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Neumotórax traumático y espontáneo

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Neumotórax traumático y 
espontáneo (primario y secundario). 
Fístulas y neumotórax recidivante
INTRODUCCIÓN
A la presencia de aire dentro de la cavidad pleural se 
la conoce con el nombre de neumotórax. Dicha entra-
da se puede producir por diversos mecanismos, en-
tre ellos el ingreso de aire del exterior por una herida 
penetrante del tórax o una rotura del árbol traqueo-
bronquial, así como por rotura de otras vísceras que 
contienen aire, como esófago, estómago, entre otras. 
De manera iatrogénica se puede producir neumotórax 
en pacientes con intubación mecánica que presentan 
barotrauma, punciones pleurales o colocación de ac-
cesos vasculares. En raras ocasiones se pude acumular 
gas dentro del tórax por producción de microorganis-
mo patógenos productores de gas.
Existen dos pleuras: la visceral, que se encarga de 
envolver todo el pulmón, y la parietal, que recubre la 
caja torácica por dentro, el mediastino y el diafragma, 
y se encuentra en estrecho contacto con el pericardio. 
Dichas pleuras forman una cavidad virtual, que en con-
diciones normales sólo contiene una pequeña canti-
dad de líquido que facilita el deslizamiento de ambas y 
contribuye a la adhesividad del pulmón a la caja del 
tórax para su colapso. El otro fenómeno que contribu-
ye a que no se produzca el colapso pulmonar es la pre-
sión negativa de la cavidad pleural, que hace que el 
pulmón no se colapse y además ayuda a la reabsorción 
de esa pequeña cantidad de líquido pleural que se 
produce cada día. Cuando por algún mecanismo entra 
aire en esta cavidad, el pulmón se colapsa. Con dicho 
colapso, los volúmenes pulmonares se ven reducidos 
de manera repentina y causan algunos de los síntomas 
típicos de un cuadro de este tipo.
Aunque el neumotórax se ha descrito bien desde 
la antigüedad, no fue sino hasta muchos siglos des-
pués que pudo comprenderse bien su fi siopatología. 
En 1918, Graham lo describió de la manera como hoy 
se entiende y las bullas pulmonares secundarias a tu-
berculosis fueron por muchas décadas la causa más 
frecuente de esta entidad.
ETIOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN
Existen diversas clasifi caciones; la empleada en este 
capítulo se relaciona con su etiología, de tal manera 
que se divide en dos grupos:
● Espontáneo.
● Adquirido.
NEUMOTÓRAX ESPONTÁNEO
Dentro de este grupo se reconocen dos grupos: 
● Neumotórax primario.
● Neumotórax secundario.
El neumotórax primario es sin duda el más frecuente 
en la actualidad; se trata de la presencia de bullas casi 
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Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 36)436
siempre apicales, las cuales se pueden romper algu-
nas veces por cambios súbitos de presión. A menu-
do se presenta en adolescentes o adultos jóvenes, es 
más frecuente en hombre con una relación de 6:1 y 
presenta una incidencia dependiente de la raza (más 
frecuente en caucásicos) de 7.4 a 28 casos por cada 
100 000 habitantes. Aunque el tabaquismo se ha re-
lacionado con la producción de neumotórax, no se ha 
identifi cado una clara relación fi siopatológica. Existe 
una tendencia familiar. Aunque se denomina neumotó-
rax primario, concebible en un paciente con un pulmón 
sano, desde luego no es así pero sirve la clasifi cación 
para diferenciarlo del neumotórax secundario.
El neumotórax secundario ocurre con más fre-
cuencia en pacientes mayores de 45 años que presen-
tan ya una alteración patológica conocida; dentro de 
éstas, la EPOC es la más frecuente y el riesgo de pade-
cer un cuadro de neumotórax en esta entidad es cada 
vez más frecuente a medida que avanzan la edad y la 
enfermedad del paciente. Es en particular preocupante 
un cuadro súbito en esta población debido a que el 
daño pulmonar crónico preexisten produce una reser-
va funcional limitada y con un mínimo neumotórax 
pueden presentarse síntomas graves.
