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© Neumotórax traumático y espontáneo (primario y secundario). Fístulas y neumotórax recidivante INTRODUCCIÓN A la presencia de aire dentro de la cavidad pleural se la conoce con el nombre de neumotórax. Dicha entra- da se puede producir por diversos mecanismos, en- tre ellos el ingreso de aire del exterior por una herida penetrante del tórax o una rotura del árbol traqueo- bronquial, así como por rotura de otras vísceras que contienen aire, como esófago, estómago, entre otras. De manera iatrogénica se puede producir neumotórax en pacientes con intubación mecánica que presentan barotrauma, punciones pleurales o colocación de ac- cesos vasculares. En raras ocasiones se pude acumular gas dentro del tórax por producción de microorganis- mo patógenos productores de gas. Existen dos pleuras: la visceral, que se encarga de envolver todo el pulmón, y la parietal, que recubre la caja torácica por dentro, el mediastino y el diafragma, y se encuentra en estrecho contacto con el pericardio. Dichas pleuras forman una cavidad virtual, que en con- diciones normales sólo contiene una pequeña canti- dad de líquido que facilita el deslizamiento de ambas y contribuye a la adhesividad del pulmón a la caja del tórax para su colapso. El otro fenómeno que contribu- ye a que no se produzca el colapso pulmonar es la pre- sión negativa de la cavidad pleural, que hace que el pulmón no se colapse y además ayuda a la reabsorción de esa pequeña cantidad de líquido pleural que se produce cada día. Cuando por algún mecanismo entra aire en esta cavidad, el pulmón se colapsa. Con dicho colapso, los volúmenes pulmonares se ven reducidos de manera repentina y causan algunos de los síntomas típicos de un cuadro de este tipo. Aunque el neumotórax se ha descrito bien desde la antigüedad, no fue sino hasta muchos siglos des- pués que pudo comprenderse bien su fi siopatología. En 1918, Graham lo describió de la manera como hoy se entiende y las bullas pulmonares secundarias a tu- berculosis fueron por muchas décadas la causa más frecuente de esta entidad. ETIOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN Existen diversas clasifi caciones; la empleada en este capítulo se relaciona con su etiología, de tal manera que se divide en dos grupos: ● Espontáneo. ● Adquirido. NEUMOTÓRAX ESPONTÁNEO Dentro de este grupo se reconocen dos grupos: ● Neumotórax primario. ● Neumotórax secundario. El neumotórax primario es sin duda el más frecuente en la actualidad; se trata de la presencia de bullas casi http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 36)436 siempre apicales, las cuales se pueden romper algu- nas veces por cambios súbitos de presión. A menu- do se presenta en adolescentes o adultos jóvenes, es más frecuente en hombre con una relación de 6:1 y presenta una incidencia dependiente de la raza (más frecuente en caucásicos) de 7.4 a 28 casos por cada 100 000 habitantes. Aunque el tabaquismo se ha re- lacionado con la producción de neumotórax, no se ha identifi cado una clara relación fi siopatológica. Existe una tendencia familiar. Aunque se denomina neumotó- rax primario, concebible en un paciente con un pulmón sano, desde luego no es así pero sirve la clasifi cación para diferenciarlo del neumotórax secundario. El neumotórax secundario ocurre con más fre- cuencia en pacientes mayores de 45 años que presen- tan ya una alteración patológica conocida; dentro de éstas, la EPOC es la más frecuente y el riesgo de pade- cer un cuadro de neumotórax en esta entidad es cada vez más frecuente a medida que avanzan la edad y la enfermedad del paciente. Es en particular preocupante un cuadro súbito en esta población debido a que el daño pulmonar crónico preexisten produce una reser- va funcional limitada y con un mínimo neumotórax pueden presentarse síntomas graves. El neumotórax en pacientes con tuberculosis o al- guna otra entidad capaz de formar cavidades en el pul- món no es infrecuente; más aún, estos neumotórax se pueden