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1. INTRODUCCIÓN El interés de los trastornos del sueño y del ciclo sue- ño-vigilia en psiquiatría (aparte de su elevada preva- lencia) se debe a que: los factores psicopatológicos son importantes en la etiopatogenia de algunos de ellos; forman parte del cuadro clínico de diversas entidades psiquiátricas; sus secuelas implican a fun- ciones psíquicas (cognitivas y emocionales) y com- portamentales; afectan negativamente a las esferas relacional y ocupacional del enfermo. En este capí- tulo incluimos los trastornos más relevantes para la práctica psiquiátrica. 2. INSOMNIO El insomnio se caracteriza por manifestaciones clí- nicas nocturnas y diurnas1-3. Nocturnas (aisladas o asociadas entre sí): dificultad de iniciación del sueño (DIS); de su mantenimiento (DMS); despertar final adelantado (DFA); sueño no reparador. Diurnas: fa- tiga; déficit cognitivos (de atención, concentración y memoria); alteraciones del humor (frecuente irritabili- dad); disminución de motivación y energía; síntomas somáticos (cefaleas, gastrointestinales, etc.); tenden- cia a cometer más errores y a tener más accidentes y problemas ocupacionales y relacionales. Se consi- dera que el insomnio es clínicamente significativo si se repite tres o más días a la semana. Si dura menos de un mes se considera transitorio; entre uno y seis meses (subagudo) y más de seis meses, crónico. . La historia clínica, usando infor- mación del paciente y de la persona con la que duerme3 (tabla 1) es la base del diagnóstico, junto con la exploración somática, la del estado mental y las pruebas complementarias; los regis- tros poligráficos de sueño (RPS) no son necesa- rios, salvo si se sospecha otro trastorno del sue- ño (tabla 2). Todo ello suele ser suficiente para identificar el trastorno y los factores etiológicos. El llamado insomnio secundario/comórbido es el que se da en el contexto de otros cuadros clíni- cos, así como asociado al uso o abstinencia de fármacos o sustancias estimulantes o depreso- ras, respectivamente. El llamado insomnio prima- rio es aquel que es motivo único, o principal, de consulta, y, en apariencia, no se asocia con nin- guno de dichos factores. No obstante, estudios controlados han demostrado que la gran mayoría de los pacientes que consultan por insomnio pri- mario presentan psicopatología asociada4. Sería preferible en vez de insomnio secundario hablar de alteraciones o dificultades con el sueño aso- ciadas a otros cuadros clínicos, cuando durante el día no hay dificultad para quedarse dormido. Así, el término insomnio debería reservarse para un estado que curse con dificultades para dormir de noche y de día, lo que corresponde a un esta- do de hiperactivación psicofisiológica que afecta a ambos periodos. Estudios neuroendocrinos, neurofisiológicos y de neuroimagen han demostrado una hiperacti- Trastornos del sueño y del ciclo sueño-vigilia Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 517 19/1/09 12:56:44 Antonio Vela Bueno, Julio Fernández Mendoza y Sara Olavarrieta Bernardino518 35 TIPO DE REGISTRO POLIGRÁFICO DE SUEÑO Trastorno Nocturno Diurno Observaciones Insomnio No* No *Indicado sólo si se sos- pecha de la existencia de otro trastorno de sueño SAHS Sí Opcional* *Si se pretende evaluar la gravedad de la ESD Hipersomnia Sí Sí Narcolepsia Sí Sí TCSR Sí No Parasomnias Sí* No *No en niños, salvo diag- nóstico diferencial con crisis epilépticas SPI Sí* No *Si hay dudas diagnósticas TCSV No* No *Indicado sólo si se sos- pecha de la existencia de otro trastorno de sueño TABLA 2. Indicación de los registros poligráficos de sueño (RPS) nocturnos o diurnos (PMLS) para los distintos trastornos del sueño PMLS: prueba múltiple de latencia de sueño; SAHS: síndrome de apnea-hipoapnea del sueño; ESD: excesiva somnolen- cia diurna; TCSR: trastorno de conducta en sueño REM; SPI: síndrome de piernas inquietas; TCSV: trastornos del ciclo sueño-vigilia 1. Historia médica general a. Identificación de cuadros clínicos comórbidos 2. Historia del sueño a. Horarios sueño-vigilia b. Identificación de trastornos del sueño y curso clínico c. Diferenciación entre trastornos del sueño d. Historia familiar de trastornos del sueño 3. Historia psiquiátrica