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Reporte de lectura Apologia de socrates y el banquete

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Gabriela Alitzel Maravilla Aupart
Reporte de lectura: Apología de Sócrates y el Banquete. 
Para comenzar, este escrito tiene como finalidad exponer los aspectos principales tratados en dos de los textos más reconocidos de Platón: la Apología de Sócrates, y El Banquete (o Simposio) o de la Erótica, además de que también se intentará criticarlos de manera sustentada, válida y adecuada, sin incurrir en interpretaciones fuera de lugar. Así pues, en primer lugar se tratará la Apología de Sócrates.
	La estructura de la Apología de Sócrates que sugiere el texto[footnoteRef:1], es como sigue: Sócrates expone 1) los dos tipos de acusadores que tiene: los antiguos y los nuevos, posterior a ello 2) justifica su conducta antes de pasar de los segundos a los primeros acusadores, 3) Interrogatorio a Meleto seguido de la exposición de 4) la necesidad moral para el hombre de defender sus convicciones más que si vida, 5) el porqué de su actuación en privado, en vez de la actuación política, 6) acogimiento de los jóvenes y finalmente 7) la apelación a la dignidad del acusado y la de los jueces. [1: Platón, Diálogos .Calonge Ruiz, J, et al. Madrid, España. Ed. Gredos, 1985.] 
Para comenzar de lleno, se relatará muy brevemente el contenido del texto, en el cual se puede apreciar de manera muy clara la personalidad de Sócrates: como un hombre justo, siempre en busca de lo verdadero, e irónico. Sócrates en el juicio indica que los acusadores antiguos aseguran que éste sabe de cosas subterráneas y celestes, enseña a los jóvenes a ‘hacer el argumento más fuerte en el más débil’. 
Relata también que su amigo Qerefonte le pregunta al oráculo si existe alguien más sabio que Sócrates, a lo que el oráculo da una respuesta negativa. Ante ello, Sócrates decide investigar e intentar refutar al oráculo, pues él sabía que no era experto en ninguna cosa. Así pues, acude con los sabios, y descubre, en efecto, que era más sabio que ellos en una cosa: él sabía que no sabía, y los demás, creían saber algo cuando en realidad no lo sabían. Sócrates acude con políticos, poetas y artesanos, pues todos ellos aseguran tener la verdad. 
Cuando Sócrates investigaba si era realmente sabio, preguntaba a los sabios, y al hacerles ver que realmente no sabían, los jóvenes se sentían divertidos con ello y lo repetían, es entonces cuando se le acusa de corruptor de jóvenes. Le acusan también no creer en los dioses. Sus segundos acusadores son Ánito, Meleto, y Licón, siendo éstos el poeta, político y orador, respectivamente. 
Luego Sócrates hace el interrogatorio a Meleto, donde se denota claramente su ironía y demuestra su no ateísmo y que no es en realidad un corruptor de menores, o bien, tampoco es el único que lo hace en toda Atenas, como aseguraba Meleto. En esta parte se ve el característico modo de Sócrates, no es meramente un monólogo, sino se convierte en diálogo en este fragmento[footnoteRef:2]. [2: Cf. Platón, Diálogos, 27] 
Posteriormente, Sócrates asegura que no hay que aceptar algo que es deshonroso, tampoco hay que temer a la muerte, pues ello “no es otra cosa que creer ser sabio sin serlo”[footnoteRef:3], además, asegura que si aceptara el destierro o cualquier otra cosa, implicaría ya no llevar a cabo el cometido del dios, ni indagar, y una vida así, ya no tendría sentido. [3: Cf. Platón, Diálogos, 29a] 
Sócrates dice que tiene un demon que le impide hacer algunas cosas. Si Sócrates no llevó una vida política, es porque quería ‘vivir algo de tiempo’, pues era “necesario que el que, en realidad, lucha por la justicia, si pretende vivir un poco de tiempo, actúe privada y no públicamente”[footnoteRef:4]. Así pues, Sócrates en casi al terminar su juicio indica que no desea producir compasión, ni rogará que se le perdone la vida, pues ello no es digno de un hombre. [4: Platón, Diálogos, 32a] 
Sócrates tampoco acepta el ser encarcelado, pues sería un esclavo de ésta.[footnoteRef:5] Por último, Sócrates al saber que su oferta de la multa no es aceptada en lugar de la pena de muerte, le dice a los jueces que ellos hubiera querido ver lloriqueos, lamentos y demás cosas indignas, pero ello no corresponde a su persona. Por último, se despide de los acusadores, diciendo que al acercarse a la hora de su muerte, posee poderes proféticos, y Atenas no tendrá un hombre como él, que iba a abrir los ojos a los hombres y hacerlos virtuosos. En cambio a sus defensores les recuerda que la muerte no es un mal, pues se va el alma al Hades, con almas de justos, y les pide que recuerden a sus hijos[footnoteRef:6] el ser virtuosos. [5: Cf. Platón, Diálogos, 37e] [6: Los hijos de Sócrates.] 
