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Resumen U4 (Bloque 8) - listo para final

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Historia de las relaciones internacionales contemporáneas 
UNIDAD IV
Formación de los bloques antagónicos, la “era de las crisis”, y la situación en China
Introducción 
Hacia 1890 Europa vivía en la incertidumbre. La guerra, aunque improbable, parecía posible, y todos los Estado tenían en cuenta en sus cálculos esta eventualidad. Bismarck había dejado con gran prudencia gravitar esta amenaza porque servía a sus fines. 
Además, existían en potencia innumerables conflictos. Francia y Alemania no podían conciliarse a causa de Alsacia y Lorena. Francia e Italia se habían enzarzado en una verdadera guerra aduanera. Francia e Inglaterra, implicadas en la gran política colonial, parecían dispuestas a entenderse y firmaban en 1890 un importante acuerdo para repartirse el valle del Níger. Finalmente, se vislumbra también el nacimiento de una nueva potencia: Japón. 
Durante el periodo 1890-1904 se prosiguió y aceleró el reparto de África; se formó, frente a las alianzas alemandas, otro sistema que gravitaba en torno a Francia; y maduraron las fuerzas susceptibles de aumentar las tensiones que, de 1904 a 1914, se harían tan vivas que iban a estallar en sucesivas crisis. La última iba a ser fatal para la paz.
Conferencia de la Haya (1899 y 1907)
Frente a los peligros que provocaban el crecimiento de los nacionalismos, el desarrollo de las rivalidades económicas, y el perfeccionamiento de la carrera de armamentos, los contactos intelectuales internacionales y la penetración mutua de todo lo relativo al espíritu funcionaron como contrapeso. 
Estas tendencias de la vida intelectual sirvieron de base al movimiento pacifista internacional. Llevar a la opinión pública a que actuara sobre los gobiernos, a fin de que abandonasen la política de la fuerza y aceptasen subordinar la satisfacción de los intereses nacionales a la noción de un interés superior, el de la colectividad humana, no era ciertamente, una idea nueva. Pero el esfuerzo de propaganda se organizó por una acción concertada de las asociaciones pacifistas, formadas en diversos países.
La doctrina insistía, sobre todo, en dos cuestiones: la limitación de los armamentos, que debería ser la primera etapa hacia el desarme general, y el recurso al arbitraje para arreglar los litigios internacionales. La meta final de movimiento consistía en establecer un Congreso Permanente de las Naciones, ya dentro del marco mundial.
Por primera vez aquel esfuerzo pareció ser capaz de resolverse en resultados prácticos, cuando se reunieron, en La Haya, a propuesta de Alemania en 1899 y, luego, en 1907, las conferencias de la paz. Pero después de haber despertado en amplios sectores de la opinión pública grandes esperanzas, tales conferencias acabaron siendo desalentadoras; se limitaron a humanizar la guerra, sin que fuesen estudiadas la cuestión del desarme ni las perspectivas de una concepción nueva de las relaciones entre los estados.
Los congresos universales de la paz, que examinaron los métodos adecuados para organizar la paz, no consiguieron definir su posición respecto a la cuestión capital: la de las sanciones que hubieran de aplicarse a un estado culpable de agresión. 
Alianzas en la 1GM 
• La Triple Alianza 
· La dúplice entre Alemania y Austria-Hungría de 1879.
· La triple alianza entre Alemania, A-H e Italia de 1882.
· El Imperio Otomano se une en 1914.
· Bulgaria brinda ayuda luego de que comience la guerra.
• La Triple Entente
· La entente cordiale entre Francia y UK de 1904.
· Acurdo anglo-ruso de 1907.
· Protocolo de Londres firmado con Italia en 1915.
· Serbia brinda ayuda a partir de en 1914.
Intento de alianza continental 
Las relaciones entre las grandes potencias europeas y las nuevas perspectivas se desarrollaron bajo el signo de las rivalidades extra europeas. 
La posibilidad de una alianza continental que agrupase a Alemania, Rusia y Francia era una de estas nuevas perspectivas. La iniciativa correspondía al Gobierno alemán, que deseaba debilitar la alanza franco-rusa y además tener a raya a Gran Bretaña, cuyos intereses económicos se oponían a los suyos. 
En 1895 se asoció a la gestión forzosa hecha por Rusia y Francia cerca de Japón para obligarle a aceptar la revisión del Tratado de Shimonoseki. A principios de enero de 1896, a propósito del asunto de Transvaal, propuso en vano a Francia y a Rusia una acción común contra UK. En agosto de 1897, en el momento de las disensiones anglo-rusas con motivo de la cuestión de los Estrechos, Guillermo II, trató de mostrar al zar el valor de la amistad alemana. 
Ninguno de estos ofrecimientos tuvo resultados. 
Alianza franco-rusa 
En 1899 se produjo el refuerzo de la alianza franco-rusa. La convención militar de 1892, pieza principal de la alianza, se aplicaría únicamente en el caso de una guerra con Alemania. Sin duda, dicho acuerdo había previsto una colaboración diplomática de los dos Estados, pero esto no implicaba la promesa de un apoyo armado.