El neumotórax en pacientes con tuberculosis o al-
guna otra entidad capaz de formar cavidades en el pul-
món no es infrecuente; más aún, estos neumotórax se 
pueden acompañar de sangrado (hemoneumotórax) 
debido a la infl amación de los tejidos y sus adherencias 
ocasionales; en estos casos, la atención temprana y el 
correcto tratamiento son fundamentales.
Algunas neoplasias pulmonares periféricas pueden 
presentar como primer síntoma un neumotórax, en vir-
tud del compromiso de la pleura visceral. Existen un 
buen número de causas para presentar neumotórax se-
cundario. El neumotórax catamenial es una entidad 
poco frecuente que se caracteriza por neumotórax du-
rante los periodos menstruales, suele ser más frecuente 
del lado derecho y, aunque se ha conjeturado acerca de 
la verdadera etiología de este cuadro, lo más común es 
encontrar durante la cirugía pequeños implantes de te-
jido endometrial en la pleura visceral y parietal, la cual 
presenta pequeños sangrados que favorecen la rotura 
pleural, y por tanto el neumotórax, al presentarse el pe-
riodo menstrual. Otras causas aún más infrecuentes son 
los neumotórax secundarios a síndrome de Marfan, lin-
fangioleiomiomatosis, infección por P. carinii, asma y 
otras neoplasias de origen no broncogénico, como las 
metástasis pulmonares. También se pueden presentar 
en los cuadros de défi cit de antitripsina α1 .
Una mención aparte merecen los pacientes con 
fi brosis quística, ya que suelen ser individuos jóve-
nes (las más de las veces varones) que inician con un 
cuadro de neumotórax y muchas veces se confun-
den con un cuadro de neumotórax espontáneo pri-
mario (incluso son objeto de operación y se someten 
a resección de las bullas y pleurodesis química). Esta 
situación no debe soslayarse al tratar este episodio 
de neumotórax y establecer un diagnóstico claro y 
correcto, dado que estos paciente operados con fi -
brosis quística es probable que precisen en el futuro 
otras intervenciones e incluso podrían ser elegibles 
para trasplante pulmonar y, si es el caso y el pacien-
te tiene una pleurodesis química previa, las difi culta-
des para la extracción del pulmón enfermo y luego 
el implante se complican demasiado.
NEUMOTÓRAX ADQUIRIDO
Dentro de las causas de un neumotórax adquirido, 
sin duda la más frecuente es el traumatismo cerrado 
o abierto. Los accidentes en vehículos automotores y
las caídas son todavía las causas más frecuentes. Las
heridas punzocortantes o los impactos por proyectil de
armas de fuego, según sean la población y la región
estudiada, pueden representar también un número
muy signifi cativo.
El neumotórax secundario a un barotrauma es 
cada vez más infrecuente debido a la mejor vigilancia y 
medidas que tienen los ventiladores mecánicos invasi-
vos, pero aún se presentan en el medio del autor; en 
estos caso es fundamental reconocer a la brevedad el 
diagnóstico y colocar un drenaje de tórax porque estos 
pacientes pueden evolucionar con rapidez a un neu-
motórax a tensión y poner en peligro la vida del enfer-
mo. Se recomienda que una vez colocado el drenaje, 
éste no se retire sino hasta la extubación del enfermo, 
aunque en los subsecuentes días ya no presente fuga 
aérea en el drenaje tras su colocación.
Dentro de los neumotórax adquiridos también fi -
guran los yatrogénicos, es decir, los producidos por 
algún procedimiento invasivo; las más de las veces se 
producen tras una punción guiada por USG o TC, ade-
más de las punciones para accesos centrales subcla-
vios. En ocasiones se producen también luego de la 
incorrecta colocación de un drenaje torácico, por ins-
trumentación laparoscópica o por colocación de mar-
capasos.
El neumotórax también puede catalogarse por su 
tamaño y, si bien existen diferentes clasifi caciones que 
utilizan porcentajes de neumotórax, incluso cantidades 
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Neumotórax traumático y espontáneo (primario y secundario) . . . 437
aproximadas de aire, el autor prefi ere utilizar la pro-
puesta de la Sociedad Española de Neumología y Ciru-
gía Torácica (SEPAR), que lo divide en tres:
● Neumotórax parcial: aquel que sólo presenta
despejamiento parcial de la pleura visceral sobre
la parietal.● Neumotórax completo: cuando el despejamiento
de las pleuras es completo, incluido el diafragma.
