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Cor pulmonale DEFINICIÓN Cor pulmonale (CP) se refi ere a los cambios en la estruc- tura del ventrículo derecho (VD) (hipertrofi a o dilatación) o alteración de su función que resulta de la hiperten- sión pulmonar (HP) relacionada con padecimientos pul- monares (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), vasculares (hipertensión arterial pulmonar idiopática), respiratorios superiores (apnea obstructiva del sueño) o de la pared torácica (p. ej., cifoescoliosis). La enfermedad cardiaca derecha debido a una enfermedad cardiaca iz- quierda o cardiopatía congénita no se considera CP. Es importante tener en cuenta que se han vertido opiniones divergentes acerca de la defi nición precisa de CP. De acuerdo con algunos especialistas, la estructura o la función alteradas del ventrículo derecho debido a la enfermedad vascular pulmonar no se defi nen como cor pulmonale. En otras palabras, sólo se consideran la en- fermedad pulmonar, ventilación deteriorada o hipoxia como CP. En esta sección se utiliza la defi nición que in- cluye la enfermedad vascular pulmonar como causa de CP porque proporciona una visión más amplia del diag- nóstico y el tratamiento de esta afección del VD. EPIDEMIOLOGÍA Aunque la prevalencia de la EPOC en EUA se aproxima a 15 millones, la prevalencia exacta del CP es difícil de deter- minar porque no se produce en todos los casos de EPOC, además de que la exploración física y los estudios siste- máticos son relativamente insensibles para la detección de HP. La prevalencia media calculada de HP en pacientes con EPOC es de 35%. Se considera que el CP representa en adultos el 6 a 7% de todos los tipos de enfermedades del corazón en EUA. Además, el CP implica 10 a 30% de las admisiones por insufi ciencia cardiaca descompensada en ese país. En el plano mundial, la incidencia de CP varía entre los diferentes países, según sean la prevalencia de tabaquismo, la contaminación del aire y otros factores de riesgo para diversas enfermedades pulmonares. ETIOPATOGENIA El CP es un estado de disfunción cardiopulmonar que puede originarse por causas y mecanismos fi siopatoló- gicos distintos (cuadro 28-1). Los posibles mecanismos incluyen los siguientes: ● Vasoconstricción pulmonar (secundaria a hipoxia alveolar, acidosis e HAP idiopática). ● Reducción anatómica del lecho vascular pulmo- nar (enfi sema, embolia pulmonar aguda y cróni- ca, etc.). ● Aumento de la viscosidad de la sangre (policite- mia, anemia falciforme, etc.). ● Aumento del fl ujo sanguíneo pulmonar. El resultado de los mecanismos anteriores eleva la pre- sión arterial pulmonar. http://booksmedicos.org Cor pulmonale 361 El VD es una cámara de pared delgada, es más una bomba de volumen que una de presión. Se adapta me- jor a los cambios de la precarga que a los de la poscar- ga. En la poscarga incrementada, el VD eleva la presión sistólica para mantener el gradiente; un aumento adi- cional del grado de presión arterial pulmonar produce dilatación signifi cativa del VD, mayor presión diastólica fi nal del VD y al fi nal colapso circulatorio. Una disminu- ción del gasto cardiaco (GC) del VD con un menor vo- lumen diastólico del ventrículo izquierdo (VI) tiene como resultado una reducción del GC del VI. Debido a que la arteria coronaria derecha, que abastece a la pa- red libre del VD, se origina en la aorta, un gasto ate- nuado disminuye la presión arterial en la aorta y el fl ujo sanguíneo coronario derecho, lo cual produce un círculo vicioso entre la reducción del GC del VD y VI. La causa más frecuente de CP (80 a 90% de los ca- sos) es la EPOC consecutiva a bronquitis crónica o enfi se- ma. El resto se debe a diversas formas de enfermedades pulmonares restrictivas, algunos casos de síndrome de apnea obstructiva del sueño en particular y otras. En pa- cientes con EPOC, el aumento en su gravedad y la limita- ción del fl ujo y en algunos casos, (cor pulmonale grave en el 5% de los casos de EPOC grave) cambios