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Humor y Ciencias Humanas José Antonio Hernández Guerrero, Ma del Carmen Garcia Tejera, Isabel Morales Sánchez y Fátima Coca Ramírez (eds.) SEMINARIO INTERDISCIPLINAR SOBRE "EL HUMOR Y LAS CIENCIAS HUMANAS" (1°. 2001. Cádiz) Humor y ciencias humanas / actas del I Seminario Interdisciplinar sobre "El humor y las ciencias humanas", Cádiz, mayo de 2001 ; José Antonio Hernández Guerrero ...[et al.] (ed). — Cádiz : Fundación Municipal de Cultura ; Universidad, Servicio de Publicaciones, 2002. - p. ISBN 84-7786-783-6 1.Humor en el arte-Congresos. 2 Humor en la literatura- Congresos. I. Hernández Guerrero, José Antonio, ed. lit. II. Cádiz. Fundación Municipal de Cultura. III. Universidad de Cádiz. Servicio de Publicaciones, ed. IV. Título 82-7 : 061.3 © José Antonio Hernández Guerrero, Ma del Carmen García Tejera, Isabel Morales Sánchez y Fátima Coca Ramírez (eds.) Servicio de Publicaciones de la UCA Edita: Servicio de Publicaciones de la UCA ISBN: 84-7786-783-6 Depósito Legal: CA-691/02 Diseño: Cadigrafía Maquetación y fotomecánica: Produce Imprime: Essan Graphic Humor y Ciencias Humanas ACTAS DEL I SEMINARIO INTERDISCIPLINAR SOBRE “EL HUMOR Y LAS CIENCIAS HUMANAS” Cádiz, mayo de 2001 José Antonio Hernández Guerrero, Ma del Carmen García Tejera, Isabel Morales Sánchez y Fátima Coca Ramírez (eds.) Colaboran: Grupo de Investigación ERA (Estudios de Retórica Actual) Vicerrectorado de Extensión Universitaria de la Universidad de Cádiz Vicerrectorado de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Cádiz Ministerio de Educación y Cultura F.U.E.C.A. Consejería de Educación y Ciencia. Junta de Andalucía Edita: Fundación Municipal de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Cádiz y Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz ^UCA Universidad de Cádiz Servicio de Publicaciones 2002 AYUNTAMIENTO DE CÁDIZ Fundación Municipal de Cultura INDICE PRÓLOGO, por José Antonio Hernández Guerrero ..........................................................11 I. PENSAMIENTO Y HUMOR José Antonio Hernández Guerrero (Universidad de Cádiz) “El Humor y las Ciencias Humanas”..................................................................................... 15 Ma del Carmen García Tejera (Universidad de Cádiz) “Humor y misoginia: ‘poetisas’, ‘marisabidillas’,‘literatas’...”........................................... 25 Eduardo de Gregorio Godeo (Universidad de Castilla-La Mancha) “Funciones ideológicas del humor en la construcción discursiva de la masculinidad: Una aproximación a través de la revista británica para hombres Sky Magaziné” .............33 Rubén Montañés Gómez (Universidad de Valencia) “Mirando hacia el humor desde el pasado: los criterios de lo cómico en la Antigüedad”....41 Isabel Morales Sánchez (Universidad de Cádiz) “Ironía y humor: la Gramática Parda del Bachiller Cantaclaro”........................................ 51 Jorge Sanchís Llopis (Universidad de Valencia) “Consideraciones morales sobre la risa y lo cómico en la Teoría literaria de los griegos” 61 7 II. HUMOR Y PROCEDIMIENTOS RETÓRICOS Isabel Paraíso Almansa (Universidad de Valladolid) “Los procedimientos de lo risible según Cicerón”................................................................ 73 Ana Calvo Revilla (Universidad Autónoma de Madrid) “Análisis del humor como acto cognitivo desde las últimas tendencias pragmáticas” 85 José Antonio Llera Ruiz (Universidad de Extremadura) “Retórica verbal y visual en el chiste gráfico” .....................................................................93 Diego Molina García (Universidad de Sevilla) “El humor como recurso retórico en los Aforismos de Georg Christoph Lichtenberg” 103 Eloísa Nos Aldás (Universidad de Jaime I) “La estrategia del humor en las campañas de sensibilización”......................................... 111 Elena Romero Alfaro (Universidad de Cádiz) “Une dróile de famille!: la imagen cómica en la iniciación a la enseñanza/aprendizaje del francés como lengua extranjera”............................................. 117 III. HUMOR Y POESÍA Esteban Torre Serrano (Universidad de Sevilla) “La ironía como indicio de la calidad poética”................................................................... 129 Laura Baija Atienza y Luisa Ma Pérez González (Universidad de Cádiz) “El humor en la obra de Gloria Fuertes”..............................................................................137 Pilar Cabanes Jiménez (Universidad de Cádiz) “La Tipología femenina en las Cantigas de Escarnio y Mal decir”................................... 145 Javier de Cos Ruiz (Universidad de Cádiz) “Divertimento y Enseñanza en los Sueños de Quevedo”....................................................159 Juan Frau García (Universidad de Sevilla) “El humor como instrumento de denuncia en la poesía social”.........................................173 8 IV. HUMOR Y TEATRO Francisco Chico Rico (Universidad de Alicante) “La Escuela de Chicago y la Teoría de la Comedia”...........................................................183 José Cano Navarro (Universidad de Castilla-La Mancha) “Lo oriental como elemento cómico en La difunta pleiteada de Lope de Vega”...........207 Fátima Coca Ramírez (Universidad de Cádiz) “Claves humorísticas del lenguaje dramático de José Ruibal”...........................................215 Ramón García Pradas (Universidad de Castilla-La Mancha) “Lo humorístico y lo carnavalesco en el teatro profano francés de la Edad Media”.... 227 Manuel Romero Luque (Universidad de Sevilla) “Entre la tragicomedia y el sainete: humor y locura en el juguete trágico de Sánchez Mejías”............................................................................235 Carmen Ruiz de la Cierva (Universidad Autónoma de Madrid) “El humor en el teatro de José Luis Alonso de Santos”.....................................................245 Consuelo Salvago Lobato (I.E.S. Sevilla) “Humor e ironía en Tres sombreros de copa, de Miguel Mihura”....................................253 V. HUMOR Y NARRATIVA Manuel Martínez Arnaldos (Universidad de Murcia) “El humor como estructura narrativa en la novela corta (1907-1936)”............................263 José Cenizo Jiménez (Universidad de Sevilla) “Antifeminismo y humor del cuento intercalado en Diálogo de mujeres, de Cristóbal de Castillejo”.................................................................279 Antonio de Gracia Mainé (Universidad de Cádiz) “El texto humorístico en la escuela: Julio Camba como argumento”............................... 285 Juan Carlos Parodi Román (Universidad de Cádiz) “El humor como válvula de escape en la ficción mestiza británica: East is East y The Buddha of Suburbio”.............................................................................299 Ma José Rodrigo Delgado (Universidad de Cádiz) “Lectura, novela y humor: Torquemada como personaje humorístico”............................307 Salah Serour (Universidad del País Vasco) “El humor en la trilogía del Cairo de Naguib Mahfuz”......................................................317 9 PROLOGO El humor, uno de los instrumentos que los seres humanos empleamos para interpretar y para abordar la vida, es un rasgo antropológico notablemente complejo, polivalente, diver so y variable. Causante de la risa -propiedad humana por excelencia- puede descubrir ver dades ocultas y esconder falsedades patentes; puede tener su origen en una impresión agra dable o en un dolor profundo; puede generar reacciones gratas y, también, puede provocar sufrimientos agudos; puede aliviar heridas y activar enfermedades; puede favorecer el bien estar colectivo y romper la armonía social. Puede ser un foco que arroje luz sobre nuestra propia vida y un arma que dinamite convenciones y transgreda normas. Sus mecanismos -y, sobre todo, sus técnicas- dependen de múltiples factores de índo le muy diversa, tanto personales como colectivas. Aunque posee un fondo común que puede ser definido con notable precisión, sus manifestacionesson diferentes en las distintas zonas geográficas, y sus expresiones han cambiado a lo largo de la Historia de la Cultura. Por ser un lenguaje dotado de extraordinaria fuerza expresiva y comunicativa, se ha diversificado en múltiples códigos dotados de claves, de registros e, incluso, de procedi mientos peculiares. Por ser un instrumento de análisis crítico, puede favorecer el conoci miento de la realidad humana, identificando las raíces profundas de las actitudes individua les y de los comportamientos colectivos; puede romper tabúes, desacralizar símbolos, des truir mitos, tirar por tierra leyendas tradicionales e, incluso, cambiar la jerarquía de los valo res. Desde el comienzo de nuestra civilización occidental, el humor ha sido, además, un ele mento constitutivo de obras artísticas y un factor definidor de estilos de diferentes géneros y de distintas corrientes. El humor puede ser feroz y amable, provocador y dócil, una mane ra bromista de tratar los asuntos serios y una forma seria de enfocar las cuestiones intras cendentes; puede ser negro y de otros muchos colores; puede ser fino y grueso. Hemos juzgado oportuno volver a estudiar, desde las perspectivas que nos ofrecen los actuales planteamientos de las Ciencias Humanas, estos datos que, comprobados por la experiencia común, han sido analizados por los pensadores de todos los tiempos. Este ha sido el propósito que nos animó a convocar un Seminario en el que los estudiosos expusie ran y debatieran sus trabajos inéditos sobre -en palabras de Bajtin- la “carnavalización” y sobre la relación del humor con las distintas artes -Pintura, Escultura, Música y Literatura- y con las diferentes Ciencias Humanas -Filosofía, Historia, Psicología, Ética, Antropología, Estética, Retórica, Poética, etc.