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Resumen U5 (Japón) - PI

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POLÍTICA INTERNACIONAL
UNIDAD V
EL ESTE DE ASIA Y EL SUBCONTINENTE INDIO
B) JAPÓN
Consideraciones políticas y culturales para comprender la acción externa de Tokio. La agenda de Japón en la posguerra fría: recesión económica; dependencia energética; el debate sobre el rol de las Fuerzas de Autodefensa; la participación en las OMP; la búsqueda de una banca permanente en el CS de la ONU; el impacto del tsunami. Principales características de las relaciones con Europa, China, Rusia y EEUU.
(Notas de clase) Japón es un país insular. Se encuentra en una posición geopolíticamente relevante hoy en día. Sus vecinos son E muy influyentes.
Territorios en conflicto:
· Islas Kuriles (contencioso con Rusia).
· Región de Okinawa (hay una base de EEUU, muy resistida por la población).
· Islas Senkaku (contencioso con China y Taiwán).
Carencia de recursos nucleares. Es por esto que es clave en Japón la energía nuclear y la importación de hidrocarburos.
Religión en Japón: sincretismo incorporan rasgos de muchas religiones: sintoísmo (religión que representa la identidad nacional de Japón, la tradición imperial), budismo y catolicismo.
2011 Terremoto. Generó un tsunami, inundó la planta nuclear de Fukushima. Explosión de la planta. Población desplazada. Luego de esto, se apagaron todos los reactores nucleares de Japón, excepto uno. Japón pasó de exportar el 80% de su energía, al 94%.
El Partido Demócrata Japonés estaba gobernando durante el terremoto. Manejó muy mal la información y la comunicación con la población. Esto hizo que el gobierno perdiera apoyo.
Forma de gobierno: monarquía parlamentaria emperador actual (desde 1999): Akihito. Es jefe de E no de gobierno. No tiene poderes políticos.
El jefe de gobierno es el primer ministro, elegido por las 2 cámaras del parlamento. El actual primer ministro es Shinzo Abe.
El voto no es obligatorio. Sin embargo, los índices de concurrencia a las urnas es alto.
Sistema de partidos: partido predominante. Hay un partido político que sistemáticamente gana las elecciones (Partido Liberal Democrático). No existe una alternancia real en el poder. Pero sí hay partidos de oposición que pueden llegar al poder. La oposición está dividida en partidos minoritarios.
El Partido Liberal Democrático es liberal en lo económico y conservador en lo político. Gobierna desde 1954, excepto por 2 interrupciones durante la post GF (1994-1996 / 2010-2012). Es un partido de facciones: dentro del mismo, hay diversos grupos. 
Hay mucha predominancia en la política de los círculos económicos y burocráticos.
Economía: Industria avanzada. Sector agrícola pequeño, debe exportar muchas de las materias primas que utiliza. Gran dependencia energética (importan petróleo de algunos países del Golfo Pérsico). Uno de los principales gastos del E es en seguridad social (gran parte de la población es vieja).
Historia: Luego de la 2GM, Japón era un país pobre, sin desarrollo industrial, muy poblado. En los ’70 ya era una potencia industrial. EEUU introdujo muchas reformas en Japón, como por ejemplo la prohibición de la existencia de FFAA. El E comenzó a intervenir en la economía, favoreciendo las industrias tecnológicas y de alto uso de capital. Estas medidas condujeron a Japón al crecimiento económico.
Hasta los años 90 la economía japonesa crecía. En el 1991 la economía comienza a desacelerarse: estallido de la economía de burbuja japonesa, debido a políticas monetarias agresivas, desregulación del sector financiero. La producción se estancó. Se produce deflación, la cual continúa hasta el día de hoy. 
Aproximadamente en el 2003 la economía retoma el crecimiento. En el 2008, la crisis financiera golpea duro a Japón.
Medidas económicas de Abe que fueron tomadas a nivel mundial: “Abenomics”, basado en 3 pilares:
· Estímulo fiscal.
· Política monetaria agresiva.
· Plan de reformas estructurales.
Abenomics no tuvo demasiado éxito. Cuando comenzó a desacelerarse la economía china, se desaceleró a la par la de Japón. La economía japonesa, hoy en día, a pesar de ser la 3° del mundo, sigue teniendo grandes problemas.
Política exterior: Política exterior activa japonesa. Tiene alto perfil en las organizaciones internacionales. La relación con EEUU es la principal para Japón.
Japón tiene únicamente fuerzas de autodefensas, en un contexto regional militarmente amenazante.
Primer Ministro Koizumi (2001-2006): 
· Ley de participación en operaciones de mantenimiento de la paz: las fuerzas de autodefensa pueden salir del país para participar en operaciones bajo el mandato de la ONU.
· Ley especial contra el terrorismo: las fuerzas de autodefensa pueden apoyar a fuerzas en contra del terrorismo.
Primer Ministro Abe (2012-hoy)
2015 Nueva política de defensa. Las fuerzas de autodefensa pueden salir del país solo cuando ocurra un ataque armado contra una nación con la que Japón tenga relación, y ese ataque armado implique una amenaza para Japón. 
Anexo: Cronología de primeros ministros:
· 2001-2006: Koizumi (PLD)
· 2006-2007: Abe (PLD)
· 2007-2008: Fukuda (PLD)
· 2008-2009: Aso (PLD)
· 2009-2010: Hatoyama (PLD)
· 2010-2011: Kan (PDJ)
· 2011-2012: Noda (PDJ)
· 2012-hoy: Abe (PLD)
ABE, Shinzo: “Policy speech by Prime Minister Shinzo Abe to the 183rd session of the Diet” (2013)
Introducción:
En las elecciones generales del año pasado, se inauguró un gobierno de coalición del Partido Liberal Democrático y el Nuevo Komeito, y fui designado como el 96º primer ministro. Soy alguien que ha sufrido un gran revés político, como una vez he renunciado a esta posición debido a la enfermedad.
La fuente de mi determinación de dedicarme una vez más a trabajar para la nación y el pueblo reside en mi profundo sentido del patriotismo. Esto es porque creo que tengo una misión que debe emprenderse para rectificar la actual situación de Japón de encontrarse en una situación crítica.
Existe una crisis en la economía japonesa, en la cual no somos capaces de superar la deflación del yen. Existe una crisis de reconstrucción luego del terremoto, donde cientos de miles de personas se vieron obligadas a dejar su hogar. Existe una crisis de nuestra diplomacia y seguridad, en la que la piedra angular de nuestra política exterior se ha erosionado y, como si la fragilidad de nuestra posición hubiera sido percibida por otros, ha habido continuas provocaciones contra nuestro territorio soberano, las aguas territoriales y Territorial, así como contra nuestra propia soberanía. Y existe una crisis de nuestra educación, debido al bullying.
Honorables miembros de la Dieta, ¿no construiremos ahora una sociedad decente en la que las personas que trabajan duro sean recompensadas y donde sea posible abrazar sueños y esperanzas para el futuro? Si lo hacemos, debemos hacer lo que sea necesario para romper la serie de crisis que amenazan el futuro de Japón.
En los poco más de tres años que pasó como partido de oposición, el PLD realizó una laboriosa labor en todo el país para reunir las opiniones de las personas en cada localidad y surgió con una visión de cómo deberían ser nuestras políticas. Ahora que hemos logrado este regreso a ser un partido gobernante, nos daremos cuenta de forma concreta de las políticas que hemos estado alimentando durante este tiempo y, junto con el pueblo, presionar para romper las crisis aquí en la mano.
Reactivación económica:
La cuestión más importante y, de hecho, una cuestión urgente para Japón es la reactivación de la economía. De las numerosas cuestiones a las que se enfrenta Japón, ¿por qué insisto en revivir la economía sobre todo? Es porque considero que la deflación prolongada y la apreciación del yen están sacudiendo desde su base los cimientos de la confianza en la sociedad que "los que trabajan duro serán recompensados". No importa cuánto el gobierno redistribuya los ingresos, a menos que tenga éxito en la creación de riqueza a través del crecimiento económico continuo, el tamaño de la "torta" económica general seguirá disminuyendo.
Será imposible que nos liberemos de la deflación y de la apreciación del yen tratando con ellos de unamanera que es una extensión de lo que hemos hecho hasta ahora. Es por eso que voy a exponer un paquete de política audaz de una naturaleza totalmente diferente de lo que ha venido antes. El renacimiento económico se basará en los tres principios de la política monetaria audaz, la política fiscal flexible y una estrategia de crecimiento que alienta la inversión del sector privado.
En el ámbito de la política monetaria, el gobierno y el Banco de Japón juntos una declaración conjunta que reacondiciona atrevidamente el marco de política que ha existido hasta ahora. Además, las recientemente recopiladas Medidas Económicas de Emergencia brindan apoyo a la actividad empresarial, al tiempo que refuerzan nuestro potencial de crecimiento. El presupuesto suplementario que presentaremos en los próximos días proporciona el respaldo para esas contramedidas. Establece disposiciones presupuestarias audaces, con las tres áreas prioritarias de "reconstrucción y prevención de desastres", "la creación de riqueza a través del crecimiento" y "asegurar la seguridad del sustento de la gente y la revitalización regional".
Al mismo tiempo, será imposible movilizar el gasto fiscal indefinidamente. Formularemos y luego implementaremos una estrategia de crecimiento en la cual la inversión y el consumo del sector privado se expandirán continuamente.
Nuestro objetivo es ser una sociedad que atraiga la inversión y los recursos humanos de todo el mundo, en la que todas las personas, jóvenes y viejos, y sin importar su edad o discapacidad, sientan un propósito en la vida, de nuevo.
