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Infecciones respiratorias virales (neumonía viral, Crup, laringotraqueobronquitis) INTRODUCCIÓN Las infecciones respiratorias virales son la causa más común de infección en el ser humano y es tan notoria su frecuencia como su curso benigno, en la gran ma- yoría de los casos; sin embargo, son la principal causa de incapacidad laboral manifestada por síntomas de gripe común. Los signos de infección viral en las vías respirato- rias pueden variar; en las vías respiratorias superiores puede manifestarse como una gripe común, faringoa- migdalitis o laringitis y en las inferiores, con mucha menos frecuencia, puede presentarse en la forma de bronquitis, bronquiolitis, neumonía, derrame pleural o lesión alveolar difusa y síndrome de insufi ciencia respi- ratoria aguda. Es posible que los virus infecten las vías respiratorias bajas con más frecuencia de lo esperado, como se ha señalado en fecha reciente, tal vez en rela- ción con el desarrollo de mejores métodos diagnósti- cos en las últimas décadas; esto ha hecho posible identifi car con mayor frecuencia las neumonías virales, lo cual ha modifi cado el desarrollo de nuevos fármacos antivirales. Los virus respiratorios se transmiten por inhalación de secreciones provenientes del árbol respiratorio de un huésped infectado, suspendidas en el aire en forma de aerosol. Una vez que ingresan al organismo, los virus respiratorios proliferan en el plano intracelular y lesio- nan el epitelio respiratorio. La parte del árbol respirato- rio que se afecta es variable; en los casos en que se comprometen las vías respiratorias bajas, la infl amación puede lesionar a bronquios, paredes alveolares y espa-cios aéreos, con la formación de edema de origen infl a-matorio, exudado y, en casos más graves, hemorragia o membranas hialinas y aun el síndrome de insufi ciencia respiratoria aguda. Las diferencias en cuanto a este es-pectro de manifestaciones clínicas depende del sistema inmunitario del huésped y el tipo de virus causal. El virus que afecta con más frecuencia a la población adulta es el rinovirus: 50% de los casos de resfriado co- mún. En los pacientes con daño estructural del sistema respiratorio, como los enfermos con enfi sema o bron- quitis crónica, los virus se han reconocido con mayor fre- cuencia de lo esperado en las vías inferiores, sobre todo en los casos de exacerbaciones de la enfermedad. La principal causa viral de neumonía adquirida en la comunidad en adultos es el virus de la infl uenza, en especial el tipo A, que afecta casi siempre en forma de neumonía a personas mayores de 65 años o con co- morbilidades adjuntas. Su incidencia aumenta cada tres años y el periodo del año de mayor prevalencia es http://booksmedicos.org Infecciones respiratorias virales . . . 171 el invierno. En términos de frecuencia, después de la infl uenza A y B, los virus más comunes como causa de neumonía viral son los de la parainfl uenza, virus sinci- tial respiratorio y adenovirus. Alrededor de 10% de las neumonías adquiridas en la comunidad tiene un ori- gen viral único y 20% de los casos de neumonías es efecto de fl ora mixta (viral y bacteriana); en estos ca- sos, las bacterias que se relacionan más a menudo con virus son, por orden de frecuencia, neumococos y Chlamydia pneumoniae. Algunas otras formas de infección viral se relacionan con inmunosupresión (p. ej., SIDA) y se describen en este capítulo. De igual manera, en fecha reciente se ha notifi - cado la aparición de infecciones virales emergentes y se revisan en otro capítulo (enfermedades emergentes). El principal agente causante de infección nosoco- mial respiratoria del tracto respiratorio bajo es el virus sincitial respiratorio. Esta alteración se ha reconocido sobre todo en la población pediátrica, aunque también en personas adultas y enfermos crónicos. A partir de 1998 se ha documentado la disminución de la mortali- dad con la profi laxis para este padecimiento. La infec- ción se adquiere por contaminación de persona a persona, tanto de pacientes previamente infectados como de