a. Énfasis en acontecimientos estresantes b. Identificación de mecanismos de afrontamiento 4. Historia de uso de fármacos y sustancias a. Uso de estimulantes del SNC b. Uso de depresores del SNC c. Abstinencia TABLA 1. Historia clínica para los trastornos del sueño Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 518 19/1/09 12:56:44 Trastornos del sueño y del ciclo sueño-vigilia 519 35 vidad del sistema de respuesta al estrés en el insomnio4. Las situaciones estresantes suelen estar en el origen del insomnio transitorio; en el caso del insomnio persistente, las situaciones estresantes (factores precipitantes) en interac- ción con mecanismos inadecuados de afronta- miento del estrés (factores predisponentes o vulnerabilidad) de los que el más importante es la internalización de la emoción, dan como resul- tado el mencionado estado de hiperactivación3,4. Una vez que comienza el insomnio, factores cog- nitivos y comportamentales (miedo aprendido, creencias disfuncionales y hábitos erróneos) contribuyen a perpetuarlo en forma de círculo vicioso (factores perpetuantes). El insomnio es mucho más común en personas con trastornos psiquiátricos, siendo los más fre- cuentes: trastornos del humor (distímico, depre- sivo mayor y del espectro bipolar), trastornos de ansiedad; trastornos por abuso de sustancias; trastornos de la personalidad (límite y obsesivo- compulsivo)3. El insomnio puede ser la primera manifestación del trastorno psiquiátrico y el en- fermo puede atribuir éste al mal sueño. En bas- tantes casos, sobre todo si la psicopatología es subumbral, puede ser problemático decidir qué es primero. El tratamiento de los cuadros clí- nicos comórbidos, cuando existen, suele acom- pañarse de mejoría del sueño. El tratamiento del insomnio transitorio suele basarse en las técnicas propias de la intervención en crisis3. El del insom- nio crónico requiere medidas que actúen en los tres tipos de factores (predisponentes, precipi- tantes y perpetuantes) y es no-farmacológico y farmacológico3. El primero incluye la psicoterapia, que puede ser específica de un trastorno psiquiá- trico en particular o dirigida a mitigar la vulnera- bilidad. La terapia cognitivo-conductual se dirige fundamentalmente a los factores perpetuantes, usando técnicas cognitivas (p. ej. reestructura- ción cognitiva) y comportamentales (p. ej. control del estímulo, restricción del tiempo en cama). Las medidas higiénicas (cambio de malos hábitos por otros adaptativos) actúan sobre factores predis- ponentes y perpetuantes. El aspecto farmacológico del tratamiento del in- somnio persistente con frecuencia empieza por deshabituar al enfermo de fármacos de los que depende. Los fármacos comercializados para el tratamiento sintomático del insomnio (hipnóticos) son agonistas del complejo supramolecular re- ceptor GABA-benzodiazepínico (ARGB)5. La evo- lución de estos ha sido de benzodiazepinas con semivida de eliminación larga y baja potencia, a fármacos con semivida cada vez más corta y ma- yor potencia3, siendo las últimas generaciones de ARGB los no benzodiazepínicos (ciclopirrolonas; imidazopiridinas; pirazolopirimidinas)5. La relación beneficio/riesgo ha ido disminuyendo con las su- cesivas generaciones. Los antidepresivos (ade- más de su uso como tales) se usan a dosis bajas como hipnóticos6. 3. TRASTORNOS DE EXCESIVA SOMNOLENCIA La excesiva somnolencia diurna (ESD) es un síntoma común en psiquiatría siendo necesario distinguirla de la fatiga. La primera es una sensación subjetiva de cansancio físico y mental, con aumento de la tenden- cia a dormirse (confirmable con pruebas objetivas); la fatiga es una sensación subjetiva de cansancio físico o mental, sin aumento de la tendencia a dormirse4. 