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Unidad IV - Sociología Sistemática

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Sociología Sistemática
UNIDAD IV:
Espacio social y poder simbólico - Bourdieu: 
· Para caracterizar el trabajo de Bourdieu se habla de constructivist strucuralism:
-Por estructuralismo quiere decir que existen en el mundo social mismo, y no solamente en los sistemas simbólicos, lenguaje, mito, estructuras objetivas, independientes de la conciencia y de la voluntad de los agentes, que son capaces de orientar o de coaccionar sus prácticas o sus representaciones.
-Por constructivismo quiere decir que hay una génesis social de una parte de los esquemas de percepción, de pensamiento y de acción que son constitutivos del habitus, y por otra parte estructuras, y en particular de los campos y grupos, lo que generalmente se llama clases sociales.
· La ciencia social oscila entre dos puntos de vista aparentemente incompatibles: el objetivismo y el subjetivismo. Por un lado puede tratar los hechos sociales como cosas; por el otro puede reducir el mundo social a las representaciones que de él se hacen los agentes, consistiendo entonces la tarea de la ciencia social en producir un informe de los informes producidos por los sujetos sociales.
· La oposición es total: en un caso, el conocimiento científico no se obtiene sino por una ruptura con las representaciones primeras (prenociones en Durkheim; ideologías en Marx) que conduce a las causas inconscientes. En el otro caso, está en continuidad con el conocimiento de sentido común, puesto que no es sino una construcción de construcciones.
· La intención del trabajo de Bourdieu ha sido superar dicha dicotomía. Por un lado, las estructuras objetivas que construye el sociólogo en el momento objetivista, al apartar las representaciones subjetivas de los agentes, son el fundamento de las representaciones subjetivas y constituyen las coacciones estructurales que pesan sobre las interacciones; pero, por otro lado, esas representaciones también deben ser consideradas si se quiere dar cuenta especialmente de las luchas cotidianas, individuales o colectivas, que tienden a transformar o a conservar esas estructuras. Los dos momentos, objetivista y subjetivista, están en una relación dialéctica: los puntos de vista son aprehendidos en tanto tales y relacionados con las posiciones en la estructura de los agentes correspondientes.
· Para superar la oposición artificial que se establece entre las estructuras y las representaciones, es necesario también romper con el modo de pensamiento sustancialista y que lleva a no reconocer ninguna otra realidad que aquellas que se ofrecen a la intuición directa en la experiencia ordinaria, los individuos y los grupos.
· El aporte principal de la revolución estructuralista ha consistido en aplicar al mundo social un modo de pensamiento relacional que identifica lo real no con sustancias, sino con relaciones.
· La sociología en su momento objetivista es una topología social, un análisis de las posiciones relativas y de las relaciones objetivas entre esas posiciones.
· Se puede comparar el espacio social con un espacio geográfico en el interior del cual se recortan las regiones. Este espacio está construido de tal manera que los agentes, los grupos o las instituciones que en él se encuentran colocados tienen tantas más propiedades en común cuando más próximos estén en este espacio; tantas menos cuanto más alejados. Las distancias espaciales (sobre el papel) coinciden con las distancias sociales. No sucede lo mismo en el espacio real. 
· Las personas próximas en el espacio social tienden a encontrarse próximas en el espacio geográfico, las personas muy alejadas en el espacio social pueden encontrarse, entrar en interacción, por lo menos en forma breve e intermitente, en el espacio físico.
· Las interacciones esconden las estructuras que en ellas se realizan; lo visible, lo que es inmediatamente dado, esconde lo invisible que lo determina. La verdad de la interacción no está nunca toda entera en la interacción tal como ella se ofrece a la observación.
· Existen estrategias de condescendencia por las cuales los agentes que ocupan una posición superior en una de las jerarquías del espacio objetivo niegan simbólicamente la distancia social, que no deja por eso de existir, asegurándose así las ventajas del reconocimiento acordado en una denegación puramente simbólica de la distancia, que implica el reconocimiento de la distancia.
· Esas relaciones objetivas son las relaciones entre las posiciones ocupadas en las distribuciones de recursos que son ocupadas o pueden volverse actuantes, eficientes en la competencia por la apropiación de bienes raros cuyo lugar está en este universo social.
· Esos poderes sociales fundamentales son: el capital económico, el capital cultural y el capital simbólico. Estas son las formas que revisten las diferentes especies de capital cuando son percibidas y reconocidas como legítimas. Así lo agentes son distribuidos en el espacio social global, en la primera dimensión según el volumen global del capital que poseen bajo diferentes especies, y en la segunda dimensión, según la estructura de su capital, es decir, según el peso relativo de las diferentes especies de capital, económico y cultural, en el volumen total de su capital.
· Las clases en el papel corren el riesgo de ser aprehendidas como grupos reales. Esta lectura realista es objetivamente alentada por el hecho de que el espacio social está construido en forma tal que los agentes que ocupan en él posiciones semejantes o vecinas son situados en condiciones y sometidos a condicionamientos semejante, y tienen todas las posibilidades de tener disposiciones e intereses semejantes, de producir por lo tanto practicas también semejantes. Las disposiciones adquiridas en la posición ocupada implican una adaptación a esta posición (el sense of one’s place planteado por Goffman).
· Las disposiciones de los agentes, sus habitus, es decir las estructuras mentales a través de las cuales aprehenden el mundo social, son en lo esencial el producto de la interiorización de las estructuras del mundo social.
· La búsqueda de formas invariables de percepción o de construcción de la realidad social enmascara diferentes cosas: 
- Esta construcción está sometida a coacciones estructurales.
-Las estructuras estructurantes, cognitivas, son ellas mismas socialmente estructuradas, porque tienen una génesis social.
-La construcción de la realidad social no es solamente una empresa individual, sino que puede también volverse una empresa colectiva.
· Las representaciones de los agentes varían según su posición y según su habitus, como sistema de esquemas de percepción y de apreciación, como estructuras cognitivas y evaluativas que adquieren a través de la experiencia duradera de una posición en el mundo social. El habitus es a la vez un sistema de esquemas de producción de prácticas y un sistema de esquemas de percepción y de apreciación de las prácticas. El habitus produce prácticas y representaciones que están disponibles para la clasificación, que están objetivamente diferenciadas; pero no son inmediatamente percibidas como tales más que por los agentes que poseen el código, los esquemas clasificatorios necesarios para comprender su sentido social El habitus implica un sense of one’s place pero también un sense of other’s place. 
· A través del habitus tenemos un mundo de sentido común, un mundo social que parece evidente. El factor principal de las variaciones de las percepciones es la posición en el espacio social; el mundo social puede ser dicho y construido de diferentes modos según diferentes principios de visión y de división.
· A pesar de esta pluralidad potencial de estructuraciones posibles resulta que el mundo social se presenta como una realidad fuertemente estructurada. El espacio social se presenta bajo la forma de agentes provistos de propiedades diferentes y sistemáticamente ligadas entre sí.
· A través de las propiedades el mundo social se presenta, objetivamente, como un sistema simbólico que está organizado según la lógica de la diferencia, de la distancia diferencial.
Elespacio social tiende a funcionar como un espacio simbólico, un espacio de estilos de vida y de grupos de status, caracterizados por diferentes estilos de vida.
· La percepción del mundo social es el producto de una doble estructuración:
-Por el lado objetivo, está socialmente estructurada porque las propiedades atribuidas a los agentes o a las instituciones se presentan en combinaciones que tienen probabilidades muy desiguales
-Por el lado subjetivo, está estructurada porque los esquemas de percepción y de apreciación, especialmente los que están inscritos en el lenguaje, expresan el estado de las relaciones de poder simbólico.
Estos dos mecanismos compiten en producir un mundo común, un mundo de sentido común o un consenso mínimo sobre el mundo social. 
· Los objetos del mundo social pueden ser percibidos y expresados de diversas maneras, porque siempre comportan una parte de indeterminación y de imprecisión y, al mismo tiempo, un cierto grado de elasticidad semántica.
· Las luchas simbólicas pueden tomar dos formas diferentes:
-En el aspecto objetivo se puede actuar por acciones de representaciones, individuales o colectivas, destinadas a hacer ver y hacer valer ciertas realidades.
-En el aspecto subjetivo se puede actuar tratando de cambiar las categorías de percepción y de apreciación del mundo social, las estructuras cognitivas y evaluativas: las categorías de percepción, los sistemas de clasificación, es decir, en lo esencial, las palabras, los nombres que construyen la realidad social tanto como la expresan, son la apuesta por excelencia de la lucha política; lucha por la imposición del principio de visión y división legítimo.
· Estas luchas simbólicas tienen una lógica específica, que les confiere una autonomía real con relación a las estructuras en las cuales se enraizan. Por el hecho de que el capital simbólico no es otra cosa que el capital económico o cultural cuando es conocido y reconocido, cuando es conocido según las categorías de percepción que impone, las relaciones de fuerza tienden a reproducir y a reforzar las relaciones de fuerza que constituyen la estructura del espacio social. La legitimación del orden social no es el producto de una acción deliberadamente orientada de propaganda o de imposición simbólica; resulta del hecho de que los agentes aplican a las estructuras objetivas del mundo social estructuras de percepción y de apreciación que salen de esas estructuras objetivas y tienden por eso mismo a percibir el mundo como evidente.
