el asma se inicia en la infancia, se cree que un defecto en la maduración del sistema inmunitario del niño podría favorecer la aparición de enfermedades de base alérgica por predominar la respuesta del tipo Th2. La teoría más en boga, denominada teoría de la higiene, propone que la disminución de las infecciones víricas, la menor exposición a sustancias procedentes del reino animal (endotoxinas) y alteraciones en la flora intestinal ocasionadas por cambios en los hábitos dietéticos, retrasan la maduración del sistema inmunitario y con ello la tendencia al desarrollo de enfermedades alérgicas como el asma y la rinitis. Las familias numerosas sufren menos asma que las que cuentan con uno o dos hijos, fenómeno que ha sido atribuido a que con menos hijos se producen y se transmiten menos infecciones víricas infantiles de un hermano a los otros. La vida rural también protege del asma, hecho que se atribuye a que la exposición a endotoxinas de origen animal (vacas, cerdos, perros) reduce las respuestas Th2. En dos ocasiones, el aumento de las muertes por asma ha alcanzado el grado de epidemia. El primer episodio ocurrió en los años sesenta en Gran Bretaña y el segundo, en Nueva Zelanda en los ochenta. En ambas ocasiones se relacionó el fenómeno con la utilización de dosis elevadas de broncodilatadores betamiméticos. En el primer caso se trataba del isoproterenol, y en el segundo, del fenoterol. ■■ FISIOPATOLOGÍA En la fisiopatología del asma bronquial se deben tener en cuenta los siguientes aspectos: inflamación bronquial, alergia y atopia e hiperres- puesta bronquial. Inflamación bronquial En la inflamación intervienen células y mediadores químicos. Células La acumulación de eosinófilos y sus productos (proteína mayor básica, proteína catiónica, peroxidasa y neurotoxina) es una de las características del asma. El infiltrado eosinófilo es el resultado de varios fenómenos: a) aumento de la formación de eosinófilos en la médula ósea; b) atracción hacia la mucosa bronquial desde los vasos por citocinas, adhesinas y factores quimiotácticos, y c) activación in situ para que liberen sus productos. Es posible que el trasiego de eosinófilos esté regulado por linfocitos T activados del tipo CD4 presentes en la mucosa respiratoria, los cuales se caracterizan por elaborar las citocinas (IL-3, IL-5, GM-CSF y eotaxina) que atraen, y activan la supervivencia de los eosinófilos. Estudios recientes han permitido reclasificar los linfocitos T en varios grupos denominados Th1, Th2, Th17 y T reguladores (Treg). Los Th2 intervienen en las reacciones inmunológicas que participan en la inflamación del asma. El aumento de la prevalencia del asma se ha relacionado con una polarización excesiva hacia respuestas del tipo Th2 en la población. La presencia de eosinófilos y mastocitos activados en el epitelio y en la luz bronquial ocasiona el aumento de las concentraciones de los productos elaborados por estas células (histamina, prostaglandina D2 y leucotrienos). Las células cebadas poseen receptores para las IgE y contienen numerosos gránulos que almacenan sustancias preformadas que se liberan en las respuestas alérgicas. Mediadores químicos Los eosinófilos y mastocitos, pueden liberar sustancias químicas capa- ces de ocasionar edema y broncoconstricción de la mucosa respiratoria; entre ellas destacan la histamina, los eicosanoides (derivados del ácido araquidónico) y el factor activador de las plaquetas (PAF). La his- tamina es broncoconstrictora y según se ha demostrado, aumenta en las secreciones bronquiales tras una reacción alérgica. Los eicosanoides y el PAF se sintetizan a partir de los fosfolípidos de las membranas celulares por la acción de una enzima denominada fosfolipasa A2 (fig. 74-3). Los eicosanoides pueden seguir dos vías metabólicas: la de la COX y la de la lipooxigenasa. Por medio de la primera se forman las prostaglandinas, los tromboxanos y la prostaciclina. Entre las prostaglandinas, la PGD2 y laPGF2a actúan como potentes broncoconstrictores, mientras que la PGE2 ejerce una acción broncodilatadora. Durante las reacciones alérgicas inmediatas se encuentran cantidades elevadas de PGD2 en las Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico noviembre 02, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Enfermedades de las vías aéreas © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . 663Capítulo 74 secreciones bronquiales, lo que permite suponer que esta prostaglan- dina es en parte responsable de la obstrucción bronquial. A través de la lipooxigenasa se sintetizan diferentes metabolitos según las enzimas que intervengan. Las tres vías más importantes son la 5, la 12 y la 15, aunque sólo la primera y la última participan en el asma bronquial. Por la vía de la 5-lipooxigenasa se forman los leucotrienos LTB4, LTC4, LTD4 y LTE4. Los tres últimos se conocen como leucotrienos cisteinilos. El PAF es un broncoconstrictor quimiotáctico de los eosinófilos, por lo que su liberación, durante las reacciones alérgicas, puede ocasionar el reclutamiento de estas células hacia el árbol bronquial. Alergia y atopia La atopia es una condición hereditaria caracterizada por una res- puesta inmunológica excesiva, debida a la producción elevada de IgE frente a sustancias del medio ambiente. El asma es una enfermedad con una predisposición genética compleja en la que están implicados diversos genes cuya interacción con los factores ambientales se empieza a conocer. Los genes asociados con el asma están en su mayoría loca- lizados en el cromosoma 5 que regula muchas citocinas implicadas en el asma como son la IL-4, la IL-5 y la IL-13. Se han identificado cinco nuevos genes (ADAM33, DPP110, PHF11, GPRA y HLA-G) asociados al desarrollo del asma, aunque su papel en la patogenia de la enfermedad es desconocido. La formación de la IgE por los linfocitos B está regulada por la IL-4 que es sintetizada por los linfocitos Th2. La intervención de los mastocitos en el asma bronquial se debe a la alta afinidad que tiene la IgE para fijarse en su membrana. Cuando se produce la reacción antígeno-anticuerpo se liberan los mediadores quí- micos anteriormente señalados, los cuales causan cambios en la mucosa bronquial que son los responsables de la obstrucción bronquial. Alérgenos Los antígenos o alérgenos capaces de desencadenar reacciones de hiper- sensibilidad inmediata y tardía son sustancias procedentes del medio ambiente: pólenes, ácaros del polvo de las casas, hongos, sustancias dérmicas de origen animal y sustancias químicas de origen industrial (cuadro 74-1). Los pólenes son causa frecuente de rinitis y asma bron- quial. Los pacientes con alergia a los pólenes desarrollan los síntomas en las épocas de polinización. El tipo de pólenes responsables de provocar reacciones alérgicas varía de una zona geográfica a otra. En España, en la zona mediterránea la Parietaria judaica, que florece de marzo hasta septiembre, es la responsables de muchos casos de rinitis y asmas. Los pólenes de gramíneas son también con frecuencia causantes de rinitis y asma. Entre los árboles destacan el olivo en el sur de la península Ibérica, que poliniza en junio; el plátano de sombra, que lo hace en marzo, y el abedul en el norte de Europa. El ciprés, que poliniza en febrero, puede ser el origen de algunas rinitis y asmas en los meses fríos. Por su poder alergizante destaca el papel de los ácaros, sobre todo del Dermatophagoides pteronyssinus, que constituye la fracción más antigénica del polvo doméstico. Los antígenos responsables de las reacciones alérgicas han sido identificados; así, se sabe que son gluco- proteínas excretadas con las deyecciones de los ácaros. Los alérgenos identificados se conocen con las siglas Der p I (D. pteronyssinus) y Der f I (D. farinae). Los ácaros proliferan sobre todo en ambientes húmedos y cálidos. Tienen dificultades para sobrevivir en cotas superiores a 1000 m, donde predomina el clima seco con temperaturas bajas. Moquetas, alfombras, librerías, armarios de ropa y, sobre todo, colchones y almo- hadas son los lugares donde proliferan los ácaros. Otros antígenos responsables de crisis asmáticas son los procedentes de los animales domésticos (perros, gatos, hámster), de granja (conejos) o de laboratorio (cobaya, ratón, rata). Los hongos aerógenos constituyen otro grupo de alérgenos cuya importancia real no es bien conocida debido a las dificultades que plantea su estudio. Entre ellos destacan Alternaria, Aspergillus fumigatus, Pullularia, Cladosporium y Penicillium. La lista de alérgenos se amplía con numerosos productos (antibióticos, enzimas, polvos vegetales) que, presentes en el medio laboral, pueden ocasionar asma por mecanismos alérgicos (v. Asma de tipo ocupacional). Hiperrespuesta bronquial La hiperrespuesta bronquial se define como la tendencia del árbol bronquial a la respuesta broncoconstrictora excesiva frente Figura 74-3 Vías metabólicas del ácido araquidónico. LT: leucotrieno; PAF: factor activador de las plaquetas; PG: prostaglandina; SRS-A: sustancia de reacción lenta de la anafilaxia. PÓLENES Gramíneas silvestres: Lollium spp. (ballico), Dactylis