3.1. SÍNDROME DE APNEA-HIPOPNEADEL SUEÑO El síndrome de apnea-hipopnea del sueño (SAHS) típicamente se presenta con síntomas y signos diur- nos y nocturnos1,2,7. Diurnos: ESD (en los casos gra- ves con ataques de sueño); fatiga al levantarse (y en otros periodos del día); bajo nivel de alerta (incluso confusión) al levantarse, cuando suelen aparecer también sequedad de boca y garganta y cefaleas en- tre otros. Además hay déficit cognitivos, sentimientos depresivos, irritabilidad, disfunciones sexuales y pro- blemas ocupacionales y relacionales (familiares y so- ciales). Nocturnos: pausas respiratorias, ronquido in- tenso, bufidos y jadeos; sueño nocturno interrumpido por múltiples alertamientos; movimientos periódicos; Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 519 19/1/09 12:56:45 Antonio Vela Bueno, Julio Fernández Mendoza y Sara Olavarrieta Bernardino520 35 parasomnias (somniloquia, movimientos complejos e incluso sonambulismo), síntomas vegetativos (suda- ción y salivación excesivas, reflujo gastroesofágico, nicturia e incluso enuresis) y cefalea entre otros. La historia clínica revela la apari- ción sucesiva de: ronquido; excesiva somnolen- cia; hipertensión arterial; obesidad, pausas res- piratorias nocturnas; ataques de sueño diurno7. La mayoría de los enfermos son hombres en las décadas centrales de la vida o mujeres posmeno- páusicas; los antecedentes familiares del síndro- me son frecuentes. La exploración suele demos- trar sobrepeso u obesidad, hipertensión arterial y, en los casos graves, insuficiencia cardiaca derecha e hipertrofia izquierda, así como arrit- mias (frecuentes de noche)7. Las exploraciones otorrinolaringológica y maxilo-facial demuestran enrojecimiento y edema de las mucosas orofarín- geas y sólo a veces hay obstáculos mecánicos (micrognatia o retrognatia, hipertrofia tonsilar o amigdalar o desviación del tabique nasal, entre otros) o malformaciones craneales o torácicas. Las pruebas analíticas, además de poliglobulia, pueden mostrar alteraciones de los glúcidos y de los lípidos propias del síndrome metabólico. En- tre las endocrinopatías el SAHS es relativamente frecuente en: diabetes mellitus, hipotiroidismo, acromegalia y síndrome de ovario poliquístico. El RPS, además de confirmar el diagnóstico contribuye a determinar la gravedad. Para ello se usa el índice de apneas e hipopneas (IAH) o nú- mero de apneas e hipopneas (de 10 segundos o más) por hora de sueño7. Se han usado varios umbrales de IAH, el más estricto cinco por hora. Además se cuantifican los cambios referidos a la saturación arterial de O2 (SaO2). La gravedad del SAHS se determina por la clínica y los hallaz- gos poligráficos. En ellos se basa la decisión de tratar y el modo. Cualquier enfermo con un IAH su- perior a cinco, que muestre ESD, y sintomatolo- gía o factores de riesgo cardiovasculares, debe recibir tratamiento.Éste incluye medidas genera- les y específicas7. Generales: tratar los cuadros clínicos asociados, perder peso, actividad física, abstinencia de alcohol y otros depresores del SNC. Cuando la postura influye en la aparición de apneas e hipopneas se recomienda dormir en decúbito lateral usando un objeto colocado en la espalda. Específicas: el más usado es la aplicación de presión positiva continua por vía nasal (CPAP = continuous positive airway pres- sure) que, al abrir la vía aérea, elimina apneas, hipopneas y ronquido y normaliza la organización y estabilidad del sueño. Se han usado, y aun se usan, procedimientos quirúrgicos: traqueostomía (muy eficaz); uvulofaringopalatoplastia (mucho menos eficaz a largo plazo); tratamiento de los obstáculos mecánicos; cirugía para la obesidad. En casos leves y moderados se usan prótesis orales que aumentan el espacio aéreo. 3.2. HIPERSOMNIA Se caracteriza por excesivo sueño nocturno, con ini- ciación rápida y dificultad para despertarse, con con- fusión, que en casos extremos llega a “borrachera del sueño”, y ESD con tendencia constante a dormirse, siendo necesarias siestas prolongadas que tienen escaso valor recuperador7. Hay formas periódicas en las que los periodos de excesivo sueño alternan con periodos prolongados (desde un mes a varios años) de sueño normal1,2,7. La forma periódica típica es el síndrome de Kleine-Levin (SKL), que cursa con hi- perfagia, disforia, irritabilidad, agresividad e hiperex- citación y desinhibición sexuales; es más frecuente en el varón y suele comenzar en la adolescencia. Se ha descrito una variante asociada al ciclo menstrual. La evolución de estas formas periódicas suele ser hacia la mejoría con los años7. La historia clínica, la exploración, las pruebas complementarias (incluidos los RPS) permiten hacer el diagnóstico positivo y el dife- rencial entre los distintos tipos etiológicos y con otros