· Las relaciones objetivas de poder tienden a reproducirse en las relaciones de poder simbólico. En las luchas simbólicas por la producción del sentido común, por el monopolio de la nominación legitima, los agentes empeñan el capital simbólico que adquirieron en las luchas anteriores y que puede ser jurídicamente garantizado. Los títulos de nobleza, como los títulos escolares, representan verdaderos títulos de propiedad simbólica que dan derecho a ventajas de reconocimiento.
· El capital simbólico puede ser oficialmente sancionado y garantizado, e instituido jurídicamente por el efecto de la nominación oficial, el acto por el cual se le otorga a alguien un título, una calificación socialmente reconocida, es una de las manifestaciones más típicas del monopolio de la violencia simbólica legítima que pertenece al Estado o a sus mandatarios.
· El Estado es quien produce la clasificación social. 
· Hay un punto de vista oficial, que es el punto de vista de los funcionarios y que se expresa en el discurso oficial. Este discurso cumple tres funciones:
-Opera un acto de conocimiento que obtiene el reconocimiento y que tienden a afirmar los que una persona o una cosa es, objetivamente; asigna a cada uno una identidad.
-El discurso administrativo, dice lo que las personas tienen que hacer, siendo quienes son.
-Dice lo que las personas han hecho realmente, impone un punto de vista, el de la institución, que actúa como legítimo.
· El mandatario del Estado es el depositario del sentido común: las nominaciones oficiales y los certificados escolares tienden a tener un valor universal en todos los mercados. El Estado aparece así como el banco central que garantiza todos los certificados. 
· El Estado es el poseedor del monopolio de la violencia física, mejor dicho, es un árbitro muy poderoso en las luchas por ese monopolio.
· En una sociedad siempre hay conflictos entre los poderes simbólicos que tienden a imponer la visión de las divisiones legítimas. Las clasificaciones sociales, organizan la percepción del mundo social y, en ciertas condiciones, pueden organizar realmente el mundo mismo.
· Para cambiar el mundo es necesario cambiar la visión del mundo y las operaciones prácticas por las cuales los grupos son producidos y reproducidos. El poder simbólico, cuya forma por excelencia, es el poder de hacer de los grupos, está fundado en dos condiciones:
-En primer término, el poder simbólico debe estar fundado sobre la posesión de un capital simbólico. El poder de imponer a los otros una visión de las divisiones sociales depende de la autoridad social adquirida en las luchas anteriores. El capital simbólico es el poder impartido a aquellos que obtuvieron suficiente reconocimiento para estar en condiciones de imponer el reconocimiento; así el poder de hacer un nuevo grupo no puede ser obtenido sino al término de un largo proceso de institucionalización, al término del cual es instituido un mandatario que recibe del grupo el poder de hacer el grupo.
-En segundo término, la eficacia simbólica depende del grado en el que la visión propuesta está fundada en la realidad. Un grupo, clase, sexo, región, nación no comienza a existir como tal para aquellos que forman parte de él y para los otros, sino cuando es distinguido, según un principio cualquiera, de los otros grupos, es decir a través del conocimiento y del reconocimiento.
· El poder de hacer visibles, explicitas, las divisiones sociales implícitas, es el poder político por excelencia: es el poder de hacer grupos, de manipular la estructura objetiva de la sociedad.
· La clase existe si existen personas que pueden decir que ellas son la clase, por el solo hecho de hablar públicamente, oficialmente en su lugar y de ser reconocidas como con derecho para hacerlo por personas que se reconocen allí como miembros de la clase, del pueblo, de la nación, o de toda otra realidad social que puede inventar o imponer una construcción del mundo realista.
Espacio social y génesis de las clases - Goffman:
· La construcción de una teoría del espacio social supone una serie de rupturas con la teoría marxista; ruptura con la tendencia a privilegiar las sustancias en detrimento de las relaciones. Ruptura con el economicismo que lleva a reducir el campo social (espacio pluridimensional) al campo meramente económico. Ruptura con el objetivismo, que corre parejo con el intelectualismo y lleva a ignorar las luchas simbólicas cuyo lugar son los diferentes campos y su disputa la representación misma del mundo social y en particular la jerarquía en el interior de cada uno de los campos y entre los diferentes campos. 
El espacio social:
· La sociología se presenta como una topología social. Se puede representar al mundo social en forma de espacio construido sobre la base de principios de diferenciación o distribución constituidos por el conjunto de las propiedades capaces de conferir a quien las posea con fuerza, poder.
· Los agentes y grupos de agentes se definen por sus posiciones relativas en ese espacio. 
· Los agentes y grupos de agentes se definen por sus posiciones relativas en ese espacio.
En la medida en que las propiedades retenidas para construir ese espacio son propiedades actuantes, también podemos describirlo como un campo de fuerzas, como un conjunto de relaciones de fuerzas objetivas que se imponen a todos los que entran en ese campo y que son irreductibles a las intenciones de los agentes individuales o incluso a las interacciones directas entre los agentes.
· El capital que puede existir en estado objetivado o en estadoincorporado, y que puede estar garantizado jurídicamente, representa un poder respecto de un campo.
· Las especies de capital son poderes que definen las probabilidades de obtener un beneficio en un campo determinado. A cada campo o subcampo le corresponde una especie particular de capital, vigente como poder y como lo que está en juego en ese campo.
· La posición de un agente determinado en el espacio social puede definirse por la posición que ocupa en los diferentes campos, es decir, en la distribución de los poderes que actúan en cada uno de ellos: estos poderes son ante todo el capital económico, el capital cultural y el capital social, así como el capital simbólico, que es la forma percibida y reconocida como legítima de estas diferentes especies de capital.
· El campo social se puede describir como un espacio pluridimensional de posiciones; los agentes se distribuyen en él, en una primera dimensión, según el volumen global del capital que poseen y, en una segunda, según la composición de su capital: según el peso relativo de las diferentes especies en el conjunto de sus posesiones.
· La forma que reviste en cada campo social, el conjunto de las distribuciones de las diferentes especies de capital (incorporado o materializado) como instrumentos de apropiación del producto objetivado del trabajo social acumulado define el estado de las relaciones de fuerza, institucionalizadas en los status sociales perdurables socialmente reconocidos o jurídicamente garantizados: determina los poderes actuales o potenciales en los diferentes campos y las probabilidades de acceso a los beneficios específicos que los campos proporcionan.
Clases “en el papel”:
· La clase es un conjunto de agentes que ocupan posiciones semejantes y que tienen todas las probabilidades de tener disposiciones e intereses semejantes y de producir prácticas y tomas de posición semejantes. Esta clase “en el papel” tiene la existencia teórica; permite explicar y prever las prácticas y las propiedades de las cosas clasificadas y las conductas de las reuniones grupales. No es en realidad una clase; es una clase probable.
· Lo que existe es un espacio de relaciones en el cual los desplazamientos se pagan con trabajo, con esfuerzos y, sobre todo, con tiempo.
· El mundo social se puede decir y construir de diferentes maneras: de acuerdo con diferentes principios de visión y de división.
· Hablar de un espacio social significa que no se puede juntar a cualquiera con cualquiera, ignorando las diferencias fundamentales, en particular las económicas y culturales, pero no significa excluir la posibilidad de organizar a los agentes según otros principios de división. Esto marca una primera ruptura con la tradición marxista; ésta identifica la clase construida con la real. 
La percepción del mundo social y la lucha política:
· La percepción del mundo social es el producto de una doble estructuración social:
· Por la parte objetiva, esta percepción está socialmente estructurada porque las propiedades relacionadas con los agentes o las instituciones no se ofrecen a la percepción de manera independiente, sino en combinaciones de muy desigual probabilidad.
· Por la parte subjetiva, está estructurada porque los esquemas de percepción y de apreciación susceptibles de funcionar en un momento dado son el producto de luchas simbólicas anteriores y expresan, de manera más o menos transformada, el estado de las relaciones de fuerza simbólicas.
· Los objetos del mundo social se pueden percibir y decir de diferentes maneras porque comportan siempre una parte de indeterminación y evanescencia que se debe a que aún las combinaciones más constantes de propiedades solo se basan en términos estadísticos.
· Esta parte del juego, de incertidumbre, es la que da un fundamento a la pluralidad de las visiones del mundo y puntos de vista, con todas las luchas simbólicas por la producción e imposición de la visión del mundo legitima y con todas las estrategias cognitivas de llenado que producen el sentido de los objetos del mundo social.
· Las categorías de la percepción del mundo social son el producto de la incorporación de las estructuras objetivas del espacio social. Inclinan a los agentes a tomar el mundo social tal cual es, a aceptarlo como natural, más que a rebelarse contra él. El sentido de la posición como sentido de lo que uno puede, o no, “permitirse” implica una aceptación tácita de la propia posición, un sentido de los límites, un sentido de las distancias que se deben marcar o mantener, respetar o hacer respetar.
