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Ginecología oncológica pelviana Mario Pérez Echemendía La Habana, 2012 Ginecología oncológica pelviana Diseño: D.I. Meylín Sisniega Lorigados Ilustración de cubierta: Alaín Gómez Rodríguez Composición: Isabel Noa y María Pacheco Primera edición, 2006. Segunda edición, 2012. © Sobre la presente edición: Editorial Ciencias Médicas, 2012. ISBN 978-959-212-780-7 Editorial Ciencias Médicas Calle 23 No. 654 e/ D y E, El Vedado La Habana, 10400, Cuba Correo electrónico: ecimed@infomed.sld.cu Teléfonos: 8 36 1893 Datos CIP- Editorial Ciencias Médicas Echemendía Pérez Mario Ginecología oncológica pelviana. La Habana: Editorial Ciencias Médicas; 2006. XX. 312p. Figs. Tablas Incluye un índice general. Está dividido en 4 partes. Incluye 11 capítulos con la bibliografía al final de cada capítulo. Incluye un índice de materia. ISBN 959-212-166-4 1.PROCEDIMIENTOS QUIRÚRGICOS GINECOLÓGICOS 2.ENFERMEDADES DE LOS GENITALES FEMENINO/diagnóstico 3.TUMORES 4.LIBROS DE TEXTO WP870 A la memoria de mis padres, quienes con una inteligencia natural y sacrificio, me ayudaron y estimularon para que llegara a ser médico. A mi familia, que ha prescindido de mi atención, ayuda, y colaboración por estar sentado frente a una computadora durante tres años. Al Profesor de Profesores Dr. Gilberto Fleites Batista, quien fue el primero que me enseñó lo que significaba la etapa del cáncer, su valor pronóstico y terapéutico. A la memoria de los doctores José Varela Marcelo y Santiago Hung Llamos, quienes me estimularon y ayudaron mucho para que escribiera este libro. AGRADECIMIENTOS A mis compañeros del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR), por sus enseñanzas, experiencias trasmitidas y cooperación para que aprendiera sobre Oncología ginecológica; además, por su estímulo para publicar esta obra. Al Dr. Gilberto Fleites Batista, quien fue la primera persona que me enseñó lo que era una etapa del cáncer y, también, por revisar el libro, darme oportunos consejos y tener la amabilidad de escribir el Prólogo. A los Dres. Migdalia Cabrera Noriega e Isaac Jorge Oropesa, quienes revisaron la redacción, gramática y ortografía. A la Dra. María Parrilla Delgado, por facilitar las fotos de la especialidad de Radiología y acotar- las en el libro. A la Dra. Margarita Amigó de Quesada, por sus enseñanzas sobre patología tumoral y por facilitar las láminas de los tumores operados en el INOR. A la Lic. María Elena Zulueta Blanco, que tuvo a su cargo la edición de la obra con gran profesionalidad y, sobre todo, por sus consejos y sugerencias. Al Lic. Oscar Valiente Hernández, por su amabilidad de realizar la impresión del libro para la edición. Al compañero Sergio Guerrero Aparicio, ya que gracias a su cooperación ha sido posible que este libro vea la luz. Al Dr. Jehová Oramas Díaz y a la Lic. Cecilia Infante Guerrero, de la Editorial Ciencias Médicas, por el interés en la publicación de la obra. PRÓLOGO Se me ha asignado el honor de hacer el prólogo de ésta extensa obra, necesaria, útil, oportuna, que reúne no solo la larga expe- riencia del autor Dr. Mario Pérez Echemendía, sino también una revisión exhaustiva de lo mucho y más importante que se ha es- crito sobre esta materia, compleja, difícil y que tanta vida útil destruye en plena madurez. El cáncer de vulva, vagina, cérvix, ovario, trompas de Falopio, cuerpo uterino y enfermedad trofoblástica, es un enemigo artero, traicionero y que mantiene en perenne zozobra a la mujer, principalmente después de los cuarenta años. ¿Qué conspira contra un mejor índice de curación? 1. Diagnósticos no tempranos. 2. Temores de las enfermas al sospechar la verdad, así como a los diferentes tratamientos, muchos de ellos cruentos y prolongados. 3. Calificación profesional no especializada del personal y del centro donde se va a tratar su enfermedad. Precisamente en este tercer razonamiento quiero detenerme. ¿Qué le sucedió al Dr. Mario Pérez Echemendía que lo motivó a em- plear tanto tiempo en revisar estos tumores del aparato genital femenino, después de llevar tantos años trabajando arduamente en esa especialidad? Quien lo conoce, sabe de su largo peregri- nar por la cirugía general, por la ginecología, en diferentes cen- tros asistenciales del país y hace años se dio cuenta que su am- plia experiencia no era suficiente para tratar correctamente a estas enfermas. Es con esa convicción inteligente y honesta, que decide formar parte del personal médico del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR), donde por años fue pro- fundizando en los conocimientos de la biología, la anatomía pa- tológica, la clínica quirúrgica, las técnicas operatorias superespecializadas y complejas que, junto con otros tratamien- tos, son los únicos capaces de diagnósticos correctos y estadiajes adecuados que permitan abordar, con intención curativa, a las mujeres con dichos tipos de tumores. La Oncología ginecológica es una superespecialidad. Para lo- grar un nivel óptimo en la preparación profesional, capaz de en- frentar con éxito el tratamiento de estos tumores del aparato ge- nital femenino resulta necesario: 1. Hacerse un cirujano general con experiencia. 2. Dentro de la cirugía general adoptar la ginecología como una loca-lización preferencial. 3. Después de esta maduración y durante la misma, comprender que el tercer paso definitivo es: ginecólogo-oncólogo y dedicar todo el esfuerzo, estudiar mucho esta especialidad, desde el pun- to de vista tumoral. Hay un viejo refrán que dice: “El cirujano es un biólogo que ope- ra” y ello es cierto. El ginecólogo-oncólogo debe formarse y con- tribuir a desarrollar ese “Centro de referencia de la cirugía ginecológica dedicado a los tumores”. Si no se comprende esta necesidad, nos mantendremos con un gran atraso y esto lo sufren las enfermas, en primer lugar, y el especialista en segundo térmi- no, porque sabe que no está ofreciendo todo lo mejor a estas pa- cientes, que necesitan seamos buenos médicos y médicos buenos. Esta obra, este gran esfuerzo de un profesional que honra la medicina, es un libro práctico; pero, además, un texto de consul- ta, porque en la medida que vayan profundizando en su lectura, encontrarán que se adentra en los también difíciles vericuetos de la anatomía patológica, la histoquímica, la biología molecular, los marcadores tumorales, y todo un mundo nuevo y futurista que es necesario conocer, si queremos ofrecer la mejor ayuda a nues- tras enfermas, con las armas que hoy disponemos: cirugía con margen oncológico, radiaciones y quimioterapia, entre las prin- cipales. A ESTUDIAR, PUES, VALE LA PENA. Dr. Gilberto Fleites Batista ¿POR QUÉ SIENDO UN CIRUJANO GENERAL HE ESCRITO UN LIBRO sobre Oncología ginecológica? La respuesta tiene su explicación: los cirujanos generales, obstetras y ginecólogos manejan pacientes con cáncer ginecológico en una proporción muy superior a los que reciben las unidades oncológicas. Como cirujano general, graduado en el año 1955, tuve que enfrentarme a dicho tipo de pacientes. Reconozco que, en ese período, carecía de los conocimientos básicos en el diagnóstico, estadiaje y terapéutica, incluyendo el tratamiento quirúrgico, pues no valoraba el importantísimo pa- pel de lo que significaba la ETAPA del cáncer. Algunos ejemplos de esa falta de dominio técnico son los siguientes: frente al diag- nóstico de cáncer cérvico uterino, el tacto rectal no ocupaba el lugar que corresponde para un correcto estadiaje ni tampoco sabía discernir qué tercio del parametrio estaba infiltrado, cuando este es el dato principal para clasificarlo en la etapa que corresponde con la infiltración; en el cáncer avanzado del ovario no tenía el concepto, la metodología y normación para una citorreducción y, mucho menos, para la segunda laparotomía que es necesaria después del tratamiento radiante o quimioterapéutico; no cono- cía las distintas medidas de diversos tumores al borde de la sec- ción quirúrgica (BSQ); igualmente, al realizar unalinfadenectomía pelviana y para-aórtica desconocía que existen normas y procedimientos muy bien definidos para abordar los ganglios tanto pelvianos o para-aórticos. Después de casi 30 años trabajando como cirujano general en Sancti Spíritus, en 1983 me trasladé para La Habana y comencé a trabajar en el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR) adscrito al Servicio de Ginecología, donde años atrás me había inscrito en un curso posgrado, y aprendí con el Dr. Gilberto Fleites Batista lo que era una etapa y otros detalles muy importantes relacionados con el manejo del cáncer. Tanto en las consultas centrales, donde el colectivo del Servicio de Ginecología discutía las remisiones de otros centros hospi- talarios del país, como en los talleres que impartíamos en las PREFACIO provincias de Cuba dirigidos a cirujanos generales, obstetras y ginecólogos y en los cursos de posgrados de seis meses de dura- ción, comprobé que la mayoría tenía los mismos problemas que yo confrontaba con el manejo del cáncer ginecológico, antes de trabajar en el INOR. Apoyado por mis compañeros del Servicio de Ginecología y la ayuda de búsqueda electrónica que ofrece Internet, más una base de datos acumulada durante muchos años, decidí escribir esta obra con la mejor intención de ofrecer mi experiencia y conoci- mientos a todos aquéllos que tienen, por razón de su especiali- dad, que manejar alguna localización del cáncer ginecológico. Aunque no soy patólogo, he realizado un gran esfuerzo para aco- piar la mayor y más actualizada bibliografía especializada, pues reconozco la importancia del informe histológico, del cual de- pende el diagnóstico, la etapa, así como la clasificación y subclasificación (subtipos). De ese informe también se pueden obtener los factores pronósticos histológicos, la invasión vascular y linfática, la medida del espesor del tumor y la profundidad de invasión; de ello depende el estadiaje y el correspondiente trata- miento. Sobre estas medidas, señalamos que son imprescindibles en