visitantes o personal de salud. También se puede transmitir de fomites y por las manos del perso- nal de salud. De igual modo, se han documentado las infecciones intrahospitalarias por infl uenza, parain- fl uenza, adenovirus y rinovirus. El modo de transmisión de estos últimos patógenos no se ha estudiado. Si la transmisión de las partículas virales al epitelio respiratorio tiene lugar a través de gotitas de secrecio- nes respiratorias, la profundidad de la penetración en el árbol respiratorio depende del tipo de epitelio, reac- ción inmunitaria, tamaño de las partículas y distancia a recorrer, lo cual puede explicar la propensión de los virus respiratorios a replicarse en las células de las vías respiratorias altas. En un estudio de pacientes sometidos a trasplante pulmonar se estudió la frecuencia y tipos de virus que provocan infecciones respiratorias; los resultados fue- ron diferentes a los encontrados en población sana, ya que el virus reconocido con mayor frecuencia en perso- nas sanas es el rinovirus, a diferencia de lo observado en un grupo de 116 pacientes en el que se efectuaron estudios con PCR a partir de muestras nasales y lavado bronquiolo alveolar; los informes señalan que, con base en los dos tipos de muestreo, el virus más prevalente fue el picornavirus (60.3%). De acuerdo con los objetivos de esta sección, resul- ta indispensable conceder más atención a los efectos de las partículas virales en el tracto respiratorio bajo. La principal limitación es que el tratamiento de las infeccio- nes, en una gran proporción de los casos, se limita a los síntomas y medidas de mantenimiento, dado que el tra- tamiento antiviral se reduce a pocos casos. Además, aunque no siempre los virus infectan el epitelio de las vías respiratorias bajas, pueden producir de manera indirecta una exacerbación de una enfer- medad previa, como asma o EPOC; más aún, pueden favorecer una sobreinfección bacteriana. En un estudio realizado en cadáveres provenientes de la pandemia de gripe española de 1918, acerca de las posibles cau- sas de muerte, el análisis con PCR analizó la posibilidad de sobreinfección bacteriana y encontró que en más del 70% de los casos había evidencia de neumococos en la enfermedad de vías respiratorias bajas. A pesar del gran peso de esta información, los autores del pro- tocolo no pudieron concluir que la vacunación contra el neumococo tuviera repercusión en la reducción de la mortalidad, en un contexto actual. Hoy en día, los mi- croorganismos aislados más a menudo en las infeccio- nes virales con sobreinfección bacteriana son todavía Streptococcus pneumoniae y luego Staphylococcus au- reus y Haemophillus infl uenzae. La cantidad de seres humanos que sufre estados de inmunosupresión se ha incrementado en las últimas cuatro décadas, ya que han aumentado el número de pacientes trasplantados de órganos sólidos y hemato- lógicos, el arsenal terapéutico de las enfermedades reumatológicas y oncológicas y además, en ciertos puntos del globo terráqueo, la infección por HIV , o bien no se ha tratado de forma sostenida, lo cual pue- de ser un claro factor que favorece las infecciones vira- les graves del tracto respiratorio. La infección viral está ligada a una reacción inmu- nológica del huésped mediada por interferones. Alick Isaacs y Jean Lindenmann, del Medical Research en Londres, descubrieron los interferones en 1957 ; estos especialistas observaron que las células infectadas de modo experimental por un virus activaban una res- puesta inmediata protectora en contra de la infección simultánea por otros virus; a este factor de interferen- cia lo denominaron interferón. A partir de las secuen- cias de aminoácidos se dividieron en los tipos α, con unos 20 miembros, y β y γ con un miembro único. Con posterioridad se describieron dos tipos similares a la familia α en las secuencias de aminoácidos, pero más largos, y recibieronel nombre de ω y τ. A su vez, en virtud de su funcionalidad, estos miembros se dividen en el tipo I, en el cual se incluyen los subtipos α y β y que tienen mejor efecto en la resistencia a