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21 POEMAS DE AMOR (The Dream of a Common Language, 1978) I Mientras en esta ciudad parpadean las pantallas con pornografía, vampiros de ciencia ficción y asalariados doblándose bajo el látigo, también hay que caminar… nada más, caminar entre la basura mojada, con las crueldades de nuestros barrios en primer plano. Tenemos que entender que nuestras vidas son inseparables de esos sueños rancios, del borboteo del metal, de esas desgracias y de la begonia roja que destella peligrosamente en la cornisa de un edificio de seis pisos o de las chicas de piernas largas que juegan a la pelota en el patio de la escuela. Nadie nos imaginó. Queremos vivir como árboles, sicomoros llameantes en el aire sulfúrico, moteados de cicatrices, pero floreciendo con exuberancia, con nuestra pasión animal enraizada en la ciudad. 1 II Me despierto en tu cama. Sé que estuve soñando. Mucho antes nos separó la alarma, y estás desde hace horas en tu escritorio. Sé lo que soñé: nuestra amiga, la poeta, entra en mi cuarto donde llevo días escribiendo, hay borradores, carbónicos y poemas desparramados por todas partes, y quiero mostrarle un poema que es el poema de mi vida. Pero dudo, y me despierto. Me besaste el pelo para despertarme. Soñé que eras un poema, te digo, un poema que le quería mostrar a alguien… me río y vuelvo a soñar otra vez con el deseo de mostrarte a todos los que amo, de andar juntas sin reservas con el impulso de la gravedad, que no es simple, que arrastra un largo trecho al plumerillo en el aire exhalado. III Puesto que no somos jóvenes, las semanas tienen que contar por los años que perdimos. Así y todo, solamente esta peculiar distorsión 2 del tiempo me dice que no somos jóvenes. ¿Acaso a los veinte alguna vez caminé por la calle a la mañana con los miembros flameando de la más pura alegría? ¿O me incliné desde una ventana sobre la ciudad a escuchar el futuro con los nervios afinados, como escucho tu llamada ? Y vos, vos te acercás a mí con la misma cadencia. Tus ojos son inmortales, la chispa verde del lirio a principios del verano, el berro verdeazul que lavó la primavera. A los veinte, sí: pensábamos que íbamos a vivir para siempre. A los cuarenta y cinco, quiero conocer incluso nuestros límites. Te toco sabiendo que no nacimos ayer, y de algún modo, cada una va ayudar a la otra a vivir, y en algún lugar, cada una va a ayudar a la otra a morir. IV Vuelvo de estar con vos por donde la luz temprana de la primavera destella en las paredes de siempre, el Pez Dorado[1], la casa de saldos, la zapatería… arrastro la bolsa de las compras, corro el ascensor donde un hombre viejo, tenso, almidonado, deja 3 tranquilamente que las puertas casi me cierren encima. le grito –¡Párela, por el amor de dios!, y él me dice –histérica– por lo bajo. Me instalo en la cocina, descargo los paquetes, hago café, abro la ventana, pongo a Nina Simone que canta Here Comes the Sun… abro el correo mientras bebo el café delicioso, la música deliciosa con el cuerpo liviano y pesado a la vez, todavía con vos. Del correo se cae una fotocopia de algo que escribió un hombre de 27 años, un rehén, torturado en prisión: Mis genitales fueron objeto de tal despliegue sádico que me mantienen siempre despierto del dolor… Hacé lo que puedas para sobrevivir. Sabés, creo que a los hombres les encantan las guerras… Y mi enojo incurable, mis heridas insuturables se abren más con las lágrimas, lloro inútilmente, ellos todavía controlan el mundo, y vos no estás en mis brazos. V Este departamento lleno de libros podría partirse en dos bajo las mandíbulas gruesas y los ojos saltones de los monstruos: una vez que abrís un libro, te tenés que enfrentar al 4 lado oscuro de todo lo que amaste– el estante y las pinzas listos, la mordaza con la que hasta las mejores voces tuvieron que mascullar, el silencio que entierra en la arena del desierto a los niños no deseados —mujeres, desviados, testigos. Kenneth me cuenta que ordenó los libros de modo que mientras escribe puede ver a Blake y a Kafka; sí, y todavía hay que ajustar cuentas con Swift, que aborrece la carne de las mujeres pero les alaba la mente, con el terror de Goethe por las madres, con Claudel vilipendiando a Gide y con los fantasmas —sus manos entrelazadas por siglos— de las artistas que murieron en el parto, de las sabias calcinadas en la hoguera, siglos de libros sin escribir, apilándose detrás de estos estantes; y todavía nos tenemos que quedar mirando la ausencia de los hombres que no debieron, y de las mujeres que no pudieron, hablarle a nuestra vida— este hoyo aún sin excavar llamado civilización, este acto de traducción, este medio-mundo. 5 VI Tus manos chiquitas, exactamente iguales a las mías— solo el pulgar es más largo, más grande— en esas manos podría poner el mundo, o en muchas manos como esas, que empuñan herramientas o el volante o tocan un rostro humano… manos así podrían acomodar al nonato en el canal de parto o pilotar un barco de rescate a través de los icebergs, o reunir los pedazos delgados como agujas de una gran crátera que a los lados tiene figuras de mujeres extáticas marchando al cubil de la sibila o a la caverna eleusina— manos como esas podrían ejercer una violencia inevitable con tal moderación, con tal comprensión del rango y de los límites que la violencia se volvería obsoleta para siempre. VII ¿Qué clase de monstruo convertiría su vida en palabras? ¿De qué se trata esta expiación? —y sin embargo, de escribir palabras así, yo también vivo. 6 ¿Es como la señal que aúlla el carcayú, esa cantata modulada de lo salvaje? ¿O cuando, lejos de vos, trato de crearte con palabras, te uso, nada más, como se usa un río o una guerra? ¿Y cómo usé los ríos?, ¿cómo usé las guerras? ¿para escaparme escribiendo de la peor de las cosas— no de los crímenes de los otros, ni siquiera de la propia muerte, sino del error de querer la libertad con suficiente pasión como para que los olmos apestados, los ríos enfermos y las masacres parecieran meros emblemas de esa profanación de nosotros mismos? VIII Puedo verme a mí misma años atrás en Sunion, dolorida y con un pie infectado, Filoctetes con forma de mujer, rengueando por el largo sendero, recostada en un promontorio sobre el mar oscuro, mirando las piedras rojas abajo, donde un espiral de blancura me decía que había golpeado una ola, imaginando el empujón del agua desde esa altura, sabiendo que el suicidio no es lo mío, pero todo el tiempo cuidando y midiendo esa herida. 