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Unidad III - Sociología Sistemática

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Sociología fundamental - Elías:
· Lo que se caracteriza con dos conceptos distintos como individuo y sociedad no son, como el uso actual de estos conceptos a menudo hace aparecer, dos objetos que existan separadamente, sino dos planos distintos, pero inseparables, del universo humano.
· Figuración: acción interdependiente de dos o más personas. Se puede producir un tejido de tensiones.
-Hace posible sustraerse a la presión socialmente determinada a proceder a una escisión y polarización ideal de la imagen del hombre que constantemente nos lleve a poner una junto a otra una imagen del hombre como individuo (homo clausus) y otra como sociedad.
-Instrumento conceptual con ayuda del cual flexibilizar la presión social que induce a hablar y pensar como si individuo y sociedad fuesen dos figuras no solo distintas sino antagónicas.
-El marco teorético de la sociología de las figuraciones y el desarrollo deja margen para las investigaciones de índole estadística.
-Se focaliza en las interdependencias de los hombres. ¿qué es realmente lo que interrelaciona a los hombres en figuraciones? No se puede dar respuesta si se considera al hombre como homo clausus.
· En parte la concepción atomista de la sociedad se apoya en la incapacidad para imaginar que el entramado de los comportamientos de muchas personas individuales puedan surgir estructuras de entramados, que no se pueden explicar o comprender reduciéndolas a los comportamientos de cada uno de los que intervienen en ellas.
Proceso de civilización - Elías:
Introducción:
· Estudio sobre la estructura de las emociones humanas y de su control: cómo y por qué en el curso de tales transformaciones generales a largo plazo y en una dirección (evolución) ha cambiado en un sentido determinado la emotividad del comportamiento y de la experiencia de los seres humanos, la regulación de las emociones individuales por medio de coerciones internas o externas, y con ellas, también la estructura de todas las manifestaciones humanas. Los hombres de nuestra época son más civilizados.
· Hoy la sociología se ocupa de procesos a corto plazo, sobre problemas que se refieren a una circunstancia concreta de las sociedades.
· En un primer momento podemos distinguir dos direcciones principales en los cambios de la estructura social:
-Cambios estructurales en la dirección de una diferenciación e integración crecientes.
-Cambios estructurales en la dirección de una diferenciación e integración decrecientes. 
· Se da un tercer tipo de procesos sociales en cuyo decurso cambia la estructura de una sociedad o de sus aspecto parciales, pero no en la dirección de una diferenciación e integración creciente o decreciente. 
· Por último, hay cambios en las sociedad que no van acompañados por transformaciones de su estructura.
· La cuestión era si puede demostrarse la existencia de un cambio estructural del conjunto de la sociedad en la dirección de un grado superior de diferenciación e integración, valiéndose de un material empírico indiscutible.
· Resulto que puede demostrarse en el proceso de construcción del Estado.
· La teoría de la civilización, comprende:
-Un modelo de las relaciones posibles entre el cambio a largo plazo de las estructuras individuales de los hombres (consolidación y diferenciación de los controles emotivos).
-Cambio a largo plazo de las composiciones que construyen los hombres en la dirección de un grado superior de diferenciación e integración (diferenciación y prolongación de las líneas de interdependencia y de una consolidación de los “controles estatales”)
· Planteamiento EMPÍRICO-TEÓRICO que se concentra en los cambios estructurales de larga duración, en “evoluciones”.
· Se diferencia de la idea metafísica que vincula el concepto evolución bien con la idea de una necesidad mecánica, bien la de una finalidad teleológica.
· Aquí se trata de generar el núcleo objetivo al que se refiere la noción del proceso civilizatorio, esto es, al cambio estructural de los seres humanos en la dirección de una mayor consolidación y diferenciación de sus controles emotivos, y con ello, de sus experiencias y de su comportamiento.
· La evolución social general, mantiene una única dirección a lo largo del tiempo.
· Conceptos como “individuo” y “sociedad” no se remiten a dos objetos con existencia separada, sino a aspectos distintos, pero inseparables, de los mismos seres humanos y que ambos aspectos, los seres humanos en general, en situación de normalidad, solo pueden comprenderse inmersos en un cambio estructural.
· El problema de las relaciones entre estructuras individuales y estructuras sociales comienza a aclararse en la medida en que se investigan ambas como algo mutable, como algo que está en flujo continuo.
· La tendencia dominante en la sociología, Parsons, concibe a cada sociedad como en una situación de equilibrio, el cambio social, aparece como una manifestación de perturbación casual, proveniente del exterior, en un sistema social que, por lo general, está bien equilibrado. La sociedad así perturbada aspira a recuperar la situación de reposo. 
· El concepto de cambio social se remite aquí a una transición entre dos situaciones normales de inmutabilidad, transición ocasionada por diversas perturbaciones.
· El cambio social se trata conceptualmente como un atributo de una situación de reposo. Se congelan los problemas que plantean las transformaciones sociales; el concepto de “evolución social” prácticamente ha desaparecido hoy del ámbito de estudio de los teóricos actuales de la sociología.
· Los cambios constituyen rasgos inherentes a la sociedad.
· Los modelos teóricos del desarrollo social a largo plazo, tales como lo elaboraron en el siglo XIX, descansaban sobre hipótesis que venían determinadas fundamentalmente por los ideales políticos de los autores y por la adecuación de los propios modelos a la realidad objetiva.
· Los viejos modelos del desarrollo eran una mezcla de enunciados objetivos y de construcciones ideológicas.
· Son siempre cambios en la dirección del progreso: evolución social en dirección de lo mejor.
· Los autores se niegan por entero a ocuparse del desarrollo a largo plazo de la sociedad y el centro del interés sociológico se ha transferido a la investigación de datos sociales a los que se imagina como en situación normal de reposo y de equilibrio continuo.
· A una fase en la que los teóricos de la sociología se ocupaban fundamentalmente del modelo de la evolución social a largo plazo, sigue otra en la que se ocupan de los modelos de las sociedades en situación de reposo y de inmutabilidad.
· La reacción frente a la sociología evolucionista predominante en el siglo XIX se trataba, en último término, de la reacción contra el predominio de determinados ideales en la construcción teórica de la sociología en nombre de otros ideales. Si en el siglo XIX, las ideas especificas respecto a lo que debía ser y a lo que se deseaba conducían al punto central del interés: al proceso y a la evolución de la sociedad, en el siglo XX otras ideas respecto a lo que debe ser y a lo que se desea (otras representaciones ideológicas) explican el gran interés de los teóricos más destacados de la sociología por el ser concreto y la situación en que se encuentra la sociedad, y explican también su olvido del problema de procesos a largo plazo y por todas las posibilidades explicativas que abre la investigación de estas cuestiones. 
· Esta inversión de sentido en el carácter de los ideales sociales es una manifestación sintomática de un cambio de rumbo más general de los ideales dominantes en los países en los que se concentraba el trabajo principal de la sociología. A su vez, tal inversión de sentido remite a un cambio de composición que han sufrido las relaciones intraestatales e interestatales de los países industriales.
· El núcleo de la tarea sociológica es la explicación de procesos a largo plazo. Únicamente podremos sacar a la luz soluciones de los problemas sociales, cuando cesemos de supeditar la investigación de lo que es en realidad a las ideas preconcebidas respectoa cómo la solución de dichos problemas puede acomodarse a los deseos propios.
· En los países industrializados del siglo XIX, la voces que acabaron por imponerse fueron las que expresaban las creencias, ideales, objetivos a largo plazo y esperanzas sociales de las clases industriales ascendentes, frente a aquellas otras voces que se orientaban hacia el mantenimiento y conservación del orden social pre-existente en el sentido de una elite del poder de carácter dinástico-cortesano, aristocrático o patricio. Consecuentemente con su posición como clases ascendentes, las primeras eran las que tenían mayores esperanzas en un futuro mejor. Y como quiera que su ideal no residía en el presente, sino en el futuro, estaban especialmente interesados en el proceso social, y en la evolución de la sociedad. En conexión con la una o la otra de las clases industriales, los sociólogos de la época trataban de conseguir la certidumbre en el sentido de que la evolución de la sociedad iría en la dirección de sus deseos y esperanzas; y buscaron asimismo la confirmación de sus deseos y esperanzas profundizando en la dirección de las fuerzas impulsoras de la evolución social que se habían dado hasta aquella fecha. En consecuencia fomentaron mucho el conocimiento objetivo de los problemas de la evolución social.
· También en el siglo XIX, podía escucharse la voz de quienes por una u otra razón, se oponían a la transformación de sus sociedades en el proceso de la industrialización, cuyas creencias sociales se orientaban al mantenimiento de lo existente, a la conservación de lo tradicional, y que oponían un pretérito idealizado a un presente que cada vez empeoraba más. Estas voces representaban no solamente a las elites preindustriales del poder en los Estados dinástico, sino también a aquellos amplios grupos profesionales (población campesina y artesanal) cuyas formas vitales sociales y profesionales estaban quedando arrinconadas en el proceso de la industrialización. Durante el siglo XIX, chocaban dos pensamientos, los que alababan un pasado mejor y los que alababan un futuro mejor.