· Los principios estructurales de la visión del mundo radican en las estructuras objetivas del mundo social y las relaciones de fuerza están presentes en las conciencias con la forma de las categorías de percepción de esas relaciones.
· El conocimiento del mundo social y de las categorías que lo posibilitan es lo que está verdaderamente en juego en la lucha política.
· La capacidad de dar existencia explicita, de hacer público aquello que continuaba en estado experiencia individual o serial, representa un formidable poder social, el poder de hacer los grupos haciendo el sentido común, el consenso explicito, de todo el grupo. Tal trabajo de categorización, es decir, de explicitación y de clasificación, se realiza sin cesar.
· El trabajo de producción y de imposición del sentido se realiza dentro y mediante las luchas del campo de la producción cultural: es lo propio, el interés específico de los productores profesionales de representaciones objetivas del mundo social, de métodos de objetivación.
· Que el modo de percepción legitima sea un objeto de luchas tan importante se debe, por una parte, a que el paso de lo implícito a lo explicito no tiene nada de automático, y a que las diferencias más pronunciadas pueden estar ocultas por diferencias más difícilmente visibles.
· Mediante las propiedades y sus distribuciones, el mundo social accede, en la objetividad misma, el estatuto de sistema simbólico, el cual se organiza según la lógica de la diferencia, de la separación diferencial. El espacio social y las diferencias que en él se trazan “espontáneamente” tienden a funcionar simbólicamente como espacio de los estilos de vida o como conjunto de grupos caracterizados por estilos de vida diferentes. 
· El capital simbólico no es sino el capital, de cualquier otra especie, cuando es percibido por un agente dotado de categorías de percepción que provienen de la incorporación de la estructura de su distribución, es decir, cuando es conocido y reconocido como natural.
· Las distinciones, en su calidad de transfiguraciones simbólicas de las diferencias de hecho, son el producto de la aplicación de esquemas de construcción que son el producto de la incorporación de las estructuras a las que se aplican, y el reconocimiento de la legitimidad más absoluta no es sino la coincidencia casi perfecta de las estructuras objetivas con las estructuras incorporadas.
· En la lucha por la imposición de la visión legitima del mundo social, los agentes poseen un poder proporcional a su capital simbólico, es decir, al reconocimiento que reciben de un grupo.
El orden simbólico y el poder de dominación:
· En la lucha simbólica por el monopolio de la nominación legítima como imposición oficial de la visión legitima del mundo social, los agentes comprometen el capital simbólico que han adquirido en las luchas anteriores.
· Todas las estrategias simbólicas mediante las cuales los agentes intentan imponer su visión de las divisiones del mundo social y de su posición en ese mundo pueden situarse entre dos extremos: 
-El insulto, por el cual un simple particular trata de imponer su punto de vista asumiendo el riesgo de la reciprocidad.
-La nominación oficial, acto de imposición simbólica que cuenta con toda la fuerza de lo colectivo, del consenso, del sentido común, porque es operada por un mandatario del Estado, detentador del monopolio de la violencia simbólica legitima. 
· La verdad del mundo social es objeto de una lucha entre agentes armados de manera muy dispareja para accedera la visión y la previsión absolutas, autoverificantes.
· Se ve la lógica de la nominación oficial en el caso del título, que es un capital simbólico garantizado social y aun jurídicamente. Es un capital simbólico institucionalizado, legal. 
· No es el valor relativo del trabajo lo que determina el valor del nombre, sino el valor institucionalizado del título lo que sirve de instrumento capaz de defender y mantener el valor del trabajo.
· Todo campo es el lugar de una lucha más o menos declarada por la definición de los principios legítimos de división del campo. La cuestión de la legitimidad surge de la propia posibilidad de este cuestionamiento.
· El mundo social es en gran parte algo que hacen los agentes, a cada momento; pero solo pueden deshacerlo o rehacerlo sobre la base de un conocimiento realista de lo que este mundo es, y de lo que ellos pueden hacer en función de la posición que en él ocupan.
· El poder simbólico de los agentes como poder de hacer ver y de hacer creer, de producir y de imponer la clarificación legitima o legal depende de la posición ocupada en el espacio. 
El campo político y el efecto de las homologías: 
· Homología entre la posición dominada de los productores de bienes culturales en el campo del poder y la posición en el espacio social de los agentes más enteramente desposeídos de todo medio de producción económica y cultural.
· La teoría marxista se condena a definir la posición social solamente por referencia a la posición en las relaciones de producción económica. 
· El espacio social es un espacio pluridimensional, un conjunto abierto de campos relativamente autónomos, más o menos fuerte y directamente subordinados, en su funcionamiento y sus transformaciones, al campo de la producción económica.
· Importa establecer una justa jerarquización de los principios de jerarquización, es decir, de las especies de capital. El conocimiento de la jerarquía de los principios de división permite definir los límites en los cuales operan los principios subordinados y al mismo tiempo los límites de las similitudes ligadas a la homología. Las relaciones de los otros campos con el campo de producción económica son a la vez relaciones de homología estructural y relaciones de dependencia causal: la forma de las determinaciones causales está definida por las relaciones estructurales y la fuerza de la dominación es más grande cuando las relaciones en las cuales ella se ejerce están más cerca de las relaciones de producción económica.
· La correlación entre las tomas de posición acerca de tal o cual problema político y las posiciones en el espacio social que podemos comprobar en un momento dado solo la podremos comprender completamente si observamos que las clasificaciones practicadas por lo votantes para hacer su elección (derecha/izquierda, por ejemplo) son el producto de luchas anteriores.
· Toda historia del campo social eta constantemente presente en forma materializada (instituciones, partidos, sindicatos) y en forma incorporada (las disposiciones de los agentes que hacen funcionar o combaten las instituciones.
· Todas las formas de identidad colectiva reconocida son el produce de una larga y lenta elaboración colectiva.
· La posición social adecuadamente definida en lo que permite la mejor previsión de las prácticas y de las representaciones, la identidad social, ese status, así como el habitus que en él se engendra, son productos de la historia, susceptibles de ser transformados, son productos de la historia, susceptibles de ser transformados, con mayor o menor dificultad por la historia.
· La política es el lugar por excelencia de la eficacia simbólica, acción que se ejerce por signos capaces de producir cosas sociales, y en particular grupos. 
Meditaciones Pasacalianas - Bourdieu:
· Los historiadores o lo sociólogos solo pretenden establecer unos principios de explicación y comprensión universales, válidos para cualquier sujeto.
· Punto de partida: fórmula pascaliana, que lleva más allá del dualismo objetivismo-subjetivismo: por el espacio, el universo me comprende y me absorbe como un punto; por el pensamiento; yo lo comprendo. El mundo me comprende, me incluye como una cosa entre las cosas, pero comprendo a este mundo y, porque me abarca y me comprende, en efecto, mediante esa inclusión material y la incorporación de las estructuras sociales en forma de estructuras de disposición, de posibilidades objetivas en forma de expectativas y anticipaciones, adquiero un conocimiento y un dominio prácticos del espacio circundante.
· El espacio comprende no solo el físico, sino también el espacio social: sede de la coexistencia de posiciones sociales, de puntos mutuamente exclusivos que, para sus ocupantes, ocupan puntos de vista.
· El yo que comprende en la práctica el espacio físico y el espacio social, está comprendido en este espacio: ocupa en él una posición.
Analysis Situs:
· El lugar (topos) puede definirse como el espacio donde una cosa o un agente tiene lugar, es decir, como localización o, relacionalmente, topológicamente, como una posición, un rango dentro de un orden.
· El cuerpo funciona indiscutiblemente como un principio de individuación, ratificado y fortalecido por la definición jurídica del individuo en tanto que ser abstracto intercambiable, sin cualidades, es también, en tanto que agente real, es decir, en tanto que habitus, con su historia, sus propiedades incorporadas, un principio de colectivización.
· Moldeado por las condiciones materiales y culturales de existencia en las que está colocado desde el origen, se halla sometido a un proceso de socialización cuyo fruto es la propia individuación, ya que la singularidad del yo se forja en las relaciones sociales y por medio de ellas. (Subjetivismo colectivista).
Espacio social:
· -Espacio físico: se define por la exterioridad reciproca de las posiciones.
-Espacio social: se define por la exclusión mutua o la distinción, de las posiciones que lo constituyen, es decir, como estructura de yuxtaposición de posiciones sociales, a su vez definidas como posiciones en la estructura de la distribución de las diferentes especies de capital.
· Los agentes sociales y las cosas, en la medida en que los agentes se apropian de ellas y, por lo tanto, las constituyen como propiedades, están situados en un lugar espacio social, lugar distinto y distintivo que puede caracterizarse por la posición relativa que ocupa en relación con los otros lugar y por la distancia que lo separa de ellos. (Topología social).