spp. (caracolillos), Poa pratensis, Phleum (hierba timotea), Cynodon spp. (grama) Gramíneas cultivadas (cereales): Secale cereale (centeno), Triticum sativum (trigo), Avena sativa Hierbas, malezas y flores: Plantago lanceolata (llantén), Parietaria judaica, Taraxacum (diente de león) Árboles ornamentales y frutales: Olea spp. (olivo), Fraxinus spp. (fresno), Quercus (encina), Corylus avellana (avellano), Ulmus spp. (olmo) ÁCAROS Dermatophagoides pteronyssinus, D. farinae, Tyrophagus spp., Sytophilus granarium. El polvo es una mezcla de componentes inorgánicos y orgánicos de origen animal y vegetal, y microorganismos HONGOS AERÓGENOS Alternaria spp., Aspergillus spp., Penicillium spp., Cladosporium spp., Pullularia spp., Mucor spp., Fusarium spp., Botrylis spp., Stemphyllium spp., royas ANIMALES Epitelios de gato, perro y rata, plumas, caspa de caballo, fluidos biológicos (orina y saliva de gato y ratas) Cuadro 74-1 Principales alérgenos causantes de asma alérgica SE C C IÓ N V Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico noviembre 02, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Neumología664 Sección V a estímulos de diversa índole (físicos o químicos). La mayoría de los asmáticos son hiperreactivos, aunque también hay individuos sanos que pueden presentar hiperrespuesta bronquial y, sin embargo, no tienen síntomas asmáticos. La reactividad bronquial se evalúa mediante estímulos químicos (metacolina, histamina, monofosfato de adenosina), físicos (ejercicio, hiperventilación) y modificadores de la osmolaridad (manitol) del líquido periepitelial bronquial. El grado de hiperrespuesta al monofosfato de adenosina se correlaciona mejor con la intensidad de la inflamación que la observada con metacolina o histamina. Las infecciones víricas, el ozono y la exposición a los alérgenos pueden incrementar la hiperrespuesta bronquial. El hecho de que en el asma la disminución de la inflamación bronquial se acompañe de la disminución del grado de hiperrespuesta bronquial ha llevado a pensar que ambos fenómenos están, al menos en parte, relacionados. ■■ ANATOMÍA PATOLÓGICA Las lesiones anatomopatológicas del asma son fragilidad del epite- lio, infiltración de este y de la submucosa por células inflamatorias, engrosamiento de la membrana basal, hipertrofia e hiperplasia de la musculatura lisa bronquial y de las glándulas de secreción mucosa. En los pacientes con asma moderada o grave es habitual la presencia de numerosostapones de moco que ocluyen parcial o totalmente la luz de bronquios y bronquíolos. La fragilidad del epitelio se traduce por su tendencia a la descamación. El infiltrado inflamatorio destaca por estar constituido por eosinófilos activados, hecho que se demuestra por la presencia de productos citotóxicos segregados por ellos. Junto con la infiltración eosinofílica destaca la presencia de linfocitos colaboradores (CD4) activados y de fenotipo Th2 predominante. El número de mastocitos activados en la mucosa bronquial también está aumentado y se encuentran localizados predominantemente entre las fibras del músculo liso. Se ha demostrado que el engrosamiento de la membrana basal se debe a un aumento en el depósito de colágeno en la lámina reticularis de la membrana basal. Algunas alteraciones de las vías aéreas (engrosamiento de la mem- brana basal, hipertrofia e hiperplasia del músculo liso bronquial) se consideran secundarias a la reparación de las lesiones de la mucosa producidas por la respuesta inflamatoria. Sin embargo, no se puede descartar que esta reparación con rasgos propios o atípica (remode- lado) pueda ocurrir como un fenómeno autónomo independiente de la inflamación. ■■ CUADRO CLÍNICO Desde el punto de vista clínico, el asma se clasifica en intermitente, persistente y atípica. Asma intermitente Cursa con episodios de disnea con sibilancias, de intensidad variable, intercalados con períodos asintomáticos. Esta forma clínica predo- mina en la infancia. Los episodios pueden estar relacionados con causas desencadenantes alérgicas o no alérgicas (ejercicio, exposición a tóxicos ambientales, infecciones víricas) o no mostrar relación con causas evidentes. El número de episodios asmáticos es muy variable de un paciente a otro y en un mismo individuo en diversas épocas. En ocasiones, las crisis sólo aparecen en relación con hechos concretos, como el trabajo esporádico con una sustancia desencadenante de ataques asmáticos. También es variable la intensidad de las crisis, que pueden ser leves, percibidas como opresiones torácicas, o presentarse en forma de ataques de gran intensidad. Cuando la crisis es intensa el paciente experimenta sensación de dificultad respiratoria, sobre todo durante la inspiración. El aumento del trabajo respiratorio es evidente al advertirse la utilización de los músculos auxiliares de la ventilación, por lo cual el paciente debe permanecer sentado. Asimis- mo, suelen auscultarse abundantes roncus y sibilancias. En general, el asma intermitente tiene buen pronóstico, ya que en muchos casos se observa mejoría de los síntomas a lo largo de los años o persistencia de una situación estacionaria con síntomas leves. Es frecuente que en los niños con asma intermitente los síntomas de la enfermedad mejoren, e incluso desaparezcan, al llegar a la adolescencia. Asma persistente Se caracteriza por síntomas continuos en forma de tos, sibilancias y sensación disneica oscilante y variable en su intensidad. Los síntomas suelen aumentar por las noches, durante las primeras horas de la madrugada. El empleo de fármacos broncodilatadores es obligado en estos pacientes, los cuales con frecuencia presentan agudizaciones graves de su enfermedad. Esta forma de presentación clínica es poco frecuente en el asma infantil y suele observarse en los asmáticos que inician la enfermedad en la edad adulta, aunque en algunos casos se recoge en la historia clínica la existencia de asma intermitente en la infancia que se cronifica. Algunos pacientes refieren el antecedente de asma en la infancia que, tras desaparecer al llegar a la adolescencia, se reinicia de nuevo en la edad adulta, pero esta vez en forma de asma persistente. En ocasiones, algunos pacientes evolucionan a la cronicidad tras un corto período de tiempo de síntomas intermitentes. Muchos enfermos relacionan el inicio de su enfermedad con un epi- sodio catarral de aparente etiología vírica. La tos y la disnea del asma persistente suelen sufrir oscilaciones que pueden guardar relación con alguna enfermedad específica u ocurrir sin causa aparente. La alergia como causa desencadenante es detectada en una proporción baja de pacientes en comparación con el asma intermitente, aunque un número no despreciable de asmas persistentes se debe a la exposición continuada a alérgenos (ácaros, animales domésticos, alérgenos laborales). Es caracterís- tico del asma persistente que los síntomas empeoren durante las primeras horas de la madrugada. Si se realiza un control continuado de la función ventilatoria, por ejemplo, mediante la determinación del flujo espiratorio máximo (PEF), se observa que la obstrucción bronquial sigue un ritmo circadiano y se acentúa por las mañanas. Cuando la diferencia entre los valores del flujo máximo correspondientes a la madrugada y al resto del día es pronunciada, se considera que el asma muestra un patrón de caídas matutinas (fig. 74-4). Este tipo de oscilaciones se atribuye a la amplifica- ción exagerada de un fenómeno que ocurre en las personas sanas, ya que en estas las resistencias bronquiales también oscilan, aunque de forma menos acentuada que en los asmáticos. En algunos casos se puede observar en las gráficas del PEF oscilaciones erráticas que incluso ocurren cuando el paciente recibe tratamiento antiasmático adecuado. A este modelo de asma se le denomina asma lábil. El asma persistente tiene peor pronóstico que el intermitente, y el paciente con esta forma clínica rara vez llega a curarse y suele requerir tratamiento y supervisión médica de por vida. Asma atípica En algunos asmáticos la enfermedad se presenta en forma de tos persistente, disnea de esfuerzo u opresión torácica. La relevancia de la tos en la historia de los pacientes lleva a orientaciones diagnósticas erróneas y a exploraciones mal indicadas. El diagnóstico de asma Figura 74-4 Gráfica que ilustra la medición diaria (mañana y noche) del flujo espiratorio máximo (PEF) o peak flow. Se observa una notable variación entre ambas determinaciones, cuyos valores más bajos corresponden a las mediciones de la mañana. Este patrón se denomina de caídas matutinas. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico noviembre 02, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Enfermedades de las vías aéreas © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . 