Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
1414141414 IntroducciónIntroducciónIntroducciónIntroducciónIntroducción En todos los campos de la actividad humana del mundo de hoy se habla de la crisis de los valores, de la falta de respeto en las relaciones huma- nas. Al propio tiempo se oye un urgente llamado para revivir los valores y principios éticos, y esto es evidente en enfermería. ¿Escapa acaso la sociedad cubana actual de este problema contemporáneo a escala mun- dial? ¿Qué debemos hacer con nuestros estudiantes de hoy, futuros pro- fesionales de enfermería? Es evidente que en educación de enfermería se reclama la necesidad de fortalecer el estudio de la ética profesional, no solo como una asigna- tura obligatoria, sino como una experiencia práctica, formativa, que apli- quen todos los docentes de enfermería, en todas las áreas de trabajo integralmente con el apoyo de grupos interdisciplinarios. Los cambios y ampliaciones de las funciones de la enfermera han influi- do en los problemas morales relacionados con la profesión. Hasta muy recientemente las enfermeras se han visto y han sido vistas como funcio- narias dependientes, actuando bajo la dirección y supervisión de los médi- cos. Por otra parte, las funciones de la enfermera han sido consideradas, con frecuencia, de manera análoga a las funciones de madre y esposa en los hogares, de ahí que en los centros preventivo-asistenciales se les haya considerado durante mucho tiempo, y aún hoy día, en muchos lugares, como la persona responsabilizada con la satisfacción de las necesidades de todos los miembros de la familia, desde los pacientes hasta los médicos. Bioética y ética en la enfermería médico- quirúrgica Bioética y ética en la enfermería médico-quirúrgica 1515151515 Y es que la esencia de la enfermería es cuidar y mantener la salud de la persona, la familia y la comunidad, y contribuir a satisfacer sus nece- sidades de atención y bienestar. La enfermera, pues, asume la responsa- bilidad de hacer el bien y proteger los valores más preciados: la vida, la salud y los derechos de las personas bajo su cuidado. También es res- ponsable de salvaguardar un medio sano: físico, social y emocional; y de promover la calidad de vida del ser humano. Ante todo, un profesional de la salud, en general y más que ningún otro, necesita tener identidad profesional. En este sentido, una gran con- tribución puede ser el estudio de la historia de la Enfermería. El conoci- miento del pasado sirve para explicar el presente y proyectar el futuro; pero sobre todo, sirve para enorgullecerse de los aportes de la profesión al desarrollo de las ciencias de la salud a escala universal y nacional. Sirve, además, para identificar el paradigma de personalidad profesional que se decide asumir. Una enfermera, en particular, que actúa como un robot o que se manifiesta frustrada profesionalmente, no está a la altura de su tiempo, del desarrollo actual de esta joven ciencia y mucho menos a la altura de la belleza, respetabilidad y necesidad de su existencia. Si se aspira a que el resto de las profesiones de la salud les deparen un trato digno, lo primero que deben hacer las enfermeras es respetarse a sí mismas. ¡Ese es un imperativo moral! Ética, ciencia que estudia la moralÉtica, ciencia que estudia la moralÉtica, ciencia que estudia la moralÉtica, ciencia que estudia la moralÉtica, ciencia que estudia la moral La ética es la ciencia filosófica cuyo objeto de estudio está constituido por la conducta moral de los hombres, la cual es la resultante del com- promiso personal de cada ciudadano con los valores reconocidos, ya sean universales, al nivel de una sociedad concreta, en el ámbito de una profesión y/o los propios o personales. En estos valores están reflejadas las expectativas sociales, profesio- nales y/o personales, toda vez que estos nacen de las propias necesidades de los hombres; pero no cualquier necesidad, sino las más significativas, que se convierten en aspiraciones o ideales. De estos valores surgen los principios, normas, reglas y códigos que regulan la conducta de los hom- bres. De ahí que la ética sea la teoría y la moral, la práctica. La ética está conformada, en el plano teórico, por dos grandes discipli- nas: la axiología, que estudia los valores, y la deontología, que