● Neumotórax total: cuando se observa un pulmón
por completo colapsado y aparece como un mu-
ñón en la radiografía de tórax.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico depende de los signos clínicos y los 
estudios de gabinete. Hasta el 10% de los pacientes 
puede tener cuadros asintomáticos. El cuadro clínico 
habitual es un dolor súbito e intenso en el tórax que 
puede incrementarse con las inspiraciones profundas; 
la disnea varía según sea la reserva funcional de cada 
paciente, desde la de grandes esfuerzos en pacientes 
jóvenes antes sanos hasta incluso la muy grave de pe-
queños esfuerzos que puede comprometer la vida en 
casos de personas con una EPOC avanzada. Por su-
puesto, los síntomas también varían de acuerdo con 
el tamaño del neumotórax. En pocos casos se puede 
presentar ortopnea y hemoptisis, acompañados de 
tos irritativa. A la exploración física, el síntoma más 
frecuente es la taquicardia; la auscultación demuestra 
ausencia o disminución de los ruidos respiratorios en 
el hemitórax afectado y aumento de la resonancia de 
la voz y la percusión. Si este cuadro evoluciona a un 
neumotórax a tensión se agregan cianosis, disnea, in-
gurgitación yugular, hipotensión e incluso desviación 
de la tráquea de manera contralateral al neumotórax, 
que progresa incluso a paro cardiorrespiratorio si no se 
atiende a tiempo.
Las pruebas radiológicas confi rman el diagnóstico 
clínico. Una simple radiografía de tórax revela la línea 
de la pleura visceral separada de la parietal y en dicho 
espacio no hay trama broncovascular; asimismo se 
observa, si el cuadro es moderado o grave, una des-
viación de la columna aérea de la tráquea en sentido 
contralateral, depresión del diafragma del lado afecto 
y en ocasiones hidroneumotórax, si se ha producido 
un pequeño sangrado secundario a alguna adherencia 
vascularizada pleuropulmonar. Con estos hallazgos es 
sufi ciente para indicar la colocación de un drenaje de 
tórax.
Se puede solicitar una TC de tórax que hace posi-
ble identifi car neumotórax mínimo e incluso las bullas 
existentes; no es necesario solicitarla de modo siste-
mático.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Todos los cuadros clínicos que causen disnea y dolor 
torácico deben considerarse como posibles diagnós-
ticos diferenciales; los cuadros relacionados con más 
frecuencia con estos síntomas son los siguientes:
● Paricarditis.
● Cardiopatía isquémica.
● Tromboembolia pulmonar.
● Trastornos de la motilidad esofágica.
● Derrame pleural.
● Neoplasia pleuropulmonar.
● Fibrosis quística.
Un exhaustivo interrogatorio y una minuciosa explo-
ración física orientan de manera correcta, para no 
malgastar los recursos con pruebas de laboratorio y 
gabinete innecesarias.
TRATAMIENTO
CONSERVADOR
El tratamiento conservador es aquel que no requiere 
medidas quirúrgicas. En consecuencia, las medidas más 
conservadoras son mantener al paciente en reposo y su-
ministrar O2 por puntas nasales a 3 L/min; se calcula que 
el cuerpo por sí solo puede absorber el neumotórax en-
tre 50 y 75 mL/día, lo cual se puede aumentar en grado 
signifi cativo con suplementos de O2.
En algunos países del mundo, como Reino Unido, 
todavía es una práctica frecuente la realización de pun-
ciones torácicas para evacuar el aire del espacio pleu-
ral; esta conducta se ha sustituido en numerosos países 
por la colocación de un drenaje torácico de pequeño 
calibre (14 a 16 Fr), que se coloca por punción y tiene 
un llave de tres vías a través de la cual se puede colocar 
aspiración suave; el cuadro se puede resolver en unas 
horas. Éste es hoy día el tratamiento de elección para 
un neumotórax espontáneo primario cuando se pre-
senta por primera vez. Si después de 24 h de colocado 
este drenaje de pequeño calibre el cuadro no se ha 
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Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 36)438
resuelto, debe considerarse la opción de colocar un 
drenaje torácico de un calibre mayor (24 a 28 Fr).