Así pues, después del relato del diálogo, se harpa una crítica, que a decir verdad, parece ser complicado el refutar al filósofo, este diálogo imprime la personalidad de tal, en búsqueda constante de la verdad. Hay cosas muy importantes en este diálogo: La justificación de su actuación, pues indagaba la verdad, siempre en búsqueda también de lo justo, la dignidad y el característico modo socrático del constante diálogo, pero ante todo ello, no hay que pasar por alto el tema de la muerte en Sócrates. 
Parece complicado hacer realmente una crítica al filósofo, pues el decir que no es cierto que cuando uno muere va al Hades, parecería ser una lectura descontextualizada, pues más allá de apelar a un idealismo, es más bien una cuestión, más que cultural, refuerza el no ateísmo de Sócrates. Y por otro lado, el decir que se hubiera enfrentado desde el principio a los primeros acusares, es incoherente, pues eran demasiados y el haber dedicado tiempo a su defensa hubiera hecho que se desviara el cometido que recibió del dios.
Asimismo, el decir que se hubiera enfrentado a los segundos acusadores sería injusto, pues en la Apología lo hace, del mismo modo que si se dijera que Sócrates debió llevar a cabo la vida política y no privada, pues parece ser que es cierto cuando dice que de esta manera hubiera muerto antes, pero al parecer hubiera podido hacer la fama adecuada de justo, pero lo que Sócrates buscaba, más allá de una fama de justo y sabio, era primero, saber si él era realmente sabio o no, y segundo, hacerle ver a los hombres que creían saber cosas que no sabían y encaminarlos a la virtud. Por eso tampoco se puede, al parecer, criticar esa postura de Sócrates.
Sin embargo, cuando Sócrates interroga a Meleto, aunque parece improbable que un solo hombre corrompa a los jóvenes[footnoteRef:7], ello no lo convierte en un hecho imposible (más allá de que Sócrates haya corrompido o no a los jóvenes). Tampoco es probable que alguien quiera recibir daño de los que lo rodean, sin embargo ello tampoco le convierte en algo imposible, es sólo una cuestión del sentido común creerlo, pero no lo sabemos en realidad. [7: Cf. 25a en adelante, Platón, Diálogos.] 
Parece ser también que uno puede corromper a otros voluntariamente, pues al mismo tiempo que les corrompe para hacer el mal, les enseñaría que debe hacerse el mal a los otros y no a nosotros, es decir a otros y no a mí, como podría suceder en la práctica. Al parecer este pasaje podría ser poco sólido si se considera que aunque es improbable, ello no lo convierte en un hecho imposible. Si se considera todo ello, entonces Sócrates no hubiera tenido razón, y Meleto sólo asintió por recurrir al sentido común. 
Ahora bien, se abordará El Banquete, incluye la siguiente estructura[footnoteRef:8]: 1) La escena introductoria, y 2) la narración según Aristodemo, la cual se subdivide en: a) Introducción, b) la llegada de Sócrates, c) los seis discursos sobre Eros y la escena final. Los seis discursos sobre Eros son los que se tomarán en cuenta para este texto, el primero es 1) Discurso de Fedro (que describe la naturaleza de Eros, propiedades y lo que inspira), 2) Discurso de Pausanias (Doble Eros, Uranio y Pandemo[footnoteRef:9]), 3) Discurso de Erixímaco, el médico, que habla en primera instancia de lo corporal y la moderación, 4) Discurso de Artistófanes, el poeta cómico, que narra el mito de los seres redondos y el andrógino.[8: Según la traducción de M. Martínez Hernández. ] [9: El Eros Uranio, es el Eros celeste (amor del alma), si hay dos Afroditas, entonces hay dos Eros. El Eros Pandemo sería el Eros vulgar, del amor corporal.] 
Después prosigue el 5) Discurso de Agatón, el poeta trágico, que narra que Eros es lo bello y lo bueno, y finalmente la intervención de Sócrates, la intervención del filósofo en busca de la verdad, que no es un discurso, sino más bien un diálogo, primero entre él y Agatón, y luego entre él mismo y Diotima. Por la extensión de este trabajo se hará hincapié en el discurso de Pausanias, y en la intervención de Sócrates.
