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Adultos mayores

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C A P Í T U L O 20 | Adultos mayores 955
Adultos mayores
La serie de Bates ofrece estos recursos adicionales para reforzar el aprendizaje 
y facilitar la comprensión de este capítulo:
■ Bates. Guía de bolsillo de exploración física e historia clínica, 8.a edición
■ Bates. Guía visual para la exploración física (vol. 4 ; Evaluación de pies a cabeza: adultos mayores)
■ Recursos en línea disponibles en thePoint para estudiantes y profesores: http://thepoint.lww.com/
espanol-Bickley_12e
Hoy en día, los adultos mayores superan los 43 millones en Estados Unidos y se 
espera que en el 2040 su número alcance los 80 millones, más del 20% de la pobla-
ción.1,2 Los estadounidenses viven más tiempo que las generaciones anteriores: en la 
actualidad, la esperanza de vida al nacer es de 81 años para las mujeres y de 76 años 
para los hombres. Se prevé que la población mayor de 85 años aumente en más del 
doble, de 6 millones en 2013 a más de 14 millones en 2040.3 Por esta razón, el “impe-
rativo demográ fico” de las sociedades de todo el mundo consiste no sólo en incremen-
tar al máximo la esperanza de vida, sino también la “salud” de la población de edad 
avanzada, para que estas personas lleven una actividad plena durante el mayor tiempo 
posible y disfruten de una vida rica y activa en sus hogares y comunidades (fig. 20-1).
Aunque las estadísticas agrupan por décadas el envejecimiento, éste difícilmente es 
cronológico, es decir, medido en años, sino que también incluye sabiduría y experiencias 
vitales, además del complejo espectro de salud y enfermedad. La población que enve-
jece es muy heterogénea: en disposición, redes de apoyo, nivel de actividad física y 
biología. La fragilidad es uno de los mitos más frecuentes de la sociedad sobre la vejez; 
más del 95% de los estadounidenses de más de 65 años viven en la población general 
y sólo el 5% lo hacen en instituciones.4 Para los mayores de 85 años, sólo el 10% viven 
en instituciones.
El estado de salud y el estado funcional referidos por el paciente sustituyen la discapacidad 
como medida del envejecimiento saludable. En el 2009, el 76% de los adultos mayores 
calificaron su salud como buena a excelente, y ha habido una reducción en el porcentaje de 
personas mayores que refieren limitaciones funcionales, del 49% en 1990 al 41% en 2010, 
a pesar de que más del 56% refiere por lo menos una enfermedad crónica.5 No obstante, las 
tendencias recientes indican que la obesidad puede aumentar el nivel de discapacidad, 
sobre todo en adultos afroamericanos y latinoamericanos entre 60 y 69 años. Actual-
mente, el 38% de los adultos de 65 años y más son obesos, en comparación con el 22% 
en el período de 1988-1994. Los estudios muestran que un envejecimiento satisfactorio no 
es exclusivamente clínico, sino que depende de variables como actitud positiva, salud 
mental, actividad física y redes de apoyo.6 Incluso la terminología sobre el envejecimiento 
cambia constantemente. En este capítulo se utiliza el término “persona mayor” y a veces 
“adulto mayor”. Puesto que se carece de datos suficientes para elegir una de las dos deno-
minaciones, tómate tu tiempo para descubrir qué términos prefieren tus pacientes.
F I G U R A 2 0 - 1 . Enriqueciendo el 
“tiempo de vida”.
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ADULTOS MAYORES
Promover un envejecimiento saludable exige el empleo de objetivos interactivos en 
los cuidados de atención médica: “la interacción entre un paciente informado y activo 
con un equipo emprendedor y preparado da como resultado encuentros satisfactorios, 
de gran calidad y mejores resultados”, así como una serie bien diferenciada de 
actitudes y habilidades clínicas.7-9 Los expertos recomiendan la “atención del paciente 
orientada a objetivos” que está centrada en el paciente, definida como “respeto y empatía 
por las preferencias, las necesidades y los valores individuales del paciente, asegurán-
dose de que éstos guían todas las decisiones clínicas”.10 En el caso de las personas 
mayores, esto significa centrarse en “los objetivos de salud individuales del paciente a 
través de una variedad de dimensiones (p. ej., síntomas; estado de funcionamiento 
físico, incluida la movilidad; y las funciones sociales y de rol) y determinar cómo se 
están cumpliendo estos objetivos”.11 Este abordaje individualiza la toma de decisiones 
y permite a los pacientes expresar sus preferencias acerca de qué “estados de salud son 
importantes para ellos y su prioridad relativa”. Por ejemplo, elegir un mejor control de 
los síntomas en lugar de una esperanza de vida más prolongada. La atención orientada 
a objetivos va más allá “de los procesos de atención preventivos y específicos de la 
enfermedad… e indicadores específicos de un trastorno”, como el control de la HbA1C 
o la presión arterial.
Los nuevos paradigmas también destacan la importancia de cambiar la evaluación a los 
síndromes geriátricos, que quedan fuera de los modelos tradicionales de enfermedad, pero 
están muy relacionados con las actividades de la vida diaria (AVD). Estos síndromes están 
presentes en casi el 50% de los adultos de edad avanzada.12 Tratar estas enfermedades 
(deterioro cognitivo, caídas, incontinencia, índice de masa corporal [IMC] bajo, mareos, 
alteración de la visión e hipoacusia) constituye una oportunidad y un desafío especiales: 
la atención centrada en un envejecimiento saludable o “exitoso”; la necesidad de entender y 
movilizar el apoyo familiar, social y de la comunidad; la importancia de las habilida-
des dirigidas a la evaluación funcional, “el sexto signo vital”, y la oportunidad de fomentar 
una salud duradera y la seguridad en la persona mayor.
Abordaje geriátrico para la atención primaria
 1. Aprende a identificar con rapidez a los pacientes mayores frágiles; ellos son los 
más vulnerables a los resultados adversos y los que se benefician más de un abordaje 
geriátrico holístico.
 2. Busca síndromes geriátricos frecuentes, incluyendo caídas, delirio/deterioro cognitivo, 
dependencia funcional e incontinencia urinaria en cada paciente.
 3. Aprende a utilizar herramientas de evaluación eficientes para pacientes geriátricos 
y síndromes geriátricos y enseña su forma de empleo al personal clínico siempre que 
sea posible.
 4. Busca estar familiarizado con los recursos comunitarios, tales como programas 
de prevención de caídas, programas PACE y centros geriátricos.
 5. Toma en cuenta los objetivos del paciente, su esperanza de vida y el estado funcional 
antes de considerar cualquier prueba o procedimiento.
 6. Revisa las directrices y los objetivos de atención más recientes de forma periódica.
 7. Conoce los criterios de Bears (véase p. 972 ), utilízalos para identificar los medicamentos 
potencialmente riesgosos en las personas mayores e informa la revisión exhaustiva 
periódica de medicamentos.
 8. Adopta un abordaje basado en la evidencia en cuanto a la detección del estado de salud, 
en especial en los ancianos frágiles.
(continúa)
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Adultos mayores 957
ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA
El envejecimiento primario refleja cambios en las reservas fisiológicas que dependen 
del tiempo y no de alguna enfermedad. Estos cambios son más propios de períodos de 
estrés, por ejemplo, casos de exposición a temperaturas fluctuantes, deshidrata-
ción e incluso un shock. La menor vasoconstricción cutánea y producción de sudor 
alteran las respuestas al calor; la disminución de la sed puede retrasar la recuperación 
de la deshidratación; y el descenso fisiológico del gasto cardíaco máximo, del llenado 
ventricular izquierdo, así como de la frecuencia cardíaca máxima, propios del envejeci-
miento, entorpecen la respuesta al shock.
Al mismo tiempo, la población senescente es muy heterogénea. Los investigadores han 
señalado enormes diferencias en el modo de envejecer de la gentey distinguen entre el 
envejecimiento “habitual”, con su conjunto de enfermedades y alteraciones, y el enveje-
cimiento “óptimo”. Este último ocurre entre las personas que se libran por completo de 
las enfermedades debilitantes y mantienen una vida saludable hasta bien entrados los 80 
o 90 años. Los estudios sobre centenarios muestran que los genes contribuyen con el 
20-30% de la probabilidad de llegar a los 100 años. De manera importante, los hábitos 
saludables también contribuyen con un 20-30%.13,14 Estos datos aportan pruebas con-
vincentes para fomentar modificaciones al estilo de vida, como una alimentación óptima, 
ejercicios de fortalecimiento y resistencia, y promover el funcionamiento óptimo de las 
personas mayores con objeto de retrasar el agotamiento de las reservas fisiológicas y el 
comienzo de la fragilidad.
Signos vitales
Presión arterial. La presión arterial sistólica tiende a aumentar desde la infancia 
hasta la senectud en las sociedades occidentales (fig. 20-2). La aorta y las grandes arterias 
se tornan rígidas y ateroescleróticas. A medida que disminuye la distensión de la aorta, 
un volumen sistólico determinado produce un mayor aumento de la presión sistólica; 
con frecuencia, se aprecia hipertensión sistólica con aumento de la presión diferencial. La pre-
sión arterial diastólica (PAD) deja de ascender aproximadamente hacia la sexta década de 
la vida. Por otro lado, algunas personas mayores presentan una tendencia a la hipotensión 
postural (ortostática), un descenso repentino de la presión arterial al intentar levantarse.
Anatomía y fisiología
Abordaje geriátrico para la atención primaria (continuación)
 9. Observa minuciosamente a los pacientes mayores frágiles en busca de trastornos del 
estado de ánimo y considera utilizar herramientas de detección específicas para ancia-
nos, como la Escala de depresión geriátrica de cinco ítems.