acompañar de sangrado (hemoneumotórax) debido a la infl amación de los tejidos y sus adherencias ocasionales; en estos casos, la atención temprana y el correcto tratamiento son fundamentales. Algunas neoplasias pulmonares periféricas pueden presentar como primer síntoma un neumotórax, en vir- tud del compromiso de la pleura visceral. Existen un buen número de causas para presentar neumotórax se- cundario. El neumotórax catamenial es una entidad poco frecuente que se caracteriza por neumotórax du- rante los periodos menstruales, suele ser más frecuente del lado derecho y, aunque se ha conjeturado acerca de la verdadera etiología de este cuadro, lo más común es encontrar durante la cirugía pequeños implantes de te- jido endometrial en la pleura visceral y parietal, la cual presenta pequeños sangrados que favorecen la rotura pleural, y por tanto el neumotórax, al presentarse el pe- riodo menstrual. Otras causas aún más infrecuentes son los neumotórax secundarios a síndrome de Marfan, lin- fangioleiomiomatosis, infección por P. carinii, asma y otras neoplasias de origen no broncogénico, como las metástasis pulmonares. También se pueden presentar en los cuadros de défi cit de antitripsina α1 . Una mención aparte merecen los pacientes con fi brosis quística, ya que suelen ser individuos jóve- nes (las más de las veces varones) que inician con un cuadro de neumotórax y muchas veces se confun- den con un cuadro de neumotórax espontáneo pri- mario (incluso son objeto de operación y se someten a resección de las bullas y pleurodesis química). Esta situación no debe soslayarse al tratar este episodio de neumotórax y establecer un diagnóstico claro y correcto, dado que estos paciente operados con fi - brosis quística es probable que precisen en el futuro otras intervenciones e incluso podrían ser elegibles para trasplante pulmonar y, si es el caso y el pacien- te tiene una pleurodesis química previa, las difi culta- des para la extracción del pulmón enfermo y luego el implante se complican demasiado. NEUMOTÓRAX ADQUIRIDO Dentro de las causas de un neumotórax adquirido, sin duda la más frecuente es el traumatismo cerrado o abierto. Los accidentes en vehículos automotores y las caídas son todavía las causas más frecuentes. Las heridas punzocortantes o los impactos por proyectil de armas de fuego, según sean la población y la región estudiada, pueden representar también un número muy signifi cativo. El neumotórax secundario a un barotrauma es cada vez más infrecuente debido a la mejor vigilancia y medidas que tienen los ventiladores mecánicos invasi- vos, pero aún se presentan en el medio del autor; en estos caso es fundamental reconocer a la brevedad el diagnóstico y colocar un drenaje de tórax porque estos pacientes pueden evolucionar con rapidez a un neu- motórax a tensión y poner en peligro la vida del enfer- mo. Se recomienda que una vez colocado el drenaje, éste no se retire sino hasta la extubación del enfermo, aunque en los subsecuentes días ya no presente fuga aérea en el drenaje tras su colocación. Dentro de los neumotórax adquiridos también fi - guran los yatrogénicos, es decir, los producidos por algún procedimiento invasivo; las más de las veces se producen tras una punción guiada por USG o TC, ade- más de las punciones para accesos centrales subcla- vios. En ocasiones se producen también luego de la incorrecta colocación de un drenaje torácico, por ins- trumentación laparoscópica o por colocación de mar- capasos. El neumotórax también puede catalogarse por su tamaño y, si bien existen diferentes clasifi caciones que utilizan porcentajes de neumotórax, incluso cantidades http://booksmedicos.org Neumotórax traumático y espontáneo (primario y secundario) . . . 437 aproximadas de aire, el autor prefi ere utilizar la pro- puesta de la Sociedad Española de Neumología y Ciru- gía Torácica (SEPAR), que lo divide en tres: ● Neumotórax parcial: aquel que sólo presenta despejamiento parcial de la pleura visceral sobre la parietal.