Logo Studenta

Odiando a las mujeres La izquierda y la derecha

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

LOS LIBERALES SEXUALES 
Y EL ATAQUE AL FEMINISMO 
 
Primera parte: Feminismo y Liberalismo 
 
 
 Agradecimientos 
 Introducción (por Dorchen Leidholdt) 
 
 El liberalismo y la muerte del 
feminismo (Por Catharine A. Mackinnon) 
 
 Sexología y Antifeminismo (Por Sheila 
Jeffreys) 
 
 Odiando a las mujeres: la derecha y la 
izquierda (Por Andrea Dworkin) 
 
 
 
 
 
Traducción no oficial por Eugenia Chareun 
2019 
53 
 
Odiando a las mujeres: la derecha y la 
izquierda 
Por Andrea Dworkin 
 
Título original: Woman-Hating Right and Left 
 
Ha pasado mucho tiempo desde que nos unimos para decir lo que 
entendemos por feminismo y por qué la lucha por la libertad de las 
mujeres nos importa lo suficiente como para que le dediquemos 
nuestras vidas: no tres horas el sábado por la tarde; no una carta 
ocasional aquí y allá; no un indignado "¡Oh, Dios mío, no lo dices en 
serio!". No creemos que nuestras vidas sean triviales. Imagínate. Y no 
creemos que los crímenes cometidos contra nosotras sean menores o 
insignificantes. Eso significa que hemos hecho un progreso estupendo 
en entender que somos seres humanos con derechos en este mundo; 
que nadie puede quitarnos esos derechos y que hemos sido lastimadas 
por la subordinación sistemática de las mujeres, por el abuso sexual 
sistemático al que hemos sido expuestas. Y estamos organizadas 
políticamente para contraatacar y cambiar la sociedad en que vivimos 
desde sus raíces. 
Creo que como feministas tenemos una forma de mirar los 
problemas que otras personas parecen no entender. Para poner 
nombres: la derecha y la izquierda parecen no entender qué es eso que 
las feministas están tratando de hacer. Las feministas están tratando de 
destruir una jerarquía sexual, una jerarquía racial y una jerarquía 
económica, en las que las mujeres son lastimadas y no tienen poder, y 
en la que la sociedad celebra la crueldad sobre nosotras y nos niega la 
integridad de nuestros propios cuerpos y la dignidad de nuestras propias 
vidas. 
54 
 
Ahora bien: el problema de las mujeres no es un problema que la 
izquierda haya decidido que debe ser resuelto. Puede que te hayas 
dado cuenta. Y la derecha no considera como tal el problema de las 
mujeres. La derecha no ha llegado al punto de decir que el problema 
aún no es importante, la izquierda sí, porque la izquierda siempre está 
en la vanguardia. Ya que la izquierda es vanguardista, puede estar ahí 
delante diciendo “Bueno, sí, entendemos el problema. Sólo que no es 
realmente importante.” La derecha, al ser los dinosaurios, sólo dirán que 
no hay problema. Y se supone que tenemos que elegir entre estas dos 
opciones. 
Entonces las feministas miramos la sociedad en la que vivimos y 
tratamos de entender cómo haremos para luchar contra el poder 
masculino. Y para tratar de averiguar cómo vamos a combatirlo, 
tenemos que descubrir cómo está organizado, cómo funciona. ¿Cómo 
sobrevive? ¿Cómo se las rebusca? ¿Cómo se mantiene a sí mismo 
como sistema de poder? 
En el transcurso de analizar el poder masculino y todas sus 
instituciones, tratando de entender cómo opera, tenemos que impedir 
que trabaje: como si pusiéramos arena en sus tanques de combustible. 
Así que tratamos de averiguar cómo podemos hacer eso. 
Tenemos que analizar el rol de la derecha y el rol de la izquierda en 
el mantenimiento del poder masculino sobre las mujeres: no analizar lo 
que dicen, sino lo que hacen. Y entonces tenemos que ir más allá de la 
realidad que nos presentan cuando dicen, como suelen hacer, de una 
forma u otra: “Chiquitas, nosotros sabemos lo que es bueno para 
ustedes. Estamos trabajando por sus intereses.” El ala derecha te 
prometerá un marido, a quién, sí, es verdad, debes obedecer, pero él te 
amará por eso, por obedecerlo. Ahora bien, hay circunstancias (como 
en las que vivimos) en las que para muchas mujeres esa no es una 
55 
 