· El espacio tiende a reproducirse en el espacio físico, en forma de una determinada combinación de los agentes y las propiedades: las divisiones y las distinciones del espacio social se expresan real y simbólicamente en el espacio físico apropiado como espacio social codificado.
· Este espacio se define por:
-Correspondencia entre un orden determinado de coexistencia (o distribución) de los agentes y un orden determinado de coexistencia (o distribución) de las propiedades.
-Por la posición relativa y por la rareza, generadora de rentas materiales o simbólicas, de sus localizaciones temporales y sobre todo permanentes.
-Por la extensión, por el espacio que ocupa en el espacio gracias a sus propiedades.
La comprensión:
· La illusio es una manera de estar en el mundo, de estar ocupado por el mundo, que hace que el agente pueda estar afectado por una cosa muy alejada, o incluso ausente, pero que forma parte del juego en el que está implicado.
· La illusio que constituye el campo como espacio de juego es lo que hace que los pensamientos y las acciones puedan resultar afectados y modificados al margen de cualquier contacto físico e incluso de cualquier interacción simbólica.
· El mundo es comprensible, esta inmediatamente dotado de sentido, porque el cuerpo, que, gracias a sus sentidos y su cerebro, tiene la capacidad de estar presente fuera de sí, en el mundo, y de ser impresionado y modificado de modo duradero por él, ha estado expuesto largo tiempo (desde su origen) a sus regularidades.
· Al haber adquirido por elloun sistema de disposiciones sintonizado con esas regularidades, tiende a anticiparlas y está capacitado para ello de modo práctico mediante comportamientos que implican un conocimiento por el cuerpo que garantiza una comprensión práctica del mundo absolutamente diferente del acto intencional de desciframiento consciente que suele introducirse en la idea de comprensión.
· El agente tiene una comprensión inmediata del mundo familiar porque las estructuras cognitivas que pone en funcionamiento son el producto de la incorporación de las estructuras del mundo en el que actúa, porque los instrumentos de elaboración que emplea para conocer el mundo están elaborados por el mundo. Estos principios prácticos de organización de lo dado se elaboran a partir de la experiencia de situaciones encontradas a menudo y son susceptibles de ser revisados y rechazados en caso de fracaso reiterado. 
· La noción de habitus restituye a la gente un poder generador y unificador, elaborador y clasificador, y le recuerda al mismo tiempo que esa capacidad de elaborar la realidad social, a su vez socialmente elaborada es la de un cuerpo socializado, que invierte en la práctica de los principio organizadores socialmente elaborados y adquiridos en el decurso de una experiencia social situada y fechada.
Digresión sobre la ceguera escolástica:
· Esta representación totalmente irrealista de la acción corriente, que implica de modo más o menos explícito a la teoría económica y se basa en la idea de que toda acción va precedida de un propósito premeditado y explicito, es, sin duda, particularmente típica de la visión escolástica, de este conocimiento que se desconoce porque ignora el privilegio que lo inclina a privilegiar el punto de vista teórico, la contemplación desinteresada, alejada de las preocupaciones prácticas y liberada de sí misma como estando en el mundo.
Habitus e incorporación:
· Una de las funciones mayores de la noción de habitus consiste en descartar dos errores de la visión escolástica:
-El mecanicismo: que sostiene que la acción es el efecto mecánico de la coerción por causas externas.
-El finalismo: que, en particular con la acción racional, sostiene que el agente actúa de forma libre, consciente y with full understanding, ya que la acción es fruto de un cálculo de las posibilidades y los beneficios.
· En contra de ambas teorías hay que plantear que los agentes sociales están dotados de habitus, incorporados a los cuerpos a través de las experiencias acumuladas: estos sistemas de percepción, apreciación y acción permiten llevar a cabo actos de conocimiento práctico, basados en la identificación y el reconocimiento de las estímulos condicionales, y convencionales a los que están dispuestos a reaccionar, así como engendrar, sin posición explicita de fines ni cálculo racional de los medios, unas estrategias adaptadas y renovadas sin cesar, pero dentro de los límites de las imposiciones estructurales de las que son producto y que los definen.
· El agente no es nunca del todo el sujeto de sus prácticas: mediante las disposiciones y la creencia que originan la implicación en el juego, todos los presupuestos constitutivos de la axiomática del campo se introducen incluso en las intenciones en apariencia más lúcidas.
· Los esquemas del habitus, principios de visión y división de aplicación muy general, permiten adaptarse sin cesar a contextos parcialmente modificados y elaborar la situación como un conjunto dotado de sentido, en una operación practica de anticipación casi corporal de las tendencias inmanentes del campo y los comportamientos engendrados por los habitus isomorfos con los que están en comunicación inmediata porque espontáneamente están en sintonía con ellos.
· El orden social se inscribe en los cuerpos a través de esta confrontación permanente pero que siempre otorga un lugar destacado a las transacciones afectivas con el entorno social.
Las conminaciones sociales más serias no van dirigidas al intelecto, sino al cuerpo, tratado como un recordatorio (aprendizaje de la masculinidad y feminidad).
· Los ritos de institución no son más que el límite de todas las acciones explicitas mediante las cuales los grupos se esfuerzan en inculcar los limites sociales, las clasificaciones sociales; en naturalízalas en forma de divisiones en los cuerpos.
Una lógica en acción:
· El principio de la comprensión práctica es el sentido práctico del habitus habitado por el mundo que habita, pre-ocupado por el mundo donde interviene activamente, en una relación inmediata de implicación, tensión y atención, que elabora el mundo y le confiere sentido.
· El habitus; manera particular, pero constante, de entablar relación con el mundo, que implica un conocimiento que permite anticipar el curso del mundo, se hace inmediatamente presente, sin distancia objetivadora, al mundo y al porvenir que se anuncia en él, implicando en el mundo, el cuerpo (bien) dispuesto respecto al mundo, está orientado hacia el mundo y hacia lo que se ofrece inmediatamente en él a la vista, la sensación y el presentimiento; es capaz de dominarlo ofreciéndole una respuesta adaptada, de influir en él, de utilizarlo como un instrumento que se domina, que se tiene por la mano y que, jamás considerado como tal, es traspasado, por la tarea que permite llevar a cabo y hacia la que está orientado.
· El agente implicado en la práctica conoce el mundo, pero con un conocimiento que no se instaura en la relación de exterioridad de una conciencia conocedora. Lo comprende sin distancia objetivadora, como evidente, precisamente porque se encuentra inmerso en él, porque forma un cuerpo con él, por lo habita.
· La acción del sentido práctico es una especia de coincidencia necesaria entre un habitus y un campo quien ha asumido las estructuras del mundo se orienta inmediatamente.
· Hay que haberse adaptado a él mediante un uso prolongado, haber adoptado los fines que le son propios, haberse dejado utilizar, incluso instrumentalizar, por el instrumento. Con esa condición puede alcanzarse la destreza (Hegel) que hace que se acierte sin tener que calcular, haciendo exactamente lo que es debido, como es debido y en el momento debido, sin gestos inútiles.
· El habitus elabora el mundo mediante una manera concreta de orientarse hacia él, de dirigir hacia él una atención que es tensión corporal activa y constructiva hacia el porvenir inminente.
· El habitus no es el sujeto aislado, egoísta y calculador de la tradición utilitarista y economista. Es sede de las solidarices duraderas, de las fidelidades incoercibles porque se basan en leyes y vínculos incorporados, las del espíritu del cuerpo, adhesión de un cuerpo socializado al cuerpo social que lo ha formado y con el que forma un cuerpo. Por ello, constituye el fundamento de una colusión implícita entre todos los agentes que son fruto de condiciones y condicionamientos semejantes, cada cual encuentra en el comportamiento de sus iguales la ratificación y la legitimación de su propio comportamiento que, a cambio, ratifica y, llegado el caso, rectifica el comportamiento de los demás. 
La coincidencia:
· Hay que rehacer el análisis de la presencia en el mundo, historizándolo, planteando el problema de la elaboración social de las estructuras o los esquemas que el agente pone en funcionamiento para elaborar el mundo y examinando después el problema de las condiciones sociales absolutamente particulares que hay que cumplir para que sea posible la experiencia del mundo social en tanto que mundo evidente que la fenomenología describe sin dotarse de los medios para dar razón de él.
La experiencia de un mundo donde todo parece evidente supone el acuerdo entre las disposiciones de los agentes y las expectativas o las exigencias inmanentes al mundo en el que están insertos; pero esta coincidencia perfecta de los esquemas prácticos y las estructuras objetivas sólo es posible en el caso de la experiencia ordinaria del mundo familiar.
· Siendo el habitus el producto de una historia, los instrumentos de elaboración de lo social que invierte enel conocimiento práctico del mundo y la acción están socialmente elaborados, es decir, estructurados, por el mundo que estructuran. El conocimiento práctico está informado por partida doble por el mundo que informa: está coaccionado por la estructura objetiva de la configuración de propiedades que le presenta; también está estructurado por él a través de los esquemas, fruto de la incorporación de estas propiedades objetivas. 