QUIRÚRGICO
Las indicaciones para realizar una cirugía por neumo-
tórax espontáneo primario están plasmadas con clari-
dad en algunas normativas como las de la SEPAR; en la 
fi gura 36-1 se expresa una sugerencia para el neumo-
tórax. En esencia, son las siguientes:
● Fuga aérea persistente después de cinco días.
● Segundo episodio del mismo lado.
● Neumotórax bilateral simultáneo.
● Primer episodio con neumotórax a tensión.
● Hemoneumotórax.
● Pacientes con actividades de riesgo (pilotos, sub-
marinistas, etc.).
La técnica quirúrgica actual es la videotoracoscopia con 
resección de bullas y pleurodesis abrasiva. La norma 
de oro es todavía la toracotomía axilar con resección 
de bullas y pleurodescorticación apical; no obstante, 
esta intervención es muy cruenta y cada vez se prac-
tica menos, pero en cuanto a porcentajes de recidiva 
posquirúrgica es aún la que mejores resultados ofrece.
La videotoracoscopia se puede realizar por uno, 
dos o tres puertos de abordaje, lo que depende de la 
escuela quirúrgica y la pericia del cirujano. El objetivo 
es observar bajo visión directa las bullas pleurales y 
realizar su resección; a continuación se efectúa una 
pleurodesis abrasiva de las primeras cinco costillas 
para favorecer la formación de adherencias pleuropul-
monares posquirúrgicas y de esta manera impedir un 
colapso pulmonar total en un hipotético neumotórax 
posquirúrgico. Se deja colocado un drenaje torácico 
número 24 Fr que puede retirarse a las 24 a 36 h de la 
operación de acuerdo con el gasto que haya presenta-
do; lo recomendable es que éste sea menor de 200 mL 
en 24 h.
Para el neumotórax secundario, las indicaciones 
quirúrgicas son un poco diferentes; si el neumotórax es 
parcial y poco sintomático, la simple hospitalización, 
reposo y oxigenoterapia pueden ser sufi cientes. Si el 
paciente presenta síntomas graves se debe colocar un 
drenaje calibre 24 a 28 Fr y considerar la pleurodesis y 
la cirugía como una opción en caso de que no ceda el 
cuadro en las primeras 24 h con la simple colocación 
del drenaje . En la fi gura 36-2 se ilustra una sugerencia 
de atención.
Diagnóstico de 
neumotórax espontáneo
Disnea o neumotórax 
mayor del 15%
Drenaje pequeño
¿Resolución? ¿Resolución?
Colocar sonda torácica 
con sello de agua
¿Resolución?
Retiro de sonda, 
considerar pleurodesis
Sí
Sí Sí
Considerar cirugía, 
solicitar TAC de tórax
Fuga de alto gasto o 
por más de 7 días
Alta, seguimiento 
radiográfico ambulatorio, 
uso de oxígeno
Sin disnea o 
neumotórax menor del 15% 
Aspiración
Retirar drenaje
No
No
No
Figura 36―1. Sugerencias terapéuticas para el neumotórax espontáneo primario.
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Neumotórax traumático y espontáneo (primario y secundario) . . . 439
CONSIDERACIONES ESPECIALES
Cuando es necesario realizar un vuelo después de pre-
sentar un cuadro de neumotórax, el paciente debe te-
ner al menos 72 h de evolución de la resolución del 
cuadro y una radiografía de tórax que confi rme la 
desaparición del neumotórax. Si por alguna causa en 
especial el paciente debe viajar o trasladarse por vía 
aérea, la recomendación es hacerlo con una válvula de 
Heimlich si el sujeto está estable o un drenaje digital 
con aspiración propia para garantizar la correcta ex-
pansión pulmonar.
Los pacientes que practican submarinismo sufren 
mayor riesgo de descompresión debajo del agua y por 
ello tienen indicación precisa de recibir tratamiento 
quirúrgico bilateral para poder continuar esta práctica 
de manera regular.
FÍSTULAS Y NEUMOTÓRAX 
RECIDIVANTE
Tanto en el caso del neumotórax espontáneo como en 
el neumotórax traumático o iatrogénico pueden pre-
sentarse casos de neumotórax recidivante secundario 
a fístulas; éstas pueden ser alveolopleurales, que son 
más pequeñas, o broncopleurales, que poseen mayor 
salida de aire proveniente de las vías respiratorias ma-
yores. Las fístulas son la principal complicación en los 
casos de intervención quirúrgica de pacientes someti-dos a una resección pulmonar, sobre todo en los casos 
de cirugía de reducción de volumen por la condición 
enfi sematosa del parénquima pulmonar que da lugar a 
la salida de aire de las vías respiratorias al espacio pleu-
ral en las zonas en que se incide el parénquima. Esta 
complicación puede tomar mayor tiempo hospitalario. 