mala oferta. Debido a que reduce por varios millones el número de 
hombres a los que tienes que hacer caso. 
Y la izquierda también dice “chiquitas” —a menos que estén siendo 
políticamente progresistas en ese momento, en ese caso dirán “grandes 
coños”, porque esa es su idea de libertad— se dirigen a nosotras en el 
tono de voz que estén usando y nos dicen (pensando que es un buen 
trato): “Bueno, lo que haremos será concederles el derecho al aborto en 
tanto ustedes permanezcan sexualmente accesibles a nosotros. Y si 
retiran la accesibilidad y empiezan a hablar de esa mierda acerca de un 
movimiento de mujeres autónomo, destruiremos cualquier apoyo que les 
hayamos dado: monetario, político, social, cualquier cosa que les 
hayamos dado por el derecho al aborto. Porque, chiquitas, si su derecho 
al aborto no significa acceso sexual para nosotros, no pueden tenerlo‖. 
Y eso es lo que han estado haciendo durante los últimos quince años. 
Entonces venimos las feministas y decimos: bueno, vamos a 
entender cómo es que esta gente hace lo que hace. Vamos a abordar el 
problema de manera política. Eso significa que vamos a tratar de aislar 
y describir los sistemas de explotación que funcionan sobre nosotras, 
desde nuestro punto de vista como personas que están siendo 
perjudicadas por ellos. Esto significa que, aunque estamos en la parte 
inferior y ellos en la superior, los estamos examinando en busca de 
puntos vulnerables. Y a medida que encontremos esos puntos 
vulnerables (se pueden localizar anatómicamente, así como de 
cualquier otra manera), vamos a mover los músculos que tengamos, 
desde cualquier posición en la que nos encontremos, y vamos a 
quitarnos de encima a ese cabrón en su manifestación colectiva. 
Y eso significa que estamos organizando políticamente una 
resistencia a la supremacía masculina. Solíamos hablar de tener una 
revolución. Todas sonreíamos y reíamos y estábamos encandiladas, 
56 
 
pensábamos que iba a ser fácil. Por alguna razón, no entendimos que 
quienes tienen el poder no van a disfrutar de la revolución tanto como 
nosotras. Comenzaron a no pasarlo bien cuando empezamos a 
organizarnos. Se volvieron más y más infelices cuando comenzaron a 
ver que eran vulnerables, que la supremacía masculina no era esa cosa 
gigante y rígida que les había sido dada por Dios o por la naturaleza. 
Dios es la derecha; la naturaleza es la izquierda. 
Comenzó a parecer que, si bien la revolución de la noche a la 
mañana no iba a ser posible, sería posible una resistencia consistente, 
seria y organizada al poder masculino y las instituciones del poder 
masculino que dañan a las mujeres. Nosotras empezamos a entenderlo, 
y ellos también. 
Luego comenzaron los días difíciles para el movimiento de mujeres. 
Las personas a quienes tratábamos de quitarle el poder no sólo iban a 
seguir atacándonos de las formas en que habían tenido el privilegio de 
hacerlo en los cientos y miles de años anteriores, también iban a 
organizarse políticamente para detenernos. Y eso es lo que han hecho. 
Bien, cuando hablo de una resistencia, estoy hablando de una 
resistencia política organizada. No estoy hablando de algo que viene y 
algo que va. No estoy hablando de un sentimiento. No estoy hablando 
de albergar en tu corazón el modo en que deberían ser las cosas y 
pasar un día normal con ideas buenas, decentes y maravillosas. Estoy 
hablando de cuando arriesgas tu cuerpo y tu mente y te comprometes a 
años de lucha para cambiar la sociedad en la que vives. Esto no 
significa simplemente cambiar a los varones que conoces para que sus 
actitudes mejoren (aunque esto tampoco estaría mal). Han pasado 
quince años. Sus actitudes no han mejorado de manera notoria, aún. 
Pero esto no es una resistencia política. Una resistencia política ocurre 
día y noche, a cubierto y en campo abierto, donde la gente puede verla 
57 
 