665Capítulo 74 atípica debe considerarse sobre todo si la tos se acompaña de sibilancias y la exploración de la función ventilatoria muestra una obstrucción bronquial reversible con un broncodilatador. Una prueba terapéutica con broncodilatadores y glucocorticoides inhalados ayuda a discernir si la tos del paciente es, o no, de etiología asmática ■■ EXPLORACIÓN FÍSICA Los roncus y las sibilancias son los signos característicos. En las intercri- sis, el asma puede cursar con una exploración física normal, aunque no es raro auscultar sibilancias en enfermos asintomáticos. En la mayoría de los pacientes con asma persistente se auscultan roncus y sibilancias. Sin embargo, la auscultación puede ser normal en algunos pacientes que afirman tener síntomas diarios y en los que las pruebas de función pulmonar demuestran obstrucción bronquial. En los asmáticos con agudización grave del asma (AGA), la obstrucción es en ocasiones tan acentuada que el tórax puede mostrarse mudo, es decir, no ofrecer ruidos respiratorios adventicios. Este hecho no debe interpretarse como un signo de obstrucción leve, ya que señala lo contrario. En el asma persistente iniciado en la infancia pueden observarse deformaciones torácicas en forma de tórax de pichón o tórax en tonel. ■■ AGUDIZACIÓN GRAVE DEL ASMA Una agudización del asma es grave cuando requiere el inicio inmediato de tratamiento enérgico bajo supervisión médica hasta su resolución. Existendos tipos de AGA de acuerdo con la instauración de la gra- vedad del ataque. La forma más frecuente es la subaguda, en la cual el empeoramiento del asma ocurre de manera progresiva a lo largo de varios días o semanas. El paciente presenta inicialmente síntomas nocturnos que le impiden dormir con normalidad. Posteriormente, los síntomas también se producen durante el día y progresan en su intensidad, hecho que el paciente advierte por la aparición de disnea ante esfuerzos mínimos. El empleo de broncodilatadores es continuo y el asmático percibe que su efecto es inferior al habitual y que la duración de su acción broncodilatadora se acorta día a día. Finalmente, la progresión de la obstrucción lleva al paciente a una situación crítica que obliga a su traslado a un servicio de urgencias hospitalario. Otra forma de AGA es la de presentación súbita, que se caracteriza por la aparición en minutos de un cuadro grave de obstrucción en un paciente aparentemente estable. Estas formas súbitas pueden ocurrir de forma epidémica o aislada. El asma epidémica se ha detectado en grandes ciudades, como son los casos de Nueva Orleans, Nueva York, Brisbane y Barcelona. Estos episodios se caracterizan por afectar al mismo tiempo a varios asmáticos residentes en la ciudad. En el caso de Barcelona se pudo descubrir que el polvo de soja era el responsable de las epidemias. Ante un paciente con AGA súbita es obligado descartar que el ataque esté relacionado con la ingesta de AINE. Debe recordarse que este tipo de fármacos se encuentra en numerosos preparados farmacéuticos empleados en el tratamiento de muchas y variadas enfer- medades. Algunos pacientes presentan agudizaciones graves y súbitas en repetidas ocasiones y sin motivo aparente. Es posible que factores ambientales, alérgicos o no, sean responsables de estos episodios. Se ha descrito que la alergia a un hongo, la Alternaria alternata, puede causar agudizaciones asmáticas súbitas. Los síntomas y signos de gravedad permiten clasificar a los pacientes en dos categorías: a) extrema gravedad, que obliga a considerar inmediata- mente maniobras extraordinarias que incluyen la ventilación mecánica, y b) potencial gravedad, que permite iniciar medidas terapéuticas que no incluyen inicialmente la ventilación mecánica. En los casos con extrema gravedad, la presencia de una de las siguientes características indica la existencia de una situación límite: cianosis, bradicardia y confusión, inconsciencia o agotamiento. En los casos potencialmente graves, la presencia de alguno de los siguientes datos señala una AGA que obliga a establecer tratamiento bajo observación continuada: silencio pulmonar a la auscultación, frecuencia respiratoria elevada (> 25 respiraciones/ min), taquicardia (> 120 latidos/min), PEF inferior a 200 L/min y pulso paradójico (caída de la presión arterial sistólica más de 10 mm Hg). Para valorar la gravedad de una agudización asmática se debe realizar una gasometría arterial y un balance acidobásico. En el ataque asmático la evolución de los gases arteriales puede dividirse en cuatro estadios (tabla 74-1) (v. Función pulmonar). Cuando la agudización es súbita el paciente puede llegar a la situación más avanzada sin pasar por los pasos previos. La presencia de normocapnia con hipoxemia moderada no debe interpretarse como sinónimo de benignidad del ataque; todo lo contrario, son datos que señalan que la intensidad de la obstrucción es acentuada y que el paciente está en situación de peligro (v. tabla 74-1). La existencia de ingresos hospitalarios previos y el antecedente de asma persistente corticodependiente son datos que sugieren gravedad potencial del ataque asmático. ■■ FACTORES DESENCADENANTES Alergia La alergia es el desencadenante más frecuente de asma bronquial. La mayoría de los alérgenos responsables son proteínas procedentes de los reinos vegetal y animal. Los alérgenos involucrados varían de acuerdo con el ecosistema en el que vive el paciente. Entre los alérgenos más comunes destacan: ácaros del polvo de las casas, pólenes, sustancias dér- micas procedentes de los animales domésticos y mohos (v. cuadro 74-1). En España, las proteínas presentes en las deyecciones de los ácaros del polvo de las casas (D. pteronyssinus y D. farinae) son los alérgenos más comunes. Cuando alguna actividad moviliza los alérgenos (barrer, consultar libros, extraer ropa de un armario), se facilita su dispersión en el aire y, por consiguiente, su inhalación, que provoca síntomas en las personas alérgicas. En el caso de los pólenes, el carácter estacional de las manifestaciones permite, en la mayoría de los casos, detectar su origen. Los alérgenos procedentes de los animales domésticos (gatos y perros) son también responsables de un número no despreciable de asmas alérgicas. El diagnóstico de alergia a los hongos a través de la historia es difícil y los pacientes rara vez relacionan sus síntomas con la exposición a hongos en lugares húmedos (bodegas, fábricas de quesos) o de objetos que contienen hongos (legajos antiguos). El diagnóstico de alergia se establece a partir de la anamnesis y se confir- ma mediante pruebas cutáneas o análisis de laboratorio para confirmar la presencia de niveles elevados de IgE frente a uno o más alérgenos. Asma de tipo ocupacional Son numerosas las profesiones relacionadas con el asma (tabla 74-2). La enfermedad puede estar inducida por reacciones alérgicas, por irritación sobre los receptores del epitelio bronquial o por mecanismos descono- cidos. En el primer caso, los síntomas asmáticos suelen aparecer tras un período de latencia, cuya duración depende del grado de predisposición individual a desarrollar reacciones de hipersensibilidad inmediata y del tipo y grado de la exposición. Los síntomas respiratorios pueden presentarse de forma diversa. En algunos pacientes se observa una respuesta inmediata tras la exposición. En otros casos, los síntomas aparecen varias horas después del contacto, por ejemplo por la noche, lo que no permite establecer una relación causa-efecto y, por consiguiente, el desencadenante puede pasar inadvertido. Algunos pacientes presentan reacciones inmediatas y tardías, mientras que en otros los síntomas son continuos, por ejemplo en forma de disnea de esfuerzo, sin oscilaciones ni agudizaciones. El alejamiento de la fuente de exposición (baja laboral, vacaciones o fines de semana) y la consiguiente mejoría de los síntomas permiten sospechar el origen profesional de la enfermedad. Se puede confirmar el diagnóstico mediante comparación con los valores del PEF obtenidos mientras el paciente está expuesto con los registrados durante los períodos que este permanece alejado de su puesto de trabajo. Si hay dudas en el diagnóstico, se puede recurrir a pruebas de provocación. Tabla 74-1 Evolución de los gases arteriales y del equilibrio acidobásico en la agudización del asma FASES I II III IV PaO2 N ↓ ↓↓ ↓↓↓ PaCO2 ↓ ↓ N ↑ pH ↑ ↑ N ↓ N: normal. SE C C IÓ N V Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico noviembre 02, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Neumología666 Sección V Ejercicio e hiperventilación El broncoespasmo puede aparecer después de realizar un esfuerzo. La hiperventilación y el esfuerzo están relacionados. El mecanismo responsable de este fenómeno es desconocido. Cuando el aire que respira el paciente es seco y frío el ejercicio desencadena broncoespasmo más fácilmente. La importancia de la temperatura del aire y su grado de humedad en el desencadenamiento de la obstrucción bronquial ha hecho también suponer que los cambios de temperatura de la mucosa podrían actuar como estímulo sobre los mastocitos, lo que provoca su desgranulación y la liberación de sus- tancias broncoactivas. Se ha sugerido que los cambios osmóticos producidos por la hiperventilaciónson los que desencadenan la activación mastocitaria. Se ha comprobado que la producción de leucotrienos cisteinílicos aumenta durante la broncoconstricción