● Neumotórax completo: cuando el despejamiento de las pleuras es completo, incluido el diafragma. ● Neumotórax total: cuando se observa un pulmón por completo colapsado y aparece como un mu- ñón en la radiografía de tórax. DIAGNÓSTICO El diagnóstico depende de los signos clínicos y los estudios de gabinete. Hasta el 10% de los pacientes puede tener cuadros asintomáticos. El cuadro clínico habitual es un dolor súbito e intenso en el tórax que puede incrementarse con las inspiraciones profundas; la disnea varía según sea la reserva funcional de cada paciente, desde la de grandes esfuerzos en pacientes jóvenes antes sanos hasta incluso la muy grave de pe- queños esfuerzos que puede comprometer la vida en casos de personas con una EPOC avanzada. Por su- puesto, los síntomas también varían de acuerdo con el tamaño del neumotórax. En pocos casos se puede presentar ortopnea y hemoptisis, acompañados de tos irritativa. A la exploración física, el síntoma más frecuente es la taquicardia; la auscultación demuestra ausencia o disminución de los ruidos respiratorios en el hemitórax afectado y aumento de la resonancia de la voz y la percusión. Si este cuadro evoluciona a un neumotórax a tensión se agregan cianosis, disnea, in- gurgitación yugular, hipotensión e incluso desviación de la tráquea de manera contralateral al neumotórax, que progresa incluso a paro cardiorrespiratorio si no se atiende a tiempo. Las pruebas radiológicas confi rman el diagnóstico clínico. Una simple radiografía de tórax revela la línea de la pleura visceral separada de la parietal y en dicho espacio no hay trama broncovascular; asimismo se observa, si el cuadro es moderado o grave, una des- viación de la columna aérea de la tráquea en sentido contralateral, depresión del diafragma del lado afecto y en ocasiones hidroneumotórax, si se ha producido un pequeño sangrado secundario a alguna adherencia vascularizada pleuropulmonar. Con estos hallazgos es sufi ciente para indicar la colocación de un drenaje de tórax. Se puede solicitar una TC de tórax que hace posi- ble identifi car neumotórax mínimo e incluso las bullas existentes; no es necesario solicitarla de modo siste- mático. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Todos los cuadros clínicos que causen disnea y dolor torácico deben considerarse como posibles diagnós- ticos diferenciales; los cuadros relacionados con más frecuencia con estos síntomas son los siguientes: ● Paricarditis. ● Cardiopatía isquémica. ● Tromboembolia pulmonar. ● Trastornos de la motilidad esofágica. ● Derrame pleural. ● Neoplasia pleuropulmonar. ● Fibrosis quística. Un exhaustivo interrogatorio y una minuciosa explo- ración física orientan de manera correcta, para no malgastar los recursos con pruebas de laboratorio y gabinete innecesarias. TRATAMIENTO CONSERVADOR El tratamiento conservador es aquel que no requiere medidas quirúrgicas. En consecuencia, las medidas más conservadoras son mantener al paciente en reposo y su- ministrar O2 por puntas nasales a 3 L/min; se calcula que el cuerpo por sí solo puede absorber el neumotórax en- tre 50 y 75 mL/día, lo cual se puede aumentar en grado signifi cativo con suplementos de O2. En algunos países del mundo, como Reino Unido, todavía es una práctica frecuente la realización de pun- ciones torácicas para evacuar el aire del espacio pleu- ral; esta conducta se ha sustituido en numerosos países por la colocación de un drenaje torácico de pequeño calibre (14 a 16 Fr), que se coloca por punción y tiene un llave de tres vías a través de la cual se puede colocar aspiración suave; el cuadro se puede resolver en unas horas. Éste es hoy día el tratamiento de elección para un neumotórax espontáneo primario cuando se pre- senta por primera vez. Si después de 24 h de colocado este drenaje de pequeño calibre el cuadro no se ha http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 36)438 resuelto, debe considerarse la opción de colocar un drenaje torácico de un calibre mayor (24 a 28 Fr). QUIRÚRGICO Las indicaciones para