· Por medio de las estructuras cognitivas y motivadoras que pone en juego y que dependen del campo, el habitus contribuye a determinar las cosas que hay o no hay que hacer.
· El habitus de los agentes y los esquemas de elaboración que aplica al mundo también han sido elaborados por el mundo: el habitus contribuye a determinar lo que lo transforma.
· El habitus como sistema de disposiciones a ser y hacer es una potencialidad, que, en cierto modo, trata de crear las condiciones de su realización, y por lo tanto, de crear las condiciones más favorables para lo que es.
· El agente hace todo lo puede para posibilitar la actualización de las potencialidades de que está dotado su cuerpo en forma de capacidades y disposiciones moldeadas por unas condiciones de existencia. Y muchos comportamientos pueden comprenderse como esfuerzos para mantener o producir un estado de mundo social o un campo que sea capaz de ofrecer a tal o cual disposición adquirida las posibilidades y la ocasión de actualizarse. Constituye éste uno de los principios mayores de las elecciones cotidianas en materia de objetos o personas.
El encuentro de dos historias:
· El habitus, producto de una adquisición histórica, es lo que permite la apropiación del logro histórico. La historia objetivada sólo puede convertirse en historia actuada y actuante si la asumen unos agentes que, debido a sus inversiones anteriores, tienen tendencia a interesarse por ella y están dotados de las aptitudes necesarias para reactivarla.
· En la relación entre el habitus y el campo, se engendran las apuestas y se constituyen unos fines que no se plantean como tales, unas potencialidades objetivas que, pese a no existir fuera de esa relación, se imponen, dentro de ella con una necesidad y una evidencia absolutas. El juego para quien está metido en él, se presenta como un universo trascendente, que impone sin condiciones sus fines y sus normas propios: la illusio solo es ilusión o diversión para quien aprehende el juego desde fuera, desde el punto de vista del espectador imparcial.
· El cuerpo está en el mundo social, pero el mundo social está en el cuerpo.
Las propias estructuras del mundo están presentes en las estructuras que los agentes utilizan para comprenderlo.
· Nadie puede aprovecharse del juego, ni siquiera los que lo dominan, sin implicarse en él, sin participar en él: no habría juego sin la adhesión a él; las voluntades y las expectativas que los estimulan, las cuales son producidas por el juego, dependen de la posición que ocupan en él.
· La historia objetivada solo se convierte en actuada y actuante si el puesto, más o menos institucionalizado, con el programa de acción, más o menos codificado, que contiene, encuentra a alguien a quien le resulte útil y se reconozca en él lo suficiente para hacerlo suyo y dejarse poseer por él.
La dialéctica de las disposiciones y las posiciones:
· Sólo hay acción, e historia y conservación o transformación de las estructuras, porque hay agentes que no se reducen a lo que el sentido común, y tas él el individualismo metodológico, introducen en la noción de individuo y que, en tanto que cuerpos socializados, están dotados de un conjunto de disposiciones que implican a la vez la propensión y la aptitud para entrar en el juego y jugar a él con más o menos éxito.
· La noción de habitus permite liberar de la alternativa individualismo-colectivismo y, al mismo tiempo, superar la oposición entre el realismo, para el cual solo existe el individuo, y el nominalismo radical, para el cual las realidades sociales no son más que palabras.
· En cada agente, es decir, en el estado individuado, existen disposiciones supraindividuales que son capaces de funcionar de forma armonizada y colectiva.
· Debido a que lo social se instituye en los individuos, hay en cada individuo socializado, una parte de lo colectivo, y por lo tanto, unas propiedades válidas para toda una clase de agentes.
· El hecho de que las respuestas que engendra el habitus sin cálculo ni propósito parezcan, las más de las veces, adecuadas, coherentes e inmediatamente inteligibles, no ha de llevar a convertirlos en una especia de instinto infalible, capaz de producir al instante milagrosas respuestas ajustadas a todas las situaciones. La concordancia anticipada entre el habitus a las condiciones objetivas es un caso particular, frecuente, pero que no hay que universalizar.
· El habitus no está necesariamente adaptado, ni es necesariamente coherente.
Hay una inercia de los habitus que tienen una tendencia espontánea a perpetuar unas estructuras que corresponden a sus condiciones de producción. En consecuencia, puede ocurrir que, las disposiciones estén en desacuerdo con el campo y las expectativas colectivas que son constitutivas de su normalidad.
· Los habitus pueden encontrarse enfrentados, incluso, a condiciones de actualización diferentes de aquellas en las que fueron producidos.
· Los habitus cambian sin cesar en función de las experiencias nuevas. Las disposiciones están sometidas a una especia de revisión permanente, pero que nunca es radical, porque se lleva a cabo a partir de las premisas instituidas en el estado anterior. Se caracterizan por una combinación de constancia y variación que cambia según los individuos y su grado de agilidad o rigidez.
· En las situaciones de crisis o de cambio histórico los agentes tienen dificultades para mantener unidas las disposiciones asociadas a estados o etapas diferentes, y algunos, con frecuencia los que estaban mejor adaptados al estado anterior del juego, tienen dificultades para ajustarse al nuevo orden establecido: sus disposiciones se vuelven disfuncionales.
· El habitus tiene sus fallos, sus momentos críticos de desconcierto y desfase: la relación de adaptación inmediata queda en suspenso en un instante de vacilación en el que puede insinuarse una forma de reflexión que por medio de los movimientos del cuerpo, mantiene la mirada puesta en la práctica y no en quien la realiza. 
· El grado en el que cabe dejarse llevar por los automatismos del sentido práctico varia, según las situaciones y los ámbitos de actividad, pero también sean la posición ocupada en el espacio social.
Violencia simbólica y luchas políticas:
· Adquisición del habitus primario en el seno de la familia: la labor de socialización especifica tiende a favorecer la transformación de la libido original, es decir, de los afectos socializados constituidos en el campo doméstico, en alguna de las formas de la libido específica, para lo que saca provecho, en particular, de la transferencia de esa libido a unos agentes o instituciones que pertenecen al campo.
Líbido e illusio: 
· Los recién llegados aportan al campo disposiciones constituidas con anterioridad en el seno de un grupo familiar socialmente situado y que, por lo tanto, ya están más o menos ajustadas a las exigencias expresas o tácitas de aquél, a sus presiones o sus solicitaciones, y son más o menos sensibles a los signos de reconocimiento y consagración que implica una contrapartida de reconocimiento respecto al orden que los otorga. Sólo mediante una seria de transacciones imperceptibles, compromisos semiconscientes y operaciones psicológicas estimuladas, sostenidas, canalizadas e incluso organizadas socialmente, estas disposiciones se transforman poco a poco en disposiciones específicas.
Podría describirse cada forma singular de habitus específico como una forma de compromiso.
· La forma original de la illusio es la inversión en el espacio doméstico, sede de un complejo proceso de socialización de lo sexual y sexualización de lo social.
· El niño se encuentracada vez más implicado y constituye el paradigma, así como el principio, de la inversión en el juego social.
· Para obtener el sacrificio del amor propio en beneficio de otro objeto de inversión, e inculcar así la disposición duradera a invertir en el juego social que es uno de los requisitos previos de todo aprendizaje, la labor pedagógica se basa en la búsqueda del reconocimiento.
· Perdido de los demás, el niño solo podrá descubrir a los demás como tales a condición de descubrirse a sí mismo como sujeto para el que existen objetos que tienen la particularidad de poder considerarlo, a su vez, objetivo. 
· Está continuamente abogado a adoptar acerca de si mismo el punto de vista de los demás, a adoptar el punto de vista de los otros para descubrir y evaluar de antemano cómo lo van a considerar y definir: su ser es un ser percibido, un ser condenado a ser definido en su verdad por la percepción de los demás.
· El capital simbólico proporciona formas de dominación que implican la dependencia respecto a aquellos que permite dominar.
· El motor principal de la acción pedagógica inicial estriba en esta relación original de dependencia simbólica.
· La labor de socialización de las pulsaciones se basa en una transacción permanente en la que el niño acepta renuncias y sacrificios a cambio de manifestaciones de reconocimiento, consideración o admiración (“¡Qué bien se porta!”), a veces explícitamente solicitadas (“¡Papá, mírame!”). Este intercambio tiene una carga muy alta de afectividad. El niño incorpora lo social en forma de afectos, pero con un contenido de color y calificación social.
· Dado que, en el estado actual de la división del trabajo entre los sexos, todavía suelen proponerse prioritariamente a los chicos apuestas simbólicas tales como el honor, la gloria o la celebridad, sobre ellos se ejerce de forma privilegiada la acción educativa destinada a agudizar la sensibilidad a estas apuestas; especialmente estimulados para adquirir la disposición para entrar en la illusio original cuya sede es el universo familiar, al mismo tiempo serán más sensibles al hechizo de los juegos sociales que les están socialmente reservados y que tienen como apuesta una u otra de las diferentes formas posibles de dominación.