inducida por el ejercicio y que los fármacos con acción antileucotriénica previenen el broncoespasmo, lo cual sugiere que una liberación de estos productos, probablemente a partir de los mas- tocitos, es responsable de la reacción broncoespástica. Infecciones Las infecciones víricas son responsables de exacerbaciones asmáticas, sobre todo en los niños. Las infecciones bacterianas no parecen desem- peñar un papel importante en el asma. Fármacos La intolerancia a los AINE es excepcional en el asma infantil, pero puede afectar al 5% de la población asmática adulta. Sólo los AINE que inhiben la COX-1 provocan ataques; por el contrario, los inhibidores selectivos de la enzima inducible COX-2 denominados coxibs (celecoxib) son bien tolerados por estos pacientes. Durante los ataques de asma producidos por los AINE aumenta la producción de leucotrienos cisteinílicos. Estos hechos hacen suponer que, por mecanismos desconocidos, la inhibición de la COX-1, propiedad común a la mayoría de los AINE, provoca el aumento de leucotrienos, los cuales serían los responsables de la reacción broncoespástica. Dado que los asmáticos intolerantes a los AINE pueden serlo frente a todos los productos de esta estirpe farmacológica deben extremarse las precauciones al administrar un analgésico o antiinflamatorio de estas características a estos pacientes. La anamnesis se caracteriza por la presencia de rinosinusitis crónica con poliposis nasal. Es habitual que una rinitis con intensa hidrorrea preceda el comienzo del asma. La rinitis con frecuencia se acompaña de anosmia. El asma puede iniciarse meses o años después del comienzo de la rinitis. En ocasiones el primer ataque de asma es desencadenado por un AINE. Los asmáticos con intolerancia a los AINE suelen sufrir asma persistente moderada o grave. El paracetamol y los inhibidores selectivos COX-2 suelen ser bien tolerados por la mayoría de los pacientes y son los fármacos de elección. Dado que algunos pacien- tes pueden desarrollar crisis de asma con estos fármacos, sobre todo cuando se administran en dosis elevadas, es conveniente realizar una prueba en la que se administra el producto bajo supervisión médica. Reflujo gastroesofágico El empeoramiento del asma se ha atribuido en algunos casos a la presen- cia de hernia de hiato y reflujo gastroesofágico. La aplicación de medidas terapéuticas ha ofrecido resultados contradictorios y, en general, pobres. Menstruación y embarazo Algunas mujeres (un estudio señala que una de cada tres) refieren que los días previos a la menstruación empeoran sus síntomas. El embarazo puede repercutir sobre la evolución de la enfermedad asmática de todas las maneras posibles: el asma puede permanecer igual, mejorar o empeorar. Los mecanismos responsables de la influencia de los cambios hormonales durante el ciclo menstrual y el embarazo en el asma son por ahora desconocidos. ■■ EXPLORACIONES COMPLEMENTARIAS Análisis del esputo La eosinofilia en sangre y en esputo es frecuente. En el esputo pueden encontrarse espirales de Curschmann (constituidas por material mucinoso compuesto de glucoproteínas, cristales y células) y cristales de Charcot- Leyden, que son estructuras de forma espicular originadas en productos procedentes de los eosinófilos, como la proteína catiónica eosinofílica. También pueden observarse agregados de células epiteliales, denomi- nados cuerpos de Créola. En algunos pacientes, las células inflamatorias predominantes en el esputo son los neutrófilos (asma neutrofílica), en otros se encuentra una inflamación mixta neutrofílica y eosinofílica. La presencia de eosinófilos predice una buena respuesta a los glucocorti- coides, mientras que el predominio neutrofílico predice lo contrario. Estudio de la concentración de óxido nítrico en el aire exhalado La medición de la concentración de óxido nítrico (ON) en el aire exha- lado por medios no invasivos se utiliza como marcador de la actividad inflamatoria en las vías aéreas de los asmáticos. Valores elevados señalan un mal control de la inflamación, en especial en el asma eosinofílica. El tratamiento antiinflamatorio disminuye la concentración de ON. La medición del ON se puede utilizar para evaluar el grado de con- trol de la enfermedad, realizar cambios en el tratamiento y evaluar la adhesión del paciente al mismo. Radiografía de tórax Suele ser normal en la mayoría de los asmáticos. En los pacientes con asma persistente de inicio en la infancia se pueden observar signos de hiperinsuflación y atrapamiento aéreo. En todo enfermo asmático es conveniente contar con una radiografía de tórax. Su repetición está indicada en las crisis de asma resistentes a la terapéutica, cuando la crisis se presenta con dolor torácico y si el paciente tiene fiebre o afección del estado general. Tabla 74-2 Causas de asma de tipo ocupacional ANTÍGENOS PROFESIÓN DE ORIGEN ANIMAL Caballo, cobaya, rata, hámster Campesinos, zoólogos, personal de laboratorio DE ORIGEN VEGETAL Polvo de cereales Panaderos, agricultores Lino, cáñamo, yute, miraguano Tapiceros, tejedores Café, té, aceite de ricino Trabajadores expuestos Maderas (exóticas, nogal, pino) Ebanistas, carpinteros Gomas vegetales (arábiga, de acacia) Impresores, industria farmacéutica Látex Personal médico Polvo de P. ispaghula (laxante) Personal médico DE ORIGEN QUÍMICO Platino, cromo, metales preciosos Químicos, operarios Antibióticos (penicilina, ampicilina, espiramicina) Laboratorios farmacéuticos Enzimas proteolíticas Laboratorios farmacéuticos, industrias de alimentación y plásticos Isocianatos Aislamiento térmico y acústico Aluminio, acetileno Soldadores Etilenodiamina Barnizadores Resina epoxi Pintores, barnizadores, soldadores Metacrilato Protésicos dentales Persulfatos Peluqueros Anhídridos ácidos Fabricación de plásticos, adhesivos y resinas industriales Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico noviembre 02, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Enfermedades de las vías aéreas © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . 667Capítulo 74 Métodos inmunológicos Pruebas alérgicas cutáneas Es el método más sencillo, sensible y específico para corroborar una historia de alergia como factor desencadenante del asma. Se realizan mediante vertido en la piel (generalmente del antebrazo) unas gotas de soluciones que contienen los alérgenos que se desea estudiar. Mediante una lanceta se realiza una punción superficial de la epidermis (método de la picadura). Si existe alergia, se producirá una reacción en forma de eritema y edema (pápula). Para llevar a cabo la prueba deben cum- plirse una serie de requisitos, entre los que se incluye suprimir con suficiente antelación el tratamiento con antihistamínicos, utilizar alérgenos de calidad y emplear una solución control para descartar reacciones inespecíficas. Determinación de la IgE Valores de IgE sérica superiores a 100 UI/mL (240 mg/L) suelen considerarse altos. Este dato tiene escaso valor práctico; por una parte, los valores de la IgE varían con la edad y, por otro, diversos factores no inmunológicos pueden aumentar el valor de esta inmunoglobulina, como es el caso del hábito tabáquico. Además, individuos alérgicos pueden presentar valores normales de IgE. Mayor relevancia tiene un valor muy elevado de IgE, ya que una vez descartadas las parasitosis, este dato es muy sugestivo de alergia. Determinación de la IgE específica Los métodos más utilizados son el radioinmunoanálisis y el enzimoin- munoanálisis. Su empleo está indicado en los casos en los que la prueba cutánea no se pueda realizar o produzca reacciones inespecíficas. Funciónpulmonar El estudio de la capacidad ventilatoria es fundamental, ya que ofrece información objetiva sobre la gravedad de la enfermedad. El asma bronquial se caracteriza por una obstrucción bronquial que es variable y reversible. La variabilidad en la resistencia de las vías aéreas es un fenómeno que se traduce en cambios en la intensidad de la obstruc- ción de las vías aéreas según un ritmo circadiano, en el que destaca el aumento de las resistencias en las primeras horas de la mañana. La variabilidad de la obstrucción suele evaluarse mediante la medi- ción seriada del PEF. Los aparatos medidores del PEF son sencillos y manejables, lo que permite al enfermo realizar la valoración repetida de su capacidad ventilatoria (fig. 74-5). La obstrucción bronquial reversible espontáneamente o por la acción del tratamiento es otra de las propiedades del asma. La reversibilidad puede ser total o parcial. Cuando se utiliza la espirometría forzada, la presencia de obstrucción bronquial se traduce en la disminución del FEV1, ya que el aumento de las resistencias bronquiales enlentece el vaciado de los pulmones. Si la obstrucción bronquial es acentuada, la FVC también suele disminuir. La obstrucción bronquial ocasiona alteraciones en la ventilación alveo- lar, puesto que algunas zonas del pulmón están mal aireadas. Si en estas zonas la perfusión se mantiene de manera adecuada, la relación entre ventilación y perfusión se ve alterada, con el consiguiente desarrollo de hipoxemia. Cuando