Logo Studenta

Reporte de lectura Construcción de una relación de colaboración psicóloga- maestra para la mejora educativa

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

Arredondo Muñoz María Itzel
		Investigación en Educación
		6504
	Reporte de lectura 	
Construcción de una relación de colaboración psicóloga- maestra para la mejora educativa.
El profesional de la educación ha de visualizar al profesor como un socio o colaborador, ubicándolos a ambos, en un contexto de desarrollo profesional, en donde deberán adoptar y/o adaptar sus técnicas y procedimientos para avanzar hacia la mejora del aula.
El cambio educativo se puede producir en dos niveles: a nivel de conductas externas e influye en los conocimientos, las creencias y la mentalidad en general.
Luego entonces, es necesario que el psicólogo ponga atención en la capacidad del docente y a sus deseos de cambiar y/o conservar aquellas prácticas valiosas para él, y ver si en verdad en dichas prácticas se aborda una necesidad y su viabilidad.
La epistemología constructivista considera fundamental la interacción social para el desarrollo psicológico, siendo esta las naturalezas de dichas interacciones, que al recrear zonas de construcción relativa a la comprensión y solución de tareas, amplían las posibilidades que las personas de forma individual no tendrían. 
Conforme la teoría de la cooperación y la competencia, existen tres formas básicas de comportamiento: independencia social, dependencia social, interdependencia social; en donde, la manera en que se elija dentro de un trabajo conjunto; se promoverá el éxito de los demás. 
En el ámbito educativo, la colaboración es una estrategia de trabajo e instrumento de aprendizaje profesional, cuyo fin es contribuir en el mejoramiento escolar.
Las características de una relación de colaboración son interdependencia positiva, responsabilidad y compromiso individual, interacción generadora, ayuda a desarrollar habilidades sociales, al igual que se da una reflexión sobre el trabajo grupal (Johnson y Johnson, 1996).
De igual manera, en una relación de colaboración se destacan las siguientes características relacionadas con los procesos de comunicación: la escucha, la paciencia, la tolerancia, la no emisión de juicios de valor, la actitud de no culpabilidad, el respeto hacia los otros, el reconocimiento de las aportaciones de los demás y las relaciones basadas en la igualdad.
La colaboración se lleva a cabo a través del dialogo, en donde es determinado el explicitar y a veces confrontar pensamientos distintos, respetando opiniones, utilizando una serie de reglas y actitudes que rigen los procesos de colaboración, tales como: la reflexión conjunta, la revisión y el análisis de información conjunta, la indagación y exploración de posibilidades, alternativas, causas, etc., y la elaboración y diseño de propuestas consensuadas.
Existen tres modelos que son habituales en la relación que se establece entre un profesional y un sujeto: el modelo del experto (control absoluto del profesional y escasa participación de los sujetos), el modelo del trasplante (control sobre la toma de decisiones por parte del profesional, aunque se toma en cuenta la opinión del sujeto) y el modelo del usuario (donde los sujetos tienen derecho a decidir y seleccionar lo que crean adecuado para su consumo).
En toda relación de colaboración es necesario un primer acercamiento por parte del profesional hacia el socio o colaborador, esto para motivarlo a que esté dispuesto a dialogar sobre sí mismo y los problemas que le aquejan, para así, llegar a acuerdos sobre la naturaleza del apoyo que se brindara, dichos acuerdos deben estar abiertos a la renegociación, clarificación, y modificación por ambos colaboradores. Posteriormente, se da una fase de exploración de la situación, donde se pretende indagar como los socios se construyen así mismos, a sus recursos, a sus necesidades, y a sus objetivos, cuyo propósito es facilitar el análisis y permitir a los socios que se hable de sus problemas en un ambiente tolerante y permisivo.
La negociación es un proceso cuyo fin es que el docente y el psicólogo traten de llegar a acuerdos mutuamente aceptados, donde los docentes sean tomados, como profesionales competentes, reconociendo sus derechos y su experiencia, colocándolos en pie de igualdad de la relación y/o líderes, según la ocasión. De esta forma, la fuerza del psicólogo está determinada por su eficacia en el momento de establecer los procesos de negociación e impulsar el encuentro con las soluciones a los problemas.
