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y pDerraaramalignome pleural maligno INTRODUCCIÓN El derrame pleural maligno (DPM) constituye la prin- cipal causa de exudado pleural (sin incluir los para- neumónicos), aunque también debe considerarse la posibilidad de afectación neoplásica de la pleura sin presencia de derrame. Esto puede ocurrir con frecuen- cia en el mesotelioma, en el cual el derrame pleural puede ser muy pequeño o estar ausente en las fa- ses iniciales e incluso durante el curso completo de la enfermedad, aunque también puede aparecer en neoplasias pleurales metastásicas. En un estudio reali- zado en necropsias por el grupo del autor se encontró afectación metastásica de la pleura en 29% de 191 casos con tumor maligno en algún órgano, pero sólo había derrame pleural en 15% de esos pacientes. En un estudio prospectivo realizado por Villena et al., y que incluía a 1 000 pacientes consecutivos sometidos a toracocentesis, la etiología del derrame fue maligna en 364 casos (36%) y su incidencia ha au- mentado en los últimos años. La mayor parte de los DPM es efecto de metástasis pleurales de tumores ori- ginados en otros órganos, sobre todo pulmón (en más de un tercio de los casos) y mama. Según sea la prevalencia de afecciones relacionadas con exposición a asbesto, el mesotelioma puede ser la tercera causa de DPM, pero también debe tenerse en cuenta el linfoma, tumores de ovario y otros. A pesar de la prohibición del amianto, que se relaciona sin duda con la apari- ción de mesotelioma maligno, en gran cantidad de países todavía se prevé un aumento global de su inci- dencia, con base en el largo periodo de latencia entre exposición y manifestación de la enfermedad, que se sitúa alrededor de los 40 años, con un amplio mar- gen entre los valores extremos (hasta 75 años en la serie de Bianchi et al.). De acuerdo con el consumo de asbesto, se ha calculado que el punto de máxima incidencia del mesotelioma se registrará alrededor del año 2020 en Europa, con marcadas diferencias entre los países. La pleura puede invadirse de forma directa por un tumor desde estructuras contiguas (pulmón, mediasti- no o pared torácica, incluidos tumores profundos de la mama), pero la mayoría de las malformaciones pleura- les se produce, según algunos estudios de necropsias, por embolización tumoral al pulmón y pleura visceral, con diseminación secundaria en la pleura parietal. El derrame se puede desarrollar como una consecuencia directa de la invasión tumoral, con aumento de la per- meabilidad vascular, pero también puede ser conse- cuencia de la obstrucción del drenaje linfático pleural, pulmonar o mediastínico. Este último mecanismo lo sugirió Meyer en 1966 y el autor lo confi rmó en otro estudio de necropsias 20 años después. Puede haber derrame pleural en coexistencia con un tumor maligno en algún órgano, pero sin que exista en realidad afectación tumoral directa de la pleura; a estos derrames los denominó “paramalignos”. El autor ha identifi cado este fenómeno en 17% de pacientes con tumor maligno presente en cualquier órgano (estudio en necropsias) y las principales causas son neumonitis obstructiva o atelectasia, embolismo pulmonar, bloqueo linfático mediastínico, obstrucción del conducto toráci- http://booksmedicos.org Derrame pleural maligno y paramaligno 431 co (con o sin quilotórax), síndrome de vena cava supe- rior, afectación tumoral del pericardio, síndrome posterior a radioterapia o quimioterapia e hipoalbumi- nemia. Para establecer el diagnóstico de derrame pleu- ral paramaligno se requiere descartar con alto grado de certeza la presencia de lesiones tumorales en la cavidad pleural, pero ni la citología ni la biopsia pleural con agu- ja son sensibles en grado sufi ciente para ello; la toracos- copia es la técnica que más se aproxima a la norma de oro diagnóstica (si se excluye la toracotomía). En una serie que incluía a 971 pacientes consecutivos con cán- cer de pulmón se encontró derrame pleural que era vi- sible en la radiografía de tórax en 72 pacientes (7%), pero había otros 116 sujetos con derrame que sólo se detectó en TAC o al practicar la toracotomía. La citología fue positiva en sólo 40% de los derrames visibles en la radiografía de tórax, pero se reconocieron metástasis pleurales en el 75% de esos casos. En otro estudio que incluyó a pacientes con cáncer de pulmón y derrame pleural > 1/3 del hemitórax (muchos de ellos con citolo- gía negativa), el autor encontró lesiones tumorales en 70 de 76 individuos (92%) tras la toracoscopia y en nin- guno de los seis casos restantes fue posible resecar el tumor por la invasión mediastínica. Por consiguiente, es muy aconsejable efectuar toracoscopia exploradora, de preferencia mediante cirugía toracoscópica