la obstrucción es extrema, la entrada de aire en la zona de intercambio gaseoso puede ser tan pobre que se llegue a producir hipoventilación alveolar, que acentúa aún más el desequilibrio en el intercambio de gases. En la fase inicial de los ataques asmáticos se producen hiperventilación y tendencia a la alcalosis respiratoria con descenso de la PaCO2. Esta hiperventilación es producida por estímulos nociceptivos procedentes de la mucosa bronquial irritada. A medida que el ataque progresa, se observa la disminución de la PaO2, secundaria al desequilibrio de las relaciones ventilación/perfusión, y la normalización de la PaCO2. En las fases más avanzadas la hipoxemia se acentúa y aparecen hipercapnia y acidosis. Esta última suele ser mixta, ya que al descenso del pH ocasionado por la hipercapnia se le añade la acidosis metabólica, debida a que el desequili- brio producido por el aumento del trabajo respiratorio y la disminución en el aporte de oxígeno ocasiona acidosis láctica. La normocapnia y la hipoxemia moderada son signos de alarma y, por consiguiente, deben considerarse que el estado del paciente es grave e instaurar tratamiento adecuado bajo supervisión médica continuada (v. tabla 74-1). ■■ TRATAMIENTO El tratamiento del asma tiene como objetivos: a) suprimir o disminuir los síntomas de manera que no entorpezcan la actividad cotidiana del paciente; b) mantener una función pulmonar normal o cercana a la normalidad; c) prevenir las agudizaciones y, si ocurren, acortar su duración, y d) evitar los efectos secundarios de la medicación mediante el uso del menor número posible de fármacos y en las dosis mínimas que permitan alcanzar los fines antes señalados. Para lograr estos objetivos se exige llevar a cabo una estrategia terapéutica estructurada sobre tres puntos esenciales: la instauración de medidas preventivas, el empleo de la terapia farmacológica y la educación y participación del paciente en el cuidado de la propia enfermedad. Figura 74-5 Gráfica en la que se muestra la evolución del flujo espiratorio máximo (PEF) o peak flow de un paciente diagnosticado de bronquitis crónica obstructiva, en el que se pudo comprobar la reversibilidad de la obstrucción al administrarle tratamiento con prednisona (30 mg/día). Las pronunciadas oscilaciones del grado de obstrucción bronquial, dependientes de la hora de medición del flujo máximo (mañana o noche), son, asimismo, muy sugestivas de asma bronquial. SE C C IÓ N V Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico noviembre 02, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Neumología668 Sección V Medidas preventivas La eliminación total o parcial de los alérgenos más comunes del entor- no del asmático plantea diversas dificultades, aunque debe siempre intentarse. Es importante evitar el tabaquismo activo o pasivo y la exposición a los alérgenos y sustancias irritantes presentes en el lugar de trabajo que empeoran el asma, de ser posible, con el cambio de actividad laboral. Los pacientes con intolerancia a los AINE que requieran analgesia deben tratarse con paracetamol siempre que la dosis no exceda los 1000 mg. Para una analgesia más potente, cabe recurrir, de forma progresiva, a: a) asociar codeína al paracetamol; b) emplear dextropropoxifeno, y c) administrar pentazocina o derivados mórficos. Cuando se necesite un tratamiento antiinflamatorio, cabe emplear como alternativa los inhibidores selectivos de la COX-2 (celecoxib, meloxicam). Tratamiento farmacológico Los antiasmáticos se agrupan bajo dos categorías: los fármacos de mantenimiento y los fármacos de rescate. Los primeros se emplean de manera pautada, en busca de un efecto estabilizador de la enfer- medad a largo plazo. Los segundos, usados a demanda, actúan para revertir la obstrucción bronquial y aliviar los síntomas. Fármacos de mantenimiento Glucocorticoides Constituyen la alternativa de preferencia para tratar la inflamación asmática y sus preparados inhalados han permitido reducir los efectos indeseables que conlleva el empleo sistémico de estos agentes. Por vía inhalada, los más utilizados son budesonida, beclometasona, fluticasona y ciclesonida; se administran mediante dos tipos de dispositivos: cartu- chos presurizados e inhaladores de polvo seco. El uso de cartuchos pre- surizados exige la existencia de coordinación entre los movimientos de la mano que acciona el inhalador y la respiración. Los pasos a seguir son los siguientes: a) quitar el tapón y agitar el cartucho; b) colocar el inhalador en la boca con los labios cerrados a su alrededor; c) soplar hacia fuera a través del cartucho y vaciar los pulmones; d) aspirar lentamente el aire por la boca a través del inhalador, accionar el sistema 1 o 2 s después de iniciada la inspiración y mantener la aspiración hasta alcanzar el máximo posible, y e) contener la respiración durante 10 s, y espirar luego con normalidad. Muchos pacientes tienen dificultades a la hora de ejecutar de forma correcta tales maniobras y en esas situaciones hay que recurrir a la ayuda de cámaras inhalatorias. Con ellas el paciente sólo debe aspirar varias veces para absorber el aerosol, una vez introducido en su interior. Las cámaras, además, mejoran la distribución y la cantidad de corticoide que llega al árbol bronquial, reduce su depósito de partículas en boca y orofaringe y disminuye la biodisponibilidad sistémica del fármaco. Para los inhaladores de polvo seco, la destreza requerida es menor y el sujeto únicamente tiene que: a) cargar el aparato; b) vaciar los pulmones; c) colocar el inhalador en la boca y aspirar hasta la capacidad inspiratoria máxima, y d) permanecer en apnea durante 10 s. Los glucocorticoides inhalados no están desprovistos de efectos secun- darios, ya que pueden ocasionarlos tanto locales (candidiasis, disfonía), como sistémicos (osteoporosis, alteración del eje hipófisis-suprarrenal, retraso del crecimiento, fragilidad capilar dérmica y cataratas). En el adulto, dosis de budesonida o similar inferiores a 800 mg/día conllevan efectos sistémicos indeseables de escasa importancia. En el niño, dosis iguales o inferiores a 400 mg tienen poca o nula repercusión sobre el crecimiento. Los glucocorticoides p.o. o i.v., quedan reservados para las exacerbaciones moderadas o intensas y el asma grave no controlada con las medidashabituales. Aunque el asma es una enfermedad que responde bien a los glucocor- ticoides, en un porcentaje de asmáticos no resultan todo lo eficaces que cabría esperar. Se trata de pacientes con sintomatología diaria, agudizaciones frecuentes y obstrucción al flujo aéreo, a pesar de un tratamiento médico aparentemente óptimo (asma de difícil control). Algunos necesitan glucocorticoides inhalados y orales para conseguir un estado clínico aceptable (asma corticodependiente), pero otros mantienen una mala situación incluso con la terapia con glucocorti- coides a altas dosis (asma corticorresistente). Un asma de difícil control exige analizar la historia clínica del paciente para: a) confirmar que realmente se trata de un asma; b) comprobar que el tratamiento ins- taurado es suficiente y adecuado; c) descartar una pobre adherencia al tratamiento; d) valorar si la técnica inhalatoria es correcta; e) asegurar que se han evitado los estímulos capaces de desencadenar, mantener o agravar la sintomatología; f ) examinar la posibilidad de la interacción con medicamentos que modifiquen la biodisponibilidad sistémica de los glucocorticoides (rifampicina, fenobarbital, fenitoína, carbama- zepina), y g) excluir la presencia de trastornos mentales relacionados con el estado de ánimo o una personalidad emocionalmente inestable. Cuando exista la certeza de que ninguno de los apartados anteriores justifica la mala evolución y se haya llevado a la práctica un plan estricto durante al menos 6 meses, se podrá pensar que se trate de una corticorresistencia verdadera. La ausencia de mejoría (< 15%) en el FEV1 matutino prebroncodilatador, tras la toma de prednisona o similar (40 mg/día, durante 2 semanas), confirmará la sospecha. Antileucotrienos La actividad antiinflamatoria está ligada a su capacidad para antago- nizar los receptores específicos de los cisteinil-leucotrienos (zafirlukast y montelukast). Poseen asimismo un cierto efecto broncodilatador y los ensayos clínicos practicados demuestran, además, que mitigan la sintomatología y la hiperrespuesta bronquial, atenúan la broncocons- tricción inducida tras el ejercicio o la exposición a alérgenos y resultan efectivos en el asma por AINE. Se administran oralmente y el perfil de seguridad es satisfactorio. También se ha descrito la aparición de síndrome de Churg-Strauss. En nuestro país están comercializados el zafirlukast (20 mg/día, para adultos y niños de más de 12 años) y el montelukast (10 mg, en el adulto; 5 o 4 mg para niños de entre 6 y 14 años o de entre 2 y 6 años, respectivamente), ambos en una toma al día. Simpaticomiméticos b2 inhalados de acción prologada De entre todas las sustancias con actividad relajadora sobre la mus- culatura lisa de la vía aérea, los agonistas adrenérgicos b2 representan