7 Bueno, se terminó. La mujer que quería a su sufrimiento está muerta. Yo soy su descendiente. Amo la cicatriz que me legó, pero de acá en más quiero seguir con vos luchando contra la tentación de hacer del dolor una carrera. IX Hoy tu silencio es un estanque donde viven cosas ahogadas, cosas que quiero ver levantarse chorreando y secarse al sol. No es mi cara la que veo, sino otras caras; también la tuya, a otra edad. Lo que sea que esté extraviado ahí, las dos lo necesitamos— un reloj de oro antiguo, un registro de temperatura que el agua borró, una llave… Hasta el barro y las piedritas del fondo merecen su cuota de reconocimiento. Me asusta este silencio, esta vida sin articular. Estoy esperando un viento que abra suavemente los pliegues de estas aguas de una vez y me muestre lo que puedo hacer por vos, que muchas veces le pusiste nombre a lo innombrable para los otros, incluso para mí. 8 X Tu perra dormita, tranquila e inocente, en medio de nuestros llantos, nuestras conspiraciones susurradas al alba, nuestras llamadas telefónicas. Ella sabe —¿qué puede saber? y si en mi arrogancia humana pretendo leerle los ojos, solo encuentro mis pensamientos animales: que las criaturas deben encontrarse para el bienestar físico, que las voces de la psique atraviesan la carne más allá de lo que el cerebro torpe podría predecir,que las noches planetarias se enfrían para los que están en el mismo viaje y quieren tocar una criatura-viajero inequívoco hasta el final; que sin la ternura, estamos en el infierno. XI Cada pico es un cráter. Esa es la ley de los volcanes, lo que los hace eterna y visiblemente femeninos. No hay altura sin profundidad, sin un centro candente, aunque nuestras suelas se deshilachen contra la lava endurecida. Quiero viajar con vos a cada montaña sagrada que humea por dentro, encorvada como la sibila sobre su trípode, quiero estirarme para alcanzar tu mano al escalar la senda y 9 sentir tus arterias brillando en mi mano, sin dejar de notar nunca la flor pequeña como una joya desconocida, sin nombre hasta que la nombramos, prendida a la roca que cambia lentamente— ese detalle de fuera que nos lleva hacia dentro, que estaba ahí desde antes, sabía que íbamos a venir, y ve más allá. XII Durmiendo, turnándonos para girar como planetas que rotan en su prado nocturno: un roce es suficiente para hacernos saber que no estamos solas en el universo, ni siquiera al dormir: fantasmas del sueño de dos mundos que andan por sus ciudades fantasmas, casi guiándose entre sí. Desperté con tus palabras murmuradas hace años luz —u oscuridad—, como si mi propia voz hubiese hablado. Pero tenemos voces diferentes, incluso en sueños, y nuestros cuerpos, tan semejantes, también son tan distintos que el pasado que reverbera en la corriente sanguínea va cargado de idiomas diferentes, diferentes significados— sin embargo, en cualquier crónica del mundo que 10 compartimos podría escribirse con un sentido nuevo que éramos dos amantes de un mismo género éramos dos mujeres de una misma generación. XIII Las reglas se rompen como un termómetro, el mercurio se vuelca sobre los gráficos, estamos en un país que no tiene lengua ni leyes, vamos cazando al cuervo y al reyezuelo por barrancos inexplorados hasta el amanecer cualquier cosa que hagamos juntas es pura invención los mapas que nos dieron están desactualizados desde hace años… conducimos por el desierto preguntándonos si el agua alcanzará las alucinaciones se convierten en aldeas la música de la radio nos llega con claridad– ni Rosenkavalier ni Gotterdammerung sino una voz de mujer que canta canciones viejas con palabras nuevas, con un bajo sereno y una flauta robada y tocada por mujeres fuera de la ley. 11 XIV Fue tu imagen del piloto la que me confirmó mi imagen de vos: sigue yendo, a propósito, de cabeza a las olas, dijiste mientras nos agachábamos en la escotilla a vomitar en bolsitas de plástico las tres horas entre St. Pierre y Miquelon. Y nunca me sentí más cerca tuyo. En la cabina había parejas de luna de miel acurrucados uno en la falda o en los brazos del otro yo puse mi mano sobre tu muslo para darnos consuelo a las dos, tu mano se acercó a la mía y nos quedamos así, sufriendo juntas en nuestros cuerpos, como si todo sufrimiento fuera físico, así nos tocamos en presencia de extraños que no sabían nada y les importaba menos, que vomitaban su dolor privado como si todo sufrimiento fuera físico. [El poema flotante, sin numerar] Pase lo que pase con nosotras, tu cuerpo va a rondar el mío —tierna, delicada, tu forma de hacer el amor, como la fronda retorcida 12 del helecho de agua en los bosques recién lavados por el sol. Tus muslos recorridos, generosos, entre los que mi rostro entero vuelve y vuelve— la inocencia y la sabiduría del lugar que mi lengua encontró— la danza vital e insaciable de tus pezones en mi boca— tu contacto firme, protector, descubriéndome, tu lengua fuerte, tus dedos finos llegando adonde estuve esperándote por años encerrada en mi cueva húmeda y rosa— pase lo que pase, esto es. XV Si me acosté con vos en esa playa blanca, vacía, pura agua verde entibiada por la Corriente del Golfo y en esa playa no pudimos quedarnos porque el viento nos arrojaba la arena como si estuviese en nuestra contra si tratamos de soportarlo y fracasamos— si nos fuimos a otra parte a dormir abrazadas y las camas eran angostas como catres de presos y estábamos cansadas y no dormimos juntas y eso fue lo que encontramos, y eso fue lo que hicimos— ¿fue nuestro el error? 13 Si me aferro a las circunstancias no me siento responsable. Solamente la que dice que no eligió es al final la que pierde. XVI Atravesando una ciudad desde vos, estoy con vos como una noche de agosto en una bahía —mirándote dormir a la luz de la luna, tibia, bañada por el mar, con el tocador de madera rústica atestado de cepillos, libros y frascos nuestros— o en un huerto de rocío salado, acostada al lado tuyo viendo el atardecer rojo por el mosquitero del camarote, Mozart en Sol menor en el grabador, durmiéndonos con la música del mar. Esta isla de Manhattan es bastante grande para las dos, y es angosta: esta noche puedo oírte respirar, sé cómo es tu cara boca arriba, cuando la media luz traza tu boca generosa y delicada donde la risa y la pena duermen juntas. 