asistida por video con pericardioscopia antes de intentar la resec- ción quirúrgica en estos pacientes, con objeto de des- cartar la presencia de metástasis pleurales insospechadas o invasión del mediastino. Cuando el derrame pleural es tan pequeño que sólo se detecta en la toracotomía, y ante la presencia de metástasis visibles en la pleura, se puede considerar que el derrame es “paramaligno”. No obstante, se ha comprobado que el pronóstico es peor en estos casos que en aquellos que no tienen derrame pleural. CLÍNICA Casi todos los derrames neoplásicos cursan con dis- nea de esfuerzo, que progresa a medida que aumen- tan de tamaño y comprimen pulmón y diafragma (incluso hasta invertir a éste cuando el derrame es masivo, con grave deterioro de la función respirato- ria y necesidad de evacuación inmediata). Si además hay dolor intenso y continuo (sin relación con e l ci- clo respiratorio) se debe sospechar mesotelioma, en particular en sujetos con antecedente de exposición a asbesto. El DPM suele presentar alguna de las siguientes ca- racterísticas cuando se aplican técnicas de imagen: ● Con frecuencia ocupa > 50% del hemitórax. ● Si es bilateral (lo que puede ocurrir sobre todo en metástasis de mama y ovario), el tamaño del corazón no está aumentado, salvo en presencia de derrame pericárdico, que puede ocurrir en fa- ses avanzadas. ● Si el mediastino está centrado en presencia de un derrame unilateral al parecer masivo es pre- ciso sospechar obstrucción bronquial proximal (en cuyo caso está indicada la realización de broncoscopia), fi jación del mediastino por tu- mor o adenopatías, o infi ltración pleural exten- sa (por mesotelioma o “pulmón atrapado” por tumor o fi brina). ● La TAC (tomografía axial computarizada) puede encontrar derrame pleural sin ningún otro hallaz- go en más del 50% de los casos. Hay que sospe- char neoplasia si se observan nodulaciones pleurales, engrosamiento difuso de la pleura pa- rietal > 1 cm, engrosamiento “circunferencial” de toda la pleura (incluida la mediastínica, que apa- rece a menudo en el mesotelioma avanzado), o si se observan metástasis hepáticas que coexisten con el derrame pleural. Para el estudio del derra- me pleural sospechoso de malignidad es necesa- rio realizar TAC con contraste. ● La ecografía torácica puede tener >95% de espe- cifi cidad para DPM si se observa engrosamiento marcado de l a pleura parietal o visceral o si se reconocen nódulos sobre la superfi cie del diafragma. DIAGNÓSTICO ANÁLISIS DEL LÍQUIDO PLEURAL De acuerdo con el documento de consenso de la European Respiratory Society y la American Thora- cic Society (ERS/ATS) para el tratamiento de derrames pleurales malignos, se debe considerar la posibilidad de DPM, y por consiguiente la de toracocentesis con análisis del líquido pleural, en cualquier paciente con derrame pleural unilateral o bilateral que coexista con tamaño normal de la silueta cardiaca. Los hallazgos más relevantes en el líquido pleural maligno son los siguientes: ● El aspecto del líquido pleural no es hemorrágico en todos los casos, pero su presencia refuerza la sospecha de malignidad. http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 35)432 ● En la gran mayoría de los casosde DPM (> 95%) se trata de un exudado, según los criterios de Light. Se pueden hallar trasudados malignos en casos de cáncer de pulmón con obstrucción del bronquio principal, pero también en linfomas y otros tumores. El bloqueo del drenaje linfático puede ser la causa, pero hay que descartar siem- pre la presencia de insufi ciencia cardiaca o cual- quier otro problema relacionado con la pro- ducción de trasudados. ● El recuento diferencial de células nucleadas en el líquido pleural no es nunca diagnóstico, pero puede ser de ayuda para elegir la aplicación de otras técnicas diagnósticas: más de dos tercios de los derrames con predominio linfocitario son ma- lignos o tuberculosos, si bien el predominio de neutrófi los no excluye afectación maligna. La pre- sencia de eosinofi lia (> 10%) no refuerza ni des- carta el diagnóstico de tumor maligno, pero cuando es muy alta (> 40%) reduce la probabili- dad de que el derrame sea maligno. ● La determinación de adenosina desaminasa (ADA) se recomienda en países con prevalencia media y alta de tuberculosis y sus valores suelen ser < 40 U/L en casi el 95% de los casos. Los valores de ADA pueden encontrarse elevados en pacientes con linfoma o mesotelioma, pero antes de deter- minarlos falsos positivos hay que tener en cuenta que en ocasiones pueden coexistir mesotelioma maligno y pleuritis tuberculosa, y por ello se reco- mienda solicitar cultivo para M. tuberculosis en estos casos. ● El rendimiento de la citología se aproxima a 60% y depende de la extensión del