estructu- rales de las arteriolas mediadas por procesos infl amato- rios a través de linfocitos CD8 que son similares al daño plexiforme de la hipertensión arterial pulmonar, se corre- laciona con la gravedad creciente de la hipertensión pul- monar y del cor pulmonale. Como ejemplo, la hipertrofi a ventricular derecha está presente en 40% de los pacien- tes con un fl ujo espiratorio máximo en el primer segun- do (VEF1) < 1.0 L y en el 70% de aquéllos con VEF1 < 0.6 L. La presencia de hipoxemia, hipercapnia y policitemia también predice de forma independiente el desarrollo de hipertrofi a ventricular derecha en la EPOC. El pronóstico del paciente con enfermedad respira- toria crónica y CP tiene una peor supervivencia que la misma enfermedad sin cor pulmonale. Por ejemplo, la supervivencia a cuatro años se aproxima a 75% entre los pacientes con EPOC de gravedad variable, pero <50% entre los individuos cuya EPOC se complica por CP. La supervivencia mayor de tres años es poco frecuente en- tre los individuos con EPOC que tienen una resistencia vascular pulmonar >550 dinas-seg/cm5. Del mismo modo, los sujetos con CP debido a enfermedad pulmo- nar intersticial tienen un peor pronóstico respecto de los individuos con enfermedad pulmonar intersticial sin CP. En un estudio de cohorte retrospectivo de 131 personas con fi brosis pulmonar idiopática, los pacientes con CP (péptido natriurético cerebral elevado como sustituto de CP) tuvieron una mediana de supervivencia más cor- ta que los enfermos sin CP, 11 contra 23 meses. PRESENTACIÓN CLÍNICA Síntomas. Por lo general, las manifestaciones clínicas del CP son inespecífi cas. Los síntomas pueden ser suti- Cuadro 28―1. Causas de cor pulmonale Vasoconstricción hipóxica EPOC (bronquitis crónica y enfi sema), fi brosis quística Hipoventilación crónica Obesidad Síndrome de apnea/hipopnea del sueño Enfermedad neuromuscular Deformidades de la pared torácica Residencia a gran altitud Oclusión del lecho vascular pulmonar Tromboembolia pulmonar, embolia tumoral, huevos de parásitos Hipertensión pulmonar primaria Enfermedad venooclusiva pulmonar/hemangioma capilar pulmonar Drepanocitosis/embolia grasa Mediastinitis fi brosante, tumor mediastínico Angeítis pulmonar secundaria a enfermedad sistémica Enfermedad parenquimatosa con pérdida de superfi cie vascular Enfi sema bulloso, defi ciencia de antitripsina α1, hiperinsufl ación Bronquiectasias difusas, fi brosis quística Enfermedad intersticial difusa Neumoconiosis Sarcoidosis, fi brosis pulmonar idiopática, histiocitosis X Tuberculosis, infección micótica crónica Enfermedad vascular del colágeno http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 28)362 les, en particular en las primeras etapas de la enferme- dad y pueden atribuirse de modo erróneo a la afección pulmonar subyacente. El paciente puede quejarse de fatiga, taquipnea, disnea de esfuerzo y tos. Es posible también el dolor de angina de pecho que puede ser efecto de la isquemia del VD (casi nunca responde a los nitratos) o dilatación de la arteria pulmonar. Una variedad de síntomas neurológicos puede estar pre- sente en virtud de la disminución del gasto cardiaco y la hipoxemia. En raras ocasiones, el enfermo puede referir ronquera debido a la compresión del nervio la- ríngeo recurrente izquierdo por una arteria pulmonar dilatada. En etapas avanzadas, la congestión hepática pasiva secundaria a insufi ciencia ventricular derecha grave puede conducir a anorexia, malestar abdomi- nal e ictericia. El síncope relacionado con el esfuerzo puede estar presente en la enfermedad grave y refl eja una relativa incapacidad para incrementar el gasto car- diaco durante el ejercicio, con una caída posterior de la presión arterial sistémica. La presencia de HP eleva la presión en la aurícula derecha, venas y capilares y ello provoca un gradiente hidrostático con edema pe- riférico. Aunque ésta es una explicación simplista del edema periférico en el CP, otras hipótesis explican el edema, sobretodo