la mejor opción para el asma. El salmeterol y el formoterol son los dos simpaticomiméticos b2 de larga duración disponibles por vía inhalada. Con ellos, la broncodilatación obtenida persiste hasta 12 h y la diferen- cia sustancial entre uno y otro radica en el inicio del efecto: 2-3 min el formoterol y alrededor de 10 min el salmeterol. Los adrenérgicos b2 de acción prolongada se emplean en el tratamiento de fondo del asma y siempre asociados a los glucocorticoides inhalados. No están indicados en las crisis, para las cuales se deben usar los de acción corta. Interesa señalar que la toma regular de b2 de acción prolongada y de acción corta puede inducir una cierta pérdida de sus efectos, en concreto la capacidad para inhibir o atenuar la broncoconstricción inducida por estímulos específicos e inespecíficos. La desensibilización es mayor en pacientes con determinados polimorfismos del receptor adrenérgico b2. Teofilinas de liberación retardada Las teofilinas son inhibidores fosfodiesterásicos inespecíficos, de acti- vidad broncodilatadora inferior a la de los simpaticomiméticos b2 y ventana terapéutica estrecha. Niveles séricos de teofilina inferiores a 10 mg/L modifican muy poco el tono del músculo liso bronquial y por encima de los 20-25 mg/L, aunque aumentan el calibre bronquial, suelen asociarse a efectos secundarios digestivos (epigastralgia, náuseas, vómitos), de tipo cafeínico (nerviosismo, insomnio) e incluso más graves (arritmias, colapso, convulsiones o coma). Su metabolismo puede verse modificado ante varios factores (edad, embarazo, obesidad, tabaquismo, fiebre, insuficiencia cardíaca, infecciones víricas, hepato- patías, hipertiroidismo, tipo de dieta y la toma de algunas quinolonas o macrólidos). Las pautas de seguridad indican que la teofilinemia debe mantenerse en 5-15 mg/L. Las concentraciones más bajas tienen una discreta actividad antiinflamatoria. Las teofilinas pueden adminis- trarse p.o. o i.v. Por vía oral, sólo se recurre a preparados de acción prolongada, pautados cada 12 o 24 h. Anticuerpos monoclonales anti-IgE (omalizumab) Omalizumab es un anticuerpo monoclonal humanizado anti-IgE que forma complejos con la IgE circulante libre al fijarse sobre el dominio Ce3 de dicha inmunoglobulina. De ese modo, bloquea su unión con el receptor de alta afinidad FceRI presente en la superficie celular e impide el desarrollo de la respuesta mediada por IgE. El omalizumab se administra Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico noviembre 02, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Enfermedades de las vías aéreas © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . 669Capítulo 74 en forma de inyección subcutánea cada 2-4 semanas en función del peso y niveles basales de IgE del paciente y está indicado en el asma alérgica persistente grave y mal controlada con la medicación habitual. Fármacos de rescate Simpaticomiméticos b2 inhalados de acción corta Los agonistas adrenérgicos b2 inhalados de acción corta (el salbutamol y la terbutalina, entre otros) se prescriben de diversas formas. La inha- lada es la mejor por eficacia y amplio margen terapéutico. El comienzo de la acción ocurre a los 1-6 min, la broncodilatación máxima a los 15-60 min y la duración del efecto es de 4-6 h. La administración se realiza con dispositivos similares a los ya descritos en el apartado de glucocorticoides y se utilizan cuando hay síntomas o, como medicación preventiva, antes de la exposición a un desencadenante potencial o conocido. Las normativas recomiendan que su toma se haga a deman- da. Si el enfermo recurre a ellos más de tres o cuatro veces al día, eso indica un asma mal controlada. Los agonistas adrenérgicos b2 de acción corta pueden administrarse también mediante aparatos nebulizadores y por vía s.c. e i.v. Ambas quedan circunscritas a las agudizaciones y la s.c. o la i.v. quedan reser- vadas para la exacerbación grave, si el paciente presenta deterioro del nivel de conciencia o es incapaz de realizar una maniobra inspiratoria eficaz. El temblor de los dedos de las manos y la taquicardia son efectos secundarios frecuentes. Teofilinas de acción rápida La teofilina i.v. se emplea en el tratamiento de las agudizaciones graves del asma y conviene evitarla en hepatópatas y cardiópatas. La terapéu- tica se inicia con una dosis de ataque de 5,6 mg/kg de peso, disuelta en 200 mL de suero glucosado y que se administrará en 20 min. Nunca debe inyectarse en pulsos. Cuando el paciente ha recibido preparados p.o., hay que conocer la concentración plasmática de teofilina antes de comenzar la perfusión; si no es posible, se reducirá la dosis a la mitad o se evitará emplearla. El tratamiento se prosigue con la perfusión continuada del fármaco; la dosis se calcula según edad y peso del paciente (0,7 mg/kg de peso y hora en los individuos jóvenes y 0,5 mg/ kg de peso y hora en los mayores de 50 años). Antimuscarínicos El bromuro de ipratropio, el tiotropio, el bromuro de glucopirronio y el bromurode aclidinio, se administran a través de la vía inhalatoria y carecen de efectos secundarios. No están considerados como medica- ción de primera línea, salvo para algunas situaciones muy concretas: el asma con componente tusígeno importante, la provocada por el uso de betabloqueantes y en combinación con los betamiméticos en las exacerbaciones graves (bromuro de ipratropio). El tiotropio tiene efectos aditivos sobre la obstrucción bronquial en pacientes asmáticos con respuesta limitada al tratamiento con betamiméticos de acción prolongada y glucocorticoides inhalados. Pautas terapéuticas La utilización del arsenal antiasmático antes descrito contempla dos escenarios distintos: el tratamiento de mantenimiento y el tratamiento de las agudizaciones. Tratamiento de mantenimiento Hasta hace poco, las pautas recomendadas se han aplicado según un diseño ajustado a la gravedad de la enfermedad, con arreglo a la intensi- dad y la frecuencia de los síntomas y al grado de obstrucción bronquial (intermitente, persistente leve, moderada o grave) (tabla 74-3). Sin embargo, las normativas recientes proponen un nuevo enfoque. En lugar de categorizar al paciente por gravedad, lo que se debe hacer es realizar su valoración según el tratamiento recibido, la adherencia al mismo y el grado de control del asma. Se distinguen tres situaciones posibles: asma bien controlada, asma parcialmente controlada y asma fuera de control. Un asma está bien controlada cuando la función pulmonar es normal, la clínica es escasa (síntomas durante el día y necesidad de b2 de rescate no más de dos veces por semana) y no existen síntomas nocturnos, limitación en las actividades ni exacerbaciones. Un asma está parcialmente con- trolada si concurre al menos una de las siguientes circunstancias: síntomas diurnos más de dos veces por semana, necesidad de agonistas b2 de acción corta más de dos veces por semana, cualquier limitación para la actividad física, cualquier síntoma nocturno, FEV1 menor del 80% y una o más exacerbaciones al año. Finalmente, el asma no controlada es la que cursa con una exacerbación en cualquier semana o cumple tres características o más del asma parcialmente controlada en cualquier semana. Con estas premisas, el esquema general del tratamiento se establece en cinco pasos. Cada paciente es asignado inicialmente a uno de ellos y los ajustes posteriores estarán determinados por el control obtenido. Si el control no se logra con una terapia, se pasará a un escalón superior hasta conseguirlo. De la misma forma, si el control se ha alcanzado y mantenido durante al menos 3 meses, habrá que intentar bajar de escalón con un control que implique la menor medicación posible. A continuación se detallan los escalones terapéuticos propuestos. Escalón 1 Los broncodilatadores de acción rápida conforman el primer escalón en el tratamiento del asma y, de todos los disponibles, la mejor opción son los simpaticomiméticos b2 por rapidez en el inicio del efecto y seguridad. Deben usarse siempre a demanda y no según pauta prefijada. Escalón 2 Si la enfermedad no se controla sólo con el broncodilatador a deman- da, hay que introducir necesariamente medicación de mantenimiento. Los glucocorticoides inhalados son aún los fármacos de elección, y su toma debe iniciarse en dosis bajas (200 mg/12 h de budesonida, 250 mg/12 h de beclometasona, 100 mg/12 h de fluticasona o cicleso- nida 160 mg/24 h). Otra posibilidad es administrar antileucotrienos, en pacientes con rinitis alérgica concomitante y en aquellos incapaces de utilizar los dispositivos de inhalación o con efectos secundarios locales no tolerables. Escalón 3 Cuando la respuesta no resulta adecuada o el asma cumple de entrada criterios de persistente moderada, está indicado el uso de glucocorticoi- des inhalados en dosis intermedias (400-800 mg/12 h de budesonida, 500-1000 mg/12 h de beclometasona o 250 mg/12 h de fluticasona) o lo que parece más conveniente: combinar dosis bajas de glucocorticoides y un agonista b2 de larga duración. Si se selecciona la combinación de Tabla 74-3 Clasificación del asma por gravedad y