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La pulsión de muerte

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¿No se podría pensar que Klein y Freud ven, 
o reconstruyen, en el mismo lugar, lo que se pue­
de llamar el ataque interno de la pulsión, o el «odio
del ello» hacia el yo?
4.6. El aporte kleiniano puede ser considerado 
como la contribución cliníca más fundamental a 
la teoría de la pulsión de muerte. Aunque conven­
dría no dejar a la teoría kleiniana en el aislamien­
to de sus conceptos considerándola sea como un 
piso suplementario de un solo y mismo rascacie­
los psicoanalítico, sea como un edificio aparte, al 
lado del edificio freudiano. 
Una de las dificultades principales de la concep­
ción kleiniana del sadismo infantil reside en su 
conciliación con la tesis freudiana del masoquis­
mo originario, lo que nosotros llamamos el aspec­
to originariamente «auto» de la pulsión de muerte. 
Al parecer se proponen dos esquemas de teori­
zación: 
a. El esquema de la proyección del sadismo so­
bre los objetos externos, seguido de la introyec­
ción de esos objetos, devenidos atacantes inter­
nos. Un esquema tal, si él fuera primero, supon­
dría que es la destrucción (y no la auto-destruc­
ción) la primera, por más que ella sólo se pueda 
especificar encontrando sus objetos en el exterior: 
Yo odio el pecho ---,. el pecho es malo ---,. el pecho es malo en mi 
b. El esquema de la deflexíón de la pulsión de
muerte adoptado en 1948 en concordancia con 
la teoría freudiana: 
para no 
destruirme a mi mismo ---,. odio al pecho 
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