se ocupa del estudio de las normas reguladoras de la conducta moral de los hombres. Toda vez que la ética es la teoría y una ciencia filosófica, es a partir de esta última que se fundamenta teóricamente. La fundamentación teórica Capítulo 2 1616161616 varía según la cosmovisión (idealista o materialista) y ello se reflejará en el sistema de valores asumido y en la explicación a los principios y nor- mas reguladoras de la conducta moral de los hombres. Existen dos amplios enfoques en el campo de la ética: los no normati- vos y los normativos. El primero se subdivide en metaética y ética des- criptiva. En el caso del segundo la división se hace en ética general y ética aplicada. Mientras que la metaética se ocupa de los conceptos y la terminología lingüística usados en la ética, como: ¿Qué es el bien? ¿Qué es lo correc- to?, la ética descriptiva tiene como objetivo identificar las diversas con- ductas y creencias éticas. Ejemplo de esta última es el tratamiento dado a los ancianos en las culturas antiguas. Ahí no se enjuiciaba, sino solo se describe que se les trataba con mucho respeto, por ser las personas que acumulaban mayor sabiduría. En realidad es la ética normativa la rama de la filosofía moral que acostumbra asociarse con la ética. Es la explicación teórica a las pre- guntas: ¿Qué se debe hacer en esta u otra circunstancia?... Cuando este enfoque se utiliza para identificar los problemas de carácter global que trascienden diferentes campos del saber y el actuar humanos, se le de- nomina ética normativa general. Pero cuando estas preguntas están referidas a una disciplina específica, se utiliza el término de ética apli- cada. En este último caso estaría la ética de enfermería. La ética médica es una manifestación de los patrones morales de la sociedad en el ejercicio de la medicina. Su norma axial se expresa en forma negativa no dañarás, basada en los principios hipocráticos: “No dañar y hacer el bien”. En la actualidad se hace extensiva a todas las profesiones de la salud. Sin embargo, la enfermería, dado sus particula- res diferencias con la medicina, ha adoptado su propia ética. De ahí que la ética de enfermería es la adecuación de los principios éticos que rigen en la sociedad y en el ámbito de los profesionales de la salud, vinculándolos a las características particulares de la profesión. Desde el surgimiento de la enfermería como profesión gracias a Florencia Nightingale, en la segunda mitad del siglo XIX, esta profesión incorporó entre los principios de la ética médica tradicional (no dañar y hacer el bien) dos principios éticos más: la fidelidad al paciente, enten- dida como el cumplimiento de las obligaciones y compromisos contraídos con el paciente sujeto a su cuidado, entre los cuales se encuentra guar- dar el secreto profesional acerca de las confidencias hechas por su pa- ciente, y la veracidad, principio de obligatorio cumplimiento aún cuando Bioética y ética en la enfermería médico-quirúrgica 1717171717 pueda poner en situación difícil al propio profesional, como es el caso de admitir errores por acción u omisión (Amaro Cano, 1991). Bioética, una nueva disciplinaBioética, una nueva disciplinaBioética, una nueva disciplinaBioética, una nueva disciplinaBioética, una nueva disciplina Al inicio de la década de los años setenta, el Dr. Van Rensselaer Potter, oncólogo norteamericano, de la Universidad de Wisconsin, comunicaba al mundo su idea de construir una nueva disciplina, la Bioética, que tuviera como finalidad contribuir a salvaguardar la vida humana y el medio frente a los avances científicos en biomedicina y biotecnología, que se le habían hecho a él mucho más evidentes en las salas de Terapia Intensiva de Oncología, donde desarrollaba sus actividades. En su libro, Bioética,puente hacia el futuro, Van Rensselaer,1971, invita a construir un puente entre la ética y la biomedicina. De esta ma- nera se inicia la bioética en los Estados Unidos de Norteamérica, cuya sociedad estaba marcada por la incorporación del nuevo modelo econó- mico, “el neoliberalismo”, en un contexto social caracterizado por las enormes desigualdades sociales que este modelo ha introducido, las lu- chas contra la segregación racial, las protestas por la Guerra de Viet Nam, las luchas reivindicativas de la mujer en el movimiento