Reconstrucción del desastre del terremoto:
Las zonas afectadas por el gran terremoto en el este de Japón están ahora en medio de su segundo invierno duro. En primer lugar, emprenderemos una importante conversión del sistema gubernamental. Vamos a participar en un enfoque práctico en el que vamos a dejar de lado la estructura administrativa verticalmente segmentada que ha estado en vigor hasta ahora y que la Agencia de Reconstrucción ocupe todas las solicitudes como un punto focal "de ventanilla única". Intrépidamente estableceremos las provisiones presupuestarias dentro del próximo presupuesto suplementario, y sin falta aceleraremos la reconstrucción de las áreas de desastre y el resurgimiento de Fukushima.
Diplomacia y seguridad:
Debemos reforzar aún más la alianza Japón-EEUU, que es la piedra angular de la diplomacia y la seguridad japonesas, y restablecer plenamente los lazos de amistad entre ambos. En la cumbre entre Japón y EEUU estoy decidido a demostrar tanto a la gente de Japón como a la gente de todo el mundo que los estrechos lazos de la alianza Japón-EEUU han sido restaurados. Al mismo tiempo, voy a dedicar mis mayores esfuerzos posibles para aliviar la carga de Okinawa, incluso a través de la reubicación de la estación aérea de Futenma.
En la región Asia-Pacífico, que crecerá dramáticamente, Japón continuará aportando su contribución no sólo en aspectos económicos, sino también en otros campos, como la seguridad y los intercambios culturales.
El fortalecimiento de las relaciones del Japón con los países de la ASEAN, que seguirá desarrollándose como un centro de crecimiento en su camino hacia el establecimiento de una Comunidad de la ASEAN para 2015, será indispensable para la paz y la prosperidad de la región.
La situación que rodea a Japón se está volviendo cada vez más severa. Tomaré todas las medidas posibles para asegurar el desarrollo y administración apropiados de nuestras islas fronterizas remotas y el refuerzo de su seguridad, y que bajo este Gabinete, defenderemos de manera decidida la vida y los bienes de nuestros nacionales así como nuestro territorio, las aguas territoriales y el espacio aéreo territorial.
Por otro lado, mi misión no estará terminada hasta que llegue el día en que las familias de todos los secuestrados puedan sostener a sus familiares en sus brazos. Bajo una política de "diálogo y presión" con Corea del Norte, haré todo lo posible para lograr los tres puntos de garantizar la seguridad y el regreso inmediato a Japón de todos los secuestrados, obtener una contabilidad completa de los secuestros y realizar la entrega De los autores de los secuestros.
Observaciones finales:
La mayor crisis que afronta Japón radica en que el pueblo japonés ha perdido la confianza. Es cierto que la economía japonesa está en un estado serio y que estos no son simples problemas que se pueden resolver hoy o mañana.
GONZÁLEZ VAGUÉZ, Y: “El fin de una era política en Japón. Desafíos del nuevo gobierno” (2010)
Las últimas elecciones legislativas en Japón pusieron fin a una etapa de dominio absoluto del Partido Liberal Democrático (PLD). La histórica victoria del Partido Democrático de Japón (PDJ), genera esperanzas para el comienzo de una nueva y anhelada era política, donde se dé solución a la crisis política, social y económica, que lo acecha desde hace casi dos décadas. Sin embargo, muchos se preguntan si el nuevo Gobierno tendrá la capacidad para dar cumplimiento a esos objetivos, sobre todo si se tiene en cuenta los fracasados intentos de cambio de régimen en años anteriores.
Antecedentes: El fin de una era de dominación del PLD:
El PLD se convirtió, prácticamente, en el único y legítimo Partido en el poder desde su fundación en 1955, por varios factores. En primer lugar, porque la relación de subordinación e incondicionalidad que tenía con los EE.UU. le permitió, entre otros aspectos, dedicarse por completo a la recuperación económica del país, después de la derrota en la 2GM. Ello propició que la nación tuviera una época de resultados económicos muy favorables, que coincidieron con el llamado “milagro económico” y dieron un vuelco al nivel de vida de la sociedad nipona. En segundo lugar gracias a una oposición dividida en diferentes partidos de izquierda, que fueron incapaces de ofrecer una alternativa de Gobierno creíble para un electorado tradicionalmente reacio al cambio. 
Sin embargo, eso no implicó la existencia de un único centro de decisión política. Por el contrario, se creó un “triángulo de hierro” en cuyos vértices se encontraban, por una parte, a los políticos del oficialista PLD; por la otra, a los círculos económicos y, por último, a una élite burocrática que jugó un papel muy activo, especialmente a la hora de controlar el diseño y la implementación de las políticas públicas.
Después de desatarse un sinfín de casos de corrupción y coincidiendo con el inicio de la recesión económica de los años noventa, la sociedad japonesa se percató de que el “triángulo de hierro” había dejado de ser útil y que sólo un cambio de modelo podía volver a encarrilar a Japón por la senda de la prosperidad. Un primer intento se produjo en 1993, cuando una coalición de siete Partidos se unió para arrebatarle el poder. Sin embargo, la ilusión sólo duró diez meses, tras los cuales el PLD volvió al Gobierno.
En la última década, el PLD, así como la burocracia nipona que dirigía el sistema, comenzó a verse incompetente. El ex - Primer Ministro, Koizumi (2001-2006) le dio a ese Partido el último aliento de vida, al prometer reformarlo en el año 2001. Sin embargo, las políticas implementadas no fueron las adecuadas, pues las políticas neoliberales a favor de la privatización y de la exaltación de los principios de mercado introducidos por él, causaron una acentuación de las disparidades entre los diferentes sectores de la sociedad japonesa, devastaron el sistema de seguridad social y empobrecieron las áreas rurales.
Los 2 gobiernos que sucedieron a Koizumi, (Abe (2006-2007) y Fukuda (2007-2008)), heredaron el ambiente de descontento que su predecesor había dejado en algunas facciones del Parlamento y sectores de la población. No fue suficiente que las reformas del ex - Premier insertaran a la nación en un proceso de recuperación económica, luego de la gran depresión de los años ´90. Ni Abe, ni Fukuda, supieron dar continuidad a ese proceso, el cual también se vio obstaculizado por los efectos de la actual crisis mundial. Este último elemento y suconsecuente impacto en el mercado laboral, se unió a un grupo de factores que contribuyeron a la pérdida de confianza de los ciudadanos japoneses y de las diferentes facciones del Parlamento en los líderes de su Partido. 
En 2008 asume Aso como primer ministro. Aunque las esperanzas en el nuevo Premier fueron más alentadoras y los índices de popularidad aumentaron a un ritmo mayor que los de sus predecesores, los resultados finales fueron peores. 
Proyecciones del Gobierno de Yukio Hatoyoma:
Mientras Aso basó su programa en la continuación del modelo de estimulación de la economía a través de infraestructuras públicas, que beneficiaban mayoritariamente a los grandes conglomerados industriales, Hatoyama supo presentarse como la gran opción de cambio. 
El triunfo de Yukio Hatoyama estuvo dado, principalmente, porque la sociedad japonesa necesitaba un cambio político. Hay que resaltar la agenda que el líder nipón propuso, la cual incluye un amplio plan de políticas sociales encaminadas a mejorar el bienestar de los ciudadanos, como: la gratuidad total de la enseñanza secundaria, ayudas para fomentar la natalidad, mejora del sistema de pensiones, y la reducción de algunos gravámenes como la gasolina o el impuesto de sociedades, entre otras.
De igual manera, el líder político manifestó su intención de terminar con la élite burocrática que ejerció impunemente su poder durante décadas de Gobierno del PLD. En el plano económico, el Primer Ministro se propuso, en primer lugar, reducir los gastos innecesarios, para poder financiar ayudas sociales y otros fines. Específicamente, Hatoyama prometió, durante la campaña electoral, congelar hasta 2013 la subida de impuestos, disminuir del 18 al 11% las tasas sobre las pequeñas y medianas empresas, suprimir los peajes de las autopistas, elevar el salario mínimo, etc.
En cuanto a la política exterior, el nuevo Gobierno manifestó su intención de mantener una relación sólida, pero de menor subordinación, con su principal aliado, el Gobierno de los EE.UU., donde la alianza estratégica continuará siendo la piedra angular de dicho vínculo. En ello, son temas de vital importancia, en primer lugar, la revisión de los acuerdos para el traslado de las bases militares estadounidenses hacia las Islas Guam. En segundo lugar, la permanencia de las FAD en el Océano Índico, en la misión logística de apoyo a la campaña militar norteamericana en Afganistán. Al respecto, el Primer Ministro se pronunció a favor del fin de dicha misión y sustituirla por medidas de carácter civil, que incluyen el entrenamiento tecnológico en los sectores agrícola y de la salud, entre otras. 
Por otra parte, Tokio desea fomentar sus nexos regionales, especialmente con China y, promover una comunidad asiática similar a la Unión Europea, así como una moneda común, con el objetivo de incrementar la cooperación económica y la seguridad nacional y regional. 
En cuanto al conflicto norcoreano, el PDJ mantiene su posición de hostilidad y buscará la cooperación internacional para poner fin al proceso de desnuclearización de ese país.
Principales desafíos que enfrenta Hatoyama:
· Ganar las elecciones de la Cámara Alta en 2010 y mantenerse en el poder.
· Eliminar los problemas de corrupción política, así como, la enorme influencia que ejerce la burocracia nipona sobre el Gobierno y sus políticas.
· Sanear una economía debilitada.
· Dar respuestas sólidas al envejecimiento poblacional y la carga que ello supone sobre los contribuyentes.