14 XVII Nadie está destinado ni condenado a amar a nadie. Los accidentes ocurren, no somos heroínas, ocurren en nuestras vidas, como los choques, los libros que nos cambian, los barrios adonde nos mudamos y que llegamos a amar. Tristán e Isolda es solamente una historia, las mujeres al menos deberían poder distinguir entre el amor y la muerte. Sin copa de veneno, sin penitencia. La vaga sospecha de que el grabador tuvo que haber captado algo de nosotras: que no solo sonaba, sino que debió habernos escuchado para instruir a las que vendrán: esto fuimos, así es como intentamos amar, y estas son las fuerzas que alinearon contra nosotras, y estas son las fuerzas que alineamos dentro de nosotras dentro y en nuestra contra, contra nosotras y dentro de nosotras. XVIII Lluvia en la autopista del Oeste, luz roja en Riverside: 15 Cuanto más vivo, más pienso que dos personas juntas son un milagro. Contás la historia de tu vida y, por una vez, un temblor rompe la superficie de tus palabras. La historia de nuestra vida se vuelve nuestra vida. Ahora estás en fuga, cruzando lo que algún poeta victoriano seguro llamó el mar salado que se aleja. Esas son las palabras que me vienen a la mente siento el alejamiento, sí. Como también sentí el amanecer empujar hacia el día. Algo: una grieta de luz—? se cierra entre la pena y la angustia, se abre un espacio donde soy Adrienne sola. Y enfriándome. XIX ¿Puede estar enfriándose cuando empiezo a tocarme otra vez, a apartar la adherencia? ¿Cuando, lento, el rostro desnudo vuelve de mirar atrás y enfoca el presente, el ojo del invierno, la ciudad, la bronca, la pobreza, y la muerte y los labios se abren y dicen: planeo seguir viviendo? ¿Hablo fríamente cuando te digo, en sueños o en este poema, que no hay milagros? (Te dije desde el principio que quería una vida cotidiana, 16 que esta isla de Manhattan era suficiente isla para mí) Si pudiera hacértelo saber— dos mujeres juntas son un trabajo que nada en la civilización hace sencillo, dos personas juntas son un trabajo heroico en su simpleza, el cruce indeciso y calculado de una pendiente donde hasta la atención más feroz se vuelve rutina —mirá las caras de los que lo eligieron. XX Esa conversación que siempre estábamos a punto de tener continúa en mi cabeza, de noche el Hudson tiembla a la luz de New Jersey agua contaminada que, así y todo, refleja a veces, la luna y alcanzo a ver a una mujer que amé, ahogándose en secretos, con la herida del miedo como el pelo alrededor de la garganta, estrangulándola. Y esta es ella con quien traté de hablar, cuya cabeza lastimada y elocuente al apartarse del dolor, se sumerge más hondo donde no puede escucharme, 17 y pronto voy a saber que le estuve hablando a mi alma. XXI Los dinteles oscuros, las rocas azules y foráneas del gran círculo abierto por instrumentosde piedra la luz nocturna del solsticio de verano que sube detrás del horizonte —donde dije “una grieta de luz” quise decir esto. Y no es Stonehenge ni ningún otro lugar más que la mente al volver hacia atrás, donde la soledad, compartida, pudo elegirse sin sentirse sola, no fácilmente ni sin dolores, para trazar el círculo, las sombras densas, la enorme luz. Elijo ser la figura en esa luz, borrada a medias por la oscuridad, lo que se mueve por ese espacio, el color de la roca al recibir a la luna, más que roca: una mujer. Y elijo caminar acá. Trazar este círculo. 18 Cartografía del silencio 1 Una conversación empieza con una mentira. Y cada interlocutor de ese supuesto lenguaje común siente la partición del témpano, el separarse como con impotencia, como enfrentándose a una fuerza de la naturaleza Un poema puede empezar con una mentira. Y romperse. Una conversación tiene otras leyes se recarga con su propia falsa energía, no se puede romper. Se infiltra en nuestra sangre. Se repite. Talla con su estilete sin retorno la soledad que niega. 2 La emisora de música clásica suena en el departamento hora tras hora levantar, levantar y levantar el teléfono de nuevo Las sílabas que pronuncian 19 una y otra vez el viejo guión La soledad del mentiroso que vive en la red formal de la mentira girando el dial para ahogar el terror debajo de la palabra no dicha. 3 La tecnología del silencio los rituales, la etiqueta la confusión de los términos silencio y no ausencia de palabras o música o hasta sonidos en bruto El silencio puede ser un plan ejecutado con rigor la copia heliográfica de una vida Es una presencia tiene una historia y una forma No lo confundas con cualquier clase de ausencia 4 Qué tranquilas, qué inofensivas empiezan a parecerme estas palabras 20 aunque comenzaron con pena y enojo Puedo atravesar esta película de lo abstracto sin lastimarme, ni a vos acá hay dolor suficiente ¿Por eso transmite la emisora de música clásica o de jazz? ¿Para darle una razón de ser a nuestro dolor? 5 El silencio se desnuda: En la Pasión de Juana de Dreyer la cara de Falconetti, el pelo rapado, una gran geografía escrutada en silencio por la cámara Si hubiese una poesía donde esto pudiese ocurrir no como espacio en blanco ni como palabras ajustadas igual que una piel sobre los significados sino como el silencio que cae al final de una noche que dos personas pasaron hablando hasta el amanecer. 6 El grito de una voz ilegítima Ha dejado de escucharse, por ende se pregunta a sí mismo 21 ¿Cómo es que existo? Éste era el silencio que quería romper en vos Tenía preguntas pero no ibas a responder Tenía respuestas pero no podías usarlas Esto es inútil para vos y quizás para los otros. 7 Era un asunto viejo hasta para mi: El lenguaje no lo puede todo – Anotalo con tiza en las paredes de los mausoleos donde yacen los poetas muertos Si el poema pudiera transformarse a voluntad del poeta en una cosa Un ala de mármol al descubierto, una cabeza en alto radiante de rocío Si simplemente pudiera mirarte a la cara con los ojos desnudos, sin dejarte dar vuelta hasta que vos, y yo que deseo hacer ésto, fuéramos iluminados al fin por su mirada. 