10. Brinda apoyo al cuidador siempre que sea posible.
Fuente: Carlson C, Merel SE, Yukawa M. Geriatric syndromes and geriatric assessment for the gene-
ralist. Med Clin N Am. 2015:99:263; adaptado de American Geriatrics Society 2012 Beers Criteria 
Update Expert Panel. American Geriatrics Society updated Beers criteria for potentially inappro-
priate medication use in older adults. J Am Geriatr Soc. 2012;60:616; y Hoyl MT, Alessi CA, Harker JO, 
et al. Development and testing of a five-item version of the geriatric depression scale. J Am Geriatr 
Soc. 1999;47:873.
Véase la tabla 17-3, “Síncope y trastor-
nos similares”, pp. 778-779.
EJEMPLOS DE ANOMALÍAS
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ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA
F I G U R A 2 0 - 2 . La presión arterial sistólica aumenta con la edad.
Frecuencia y ritmo cardíacos. La frecuencia cardíaca en reposo de los adultos 
de edad avanzada no varía, pero las células marcapasos del nódulo sinusal se van dete-
riorando, al igual que la frecuencia cardíaca máxima, lo que influye en la respuesta 
al estrés fisiológico.15 Las personas mayores son más propensas a las arritmias cardíacas, 
como extrasístoles auriculares o ventriculares. En general, las variaciones asintomáti-
cas del ritmo son benignas. Sin embargo, ciertos cambios del ritmo pueden producir 
síncope, una pérdida pasajera del conocimiento.
Frecuencia respiratoria y temperatura. La frecuencia respiratoria y la tem-
peratura no varían, pero los cambios en la regulación de esta última producen suscepti-
bilidad a la hipotermia.
Piel, uñas y pelo. Con la edad, la piel se arruga, se torna laxa y pierde turgencia. 
La vascularidad de la dermis disminuye, por lo que la piel más clara palidece y parece 
más opaca. La piel del dorso de las manos y de los antebrazos tiene un aspecto fino, frágil, 
laxo  y transparente. Puede haber manchas de color púrpura, denominadas púrpura 
actínica, que desaparecen con el tiempo. Estas manchas y parches provienen de sangre 
extravasada a través de capilares debilitados que se propaga dentro de la dermis (fig. 20-3).
Alopecia con un patrón
masculino
Queratosis actínica
Queratosis actínica
Leucoplasia
Queratosis
seborreica
Eccema
numular
Eccema
numular
Úlceras por estasis
F I G U R A 2 0 - 3 . Cambios de la piel y el pelo en las personas mayores.
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Adultos mayores 959
ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA
Las uñas pierden lustre con la edad y pueden engrosarse y volverse amarillas, sobre 
todo en los dedos de los pies.
El pelo sufre una serie de cambios. Por ejemplo, el cabello pierde su pigmento, volvién-
dose gris. La pérdida de pelo en el cuero cabelludo está determinada genéticamente. La 
línea de implantación del pelo masculino puede empezar a remitir por las sienes ya 
a partir de los 20 años; después, le sigue la caída del pelo del vértice craneal. La caída 
del pelo femenino sigue un patrón parecido, pero menos intenso. La cantidad de 
cabello del cuero cabelludo disminuye en ambos sexos siguiendo un patrón generali-
zado y el diámetro de cada cabello se reduce. También hay pérdida normal de pelo en 
otras partes del cuerpo (tronco, zonas púbicas, axilas y miembros). Las mujeres mayores 
de 55 años pueden desarrollar un vello facial grueso en la barbilla y en el labio superior.
Muchos de estos cambios son más frecuente en los pacientes de piel clara y pueden no 
presentarse en aquellos con un tono más oscuro. Por ejemplo, los nativos americanos de 
sexo masculino presentan poco vello facial y corporal, en comparación con los de piel 
más clara, y requieren una evaluación según su propio patrón.
Cabeza y cuello
Ojos y agudeza visual. Los ojos, los oídos y la boca sufren los estragos del 
envejecimiento. La grasa y el panículo que rodea el ojo dentro de la órbita puede atro-
fiarse, con lo que el globo ocular parece hundirse. La piel de los párpados se arruga y 
a veces forma pliegues colgantes. La grasa puede empujar la fascia palpebral hacia 
adelante, creando una protuberancia blanda, en particular en los párpados inferiores y 
en el tercio interno de los superiores. Debido a que los ojos producen menos secreciones 
lagrimales, algunos pacientes de edad avanzada se quejan de sequedad ocular. Las cór-
neas también pierden parte de su brillo.
Las pupilas se hacen más pequeñas, lo que dificulta el examen del fondo de ojo. Además, 
se tornan algo irregulares, aunque deberían seguir respondiendo a la luz y a la acomoda-
ción (véanse pp. 235-236).
La agudeza visual se mantiene relativamente constante entre los 20 y los 50 años. 
Disminuye de forma gradual hasta los 70 años y luego lo hace con mayor rapidez. 
Sin embargo, la mayoría de las personas mayores conservan una visión entre buena 
y adecuada (de 20/20 a 20/70, según las tablas optométricas normalizadas). De todas 
maneras, la visión de cerca empieza a nublarse o ser borrosa de manera apreciable 
en casi todos los casos. El cristalino va perdiendo su elasticidad desde la infancia y 
el ojo pierde de manera progresiva la capacidad para acomodar y enfocar los objetos 
cercanos. La presbicia consiguiente se hace evidente en la quinta década de la vida.
El envejecimiento aumenta el riesgo de cataratas, glaucoma y degeneración macular. El engro-
samiento y la coloración amarilla de los cristalinos entorpece el paso de la luz a la retina, 
por lo que se requiere más luz para leer y realizar trabajos precisos. Las cataratas afectan al 
10% de las personas a partir de los 60 años y el 30% a partir de los 80. Puesto que el cris-
talino sigue creciendo con los años, puede empujar el iris hacia adelante, estrechando el 
ángulo entre el iris y la córnea, aumentando el riesgo de glaucoma de ángulo cerrado.
Audición. La agudeza auditiva suele disminuir con la edad. La hipoacusia pre-
coz, que se inicia al comienzo de la vida adulta, se refiere sobre todo a los sonidos agudos 
fuera del intervalo del habla humana y tiene poca importancia funcional. De formagradual, 
la hipoacusia se extiende a los sonidos de los intervalos medio y grave. Cuando una per-
sona no puede captar los tonos más agudos de las palabras, pero escucha los tonos más 
Véase el capítulo 7, Cabeza y cuello, 
pp. 215-302.
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ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA
graves, el sonido de las palabras se distorsiona y es difícil entenderlas, sobre todo en los 
ambientes ruidosos. La sordera asociada con el envejecimiento, conocida como presbia-
cusia, es cada vez mayor, generalmente a partir de los 50 años.
Boca, dientes y ganglios linfáticos. Con el envejecimiento se presentan 
disminución de las secreciones salivales y del sentido del gusto; los medicamentos y dis-
tintas enfermedades posiblemente contribuyan de manera notable a estos cambios. La 
reducción del sentido del olfato y la mayor sensibilidad a los sabores amargo y salado 
también influyen en el sentido del gusto. Los dientes se pueden desgastar, erosionar o 
perder por caries dentales o enfermedades periodontales. Si una persona carece de 
dientes, la parte inferior de la cara parece pequeña y hundida, con arrugas pronunciadas 
en “bolsa de tabaco” que se irradian desde la boca. El cierre exagerado de la boca puede 
macerar la piel de las comisuras, estado conocido como queilitis angular. Las crestas 
óseas maxilares, que en otra época rodeaban los alvéolos dentarios, experimentan una 
resorción gradual, sobre todo en la mandíbula.
Con el envejecimiento, los ganglios linfáticos cervicales se hacen menos palpables. Por 
el contrario, las glándulas submandibulares resultan más fáciles de palpar.
Tórax y pulmones. A medida que las personas envejecen, disminuye su 
capacidad para hacer ejercicio.16 La pared torácica se torna más rígida y dura, los músculos 
respiratorios se debilitan y los pulmones pierden parte de su retroceso elástico. La masa 
pulmonar y la superficie para el intercambio gaseoso se reducen y el volumen residual 
aumenta a medida que incrementan de tamaño los alvéolos. Un mayor volumen de 
cierre de las vías respiratorias pequeñas predispone a la atelectasia y el riesgo de neumonía. 
La fuerza del diafragma se reduce. La velocidad de la espiración con el máximo esfuerzo 
disminuye de manera gradual y la tos se torna menos eficaz. Se presenta una disminución 
de la pO2 arterial, pero la saturación de O2 se mantiene por arriba del 90%.
Las alteraciones óseas asociadas con el envejecimiento pueden acentuar la curva dorsal 
de la columna torácica. El colapso osteoporótico de las vértebras produce cifosis, la 
cual aumenta el diámetro anteroposterior del tórax. Sin embargo, el “tórax en tonel” 
resultante posee muy poco efecto en la función.
Sistema cardiovascular. Tienen lugar varios cambios en los vasos del cuello, 
el gasto cardíaco, los ruidos cardíacos y los soplos.
Vasos del cuello. El alargamiento y la tortuosidad de la aorta y de sus ramas 
determinan, a veces, acodamientos o flexiones de la arteria carótida en la parte baja del 
cuello, sobre todo en el lado derecho. La masa pulsátil resultante, que se aprecia sobre 
todo en mujeres hipertensas, puede confundirse con un aneurisma carotídeo, una dila-
tación verdadera de la arteria. Una aorta tortuosa eleva, en ocasiones, la presión en 
las venas yugulares del lado izquierdo del cuello, alterando el drenaje intratorácico.
Los soplos sistólicos que se auscultan en las porciones central o superior de las arterias 
carótidas de los adultos de edad avanzada indican estenosis por una placa ateroescle-
rótica. Los soplos cervicales observados en personas más jóvenes suelen ser benignos.
Véase el capítulo 7, Cabeza y cuello, 
pp. 215-302.
Revisa los efectos del envejecimiento 
en la presión arterial y la frecuencia 
cardíaca que se describen en la p. 355.
Véase la discusión sobre los 
soplos carotídeos en el capítulo 9, 
pp. 381-382.
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ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA
Gasto cardíaco. La contracción miocárdica es menos sensible a la estimulación 
de las catecolaminas β-adrenérgicas. Hay una caída modesta de la frecuencia cardíaca en 
reposo, pero una caída significativa de la frecuencia cardíaca máxima durante el ejercicio. 