La estructura del orden de los discursos sugiere que se desde lo irreal hasta lo Verdadero, es decir, de la doxa a la Verdad, que es a lo que aspiraría el filósofo. Así pues, Fedro hace una intervención más bien introductoria, seguido de Pausanias, que es el político[footnoteRef:10], el cual en su discurso aluda a un doble Eros, uno Uranio, que era aquél del amor entre varones y el más puro, según Pausanias. A su vez, habría un Eros Pandemo que es el amor de los cuerpos y el amor vulgar. Así también, en su discurso, Pausanias asegura en 183d que ninguna acción es hermosa ni fea, sino depende como se haga, será bella si se hace bellamente, fea si no. [10: Lo cual podría hacer pensar que nuevamente se recurre a políticos, artesanos y poetas, que dicen tener la verdad sobre algo, y por último, es filósofo, que busca la verdad.] 
Eríximaco, en pocas palabras dice que el amor es desigual, iguales, lo desigual ama lo desigual. Aristófanes por su parte, después de su hipo, relata el mito de los andróginos, donde asegura que en el amor lo que se busca es integridad. Agatón, en su discurso da las características de Eros, entre ellas, es un dios delicado, justo, con templanza, sabio y bello. Después de Agatón, Sócrates en su intervención, rompe con todo lo dicho anteriormente.
Esto es así porque Eros ya no es un dios ni es bello, se le asigna una nueva genealogía[footnoteRef:11], y Eros es amor de algo, desea lo que es amor, pues no lo tiene ni lo es, se desea lo que no se tiene y se dese al mismo tiempo conservarlo después, Eros ama aquello de lo que tiene una necesidad. Dado que el amor es hacia lo bello, y se ama lo que se desea, entonces Eros no puede ser bello. Y si lo bello es lo bueno, y Eros no tiene belleza, entonces tampoco es bueno. Eso plantea la intervención socrática, además de que Eros no es un dios, por no ser bueno ni sabio, es más bien un punto intermedio, y por su naturaleza demónica (pues es un demon), es intermediario entre lo divino y lo mortal. Eros pues, sería el amor de lo bello, y ama las cosas bellas, deseando que éstas lleguen a ser suyas, lo mismo con las cosas buenas, y ello, para ser feliz. [11: Como hijo de Poros y Penia, es pobre y por ello siempre está en carencia, por la naturaleza de su padre persiste en la búsqueda, y es al mismo tiempo un punto medio. ] 
Se desea procrear belleza, y los hombres no aman otra cosa más que el bien[footnoteRef:12]. La procreación se desea porque se desea ser inmortal, y se aspira a la inmortalidad, pues se reemplaza un ser viejo por uno nuevo. Si se es inmortal, sería perpetua la posesión del Bien. Pues no se ama lo bello sino se ama la generación en lo bello, y también se desea procrear el bien. Finalmente, Alcibíades llega borracho y hace un elogio a Sócrates. [12: Cf. Platón, Banquete, 206a] 
Así pues, los temas centrales del Banquete platónico, parece que son la naturaleza del doble Eros, pues se inicia la cuestión el amor al cuerpo y al alma, posteriormente, el mito del andrógino, pues plantea un amor corporal. Y por último la cuestión de Eros como demon y todo lo que conlleva: el amor como deseo de lo que se carece, que se retoma de la integridad del discurso del cómico. La intervención socrática, más bien es síntesis de todas la anteriores, da una doctrina del amor como carencia y deseo, además de persecución y deseo posesión futura, pero no hacia los cuerpos, sino hacia lo Bello y lo Bueno (ideas).
Ahora bien, hay que recordar que Sócrates en su intervención dice que Eros desea lo que es amor, y que el amor es amor de lo bello; después asegura que el amor no es amor a lo bello sino a la generación y procreación en lo bello. Parece ser una reducción al absurdo para llegar a la cuestión de la inmortalidad. Pero por otro lado, no se podría decir que Eros desea lo que es amor, pues ciertamente no sabemos lo que el amor es. 
Más bien parecería que el amor no es amor de lo bello, sino sería entonces un deseo hacia lo bello, para llegar a ello. Pero aún no se sabe lo que es el amor, pues se suple por la palabra ‘deseo’, entonces se recurre a una situación circular entre ambos términos pues no quieren decir lo mismo. Para concluir, podría decirse que el amor y el deseo no son la misma cosa aunque pueden ir de la mano, por tanto no es necesario que el amor sea deseo de lo que se carece. 
Bibliografía.
· Platón, Diálogos. Trad. J Calonge, Edit. Gredos. España, 1985.
· Platón, Diálogos. Trad. M. Martínez Hernández. Edit. Gredos. España, 1988.