en pacientes con EPOC, quienes no muestran elevación de la presión auricular derecha. Una disminución de la tasa de fi ltración glomerular (TFG) y la fi ltración de sodio, así como la estimulación de la vasopresina (que reduce la excreción de agua li- bre), debido a la hipoxemia, juegan un papel fi siopato- lógicos importante y pueden incluso tener una función para el edema periférico en sujetos con CP e incremen- to de la presión de la aurícula derecha. Signos. Los hallazgos físicos pueden refl ejar la en- fermedad pulmonar subyacente, HP, hipertrofi a ventri- cular derecha (HVD) (fi gura 28-1) e insufi ciencia del VD. Un aumento del diámetro del tórax, con retraccio- nes de la pared, además de distensión de las venas del cuello con una onda v prominente y cianosis, pueden ser hallazgos frecuentes. En la auscultación, los ester- tores y sibilancias pueden estar presentes como signos de enfermedad pulmonar subyacente. El fl ujo turbu- lento a través de vasos recanalizados en la HP trom- boembólica crónica puede percibirse en la forma de soplos sistólicos en los campos pulmonares. El desdo- blamiento del segundo ruido cardiaco con acentua- ción del componente pulmonar se puede escuchar en las primeras etapas. Un soplo de expulsión sistólica y el cierre de la arteria pulmonar pueden identifi carse en la enfermedad avanzada, junto con un soplo de regurgi- tación diastólica pulmonar. Otros hallazgos a la auscul- tación del sistema cardiovascular pueden ser la presencia de un tercero y cuarto ruidos, así como un soplo sistólico de regurgitación tricuspídea. El refl ujo hepatoyugular y el hígado pulsátil son signos de insu- fi ciencia del VD con congestión venosa sistémica. En la percusión, la hiperresonancia de los campos pulmonares puede ser un dato de la EPOC subyacente; la ascitis puede aparecer en la enfermedad grave. La exploración de las extremidades inferiores revela evi- dencia de edema con fóvea. CONSIDERACIÓN DIAGNÓSTICA Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Un enfoque general para diagnosticar CP e investigar su origen exige las pruebas de laboratorio habituales, radiografía de tórax y electrocardiograma. La ecocar- diografía proporciona valiosa información sobre la enfermedad y su etiología. El cateterismo cardiaco de- recho es la prueba más precisa, aunque invasiva, para confi rmar el diagnóstico de CP y suministra informa- ción importante sobre los trastornos subyacentes. La determinación del diagnóstico de CP debe ir seguida de una mayor investigación para precisar la afección pulmonar subyacente. Algunas veces, una enfermedad pulmonar común, como la EPOC, no es la única alte- ración pulmonar como causa de CP y pueden coexis- tir otros padecimientos pulmonares. Por lo tanto, las pruebas de función pulmonar pueden ser necesarias M T VI VD Figura 28―1. Hipertrofi a de la pared libre y dilatación del ventrículo derecho. VD: ventrículo derecho, VI: ventrículo izquierdo, M: mitral, T: tricuspíde. http://booksmedicos.org Cor pulmonale 363 para confi rmar la enfermedad pulmonar de fondo. El gammagrama de ventilación/perfusión (V/Q) y la to- mografía computarizada (TC) deben realizarse si los an- tecedentes del paciente y la exploración física sugieren tromboembolismo pulmonar como origen de HP y CP. Cualquier resultado anormal en cada uno de los estu- dios anteriores puede requerir una valoración adicional. El diagnóstico diferencial incluye mixoma auricular, alteraciones de la sangre relacionadas con aumento de la viscosidad, insufi ciencia cardiaca congestiva (biven- tricular), pericarditis constrictiva y miocardiopatías in- fi ltrativas, entre otras. Estudios de laboratorio. Las investigaciones de la- boratorio se enfocan en la defi nición de las causas sub- yacentes potenciales, así como la valoración de las complicaciones del CP. En casos específi cos, los estudios de laboratorio adecuados pueden incluir los siguientes: a) hematócrito para cuantifi car eritrocitosis, que puede ser una consecuencia