los virus. El interferón γ es miembro del tipo II y lo secretan los linfocitos T y las células citolíticas. Más adelante se descubrió que la acción de los in- terferones tenía efectos en una gran parte del sistema inmunitario y en otras alteraciones patológicas, ade- más de las infecciones virales, como las neoplasias. http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 12)172 La manera en que el interferón protege a las célu- las guarda relación con un receptor específi co para los tipos I y II de interferones. En vez de segundos mensa- jeros, la señal tiene la mediación de tirosina cinasas y cinasas Janus tipos 1 y 2, de acuerdo con el receptor particular. Esta señal se traduce a través de la fosforila- ción de proteínas STAT (signals transducers activators transcription), de las cuales se conocen varios tipos (STAT 113, 84, 91), según sea que la señal se derive del interferón tipo I o II, para formar un complejo proteíni- co que activa la transducción del RNA mensajero y por tanto la respuesta celular (fi gura 12-1). NEUMONÍA VIRAL La presentación clínica de una neumonía viral no di- fi ere del origen bacteriano; es posible que las mani- festaciones iniciales de la vía respiratoria superior lleven a sospechar el trastorno. Las infecciones virales son muy contagiosas, de tal modo que el anteceden- te de infección en vías respiratorias superiores en va- rios compañeros o familiares puede sugerir asimismo la participación viral. Los antecedentes del paciente pueden señalar susceptibilidad inmunológica, como la edad o el tratamiento inmunosupresor. En los estudios radiográfi cos pueden reconocerse signos de consolidación, al igual que la neumonía bacte- riana; la consolidación tiene con frecuencia una distribu- ción multisegmentaria, aunque el virus puede tener una manifestación distinta de la neumonía habitual por Strep- tococcus pneumoniae, dado que es un microorganismo intracelular; en consecuencia, en vez de manifestarse como ocupación del espacio aéreo, puede mostrar datos intersticiales que son más fáciles de identifi car en la to- mografía de tórax; en ésta se identifi ca la apariencia de vidrio despulido o semeja una enfermedad de la vía res- piratoria pequeña, con nódulos centrolobulillares, signo del árbol en yema o atenuaciones en tablero de ajedrez; es por ello que los microorganismos intracelulares como los virus o algunas bacterias (Legionella pneumophyla, Micoplasma pneumoniae o Chlamydia pneumoniae) pre- sentan patrones radiográfi cos y clínicos similares y se co- nocen como microorganismos causantes de neumonía atípica por la ausencia de consolidación. Con frecuencia, el vidrio despulido tiene asimismo una distribución mul- tisegmentaria y peribronquial (fi gura 12-2). Figura 12―1. Respuesta celular mediada por interferones. La producción del interferón es resultado de una infección viral previa y lo liberan las células del sistema inmunitario, como los linfocitos y las células citolíticas. Interferón tipo I Receptor tipo I Infección viral Interferón tipo II (γ) Receptor tipo II Tirosina cinasa 2 Cinasa Janus 1 Cinasa Janus 2 STAT 113 STAT 84 STAT 91 STAT 91 STAT 91 DNA RNA mensajero http://booksmedicos.org Infecciones respiratorias virales . . . 173 INFLUENZA Es un paramixovirus que incluye los tipos A, B y C; este último rara vez produce enfermedad en el ser huma- no. El RNA codifi ca 11 proteínas, dos de las cuales son la hemaglutinina (H) y la neuraminidasa (N) que tienen utilidad para la tipifi cación serológica de las variantes virales. Se han descrito 16 tipos de hema- glutininas y nueve de neuraminidasas. Las pandemias ocasionadas por infl uenza A se conocen por el nom- bre del lugar donde se originó la infección; en conse- cuencia, la pandemia de 1918 (o gripe española) fue efecto de un virus H1N1; la gripe asiática de 1957 se debió a un H2N2; la gripe de Hong Kong de 1968 se originó en un virus H2N3; y la última pandemia del 2009 por un virus H1N1. Por lo general, el periodo de latencia es de uno a dos días, si bien de modo ocasional puede ser de cinco días; los síntomas son