feminista, así como la conmoción de la sociedad ante el escándalo producido por la información acerca del caso Tuskegee, en el cual se había violado de manera inescrupulosa la ética con ciudadanos negros norteamericanos, a quienes se les observó la evolución de la sífilis sin proporcionarle el tratamiento reconocido como ideal hasta ese momento, la penicilina, des- cubierta desde 1925. La bioética respondía así a la mayor crisis de valores que se había producido en la sociedad norteamericana. Desde la aparición del libro de Potter, quien privilegiaba el principio de la justicia, subvalorado por el neoliberalismo, la bioética fue recibiendo la contribución de filósofos para su fundamento teórico, quienes lo hicieron desde la cosmovisión de su filosofía liberal, que ha privilegiado la autono- mía como principio ético. Trascendió, entonces, las fronteras del mundo anglosajón para penetrar primero en la Europa latina en los años 80 y luego entrar en la América nuestra en los años 90. Cuba se incorporó al debate de este nuevo concepto a mediados de los años 90, justo en los momentos de la crisis económica con su consecuente crisis de valores. Unos la han asumido acríticamente, los más incorporan el enfoque mate- rialista dialéctico e histórico para su interpretación, materializando el pen- samiento martiano “Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas.” (Martí Pérez, 1992). Capítulo 2 1818181818 Desde fines de la década de los años 70 se ha venido constituyendo en una disciplina de estudio en varias universidades del mundo, primero en EUA, luego en Europa y más tarde en América Latina y el Caribe. En Cuba se ha incorporado a los nuevos Planes de Estudio de Enferme- ría y Tecnología de la Salud. En la Enciclopedia de bioética, citada por Conner y Fuenzalida- Puelma (1990) se encuentra la definición de bioética siguiente: «estudio sistemático de la conducta humana en el campo de las ciencias biológi- cas y la atención de salud, en la medida en que esta conducta se examine a la luz de valores y principios morales» (Connor, 1989). Zbigniew Bankowski, en un artículo publicado en la Revista Salud Mun- dial, en abril de 1989, escribía que «la bioética es el término utilizado para distinguir, de la ética médica tradicional, los problemas de ética que plan- tean los recientes progresos en biología y medicina» (Bankowski, 1989). En el modelo predominantemente norteamericano se han planteado tres principios como pilares de la bioética: 1. De beneficencia-no maleficencia (obligatoriedad de hacer el bien y no hacer el mal). 2. De autonomía (aceptación del otro como agente moral responsable y libre para tomar decisiones). 3. De justicia (dar a cada cual lo suyo, lo merecido, lo propio, lo ne- cesario). Algunos autores consideran que la bioética abarca la ética médica; pero que no se limita a ella y señalan, además, que bioética constituye un concepto más amplio, pues comprende los problemas relacionados con valores, surge en todas las profesiones de la salud afines y aborda una amplia gama de cuestiones sociales (García Guillén, 1990). Método científico de enfermería y aspectos éticosMétodo científico de enfermería y aspectos éticosMétodo científico de enfermería y aspectos éticosMétodo científico de enfermería y aspectos éticosMétodo científico de enfermería y aspectos éticos relacionadosrelacionadosrelacionadosrelacionadosrelacionados En una buena parte de las unidades del Sistema Nacional de Salud, las enfermeras no utilizan el método científico de enfermería en su actividad cotidiana y, en los casos que lo usan, no realizan enfoques éticos y bioéticos en las distintas etapas del proceso de atención de enfermería. Si bien es cierto que muchas enfermeras cumplen con los principales principios éticos en su actuar profesional, ello se debe más a la imitación que han hecho de sus maestras que a consecuencias de una reflexión en el ámbito moral. Esto se puede apreciar en la etapa de valoración, en Bioética y ética en la enfermería médico-quirúrgica 1919191919 que un número considerable de enfermeras se esfuerzan en respetar la individualidad de su paciente, en particular al realizar la entrevista y el examen físico de enfermería en condiciones de privacidad, y se preocu- pan por aprender a escuchar durante la entrevista. Pero