Logo Studenta

COMUNICACION ESCRITA

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

COMUNICACIÓN ESCRITA
	La comunicación escrita en la sociedad humana cumple múltiples funciones (informativa, expresiva, apelativa, poética) en diferentes ámbitos de la cotidianeidad social, potenciando en el hombre la comunicación a través de recursos escritos manifiestos en novelas, obras escritas, artículos periodísticos, cuentos, trabajos investigativos, análisis, en fin, en cualquier situación que requiera el texto escrito. Para ello requiere de habilidades que potencien el logro de una comunicación escrita efectiva en cualquiera de los contextos sociales del hombre. En este sentido, surgen interrogantes: ¿Qué habilidades se requieren para una comunicación escrita efectiva? ¿Cuáles son las principales barreras comunicativas al escribir? ¿Cómo desarrollar una adecuada comunicación escrita?
	En primer orden, referido a las habilidades, como sostiene González (1999): “No basta saber de, hay que saber cómo transmitirlo” (p. 11). En términos de la autora, es evidente, además de poseer conocimientos del tema, desarrollar habilidades determinantes para comunicar todo el conocimiento. Estima la citada autora, no es suficiente poseer estudios de maestrías, especializaciones o doctorados si no se logra establecer una comunicación efectiva. Esta noción permite inferir, no es suficiente conocer el tema, es necesario desarrollar habilidades específicas para comunicar todo ese vasto conocimiento, transmitido en un mensaje con claridad y concreción, logrando el alcance e impacto esperado.
	De las ideas previas es notoria la importancia de la comunicación escrita en las distintas esferas de la vida humana, pero muy particularmente en aquellas donde el texto cumple función específica, cuyo propósito se orienta hacia un impacto intencionado, sea informativo, expresivo, apelativo o poético. No obstante, como afirma González (ob. cit.): “La mayoría de los problemas y bloqueos de la comunicación escrita están en el estilo. En la forma de ordenar las ideas. En la manera de presentar los párrafos” (p. 12). Para la autora en referencia, el problema trasciende de la ortografía y cuestiones gramaticales, es un fenómeno con trasfondo, sino de una habilidad especial: el estilo personal. Una capacidad personal determinante para la comunicación escrita.
	En consecuencia, la comunicación escrita requiere de un entrenamiento especializado, pues nadie nació sabiendo cómo escribir bien, considerando que las universidades enseñan de todo, pero poco sobre cómo comunicar lo aprendido. Para ello, es necesario el desarrollo de habilidades, como las que reseña González (1999): Asertividad, persuasión y alto impacto. La primera habilidad referida a la asertividad parte de cómo ordenar las ideas, en la profundización para una transmisión de ideas más asertiva y persuasiva, al igual que la puntuación como clave de oro para alcanzar ritmo y armonía de los textos, desencadenante de un efecto “antes y después” de los escritos en una composición textual producto de la creatividad y sensibilidad, expresión de un trabajo provisto de dominio del idioma y el tema. 
	La noción previa se enmarca en la habilidad de comunicarse correcta y contundente en donde la persona ni agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que expresa sus convicciones y defiende sus derechos, de manera firme, delicada, autónoma e intrínseca, mediante un uso adecuado de la palabra, producto de una buena comunicación, con propósito de transmitir y lo que se desea obtener impregnado de confianza y seguridad, empatía, provisto de adaptación social como medio manifiesto de sentimientos potenciadores de una comunicación asertiva a través del texto, capaz de expresar sentimientos, actitudes, deseos y opiniones de un modo adecuado a cada situación social. Por ello, ser asertivo no significa tener siempre la razón, sino expresar opiniones y puntos de vista.
	Otra habilidad, la de persuasión aplica a la mayoría de las formas de comunicación escrita, tendente a fomentar el interés comunitario hacia una cuestión concreta. Por ello, como sostiene González (ob. cit.): “En un escrito persuasivo o de argumentación, lo que se intenta es convencer a los demás para que estén de acuerdo con la situación planteada, para que compartan nuestros valores y acepten nuestras razones y nuestras conclusiones; o sea, para que adopten nuestra forma de pensar” (p. 18). Dicha noción delega a la persuasión el efecto de lograr los objetivos con mayor éxito, el cual emerge de un comunicador creíble, entendido en la materia, en particular acerca del tema en cuestión y similar en cuanto a procedencia y valores a la persona o a la audiencia a la que se dirige.
	 El logro final de una comunicación efectiva tiene un impacto muy profundo en los receptores en diversos tipos de situaciones, cuya argumentación es determinante para el propósito planteado, el cual se relaciona con la exposición de razones tendentes a salvaguardar la opinión propia y a convencer a un receptor para que se suscriba a ella. En consecuencia, se espera un impacto específico a través del escrito, asumiendo criterios propios de la Lengua y Literatura según la estructura textual: informativa, instruccional, argumentativa, u otra, cuyo impacto será determinado por el propósito de la argumentación: convencer y demostrar. Con el impacto y convencimiento el emisor busca la aceptación de un punto de vista por parte de un receptor, y para ello expone una serie de argumentos que permitan alcanzar ese fin, lo cual da lugar a la discusión, el debate y el consenso; mientras que con la demostración se pretende validar y proponer, sin que haya cabida para la discusión.
	En relación a las principales barreras comunicativas al escribir se pueden referir las de naturaleza física, semánticas, fisiológicas, psicológicas y administrativas. A efectos de la presente producción escrita, se asumirá las de origen semántico, relacionada con el significado de las palabras, cuando no existe precisión en el sentido de las mismas, las cuales se prestan a diferentes interpretaciones, en consecuencia, el receptor no interpreta lo emitido por el emisor, sino lo que su contexto cultural le indica. En otros términos, surgen en la comunicación debido a una incorrecta interpretación de los signos del código, por ejemplo hablar en un idioma que no se domina o emplear una terminología muy técnica desconocida por el receptor. 