trastornos de excesivo sueño7. Las llama- das hipersomnias secundarias pueden deberse a afecciones neurológicas o psiquiátricas (tras- torno distímico, depresión bipolar, uso o absti- nencia de sustancias). El SKL es de etiología desconocida; se han descrito algunos casos su- cesivos a traumatismos craneoencefálicos. Hay Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 520 19/1/09 12:56:45 Trastornos del sueño y del ciclo sueño-vigilia 521 35 una hipersomnia idiopática, poco frecuente, que suele comenzar en la adolescencia (con margen entre la primera y la quinta décadas) y con in- cidencia familiar. Los RPS nocturnos y diurnos (además de confirmar el excesivo sueño) contri- buyen a diferenciar las hipersomnias del SAHS y de la narcolepsia, por lo que están indicados en todos los casos de hipersomnia7. El tratamiento debe ser etiológi- co siempre que sea posible7. El tratamiento sin- tomático se basa en el uso de estimulantes del SNC (metilfenidato o modafinilo). En el SKL se han descrito casos con buena respuesta al litio y en la asociada al ciclo menstrual a las hormonas sexuales. En el curso de los episodios pueden ser útiles los estimulantes. El tratamiento de la idiopática suele ser problemático, los estimulan- tes no son lo suficientemente eficaces y el uso de siestas terapéuticas no mitiga la somnolencia. 3.3. NARCOLEPSIA La narcolepsia se caracteriza por ESD y cataplejia, parálisis del sueño y alucinaciones hipnagógicas y/o hipnopómpicas; estos tres últimos llamados sínto- mas auxiliares1,2,7. La ESD se manifiesta como ten- dencia continua a dormirse y como ataques de sue- ño, de varios segundos a media hora de duración, que aparecen más en situaciones de inactividad o de monotonía y tienen efecto reparador. La cataple- jia es la pérdida brusca y breve del tono muscular, con conservación de la conciencia, en relación con emociones intensas (p. ej. risa, ira, miedo y excita- ción sexual). La parálisis del sueño es la imposibi- lidad de moverse, manteniendo los movimientos respiratorios, en la transición entre los estados de vigilia y sueño, sobre todo al despertarse. Las aluci- naciones hipnagógicas e hipnopómpicas aparecen en el adormecimiento y en el despertar, respectiva- mente. Suelen ser visuales, auditivas o cinestésicas. El sueño nocturno con frecuencia está alterado con DIS o DMS. Es frecuente la psicopatología secun- daria al trastorno, la más frecuente: depresiva, de ansiedad, de adaptación y sexual. Los síntomas sue- len comenzar antes de los 25 años de edad, máximo entre los 15 y los 25 años; entre los 35 y 45 años suele haber otro aumento de menor magnitud. Los primeros síntomas en aparecer son los de ESD, se- guidos de la cataplejia, meses o años después; los otros síntomas auxiliares aparecen también meses o años después de la ESD. La narcolepsia evoluciona de forma crónica sin remisiones duraderas. Los sín- tomas auxiliares tienden a mejorar con el paso de los años en algunos pacientes. • Diagnóstico. La historia clínica, cuando ade- más de la ESD está presente la cataplejia, per- mite diagnosticar el trastorno7. El RPS nocturno sirve para demostrar la alteración del sueño, la presencia de apneas (no es excepcionalla pre- sencia además de un SAHS) y anomalías de la organización del sueño, como el comienzo en sueño REM. El RPS diurno (al día siguiente del nocturno) tiene como fines detectar la presencia de excesiva somnolencia y de comienzo del sue- ño en REM: para ello se dan varias oportunida- des de dormir. Parece que hay una clara predis- posición genética para la narcolepsia (herencia multifactorial). Más del 85% de los narcolépticos con cataplejia comparten un alelo HLA en el cro- mosoma 6, el HLA DQB1 *06027. Este alelo está presente en el 12-38% de la población general. El tipaje del HLA no tienen un valor predictivo claro, aunque puede añadir información útil. El diagnóstico diferencial de la narcolepsia hay que hacerlo con otros trastornos de ESD y otros cuadros clínicos. La diferenciación con el SAHS se hace con el RPS nocturno. La historia clínica suele permitir la diferenciación con cuadros de ESD debidos a: sueño insuficiente; uso de fárma- cos y tóxicos (en estos casos, pueden ser nece- sarias pruebas complementarias); trastornos del