Aunque la frecuencia cardíaca disminuye, el volumen sistólico aumenta, por lo que 
el gasto cardíaco se mantiene. La disfunción diastólica se debe a la reducción del llenado 
temprano y la mayor dependencia de la contracción auricular. Hay un aumento de la 
rigidez del miocardio, sobre todo en el ventrículo izquierdo, el cual también se hipertrofia.
El riesgo de insuficiencia cardíaca aumenta con la pérdida de la contracción auricular y el 
inicio de la fibrilación auricular secundaria a la reducción del llenado de los ventrículos.
Ruidos cardíacos adicionales: R3 y R4. Un tercer ruido cardíaco fisioló-
gico, que se ausculta con frecuencia en niños y adultos jóvenes, puede persistir hasta 
los 40 años, sobre todo en las mujeres. Sin embargo, a partir de los 40 años, un R3 
indica fundamentalmente insuficiencia cardíaca por sobrecarga de volumen del 
ventrículo izquierdo, como sucede con la enfermedad coronaria o con las valvulopa-
tías (p. ej., insuficiencia mitral). En cambio, rara vez se ausculta un cuarto ruido en 
adultos jóvenes que no sean deportistas bien entrenados. También se ausculta un 
R4 en personas mayores, por lo demás sanas, aunque suele indicar una menor dis-
tensibilidad ventricular y una alteración del llenado ventricular.
Soplos cardíacos. Los adultos de mediana edad y de edad avanzada suelen 
mostrar un soplo aórtico sistólico. Este soplo se detecta aproximadamente en un tercio de 
las personas próximas a los 60 años y en más de la mitad de los que alcanzan los 85 años. 
El envejecimiento engrosa las bases de las valvas aórticas con tejido fibroso. La conse-
cuencia es la calcificación causante de vibraciones audibles. La turbulencia creada por el 
flujo sanguíneo a través de una aorta dilatada puede acentuar más el soplo. En la mayoría 
de los casos, el proceso de fibrosis y calcificación, conocido como esclerosis aórtica, no 
impide el flujo sanguíneo. A veces, las valvas aórticas se calcifican y se tornan inmóviles, 
produciendo estenosis aórtica y obstrucción del flujo de salida. Un latido carotídeo intenso 
puede ayudar a distinguir entre la esclerosis aórtica y la estenosis aórtica con un latido 
demorado, aunque a veces esta diferencia clínica es difícil. Ambas comportan un mayor 
riesgo de morbilidad y mortalidad cardiovasculares.
Se observan cambios parecidos en la válvula mitral, generalmente una década después 
de la esclerosis aórtica. La calcificación del anillo de la válvula mitral impide su cierre 
normal durante la sístole y determina el soplo sistólico de la insuficiencia mitral. Este 
soplo puede tornarse patológico cuando aumenta la sobrecarga de volumen en el 
ventrículo izquierdo.
Sistema vascular periférico. Las arterias periféricas suelen alargarse, 
volverse tortuosas y palparse más duras y menos elásticas. Hay mayor rigidez arterial 
y disminución de la función endotelial.16 Los cambios atróficos en piel, uñas y pelo, 
explicados anteriormente, ocurren de manera independiente, pero pueden asociarse 
con la arteriopatía. Aunque los trastornos arteriales y venosos, sobre todo la 
ateroesclerosis, son más frecuentes en las personas mayores, éstos no son cambios 
normales del envejecimiento. La desaparición de los pulsos arteriales no es 
característica y obliga a un estudio cuidadoso. El dolor abdominal o la lumbalgia en 
las personas mayores debe llevar a la sospecha de un posible aneurisma de la aorta 
abdominal, en especial en los hombres fumadores mayores de 65 años. Rara vez, las 
Véase la tabla 9-8, “Ruidos cardíacos 
adicionales en diástole”, p. 407. 
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arterias temporales de las personas de más de 50 años, pero sobre todo después 
de los 70 años, pueden experimentar una arteritis de células gigantes o una arteritis 
temporal, causante de la pérdida visual en el 15% de los afectados, así como cefalea 
y claudicación maxilar.
Mamas y axilas. La mama normal de una mujer adulta puede ser blanda, pero 
también granulosa, nodular o con masas. Esta textura irregular representa una 
nodularidad fisiológica que se palpa en toda la mama o sólo en una parte de ésta. Con 
el envejecimiento, las mamas femeninas tienden a disminuir, hacerse más flácidas y 
péndulas a medida que se atrofia el tejido glandular y se va sustituyendo por grasa. Los 
conductos que rodean el pezón son más fáciles de palpar como cordones duros. El vello 
axilar disminuye. Los hombres pueden desarrollar ginecomastia o aumento de la 
congestión mamaria debido a obesidad y cambios hormonales.
Abdomen. En la madurez y la senectud, los músculos abdominales  tienden 
a debilitarse, hay una disminución de la actividad de la lipoproteína lipasa, y puede 
acumularse grasa en la parte baja del abdomen y cerca de las caderas, aun cuando el peso se 
mantenga estable. Estos cambios por lo general producen un abdomen blando y más 
prominente, que el paciente puede interpretar como la presencia de líquido o de una 
enfermedad. El cambio en la distribución de la grasa abdominal aumenta el  riesgo 
de enfermedad cardiovascular.
El envejecimiento puede enmascarar las manifestaciones de las enfermedades 
abdominales agudas. El dolor es menos intenso y la fiebre menos acusada, y pueden dis-
minuir o incluso desaparecer los signos de inflamación peritoneal, como la contrac-
tura abdominal y el dolor a la descompresión.
Genitales masculinos y femeninos. A medida que los hombres envejecen, 
su apetito sexual se mantiene en principio intacto, pero la frecuencia del coito parece 
declinar después de los 75 años de edad. El descenso de las cifras de testosterona es 
el resultado de varios cambios fisiológicos.16 Las erecciones dependen más de la 
estimulación táctil y responden menos a las señales eróticas. El pene disminuye de 
tamaño y los testículos se quedan más bajos en el escroto. Las enfermedades 
prolongadas, más que el envejecimiento, provocan la reducción en el tamaño de los 
testículos. El vello púbico puede disminuir y volverse cano. La disfunción eréctil, o 
imposibilidad para lograr la erección, afecta a alrededor del 50% de los hombres de 
edad avanzada. Las causas vasculares son las más frecuentes, tanto la arteriopatía 
oclusiva ateroesclerótica como el derrame venoso de los cuerpos cavernosos. Las 
enfermedades crónicas, como la diabetes, la hipertensión, la dislipidemia y el hábito 
tabáquico, así como los efectos secundarios de los medicamentos, contribuyen a la 
prevalencia de la disfunción eréctil.
En las mujeres, la función ovárica empieza a disminuir de manera habitual en la quinta 
década de la vida; los períodos menstruales cesan, por término medio entre los 45 y los 
52 años. Conforme disminuye la estimulación estrogénica, muchas mujeres experi-
mentan bochornos o sofocos, que a veces duran hasta 5 años. Los síntomas varían 
desde rubefacción, sudores y palpitaciones hasta escalofríos y ansiedad. Son frecuentes 
las alteraciones del sueño y los cambios en el estado de ánimo. Las mujeres pue-
den  referir sequedad vaginal, incontinencia imperiosa o dispareunia. Se producen 
varios cambios vulvovaginales: el vello púbico se vuelve más escaso y cano; los labios 
genitales y el clítoris disminuyen de tamaño; la vagina se estrecha y acorta, y la mucosa 
vaginal se adelgaza, palidece y deshidrata, perdiendo su lubricación. El útero y los 
Véase el capítulo 11, Abdomen, 
pp. 449-507.
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Adultos mayores 963
ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA
ovarios disminuyen de tamaño. A los 10 años de la menopausia, los ovarios dejan de 
ser palpables. Los ligamentos suspensorios de los anexos, el útero y la vejiga se relajan. 
La sexualidad y el apetito sexual no suelen modificarse, en particular cuando las muje-
res no están preocupadas por problemas de pareja, su pérdida, o por exceso de trabajo 
o por estrés.17
La prevalencia de la incontinencia urinaria aumenta con la edad y se relaciona con la dis-
minución de la inervación y la contractilidad del músculo detrusor, así como la pérdida 
de la capacidad vesical, la tasa de flujo urinario y la capacidad para inhibir el vaciamiento. 
En los hombres hay una proliferación dependiente de andrógenos del tejido epitelial y 
del estroma prostáticos, denominada hiperplasia prostática benigna (HPB), que comienza 
en la tercera década, continúa hasta la séptima década y finalmente se estabiliza. Sólo la 
mitad de los hombres presentarán aumento clínicamente significativo del tamaño pros-
tático y, de éstos, sólo la mitad referirá síntomas como dificultad para iniciar la micción, 
goteo posmiccional y vaciado incompleto. Estos síntomas suelen obedecer a causas dis-
tintas a la hiperplasia prostática benigna, como puede ser una enfermedad concomitante, 
la medicación o las anomalías de las vías urinarias bajas.18
Sistema musculoesquelético (aparato locomotor). Los hombres 
y las mujeres pierden masa ósea cortical y trabecular a lo largo de la vida adulta: los 
hombres más despacio y las mujeres con más rapidez después de la menopausia, 
lo cual conduce a un aumento del riesgo de fracturas. Con el envejecimiento aumenta 
la resorción de calcio desde el hueso, más que el aporte de la dieta, a medida que se 
incrementa la concentración de paratohormona. La pérdida sutil de estatura comienza 
poco después de la madurez; se aprecia un acortamiento significativo al alcanzar la 
tercera edad. Gran parte de la pérdida de estatura tiene lugar en el tronco y refleja el 
adelgazamiento de los discos intervertebrales y el acortamiento o incluso el colapso 
de los cuerpos vertebrales por la osteoporosis, produciendo cifosis y un aumento del 
diámetro anteroposterior del tórax. La flexión adicional de las rodillas y de las caderas 
también puede contribuir a la disminución de la altura. Por este motivo, los miembros 
de una persona mayor suelen parecer largos, en relación con el tronco.