algunos tumores superficiales y de las que depende el trata- miento. DESEO, MUY SINCERAMENTE, QUE ESTE ESFUERZO SIR- VA DE AYUDA A QUIENES LO CONSULTEN. Dr. Mario Pérez Echemendía CONTENIDO Introducción / 1 PARTE I. CÁNCER DEL OVARIO Capítulo 1. Cáncer epitelial de ovario/ 23 Epidemiología / 24 Etiopatogenia/ 25 Origen del cáncer de ovario / 25 Factores de riesgo/ 27 Factores reproductivos/ 27 Factores genéticos/ 28 Factores ambientales/ 30 Prevención del cáncer de ovario/ 30 Clasificación/ 31 Clasificación por etapas/ 32 Estadiaje quirúrgico/ 33 Hallazgos generales/ 34 Examen de la pieza extirpada/ 34 Hallazgos generales basados en el grado de malignidad/ 35 Tumores de bajo potencial/ 36 Tumores malignos/ 37 Tumores serosos/ 38 Cistoadenoma seroso/ 39 Adenofibroma seroso/ 39 Tumores mucinosos/ 41 Tumores endometriodes/ 42 Tumor de células claras/ 44 Tumor de células transicionales/ 45 Tumor de Brenner/ 45 Carcinoma de células transicionales/ 46 Carcinoma de células escamosas/ 47 Carcinoma mixto/ 47 Carcinoma indiferenciado/ 47 Tumores metastásicos/ 47 Historia natural y patrones de invasión / 48 Diagnóstico y evaluación clínica/ 49 Detección selectiva (screening)/ 50 Examen de la pelvis/ 50 Ultrasonido abdominal/ 51 CA-125/ 52 Nuevos marcadores/ 52 Tratamiento quirúrgico/ 53 Factores pronósticos/ 54 Etapa del tumor/ 55 Volumen de la enfermedad residual/ 55 Subtipo histológico y grados / 55 Factores pronósticos quirúrgicos/ 56 Niveles de CA-125/ 56 Tratamiento/ 57 Manejo de las pacientes con cáncer epitelial avanzado/ 58 Quimioterapia/ 65 Tratamiento de tumores con bajo grado potencial de malignidad/ 67 Tratamiento de pacientes en etapas III y IV con tumores de baja malignidad/ 68 Administración intraperitoneal de agentes terapéuticos/ 68 Fósforo radiactivo/ 68 Quimioterapia intraperitoneal/ 69 Quimioterapia hipertérmica intraperitoneal transoperatoria / 71 Tratamiento radiante/ 72 Comparación entre radiación y quimioterapia/ 73 Terapia hormonal/ 73 Terapia biológica/ 74 Terapia génica/ 74 Referencias bibliográficas/ 75 Capítulo 2. Tumores de las células germinales del ovario/ 87 Patogenia y clasificación/ 89 Quiste dermoide/ 89 Disgerminoma/ 89 Tumor del saco de Yolk/ 91 Teratomas inmaduros/ 92 Carcinoma embrionario y coriocarcinoma/ 93 Tumor mixto primitivo de células germinales/ 94 Presentación clínica/ 94 Hallazgos operatorios/ 95 Consideraciones quirúrgicas/ 95 Estadiaje quirúrgico/ 96 Tratamiento/ 97 Cirugía citorreductora/ 97 Segunda laparotomía (second look)/ 98 Quimioterapia / 98 Referencias bibliográficas/ 99 Capítulo 3. Tumores estromales de los cordones sexuales del ovario / 101 Tumores de células granulosas/ 105 Tumor de células de la granulosa del adulto (TCG-A)/ 105 Tumor de células de la granulosa juvenil (TCG-Jv)/ 109 Tecomas/ 111 Fibromas/ 113 Tumor esclerosante del estroma (tee)/ 114 Tumores no clasificables/ 115 Tumor de células de Sertoli (TCS)/ 115 Tumor de células de Sertoli-Leydig (TCS-L)/ 116 Clínica e incidencia/ 116 Otros tipos de tumores del estroma de los cordones sexuales/ 119 Referencias bibliográficas/ 120 PARTE II. CÁNCER CÉRVICO UTERINO Capítulo 4. Cáncer cérvico uterino / 123 Epidemiología/ 124 Etiopatogenia y factores de riesgo/ 125 Factores vinculados a la transmisión sexual/ 125 Detección selectiva (screening) / 134 Sistema Bethesda / 135 Sistema Bethesda (2001) / 136 Patogenia/ 137 Transformación maligna/ 138 Conceptos de Biología molecular/ 138 Alteraciones epiteliales/ 141 Aspectos históricos/ 141 Historia natural/ 144 Cuadro clínico/ 145 Clasificación histológica/ 147 Sistemática diagnóstica/ 157 Anamnesis/ 157 Estudio anatomopatológico del espécimen quirúrgico/ 160 Estudios endoscópicos/ 164 Estadiaje del cáncer de cérvix/ 165 Tratamiento / 170 Valoración de la operabilidad/ 176 Quimioterapia/ 184 Terapia génica/ 187 Tratamiento por etapas/ 188 Etapa 0/ 189 Tratamiento radiante/ 194 Tipos de radioterapia/ 195 Factores pronósticos para el tratamiento radiante/ 196 Técnicas de radioterapia/ 197 Quimioterapia neoadyuvante y quimiorradiación/ 201 Factores pronósticos para resistencia al tratamiento radiante/ 203 Cáncer y embarazo/ 206 Cáncer del muñón cervical, poshisterectomía subtotal/ 208 Cáncer recurrente/ 209 Nuevas estrategias/ 210 Vacunas/ 210 Inmunoterapia/ 211 Interferones/ 212 Citocinas/ 213 Nuevas drogas/ 216 Referencias bibliográficas/ 217 PARTE III. CÁNCER DE VULVA, VAGINA Y TROMPAS Capítulo 5.Cáncer de la vulva / 233 Historia/ 234 Anatomía de la vulva/ 235 Región perineal anterior (trígono urogenital)/ 235 Región perineal posterior (trígono rectal)/ 236 Bulbos vestibulares o bulbos de la vagina/ 238 Neoplasia intraepitelial vulvar de tipo escamoso/ 238 Epidemiología/ 238 Etiopatogenia/ 239 Transformación maligna / 241 Factores de riesgo/ 243 Evolución natural / 244 Anatomía patológica/ 244 Clasificación / 244 Carcinoma escamoso in situ/ 246 Diagnóstico / 247 Tratamiento / 249 Carcinoma de la vulva/ 250 Epidemiología/ 250 Etiopatogenia/ 250 Presentación clínica/ 251 Clasificación/ 253 Diagnóstico/ 260 Diagnóstico diferencial/ 263 Neoplasia intraepitelial vulvar de tipo no escamoso/ 269 Melanoma maligno de la vulva/ 271 Clasificación/ 274 Factores pronósticos/ 275 Tratamiento / 275 Vigilancia y seguimiento/ 277 Tratamiento del carcinoma de la vulva/ 278 Historia / 278 Tratamiento de la lesión primaria/ 280 Tratamiento de la etapa T1/ 280 Tratamiento de los ganglios de la ingle/ 281 Alternativa a la linfadenectomía / 282 Tratamiento de los ganglios positivos de la ingle/ 282 Tratamiento de la etapa tumoral T2, etapa temprana T y ganglios N0 o N1/ 283 Conservación de la vulva en etapa tumoral T2 y temprana T3/ 283 Tratamiento de TX, N2, o N3/ 284 Tratamiento de la enfermedad localmente avanzada/ 284 Tratamiento del cáncer vulvar recurrente/ 286 Técnicas quirúrgicas/ 288 Resección local radical/ 288 Linfadenectomía inguinofemoral/ 288 Vulvectomía/ 291 Tratamiento posoperatorio/ 292 Complicacionesposoperatorias/ 293 Tratamiento con radiaciones ionizantes/ 294 Técnica del tratamiento radiante / 294 Tratamiento radiante del cáncer de vulva localmente avanzado/ 294 Irradiación preoperatoria / 295 Quimiorradioterapia/ 295 Tratamiento de la enfermedad regional/ 296 Complicaciones tardías/ 296 Referencias bibliográficas/ 297 Capítulo 6. Cáncer de la vagina / 310 Enfermedad premaligna/ 311 Cáncer invasor/ 312 Adenocarcinoma de células claras / 313 Melanoma / 315 Sarcoma botriodes/ 315 Referencias bibliográficas/ 316 Capítulo 7. Cáncer de las trompas de Falopio / 319 Embriología/ 320 Anatomía/ 320 Epidemiología/ 321 Presentación clínica/ 321 Patrones de invasión/ 321 Diagnóstico/ 322 Citología/ 323 Clasificación por etapas/ 323 Patogenia/ 325 Adenocarcinoma seroso papilar/ 325 Carcinoma endometriode/ 325 Carcinoma de células transicionales/ 327 Carcinoma de células claras/ 327 Carcinoma metastásico/ 327 Tratamiento/ 327 Cirugía/ 328 Tratamiento radiante / 329 Quimioterapia/ 329 Referencias bibliográficas/ 330 PARTE IV. TUMORES DEL CUERPO DEL ÚTERO Y ENFERMEDAD TROFOBLÁSTICA Capítulo 8. Tumores epiteliales del cuerpo del útero/ 333 Epidemiología / 335 Etiopatogenia / 335 Historia familiar de cáncer de mama y colon/ 335 Factores de riesgo/ 336 Tamoxifeno/ 336 Baja paridad, embarazo, menarquía, menopausia tardía/ 336 Obesidad y actividad física/ 336 Efectos de los estrógenos y antiestrógenos en el endometrio/ 337 Diabetes/ 337 Endometriosis/ 338 Disfunción de los receptores de progesterona y citocromo P450/ 338 Anticonceptivos orales/ 338 Edad, grado e invasión linfocapilar/ 338 Evaluación inmunohistoquímica/ 339 Riesgo de la histeroscopia en la diseminación/ 339 Tabaco/ 339 Factores pronósticos/ 339 Grado de diferenciación celular/ 340 Invasión miometrial/ 340 Extensión al cérvix/ 340 Metástasis pulmonar y supervivencia/ 340 Tumor de más de 2 cm, invasión linfovascular, ausencia de hiperplasia/ 340 Invasión anexial/ 341 Proliferación microvascular glomerular/ 341 Citología peritoneal/ 341 Timidina/ 341 Gonadotropina coriónica/ 342 E-Cadherin/ 342 p53 como factor pronóstico/ 342 Anatomía/ 342 Historia Natural/ 343 Clasificación/ 345 Clasificación por etapas/ 346 Histopatogenia/ 348 Hiperplasia/ 348 Diagnóstico patológico/ 352 Grados histológicos/ 352 Tipos celulares/ 353 Diagnóstico/ 359 Tratamiento/ 362 Hormonoterapia/ 368 Nuevas drogas/ 369 Nuevas estrategias y futuras direcciones/ 370 Referencias bibliográficas/ 372 Capítulo 9. Tumores mesenquimatosos del cuerpo del útero/ 382 Incidencia y Epidemiología/ 384 Cuadro clínico/ 385 Patrones de invasión/ 386 Diagnóstico/ 387 Histopatogenia/ 388 Sarcomas uterinos puros/ 389 Leiomiosarcoma/ 389 Sarcoma estromal endometrial/ 390 Sarcomas uterinos mixtos/ 391 Adenosarcoma/ 391 Carcinosarcoma/ 391 Tratamiento/ 392 Tratamiento radiante adyuvante/ 393 Sarcoma estromal endometrial/ 394 Técnica de la irradiación/ 395 Quimioterapia / 395 Enfermedad recurrente avanzada/ 396 Hormonoterapia/ 398 Referencias bibliográficas/ 398 Capítulo 10. Enfermedad trofoblástica gestacional/ 403 Epidemiología/ 404 Hallazgos patológicos y cromosomales/ 404 Clasificación histopatológica/ 405 Historia natural/ 406 Mola hidatiforme completa/ 406 Mola hidatiforme parcial/ 407 Enfermedad trofoblástica posmolar / 407 Metástasis en la ETG / 407 Diagnóstico/ 407 Biomarcadores/ 408 Citoqueratina 20/ 408 Antígeno HLA/ 409 Decorin/ 409 Factor de crecimiento (FC) en placenta y suero/ 409 Expresión de C-ERB2/ 409 Mola completa y parcial/ 410 ETG persistente/ 410 Clasificación por etapas/ 410 Tratamiento/ 413 Manejo de la ETG de alto riesgo/ 418 Problema de los falsos positivos y falsos negativos/ 419 Quimioterapia y embarazo / 420 Embarazo después de la ETG/ 420 Embarazo después de quimioterapia en la ETG/ 420 Aspectos psicosociales en la ETG/ 421 Referencias bibliográfica/ 421 Índice de materia/ 429 Cáncer epitelial de ovario Capítulo En el ovario existen colecciones de células con tres oríge- nes y funciones diferentes; cada una de ellas puede provo- car una transformación maligna, con características histológicas distintas. Se clasifican en tres grandes grupos: epiteliales, germinales y estromales. En Cuba, en el año 2002, se registraron 338 mujeres con cáncer de ovario para una tasa de 6,1 × 100 000 mujeres. Son tres los grupos de factores de riesgo para que un ovario se transforme en un cáncer: reproductivos, genéticos y ambientales. De éstos, pueden disminuir la presencia del cán- cer la multiparidad, la lactancia materna, el uso de contraceptivos orales y la esterilización quirúrgica, y pueden incrementarlo los defectos o mutaciones de los genes BRAC 1, BRAC 2 y el uso de esteroides en la perimenopausia. En el diagnóstico se valoran las técnicas ultrasonográficas y los marcadores tumorales. En el estadiaje quirúrgico existen normas y procedimientos quirúrgicos muy bien establecidos, que no se pueden obviar para evitar recurrencias o persistencias. Las linfadenectomías, incluyendo aquéllas que se realizan con la ayuda de una cámara gamma para detectar los ganglios centinelas, también están normadas. En el tratamiento, la técnica de la citoreducción y la laparotomía comprobatoria después del tratamiento quimioterapéutico (second look), tienen también su normación y sugerencias. Los tumores de un potencial bajo de malignidad (borderline) presentan un ex- celente pronóstico. Los tumores epiteliales se clasifican en: serosos, mucinosos, endometriodes, células claras y transicionales. 