· Los portavoces en ambas clases en ascenso depositaban su confianza en la idea de una mejora futura de la condición humana.
· Para entender esta inversión de intereses no basta con tomar en consideración las composiciones de clase o las relaciones intraestatales. El ascenso de las clases industriales dentro de los Estados en proceso de industrialización en Europa en el siglo XIX corría paralelo con el correspondiente ascenso de estas mismas naciones. Las naciones europeas en proceso de industrialización entraron en una rivalidad mutua creciente en el siglo XIX e incrementaron más que nunca la expansión de su poderío a costa de los pueblos menos desarrollados. Es decir, que no solamente se trataba de clases ascendentes, sino que las sociedades en su totalidad eran formaciones sociales en expansión ascendentes.
· Los graves trastornos producidos por las guerras y otros fenómenos similares no pueden explicar estos y otros síntomas de las oscilaciones del péndulo intelectual. Para hacer hay que recurrir a los cambios específicos de la estructura general nacional y a la posición internacional de las grandes naciones industriales de los siglos XIX y XX.
· Los representantes de la burguesía industrial y del proletariado establecido constituyen las elites primarias del poder en las naciones industrializadas. En consonancia con esto, cada vez tiene mayor importancia en las dos clases industriales la conciencia de clase y, en parte, como disfraz, la conciencia nacional; junto a los ideales de clase, la propia nación como ideal y valor supremo.
· Considerada como ideal, la Nación oriente la mirada hacia lo que es, hacia lo existente.
· Ideal de Nación: desde un punto de vista sentimental e ideológico la Nación, organizada como Estado, como es en la actualidad se presenta como el valor supremo debido a que los representantes de las dos clases más poderosas y numerosas tienen acceso a las posiciones de poder del Estado. Siempre desde el punto de vista sentimental e ideológico, la nación aparece como eterna, como inmutable en cuanto a sus rasgos esenciales de carácter. Los cambios históricos afectan únicamente a lo exterior; el pueblo, la nación, en cambio parece que no cambiase.
· Consideradas en su “esencia” son siempre lo mismo. La idea de Nación obliga a desviar la atención desde aquello que es mudable a lo que es permanente e inmutable.
· Con el acceso al poder político de los representantes de ambas clases industriales y con el desarrollo correspondiente de los ideales nacionales en estas dos clases, especialmente en sus elites del poder, también se cambió la idea que la sociología tenia de la sociedad. 
· En el conjunto de la sociedad, los ideales sociales de cada una de las clases industriales se mezclan e interpenetran en creciente medida con los ideales nacionales. Cuando se habla de sociedad se refiere a la limitada imagen ideal de un Estado nacional.
· En correspondencia con el concepto de ideología, podría entenderse que los aspecto ideológicos del rechazo de la evolución social y la tendencia hacia la reducción situacional, que domina la idea de sociedad de las nuevas teorías sociológicas, han de remitirse a los ideales de las clases cuyas esperanzas, deseos e ideales no se refieren al futuro, sino al mantenimiento de lo existente, a la conservación de la sociedad como es. Resulta necesario tomar en consideración el desarrollo del conjunto de la sociedad y los ideales nacionales con el fin de comprender los aspectos ideológicos de las teorías sociológicas. La integración de las dos clases industriales en el entramado estatal, hasta ahora dominado por minorías muy reducidas de tipo preindustrial, el ascenso de ambas clases a una posición en la que sus representantes cumplen una función más o menos predominante en estos Estados, los cuales no se pueden gobernar ya sin el acuerdo en última instancia de un proletariado industrial que aún es socialmente débil y, finalmente, la mayor identificación de las dos clases con la Nación, todo esto, da un impulso especial a la fe en la propia Nación en cuanto que uno de los valores supremos en la perspectiva social de la época. La prolongación y condensación crecientes de los vínculos de interdependencia interestatales y el aumento de tensiones y conflictos interestatales específicos, así como las guerras nacionales y la amenaza perpetua de guerra, contribuyen notablemente a aumentar la orientación intelectual naciocéntrica.
· La conjunción de estas dos líneas de desarrollo, la infraestatal y la interestatal es la que arrebata su impulso en las naciones industriales más antiguas al ideal del progreso y a la organización de la fe y de la esperanza en un futuro mejor y con ello también a la imagen del pasado como evolución. Consideradas por separado, las dos líneas de desarrollo substituyen los viejos tipos ideales por otros ideales orientados al mantenimiento y la defensa de lo existente. Estos ideales se orientan hacia algo que se considera como inmutable y como realizado en el presente, esto es, hacia la Nación eterna. 
· Los seres humanos, considerados en sí mismo, como individuos y como sociedades, se tratan como si fuesen dos manifestaciones con existencia separada, de las cuales la una suele considerarse como “real” y la otra como “irreal”, en lugar de entender que son dos perspectivas distintas de los mismos seres humanos.
· En el desarrollo de todos los sistemas valorativos de estos Estados naciones nos encontramos dos corrientes opuestas:
-Una corriente que considera al conjunto social, a la nación, como el valor supremo. La sociedad se revela como algo que existe fuera y más allá del individuo
-Otra corriente que considera que el valor supremo es el ser humano aislado, autónomo, la “personalidad cerrada”, el individuo libre (larga tradición europea) y aislado del mundo exterior.
· En el curso del proceso civilizatorio se cambian las estructuras de los individuos en un sentido concreto, a la luzde los resultados de la investigación, resulta considerar al individuo como ser absolutamente independiente. La acepción estática de los dos conceptos de “individuo” y de “sociedad” únicamente puede quebrarse cuando se desarrollan ambos conceptos sobre una base empírica, de tal modo que los dos se manifiestan como procesos.
· La discusión de tal problema tiene un importancia doble: de un lado, es imposible comprender el proceso civilizatorio mientras no se consiga relativizar este tipo de autoexperiencia y cuestionar la imagen del hombre como homo clausus con el fin de hacerlos accesibles a la discusión. De otro lado, la teoría de la civilización, contiene una posibilidad de solución de estos problemas. El estudio de esta imagen del hombre sirve para entender mejor la investigación del proceso de civilización. 
· La cosmovisión geocéntrica es la expresión de este autocentramiento espontaneo e irreflexivo que todavía hoy se encuentra en el pensamiento naciocéntrico como en el sociológico centrado en el individuo aislado. La teoría heliocéntrica, nunca hubiera podido tener éxito sin la capacidad que el hombre posee de verse desde una perspectiva distinta a la de antes.
· La evolución que llevo a un conocimiento objetivo y a un control creciente sobre los procesos naturales por parte del hombre, también fue una evolución hacia el autocontrol de los seres humanos. La transición desde un conocimiento de la naturaleza geocéntrico a otro legitimado por la investigación científica, y el impulso que se experimentó en la dirección de mayores controles emocionales, planteó un aspecto del proceso civilizatorio que se ha de estudiar en esta obra desde otra perspectiva.
· El desarrollo de la idea de una rotación puramente mecánica y natural de la tierra en torno al sol, esto es, de una rotación que no está determinada por el hombre merced a finalidad ninguna y que, en consecuencia, ya no posee significado emocional alguno para los seres humanos presuponía y exigía, al mismo tiempo, el desarrollo de los seres humanos mismos en dirección a un control emocional superior, a una contención más intensa de ese sentimiento espontaneo suyo que todo cuando experimentan y, especialmente, todo cuando les afecta, tiene una razón de ser y es expresión de una intencionalidad, de una determinación, de un objetivo, todos los cuales se remiten a ellos, a los hombres que lo experimentan y lo sufren. En la Edad Moderna, los seres humanos alcanzan una etapa de autodistanciamiento que les permite comprender el acontecer natural como una correlación con leyes propias que se cumple sin objetivo, sin interrelación que solo tendrá un sentido y un objetivo para él (para el hombre) cuando éste gracias a su conocimiento objetivo, esté en situación de controlarlo y de darle un sentido y una finalidad. Pero, en este primer momento, los seres humanos no pueden distanciarse suficientemente de sí mismos, para convertir en objeto de investigación y de conocimiento su propio autodistanciamiento, su propia contención afectiva, es decir, las condiciones de su función como sujeto del conocimiento científico de la naturaleza.
· La intensa contención de los impulsos afectivos frente al objeto del pensamiento y de la observación, que suele acompañar paso a paso al aumento de distanciamiento espiritual, se presenta a la experiencia de los seres humanos como una jaula realmente existente que excluye al “yo”, o incluso a la “razón” y la “existencia del mundo “exterior” al individuo.
· Este proceso de cambio, cada vez más acelerado, de la coacción externa interhumana en una autocoacción individual hace que muchos impulsos afectivos no puedan encontrar lugar de expresión. 
· La transición a la experiencia de la naturaleza como un paisaje desde el punto de vista del observador y otras manifestaciones evolutivas de la época muestran los rasgos estructurales del mismo avance civilizatorio. Todas ellas ponen a la vista los rasgos de la transición a un escalón superior de la autoconciencia en la que el control de los afectos, constituido como autocoacción es más fuerte. 
· Los hombres intuyen estas peculiaridades, pero sin tomar distancia frente a ellas, no las convierten en objeto de estudio. 