y donde no. Se transmite de generación en generación, se enseña, se 
incentiva, se celebra; es inteligente, es ingeniosa, es comprometida.Y 
algún día ganará. Va a ganar. 
Todas encarnamos, también, una resistencia personal a la 
dominación masculina. Lo hacemos de la mejor manera que podemos. 
Y parte del problema en los últimos años ha sido sugerir que una u otra 
resistencia (la organizada políticamente o la personal) será suficiente 
porque el feminismo es una especie de elección de estilo de vida. Eres 
una mujer joven y moderna, por supuesto que eres feminista. 
Eso no es lo que significa ser feminista. El feminismo es la práctica 
política de combatir la supremacía masculina en nombre de las mujeres 
como clase, incluidas todas las mujeres que no te gustan, aquellas con 
las que no quieres estar, las que solían ser tus mejores amigas y con las 
que ya no quieres tener nada que ver. No importa quiénes sean las 
mujeres individualmente. Todas ellas son igualmente vulnerables a la 
violación y el maltrato, como las niñas al incesto. Las mujeres más 
pobres son más vulnerables ante la prostitución, que es básicamente 
una forma de explotación sexual intolerable para la sociedad igualitaria 
por la cual luchamos. 
Parte de lo que tenemos que hacer en esta resistencia de la que 
estoy hablando es negarnos a colaborar con el poder masculino, 
negarnos a ser usadas por él, negarnos a ser sus chicas de la primera 
línea, negarnos a colaborar con él para hacer nuestras vidas un poco 
más fáciles. Negarnos a colaborar con él incluso cuando esa sea la 
forma de conseguir un lugar para hablar en esta sociedad. Un 
ventrílocuo podría estar moviendo tu boca si eres una mujer al frente del 
poder masculino. No estás trabajando en nombre de tus hermanas, 
estás trabajando para los muchachos. Y estás haciendo que les sea 
58 
 
más fácil lastimar a otras mujeres. Es muy difícil no colaborar con el 
poder masculino porque es omnipresente, está en todas partes. 
Parte de tener una resistencia feminista al poder masculino incluye 
expandir la base de esa resistencia a otras mujeres, a mujeres con las 
que tienes poco en común, a mujeres con las que no tienes nada en 
común. Implica un diálogo activo y proselitista con mujeres que tienen 
diferentes puntos de vista políticos porque sus vidas valen lo mismo que 
la tuya. Por ese motivo. 
Tenemos que superar las barreras políticas convencionales, las 
líneas que los varones han trazado para nosotras. “Nuestras chicas 
están ahí; las llamemos demócratas, las llamemos socialistas, las 
llamemos como queramos llamarlas. Aquellas chicas están allá; esas 
son sus chicas. Las chicas de nuestro lado no tienen permitido hablar 
con las chicas del lado de ellos.” Bueno, si las chicas de cada lado 
hablarían con las chicas del otro lado, es posible que descubran que 
están siendo engañadas del mismo modo por el mismo tipo de hombres. 
Y así, cuando miramos la experiencia real de las mujeres (algo que 
hacemos las feministas y que no hace la derecha ni la izquierda) ¿qué 
encontramos? Encontramos que las mujeres de todo el espectro 
político, independientemente de su ideología, son violadas y maltratadas 
dentro y fuera del matrimonio. Encontramos que una gran cantidad de 
mujeres adultas ha sido víctima de incesto, incluso que la tasa de 
incesto está creciendo en nuestro país. En este momento, los expertos 
creen que cada año hay dieciséis mil casos nuevos de incesto 
padre/hija, y este es sólo un tipo de incesto. 
La experiencia real de las mujeres incluye prostitución y 
pornografía, cuando analizamos la experiencia real de las mujeres (y 
rechazamos el pábulo con que nos alimentan los chicos de ambos lados 
diciéndonos qué pensar y cómo son nuestras vidas) lo que 
59 
 
encontramos, por ejemplo, cuando analizamos la pornografía, es que 
podemos rastrear su uso en el abuso sexual de generaciones 
anteriores. Podemos tomar generaciones de mujeres: niñas, jóvenes, 
madres, abuelas. La pornografía no tenía que estar por todas las calles 
para ser una parte funcional del abuso sexual de las mujeres en esta 
sociedad. Sólo les estoy recordando lo que ya saben: la mayoría de los 
abusos sexuales a mujeres ocurren en privado. Se llevan a cabo en 
lugares donde, realmente, no podemos verlo. Y el asombroso logro del 
movimiento de mujeres fue decir: ―Ya no respetamos tu privacidad, 
violador‖ 
Las mujeres están aisladas en sus hogares. Esto no es decir que 
las mujeres no puedan salir; las mujeres pueden salir. Pero las cosas 
que les pasan a las mujeres, en su mayoría, suceden en el hogar. El 
hogar es el lugar más peligroso para las mujeres en esta sociedad. Son 
más las mujeres asesinadas en sus hogares que en cualquier otro lugar. 
Una mujer casada o que vive con su pareja es golpeada en este país 
cada dieciocho segundos. El hogar es un lugar peligroso para las 
mujeres. 
Antes del movimiento de mujeres, las mujeres que fueron violadas 
y las que fueron golpeadas no sabían que alguien más había pasado 
por eso. Le había ocurrido a ella sola en todo el mundo. ¿Por qué? Por 
algo que ella hizo; porque ella era de alguna manera; por algo que ella 
hizo mal; porque ella era mala en algún sentido. El problema —la 
violencia— era eficazmente ocultado por la supremacía masculina. El 
hecho era que se podía caminar una cuadra en una ciudad y encontrar 
un gran número de mujeres que habían tenido precisamente las mismas 
experiencias de violencia masculina contra ellas por la misma razón. Y 
la razón, en realidad hay una única razón, es que son mujeres. Es eso, 
son mujeres. La sociedad está organizada no sólo para castigar a las 
60 
 