8 No. Dejame tener esta tierra, estas nubes pálidas demorándose amargamente, estas palabras moviéndose con precisión feroz 22 como los dedos de un niño ciego o la boca del recién nacido violenta de hambre Nadie puede darme, hace mucho adopté este método Así como el grano se vuelca de la bolsa de red o la llama de bunsen que se volvió baja y azul Si cada tanto envidio las anunciaciones puras a simple vista La visio beatifica Si cada tanto quiero volverme como el hierofante eleusino que sostiene una simple espiga de cereal Para el regreso al mundo concreto e incesante lo que sigo eligiendo, de hecho, son estas palabras, estos susurros, conversaciones de las que una y otra vez despunta verde y húmeda la verdad. 23 Delta Si has creído que este escombro es mi pasado hurgando en él para vender fragmentos entérate de que ya hace tiempo me mudé más hondo al centro de la cuestión Si crees que puedes agarrarme, piensa otra vez: mi historia fluye en más de una dirección un delta que surge del cauce con sus cinco dedos extendidos (1987) Trad. de María Soledad Sánchez Gómez. 24 Traducciones Me muestras los poemas de una mujer de mi edad, o más joven, traducidos de tu idioma Algunas palabras aparecen: enemigo, horno, tristeza suficientes para saber que es una mujer de mi tiempo obsesionada con el Amor, nuestro tema: lo hemos hecho trepar como hiedra por nuestros muros lo hemos cocido como pan en nuestros hornos lo hemos llevado como plomo en nuestros tobillos lo hemos observado por los prismáticos como si fuera un helicóptero que trae comida a nuestra hambruna o el satélite de un poder hostil Empiezo a ver a esa mujer 25 haciendo cosas: removiendo el arroz planchando una falda mecanografiando un manuscrito hasta el amanecer intentando llamar desde una cabina El teléfono suena sin que lo contesten en el dormitorio de un hombre le oye diciéndole a alguien No te preocupes. Se cansará. le oye contándole su historia a su hermana que se convertirá en su enemiga y que, cuando llegue la hora, alumbrará su propio camino hacia la tristeza ignorando el hecho de que esta forma de dolor es compartida, innecesaria y política (1972) Trad. Mª Soledad Sánchez Gómez 26 En aquellos años En aquellos años, dirán las gentes, perdimos el rastro del significado de nosotros, de ustedes hasta encontrarnos reducidos a yo y todo ese asunto se tornó estúpido, irónico, terrible: intentábamos vivir una vida personal y, cierto, aquella fue la única vida de la que podíamos dar testimonio Pero los grandes pájaros oscuros de la historia gritaron y se sumergieron en nuestro clima personal Fueron decapitados en alguna otra parte pero sus picos y alas se movieron a lo largo de la costa, a través de jirones de niebla donde permanecíamos, diciendo yo (1991) Trad. Jorge Yglesias 27 Reparto de tareas (1988) Las revoluciones dan vueltas, pactan, hacen declaraciones: una revista nueva aparece, viejos nombres en su cabecera, una revista antigua abrillanta su obra con deconstrucciones de la prosa de Malcolm X Las mujeres en las filas traseras de la política todavía lamen hilo para pasarlo por el ojo de la aguja, truecan huesos por plástico, rajan vainas para venderlas como collares en los cruceros hacen inmaculados vestidos de Primera Comunión con planchas y vacilante agua caliente todavía ajustan los microscópicos hilos dorados en los chips de silicio todavía dan clase, vigilan a los niños desaparecidos en las callejuelas de fuego cruzado, los barrancos de repentinas inundaciones los repentinos incendios de queroseno -mujeres cuyo trabajo reconstruye el mundo todas y cada una de la mañanas He visto a una mujer sentada 28 entre la estufa y las estrellas sus dedos chamuscados de apagar las velas de la pura teoría Índice y pulgar: los dos quemados: he sentido esa cera sagrada levantarme ampollas en la mano. 29 Árboles Desde el interior, los árboles avanzan hacia el bosque, el bosque que estuvo vacío todos aquellos días, donde ningún pájaro podía posarse, ningún insecto esconderse, y ningún sol podía enterrar su pies en la sombra; en el bosque vacío de esas noches, los árboles abundarán por la mañana. Las raíces se esfuerzan toda la noche por desprenderse de las grietas en el suelo de la terraza. Las hojas se retuercen hacia los vidrios, pequeños vástagos endurecidos por el esfuerzo largas y torcidas ramas que se desprenden con dificultad bajo el techo, como pacientes recién dados de alta, medio-aturdidos, dirigiéndose hacia las puertas de la clínica. Aquí me acomodo. Las puertas se abren haciala terraza, escribo extensas cartas donde apenas menciono el bosque y su partida de la casa. La noche está fresca, la luna entera brilla en un cielo aún abierto. El aroma de hojas y liquen llega como una voz a las habitaciones. 30 Mi mente está plena de susurros que permanecerán en silencio mañana. Escucha. Los vidrios se quiebran, se tambalean los árboles Hacia la noche. El viento se apresura a recibirlos. Como un espejo la luna se ha quebrado y en la copa del roble más alto relampaguean ahora sus fragmentos. (1963) Trad. Myriam Díaz-Diocaretz 31 Deportaciones Ya ha ocurrido mientras todavía buscábamos patrones Voltear la cabeza hacia una gran ventana horizontal con vista a la ciudad para ver gente ocupada vecinos, vendedores, paramédicos apurados en sus porches, sus puestos de tomate sus argumentos auto-mecánicos y niños de patios de escuela Hay muchos más transportados que ocupados a esta altura de todos modos Entonces: sueños recortados: nuestra casa: cuatro hombres atraviesan la puerta abierta Uno en algodón liviano de verano y corbata de seda Uno en ropa de trabajo oscurecida con sangre Uno con camisa abierta, un delgado collar de cuerda con broche de plata en su cuello Uno en shorts cortos con el ombligo al aire Y han venido por nosotros, dos de nosotros y cuatro de ellos 32 y creo que tal vez todavía son humanos y les pregunto ¿Cuándo creen que comenzó todo esto? como si intentara distraerlos de su propósito como si intentara apelar a un vínculo común como si uno de ellos fuera tú como si estuviera practicando para algo por venir. (1995) Trad. Silvia Camerotto 33 “EN EL CORAZÓN de la capital del Capital contra resguardadas radiaciones de azalea encontré un sarcófago de falso mármol con la inscripción AQUÍ YACE LA VOLUNTAD DEL PUEBLO Me había estado preguntando por qué durante tanto tiempo se había oído hablar de ese barrio tan poco. Me hallaba allí por el más misterioso accidente vagando entre blancos monumentos en busca del Museo de las Causas Perdidas. Un resplandor de luminiscencia extrañamente concentrada se tragaba vivo al mediodía. Vi la tribuna el podio tapizado y estampado la inmensa pantalla que todo lo eleva y engrandece escuché las bandas marciales los coros los discursos amplificados en la plaza vacía jurando a los satélites que había sido una muerte natural”. (1991) Trad. de Jorge Yglesia. 