· En el individuo:
-Lo AISLANTE, que aparece como un muro invisible, que separa el “mundo interior” del individuo del “mundo exterior” o al sujeto del conocimiento del objeto, la “ego” de los “otros”, al “individuo” de la “sociedad”, es la contención más firme, más universal y más regular de los afectos; característica de este avance de la civilización, son las autocoacciones fortalecidas que impiden a todos los impulsos espontáneos expresarse de modo directo en acciones, sin la interposición de aparatos de control.
-Lo AISLADO, son los impulsos pasionales y afectivos de los hombres, contenidos, refrenados y sin posibilidad de acceso a los aparatos motores. Estos impulsos se aparecen a la autoexperiencia como lo que está oculto ante todo lo demás y, a menudo, como el yo autentico, como el núcleo de la individualidad.
· La idea de unos seres humanos aislados que deciden, actúan y “existen” en absoluta independencia mutua es una creación artificial de los seres humanos que resulta característica de una cierta etapa en el desarrollo de su autoexperiencia. Esta creación descansa, en parte, en una confusión entre el ideal y la realidad y, en parte también, en una cosificación de los aparatos individuales de autocontrol y en la exclusión de los impulsos afectivos individuales del aparato motor, de la dirección inmediata de los movimientos corporales, de las acciones.
· En lugar de la imagen del ser humano como una “personalidad cerrada” aparece la imagen del humano como una “personalidad abierta” que, en sus relaciones con los otros seres humanos, posee una autonomía total y absoluta y que, de hecho, desde el principio hasta el final de su vida, se remite y se orienta a otros seres humanos y depende de ellos. 
· El entramado de la remisión mutua entre los seres humanos, sus interdependencias, son las que vinculan a unos con otros, son el núcleo de lo que aquí llamamos composición, composición de unos seres humanos orientados recíprocamente y mutuamente dependientes. Estos seres humanos únicamente se manifiestan como pluralidades: como composiciones.
· La imagen del ser humano es la imagen de muchos seres humanos interdependientes, que constituyen conjuntamente composiciones, esto es, grupos o sociedades de tipo diverso. Desde este punto de vista desaparece la dualidad de las imágenes tradicionales del ser humano, la separación entre imágenes de seres humanos aislados.
· Composición: los instrumentos conceptuales existentes de la sociología, el hecho de que la “sociedad” es un entramado de interdependencias constituido por los individuos.
· Proceso Civilizatorio: cambio en las estructuras individuales.
· Sistema social: tal concepto, tal cual aparece utilizado por Parsons, expresa lo que tales autores creen que es la sociedad, un sistema social es una sociedad en equilibrio. Los miembros están bien integrados, siguen los mismos valores en sus actuaciones, cumplen las mismas funciones sin dificultades, no tienen por qué entrar en conflictos mutuos en situación normal. Conviven en perfecta armonía, fueron socializados de igual manera.
· Nación como comunidad, desaparece la diferencia entre lo que una nación es y lo que debe ser.
· En el modelo sociológico evolutivo se idealiza el futuro, en los modelos sociológicos de un “sistema social”, se idealiza el ordenamiento nacional-estatal existente en el momento.
· El rechazo a la versión ideológica del siglo XIX es la expresión sobre todo de la crítica de ideales anteriores que ya no se corresponden con la situación y la experiencia de la sociedad propia y frente a los que nos distanciamos, en función de otros ideales propios posteriores. Hay un cambio de ideología.
· Elías se propone liberar el estudio de la sociedad de la esclavitud de las ideologías sociales, no hay que engañarse proyectando en la investigación lo que es y loque fue aquello que deseamos o que pensamos que debe ser.
Ensayo teórico sobre las relaciones entre establecidos y marginados - Elías:
· Estudio de la comunidad de Winston Parva en donde se da una aguda división entre dos grupos de residentes:
-Establecidos: habitan ahí desde hace varias generaciones. 
-Marginados: conformados más recientemente, estigmatizados como personas de valor humano inferior.
· Los miembros de grupos que son más poderosos que otros grupos interdependientes, creen de sí mismos que son humanamente mejores que otros.
· El grupo más poderoso se ve a sí mismo como gente “mejor”, como dotado de una especie de carisma de grupo, como poseedor de un valor que comparten todos sus miembros mientras otros carecen de él. En todos esos casos la gente “superior” puede lograr que la gente menos poderosa se sienta como si le faltasen valores, como si fuesen humanamente inferiores.
· Los residentes de una zona donde vivían las “familias viejas” se consideraban a sí mismos, frente a quienes vivían en la zona vecina más joven, “mejores”, es decir, humanamente superiores. Ellos trataban a todos los nuevos como gente que no pertenecía a su grupo, como marginados. Los nuevos, al cabo de algún tiempo parecían aceptar su pertenencia a un grupo de menor valor y respetabilidad, lo cual, se revelo como justificado apenas para una minoría. 
· El grupo establecido atribuía a sus miembros características humanas superiores; excluía a todos los miembros del otro grupo del trato social con su propio círculo fuera del trabajo.
· El tabú sobre contactos con los “marginales”, era mantenido vivo a través de medios de control social como el chisme que elogiaba a quienes observaban el tabú y la amenaza del chisme injurioso contra ofensores sospechosos.
· Las diferencias en el grado de cohesión interna y de control comunal, pueden resultar decisivas para la superior cuota de poder de un grupo en relación con otro.
· Se basaba en el alto grado de cohesión entre familias que se conocían desde hacía dos o tres generaciones. Los que migraron más recientemente, en cambio, eran extraños no solo para los que llevaban más tiempo allí como residentes, sino entre ellos mismos. 
· Gracias a su mayor potencial de cohesión y la activación del mismo a través del control social, los residentes más antiguos lograron reservar los cargos en las instituciones locales.
· La exclusión y la estigmatización de los marginados resultaron ser armas poderosas que eran empleadas por los establecidos para conservar su identidad, para reafirmar su superioridad, para mantener a los otros firmemente en su sitio.
· Con frecuencia un grupo presenta un grado más alto de cohesión que el otro, y este diferencial de integración contribuye sustancialmente al excedente de poder del primero; su mayor cohesión capacita a tal grupo a reservar diferentes posiciones sociales con un alto potencial de poder para sus propios miembros, y estos por su parte refuerza su cohesión y la posibilidad de excluir de ellas a los miembros de otros grupos. Esto es lo central al hablar de una figuración de establecidos y marginales.
· Figuraciones de establecidos y marginados como tales presentan en contextos diversos, características y regularidades comunes.
· Los grupos establecidos tienden a atribuirle al grupo marginado correspondiente en su conjunto las “malas” características de la “peor” de sus partes. La autoimagen del grupo establecido, en cambio, tiende a modelarse más bien con base en su sección ejemplar, en la más “nómica” o normativa, es decir, se rige por la minoría de sus “mejores” miembros.
· El estudio requiere un enfoque figuracional.
· Los miembros de un grupo no denigran a los del otro en razón de sus cualidades individuales, sino porque se trataba de miembros de otro grupo que como tal consideraban diferente e inferior al suyo propio.
· La clave del prejuicio social no se debe buscar en la personalidad de unos individuos, sino que hay que tener en cuenta la figuración conformada por los grupos implicados, conociendo el carácter de su interdependencia.
· La pieza central de esta figuración es la balanza de poder desigual: un grupo puede estigmatizar a otro efectivamente solo mientras esté bien establecido en posiciones de poder de las cuales el grupo estigmatizado se encuentra excluido.
· El estigma lanzado por el grupo más poderoso sobre otro de poder inferior, normalmente entra a formar parte de la autoimagen de este último, y por esa vía lo suele debilitar y desarmar aún más. El poder de estigmatizar a otros disminuye cuando un grupo pierde la capacidad de conservar su monopolio sobre los principales recursos de poder. Cuando hay una menor diferencia de poder entre ambos grupos, los marginados recurren a la contra-estigmatización.
· El grupo de las viejas familias había generado en su interior un modo de vida y un canon de normas comunes. Observaban determinados estándares y eso los llenaba de orgullo.
· Con miras a preservar lo que para ellos representaba un valor elevado, cerraron filas contra los migrantes, y así lograron proteger su identidad de grupo y asegurar su superioridad.
· Los marginados al no tener cohesión, no podían ofrecer resistencia cerrando filas por su parte.
· La complementariedad del carisma de grupo (propio) y la deshonra de (otro) grupo forma parte de los aspectos más importantes de las relaciones entre establecidos y marginados del tipo encontrado.
· La participación de la superioridad y del extraordinario carisma de grupo es, en cierto modo, el premio por la sumisión a las normas específicas del grupo. Cada miembro tiene que pagar por él sometiéndose su conducta a determinadas pautas de control afectivo. El orgullo de encarnar en la propia persona el carisma de grupo y la satisfacción de pertenecer y representar a un grupo poderoso y a una formación extremadamente valiosa y humanamente superior, están funcionalmente atados a la disposición de sus miembros para someterse a las obligaciones que se imponen por la pertenencia a este grupo. Poder superior es equiparado con mérito humano y mérito humano con la gracia especial de la naturaleza o de unos dioses. La gratificación que se percibe participando del carisma de grupo es una retribución por el sacrificio personal que significa la sumisión a las normas grupales.