1 PARTE I CÁNCER DEL OVARIO Ginecología oncológica / Primera parte24 El cáncer de ovario (CO) es un término no específico de una variedad de cánceres que se originan en el ovario. Existen más de veinte tipos de estruc- turas microscópicas. Se clasifican en tres grandes grupos: epiteliales, germinales y estromales. Esta clasificación en tres grupos se basa en el hecho de que el ovario contiene colecciones de células con tres orígenes y fun- ciones diferentes. En los ovarios se presentan varias neoplasias. El carcinoma epitelial del ovario es una de las enfermedades ginecológicas más comunes y una de las causas más frecuentes de muerte por cáncer en mujeres, en algunos países, y la mitad ocurren en mujeres mayores de 65 años. Epidemiología Su incidencia varía según reportes de diferentes países o procedencias con altas tasas entre las mujeres de América del Norte y Europa, y bajas en Japón. Es mas frecuente en países desarrollados que en desarrollo.1-3 En Cuba, en los últimos años, el cáncer de ovario (CO) ha ocupado el 8vo. lugar entre las localizaciones de cáncer en el sexo femenino y el 10mo. en mortalidad.4 En 1999 fueron notificados al Registro Nacional de Cáncer de Cuba 343 casos nuevos de CO con una tasa cruda de 6,2 × 100 000 mujeres. En el año 2002 se diagnosticaron 338 mujeres con esta afección, para una tasa cruda de 6,1 × 100 000 mujeres. En Cuba la mortalidad en el año 2001 afectó a 206 mujeres para una tasa estandarizada de 2,76 × 100 000 habitantes.4 El cáncer de ovario ocupa el segundo lugar entre los cánceres ginecológicos que afectan a las mujeres norteamericanas. En ese país se diagnostican cada año unos 26 500 casos nuevos y a consecuencia de esta enfermedad, se produ- cen anualmente unas 14 500 muertes. Constituye 5 % de todos los tumores malignos del sexo femenino. Las muertes se producen a un ritmo de 1 cada 45 minutos y 1 cada 56 mujeres padecen la enfermedad5. Existe mayor incidencia entre las mujeres blancas de los Estados Unidos y en Hawai, y su tasa es inferior entre las mujeres afronorteamericanas, hispanas y asiático- -americanas. Estas diferencias geográficas presumiblemente son el reflejo de la distribución de los factores de riesgo que influyen en la evolución de la enfermedad.3,4,6,7 El CO se presenta a cualquier edad y, en ocasiones, son tumores funcionales desde el punto de vista hormonal. En general los tumores epiteliales son más frecuentes en las mujeres posmenopáusicas, y entre los 50-75 años. Su incidencia aumentacon la edad con un pico de 54 × 100 000 habitantes en mujeres entre 75 y 79 años de edad.4 Se plantea que la incidencia varía con la raza, aunque no es fácil separarlo de los factores ambientales, culturales, geográficos y socioeconómicos. Por ejemplo, la tasa de incidencia entre las mujeres blancas de Estados Unidos es 25Cáncer epitelial de ovario de 14,2 × 100 000 habitantes, mientras que entre las afronorteamericanas es de 9,2.7 En ese país es la quinta causa de muerte en mujeres y representa 5 % de todas las muertes por cáncer. La tasa de mortalidad por cáncer de ovario en Estados Unidos, excede a la del cáncer de cérvix y endometrio juntos. Se ha estimado que una mujer cada 57 desarrollará cáncer de ovario a lo largo de su vida y una mujer cada 100 morirá de esa enfermedad.8-10 Se pronosti- ca que 25 400 mujeres en Estados Unidos serán diagnosticadas con cáncer de ovario en el año 2003 y un estimado de 14 300 mujeres americanas mori- rán por cáncer de ovario en el año 2003. De las mujeres diagnosticadas con cáncer de ovario, 50 % morirán antes de los cinco años del diagnóstico de la enfermedad. El cáncer de ovario tiene buen pronóstico cuando se diagnostica en etapas tempranas, pero la gran mayoría no son diagnosticados antes de infiltrar más allá de los ovarios. Cuando se diagnostica antes que se disemine, más de 90 % vivirán más de cinco años. Solamente 25 % de los cánceres de ovario en los Estados Unidos son diagnosticados en etapas tempranas. Cuan- do esto sucede en etapas tardías, la oportunidad de una supervivencia de cinco años es solamente de 25 %. El cáncer de ovario es difícil de diagnosticar en etapas tempranas porque sus síntomas son escasos y fácilmente confundidos con otras enfermedades y, además, no es fácil crear un sistema de detección precoz (screening). La incidencia específica, según la edad de la paciente, aumenta con ésta, con un pico en la sexta década. Es infrecuente en mujeres por debajo de 40 años. La supervivencia a los 5 años para mujeres por debajo de 45 años de edad es de 70 %, comparada con 20 % en mujeres por encima de 75 años.11 Etiopatogenia Origen del cáncer de ovario Durante el desarrollo embriológico, cuando el feto tiene aproximadamente ocho semanas después de la concepción, el ovario comienza a formarse. En cada lado de la cavidad abdominal fetal, existen dos áreas que están destinadas para los ovarios. Dentro de esas áreas especiales, células provenientes del saco de Yolk migran hacia ellas y están destinadas a convertirse en los ovarios. Esas células también son llamadas células germinales. También en esas dos áreas existen células que están especializadas en la síntesis de hormonas esteroideas. Cubriendo todas esas estructuras, se encuentra el mesotelio, que en el adulto es reconocido como peritoneo y cubre toda la cavidad abdominal. Esta cavidad abdominal es un gran espacio que alberga los intestinos, hígado, Ginecología oncológica / Primera parte26 estómago, bazo y en la mujer, el útero, ovarios y trompas de Falopio. De esa forma el futuro ovario, queda cubierto por el mesotelio, conteniendo células germinales y células que producen esteroides. Al nacimiento y durante su vida, el ovario tendrá la función de producir el óvulo, los estrógenos y la progesterona. Durante cada ciclo menstrual, una célula germinativa madura dentro de un huevo conocido como óvulo, que a su vez está dentro de un folículo o quiste. Mientras madura el huevo, el ovario produce estrógenos. El folículo o quiste está cubierto por el epitelio, que en otra ocasión fue el mesotelio. Al producirse la ovulación, el folículo se rompe y sale el óvulo. El remanente del folículo, produce progesterona y es el llamado cuerpo lúteo. La cobertura epitelial es la que se transforma en cáncer de ovario epitelial; de las células germinales se derivan los tumores de células germinales y de las células pro- ductoras de esteroides, se forman los tumores de células estromales. Cerca de 80 % de los cánceres de ovario son epiteliales y 20 % tienen un origen en células germinales y en células estromales.1,2 Hasta la fecha se desconoce los factores etiológicos del cáncer de ovario (CO), aunque se plantea que, en el ámbito celular, es el resultado de la acu- mulación de múltiples defectos genéticos menores, aunque este resultado, o los mecanismos, no se han determinado. Los estudios epidemiológicos han identificado un número de factores que pueden incrementar o disminuir el riesgo del CO. Alrededor de 5 % de estos tumores pueden estar relacionados con defectos o mutaciones del gen BRAC 1 y BRAC 2 u otros genes, inclu- yendo a los genes asociados al cáncer colorectal no relacionados con las enfermedades polipoideas del tracto digestivo.1 Entre los factores de riesgo más estudiados, los de la esfera reproductiva han logrado llamar la atención de forma muy particular, y los factores como la multiparidad, la lactancia materna, el uso de anticonceptivos orales y la esterilización quirúrgica, porque disminuyen el riesgo de las mujeres de padecer un CO. Con relación a los factores alimentarios se ha planteado que las dietas ricas en grasas y lactosa pueden tener cierta relación con la aparición de este tumor. El papel del café no está determinado. Los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de los Estados Unidos finali- zaron abruptamente un importante estudio clínico sobre los riesgos y los beneficios de la combinación de estrógeno y progestina en mujeres sanas menopáusicas debido a la detección de un riesgo incrementado de cáncer de mama invasivo y ovario (que tiene los mismos factores de riesgo) en las partici- pantes de la investigación. Este estudio clínico, que debía terminar en el año 2005, fue interrumpido luego de un seguimiento de 2,5 años. Sus resultados fueron difundidos antes de su publicación en la revista online www.jama.com por la importancia de sus conclusiones. El estudio, conocido como Iniciativa de Salud Femenina, también encontró incrementos en el riesgo de enfermedad 27Cáncer epitelial de ovario cardiaca coronaria, accidente cerebro vascular y embolismo