mujeres, sino para proteger a los varones que castigan a las mujeres. Y 
eso es lo que estamos tratando de cambiar. 
Ahora, en términos de lidiar con la derecha, la izquierda y el odio a 
las mujeres, quiero hablarles especialmente sobre pornografía y algunas 
de las estrategias donde la derecha y la izquierda se unen para cuidar la 
pornografía, mantener la subordinación de las mujeres a través de la 
misma y resguardar el abuso sexual que genera. 
La pornografía existía en los hogares y fue utilizada en abusos 
sexuales. Estaba disponible para varones en grupos de varones 
solamente. Muchas de nosotras crecimos, si tenemos cuarenta o 
cincuenta años, sin ver pornografía. No saturaba el ambiente como lo 
hace ahora. Como resultado, siempre faltaba una pieza cuando, más 
tarde, como feministas tratábamos de entender el abuso sexual. Nunca 
hubo un modo de entender cómo se transmitieron todos esos hábitos de 
los violadores y las formas de abusar de las mujeres, o cómo se 
transmitieron todas las ―causas‖ del abuso. ¿Cómo aprendieron los 
varones? Las enseñanzas no cayeron del cielo, no creemos que haya 
sido así. Supongo que algunas personas sí lo creen: bajaron con los 
Diez Mandamientos; esta es la forma en que la golpeas, esta es la 
forma en que la atas. 
Pero no creemos que sea así. Entonces: tenemos a las mujeres como 
propiedad privada, adquiridas por los varones, en casas, aisladas. Y 
luego, para lidiar con el llamado problema de la pornografía, tenemos 
algo llamado leyes de obscenidad. Lo que estas leyes hacen cuando 
funcionan en la sociedad es ocultar la pornografía a las mujeres y los 
niños. Nos impiden verla. No impiden que los varones la usen en 
nosotras para el abuso sexual. Ellos pueden conseguir pornografía y 
usarla, pero nosotras no podemos verla, hablar sobre ella u 
61 
 
organizarnos, ni aprender todo lo que podamos aprender acerca de 
cómo funciona la supremacía masculina. No podemos hacer eso. 
Uno de los modos en que la estructura social protege la 
supremacía masculina es la estrategia de la derecha de usar leyes de 
obscenidad para mantener la pornografía en secreto para las mujeres, 
pero disponible para los varones, tanto como para los individuos como 
para los grupos exclusivamente de hombres. 
Tenemos esta extraña noción que aparece en el movimiento de 
mujeres de vez en cuando (es una gran trivialización de nuestrasvidas, 
y además es incorrecta) de que en el mundo hay una división real de las 
mujeres en mujeres buenas y mujeres malas. Y tenemos algunas 
mujeres de izquierda que, muy orgullosas, quieren ser reconocidas, 
percibidas y consideradas malas, muy malas. Ahora, la realidad es que 
puedes hacer todo lo posible para ser una buena mujer en esta 
sociedad, pero cuando estás en casa con el marido que sedujiste con tu 
conformidad de ser lo que en apariencia es una buena mujer, cuando él 
empieza a golpearte, lo hace porque eres mala. La premisa subyacente 
en esta sociedad es que todas las mujeres son malas, que tenemos una 
naturaleza que es mala y que merecemos ser castigadas. Puedes ser la 
mujer más mala de la izquierda (lo que significa ser una buena mujer 
desde el punto de vista de la izquierda) y cuando el izquierdista empieza 
a golpearte, lo hace porque eres una mujer, porque eres mala del modo 
en que una mujer es mala, no del modo en que el izquierdista es malo; 
eres mala porque eres mujer y mereces ser castigada. 
Pueden verlo manifestado en las instituciones. Les pido que lo 
consideren en relación con la pornografía, porque en la pornografía no 
hay nada que pueda hacerse a una mujer que la castigue lo suficiente 
por ser mujer. Y la naturaleza misma de su ser es que obtiene placer 
sexual al ser castigada. No tienes que pedir ser una chica mala, vives 
62 
 