· Los marginados son percibidos como anómicos tanto colectiva como individualmente. El contacto estrecho con ellos suscita sensaciones desagradables. Pone en peligro la defensa elevada dentro del grupo establecido contra infracciones de normas y tabúes comunes, de cuya observación depende la posición de cada miembro entre sus compañeros de grupo, al igual que su autoestima, orgullo e identidad como miembro del grupo superior. La exclusividad de los establecidos tiene ciertamente la función de preservar la superioridad del poder del grupo. 
· Rechazo a todo contacto social algo familiar con miembros del grupo marginal: miedo a la contaminación.
· El contacto estrecho con ellos encierra el peligro de la infección anómica: quien se relacione con un marginado puede resultar sospechoso de infringir aquellas normas simplemente por tener alguna relación con miembros del grupo marginado.
· La estigmatización representa un arma en las tensiones y conflictos de las balanzas de poder.
· La anomia es el reproche más frecuentemente lanzado contra los marginados; se encuentra siempre de nuevo que los grupos establecidos los consideran como inseguros, indisciplinados y anárquicos.
· Donde el diferencial de poder es muy grande, los grupos en posiciones marginadas se suelen medir con la medida de sus opresores. Constatan que no cumplen las normas de aquellos y se sienten ellos mismos inferiores. De la misma manera en que los establecidos interpretan su mayor poder como signo de su valor humano superior, los marginados también experimentan su limitado poder emocionalmente como signo de su escaso valor, ante todo cuando las diferencias de poder son muy grades y la subordinación resulta ineludible.
· Grupos establecidos que disponende un gran margen de poder tienden a sentir a sus respectivos grupos marginados no solamente como infractores indómitos de las leyes y normas, sino también como no muy limpios.
· Grupos marginales son vistos con frecuencia como sucios y apenas humanos.
· “Dale a un grupo un nombre malo, y vivirá según él”: la conciencia de que podían molestar a las personas, cuyo rechazo y desprecio sentían, con un comportamiento bullicioso, destructor y ofensivo, actuó como incentivo adicional, tal vez como el más importante, para “comportarse mal”. Con gusto hacían justamente aquellas cosas que se les imputaba, para desquitarse de quienes se las imputaban.
· Las relaciones raciales son en el fondo relaciones de establecidos y marginados de una determinado tipo. Términos como racial o étnico son síntomas de una defensa ideológica. Apartan la atención del aspecto central de estas relaciones (las diferencias de poder y la exclusión del grupo menos poderoso de posiciones relacionadas con un potencial de poder más alto) y se la dirige hacia sus aspectos periféricos (el color de la piel por ejemplo).
· La sociodinámica de la relación entre grupos entrelazados unos con otros en calidad de establecidos y marginados, se determina por el tipo de entrelazamiento y no por unas características que presentan sus miembros de modo totalmente independiente de éste.
· Tensiones y conflictos. Balanza de poder, mecanismo de doble enlace:
-Cuando la diferencia de dependencia es enteramente unilateral y el diferencial de poder entre establecidos y marginados por tanto resulta muy grande, permanecen inactivos las tensiones y conflictos.
-Cuando los grupos establecidos tienen alguna necesidad de unos grupos marginados, es decir, cuando estos cumplen alguna función para aquellos, comienza la acción más abierta, más intensa del doble enlace.
· Mientras más se reducen los diferenciales de poder, más claramente salen a la luz los aspectos no económicos de las tensiones y conflictos. Donde los marginados tienen que vivir al borde del mínimo de subsistencia, la cuestión de su sustento y así de sus ingresos resulta central y se antepone a todas las demás necesidades. Cuanto más se elevan por encima del nivel de subsistencia, la lucha entre establecidos y marginados desde la perspectiva de estos deja de enfocarse prioritariamente sobre el hambre, sobre los medios de supervivencia física; esa lucha entonces se torna una lucha por la satisfacción de otras necesidades humanas.
· La estigmatización como aspecto de una relación entre establecidos y marginados con frecuencia se encuentra relacionada con un tipo específico de fantasías colectivas, desarrollas por grupos de establecidos. Al tiempo es una justificación de la aversión, del “prejuicio” que sienten sus miembros frente a los del grupo marginado.
· El estigma que arrojan sobre los otros se convierte, en su imaginación en un estigma material: es cosificado. Aparece como algo objetivo, como si la naturaleza o los dioses se lo hubieran implantado a los marginados. Así el grupo estigmatizador resulta absuelto de toda culpa: no fuimos nosotros.
· Un signo físico sirve de símbolo tangible de la presumida anomia del otro grupo, de su valor humano más bajo, de su profunda maldad. El señalamiento de otros signos objetivos tiene también la función de defender la distribución vigente de las oportunidades de poder y también la de una absolución de la culpa.
· La balanza de poder entre tales grupos es cambiante y conlleva distintos problemas humano inherentes a tales cambios.
· La concentración en problemas de corto plazo y una tendencia a concebir el desarrollo de sociedades en el largo plazo como un preludio histórico no-estructurado del presente, bloquean todavía la comprensión de secuencias largas en el desarrollo social al igual que de su carácter direccional.
· La herencia de la vieja Ilustración también desempeña un papel en el bloqueo señalado. Pervive la creencia consoladora de que los humanos actúan, no solo como individuos sino también como grupos, normalmente de modo racional. El ideal de una regulación racional de los asuntos humanos todavía obstruye el acceso a la estructura y a las dinámicas de las figuraciones de establecidos y marginados, lo mismo que a las fantasías grupales glorificadoras que ellas engendran. Tales fantasías son datos sociales sui generis, no son racionales ni irracionales.
· Los viejos residentes de Winston Parva, en nombre de su valor humano superior, rechazaban el trato social con los newcomers y los estigmatizan como gente de valor inferior. ¿Por qué? Siempre se trata de luchas en torno a la balanza de poder.
· Grupos marginales siempre empujan, bien sea a través de una silenciosa presión o bien mediante la acción abierta, hacia la reducción de los diferenciales de poder, mientras los establecidos lo hacen en dirección inversa para conservar o aumentar las diferencias de poder y su propia superioridad.
· La opinión interna de cualquier grupo con un alto grado de cohesión ejerce una profunda influencia sobre sus respectivos miembros, como fuerza reguladora de sus sentimientos y su conducta.
· Una de las características regulares de todo grupo compacto es una especie de competencia interna.
· La aprobación por parte de la opinión de grupo está condicionada por el cumplimiento de las normas grupales. Cualquier desviación de ellas, es castigada con la pérdida de poder y con la disminución del estatus de la persona correspondiente.
· La influencia de la opinión interna del grupo tiene en cierto sentido la función y el carácter de conciencia personal. Esta conciencia se forma en un proceso grupal y permanece ligada con aquella por lazos elásticos aunque invisibles.
· La relación entre la autorregulación de su conducta y sentir, y la opinión normativa de uno u otro de los grupos a los cuales pertenecen en tanto nosotros, se pierde por completo solo en caso de la pérdida de la salud psíquica. 
· La relativa autonomía de los individuos, es decir, la medida en que su conducta y sentir, su autoestima y conciencia están funcionalmente relacionados con la opinión interna de los grupos a los cuales se refieren en términos de nosotros, puede variar considerablemente.
· La autorregulación de los miembros de un grupo establecido estrechamente tejido está relacionada con la opinión interna de este grupo. Su receptividad para las presiones provenientes del grupo del que dicen nosotros es particularmente marcada, porque la pertenencia a un “establishment” proporciona a cada individuo una intensa sensación de su superioridad humana frente a los marginados.
· La autorregulación de los miembros en tal escenario puede ser mantenida a raya mediante un mecanismo de zanahoria y garrote. Se mantiene a raya gracias a la gratificante participación de la superioridad humana del grupo y debido a la correspondiente elevación del amor propio y de la autoestima, y al mismo tiempo a través de las coacciones que se impone cada miembro a si mismo de acuerdo con los estándares y las normas del grupo. El autocontrol individual y la opinión grupal están engranados recíprocamente. 
· La imagen de nosotros y el ideal de nosotros siempre son una mezcla de fantasías cargadas de emociones y de representaciones realistas. Su peculiaridad se revela con mayor nitidez cuando fantasía y realidad entran en contradicción, pues entonces se acentúa su contenido imaginario. La diferencia consiste en que en el caso de funciones de la personalidad tales como la imagen “yo” y el ideal “yo”, las fantasías emotivas representan experiencias puramente personales de un proceso grupal. En el caso de la imagen nosotros y del ideal nosotros se trata de variantes de fantasías colectivas. La brecha entre la posición actual y la imaginada del grupo nosotros frente a grupos de ellos puede conllevar también la apreciación errada de las fuentes de poder propias y en consecuencia la tentativa de alcanzar la imagen fantasiosa de la propia grandeza, y esto puede desembocar en la autodestrucción y en la destrucción de otros grupos interdependientes.Un ideal nosotros sobredimensionado es un síntoma de enfermedad colectiva.