El acuerdo que se firmó en 1899, sin introducir ningún cambio en los textos de los acuerdos anteriores, modificó su espíritu; la alianza no tendría sólo por objeto el mantenimiento de la paz; enfocaba también el mantenimiento del equilibrio entre las fuerzas europeas. La nueva fórmula implicaba que Francia aceptaría prestar apoyo a la política balcánica de Rusia, en caso de que A-H intentase quebrantar el statu quo; pero también que podría obtener a cambio un apoyo ruso en la cuestión de Alsacia y Lorena. 
Al año siguiente, un protocolo firmado por los jefes de Estados, introdujo en la alianza un nuevo elemento: consideraba el caso de una guerra con Inglaterra. Si Inglaterra atacase a Francia, Rusia haría una diversión militar en Turquestán, en dirección a las fronteras de la India. Si Inglaterra atacase a Rusia, Francia concentraría 150.000 hombres en las costas del Canal de la Mancha, para tener el adversario bajo amenaza. 
Normalización franco-italiana (1902). La entente cordiale anglo-francés (1904)
NORMALIZACION FRANCO-ITALIANA 
Al mismo tiempo que, entre 1901 y 1907, se desarrollaron litigios, los compromisos diplomáticos o militares concluidos entre las potencias europeas, tomaron un nuevo carácter. Italia, al celebrar con Francia un acuerdo secreto en 1902, se comprometió a observar la neutralidad en una guerra franco-alemana, incluso en el caso de que Francia, como consecuencia de una provocación directa, tomase la iniciativa de la declaración de guerra, pero la apreciación del caso de provocación quedó a discreción del Gobierno Italiano. 
La nueva orientación de la política exterior italiana había comenzado a manifestarse desde 1986, después de la derrota sufrida en Etiopia. Puesto que había fracaso en África Oriental, Italia no podía pensar en otro territorio de expansión que Tripolitania, y necesitaba para esto asegurarse la buena voluntad de Francia. Por ello aceptaría, en 1896, reconocer el protectorado francés en Túnez. También por ello, había puesto fin a la guerra aduanera que desde hace seis años infligía más perjuicios a la economía italiana que a la francesa. 
Además, recibió en 1900, la seguridad de que el Gobierno francés no intentaría extender su influencia hacia Tripolitania, pero prometió, a cambio, no obstaculizar la acción francesa en Marruecos. 
ENTENTE CORDIALE 
Los acuerdos franco-ingleses de 1904, cuya base fue el trueque Egipto-Marruecos, resolvieron todas las diferencias coloniales entre los dos países. A cambio de la libertad de acción que Francia le concedía en Egipto, Inglaterra le otorgaba la posibilidad de apoderarse de la mayor parte de Marruecos. También estipularon que UK prestaría a Francia un apoyo en la cuestión marroquí, pero solamente por acción diplomática. 
Mientras la Triple Alianza se debilitaba, la entente cordiale franco-inglesa y el acercamiento ruso-inglés de 1907 surgían para respaldar la alianza rusa que la derrota de Manchuria y la crisis revolucionaria rusa habían roto.
El móvil esencial que favorecía una liquidación de las diferencias coloniales franco-inglesas, era el fracaso de la tentativa dealianza anglo-alemana; así como la experiencia de la guerra sudafricana; y la construcción de la flota de guerra alemana.
 ↓
Al celebrar estos acuerdos, Italia y UK, no tenían el proyecto de asociarse a un sistema anti-alemán. Italia no quería abandonar la Triple Alianza, porque correría el riesgo de caer bajo la dependencia de Francia. UK, por su parte, tuvo cuidado de no adquirir, respecto a Francia, más que un apoyo diplomático en la cuestión marroquí. 
Cuestión de Tánger (1905). Conferencia de Algeciras. 
La cuestión marroquí de 1905 dio lugar a una grave amenaza de la paz general. Las perspectivas de beneficios económicos era importantes, no solo porque Marruecos poseía recursos mineros, sino también porque la modernización del país podía ofrecer oportunidades a las empresas de construcción de ferrocarriles y de instalaciones portuarias.
Las preocupaciones estratégicas no eran de menos importancia, ya que Marruecos tenía un litoral mediterráneo y otro atlántico; la libertad de paso en el estrecho de Gibraltar y la de tráfico por la ruta naval entre Europa y el cabo de Buena Esperanza era lo que se ventilaba. A estas solicitaciones había que añadir una preocupación de Francia, que deseaba afirmar la seguridad de Argelia. 
Que Francia asumiera la iniciativa, en la penetración en Marruecos no era sorprendente. Cierto que Ferry, no había querido comprometer la política francesa, en 1884, en un asunto cuyo balance internacional pudiera ser grave. Pero el partido colonial creía, ahora, que tal acción debía imponerse, y su jefe, Etienne, lo declaró públicamente. 
Los métodos de penetración de la influencia francesa fueron clásicos: ofrecer el Sultán, cuya autoridad se veía siempre impugnada por una parte de las tribus marroquíes, los recursos financieros que necesitaba para organizar la administración de su Imperio, y la asistencia de instructores militares. 
Esta política tropezó con las resistencias de UK, que no perdía de vista sus intereses comerciales, pero que, sobre todo, se preocupaba por defender las rutas marítimas. Amenazaba también los intereses de España, que poseía presidios en la costa Norte; y provocaba la irritación de Alemania que no deseaba que la suerte de un país nuevos quedara resuelta sin ella. 