cefalea, fi ebre, mialgias, artralgias y tos. La infección tiene un curso benigno con escasas posibilidades de causar neumonía; la afección pulmonar aparece en el 2% de los casos con una mortalidad de 0.8 a 1% de los casos infectados y cada año se registran 250 000 muertes por infl uenza y en las pandemias se incre- mentan los fallecimientos, desde 50 000 en la gripe española hasta uno a dos millones en la asiática y la de Hong Kong. El 25% de los fallecimientos se debe a una sobreinfección bacteriana. La susceptibilidad de la población a la afectación de las vías respiratorias bajas ha variado en las diferentes pandemias; en las tres primeras se afectaron los individuos menores de seis años, mayores de 65 años y sujetos con comor- bilidades, aunque el virus H1N1 de la pandemia de 2009 lesionó a la población de 12 a 65 años, asmáti- cos, mujeres embarazadas, obesos, individuos de piel oscura e indígenas. Para el diagnóstico se ha aplicado una prueba rá- pida de infl uenza basada en la técnica ELISA con una sensibilidad variable; es preferible el diagnóstico con análisis de las secreciones con PCR en tiempo real. El tratamiento antiviral se recomienda en pacien- tes con enfermedad grave o riesgo alto. Se deben considerar como alto riesgo las personas mayores de 65 años, mujeres embarazadas, residentes de asilos u otros lugares de cuidados crónicos, pacientes con comorbilidad e individuos con enfermedades neuro- lógicas. Los antivirales usados son los adamantanos (aman- tadina y rimantadina) y los inhibidores de neuraminida- sa. Los primeros evitan la replicación viral al bloquear el canal de iones de la proteína M2 viral. El virus H1N1 de la pandemia del 2009 y sus mutaciones estacionales son resistentes. Se ha sugerido su uso conjunto con in- hibidores de neuraminidasa si se sospecha resistencia a zanamivir. Los inhibidores de neuraminidasa son oceltamivir (con presentación en tabletas) y el zanamivir (con pre- sentaciones inhalada e intravenosa). Se ha informado resistencia de 1 a 15%. Los casos de resistencia a ocel- tamivir responden a zanamivir. Figura 12―2. Paciente masculino de 17 años con infección inicial de vías respiratorias superiores y fi ebre, con disnea y estertores roncantes y sibilancias posteriores. Los estudios radiográfi cos delinean patrón de la vía respiratoria pequeña. El lavado bronquioloalveolar con PCR es positivo para virus de parainfl uenza. Las pruebas de función pulmonar señalan alteración ventilatoria obstructiva, DLCO (84%) y la alteración ventilatoria se revierte después de cinco semanas. A) Las fl echas muestran el signo del “árbol en yema”. B) Las fl echas señalan el signo del “árbol en yema” y engrosamiento de las paredes bronquiales. A B http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 12)174 Los casos de infl uenza que producen daño alveolar difuso y síndrome de insufi ciencia respiratoria aguda requieren tratamiento de mantenimiento; la estancia bajo ventilación mecánica es de semanas (véase el capí- tulo 19). La única medida preventiva efi caz es la vacuna- ción. La población en riesgo de sufrir complicaciones que se benefi cia de la vacunación ha variado después de la pandemia de 2009; por consiguiente, las nuevas recomendaciones para vacunación del Advisory Com- mittee on Inmmunization (ACIP) sugieren que se vacune a todo sujeto mayor de seis meses. Hoy en día, la vacu- na se considera muy segura y los únicos efectos secun- darios son dolor local en el área de aplicación y cefalea (otros síntomas han sido similares tanto en la población vacunada como en la que recibió placebo). El síndrome de Guillain-Barrése relacionó con la vacunación y se presenta en 1 caso por cada 10 000 vacunaciones, si bien después de 1990 se ha documentado una menor incidencia. PARAINFLUENZA El virus de parainfl uenza se clasifi ca en los tipos 1, 2 y 3. Este último representa el 50% de los casos cada año, el tipo 1 corresponde al 26% y el tipo 2 al 12%. De ma- nera característica produce una infección de vías respi- ratorias altas conocida como “gripe de verano”, pero en los casos de pacientes