de la enfermedad pulmonar de fondo pero que también puede incrementar la presión arterial pulmonar mediante el aumento de la viscosidad; b) determinación plasmática de antitripsina α1 cuando se sospecha su defi ciencia; c) valores de anticuerpos anti- nucleares para búsqueda de colagenopatías, como LES y escleroderma; y d) estudios para determinar los estados de hipercoagulabilidad (p. ej., cifras séricas de proteínas S y C, antitrombina III, factor V de Leyden, anticuerpos anticardiolipina y homocisteína). Gasometría en sangre arterial. Puede proporcio- nar información importante sobre el grado de oxige- nación y el tipo de trastorno ácido-base. Péptido natriurético cerebral elevado (BNP). Por sí solo no es sufi ciente para determinar la presen- cia de CP, pero contribuye a diagnosticar CP en conjun- to con otras pruebas no invasivas y en entornos clínicos apropiados. Una concentración de BNP elevada puede ser en realidad un mecanismo natural para compensar la HP e insufi ciencia cardiaca derecha mediante la pro- moción de la diuresis y natriuresis, vasodilatación de vasos sistémicos y pulmonares, y la reducción de los valores circulantes de endotelina y aldosterona. Radiografía de tórax. En pacientes con CP puede mostrar agrandamiento de las arterias pulmonares cen- trales con disminución de la vasculatura periférica (fi - gura 28-2). La HP se debe sospechar cuando la arteria pulmonar derecha descendente es mayor de 16 mm de diámetro y la arteria pulmonar izquierda mayor de 18 mm de diámetro. La dilatación ventricular derecha con- duce a un aumento del diámetro transversal de la som- bra del corazón en la radiografía posteroanterior y llenado del espacio de aire retroesternal en la vista late- ral. La sensibilidad de estos hallazgos se reduce en pre- sencia de cifoescoliosis o sobredistensión pulmonar. Anormalidades electrocardiográfi cas (ECG). En el CP refl ejan la presencia de HVD, sobrecarga de presión del RV o enfermedad pulmonar subyacente (fi gura 28-3). Tales cambios en el ECG pueden incluir lo siguiente: a) desviación del eje a la derecha; b) relación de amplitud R/S en V1 > 1 (un aumento de las fuerzas dirigidas hacia delante puede ser un signo de infarto posterior); c) rela- ción de amplitud R/S en V6 < 1; d) patrón P-pulmonar (un aumento de la amplitud de la onda P en las deriva- ciones DII, DIII y aVF); e) patrón S1, Q3, T3 y bloqueo de rama derecha, sobre todo si la embolia pulmonar es la causa subyacente; f) QRS de bajo voltaje a causa de la EPOC subyacente e hiperinsufl ación pulmonar; g) la HVD grave puede expresarse en forma de ondas Q en las de- rivaciones precordiales que pueden interpretarse de for- ma errónea como un infarto del miocardio anterior. Además, muchos trastornos del ritmo pueden estar presentes en el CP crónico, desde extrasístoles auricula- res aisladas hasta diferentes tipos de taquicardias supra- ventriculares, incluidas taquicardia paroxística auricular, taquicardia auricular multifocal, fi brilación auricular, ale- teo auricular y taquicardia de la unión. Estas arritmias pueden desencadenarse por procesos secundarios a la enfermedad de base (p. ej., ansiedad, hipoxemia, des- equilibrio ácido-base, alteraciones electrolíticas; el uso excesivo de los broncodilatadores intensifi ca la activi- dad simpática); las taquiarritmias ventriculares con posi- ble letalidad son menos comunes. Pruebas de función pulmonar. Las pruebas de función pulmonar son anormales con frecuencia en pa- cientes con CP. La anormalidad depende del origen del Arteria pulmonar derecha Arteria pulmonar izquierda Cono de la pulmonar Figura 28―2. Radiografía de tórax PA en la que se observa distensión de las arterias pulmonares debido a hipertensión pulmonar. . http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 28)364 CP; si bien la capacidad de difusión debido a la hiper- tensión pulmonar es un hallazgo frecuente, muchos pa- cientes también muestran un patrón funcional restrictivo.La presencia de un defecto