· Cuanto más conscientes sean los hombres de la ecuación emocional entre alto poder y gran valor humano, tanto mayor resulta la posibilidad de una apreciación crítica y un cambio activo.
· Las pautas tradicionales de autocoacción, las normas de comportamiento, comienzan a resquebrajarse o a derrumbarse en la medida en que el provechoso amor propio, la creencia en el particular carisma de un grupo antaño poderoso, tambaleen en razón de la disminución de su superioridad de poder; pero este proceso toma su tiempo.
· La negación emocional del cambio, la preservación tacita de la adorada imagen del grupo carismático resultan autodestructores. Tarde o temprano la realidad produce la sacudida ineludible; y su interrupción con frecuencia es traumática.
· El grupo establecido se siente obligado a repeler lo que experimenta como una amenaza tanto para su poder superior como para su superioridad humana, es decir, para su carisma de grupo. Se sienten autorizados para emplear el rechazo continuo y la humillación del otro grupo como armas de su contraataque.
· Un torrente de chismes que blasfeman de las personas y una enlodada imagen ellos de los marginados pueden ser vistos como rasgos característicos de ese tipo de figuración.
· Problemas raciales: se trata de un resultado del largo proceso de entrelazamiento en cuyo curso grupos con características físicas diferentes se volvieron interdependientes en calidad de dueños y esclavos ocupando posiciones con grandes diferenciales de poder; en este proceso las diferencias en la apariencia física se volvieron signos de la pertenencia de las personas a diversos grupos que se distinguen por diferentes ratas de poder y estatus y por normas distintas.
· El contacto con miembros de los grupos marginados provoca intranquilidad. En su raíz está el temor a contactos con un grupo que uno mismo, y todos los que se encuentran en el círculo de uno, consideran anómico. Sus miembros rompen reglas cuya observación es obligatoria para los establecidos y de cuya observación dependen la autoestima de uno y el aprecio dispensado por los compañeros de grupo. De esto depende también la participación del carisma del grupo.
· Unos marginados interdependientes real o aparentemente más laxos frente a aquellas acciones cuya estricta observación para los miembros del grupo establecido resulta vital como condición de su estatus entre los compañeros de grupo, son percibidos por esa razón, por los establecidos como una amenaza para su propio estatus, para su especial gracia y superioridad. Ahí radica una de las razones principales que explican por qué los establecidos de Winston Parva devolvían cualquier golpe de modo tan severo. Ellos se sentían expuestos a un ataque triple: contra las fuentes monopólicas de su poder, contra su carisma de grupo y contra sus normas grupales. Repelieron lo que experimentaban como un ataque cerrando filas contra los marginados, excluyéndolos y humillándolos. Los marginados por su parte estaban lejos de atacar a los antiguos vecinos, pero su situación era de infelicidad y frecuentemente era además denigrante. En todo este drama ambas partes interpretaron su rol como si fueran títeres dirigidos por lazos invisibles.
La sociedad de los individuos - Elías:
· Habitualmente se han empleado los términos:
-Individuo: remite al ser humano particular, como si éste fuera un ser que existe aislado, en sí mismo.
-Sociedad: es entendida; como un mero cúmulo, como una existencia acumulativa y carente de estructura de personas particulares; o como un objeto que existe más allá de las personas particulares.
· El proceso de civilización se prolongó a lo largo de muchas generaciones. Las personas de cada generación posterior a otra entraban en una etapa posterior del proceso de civilización.
· El conjunto de modelos de autorregulación social que el ser humano particular tiene que aprender y desarrollar dentro de sí mismo durante su formación como individuo único es especifico de cada generación y, por tanto, de cada sociedad.
· El desarrollo personal de cada ser humano estaba determinado por el lugar que éste ocupaba dentro de la corriente del proceso social.
· La relación entre la identidad como yo y la identidad como nosotros que posee cada persona singlar no se establece de una vez y para siempre, sino que está sometida a transformación muy específicas.
Deseos y temores en la imagen que los seres humanos tienen de sí mismos como individuos y como sociedad:
· Cuando una persona dice “sociedad” y otra lo escucha, ambas se entienden sin más; pero ¿nos entendemos realmente? La “sociedad” somos todos nosotros, es la reunión de muchas personas.
· Ninguna persona trabajó consciente e intencionadamente en la formación de la sociedad de nuestros días que tienen la forma de Estados nacionales eminentemente urbanos e industrializados. 
· Ninguno de nosotros, ni siquiera todos juntos, hemos planificado o querido la sociedad tal como la tenemos hoy. Las grandes estructuras, las grandes transformaciones históricas de esta sociedad, no dependen de la voluntad de un conjunto de personas.
· Se observan dos respuestas:
-Mirada retrospectiva (individualista): 
Se aproximan a las formaciones histórico-sociales como si éstas hubieran sido bosquejadas, proyectadas y creadas por una serie de individuos o de entidades. 
El modelo teórico al que aquellas están ligadas es el de la creación planificada y racional de una obra, como un edificio o una máquina, realizada por individuos.
Buscan explicar éstas recurriendo a las personalidades que concibieron originalmente la idea de tales instituciones, o que fueron las primeras en llevarlas a la práctica; como si en el transcurso de la historia de la humanidad hubieran sido creados, debido a reflexiones racionales, para el cumplimiento de esos fines determinados.
Buscan dilucidar la estructura de las funciones psíquicas del ser humano individual prescindiendo por completo de sus relaciones con todas las demás personas
Se esfuerzan por explicar fenómenos sociales como si se tratara de una especie de mosaico formado por las acciones, por las funciones psíquicas de seres humanos individuales.
-Postura antagónica: 
Para éstos el individuo no desempeña prácticamente papel alguno. 
Como modelo teórico les sirven determinadas formas de observación y de explicación recogidas de las ciencias de la naturaleza puras o aplicadas. Estos modelos propios de las ciencias de la naturaleza suelen presentar un carácter metafísico que adquiere un resabio bien a religión racional, bien a creencia mística. 
Intentan explicar las formaciones y procesos histórico-sociales como resultado inexorable de la acción de fuerzas anónimas y supraindividuales que escapan prácticamente por completo de las manos humanas. 
· Dos corrientes principales: 
-Una subraya el eterno retorno de lo igual en las sociedades. Conciben los procesos sociales como ciclos inevitables que se repiten de forma más o menos automática. Consideran la sociedad más o menos como una entidad orgánica supraindividual que inevitablemente atraviesa una juventud, una madurez y una vejez, para luego morir. Creencia de que el ciclo regular era expresión de un orden natural de las cosas, sobre cuyo curso la mano del hombre no podía ejercer influencias alguna ni mediante la profundización en los conocimientos de sus causas ni mediante las así incrementadas posibilidades de encauzamiento.
-La otra pone el acento en la irrevocable transformación, en una dirección determinada, de las sociedades, o de la sociedad humana en general. Los representantes de esa postura parten también de la idea de un acontecer social que se desarrolla de manera automática e inevitable. Pero estos insisten en que este curso inevitable de los acontecimientos se realiza en una dirección. Ven una especia de calle de dirección única por la que todo el mundo está obligado a avanzar siempre en la misma dirección. En ocasiones este modo de pensar se plasma en una especie de panteísmohistórico: un espíritu universal, o Dios mismo, se encarna no en un universo estático, sino más bien en un universo móvil e histórico, y sirve para dar explicación al orden, la periodicidad y la pertinencia de este universo. Otros muestran un vivo interés por bajar de la constelación celeste de la metafísica y convertir la visión del proceso social encaminado inevitablemente en una dirección en algo positivamente comprobable. Hablan de la sociedad humana como de una entidad supraindividual a cuyas leyes estaban sometidos, impotentes, los hombres de su época, como sometidos estaban los griegos a la voluntad inexorable del destino. Aquí el interés se centra sobre aquello que difícilmente puede ser comprendido desde la perspectiva individualista: formas de pensamiento, estilos, formas económicas e instituciones.
· Muy a menudo parece como si la psicología del individuo y la psicología social fueran dos disciplinas completamente independientes.
· La crítica de Elías es que tenemos una cierta noción habitual de lo que somos nosotros mismos en tanto que individuos particulares. Y tenemos también una noción más o menos precisa de lo que queremos expresar cuando decimos “sociedad”. Pero estas dos nociones, la conciencia de nosotros mismos en tanto que sociedad y la conciencia de nosotros mismos en tanto que individuos, nunca encajan completamente la una en la otra. Al mismo tiempo, tenemos más o menos claro que no existe tal abismo entre individuo y sociedad. Toda sociedad humana está compuesta por individuos particulares, y todo individuo humano llega a ser verdaderamente humano solo cuando aprende a actuar, a hablar, a sentir, en una sociedad formada por otras personas. La sociedad sin individuos, el individuo sin sociedad, son absurdos.
· Lo que nos falta son modelos mentales y una visión global con cuya ayuda podamos conseguir una mejor armonía entre nuestra concepción de los seres humanos como individuos y nuestra concepción de los seres humanos como sociedad. Según parece, somos incapaces de explicarnos como es posible que cada persona particular sea algo único.