-. En este libro aparecen las ponencias y las comunicaciones que abordan los temas teó ricos e históricos sobre la función del humor en cada una de las diferentes disciplinas. Para facilitar su lectura las hemos distribuido en las siguientes secciones: Pensamiento y Humor, Humor y Procedimientos retóricos, Humor y Poesía, Humor y Teatro, y Humor y Narrativa. José Antonio Hernández Guerrero 11 I. PENSAMIENTO Y HUMOR EL HUMOR Y LAS CIENCIAS HUMANAS José Antonio Hernández Guerrero Universidad de Cádiz El humor es una herramienta que, como la pala o el palustre, como los alicates o el cin cel, aumenta las fuerzas de nuestras manos para edificar mundos más confortables; es un instrumento que, como el pincel, la gubia o la flauta, embellece nuestras vidas; es una medi cina que, como las vacunas, inmuniza; como los antibióticos, cura; y como los calmantes alivia los dolores del cuerpo y los sufrimientos del espíritu. Pero es, también, un arma que, como la espada, la pistola o el fusil, destruye, hace daño, causa dolor e, incluso, puede infli gir la muerte. En esta ocasión, sólo trataré del buen humor, de ese humor que, aunque no está rela cionado necesariamente con el amor, sí tiene mucho que ver con la amabilidad. Reflexionaremos sobre el humor que humaniza las relaciones humanas. Analizaremos ese humor al que se refieren muchos de los viajeros que nos visitan, cuando nos dicen que el rasgo que más les llama la atención de nuestra ciudad es el fino e ingenioso humor de los gaditanos. Me referiré a ese humor que constituye para nosotros un reto, un desafío y una responsabilidad. El humor y las Ciencias Humanas Esta primera intervención posee -como es natural- un carácter introductorio; trazaré sólo el marco teórico de ese cuadro colectivo y de ese paisaje multicolor, que ustedes dibu jarán con sus informaciones y pintarán con sus reflexiones. Nos situamos en cuatro perspectivas diferentes que pertenecen, respectivamente, a cua tro disciplinas: Semiótica: definiremos el humor como lenguaje. Estética: lo consideraremos como arte. Poética: lo abordaremos como resorte literario. Antropología: lo analizaremos como una manifestación cultural. Humor y Ciencias Humanas, Cádiz 2002: 15-24. 15 Jose Antonio Hernández Guerrero Perspectiva semiótica: el humor es un lenguaje El humor es la consecuencia natural de la facultad humana de lenguaje y, al mismo tiempo, un lenguaje peculiar. El lenguaje, como es sabido, es la facultad que define, que constituye al hombre y construye la sociedad. Esta afirmación es tan cierta que podemos decir, con todo rigor, que el ser humano es lenguaje. Para comprender esta afirmación hemos de explicar en qué sentido empleamos la palabra “lenguaje”: entendemos por len guaje el poder, la prerrogativa y el privilegio de hacer que todas las cosas hablen: que hablen los alimentos -los langostinos de Sanlúcar o las tortillas de “La Guapa”-, los instrumentos -la hoz, el martillo, el compás, la copa, la botella o la guitarra-, los vestidos -los pantalo nes o la camiseta, el chándal o el smoking-, los vehículos -una moto, un coche o unos pati nes-, los edificios -una catedral o un palacio-, los animales -la tortuga o la gaviota-, una flor -la rosa o el clavel-. El Barcelona, el Real Madrid, el Puerto Real o el Conil Club de Fútbol son más que meros equipos de fútbol. El lenguaje es, además, ese instrumento mágico y esa herramienta maravillosa que posibilita la fabulación, la creación, el arte, la literatura', la mentira, la broma, el chiste, y, por lo tanto, la risa. Ustedes saben que la risa es la respuesta psicológica del humor: una reacción biológi ca y psicológica compleja, un lenguaje elemental y primitivo en el que intervienen el cuer po y la mente, los músculos del rostro, los órganos fonatorios y las distintas facultades men tales conscientes e inconscientes como, por ejemplo, la inteligencia, la imaginación, la memoria, las ilusiones, las esperanzas y los temores. Por eso, los escolásticos afirman que la risa, igual que el llanto, es una propiedad huma na: define y caracteriza al hombre porque sólo y todos los hombres se ríen; reírse es, efec tivamente, una manera de hablar: de expresamos y de comunicamos. Aunque los franceses tengan una marca de quesos llamada “La vaca que ríe”, todos sabemos que esta afirmación es sólo un reclamo publicitario; ni las vacas, ni los toros, ni los caballos, ni las yeguas ríen en el sentido estricto de esta palabra. No es de extrañar, por lo tanto, que las diferentes Ciencias Humanas aborden el humor desde su peculiar óptica y lo definan como una manera, amable o cruel, de concebir y de explicar la vida, un instrumento útil para analizar los comportamientos individuales o colec tivos, una forma sutil de crítica, una elegante manifestación de displicencia, tal vez, después 1 Véase el “apéndice” titulado “Paralelismo entre poesía y chiste”, del libro Teoría de la expresión poética, de Carlos Bousoño, 1970, Madrid, Gredos, tomo II: 347-351; Julio Casares (1961), El humorismo y otros ensayos, Madrid, Espasa-Calpe; Julio Carabias (1973), El humor en la prensa española, Madrid, Ediciones Castilla. 16 El humor y las Ciencias Humanas del silencio, como una civilizada forma de expresar la admiración, el entusiasmo y la ale gría, como un modo de manifestar el menosprecio y el desdén, un procedimiento para denunciar los defectos de los hombres y los vicios de la sociedad. El humor pone de mani fiesto la capacidad intelectual de sorpresa, la posibilidad moral de engaño y la habilidad estética de crear belleza. El humor es un proceso que sigue el mismo curso que el lenguaje oral; sigue el mismo itinerario genealógico, el mismo desarrollo vital, que el lenguaje: al principio, los hombres hablaban mediante acciones y a través de gestos; se informaban y se comunicaban entre sí mediante movimientos expresivos del cuerpo. La primera palabra fue un movimiento espon táneo de las manos o un gesto del rostro. La primera broma consistió en sacar la lengua o en situar la mano en movimiento delante de la nariz. En segundo lugar, los hombres, para expresar sus sensaciones y sus sentimientos, y comunicarse entre sí, usaron lossonidos, los gritos intelectivos: ¡Ay! ¡Oh! ¡Uf!: las primeras bromas consistían en imitar alaridos, gruñidos, aullidos y bramidos de los animales: kikiriquí. Posteriormente, a lo largo de un proceso de división, como ocurre con las células, fue ron naciendo las diferentes partes de la oración: los nombres, para representar los objetos, los adjetivos, para declarar las cualidades y los verbos, para explicar los movimientos. Entonces fue posible imitar mediante palabras, parodiar las acciones con frases y hacer caricaturas con los discursos. Así nacieron los dichos que creaban situaciones cómicas a par tir de los malos entendidos y de las confusiones propiciadas por la ambigüedad, por las pala bras de varios sentidos. Así empezaron las bromas, las burlas y, posteriormente, la literatura humorística. Así se inventaron los chistes que, estimulando primero las expectativas de los oyentes, provoca ban inmediatamente el desconcierto y generaban la sorpresa: rompían la lógica con salidas inesperadas. El sentido del humor, por lo tanto, supone dominio de las reglas de la Lógica, libertad imaginativa para asociar y relacionar mundos distantes, agilidad mental para identificar los códigos del discurso y para combinar las claves. Para transportar las melodías a diferentes escalas, flexibilidad para adaptarse a las múltiples situaciones y para saltar de un contexto a otro. Por eso, al oyente que no domina la lógica o la fantasía, al que no posee agilidad men tal para identificar las claves del discurso, el humor no le produce gracia y decimos que no tiene “sentido del humor”. 17 José Antonio Hernández Guerrero Vamos a hacer un análisis más detallado de esas claves del humor a las que acabo de referirme. A mi juicio, las destrezas que constituyen ese sentido del humor son cuatro: ¿Quién posee sentido del humor? Sentido del humor posee el que es capaz de distan ciarse, de comparar, de relativizar, de jugar y de sorprender. El humor es una manera de dis tanciarse, de contemplar los sucesos desde una perspectiva más lejana. La proximidad espa cial desenfoca y la cercanía temporal deslumbra, ofusca la visión. El yo, los objetos míos y los nuestros, las cosas de aquí y las de ahora se nos presen tan, se nos imponen como valores únicos, supremos y sagrados. Ésta es la manifestación y la consecuencia de los entusiasmos localistas y de los papanatismos nacionalistas. Los cuerpos, los significantes se convierten en fetiches primero y en ídolos, después; en consecuencia, en objetos de adoración, de culto, de devoción; en dioses de papel, de madera, de barro o de oro; en banderas, en emblemas o en símbolos, en soporte de identifi cación individual o colectiva: cuando gritamos “viva el Cádiz”, “viva España” o “viva Cristo Rey”, decimos “viva yo”. El humor distancia y, en consecuencia, facilita una visión más objetiva, clara, contras tada y perfilada. El humor enfría las emociones. Esa es la función de la ironía. Esta es la función de la operación retórica que conocemos con el nombre técnico de “distanciamiento irónico”. El humor compara, contrasta, conjuga y juega El humor consiste en acercar mundos distantes. En relacionar objetos diferentes. El humorismo, por lo tanto, es un procedimiento cuyo fundamento es la contradicción real o aparente entre dos cosas o entre dos ideas. Una de las definiciones más conocidas del humor es la de Freud: “el humor -afirma- es un choque entre dos mundos representativos enteramente heterogéneos”. Pirandello (1867-1936) dice que el humor es el sentimiento de lo contrario. A todo se le puede dar la vuelta. Todo tiene su contrario; de aquí surge la facultad y el sentido del humor. Heine (1797-1856) lo expresa de una forma más gráfica y brutal: el humor es mostrar el rostro en llanto y, después, enseñar el trasero. Esa es la función del paralelismo, de la paradoja y, sobre todo, de la metáfora. Todos ustedes están pensando, posiblemente, que la facultad para esta función es el ingenio. 