características clínicas antes del tratamiento INTERMITENTE PERSISTENTE LEVE PERSISTENTE MODERADA PERSISTENTE GRAVE Sintomatología Menos de una vez por semana Exacerbaciones de corta duración Síntomas nocturnos no más de dos veces al mes Más de una vez por semana, pero menos de una vez al día Las exacerbaciones pueden afectar la actividad y el sueño Síntomas nocturnos más de dos veces al mes Diarios Las exacerbaciones afectan la actividad y el sueño Síntomas nocturnos más de una vez a la semana Uso diario de inhaladores b2 de acción corta Diarios Exacerbaciones frecuentes Síntomas nocturnos frecuentes Limitación de actividades físicas Función pulmonar FEV1 o PEF ≥ 80% del predicho Variabilidad del FEV1 o PEF < 20% FEV1 o PEF ≥ 80% del predicho Variabilidad del FEV1 o PEF < 20%-30% FEV1 o PEF 60%-80% del predicho Variabilidad del FEV1 o PEF > 30% FEV1 o PEF ≥ 60% del predicho Variabilidad del FEV1 o PEF > 30% SE C C IÓ N V Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico noviembre 02, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Neumología670 Sección V inhaladores que contienen budesonida-formoterol, esta puede usarse para el rescate y para el mantenimiento. También se puede recurrir al empleo de dosis bajas de glucocorticoides más un antileucotrieno. Escalón 4 Incluye el empleo de glucocorticoides inhalados en dosis intermedias o altas (800-1000 mg/12 h de budesonida, 1250-2000 mg/12 h de beclometasona o 500 mg/12 h de fluticasona) combinados con agonis- tas b2 de larga duración. Paralelamente, cabe añadir teofilina, de acción prolongada, antimuscarínicos o antileucotrienos. Escalón 5 El último escalón terapéutico contempla la medicación propuesta en el paso anterior suplementada con un ciclo corto de glucocor- ticoides p.o. bajo dos modalidades: a) prednisona o prednisolona (30-40 mg/día), en toma única o en dos tomas los primeros 2-3 días, con mantenimiento de la dosis sin cambios hasta 2-3 días después de conseguir la recuperación clínico-funcional, para luego suspenderla, o b) prednisona o prednisolona a las mismas dosis durante 2-3 días y proceder después a su reducción progresiva (p. ej., 5 mg cada 2 días) hasta llegar a cero o alcanzar la dosis de mantenimiento si se trata de asmáticos corticodependientes. En aquellas situaciones en las que todo lo anterior no permite obtener una estabilidad clínica y el enfermo aún presenta tos, disnea invalidante o agudizaciones recurrentes graves, se puede proceder a instaurar un tratamiento prolongado con prednisona o prednisolona p.o., con la observancia de cuatro principios básicos: a) deben usarse junto a los glucocorticoides inhalados en dosis altas; b) la administración se realizará en una única toma por la mañana y con la menor dosis posible; c) la dosis mínima puede variar a lo largo del tiempo y por ello habrá que hacer pequeñas modificaciones en la misma, con un aumento o una reducción de acuerdo con la evolución de la enfermedad, y d) la retirada total, si es posible, se hará de forma lenta (semanas o meses). En los pacientes que cumplan los criterios adecuados (asma persistente grave no controlada con el uso de dosis elevadas de glucocorticoide inhalado asociado a un betamimético de acción prolongada, en un paciente con asma alérgica), puede ensayarse el tratamiento con omalizumab. La evaluación de los resultados debe hacerse a las 16 semanas. Si entonces no hay evidencia de mejoría, debe suspenderse su administración; si se observan resultados, el tratamiento deberá mantenerse durante un período de tiempo aún no determinado, pero que se supone que debe ser superior al menos a 3 años. Tratamiento de las agudizaciones El tratamiento de la exacerbaciónasmática exige, como paso previo, determinar su intensidad. Para tal fin, el clínico buscará en primer lugar la existencia de parámetros que indiquen extrema gravedad: dis- minución del nivel de conciencia, cianosis, bradicardia, hipotensión, pulso paradójico, contracción de musculatura respiratoria accesoria, imposibilidad de terminar las palabras a causa de la disnea y silencio auscultatorio. En ausencia de estos signos de riesgo vital, la valoración de la gravedad se realizará según el grado de obstrucción al flujo aéreo presente, determinado con los dispositivos portátiles de medición del PEF o FEV1. De acuerdo con los valores de PEF obtenidos, la agudización se considerará leve (> 70% del teórico o 300 L/min), moderada (entre el 50% y el 70% o entre 150 y 300 L/min) o grave (< 50% o menos de 150 L/min). El tratamiento inicial de la AGA incluye los siguientes puntos: • Administración de oxígeno, a concentraciones suficientes para corregir la hipoxemia y guiada por oximetría o gasometría arterial. • Agonistas adrenérgicos b2 de acción corta inhalados, bien sea con nebulizadores (10 mg de terbutalina o 5 mg de salbutamol diluidos en 3 mL de suero fisiológico) o con cartuchos presurizados unidos a cámaras de inhalación. En ese caso se recomienda realizar cuatro disparos consecutivos de terbutalina o salbutamol, con un intervalo de separación entre ellos de 30 s. Posteriormente se administrará un nuevo disparo cada minuto, hasta que mejore el broncoes- pasmo o aparezcan efectos secundarios; por lo general no suelen necesitarse más allá de 8-10 inhalaciones. Si se recurre a la vía parenteral, el salbutamol y la terbutalina se utilizarán en perfusión continua, durante 10 min y a razón de 5 mg/kg o 0,25-0,5 mg, respectivamente; la adrenalina (0,3 mg/s.c., repetida hasta tres veces, cada 15-20 min) es también otra opción. • Pulso de glucocorticoides en dosis altas (metilprednisolona, 1-2 mg/ kg i.v., o hidrocortisona, 200 mg i.v.). • En situaciones en que haya signos de riesgo vital o un PEF inferior al 33%, cabe añadir bromuro de ipratropio nebulizado (0,5 mg) o en cartucho presurizado con espaciador (4-6 inhalaciones conse- cutivas; 0,02 mg por inhalación). Los pacientes deben permanecer bajo vigilancia del personal médico, ya que en cualquier momento pueden sufrir un empeoramiento que obligue a intubación y ventilación mecánica. Transcurrido un tiempo no superior a la media hora, el paciente es valorado de nuevo. Si el PEF es entonces mayor que el 50% del teórico y no hay signos clínicos de gravedad, se continuará durante las siguientes 24 h con adrenérgicos b2 pautados cada 4-6 h, glucocorticoides sistémicos y oxígeno cuando sea preciso. Si, por contra, el PEF no mejora o resulta inferior al 50%, se administrarán de nuevo simpaticomiméticos y puede añadirse además teofilina en perfusión i.v. Cuando, a pesar de todo, la situación clínica y gasométrica experimentan deterioro o el PEF no supera el 33% del teórico, el paciente debe ser trasladado a la unidad de vigilancia intensiva. El tratamiento de las agudizaciones moderadas guarda bastante simili- tud y consiste, una vez administrado oxígeno, en adrenérgicos b2 por vía inhalada y corticoides sistémicos. Las pautas y dosis recomendadas son iguales a las ya descritas. Si pasados 30 min el PEF es superior al 70%, el tratamiento para los siguientes días incluirá adrenérgicos b2 inhalados a demanda, glucocorticoides inhalados en dosis altas (≥ 1200 mg/día de budesonida o equivalentes) y tanda de glucocorticoides orales (40 mg/día). Caso de que el PEF permanezca igual o empeore, se recurrirá de nuevo a los simpaticomiméticos b2, suplementados con ipratropio y, de ser necesario, teofilina en perfusión. Las agudizaciones leves se tratan con administración, en cartucho presurizado o en polvo seco, de simpaticomiméticos b2 de acción corta (2-4 aplicaciones intercaladas entre sí 30 s). Este tratamiento inmediato debe siempre complementarse, mientras dure la clínica y no se normalice el PEF, con glucocorticoides inhalados en dosis inter- medias-altas. Los pacientes que ya recibían glucocorticoides duplicarán su dosis diaria durante al menos 8-10 días, para luego volver a la pauta de mantenimiento cuando se produzca mejoría. Consejo médico Como sucede con cualquier otra enfermedad crónica, la colaboración del paciente constituye un elemento clave dentro de la estrategia tera- péutica global. Lo que se pretende es que el enfermo conozca cuándo y cómo utilizar el arsenal farmacológico, de qué modo ha de aplicar las medidas preventivas, cuáles son las estrategias para impedir la aparición de agudizaciones, qué hacer ante ellas y cuándo debe buscar ayuda médica. El plan debe permitir que el paciente tome conciencia del estado de su enfermedad a través de la valoración de los síntomas, necesidades de medicación broncodilatadora y variaciones en el PEF. La enseñanza estructurada de estas habilidades puede verse facilitada mediante programas de educación específicos. Otras posibilidades terapéuticas: inmunoterapia específica La inmunoterapia consiste en la administración de concentraciones progresivas del alérgeno al que se le atribuye un papel relevante en el desencadenamiento de la respuesta asmática, con el propósito de hiposensibilizar al paciente frente a posteriores exposiciones al mis- mo. Puede indicarse en el asma desencadenada por un solo alérgeno y con fracaso de las medidas convencionales. La inmunoterapia no es una opción de primera línea ya que en gran parte de la población con asma extrínseca el tratamiento farmacológico suele ser efectivo. Si a pesar de todo se decide realizar inmunoterapia, deben cumplirse las siguientes condiciones: a) el tratamiento han de aplicarlo médicos entrenados, con extractos de calidad contrastada y disponibilidad de los medios adecuados para tratar posibles reacciones anafilácticas graves, y b) el paciente ha de permanecer bajo observación al menos Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico noviembre 02, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Enfermedades de las vías aéreas © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n au to riz ac ió n es u n d el ito . 