realizar una cirugía por neumo- tórax espontáneo primario están plasmadas con clari- dad en algunas normativas como las de la SEPAR; en la fi gura 36-1 se expresa una sugerencia para el neumo- tórax. En esencia, son las siguientes: ● Fuga aérea persistente después de cinco días. ● Segundo episodio del mismo lado. ● Neumotórax bilateral simultáneo. ● Primer episodio con neumotórax a tensión. ● Hemoneumotórax. ● Pacientes con actividades de riesgo (pilotos, sub- marinistas, etc.). La técnica quirúrgica actual es la videotoracoscopia con resección de bullas y pleurodesis abrasiva. La norma de oro es todavía la toracotomía axilar con resección de bullas y pleurodescorticación apical; no obstante, esta intervención es muy cruenta y cada vez se prac- tica menos, pero en cuanto a porcentajes de recidiva posquirúrgica es aún la que mejores resultados ofrece. La videotoracoscopia se puede realizar por uno, dos o tres puertos de abordaje, lo que depende de la escuela quirúrgica y la pericia del cirujano. El objetivo es observar bajo visión directa las bullas pleurales y realizar su resección; a continuación se efectúa una pleurodesis abrasiva de las primeras cinco costillas para favorecer la formación de adherencias pleuropul- monares posquirúrgicas y de esta manera impedir un colapso pulmonar total en un hipotético neumotórax posquirúrgico. Se deja colocado un drenaje torácico número 24 Fr que puede retirarse a las 24 a 36 h de la operación de acuerdo con el gasto que haya presenta- do; lo recomendable es que éste sea menor de 200 mL en 24 h. Para el neumotórax secundario, las indicaciones quirúrgicas son un poco diferentes; si el neumotórax es parcial y poco sintomático, la simple hospitalización, reposo y oxigenoterapia pueden ser sufi cientes. Si el paciente presenta síntomas graves se debe colocar un drenaje calibre 24 a 28 Fr y considerar la pleurodesis y la cirugía como una opción en caso de que no ceda el cuadro en las primeras 24 h con la simple colocación del drenaje . En la fi gura 36-2 se ilustra una sugerencia de atención. Diagnóstico de neumotórax espontáneo Disnea o neumotórax mayor del 15% Drenaje pequeño ¿Resolución? ¿Resolución? Colocar sonda torácica con sello de agua ¿Resolución? Retiro de sonda, considerar pleurodesis Sí Sí Sí Considerar cirugía, solicitar TAC de tórax Fuga de alto gasto o por más de 7 días Alta, seguimiento radiográfico ambulatorio, uso de oxígeno Sin disnea o neumotórax menor del 15% Aspiración Retirar drenaje No No No Figura 36―1. Sugerencias terapéuticas para el neumotórax espontáneo primario. http://booksmedicos.org Neumotórax traumático y espontáneo (primario y secundario) . . . 439 CONSIDERACIONES ESPECIALES Cuando es necesario realizar un vuelo después de pre- sentar un cuadro de neumotórax, el paciente debe te- ner al menos 72 h de evolución de la resolución del cuadro y una radiografía de tórax que confi rme la desaparición del neumotórax. Si por alguna causa en especial el paciente debe viajar o trasladarse por vía aérea, la recomendación es hacerlo con una válvula de Heimlich si el sujeto está estable o un drenaje digital con aspiración propia para garantizar la correcta ex- pansión pulmonar. Los pacientes que practican submarinismo sufren mayor riesgo de descompresión debajo del agua y por ello tienen indicación precisa de recibir tratamiento quirúrgico bilateral para poder continuar esta práctica de manera regular. FÍSTULAS Y NEUMOTÓRAX RECIDIVANTE Tanto en el caso del neumotórax espontáneo como en el neumotórax traumático o iatrogénico pueden pre- sentarse casos de neumotórax recidivante secundario a fístulas; éstas pueden ser alveolopleurales, que son más pequeñas, o broncopleurales, que poseen mayor salida de aire proveniente de las vías respiratorias ma- yores. Las fístulas son la principal complicación en los casos de intervención quirúrgica de pacientes someti-dos a una resección pulmonar, sobre todo en los casos de cirugía de reducción de volumen por la condición enfi sematosa del parénquima