18 El humor y las Ciencias Humanas Poseer sentido del humor es ser capaz de relativizar El humor suaviza, nos saca de nuestro recinto sagrado y nos abre a horizontes más amplios. El humor es un instrumento desmitificador, desdramatizador y desacralizador: rebaja la intensidad, es una vía de escape, abre las puertas y las ventanas de nuestro estre cho mundo de los hábitos o costumbres convencionales. El humor nos rebaja los humos, nos desciende de las nubes, nos baja de las hornacinas y de los altares, nos despoja de las ínfu las, nos quita las coronas. El humor reduce las hinchazones, pincha las pompas vanas de vana-gloria. Leonardo Sciacia (1921-1989) establece una diferencia entre el humor y la comicidad. El humor -afir ma- es un sentimiento de solidaridad; para experimentarlo hay que situarse en el mismo plano; la comicidad, por el contrario, exige una perspectiva diferente: cuando la practica mos, contemplamos los episodios desde arriba y experimentamos una sensación de supe rioridad respecto a los personajes. A su juicio, la definición de comicidad que ofrece Tomás Hobbes (1588-1679) es per fecta: el repentino reconocimiento de nuestra superioridad sobre los otros. Si alguien se res bala nos provoca quizás risa porque nos consideramos superiores; nosotros somos estables, hábiles o fuertes, y, por eso, no nos resbalamos; él, por el contrario, es inseguro, torpe o débil, por eso se resbala. En el humor, por el contrario, experimentamos una relativa o parcial identificación con el protagonista de la escena. Es decir, a través de esa persona que resbala, experimento el sentimiento de que también estoy a punto de resbalar, entonces nos encontramos en el reino del humor y no en el de la comicidad. El humor -“sim-patía, “com-pasión”-exige, por lo tanto, cierta amabilidad, cierta complicidad y, sobre todo, cierta humildad. El humor sorprende El hombre se ríe cuando, al participar en el juego ingenuo de la adivinanza, se siente sorprendido. Cuando descubre lo que no espera; cuando encuentra algo diferente a lo que busca. La risa que provoca el humor está determinada por la sorpresa, por ese contraste des concertante que se produce entre la expectativa y la respuesta real. La risa es, por lo tanto, el efecto del choque de dos fuerzas opuestas: la del bien y la del mal, la del orden y del des orden. Para que se produzca el efecto humorístico es necesario un determinado grado de ingenuidad y de perversidad, de placer y de dolor. De solidaridad y de egoísmo. 19 José Antonio Hernández Guerrero Perspectiva estética: el humor es un lenguaje artístico El humorismo es una forma de arte porque es una manera de creación. El humor rompe los moldes de las reglas establecidas, explora el caos, interroga el misterio, crea una nueva realidad y es el producto de la libertad de la imaginación humana. El humor se produce, igual que el arte en general y la literatura en particular, gracias a la ambigüedad de los comportamientos humanos y, en especial, al equívoco de las palabras. ¿Cómo crea o cómo recrea la varita mágica del humor? En primer lugar, desfigurando la realidad, cambiándole las medidas, aumentándolas o empequeñeciéndolas; desproporcio nando sus diferentes elementos o distorsionando la totalidad o desenfocando la mirada. Emplea el recurso de la hipérbole y utiliza la técnica de la caricatura. El sentido del humor es la facultad de jugar con la realidad, de enfocarla desde diferentes perspectivas, de desenfocarla, de desnudarla y de vestirla con diferentes ropajes; es la habilidad de situarla en otros horizontes y en otros contextos; de recrearla y de recrearse con ella. Analogías entre el arte y el humor Fíjense en las analogías o parecidos que se establecen entre el arte y el humor: las dos manifestaciones provocan sorpresa, las dos constituyen un lenguaje, las dos tienen como finalidad deleitar y aprovechar, las dos imitan la realidad recreándola, la noción y el fun cionamiento del humor se pueden describir y analizarmediante el empleo de los conceptos y de las categorías de la Poética y de la Retórica: humor y verosimilitud, humor e imitación, humor y catarsis... Si decimos que se da una colisión entre los valores del arte y el poder opresor de la rea lidad cotidiana, podemos afirmar también que para que la obra de arte produzca risa es nece sario que descubra que la fuente inagotable de lo cómico estriba en la interferencia entre la teoría y la práctica. El humor es objeto de estudio de la Poética Esta disciplina lo aborda como recurso literario dotado de singular poder expresivo. El humor es uno de los elementos literarios más importantes y más tradicionales; es uno de los factores literarios que ha desempeñado, además, un papel decisivo en la renovación y en el 20 El humor y las Ciencias Humanas enriquecimiento del lenguaje artístico: ha ejercido una notable influencia en la evolución de los diferentes estilos y en las diversas corrientes literarias. El humor constituye uno de los criterios que, a lo largo de la historia, ha servido para caracterizar los géneros y para definir los estilos. Recordemos que la risa, igual que el llan to, es uno de los niveles primarios de la experiencia estética que están implícitos en la repre sentación o en la recepción del texto. Los teóricos y los críticos han intentado definir los diferentes procedimientos humo rísticos, y podemos afirmar que, prácticamente, la totalidad de las Poéticas y de las Retóricas y, en general, todas las Preceptivas Literarias incluyen abundantes reflexiones teó ricas y normas prácticas sobre la risa como elemento literario y una detallada descripción de fórmulas para provocarla. Como es sabido, toda la Historia de la Literatura está plagada de obras que provocan la risa. Creemos, sin embargo, que elaborar aquí la lista de los grandes humoristas y satíricos de la Literatura Universal constituiría una labor interminable2. 2 La editorial Espasa-Calpe ha puesto en marcha una sección titulada “Espasa Humor” que se inaugura con el libro de relatos de Antonio Mingóte De muerte natural, con una novela de José Luis Alonso de las Santos, Pasajes desde mi bañera, y con una recopilación de artículos de Jaime Capmany, Crónica del Guerra. Recordemos que en los años veinte esta misma editorial mantuvo una colección humorística en la que aparecieron obras de Julio Camba, Antón Chejov, Enrique Jardiel Poncela y Ramón Gómez de la Serna. Aunque es cierto que no abundan las colecciones de humor, sí hay, en cambio, autores que se pueden catalogar en este apartado. Los antiguos, como Wenceslao Fernández Flórez, Julio Camba, G. K. Chesterton, Pitigrilli, Miguel Mihura, Alfonso Paso o Alvaro de Laiglesia. La editorial Anagrama ha reeditado en poco tiempo ocho novelas de P.G. Wodehouse. Entre los actuales tendríamos que distinguir los humoristas profesionales y los escritores de humor. Entre los pri meros figuran Perich, Forges, Chumy-Chumez, Pedro Ruiz, P. García, Antonio Mingóte o José Luis Coll. Entre los segundos están los novelistas como Tom Sharpe, Femando Vizcaíno Casas, Kingsley Amis, Camilo José Cela o Evelyn Waugh, o los dramaturgos y cineastas como Woody Alien, Grucho Marx, Alonso Millán y otros muchos autores de comedias. ’ En su novela fantástica, burlesca y satírica, critica mediante la caricatura y con la pintura de cuadros truculentos y extravagantes, los vicios religiosos de su tiempo, y ridiculiza los preceptos retóricos. Se mofa de la idolatría por las expresiones cultas y elegantes, se ríe de la manía de las palabras raras. Pone de manifiesto las innumerables con tradicciones de la gran comedia de la vida. La lectura de los principales autores cómicos nos descubriría, además del ingenio, muchos aspectos humanos importantes y, también, la estupidez y lo absurdo de muchas exis tencias humanas. Un ejemplo antològico de este procedimiento lo encontramos en la obra del monje, médico y escritor Francisco Rabelais (1494-1553), autor del libérrimo, antiteológico y antiacadémico libro titulado Gargantúa y Pantagruel, quien, como es sabido, se burló de la educación medieval y escolástica que recibió3. 21 José Antonio Hernández Guerrero Podemos también recordar a nuestro Quevedo y, en especial, a sus poesías satírico-bur lescas que aluden a motivos que van desde lo más grave a lo más nimio e insignificante4. 4 Todos los recursos del estilo conceptista más extremado -chistes, juegos de palabras, antítesis...-, hallan su repre sentación en muchas de estas composiciones en las que la realidad aparece deformada hasta la caricatura y donde el autor llega, a veces, hasta lo francamente procaz. Quevedo aparece aquí, sin duda alguna, como el poeta más audaz del conceptismo. De ejemplo ilustrativo pueden servir las desaforadas comparaciones del célebre soneto “A una nariz”. Antropología: el humor gaditano Situándonos, finalmente, en la perspectiva antropológica y centrando nuestra atención en nuestra Ciudad, no preguntamos ¿cuáles son las claves que, si no determinan, sí, al menos, condicionan este tipo de humor que, según los que nos visitan, es amable, benévo lo, benigno, delicado, sutil, sugerente, insinuante, alusivo, agudo o fino?. Nosotros proponemos una hipótesis elaborada a partir del análisis de cuatro coordena das: Cádiz posee cuatro factores que influyen de manera decisiva en el peculiar talante de sus habitantes. Estas cuatro marcas son: la dilatada historia, la situación geográfica, el clima suave y el mar cambiante. Son cuatro características que favorecen una peculiar manera de hablar, de mirar, de tratar, de ver, de trabajar, de soñar, de amar, de divertirse, de vivir y de ser. Son cuatro rasgos que hacen que tengamos una peculiar medida del tiempo, del espacio y de los sucesos. Tenemos una diferente filosofía, moral e, incluso, teología. Podemos verlas encar nadas en los personajes más representativos de nuestra literatura. Como ejemplo nos pueden servir el Séneca de José María Pemán o Juan Cantueso de Quiñones. ¿Creen ustedes que aquel Séneca, por ejemplo, era sólo un frívolo, superficial, flojo, despistado? ¿Creen uste des que Cantueso era, sólo un sinvergüenza y un aprovechado? Historia: la antigüedad y la distancia La edad provecta de las personas y, sobre todo, la historia dilatada de un pueblo influ yen de manera decisiva en su manera de contemplar los objetos: proporciona una perspecti va alejada que provoca una sonrisa amable y complaciente. Facilita una mirada distante un tanto irónica y algo escéptica. La distancia y el alejamiento del tiempo vivido relativiza los comportamientos prestando un vista panorámica. 