inmunodeprimidos, ancianos y residentes de asilos puede causar afección de vías res- piratorias bajas, lo cual corresponde a 1 a 15% de los casos. La mortalidad de la afección de vías respiratorias bajas es de 32 a 37%. El método diagnóstico preferido es el análisis de PCR de secreciones del caso sospechoso y tiene una sensibilidad y especifi cidad mayor del 95%. Se ha usa- do como tratamiento rivavirina en aerosol e inmunog- lobulina en los casos complicados. VIRUS SINCITIAL RESPIRATORIO Es una infección que aparece por lo regular en la niñez como un cuadro de bronquiolitis aguda o viral. La neu- monía por el virus sincitial respiratorio afecta a la po- blación, sobre todo en los primeros dos años de vida y a los cinco años más del 70% de la población pediátri- ca tiene anticuerpos específi cos anti-VSR; no obstante, en estudios recientes se ha notifi cado la presencia de VSR en adultos: 95% de los casos de neumonía ad- quirida en la comunidad tiene serología positiva, pero sólo 8.9% muestra evidencia serológica de enfermedad aguda. En los adultos, esta infección tiende a aparecer entre los meses de noviembre y mayo, aunque se pre- sentan casos en preadolescentes, ancianos y pacientes inmunodeprimidos, con una prevalencia anual de 120 000 hospitalizaciones y 2 700 muertes en poblaciones de todas las edades. La presentación clínica puede variar desde una simple infección de vías respiratorias altas hasta bron- quitis, bronquiolitis o neumonía; las sibilancias y la tos son los síntomas más característicos. El diagnóstico se establece por los datos clínicos y PCR de las secreciones respiratorias. El tratamiento es de apoyo, pero en los casos de afección bronquial o bronquiolar se puede aplicar inhaloterapia con adre- nérgicos β. La administración de esteroides no parece producir un efecto benéfi co. El tratamiento con ribavi- rina nebulizada se ha aprobado para esta afección. Se han obtenido anticuerpos monoclonales humanizados para su tratamiento, como el palivisumab, con buenos resultados (Committee on Infectious Diseases and Com- mittee on Fetus and Newborn Prevention of Respiratory Syncytial Virus Infections). En la bibliografía pediátrica se encuentran muchos estudios que han demostrado que tras un cuadro de infección por el virus sincitial respiratorio, el uso de modifi cadores de leucotrienos por periodos de seis a 12 semanas reduce la hiperreac- tividad bronquial a largo plazo. METANEUMOVIRUS Sólo en fecha reciente se ha logrado el aislamiento del metaneumovirus, el causante de infecciones virales de vías respiratorias altas y también casos de neumonía (8%) y bronquiolitis (59%) en población infantil. Asi- mismo, se ha descrito como causa de Crup (18%) y exacerbación de enfermedades crónicas respiratorias, como asma. El diagnóstico con PCR en secreciones respirato- rias tiene buen rendimiento. No existe un tratamiento específi co; además del tratamiento sintomático se ha usado ribavirina con resultados no defi nidos aún. VARICELA La infección por varicela es una enfermedad exantemá- tica causada por un virus del herpes; es más frecuente http://booksmedicos.org Infecciones respiratorias virales . . . 175 en niños y se ha reducido su incidencia después de la inmunización adoptada en los sistemas de salud. En adultos se presenta un cuadro de neumonía cada 400 casos de varicela; la neumonía es más grave en casos inmunodeprimidos (20%), pero aun en pacientes in- munocompetentes la mortalidad es mayor respecto de la bacteriana. El embarazo debe considerarse también un riesgo para desarrollar neumonía. El desarrollo de neumonía por varicela ocurre a los tres a siete días después del inicio de la manifestación dermatológica de la enfermedad; los datos clínicos que llevan a sospechar la enfermedad es el contacto con alguna persona previamente infectada, los pacientes son casi todos fumadores y no siempre se trata de per- sonas con inmunodepresión (se ha notifi cado sólo en el 18% de los casos); menos de 5% requiere cuidados crí- ticos y los síntomas más frecuentes son tos, disnea y hemoptisis; en la radiografía de