Conclusiones:
· La victoria del PDJ supone un cambio histórico en la coalición de fuerzas políticas de Japón. Aunque ello no implique variaciones políticas radicales, podría modificar el modo de gobernar, si los nuevos líderes logran poner límites a las élites burocráticas.
· La existencia de un nuevo Gobierno, después de 54 años de dominio absoluto del PLD, ubica a Japón en una mejor posición para resolver sus problemas internos y para una mayor integración del país a la región.
· La permanencia del PDJ en el poder depende de su capacidad para lidiar con las diferentes facciones al interior del Partido y el Parlamento y, con una burocracia inconforme y altamente influyente en las decisiones del Gobierno.
· La intención del PDJ de disminuir la relación de dependencia con su principal aliado, el Gobierno de los EE.UU: y su proyección a favor de revisar algunos acuerdos en el marco de la alianza estratégica, marca la diferencia con los gobiernos anteriores y su Partido, el cual estaba completamente supeditado a las decisiones de Washington en la esfera militar y de seguridad.
KISHIDA, Fumio: “Foreign Policy Speech by Minister for Foreign Affairs Fumio Kishida to the 183rd Session of the Diet” (2013)
Visión general:
Asumí el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores en diciembre pasado, en un momento en que la política exterior de Japón estaba en crisis. Durante los 2 meses transcurridos, Corea del Norte ha realizado una prueba nuclear. Las naves del gobierno chino han invadido repetidamente las aguas territoriales de Japón, y un avión del gobierno chino violó nuestro espacio aéreo.
Estoy comprometido a encarar de lleno estas crisis que rodean a Japón. Como ministro responsable de asuntos exteriores, perseguiré políticas que aseguren a la nación de las crisis y los peligros que amenazan la paz y la estabilidad de Japón y del mundo, y que asegurarán la paz y la prosperidad.
Tres pilares de la política exterior:
En este contexto, haré el mayor esfuerzo para promover nuestras políticas exteriores desde una perspectiva amplia y basada en los 3 pilares de la política exterior japonesa: 
1. Fortalecimiento de la alianza Japón-EEUU. Esta es el eje de la diplomacia y seguridad japonesas. Es indispensable para hacer frente a las amenazas de la región y del mundo. 
2. Profundización de las relaciones de cooperación con los países vecinos. Nos esforzaremos por asegurar que la paz y la estabilidad de la región se basen en el estado de derecho y no en el poder y la fuerza. En nuestras iniciativas diplomáticas, aprovecharemos plenamente no sólo las relaciones bilaterales sino también los marcos trilaterales y multilaterales en la región de Asia y el Pacífico.
Los lanzamientos de misiles de Corea del Norte el año pasado y la reciente prueba nuclear son totalmente inaceptables para Japón, y Japón los condena enérgicamente. Mediante la coordinación con los EEUU y la República de Corea, así como con otros países afectados, como China y Rusia, Japón está instando al CS de la ONU para que adopte prontamente una nueva y fuerte resolución.
Las relaciones con China constituyen una de las relaciones bilaterales más importantes de Japón y promoveremos "relaciones mutuamente beneficiosas basadas en intereses estratégicos comunes" desde una perspectiva amplia. Por otra parte, la falta de transparencia en la acumulación militar de China y el aumento de la actividad marítima en las aguas circundantes son fuentes de preocupación para la región. Las Islas Senkaku son una parte inherente del territorio de Japón, a la luz de hechos históricos y basados en el derecho internacional. De hecho, las islas Senkaku están bajo el control válido de Japón, y no existe ningún problema de soberanía territorial que se resuelva sobre las islas Senkaku.
Con respecto a la relación con Rusia, nos esforzaremos desde un punto estratégico por el desarrollo de la cooperación en todos los ámbitos, incluidas las relaciones de seguridad y económicas, con miras a establecer relaciones apropiadas como socios en la región de Asia- Pacífico. Aunque sigue habiendo una gran brecha entre las posiciones de Japón y Rusia en relación con la cuestión de los Territorios del Norte, la principal cuestión pendiente entre los dos países, trabajaremos persistentemente hacia la conclusión de un tratado de paz con Rusia resolviendo la cuestión.
Como 2013 marca el 40 aniversario de la Asociación de Amistad y Cooperación Japón-ASEAN, he visitado algunos países de la ASEAN y Australia a principios de este año. En vista de los "Cinco Principios de la Diplomaciapara la ASEAN de Japón" anunciados recientemente por el Primer Ministro Abe, esperamos que la Cumbre Conmemorativa Japón-ASEAN sea una oportunidad para fortalecer aún más las relaciones con la ASEAN. Japón ha estado construyendo alianzas estratégicas y relaciones amistosas con los países de la ASEAN, India, Australia y otras naciones de la región, y reforzaremos estos lazos de cooperación. En particular, tenemos la intención de apoyar los esfuerzos realizados por Myanmar a medida que avanza hacia las reformas democráticas y económicas. Japón también reforzará sus relaciones con Mongolia, donde la democracia se ha enraizado y se está logrando un notable crecimiento económico, así como los países de Oceanía. También colaboraremos con países europeos con los que compartimos valores fundamentales, con países latinoamericanos que están mejorando su presencia en la comunidad internacional y con países de Oriente Medio y África del Norte que están llevando a cabo reformas democráticas.
3. Fortalecimiento de la diplomacia económica como un medio para promover la revitalización de la economía japonesa. A medida que la globalización económica progresa a un ritmo acelerado, las iniciativas encaminadas a revitalizar la economía japonesa proporcionan un camino para fortalecer a Japón, lo que le permite contribuir al desarrollo del mundo. Japón buscará fortalecer su diplomacia económica como un medio para promover la revitalización de la economía nacional.
Vamos a ampliar las oportunidades de exportación y fomentar un entorno propicio para la inversión extranjera por las empresas japonesas. Para que Japón sea más atractivo como centro de fabricación e inversión, se promoverán estratégicamente asociaciones económicas de alto nivel, como las de la región Asia-Pacífico, Asia oriental y Europa. Al hacerlo, Japón movilizará sus recursos diplomáticos para buscar asociaciones económicas que sirvan a sus intereses nacionales.
Japón utilizará la asistencia oficial para el desarrollo y sus misiones diplomáticas en el extranjero a fin de incorporar la vitalidad de otros países. El Gobierno también apoyará activamente a los gobiernos locales y a las empresas japonesas, incluidas las pequeñas y medianas empresas locales, en su compromiso con los mercados de ultramar. Para asegurar un suministro estable de recursos energéticos, minerales y alimentarios, Japón fortalecerá su diplomacia de recursos, incluso mediante la diversificación de sus países proveedores.
Fortalecimiento de las medidas de seguridad y las iniciativas diplomáticas para proteger a los nacionales y empresas japoneses que se enfrentan a diversas amenazas:
Se tomarán medidas apropiadas para responder a la creciente diversidad de amenazas en la escena internacional. Japón reitera su determinación de luchar contra el terrorismo, cooperando con la comunidad internacional. Japón adoptará medidas sustantivas y las aplicará de manera expedita, en consonancia con 3 pilares principales; 1) el fortalecimiento de las medidas contra el terrorismo internacional, 2) el apoyo a la estabilización de las regiones del Sahel, África del Norte y Oriente Medio, y 3) la promoción del diálogo y el intercambio con los países islámicos y árabes. 
Para garantizar la seguridad de la navegación, además de nuestras operaciones de lucha contra la piratería en las costas de Somalia y en el Golfo de Adén, continuaremos prestando asistencia en materia de seguridad marítima y aplicación de la ley en los países afectados. Japón fortalecerá las contramedidas contra las amenazas del ciberespacio. Japón también contribuirá activamente al desarrollo de normas internacionales sobre actividades espaciales.
Respondiendo a los problemas globales:
Me comprometo activamente en la resolución de problemas globales. Siendo nacido y criado en un Hiroshima arrasado por el poder nuclear, intento hacer todo lo que esté en mi poder para trabajar a través del marco de la Iniciativa de No Proliferación y Desarme para mantener y fortalecer el régimen internacional de desarme nuclear y no proliferación fundado en el TNP.
Japón también contribuirá al fortalecimiento de la seguridad nuclear en todo el mundo mediante el intercambio con la comunidad internacional de conocimientos y lecciones aprendidas del incidente en Fukushima.
En cuanto al cambio climático, Japón llevará a cabo una revisión del objetivo de reducción de emisiones del 25% y formulará una estrategia diplomática proactiva para hacer frente al calentamiento global.
Seguiremos proporcionando una amplia gama de actividades de cooperación para el mantenimiento de la paz y la consolidación de la paz, incluido el envío de personal a las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU y la participación en el desarrollo de los recursos humanos. Japón está enviando actualmente una unidad de autodefensas a la Misión de la ONU en Sudán del Sur.
La construcción de la paz en Afganistán es un reto importante para la comunidad internacional. Desde el punto de vista de la lucha contra el terrorismo, seguiremos desempeñando un papel activo en este empeño, de conformidad con nuestros compromisos internacionales. 
En el proceso de paz de Oriente Medio, trabajaremos hacia la realización temprana de una "solución de dos Estados", y continuaremos y mejoraremos nuestra asistencia a los palestinos. Japón también desempeñará un papel activo y visible en relación con la situación en Siria, que se ha convertido en una crisis humanitaria.
Si bien la alta tasa de crecimiento de África ha atraído la atención internacional en los últimos años, sigue enfrentando numerosos desafíos, cuya solución requiere la participación de toda la comunidad internacional. Promoveremos la cooperación para la seguridad humana y para establecer la paz y la estabilidad en África. También apoyaremos a las empresas japonesas en expansión con o en África y proseguiremos con iniciativas que ayuden a promover el crecimiento de la calidad en África.