ventilatorio restrictivo no es indicativa en todos los casos de HP relacionada con en- fermedad intersticial y CP, ya que la HP por sí sola es sufi ciente para producir tal patrón funcional. Ecocardiografía bidimensional. Por lo general de- muestra signos de sobrecarga de presión ventricular de- recha. A medida que esta sobrecarga progresa, aumenta el espesor de la pared libre del VD junto con el movi- miento paradójico del septo interventricular producido durante la sístole (fi gura 28-4). En una etapa avanzada se produce la dilatación RV y el tabique muestra aplana- miento diastólico anormal (fi gura 28-5). En casos extre- mos, el tabique puede en realidad sobresalir en la cavidad del VI durante la diástole, lo que resulta en la disminución del volumen diastólico del ventrículo iz- quierdo y la reducción de la producción de VI. La ecocardiografía Doppler se utiliza para determi- nar la presión arterial pulmonar, tras tomar ventaja de la insufi ciencia tricuspídea funcional que en condiciones normales está presente en la hipertensión pulmonar. Esta modalidad de imagen se considera la técnica no invasiva más fi able para calcular la presión de la arteria pulmonar. Sin embargo, la efi cacia de la ecocardiografía Doppler puede estar limitada por la capacidad de iden- tifi car un chorro regurgitante tricuspídeo. Resonancia magnética (RM). La resonancia mag- nética cardiaca no está disponible de manera generali- zada, pero parece ser superior a la ecocardiografía para determinar el tamaño del ventrículo derecho y la función (es decir, contractilidad, fracción de expulsión, alteraciones de la motilidad), así como la valoración de masa miocárdica y viabilidad. Las presiones del ventrí- culo derecho también se pueden calcular mediante re- sonancia magnética cardiaca. Cateterismo cardiaco derecho. Es la norma de oro para el diagnóstico de CP. Los pacientes con CP tienen evidencia de disfunción ventricular derecha, sig- nos de hipertensión pulmonar (presión arterial pulmo- nar media ≥ 25 mm Hg), pero sin compromiso del hemicardio izquierdo (es decir, una presión de oclusión de la arteria pulmonar < 15 mm Hg). Las indicaciones para el cateterismo derecho incluyen las siguientes: síntomas y signos de CP, pero las pruebas de diagnós- tico no invasivo son insufi cientes; confi rmación de re- sultados no invasivos que sugieren CP e HP; intención de diferenciar el CP de la disfunción ventricular izquier- da oculta, sobre todo cuando la presentación es confu- sa. Otra indicación adicional es la valoración de la posible reversibilidad de la hipertensión arterial pul- monar con el tratamiento vasodilatador. TRATAMIENTO El tratamiento del CP incluye tres grandes objetivos fi siológicos: la reducción de la poscarga del VD (esto es, la atenuación de la presión de la arteria pulmonar), la disminución de la presión ventricular derecha y la mejoría de la contractilidad del VD. Sin embargo el tratamiento médico se centra las más de las veces en I II III aVR aVF aVL V1 V3 V2 V5 V6 V4 Figura 28―3. Hipertrofi a ventricular derecha secundaria, en este caso, a la hipertensión pulmonar primaria. Los rasgos característicos incluyen desviación del eje a la derecha, onda R alta en V1, retraso de zona de transición precordial con las ondas S prominentes en las derivaciones V5 y V6, ondas T invertidas y depresión del segmento ST en V1 a V3. “Colar”, y alcanzó las ondas P en la derivación II consistente con concomitante crecimiento de la aurícula derecha. http://booksmedicos.org Cor pulmonale 365 el manejo de la enfermedad pulmonar subyacente, al mejorar la oxigenación y la función del VD mediante el aumento de la contractilidad y la disminución de la vasoconstricción pulmonar. No obstante, el enfoque puede ser diferente en cierta medida en una fase agu- da, en cuyo caso la prioridad es la estabilización de la paciente. El apoyo cardiopulmonar en pacientes que experimenten CP agudo con insufi ciencia del VD agu- da incluye la administración de líquidos y