Delcassé obtuvo, por los acuerdos de 1904, el alejamiento de Inglaterra y se propuso mantener apartada a Alemania. 
En marzo de 1905 fue cuando la política alemana entro en escena. La visita de Guillermo II a Tánger, donde se erigió en protector de la independencia de Marruecos, inició una gran crisis internacional, que se prolongó durante más de un año. 
El plan adoptado por Alemania fue la internacionalización del asunto marroquí. El Gobierno alemán no tenía el deseo de llegar a la guerra. Sin embargo, para obligar a Francia a aceptar la reunión de la conferencia internacional, se hizo una amenaza. Ejerció sobre la opinión pública francesa un chantaje del miedo, al mismo tiempo que explotó las divergencias entre el Presidente del Consejo, Rouvier, y el ministro de Asuntos Exteriores. El chantaje tuvo éxito, Delcassé dimitió y Rouvier se resignó a aceptar la conferencia. 
Ahora bien, esta internacionalización del asunto marroquí se hallaba muy lejos de reservar a la política alemana los resultados que ella daba por seguros. Cuando la conferencia internación se celebró en Algeciras en 1906, el punto de vista francés fue apoyado por UK, Rusia, Italia e incluso por EEUU.
El Acta, al mismo tiempo que proclamó la independencia de Marruecos, dejó a Francia los medios de ejercer cerca del Sultán una acción política predominante, ya que la organización e incorporación de la policía en los puertos quedaba a cargo de Francia.
Así, mientras que las diferencias que habían enfrentado a Italia y Francia, y a UK y Francia, quedaban ahora resueltas, el Imperio alemán expresó su voluntad de obtener en el reparto del mundo un lugar que correspondiera a su potencia económica y a la fuerza de sus armas. 
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El gobierno alemán inicio la controversia marroquí para romper la Entente Cordiale. Pero después de la caída de Delcassé decidió utilizar otro plan, que estaba unido a la guerra ruso-japonesa. El Gobierno del zar, después de las primeras derrotas en Manchuria, miraba con descontento que Francia se acercase a UK y Alemania podía aprovechar este resentimiento. 
Abrumado por la derrota militar y la amenaza revolucionaria, el Zar aceptó en 1905, en Bjorkoe, firmar un tratado secreto que establecía entre Rusia y Alemania una alianza defensiva, a la cual Francia debía asociarse a cambio de tener las manos libres en Marruecos. Cuando el Gobierno francés descartó esta eventualidad, el Zar abandonó el tratado. La entente cordiale no se quebrantó, sino que se consolidó.
Acuerdo anglo-ruso (1907).
Los intereses de las potencias se enfrentaban sobre todo en Marruecos. UK y Rusia tenían un fuerte antagonismo que se agravaba ahora: los dos gobiernos explotaban el apuro financiero del Gobierno persa, para obtener, a cambio de aperturas de crédito, concesiones de minas o de ferrocarriles. Tras aquellas negociaciones económicas y financieras, se dibujaban intereses estratégicos, pues el gobierno ruso pensaba establecer un ferrocarril que llegase al Golfo Pérsico, proyecto peligroso para la seguridad de la India. 
En 1906, una crisis interior en Persia agravó las dificultades financieras y ofreció nuevas ocasiones a las iniciativas rivales de las dos potencias europeas. Pero, en agosto de 1907, esta rivalidad quedó resuelta mediante un compromiso: el reparto de Persia en zonas de influencia económica, rusa al Norte e inglesa al Sudeste, separadas por una zona neutra. Con este acuerdo, se liquidaban los litigios relativos a Afganistán y el Tibet.
El objetivo de UK era consolidar la Entente Cordiale y poner término a todas las tentativas alemanas de alianza continental. 
En Rusia, se deseaba iniciar una política balcánica que tropezaría con A-H, por lo tanto, era preciso asegurarse apoyo diplomático. Para lograr estos objetivos, era necesario reafirmar la alianza franco-rusa, pero para conseguirlo, tendrían que buscar un acercamiento con UK. 
Por último, las penurias financieras rusas también desempañaron un papel. El Zar procuraba obtener un empréstito de Londres. 
El acuerdo anglo-ruso de 1907 cierra tres problemas:
· Persia: queda dividida en tres partes.
· Afganistán: queda bajo influencia de UK.
· Tibet: UK y Rusia reconocen la soberanía China sobre el Tibet. 
Crisis de Bosnia Herzegovina (1908-1909). 
La segunda crisis es la de Bosnia-Herzegovina (1908-1909). 
En Europa, la causa inmediata de las dificultades internacionales fue el despertar del movimiento de las nacionalidades en la península balcánica. En dos ocasiones, 1908-1909 y 1912-1913, ese despertar provocó graves amenazas a la paz mundial.
El origen de la crisis de 1908 se remonta a 1903. La política personal de Obrenovitch, rey de Serbia, atenuada por su hijo Alejandro, había colocado, desde 1882 a Serbia a la zaga de A-H. La crisis interior serbia fue desatada por un golpe de Estado militar: unos oficiales, miembros de una sociedad secreta, la Mano Negra, asesinaron al rey a la reina. 