En los casos de neumotórax espontáneo primario, al-
gunas veces la rotura de una bulla subpleural puede 
dejar un defecto de gran tamaño que no se resuelve 
con facilidad y, en el caso del neumotórax espontáneo 
secundario, la enfermedad subyacente puede producir 
también algún orifi cio que convierta la fístula en un 
neumotórax recurrente. Los grados de la fístula pue-
den ser variables en su duración y la cantidad de fuga 
aérea; éste no es un tema nuevo y en las siguientes 
líneas se resumen la experiencia y los consejos para 
atender estos casos.
Tal y como se describe en el capítulo sobre sondas 
torácicas y sistemas de sellado, cuando un sello de 
agua está conectado a aspiración se observará en el 
Figura 36―2. Sugerencias terapéuticas para el neumotórax espontáneo secundario.
Diagnóstico de 
neumotórax espontáneo
con enfermedad de base
Inestable con 
neumotórax > 15%
Colocar sonda torácica 
con sello de agua
Sin reexpansión y fístula
Colocar aspiración 
a 10 cm H2O
¿Resolución?
¿Resolución?
Cirugía y pleurodesis
Reexpansión 
Con fístula Sin fístula
Retirar sonda 
y vigilar 
Considerar 
pleurodesis
Hospitalizar, 
vigilar con O2
Alta y vigilancia
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Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 36)440
dispositivo de sellado (p. ej., Pleur-evac®) un burbujeo 
continuo ocasionado por la parte del dispositivo que 
controla la aspiración y está conectado a ella. Si no se 
conecta a la aspiración, el compartimento de control 
de la aspiración o control de la succión no debe burbu-
jear; más aún, el compartimento del sello de agua no 
debe burbujear tampoco, una vez que el neumotórax 
está corregido; si en este compartimento persiste un 
burbujeo continuo o durante algún momento de ciclo 
respiratorio del paciente o, además de ello, en los estu-
dios radiográfi cos de control se presenta una expan-
sión incompleta del parénquima pulmonar, es posible 
que el paciente presente una fuga, es decir, un orifi cio 
en el parénquima pulmonar que posibilita la fuga del 
aire de la vía respiratoria al compartimento pleural y la 
sonda torácica drena este aire produciendo así el bur-
bujeo en el compartimento del sello de agua.
Se han identifi cado algunos factores de riesgo 
para el desarrollo de fístulas de difícil control; en los 
casos relacionados con cirugía de resección, uno de los 
frecuentes es el uso de corticosteroides perioperato-
rios, quimioterapia preoperatoria, edad avanzada, VEF1 
bajo, relación VEF1/CVF baja, relación VR/CPT alta, VR 
elevado, CRF alto y DLCO bajo. Además, se ha docu-
mentado como factor de riesgo el antecedente de ci-
rugía torácica ipsolateral, lo cual se relaciona al parecer 
con presencia de adherencias. El procedimiento quirúr-
gico por sí mismo tiene propensión al desarrollo de 
fístulas; las lobectomías tienen más frecuencia de fístu-
las que las segmentectomías o las resecciones en cuña. 
La explicación es que una resección pequeña expone 
tal vez las vías respiratorias más pequeñas y la posibili-
dad de defectos grandes es menor.
Se ha publicado una clasifi cación de las fístulas 
con base en su gravedad que consiste en: a) la salida 
de aire por la fístula y el burbujeo ocurren sólo durante 
la espiración forzada; b) sólo aparece durante la espi-
ración tranquila; c) está presente sólo durante la inspi-
ración; d) continua, esto es, está presente durante todo 
el ciclo respiratorio.
El control de estos casos en muchos centros en el 
mundo ha sido empírico, con base en las pautas razo-
nables de la enfermedad. Se han publicado algunas 
guías terapéuticas que pueden ser de utilidad. Existe al 
menos un estudio prospectivo aleatorio de atención 
de las fístulas en las que se ha sugerido que los pacien-
tes con fístulas tratados con sello de agua, más que 
con aspiración, tienen mayor éxito.