pulmonar en aquellas mujeres premenopáusicas que recibieron una combinación de estró- geno y progestina en comparación con aquellas que tomaron píldoras de placebo. Si bien la terapia mostró notables beneficios, en el balance general los perjuicios fueron mayores que las ventajas. Los estudios epidemiológicos han permitido enunciar tres teorías con respecto a las causas de esta enfermedad: − La división celular ininterrumpida y la continua regeneración del epitelio ovárico con cada ovulación, proporcionan la oportunidad para una muta- ción y transformación maligna por la estimulación de los ovarios por hormonas gonadotrópicas, que de forma mantenida puede inducir a la malignización. − La exposición del ovario a diferentes agentes carcinogenéticos.13,14 − Los eventos moleculares que dirigen el desarrollo del cáncer epitelial de ovario son desconocidos. Sin embargo, estudios epidemiológicos han identificado algunos factores etiológicos que tienen importancia en la carcinogénesis del cáncer de ovario. Algunos de ellos son: factores endocrinos, ambientales y genéticos. También otros factores de riesgo incluyen: nuliparidad, historia familiar, menarquia temprana y menopausia tardía, raza blanca, aumento de la edad y residencia en Norteamérica o Norte de Europa.15 Factores de riesgo Factores reproductivos El aumento del riesgo en una mujer para padecer de cáncer de ovario (CO), en la actualidad se conoce mejor por los factores hereditarios relacio- nados con ese tipo de neoplasia. Aparentemente hay una alta incidencia de CO junto con el cáncer de mama (CM), sincrónicos o metacrónicos, y de CO con cáncer de colon (CC) en las pacientes del síndrome de Lynch II (cáncer colorectal hereditario no relacionado con enfermedades polipoideas del tracto digestivo). Estos síndromes parecen que tienen un origen autosómico dominante. La asociación entre el CO y el CC es bidireccional, aunque en muchas ocasiones, cuando el primertumor es del ovario, la paciente no sobrevive lo suficiente para desarrollar el cáncer de colon. La mayoría de los estudios epidemiológicos han demostrado que la pari- dad es un factor de riesgo muy importante en el cáncer de ovario. Una mujer que en algún momento de su vida sexual ha logrado un embarazo, tiene de Ginecología oncológica / Primera parte28 30 a 60 % menos riesgo de tener un cáncer de ovario que aquellas que son nulíparas.15,16 En igual sentido, los embarazos múltiples protegen del cáncer de ovario. Se ha planteado que ese mecanismo protector es debido a la apoptosis (muerte celular) de las células superficiales del ovario durante el embarazo.17 La lactancia materna también es un factor que protege a la mujer del cáncer de ovario, aunque no existe una relación entre el tiempo de la lactancia y el riesgo. Las anormalidades en la ovulación, que reducen la posibilidad de una ges- tación, es otro de los factores de riesgo del cáncer de ovario.18 El uso de drogas que estimulan la ovulación en mujeres estériles, como el clomifeno, es otro factor de riesgo.19,20 Estudios controlados han demostrado consis- tentemente que el uso de contraceptivos orales presenta de 30 a 60 % menos posibilidad de generar cáncer de ovario en comparación con aquellas que no tienen una historia del uso de los mismos.21,22 Otras hormonas, incluyendo andrógenos y progesterona, también pueden tener un efecto etiológico en el cáncer de ovario.23,24 La relativa rareza de la endometriosis acompañando al cáncer de ovario (menos de 1 %), ha permitido descartar la posibilidad de asociarlo,25 aunque −como se verá posteriormente− esa relativa asocia- ción es con los cánceres endometriodes, de células claras y tumores mixtos. La superficie epitelial de los ovarios se encuentra bajo la influencia de numerosos efectos hormonales, por medio de mecanismos sistémicos y paraclínicos. Según la hipótesis de “la incesante ovulación”, el CO se desa- rrolla por un proceso aberrante de reparación de la superficie del epitelio, que es roto y reparado en cada ciclo, o sea, está en función del número de ciclos, junto con la predisposición genética y otros factores. También se ha hipotetizado que la secreción excesiva de gonadotropina [Hormona Folicular Estimulante (FSH) de forma luteinizante (LH)] tiene un papel en la oncogénesis ovárica, pues la superficie del epitelio del ovario se encuentra bajo la in- fluencia de efectos de numerosas hormonas a través de mecanismos sistémicos y paraclínicos. Se han reportado varios trabajos sobre la transición de una simple endometriosis a una atípica que contiene un cáncer de células claras de ovario o un cáncer endometriode, aunque esa transición es muy rara.25 Factores genéticos Aproximadamente entre 5-10 % de los cánceres de ovario son de origen familiar y se han identificado tres patrones hereditarios concretos: cáncer del ovario solo, cánceres del ovario y de la mama, o cánceres del ovario y de colon.26 En el cáncer del ovario, el factor de riesgo más importante es tener un antecedente familiar de un pariente de primer grado (madre, hija o hermana) 29Cáncer epitelial de ovario que padezca o haya padecido la enfermedad. El riesgo más alto se presenta en mujeres que tienen dos o más familiares de primer grado con cáncer del ovario.27 El riesgo es algo menor en mujeres con un pariente de primer grado y otro de segundo grado (abuela, tía) que padecen o han padecido de cáncer del ovario. Conocer la historia familiar para diagnosticar tempranamente un cáncer de ovario es importantísimo, inclusive para evitarlo con una cirugía ablativa profiláctica, en determinados casos, al detectar cierta tendencia familiar. Una historia familiar de cáncer de ovario-mama, demuestra la existencia de fac- tores genéticos, que pueden alertar al clínico al comprobar alteraciones genéticas por métodos de ingeniería genética. Una mujer con historia de por lo menos dos familiares de primer grado que hayan tenido cáncer de ovario, tiene la posibilidad entre 25 y 50 % que, a lo largo de su vida adquiera cáncer de ovario.15 Aunque el cáncer de ovario hereditario no es común, representa 10 % de todos los cánceres de ovario y se considera que hay un subregistro,28 comparado con la gran cantidad de neoplasias ováricas en sus esporádicas formas. El hecho que se puede diagnosticar y prevenir, se ha convertido en el foco de investigaciones genéticas para diagnosticar las aberraciones y mu- taciones de dos tipos de genes: BRCA 1 y BRCA 2.29-34,26,35 Estos son genes tumores-supresores que actúan como un regulador negativo del crecimiento del tumor. El apropiado manejo de mujeres con cáncer hereditario, tiende a redefinirse y estandarizarse. Una vigilancia y un screening, particularmente con ultrasonido transvaginal y el biomarcador CA-125 son empleados con frecuencia. Se ha recomendado por el National Institute of Health Consensus Develoment Conference Statement la ovariectomía profiláctica en mujeres que apliquen como posibles portadoras de cáncer de ovario hereditario, con menos de 35 años o después de completar su fecundidad. Sin embargo, existe un aumento del riesgo de una carcinomatosis peritoneal en mujeres con cáncer de ovario hereditario, el cual persiste después de la ooforectomía profiláctica. Algo novedoso es que se ha demostrado que el efecto protector de los contraceptivos orales, se debe a que evita las mutaciones de los genes BRCA 1 y BRCA 2.37 La educación de la paciente y el consejo de genetistas de experiencia, es un componente esencial de cualquier programa de riesgo. Estudios de inves- tigadores se encuentran en progreso para determinar cuál es el mejor examen genético dentro de la práctica clínica, incluyendo el tipo de test genético, reducción de los riesgos usando técnicas de detección selectiva convencionales, el sitio de la ooforectomía profiláctica, quimioprevención, y los estudios de comportamiento en mujeres de alto riesgo. Ginecología oncológica / Primera parte30 Factores ambientales El carcinoma epitelial de ovario tiene una alta incidencia en países industrializados y en los países del oeste; sin embargo, en Japón la incidencia del cáncer epitelial del ovario es baja, aunque en los inmigrantes japoneses en los Estados Unidos, su incidencia aumenta, pero no alcanza los niveles obser- vados en la población blanca. Una dieta rica en carne y grasas animales, característica de los países industrializados, ha sido reportada en varios estu- dios.38 La obesidad, al igual que en el cáncer de mama y endometrio, se ha notificado que es más frecuente en las obesas que en las mujeres de peso normal. El café y el tabaco también han sido investigados y no se encontró ninguna asociación con el cáncer de ovario.24 Otro de los factores ambienta- les que se incriminan como factores etiológicos del cáncer de ovario es el uso de talcos, que contienen asbesto, aunque ese factor se ha incriminado en muchas ocasiones; se han reportado estudios que le restan importancia.39 Prevención del cáncer de ovario El uso de anticonceptivos orales, al comprobar que protege a la mujer contra el cáncer de ovario, se ha considerado como la primera línea de pre- vención en mujeres de alto riesgo. Eso se ha comprobado en mujeres que presentan mutaciones en los genes BRCA 1 y BRCA 2 y que el uso prolongado de anticonceptivos orales las protege del cáncer de ovario.37 Un reciente estudio ha comprobado que la fenretidina (retinoide sintético) puede proteger a la mujer contra el cáncer de ovario.40 Esa droga fue administrada a pacientes con cáncer de mama con alto riesgo para un nuevo cáncer prima- rio o un tumor contralateral, basado en estudios realizadas en ratas. En un estudio rabdomizado de 1 427 pacientes del grupo de control. Seis pacientes de ese grupo desarrollaron un cáncer de ovario mientras que en el otro grupo que recibieron fenretidina, ninguna desarrolló un cáncer de ovario. La ooforectomía profiláctica ha sido recomendada por algunos investiga- dores en familias seleccionadas con antecedentes de cáncer de ovariofa- miliar.41 Sin embargo, una ooforectomía