Las barreras semánticas se evidencian cuando hay un desacuerdo entre las palabras empleadas, con frecuencia porque los individuos son de diferentes culturas, impidiendo el significado común de las palabras de diferentes lenguajes. Ocurren circunstancias adicionales de barreras semánticas con el uso de vocabulario con terminología específica para un cierto campo o el uso de palabras o frases coloquiales específicas para una región. Este tipo de barrera comunicativa en el orden escrito refiere a la interpretación diferente que le dan tanto el emisor como el receptor a los términos o conceptos que utilizan en el proceso de la comunicación, caracterizado por imposibilidad total o parcial de poder comunicar textualmente un contenido contentivo de palabras, juicios o conceptos empleados con significados diferentes.
 Por lo antes expuesto, la comunicación escrita ha de permitir a un emisor y un receptor establecer una conexión para transmitir y compartir ideas por intermedio de una forma escrita, sea a mano o mediante el teclado de un ordenador. Para ello, en la redactar un texto hay que considerar el tema requerido y el público al cual está dirigido, ya que fungen como la base de la comunicación escrita. Partiendo de esa base, será más sencillo cuidar la presentación del mismo, puesto que esta habla acerca de la persona que lo redacta. En este particular, asumiendo los criterios de González (1999) es oportuno considerar recomendaciones elementales para mejorar la comunicación escrita en los textos.
De manera general, “escribir es un arte”, pero en el mundo competitivo de hoy saber cómo hacerse entender y lograr persuadir por escritoes una necesidad creciente, cuya función ha dejado de ser un asunto estrictamente literario y artístico, siendo un recurso indispensable para empresarios, gerentes, estudiantes, docentes, y todo profesional recurrente de procesos comunicativos a través del contenido textual contentivo de fundamentos efectivos. Esto supone títulos precisos; un buen título deja al lector con suficiente motivación para leer el resto del contenido, “engancha” al receptor, lo sorprende y estimula su curiosidad. Le deja claro que le conviene seguir leyendo. Para ello, la redacción de buenos títulos se puede aplicar algunas reglas periodísticas: Debe ser preciso, pero sobre todo debe contener el verdadero beneficio de lo que se ofrece, para los ojos del público objetivo. Un buen título no tiene que ser indispensablemente corto, pero si debe resumir la esencia del mensaje. 
En sucesión, el texto escrito ha de alimentar los deseos del lector en el cuerpo del mensaje; luego de un buen título, el desarrollo del texto tiene muchas variables que influyen en los destinatarios de manera positiva o negativa. Estas son solo algunas que ayudan a una efectiva “conexión” con el lector: Hablar directamente al destinatario; hablar más al lector; ser preciso, evitar un estilo epistolar, rimbombante y seudo formal; empleo de un lenguaje que mezcle el estilo coloquial con el formal. El primero involucra más al lector, pero en exceso puede transmitir demasiada “superficialidad”. Con el segundo se transmite un compromiso auténtico con el destinatario; por otra parte, estructurar oraciones que no sean demasiado largas. Las frases escritas más fáciles de leer, comprender y recordar, tienen entre 15 y 20 palabras. Esta extensión ayuda a redactar mensajes más focalizados.
Para concluir, en términos generales, la comunicación escrita, con profundas debilidades, no sólo en el contexto escolar y profesional, sino en el uso cotidiano, conforma uno de los problemas comunicativos de las sociedades actuales, siendo determinante de inoperantes modos de “comunicación” en diferentes estratos sociales de la humanidad. En este sentido, establecer los factores causales de los impedimentos de la comunicación escrita sería un extenso y pormenorizado trabajo ajeno a la presente producción escrita, pero trascendente para la identificación de la importancia de la comunicación escrita en el ámbito humano manifiesta en la necesidad de establecer adecuados procesos de comunicación efectiva provistos de herramientas personales y semánticas potenciadores del intercambio comunicativo.
En efecto, la comunicación escrita desde esta perspectiva, conforma un proceso mediante el cual se puede transmitir información de una entidad a otra. En otros términos, el proceso comunicativo entre las personas requiere de grandes conocimientos acerca de la importancia de la comunicación entre los seres humanos, más aún en una sociedad actual que se enfrenta día a día con la dificultad de comunicarse, siendo prioritaria la comunicación como uno de los elementos más importantes para generar progreso y alcanzar metas comunes a la humanidad. Entre las múltiples manera de comunicación, la escrita es trascendental en la historia del ser humano, permite preservar un acervo cultural de manera escrita para la posteridad como testimonio textual de eventos pasados.
En síntesis, la comunicación escrita es una de las más utilizadas por el hombre, para así poder lograr transmitir cada una de sus ideas, pensamientos y conocimientos a través de las letras. Es importante mencionar que la comunicación escrita posibilita en gran manera que la persona pueda ser más expresiva a la hora de redactar un escrito, o por su parte aumenta su la complejidad gramatical, léxica y sintáctica a la hora de entablar una comunicación oral con otros individuos. En consecuencia, la comunicación escrita, a diferencia de la oral, no está sometida a los conceptos de espacio y tiempo. La interacción entre el emisor y el receptor no es inmediata e incluso puede llegar a no producirse nunca, aunque aquello escrito perdure eternamente. Por otro lado, la comunicación escrita aumenta las posibilidades expresivas y la complejidad gramatical, sintáctica y léxica con respecto a la comunicación oral entre dos o más individuos
REFERENCIAS
Berlo, D. (2001). La comunicación. México: Planeta.
González, S. (1999). Habilidades de comunicación escrita. Bogotá: Harper Collins.
	
7

Continuar navegando