671Capítulo 74 durante 1 h después de la administración del alérgeno. En los adultos, la inmunoterapia específica puede estar indicada en el asma y rinitis producida por alergia a un único alérgeno (pólenes o ácaros), cuyo papel etiológico esté claramente demostrado, y el cual además presente una obstrucción bronquial leve (FEV1 > 70%). BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Cisneros Serrano C, Melero C, Almoacid C, Perpiñá M, Picado C, Martínez Moregón E, et al. Normativa sobre asma grave no controlada. Archiv Bron- coneumol 2015;15:235-46. López Viña A, Agüero Balbín R, Aller Álvarez JL, Bazús González T, Cosio BG. GEMA. Guía española de manejo del asma. Disponible en: www.gemasma. com (Acceso el 26 de junio de 2015.) Ober C, Yao TC. The genetics of asthma and allergic diseases: a 21st Century perspective. J Allergy Clin Immunol 2011;242:10-30. Szefler SJ, Dakhama A. New insights into asthma pathogenesis and treatment. Current Opin Immunol 2011;23:1-7. ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA Á. Agustí García-Navarro, R. Rodríguez-Roisin ■■ CONCEPTO La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es prevenible y tratable y se caracteriza por una limitación persistente al flujo aéreo, generalmente progresiva y poco reversible, asociada a una reacción inflamatoria exagerada de las vías aéreas y del parénquima pulmonar en respuesta a la inhalación de partículas y gases nocivos. La aparición de episodios de exacerbación de la enfermedad y el desarrollo de manifes- taciones extrapulmonares contribuyen a empeorar la gravedad del cuadro clínico. La EPOC debe diferenciarse de otras enfermedades respiratoriascomo el asma bronquial, las bronquiectasias, la fibrosis quística o la bronquiolitis obliterante, que también pueden cursar con limitación al flujo aéreo, porque su etiopatogenia, fisiopatología, tratamiento y curso evolutivo son distintos. ■■ EPIDEMIOLOGÍA La prevalencia de la EPOC en España en la población adulta de más de 40 años es del 8%-10%, cifra que aumenta con la edad. La EPOC es un problema sociosanitario creciente, debido en parte al envejecimiento poblacional. Actualmente, la EPOC es la cuarta causa de mortalidad en el mundo, si bien la OMS estima que alcanzará el tercer lugar en 2020, sólo por detrás de las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. La OMS estima, asimismo, que la EPOC pasará de ser la 13.ª causa de incapacidad sociolaboral en el mundo en 2004 a la 5.ª en 2030. A pesar de ello, la EPOC es una enfermedad poco reconocida y no diagnosticada en el 70%-80% de los casos, por lo que su tratamiento es inadecuado en un porcentaje muy alto de la población. ■■ FACTORES DE RIESGO La inhalación de gases y partículas nocivos es el principal factor de riesgo para desarrollar EPOC. Destaca por su frecuencia la inhalación de humo de tabaco (principalmente cigarrillos, pero también puros, pipa y marihuana), lo que incluye el tabaquismo pasivo. Sin embargo, estimaciones globales recientes consideran que al menos el 20% de los pacientes con EPOC en el mundo no son fumadores, lo que sugiere que deben contemplarse otras fuentes de exposición hasta ahora no consideradas suficientemente. Entre ellas destaca la exposición en ambientes cerrados al humo de combustión de biomasa (humo de leña) empleada para cocinar o como calefacción que, en países en desarrollo, también es un factor de riesgo para EPOC, especialmente en muje- res, y posiblemente en niños (en los que puede afectar al desarrollo pulmonar normal). El papel de la contaminación atmosférica como causa de EPOC es incierto, aunque está bien establecida la relación entre los niveles de contaminación atmosférica y las exacerbaciones de la enfermedad. Los trabajadores expuestos a polvo orgánico o inorgánico, o a agentes químicos o humos, tienen mayor riesgo de padecer EPOC, especial- mente si son fumadores. El asma bronquial puede ser un factor de riesgo para la EPOC, si bien la evidencia no es aún del todo con- cluyente. En Europa, la hiperreactividad bronquial es, tras el tabaco, el segundo factor de riego para la EPOC con riesgos atribuidos del 15% y del 39%, respectivamente. También, la bronquitis crónica es un factor de riesgo. Por otra parte, está bien establecido que sólo un porcentaje (20%-40%) de los fumadores desarrolla EPOC. Ello indica que deben existir otros factores de riesgo, probablemente genéticos, que determinan la predis- posición individual a padecer EPOC. El único identificado hasta la fecha es el déficit de a1-antitripsina. Los individuos homocigotos para el alelo Z de este gen tienen un riesgo incrementado para desarrollar EPOC, especialmente si son fumadores. Estudios recientes hacen énfasis especial en potenciales factores de riesgo de EPOC pediátricos. El pulmón se desarrolla in utero y sufre un proceso de maduración y crecimiento después del parto que dura hasta la edad adulta. Por ello, la función pulmonar alcanza su valor máximo hacia los 20 años (un poco antes en las mujeres). El tabaquismo materno durante el embarazo (o pasivo tras el parto), así como infecciones y déficit nutri- cionales en la infancia y adolescencia, pueden alterar este desarrollo y aumentar el riesgo de EPOC en la edad adulta. En este sentido, está bien establecido que la presencia de hiperreactividad bronquial en la infancia (alteración funcional característica del asma) es un factor de riesgo de EPOC en la edad adulta, especialmente en fumadores. ■■ PATOGENIA A partir de los 25 años aproximadamente (algo más tarde en las mujeres), el envejecimiento del parénquima pulmonar induce una disminución progresiva de la función pulmonar en todos los seres humanos (incluidos los no fumadores) a un ritmo inferior a 20 mL/año (FEV1). En los fuma- dores que desarrollan EPOC, esta velocidad de caída es muy superior (generalmente 60-100 mL/año), por lo que el FEV1 alcanza valores muy reducidos a partir de la quinta o sexta década de la vida, momento en el que se suele diagnosticar la EPOC. El abandono del tabaco reduce el ritmo de caída del FEV1 y se asocia a mejor supervivencia. La inhalación crónica de partículas y gases (fundamentalmente, humo del tabaco en nuestro entorno) provoca una respuesta inflamatoria pulmonar (con predominio de macrófagos, neutrófilos y linfocitos T) en todos los individuos (respuesta fisiológica). Por razones todavía des- conocidas, pero posiblemente relacionadas con la constitución genética del individuo, la intensidad de esta respuesta está aumentada en los fumadores que desarrollan EPOC (respuesta patológica). Además, estudios recientes han mostrado que, en los fumadores con EPOC, esta respuesta inflamatoria patológica se mantiene incluso tras la supresión del tabaco debido a mecanismos aún no suficientemente esclarecidos, pero que podrían relacionarse con la autoinmunidad. En cualquier caso, se considera que esta respuesta inflamatoria exagerada juega un papel fundamental en el desarrollo de las alteraciones anatomopato- lógicas y en la pérdida acelerada de función pulmonar. En las vías aéreas, inicialmente se produce una lesión epitelial que, por una parte, estimula la liberación de mediadores proinflamatorios y, por otra, expone las fibras nerviosas no adrenérgicas no colinérgicas a agentes irritantes, lo que también contribuye a aumentar la respuesta inflamatoria (inflamación neurogénica). La inflamación bronquiolar es la anomalía morfológica más precoz y constante de las vías aéreas de la EPOC y causa engrosamiento de la pared, contracción de la musculatura lisa y limitación del flujo aéreo. Su cronificación produce fibrosis de la pared e hipertrofia muscular lisa, lo que produce estre- chamiento bronquiolar. Esta respuesta inflamatoria también causa destrucción de los tabiques alveolares peribronquiales que soportan la vía aérea periférica carente de cartílago. En la patogenia del enfisema participan distintos mecanismos, entre ellos los siguientes: • Desequilibrio de proteasas-antiproteasas. Debido fundamentalmente a una producción aumentada de estas enzimas proteolíticas por neutrófilos y macrófagos alveolares. Sin embargo, también puede contribuir la inactivación de la a1-antitripsina, oxidada por el SE C C IÓ N V Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico noviembre 02, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Botón1:
Compartir