Aumentar la eficacia de la ONU mediante la reforma organizativa y reforzar sus funciones es esencial para la solución viable de los problemas mundiales. Trabajaremos para una pronta reforma del CS y para la incorporación de Japón como miembro permanente.
Aumentar la capacidad diplomática integral y hacer oír la voz de Japón:
Para que Japón responda al severo entorno de seguridad de Asia oriental y para hacer frente a diversos riesgos en todo el mundo, es urgente fortalecer fundamentalmente nuestros sistemas para la aplicación de la política exterior. Reforzar nuestras políticas diplomáticas y de seguridad es una prioridad para el Gabinete de Abe.
El fortalecimiento de la presencia internacional de Japón es un importante objetivo diplomático. Desde esta perspectiva, vamos a promover las virtudes y el atractivo de Japón, así como su cultura.
Conclusión:
Para revertir la situación de crisis que rodea a las relaciones exteriores de Japón, más que nada, esto es lo que se nos pide hoy. Estoy decidido a enfocar mis energías en liderar las relaciones exteriores de Japón hacia el objetivo de lograr la paz y la prosperidad en Japón y en el mundo.
SANTA CRUZ, Arturo: “La política exterior japonesa de Koizumi” (2003)
A comienzos del siglo XX, se decía que Japón era el Reino Unido del Este, debido a su carácter insular y a su rápido ascenso político y económico. Hoy en día se lo apoda igual, pero ahora debido a que bajo el gobierno de Koizumi se produjo un alineamiento de la política exterior japonesa con la estadounidense (sobre todo después de los ataques terroristas del 11S).
Llegado a la presidencia del Partido Liberal Democrático (PLD) y del gobierno de su país de forma no tradicional, es decir, gracias al apoyo no de las facciones dominantes, sino de los comités locales, Koizumi era el retrato vivo de un líder no sólo audaz, sino con amplia legitimidad y margen de acción. 
Desde su campaña entre las insatisfechas bases del PLD, en particular, y del electorado, en general, Koizumi había prometido reformas radicales en dos frentes: el económico y el político. En el primeraspecto, el objetivo era relanzar la aletargada economía japonesa y, en el segundo, terminar con el desencanto que producía el corrupto y clientelista sistema político nipón. 
A fines de junio de 2001, Koizumi visitó a su homólogo estadounidense, reunión en la cual refrendaron su pacto de seguridad bilateral como columna vertebral de su relación gubernamental.
Poco después sobrevino el conflicto del 11 de septiembre, y tras ese horrendo día los lazos entre EEUU y Japón se hicieron aún más estrechos. Al día siguiente de los ataques, Koizumi hizo público su apoyo a EEUU. Dijo que Japón no escatimaría esfuerzos en asistir y cooperar con lo necesario al país agredido. Exactamente una semana después, el primer ministro japonés definió lo que sería la política básica de su gobierno, en la que la parte medular era el compromiso de involucrarse decididamente en la lucha contra el terrorismo y su deseo de actuar concertadamente con Washington. Esto por supuesto implicaba una desviación significativa de la actitud tradicionalmente pasiva por parte de Japón en la escena internacional desde 1948.
Aún más: del 24 al 26 de septiembre de 2001, Koizumi visitó la capital estadounidense, viaje en el cual aprovechó, además de expresar las condolencias del emperador, para presentar a su anfitrión la nueva política antiterrorista de su gobierno.
A raíz de los atentados de 2001, la Dieta japonesa aprobó leyes antiterroristas que le permitieron desplazar varios buques abastecedores al Océano Índico para apoyar, indirectamente, la campaña estadounidense contra Afganistán.
Las reformas permiten que Japón se involucre en ejercicios militares en un contexto internacional, aunque no se trate de autodefensa —como tradicionalmente se había interpretado la constitución pacifista legada a Japón por la ocupación estadounidense—. La Ley Especial contra el Terrorismo, de septiembre de 2001 (aprobada en octubre), permite a las fuerzas de autodefensa japonesas llevar a cabo apoyo logístico y médico en misiones de rescate y de búsqueda en regiones distantes de Japón. La Ley de Participación en Operaciones de Mantenimiento de la Paz, de diciembre de 2001, le permite a Japón participar casi completamente en operaciones tradicionales para el mantenimiento de la paz de acuerdo con el capítulo sexto de la Carta de la ONU.
La rápida reacción de Koizumi después del 11 de septiembre le ganó adeptos en Washington. En EEUU se reconocía ampliamente que la respuesta del gobierno japonés había superado las expectativas. El alineamiento con EEUU era apreciado por los electores japoneses: de acuerdo con una encuesta publicada por esas fechas, 70% de los japoneses estaban de acuerdo con el apoyo ofrecido por su gobierno a EEUU.
Cuando la administración Bush emprendió su cruzada contra el régimen de Saddam Hussein, arguyendo sus supuestos vínculos con el grupo terrorista Al Qaeda y su incumplimiento de las resoluciones de la ONU que exigían su desarme, el gobierno de Koizumi se unió a las condenas contra el régimen iraquí, aunque manifestando su preferencia porque el eventual uso de la fuerza se apegara al derecho internacional. 
Koizumi incluso cabildeó el nombre de Washington entre algunos miembros del Consejo de Seguridad, un mes antes del inicio de las hostilidades. Sin embargo, ante la negativa de la inmensa mayoría de los quince miembros del Consejo de Seguridad para avalar el proyecto de resolución propuesto por EEUU y sus dos aliados, éste decidió ignorar la normatividad internacional. Así, Bush emitió un ultimátum de 48 horas a Hussein para dimitir, el que ignoró, lo que provocó que efectivos británicos y estadounidenses iniciaran el ataque el 19 de marzo. Al día siguiente, Koizumi fijó su posición señalando que “EEUU es un aliado irremplazable para Japón y provee una disuasión vital que defiende la paz y seguridad de nuestra nación” y que “en un momento en el que EEUU está a punto de hacer un tremendo sacrificio por la gran causa de la comunidad internacional, es el deber de Japón, como es natural, proveer tanto apoyo como sea posible”. Una semana después, Koizumi reiteró su posición, declarando que la comunidad internacional no podía simplemente ignorar el “problema” iraquí, y sancionar el ataque de EEUU y sus aliados. Y lo dijo explícitamente: Japón “apoya las acciones tomadas por EEUU y sus aliados en la coalición”.
Con esta política exterior, centrada en la agenda estadounidense, Koizumi llegó a su segundo aniversario como primer ministro (espacio alentador, pues desde hace más de treinta años no ha habido un primer ministro que llegue a tres años en el cargo). Significativamente, Koizumi celebró la ocasión con el primer ministro británico Tony Blair, en Londres. Los dos jefes de gobierno coincidieron en que es de suma importancia el establecimiento de un sistema que permita la coordinación internacional, a fin de trabajar en la reconstrucción de Irak; aunque dejaron en claro que este esfuerzo deberá llevarse a cabo “en cooperación con Estados Unidos”.
El otro frente de la política exterior japonesa que conviene tratar en este recuento es el relacionado con China. Japón es el principal acreedor y socio comercial del “país del centro del mundo.” Sin embargo, las agresiones japonesas a China, sobre todo las que precedieron y se dieron durante la segunda guerra mundial, siguen todavía vivas en la memoria del milenario país. El sostenido ascenso económico de este último, desde los años ochenta, ha sido percibido como una amenaza por los japoneses temerosos de que Pekín tenga ánimos vengativos o simplemente quiera volver a erigirse en el líder hegemónico de Asia. En este sentido, las declaraciones hechas por Koizumi en su primera visita a China, en el sentido de que él no considera el creciente poderío económico de éste como una amenaza para su país, sino como un reto y una oportunidad para incrementar el desarrollo económico nipón, fueron bien recibidas en Pekín.
MILLER, Berkshire: “A good defense in East Asia” (2015)
Dentro de las nuevas guías de defensa entre EEUU y Japón:
En la conclusión de su discurso ante una sesión conjunta del Congreso estadounidense la semana pasada, el primer ministro japonés Abe habló de una "alianza de esperanza" entre EEUU y Japón. Sus comentarios se produjeron después de que los 2 países anunciaran nuevas guías de defensa bilateral revisadas (la última vez que se actualizaron fue en 1997). Las nuevas directrices están destinadas a ayudar a la alianza a hacer frente a la evolución de las realidades geoestratégicas en Asia oriental, incluyendo la emergencia de China y la amenaza persistente de los programas de misiles y armas nucleares de Corea del Norte.
Las revisiones incluyen una serie de medidas que retroactuarán la alianza para servir mejor a su objetivo principal: la defensa de Japón, incluyendo las islas Senkaku. Aunque el apoyo estadounidense a la administración japonesa de las islas Senkaku no es nuevo, el tono de Obama cambió notablemente durante la visita de Abe. En el pasado, Estados Unidos había insistido en que, aunque reconocía la administración japonesa de las islas, era neutral en cuanto a la soberanía. Pero en la conferencia de prensa conjunta después de su cumbre, Obama se abstuvo de resumir la política de neutralidad de Washington nuevamente.
El nuevo marco también aclara cómo la alianza respondería a los ataques armados contra Japón. Menciona explícitamente zonas potencialmente grises en las que sería difícil prepararse para los ataques. La zona gris más preocupante es el Mar de China Oriental, donde Pekín ha utilizado la ambigüedad estratégica para explotar las brechas anteriores en los planes de respuesta coordinada entre EEUU y Japón.