Con el envejecimiento, los músculos esqueléticos pierden el 30-50% de su masa en rela-
ción con el peso corporal, tanto en hombres como en mujeres, y los ligamentos ya 
no conservan su fuerza tensora. La amplitud de movimiento se reduce, en parte por la 
artrosis. La sarcopenia es la pérdida de la fuerza y la masa corporal magra con la edad.19 
Las causas de la pérdida de masa muscular son multifactoriales e incluyen cambios infla-
matorios y endocrinos, así como un estilo de vida sedentario. Existe evidencia importante 
de que los ejercicios para fortalecer la musculatura pueden disminuir o invertir este pro-
ceso en adultos de edad avanzada (fig. 20-4).
Sistema nervioso. El envejecimiento afecta todos los aspectos del sistema 
nervioso, desde la consciencia hasta la función motora y sensitiva, así como los reflejos. 
El volumen cerebral, el número de células corticales y las redes regionales intrínsecas 
disminuyen y se producen cambios microanatómicos y bioquímicos.20 Con todo, la 
mayoría de los adultos conservan la autoestima y se adaptan a su capacidad y situacio-
nes cambiantes.
Estado mental. Aunque las personas mayores, por lo general, tienen un buen 
desempeño en las evaluaciones del estado mental, pueden mostrar ciertas alteraciones, 
sobre todo a edades avanzadas. Muchas personas mayores se quejan de su memoria. Los 
“olvidos benignos” constituyen la explicación habitual y pueden darse a cualquier edad. 
F I G U R A 2 0 - 4 . El ejercicio 
mejora la fuerza y la masa ósea.
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964 B A T E S . G U Í A D E E XP L O R A C I Ó N F Í S I C A E H I S T O R I A C L Í N I C A
ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA
Este término alude a la dificultad para recordar los nombres de las personas, de los obje-
tos o de ciertos detalles de acontecimientos concretos.
La identificación de este fenómeno puede disipar la preocupación por la enfermedad 
de Alzheimer. Las personas mayores recuperan y procesan los datos con más lentitud y 
tardan más en aprender materias nuevas. Sus respuestas motoras pueden retrasarse 
y disminuir su capacidad para elaborar tareas complejas.
Con frecuencia, el médico tiene que intentar distinguir entre los cambios relaciona-
dos con la edad y las manifestaciones de trastornos mentales que son prevalentes en la 
vejez, como la depresión y la demencia. El diagnóstico puede ser difícil, debido a que los 
trastornos del estado de ánimo y los cambios cognitivos pueden modificar la capacidad 
del paciente para reconocer o notificar los síntomas. Los pacientes de edad avanzada 
son más propensos al delirio, un estado pasajero de confusión que puede constituir 
la primera pista de una infección, problemas con la medicación o demencia. El médico 
debe reconocer enseguida estos trastornos para retrasar el deterioro funcional. Recuerda 
que los datos sensitivos y motores que son fisiológicos, como los cambios en la audición, 
la visión, los movimientos extraoculares y el tamaño, la forma y la reactividad pupila-
res, son anómalos en las personas jóvenes.
Sistema motor. Los cambios en el sistema motor son frecuentes. Las personas 
mayores se mueven y reaccionan con menor velocidad y agilidad que los jóvenes y 
la masa de los músculos esqueléticos disminuye. Las manos de una persona envejecida 
suelen aparecer delgadas y huesudas como consecuencia de la atrofia de los músculos 
interóseos, que deja concavidades o surcos. Este cambio puede manifestarse en un inicio 
entre el pulgar y la mano (primero y segundo metacarpianos) y posteriormente afecta 
a los demás metacarpianos (véanse pp. 741-742). También puede aplanar las eminen-
cias tenar e hipotenar de las palmas. Los músculos de los miembros superiores e 
inferiores también muestran signos de atrofia, lo que exagera el tamaño aparente de 
las articulaciones adyacentes. La fuerza muscular, pese a su disminución, se conserva 
bastante bien.
En ocasiones, una persona mayor presenta un temblor hereditario benigno en la 
cabeza, los maxilares, los labios o las manos, que se puede confundir con el parkinso-
nismo. Sin embargo, a diferencia de los temblores parkinsonianos, los temblores benignos 
son algo más rápidos, desaparecen en reposo y no se observa rigidez muscular asociada.
Sentido postural y vibratorio: reflejos. El envejecimiento también puede 
afectar al sentido vibratorio, la estatestesia y los reflejos. Las personas mayores suelen 
perder parte o la totalidad del sentido vibratorio en los pies y en los tobillos (pero no 
en los dedos ni sobre las tibias). Con menor frecuencia, el sentido postural disminuye 
o desaparece. El reflejo faríngeo puede disminuir o desaparecer. A veces, se reducen o 
se suprimen los reflejos abdominales. Los reflejos calcáneos o aquíleos muestran 
un descenso o abolición simétricos, incluso si se refuerzan. En pocas ocasiones, se 
observa una conducta similar de los reflejos rotulianos. Las respuestas plantares son 
menos claras y más difíciles de interpretar, en parte por los cambios musculoesquelé-
ticos presentes. Si estos cambios se acompañan de otras anomalías neurológicas o si la 
atrofia y los cambios reflejos son asimétricos, debe buscarse una explicación distinta 
del envejecimiento.
Las personas mayores experimentan la muerte de sus seres queridos y de los ami-
gos, la jubilación, la disminución de los ingresos y, a menudo, un aislamiento social 
creciente, además de los cambios fisiológicos y el deterioro físico. La inclusión de 
Véase en el capítulo 17, Sistema ner-
vioso, la tabla 17-5, “Temblores y 
movimientos involuntarios”, 
pp. 782-783. 
EJEMPLOS DE ANOMALÍAS
Revisa el capítulo 5, Conducta y estado 
mental, “Exploración del estado men-
tal”, pp. 147-171, y la tabla 20-2, “Deli-
rio y demencia”, p. 1001. 
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Adultos mayores 965
ANAMNESIS
Anamnesis
Acercamiento al paciente
Cuando converses con personas mayores, debes mejorar las técnicas que utilizas 
de manera habitual para obtener la anamnesis. Como en todos los casos, tu actitud debe 
transmitir respeto, paciencia y sensibilidad cultural. No olvides dirigirte al paciente de un 
modo apropiado y por el apellido.
Abordaje del paciente de edad avanzada
● Adaptación del entorno de consulta 
● Determinación del contenido y el ritmo de la consulta
● Distinción de los síntomas
● Cómo abordar las dimensiones culturales del envejecimiento
Adaptación del entorno de con-
sulta. En primer lugar, invierte el tiempo 
necesario adaptando el entorno de la con-
sulta, el hospital o la residencia para que el 
paciente se encuentre cómodo. Recuerda 
los cambios fisiológicos cuando regules la 
temperatura y cerciórate de que en la con-
sulta no haga ni mucho frío ni mucho 
calor. El aumento de la iluminación ayuda 
a compensar los cambios en las proteínas 
del cristalino y permite al paciente observar 
la expresión facial y los gestos del médico. 
Mira directamente al paciente, sentándote a la altura de sus ojos (fig. 20-5). Evita 
enfocarte en dispositivos electrónicos personales o alejarte del paciente para buscar tus 
registros clínicos electrónicos.
Más del 50% de las personas mayores sufren algún déficit auditivo, sobre todo hipoa-
cusia para discriminar los tonos agudos, por lo que, para una buena comunicación, 
lo mejor es una sala tranquila, sin distracciones ni ruidos. En el hospital, pide que 
apaguen la radio o el televisor antes de empezar la conversación. Si procede, plantéate el 
uso de un micrófono de bolsillo que amplifique tu voz y que esté conectado al auricular 
del paciente. Adopta un tono bajo al hablar y asegúrate de que el paciente lleva puestas 
las gafas, los auxiliares auditivos o las prótesis dentales que necesite para facilitar la 
comunicación. Los pacientes con debilidad cuadricipital se sienten mejor en sillas con 
el asiento más alto y ancho y con un pasamanos que les lleve hasta la mesa de exploración.
Determinación del contenido y el ritmo de la consulta. Con 
las  personas mayores, considera cambiar el formato tradicional de consulta. Los 
adultos mayores con frecuencia miden su vida en función de los años restantes y no de 
los vividos. Suelen recordar el pasado y evocar las experiencias previas. Si estás atento a este 
F I G U R A 2 0 - 5 . Mira al paciente 
directamente.
estos eventos vitales en la evaluación del ánimo y el afecto, así como abordar estos 
problemas puede mejorar la calidad de vida del paciente.
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966 B A T E S . G U Í A D E E X P L O R A C I Ó N F Í S I C A E H I S T O R I A C L Í N I C A
ANAMNESIS
proceso de revisión de vida, obtendrás información importante que te será de ayuda para 
entender y apoyar al paciente cuando reviva sentimientos dolorosos o para estimularle 
para que recuerde los momentos de alegría y los triunfos.
Al mismo tiempo, es importante considerar la necesidad de evaluar los problemas com-
plejos en función de la resistencia y la posible fatiga del paciente. Para ampliar el tiempo 
para escuchar al paciente, pero evitar que se canse, utiliza los instrumentos breves 
y bien validados de detección,21,22 la información de las consultas a domicilio y 
la historia clínica, así como la información procedente de los familiares, cuidadores 
y otros profesionales de atención a la salud. Puedes dividir el examen inicial en dos 
consultas. Realizar dos o más consultas, de menor duración, causa menos fatiga y resulta 
más productivo, porque las personas mayores suelen necesitar más tiempo para respon-
der a las preguntas y sus explicaciones son, a veces, lentasy extensas.
Distinción de los síntomas. Para obtener la anamnesis de una persona 
mayor, el médico debe ser hábil: algunos pacientes informan, de manera accidental 
o  involuntaria, menos síntomas; la presentación de las enfermedades agudas puede 
diferir de los pacientes más jóvenes; los síntomas habituales pueden ocultar un síndrome 
geriátrico o el paciente puede sufrir una alteración cognitiva.