bajo la supremacía masculina: eres mala. Eres mujer; lo que es odioso 
en ti (en ti, definiéndote) es el motivo que los varones tienen para 
lastimarte. Ese es el motivo por el que no dicen: ―estoy golpeando a un 
ser humano y estoy lastimando a ese ser humano‖. Dicen: ―Estoy 
castigando a una perra, estoy castigando a una puta.‖ Dicen lo que dice 
la pornografía: ―realmente te gusta, ¿no? hay algo en ti que realmente… 
realmente te da placer‖. 
Después, cuando pides ayuda, pensando que eres una persona a 
la que no le gusta ser lastimada, el psicólogo dice: ―pero en realidad te 
gustó, ¿verdad?‖. Tú dices: ―Maldición, no. No es así‖. Y él te dice 
―Bueno, no estás siendo honesta y ciertamente no te conoces muy 
bien‖. Acudes a tu guía espiritual, tu instructor de yoga, y él es capaz de 
decirte lo mismo. Es un poco desalentador, ¿no?. Incluso la gente en 
estado vegetativo cree que si eres mujer, eres mala. 
Se supone que tenemos una naturaleza que anhela el abuso. La 
pornografía consiste en castigarnos hasta el punto de la aniquilación por 
ser mujeres, y tanto la derecha como la izquierda tienen un papel que 
desempeñar en la protección de la pornografía. Actúan en conjunto para 
asegurarse de que seamos castigadas. La lucha pública que siempre 
tienen es, desde nuestro punto de vista y para nuestros propósitos, una 
distracción. Cada facción hace su parte para mantenernos debajo, y lo 
importante es entendamos qué parte es esa. 
Lo que sucede en torno a las leyes de obscenidad es que los 
jueces de derecha, estas personas autoritarias que supuestamente 
odian la pornografía más que a cualquier otra cosa en el mundo han 
establecido la fórmula legal que protege la pornografía. Al definir la 
obscenidad, han establecido el método que los pornógrafos utilizan para 
proteger legalmente el material que publican. La Corte Suprema dice: 
―Hazlo de esta manera, de esta manera, y de esta manera. Mientras 
63 
 
tengas esto, esto y esto no te tocaremos‖. Eso es lo que dicen esas 
esas leyes de obscenidad. 
Y luego tenemos a nuestros maravillosos escritores vanguardistas 
de izquierda que se unen y dicen: ―Está bien, y proporcionaré el material 
socialmente redentor para que pueda cumplir con las normas de la 
fórmula establecida por los varones de derecha‖. Y ocasionalmente un 
escritor de derecha también lo hace, William Buckley o alguien así. Él no 
rechaza el dinero, las feministas rechazan el dinero. Quienes no 
rechazan el dinero no son feministas. 
Así que tienes este extraordinario acuerdo social entre la derecha y 
la izquierda, que actúan como si estuvieran peleándose todo el tiempo, 
pero de hecho pueden poner cualquier cantidad de explotación, tortura, 
crueldad o brutalidad de odio hacia las mujeres en sus publicaciones; 
sólo lo envuelven en un escrito que cumple con el estándar establecido 
por la Corte Suprema. Eso es todo lo que tienen que hacer. Apenas 
tienen que estar alfabetizados para cumplir con ese estándar, y lo hacen 
juntos. Y si dejas que te distraigan con la pelea de gallos13 pública que 
siempre están teniendo, olvidas el hecho de que cuando se trata de 
producir el producto social llamado pornografía, la izquierda y la derecha 
están de acuerdo. 
El odio hacia las mujeres en la pornografía no molesta a ninguno de 
los dos lados. El odio hacia las mujeres no ―ofende‖ (por usar una 
palabra corriente) ni a la derecha ni a la izquierda, tanto si las mujeres 
son mascotas, vaginas, conejitas o si son torturadas. Ellos están bien 
con todo esto, ambos lados. 
La forma en que los pornógrafos manejan realmente su negocio 
tiene que ver con su relación con los gobiernos municipales en todo el 
país. Tenemos los supuestos buenos gobiernos en ciudades de todo el 
 
13
 NdT: en el original dice cockfight, se juega con el sentido literal y vulgar que significaría pelea de 
vergas/pollas. En todo caso, Andrea se refiere a una pelea de virilidades o masculinidades. 
64 
 