Tokio y Washington también crearon un nuevo Mecanismo de Coordinación de la Alianza que permite una cooperación más transparente para evaluar amenazas, compartir información y desarrollar una respuesta conjunta. El nuevo mecanismo sustituye al anterior Mecanismo de Coordinación Bilateral de las directrices anteriores, que nunca se utilizó debido a sus rígidasexigencias. El nuevo mecanismo de coordinación se describe como "transparente", ya que permite a ambas partes evaluar rápidamente una serie de situaciones, incluidos los llamados incidentes de la zona gris, y llegar a una respuesta conjunta.
Los 2 países también señalaron planes para una mayor interoperabilidad entre las Fuerzas de Autodefensa de Japón y los militares estadounidenses, especialmente en las áreas de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, y seguridad marítima. Las directrices exigen una mayor cooperación en ámbitos como la defensa aérea y antimisiles, la cooperación espacial, la seguridad cibernética, la asistencia humanitaria y la ayuda en casos de desastre.
En los últimos años, Abe ha impulsado una serie de reformas del sector de defensa de Japón para convertir a Tokio en un "contribuyente proactivo a la paz". Específicamente, su gobierno estableció la primera estrategia de seguridad nacional de Japón, creó un consejo de seguridad nacional y aprobó una nueva legislación sobre la seguridad de la información clasificada, hizo cambios en las políticas de desarrollo y exportación de armas de Japón, etc. Quizás el cambio más importante -y controvertido- fue la decisión del gabinete de Abe el pasado verano de reinterpretar el derecho constitucional de Japón a la autodefensa colectiva. La decisión, que todavía tiene que pasar por una difícil oposición este verano en Japón antes de que se convierta en legislación, le da a Tokio la capacidad de responder a las amenazas contra EEUU u otros socios cercanos. Si la legislación colectiva de autodefensa pasa, será refinada y restringida debido a las reservas del Komeito, el partido gobernante socio del PLD.
La aceptación de la autodefensa colectiva dependerá en última instancia del público japonés, que se mantiene frío con respecto a las políticas extranjeras y de seguridad más fuertes. Las encuestas recientes en Japón demuestran que la mayoría sigue siendo opuesta a la medida ya la reforma constitucional en general.
El segundo factor principal de una nueva alianza entre EEUU y Japón es el reequilibrio de la administración Obama hacia Asia. Además de apoyar la seguridad nacional de Japón, las directrices inclinan la alianza más allá del vecindario inmediato de Japón a la región más extensa de Asia-Pacífico y más allá. Eliminaron la restricción anterior de sólo responder a áreas en "situaciones en áreas que rodean a Japón", lo que efectivamente pone verde la cooperación dentro de un rango geográfico más amplio y permitiría a ambas partes cooperar en el alivio de desastres o en el cumplimiento de las sanciones del CS de la ONU.
Durante la visita de Abe, el Comité Consultivo de Seguridad entre EEUU y Japón, acordó que la alianza debería dar prioridad a su papel de "piedra angular de la paz y la seguridad en la región de Asia y el Pacífico". Es donde la "contribución proactiva a la paz" de Japón encaja perfectamente con el reequilibrio de EEUU, que se basa en gran medida en los aliados de Washington tomando más propiedad como parte de una red integrada de alianzas más grande en la región.
Tokio y Washington buscarán mejorar las asociaciones trilaterales con Australia y Corea del Sur. Y habrá un empuje para construir asociaciones menos desarrolladas con la India y los países del sudeste asiático. En este frente, ya hay algunos signos positivos. El diálogo estratégico trilateral entre Tokio, Washington y Canberra ha sido desde hace mucho tiempo y sigue siendo el estándar de oro para las alianzas en red en la región. Mientras tanto, la relación trilateral con Corea del Sur, a pesar de las restricciones causadas por tensiones bilaterales aparentemente insolubles entre Seúl y Tokio, ha estado evolucionando a medida que enfrenta las provocaciones de Corea del Norte. Mientras tanto, Japón se ha centrado en desarrollar sus relaciones de defensa y seguridad con los estados de la ASEAN.
A nivel bilateral, uno de los elementos críticos de la alianza entre EEUU y Japón es el permiso de Tokio para que las fuerzas estadounidenses utilicen sus bases en Japón para la proyección del poder y la disuasión. La actual base estadounidense en Futenma sigue siendo un tema políticamente sensible en Japón y el gobierno de Okinawa sigue oponiéndose al plan de trasladarlo a una parte menos habitada de la isla. A pesar del apoyo de Abe a la nueva instalación de reemplazo y las garantías de Washington de una transición gradual de las fuerzas estadounidenses a Guam, la cuestión sigue siendo un irritante potencial a medida que la alianza evoluciona.
Este y otros desafíos seguirán siendo una realidad para la alianza. A pesar de ello, las nuevas directrices de defensa, junto con el trabajo en curso para terminar las negociaciones sobre la Asociación Transpacífica, forman los dos ejes fundamentales de la asociación estratégica entre EEUU y Japón en el futuro. Estos pilares ayudarán a integrar el reequilibrio de los EEUU hacia Asia con la contribución proactiva de Japón a la paz para servir de base para un enfoque de alianza en red para los retos de paz y seguridad en la región de Asia y el Pacífico.
AUSLIN, Michel: “The future of the US-Japan Alliance” (2015)
Con el primer ministro japonés Shinzo Abe en Washington y preparándose para dirigirse a una reunión conjunta del Congreso, se publicaron ayer las tan esperadas "directrices revisadas" para la Alianza entre Estados Unidos y Japón.
Ambos gobiernos han estado intercambiando durante meses determinadas revisiones, por lo que no hubo sorpresas reales para los observadores asiáticos. Tal vez la revisión más interesante, y que realice una diferencia real, es el establecimiento de un Mecanismo de Coordinación de la Alianza, para mejorar la coordinación operativa y fortalecer la planificación bilateral.
Las 2 partes actualizarán también el Mecanismo de Planificación Bilateral, lo que puede permitir una evolución constante de los planes de operaciones coordinadas, así como los requisitos necesarios para llevar a cabo operaciones mejoradas.
Como se esperaba, también hay un mayor énfasis en la planificación con socios potenciales para situaciones en las que Japón no está siendo atacado, pero el ambiente de seguridad es perjudicial para Japón, incluyendo "amenazas emergentes". Esto puede abrir la puerta a un alcance mucho más amplio en la cooperación Japón-EEUU, no sólo en cuestiones como el intercambio de información, sino también la seguridad marítima, las situaciones de refugiados, etc. Las amenazas a las redes cibernéticas y los bienes espaciales también han sido un tema candente durante los meses de negociaciones, y las directrices revisadas tienen una sección completa sobre la cooperación teórica en ambos temas.
El Primer Ministro Abe tendrá que impulsar una serie de leyes en la Dieta (Parlamento) para permitir que las Fuerzas de Autodefensa de Japón emprendan la amplia gama de operaciones previstas en las directrices. Eso no será una proeza, dada la oposición de otros partidos políticos, incluyendo a sus propios socios de la coalición, así como la desconfianza pública de un papel japonés expandido en el extranjero.
En cuanto a Washington, los sentimientos y las promesas de las directrices revisadas son sólo parte de una estrategia más amplia para hacer frente al aumento del riesgo en Asia. En ese sentido, el documento es demasiado reactivo. La creación de territorio isleño por parte de China en el Mar de China Meridional le está otorgando soberanía de facto sobre esas aguas, según funcionarios preocupados de Filipinas, mientras que Corea del Norte sigue mejorando sus capacidades nucleares y de misiles.
Si Washington elige simplemente reaccionar a las amenazas cuando atraviesan “redlines” desconocidas, entonces la alianza entre EEUU y Japón siempre estará jugando a ponerse al día. Algunos pensamientos más audaces en cómo utilizar el interés de Abe en jugar un papel regional más grande pueden servir para contundir movimientos chinos, y ciertamente apuntando debilitar el régimen ermitaño de Corea del Norte es la mejor política paraintentar dar forma al ambiente de la seguridad de la región. Incluso si no se especifica en las directrices de la nueva alianza, esos objetivos deberían animar a los encargados de formular políticas en Tokio y Washington.
STIGLITZ, Jospeh: “La promesa de la Abenomics” (2013)
El programa del primer ministro japonés Shinzo Abe para la recuperación económica de su país ha dado lugar a un aumento de la confianza interna. Pero ¿hasta qué punto puede la “Abenomics” atribuirse el mérito?
Abe está haciendo lo que muchos economistas (incluyéndome) han estado pidiendo en los EEUU y Europa: un programa integral que implique políticas monetarias, fiscales y estructurales. El nuevo gobernador del Banco de Japón, Kuroda, viene con una gran experiencia adquirida, primero en el ministerio de finanzas, y luego como presidente del Banco Asiático de Desarrollo. Durante la crisis del Asia oriental de finales de la década de 1990, él vio de primera mano el fracaso de la sabiduría convencional impulsada por el Tesoro de los EEUU y el FMI. Ya que no está casado con las obsoletas doctrinas de los banqueros de los bancos centrales, Kuroda se ha comprometido a revertir la deflación crónica de Japón, estableciendo una inflación objetivo del 2%.
La postura asumida por Kuroda ya condujo a la debilitación de la tasa de cambio del yen, lo que hace que los productos japoneses sean más competitivos. Esto simplemente refleja la realidad de la interdependencia de la política monetaria: si la política de la Reserva Federal los EEUU denominada como flexibilización cuantitativa debilita el dólar, otros tienen que responder para evitar la apreciación excesiva de sus monedas. Algún día puede ser que logremos una coordinación más cercana de las políticas monetarias a nivel mundial; sin embargo, por el momento, fue razonable que Japón responda, aunque fuera de forma tardía, a los eventos que ocurrieron en otros lugares.