34 En un concierto de Bach Atravesando la ciudad en una noche de invierno Dijimos que el arte y la vida son polos opuestos. Aquí nos acercamos a un amor que no conoce la lástima. Esta anciana disciplina, severamente tierna, Renueva la creencia en el amor y sin embargo controla el sentimiento, convirtiendo lo que soportamos en una bendición. La forma es la ofrenda más grande que el amor puede ofrecer - La unión vital de la necesidad con todo lo que deseamos, todo lo que sufrimos. Un arte demasiado compasivo es apenas un arte a medias. sólo tan altiva y comedida pureza restaura el demasiado traicionado corazón humano. Trad. Jaime Manrique Ardila 35 1999 Antes del intenso momento de la ruptura yo quería ver en el espejo biselado y con charnelas de mi siglo limpio de humo ojos de carbón y rubí aturdido cuello portador de ladrillos y diamantes cumbre de conchas de ostra iluminadas por la luna encaje de alambre de espino ultrajando el famoso monumento Tras él se extiende el viejo mapa indígena paisaje anterior a los conquistadores horizonte sin dueño. Trad. María Soledad Sánchez Gómez 36 Arden papeles en vez de niños Estaba en peligro de verbalizar mis impulsos éticos hasta hacerlos desaparecer. °1-Daniel Berrigan, en el juicio, en Baltimore. 1. Mi vecino, un científico coleccionista de arte, me llama por teléfono en un estado de violenta emoción. Me dice que mi hijo y el suyo, de once y doce años, han quemado el último día de clase un libro de matemáticas en patio trasero. Le ha prohibido a mi hijo ir a su casa durante una semana, le ha prohibido al suyo salir durante ese tiempo. «Quemar un libro dice- me produce sensaciones terribles, recuerdos de Hitler; hay pocas cosas que me disgusten más que la idea de quemar un libro». Allí otra vez: la biblioteca, amurallada con Britannicas verdes Buscando otra vez en las Obras Completas de Dürer MELANCOLÍA, la mujer desconcertada los cocodrilos de Herodoto el Libro de los Muertos 37 el Juicio de Jeanne d'Arc, tan azul Es su color, pienso y se llevan el libro porque suefio con ella con demasiada frecuencia amor y miedo en una casa conocimiento del opresor sé que duele quemar 2. Imaginar un tiempo de silencio o pocas palabras un tiempo de química y música los hoyuelos por encima de tus nalgas que mi mano recorre o el pelo es como la piel, dijiste una época de largo silencio 38 alivio procedente de esta lengua el bloque de caliza un hormigón reforzado fanáticos y mercaderes arrojados a esta costa de verdor salvaje de arcilla roja que respiro una vez en señales de humo, soplo de viento el conocimiento del opresor éste es el lenguaje del opresor y sin embargo lo necesito para hablarte °2 3 La gente sufre mucho cuando es pobre y hay que tener dignidad e inteligencia para superar este sufrimiento. Algunos de los sufrimientos son: una criatura no cenó anoche: un niño roba porque no tenía dinero para comprarla: oír a una madre decir que no tiene dinero para comprar comida para 39 sus hijos y ver a una criatura sin ropa te hace brotar lágrimas de los ojos. (la fractura del orden el remiendo del discurso para superar este sufrimiento) 4. Yacemos bajo la sábana después de hacer el amor, hablando de la soledad mitigada en un libro revivida en un libro así, en esa página su coágulo y su fisura aparecen palabras de un hombre que sufre una palabra desnuda penetra el coágulo una mano que agarra 40 a través de los barrotes: liberación Lo que sucede entre nosotros ha sucedido durante siglos lo sabemos por la literatura todavía sucede celos sexuales mano que se lanza a golpear el lecho sequedad de boca después de jadear hay libros que describen todo esto y no sirven Te internas en los bosques detrás de la casa 41 alli, en ese territorio hallas un templo construido hace mil ochocientos años entras sin saber qué es donde entras así pasa con nosotros nadie sabe lo que puede suceder aunque los libros lo digan todo quema los textos dijo Artaud 5. Escribo a máquina por la noche, tarde, pensando en hoy. Qué bien hablábamos todos. Una lengua es un mapa de nuestros fracasos. Frederick Douglass escribía un inglés más puro que el de Milton. La gente sufre mucho cuando es pobre. Hay métodos pero no los usamos. Joan, que no sabía leer, hablaba una variante campesina del francés. Algunos de los sufrimientos son: es difícil decir la verdad; esto es América; no puedo tocarte ahora. En América sólo tenemos el tiempo presente. Estoy en peligro. Estás en peligro. Quemar libros no provoca sensación alguna en mí. Sé que duele quemar. Hay llamas de napalm en Catonsville, Maryland. 42 Sé que duele quemar. La máquina de escribir está recalentada, mi boca arde, no puedo tocarte y éste es el lenguaje del opresor. (1968) Trad. María Soledad Sánchez Gómez Notas: °1: Daniel Berrigan, jesuita, pacifista y escritor, en 1968 quemó, junto con otros 8 implicados, archivos de la oficina donde se reclutaba a los jóvenes soldados, en Catonsville, Maryland, como protesta ante la guerra de Vietnam. Fue juzgado y acabó en prisión. °2: El texto en prosa lo escribió un alumno de Adrienne Rich perteneciente al Programa de Admisiones Abiertas, paraclases desfavorecidas, del City College de Nueva York en el que ella daba clases entonces. 