El nuevo rey dio poder a los radicales, que reivindicaban una política nacional, y en seguida la propaganda de las asociaciones nacionalistas, que evocaban el recuerdo de la Gran Serbia, comenzó a desarrollarse. Este nacionalismo resultaba inquietante para A-H, porque favorecía en Bosnia-Herzegovina un movimiento de resistencia a la administración austro-húngara. Se había hecho peligroso cuando, en 1905, los jefes de la minoría nacional serbia en A-H se pusieron en contacto con los croatas y los eslovenos, con miras a establecer una solidaridad yugoslava. 
Para atraer a Serbia a la obediencia, el Gobierno de A-H había llevado contra ella una guerra económica que quedó sin efecto y agravó la situación.Después del fracaso de esta medida, el Ministro de Asuntos Exteriores pensó arreglar la cuestión por medio de la fuerza. El objetivo era proclamar la anexión de B-H, con el objetivo de que fracasen las esperanzas separatistas Esta maniobra era análoga a la de 1905, contra la entente franco-inglesa.
Cuando A-H, anuncio la anexión, Rusia para tratar de salvaguardar el prestigio de las poblaciones balcánicas se vio obligada a protestas contra dicha política. Ahora bien, ni Francia ni UK tenían el menor deseo de apoyar seriamente a Rusia. 
Esta actitud dejaba el campo libre a la política de las potencias centrales, las cuales impusieron a Rusia una capitulación diplomática y, obligaron a Serbia a prometer que cambiaria el curso de su política. Pero el éxito no fue más allá, y la esperanza de dislocar la Triple Alianza se desvaneció. A-H no había resuelto la cuestión serbia. Aquella crisis tuvo consecuencias duraderas en Rusia. Los medios dirigentes de la política rusa, deseaban ejercer represalias en el momento oportuno. 
Cuestión de Agadir (1911).
La tercera crisis se la conoce como la crisis de Agadir o Segunda crisis marroquí de 1911.
En la rivalidad de los imperialismos fuera de Europa, la cuestión marroquí dio lugar en 1911, a una nueva crisis. Para reavivar este litigio, el Gobierno alemán aprovechó los disturbios que hicieron a las tropas francesas ocupar Fez, es decir, traspasar los límites que el Acta de Algeciras había puesto. Los objetivos de la política alemana eran nuevamente romper la Entente Cordiale. 
El envío de un pequeño buque de guerra alemán ante el puerto de Agadir fue una seguridad tomada para obligar a Francia a conceder una compensación. Esta decisión alemana abrió una crisis que se prolongó durante cuatro meses. Tras haber exigido la cesión del Congo francés entero, el Gobierno alemán redujo sus pretensiones, cuando el gabinete ingles dejó prever una intervención armada en caso de guerra franco-alemana. En este caso, Rusia no brindo ayuda, actuando de la misma manera que Francia, en la crisis de B-H.
En resumen, Alemania, sólo obtuvo la parte interior del Congo francés, entre Camerún y el Congo Belga.
Guerra Ítalo-turca (1911-1912)
En el curso de la crisis marroquí, Italia, que había establecido con Francia, una correspondencia entre las cuestiones de Marruecos y las de Tripolitania, y que había obtenido la tolerancia de UK, juzgó que en septiembre de 1911, había llegado el momento de realizar sus planes. 
La guerra ítalo-turca, comenzada en Tripolitania, se extendió al Mediterráneo Oriental, amenazó la entrada de los Dardanelos e hizo un desembarco de tropas en las islas turcas del mar Egeo. 
Frente a esto, UK se alarmó, pues la existencia de una base naval italiana en el Mar Egeo, amenazaría el control ejercido por UK en el tráfico marítimo hacia el Mar Negro y en la ruta de Suez. Italia parecía tener en cuenta estas inquietudes. En el Tratado de Lausana de 1912, obtuvo del Gobierno otomano la cesión de la Tripolitania y de la Cirenaica y, se comprometió a evacuar las islas del Mar Egeo, pero en realidad aplazó de ejecución de su promesa.
Las Guerras de los Balcanes. 
La cuarta crisis es la crisis de los Balcanes de 1912-1913.
La situación balcánica se le ofreció a Rusia, en 1912 como la ocasión para ejercer represalias tras la crisis de Bosnia-Herzegovina. En el origen de esta nueva crisis, lo determinante era el sentimiento nacional de los pueblos cristianos de la península. En Macedonia, donde la dominación turca sobre las poblaciones búlgaras, serbias y griegas había sido mantenida con el consentimiento tácito de Rusia y de A-H, aquellas minorías nacionales habían abrigado la esperanza, en 1908, de obtener un régimen más favorable cuando la revolución de los jóvenes turcos puso fin al régimen de Hamid y el nuevo gobierno otomano anunció reformas liberales. 
Sin embargo, tuvieron que desengañarse rápidamente de sus esperanzas, pues los jóvenes turcos volvieron a una política de represiones siguiendo las tradiciones otomanas. Los movimientos de protesta recomenzaron, desde 1910, en Macedonia. Era lógico que los estados cristianos de los Balcanes pensaran en apoyar tales movimientos, a fin de liberar las tierras irredentas. 