profiláctica no le da protección a to- das las mujeres de alto riesgo con familias con cáncer de ovario. En un estu- dio retrospectivo, 16 familias fueron identificadas, en las cuales, por lo menos dos tenían primer grado de parentesco, con cáncer de ovario.42 A 28 mujeres de esas familias, se les realizaron ooforectomías profilácticas y fueron seguidas de 1 a 20 años. Durante ese tiempo, tres de esas mujeres desarrollaron carcinomatosis intraabdominal diseminada, indistinguibles histopatológicamente del carcinoma de ovario. El tiempo de desarrollo de la 31Cáncer epitelial de ovario carcinomatosis fue de meses a 11 años después de la ooforectomía profiláctica. La explicación para el fallo de la ooforectomía profiláctica es que los tejidos con riesgo pueden incluir el segundo sistema mulleriano (tumores que surgen directamente del mesotelio peritoneal), que es el mismo tejido del cual los ovarios son derivados embriológicamente. Un informe ha reportado el hecho que un gen BRCA 1 ha sido mutado en pacientes con carcinoma peritoneal primario.43 Eso quiere decir, que al realizar una ooforectomía profiláctica, se eliminó solamente un sitio potencial de transformación maligna en pacientes con cáncer familiar de ovario.44-46 Clasificación Los tumores de ovario, a menudo son considerados como una entidad simple; sin embargo, lo conforman varios tipos y cada uno con otros subtipos. A través de los años son múltiples las clasificaciones del cáncer de ovario que se han propuesto. Esta clasificación del cáncer epitelial del ovario ha sido desarrollada y actualizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Federación Internacional de Ginecólogos y Obstetras (FIGO) y la Sociedad de Ginecólogos Oncólogos (SGO) (Tabla 1.1). Tumores serosos Benignos Cistoadenoma y cistoadenoma papilar Cistoadenoma y cistoadenofibroma Papiloma superficial Bajo potencial de malignidad Cistoadenoma y cistoadenoma papilar Papiloma superficial Adenofibroma y cistoadenofibroma Malignos Adenocarcinoma Carcinoma superficial papilar Adenofibroma maligno y cistoadeno- fibroma Tumores mucinosos Benignos Cistoadenoma Adenofibroma y cistoadenofibroma Bajo potencial de malignidad Cistoadenoma Adenofibroma y cistoadenofibroma Tabla 1.1. Clasificación histológica de los tumores epiteliales del ovario Malignos Adenocarcinoma y cistoadenofibroma Adenofibroma maligno y cistoadeno- fibroma Tumores endometriodes Benignos Adenoma y cistoadenoma Adenofibroma y cistoadenofibroma Bajo potencial de malignidad Adenoma y cistoadenoma Adenofibroma y cistoadenofibroma Malignos Adenocarcinoma Adenoacantoma Carcinoma adenoescamoso Adenofibroma maligno y cistoadeno- fibroma Epiteliales-estroma y estromales Adenosarcoma Sarcoma estromal Ginecología oncológica / Primera parte32 Los tumores epiteliales de ovario son las formas más frecuentes encon- tradas en las neoplasias malignas del ovario, en una proporción de 3 de 5 neoplasias de ovario y en 9 de 10. La forma más común de malignidad es el adenocarcinoma seroso. Clasificación por etapas En ausencia de enfermedad metastásica extraabdominal, la clasificación definitiva de cáncer del ovario requiere que se efectúe una laparotomía. Aún no se ha establecido la función de la cirugía en las pacientes con enfermedad en etapa IV y con enfermedad extraabdominal. Si la enfermedad parece limitarse a los ovarios o a la pelvis, es esencial que al momento de efectuar la laparotomía se examine y se haga una biopsia del hemidiafragma derecho, de ambos conductos parietocólicos, del peritoneo pélvico, de los ganglios pélvicos y paraaórticos, y del epiplón infracólico, así como obtener lavados peritoneales. Además, debe considerarse la invasión de la vejiga y del intestino, y pueden ser útiles un urograma descendente pre- operatorio y un enema de bario para evaluar el tracto urinario y el intestino grueso. El nivel sérico de CA 125 es valioso en el seguimiento y la reclasificación de los pacientes que presentan un nivel elevado de CA 125 al momento del diagnóstico. Mientras que un nivel elevado de CA 125 indica una alta pro- babilidad de cáncer epitelial del ovario, un nivel negativo de CA 125 no puede usarse para excluir la presencia de enfermedad residual.48-51 Los niveles de CA 125 también pueden ser elevados en otras malignidades y problemas ginecológicos benignos como la endometriosis, y los niveles de CA 125 se deberán usar con un diagnóstico histológico de cáncer epitelial del ovario.52,53 Tumores de células claras Benignos Bajo potencial de malignidad Malignos Adenocarcinoma Tumores de células transicionales Tumor de Brenner Tumor de Brenner de bajo potencial de malignidad Tumor de Brenner maligno Carcinosarcoma homólogos y heterólogos Carcinoma de células transicionales (no Brenner) Carcinoma de células escamosas Tumores mixtos epiteliales (especificar tipos) Benignos Bajo potencial de malignidad Malignos Carcinoma indiferenciado 33Cáncer epitelial de ovario Estadiaje quirúrgico La Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) y el Co- mité Estadounidense Conjunto sobre el Cáncer (AJCC, por sus siglas en inglés) tienen etapas designadas basadas en el estadiaje quirúrgico.54-55 (Tabla 1.2). Tabla 1.2. Clasificación por etapas (figo, río de janeiro 1988) ETAPA I. CRECIMIENTO LIMITADO A LOS OVARIOS. ETAPA IA. Crecimiento limitado a un ovario; no hay ascitis. No hay tumor en las superficies externas; cápsula intacta. ETAPA IB. Crecimiento limitado a ambos ovarios; no hay ascitis. No hay tumor en las superficies externas; cápsulas intactas. ETAPA IC. El tumor está en etapa IA o IB, pero se encuentra tumor en la superficie de uno de los ovarios o de ambos; o la cápsula está perforada, o hay presencia de ascitis que contiene células malignas o lavados peritoneales positivos. ETAPA II. CRECIMIENTO QUE INVOLUCRA UN OVARIO O AMBOS CON EXTENSIÓN PÉLVICA. ETAPA IIA. Extensión o metástasis al útero o las trompas. ETAPA IIB. Extensión a otros tejidos pélvicos. ETAPA IIC. El tumor está en etapa IIA o en etapa IIB, pero se encuentra tumor en la superficie de uno de los ovarios o de ambos; o con la(s) cápsula(s) perforadas; o hay presencia de ascitis que contiene células malignas o lavados peritoneales positivos. Los diferentes criterios para acomodar los casos a las etapas IC y IIC tienen un impacto en el diagnóstico. Para poder evaluar este impacto, sería valioso conocer si la ruptura de la cápsula fue (1) espontánea o (2) causada por el cirujano, y si la fuente de detección de las células malignas fue (1) los lavados peritoneales o (2) la ascitis. ETAPA III. INVOLUCRA UNO O AMBOS OVARIOS CON IMPLANTES PERITONEALES FUERA DE LA PELVIS O GANGLIOS POSITIVOS RETROPERITONEALES O INGUINALES. La metástasis superficial hepática equivale a la etapa III. El tumor se limita a la pelvis verdadera, pero con extensión maligna histológicamente comprobada al intestino delgado o al omento. ETAPA IIIA. Tumor macroscópicamente limitado a la pelvis verdadera con ganglios negativos, pero con siembra microscópica histológicamente confirmada de las superficies peritoneales abdominales o la extensión comprobada al intestino delgado o mesenterio. ETAPA IIIB. Tumor de uno o ambos ovarios con implantes histológicamente confirma- dos de las superficies peritoneales abdominales; ninguno excede 2 cm de diámetro. Ganglios negativos. ETAPA IIIC. Implantes abdominales de más de 2 cm de diámetro o ganglios positivos retroperitoneales o inguinales. ETAPA IV. INVOLUCRA UNO O AMBOS OVARIOS CON METÁSTASIS DISTANTE. Si hay presencia de derrame pleural, deberá haber resultados positivos del análisis citológico para asignar un caso a la etapa IV. La metástasis del parénquima hepático equivale a la etapa IV. Ginecología oncológica / Primera parte34 Hallazgos generales En general, se acepta que la mayoría de las neoplasias de “un origen común epitelial”, surgen de la superficie del epitelio o de la serosa del ovario.56 Durante la vida embriológica, la cavidad celómicaestá cubierta por una lámina mesotelial de origen mesodermal, parte de la cual se convierte en un epitelio seroso especializado que cubre la gónada. Por un proceso de invaginación, esa misma lámina alcanza los conductos mullerianos de los cuales se forman las trompas de Falopio, el útero y la pared de la vagina. En ocasiones, el examen del epitelio que cubre la apariencia normal del ovario, en la medida que éste se desarrolla, la superficie del epitelio se extiende dentro del estroma del ovario y forma glándulas y quistes. Cuando ese epitelio se convierte en neoplásico, exhibe una gran variedad de diferenciaciones mullerianas, que en un orden decreciente de frecuencia son los siguientes: serosos (remedando las trompas de Falopio); mucinosos (remedando el endocérvix); endometriode (remedando el endometrio) y células claras (células con glucógeno como las glándulas endometriales en el embarazo). El epitelio ovárico superficial, dentro de sus reservorios de metaplasia, también puede exhibir diferenciación urotelial. Examen de la pieza extirpada El examen de la pieza “en fresco”, antes del examen histológico, ofrece una serie de detalles muy importantes para determinar el comportamiento tumoral de la neoplasia de ovario. Por ejemplo, las adherencias a la superficie de ovario hacen pensar que se trata de una inflamación, pero lo más frecuente es que el tumor ya haya penetrado la cápsula. Esa zona debe de marcarse por el cirujano para hacer cortes perpendiculares y comprobar la penetración. Como la transición entre el epitelio benigno y maligno está bien definido, un examen cuidadoso de la pieza extirpada es necesaria para ayudar a identi- ficar ambas regiones tumorales: con potencial maligno y carcinoma franca- mente invasivo. Estudios recientes han demostrado que los ganglios pélvicos son infiltrados por el tumor de ovario con la misma frecuencia que los ganglios paraaórticos y eso significa completar con una linfadenectomía paraaórtica. Cuando se realiza un estadiaje riguroso en una laparotomía en una supuesta etapa I-II como