· En sociedades estatales diferenciadas la influencia de modos de pensar y comportamientos consolidados con el ascenso de las ciencias de la naturaleza en el trato de los fenómenos naturales inertes se ha extendido mucho más allá de su ámbito original.
· Pero tal vez los modos de pensar y los comportamientos de este tipo no sean suficientes para resolver cuestiones como la de la relación entre persona individual y sociedad. De ser así, sería muy posible que la insuficiencia del pensamiento según las ciencias de la naturaleza clásicas reforzara la tendencia del ser humano a buscar un agradable refugio en concepciones precientíficas, mágico-míticas, de sí mismo.
· Las relaciones entre el contenido de fantasía y el contenido de realidad de las concepciones humanas y el grado de control del ámbito de la existencia al que remiten esas concepciones no son nada nuevo. Esta ligazón del pensamiento y la acción con formas de percepción mágico-míticas hace que sea muy difícil para los seres humanos, atenuar con ayuda de formas de conocimiento y actuación más ajustadas a la realidad la constante amenaza que ejercen sobre ellos los fenómenos naturales incontrolables, así como adquirir un mayor dominio sobre estos.
· La ruptura de dicho círculo vicioso, en relación con los fenómenos de la naturaleza física, constituye uno de los puntos claves en el desarrollo de una teoría del conocimiento en la que se reconcilian y equilibran las dos principales corrientes:
-La teoría del conocimiento clásica, filosófica.
-La teoría sociológica del conocimiento. 
Y al plantearse sus problemas considera tanto la adquisición de conocimientos sobre contextos humanos (ciencias sociales), como la adquisición de conocimientos referentes a contextos naturales extrahumanos (ciencias de la naturaleza). La forma viciosa se encuentra en los dos ámbitos, pero en el de la existencia humano-social, se encuentra en otro nivel que la situación de los seres humanos actuantes y pensantes en relación con este ámbito natural extrahumano. 
· El carácter inexorable del viejo circulo vicioso se hace muy palpable en la consideración de los problemas de la convivencia humana y en el manejo de tales problemas: en este ámbito la capacidad para controlar los fenómenos es menor; el pensamiento tiene un mayor contenido de emociones y de fantasías; y es más difícil plantear y resolver los problemas de manera relativamente imparcial o “racional”.
· La idea del hombre como ser que actúa racionalmente es incorrecta. Esta concepción corresponde a una imagen del ser humano en la que las observaciones comprobables están aún muy entremezcladas con fantasías nacidas de deseos y temores. La suposición de que el pensamiento humano funciona automáticamente y de la misma forma en todas las épocas, en toda situación y según leyes eternas, es una amalgama de conocimientos efectivos e ideales cargados de emociones; esta suposición contiene un requerimiento moral que se enmascara como hecho.
· -Ciencias naturales: suelen producir en el pensar general en torno a fenómenos naturales un rechazo de concepciones emocionales nacidas de deseos y temores.
-Ciencias sociales: todavía están profundamente arraigadas en concepciones emocionales nacidas de deseos y temores, y mayoritariamente aceptadas en su grupo social. Conceptos y métodos de investigación tomados de las ciencias de la naturaleza, otorgan a quienes se sirven de ellos una sensación de agudeza y poder, sin realmente concederles, al mismo tiempo o en la misma medida, tales agudeza y poder.
· Al recibir influencias, el estado de desarrollo de las ciencias humanas, como el de las ciencias de la naturaleza, es representativo de una situación específica del ser humano. 
· En el contexto de los fenómenos naturales los seres humanos han conseguido en mayor media que en el de los fenómenos histórico-sociales salir de ese círculo vicioso en el cual el grado de inseguridad, la intensidad de las amenazas y peligros a que se enfrenta el hombre, dependen del grado de ajustamiento a la realidad del pensamiento y la acción humanos y viceversa. En el contexto de los fenómenos naturales el ser humano ha conseguido contener las amenazas y desarrollar modelos de pensamiento y acción caracterizados por un escaso grado de temor y un alto grado de imparcialidad y adecuación a la realidad.
· Sin embargo en el ámbito de las relaciones humano-sociales el ser humano continúa inmerso honda e inevitablemente en el círculo vicioso.
· En su forma actual, las ciencias humanas y las concepciones que tiene el ser humano de sí mismo como “individuo” y como “sociedad” están determinadas por una situación en la cual los seres humanos, como individuos y como sociedades, se ponen unos a otros en peligro y originan temores de considerable intensidad y bastante difíciles de controlar; y, por su parte, estas formas del conocimiento y del pensamiento en torno al ser humano contribuyen a que estos peligros y temores se reproduzcan incesantemente; estas formas de conocimiento y pensamiento no son únicamente formas condicionadas, sino también condicionante de la situación.
· Fantasías colectivas y prácticas semimágicas ayudan a las personas a soportar la inseguridad de unas circunstancias que no pueden dominar. Protegen a las personas de la total irrupción en su conciencia de peligros ante los cuales nada pueden hacer. 
· Su eficacia social descansa en buena parte en que no se contemplan como fantasías, sino como ideas fundadas en hechos. Y puesto que, como fantasías colectivas, ejerce un efecto sobre la sociedad, constituyen ellas mismas una porción de la realidad social. La convicción colectiva de que estas concepciones están fundadas en hechos les confiere una solidez y una firmeza que impide que puedan ser quebrantadas mediante una simple referencia a hechos contradictorios.
· Las habituales concepciones de la relación entre individuo y sociedad también la discusión de esta relación está condicionadapor peligros y temores. Peligros y temores que están asimismo en relación con la situación de las personas que participan en la discusión; cuanto menor es la atención que se dirige a esta situación, tanto mayor es su influencia tácita sobre el desarrollo de la discusión, tanto mayor es la sujeción de los participantes a los partidismos del amplio campo social y menor es su autonomía de pensamiento.
· En su forma más popular, los credo de una de las partes presentan a los “individuos” como medio y al “todo social” como fin y valor supremo, mientras que los de la otra parte, de manera inversa, presentan a la “sociedad” como medio y a los “individuos” como fin y valor supremo.
· En ambos casos se funde lo que uno desea y reclama que debería ser con observaciones de lo que realmente es; y normalmente lo primero prevalece sobre lo segundo.
· Considerado a largo plazo: esto bien puede ayudar a aflojar un tanto el abrazo del circulo vicioso en el cual una capacidad relativamente baja para controlar acontecimientos trae como consecuencia un grado relativamente elevado de fantasías emocionales, un menor autocontrol del pensamiento en torno a esos acontecimientos, lo cual, a su vez, desemboca en una escasa capacidad para controlas los acontecimientos. 
· Considerado a corto plazo: no es difícil que el intento por despojar a la relación entre “individuo” y “sociedad”, tal como realmente y en todo momento es, del revestimiento de concepciones temporales nacidas de deseos y temores, esto es, de las doctrinas antagónicas pero gemelas del “individualismo” y del “colectivismo”, parezca un atrevimiento vano y sin sentido.
· Hoy en día se emplean muchas veces doctrinas mágicas como medio para solucionar problemas humanos sociales.
· Palabras como “individuo” y “sociedad” desempeñan un papel considerable en tales doctrinas como símbolos y como consignas.
· Lo que se entiende por “individuo” y por “sociedad” todavía depende en gran medida de la forma de aquello que las personas desean y temen; está todavía muy determinado por ideales y antiideales cargados de sentimientos positivos y negativos, respectivamente. Las personas sienten que “individuo” y “sociedad” son algo separado y, bastante a menudo, incluso opuesto; porque estas palabras están asociadas a sentimientos y valores afectivos distintos, y muchas veces, opuestos. Estos patrones emocionales se interponen ante los ojos de la mente como pautas de selección; determinan en buena parte qué hechos se consideran esenciales y cuales ocupan un plano secundario cuando se reflexiona acerca de los seres humanos particulares y las agrupaciones sociales que estos forman; y cuando, como sucede en la actualidad, este mecanismo de selección funciona de tal modo que los aspectos individuales y los aspectos sociales de las personas son percibidos y valorados como algo distinto, no es difícil que se les atribuya una especia de existencia singular, una existencia distinta.
· En la praxis cotidiana, suele resultar obvio que estos diferentes aspectos de los seres humanos son inseparables. Sin embargo, en el transcurso de las tensiones y luchas por el poder entre quienes sustentan ideales sociales opuestos, las expresiones “individuo” y “sociedad” adquieren también el significado de símbolos emocionales.
· Estas dos expresiones, “individuo” y “sociedad”, son utilizadas como si se tratara de dos entidades distintas o de dos personas distintas. La idea que despierta esta utilización de los términos, la imagen de dos entidades distintas, es en gran medida responsable de las infinitas discusiones en torno a cuál de los dos “fue” primero: el “individuo” o la “sociedad”, o de las discusiones sobre la de quién condiciona a quién.
· La idea de tal separación y oposición entre “individuo” y “sociedad”, no es en modo alguno una idea evidente y común a todos los seres humanos que haya prevalecido en todas las épocas.