esto no basta, es preciso también actuar con justicia al realizar una adecuada clasifica- ción de la información, dando prioridad a los aspectos más importantes. Cada día se hace más necesario desarrollar en las enfermeras, espe- cialmente de la atención primaria, las habilidades correspondientes a los diagnósticos de enfermería, basados en las respuestas del paciente, de manera que sea posible planificar y ejecutar las acciones independientes que puedan dar solución a las necesidades identificadas de la persona, familia o comunidad que atienden, al dirigir la atención de enfermería no solo a la satisfacción de las necesidades biológicas, sino también al énfa- sis en las psicosociales y proporcionar una educación sanitaria enfocada al logro de la incorporación del paciente a la solución de sus problemas de salud, sin olvidar que, al hacer los diagnósticos de enfermería, no podrán obviarse las variables de calidad de vida reconocidas por el pro- pio paciente y su familia. Por su parte, una buena gerente en enfermería debe comprobar si existe correlación entre las acciones independientes de enfermería y sus correspondientes diagnósticos y, muy en especial, si se ha tomado en consideración al paciente como sujeto autónomo, es decir, si se le ha proporcionado toda la información necesaria acerca de su proceso de salud-enfermedad, de los beneficios y riesgos de someterse a exámenes complementarios del diagnóstico médico, asequibles y de absoluta gra- tuidad, o no someterse a ellos, y si se ha esperado su consentimiento para proceder a realizarle cualesquiera de las técnicas y/o procedimien- tos que, como acciones independientes, se correspondan con su diagnós- tico de enfermería (Alarcón, 1997). Si verdaderamente se aspira a una mayor calidad de la atención de enfermería, a la elevación de la autoestima de las enfermeras, a la satis- facción de pacientes y familiares con dicha atención y a la elevación del prestigio profesional dentro del equipo de salud, entonces no queda otra alternativa que incorporar los aspectos éticos y bioéticos en las distintas etapas del PAE, y el diagnóstico es el momento en el que culmina la etapa de valoración. De la calidad de él dependerá la calidad de los cuidados que se presten (Cantero, 1999). Capítulo 2 2020202020 Aspectos éticos y bioéticos de la práctica clínicaAspectos éticos y bioéticos de la práctica clínicaAspectos éticos y bioéticos de la práctica clínicaAspectos éticos y bioéticos de la práctica clínicaAspectos éticos y bioéticos de la práctica clínica de la enfermeríade la enfermeríade la enfermeríade la enfermeríade la enfermería Uno de los servicios clínicos en los que se ponen a prueba tanto las aptitudes como las actitudes de las enfermeras es el servicio de urgen- cias. En la actualidad la calidad de estos se encuentra afectada, funda- mentalmente, por una insuficiente preparación del personal de enferme- ría que labora en algunas de sus áreas, en particular los cuerpos de guar- dia, donde con frecuencia se incumplen normas y procedimientos bási- cos de enfermería, y también principios éticos y bioéticos (Carpeta metodológica, 1996). La calidad delos servicios de urgencias se mide, en el plano subjetivo, por la competencia y desempeño de los profesionales que los brindan. En estas categorías están implícitos los valores morales, profesionales y las correspondientes virtudes éticas practicadas por ellos. Entre estas últimas, en especial, la justeza en el actuar (priorizar en la atención al paciente más necesitado, entre los posibles a recuperar, y los cuidados de más impacto en la preservación de la vida y la prevención de compli- caciones graves), el respeto a la dignidad humana (respeto a su vida, a sus decisiones —si tiene la capacidad para ello—, a la confidencialidad y al pudor) y la fidelidad al paciente (el compromiso de hacer todo lo nece- sario, en el momento preciso, para lograr su pronta recuperación). No es entonces raro escuchar entre las enfermeras de mayor experiencia y competencia profesional que no se podrá mejorar verdaderamente la calidad de la atención de enfermería en los servicios de urgencias si no se eleva la conducta ética de sus profesionales. Otro importante campo de actuación de la enfermera de hoy está relacionado con la atención a las personas de la