tratamiento primario de un cáncer de ovario, aproximadamente la tercera parte de los casos son sobreestadiados en la segunda laparotomía, si ésta se realiza con las normas establecidas. La diferencia en el estadiaje es muy evidente cuando se compara la laparotomía realizada por un ginecó- logo-oncólogo, que cuando es realizada por obstetras, ginecólogos generales 35Cáncer epitelial de ovario o cirujanos generales. Estas observaciones señalan la crítica importancia de poseer una cierta experiencia individual del personal que realiza un estadiaje quirúrgico de un supuesto cáncer en etapa I o II. Un ejemplo típico de lo que significa un subestadiaje es indicar un tratamiento radiante a la pelvis por metástasis ganglionares en esa parte del abdomen, cuando existen metástasis paraaórticas que quedan fuera del campo de irradiación. En análisis retrospectivos se planteaba que el tamaño de las masas tumorales estaba asociado a un factor de riesgo, pero posteriormente el número de lesiones, independiente del tamaño, es el que tiene mayor valor como factor pronóstico.57 Así, una paciente con una sola masa residual grande tiene más probabilidad de aumentar su supervivencia, que otra con múltiples pequeños ganglios menores de 2 cm de diámetro. Eso no significa que el volumen tumoral no sea importante para relacionar la supervivencia. La clasificación de la FIGO ha tratado de resolver este problema del volumen tumoral y el número de lesiones metastásicas al subdividir la etapa III en tres grupos y esa subclasificación permite comparar la supervivencia entre pacientes con pequeños volúmenes de tumor con aquellas que presentan grandes masas. Es poco el esfuerzo que se realice para demostrar a los cirujanos, ginecólogos y oncólogos, la necesidad de realizar una minuciosa citoreducción que es directamente proporcional al aumento de la supervivencia. Hallazgos generales basados en el grado de malignidad Lo más común de los tumores epiteliales es que cuando son benignos, casi siempre son serosos o mucinosos y, generalmente, se diagnostican en mujeres entre 20 y 60 años. El tumor es con frecuencia grande, a menudo entre 15 cm en su mayor diámetro y algunas veces excede los 30 cm. Los tumores serosos benignos pueden ser bilaterales (un sexto de los casos). Son típicamente quísticos, de ahí el nombre de “cistoadenoma” y pueden ser serosos o mucinosos. Microscópicamente, se observa una simple capa de un epitelio columnar alto con quistes. Las papilas, si están presentes, consisten en un tejido fibrovascular cubierto por una simple lámina de un epitelio columnar maduro, alto, idéntico a la pared del quiste. Un prominente componente fibroso puede estar presente y dar una apariencia de áreas que, por esa carac- terística, se conocen con los términos cistoadenofibroma o adenofibroma. Estas variantes son idénticas en comportamiento a los cistoadenomas. Ginecología oncológica / Primera parte36 Tumores de bajo potencial Los tumores de bajo potencial de malignidad (borderline), tienen un excelente pronóstico, a pesar de los hallazgos histológicos sugestivos de cáncer.59,60 Casi todas las series reportan una supervivencia a cinco años, en cerca de 100 %, cuando el tumor se encuentra en etapa I o IIA. Aún cuando el tumor invade la pelvis o el abdomen, cerca de 80 % de las pacientes vivirán después de cinco años. Parece que las fallas están relacionadas con la terapéutica más que con el tumor. Las pacientes con tumores de ovario con potencial bajo de malignidad, generalmente son personas de edad más avanzada (Fig. 1.1). Figura 1.1. Tumor en el borde de la malignidad. Exhibe una estratificación epitelial de varias capas finas. 37Cáncer epitelial de ovario Los hallazgos histológicos reconocidos para diagnosticar un tumor de bajo potencial de malignidad se observan en la tabla 1.3. No es infrecuente la diferenciación entre un tumor de bajo potencial de malignidad y otro de franca malignidad, y eso debe realizarse basándose en la arquitectura de una invasión (bordes empujados contra invasión destructiva) más que sobre la base de un estudio citológico. El “carcinoma micro papilar” es una variante del adenoma seroso de bajo potencial de malignidad. Este tumor se ha mostrado muy agresivo y con un comportamiento mucho más maligno que el clínicamente denominado adenoma benigno. El término carcinoma de bajo potencial de malignidad (borderline tumors) no satisface la evolución de estos tipos de tumores y se han propuesto otras denominaciones como tumor de proliferación atípica, lo que refleja que los tumores de la etapa I son siempre benignos; otros términos son atipia epitelial y carcinoma intraepitelial. Hasta el momento no hay evidencia que indique que estos nuevos términos propuestos ofrecen alguna ventaja sobre la clasifi- cación de borderline o tumores de bajo potencial de malignidad.58-61 Tabla 1.3. Hallazgos histológicos de los tumores de baja malignidad − Papilas epiteliales: especialmente en tumores serosos, con desprendimiento de células atípicas como simple grupos de células. − Estratificación celular: especialmente en tumores mucinosos. − Aumento de la actividad mitótica. − Atipia nuclear: por aumento de la proporción citoplasmática, hipercromatismo y nucleolos prominentes. Tumores malignos (carcinomas invasivos) Histológicamente los tumores epiteliales malignos no son comunes en mujeres por debajo de 35 años. Los tumores de ovario malignos a menudo se presentan como masas sólidas, casi siempre con áreas de necrosis y hemorragia. Es frecuente que el tumor alcance más de 15 cm en su diámetro mayor, y su diseminación va más allá de los ovarios. El crecimiento destructivo es un hallazgo importante de malignidad que debe de distinguirse de otros tumores de bajo potencial de malignidad. Ese crecimiento destructivo infiltrante se demuestra mejor por el hallazgo de racimos de células creciendo en un patrón desorganizado con bordes angulados y cortantes que disecan los planos estromales.Ginecología oncológica / Primera parte38 Mientras que la diferenciación histológica entre los bordes “empujados” (característica de los tumores de potencial de baja malignidad) y la invasión destructiva es rápidamente visible, las señas y detalles para diferenciar una verdadera invasión maligna son los siguientes: la interfase tumor/estroma está alterada; cambios en el estroma normal o edematoso hacia uno desmoplásico e infiltrado celular inflamatorio crónico. Insistimos que lo principal es distinguir entre los bordes del tumor empujando los tejidos sanos y la infiltración destructiva, que a menudo es la única diferencia entre un adenocarcinoma y un tumor de bajo potencial de malignidad. Tumores serosos Los tumores serosos aparecen en los ovarios en la mitad aproximada- mente de todos los tumores epiteliales. Cerca de la tercera parte son malignos; uno de cada seis se catalogan como de bajo potencial de malignidad, y la mitad son benignos. La edad de las pacientes más frecuente que se diag- nostica el cáncer es de 56 años. Las pacientes con tumores benignos, de bajo potencial de malignidad, son por lo general mujeres jóvenes entre 45 y 48 años, respectivamente. Alrededor de uno de cada seis pacientes con un adenoma, lo presenta en los dos ovarios. Figura 1.2. Adenocarcinoma seroso. Se observan numerosas papilas de células tumorales que destruyen el estroma. 39Cáncer epitelial de ovario Los tumores de baja malignidad son bilaterales en un tercio de estos tumores. En muchos casos mas que bilaterales de origen, son implantes en el ovario contralateral. Los adenocarcinomas serosos que se encuentran en la etapa I son bilaterales en un tercio de los casos. Los que se diagnostican en etapas superiores son bilaterales en un tercio de los casos (Fig. 1.2). Cistoadenoma seroso Este tumor es definido como un quiste seroso que tiene un diámetro mayor de 1 cm. Esa neoplasia es comúnmente unilocular y, a menudo, presenta una pared delgada translúcida. Algunas veces exhiben excrecencias papilares que están localizadas en pocas áreas de la pared. Adenofibroma seroso Es un tumor firme y de color blanco por el gran componente estromal, que es definido como un tumor de menos de 1 cm de diámetro. Generalmente lo forman múltiples quistes y se encuentran en una quinta parte de los tumores serosos benignos. Los tumores de bajo potencial de malignidad son similares respecto a sus contrapartes benignas. La distinción macroscópica es que las papilas son más pronunciadas. Las estructuras polipoideas recuerdan las uvas de 1 a 10 mm de diámetro mayor. La superficie del tumor, especialmente si es grande, está cubierta por papilas finas. La necrosis está ausente. Cuando se encuentran en la etapa de un potencial bajo de malignidad, a menudo segregan un líquido mucinoso, pero no debe confundirse con una neoplasia mucinosa. Los adenocarcinomas serosos no presentan una apariencia abigarrada o jaspeada. Su tamaño oscila entre 2 cm a tumores de más de 10 cm. Son sólidos con áreas de hemorragia y necrosis. También se encuentran focos quísticos y papilares. Desde el punto de vista microscópico los adenocarcinomas serosos presentan una estructura similar a los adenocarcinomas de las trompas de Falopio. Si son bien diferenciados, las células pueden presentar cilios, como suelen verse en el epitelio de las trompas. Si son menos diferenciados, solo presentan un citoplasma eosinófilo (Fig. 1.3). Los núcleos son relativamente grandes; si la mucina se demuestra, está confinada a los bordes apicales de la célula. En los adenomas serosos, el epitelio es muy diferenciado; si existen cuerpos psamoma son muy pocos, aunque por lo general están ausentes. Pero si se encuentran en una cantidad considerable, el diagnóstico de adenoma seroso de baja malignidad se impone. Las papilas, si están presentes, son pocas en número, compuestas por partículas estromales sueltas fibromatosas y limitada por células epiteliales que son típicamente células serosas cuboidales. Ginecología oncológica / Primera parte40 Durante los años recientes, pacientes con tumores de ovario de baja malignidad (borderline), se les han realizado estadiajes cuidadosos incluyendo biopsias múltiples durante el tratamiento quirúrgico primario y la segunda laparotomía (second look). Esto ha permitido un mejor conocimiento de los tipos de lesiones serosas que pueden surgir de nuevo en el peritoneo, pues como expresamos antes, tanto el peritoneo como el epitelio de la superficie del ovario son de origen mesotelial. Las células malignas, tanto en el perito- neo como en la superficie del ovario, son del mismo origen; ello significa que una localización tumoral en el peritoneo, en una paciente con cáncer de ovario, no tiene necesariamente que ser metástasis, sino un tumor sincrónico del peritoneo. La implicación de esta hipótesis es que los tumores que surgen en el peritoneo pueden ser multicéntricos e independientes de los tumores de ovario como plantea el “sistema secundario Mulleriano”.62 En realidad, los tumores de bajo potencial de malignidad que se encuen- tran en el peritoneo, incluyendo el ligamento ancho, son similares a aquellos que surgen del ovario y la cuestión de discernir entre metastásicos (im- plantes) o primarios debe de realizarse, aunque existen bastantes evidencias Figura 1.3. Cistoadenocarcinoma papilar seroso. Formaciones papilares irregulares y gran cantidad de calcificaciones concéntricas (cuerpos psamomas). 