43 Planetarium Inspirado en Caroline Herschel (1750-1848), astrónoma, hermana de William, y en otras... Una mujer con forma de monstruo un monstruo con forma de mujer abundan en los cielos una mujer «en la nieve entre los Relojes e instrumentos o midiendo el suelo con pértigas» capaz de descubrir a sus 98 años 8 cometas aquella sobre quien la luna gobernó como en nosotras levita hacia el nocturno cielo surca distancias en los lentes pulidos 44 Galaxias de mujeres, cumpliendo ahí penitencia por impulsivas congelados nervios en aquellos espacios de la mente Un ojo «viril, exacto y absolutamente seguro» desde las confusas telarañas de Uranusbor encuentra la NOVA cada impulso de luz estalla desde el centro como se descarga nuestra vida Tycho susurra al fin «Que no parezca que he vivido en vano» Lo que vemos, lo vemos y ver es cambiar 45 la luz que marchita una montaña y le permite a un hombre vivir Los latidos del pulsar el corazón exudando por mi cuerpo El impulso de radio que fluye desde Taurus Estoy bombardeada aun así me yergo Me he mantenido de pie toda la vida en medio del curso directo de una batería de señales el más fielmente transmitido el más intraducible lenguaje en el universo Soy una nube galáctea tan profunda tan intrincada que una onda de luz demoraría 15 años viajando por mí Y ha ocurrido Soy un instrumento con forma de mujer intentando traducir pulsaciones 46 a imágenes para aliviar el cuerpo y reconstruir la mente. (1968)Trad. de Myriam Díaz-Diocaretz 47 Un atlas del mundo difícil, II He aquí un mapa de nuestro país: aquí está el Mar de la Indiferencia, barnizado de sal Este es el río maléfico que fluye de la frente a la ingle agua que no nos atrevemos a probar Este es el desierto en el que se han plantado misiles como bulbos Este es el granero de las granjas hipotecadas Este es el lugar donde nació el chico rockero Este es el cementerio de los pobres que murieron por la democracia Este es el campo de batalla de una guerra del siglo diecinueve el sepulcro es famoso: Esta es la ciudad marina de mito e historia cuando las flotas pesqueras se arruinaron aquí es donde había trabajo en el muelle congelando pescado en trozos paga por horas sin dividendos Estos son otros campos de batalla Centralia Detroit aquí están los bosques primitivos los filones de cobre de plata Estos son los suburbios del consentimiento el silencio se eleva como el humo de las calles Esta es la capital del dinero y del dolor; sus pináculos 48 estallan en el aire caliente, sus puentes se desmoronan sus hijos van a la deriva por ciegos callejones confinados entre alambres de espinas enrollados Prometí mostrarte un mapa y dices pero esto es un mural entonces bien, déjalo estar son pequeñas diferencias la cuestión es desde dónde lo miramos 1990-91. Trad. María Soledad Sánchez Gómez 49 Inocencia: 1945 “Lo bello del asunto fue la culpa. Entró en nosotros, rápida ginebra, bifurcada lengua de hielo. La culpa nos hizo de nuevo inocentes. Nada hicimos mientras algunas medidas extremas eran tomadas. Fuimos a la deriva. En el inmenso salón de baile de la Reina de las Nieves había soñado con el universo y un nuevo par de patines. Pero también habíamos sufrido. El milagro fue: nada sentíamos. Sentíamos que nada habíamos hecho. Nada que hacer. Nos sentíamos libres. Y habíamos sufrido también. Era la libertad que anhelábamos, fría aguja en la corriente sanguínea. Después de todo la culpa era un sentimiento”. Trad. de Jorge Yglesias. 50 La extranjera Mirando como antes he mirado, derecho al corazón de la calle hasta el río caminando por los ríos de las avenidas sintiendo el temblor de las cuevas bajo el asfalto viendo encenderse las luces en las torres caminando como antes he caminado como un hombre, como una mujer, en la ciudad mi ira visionaria despejando mi vista y las detalladas percepciones de misericordia floreciendo de esa ira si al entrar en un cuarto desde la aguda luz brumosa los oigo hablar un idioma muerto si preguntan mi identidad ¿qué puedo decir sino que soy la andrógina? yo soy la mente viva que no pueden describir en su idioma muerto el sustantivo perdido, el verbo que sobrevive sólo en infinitivo las letras de mi nombre están escritas entre los 51 párpados del recién nacido Traducción de BETH MILLER 52 La Novena Sinfonía de Beethoven entendida por fin como un mensaje sexual Un hombre aterrorizado de impotencia o infertilidad, sin saber la diferencia, un hombre tratando de decir algo aullando desde la música climatérica de su enteramente aislada alma gritando al Gozo desde el túnel de su yo una música sin la sombra de otra persona dentro, música que trata de decir algo que el hombre no quiere que salga, quisiera guardar si pudiera amordazada y amarrada y azotada con cuerdas de Gozo donde todo es silencio y el golpear de un puño sangriento sobre una mesa astillada. Traducción de BETH MILLER 53 “Para el expediente” Las nubes y las estrellas no libraron esta guerra los arroyos no informaron a nadie si las montañas arrojaron piedras de fuego al río fue sin tomar partido la gota de agua que se balanceaba levemente bajo la hoja no tenía opinión política y si aquí o allí una casa se inundó de aguas residuales o envenenó a los que allí vivían con lentas humaredas, durante años las casas no estuvieron en guerra ni los edificios tapiados quisieron negar cobijo a las ancianas sin techo o a los niños vagabundos no siguieron la política de hacerlos errar o morir, no, las ciudades no fueron el problema los puentes no eran partidistas 54 las autopistas ardieron, pero no con odio Incluso los kilómetros de alambrada tendida que oprimía los barracones temporales diseñados para mantener a los indeseables a distancia segura, fuera de la vista incluso los tablones que tuvieron que absorber año tras año, tantos sonidos humanos tanta profundidad de vómito, lágrimas sangre que calaba lentamente no se ofrecieron a esto Los árboles no se prestaron a que los cortaran en tablones ni las espinas a desgarrar carne Mira a tu alrededor y pregunta de quién es la firma impresa en las órdenes, trazada en la esquina de los planos de construcción Pregunta dónde estaban los analfabetos, las mujeres embarazadas, los borrachos y los locos, 55 aquéllos a los que temes más que a nada: pregunta dónde estabas tú. Trad. Mª Soledad Sánchez Gómez 56 Qué tiempos son éstos: Hay un lugar entre dos hileras de árboles donde la hierba crece monte arriba y el viejo camino revolucionario se deshace en sombras cerca de una templo abandonado por los perseguidos que desaparecieron entre esas umbrías. He caminado por allí cogiendo hongos al borde del espanto, pero no te engañes, éste no es un poema ruso, no sucede en otro lugar, sino aquí, en nuestro país acercándose a su propia verdad y