ciclo sueño-vigilia (complementada con agenda de sueño y actimetría); trastornos psiquiátricos o neurológicos (necesarias las pruebas comple- mentarias). Excepcionalmente, el cuadro clínico de la narcolepsia es secundario a enfermedades neurológicas. • Tratamiento. Hay que informar al/la paciente de la naturaleza de la enfermedad y de las limitacio- nes para desarrollar actividades que impliquen riesgo, como conducir, manejar maquinarias, tra- Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 521 19/1/09 12:56:45 Antonio Vela Bueno, Julio Fernández Mendoza y Sara Olavarrieta Bernardino522 35 bajar en alturas, etc. Es fundamental mejorar los hábitos, para reducir la somnolencia, siendo re- comendables las siestas terapéuticas regulares (de menos de 30 minutos) y la actividad física7. El tratamiento farmacológico de la ESD se hace con estimulantes (metilfenidato o modafinilo). El de la cataplejia y los demás síntomas auxiliares se hace con antidepresivos; los más usados son tricíclicos (clomipramina e imipramina) y más re- cientemente ISRS7. 4. TRASTORNOS DEL RITMO CIRCADIANO SUEÑO-VIGILIA Estos tienen en común que el horario de sueño y vigi- lia del individuo no está en sincronía con el horario de- seado (convencional o socialmente aceptable). Esto puede deberse a factores ambientales, comportamen- tales, neurológicos, psiquiátricos, farmacológicos y re- lacionados con una disfunción endógena del sistema de regulación circadiano. 4.1. SÍNDROME DE RETRASO DE FASE DEL SUEÑO En éste el horario de sueño está retrasado con re- lación al horario deseado1,2,8. El comienzo del sueño tiene lugar entre las 2 y las 6 de la madrugada y la hora de despertarse hacia mediodía, siendo estériles los intentos de adelantar el horario. Cuando el horario es libre (p. ej. en vacaciones) la duración del sueño, y su organización, son normales. En periodos labora- bles, tratar de seguir un horario convencional resulta en confusión e irritabilidad al levantarse y ESD. Si esto se repite el resultado es la privación parcial crónica de sueño con ESD, déficit cognitivos, cambios del humor, entre otros, y sus repercusiones negativas en los ámbitos ocupacional y relacional. Por otra parte, la recuperación del sueño en el fin de semana puede resultar en mayor irregularidad del horario. • Diagnóstico y tratamiento. La historia clínica, el diario de sueño y la actimetría son suficientes para el diagnóstico. El RPS no suele ser necesa- rio. Los adolescentes son más vulnerables (por factores madurativos y comportamentales) para presentar retraso de fase del sueño2,8. Se han descrito casos familiares, con un posible com- ponente genético. El síndrome se asocia con frecuencia con trastornos de personalidad y con casos graves y refractarios al tratamiento obse- sivo-compulsivo. También se asocia con trauma- tismos craneoencefálicos. Se han descrito casos asociados a psicofármacos (haloperidol y fluvoxa- mina)2,8. La administración vespertina de melato- nina ha mostrado eficacia. El uso de hipnóticos no es eficaz y puede dar lugar a dependencia. 4.2. SÍNDROME DE AVANCE DE FASE DEL SUEÑO Consiste en que la hora de dormirse y de despertarse están, de forma estable, adelantados en relación con el horario deseado1,2,8. Cuando pueden dormir libre- mente los que lo padecen se duermen entre las 6 y las 9 de la tarde y se despiertan entre las 2 y las 5 de la madrugada y el sueño es normal. En condiciones de horario convencional se quejan de insomnio o excesi- va somnolencia diurna. El diagnóstico se hace con la historia clínica, el diario de sueño y la actimetría2,8. El RPS no suele ser necesario. Los casos descritos son más comunes en adultos en las décadas centrales de la vida. Se han descrito algunos casos familiares, con posible origen ge- nético. El tratamiento con luz brillante aplicada por la tarde no ha dado resultados concluyentes. 4.3. SÍNDROME HIPERNICTEMERAL En éste la duración del periodo del ciclo sueño-vigilia es algo mayor de 24 horas1,2,8. Esto supone que cada día el sueño y la vigilia se retrasen varias horas. El rit- mo unos días se sincroniza con el ambiente y otros no, lo que impide seguir un horario de actividad regular, con las consiguientes repercusiones negativas en los ámbitos ocupacional, doméstico y social. La historia clíni- ca, la agenda del sueño y la actimetría permiten hacer el diagnóstico. Se asocia con trastornos Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 522 19/1/09 12:56:46 Trastornos del sueño y del ciclo sueño-vigilia 523 35 de personalidad y es frecuente entre personas ciegas. Se han descrito buenos resultados con melatonina en ciegos. 