Estos gobiernos, observaban los progresos de la agitación de Macedonia y esperaban para actuar, el primer síntoma de debilidad del Imperio turco. La guerra ítalo turca de 1911 les ofreció un momento favorable. Pero si el sometimiento antiturco era común a estar poblaciones, los nacionalismos búlgaro, serbio y griego también rivalizaban entre sí a causa de las divergencias entre ellos. 
En aquello, era decisiva la iniciativa rusa, quien decidió favorecer la alianza de los Estados balcánicos contra el Imperio Otomano. Los objetivos eran ante todo, políticos: restablecer en la opinión de las poblaciones cristianas el prestigio ruso, muy quebrantado por la crisis de 1909, y debilitar al Imperio Otomano de manera que fuese posible resolver el problema de los Estrechos. 
La guerra de los estados balcánicos contra Turquía comenzó en 1912, en el mismo momento en que el Imperio Otomano, para hacer frente al nuevo peligro, puso fin a la guerra con Italia. En tres semanas, la liga de estados balcánicos liberó Macedonia. 
En 1912, por los preliminares de paz, firmados en Londres, el Imperio Otomano abandonó a sus adversarios toda la Turquía Europea. 
En seguida surgió el conflicto entre los vencedores, con motivo del reparto de Macedonia, dando lugar a la segunda guerra balcánica en 1912. Bulgaria recusó el arbitraje ruso y abrió las hostilidades contra sus compañeros, que formaron una alianza contra ella. 
La guerra duró sólo seis semanas. El mando búlgaro fue derrotado por los serbios y los griegos y solicitó la Paz. El reparto de Macedonia, efectuado por el tratado de Bucares, se realizó en beneficio de Serbia y Grecia, mientras que Bulgaria sólo obtuvo un pequeño aumento territorial.
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El balance arrojaba un retroceso importante de la influencia austro-húngara y de la alemana en los Balcanes en beneficio de la influencia rusa.
Crisis de Sarajevo (1914)
El 28 de junio de 1914, el archiduque heredero de Austria-Hungría, Francisco Fernando, fue asesinado en Sarajevo, por un joven bosnio, originando la sexta crisis o crisis de Sarajevo. 
El Gobierno A-H vio, en el atentado de Sarajevo, una nueva prueba del peligro que constituía el movimiento nacional yugoslavo. Se proponía hacer contra Serbia una guerra preventiva que le permitiese ajustar las cuentas con ella y eliminarla como factor político. El gobierno alemán aprobó esta iniciativa, y la guerra austro-serbia se declaró el 28 de julio. El Reino de Serbia se incorporó a la triple entente inmediatamente como consecuencia del ataque austriaco contra Serbia.
Para que este conflicto permaneciese a nivel local, hubiese sido preciso que Rusia se resignara a permitir que aplastasen a Serbia y dejara el campo libre en los Balcanes. Sin embargo, al conocer la declaración de guerra y el bombardeo de Belgrado, el Gobierno ruso decidió una movilización parcial contra A-H. El 29, el Gobierno alemán declaró que movilizaría su ejército si las medidas de la movilización rusa continuaban. Se afirma, entonces, la amenaza inmediata de una guerra europea. 
La actitud del gobierno ruso apresuró el desenlace, pues llevó adelante una movilización general de sus tropas. El gobierno alemán, replicó con un ultimátum, que dirigió no solamente a Rusia, sino también a Francia, con la proclamación del estado de peligro de guerra. Al día siguiente decidió la movilización general.
Fue la violación de la neutralidad belga por parte de Alemania, lo que dio al Gabinete ingles el apoyo casi unánime de la opinión pública. El 4 de agosto UK entró en la guerra. UK entró en la guerra sólo cuando esta era una guerra continental segura. No podía correr el riesgo de una victoria alemana que amenazase la seguridad de las Islas Británicas. 
El Gobierno francés había prometidoel 23 de julio, llevar a cabo las obligaciones de la alianza franco-rusa y no podía ni pensar en retirar su apoyo, porque si dejase a Alemania aplastar a Rusia, se encontraría con Francia y ésta no resistiría el ataque alemán. 
Formación de la Triple Entente.
El pacto entre las grandes potencias de la Entente, se firmó finalmente el 5 de septiembre de 1914 en Londres. Este acuerdo consignaba la promesa mutua de no firmar la paz por separado, pero no indicaba cuáles era los objetivos de guerra de la coalición. 
El acuerdo entre las políticas nacionales era realmente difícil:
· Francia quería obtener la liberación de Alsacia y Lorena.
· Rusia estaba interesada en los estrechos otomanos y la desarticulación del Imperio A-H que había estorbado casi constantemente la política balcánica de los zares.
· UK había entrado a la guerra para impedir que Alemania, rival económico, llegase a dominar el continente. Pero una vez que se hallaba comprometida en esa lucha pensó en sus intereses imperiales y en sus zonas de influencia económica fuera de Europa. Los principales resultados positivos que podría conseguir con la victoria seria eliminar la presencia alemana en África y los archipiélagos cercanos a Australia.
Los nuevos beligerantes 
• Turquía fue la primera que intervino en la contienda. En agosto de 1914 el Gobierno de los jóvenes turcos firmó un tratado secreto de alianza con Alemania en contra de Rusia.