pavor, a sus propios modos de hacer desaparecer a las gentes. No te diré dónde se halla ese lugar, la oscura espesura del bosque uniéndose a la imprecisa franja de la luz, sus encrucijadas espectrales, paraíso de la hojarasca: ya sé quién quiere comprarlo, venderlo, hacerlo desaparecer. Y si no voy a decirte dónde está, entonces ¿por qué hablarte de ello? Porque todavía escuchas, porque en tiempos comoéstos, 57 para tenerte al menos escuchando, es necesario hablar de árboles. Trad. A. Marcos. (sin título) Te preguntas si estoy sola: pues sí, estoy sola como un avión que viaja solitario y horizontal siguiendo las señales de radio, dirigiéndose a cruzar las Rocosas por la sucesión de pasillos azules de un campo de aterrizaje sobre el océano ¿Quieres preguntarme si estoy sola? Bien, por supuesto, sola como una mujer que conduce a través del país día tras día, dejando atrás milla tras milla pequeñas ciudades en las que podría haber parado y vivido y muerto, sola 58 Si estoy sola debe ser la soledad de despertar primero, de respirar el primer soplo de aire frío del alba sobre la ciudad de ser la que está despierta en una casa envuelta en sueño Si estoy sola es con la firmeza del bote helado en la costa en la última luz roja del año que sabe lo que es, que sabe que no es hielo ni lodo ni luz invernal sino madera, con el don de arder Trad. María Soledad Sánchez Gómez 59 Tiempo nortamericano I Cuando mis tiempos dieron signos de volverse políticamente correctos no imágenes indómitas que escapan de los límites cuando al caminar por la calle vi que se elegían temas por mí supe de qué cosas no hablaría por miedo del uso que les dieran los enemigos entonces empecé a hacerme preguntas II Todo lo que escribamos será usado contra nosotros o contra quienes amamos. Estas son las condiciones, las tomas o las dejas. La poesía nunca tuvo ocasión 60 de estar lejos de la historia. Un verso mecanografiado hace veinte años puede ser una pintada que brilla en una pared para exaltar el arte distanciado o tortura de quienes no amábamos pero tampoco queríamos matar. Cambiamos pero nuestras palabras permanecen se hacen responsables de más de lo que pretendíamos y esto es privilegio verbal. III Intentar sentarse a la máquina de escribir una cálida tarde de verano en una mesa junto a una ventana en el campo, intentar fingir que tu tiempo no existe que tú eres simplemente tú que la imaginación se extravía simplemente como una gran polilla, sin intención 61 intentar decirte a ti misma que no tienes compromiso con la vida de tu tribu el aliento de tu planeta. IV No importa lo que piensas. Las palabras serán consideradas responsables cuanto puedes hacer es elegirlas o elegir seguir en silencio. O nunca tuviste elección, que es por lo que las palabras que perduran son responsables y esto es privilegio verbal. V Imagina que quieres escribir sobre una mujer que entreteje el pelo de otra mujer- dejando que cuelgue, o con cuentas y conchas en trenzas de tres cabos o como filas de granos- 62 mejor sería que supieras el grosor la largura el modelo por qué decide trenzarse el pelo cómo se lo hacen en qué país sucede qué más sucede en ese país Tienes que saber estas cosas VI Poeta: hermana: palabras- nos guste o no- perduran en un tiempo propio. No sirve lamentarse Lo escribí antes de que Kollontai fuese exiliada Rosa Luxemburg, Malcolm, Anna Mae Aquash, asesinados, antes de Treblinka, Birkenau, Hiroshima, antes de Sharpeville, Biafra, Bangladesh, Boston, Atlanta, Soweto, Beirut, Assam -esos rostros, nombres de lugares 63 cercenados del calendario del tiempo norteamericano VII Pienso esto en un país donde las palabras se quitan de las bocas como el pan se quita de las bocas donde los poetas no van a la cárcel por ser poetas, sino por ser de piel oscura, mujeres, pobres. Escribo esto en un tiempo en el cual lo que escribimos puede usarse contra quienes amamos en el que no se da nunca el contexto aunque intentemos explicarlo, una y otra vez. Por el bien de la poesía al menos tengo que saber estas cosas. VIII A veces, planeando de noche en un avión sobre la ciudad de Nueva York 64 me he sentido como una mensajera llamada a entrar, destinada a unirse a este campo de luz y oscuridad. Una ambiciosa idea, surgida de volar. Pero bajo esta ambiciosa idea se halla la reflexión de que a lo que debo unirme después de que el avión haya rugido en la pista después de subir mis viejas escaleras, sentarme ante mi vieja ventana va a romperme el corazón y reducirme al silencio. IX En Norteamérica el tiempo tropieza sin avanzar, liberando sólo un cierto dolor norteamericano. Julia de Burgos escribió: Que mi padre fuera esclavo es mi dolor; que hubiera sido amo habría sido mi vergüenza. Palabras de una poeta, colgadas de una puerta en Norteamérica, en el año 65 mil novecientos ochenta y tres. La luna casi llena se levanta hablando eternamente de cambio por encima del Bronx, el río Harlem las ciudades sumergidas de Quabbin los túmulos funerarios saqueados las ciénagas tóxicas, los campos de pruebas y empiezo a hablar otra vez. Traducción de María Soledad Sánchez Gómez 66 Voces Aquel año comencé a entender la expresión peso de la evidencia -cómo dependía el libre mercado de ideas de ciertas vidas esforzándose bajo ese peso. Empecé a sentir en mi cuerpo cuán atado estaba ese peso a nuestras espaldas manteniéndonos recluidos en viejo y repetitivos movimientos agachados en el mismo túnel de mina año tras año o como niños en una escuela pugnando para aprobar pruebas una y otra vez probadas para pasar al grado superior pero no hay grado superior ni movimiento hacia adelante sólo esto y la conversación continúa, las leyes, los chistes, las muertes, el camino de la vida continúa como si no hubieras aprobado nada como si este peso fuera lo que tú eres. Traduc. de Jorge Yglesias 67 Y ahora Y ahora mientras lees estos poemas -tú cuyos ojos y manos amo- -tú cuyos ojos y boca amo- -tú cuyas palabras e ideas amo- no creas que intentaba exponer una causa o armar un decorado: intenté escuchar la voz pública de nuestra época intenté examinar nuestro espacio público lo mejor que pude -intenté recordar y permanecer fiel a los detalles, observar con precisión cómo se movía el aire y dónde se detenían las manecillas del reloj y quien se ocupaba de las definiciones y quién se alzaba al recibirlas cuando el nombre de la compasión fue cambiando por el de la culpa cuando sentir con un humano extraño fue declarado obsoleto. Traducción de Jorge Yglesias. 