país (demócratas y republicanos en los ayuntamientos) que toman 
decisiones increíbles sobre nuestras vidas todos los días. La mayoría de 
nosotras somos demasiado presuntuosas para prestarles atención, 
tenemos una ideología que considerar, tenemos pescado político más 
importante para freír. Mientras tanto, esos pequeños ayuntamientos que 
no significan nada para ninguna de nosotras les están dando a los 
pornógrafos partes de nuestras ciudades. 
Así que tienes a los políticos locales de pie, derecha e izquierda, 
denunciando la pornografía. Los liberales están en shock, quiero decir, 
simplemente están paralizados, pero deben defender la pornografía. 
Ellos deben hacerlo. ¿Por qué deben hacerlo? Ellos cambian el tema. 
La zonificación14 es un permiso legal para explotar y traficar mujeres. 
Eso es lo que es. No detiene la pornografía, la pone en un barrio 
determinado. Los pornógrafos obtienen un vasto poder municipal porque 
asisten a las reuniones de la junta de zonificación, ellos y sus abogados. 
Averiguan qué partes de las ciudades están programadas para el 
desarrollo urbano, ya sea un centro municipal, un proyecto de viviendas 
o un centro comercial. Ellos van y compran la tierra, luego la mantienen 
como rehén hasta que las leyes de la ciudad se vuelven amigables para 
ellos y consiguen vender su producto, el odio contra la mujer, en partes 
oficialmente reguladas de la ciudad. Y ¿cuáles son esas partes de la 
ciudad? La mayoría de estos lugares son los lugares donde viven 
personas de color y algunas personas blancas pobres. 
Por ejemplo, Minneapolis es una ciudad donde el 96% de los 
habitantes son blancos y el 4% de color, en su mayoría personas negras 
y nativos americanos. ¿Cómo llegó el 100% de la pornografía a sus 
vecindarios? Quiero decir, si la estuvieras tirando desde el cielo no 
podrías lograr eso. 
 
14
 zoning en el original 
65 
 
Esto es lo que pasa: esas partes de las ciudades terminan 
empobrecidas, las empresas legítimas se mudan, varones de todas 
partes de la ciudad vienen de noche para comprar pornografía y cazar 
mujeres. Suben los delitos de violencia contra las mujeres y las niñas en 
esos barrios. Nadie vendrá a esos vecindarios desde otros barrios a 
menos que quieran pornografía. Así que tenemos una nueva forma de 
segregación en nuestras ciudades creada por los efectos sociales de la 
pornografía y un aumento de la violencia contra las mujeres y las niñas. 
Aquí está el complot de la derechay la izquierda. Tenemos a los 
republicanos y los conservadores, que a veces son demócratas, 
hablando de valores inmobiliarios. Ellos van a proteger los valores 
inmobiliarios, ¿cuáles? los de los ricos y blancos. Por eso colocan la 
pornografía donde la colocan. ¿Se alza la izquierda con furia y dice 
―¿cómo te atreves a hacer esto? Queremos igualdad económica. No 
queremos empobrecimiento‖? La izquierda no hace nada, porque 
mientras la derecha habla de valores inmobiliarios la izquierda está con 
sus discursos. 
Y así tenemos, en vastas áreas de municipios en este país, una 
nueva forma de segregación creada por la pornografía. Tenemos 
nuevas áreas de deterioro económico creadas por la pornografía y 
tenemos una nueva miseria para las personas que tienen que vivir allí. 
¿Cuál es el rol del Estado en todo esto? A la gente le gusta hablar 
sobre el rol del Estado, es afortunadamente abstracto. Es como leer un 
test de manchas de tinta: puedes decir lo que quieras, nadie sabe nunca 
si tienes razón o si estás equivocada. Entonces, lo que me gustaría 
decir es que tenemos un Estado particular al que podríamos observar, 
ese es el Estado en el que vivimos. De hecho, podríamos prestar 
atención a lo que es, a cómo funciona y cómo se originó. 
66 
 
Una cosa que parece estar clara es que ni la derecha ni la izquierda 
piensan que el rol del Estado sea crear justicia económica o sexual. Eso 
parece ser fácil de ver: la igualdad ya no es un objetivo de la izquierda si 
tiene que incluir a las mujeres, ha rechazado ese objetivo. Y la igualdad 
nunca fue un objetivo de la derecha. 
Esta es la realidad, y les ruego que piensen en esto cuando 
escuchen toda la mierda que escuchen sobre la Primera Enmienda. Les 
ruego que piensen en esta Constitución que fue diseñada para proteger 
la institución de la esclavitud, diseñada para no interferir con la compra y 
venta de seres humanos. No es una sorpresa que este Estado, regulado 
por esta Constitución, sea profundamente insensible a los delitos que 
involucran la compra y venta de personas. 
Y les recordaré que los padres fundadores fueron, muchos de ellos, 
dueños de esclavos, pero especialmente que James Madison, quien 
escribió la Primera Enmienda, no sólo era dueño de esclavos sino que 
se jactaba de que podía gastar 12 o 13 dólares al año en su 
mantenimiento y ganar de cada esclavo 257 dólares por año. 
La Primera Enmienda no tiene nada que ver con la protección de 
los derechos de las personas que históricamente han sido esclavizadas 
en este país. Y no es sorprendente que en este momento proteja a 
personas que compran y venden personas: la Primera Enmienda 
protege a los pornógrafos. Se nos dice que su libertad de expresión 
fortalece nuestra libertad de expresión. Ustedes verán, toman a una de 
nosotras o diez o treinta, nos ponen mordazas en la boca, nos cuelgan 
de algo y nuestra libertad de expresión se fortalece. Desafía la lógica 
pero ellos siguen diciendo que es cierto. Yo sigo diciendo que no es 
verdad. 
Entendamos que vivimos en un país donde los tribunales protegen 
activamente la pornografía y su negocio. Cuando se aprobó la 
67 
 