Una coerción por cuerpos: 
· Pascal: ya que es imposible hacer partícipe al pueblo de la verdad liberadora sobre el orden social, porque ello solo podría poner en peligro o echar a perder ese orden, hay que engañarlo, ocultarle la verdad de la usurpación, es decir, la violencia inaugural en la que se basa la ley, haciendo que la considere auténtica, eterna.
· La costumbre hace toda la autoridad, el orden social no es más que el orden de los cuerpos: la habituación a la costumbre y la ley que la ley y la costumbre producen por sus propias existencia y persistencia basta en lo esencial, y al margen de cualquier intervención deliberada, para imponer un reconocimiento de la ley basado en el desconocimiento de la arbitrariedad que preside su origen. La autoridad que el Estado está en condiciones de ejercer se halla reforzada mediante la institución judicial; pero la obediencia que obtiene se debe en una parte esencial a las disposiciones que inculca por medio del propio orden que establece, por medio de la educación escolar.
· La fuerza simbólica es una forma de poder que se ejerce directamente sobre los cuerpos y de un modo que parece mágico, al margen de cualquier coerción física; pero la magia solo funciona si se apoya en disposiciones previamente constituidas.
· Esta acción transformadora resulta tanto más poderosa en cuanto se ejerce, en lo esencial, de forma invisible e insidiosa, mediante la familiarización con un mundo físico estructurado simbólicamente y la experiencia precoz y prolongada de interacciones caracterizadas por las estructuras de dominación.
· El habitus, la energía potencial y el lugar de donde la violencia simbólica deriva su misterio eficacia, constituye el fundamento de una forma particular de eficacia simbólica, la influencia a la que a menudo se adjudica el papel de virtud dormitiva, pero que pierde todo su misterio en cuanto se relacionan sus efectos casi mágicos con las condiciones de producción de las disposiciones que predisponían a padecerla.
· La eficacia de las necesidades externas se apoya en la eficacia de una necesidad interna. Al ser el resultado de la implantación en el cuerpo de una relación de dominación, las disposiciones son el verdadero principio de los actos tácitos de conocimiento y reconocimiento de la frontera mágica entre los dominantes y los dominados que la magia del poder simbólico no hace más que disparar.
· El reconocimiento practico a través del cual los dominados contribuyen a su propia dominación al aceptar tácitamente os límites impuestos, adquiere a menudo la forma de la emoción corporal (vergüenza, timidez, ansiedad, culpabilidad).
· La violencia simbólica es esa coerción que se instituye por mediación de una adhesión que el dominado no puede evitar otorgar al dominante (y por lo tanto, a la dominación), cuando solo dispone para pensar su relación con él, de instrumentos de conocimiento que comparte con él y que, al no ser más que la forma incorporada de la estructura de la relación de dominación, hacen que ésta se presente como natural; o, en otras palabras, cuando los esquemas que pone en funcionamiento para percibirse y evaluarse, o para percibir y evaluar a los dominantes son fruto de la incorporación de las clasificaciones, que así quedan naturalizadas, cuyo fruto es su ser social.
· El efecto de la dominación simbólica no se ejerce en la lógica pura de las conciencias cognitivas, sino en la oscuridad de las disposiciones del habitus, donde están inscritos los esquemas de percepción, evaluación y acción que fundamentan, más acá de las decisiones del conocimiento y los controles de la voluntad, una relación de conocimiento y reconocimiento prácticos profundamente oscura para sí misma.
· El poder simbólico solo se ejerce con la colaboración de quienes lo padecen porque contribuyen a establecerlo como tal.
· La propia complicidad es el efecto de un poder, inscrito en forma duradera en el cuerpo de los dominados, en forma de esquemas de percepción y disposiciones (a respetar, a admirar, a amar), es decir, de creencias que vuelven sensible a determinadas manifestaciones simbólicas, tales como las representaciones públicas de poder.
· Estas disposiciones distribuyen la reputación y la gloria, otorgan el respeto y la veneración a las personas, las obras, las leyes, los grandes; pero para producirlas ha sido necesaria la acción prolongada de innumerables poderes que todavía nos siguen gobernando a través de ellas. Los efectos de imaginación que producen el aparato augusto y la auténtica ostentación que por fuerza van parejos con el ejercicio de todos estos poderes, remiten a la costumbre, es decir, a la educación y el adiestramiento del cuerpo.
· Esta sumisión es una creencia tacita y practica que se ha vuelto posible gracias a la habituación fruto del adiestramiento del cuerpo. Y también es efecto de la ilusión escolástica describir la resistencia a la dominación en el lenguaje de la conciencia.
La extraordinaria inercia que resulta de la inscripción de las estructuras sociales en los cuerpos hacen que, si bien la explicación puede ayudar, solo una autentica labor de contraadiestramiento, que implique la repetición de los ejercicios, puede, transformar duramente los habitus.
El poder simbólico:
· La dominación tiene siempre una dimensión simbólica, y los actos de sumisión, de obediencia, son actos de conocimiento y reconocimiento que, como tales, recurren a estructuras cognitivas susceptibles de ser aplicadas a todas las cosas del mundo y, en particular, a las estructuras sociales. 
· Estas estructuras estructurantes son formas históricamente constituidas cuya génesis social puede reconstruirse. Generalizando la hipótesis durkheimiana según la cual las formas primitivas de clasificación corresponden a las estructuras de los grupos, cabeindagar su origen en el efecto de la incorporación automática de las estructuras sociales, multiplicada por la acción del Estado que está en condiciones de inculcar de manera universal un principio de visión y división común, unas estructuras cognitivas y evaluativas idénticas o parecidas: constituye el origen de la experiencia del mundo como mundo del sentido común. 
· La creencia política primordial es un punto de vista particular, el de los dominantes, que se presenta y se impone como punto de vista universal. Es el punto de vista de quienes dominan el Estado y, por medio de él, han constituido su punto de vista en punto de vista universal, al cabo de luchas contra visiones rivales. 
· Lo que se presenta hoy en día como evidente, asumido, establecido de una vez por todas, fuera de discusión, no siempre lo ha estado y solo se ha ido imponiendo como tal paulatinamente: la evolución histórica es lo que tiende a abolir la historia, en particular al remitir al pasado, es decir, al inconsciente, los posibles laterales que han sido descartados y hacer olvidar de este modo que la actitud natural de la que hablan los fenomenólogos constituye una relación socialmente elaborada como los esquemas perceptivos que la posibilitan.
· El estado contribuye en una parte determinante a la producción y la reproducción de los instrumentos de elaboración de la realidad social. En tanto que estructura organizadora e instancia reguladora de disposiciones duraderas, mediante las imposiciones y las disciplinas a las que somete uniformemente al conjunto de agentes, impone los principios de clasificación fundamentales (sexo, edad, competencia…) mediante la imposición de divisiones en categorías sociales que son fruto de la aplicación de categorías cognitivas, de este modo cosificadas y naturalizadas, y constituye el fundamento de la eficacia simbólica de todos los ritos de institución.
· El Estado instituye e inculca formas simbólicas de pensamiento comunes, esquemas prácticos de percepción, evaluación y acción.
· El Estado crea las condiciones de una sintonización inmediata de los habitus que constituye a su vez el fundamento de un consenso sobre este conjunto de evidencias compartidas que son constitutivas del sentido común.
· Las estructuras cognitivas no son formas de la conciencia, sino disposiciones del cuerpo, esquemas prácticos, y la obediencia que otorgamos a los preceptos estatales no puede comprenderse como sumisión mecánica a una fuerza ni como consentimiento consciente a una orden.
· La sumisión al orden establecido es fruto del acuerdo entre las estructuras cognitivas que la historia colectiva y la individual han inscrito en los cuerpos y las estructuras objetivas del mundo al que se aplica.
· Este ajuste inmediato y tácito fundamente la relación de sumisión dóxica que nos liga al orden establecido mediante las ataduras del inconsciente, es decir, de la historia que se ignora como tal. El reconocimiento de la legitimidad no es (como en Weber), un acto libre de la conciencia clara, sino que arraiga en el ajuste inmediato entre las estructuras incorporadas, convertidas en esquemas prácticos y las estructuras objetivas.
· El ajuste prerreflexivo entre las estructuras objetivas y las incorporadas, y no la eficacia de la propaganda deliberada de los aparatos, o el libre reconocimiento de la legitimidad por los ciudadanos, explica la facilidad con la que, a lo largo de la historia, los dominantes imponen su dominación.
· El gobierno se basa únicamente en la opinión. El orden establecido no plantea ningún problema, el problema de la legitimidad del Estado, y el orden que instituye, no se plantea. El Estado no necesita por fuerza dar órdenes, ni ejercer una coerción física, o disciplinaria, para producir un mundo social ordenado, al menos mientras esté en condiciones de producir estructuras cognitivas incorporadas que se ajusten a las estructuras objetivas y garantizar así la sumisión dóxica al orden establecido.