41Cáncer epitelial de ovario de que muchos tumores de baja malignidad en el peritoneo, asociados a un tumor seroso de ovario de baja malignidad, generalmente son metástasis al peritoneo del tumor del ovario.59-63 Tumores mucinosos Los tumores mucinosos se diagnostican en una tercera parte de los tumores epiteliales. La gran mayoría son benignos (81 %). Aproximadamente una sexta parte de los tumores mucinosos son potencialmente malignos y solo 5 % son malignos. La edad promedio para pacientes con adenocarcinoma mucinoso es alrededor de los 52 años. Algunas pacientes con adenocarcinoma del cérvix desarrollan un adenocarcinoma mucinoso independiente del ovario. El pseudomixoma peritoneal es una condición rara caracterizada por adherencias muy fijas con mucina y células mucinosas bien diferenciadas, diseminadas por toda la cavidad abdominal. Aunque este tumor, en ocasiones, se desarrolla en tumores de bajo potencial de malignidad del ovario, la evidencia ha indicado que, en la mayoría de los casos, el tumor surge del apéndice o es metastásico del ovario. La luteinización estromal del tumor mucinoso, puede producir signos de virilismo y, a veces, hiperestrinismo. Los tumores mucinosos pueden crecer hasta alcanzar gran parte de la cavidad abdominal. Pueden llegar a pesar hasta 40 lb y alcanzar un diámetro de 30 cm. Los tumores que son benignos, raras veces son bilaterales. Los tumores malignos, especialmente aquellos en etapas avanzadas, son bilaterales en 46 %. Tanto los tumores benignos, borderline, o francamente malignos, son multiloculares con quistes en distintas áreas del tumor, pero en ocasiones sobrepasan los 3 cm de diámetro. Los tumores mucinosos presentan una característica especial, y es que diferentes regiones del tumor difieren del resto de la estructura. Esto es importante y debe examinarse cuidadosamente la pieza para localizar las áreas sólidas, hemorrágicas y necróticas. Los nódulos sólidos que aparecen en la pared del tumor mucinoso pueden ser de distintos tipos histológicos, como carcinoma anaplásico, sarcoma o crecimientos mesenquimatosos benignos. Cuando se examina un tumor mucinoso, todos los quistes deben abrirse porque pueden tener pelos y eso indica la presencia de un teratoma; ha de actuarse en la misma forma cuando se encuentran tejidos carcinoides que indican que se trata de un teratoma, pero con un sobrecrecimiento mucinoso.64 Las características microscópicas de los cistoadenomas mucinosos recuerdan las células mucinosas del endocérvix normal. Ginecología oncológica / Primera parte42 Los tumores de bajamalignidad presentan un amplio espectro de atipias y se estudian en dos grupos: endocervicales e intestinales. La atipia nuclear es moderada y pocas figuras mitóticas. Para permanecer dentro de la categoría de tumor de baja malignidad, las capas de las papilas del epitelio no deben exceder de dos o tres y la falta de las características siguientes: un marcado crecimiento de células atípicas; estructuras sólidas; masas celulares carentes de soportes de tejido conectivo; anaplasia nuclear severa e invasión estromal destructiva. El adenocarcinoma mucinoso, generalmente es diagnosticado por crite- rios morfológicos principalmente por el ultrasonido y sus variantes (Fig. 1.4). Figura 1.4. Ecografía transvaginal bidimensional con Angio Poder (A) y Doppler dúplex/color B. Estudio selectivo del ovario derecho (A), el que se encuentra aumentado de tamaño, de naturaleza mixta y muy vascularizado. En el estudio B se logra obtener un espectro de flujo arterial de baja resistencia, como corresponde con el de los vasos de neoformación. Tumor maligno mixto del ovario. Cortesía de la Dra. M. Parrilla. Tumores endometriodes Los tumores endometriodes se diagnostican en una proporción pequeña, comparados con los serosos y mucinosos (8 %) de todos los tumores epiteliales. La mayoría de los tumores endometriodes son malignos. Una quinta parte de ellos se incluyen en la categoría de tumores de bajo potencial de malignidad, que es un tipo de tumor reconocido, no hace muchos años, para esta categoría tumoral. El promedio de edad para el cáncer endometriode es de 57 años. Aproximadamente 10 % de los casos están asociados con endometriosis, 43Cáncer epitelial de ovario y eso implica que, por lo menos en algún caso, este tumor surge como una transformación neoplásica de la endometriosis. Alrededor de 10 % de los tumores endometriodes del ovario también están asociados con tumores endometriales del útero, con una variante histológica idéntica al cáncer del endometrio.65-68 Muchas de esas mujeres con tumores sincrónicos tienen una endometriosis asociada.68 Un tumor endometriode benigno es muy raro y no debe de diagnosticarse en un examen macroscópico en una laparotomía. Las características de esa benignidad son las siguientes: se originan en un tejido adenofibromatoso donde el estroma es blanco-amarillento y contiene múltiples quistes llenos con un líquido de color oscuro como chocolate casi siempre. Los tumores en el “borderline” de malignidad pueden ser pequeños, pero también muy grandes y sólidos, con un promedio de 10 cm de diámetro.69 La necrosis es rara. Los quistes varían desde muy pequeños hasta unos 9 cm y están llenos de un líquido que puede ser seroso, mucinoso o hemorrágico. Los criterios para distinguir este tumor que presenta un potencial bajo de malignidad de un adenocarcinoma, no ha sido bien definido por su rareza. Figura 1.5. Adenocarcinoma endometriode. Microscópicamente remeda a un adenocarcinoma del endometrio. Las glándulas son ovoides o circulares. Las papilas sí están presentes tienden a ser poco afiladas comparadas con las papilas del adenocarcinoma seroso. Ginecología oncológica / Primera parte44 Los adenocarcinomas endometriodes, parecen carcinomas serosos y varían en tamaño con un promedio de unos 10 cm de diámetro mayor. Los tumores son a menudo carnosos, amplias zonas de necrosis son comunes, sobre todo si el tumor es grande o poco diferenciado. Los tumores endometriodes tienden a ser ligeramente menos quísticos que los tumores serosos y la superficie papilomatosa es un hallazgo que resulta poco frecuente (Fig. 1.5). Tumor de células claras Los tumores de células claras no son frecuentes (3 % de todos los tumores epiteliales); los pocos que son benignos o en el borderline, son adenofibromas. La edad más frecuente para este tipo de tumor es 53 años, similar a la fre- cuencia de otros tumores de otras categorías de origen epitelial. Casi la mitad de los casos están asociados a endometriosis.70 Al examinar la pieza tumoral, macroscópicamente no se puede diferenciar de cualquier tumor seroso. En 13 % de los casos son bilaterales, y al examen microscópico es muy difícil de distinguir entre un tumor de potencial de baja malignidad y un tumor franca- mente maligno.58 Existen dos condiciones que ayudan a categorizar un tumor maligno: (1) tumores donde las glándulas y los islotes de células epiteliales manifiestan un alto grado de características malignas de las células epiteliales; (2) la inva- sión está presente cuando hay evidencia de respuesta mixoide y desmoplásica del estroma de las células o una extensión casual de las células dentro del estroma. El adenocarcinoma de células claras del ovario es morfológicamente similar al adenocarcinoma de células claras que se observa esporádicamente en el endometrio y en el cérvix en mujeres jóvenes que fueron expuestas prenatalmente al dietilestilbestrol.71 Aunque el adenocarcinoma de células claras del ovario y el adenocarcinoma endometriode de ese órgano se consideran muy asociados a la endometriosis, los mecanismos de la carcinogénesis de estos tumores malignos, no están definidos de una forma precisa; no obstante, se ha encontrado una diferencia cuando existe el antecedente de endometriosis. Las mutaciones del gen p53 aparecen en 63 % de los adenocarcinomas endometriodes como un factor pronóstico independiente para las pacientes portadoras de ese tumor; sin embargo, las mutaciones del p53 no se encontraron en el adenocarcinoma de células claras del ovario.72 Recientemente se ha señalado una asociación entre el Her-2/Neu, que es una glucoproteína que se comporta como un receptor transmembrana con actividad kinasa-tirosina, con el adenocarcinoma de células claras73 (Fig. 1.6). 