ordenanza de derechos civiles en Indianápolis, la ciudad fue 
demandada una hora después por haberla aprobado. Por aprobarla. Ni 
siquiera fue utilizada, sólo por haberla aprobado. 
El primer juez en el tribunal federal de distrito era una jueza 
designada por Reagan, una mujer de derecha. Ella dijo en su decisión 
que la discriminación sexual nunca supera en importancia a los 
derechos de la Primera Enmienda. Esa es la posición de la derecha: la 
Primera Enmienda es más importante que cualquier daño que se esté 
haciendo a las mujeres. Esta decisión luego fue apelada. Otro juez 
designado por Reagan, Frank Easterbrook, escribió la decisión del 
tribunal de apelaciones en contra de la ordenanza. Dijo que la 
pornografía hizo todo lo que nosotras dijimos que hizo: dijo que 
promovía la violación y las lesiones, que llevó a un salario más bajo 
para las mujeres, a los ataques, insultos y lesiones contra las mujeres. Y 
luego dijo que eso demostraba el poder de la pornografía como 
discurso. Su capacidad para herir a las mujeres demostró su poder 
como discurso y fue la razón por la que tuvo que ser protegida. Un 
libertario de derecha designado por Reagan. 
Entonces si tu teoría es que la derecha está en contra de la 
pornografía y usará cualquier medio a su alcance para evitar que la 
pornografía exista, me parece que la realidad te obliga a cambiar tu 
teoría por ser incorrecta. Tanto la derecha como la izquierda están de 
acuerdo en que una mujer a la que se cuelga de algo es el discurso de 
alguien. El discurso de alguien. Y esto significa que hay una nueva 
forma en la que las mujeres son legalmente esclavas. ¿Entiendes que 
una vez que somos el discurso de los varones, somos su propiedad en 
la era de la tecnología? Una vez tecnologizadas, una vez que el abuso 
contra nosotras es tecnologizado, legalmente somos de su propiedad. 
68 
 
Se supone que la izquierda no valora demasiado el libre mercado. 
Quiero decir, el libre mercado no es una idea de izquierda ¿verdad? Es 
decir, el libre mercado significa que vendes lo que puedes vender en 
grandes cantidades y subes los precios al máximo y obtienes la mayor 
ganancia posible. Y el mercado te dice lo que es popular y lo que no lo 
es, qué puedes hacer y qué no. Y si muere mucha gente porque no 
valen mucho, esto es así, porque en el libre mercado compiten los 
valores más altos. 
Ahora, puede que hayas oído hablar a mucha gente de izquierda 
sobre algo que llaman ―el libre mercado de las ideas‖. Verás, no sólo se 
supone que vendas cerdos, ganado, cebollas, manzanas y autos en el 
libre mercado. Hay un libre mercado donde las ideas compiten. Las 
buenas ideas ganan y las malas ideas pierden. 
Podrían pensar, como lo hice yo, que una idea es inefable y no es una 
mercancía. Quiero decir, no puedes sacarla del aire y ponerla en el 
mercado para venderla y decir: ―Pesa esta cantidad y la estoy 
vendiendo por libra‖. Resulta que si se rastrean las ideas de las que 
habla la izquierda, se refieren a mujeres. Se refieren a mujeres que son 
cosificadas, usadas y explotadas en pornografía. Eso es el ―libre 
mercado de ideas‖. Y las ideas se parecen curiosamente a nosotras: 
somos las ideas y ellos tienen un libre mercado en nosotras, amigas. 
Tienen un libre mercado en nosotras. 
La verdad es que la opresión es una realidad política. Es una 
situación de alianzas de poder en el que ciertas personas están en la 
parte inferior y son explotadas y utilizadas por personas que están en la 
parte superior, encima de ellas. En este país, donde todo tiene que ser 
psicologizado y también utilizado por los sociólogos, no hablamos de la 
opresión como una realidad política. En cambio, hablamos de personas 
que son víctimas. Decimos ―Fulana fue victimizada‖, ―Fulana fue víctima 
69 
 