tumor en la cavidad pleural, además de la naturaleza de la neoplasia primaria (en consecuencia, el carcinoma epider- moide, cuyas células están unidas por abundantes puentes de unión, proporcionan peor rendimien- to de la citología que otros tumores más laxos, como el microcítico). En general, la positividad de la citología es más alta en neoplasias de mama y ovario, y más baja en linfomas, sarcomas y meso- teliomas. No es rentable repetir la citología más de dos veces y se recomienda biopsia cuando se requiera una segunda citología. ● Si se sospecha linfoma puede ser de gran ayuda el estudio del líquido pleural mediante citometría de fl ujo y también puede ayudar esta técnica a distinguir el mesotelioma del carcinoma pleural metastásico. Recientes avances pueden mejorar en gran medida el rendimiento de esta técnica. ● Salvo instrucciones expresas, es aconsejable que la muestra de líquido pleural para estudio citoló- gico se recoja en tubos citratados para prevenir su coagulación, pero no en cualquier otro medio, en virtud del riesgo de interferir con las técnicas de laboratorio. ● Los valores elevados de LDH en líquido pleural se han correlacionado con peor pronóstico en los derrames pleurales malignos, con 500 U/L como punto de corte, pero parecen ser más relevantes el pH y la glucosa en el líquido pleural: la conjun- ción de pH bajo (< 7.30) y glucosa baja (< 60 mg/ dL) en derrames malignos se relaciona con mar- cado engrosamiento pleural y bloqueo del paso de sustancias entre cavidad pleural y sangre; en estos casos, el rendimiento de la citología es más alto por la estrecha relación que existe entre pH bajo y afectación tumoral extensa de la pleura. También se han relacionado con supervivencia más corta en derrames por carcinomas pleurales metastásicos y es importante resaltar que tanto el pH como la glucosa pleural son más bajos en grado signifi cativo en mesoteliomas que en car- cinomas metastásicos. ● Si bien no son diagnósticos de manera defi nitiva, los marcadores tumorales en el líquido pleural pueden ayudar (cuando son positivos con clari- dad) a seleccionar a los pacientes elegibles para la aplicación de técnicas diagnósticas más invasivas. Su principal problema radica en la baja sensibili- dad o especifi cidad, y por ello se recomienda el uso de un panel que combine varios de ellos (CEA, CA 125, CA 15 3, y CYFRA 21 1), que podría incre- mentar el rendimiento de la citología en casi un tercio de los casos. En el mesotelioma, el biomar- cador que más atención ha recibido en los últimos años es la mesotelina soluble, que guarda una es- trecha correlación con el tamaño y progresión tu- moral en el mesotelioma de estirpe epitelioide (no sarcomatoso, en el que suele ser negativo), pero el principal problema radica en la identifi ca- ción de un punto de corte adecuado para distin- guir entre afectación pleural benigna y maligna. Concentraciones altas de mesotelina en el líquido pleural refuerzan el uso de técnicas diagnósticas invasivas en un paciente con sospecha de meso- telioma. Para superar los problemas de la mesote- lina y otros marcadores, se ha publicado en fecha reciente que la fi bulina 3 es capaz de distinguir entre personas sanas con antecedente de exposi- ción a asbesto y pacientes con mesotelioma, e in- cluso entre mesotelioma y otros procesos malignos o benignos de la pleura, pero estos ex- celentes resultados iniciales no se han confi rmado en otro estudio reciente realizado en Australia, aunque este marcador sí mostró valor predictivo de la supervivencia cuando sus valores se encuen- http://booksmedicos.org Derrame pleural maligno y paramaligno 433 tran elevados en el líquido pleural, sobre todo en el mesotelioma de tipo sarcomatoso o mixto. BIOPSIA PLEURAL CON AGUJA La mayor parte de las guías clínicas recomienda la rea- lización de biopsia pleural cuando un derrame pleu- ral de origen desconocido y persistente (más de dos semanas de evolución) presenta una primera citología negativa, y muchas veces se aconseja la biopsia pleural con aguja en esos casos. El uso conjunto de citolo- gía y biopsia mejora el rendimiento diagnóstico y la biopsia con aguja está indicada en particular cuando se duda entre tuberculosis o neoplasia, por su alto rendimiento diagnóstico en l a pleuritis tuberculosa. El rendimiento de la biopsia pleural con aguja suele ser bajo en los derrames con citología negativa, de- bido a la distribución irregular de las lesiones neoplá- sicas en muchos casos, a diferencia de lo observado en la pleuritis tuberculosa. Cuando se observa marca- do engrosamiento o claras nodulaciones en el espacio pleural se recomienda biopsia con la ayuda de técnicas de imagen (ecografía o TAC) en tiempo real. TORACOSCOPIA La toracoscopia tiene un