Se recomienda la aspiración hasta asegurarse de 
que el pulmón se encuentre del todo expandido luego 
de lo cual se retira la aspiración, se deja el paciente en 
sello de agua sin aspiración y se repite la radiografía de 
tórax en cuatro horas para confi rmar que no se haya 
colapsado otra vez el pulmón, en cuyo caso se debe 
reiniciar la aspiración. Hay evidencia de que al reiniciar 
la aspiración, la perpetuación de la fístula es menor si 
en el control del Pleur-evac® se limita la aspiración a 
10 cm H2O y no a 20 cm H2O como es habitual; es pre-
ferible poca aspiración y sólo se incrementa hasta 20 
en caso de que no sea posible mantener el pulmón 
expandido con baja aspiración. 
De manera arbitraria se decide el tiempo en que un 
paciente con fuga no se resuelve y debe realizarse una 
pleurodesis; se ha publicado un tiempo de espera de 
siete días después del cual algunos autores practican 
pleurodesis cuando la fístula persiste; la única condi-
ción es que el pulmón se encuentre por completo ex-
pandido con aspiración, ya que el principal factor para 
poder adherir las pleuras es que estén en contacto.
En caso de tener una fístula recidivante es posible 
que no se trate de una fístula alveolopleural, sino de una 
broncopleural; en tal caso, la reintervención es necesaria.
El cirujano de tórax puede ser advertido de un pa-
ciente que tiene riesgo elevado de desarrollar fi stulas 
por presentar muchos de los datos de mal pronóstico 
ya mencionados y puede instituir medidas para preve-
nir las fístulas; se ha afi rmado que la mejor manera de 
tratar las fístulas consiste en tomar medidas preventi-
vas, algunas de las cuales son las siguientes:
1. Uso local de cianoacrilato o bioglu, biocirugía o
genzima en el área resecada.
2. Colocación de líneas de pericardio bobino (Bio-
vascular dry peri-strips).
3. Instalar una tienda pleural sobre el área del lóbu-
lo resecado.
Ninguna de estas medidas se ha estudiado de manera 
adecuada; sólo son recursos disponibles a criterio del 
cirujano. 
En el caso del neumotórax con fístulas en pacien-
tes con neumotórax espontáneo primario o secunda-
rio, la decisión no es tan difícil. El hecho de que las 
recidivas de un neumotórax espontáneo primario as-
cienden a 30% en el primer mes, y de un neumotórax 
espontáneo secundario a 60%, ha llevado a la mayoría 
de los médicos de “algunos centros en el mundo” a 
optar por un tratamiento no conservador de los neu-
motórax espontáneos. Por lo tanto, en un neumotórax 
espontáneo, sea primario o secundario, y con la colo-
cación de una sonda torácica, la identifi cación de una 
fístula de alto gasto o un neumotórax recidivante es un 
dato que fortifi ca la decisión de practicar una pleuro-
desis o una toracotomía asistida con video con cierre 
directo de la lesión.
En la mayoría de los casos puede reconocerse el 
área de fístula con una tomografía de tórax simple en la 
cual se puede observar la presencia de bullas subpleu-
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Neumotórax traumático y espontáneo (primario y secundario) . . . 441
rales o las lesiones de la neumopatía subyacente en 
caso de un neumotórax secundario. En raras ocasiones 
puede presentarse neumotórax de repetición a pesar de 
pleurodesis o bien no es posible por toracoscopia iden-
tifi car la lesión original; en estas circunstancias se ha pu-
blicado la experiencia en Bélgica en la que se 
micronebuliza fl uoroceína y se usa toracoscopia de au-
tofl uorescencia para identifi car el área crítica de fístula.
Se han notifi cado también casos de fístulas recidi-
vantes que se han resuelto con la colocación broncos-
cópica de una válvula unidireccional similar a la que se 
usa como procedimiento de reducción de volumen en 
EPOC y se ha propuesto como procedimiento alterna-
tivo cuando la toracoscopia o toracotomía no las acep-
ta o tolera el paciente; no se dispone desufi ciente 
experiencia con esta medida particular.
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BIBLIOGRAFÍA
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