pulmonar que da lugar a la salida de aire de las vías respiratorias al espacio pleu- ral en las zonas en que se incide el parénquima. Esta complicación puede tomar mayor tiempo hospitalario. En los casos de neumotórax espontáneo primario, al- gunas veces la rotura de una bulla subpleural puede dejar un defecto de gran tamaño que no se resuelve con facilidad y, en el caso del neumotórax espontáneo secundario, la enfermedad subyacente puede producir también algún orifi cio que convierta la fístula en un neumotórax recurrente. Los grados de la fístula pue- den ser variables en su duración y la cantidad de fuga aérea; éste no es un tema nuevo y en las siguientes líneas se resumen la experiencia y los consejos para atender estos casos. Tal y como se describe en el capítulo sobre sondas torácicas y sistemas de sellado, cuando un sello de agua está conectado a aspiración se observará en el Figura 36―2. Sugerencias terapéuticas para el neumotórax espontáneo secundario. Diagnóstico de neumotórax espontáneo con enfermedad de base Inestable con neumotórax > 15% Colocar sonda torácica con sello de agua Sin reexpansión y fístula Colocar aspiración a 10 cm H2O ¿Resolución? ¿Resolución? Cirugía y pleurodesis Reexpansión Con fístula Sin fístula Retirar sonda y vigilar Considerar pleurodesis Hospitalizar, vigilar con O2 Alta y vigilancia http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 36)440 dispositivo de sellado (p. ej., Pleur-evac®) un burbujeo continuo ocasionado por la parte del dispositivo que controla la aspiración y está conectado a ella. Si no se conecta a la aspiración, el compartimento de control de la aspiración o control de la succión no debe burbu- jear; más aún, el compartimento del sello de agua no debe burbujear tampoco, una vez que el neumotórax está corregido; si en este compartimento persiste un burbujeo continuo o durante algún momento de ciclo respiratorio del paciente o, además de ello, en los estu- dios radiográfi cos de control se presenta una expan- sión incompleta del parénquima pulmonar, es posible que el paciente presente una fuga, es decir, un orifi cio en el parénquima pulmonar que posibilita la fuga del aire de la vía respiratoria al compartimento pleural y la sonda torácica drena este aire produciendo así el bur- bujeo en el compartimento del sello de agua. Se han identifi cado algunos factores de riesgo para el desarrollo de fístulas de difícil control; en los casos relacionados con cirugía de resección, uno de los frecuentes es el uso de corticosteroides perioperato- rios, quimioterapia preoperatoria, edad avanzada, VEF1 bajo, relación VEF1/CVF baja, relación VR/CPT alta, VR elevado, CRF alto y DLCO bajo. Además, se ha docu- mentado como factor de riesgo el antecedente de ci- rugía torácica ipsolateral, lo cual se relaciona al parecer con presencia de adherencias. El procedimiento quirúr- gico por sí mismo tiene propensión al desarrollo de fístulas; las lobectomías tienen más frecuencia de fístu- las que las segmentectomías o las resecciones en cuña. La explicación es que una resección pequeña expone tal vez las vías respiratorias más pequeñas y la posibili- dad de defectos grandes es menor. Se ha publicado una clasifi cación de las fístulas con base en su gravedad que consiste en: a) la salida de aire por la fístula y el burbujeo ocurren sólo durante la espiración forzada; b) sólo aparece durante la espi- ración tranquila; c) está presente sólo durante la inspi- ración; d) continua, esto es, está presente durante todo el ciclo respiratorio. El control de estos casos en muchos centros en el mundo ha sido empírico, con base en las pautas razo- nables de la enfermedad. Se han publicado algunas guías terapéuticas que pueden ser de utilidad. Existe al menos un estudio prospectivo aleatorio de atención de las fístulas en las que se ha sugerido que los pacien- tes con fístulas tratados con sello de agua, más que con aspiración, tienen mayor éxito. Se recomienda la aspiración hasta asegurarse de que el pulmón se