tórax se reconoce un patrón nodular o mixto. Aunque la clínica es muy sugestiva del cuadro neumónico, el diagnóstico puede establecerse con análisis de PCR de secreciones respiratorias; la prueba de inmunofl uorescencia directa de las lesiones cutá- neas es un estudio rápido y útil. Una vez determinado el diagnóstico debe iniciarse el tratamiento con aciclovir intravenoso, lo cual ha de- mostrado mejoría clínica. El uso de esteroides es con- troversial. El tratamiento de mantenimiento requiere algunas veces cuidados críticos. CITOMEGALOVIRUS El citomegalovirus (CMV) ocupa un lugar no menos importante en los adultos, sobre todo en los sujetos inmunodeprimidos, como los pacientes con neopla- sias hematológicas, individuos sometidos a trasplante y enfermos de SIDA. Los virus alteran la función fago- cítica del sistema de defensa y por tanto se acompa- ñan con frecuencia de sobreinfección bacteriana. La neumonía por citomegalovirus es un padeci- miento frecuente en pacientes trasplantados y puede aparecer a los dos o tres meses después del trasplan- te; se presenta en 15 a 55% de los casos de trasplante pulmonar. La neumonía es una enfermedad grave que tiene una elevada mortalidad de 40 a 90%. Aunque la neumonía por citomegalovirus ocupa un lugar impor- tante en las complicaciones posteriores a un trasplan- te de órgano sólido, no es exclusiva ya que se puede desarrollar en pacientes que reciben quimioterapia y los reumatológicos. El diagnóstico se realiza con análisis de PCR en secreciones respiratorias y también suero. El trata- miento se inicia con ganciclovir (5 mg IV por kilogra- mo de peso cada 12 h) y se prolonga por dos a tres semanas. OTROS VIRUS Las neumonías por otros virus como bocavirus, ri- novirus y adenovirus son raras y la presentación y el diagnóstico no son diferentes; no hay un tratamiento específi co, sólo medidas de mantenimiento y sintomá- ticos. Los casos de neumonía por coronavirus, síndro- me respiratorio agudo grave y hantavirus se revisan en el capítulo 55, Infecciones respiratorios emergentes. VIRUS CAUSANTES DE EXACERBACIÓN Las enfermedades de la vía respiratoria, como EPOC y asma, sufren exacerbaciones por diferentes factores, entre ellos cambios climáticos, iatrogénicos, suspen- sión de fármacos de mantenimiento y enfermedades de las vías respiratorias altas, entre ellas sinusitis, rini- tis de diferentes tipos e infecciones de vías respirato- rias altas de origen viral. El porcentaje de casos en el que participa una infección viral de vías respiratorias altas varía en EPOC, desde 19 hasta 56%, según sean el autor y el método de identifi cación utilizado; en el caso del asma se menciona que en 80 a 86% de las exacerbaciones participa una causa viral. En el asma se ha identifi cado una disminución de la producción de interferón tipo 1, con lo cual parece ha- ber mayor susceptibilidad a las infecciones virales. Un mecanismo importante a través del cual el interferón α defi ende al organismo de la infección viral consiste en activar la vía p53 de la apoptosis de la célula infectada. Además, se ha demostrado una disminución de la ca- pacidad periférica de linfocitos T-1 en la respuesta a la infección en el aparato respiratorio (fi gura 12-3). http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 12)176 Bridevaux PO, Aubert JD, Soccal PM et al.: Incidence and outcomesof respiratory viral infections in lung transplant recipients: a prospective study. Thorax 2014;69:32–38. Committee on Infectious Diseases and Committee on Fetus and Newborn Prevention of Respiratory Syncytial Virus Infections: Indications for the use of palivizumab and up- date on the use of RSV-IGIV. Pediatrics 1998;102(5): 1211- 1216. De Roux Andrés, Marcos MA, Garcia E et al.: Viral com- munity-acquired pneumonia in nonimmunocompro- mised adults. Chest 2004;125:1343-1351. Johnson HM, Bazer FW, Szente BE et al.: How the interfer- ons fi ght disease. Scientifi c American 1994;270(5). Johnston SL: Impact of viruses on airway diseases. Eur Respir Rev 2005;14(95):57–61. 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