• La intervención de Italia, plantea una interpretación más compleja. El gobierno que presidia Salandra se había inclinado a seguir, en octubre de 1914, la política de neutralidad productiva. Consecuentemente, había intentado emprender negociaciones con A-H para obtener la cesión de Trentino y, en enero de 1915 daba por descontado el éxito de esa gestión. 
Ante la falta de interés de A-H, el gobierno italiano se puso en contacto con las potencias de la Entente, para saber qué ventajas prometerían si Italia entrase a la guerra. En este caso, podría obtener los territorios de A-H en los que existieran poblaciones de lengua italiana; el valle del Alto Adigio; la costa de Albania; el puerto de Valone; el islote de Sazan; y la región de Adalia. Si Italia, por el contrario pactase con A-H, podía obtener sólo el Trentino y el Véneto. 
Entre las dos soluciones, la diferencia importante se refería al Adriático. El 26 de abril de 1915 firmó, en secreto, con los Estados de la Entente, el Tratado de Londres, mediante el cual se comprometía a entrar en guerra con A-H
• La intervención de Bulgaria aparece en condiciones completamente diferentes. En la situación que se presentaba en la península balcánica, la única posibilidad que podía tener para realizar sus aspiraciones nacionales consistía en formar del conflicto general. En mayo de 1915, las potencias de la Entente no podían ofrecer más una sola promesa: si Bulgaria interviniese contra Turquía, recuperaría Andrinópolis y una parte de Tracia. Por el contrario, las potencias centrales podían ofrecer la inmediata ocupación de toda la Macedonia serbia. 
Plan Schlieffen
Se denomina Plan Schlieffen al plan propuesto desde principios del siglo XX por el jefe del Estado Mayor del II Reich alemán, Schlieffen, para la invasión y la derrota de Francia, pero llegado el momento de la Primera Guerra Mundial. Consistía en que Alemania sacrificase en el este la Prusia Oriental para retirarse al Bajo Vístula, en beneficio de un poderoso frente ofensivo en la frontera francesa. El Ejército Alemán movilizaría entonces 1 500 000 hombres para el ataque en el Oeste, mientras mantendría 500 000 en el Este para rechazar el ataque de los rusos, que sumaban 2 700 000 hombres.1 Los franceses y británicos movilizarían cerca de 3 901 000 hombres en las primeras semanas para rechazar al enemigo.
 El grueso de sus fuerzas atravesaría Bélgica, para emprender luego —desde el norte y con el máximo de medios en el ala derecha— una ofensiva para cercar al ejército francés, destinada a la destrucción total de las tropas aliadas. Una vez conseguido este objetivo, deberían volverse hacia la frontera rusa, cuya movilización militar sería más lenta.
El plan nunca se llevó a cabo.
China y la Nueva Política. La revolución del doble diez. Sun Yat-sen y la creación de la República de China. Dictadura de Yuan Shi Kai. 
DESARROLLO DE LA REVOLUCIÓN DEL DOBLE DIEZ
El 10 de octubre de 1911 se produjo en China la revolución democrático burguesa. También conocida como Revolución china de 1911, es el nombre dado a la rebelión contra la última dinastía imperial china, la dinastía manchú de los Qing, que llevó al establecimiento de la República de China.
El núcleo del movimiento revolucionario se encontraba en el centro y el sur del país. Para afrontar esta situación, la dinastía pidió a quien había sido nombrado Ministro de Beiyang por la emperatriz Cixi, Yuan Shikai, poderoso militar que había participado en la Primera Guerra Sino-japonesa, comandar el prestigioso Ejército de Beiyang también conocido como el Ejército del Norte, para organizar la ofensiva contra los rebeldes del sur. El 30 de octubre tuvieron lugar sublevaciones en Kunming, provincia de Yunnan, que comenzaron a las nueve de la noche con una serie de disparos y que tres horas más tarde lograrían la posesión de la ciudad. Además, otras dos provincias, se sumaron a la rebelión. El 1 de noviembre se fundó el gobierno militar de Yunnan. Asimismo, el 3 de noviembre la provincia de Jiangsu se adhirió a la rebelión mientras que el 22 de noviembre lo hizo Sichuan y el 12 de diciembre Shandong.
Un día después, el Ejército de Beiyang atacó Hànkǒu y tomó posesión de ella. Pero Yuan Shikai comenzó a negociar secretamente con los revolucionarios. Según iban pasando los días la rebelión avanzaba, y los comandantes del ejército exigieron a la corte que aceptase una serie de peticiones llamadas las "doce reclamaciones", que promovía el sistema parlamentario y la reducción del poder del emperador, reemplazando su figura de gobierno por la de un primer ministro. La corte manchú, sabiendo que era imposible negarse a tales demandas debido a su deteriorada situación militar, se vio obligada a aceptar aquellas condiciones. Yuan Shikai asumió el cargo de Primer Ministro del Imperio Qing.
Ese mismo mes, Sun Yat-sen volvía de su exilio, después de haber viajado por Estados Unidos y Europa para recabar apoyos para la causa republicana. Los revolucionarios, reunidos en Nankín proclamaron la República de China el 30 de diciembre de 1911, eligiendo a Sun Yat-sen, quien había arribado a China unos días antes, como presidente provisional. El 1 de enero de 1912 fue señalado como día primero de la nueva era republicana.