68 Instantáneas de una nuera 1. Vos, antes una belleza en Shreveport, con el pelo teñido de henna y la piel como un capullo de durazno, todavía te hacés los vestidos copiando los de esa época, y tocás un preludio de Chopin del que dijo Cortot: “deliciosos recuerdos flotan como perfume en la memoria.” Ahora tu mente, se apolilla como torta de casamiento, cargada de experiencia inútil, rica en sospecha, rumor y fantasía, se desmorona bajo el filo del cuchillo de los hechos. En la flor de la vida. Exaltada y furiosa, tu hija enjuaga las cucharas, crece de otra manera. 2. Al golpear la cafetera en la pileta de la cocina, oye a los ángeles recriminarle y mira fuera el cielo sucio más allá de los jardines rastrillados. 69 Una semana desde que le dijeron: No tengas paciencia. La vez siguiente fue: Sé insaciable. Después: Salvate a vos misma, a otra no podés salvar. A veces deja que el agua de la canilla le escalde el brazo, o que un fósforo arda hasta quemarle la uña del pulgar, o deja la mano encima del pico de la pava justo en el chorro de vapor. Seguro son ángeles, porque ya nada la lastima, excepto la arenilla de cada mañana metiéndosele en los ojos. 3. Una mujer que piensa duerme con monstruos. Se convierte en el pico que la sujeta. Y la Naturaleza, ese baúl espacioso de tempora y mores[1] con la tapa salida se llena con todo eso: los azahares mohosos, las pastillas femeninas, los pechos terribles de Boadicea[2] bajo las orquídeas y las cabezas de zorro. Dos mujeres atractivas, trenzadas en una pelea, orgullosas las dos, agudas, sutiles,las oigo gritar detrás del vidrio repartido y las mayólicas como Furias arrinconadas lejos de su presa: 70 La disputa ad feminam, ¡todos los cuchillos viejos que se me oxidaron en la espalda, te los clavo en la tuya, ma semblable, ma soeur![3] 4. Reconociéndose muy bien una en la otra: sus dones no son puro deleite, sino una espina, el pinchazo afilado ante una pizca de desdén... Leyendo mientras espera que se caliente la plancha, escribiendo, My Life had stood —a Loaded Gun—[4] en esa despensa de Amherst mientras los dulces hierven y se pudren, o más seguido, con ojos de hierro y pico y dispuesta como un pájaro, limpiándolo todo en el depósito de la vida diaria. 5. Dulce ridens, dulce loquens,[5] ella se afeita las piernas hasta que relucen como un colmillo de mamut petrificado. 71 6. Cuando con su laúd Corina canta[6] ni las palabras ni la música le pertenecen; nada más el cabello largo que le roza la cara, solamente la canción de la seda sobre sus rodillas y estas se acomodan en un abrir y cerrar de ojos. En el aire, temblorosa e insatisfecha ante una puerta abierta, jaula de jaulas, decinos, pájaro, vos, máquina trágica— ¿esto es fertilisante douleur[7]? inmóvil por el amor, para vos el único acto natural, ¿estás mejor afilada para violar los secretos de la bóveda? Nuera, ¿La Naturaleza te mostró los libros de cuentas que los hijos de ella no vieron nunca? 7. “Contar en este mundo incierto con algún refugio que no pueda ser destruido, es de importancia primordial.”[8] 72 Así escribió una mujer, en parte valiente y en parte buena, que peleó contra lo que comprendía en parte. Pocos hombres alrededor hubieran o podrían haber hecho más, de ahí que la catalogaran de arpía, alimaña y puta. 8. “Todas ustedes se mueren a los quince”, dijo Diderot, y se volvió en parte leyenda, en parte convención. Sin embargo hay ojos incorrectos que sueñan detrás de las ventanas nubladas de vapor. Todo lo que pudimos haber sido, todo lo que fuimos —fuego, lágrimas, ingenio, gusto, ambición de mártir— agita deliciosamente, como el recuerdo del adulterio que no fue, el pecho agotado y fláccido de nuestra madurez. 9. No que se haga bien, pero ¿que por lo menos se haga? [9]¡Sí, pensá en las posibilidades! U olvidate para siempre. Este lujo de la niña precoz, 73 la inválida crónica de “el tiempo es oro”,— Queridas, si pudiéramos, ¿renunciaríamos a él? Nuestra ruina resultó nuestra ventaja: para nosotras el talento fue suficiente— brillo en borradores y fragmentos. No suspiren más, señoras. El tiempo es macho y en sus copas brinda por la belleza. Aturdidas por la galantería, oímos adular nuestras mediocridades, la indolencia vista como abnegación, la desidia, como intuición elegante, cada lapsus se nos perdona, nuestro único crimen es proyectar una sombra muy nítida o romper directamente el molde. Para eso, aislamiento, gas lacrimógeno, bombardeos de dolor. Hay pocas aspirantes a ese honor. 74 10. Bueno, tardó mucho en llegar, la que debe ser más despiadada consigo misma que la historia. Con la cabeza de lleno en el viento, la veo zambullirse y atravesar de pecho la corriente, atrayendo la luz tan hermosa, al menos como cualquier chico o helicóptero suspendida, llegando, con sus aspas finas doblegando el aire pero entonces su carga no será de promesas, sino entregada tangible nuestra. N. de ST.: [1] Hace referencia a la sentencia “¡O tempora, o mores!” que acuñó Marco Tulio Cicerón en sus célebres Catilinarias y que significa, aproximadamente, “¡Oh, tiempos!, ¡oh, costumbres!”. [2] Forma latinizada de Boudica, reina guerrera de los icenos que 75 acaudilló a varias tribus britanas durante el mayor levantamiento en Inglaterra contra la ocupación romana durante el reinado del emperador Nerón. [3] Alude al final del poema "Au lecteur", de Charles Baudelaire: “Hypocrite lecteur!—mon semblable—mon frère!” (“¡Lector hipócrita! —mi semejante—¡mi hermano!”). [4] Título de un poema de Emily Dickinson. [5] La frase es de Horacio, en su Oda XXII, “Integer Vitae”, y significa “riendo dulcemente, hablando dulcemente”. [6] Título de un poema de Thomas Campion (1567–1620). [7] Charles Baudelaire, “Un Mangeur d'opium”, en Les Paradis Artificiels (1860). [8] Mary Wollstonecraft. Thoughts on the Education of Daughters (1787). [9] En relación con la frase de Samuel Johnson “It is not done well; but you are surprised to find it done at all”. Versión en castellano y notas de Sandra Toro 76 'Q
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