· Los usos lingüísticos y mentales predominantes otorgan términos referentes al universo humano un amplio margen para la intervención de cargas emocionales. Por lo tanto, normalmente su significado es más sintomático de la situación anímica de los hablantes que de aquello de lo que hablan. Pero esta carga emocional relativamente intensa que poseen el pensar y el hablar cuando giran en torno a acontecimientos del universo humano no es indicio de algún defecto del entendimiento o la razón. El problema que aquí se plantea queda oculto por la idea de que el ser humano posee por naturaleza un “entendimiento” que ilumina por sí mismo y de forma pareja todos los ámbitos de la vida. El problema solo aparece en toda su magnitud cuando se considera la particularidad estructural elemental de la situación humana, esto es, el círculo funcional que ata el desarrollo de controles sociales sobre un ámbito de la vida humana al desarrollo del autocontrol sobre el pensamiento en torno a ese ámbito, y viceversa.
· El mutuo peligro que las personas representan unas para otras, y la inseguridad que este peligro conlleva son todavía bastante grandes; y la represión de las emociones en el pensamiento es en este ámbito, en comparación con la que normalmente existe frente a fenómenos naturales, relativamente escasa.
· El hecho de que en discusiones puramente neutras acerca de la relación entre “individuo” y “sociedad” intervengan ideales y valoraciones originados en las luchas de poder de grupos humanos rivales y, de acuerdo con esto, poseedores de una carga emocional relativamente intensa, es uno de los muchos ejemplos de este tipo de proceso reactivo.
· Sera muy difícil elevar el grado de autocontrol, el grado de represión de deseos y temores en la labor de reflexión y observación dirigida hacia el universo humano mientras el peligro que las personas representa para las personas sea relativamente grande y la capacidad del hombre para controlarlos sea relativamente pequeña.
· El potencial que poseen las palabras de ser modificadas por los individuos puede ser muy considerable, pero siempre es limitado. Pues los pensamientos que dejan de ser transmisibles pierden todo significado. Así, lo que aquí se ha dicho sobre el círculo vicioso se refiere, en primer término, al estado social del pensar y el hablar. Es esto, junto con el estado social de los controles sobre el ámbito de la vida correspondiente, el que da forma a una especia de círculo funcional. Mientras éste sea relativamente escaso y aquel se halle infestado por emociones y sean relativamente poco ajustado a la realidad, ambos se reforzaran mutuamente una y otra vez. Y la tendencia a mantenerse así hace que sea extremadamente difícil poner en movimiento uno sin, al mismo tiempo, empujar al otro en la dirección correspondiente.
Deporte y ocio en el proceso de civilización - Elías:
· Deporte:
-Sentido lato: juegos y ejercicios físicos de todas las sociedades.
-Sentido estricto: juegos competición en particular que se originaron en Inglaterra y pasaron de allí a otras sociedades.
· Proceso de deportivización de los juegos competitivos.
· Juegos de competición en la Antigüedad clásica, a menudo representados como el gran paradigma del deporte, tenían ciertas características propias y se desarrollaron en condiciones muy distintas de las de nuestros deportes. La ética de los jugadores, las normas por las cuales eran juzgados, las reglas de competición y la realización propiamente dicha de aquellos juegos diferían notablemente en muchos aspectos de las características del deporte moderno.
· En la Antigüedad, las reglas consuetudinarias de los acontecimientos atléticos “pesados”, tales como el boxeo y la lucha, admitían un grado de violencia física mayor que el aceptado por las reglas de los correspondientes tipos de juegos competitivos de hoy. En estos últimos, además, las reglas están mucho más detalladas y diferenciadas; no son, reglas dictadas por la costumbre, sino reglas escritas, explícitamente sometidas a la crítica y a la revisión razonadas.
· La monopolización y el control relativamente sólido, estable e impersonal de los medios de violenciason una de las características estructurales fundamentales de las naciones-Estado contemporáneas. Comparados con ellos, la monopolización y el control institucional de la violencia física en las ciudades-Estado griegas eran aun rudimentarios.
· Uno espera que la formación del Estado y de la conciencia, el nivel de violencia física socialmente permitido y el umbral de rechazo contra el hecho de emplearla o presenciarla, difieran de diversas maneras en las diferentes etapas del desarrollo de las sociedades.
· Precisamente por no entender bien la verdadera naturaleza de los procesos civilizadores, por seguir la tendencia prevaleciente a utilizar términos como civilizado e incivilizado para expresar juicios de valor etnocéntricos, para emitir juicios morales absolutos y definitivos (nosotros somos buenos, ellos son malos o viceversa), nuestro razonamiento se ve llevado a caer en contradicciones aparentemente ineludibles.
· En consonancia con la organización social y el control de los medios de violencia en las sociedades-estado industrializadas de nuestro tiempo, nosotros mismos somos educados conforme a pautas o reglas medimos todas las transgresiones. Una vez interiorizadas, estas normas nos brindan protección y refuerzan nuestras defensas para no caer ningún tipo de desliz. El incremento de la sensibilidad con respecto a los actos de violencia, los sentimientos de pudio al ver cómo se comete violencia más allá del nivel permitido en la vida real, o de culpabilidad por nuestros propios deslices, la “mala conciencia”, todo esto es sintomático de tales defensas. Con todo, en un periodo de violencia incesante en los asuntos entre las naciones, estas defensas interiorizadas contra los impulsos violentos se vuelven irremediablemente inestables y quebradizas, por estar expuesta en forma continua a estas presiones sociales antitéticas: las que nos dicen que aumentemos el nivel de autocontrol de los impulsos violentos en las relaciones humanas dentro de una sociedad-Estado, y las que fomentan el decremento de ese mismo autocontrol e incluso nos alientan a actuar violentamente en las relaciones con otras sociedades diferentes de la nuestra. Las primeras explican el grado relativamente alto de seguridad física del que gozan los ciudadanos de las naciones-Estado más desarrolladas dentro de sus sociedades respectivas. Constantemente se enfrentan a las demandas impuestas a los ciudadanos de estos estados debido a la ausencia de una monopolización eficaz de la violencia física en las relaciones internacionales. El resultado es una doble moralidad, una formación de la conciencia escindida y contradictoria.
· Hay muchos indicios para sugerir que este desfase, esta disparidad entre el nivel de seguridad física y el de control tanto social como individual de los impulsos violentos con la correspondiente formación de la conciencia alcanzada hoy en las relaciones entre los estados, por una parte, y el nivel de seguridad física y de regulación social de los sentimientos abiertamente violentos e, intermitentemente, de las acciones violentas en las relaciones internacionales por otro, es hoy mayor que nunca.
· Nuestra respuesta emocional inmediata, casi automática, a menudo nos induce a juzgar a las sociedades que tienen otras normas de control y de rechazo de la violencia como si sus miembros fuesen libres para escoger entre sus normas y las nuestras y se hubieran equivocado a la hora de elegir. Con respecto a ellos, gozamos la misma sensación de ser mejores, moralmente superiores, que a menudo experimentamos respecto a los individuos que trasgreden las normas en nuestra propia sociedad cuando calificamos su conducta de incivilizada o bárbara, expresando con ello nuestro sentimiento de superioridad moral.
· Los niveles habituales de violencia, tanto la empleada como la permitida en los juegos a lo largo de las diferentes etapas de desarrollo de las sociedades, arrojan luz sobre un problema fundamental mucho más vasto.
· Los profesionales rara vez se causan lesiones graves uno al otro, Con toda probabilidad, el público no disfrutaría viendo cómo se rompen los huesos y corre la sangre. Sin embargo, los luchadores montan un buen espectáculo haciendo creer que se lastiman el uno al otro, y al público parece gustarle la farsa.
· Si un hombre moría en algún juego de los grandes festivales, su cadáver era coronado vencedor. Pero el sobreviviente, aparte de quedarse sin la corono (motivo ya muy serio de vergüenza), no recibía castigo alguno ni su actuación quedaba marcada con el estigma social. Morir, ser lesionado muy gravemente o hasta quedar incapacitado de por vida eran riesgos que todo luchador de pancration tenía que asumir. 
· Lucha como deporte y lucha como agonía. 
· Había un juez, pero ningún cronometrista ni límite de tiempo. La lucha se prolongaba hasta que alguno de los contendientes se rindiera. Las reglas eran tradicionales, no escritas, indiferenciadas y, en su aplicación, probablemente elásticas.
· La ética de combate de estos encuentros pugilísticos, como la de los agonistas griegos en general, derivaba de la ética luchadora de una aristocracia guerrera en forma mucho más directa que la ética de lucha de las competiciones deportivas.
· El boxeo en Grecia era considerado preparación tanto para la guerra como para los juegos de competición; anteriormente los juegos de competición eran considerados como un ejercicio para la guerra y la guerra como un ejercicio para estas competiciones deportivas.
· En consonancia con esta ética guerrera, el joven o el hombre muerto en un combate olímpico de boxeo o de lucha era coronado vencedor para gloria de su clan y su ciudad, y al sobreviviente (al asesino) no se le castigaba ni estigmatizaba. En la Grecia Antigua, la limpieza del juego no era la preocupación predominante. La ética inglesa del juego limpio no tiene raíces militares. Evoluciono en Inglaterra conjuntamente con un cambio muy específico en la naturaleza del disfrute y de la emoción proporcionados por los juegos de competición, con lo cual, el brevísimo placer en el resultado de una batalla deportiva, en el momento de la consumación o victoria, fue ampliado y prolongado por el placer y la excitación que se experimentan antes de que comience el juego y durante él, participando o presenciando su tensión intrínseca.