22 El humor y las Ciencias Humanas El mar que rodea y abraza a nuestra ciudad Amplía el horizonte físico y el panorama humano, dilata la vista, alarga la mirada y acerca mundos distantes y continentes alejados. Cádiz es puerto y puerta de las Indias; ha sido -debe ser-, ruta de vida cultural. Cádiz es, además, una ciudad paradójica y contradic toria, es una realidad dual, doble y bivalente. Como las monedas, posee dos caras que, más que antagónicas, son complementarias. Por eso, para comprender y para valorar adecuada mente esta ciudad, hay que mirarla por delante y por detrás, por arriba y por abajo, por fuera y por dentro. Cádiz es una realidad geográfica e histórica y, también, fábula y leyenda. Es una ciu dad construida por arquitectos, pero también ha sido inventada por los artistas. Sus emble mas son también dobles: la luz y la sal. Cádiz es memoria de pueblos históricos y evocación de antiguas mitologías. Quizás sea esa “cara y cruz” la característica que explica su peculiar personalidad; es posible, que esta dualidad explique también su peculiar sentido del humor: esta ciudad, ámbito del comercio, del diálogo, del juego y de la fiesta. Sí, efectivamente, Cádiz es una realidad dual, doble, bivalente y mestiza: para cono cerla hemos de pasear por intramuros y extramuros, por la calle Columela y por la de San Francisco, porlos callejones de Cardoso y por los de Pi y Margall, por la plaza Mina y por la plaza Candelaria, por la plaza de la Catedral y por la plaza de las Flores, por la plaza San Antonio y por la plaza Pinto, sus barrios también se definen por oposición a su pareja: La Viña frente a Santa María, El Mentidero frente al Balón, El Pópulo frente a la Libertad. Hemos de visitar la Catedral Vieja y la Catedral Nueva, el sarcófago antropoide y la dama de Cádiz, hay que escuchar los cantes flamencos y las coplas de carnaval. Cádiz es la gracia y el ángel, pero, atención, gracia y ángel que no son iguales que el chiste frívolo: gracia y ángel, que es patrimonio de un pueblo antiguo que sabe interpretar el sentido de la vida, la importancia de las cosas y el valor del tiempo; gracia y ángel que consisten en la facultad de convertir en arte cualquier palabra o cualquier gesto; gracia y ángel que, en definitiva, no son otra cosa que saber vivir. La suavidad de las temperaturas Hace que la pronunciación de las palabras sea relajada, que los juicios sean moderados, que los ritmos sean lentos y acompasados. 23 José Antonio Hernández Guerrero Concluimos afirmando que el buen humor-, puede ser uno de sus emblemas, uno de los rasgos caracterizadores; es una de las notas humanas que más sorprenden a nuestros visi tantes e, incluso, a nuestros vecinos. Son numerosos los historiadores, los antropólogos y los pensadores que señalan la gra cia espontánea, el ángel sutil, “el aquel” suave, la broma delicada, la sal fina, el distancia- miento irónico, la chispa cómica y el tono festivo, como las señales -una de las señales- de identidad de los moradores de este rincón geográfico, de este trimilenario cruce de conti nentes, de océanos y de civilizaciones. Es cierto que el humor gaditano alcanza su máxima expresión en nuestro peculiar Carnaval, que es teatral, musical y literario, y es verdad que el Carnaval constituye en la actualidad uno de los emblemas de nuestra Ciudad. Pero, los que nos hacen este comenta rio, se refieren a algo más general y menos localizado en unas determinadas actividades. El humor desborda los límites de esta fiesta anual y trasciende el ámbito del Concurso de Agrupaciones y del Carrusel de Coros para llegar a ser en una de las características del talante de los gaditanos. El humor gaditano tampoco hemos de localizarlo en las obras artísticas o literarias, a pesar de que algunos de nuestros autores literarios han vertido en sus obras abundantes dosis de humor -el padre Coloma, Pedro Muñoz Seca, José María Pemán, José Luis Tejada, Fernando Quiñones-; a pesar de que algunos cantaores flamencos -Pericón, Beni, Chano Lobato, Rancapino- se caracterizaban por su gracia, y a pesar de que algunos gaditanos como Angelinis o Paz Padilla figuren en los carteles como “cómicos profesionales”. Pero podríamos citar a otros profesionales que han empleado el lenguaje del humor como por ejemplo el torero José Ruiz Manteca, el caricaturista Vázquez de Sola o Rafael Parodi, el padre José María Barreiros o Manuel Hermida Ravel. El humor es, efectivamente, un factor determinante de los géneros artísticos y un capí tulo importante de las Ciencias Humanas pero es, también, una dimensión de las activida des personales y un ingrediente de los sucesos colectivos. 24 HUMOR Y MISOGINIA: “POETISAS”, “MARISABIDILLAS”, “LITERATAS”... Ma del Carmen García Tejera Universidad de Cádiz “Spectatum admissi risum teneatis, amici?” “Si un pintor quisiera añadir a una cabeza humana un cuello equino e intro dujera plumas variopintas en miembros reunidos alocadamente de tal modo que termine espantosamente en negro pez lo que en su parte superior es una hermo sa mujer, ¿podríais, permitida su contemplación, contener la risa, amigos?”1 Humor y Ciencias Humanas, Cádiz 2002: 25-32. La imagen monstruosa que propone Horacio en su Epístola a los Pisones -ese híbrido de mujer, pez, caballo y ave, ejemplo de falta de armonía en la composición artística- resul ta “ridicula”, a juicio del poeta latino. Diecinueve siglos más tarde, el novelista Leopoldo Alas (“Clarín”) se refiere en La Regenta a otro “híbrido” -también relacionado con la crea ción literaria, aunque por razones diferentes- que suscitará algo más que risas: se convierte en objeto de burlas despiadadas, de ironía y de sarcasmo: “...Se juró a sí misma no ser ‘la literata’, aquel ente híbrido y abominable de que se hablaba en Vetusta como de los mons truos asquerosos y horribles”. Las diferencias -como se puede comprobar- son bastante obvias: el “monstruo hora- ciano” es una imagen ficticia, construida con una finalidad didáctica; este “híbrido” que nos presenta “Clarín” no sólo tiene cabeza de mujer: es una mujer, Ana Ozores, cuyas veleida des poéticas desencadenan uno de los episodios más crueles y sarcásticos de esta novela: “Cuando doña Anuncia topó en la mesilla de noche de Ana con un cuaderno de versos, un tintero y una pluma, manifestó igual asombro que si hubiera visto un revólver, una baraja o una botella de aguardiente. Aquello era una cosa hom bruna, un vicio de hombres vulgares, plebeyos. Si hubiera fumado, no hubiera sido mayor la estupefacción de aquellas solteronas. ‘¡Una Ozores literata!’”. En otros párrafos se insiste en la incompatibilidad entre el sexo femenino y la escritura: “No he conocido ninguna literata que fuese mujer de bien”, afirma el Marqués de Vegallana, para preguntarse poco después “-¿Y quién se casa con una literata? [...] A mí no me gusta ría que mi mujer tuviese más talento que yo”. Por su parte, el barón afeminado declaraba: “Yo 1 Horacio, Epístola a los Pisones, edición bilingüe de A. González, Madrid, Taurus, 1987: 129. * 25 M" Carmen García Tejera no quiero que mi mujer se ponga los pantalones”. Las amigas la llaman Jorge Sandio2 *. La cuestión queda zanjada con una opinión unánime: “la literata era un absurdo viviente”. 2 Deformación burlesca de George Sand con el que a menudo se motejaba a algunas escritoras. Como es sabido, es el seudónimo de la escritora francesa Aurore Dupin, tan leída como rechazada por inmoral. Obsérvese que “sandio” es sinónimo de “tonto”. ’ Debido a la conjunción de factores muy diversos (en los que en ahora no entramos), durante el siglo XIX asistimos a la consagración de la mujer escritora. Constituye, sin duda, un importante logro, aunque no podemos olvidar que su consecución estuvo jalonada de dificultades y constricciones de todo tipo (sociales, religiosos...), fundadas en la supuesta incompatibilidad entre la condición femenina y el ejercicio de escribir; entre las consideradas virtudes natu rales en la mujer (recato, sumisión, honestidad...) y el desahogo emocional que suponía la creación literaria. 4 Afirma Susan Kirkpatrick que “Lo que la cultura española proyectaba hacia las mujeres escritoras de la década de 1840 era, si no una horrorosa descripción de sí mismas como monstruos sicológicos e inmorales por añadidura, una imagen condicionada en gran medida por la ideología de la diferencia femenina”, “La ‘hermandad lírica’ de la déca da de 1840”, en M. Mayoral (ed.), Escritoras románticas españolas, Madrid, Fundación Banco Exterior, 1990: 25-41. 5 Vicenta Maturana (Cádiz, 1793 - Alcalá de Henares, 1859) comenzó a componer poemas a los nueve años a escon didas, pues sus padres consideran poco apropiada esa afición en una señorita, como recuerda Adolfo de Castro: “Tenían por ridículo que una mujer escribiese versos, como si el talento y la imaginación debiesen perecer sin cul tivo, cuando no residen en nosotros; como si fuese indigno o ridículo en una mujer lo que ha honrado y honrará a tantos preclaros varones. Sin maestros aprendió lo que sabía: fue discípula de sí misma”. (“Recuerdo de una poeti sa de Cádiz. Doña Vicenta Maturana”, Revista del Ateneo Científico, Artístico y Literario de Cádiz, 1859: 18-22). Véase también G. Rokiski Lázaro, “Vicenta Maturana y Gutiérrez: notas para una bio-bibliografía”, en M. Mayoral (ed.),1990: 131-137; M. C. García Tejera, Almáciga de olvidos (Antología parcial de poesía gaditana. Siglos XIX y XX), Cádiz, Publicaciones de la Universidad, 1999: 243-244. 