La doble naturalización y sus efectos:
· Resulta del todo ilusorio creer que la violencia simbólica puede vencerse sólo con las armas de la conciencia y la voluntad: las condiciones de su eficacia están duramente inscritas en los cuerpos en forma de disposiciones que se expresan y se sienten en la lógica del sentimiento o del deber, y que pueden sobrevivir mucho tiempo después de la desaparición de sus condiciones sociales de producción.
· Denunciadas, condenadas, estigmatizadas, las pasiones mortales de todos los racismos (de etnia, sexo o clase) se perpetúan porque están insertas en los cuerpos en forma de disposiciones y también porque la relación de dominación de la que son fruto se perpetúa en la objetividad y refuerza continuamente la propensión a aceptarla que, salvo ruptura crítica, es tan fuerte entre los dominados como entre los dominantes.
· Uno de los mecanismo más poderosos del mantenimiento del orden simbólico, la doble naturalización que resulta de la inscripción de los social en las cosas y los cuerpos (tanto de los dominantes como de los dominados, según el sexo, la etnia, la posición social, o cualquier otro factor discriminador), con los efectos de la violencia simbólica resultantes.
La labor de legitimación del orden establecido se ve extraordinariamente facilitada por el hecho de que se efectúa de forma casi automática en la realidad del mundo social.
· Los procesos que producen y reproducen el orden social, tanto en las cosas o los mecanismos objetivos que tienden a reservar el acceso a ellos a lo mejor provistos de capital cultural heredado, proporcionan a la percepción abundantes evidencias tangibles óptimas para conferir a una representación ilusoria todas las apariencias de un fundamento en lo real. El orden social produce su propia sociodicea, basta con dejar que actúen los mecanismos objetivos para otorgar al orden establecido su ratificación.
· La historización permite neutralizar, en el orden de la teoría, los efectos de la naturalización y, en particular, la amnesia de la génesis individual y colectiva de un dato que se presenta con todas las apariencias de la naturaleza y exige ser aceptado sin discusiones, taken for granted. El efecto de naturalización también se ejerce sobre el propio pensamiento pensante.
· En los campos de producción cultural, los conceptos que empleamos y las clasificaciones que implicamos explicita o tácitamente, nos utilizan tanto como los utilizamos, y la automatización es una forma específica de represión que remite al inconsciente los propios instrumentos del pensamiento. Sólo la crítica histórica puede liberar el pensamiento de las imposiciones que se ejercen sobre él cuando trata como si fueran cosas unas construcciones históricas cosificadas.
Sentido práctico y labor política:
· Solo puede describirse realmente la relación entre los agentes y el mundo a condición de situar en su centro el cuerpo, y el proceso de incorporación, que tanto el objetivismo fisicalista como el subjetivismo marginalista ignoran. Las estructuras del espacio social (o de los campos) moldean los cuerpos al inculcarles, por medio de los condicionamientos asociados a una posición en ese espacio, las estructuras cognitivas que dichos condicionamientos les aplican.
· El mundo social es, en parte, el producto, cosificado o incorporado, de todos los actos de conocimientos diferentes (y rivales) de los que es objeto; pero esas tomas de posición sobre el mundo dependen, en su contenido y su forma simbólica, de la posición que quienes las producen ocupan en él, y solo el analysis situs permite establecer esos puntos de vista como tales, es decir, como visiones parciales tomadas a partir de un punto (situs) en el espacio social.
· Esos puntos de vista determinados también son determinantes: contribuyen a hacer, deshacer y rehacer el espacio, en la lucha de los puntos de vista, las perspectivas, las clasificaciones.
· El espacio social no se reduce a un universo de puntos de vista que se reflejan unos a otros indefinidamente. Es el espacio, relativamente estable, de la coexistenciade los puntos de vista, en el doble sentido de posiciones en la estructura de la disposición del capital (económico, de la información, social) y los poderes correspondientes, pero también de reacciones practicas a ese espacio o representaciones de ese espacio, producidas a partir de esos puntos mediante los habitus estructurados, y doblemente informadas por la estructura del espacio y la de los esquemas de percepción.
· Los puntos de vista son, por definición, diferentes y rivales; es la propia estructura del campo, es decir, la estructura de la distribución (desigual) de las diferentes especies de capital, la que, al engendrar la excepcionalidad de determinadas posiciones y los beneficios correspondientes, propicia las estrategias que tienden a destruir o reducir esa excepcionalidad, mediante la apropiación de las posiciones excepcionales, o a conservarla, mediante la defensa de esas posiciones.
· El espacio social, es decir, la estructura de las distribuciones, es, a la vez, el fundamento de las tomas de posición antagonistas sobre el espacio, es decir, en particular, sobre la distribución, y una apuesta de luchas y confrontación entre los puntos de vista.
· Esas luchas por imponer la visión y la representación legítimas del espacio, que en el campo político, recurren a menudo a la profecía o la previsión, tratan de imponer unos principios de visión y división, mediante el efecto de selffulfilling prophecy, pueden contribuir a formar grupos. Tienen un efecto inevitable, sobre todo cuando se instituyen en un campo político, el de permitir el acceso a la explicación, es decir, al estado de opinión constituida, de una fracción más o menos amplia de la doxa sin conseguir jamás el desvelamiento total que constituye el propósito de la ciencia social, es decir la suspensión total de la sumisión dóxica al orden establecido.
· Cada agente tiene un conocimiento práctico, corporal, de su posición en el espacio social, un sense of one’s place (actual y potencial), convertido en un sentido de la colocación que rige su propia experiencia del lugar ocupado, definido absoluta y relacionalmente, como puesto, y los comportamientos que ha de seguir para mantenerlo (conservar el puesto), y mantenerse en él (quedarse en su lugar). El conocimiento práctico que proporciona este sentido de la posición adopta la forma de emoción, y se expresa mediante comportamientos como evitar o ajustar de modo inconsciente ciertas prácticas.
· Este conocimiento orienta las intervenciones en las luchas simbólicas de la existencia cotidiana que contribuyen a la elaboración del mundo social de forma menos visible, pero igual de eficaz, que las luchas propiamente teóricas que se desarrollan en el seno de los campos especializados (político, burocrático jurídico y científico), es decir, en el orden de las representaciones simbólicas, las más de las veces discursivas.
· El sense of one’s place es un sentido práctico, un conocimiento práctico que no se conoce a sí mismo.
· El conocimiento proporciona la incorporación de la necesidad del mundo social, en especial en forma del sentido de los límites, es perfectamente real, como la sumisión que implica y que se expresa a veces en los asertos imperativos de la resignación: “eso no es para nosotros (o para gente como nosotros)” o, “es demasiado caro” (para nosotros).
Y no excluye las formas de resistencia, en especial, mediante las estrategias que intentan escapar de las formas más desagradables del trabajo o la explotación. Pero permanece expuesto a la desviación simbólica, debido a la obligación de someterse a los portavoces, responsables exclusivos del acceso al orden de la opinión propiamente política.
· La lucha política es una lucha cognitiva por el poder de imponer la visión legitima del mundo social, por el reconocimiento, acumulado en forma de capital simbólico de notoriedad y respetabilidad, que confiere autoridad para imponer el conocimiento legítimo del sentido del mundo social, su significado actual y la dirección en la que va y debe ir.
· Una de las apuestas de la lucha simbólica es el poder de conocimiento, es decir, el poder sobre los instrumentos incorporados de conocimiento, los esquemas de percepción y evaluación del mundo social, los principios de división que determinan la visión del mundo y el poder de hacer ver y hacer creer que este poder implica.
· La institución del Estado como detentador del monopolio de la violencia simbólica legítima pone un límite a la lucha simbólica de todos contra todos por ese monopolio y arrebata así cierto número de divisiones y principios de división a esa lucha. Pero, al mismo tiempo, convierte al propio Estado en una de las mayores apuestas en la lucha por el poder simbólico. El Estado es el espacio de la imposición del nomos, como principio oficial y eficiente de elaboración del mundo.
· La forma por antonomasia del poder simbólico de elaboración socialmente instituido y oficialmente reconocido es la autoridad jurídica, pues el derecho es la objetivación de la visión dominante reconocida como legítima, avalada por el Estado.
· El mundo social es fruto y apuesta de luchas simbólicas, inseparablemente cognitivas y políticas, por el conocimiento y el reconocimiento, en las que cada cual persigue no solo la imposición de una representación ventajosa de sí mismo, sino también el poder de imponer como legítimos los principios de la elaboración de la realidad social más favorables a su ser social, así como a la acumulación de un capital simbólico de reconocimiento. Estas luchas se desarrollan tanto en el orden de la existencia cotidiana como en el seno de los campos de producción cultural que, aunque no estén orientados hacia ese único fin, como el político, contribuyen a la producción y la imposición de principios de elaboración y evaluación de la realidad social.
· La labor simbólica necesaria para liberarse de la evidencia silenciosa de la doxa y enunciar y denunciar la arbitrariedad que ésta oculta supone unos instrumentos de expresión y crítica que, como las demás formas de capital, están desigualmente distribuidas.