vasopresores (p. ej., adrenalina) para mantener una presión arterial adecuada. Por supuesto, el principal problema se debe corregir, si es posible. Por ejemplo, para la embolia pul- monar masiva debe considerarse la administración de anticoagulantes, trombolíticos o embolectomía quirúr- gica, en especial si el colapso circulatorio es inminente; son posibles la broncodilatación y el tratamiento de la infección en individuos con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC); y, asimismo, pueden estar indicados esteroides e inmunosupresores en enferme- dades pulmonares infi ltrativas y fi bróticas. OXIGENOTERAPIA La poscarga del VD en el paciente con CP puede re- ducirse mediante la administración de oxígeno com- plementario en casos de hipoxemia, ya que el oxígeno mitiga cualquier vasoconstricción hipóxica. Los efectos de los complementos de oxígeno en la hemodinámica cardiopulmonar se han demostrado en pequeños sub- grupos de dos grandes estudios prospectivos de cohor- te, así como diversos estudios posteriores que muestran que el oxígeno complementario se relaciona con dismi- nución discreta de la presión media de la arteria pulmo- nar y resistencia vascular pulmonar en sujetos con EPOC complicados por corazón pulmonar. Los mecanismos por los que actúa el oxígeno no son del todo claros. Dos hipótesis (no excluyentes) pueden explicar el benefi cio en la supervivencia con oxigenoterapia. Hipertrofia del ventrículo derecho Movimiento septal paradójico Chorro RJ Muesca sistólica Flujo AP 5 m/seg DVD RT DAD VI AI VD Figura 28―4. Representación esquemática de los cambios ecocardiográfi cos bidimensionales en la hipertensión pulmonar secundaria. Los principales hallazgos son la distensión del ventrículo derecho (DVD), hipertrofi a ventricular derecha, dilatación de la aurícula derecha (DAD), regurgitación tricuspídea funcional (RT) y una muesca mesosistólica en el trazado del fl ujo de la arteria pulmonar (AP). También se reconoce abultamiento paradójico del tabique hacia el ventrículo izquierdo durante la sístole. Figura 28―5. Ecocardiograma en dos dimensiones en el cual se muestra la dilatación del ventrículo derecho y el aplanamiento del tabique interventricular. http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 28)366 1. La oxigenoterapia reduce la vasoconstricción pulmonar y por tanto las resistencias vasculares pulmonares. Como resultado, el volumen/latido y el gasto cardiaco aumentan. Es posible que de- crezca la vasoconstricción renal y se produzca una excreción fraccional mayor de sodio. 2. La oxigenoterapia aumenta la entrega tisular de oxigeno y proporciona mejor oxigenación del corazón, cerebro y otros órganos vitales. DIURÉTICOS Los pacientes con CP pueden tener una presión del VD in- crementada en grado notable, lo que deteriora la función ventricular derecha e izquierda. Esta última es efecto del desplazamiento del septum interventricular a la izquierda, lo cual afecta la función diastólica del ventrículo izquier- do (VI). El tratamiento con diuréticos parece mejorar el rendimiento hemodinámico de los pacientes con una presión ventricular derecha elevada de forma marcada, aunque esta observación se basa más en la experiencia clínica que en la evidencia empírica. No está claro si es preferible la dosis en bolo o una infusión continua de los diuréticos, si bien se ha mencionado que la infusión continua puede tolerarse mejor desde el punto de vista hemodinámico por algunos pacientes. De modo ocasio- nal, la elevación de la presión ventricular derecha es tan grave que los diuréticos son inefi caces. En tales casos, la ultrafi ltración puede ser benéfi ca. Sin embargo, el agotamiento excesivo de volumen debe evitarse, puesto que puede producirse un decre- mento del gasto cardiaco si se reduce demasiado el retorno venoso y la presión del VD en los pacientes con CP. Un método simple para valorar la situacióndel volumen consiste en vigilar el BUN y la creatinina en plasma. Mientras estos parámetros permanezcan