tercera edad o adul- tos mayores. Por ser la enfermería gerontológica y geriátrica una espe- cialidad bastante joven, la mayoría de las enfermeras no poseen los co- nocimientos necesarios acerca de los diagnósticos de enfermería y las correspondientes acciones, en especial las independientes, que deben ser planificadas y ejecutadas en cada caso. Mucho menos se conoce acerca del derecho ético de las personas de la tercera edad (Amaro Cano, 1997). Las personas de la tercera edad o adultos mayores tienen como pri- mera necesidad la de lograr una buena calidad de vida y a su satis- facción pueden contribuir, de manera notable, las acciones independien- tes que realiza la enfermera, a partir de un diagnóstico correcto acerca de las respuestas humanas del anciano ante las limitaciones funcionales que deben enfrentar. Bioética y ética en la enfermería médico-quirúrgica 2121212121 De ahí que resulte muy importante el contribuir a elevar la calidad de vida de las personas de la tercera edad, a partir de diagnósticos de enfer- mería correctos y las correspondientes acciones, especialmente las in- dependientes. Pero esto no podrá lograrse si no se adiestra a las enfer- meras en la taxonomía diagnóstica de los pacientes de la tercera edad, incluyendo en ella los aspectos éticos identificados, en particular los rela- cionados con los factores sociales del proceso salud-enfermedad de este sector poblacional (Carpeta metodológica, 1996). Por otra parte, la práctica clínica de la enfermería no se realiza solo en los niveles secundario y terciario, sino que cada vez son mayores las accio- nes realizadas en el nivel primario, y, muy particular con estos pacientes de la tercera edad, al constituir el grupo demográfico que con mayor frecuen- cia requiere de servicios asistenciales en el hogar. Las enfermeras clínicas atienden al paciente en el hogar a modo de vigilancia. El cuidado de enfermería que recibe el paciente en su propio hogar es diferente a la atención brindada en una institución especializada o en el hospital. En general, en estos dos últimos casos el paciente tiene poco control sobre las acciones que se realizan con ellos, pues la mayoría está regulada por normas establecidas. En tanto que en su hogar, las enfer- meras son recibidas como huéspedes, de modo que necesitan la aproba- ción del paciente y su familia para entrar a la vivienda, realizar la consul- ta y prestar sus servicios. Estas características obligan a la enfermera a respetar las creencias, los hábitos y los estilos de vida por ellos establecidos, aun cuando las primeras sean diferentes a las de ella, y en los otros casos los considere dañinos para la salud. En esta última circunstancia, la enfermera tendrá que exhibir sus mejores dotes de educadora para ofrecer toda la infor- mación necesaria que permita al paciente y su familia comprender los riesgos que entraña para su salud estos hábitos y estilos de vida nocivos. Otro aspecto ético importante es el relacionado con el derecho que tiene el paciente al respeto de su intimidad, lo cual obliga a la enfermera a cumplir con el principio de la confidencialidad cuando vecinos o amigos realicen preguntas sobre el estado del paciente (Smeltzer, 1996). Responsabilidad moral profesional en la enfermeríaResponsabilidad moral profesional en la enfermeríaResponsabilidad moral profesional en la enfermeríaResponsabilidad moral profesional en la enfermeríaResponsabilidad moral profesional en la enfermería médico-quirúrgicamédico-quirúrgicamédico-quirúrgicamédico-quirúrgicamédico-quirúrgica Cada contacto que la enfermera establece con alguien, no importa si está enfermo o no, debe considerarse como una oportunidad para la enseñanza en materia de salud a esa persona. Por supuesto que es dere- Capítulo 2 2222222222 cho de esa persona decidir si aprende o no, y lo que es más importante aún, si incorpora lo aprendido a su nueva forma de actuar; pero, en todo caso, la enfermera está obligada moralmente a ofrecerle toda la infor- mación que necesita para poder tomar una decisión responsable y hacer todo lo posible por motivarle a aprender e incorporar lo aprendido a su vida diaria (Smeltzer, 1996). Uno de los grupos más numerosos de personas que necesitan tales enseñanzas son los enfermos crónicos, que deben aprender a adaptarse a