Los críticos que argumentan que el estímulo fiscal en Japón fracasó en el pasado –sosteniendo que llevó únicamente a un desperdicio de inversiones en infraestructuras inútiles– cometen dos errores. En primer lugar, está el caso hipotético: ¿cómo se hubiera desempeñado la economía de Japón en ausencia de estímulo fiscal? Dada la magnitud de la contracción de la oferta de crédito a raíz de la crisis financiera de finales de 1990, no es de extrañar que el gasto público no hubiera podido restaurar el crecimiento. La situación hubiera sido mucho peor sin el gasto; en la forma que ocurrió, el desempleo nunca superó el 5,8%, y durante los estertores de la crisis financiera mundial, alcanzó el 5,5%. En segundo lugar, cualquier persona que visite Japón reconoce los beneficios de sus inversiones en infraestructura (Estados Unidos podría aprender una valiosa lección en este tema).
Algunos hablan de la “desregulación” –una palabra que, con razón, ha caído en el descrédito a raíz de la crisis financiera mundial–. De hecho, Japón cometería un error si retrocede en sus regulaciones ambientales, o en sus regulaciones de salud y seguridad. Lo que se necesita es la regulación correcta. En algunas áreas, será necesario contar con una participación más activa del gobierno para garantizar una competencia más efectiva. Sin embargo, en muchas áreas en las que es necesaria una reforma, como por ejemplo en las prácticas de contratación, se requieren cambios en las convencionalidades del sector privado, no en las regulaciones gubernamentales. Abe sólo puede establecer el tono, no puede dictar los resultados.
Los esfuerzos del gobierno para aumentar la productividad en el sector de servicios probablemente serán de especial importancia. Por ejemplo, Japón se encuentra en una buena posición para aprovechar las sinergias entre un mejorado sector de salud y sus capacidades de fabricación de primera categoría en el ámbito del desarrollo de instrumentación médica.
Hay muchas razones para creer que la estrategia de Japón para rejuvenecer su economía tendrá éxito: el país tiene instituciones fuertes que le brindan beneficios, tiene una fuerza laboral bien educada con excelentes habilidades técnicas y comportamientos sensatos de diseño, y se encuentra región más dinámica del mundo. Sufre de una menor desigualdad en comparación con muchos países industriales avanzados (aunque tiene más desigualdad que Canadá y los países del norte de Europa), y ha tenido un compromiso con la preservación del medio ambiente que es de más larga data.
Si la agenda integral que Abe ha trazado se ejecuta bien, se vindicará la confianza creciente de hoy en día. De hecho, Japón podría convertirse en uno de los pocos rayos de luz en el que al contrario es un sombrío paisaje de países más avanzados.
JIMBO, Ken: “Política exterior japonesa: 2006-2013. Una respuesta al ascenso de China” (2013)
Tendencias en el discurso de la política exterior: 2006-2012:
Desde que el primer ministro Koizumi (2001-2006) dejó el cargo, la política japonesa ha experimentado un fuerte malestar. Desde 2006 hasta 2012 (seis años y cuatro meses) Japón tuvo siete primeros ministros, 12 ministros de Asuntos Exteriores y 14 ministros de Defensa. Algunos analistas calificaron irónicamente esa tendencia como “el sistema japonés de la puerta giratoria”, dado que durante aquel período el tiempo medio de permanencia en el cargo de primer ministro fue de menos de un año.
Cuando Shinzo Abe asumió la dirección del Partido Liberal Democrático (PLD) en 2006, el PLD dominaba la cámara baja gracias a la victoria de Koizumi en las elecciones generales de 2005. La caída del PLD empezó durante la primera Administración Abe cuando, junto con los partidos con los que formaba coalición, perdió la mayoría en la cámara alta tras las elecciones de 2007.
Desde entonces la “Dieta torcida”, como se califica en Japón a la Asamblea deliberante en la que el partido gobernante no tiene la mayoría en la cámara alta, ha complicado constantemente el proceso legislativo japonés, provocando muchos problemas y llegando casi a paralizar el proceso de toma de decisiones clave. La victoria del Partido Democrático del Japón (PDJ) marcó el final del más de medio siglo de dominio casi ininterrumpido del PLD. El primer ministro Hatoyama se vio obligado a dimitir tan solo ocho meses después de su investidura debido a que no supo gestionar correctamente la cuestión de las relaciones de seguridad norteamericano-japonesas suscitada por el traslado de las bases americanas de Okinawa. Su sucesor Kan aguantó 16 meses en el cargo, pero el apoyo público hacia la administración del PDJ se fue deteriorando poco a poco, especialmente después del gran terremoto y el consiguiente tsunami de marzo de 2011. La decisión de disolver la cámara baja que tomó su sucesor, Noda, en 2012, llevó a la aplastante victoria del PLD en las elecciones generales y a la consiguiente recuperación del poder.
Con una tasa tan baja de permanencia en el poder de los principales líderes políticos durante los últimos seis años, es muy difícil establecer cuál ha sido el discurso general del gobierno japonés en política exterior.
El autor propone analizar la política exterior japonesa de esos 6 años con respecto a China y EEUU. Para esto, representa en un sistema de coordenadas el énfasis puesto por la política exterior japonesa durante los últimos seis años respecto a ambos países.
El eje horizontal representa la política del “China-in” (es decir, la diplomacia japonesa que considera a China como un socio estratégico en pie de igualdad), y del “China-out” (en la que Japón considera la configuración del orden regional sin introducir a China en la ecuación o introduciéndolo como actor secundario), y el eje vertical representa la dualidad “compromiso sólido de EEUU” y “compromiso débil de EEUU”.
En particular, hay una profunda grieta, no se sabe si consciente o inconsciente, en la comunidad diplomática japonesa respecto a si hay que considerar a China como un outsider o un insider, como un actor secundario o como uno de los protagonistas del orden regional en el este de Asia o en la zona de Asia-Pacífico.Durante la primera administración de Shinzo Abe, el concepto de Diplomacia de Valores declaraba explícitamente la preferencia por la coalición entre democracias como perfil diplomático, y China era meramente mencionada en este concepto. La siguiente administración, la de Yasuo Fukuda, evitó heredar el concepto de Diplomacia de Valores y conceptualizó su política como la Diplomacia Resonante, que implicaba que el Japón prefiere la coexistencia de relaciones estratégicas con EEUU y con China, que no deben ser consideradas como mutuamente exclusivas. De este modo se asentaron los cimientos para la visita al Japón del presidente Hu Jintao y para la Declaración Conjunta Chino-Japonesa sobre “una relación mutuamente beneficiosa basada en unos intereses estratégicos comunes”.
Después de la histórica victoria del PDJ en las elecciones generales de 2009, el primer ministro Hatoyama accedió al cargo con su propio concepto diplomático: el de la Comunidad del Este de Asia. Incluso mencionaba que Japón tenía que guardar las distancias respecto a EEUU y decantarse más hacia Asia. Sin embargo, el incidente de la colisión de un barco pesquero chino con dos barcos patrulla de la Guardia Costera japonesa en aguas en disputa frente a la costa de las islas Senkaku en 2010 cambió drásticamente la percepción que se tenía de China en Japón, lo que llevó a las dos administraciones siguientes a desarrollar el concepto de la Democracia en Red en Asia, que ponía un énfasis mayor en el establecimiento de un equilibrio colectivo blando con respecto a China. Desde el regreso del PLD al poder en las elecciones generales de 2012, la segunda administración de Shinzo Abe empezó a reanudar su Diplomacia de valores poniendo un énfasis mayor en la coalición de la democracia marítima.
Fase 1 (China out) 2006-2007. Diplomacia de Valores / Arco de la Libertad y la Prosperidad:
En 2006, el ministro de Asuntos Exteriores lanzó dos nuevos conceptos de política exterior:
Diplomacia de valores: Implica poner el énfasis en ‘valores universales’ como la democracia, la libertad, los DDHH, el imperio de la ley y la economía de mercado en la implementación de nuestros esfuerzos diplomáticos. Este lema lo asociaba con el concepto geográfico del Arco de la Libertad y la Prosperidad: El objetivo principal de esta política era mejorar la cooperación con los otros estados que practican la democracia y la economía de mercado en el arco que se extiende desde el Este de Europa y que pasa por Oriente Medio, el sur de Asia y el Sudeste Asiático, hasta el Extremo Oriente ruso.
Japón se embarcó en la búsqueda de nuevas relaciones estratégicas con Europa mediante la iniciativa de asociación global de la OTAN, así como mediante diversos compromisos en la Europa del Este. Japón también puso de manifiesto la importancia que daba a Australia consolidando su asociación por la seguridad con este país mediante la firma de la “Declaración Conjunta Japón- Australia sobre Cooperación en Seguridad” en 2007. Se subrayaba igualmente la implicación diplomática del Japón con respecto a India. El primer ministro Abe y el primer ministro indio Singh firmaron en 2006 la “Declaración Conjunta por una Asociación Estratégica Japón-India”.
El proactivo esfuerzo diplomático de Japón asociado creó una amplia red de socios en cuestiones de seguridad a lo largo de todo el “arco”. Sin embargo, dado el menor énfasis puesto en un acercamiento diplomático directo a Beijing, la estrategia japonesa provocó una dura reacción negativa por parte de China. Fueron varias las voces que desde Beijing consideraron este concepto estratégico como un “cerco a China”, haciendo hincapié en el hecho de que con él se perdía la oportunidad de una mayor reconciliación entre Japón y China. La diplomacia de valores tampoco supo aprovechar la sinergia con el desarrollo de las relaciones chino-norteamericanas. Durante el período 2005-2007, el Departamento de Estado norteamericano promovió la idea de China como “actor responsable”, creando de este modo los fundamentos de una cooperación económica y estratégica más profunda entre las dos potencias. Mientras Japón aspiraba a desarrollar un concepto diplomático al margen de China (China-out), Estados Unidos, junto con otros muchos estados de la región Asia-Pacífico, buscaban la oportunidad de incluir a China en sus enfoques diplomáticos (China-in).