En dicha colaboración, se adopta el modelo de usuario, ya que, en él se toma en cuenta que el docente posee considerables conocimientos acerca de las necesidades y recursos del problema que reporta y debería compartirlos con el psicólogo. 
En la teoría de los constructos personales se dice que cada persona construye en su mente un modelo de los sucesos, sobre la base de su experiencia, que puede ser percibida o interpretada de muchas formas diferentes. 
Al pretender trabajar con los maestros se debe de aceptar la realidad de sus interpretaciones, no oponernos a ellas, ni mucho menos ignorarlas. 
Entonces, el papel del psicólogo en el proceso de la colaboración, es el de identificar, sugerir recursos y propuestas de acción, facilitar el cambio, ser analista, coordinar y sistematizar esfuerzos, además de supervisar, evaluar, formar y sobre todo asesorar, por ello, tendrá que involucrarse en la vida cotidiana del aula, a fin de tener la mayor comprensión posible de ella. 
Las estrategias de interacción que todo psicólogo debe de tener en cuenta para un buen ejercicio de colaboración con el psicólogo son las siguientes:
· Respeto hacia el docente, su profesión, sus ideas, opiniones y propuestas.
· Franqueza al interactuar con el docente
· Atención en todo lo que hace, dice o demuestra el docente, tanto de forma verbal como no verbal. 
· Impulsar el dialogo, utilizando preguntas abiertas, afirmaciones, silencios e indicaciones para que el docente pueda decir algo más.
· Mostrar empatía hacia la situación en la que se encuentra el docente.
· Utilizar, como último recurso, técnicas de confrontación para impulsar cambios donde se sea necesario.
El papel del docente en el proceso de colaboración es el del eje donde descansa la actividad practica de todo aparato escolar, donde su personalidad, intereses, conocimiento, intenciones, y sus preferencias, influirán en demasía en lo que ocurra dentro del aula, por esto y otras razones, se le debe tomar al docente como un sujeto activo en las decisiones que se tomen en torno la mejora del aula, para que, con base en su experiencia en el desarrollo de propuestas de trabajo que pretenden dicha mejora, pueda decir si funcionan o no. 
Un modelo que se puede implantar en el ámbito educativo, cuya finalidad es la colaboración conjunta entre el psicólogo y el docente es el de Albert y Nelson (2002), donde los pasos que estos investigadores proponen son los siguientes:
· Contactar al director de la escuela y hacer la propuesta de investigación en colaboración en su escuela, puntualizando el papel del profesor en la toma de decisiones en el aula, para que, posteriormente, se comunique al profesorado la dinámica a seguir, con el fin de conseguir voluntarios para el proyecto. 
· Programar una reunión de planeación con los profesores voluntarios y el director para discutir en profundidad los detalles del proyecto y escuchar problemáticas que los maestros detecten en sus aulas. 
· Identificar problemáticas importantes dentro de las aulas de los profesores, organizándolas en una lista por grado de importancia.
· Identificar, entre el docente y el psicólogo, la posible intervención, la cual tiene que ser breve, de bajo costo y accesible a los horarios establecidos en el aula. 
· Especificar el procedimiento que se llevara a cabo, asignando las tareas que cada profesional se hará responsable
· Tener reuniones regulares con el fin de revisar los datos y/o discutir sobre algún problema que surja, que este influenciando los resultados.
· Dar un seguimiento, para que se continúe instrumentando la intervención.
Reflexión:
Esta lectura es bastante útil, ya que da cuenta, del papel que debemosadoptar en “Florecer”, para dar pie a una mejora en los niños y sus procesos de aprendizaje, trabajando en conjunto, claro está, con Hilda (educadora), sin que se sienta amenazada y devaluada por el equipo de psicólogos, de la misma forma, nosotros no debemos adoptar un papel de expertos, si no de colaboradores, ayudando, apoyando, escuchando y retroalimentándonos conjuntamente con Hilda y el demás personal administrativo, resolviendo, aclarando y darle frente a las discrepancias y diferencias que puedan llegar a surgir en el camino de dicho proyecto.
Las reuniones con los educadores, pertenecientes al proyecto de Monse y Leslie, nos ayudan a crear un espacio de colaboración con Hilda, asi como a conocer mas sobre la personalidad de los niños en días alternos a los que estamos con ellos. De igual manera, nos ayuda a desarrollar empatía y dialogo con Hilda, cuidando tener menores diferencias en cuanto a perspectivas posibles y solucionar las que lleguen a surgir. 
Referencia: 
Morales, C. (2006). Construcción de una relación de colaboración psicóloga-maestra para la mejora educativa. México: UNAM.