esta- bles, puede asumirse que la perfusión renal, y por tan- to el fl ujo a otros órganos, se mantiene. Si existe una elevación de estos parámetros debe evitarse continuar el diurético y el agotamiento de volumen. Otra compli- cación potencial de los diuréticos en los pacientes con CP es el desarrollo de alcalosis metabólica. La alcalosis suprime la ventilación, lo cual puede tener implicacio- nes importantes en individuos con enfermedad pul- monar grave, como difi cultar el retiro del ventilador. INOTRÓPICOS No existen agentes inotrópicos orales que sean apro- piados para uso regular en pacientes con CP. La digoxina es un glucósido cardiaco oral con efectos inotrópicos que proporciona un benefi cio sintomático a los sujetos con disfunción sistólica ventricular izquierda. Pese a ello, no está indicado para el tratamiento de CP en ausen- cia de coexistencia de fi brilación auricular o disfunción ventricular izquierda, dado que no hay evidencia de que mejora los resultados clínicos y puede tener efec- tos perjudiciales. Entre los potenciales efectos lesivos, la digoxina puede inducir la vasoconstricción pulmonar y la hipertensión pulmonar el empeoramiento. Además, el riesgo de toxicidad de la digoxina se incrementa en el ajuste de la hipoxemia y la hipopotasemia inducida por diuréticos, ambos comunes en el CP. En concreto, la administración de digoxina en pacientes con EPOC con contractilidad normal del VI no mejora la fracción de ex- pulsión en reposo o durante el ejercicio ni aumenta la capacidad máxima de ejercicio. Los inotrópicos intravenosos pueden ayudar a esta- bilizar los pacientes con CP descompensado grave (es decir, choque cardiogénico). La dobutamina y milrinona son los fármacos más disponibles, mientras que el levo- simendán es más reciente y está menos disponible. La dobutamina es un agonista del receptor adrenérgico β, la milrinona es un inhibidor selectivo de la fosfodieste- rasa 3 y el levosimendán es un compuesto sensibilizador del calcio. Todos los fármacos acentúan la contractilidad del ventrículo derecho, así como la disminución de la poscarga del ventrículo derecho mediante la inducción de vasodilatación pulmonar. Esta reducción de la pos- carga se puede mejorar mediante la administración concomitante de óxido nítrico inhalado. Los principales efectos secundarios de los fármacos inotrópicos intravenosos son taquicardia e hipotensión sistémica. La hipotensión inducida por estos compues- tos se produce por lo general a dosis bajas y se resuelve a medida que aumenta la dosis. Como la mayoría de los pacientes se halla hipotensa cuando se inicia el inotrópi- co, se recomienda primero elevar la presión arterial sis- témica mediante la administración de noradrenalina en infusión continua y luego el compuesto inotrópico. A medida que se ajusta la dosis del inotrópico, de suspen- de la noradrenalina para que el paciente reciba sólo el inotrópico. Los inotrópicos intravenosos deben consi- derarse un tratamiento de rescate para los individuos con inestabilidad hemodinámica. En estos casos no está indicada su administración de manera sistemática. VASODILATADORES Varios vasodilatadores (incluidos hidralacina, nitratos, ni- fedipina, verapamilo e IECA) se han utilizado como inten- http://booksmedicos.org Cor pulmonale 367 to de mejorar el grado de hipertensión pulmonar (HP). En algunos estudios se han documentado reducciones a corto plazo de la presión media de la arteria pulmonar, aunque modestas. No obstante, los vasodilatadores no producen una mejoría sostenida o signifi cativa y pueden acompañarse de efectos secundarios adversos: a) estu- dios a corto plazo no han conseguido demostrar una mejoría de la capacidad para el ejercicio o una mejoría funcional, tal vez debido a que estos enfermos están li- mitados más por la mecánica pulmonar que por el grado de HP; b) es infrecuente la efi cacia sostenida (más de tres a seis meses); y c) la administración de vasodilatadores en personas con EPOC puede relacionarse