4.4. SÍNDROME DE RITMO SUEÑO-VIGILIA IRREGULAR Se caracteriza porque el ritmo circadiano sueño-vigi- lia no está definido, con episodios de sueño y vigilia que son imprevisibles1,2,8. Puede haber dificultades de iniciación y mantenimiento del sueño nocturno, ESD y múltiples siestas. • Diagnóstico y tratamiento. La historia, la agenda y la actimetría son suficientes para diag- nosticarlo. El trastorno aparece asociado a de- mencia y retraso mental. No hay datos consis- tentes en el tratamiento. 4.5. SÍNDROME DE MALA ADAPTACIÓN AL TRABAJO A TURNOS Los síntomas más evidentes conciernen al sueño y a la vigilia: insomnio cuando la persona tiene la opor- tunidad de dormir (sobre todo de día) y de excesiva somnolencia cuando deben trabajar (fundamental- mente de noche)2,9. Otras manifestaciones son: fati- ga, déficit cognitivos, cambios de humor y comporta- miento, síntomas y síndromes depresivos y ansiosos, trastornos por uso y abuso de fármacos y drogas, síntomas digestivos (estreñimiento, diarrea y dispep- sia), problemas de alimentación y peso, problemas ginecológicos, problemas relacionales (sobre todo familiares) y mayor riesgo de accidentes laborales y de tráfico, entre otros. • Diagnóstico y tratamiento. La historia clíni- ca basta para diagnosticarlo. Es fundamental descartar cuadros clínicos incompatibles con el trabajo a turnos: diabetes mellitus, epilepsia y trastornos de sueño preexistentes. La preven- ción empieza con el establecimiento de turnos biocompatibles y el tratamiento con el de cual- quier cuadro clínico asociado. El uso de siestas planificadas es recomendable. Hay que aumen- tar el tiempo disponible para dormir y la calidad de sueño diurno (o nocturno en su caso). Hay que aumentar la exposición a la luz en el turno de trabajo y disminuirla a la salida del trabajo. Los resultados del tratamiento con melatonina no son concluyentes. El uso de hipnóticos no tiene una relación beneficio/riesgo adecuada. La ca- feína puede ser útil para combatir la somnolencia en el trabajo. La FDA ha aprobado el modafinilo para esta indicación. 4.6. SÍNDROME DE CAMBIO DE HUSO HORARIO (JET LAG) Se debe a desplazamientos bruscos a través de varios husos horarios y a la consiguiente desincro- nización entre los ritmoscircadianos del viajero y el horario local de destino, a lo que se añaden los efec- tos de la privación de sueño2,9. Los síntomas son: in- somnio, ESD, fatiga y síntomas digestivos (dispepsia y estreñimiento). Se da tanto cuando se viaja hacia el Este como al Oeste. La intensidad y duración de los síntomas es función del número de husos que se cruzan, la duración del vuelo y su sentido (peor hacia el Este), y de la preexistencia de trastornos del sueño entre otros. Las personas que lo padecen de forma crónica (tripulaciones aé- reas y viajeros asiduos) son las que consultan y la historia clínica es suficiente para el diagnós- tico. Hay que identificar cualquier trastorno de sueño asociado. La prevención depende de la duración de la estancia en el destino; si es corta, el horario debe parecerse al habitual en el ori- gen. Durante el vuelo hay que evitar el alcohol, hidratarse bien y hacer ejercicio. Los hipnóticos no son recomendables. Los resultados con me- latonina son contradictorios. 5. PARASOMNIAS Éstas son trastornos episódicos que aparecen en relación con determinadas fases de sueño o en pe- riodos de transición entre los estados de sueño y vi- gilia. Describimos las más importantes que aparecen en relación con el sueño no-REM (sonambulismo y Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 523 19/1/09 12:56:46 Antonio Vela Bueno, Julio Fernández Mendoza y Sara Olavarrieta Bernardino524 35 terror nocturno) y con el sueño REM (pesadilla y tras- torno del comportamiento de sueño REM) respecti- vamente. 