de una violación‖. Con suma razón, es una palabra correcta. Si te 
violaron, te victimizaron. Es malditamente cierto, fuiste víctima. No 
significa que seas una víctima en el sentido metafísico, en tu estado del 
ser, como parte intrínseca de tu esencia y existencia. Significa que 
alguien te lastimó, que te hirieron. 
Y si te sucede sistemáticamente porque naciste mujer, significa que 
vives en un sistema político que usa el dolor y la humillación para 
controlarte y lastimarte. Ahora, una de las cosas que nos ha sucedido es 
que muchas personas han dicho que no somos víctimas sino que nos 
sentimos victimizadas. Lo sentimos, es un estado de ánimo, es un 
estado de exageración emocional. Lo sentimos, no es que nos haya 
pasado algo, es que tenemos un mal estado de ánimo. Y las feministas 
somos responsables de ese estado de ánimo, porque hacemos que las 
mujeres se sientan victimizadas. 
Señalar que en este país hay una violación cada tres minutos y que 
una mujeres golpeada cada dieciocho segundos es muy malo para las 
mujeres porque las hace sentir víctimas. Y se supone que no debemos 
ser malas y hacer que las mujeres se sientan mal. Esta es la mierda 
mental suprema: elimina todas las bases sobre las que podemos 
afirmar: ―Tenemos un problema político, tendremos que cambiar la 
sociedad en la que vivimos para encontrarle una solución política‖. 
Si tomas un grupo de personas y de repente descubres que una de 
ellas es golpeada cada dieciocho segundos, que otra es violada cada 
tres minutos, que diez mil millones de dólares al año se gastan en verlas 
violar por diversión, verlas ser explotadas, cosificadas y violadas por 
diversión y no te sientes un poco maltratada, me refiero un poco 
exhausta por eso, me parece que una no sólo sería una víctima, sino 
una muerta en vida, totalmente insensible e ingenua. 
70 
 
La explotación es real e identificable, luchar contra ella te hace 
fuerte, no débil. La violación sexual es real e intolerable, luchar contra 
ella te hace fuerte, no débil. El odio hacia las mujeres es real, se 
sistematiza en la pornografía y en actos de violencia sexual contra las 
mujeres, combatirla te hace fuerte, no débil. Y tanto la derecha como la 
izquierda —ya sea si Phyllis Schlafly da una conferencia sobre cómo si 
hubieras sido casta y virtuosa no te habrían acosado sexualmente o si la 
izquierda te explica que deberías celebrar tu sexualidad y olvidarte de la 
violación, olvídate, no tengas una mala actitud, no te sientas una 
víctima— ambas quieren que las mujeres acepten el status quo, que 
vivan en este estado de cosas y no organicen la resistencia política de 
la que hablé anteriormente. Porque el primer paso para resistir la 
explotación es reconocerla, verla, comprenderla y no mentir acerca de 
tu posición. 
El segundo paso es preocuparte lo suficiente por otras mujeres: si hoy 
estás bien y ayer estuviste bien pero tu hermana que colgaron del árbol 
no está bien, irás a la distancia para bajarla. 
El feminismo es la oposición al odio contra la mujer para lograr una 
sociedad verdaderamente igualitaria. No puede existir un movimiento de 
mujeres que esté enraizado en las defensas políticas del odio hacia las 
mujeres. No son feministas quienes piensan que el odio hacia las 
mujeres está bien. No lo son. Tampoco son feministas quienes piensan 
que está bien a veces, aquí y allá, cuando a ellas les gusta, cuando lo 
disfrutan, cuando encuentran placer en ello —especialmente en lo 
sexual. Y no son feministas quienes piensan que el odio hacia las 
mujeres es muy malo en algunas situaciones pero está bien en la 
pornografía porque causa orgasmos. La pornografía causa orgasmos en 
quienes odian a las mujeres, claro que sí. Y no son feministas quienes 
odian tanto a las mujeres para creer que nuestra explotación es sólo un 
71 
 
discurso o una idea. Quienes creen que las mujeres no son personas o 
que las mujeres en pornografía no son seres humanos, no son 
feministas. No son feministas quienes encubren a quienes odian a las 
mujeres, a aquellos que producen el odio hacia las mujeres, a quienes 
producen pornografía y a aquellos que celebran el sexo de odio contra 
las mujeres. 
Me gustaría ver en este movimiento un retorno a lo que llamo el 
primer feminismo. Es muy sencillo: significa que cuando algo lastima a 
las mujeres, las feministas están en contra. El odio contra las mujeres 
hiere a las mujeres. La pornografía es el odio contra las mujeres, la 
pornografía lastima a las mujeres. Las feministas están en contra de la 
pornografía, no con ella.

Continuar navegando