La revolución acabó el 12 de febrero de 1912, cuando el último emperador Qing, el niño Puyi abdicó bajo la presión del militar Yuan Shikai, que controlaba el poderoso Ejército del Norte. Tras negociar con los revolucionarios de Sun Yat-sen, Yuan Shikai aceptó forzar la abdicación del emperador a cambio de ocupar él mismo el cargo de Presidente de la República, cargo que detentaba Sun Yat-sen.
En 1913, cuando llegó el momento de que Yuan Shikai abandonase el poder, este se negó, dando lugar a una serie de enfrentamientos militares que finalizaron con la proclamación de Yuan como presidente durante cinco años más. En 1914 Yuan disolvió el parlamento y puso en su lugar a una asamblea de sesenta y seis miembros, responsables de elaborar una constitución que otorgaba todo el poder a Yuan.
Una vez convertido en dictador, Yuan intentó impulsar una serie de reformas para modernizar la atrasada economía China. El estilo de gobierno de Yuan evolucionó progresivamente hacia un modelo más autoritario, similar al de los antiguos emperadores Qing. De hecho, llega incluso a proclamarse emperador, lo que hace crecer la oposición a este.
Finalmente, al no poder controlar a la amplia oposición, abandonó el trono, muriendo unos meses después y quedando el país dividido y bajo el control de señores de la guerra y caudillos militares.
POSTURA DE LAS POTENCIAS
A raíz de la elección deSun Yat-sen como presidente de la República China, Lenin escribía “La libertad china ha sido conquistada por la alianza de la democracia campesina y de la burguesía liberal. El futuro próximo nos dirá si los campesinos, faltos de la dirección del partido del proletariado, saben mantener sus posiciones democráticas contra los liberales, los cuales no esperan más que el momento propicio para virar a la derecha”. 
Tal era el gran problema del desarrollo de la revolución china. La diplomacia de las potencias imperialistas, en la medida en que de ella dependías, hizo todo lo posible para impedir el triunfo de las fuerzas democráticas en China y para ayudar a la victoria de la reacción. 
Inglaterra, Francia y los EEUU, desde el principio mismo, no consideraron oportuno apoyar la monarquía Tsin. No tardaron en conceder su apoyo a Yuan Shi-Kai, quien había abandonado a la dinastía, incapaz de salvar los intereses de la reacción china y había establecido contacto con la burguesía liberal. 
A principios de 1913, el consorcio bancario de los países imperialistas concedió a Yuan Shi-Kai un empréstito de 25 millones de libras para reorganizar la dirección del país. Las condiciones del empréstito daban a los imperialistas el derecho de control de los gastos realizados con los recursos procedentes del mismo, y ponía en sus manos la percepción del impuesto sobre la sal. Las grandes potencias se orientaban hacia una explotación conjunta del mercado chino. 
Con la entrada de los japoneses en el consorcio, éste dejo de ser un instrumento de la política norteamericana. Evidentemente, el imperialismo norteamericano pensaba incrementar su influencia sobre Yuan a través de su propia cuenta y contra el consorcio. Los acontecimientos subsiguientes que se desarrollaron en China, bajo el signo de la guerra mundial, no trajeron el éxito a Wilson, sino que el papel decisivo pasó a manos de los japoneses. 
Tibet y Mongolia 
MONGOLIA
El despertar de Asia afectó también al pueblo mongol, que aspiraba a emanciparse de la dominación china y a hacerse independiente. Los príncipes mongoles expulsaron, en octubre de 1911, al comisario chino residente y proclamaron la autonomía de Mongolia Exterior. 
La clase feudal dominante de Mongolia buscaba, a este respecto, el apoyo de la Rusia zarista. Sin embargo, la monarquía zarista estuvo muy lejos de satisfacer las aspiraciones del Gobierno que se había formado en Mongolia Exterior. 
El 3 de noviembre de 1912 fue suscrito el acuerdo entre Mongolia y Rusia. Esta se comprometía a prestar a los mongoles ayuda en el mantenimiento del régimen autónomo y obtenía diversos privilegios unilaterales. Uno de ellos era la autorización a los ciudadanos rusos para comprar terrenos, crear establecimientos comerciales y explotar los recursos mineros. 
TIBET 
En 1912, aprovechando la lucha interna en China, Inglaterra trató de separar de ella al Tíbet y de transformarlo en una esfera de influencia propia. 
En octubre de 1913, en India se reunió una conferencia de representantes de Inglaterra, China y las autoridades separatistas marionetas del Tibet. So capa de una amplia autonomía respecto de China, los ingleses pensaban transformar la región en una colonia británica. El representante chino, sometido a presión, suscribió el convenio. Pero el Gobierno de China se negó a ratificarlo, temeroso de la indignaciones de los tibetanos. 
El Gobierno inglés gestionó de Rusia la revisión del acuerdo de 1907 en el sentido de que el Tibet fuese reconocido como esfera de influencia de Gran Bretaña. Por su parte, Inglaterra reconoció los intereses rusos en Mongolia Exterior. Lo mismo hizo el Japón. En la Mongolia Interior, las esferas de intereses de Rusia y el Japón fueron delimitadas mediante un acuerdo secreto: la parte de la Mongolia Interior situada al Este del meridiano de Pekín quedaba como esfera de influencia japonesa, mientras al Oeste de este meridiano se encontraba la esfera rusa. 