Notificación incompleta. Las adultos mayores tienden a sobrevalorar su estado 
de salud en comparación con los jóvenes, aun cuando están enfermos o presentan alguna 
discapacidad. Algunos son renuentes a notificar sus síntomas. Otros sienten miedo o ver-
güenza; o intentan evitar los gastos médicos o las molestias asociadas con el diagnóstico y 
el tratamiento. En otras ocasiones pasan por alto los síntomas porque consideran que 
sólo forman parte de la edad, o simplemente porque los olvidan.
Para reducir el riesgo de un reconocimiento e intervención tardíos, debes formular 
preguntas más dirigidas o utilizar herramientas geriátricas, bien validadas, de detección 
de la salud y consultar a los familiares y cuidadores.
Presentación atípica de las enfermedades. Las enfermedades agudas se 
presentan de un modo distinto entre las personas mayores. Cuando tienen infecciones, 
es menos probable que tengan fiebre. En caso de infarto de miocardio, las quejas de dolor 
torácico disminuyen conforme aumenta la edad y los síntomas de dolor torácico atípico, 
disnea, síncope, ictus o confusión aguda se hacen más frecuentes.23 Los pacientes de edad 
avanzada con hipertiroidismo o hipotiroidismo presentan menos síntomas y signos. Una 
tercera parte de las personas mayores con hipertiroidismo presentan fatiga, adelgaza-
miento y taquicardia en lugar de las características clásicas de intolerancia al calor, diafo-
resis e hiperreflexia.24 Hasta el 35% presentan fibrilación auricular. El hipertiroidismo 
aumenta el riesgo de osteoporosis, y en las mujeres afectadas el riesgo de fracturas de la 
cadera y vertebrales se triplica. En las personas mayores el hipotiroidismo es causado más 
frecuentemente por tiroiditis autoinmunitaria (tiroiditis de Hashimoto); la fatiga, la debi-
lidad, el estreñimiento, la piel seca y la intolerancia al frío son con frecuencia atribuidos 
a otras enfermedades, los efectos secundarios de la medicación o al envejecimiento.
Síndromes geriátricos. El tratamiento de un número cada vez mayor de 
trastornos relacionados entre sí obliga a identificar las agrupaciones sintomáticas 
características de los distintos síndromes geriátricos. Éstos son “un trastorno multifacto-
rial; que involucra la interacción entre factores estresantes situacionales específicos iden-
tificables y factores de riesgo subyacentes relacionados con la edad que dan como 
resultado el daño de varios sistemas de órganos”, como se muestra en la figura 20-6.12 
Véase la “Evaluación geriátrica en 
10 minutos”, p. 986. 
En las personas mayores, la prevalen-
cia de hipertiroidismo es del 0.5-4% y 
de hipotiroidismo del 10% en los 
hombres y 16% en las mujeres.24
EJEMPLOS DE ANOMALÍAS
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Adultos mayores 967
ANAMNESIS
Factores de riesgo compartidos
Edad avanzada
Deterioro cognitivo
Deficiencia funcional
Limitación de la movilidad
Síndromes geriátricos
Incontinencia
Caídas
Úlceras por presión
Delirio
Deterioro funcional
Malos resultados
Dependencia
Discapacidad
Internamiento
Muerte
Fragilidad
F I G U R A 2 0 - 6 . Síndromes geriátricos.
Los expertos señalan que “evaluar el estado funcional, la fragilidad y otros síndromes 
geriátricos y al mismo tiempo abordar los procesos patológicos individuales es la 
parte central del abordaje geriátrico de atención primaria”. Es de gran importancia reco-
nocer estos síndromes debido a que los síntomas pueden agruparse en patrones no fami-
liares para el paciente.28
Alteración cognitiva. Varios parámetros afectan la evaluación del estado de 
salud; sin embargo, hay pruebas que sugieren que cuando la persona mayor refiere 
los  síntomas, su relato es fiable, en especial para las alteraciones crónicas prevalentes.30-34 
Si se compara con personas homólogas sin deterioro cognitivo, incluso la persona mayor 
con una alteración cognitiva leve ofrece una anamnesis adecuada para descubrir trastornos 
concomitantes. Utiliza frases sencillas que apunten a la información necesaria. Si el paciente 
sufre una alteración más grave, confirma los síntomas fundamentales con los familiares o 
los cuidadores en presencia y consentimiento del paciente. Para evitar falsas suposiciones, 
averigua cómo se ve el paciente de edad y cómo ve las situaciones que lo rodean. Presta 
atención a sus prioridades, objetivos y capacidades de afrontamiento. Esta información 
fortalece tu relación con el paciente y la familia al planificar su cuidado y tratamiento.
Estos síndromes se han encontrado 
en más de la mitad de los adultos 
mayores de 65 años, a diferencia de la 
búsqueda convencional en los pacien-
tes más jóvenes de un “diagnóstico 
individual unificado.”29
EJEMPLOS DE ANOMALÍAS
Consejos para una comunicación eficaz 
con las personas mayores
● Proporciona un entorno bien iluminado y cálido, con un ruido de fondo mínimo, sillas 
con descansabrazos y accesos seguros a la mesa de exploración.
● Mira al paciente a la cara y habla con un tono de voz bajo; cerciórate de que el paciente 
lleva puestas las gafas, los audífonos o la dentadura postiza, si los necesita.
● Acomoda el ritmo y el contenido de la entrevista de acuerdo con la resistencia del paciente; 
para la evaluación inicial considera dos consultas.
● Deja tiempo para las preguntas de carácter ambiguo y recordatorio; haz pasar a los fami-
liares o los cuidadores cuando sea necesario, sobre todo si el paciente sufre alteraciones 
cognitivas.
● Haz uso de herramientas breves de detección, la historia clínica y los informes de otros 
profesionales de atención a la salud.
Estos síndromes están fuertemente vinculados con el deterioro funcional. Los ejemplos 
incluyen mareos,25-27 así como deterioro funcional, fragilidad, delirio, depresión, deterioro 
cognitivo, caídas e incontinencia urinaria.
(continúa)
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ANAMNESIS
Cómo abordar las dimensiones culturales del envejeci-
miento. Los conocimientos y las habilidades sobre las dimensiones culturales del 
envejecimiento son la piedra angular para mejorar la salud y la prestación de la asistencia 
médica para el número cada vez mayor de personas de edad avanzada de distintos 
entornos étnicos. De hecho, el imperativo demográfico para las personas mayores puede 
denominarse imperativo etnogeriátrico, “porque a mitades de siglo más de uno de cada 
tres estadounidenses mayores formará parte de una de las cuatro poblaciones designadas 
como minoría”,35 como puede verse en la figura 20-7.
0
10
5
15
25
1995 2030 2050
30
20
AmerindiosHispanos
Asiáticos/IP
Porcentaje previsto de las minorías con edad de 65 años o más para Estados Unidos
Afroamericanos
F I G U R A 2 0 - 7 . Porcentaje previsto de las minorías con edad de 65 años o más. 
Fuente: Yeo G. How will the U.S. healthcare system meet the challenge of the ethnogeriatric imperative? J Am Geriatr Soc. 2009;57:1278.
Diversidad geriátrica: hoy en día y en 2050
● Los estadounidenses de origen latinoamericano de más de 65 años pasarán de 2.7 millones en 
el 2010, o el 6.9% de las personas mayores, a 19.8 millones en el 2050, o el 19.8% de la pobla-
ción de edad avanzada.5
● Los afroamericanos de edad avanzada pasarán de 3.4 millones (8.5%) a 10.5 millones en el 
2050 (11.9%).
● Los estadounidenses de origen asiático y otros grupos étnicos, aunque en menor número, 
pasarán de 1.4 millones a 7.5 millones, o del 3.4 al 8.5%.
● Los caucásicos no latinoamericanos casi duplicarán su número, pasando de 32.2 millonesa 
58.5 millones, pero el porcentaje de la población adulta de edad avanzada se reducirá 
del 80 al 58.5% hacia el 2050.
Fuente: Federal Interagency Forum on Aging Related Statistics. Older Americans 2012, Key Indica-
tors of Well Being. Indicator 2, Racial and Ethnic Composition, p. 86. Federal Interagency Forum on 
Aging-Related Statistics. Washington, DC: U.S. Government Printing Office. June 2012. Disponible 
en: http://agingstats.gov/agingstatsdotnet/Main_Site/Data/2012_Documents/Docs/EntireChartbook.
pdf. Último acceso 11 de agosto del 2015.
Consejos para una comunicación eficaz 
con las personas mayores (continuación)
● Evalúa con cuidado los síntomas, en particular la fatiga, la pérdida del apetito, los mareos 
y el dolor, buscando indicios de los trastornos causantes y de síndromes geriátricos. Asegú-
rate de que las instrucciones por escrito estén en letra grande y sean fáciles de leer.
● Siempre proporciona al paciente una prescripción actualizada que incluya el nombre del 
medicamento, las instrucciones de dosificación y la razón de la prescripción.
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Adultos mayores 969
ANAMNESIS
Los cambios en la demografía del envejecimiento sólo nos dan una pista sobre cómo es 
que las personas mayores de diferentes etnias difieren en cuanto a su percepción del 
sufrimiento, la enfermedad y las decisiones sobre su atención médica. La cultura y las 
características socioeconómicas influyen en la epidemiología de la enfermedad y la salud 
mental, en el proceso de aculturación en las familias, en las preocupaciones individuales 
acerca del envejecimiento, en la elección relativa a los médicos y de cuándo buscar sín-
tomas, en la posibilidad de un diagnóstico erróneo y en las diferencias en los resultados 
clínicos.36 La cultura conforma creencias sobre todo el espectro del envejecimiento: tra-
bajo y jubilación, percepciones de salud y enfermedad, utilidad de los medicamentos, 
uso de los representantes de la atención a la salud y preferencias sobre la muerte, por 
nombrar sólo unas cuantas.