Fase II (China in) 2008-2010. Una relación mutuamente beneficiosa / La comunidad del Este de Asia:
Tras la renuncia de Abe al cargo en 2007 alegando razones de salud, la administración de su sucesor, Fukuda, suprimió esta política de un modo discreto pero con decisión, tras llegar a la conclusión de que la promoción de la democracia y de una diplomacia de los valores no iba a producir el efecto deseado. En el PDL Fukuda es considerado como un personaje blando o moderado de tendencia pro-china.
El gobierno de Fukuda estableció la política exterior de “Diplomacia Resonante”: diplomacia japonesa activa respecto a Asia, en consonancia con la alianza EEUU-Japón. El concepto era una declaración de que Japón estaba dispuesto a efectuar un viraje hacia una diplomacia inclusiva con respecto a China (China-in) compatible con el fortalecimiento de la alianza con EEUU.
La Diplomacia Resonante se cristalizó con la visita de Hu Jintao a Tokio en 2008. Japón y China presentaron una “Declaración Conjunta sobre la Promoción Integral de una ‘Relación Mutuamente Beneficiosa’ Basada en Intereses Estratégicos Comunes”. Esta declaración conjunta instaba a los dos gobiernos a resolver sus litigios bilaterales por medio de consultas y de tratados de cooperación.
Después de la victoria histórica del PDJ en las elecciones generales de 2009, el primer ministro Hatoyama intensificó el enfoque diplomático japonés favorable a la inclusión de China con la introducción del concepto de la Comunidad del Este de Asia: continuación del enfoque japonés respecto a la construcción de dicha comunidad en la Cumbre del Este de Asia, ASEAN+3, y en la cooperación trilateral Japón-China-Corea del Sur. Sin embargo, el contexto en el que se introdujo este concepto suscitó varias críticas de EEUU y del grupo conservador japonés, pues Hatoyama a menudo se refería a la necesidad de tomar distancias respecto de Washington y decantarse más hacia Asia, y varios dirigentes importantes del PDJ dejaban claro que la Comunidad del Este de Asia no incluiría la participación de EEUU.
Fase III (China out) 2010-hasta el presente. Senkaku /La Diplomacia en Red / El Diamante de la Seguridad Asiática:
Kan sucedió a Hatoyama tras su dimisión en 2010. La profunda desconfianza de Washington respecto a la política exterior de la Administración Hatoyama, especialmente por el tema de la reubicación de la base norteamericana de marines de Okinawa, así como el sesgo diplomático a favor de China, deterioró en gran manera la gestión de la alianza EEUU-Japón. Finalmente, Hatoyama renunció a todas sus opciones alternativas para el traslado de los marines norteamericanos. Con una importante pérdida de popularidad Hatoyama decidió dimitir. La Comunidad del Este de Asia y la noción de la diplomacia inclusiva con China también fueron perdiendo intensidad en el discurso diplomático, en la medida en que la misión inmediata de Kan era recobrar la confianza de Washington.
Otro de los elementos que contribuyó al cambio de las reglas del juego fue el incidente de la colisión de un barco pesquero chino con dos barcos-patrulla de la Guardia Costera japonesa en unas aguas en disputa frente a la costa de las islas Senkaku, en 2010. La colisión y la subsiguiente detención del capitán del pesquero provocaron una grave disputa diplomática entre Japón y China. El gobierno chino suspendió varias importantes reuniones oficiales e interrumpió la exportación al Japón de diversos minerales. Tras 10 días de tensiones diplomáticas, los miembros de la tripulación china fueron puestos en libertad.
En un momento en que el equilibrio de poder en la relación Japón-China se estaba decantando hacia Beijing, la naturaleza autoritariadel poder chino incrementó la corrección política nacional del Japón para contrarrestar la influencia china. Noda, que heredó el cargo de primer ministro en 2011 tras la Kan, promovió la Diplomacia en Red con aquellos estados asiáticos con ideas e intereses afines. Esto incluía la actualización de las asociaciones estratégicas con la ASEAN sobre seguridad marítima, con la intención manifiesta de equilibrar colectivamente la influencia china. 
La orientación China-out en política exterior se pone aún más de manifiesto con el resurgimiento del PLD después de las elecciones generales de 2012, y con el revival que representa el hecho de que Shinzo se convierta, una vez más, en el primer ministro del país. Poco después de asumir nuevamente el cargo, Abe dio a conocer su estrategia diplomática en un artículo titulado “El diamante de la seguridad democrática de Asia”. Abe afirmaba: “las actuales disputas en el Mar del Este de China y en el Mar del Sur de China significan que la máxima prioridad en la política exterior del Japón tiene que ser la expansión de los horizontes estratégicos del país”. Dichos horizontes había que explorarlos concibiendo “una estrategia en la cual Australia, India, Japón y Hawái formen un diamante para defender los intereses marítimos comunes en la región. En la medida en que este concepto tenía similitudes con el Arco de la Libertad y la Prosperidad del 2007, que hacía hincapié en los vínculos existentes entre las democracias de la Eurasia continental, el Diamante de la Seguridad Asiática reiteraba la formación de una coalición entre las democracias marítimas asiáticas.
Una oportunidad de oro para la Administración Abe:
En las elecciones generales de 2012, Abe obtuvo mayoría en ambas cámaras. Era la primera vez en seis años que los partidos gobernantes conseguían la mayoría tanto en la cámara alta como en la cámara baja, poniendo efectivamente fin a una “Dieta torcida”.
El pragmatismo de la diplomacia de Abe para forjar un “equilibrio de poder favorable”:
A medida que la política diplomática se iba concretando, Abe fue corrigiendo paulatinamente su curso en direcciones más realistas. Abe visitó las naciones de la ASEAN y dio a conocer los 5 Principios de la Diplomacia de Japón en la ASEAN, poniendo el acento en la cooperación en los aspectos económico y de seguridad. Durante su visita a EEUU, además de confirmar la solidaridad de la alianza Japón-EEUU, Abe dio su apoyo a la publicación de una declaración en el sentido de que las negociaciones sobre el TPP no se basasen en la eliminación de aranceles de todos los productos. Sobre esta base, anunció la intención del Japón de participar oficialmente en las negociaciones sobre el TPP. Luego, Abe dio a conocer la firma de una Declaración Política Conjunta entre Japón y la OTAN que profundizaba la asociación en cuestiones de seguridad con la organización atlántica. Durante su visita a Rusia, Abe estrechó los lazos consultivos en cuestiones tanto económicas como de seguridad y confirmó la aceleración de las negociaciones con vistas a la firma de un tratado de paz. Posteriormente, durante la visita a Europa y en la reunión del G-8, Abe trató una vez más de reforzar lazos, esta vez con los países del Este de Europa, al tiempo que se esforzaba en conseguir un mayor conocimiento y aceptación de su política económica, la Abenomics. Estos esfuerzos diplomáticos los guía el pragmatismo multifacético del gobierno Abe y constituyen unas áreas potencialmente muy prometedoras para el futuro. 
La doctrina en política exterior de la Administración Abe ha sido frecuentemente caracterizada como “una doctrina diplomática que adopta una perspectiva panorámica sobre el mapa mundial”, o dicho de otro modo, una perspectiva a vista de pájaro de la situación internacional. En respuesta a los cambios acaecidos en el equilibrio del poder en la región Asia-Pacífico, Tokio reconoce la necesidad de establecer unas relaciones diplomáticas y estratégicas multifacéticas en toda la región y más allá de ella. En este sentido, durante los 8 meses transcurridos desde que asumió el cargo, Abe ha visitado incansablemente 20 países del sudeste de Asia, América, Rusia, Oriente Medio y Europa. Ha convertido la alianza EEUU-Japón en el eje principal de su política diplomática, reforzando al mismo tiempo las relaciones con las economías emergentes y con los países en vías de desarrollo. La orientación que sigue Abe en este sentido está muy clara. El Japón promueve su propia versión del “equilibrio estratégico favorable” y del “equilibrio de relaciones favorable” para optimizar su posición estratégica en la región Asia-Pacífico.
Dificultades en la construcción de relaciones con China y Corea del Sur:
El primer ministro Abe considera la relación Japón-China como “una de las relaciones bilaterales más importantes” y ha expresado que “las puertas del diálogo están siempre abiertas”. Pese a ello, ninguno de los dos lados ha conseguido generar el entorno político necesario para llevar a cabo unas conversaciones Japón-China de alto nivel.
La perspectiva de una normalización de las relaciones diplomáticas entre Tokio y Beijing no es muy alentadora. El comportamiento intrusivo chino violando las aguas territoriales en torno a las islas Senkaku con barcos-patrulla y otro tipo de embarcaciones se ha vuelto frecuente y no hay indicios de que vaya a producirse una disminución de dichas actividades. 
Hasta ahora, el primer ministro Abe no ha especificado si durante su actual mandato piensa visitar o no el santuario Yasukuni para rendir honores a los caídos. También ha dicho que los debates históricos hay que dejarlos a los historiadores. Y en cuanto al punto de vista de China y Corea del Sur, ha declarado que si dan una importancia excesiva al problema del pasado histórico del Japón correrán el riesgo de dificultar enormemente una posible mejora de relaciones.