6 Carlos Rubio en La Iberia, 1857. Citado por M. C. Simón Palmer, “Panorama general de las escritoras románticas españolas”, en M. Mayoral (ed.), op. cit. 9-16. “Un espectáculo enteramente cómico y risible” Aunque este breve episodio compendia y refleja acertadamente la situación de la mujer que, en el siglo que nos ocupa, decide convertirse en escritora, hay que convenir que, a menu do, la realidad supera a la ficción . Tal pretensión originó, como es sabido, un rechazo gene ralizado (mayoritariamente masculino, aunque también apoyado por muchas mujeres), que se manifiesta con frecuencia mediante burlas diversas4: en efecto, la escritora aparece ridiculi zada con denominaciones peyorativas, con comentarios sarcásticos y reflexiones mordaces. Muchas veces, el rechazo a la mujer escritora procede de su ambiente más próximo, de su propia familia, incluso. Encontramos numerosos testimonios: de Carolina Coronado, Vicenta García Miranda, Faustina Sáez de Melgar, Vicenta Maturana..., cuyos padres o alle gados reprobaron -incluso desde la niñez- su afición por escribir versos, por considerarla “ridicula” en una mujer5. Como ya hemos indicado, el principal obstáculo que encontró la mujer para dedicarse a escribir fue su propia condición femenina. Sus detractores suelen apo yar sus invectivas en la radical diferencia que existe entre ambos sexos; de ahí que -a juicio de algunos- la mayoría de las mujeres fracasaran en sus intentos, pues “no pueden ser más que los ridículos esfuerzos de la pulga, que procura hincharse como el elefante, porque la naturaleza no le ha concedido ni la imaginación vigorosa ni el talento despejado del hombre”6. 26 Humor y misoginia: “Poetisas”, “Marisabidillas”. "Literatas”... El retrato de “La Marisabidilla” -especialmente en su modalidad “culta”- que presenta Cayetano Rosell en la conocida obra costumbrista Los españoles pintados por sí mismos (1843), ofrece una imagen en clave sarcástica, una feroz caricatura de la joven que desea ser escritora: “Iniciada [...] en estudios poco comunes a su sexo”, “aspira a ser digna rival de los hombres más eminentes”, y, aunque se trate de una empresa de muy difícil consecución para una mujer, decide “hacerse literata”. Tras referirse a sus lecturas, al tipo de poesía que cultiva y a sus modelos, Rosell deci de que, llegada a cierta edad, la Marisabidilla culta entra en razón, es decir, se casa y tiene hijos, lo que le hace “desistir de sus pretensiones de literata y poetisa”. De esta manera fina liza el cuadro de lo que, según Rosell, es “un espectáculo enteramente cómico y risible”7. 7 “La Marisabidilla”, Los españoles pintados por si mismos. Edición facsimilar, prólogo de Agustín Criado Becerro, Madrid, Dossat, 1992: 420-427. ' J. E Masdéu, 1801, Arte Poética fácil. Diálogos familiares..., Gerona, Antonio Oliva, 2a ed., 1826. Vid. M. C. García Tejera, “También Sofronia puede aprender poesía (El Arte poética fácil de J.F. Masdéu)”, en prensa. Otro de los obstáculos con que tropezaba la mujer que deseaba convertirse en escritora era su falta de conocimientos, que intentaba paliar con una formación autóctona (adquirida mediante la lectura) y, en algunos casos, con el apoyo de algún hombre (que le enseñaba algu nos rudimentos de Poética) o el de otras escritoras ya reconocidas. Esta carencia de estudios servía también de pretexto para que la aprendiz de escritora se convirtiera en blanco de todo tipo de burlas. El polémico jesuíta Juan Francisco Masdéu, en un breve tratado de preceptiva titulado Arte Poética fácil (1801), con el propósito de facilitar el estudio de la composición literaria, adopta como hipotética destinataria de sus lecciones a la joven Sofronia, que desea escribir poesías, aunque lo considera misión imposible, pues ignora los principios elementa les de Gramática y Retórica, y los que conocen sus pretensiones “se me ponen a reír y me tra tan como necia”8. Un poema de Carolina Coronado, titulado “La poetisa en un pueblo”, se hace eco, casi medio siglo después (en 1845) de las burlas que provoca la mujer escritora: ¡Ya viene, mírala! ¿Quién? -Esa que saca las coplas. -Jesús, qué mujer tan rara. -Tiene los ojos de loca. Diga Vd., don Marcelino, ¿será verdad que ella sola hace versos sin maestro? -¡Qué locura! no señora; anoche nos convencimos de que es mentira, en la boda: 27 Ma Carmen García Tejera si tiene esa habilidad ¿por qué no le hizo a la novia, siendo tan amiga suya, décimas o alguna cosa? Más valía que aprendiera a barrer que a decir coplas. -Vamos a echarla de aquí. -¿Cómo? -Riéndonos todas. -Y tú a Isabel, y tú a Antonia. Ja Ja Ja Ja Ja Ja Ja. Las reacciones de las escritoras ante tales ataques fueron muy variadas: en algu nos casos intentaron justificar su quehacer poético como un desahogo emocional, o bien adoptaron en sus creaciones tonos y temas adecuados a su condición de mujer (religiosidad, maternidad...). Otras optaron por una solución más radical: el silencio. Josefa Masanés, en su poema “Resolución”, refleja cómo el grado de rechazo al que se vio sometida -al igual que ocurrió a muchas poetas de su época- la obliga a abandonar el cultivo de la poesía: ...¿Cual quedará mi persona, mordida por tanta boca! Me llamarán necia, loca, visionaria, doctorona. Algún otro maldiciente chilla con acre ironía: “Es más fea que una arpía esa niña impertinente.”..... ¡Anatema el escribir, el meditar y leer! * ’ Incluido en C. Coronado, Treinta y nueve poemas y una prosa (Edición, estudio y comentarios de G. Torres Nebrera), Valladolid, Editora Regional de Extremadura, 1986. 28 Humor y misoginia: “Poetisas". “Marisabidillas”, “Literatas"... Amigo, sólo coser o murmurar... y dormir”...10 * 10 Reproducido por Geraldine M. Scanlon, 1986, 2a, La polémica feminista en la España contemporánea: 1868 1974, Madrid, Akal, 2a ed., 1986: 67. Véase también R. Navas, “Discurso feminista y voz femenina: las poesías de Ma Josefa Massanés”, en M. Mayoral (ed.), op. cit. 177-195. " Vid. N. Valis en “Introducción” a Carolina Coronado, Poesias, Madrid, Castalia / Instituto de la Mujer, 1991: 14-15. “No son hombres ni mujeres” (“poetisas”, “marisabidillas”, “literatas”...) El término “poetisa” (femenino de “poeta”) designa, como es sabido, a la “mujer que escribe poesías”, pero el rechazo que -aún hoy- se manifiesta por él es, probablemente, con secuencia de la connotación peyorativa que adquirió durante el siglo XIX, en el que se uti lizó a menudo para burlarse de quien pretendía ejercer esta actividad11. El poema que hemos reproducido parcialmente de Carolina Coronado es harto elocuente. Mayor amargura des prende, sin embargo, Rosario de Acuña, en el titulado precisamente “¡Poetisa...!” {Ecos del alma, Madrid, Fuentenebro, 1876, pp. 4-5): Raro capricho la mente sueña, será inmodestia, vana aprensión. Tal palabra no me cuadra; su sonido a mi oído no murmura con dulzura de canción; no le presta la armonía melodía y hace daño al corazón. Tiemblo escucharla; ¿será manía? Oigo un murmullo cerca de mí: no me cuadra tal palabra; que el murmullo que al arrullo de la sátira nació, 29 Ma Carmen García Tejera me lastima con su giro y un suspiro me arrancó. Si han de ponerme nombre tan feo, todos mis versos he de romper; no me cuadra tal palabra, no lo quiero; yo prefiero que a mi acento lleve el viento, y cual sombra que se aleja y no deja ni señal, a mi canto, que es mi llanto arrebate el vendaval.”12 12 Poema incluido por S. Kirkpatrick en Antología poética de escritoras del siglo XIX, Madrid, Castalia / Instituto de la Mujer, 1992: 289-290. 13 Reproducido por M. C. Simón Palmer en art. cit.14-15. Otro apelativo frecuentemente utilizado para escarnecer a la mujer escritora era “lite rata”. El Semanario Pintoresco Español publicaba, en 1852, un poemaoriginal del barón de Illescas -“Las eruditas”- en el que se decía... Entre las plagas de nuestro siglo que no son pocas voto a San Críspulo, cuento, y no es broma, lectores míos, a esa caterva, flaca de juicio, de literatas...13 30 Humor y misoginia: “Poetisas". “Marisabidillas”, “Literatas“... En realidad, poetisa y literata no siempre se consideraron ni utilizaron como sinóni mos. En un artículo publicado en 1850 por Carolina Coronado en el Semanario Pintoresco Español, la escritora extremeña se muestra tajante: “La literata no es la poetisa. La Poetisa no es la sabia... En Francia hay educación literaria para las mujeres. La mayor parte de las francesas son literatas-, son muy pocas las poetisas"'*. La diferencia, generalmente admiti da, consistía en que la “poetisa” escribe a impulsos de su inspiración, pero sin preparación alguna, mientras que la “literata” es la mujer culta, instruida, cuyos conocimientos garanti zan a menudo una mayor calidad en sus obras. El escritor francés Gustave Deville, que vivió durante algún tiempo en España, se muestra partidario de la instrucción de la mujer, inclu so de que escriba... aunque sin traspasar ciertos límites. En su artículo “Influencia de las poetisas españolas en la literatura” (Revista de Madrid, 1844), advierte que “La mujer debe ser mujer, y no traspasar la esfera de los duros e ímprobos destinos reservados al hombre sobre la tierra. Sea enhorabuena poeta, artista: pero nunca sabia. Sea observadora y analice; pero sin tratar por ello de destruir el orden de cosas establecido”14 15. En estas palabras se hace patente una vez más la radical distinción entre sexos -comúnmente admitida durante el siglo XIX incluso por muchas de las denigradas “poetisas”- y de las funciones específicas asig nadas a cada uno: de ahí que se negara la condición de “mujer” a quien ejercía tareas pro pias de un hombre. M. C. Simón Palmer reproduce un comentario aparecido en La Moda (1843) que comienza afirmando: “El género neutro conocido vulgarmente bajo la denomi nación de literatas, que hablando con toda propiedad y salvo algunas pocas excepciones, no son hombres ni mujeres...”16. 