· El disfrute y la tensión emocional que el juego proporcionaba aumentaron en cierto modo con el goce que aportaban las apuestas, que en Inglaterra desempeñaron un papel considerable en la transformación de las formas más violentas de juego en deportes y en el desarrollo de la ética del juego limpio.
· El tipo agonístico de boxeo acentuaba el clímax, el momento de decisión, de victoria o de la derrota, como el más importante y significativo de la lucha, más importante que el juego mismo.
· Encontramos aquí un ejemplo muy llamativo de la barrera que obstaculiza el entendimiento de otras sociedades, formada por el predominio de evaluaciones heterónomas sobre la percepción de las interdependencias funcionales. La escultura de la Grecia clásica goza de una alta posición en la escala de valores de nuestro tiempo. Los tipos de violencia física encarnada en los juegos griegos como el pancration, según nuestra escala de valores, reciben una puntuación altamente negativa. El hecho de que relacionemos a aquella con un alto valor positivo y a éstos con un alto valor negativo hace que a quienes dejan guiar su percepción por juicios de valor preconcebidos parezca que no hay relación posible entre estos datos. Así, quienes juzgan el pasado con base en este tipo de evaluaciones se ven de frente con un problema insoluble.
· Sin embargo, cuando uno se interesa en el análisis sociológico de las relaciones entre diferentes aspectos de una misma sociedad, no hay razón para asumir que sólo sean interdependientes las manifestaciones de esa sociedad a las cuales, como ajeno observador, uno atribuye el mismo valor, sea positivo o negativo. En todas las sociedades se descubren auténticas interdependencias entre aspectos a losque el observador por un lado y las personas que forman estas sociedades por el otro, asignan valores opuestos. La belleza del arte griego y la relativa brutalidad de los juegos griegos son un ejemplo. Legos de ser incompatibles, ambas eran manifestaciones íntimamente relacionadas del mismo nivel de desarrollo, de la misma estructura social.
· La participación en estos juegos exigía un arduo entrenamiento que solo los relativamente ricos podían permitirse.
· La idealización del guerrero en la escultura griega (la representación incluso de los dioses de acuerdo con la constitución física ideal del guerrero aristocrático) y la ética guerrera de los juegos no solo eran compatibles; eran manifestaciones íntimamente relacionadas del mismo grupo social. Ambas son características de la posición social, del modo de vida y de los ideales de estos grupos, y, sin embargo, entender esta interdependencia real no menoscaba el placer proporcionado por el arte griego, si acaso, lo aumenta.
· No se comprenderá el fluctuante nivel de civilización en las competiciones deportivas en tanto no se lo asocie al menos con el nivel general de violencia socialmente permitida y con la correspondiente formación de la conciencia en las sociedades.
· Lo ocurrido con los nazis fue como una advertencia; un recordatorio de que las restricciones a la violencia no son síntomas de la superioridad de la naturaleza de las naciones civilizadas, ni características eternas de su configuración racial o étnica, sino aspectos de un tipo concreto de desarrollo social que había producido un control social más diferenciado y estable de los medios de ejercer la violencia y una formación de la conciencia consecuente con él. Obviamente este tipo de desarrollo social podía revertirse.
· Por qué un desarrollo no planificado ha producido algo que juzgamos como progreso.
· Todos los juicios respecto a los niveles de conducta civilizada son juicios comparativos. No se puede decir en sentido absoluto: nosotros somos civilizados, ellos son incivilizados.
· Pero si se puede decir con gran confianza: las pautas de conducta y de sentimiento de la sociedad A son más civilizadas que las de la sociedad B, siempre que se tenga a la mano un medidor claro y preciso del desarrollo.
· La comparación entre las competiciones agonistas griegas y las competiciones deportivas contemporáneas es un ejemplo; los niveles de rechazo público ante el asesinato en masa son otro.
· El nivel de inseguridad física que se vivía en las sociedades de la Antigüedad era mucho mayor que en las naciones-Estado contemporáneas.
· Un solo concepto tan altamente especializado como el moderno concepto de conciencia, que denote un agente interior autoritario, ineludible y a menudo tiránico que, como parte del individuo, guía su conducta, que exige obediencia y castiga la desobediencia con remordimientos o “mordiscos” que son los sentimientos de culpabilidad, y que, a diferencia del miedo a los dioses o a la venganza, actúa por sí solo, sin llegar aparentemente de ningún lado ni obtener su poder y autoridad de ningún agente exterior, humano o sobrehumano: este concepto de conciencia no formaba parte del bagaje intelectual de la Grecia antigua. El hecho de que aún no se hubiera desarrollado en la sociedad griega puede considerarse un indicador confiable de que la formación de la conciencia en aquella sociedad no había alcanzado una etapa de interiorización, individualización y relativa autonomía comparable en modo alguno a la nuestra.
· El grupo familiar aun representaba un papel mucho más importante que ahora en la protección de un individuo contra la violencia. Esto significaba al mismo tiempo que todo varón físicamente apto tenía que estar preparado para defender a sus parientes o, llegado el caso, para atacar él mismo con el fin de ayudar o vengar a algún miembro de su familia. Incluso dentro de una misma ciudad-Estado era comparativamente alto el nivel general de violencia e inseguridad física.
Un ensayo sobre el deporte y la violencia:
· Sport era usado en Inglaterra para denominar un variado número de pasatiempos y entretenimientos. Con el tiempo deporte se generalizo como termino técnico para designar formas específicas de recrearse que se desarrollaron primero en Inglaterra y luego se extendieron por todo el mundo.
· Es realmente el paralelismo entre la difusión desde Inglaterra de modelos industriales de producción, organización y trabajo, y el de la difusión de actividades de tiempo libre del tipo conocido como deporte y de las formas de organización relacionadas con él. Como hipótesis inicial, parece razonable suponer que la transformación de la manera en que las personas empleaban su tiempo libre fuese de la mano con la transformación de la forma en que esas personas trabajaban. ¿Pero cuáles puntos de contacto?
· Bajo la forma de deportes, los juegos de competición con ejercicio físico llegaron a un nivel de ordenamiento y de autodisciplina por parte de los jugadores nunca antes alcanzado. Llegaron a asimilar un código de reglas que garantizaba el equilibrio entre el logro posible de una alta tensión en la lucha y una protección razonable contra daños físicos. La deportivización fue como un empuje civilizador comparable por su dirección global a la cortesanización de los guerreros, proceso en el que las opresivas reglas de la etiqueta desempeñaron un papel significativo. 
· El deporte es algo relativamente reciente y nuevo.
· Pocas veces se explora de manera sistemática el problema de cómo y por qué las normas se han convertido en lo que son en un momento determinado.
· Si ponemos a prueba las actuales teorías sobre la sociedad, descubrimos una fuerte tendencia a considerar las normas y reglas, casi como si tuvieran una existencia propia independientemente de las personas. Solemos hablar de ellas como si fuesen hechos consumados que por sí solos explican la integración de los individuos en sociedades y el tipo concreto de integración, el patrón o estructura de las sociedades. A menudo da la impresión de que las normas o reglas, como las ideas de Platón, tienen una existencia propia, que existen por si solas y que constituyen el punto de partida para reflexionar sobre el modo en que los seres humanos se agrupan formando sociedades.
· El estudio del desarrollo de los juegos deportivos y, del desarrollo de sus reglas, permitió explorar en un campo comparativamente manejable la técnica de investigación sociológica para la que utilizó el término análisis y síntesis figuracional y mostrar cómo debe utilizarse.
· Dadas las condiciones no permanentes no humanas, las formas concretas en que la gente se agrupo solo pueden explicarse por otras formas concretas de agrupaciones de personas.
· Lo que llamamos estructura, no es, sino un esquema o figuración, de los individuos interdependientes que forman el grupo o la sociedad. Lo que denominamos estructuras cuando vemos a las personas como sociedades son figuraciones cuando las vemos como individuos.
· Las figuraciones constituyen el núcleo central de la investigación cuando se estudian los deportes.
· Todos los deportes realizan funciones específicas para los participantes, los espectadores y hasta para sus países en general; cuando un determinado deporte no logra cumplir adecuadamente estas funciones, las reglas pueden ser cambiadas.
· Los deportes difieren entre sí por sus reglas y, consecuentemente, por el modelo o pauta de la competición; en otras palabras, por las distintas figuraciones de los individuos implicados tal como son determinadas por sus reglas respectivas y por las organizaciones que vigilan su cumplimiento.
· Los cambios que se pueden observar en el desarrollo de deportes tienen tanto un esquema como una dirección propios.
· El significado de las palabras desarrollo social solo pueden conocerse con la ayuda de estudios empíricos detallados.
· A lo largo de su desarrollo, los juegos pueden llegar a una peculiar etapa de equilibrio; y cuando han alcanzado esta etapa, cambia toda la estructura de su desarrollo futuro. Pues alcanzar

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