Las posibilidades de la diplomacia japonesa:
A continuación discutiremos los principales objetivos a proponer y las posibilidades de su realización.
El primero de estos objetivos es profundizar la alianza entre Japón y EEUU, y en relación con ello, cambiar la interpretación política del concepto de autodefensa colectiva. Japón y EEUU están tanteando la posibilidad de formular nuevas directrices para la cooperación defensiva entre los dos países teniendo en cuenta el ascenso de China y las incertidumbres planteadas por la situación de Corea del Norte. Con tal de profundizar en la cooperación defensiva entre Japón y EEUU, por consiguiente, el gobierno Abe busca la aceptación del ejercicio del derecho de autodefensa colectiva que incluya la seguridad para los navíos norteamericanos en alta mar.
El segundo objetivo es estrechar las relaciones con India, Australia y la ASEAN. Estos países son los principales objetos de una diplomacia estratégica multifacética, y se están haciendo esfuerzos para encontrar formas de intensificar la colaboración con ellos, especialmente en asuntos de seguridad marítima. La atención, en particular, se centra en la implementación de ejercicios militares conjuntos.
El tercer objetivo es la diplomacia rusa del Japón. En la cumbre entre Abe y Putin celebrada en 2013 se llegó a un acuerdo sobre la necesidad de profundizar la cooperación Japón-Federación Rusa en materia económica y de seguridad, y sobre acelerar las negociaciones para la firma de un tratado de paz que incluya el tema de los Territorios del Norte. 
Finalmente, el cuarto y más importante objetivo es el de las relaciones entre China y Japón. Abe lleva tiempo defendiendo la necesidad de una mejora en las relaciones estratégicas mutuamente beneficiosas con China. El problema de las islas Senkaku y el de la interpretación de la historia se interponen entre Japón y China, y lo que están debatiendo actualmente los dos países son las precondiciones para la celebración de una cumbre. Para la seguridad de la región es de la mayor importancia que tanto China como el Japón establezcan las condiciones que consideren aceptables para el restablecimiento de laactividad diplomática al máximo nivel.
GARCÍA, Pío: “Japón en la geopolítica del siglo XXI” (2015)
Resumen:
En 1853, Japón fue forzado a salir de su aislamiento feudal y a entroncarse en la red comercial mundial. Su apertura no significó sumisión a los poderes externos, sino la inmersión en la pugna imperialista, de la que saldría derrotado en 1945. Empero, su postración fue pasajera, dado que la nueva contienda de posguerra lo convirtió en aliado incondicional de la misma potencia que con dos bombas atómicas acababa de cercenarle las ambiciones militaristas. El acuerdo estratégico con EEUU se sostuvo incólume aun después de terminada la GF. Más aún, la pugna verbal y el despliegue de fuerza en el archipiélago Senkaku/Diaoyutai, en 2012, facilitó el retorno al poder del ala política más afín al dictado de Washington y a su plan de seguridad en el Pacífico.
Hoy en día, el enfrentamiento en el noreste asiático presenta al bloque estadounidense-nipo-coreano, por un lado, y al sino-ruso-norcoreano, por otro, en una bifurcación que debe ser vista como un nuevo esquema bipolar que garantizará por un tiempo el equilibrio estratégico regional. Es de esperar, sin embargo, progresivas alteraciones en la correlación de fuerzas tanto en esa sección asiática como en el resto del mundo, debido al creciente poder económico, político y militar chino, con impacto sobre los acuerdos geopolíticos vigentes, incluido el nipo-estadounidense. 
Introducción:
La derrota en agosto de 1945, sepultó los planes japoneses que desde la renovación Meiji, en 1868, estuvieron dirigidos a regir los asuntos asiáticos. Solicitado por ambos lados de la recién establecida dicotomía mundial, el hecho de haber llegado primero con sus tropas inclinó la balanza a favor de EEUU.
Su función de punta de lanza de la estrategia antisoviética en el Pacífico fue compensada de manera visible con oportunidades económicas, de modo que la recuperación de la base productiva fue veloz y el acceso a las posiciones de primera línea en la jerarquía comercial, financiera y de desarrollo tecnológico tuvo un salto espectacular. Tras renacer de las cenizas, en menos de dos décadas Japón se convertía en adalid de varios ramos productivos y de la oferta de servicios.
Dos barreras insuperables se interpusieron en los planes de algunos líderes nacionalistas japoneses que sí consideraban viable poner al país en el centro de las decisiones planetarias:
1°) El Gobierno entró en una fase de crecientes limitaciones presupuestales. Tras una recuperación rápida de los choques petroleros de los años setenta, advino el estancamiento industrial progresivo que obligó al Gobierno a incrementar la deuda en forma sostenida. Las obligaciones ante las demandas de sus socios ricos lo obligaron, asimismo, a aceptar medidas que aceleraron aún más la contracción productiva; de manera más concreta, la determinación del G-51 de revaluar el yen, en 1985, le eliminó de inmediato el superávit comercial. 
2°) La dependencia política y estratégica de EEUU dio paso a una relación descompensada que impidió la internacionalización más armónica de la sociedad japonesa. De hecho, durante setenta años el país no tuvo una opción distinta a la diplomacia económica para vincularse a la comunidad mundial, porque el resto fue diseñado en Washington, a partir del Tratado de Seguridad, suscrito en San Francisco, en 1951. En adelante, la alianza entre los dos significó la unidad de sus intereses políticos y de participación arreglada en los organismos multilaterales. Este fue el patrón propio de la política exterior japonesa en la segunda mitad del siglo xx.
En las dos primeras décadas del siglo xxi, el sistema global sufre alteraciones sustanciales, con efectos directos sobre el horizonte de acción mundial de EEUU, de Japón y de su tratado de seguridad mutua. Ante todo, y a medida que China robustece su capacidad económica, sus vínculos regionales y globales toman una naturaleza distinta a la que tuvieron en el pasado. Desde un punto de vista de los intereses industriales es comprensible su sensibilidad respecto a las obstrucciones que pueda encontrar para acceder a los bienes requeridos por su aparato productivo, así como para ubicar sus mercancías en los mercados externos. La garantía de esos movimientos depende de equipos y fuerzas militares en las zonas críticas, como pueden ser los mares adyacentes o las vías terrestres asiáticas. A partir de estas renovadas necesidades de protección, la tensión con los esquemas de seguridad de otras potencias en la región, como lo pueden ser Rusia o EEUU, es inevitable.
A pesar de la voluntad firme de los Gobiernos de Japón y EEUU de preservar su alianza estratégica sobre la base de la cooperación militar comprendida en el Tratado de Seguridad, la transformación del sustrato económico y militar que eleva el rango internacional chino le crea presiones estratégicas a Tokio, pero al mismo tiempo le tiende lazos favorables para su relacionamiento regional. En efecto, en cuanto logre resolver los problemas frente a la afiliación global japonesa y las modalidades de cooperación en el ámbito asiático estimulen la discusión política, sus Gobiernos podrán acoger redefiniciones partidistas y renovar su modelo productivo a favor de los vínculos colaborativos con el vecindario. El plan de exposición comprende la revisión de la alianza militar con Estados Unidos, el análisis del nuevo escenario asiático y mundial, y las consideraciones sobre sus efectos directos en los aspectos de la seguridad y la participación internacional de Japón en el futuro cercano. 
La dependencia estratégica japonesa:
El pueblo japonés ha brindado suficiente soporte a la dependencia militar del país, porque es consciente de sus beneficios económicos, aun cuando ha sido una opinión pública desafecta a incrementar el gasto de defensa porque le podría significar algún retroceso en el bienestar alcanzado. Sin embargo, ese mismo pragmatismo puede llegar a ser lesivo para esa comunidad de intereses estratégicos con EEUU.
La firma del tratado de seguridad en septiembre de 1951 indicó no un comienzo sino el fin de una etapa, a saber: la colaboración militar inicial entre Estados Unidos y Japón, que se remonta a 1947, cuando los planes económicos y políticos previstos para democratizar al país hostil fueron desviados con el fin de darle paso a los requerimientos geopolíticos. Con el paso del tiempo, la alianza se hizo más compleja y temeraria. En 1992 fue denunciada y debatida en el parlamento la decisión del Gobierno de participar con las Fuerzas de Autodefensa en el plan de paz para Camboya implementado por la ONU. El punto de la controversia radicó en el envío de las tropas al extranjero, en un claro desvío del artículo 9 de la Constitución Nacional, que prohíbe inmiscuir al país en conflictos armados externos. Hasta entonces, el apoyo a las acciones militares de la ONU se había ajustado al envío de recursos financieros. En la línea tradicional de estos aportes, una contribución abultada de millones de dólares constituyó el apoyo a la guerra contra Iraq para sacar las tropas de Sadam Hussein de Kuwait, en 1991. La luz verde para el envío de tropas a Camboya alentó el acompañamiento de las operaciones bélicas estadounidenses aún por fuera del dominio del Consejo de Seguridad. De esta manera, las Fuerzas de Autodefensa se hicieron presentes en las guerras tempranas del presente siglo en Afganistán e Irak.
El Tratado le implicó a Japón ceder su autonomía militar, disponer de recursos para sufragar los costos del personal estadounidense en el país y albergar a esa fuerza a lo largo del archipiélago. El mayor contingente se ubicó en Okinawa, territorio administrado por EEUU hasta 1972. Allí ocurrieron los más sonados casos de rechazo popular a los militares extranjeros, por varios motivos, tales como el excesivo espacio ocupado por las tropas, la contaminación y otros efectos nocivos de las operaciones diarias en la base, al igual que la conducta delincuencial de algunos soldados involucrados en desmanes de

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