14 Ibídem, 14 15 Reproducido por S. Kirkpatrick, “La ‘hermandad lírica’ de la década de 1840”, en M. Mayoral (ed.): 36-37. 16 Vid. art. cit. ” Juan Valera, “Una poetisa hispano-italiana” [1904], en Obras Completas, II, Madrid, Aguilar: 1133. Pese a que Valera afirma considerar a la mujer como “ser superior -o al menos igual al hombre”, considera risible la preten sión femenina de ocupar puestos u ostentar cargos tradicionalmente vinculados al hombre: “Toda intervención directa que en los negocios públicos demos a la mujer [...] produce, a mi ver, algo de tan grotesco y de tan lasti moso que mueve a risa”. E insiste: “Por dondequiera que se toque este punto del feminismo salta y aparece ense guida lo risible. En balde, y aún con la más sincera buena fe, se desea tratarlo por lo serio. La burla acude inevita blemente” (op. cit., III: 1409). No se trata de casos aislados: traspasan, incluso, los límites del siglo que historiamos. En un comentario de Juan Valera sobre las poesías de la Marquesa de Bolaños (fechado en 1904), podemos encontrar ideas muy similares: “La mujer que en cierto modo deja de ser mujer y se neutraliza para ser literata o autora, comete muy grave pecado: es una semisui cida. Por eso no pocos hombres tienen profunda antipatía a las mujeres sabias: lanzan con tra ellas mil epigramas y las llaman marisabidillas y otros feos apodos”17. Volvamos nuevamente con Ana Ozores. Adviértase que su estado de ánimo y la reso lución que toma son similares a los de algunas poetisas reales a las que nos hemos referido anteriormente: 31 \r Carmen Garcia Tejera “A solas en su alcoba algunas noches en que la tristeza la atormentaba, volvía a escri bir versos, pero los rasgaba enseguida y arrojaba el papel por el balcón para que sus tías no tropezasen con el cuerpo del delito. La persecución en esta materia llegó a tal extremo, tales disgustos le causó su afán de expresar por escrito sus ideas y sus penas, que tuvo que renun ciar en absoluto a la pluma [...]2 A modo de conclusión Empezamos esta comunicación haciendo referencia a la risa que, según Horacio, pro vocaría ese hipotético “monstruo”, ese híbrido que atenta contra las leyes naturales. Hemos podido comprobar cómo, muchos siglos más tarde, se configura otro “monstruo” -la escri tora decimonónica- que se convierte en objeto principal de burla, caricatura y, en definiti va, rechazo. Pero no queremos convertir nuestra exposición en una mera enumeración de testimo nios -extraídos de la ficción o tomados de la realidad-. Nos interesa indagar, más que en el hecho en sí, en los motivos -explícitos u ocultos- que desencadenan tal rechazo y, sobre todo, por qué el menosprecio se traduce en distintas expresiones de burla. Como es sabido, la risa es una defensa de la naturaleza contra la infelicidad; es un mecanismo de compensación y una válvula de escape. Médicos y sicólogos están convenci dos de sus poderes terapéuticos y curativos: algunos lo consideran como antibiótico natural; otros llegan a afirmar, incluso, que la risa alarga la vida. Pero algunas manifestaciones de humor pueden revelar, también, determinadas patolo gías. La burla, la ironía o el sarcasmo pueden ser expresiones sintomáticas de profundas pre ocupaciones o de secretos temores. Cabría preguntarse, pues, si estas reacciones en las que se mezcla el humor con la misoginia no encubren sino un incontrolado disgusto, un secreto malestar; un temor inexplicable a perder el monopolio y quién sabe si la hegemonía: en defi nitiva, la desazón que produce en el ánimo cualquier tipo de cambio, sobre todo cuando amenaza con destruir una edificación sin ningún tipo de cimientos. 32 FUNCIONES IDEOLÓGICAS DEL HUMOR EN LA CONSTRUCCIÓN DISCURSIVA DE LA MASCULINIDAD: UNA APROXIMACIÓN A TRAVÉS DE LA REVISTA BRITÁNICA PARA HOMBRES SKYMAGAZINE Eduardo de Gregorio Godeo Universidad de Castilla-La Mancha Frente a la larga tradición de análisis social y cultural de las revistas femeninas en el Reino Unido por parte de autores como White1, Ferguson2, Ballaster et al.3 o McCracken4, el interés de la comunidad académica por las correspondientes revistas de estilo de vida mas culino ha sido escaso, a pesar de constituir, de acuerdo con Caldas-Coulthard y Martín Rojo, “uno de los más influyentes medios de producción de un discurso institucional sobre los géneros”5. Fieles a la tendencia generalizada de las medios de comunicación de masas, estas revistas van a construir un tipo de lector ideal sobre el que presupondrán y, a la vez, pro yectarán sistemas de valores asociados a la masculinidad y la feminidad que van a divulgar entre sus lectores o lectoras, según entiende Caldas-Coulthard: “They have a highly impor tant role in the maintenance of cultural valúes, since they construct an 'ideal' reader who is at the same time both produced and imprisoned by the text”6. En las Islas Británicas, desde mediados de la década de los ochenta comenzarán a apare cer revistas de interés general para hombres como Arena, Esquire, FHM, GQ o Sky Magazine -la cual analizamos aquí-. Se trata de publicaciones mensuales que, según el estudio de mer cado de Tim Edwards7, se van a dirigir a un hombre heterosexual, de entre veinticinco y trein ta y cinco años, de entorno urbano, elevados ingresos y perfil consumista. Sus contenidos incluyen artículos sobre moda, deporte, salud y culto al cuerpo, sexo y mujeres, viajes y arte; reportajes sobre aspectos relacionados con el modo de vida masculino; entrevistas; y publici dad (sobre todo sobre moda, accesorios, tabaco, alcohol y tecnología). La sección de consul- 1 C. White, 1979, Women's magazines 1693-1968, Londres, Michael Joseph. 2 M. Ferguson, 1983, Forever feminine. Women s magazines and the cult offemininity. Londres, Heineman. ’ R. Ballaster et al., 1991, Women's worlds.Ideology, femininity and the woman's magazine, Londres, Macmillan. 4 E. McCracken, 1993, Decoding womens magazines. From mademoiselle to Ms, Nueva York, St. Martin’s Press ! C. R. Caldas-Coulthard y L. Martín Rojo, “Editorial. Las revistas femeninas y la construcción de la feminidad”, Discurso y Sociedad, 1 (1999) 3, 3-9: 5. 6 C. R. Caldas-Coulthard, “'Women who pay for sex. An enjoy it’. Transgression versus morality in women’s maga zines”, en C. R. Caldas-Coulthard y M. Coulthard (eds.), Texts and practices: Readings in critical discourse analy sis, Londres, Routledge, 1996, 250-270: 250. 7 T. Edwards, 1997, Men in the mirror. Men s fashion, masculinity and consumer society, Londres, Cassell, 75-79. Humor y Ciencias Humanas, Cádiz 2002: 33-40. 33 Eduardo de Gregorio Godeo ta, de la que en este trabajo nos ocupamos, resulta recurrente en muchas de estas revistas para hombres en Gran Bretaña de acuerdo con el formato clásico en que un especialista trata de resolver las dudas y problemas de tipo sentimental, afectivo, estético o sobre salud, de los lec tores que escriben a esta sección. Así pues, con esta contribución, tratamos de descifrar cuá les son las implicaciones ideológicas del humor, que, contrariamente al tono serio y canónico de esta sección en otros títulos, caracteriza al consultorio de la revista Sky Magazine, explo rando para ello una muestra del número 157, correspondiente a septiembre de 1999. La consideración del lenguaje como forma de práctica social, donde los hechos lin güísticos y sociales se determinan e influyen mutuamente, ha convertido al Análisis Crítico del Discurso en un instrumento privilegiado para estudiar la función del lenguaje en la con formación de ideologías en el seno de la sociedad: “The world-view comes to language-users from their relation to the institu tions and the socio-economic structure of their society. It is facilitated and con firmed for them by a language use, which has society’s ideological impress. Similarly, ideology is linguistically mediated”8. ’ R. Fowler y G. Kress, “Critical linguistics”, en R. Fowler et al. (eds.), Language and control, Londres, Routledge and Kegan Paul, 1979, 185-213: 185. ’L. Martín Rojo, “El análisis crítico del discurso. Una mirada interdisciplinar”, en L. Martín Rojo y R. Whittacker (eds.), Poder-decir o el poder de los discursos, Arrecife, The British Council /Universidad Autónoma de Madrid, 1998, 9-33: 11. Esta íntima relación entre los hechos lingüísticos y sociales, de donde parte el Análisis Crítico del Discurso, ha convertido esta metodología en una herramienta eficaz para deter minar qué ideologías subyacen a la construcción discursiva de las identidades sociales de los individuos, tal y como ha puesto de manifiesto Martín Rojo: “En las investigaciones de ACD se intenta desvelar cómo se lleva a cabo esta construcción de los acontecimientos, de las relaciones sociales, y del propio sujeto a través del discurso, y, paralelamente, se trata de revelar cuáles son las implicaciones sociales de este proceso”9. Dentro de esta atención a la conformación de las identidades sociales en el seno del dis curso, no han faltado análisis críticos sobre la dimensión de género del individuo, y cómo el discurso reproduce y contribuye a configurar relaciones de poder entre hombres y mujeres en sociedad, de lo que da cuenta Mary Talbot en su trabajo sobre la construcción discursiva de la identidad de género en una revista para adolescentes: 34 Funciones idológicas del humor en la construcción discursivo de la masculinidad... “One thing people can become more aware of in this process is how langua ge shapes or 'constructs' them as particular sorts of social subjects, affecting various aspects of their social identities, including their gender identities - their identities as women or men”10 *. 10 M. Talbot, “The construction of gender in a teenage magazine”, en N. Fairclough (ed.), Critical language aware ness, Harlow, Longman, 1992, 174-199: 174. " N. Fairclough, 1989, Language and power, Harlow, Longman. 