El informe del 2013 Health Disparities and Inequalities Report, de los Centers for 
Disease Control and Prevention (CDC) de Estados Unidos, “pone de relieve las dispa-
ridades y las desigualdades a través de una amplia gama de enfermedades, factores 
de riesgo conductual, exposición ambiental, determinantes sociales y acceso a la atención 
a la salud por sexo, raza y etnia, ingresos, educación, estado de discapacidad y otras 
características sociales”.37,38 Las poblaciones en envejecimiento de raza/etnia 
minoritaria tienen peores resultados de salud para enfermedad cardiovascular, 
diabetes, cáncer, asma y virus de la inmunodeficiencia humana, así como una 
esperanza de vida más corta.39 A pesar de los avances en etnogeriatría,40-42 la infor-
mación sobre las diferencias raciales o étnicas al final de la vida con respecto a la 
enfermedad crónica, las actividades de la vida diaria y la autoevaluación del estado 
de salud, sigue siendo “limitada e inconsistente” y las recomendaciones para prestar 
una asistencia individualizada culturalmente apropiada son escasas.38
Mejorar las competencias en la atención de las diversas poblaciones de personas mayo-
res es un paso crítico para mejorar los resultados de salud. El acrónimo mnemónico 
ÉTNICO ayuda a los médicos a huir de los riesgos de etiquetar a un grupo 
ampliando la anamnesis individual para incluir Explicaciones, Tratamientos, 
Negociación, Intervención, Colaboración y Oración o espiritualidad.43 
Sin embargo, este modelo puede omitir información importante sobre la identidad 
cultural, los apoyos sociales y las opiniones sobre la atención a la salud.44 Los expertos 
recomiendan dejar a los pacientes establecer su identidad cultural explorando cuatro 
áreas clave durante la entrevista: identidad cultural individual; explicaciones cultura-
les de la enfermedad del sujeto; factores culturales relacionados con el entorno psico-
social y el nivel de funcionamiento, y elementos culturales de la relación entre el 
médico y el paciente. Tómate tu tiempo para visitar el sitio web del Stanford Geriatrics 
Education Center para evaluar tu “coeficiente intelectual (CI) etnogeriátrico”33 y 
explorar el currículo de Stanford en etnogeriatría.45,46 Aprende a transmitir respeto a 
las personas mayores a través de una comunicación no verbal culturalmente apro-
piada. Establecer contacto visual directo o dar un apretón de manos, por ejemplo, 
puede ser culturalmente inapropiado. Identifica experiencias vitales importantes que 
influyan en el punto de vista y la psique del paciente derivadas del país de origen 
o de su historia migratoria. Pregunta acerca de la toma de decisiones en la familia, los 
consejeros espirituales y los médicos tradicionales de su país de origen.
La Office of Minority Health del Department of Health and Human Services de Estados 
Unidos ha desarrollado el programa Think Cultural Health, un centro de recursos para 
mejorar la calidad de la atención a través de competencias culturales y lingüísticas, así 
como de programas de educación continua.41
Véase la tabla 20-1, “Interrogatorio de 
adultos mayores: reforzamiento de la 
atención culturalmente adecuada”, 
p. 1 000.
Véase el capítulo 3, “Demostrar 
humildad cultural, un paradigma 
cambiante”, pp. 82-86. 
EJEMPLOS DE ANOMALÍAS
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970 B A T E S . G U Í A D E E X P L O R A C I Ó N F Í S I C A E H I S T O R I A C L Í N I C A
ANAMNESIS
Los valores culturales influyen sobre todo en las decisiones sobre el final de la 
vida. Las personas de edad avanzada, la familia e incluso un grupo extenso de la comu-
nidad pueden tomar estas decisiones junto con el paciente de edad avanzada o tomar-
las por él. Esta toma de decisiones grupal contrasta con el abordaje centrado en la 
autonomía del paciente y el consentimiento informado característicos de la atención 
médica contemporánea. Ser sensible al estrés de la migración y la aculturación, 
recurrir a intérpretes eficientes, buscar la participación de “guías del paciente” que 
pertenezcan a la familia o al colectivo, y acceder a herramientas validadas cultural-
mente como la Escala de depresión geriátrica (Geriatric Depression Scale) te ayudarán a 
proporcionar una atención empática para las personas mayores.
ASPECTOS DE ESPECIAL PREOCUPACIÓN 
AL EVALUAR SÍNTOMAS HABITUALES
Los síntomas de las personas mayores pueden tener múltiples significados e interre-
laciones, como se explicó con anterioridad en los síndromes geriátricos. Explora la 
importancia de estos síntomas como lo harías con cualquier otro paciente, cerciórate 
de situar estos síntomas dentro del contexto de la evaluación funcional general de las 
actividades de la vida diaria. Muchas áreas merecerán especial atención a medida que 
reúnas la información de la anamnesis. Aborda los siguientes aspectos con mayor 
meticulosidad y delicadeza, centrándote siempre en ayudar a la persona mayor a 
mantener un nivel óptimo de actividad y bienestar.
Actividades de la vida diaria. Las actividades de la vida diaria (AVD) de las 
personas mayores, sobre todo en aquellos con enfermedades crónicas, proporcionan un 
punto de partida importante para futuras evaluaciones. En primer lugar, pregunta sobre 
la capacidad para realizar las AVD, que constan de seis habilidades de autocuidado 
básicas. Continúa con las preguntas sobre las funciones de nivel superior, o las 
actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD). ¿El paciente es capaz de llevar a cabo 
estas actividades de forma independiente, necesita alguna ayuda o depende completamente 
de los demás?
Comienza con preguntas abiertas como: “Cuénteme cómo pasa un día normal” o “Dígame 
qué hizo ayer”. Después, consulta por algún detalle: “¿Se levantó a las 8 de la mañana?, 
¿cómo se levanta...?”, “¿qué hizo después?”. Pregunta cómo ha cambiado el nivel de 
actividad, quién le ayuda y qué hacen los ayudantes o loscuidadores exactamente. 
Recuerda que una de tus prioridades es evaluar la seguridad del paciente.
Véase la evaluación funcional y la 
“Evaluación geriátrica en 10 minutos”, 
pp. 985 y 986.
EJEMPLOS DE ANOMALÍAS
Véase el capítulo 3, Anamnesis y 
antecedentes médicos, sobre cómo 
trabajar con intérpretes, pp. 90-91. 
Preocupaciones habituales
● Actividades de la vida diaria
● Actividades instrumentales de la vida diaria
● Medicamentos
● Dolor agudo y persistente
● Hábito tabáquico y consumo de alcohol
● Nutrición
● Debilidad
● Voluntades anticipadas y cuidados paliativos
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Adultos mayores 971
ANAMNESIS
Actividades de la vida diaria y actividades 
instrumentales de la vida diaria
Actividades de la vida diaria
Actividades instrumentales 
de la vida diaria (AIVD)
Bañarse 
Vestirse 
Asearse
Ir al sanitario
Trasladarse de un lugar a otro 
Continencia 
Alimentarse
Utilizar el teléfono
Ir de compras
Preparar la comida
Arreglar la casa
Lavar la ropa
Utilizar los medios de transporte
Tomar los medicamentos
Gestionar el dinero
Medicamentos. La magnitud de los eventos adversos de medicamentos que llevan 
a hospitalización y malos resultados para el paciente subrayan la importancia de obtener 
un historial de medicamentos minucioso. Los adultos de más de 65 años reciben cerca 
del  30% de todos los medicamentos de venta con receta. Cerca del 85% de las 
personas  mayores de 65 años padecen, como mínimo, una de seis enfermedades 
crónicas (artritis, asma, cáncer, enfermedad cardiovascular, enfermedad pulmonar 
obstructiva crónica o diabetes) y el 50% toman, al menos, un medicamento de venta con 
receta cada día.47,48 Alrededor del 40% toman cinco o más fármacos de venta 
con receta por día. Las personas mayores sufren más del 50% de todas las reacciones 
adversas a los medicamentos conocidas, las cuales son el motivo de los ingresos 
hospitalarios y reflejan los cambios farmacodinámicos en la distribución, el metabolismo 
y la eliminación de los medicamentos que los sitúan en una posición de mayor riesgo.
■ Procura que los antecedentes farmacéuticos sean exhaustivos e incluyan el nombre, 
la dosis, la frecuencia y para qué ha sido indicado cada medicamento.
■ Pide al paciente que lleve consigo todos los envases de fármacos y productos de venta 
sin receta para desarrollar una lista exacta de medicamentos.
■ Cerciórate de explorar todos los componentes de la polifarmacia (una de las prin-
cipales causas de morbilidad), incluyendo la prescripción subóptima, el uso conco-
mitante de varios medicamentos, el tratamiento insuficiente, el uso inadecuado y la 
falta de cumplimiento.
■ Pregunta de manera específica por el consumo de medicamentos sin receta, vitami-
nas y suplementos nutricionales o medicamentos que alteren el estado de ánimo, 
como narcóticos, benzodiazepinas y drogas ilegales.49
■ Evalúa las posibles interacciones farmacológicas.
■ Ten especial cuidado cuando trates el insomnio que, según los cálculos, afecta al 40% 
de las personas mayores. Una anamnesis del sueño proporciona información funda-
mental para el diagnóstico; un diario del sueño puede ser muy útil para descubrir 
los orígenes de un mal hábito de sueño.50 Aumentar el ejercicio puede ser la mejor 
solución. Consulta las recomendaciones de expertos acerca de los tipos de trastornos 
del sueño y el tratamiento recomendado.51
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ANAMNESIS
Los medicamentos son el factor de riesgo individual modificable más frecuentemente 
asociado con caídas. Revisa las estrategias para evitar la polifarmacia.52,53 Vale la pena 
reducir al mínimo el número de medicamentos recetados y “empezar poco a poco e ir 
lentos” con respecto a la dosis. Conoce las interacciones farmacológicas y los criterios de 
Beers, actualizados en el 2012 por la American Geriatrics Society, y que son utilizados 
ampliamente por los profesionales de la salud, educadores y responsables de políticas. 