5.1. SONAMBULISMO Y TERROR NOCTURNO Estos se consideran dos expresiones diferentes de los mismos mecanismos fisiopatológicos1,2,7. Ambos fenómenos se dan en las primeras horas del sueño (en las fases tres y cuatro) y con frecuencia apare- cen en el mismo individuo. En el sonambulismo el su- jeto deambula de forma torpe, mientras que muestra escasa reactividad a lo que sucede en el ambiente; el comportamiento suele ser tranquilo, aunque en al- gunos casos puede llegar a ser violento. Suele haber amnesia del episodio (inmediatamente y a la mañana siguiente) que dura como máximo 10 minutos. En el terror nocturno (TN) el sujeto presenta signos de miedo intenso, con gritos y agitación, terminando a ve- ces en deambulación; durante el episodio suele haber marcadas taquicardia, taquipnea y sudación. La reac- tividad a los estímulos externos es escasa y al final del episodio hay un recuerdo rudimentario y amnesia de lo sucedido a la mañana siguiente. • Diagnóstico. La historia clínica además de ca- racterizar los episodios y su curso clínico, permite identificar algunos factores etiológicos7. Los ma- durativos: ambos trastornos son mucho más fre- cuentes en los niños y, en la mayoría de los casos, desaparecen en la pubertad. Los genéticos: son muy importantes, ambos trastornos los compar- ten, como lo demuestra la historia familiar. Otros factores etiológicos son: enfermedades febriles (que a veces se asocian al comienzo de los epi- sodios); uso de fármacos, sonambulismo o TN se han asociado con neurolépticos, solos o con litio, antidepresivos tricíclicos, hipnóticos como triazo- lam y zolpidem y propranolol entre otros. Se ha descrito una comorbilidad del sonambulismo con la migraña (en niños y adultos) y con el síndrome de Gilles de la Tourette (en niños). Hay que sos- pechar factores psicopatológicos si los episodios empiezan en la adolescencia (o en la edad adulta) o si son frecuentes y persisten. A veces hay que diferenciar sonambulismo o TN y crisis epilépticas. Clínicamente se diferencian en el horario de aparición: los primeros típicamente en las primeras horas del sueño, las crisis no tienen horario típico y la duración de las parasomnias suele ser mayor. La diferenciación definitiva se basa en el RPS con video. Otra diferenciación a hacer es con el trastorno del comportamiento de sueño REM. A veces hay que diferenciar el sonambulismo de los trastornos disociativos, estos duran más que aquel y en ellos el nivel de alerta es mayor y la conducta es más compleja y con finalidad. Los RPS conviene hacerlos en todo adulto que consulte por sonambu- lismo o TN. • Tratamiento. En el niño, en general, es conser- vador, informando a la familia de la naturaleza be- nigna de los trastornos y poniendo medidas de seguridad para evitar las lesiones durante los epi- sodios7. La psicoterapia puede estar indicada en los casos de comienzo en la adolescencia o en la edad adulta. El tratamiento farmacológico suele reservarse para los adultos o adolescentes ma- yores. Los fármacos más utilizados han sido las benzodiazepinas y los antidepresivos (tricíclicos e ISRS); en algunos casos es útil la carbamazepi- na. En los casos en que los episodios estén cau- sados por fármacos hay que retirarlos. 5.2. PESADILLA La pesadilla es un episodio onírico con contenido muy ansioso, que suele implicar peligro para el que la sufre, y que le despierta; el recuerdo es claro y hay activa- ción vegetativa1,2,7. Lo más frecuente es que la pesadi- lla se asocie con dificultad de mantenimiento del sue- ño, porque se acompaña de despertar prolongado. La historia clínica permite la dife- renciación con el TN y la identificación de la etio- logía. Los RPS no suelen ser necesarios7. El TN aparece preferentemente en las primeras horas de sueño y la pesadilla en la segunda mitad de éste; en el TN el recuerdo es mínimo y en la pe- sadilla intenso; la vocalización es intensa en el TN y escasa en la pesadilla; la activación vegetativa y la motilidad son mucho más intensas en el TN. Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 524 19/1/09 12:56:46 Trastornos del sueño y del ciclo sueño-vigilia 525 35 Los factores etiológicos pueden ser: madurativos (frecuente en niños); enfermedades febriles (más en niños); uso de fármacos (neurolépticos, anti- depresivos, antihipertensivos, antiparkinsonianos, entre otros) o sustancias (p. ej. alcohol); psicopa- tológicos (p. ej. postraumáticas). • Tratamiento. Siempre que se pueda debe ser etiológico. En el niño debe ser conservador, in- formando de la benignidad y recomendando que no se exponga al niño a estímulos (tv, etc.) que le atemoricen antes de dormir. En los adultos, de- pendiendo del cuadro clínico con el que se aso- cien, pueden estar indicados la psicoterapia y los psicofármacos. En algunos casos están indicadas las técnicas cognitivo-conductuales. 5.3. TRASTORNO DE CONDUCTA EN SUEÑO REM Consiste en comportamiento agitado durante el sue- ño, que se corresponde con contenidos oníricos de gran intensidad y que implican amenaza y violencia para el enfermo7. Éste se comporta violentamente, lo más frecuentemente, para defenderse. Son frecuen- tes las lesiones como consecuencia de caídas o gol- pes. Se han descrito dos formas por su curso clínico: aguda y crónica. La historia clínica, la evaluación neuropsiquiátrica (incluyendo pruebas comple- mentarias, por ejemplo de imagen cerebral) y los RPS permiten hacer el diagnóstico positivo y dife- rencial, e identificar la etiología. La tabla 3 incluye la de las formas aguda y crónica. Los episodios aparecen más en la segunda parte de la noche. El RPS permite observar la presencia de tono muscular durante el sueño en REM, que es expre- sión de la fisiopatología del trastorno. Además el RPS permite el diagnóstico diferencial con crisis epilépticas y con otros trastornos del sueño (en particular las parasomnias del sueño no-REM y el SAHS). • Tratamiento. Es necesario asegurar que el en- fermo no sufra lesiones. El tratamiento debe ser etiológico cuando sea posible. El clonacepan es el fármaco de elección. ETIOLOGÍA Forma aguda Forma crónica Uso de fármacos / sustancias Anticolinérgicos Antidepresivos tricíclicos IMAO Cafeína Otros Abstinencia Alcohol Otros depresores del SNC Idiopática Medicamentosa Antidepresivos tricíclicos IMAO ISRS Venlafaxina Colinomiméticos* Otros Vascular Infecciosa Degenerativa Parkinson Demencia concuerpos de Lewy Otras Narcolepsia Otras enfermedades neurológicas TABLA 3. Trastorno de conducta en sueño REM *Por otra parte se ha descrito eficacia terapéutica de donepezilo Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 525 19/1/09 12:56:47 Antonio Vela Bueno, Julio Fernández Mendoza y Sara Olavarrieta Bernardino526 35 6. OTROS CUADROS CLÍNICOS RELACIONADOS CON EL SUEÑO: SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS El síndrome consiste en una necesidad irresistible de mover las piernas (y a veces otras partes del cuerpo), que suele asociarse con disestesias difíciles de defi- nir para el paciente, que aparecen o se acentúan en circunstancias de inactividad o reposo. Los síntomas empeoran por la tarde o la noche e interfieren con el sueño; suele haber DIS y DMS y ESD. Dichos sínto- mas se alivian con el movimiento7. • Diagnóstico y tratamiento. La historia clínica es la base del diagnóstico en la gran mayoría de los casos7. La exploración somática y pruebas complementarias ya sean analíticas de laborato- rio, neurofisiológicas y neurorradiológicas permi- ten identificar los factores etiológicos. La tabla 4 incluye los tipos etiológicos del síndrome. Si se hace RPS nocturno (con observación en vi- deo) para descartar otros trastornos, éste per- mite identificar la agitación motriz, movimientos periódicos involuntarios de los miembros (tanto en vigilia como en sueño) y la perturbación del sueño. También se usa la prueba de inmoviliza- ción sugerida. El diagnóstico diferencial hay que hacerlo con: acatisia, calambres nocturnos, neu- ropatías periféricas y afecciones vasculares peri- féricas. El tratamiento es etiológico cuando sea posible. Se considera que el sistema dopaminér- gico y los opiáceos endógenos están implicados en la fisiopatología. El tratamiento farmacológico incluye: agonistas dopaminérgicos; precursores de la dopamina; benzodiazepinas; opiáceos y anticonvulsivantes. 7. BIBLIOGRAFÍA 1. American Psychiatric Association. Diagnostic and statistical manual of mental disorders, text revision. 4th ed. Washington D.C.: American Psychiatric Association; 2000. 2. American Academy of Sleep Medicine. 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