su nueva situación, cooperar con el tratamiento, resolver problemas cuando se enfrente a situaciones nuevas y prevenir las complicaciones que pueden llevarle a la hospitalización. En el caso específico de las personas de la tercera edad, el no acatamiento a los regímenes terapéu- ticos propuestos por el médico puede incrementar la morbilidad, elevar los costos de tratamiento (estatales y personales) y hasta acelerar el momento de la muerte. El respeto al principio de la autonomía no radica solo en que los profe- sionales de salud respeten las decisiones de las personas a su cuidado, sino que estas asuman la responsabilidad individual que tienen con res- pecto al fomento de la salud, la prevención de las enfermedades y sus complicaciones. Es la propia persona la única que puede tomar decisio- nes acerca de su estilo de vida, del cual depende si contribuye o no a fomentar su salud. Consideraciones finalesConsideraciones finalesConsideraciones finalesConsideraciones finalesConsideraciones finales Todas las personas que intervienen en el proceso salud-enfermedad (pa- cientes, familiares, profesionales de salud, instituciones sanitarias, socie- dad) tienen sus propios valores, en los cuales se incluyen tanto los cultura- les en general, como los morales en particular. Cada hombre ha creado con ellos, su propia espiritualidad. Por eso el hombre es un ser irrepeti- ble, y en correspondencia con esas particularidades debe ser tratado. De manera que a la hora de ejercer la profesión en el ámbito de la enfermería clínica no basta con reconocer los valores que se admiten como universales, sino que es preciso tomar en cuenta los valores de la sociedad en que se vive, y los valores personales de los involucrados en el proceso. Por ello resulta imprescindible, además de fomentar el interés de las enfermeras por el conocimiento teórico de estos aspectos, desarrollarles habilidades en su actuar profesional, es decir, desarrollar sus virtudes éticas o del carácter, y, de esta forma, lograr una modificación sustan- Bioética y ética en la enfermería médico-quirúrgica 2323232323 cialmente positiva en sus actitudes, en correspondencia con el sistema de valores que se reconoce, y que se expresen en hechos o actos en los cuales no se subestime la carga moral que llevan implícita, es decir, que se sea capaz de respetar los principios, analizar críticamente los medios y medir las consecuencias. Es preciso tener presente que quienes necesitan cuidados reclaman, con justeza, que esos cuidados respondan no solo a grandes conocimien- tos, sino que vayanacompañados de la emoción positiva de las enferme- ras que aman los cuidados que prodigan, pero sobre todo, que aman a quienes prodigan sus cuidados. ¡Y ese es el verdadero desafío para este tercer milenio! BibliografíaBibliografíaBibliografíaBibliografíaBibliografía ALARCÓN, N., A. ESPEJO, J. GONZALEZ y G. GUTIERREZ: Manual de ética y legislación en enfermería, Mosby/Doyma Libros, Madrid, 1997. AMARO CANO, M. del C.: “Algunas consideraciones sobre la personalidad histórica de Florence Nightingale”, Rev Cubana Enferm, No. 1/91. ———————: “La enfermera en la clínica: ayer, hoy y mañana”, Rev Ateneo “Juan César García”, Vol. I, No. 1, 2000. ———————: “La ética de la tercera edad”, en, Bioética desde una perspectiva cuba- na, Centro “Félix Varela”, La Habana, 1997. BANKOWSKI, Z.: “Ética y Salud”, Salud Mundial. OMS (Ginebra), Abril, 1989. CANTERO, G., M. MORATILLA y C. MOLINO: Comunicaciones personales desde la Escuela Universitaria de Enfermería de Cartagena, Cuadernos de Bioética, Vol. 10, No. 37, 1999. CONNOR, S. and P. FUENLAZIDA: “La Ética Sanitaria y la Ley”, Salud Mundial, OMS (Ginebra) Abril, 1989. DIRECCIÓN NACIONAL DE ENFERMERÍA: Carpeta Metodológica. MINSAP. La Habana, 1996). GRACÍA GUILLÉN, D.: “Introducción. La Bioética Médica”, Bol Of Sanit Panam (Washington, DC), Vol. 108, Nros. 5 y 6, 1990. MARTÍ PÉREZ, J.: “Nuestra América”, en, Obras Escogidas, T 2, Centro de Estudios Martianos, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1992. SMELTZER, S. C. y B. G. BARE: Enfermería Médico-Quirúrgica de Brunner y Suddarth, 8 ed, Vol. 1, McGraw-Hill, Interamericana, México, DF, 1996. VAN RENSSELAER, P.: Bioethics. Bridge to the Future, Englewood Cliffs, Prentice Hall, New Jersey, 1971.
Compartir