con un em- peoramiento de la oxigenación arterial o hipotensión sistémica, si bien estos efectos no sean graves. Por lo tanto, el uso de medicación vasodilatadora para pacien- tes con EPOC ha decaído en la práctica clínica regular. Sin embargo, los pacientes con HP grave y persis- tente, a pesar del tratamiento broncodilatador, pueden ser aptos para estudios clínicos con medicación vaso- dilatadora. En este contexto, el cateterismo cardiaco derecho se recomienda antes de la administración del vasodilatador; nifedipino (30 a 240 mg/día oral, con liberación sostenida) o el diltiazem (120 a 720 mg/día oral, con liberación sostenida) se recomiendan para determinar de forma objetiva la efi cacia y detectar po- sibles efectos hemodinámicos adversos. TEOFILINA Además de los efectos broncodilatadores se ha comu- nicado que la teofi lina reduce la resistencia vascular pulmonar y las presiones pulmonares de forma agu- da en pacientes con CP crónico secundario a EPOC. La teofi lina tiene un efecto inotrópico débil y por tanto puede mejorar la expulsión ventricular derecha y la izquierda. Las dosis bajas de teofi lina también se han sugerido para inducir efectos antiinfl amatorios que ayudan a controlar enfermedades pulmonares subya- centes, como la propia EPOC, además de incrementar la resistencia diafragmática. Estos efectos pueden ex- plicar por qué algunos pacientes tratados con teofi lina, por ejemplo, experimentan una disminución de la dis- nea (documentada en al menos un estudio doble cie- go), sin una reducción de la obstrucción al fl ujo aéreo. Como resultado de ello, tras considerar el uso de la teofi lina como medida adyuvante en el tratamiento del cor pulmonale crónico o descompensado, no es claro en pacientes con EPOC subyacente por lo menos hasta que aparezca una nueva evidencia al respecto. FLEBOTOMÍA En individuos con eritrocitosis grave (hematócrito > 55%), la fl ebotomía (para conseguir un hematócrito al- rededor de 50%) se observa una disminución de la PAP media y la resistencia vascular pulmonar, además de una mejoría de la tolerancia al esfuerzo. No obstante, la apli- cación de oxigenoterapia en los pacientes adecuados debe reducir el número de casos de EPOC que presen- tan eritrocitosis grave. Por lo tanto, la práctica de fl e- botomías debe reservarse como medida adyuvante en el tratamiento agudo de los enfermos con poliglobulia marcada que tengan una descompensación del CP, para los raros pacientes que permanecen con eritrocitosis signifi cativa a pesar de la oxigenoterapia adecuada por largo tiempo, o bien para aquéllos con manifestaciones neurológicas por síndrome de hiperviscosidad. PRONÓSTICO El pronóstico del CP es variable y depende de la afec- ción subyacente. Sin embargo, la presencia de CP como resultado de una enfermedad pulmonar primaria re- presenta casi siempre un pobre pronóstico. Por ejem- plo, los sujetos con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que desarrollan CP tienen un 30% de probabilidad de sobrevivir cinco años. No obstante, no es aún claro si la CP implica un valor pronóstico inde- pendiente o si refl eja tan sólo la gravedad de la EPOC subyacente u otra enfermedad pulmonar. Un estudio realizado en China indicó que el CP crónico es uno de los principales factores de riesgo de reingreso hospitalario temprano en pacientes después de la hospitalización por exacerbación aguda de EPOC. El estudio de Lin et al. de 692 pacientes incluyó a 63 individuos que reingresaron al hospital en los 31 días después del alta. A través del análisis multivariado, es- tos investigadores encontraron que los factores de riesgo de reingreso temprano incluyen, en orden de importancia, CP crónico (razón de momios [OR], 2.14), hipoproteinemia (OR, 2.02) y una presión parcial eleva- da de CO2 (PaCO2 [OR, 1.03]). MacNee W: Pathoph ysiology of cor pulmonalein chronic obstructive pulmonary disease. Part two. BIBLIOGRAFÍA http://booksmedicos.org Botón1:
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