· En consecuencia, no resultaría posible sin la intervención de profesionales de la labor de explicitación, los cuales pueden convertirse en portavoces de los dominados sobre la base de la solidaridad parciales y alianzas de hecho basadas en la homología entre una posición dominada en tal o cual campo de producción cultural y la posición de los dominados en el espacio social. Puede llevarse a cabo una transferencia de capital cultural.
La doble verdad:
· El mundo social es un objeto de conocimiento para quienes forman parte de él, y que, comprendidos en él, lo comprenden y lo producen, pero a partir del punto de vista que en él ocupan.
· Sólo podemos tratar de mantener unidos, para integrarlos, tanto el punto de vista de los agentes implicados en el objeto como el punto de vista sobre ese punto de vista que la labor de análisis permite alcanzar al relacionar la toma de posición con las posiciones desde donde se han tomado; la ruptura epistemológica supone siempre una ruptura social.
· En la medida en que su labor de objetivación y descubrimiento lo lleva en múltiples ocasiones a producir la negación de una denegación, el sociólogo tiene que contar con que sus descubrimientos van a ser a la vez anulados o rebajados en tanto que asertos triviales, conocidos desde tiempos inmemoriales, y violentamente combatidos, por la misma gente, como errores notorios sin más fundamente que la malevolencia polémica o el resentimiento envidioso. 
· El punto de vista doble, bifocal, de quien, al haberse reapropiado su experiencia de sujeto empírico, comprendido en el mundo y por ello capaz de comprender el hecho de la implicación y todo lo que le es implícito, trata de inscribir en la reconstrucción teórica, inevitablemente escolástica, la verdad de aquellos que no tienen ni el interés, ni la oportunidad, ni los instrumentos necesarios para empezar a apropiarse de la verdad objetiva y subjetiva de lo que hacen y lo que son.
· Las relacionesde fuerza simbólicas son relaciones de fuerza que se instauran y se perpetúan mediante el conocimiento y el reconocimiento, lo que no quiere decir mediante actos de conciencia intencionales: para que la dominación simbólica se instituya, es necesario que los dominados compartan con los dominantes los esquemas de percepción y valoración según los cuales son percibidos por ellos y según los cuales los perciben, es decir, es necesario que se perciban como son percibidos. Es necesario que su conocimiento y su reconocimiento se fundamenten en disposiciones prácticas de adhesión y sumisión que, como no pasan por la deliberación y la decisión, escapan a la alternativa del consentimiento y la coerción. 
· El poder simbólico, en tanto que poder que se crea, se acumula y se perpetua por mediación de la comunicación, del intercambio simbólico: porque, en cuanto tal, la comunicación introduce al orden del conocimiento y el reconocimiento y convierte las relaciones de fuerza bruta, siempre inseguras y susceptibles de ser suspendidas, en relaciones duraderas de poder simbólico por medio de las cuales se está obligado y a las que uno se siente obligado. El tiempo desempeña un papel decisivo.
El conocimiento de los modos de conocimiento:
· La labor realizada en un campo científico permite liberarse tanto del conocimiento de primer grado, conocimiento inmediato del sentido del mundo, como del conocimiento de segundo grado, subjetivista, para alcanzar un conocimiento de tercer grado, capaz de integrar las dos primeras formas de conocimiento basándose en el conocimiento de la lógica propia de esos dos modos de conocimiento y la diferencia que media entre ellos.
La dominación masculina - Bourdieu:
· Siempre he visto en la dominación masculina, y en la manera como se ha impuesto y soportado, el mejor ejemplo de aquella sumisión paradójica, consecuencia de la violencia simbólica, violencia insensible, e invisible para sus propias víctimas, que se ejerce esencialmente a través de los caminos puramente simbólicos de la comunicación y del conocimiento o, más exactamente, del desconocimiento, del reconocimiento o, en último término, del sentimiento. Esta relación social ofrece una ocasión privilegiada de entender la lógica de la dominación ejercida en nombre un principio simbólico conocido y admitido tanto por el dominador como por el dominado, un idioma, un estilo de vida (o una manera de pensar, hablar o comportarse) y, una característica distintiva, emblema o estigma, cuya mayor eficacia simbólica es la característica corporal absolutamente arbitraria e imprevisible (color de piel, sexo).
· Transformación de la historia en naturaleza, y de la arbitrariedad cultural en natural: las apariencias biológicas y los efectos indudablemente reales que ha producido, en los cuerpos y en las mentes, un prolongado trabajo colectivo de socialización de lo biológico y de biologización de lo social se conjugan para invertir la relación entre las causas y los efectos y hacer aparecer una construcción social naturalizada (los géneros en cuanto que hábitos sexuados) como el fundamento natural de la división arbitraria que está en el principio tanto de la realidad como de la representación de la realidad que se impone a veces a la propia investigación. 
La construcción de los cuerpos:
· La construcción de la sexualidad como tal nos ha hecho perder el sentido de la cosmología sexualizada, que hunde sus raíces en una topología sexual del cuerpo socializado, de sus movimientos y de sus desplazamientos inmediatamente afectados por una significación social.
· Arbitraria, vista aisladamente, la división de las cosas y de las actividades de acuerdo con la oposición entre lo masculino y lo femenino recibe su necesidad objetiva y subjetiva de su inserción en un sistema de oposiciones homólogas.
· Los esquemas de pensamiento de aplicación universal registran como diferencias de naturaleza, inscritas en la objetividad, unas diferencias y unas características distintivas que contribuyen a hacer existir, al mismo tiempo que las naturalizan inscribiéndolas en un sistema de diferencias, todas ellas igualmente naturales de manera que las previsiones que engendran son incesantemente confirmadas por la evolución del mundo.
· El sistema mítico ritual desempeña aquí un papel equivalente al que incumbe al orden jurídico en las sociedades diferenciadas: en la medida en que los principios de visión y de división que proponen están objetivamente ajustados a las divisiones preexistentes, consagra el orden establecido, llevándolo a la existencia conocida y reconocida, oficial.
· La división entre los sexos parece estar en el orden de las cosas, hasta el punto de ser inevitable: se presenta a un tiempo, en su estado objetivo, tanto en las cosas, como en el mundo social y, en estado incorporado, en los cuerpos y en los hábitos de sus agentes, que funcionan como sistemas de esquemas de percepciones, tanto de pensamiento como de acción. 
· La concordancia entre las estructuras objetivas y las estructuras cognitivas, entre la conformación del ser y las formas del conocer, permiten la relación con el mundo de actitud natural o de experiencia dóxica, pero olvidando las condiciones sociales de posibilidad.
· Esta experiencia abarca el mundo social y sus divisiones arbitrarias, comenzando por la división socialmente construida entre los sexos, como naturales, evidentemente, y contiene por ello una total afirmación de legitimidad.
· La fuerza del orden masculino se descubre en el hecho de que prescinde de cualquier justificación: la visión androcéntrica se impone como neutra y no siente la necesidad de enunciarse en unos discursos capaces de legitimarla. El orden social funciona como una inmensa máquina simbólica que tiende a ratificar la dominación masculina en la que se apoya.
· El mundo social construye el cuerpo como realidad sexuada y como depositario de principios de visión y de división sexuantes.
· El programa social de percepción incorporado se aplica a todas las cosas del mundo, y en primer lugar al cuerpo en sí, en su realidad biológica: es el que construye la diferencia entre los sexos biológicos de acuerdo con los principios de una visión mítica del mundo arraigada en la relación arbitraria de dominación de los hombres sobre las mujeres, inscrita a su vez, junto con la división del trabajo, en la realidad del orden social. La diferencia biológica entre los sexos, es decir, entre los cuerpos masculino y femenino, puede aparecer de ese modo como la justificación natural de la diferencia socialmente establecida entre los sexos, y en especial de la división sexual del trabajo.
· Cuando los dominados aplican a lo que les domina unos esquemas que son el producto de la dominación, o, en otras palabras, cuando sus pensamientos y sus percepciones están estructurados de acuerdo con las propias estructural de la relación de dominación que se les ha impuesto, sus actos de conocimiento son, inevitablemente, unos actos de reconocimiento, de sumisión.
· Siempre queda lugar para una lucha cognitiva a propósito del sentido de las cosas del mundo y en especial de las realidades sexuales. La indeterminación parcial de algunos objetos permite unas interpretaciones opuestas que ofrecen a los dominados una posibilidad de resistencia contra la imposición simbólica.
· La definición social de los órganos sexuales es el producto de una construcción operada a cambio de una serie de opciones orientadas o, mejor dicho, a través de la acentuación de algunas diferencias o de la escotomización (mecanismo de ceguera inconsciente, mediante el cual el sujeto hace desaparecer los hechos desagradables de su conciencia o de su memoria) de algunas similitudes.
· Lejos de desempeñar el papel fundador que se le atribuye, las diferencias visibles entre los órganos sexuales masculino y femenino son una construcción social que tiene su génesis en los principios de la división de la razón androcéntrica, fundada a su vez en la división de los estatutos sociales atribuidos al hombre y a la mujer.
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