Mediante el acuerdo del 5 de noviembre de 1913, Rusia consiguió de China el reconocimiento de la autonomía nacional de la Mongolia Exterior. De este modo, después de la guerra ruso-japonesa, en la situación internacional del Extremo Oriente se produjeron grandes cambios: al mismo tiempo que las contradicciones anglo-japonesas y ruso-japonesas perdían virulencia, crecía el antagonismo americano-japonés.
Japón y las veintiuna condiciones a China 
La guerra europea creó una situación favorable al Japón. Aliada de Inglaterra, Japón envió un ultimátum a Alemania en agosto de 1914 exigiéndole la rendición de la base naval Qing Dao, en la provincia de Shandong, concesión alemana desde 1898. Tras el rechazo de Berlín, Japón declaró la guerra Alemania, ocupando el puerto y las instalaciones. Actuando así, Japón frustraba a China que había iniciado conversaciones con Berlín con el fin de obtener la devolución de los derechos de Alemania en Shandong. 
Los nipones no pensaban conformarse con la ocupación de las posesiones alemanas en el Extremo Oriente. Se trataba de la suerte de China entera. El 18 de enero de 1915 fue entregada al jefe del Gobierno chino, que, en efecto, ejercía una dictadura, una nota que contenía 21 puntos. El gobierno nipón que se había apoderado del territorio en arriendo alemán, declaró que estaba dispuesto a restituirlo a China, al final de la guerra europea, a condición de recibir un territorio en arriendo en otro punto de la costa. Pero esa restitución quedaba subordinada a la previa realización de toda una serie de requisitos: 
1º El primer grupo de condiciones se refería a Shandong, que de esfera de influencia alemana debía convertirse en zona de influencia japonesa. El punto más importante de este grupo decía: “El gobierno chino debe comprometerse a aceptar por completo todas las clausulas de futuros acuerdos del Gobierno japonés con el alemán en cuento a todos los derechos, intereses y concesiones que Alemania, en virtud de los tratados, posee en la provincia de Shandong”. 
2º El grupo de condiciones fijaba una suerte análoga para la Mongolia Interior Oriental y acentuaba la subordinación de Manchuria Meridional. El arriendo de Port-Arthur y de los ferrocarriles del sur de Manchuria debía ser prolongado por 99 años. China debía acceder a la concesión a los japoneses de diversos privilegios en la explotación de minas. También se debía comprometer a no otorgar concesiones para la construcción de ferrocarriles, sin la conformidad de Japón.
3º El tercer grupo aseguraba los privilegios del capital japonés en la compañía Hanepin, un complejo hullero-metalúrgico que poseía minas en el Rio Yangtsé. La compañía debía convertirse en una sociedad mixta chino-japonesa. 
4º El cuarto grupo se reducía a una condición fundamental que limitaba la soberanía de China en favor de los japoneses. 
5º Las condiciones más graves eran las contenidas en el quinto grupo. Su aceptación habría significado el reconocimiento abierto por China del protectorado japonés. Se establecía la necesidad de que el gobierno chino invitara japoneses influyentes en calidad de consejeros de asuntos políticos, financieros y militares, así, como también la necesidad de que la policía de los lugares importantes sea dirigida conjuntamente. 
En una palabra, el conjunto de estas exigencias parecían destinadas a preparar un protectorado larvado. Yuan Shi-Kai sostuvo la discusión paso a paso pero ¿qué podía hacer? No estaba en condiciones de oponer una resistencia armada eficaz, y temía también las consecuencias que traería un conflicto para la clase régimen político del que era beneficiario: el Gobierno japonés amenazaba con prestar apoyo a los refugiados políticos chinos que luchaban contra la dictadura. En el fondo, la eficacia de la resistencia china dependía del apoyo que pudiesen ofrecer las grandes potencias. 
Los EEUU trataron de defender sus posiciones imperialistas en China frente a las pretensiones japonesas. A este efecto prestaron a los chinos apoyo diplomático. Rusia también manifestó su descontento. Por su parte, el gobierno chino insistió enla devolución de Tsiaochou y en que él debería hallarse presente en las futuras negociaciones de paz-germano-japonesas. En contestación a las dilaciones, el 7 de mayo de 1915, Japón presentó un ultimátum. Si sus condiciones eran rechazadas se tomarían todas las medidas que se considerasen necesarias. Cierto que, temiendo la intervención de EEUU, el gobierno nipón decidió guardar silencia sobre la mayor parte de las condiciones del quinto punto. 
Los EEUU quisieron organizar una intervención de las potencias. Pero ni Rusia ni UK, absorbidos por la guerra contra Alemania, querían indisponerse con Japón. 
 El 8 de mayo, China aceptaba el ultimátum de los japoneses. Por su parte, la diplomacia nipona intentó obtener el consentimiento de las potencias europeas y, los consiguió fácilmente gracias a las peripecias de la guerra de Europa. Bajo el peso de las necesidades que ésta imponía, las tres potencias de la Entente contrajeron compromisos cuyo más claro resultado consistía en estorbar la resistencia que podría oponer EEUU al predominio japonés en Extremo Oriente.

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