45Cáncer epitelial de ovario Tumor de células transicionales Tumor de Brenner El tumor de Brenner es un tumor con una diferenciación urotelial. Es el tumor más raro (2 %) de los tumores epiteliales comunes. Se cree que surge del mesotelio por la metaplasia de las células transicionales.74 La mayoría de los tumores son pequeños y benignos. Casi siempre son descubiertos incidentalmente. Son muy raros los tumores “borderline”, así como también los malignos invasores. Estos últimos son de dos tipos: el tumor maligno de Brenner, que es muy raro y está compuesto por un epitelio pobremente dife- renciado de células transicionales donde se observa focos de tumor de Brenner benigno. Ese tumor es sólido, bien circunscrito y pequeño generalmente, aunque en la tercera parte de los tumores es mayor de los 5 cm y puede llegar hasta 30 cm de diámetro mayor y pueden pesar hasta 15 libras.75,76 El estudio histológico de estos tumores, como en otros tumores epiteliales, presenta dos componentes. Uno son los cordones epiteliales y el otro es la densidad del estroma fibroso en el cual, se encuentran los nidos de células Figura 1.6. Adenocarcinomas de células claras. La lámina del tumor muestra células con un citoplasma claro. Ginecología oncológica / Primera parte46 transicionales. El estroma es usualmente abundante y al mismo tiempo presenta un color oscuro. Focos pequeños de calcificación del estroma se encuentran en la mitad de los casos (Fig. 1.7). En contraste con el tumor de Brenner benigno, cuyo diagnóstico usual- mente se realiza sin dificultad, la distinción entre el tumor “borderline” y el tumor de Brenner maligno, es más difícil. El tumor “borderline” exhibe líneas papilares por la proliferación transicional del epitelio típico que se encuentra en los tumores de la vejiga.77 Figura 1.7. Tumor de Brenner. El tumor es sólido y se caracteriza por la falta de necrosis y hemorragia. El color del parénquima presenta un moteado entre blanco y pardo. Se observa tejido denso, fibrótico, con nidos de células transicionales seme- jantes al epitelio del tracto urinario. Carcinoma de células transicionales Esta es una segunda forma del cáncer de ovario con diferenciación urotelial. En el carcinoma de células transicionales falta el componente benigno o proliferativo. Esconsiderado una variante separada del cáncer de ovario basado en componentes clínicos e histológicos. Se presenta en etapas altas y es muy agresivo; tanto, que es propenso a recurrencias después del tratamiento primario. Es importante distinguir el carcinoma de células 47Cáncer epitelial de ovario transicionales de otros tumores epiteliales, especialmente el carcinoma seroso. Responde bien al tratamiento quimioterapéutico, con excepción de los indiferenciados. Carcinoma de células escamosas Este es una nueva categoría de tumores de la superficie epitelial-estromal que ha sido reconocida por la OMS.78 Como todos los tumores epiteliales, la edad promedio al diagnóstico es de 56 años y la mayoría de los tumores se diagnostican en etapas II y III. Carcinoma mixto Aproximadamente 3 % de todos los tumores de ovarios de un origen epitelial son mixtos porque más de 10 % de esas neoplasias exhiben un segundo tipo celular. Una combinación específica es la mezcla de carcinomas de células claras y endometriodes. Ambos tumores son relacionados con endometriosis. Carcinoma indiferenciado Son aquellos tumores pobremente diferenciados como los descritos antes. Pueden ser considerados indiferenciados aún en presencia de pequeños focos de glándulas con mezcla de mucina. El tumor de células pequeñas es un subgrupo de tumores indiferenciados y se presentan en dos tipos: el hipercalcémico y el pulmonar. El hipercalcémico típico se observa en mujeres jóvenes (promedio de 24 años). La hipercalcemia regresa después de su extirpación. Esta variedad de tumor de células pequeñas es casi siempre unilateral, pero se ha extendido más allá del ovario al momento del diagnós- tico.79 La forma pulmonar remeda las células pequeñas (oat cells) del carci- noma del pulmón. Ocurre en mujeres ancianas (promedio 59 años) y la mitad de los tumores son bilaterales; la mayoría de éstos son aneuploides. Tumores metastásicos Además de las metástasis de otros tumores de localizaciones pelvianas, como la del ovario contralateral, trompas, endometrio avanzado, el tumor de Krukenberg es un tumor muy raro, que originalmente se encuentra en el tracto gastrointestinal, pero es más frecuente en el estómago. Ginecología oncológica / Primera parte48 Historia natural y patrones de invasión El cáncer del ovario se disemina usualmente por desprendimiento local hacia la cavidad peritoneal seguido por implantación en el peritoneo, y por invasión local del intestino y la vejiga. Se ha informado que la incidencia de ganglios positivos en la cirugía primaria es tan alta como de 24 % en pacientes en etapa I, de 50 % en pacientes en etapa II, de 74 % en pacientes en etapa III y de 73 % en pacientes en etapa IV.80 En este estudio, los ganglios pélvicos estaban afectados con la misma frecuencia que los ganglios paraaórticos. Se piensa que el trastorno del drenaje linfático del peritoneo que resulta, desempeña una función en el desarrollo de ascitis en el cáncer del ovario. Ese mecanismo se produce al obstruirse los pequeños agujeros que se encuentran normalmente en el hemidiafragma derecho por donde pasa el líquido peritoneal normal, que existe en la cavidad abdominal para lubricar las asas intestinales y recorre la cavidad pasando por el espacio parietocólico derecho, y sale de la cavidad por esos orificios; de allí llegan hasta el conducto torácico. Cuando esos agujeros se obstruyen por las metástasis, se produce la ascitis carcinomatosa; de ahí la importancia de tomar biopsias del peritoneo de esos lugares. Además, es común que ocurra propagación transdiafragmática a la pleura. El cáncer epitelial del ovario nace de la derivación embriológica de la superficie del epitelio del ovario. En el comienzo de su historia natural per- manece confinado como crecimiento quístico dentro de las inclusiones epiteliales dentro del mismo ovario. Después de cierto tiempo, el tumor pe- netra a través de la cápsula del ovario en la cavidad abdominal, permitiendo que células exfoliadas del tumor se mezclen con el líquido peritoneal que normalmente circula, y pasa por los canales parietocólicos y el hemidiafragma derecho; esos lugares son dianas para los implantes tumorales. El epiplón también es un sitio frecuente de invasión, así como toda la superficie intraperitoneal incluyendo las asas intestinales. La otra vía es a los ganglios retroperitoneales por vía linfática atravesando los canales que drenan del ovario; a través del ligamento infundíbulo pélvico llegan hasta los ganglios a lo largo de la arteria aorta y la vena cava. Los canales linfáticos también pasan la- teralmente a través del ligamento ancho y los canales parametriales para terminar en los linfáticos de las paredes laterales de la pelvis, incluyendo las cadenas de los vasos iliacos externos, obturadores e hipogástricos.81,82 La invasión también puede ocurrir a lo largo del ligamento redondo hasta los ganglios inguinales. Las metástasis a los ganglios se relacionan con la etapa de la enfermedad y la invasión de los ganglios retroperitoneales; se encuentran en la mayoría de los cánceres de ovario en etapas avanzadas. La 49Cáncer epitelial de ovario invasión inicial del cáncer de ovario, por ambas vías, la intraperitoneal y la linfática, es una invasión clínicamente oculta. La extensión de la enfermedad puede detectarse solo por el examen histológico y durante el estadiaje quirúr- gico cuidadoso. Se ha estimado que alrededor de 10 % de los tumores que aparentemente parecen estar localizados en el ovario, tendrán metástasis en los ganglios paraaórticos. También muchas pacientes con aparente enferme- dad localizada, tendrán metástasis ocultas en el lavado peritoneal o en las biopsias de los espacios parietocólicos, epiplón o hemidiafragma derecho. Diagnóstico y evaluación clínica En la mayoría de las pacientes (75 a 85 %) con cáncer epitelial del ovario, el diagnóstico se realiza al mismo tiempo que la enfermedad ha progresado a la cavidad peritoneal. Los síntomas que más refieren las pacientes son cierto malestar abdominal seguido de distensión abdominal, a causa de la presencia de ascitis o una masa tumoral que paulatinamente está aumentando de tamaño. También refieren síntomas gastrointestinales como náuseas, dispepsias, saciedad precoz y constipación. Los síntomas urinarios son menos frecuentes, al igual que la metrorragia. Estos síntomas tardíos ocurren con más frecuencia en mujeres premenopáusicas. El diagnóstico de cáncer del ovario en etapa temprana, o sea, cuando el tumor está confinado al ovario, se hace por palpación de una masa anexial asintomática, durante un examen ginecológico de rutina. Sin embargo, la gran mayoría de las masas anexiales palpables no son malignas y, en mujeres premenopáusicas, el cáncer de ovario representa menos de 5 % de las neoplasias anexiales. En esas mujeres el aumento de tamaño del ovario se debe a un quiste luteínico o folicular. La mayoría de esos quistes funcionales regresarán en uno a tres ciclos, aunque el manejo de una masa anexial de aproximadamente 8 cm de diámetro en una mujer premenopáusica obliga a repetir el examen pélvico en uno o dos meses. En contraste, una masa anexial en una adolescente o en una mujer posmenopáusica, indica una alta posi- bilidad de tener un tumor maligno y la exploración quirúrgica está indicada. El ultrasonido abdominal o preferiblemente el transvaginal, tiene cada vez más aceptación y ayuda en la evaluación en las masas anexiales de la pelvis. Algunos de los hallazgos que son más frecuentes en el estudio ultrasonográfico incluye la irregularidad de los bordes, múltiples patrones ecogénicos debido a la presencia de elementos sólidos con proyecciones papilares prominentes, múltiples tabiques irregulares con densidad aumentada y tumores bilaterales. El ultrasonido también es útil para detectar la presencia de un tumor de ovario. Ginecología oncológica / Primera parte50 En la última década se han reportado muchos trabajos en relación con el Doppler y con su variante a color para ver y evaluar la circulación dentro
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