encuentre del todo expandido luego de lo cual se retira la aspiración, se deja el paciente en sello de agua sin aspiración y se repite la radiografía de tórax en cuatro horas para confi rmar que no se haya colapsado otra vez el pulmón, en cuyo caso se debe reiniciar la aspiración. Hay evidencia de que al reiniciar la aspiración, la perpetuación de la fístula es menor si en el control del Pleur-evac® se limita la aspiración a 10 cm H2O y no a 20 cm H2O como es habitual; es pre- ferible poca aspiración y sólo se incrementa hasta 20 en caso de que no sea posible mantener el pulmón expandido con baja aspiración. De manera arbitraria se decide el tiempo en que un paciente con fuga no se resuelve y debe realizarse una pleurodesis; se ha publicado un tiempo de espera de siete días después del cual algunos autores practican pleurodesis cuando la fístula persiste; la única condi- ción es que el pulmón se encuentre por completo ex- pandido con aspiración, ya que el principal factor para poder adherir las pleuras es que estén en contacto. En caso de tener una fístula recidivante es posible que no se trate de una fístula alveolopleural, sino de una broncopleural; en tal caso, la reintervención es necesaria. El cirujano de tórax puede ser advertido de un pa- ciente que tiene riesgo elevado de desarrollar fi stulas por presentar muchos de los datos de mal pronóstico ya mencionados y puede instituir medidas para preve- nir las fístulas; se ha afi rmado que la mejor manera de tratar las fístulas consiste en tomar medidas preventi- vas, algunas de las cuales son las siguientes: 1. Uso local de cianoacrilato o bioglu, biocirugía o genzima en el área resecada. 2. Colocación de líneas de pericardio bobino (Bio- vascular dry peri-strips). 3. Instalar una tienda pleural sobre el área del lóbu- lo resecado. Ninguna de estas medidas se ha estudiado de manera adecuada; sólo son recursos disponibles a criterio del cirujano. En el caso del neumotórax con fístulas en pacien- tes con neumotórax espontáneo primario o secunda- rio, la decisión no es tan difícil. El hecho de que las recidivas de un neumotórax espontáneo primario as- cienden a 30% en el primer mes, y de un neumotórax espontáneo secundario a 60%, ha llevado a la mayoría de los médicos de “algunos centros en el mundo” a optar por un tratamiento no conservador de los neu- motórax espontáneos. Por lo tanto, en un neumotórax espontáneo, sea primario o secundario, y con la colo- cación de una sonda torácica, la identifi cación de una fístula de alto gasto o un neumotórax recidivante es un dato que fortifi ca la decisión de practicar una pleuro- desis o una toracotomía asistida con video con cierre directo de la lesión. En la mayoría de los casos puede reconocerse el área de fístula con una tomografía de tórax simple en la cual se puede observar la presencia de bullas subpleu- http://booksmedicos.org Neumotórax traumático y espontáneo (primario y secundario) . . . 441 rales o las lesiones de la neumopatía subyacente en caso de un neumotórax secundario. En raras ocasiones puede presentarse neumotórax de repetición a pesar de pleurodesis o bien no es posible por toracoscopia iden- tifi car la lesión original; en estas circunstancias se ha pu- blicado la experiencia en Bélgica en la que se micronebuliza fl uoroceína y se usa toracoscopia de au- tofl uorescencia para identifi car el área crítica de fístula. Se han notifi cado también casos de fístulas recidi- vantes que se han resuelto con la colocación broncos- cópica de una válvula unidireccional similar a la que se usa como procedimiento de reducción de volumen en EPOC y se ha propuesto como procedimiento alterna- tivo cuando la toracoscopia o toracotomía no las acep- ta o tolera el paciente; no se dispone desufi ciente experiencia con esta medida particular. Cerfolio RJ, Bass C, and Katholi CR: Prospective random- ized trial compares suction versus wather seal for air leaks. Ann Thorac Surg 2001;71:1613-1617. 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