12 N. Fairclough, 1992, Discourse and social change, Cambridge, Polity Press, 4 (subrayado nuestro). ” J. Pieck, 1981, The myth of masculinity, Cambridge, M.I.T. Press, 140-141. El modelo de Análisis Crítico del Discurso que Norman Fairclough11 desarrolla funda mentalmente en su obra Language and power -que en este trabajo utilizamos como meto dología de análisis-, y que perfilará en escritos posteriores, parte de una noción simultáne amente tripartita del DISCURSO: como texto, como práctica discursiva y como práctica o acción social: “The text dimension attends to language analysis of texts. The 'discursive practice' dimension specifies the nature of the process of production and inter pretation [...] The 'social practice' dimension attends to issues of concern in social analysis such as the institutional and organizational circumstances of the discursive event and how that shapes the nature of the discursive practice, and the constitutive/constructive effects of discourse”12. Las tres dimensiones del discurso darán lugar a sendas fases de descripción, interpre tación y explicación en el modelo de análisis que propone Fairclough. La DESCRIPCIÓN textual de las muestras lingüísticas (tipo de léxico; procesos verbales; modos y modalidad; fenómenos de cohesión textual; etc.) llevará a su INTERPRETACIÓN, definiendo el tipo de discurso que se construye, y teniendo presente para ello el contexto situacional e intertex tual, amén de otros fenómenos de coherencia global que vienen a conformar ese tipo de dis curso como los actos de habla. En último lugar, se EXPLICARA la determinación y efectos sociales de este tipo de discurso, así como la ideología que en él subyace. En consonancia con el tono paródico y cómico que impregna la sección de consulta de Sky Magazine, en la muestra que aquí analizamos en profundidad, correspondiente al núme ro de septiembre de 1999, un joven de Manchester, Adam, expresa a Karen, responsable del consultorio, su temor a una posible reacción airada de una buena amiga suya por la que sien te unos irrefrenables y ardientes deseos sexuales si llega a proponerle relaciones camales. Karen, por su parte, se mofa de su cobardía y actitud tan poco varonil por lo que ella des cribe como un simple objeto sexual. El humor que produce la falta de arrojo y coraje de éste y otros lectores, cuya representación roza lo afeminado, se opone diametralmente a los ras gos definitorios del rol sexual masculino13. De hecho, resulta especialmente cómico, a los ojos del público masculino heterosexual de esta revista, que sea precisamente una mujer, 35 Eduardo de Gregorio Godeo sexo tradicionalmente objeto de la autoridad y el dominio masculino, según Pleck14, quien reprenda a éste y otros varones que escriben a esta sección por sus comportamientos tan poco varoniles. Dado el carácter central del humor en la construcción de la masculinidad lle vada a cabo en el consultorio de Sky Magazine, trataremos, pues, de desvelar la función del lenguaje en este proceso, atendiendo a los tres niveles de actualización del DISCURSO que distingue Norman Fairclough15. 14 Ibid. ” Dichos niveles corresponden a las fases de descripción, interpretación y explicación de su modelo de análisis. 16 J. Coates, 1986, Women, men and language, Harlow, Longman, 1993, 126-128. 17 Según la gramática sistémico-fúncional, la realidad se organiza en forma de procesos. Estos procesos verbales pueden ser de distintos tipos, incluidos los materiales, que estructuran el mundo como acción; relaciónales, que se refieren al ser; y mentales, que hacen referencia al mundo de la percepción o la cognición (M.A.K. Halliday, 1985, An introduction to functional grammar, Londres, Edward Amold, 1994, 106-144). Diversos rasgos del NIVEL TEXTUAL van a proyectar la imagen de un lector apoca do, carente del vigor, la seguridad y decisión característicos del rol sexual masculino tradi cional,rasgos que, paradójicamente, va a manifestar la asesora del consultorio. Así, en el léxico que emplea Adam se van hacer alusiones a sus miedos ante la furia que en su amiga puede despertar una proposición de relaciones sexuales (I’m desperate...: But I’m worried...}. Por el contrario, Karen no duda en ridiculizar su actitud sirviéndose de impro perios que le recriminan a Adam su cobardía (Your problem is that you want a fuck but don't have the balls to ask. Christ, I’ve never seen such a wimp: You have to risk your arse...: So, yellow-bellv....: In a few years you'll look back on this and think, “All that fuss... ”~). Además, su vocabulario se colma de palabras soeces con las que explícitamente hace refe rencia a la actividad sexual que tanto ansia (fuck; the balls; Christ; pussy; arse; tits). Esta tendencia a emplear un léxico repleto de palabras malsonantes y tabú es un rasgo que auto res como Jennifer Coates16 han visto como más propio de los varones que de las mujeres. En este sentido, a la hora de asesorar a Adam desde el consultorio de Sky Magazine, Karen Krizanovich dibujará a las mujeres como simples objetos de consumo sexual masculino, como prueban las metonimias con que describe a la amiga de este lector (All that fuss over a pair of tits...: Pussy does not spill out those little gumball machines at the mall). La imagen de inseguridad y falta de decisión del joven lector de Manchester se trans mite asimismo por medio de su uso de los procesos verbales17. La gran cantidad de proce sos mentales (You want a fuck; I’ve never seen such a wimp; you fancy her; and think...} en su réplica da cuenta de los conflictos a nivel emocional y afectivo que le causan su temor a plantear relaciones de tipo sexual a una buena amiga suya. Por contra, en vez de abundar en el uso de procesos materiales (You have to risk your arse to get some...; why not take her for a drink) con los que recomendar una línea de acción que ayude a Adam a solucionar su pro blema, Karen no vacila a la hora de servirse de procesos relaciónales con los que recrearse 36 Funciones idológicas del humor en la construcción discursivo de la masculinidad... en la descripción de su actitud poco viril (Your problem ¡s_that...; but don 't have the balls; That’s the law). De otro lado, la actitud temerosa de Adam le lleva hasta el punto de evitar el uso del modo interrogativo -modo con el que el hablante ejerce una actitud de poder sobre su inter locutor- para pedir asesoramiento a Karen; antes bien, plantea su problema por medio del grado neutro que imprime el modo declarativo, lo cual contrasta con la utilización del modo interrogativo por Karen para sugerirle una conducta tendente a evitar su poca confianza en sí mismo de cara a las mujeres (...why not take her for a drink and say you fancy her?). A este respecto, el análisis de ciertos rasgos de modalidad en el texto contribuyen a consoli dar las imágenes de Adam y Karen a las que venimos haciendo referencia. Tal es el caso del auxiliar modal epistémico will para expresar certeza absoluta, que Adam emplea para mani festar su convencimiento sobre el enojo de su amiga si él llegase a hacerla consciente de los apasionados deseos que hacia ella siente (But I’m worried if I make a pass and she doesn’t like it, she ’ll hit me)\ y del que Karen hace uso para tratar de hacerle ver las consecuencias negativas que a largo plazo tendrá una actitud tan poco decidida hacia las mujeres (You know, in a few years you ’ll look back on this and think...). De hecho, el tono dominante y autori tario de la asesora se plasma igualmente en el auxiliar modal deóntico de obligación exter na have to, con que ésta alecciona a Adam sobre la actitud a seguir hacia las mujeres (You have to risk your arse to get some). En otro orden de cosas, hay que hacer mención también a ciertos recursos de cohesión textual, que resultan ideológicamente significativos en el proceso de construcción discursi va de la masculinidad en este fragmento. Así ocurre con el uso de la elipsis por parte de un Adam, que parece estar tan atemorizado por su amiga que no osa siquiera nombrarla (...to shag this 22-year-old [gzr/]). En efecto, la oposición o contrariedad en que la actitud firme de la amiga de Adam -y su propia falta de confianza- se convierten para la satisfacción de los impulsos libidinosos de este joven queda reflejada en la profusión de nexos conjuntivos adversativos y concesivos tanto en la réplica de Adam como en la de Karen (She has huge tits. But I’m worried if I make a pass and she doesn’t like it she’ll hit me; ...we are good friends, though I’ve fancied her since day one; Your problem is that you want a fuck but don’t have the balls to ask). En el NIVEL DE LA PRÁCTICA DISCURSIVA, los contextos situacional e inter textual de la muestra aquí analizada pueden contribuir a comprender la función del humor como elemento de configuración del discurso sobre lo masculino que emerge en el consul torio de la revista Sky Magazine. En lo que respecta al contexto situacional del fragmento, éste viene definido por la presencia de la asesora del consultorio de la revista, el lector de Manchester y la amiga de éste -sin olvidar a los editores de esta sección y al público de lec tores de la misma- como participantes de la interacción comunicativa. La relación entre estos participantes se caracteriza por la clara situación de inferioridad del varón que escri 37 Eduardo de Gregorio Godeo be a la revista tanto hacia su amiga, dado el pavor que le produce a aquél el mero hecho de imaginarse la reacción de ésta ante una proposición sexual, como hacia la asesora, que más que ayudarle con su consejo lo derrumba con su mordaz burla. Las acciones principales de solicitar y dar consejo a propósito del tópico central del fragmento, a saber, el miedo e inse guridad de los hombres a proponer relaciones intimas a las mujeres por temor a las reaccio nes de éstas, junto con el propósito comunicativo de ridiculizar el comportamiento poco viril de Adam ante el auditorio de lectores de la revista que vean en él el modelo a no seguir, aca ban de conformar el contexto situacional. Por otra parte, el tono de burla y caricaturización que domina este consultorio nos remi te, en el contexto intertextual, a la larga tradición de esta sección en la prensa femenina. Esta parodia de lo que Ballaster et al.18 han definido como un vehículo esencial para divul gar y compartir entre las mujeres los valores de la cultura femenina puede apreciarse desde la cabecera misma del consultorio, que lleva el nombre de Dear Karen, y donde puede leer se este subtítulo: “Think advice columns these days are a little harsh? Missing a certain sen sitivity? Yeah, well, Sky’s Karen Krizanovich agrees. But then she started it. Still want to write? Your decisión...” 