EDUCACIÓN LIBERADORA

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EDUCACIÓN LIBERADORA
Paulo Freire
	Paulo Freire, natal de Brasil (Recife 1921-Sao Paulo 1997), fue educador y filósofo. Ejerció distintos cargos vinculados al ámbito educativo. En 1963 inició Campaña Nacional de Alfabetización en beneficio de trabajadores rurales, acción que le valió la calificación de agitador político y subversivo por parte de la oligarquía brasileña. En 1964 abandonó el país como consecuencia de golpe militar, refugiándose en Chile en donde desarrolló programas de educación para adultos. Es en Chile donde escribe Pedagogía del oprimido. En 1980 retorna a Brasil desempeñándose como docente, así como en otros cargos oficiales. En 1986 recibió el premio internacional “Paz y Educación” otorgado por la UNESCO. Se reconoció su labor por parte de distintas universidades del mundo. Fue educador y filósofo, cuyo pensamiento influyó notoriamente en la educación de todo el mundo durante el siglo XX.
	La labor pedagógica de Freire se remonta al tiempo rural del nordeste brasileño en donde las clases rurales padecían de relaciones laborales caracterizadas por la opresión, sin goce de derechos sociales, políticos y económicos, carentes de instancias participativas. En ese contexto histórico Freire intenta que la población rompa con actitudes pasivas y conformistas, que asuman la importancia de la fuerza transformadora que poseen como única manera de liberación en una sociedad tendente a la esclavitud. El pensamiento reflexivo y liberador de Freire se articuló en el proceso de alfabetización como medio para la liberación, pues asume que a partir del mismo, el hombre puede iniciar su transitar hacia la liberación, teniendo para ello, en la palabra, una herramienta para fin.
	De las reflexiones de Freire se extrae que la educación debe generarse en comunión, en procesos de participación en donde el rol de educador trasciende a un nivel formalmente denominado dialógico, caracterizado por una interacción directa entre los intervinientes en el proceso educativo. En palabras del pedagogo “el educador ya no es solo el que educa, sino que, en tanto educa es educado a través del diálogo con el educando, quien al ser educado también educa”. Se interpreta de las reflexiones que la educación debe ser percibida como un proceso de interacción en el cual, tanto educador como educando participan abiertamente a través del diálogo, generándose en consecuencia un intercambio de saberes, producto de las vivencias y realidades particulares.
	La visión que ofrece Freire de la educación, trasciende del nivel intelectual al nivel de la acción, una educación para la liberación, cuya acción parta de lo abstracto hasta llegar a lo concreto. En tal sentido, la dialogicidad es asumida como una práctica de libertad, pues mediante el diálogo expresa con la palabra significados y sus elementos conformantes, es decir, una palabra que contenga reflexión y que se traduzca en la práctica, en lo concreto, capaz de transformar las realidades del mundo. En esencia, el diálogo implica una interacción entre educador y educando, cuyo propósito es generar un aprendizaje que posibilite cambios sociales a partir de la educación como proceso dinámico y liberador.
	Según Freire, para que se concrete la acción liberadora de la educación, la misma debe partir del contexto histórico que implica un tipo de investigación social que emerge de las bases populares mediante el diálogo con la gente del pueblo, aceptado su subjetividad, vivencias y creencias en el entorno donde habita, es decir, de la discusión de temas que le son inherentes e importantes en comunidad como acción de integración y participación democrática, cuya esencia trasciende del colectivo. Este enfoque conforma un tipo de investigación popular, para ello, es necesario desarrollar pasos o fases que generen en consecuencia procesos de transformación social derivados del mismo pueblo como principal beneficiario.
	Freire explica que la acción liberadora de la educación debe trascender de lo abstracto hasta alcanzar la concreción, para ello, es preponderante investigar el pensamiento de los hombres y su realidad. A tal efecto, se debe, primero establecer diálogo con la gente del pueblo para explicar el objetivo de la investigación con el propósito de establecer contacto directo y recopilar datos significativos de los mismos; un segundo paso lo conformaría la interpretación y comprensión de las situaciones encontradas a partir de la propia experiencia de quienes la vivencian, una manera de decodificar las temáticas en estudio desde la subjetividad de los sujetos decodificadores, quienes a su ven interpretan el proceso mismo mediante una acción crítica y reflexiva. Por último, producto de la descodificación se establecen unidades de aprendizaje producto del intercambio dialógico entre los involucrados.
	
En síntesis, el pensamiento educativo de Pablo Freire parte de la existencia concreta, de la praxis, se orienta en un sentido humanista para liberar al hombre de todo aquello que no lo deja desarrollarse como persona, probablemente dominado por una sociedad que le conduce a la dominación de las conciencias, lo que se traduce en una pedagogía que responde a los intereses de las clases dominantes para la sumisión, por tanto, los métodos que esta pedagogía utiliza no pueden contribuir a la liberación de los oprimidos, sino por el contrario, procuran un sistema de dominación por intermedio de la educación.
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