Estos criterios incluyen la lista de medicamentos peligrosos para las personas mayo-
res.54,55 Los factores de riesgo para reacciones farmacológicas adversas en pacientes 
mayores que están hospitalizados se enumeran a continuación.
Adultos mayores hospitalizados: factores de riesgo 
para reacciones farmacológicas adversas
● Más de cuatro alteraciones concomitantes
● Insuficiencia cardíaca, renal o hepatopatía
● Edad ≥ 80 años
● Número de medicamentos, sobre todo si son ocho o más
● Uso de warfarina, insulinas, antiplaquetarios o hipoglucemiantes orales
● Reacción farmacológica adversa previa
● Dislipidemia
● Elevación del recuento leucocitario
● Uso de medicamentos antidiabéticos
● Duración de estancia hospitalaria ≥ 12 días
Fuente: Onder G, Petrovic M, Balamurugan T, et al. Less is more. Development and validation of a 
score to assess risk of adverse drug reactions among the in-hospital patients 65 years or older. Arch 
Intern Med. 2010;170:1142; Tangiisuran B, Scutt G, Stevenson J, et al. Development and validation of a 
risk model for predicting adverse drug reactions in older people during hospital stay: Brighton 
Adverse Drug Reactions Risk (BADRI) model. PLoS One. 2014;9:e111254; Budnitz DS, Lovegrove MC, 
Shehab N, et al. Emergency hospitalizations for adverse drug events in older Americans. N Engl J 
Med. 2011;365:2002.
Dolor agudo y persistente. El dolor y las molestias asociadas dan 
cuenta del 80% de las visitas médicas. Entre los adultos que viven en su casa, la prevalencia 
de dolor oscila entre el 25 y el 50%, y entre los que viven en residencias de ancianos 
oscila entre el 40 y el 80%. El dolor suele deberse a problemas musculoesqueléticos como 
lumbalgia o artralgias.56,57 También son frecuentes la cefalea, las neuralgias por la 
diabetes y el herpes zóster, el dolor nocturno en los miembros inferiores y el dolor por 
cáncer. Los pacientes mayores suelen quejarse menos del dolor, lo que lleva a un sufrimiento 
innecesario, depresión, aislamiento social, discapacidad física e impotencia funcional. La 
American Geriatrics Society propone el término dolor que persiste, porque el término “dolor 
crónico” se asocia con estereotipos negativos.56
El dolor es subjetivo, por lo que algu-
nos lo consideran como un espectro 
de trastornos más que “el quinto 
signo vital”. Véase la explicación, 
pp. 134-137.
Características del dolor agudo 
y persistente
Dolor agudo Dolor que persiste
Inicio distintivo Dura más de 3 meses
Enfermedad evidente Suele asociarse con una alteración psicológica 
o funcional
EJEMPLOS DE ANOMALÍAS
(continúa)
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Adultos mayores 973
ANAMNESIS
Una evaluación precisa es la base de un tratamiento eficaz.58,59 Consulta sobre el dolor 
cada vez que atiendas a un paciente de edad avanzada. Es difícil evaluar el dolor de las 
personas mayores. Algunos pacientes no quieren hablar de los síntomas por temor 
a tener que someterse a otras pruebas, por los gastos en atención y medicamentos, nega-
ción de la enfermedad, alteraciones cognitivas o verbales, o barreras de confianza, idio-
máticas o culturales. El paciente puede referir varios trastornos que complican el 
estudio. Sin embargo, los datos muestran que cuando un paciente informa dolor, incluso 
aquellos con una anomalía cognitiva, tanto leve como moderada, es fiable. Pregunta 
concretamente: “¿Ahora mismo sufre algún dolor? ¿Lo ha sufrido en la última semana?”. 
Mantente alerta ante los signos de dolor no tratado, como el uso de los términos “ardor”, 
“molestia” o “escozor”, estado de ánimo deprimido y cambios no verbales de postura o 
de la marcha. Existen muchas escalas de dolor que han sido validadas en poblaciones 
multiculturales. Las escalas unidimensionales, como la analógica visual, los dibujos 
gráficos y la escala verbal de 0 a 10 han sido validadas y son muy fáciles de utilizar.60,61Entrevista a los cuidadores o los familiares para recabar antecedentes importantes de los 
pacientes con déficits cognitivos graves.
Es importante distinguir entre el dolor agudo y el que persiste, e investigar a fondo su 
causa. La confusión, la agitación, la fatiga o la irritabilidad de las personas mayores 
pueden deberse a trastornos o enfermedades que causan dolor. El estudio del dolor 
exige una exploración completa de sus efectos sobre la calidad de vida, las relaciones 
sociales y la función. Está justificada una evaluación multidisciplinaria si no se logra 
identificar la causa y el riesgo de discapacidad y comorbilidad es alto. Estudia las múlti-
ples modalidades para alivio del dolor, que van desde los analgésicos hasta el espectro 
completo de tratamientos no farmacológicos, en particular los que requieren la partici-
pación directa y activa del paciente en el plan de tratamiento y la creación de autocon-
fianza. Se ha demostrado la eficacia de la enseñanza al paciente.56 Las técnicas 
de  relajación, el taichí, la acupuntura, el masaje y la biorretroalimentación pueden 
evitar la adición de más medicamentos.
Hábito tabáquico y consumo de alcohol
Hábito tabáquico. El consumo de tabaco es dañino a cualquier edad. En cada 
consulta aconseja a los fumadores, alrededor del 9.5% de las personas mayores, que lo 
dejen.62 El compromiso de dejar de fumar puede exigir tiempo, pero la abstinencia 
supone un paso crucial para reducir el riesgo de cardiopatías, enfermedades pulmonares, 
neoplasias malignas y pérdida de la actividad diaria.
Véase la “Evaluación geriátrica en 
10 minutos” para la evaluación funcio-
nal en la p. 986.
EJEMPLOS DE ANOMALÍAS
Características del dolor agudo 
y persistente (continuación)
Dolor agudo Dolor que persiste
Duración corta Puede fluctuar en sus características 
e intensidad a lo largo del tiempo
Causas frecuentes: después de una inter-
vención quirúrgica, traumatismo, cefalea
Causas frecuentes: artritis, cáncer, claudica-
ción, calambres en los miembros inferiores, 
neuropatía, radiculopatía
Fuente: Reuben DB, Herr KA, Pacala JT, et al. Geriatrics at your Fingertips. 18th ed. New York, NY: 
American Geriatrics Society; 2016.
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Alcohol. Las recomendaciones sobre la cantidad de bebida alcohólica son infe-
riores para los adultos de más de 65 años, dados los cambios fisiológicos que alteran 
el metabolismo del alcohol, así como las frecuentes enfermedades concomitantes y el 
riesgo de interacciones farmacológicas. Las personas mayores no deben tomar más de 
tres bebidas en un día o siete bebidas a la semana.63
Más del 40% de los adultos mayores de 65 años toman alcohol, aproximadamente el 
4.5% son bebedores compulsivos y un 2-4% pueden tener abuso o dependencia.64,65 Más 
del 14% de las personas mayores exceden los límites recomendados.66 Cuando se toma en 
consideración el estado de salud, más del 53% beben de forma nociva o riesgosa. 
En el contexto de la atención primaria, el 10-15% de los pacientes mayores y hasta el 38% 
de aquellos hospitalizados refieren tener problemas con su forma de beber.67
A pesar de la elevada prevalencia de los problemas relacionados con el consumo de 
alcohol, las tasas de detección y tratamiento son bajas. La detección del uso perni-
cioso del alcohol en todas las personas mayores es muy importante, ya que éste tiene 
interacciones adversas con la mayoría de los fármacos, y hasta un 30% de las perso-
nas de edad avanzada bebedoras experimentan una exacerbación de las enfermeda-
des concomitantes, como cirrosis, hemorragia gastrointestinal o enfermedad por 
reflujo, gota, hipertensión, diabetes, insomnio, trastornos de la marcha y depresión.65 
Busca pistas de consumo excesivo de alcohol, enumeradas abajo, sobre todo en los 
pacientes con aflicción o pérdida recientes, dolor, discapacidad o depresión, o ante-
cedentes familiares de trastornos por consumo de alcohol.
Pistas para la detección de trastornos por consumo 
de alcohol en personas mayores
● Pérdida de la memoria, alteración cognitiva
● Depresión, ansiedad
● Descuido de la higiene y del aspecto
● Falta de apetito, déficits nutricionales
● Alteraciones del sueño
● Hipertensión resistente al tratamiento
● Problemas para el control de la glucemia
● Crisis convulsivas resistentes al tratamiento
● Alteraciones del equilibrio y de la marcha, caídas
● Gastritis y esofagitis recidivantes
● Dificultades para ajustar la dosis de warfarina
● Uso de otras sustancias adictivas como sedantes o analgésicos narcóticos, drogas, nicotina
Fuente: American Geriatrics Society. Alcohol use disorders in older adults. AGS clinical practice gui-
delines screening recommendation. Ann Long Term Care. 2006;14(1). Disponible en: http://www.
annalsoflongtermcare.com/article/5143. Último acceso el 15 de agosto del 2015.
Usa las preguntas CAGE para descubrir problemas con la bebida. Aunque los síntomas 
y signos sean más sutiles entre las personas mayores, lo que aumenta las dificultades para 
su detección precoz, las cuatro preguntas CAGE siguen siendo sensibles y específicas 
para este grupo de edad si se utiliza la puntuación umbral convencional de 2 o más .
Nutrición. Obtener los antecedentes de la dieta habitual y utilizar 
instrumentos de detección nutricional con frecuencia revela deficiencias nutricionales. La 
prevalencia de la desnutrición aumenta con la edad y afecta a un porcentaje de hasta el 
Véase el capítulo 3, Anamnesis y ante-
cedentes médicos, “Alcohol y drogas”, 
pp. 96-97.
Véase la tabla 4-3, “Cribaje de la nutri-
ción”, p. 141.