18 Op. cit., 147. ' J. L. Martínez Albertos, 1983, Curso general de redacción periodística, Barcelona, Mitre, 407. 20 T. D. Vaughan, 1976, Concepts of counselling, Londres, Bedford Square Press, passim. 21 Se lleva, pues, a su grado sumo la manipulación de las consultas que caracteriza a esta sección, según McCracken, op. cit. 57. Así pues, el humor se convierte en un recurso fundamental en el tipo de discurso que se construye en la sección de consulta de Sky Magazine, donde la parodia del género mismo de los consultorios de la prensa femenina va unida a la mofa de todo sentimiento de temor e inferioridad hacia las mujeres, y, por ende, al fomento de actitudes hegemónicas y patriar cales entre los varones. Así, frente a la adecuación formal a las convenciones de los consul torios en la prensa escrita organizados en torno a las preocupaciones de los lectores a las que viene a dar respuesta el asesoramiento de un especialista, tal y como señala Martínez Albertos19, el consultorio de Sky Magazine se va a convertir en una caricatura de este géne ro y de quienes recurren a él. Por un lado, frente a los temas sentimentales de la sección deconsulta en la prensa femenina, las preocupaciones de los hombres que aquí escriben ten drán que ver con su inseguridad y temor ante las mujeres, y sus complejos sexuales en las relaciones con las mismas. Sin embargo, la respuesta dada desde la revista va a carecer de la empatia característica, según Vaugham20, del discurso del asesoramiento; y, en vez de ofrecérsele a los lectores la comprensión y apoyo sincero esperable en esta sección, desde las réplicas se va a ridiculizar a los lectores por su actitud apocada, poco viril y hasta afe minada. El proceso de caricaturización y ridiculización es tanto mayor cuanto que es una mujer -Karen- la que se encarga de ofrecer “asesoramiento” en esta columna21 *. 38 Funciones idológicas del humor en la construcción discursivo de la masculinidad... La falta de actos de habla con fuerza ilocutiva de pregunta, como resulta característico de este género, contribuye una vez más a proyectar la imagen de un lector tan irresoluto que, más que solicitar consejo, se limita a confesar su miedo hacia las mujeres, de lo que dan cuenta los actos de habla representativos22 con que plantea su conflicto existencial (But I’m worried if I make a pass and she doesn ’t like it she ’ll hit me). Con todo, esos mismos actos representativos directos en la intervención de la asesora van a servirle a ésta para hacerle ver al joven lector su reprobable falta de arrojo y firmeza para con el sexo femenino (Your pro blem is thatyou want a fuck but don ’t have thè balls...; You have to riskyour arse to get some - that’s the law). 11 “Representatives are those kinds of speech acts that state what the speaker believes to be the case or not. Statements of fact, assertions, conclusions and descriptions are all examples” (G. Yule, 1996, Pragmatics, Oxford, Oxford University Press, 53). 21 D. Reah, 1998, The language of newspapers, Londres, Routledge, 35-45. 24 T. Edwards, op. cit. 82. 25 M. Storry y P. Childs (eds.), 1997, British cultural identities, Londres, Sage, 338. 26 R. Chapman, “The great pretender. Variations on the New Man theme”, en R. Chapman y J. Rutherford (eds.), Male Order: Unwrapping masculinity, Londres, Lawrence and Wishart, 1988, 225-248: 230-231. En el NIVEL DE LA PRÁCTICA SOCIAL, el efecto cómico que produce esta burla de toda falta de actitudes hegemónicas, dominantes y tradicionalmente viriles de los hom bres que escriben al consultorio se consigue por oposición a los sistemas de saberes y valo res que desde la revista se entiende como característico del tipo de lectores ideales de la misma, y que de este modo se está fomentando, según una función característica de la pren sa, según señala Reah en sus estudios sobre el discurso periodístico23. Esta ideología recrea los valores de dominio, control, agresividad, homofobia, alejamiento de la propia vida emo cional y afectiva, y falta de consideración de las necesidades y deseos de las mujeres. Dichas actitudes van a comenzar a desvelarse como sexistas y claramente discriminatorias y opre sivas hacia las mujeres por parte de la crítica feminista a partir de la década de los setenta en el contexto sociocultural anglosajón, donde hay que buscar la determinación social de este tipo de discurso. El discurso del consultorio de Sky Magazine se erige así en ejemplo de los discursos de contrarreacción y autodefensa ante los ataques feministas en el Reino Unido desde la década de los ochenta exagerando los rasgos tradicionalmente definitorios de la masculinidad. En el ámbito anglòfono, autores como Edwards24 o Storry y Childs25 han dado en denominar esta tendencia ideológica Laddism. La mofa de todo sentimentalismo y apro ximación a las dimensiones de lo femenino da cuenta de la inseguridad entre buena parte de la masculinidad británica ante los desafíos feministas, y se opone a la reacción opuesta de otros amplios sectores de hombres -el “Nuevo Hombre” o New Man, según la terminología de Chapman-26 que han respondido a las exigencias feministas tratando de cumplir con las mismas, y adoptando valores y actitudes históricamente vistas como femeninas, que aquí se caricaturizan. 39 Eduardo de Gregorio Godeo Podemos afirmar, para concluir, que, bajo el humor aparentemente inofensivo del con sultorio de Karen Krizanovich, en la revista Sky Magazine se está contribuyendo a la difu sión de unas relaciones de poder desequilibradas entre ambos sexos. Se proyecta una ima gen de la mujer como mero objeto de consumo sexual de los hombres, al tiempo que se construye un modelo de masculinidad que se aferra a actitudes opresivas y patriarcales en una sociedad donde el papel e influencia de la mujer puede llegar a resultar alarmante para los grupos masculinos históricamente hegemónicos. Los lectores de esta publicación no son seguramente conscientes de los efectos sociales de este discurso, ni muchísimo menos del papel del lenguaje en su puesta en práctica. El Análisis Crítico del Discurso puede servir así para desvelar los sutiles mecanismos de propagación de ideologías sexistas y machistas en nuestra sociedad a través de los discursos sobre la masculinidad que se producen en las revistas para hombres, sirviéndose de recursos tan aparentemente inocuos como el humor. 40 MIRANDO HACIA EL HUMOR DESDE EL PASADO LOS CRITERIOS DE LO CÓMICO EN LA ANTIGÜEDAD Rubén J. Montañés Gómez Universidad de Valencia Establecer las claves del humor en la Antigüedad clásica, y en concreto de la comedia ateniense, implica considerar las convenciones del género: la lengua1, el elenco de persona jes, los argumentos y los temas que parecen fatigosamente reiterativos, el número limitado de actores, el controvertido papel del coro, el uso de las máscaras. Por otra parte, como todo humor, la comedia es reflejo de un sistema social no menos convencionalizado que el tea tral: presenta una serie de divisiones entre libres y no libres, ciudadanos y foráneos, hom bres y mujeres, padres e hijos, amantes y amados, virtuosos y depravados, que lo son en fun ción de unos usos y costumbres perfectamente asumidos socialmente, y si no en todo en parte, sancionados jurídicamente. Dados estos dos planos, si entre literatura y referente hay siempre una distancia, en el caso de la comedia esta franja de separación entre mundo escénico y mundo real experi menta un deliberado torcimiento, una distorsión, a la que denominamos comicidad. No es fácil determinar en qué momento se toma conciencia de ésta, como abstracción. No hay en griego antiguo un substantivo específico que la designe; para ello utiliza, sin más, tó yéXoiov, neutro del adjetivo correspondiente al substantivo ó yéXw'', la risa. Así, “lo cómi co” queda conceptualmente demasiado próximo a “lo risible”. Pero si la risa es un hecho natural, fisiológico, la comicidad es una cualidad artificial: es cómico todo aquello que deli beradamente pretende provocar la risa2. La realidad, en sí misma y sin distorsiones, ofrece ocasiones de risibilidad; por eso no es cómica, aunque sea risible. La comicidad, o mejor dicho, la interpretación del producto cómico, tiene lugar en su dimensión social, e implica el dominio de dos códigos: el de la realidad y el de su distorsión3. Nosotros no dominamos por completo ninguno de los dos códigos, el de aquel mundo real y el de aquella distorsión cómica. Así, podemos no reconocer un procedimiento cómi co aun teniéndolo ante nuestros ojos; o podemos encontrarlo allá donde no existía. Sirvan 1 A. López Eire, “La lengua de la comedia aristofánica” Emérita, LIV (1986), 237-74: 238, sobre la lengua de Aristófanes al servicio del efecto cómico. 2 H. Bergson (1900), Le rire, París, 193642: 6-7: la risa es siempre un fenómeno colectivo, de grupo, y social. Según el matiz que hemos introducido, esta afirmación se refiere a la comicidad como abstracción de la risa. ’ A. Koestler, “Humour and Wit” en New Encyclopaedia Britannica, Londres, 1982: 7: el proceso de intelección del producto cómico es siempre doble: emisor y
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