alto rendimiento diagnóstico en los derrames pleurales malignos, se puede realizar con anestesia local y ligera sedación y no tiene mayores complicaciones que la biopsia con aguja “ciega”. En un estudio prospectivo que incluyó a 150 pacientes, Boutin et al. obtuvieron un rendimiento diagnóstico del 36% en DPM, mientras que la toracoscopia consiguió el 87%. En otro estudio prospectivo, Loddenkemper et al. registra- ron unos resultados similares al comparar aguja tru cut y toracoscopia. No obstante, la biopsia pleural con aguja se puede realizar en régimen ambulatorio, mientras que la toracoscopia es bastante más compleja y, con algunas excepciones, requiere hospitalización del paciente. TRATAMIENTO DEL DERRAME PLEURAL MALIGNO Se han propuesto algoritmos muy útiles en los úl- timos años y se recomienda la lectura de varias pu- blicaciones recientes sobre este tema. En general, se plantean las siguientes opciones. TRATAMIENTO SISTÉMICO La quimioterapia puede ser efectiva para controlar el derrame pleural maligno relacionado con linfoma, car- cinoma de pulmón de células pequeñas y cáncer de mama. No obstante, se recomienda aplicar en fase temprana pleurodesis si el derrame pleural recurre con rapidez, con objeto de evitar el deterioro del paciente o el desarrollo de un pulmón atrapado, que impediría la reexpansión pulmonar y la sínfi sis entre la pleura visceral y parietal. TRATAMIENTO LOCAL DEL DPM Toracocentesis evacuadora. Se debe realizar de ma- nera urgente en pacientes que presentan derrame pleural masivo y desplazamiento contralateral del me- diastino, pero la evacuación debe realizarse con lenti- tud para evitar edema pulmonar de reexpansión. Hay que ser en particular cautelosossi el mediastino está centrado con un derrame masivo y en tales casos es recomendable vigilar la presión pleural durante la evacuación del líquido. No se recomienda la toraco- centesis evacuadora repetida como única medida te- rapéutica para el control del DPM, salvo en individuos con corta expectativa de vida (< 1 mes), y es preferible plantear la realización de pleurodesis o la colocación de un catéter fi no (10 a 14 F) si el pulmón no está atrapado por tumor o fi brosis. Pleurodesis. Mediante la aplicación intrapleural de un compuesto irritante, se provoca una intensa in- fl amación que conduce a la sínfi sis entre pleura vis- ceral y parietal y la obliteración del espacio pleural (véanse más detalles sobre pleurodesis en el capítulo 52). Se requieren las siguientes condiciones para consi- derar la pleurodesis: ● Que el derrame pleural sea sintomático (disnea) y muestre tendencia a la recidiva tras toracocen- tesis evacuadora. ● Índice de Karnofsky > 40. ● Que el pulmón sea reexpandible luego de toraco- centesis terapéutica y se descarte obstrucción bronquial proximal o pulmón atrapado. Catéter pleural tunelizado. Los catéteres de pequeño calibre (10 a 14 F) se recomiendan en la actualidad para el control de neumotórax y derrames pleurales (con la excepción de empiemas y hemotórax). Provocan me- nos molestias que drenajes más gruesos y se pueden http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 35)434 introducir con facilidad con la ayuda de ecografía. Los catéteres pleurales tunelizados (CPT) se consideran una alternativa válida a la pleurodesis por algunos autores, pero su colocación está indicada en especial para pa- cientes con pulmón atrapado, en aquéllos con corta expectativa de vida o en los que ha fallado un intento previo de pleurodesis. Aunque en casi la mitad de los casos se produce sínfi sis pleural espontánea en los su- jetos portadores de este tipo de catéteres, también se ha planteado la posibilidad de instilar talco a su través para complementar su efecto terapéutico. Sus principa- les problemas radican en el costo del sistema, riesgo de infección, invasión neoplásica de la zona de inserción y considerable pérdida de proteínas por las repetidas evacuaciones del líquido pleural. En casos muy excepcionales se puede plantear la pleurectomía para controlar el derrame pleural ma- ligno, pero es un procedimiento muy invasivo y con gran morbilidad, que en la actualidad se plantea casi de modo exclusivo para tratar algunos casos seleccio- nados de mesotelioma. BIBLIOGRAFÍA Bianchi C, Bianchi T, Bucconi S: Malignant mesothelioma of the pleura in nonagenarian patients. Tumori 2011;97(2):156 9. Cases E, Seijo L, Disdier C et al.: Uso del drenaje pleu- ral permanente en el manejo ambulatorio del derrame pleural maligno recidivante. Arch Bronconeumol 2009;45(12):591–596. Díaz EM, Obrer AA, Cebollada MMl et al.: Thoracocentesis for the assessment of lung cancer with pleural effusion. Arch Bronconeumol 2002;38:479 484. 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