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Adultos mayores 975
ANAMNESIS
10% de las personas mayores residentes de asilos y hasta el 50% de los hospitalizados en 
el alta hospitalaria.68 Información reciente sugiere que sólo el 30-40% cumplen con las 
pautas recomendadas para la ingestión diaria de frutas y vegetales.69 Los que padecen una 
enfermedad crónica se hallan particularmente en riesgo, sobre todo aquellos con mala 
dentición, trastornos bucales o digestivos, depresión u otra enfermedad psiquiátrica, y 
regímenes de medicación que afectan el apetito y las secreciones bucales.
Debilidad. La debilidad es un síndrome geriátrico multifactorial que se caracteriza 
por una ausencia relacionada con la edad de la capacidad fisiológica adaptativa que 
puede tener lugar incluso en ausencia de enfermedad identificable. La debilidad 
típicamente significa pérdida de la masa muscular, disminución de la energía e intolerancia 
al ejercicio, y disminución de la reserva fisiológica con aumento de la vulnerabilidad ante 
factores estresantes fisiológicos. Los estudios generalmente utilizan una de dos 
definiciones. La definición más rigurosa se basa sólo en condiciones físicas tales como la 
pérdida de peso, el agotamiento, la debilidad, la lentitud y la baja actividad física; 
la  definición más amplia también incluye el estado de ánimo, la cognición y la 
incontinencia. La prevalencia global de la debilidad en adultos en contextos comunitarios 
es cercana al 10%, pero los informes de prevalencia varían del 4 al 59% dependiendo de 
la definición e índices de medición utilizados.70,71
Practica en tus pacientes pruebas de detección en busca de tres componentes identifi-
cados en el Study for Osteoporotic Fractures y realiza las intervenciones relacionadas: 
pérdida de peso de más del 5% en 3 años, incapacidad para levantarse de una silla cinco 
veces y el agotamiento informado por el paciente.72
Voluntades anticipadas y cuidados paliativos. Muchos pacientes 
mayores están interesados en expresar sus deseos relativos a las decisiones sobre el 
final de la vida y están dispuestos a conversar con el médico al respecto antes de que 
surja alguna enfermedad grave.73 La planificación de las voluntades anticipadas engloba 
variastareas: aportar información, reconocer las preferencias del paciente y señalar a las 
personas adecuadas que podrán tomar las decisiones en su nombre. Puedes comenzar 
esta conversación vinculando estas decisiones con un estado de enfermedad 
actual o experiencias con familiares o amigos. Pregunta al paciente por órdenes de “no 
reanimar” especificando las medidas de soporte vital “en caso de paro cardiorrespiratorio”. 
Además, alienta al paciente a designar por escrito a un representante en materia médica 
o a otorgar un poder duradero de representación en este campo a “alguna persona que 
pueda decidir, conociendo sus deseos, en caso de confusión o urgencia”.
Alrededor de la mitad de las personas mayores hospitalizadas requieren que sea otra 
persona quien tome las decisiones dentro de las primeras 48 h de la admisión. Los 
temas habituales incluyen cuidados de soporte vital, cirugías y procedimientos, y 
planificación del alta.74 Las conversaciones sobre las opciones de voluntad anticipada 
ayudan a los pacientes y sus familias a prepararse de una manera abierta y por ade-
lantado a una muerte en paz. Alienta este tipo de conversaciones en la consulta y 
no en el entorno agitado e incierto de un servicio de urgencias o de una unidad de 
cuidados intensivos.
Los expertos señalan que las voluntades anticipadas pueden ser más flexibles depen-
diendo de la situación. Éstas “pueden variar desde la declaración general de valores 
hasta órdenes específicas como no reanimar, no intubar, no hospitalizar, no proporcionar 
hidratación o nutrición artificial o no administrar antibióticos. Las diferentes situacio-
nes, incluyendo las distintas etapas de salud y enfermedad, demandan diferentes tipos 
de directivas de voluntad anticipada y, por lo tanto, requieren de conversaciones 
Véase también el capítulo 3, “Paciente 
con alteración cognitiva”, pp. 87-89, y 
“Muerte y paciente moribundo”, 
pp. 98-99.
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PROMOCIÓN Y ASESORAMIENTO SOBRE SALUD
diferentes y capacitación sobre cómo dirigirlas”.75 Siempre consulta a los pacientes 
competentes sobre las opciones actuales, ya que sus decisiones prevalecen sobre las 
instrucciones escritas previas.
Si el paciente sufre una enfermedad avanzada o terminal, incluye la revisión de volun-
tades anticipadas dentro del plan general de cuidados paliativos. La asistencia paliativa 
comprende el alivio del dolor y el sufrimiento y la promoción de una calidad de vida 
óptima a través de todas las fases del tratamiento, incluyendo las intervenciones curati-
vas y la rehabilitación. Tus objetivos son “considerar el bienestar físico, mental, espiritual 
y social de los pacientes y sus familias, para conservar la esperanza y al mismo tiempo 
salvaguardar la dignidad del paciente y el respeto a su autonomía”, tanto en pacientes 
con enfermedades graves como en aquellos que consideran la atención instituciona-
lizada al final de la vida.76 Para disminuir el malestar del paciente y sus familiares, 
céntrate en sus habilidades comunicativas: establece contacto visual; haz preguntas 
abiertas; responde a la ansiedad, la depresión o los cambios en la afectividad 
del paciente; muestra empatía y asegúrate de consultar a los cuidadores.
Promoción y asesoramiento 
sobre salud: evidencia 
y recomendaciones
Cuándo realizar pruebas de detección. A medida que más 
personas mayores alcanzan los 80 años y más, las decisiones acerca de la detección 
se hacen más complejas y la base de evidencia para las decisiones de detección se hace 
más limitada.77,78 La población senescente tiene una fisiología heterogénea, muchos 
presentan numerosas enfermedades crónicas y en otros la discapacidad es nula o ausente. 
De manera adicional, la funcionalidad en el “envejecimiento exitoso” no siempre 
es  indicativa del número de enfermedades crónicas y existen diferencias regionales 
importantes en la disponibilidad y el empleo de servicios preventivos.79 Aunque existe 
un consenso relativo sobre las recomendaciones de vacunación y la prevención de caídas, 
la detección de estados de enfermedad específicos sigue siendo controvertida. En general, 
las decisiones relativas a la realización de pruebas de detección se basan en el estado 
Temas importantes para la promoción y el 
asesoramiento sobre salud de la persona mayor
● Cuándo realizar pruebas de detección
● Visión y audición
● Ejercicio
● Seguridad domiciliaria y prevención de caídas
● Vacunas
● Detección del cáncer
● Depresión
● Demencia, alteración cognitiva leve y deterioro cognitivo
● Maltrato y abuso de adultos mayores
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Adultos mayores 977
PROMOCIÓN Y ASESORAMIENTO SOBRE SALUD
de salud y funcional de cada persona mayor, incluyendo la presencia de comorbilidades, 
y no sólo en su edad.80,81 Este abordaje se ilustra en la figura 20-8. El eje vertical muestra 
la distribución del estado de salud de la población de 65 años y más, y la barra horizontal 
muestra la variación en importancia de las mediciones específicas.
Estado de 
salud 
(superpuesto)
Robusto
10-20%
Enfermedad 
crónica
30%
Múltiples 
enfermedades 
crónicas 
50%
Frágil 
7%
Discapacitado 
30%
Consulta de revisión anual
Vacunas
Detección de cáncer
Detección de agudeza visual, auditiva
Demencia, depresión
Síndromes geriátricos, fragilidad
Voluntades anticipadas, fin de la vida
Tiempo
Edad
Complejidad de la salud
AltaBaja
Dependiente
10-20%
Fin de la vida
F I G U R A 2 0 - 8 . Papel relativo de las detecciones en las personas mayores 
y servicios preventivos de acuerdo con su estado funcional. Fuente: Nicholas JA, Hall WJ. Screening 
and preventive services for older adults. Mt Sinai J Med. 2011;78:498.
La American Geriatrics Society recomienda un abordaje de cinco pasos para las decisio-
nes de las pruebas de detección82:
1. Evaluar las preferencias del paciente
2. Interpretar la evidencia disponible
3. Estimar el pronóstico
4. Considerar la factibilidad del tratamiento
5. Optimizar las terapias y los planes de atención
Si la esperanza de vida es corta, otorga prioridad al tratamiento que pueda mejorar al 
paciente durante el tiempo que le quede. Considera aplazar la detección si sólo añade 
una carga a la persona mayor con problemas médicos múltiples, esperanza de vida corta 
o demencia. Las pruebas que contribuyen al pronóstico y a la planificación siguen 
estando justificadas, incluso cuando el paciente no reciba tratamiento.
Visión y audición. Aunque el Preventive Services Task Force (USPSTF) de 
Estados Unidos ha mencionado que no hay pruebas suficientes para realizar las pruebas 
de detección de manera rutinaria, los geriatras recomiendan su realización para la visión 
y la audición, ya que éstas son modalidades sensoriales vitales para las actividades de la 
vida diaria. Hay elementos clave en la “Evaluación geriátrica en 10 minutos”.
Véase la “Evaluación geriátrica en 
10 minutos”, p. 986, y el cap. 7, Cabeza 
y cuello, para las técnicas de evalua-
ción de la audición, pp. 226-248.
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PROMOCIÓN Y ASESORAMIENTO SOBRE SALUD
■ Examina de manera objetiva la visión utilizando cartillas optométricas.
■ Preguntar al paciente si presenta alguna pérdida de la audición es una detección eficaz; 
después procede a la prueba del susurro o un análisis más formal si estuviera indi-
cado. Entre los adultos de 65-69 años, el 1% tiene problemas de la vista, lo que 
aumenta al 17% en aquellos mayores de 80 años. Aproximadamente la tercera parte 
de las personas mayores de 65 años tienen pérdida de la audición, cifra que aumenta 
al 80% en los mayores de 80 años. La Administration on Aging informa que un total de 
6.5% de los adultos de 65

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