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Los gritos de mi silencio_ Violencia y Abuso Sexual en la infancia - Carlos Chiclana Actis y otros

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LOS GRITOS DE MI SILENCIO
Violencia y abuso sexual en la infancia
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Créditos
Primera edición digital: Febrero de 2016
Los gritos de mi silencio. Violencia y abuso sexual en la infancia.
© Autores, 2015
© Biblioteca de Salud Mental, 2016
© BibliotecaOnline, 2016
Diseño de portada: Borja López Crespo
Aquisgrán 2
28232 Las Rozas Madrid
Teléf.: 91 7610902
www.bibliotecadesaludmental.com
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las
sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra en cualquier tipo de
soporte o medio, actual o futuro, y la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.
Elaboración del eBook: epubspain.com
ISBN: 978-84-15998-43-3
5
http://epubspain.com
I. PRESENTACIÓN
Dentro de los problemas relacionados con la Salud Mental en la infancia
hay temas cuya exposición genera gran inquietud, como el suicidio, los abusos y
la violencia en la población infantil. Este segundo es aún más difícil de abordar,
comprender y analizar. En España, numerosos menores de 18 años han sido
víctimas de violencia de género con orden de protección o medidas cautelares.
¿Cómo una sociedad soporta una lacra como ésta?
Las actividades que organiza la sociedad Andaluza de Medicina
Psicosomática (SAMP) alcanzan un amplio marco temático, tanto en la variedad
de materias como en las diferentes etapas cronológicas de la vida a las que afecta.
No han sido la psicología o la psicopatología infantiles una materia pródigamente
tratada, no ha sido la pediatría la especialidad que ha demandado más espacio, si
bien el Prof. Jaime Rodríguez Sacristán, primer Catedrático de Psiquiatría
Infantil de España, miembro de Honor de la SAMP e incansable apoyo a nuestras
actividades haya estado presente en todos estos quehaceres formativos.
En esta ocasión hemos alcanzado la diana temática de un modo indirecto.
Recuerdo perfectamente el inicio de la historia. Regresando, en AVE Madrid-
Sevilla, de uno de los Encuentros de Psiquiatría Antropológica de Navacerrada,
me sugiere el Dr. José Ignacio del Pino –protagonista de este evento- tratar el
tema del abuso sexual en la infancia, de sus repercusiones psicopatológicas a lo
largo de la vida, dada la frecuencia de manifestaciones, con estos contenidos, que
le expresaban los pacientes en la terapias individuales o de grupo, en su consulta
privada o en la sanidad pública. Me extrañó y me chocó. Me parecía dificultoso,
delicado y posiblemente hiriente. Pero pronto comenzaron a acudir a mi mente
casos clínicos vividos personalmente en jóvenes y adultos, algunos francamente
graves. Me resistía a la idea pero intuía, a la vez, algo así como una necesidad de
sacarlo adelante.
Ante un dilema suelo echar mano de un folio y un boli, para desglosar
aspectos, jerarquizar, relacionar temas, personas, tachar y rehacer el texto:
imaginar, recordar, concretar y casi llevar a la práctica. De ese modo, con la
ayuda de José Ignacio, llegamos a Sevilla con temas, ponentes, calendario, lugar
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y convocatoria. Así de fácil resultó de entrada y nos pusimos manos a la obra en
el montaje.
Buena acogida, algunos temores o precauciones y muchos elogios
animosos o animantes para que no diésemos marcha atrás ante la conveniencia y
necesidad de tratar el tema por espinoso que resultase. Y fueron necesarios
porque hubo que salvar muchos “no te metas en líos”.
En el origen de muchas patologías psiquiátricas se hallan situaciones que la
persona no ha sido capaz de integrar adecuadamente y que son generadoras de
notable sufrimiento. Estamos pues trabajando en un tema un tanto tabú. Pienso
que suele tratarse en plan superficial y nuestra conciencia nos lleva a eludir,
muchas veces en la palabra y en el pensamiento, en lo propio y en lo ajeno, en lo
viejo y en lo reciente, eso que es de gran valor.
Se dice que la frecuencia epidemiológica del abuso sexual está en torno al
25% en cualquier colectivo. Les animo a que hagan una prueba en grupos de
cuatro, si hay una cierta confianza, y quizá nos sorprendamos de que la
apreciación epidemiológica se quede corta.
La incorporación de los psicólogos al campo de la salud ha mejorado
notablemente la atención personal, ya buena, que la medicina en general ha
venido prestando a los pacientes.
Porque para enterarse de estas cosas es preciso disponer de tiempo, de
atenta escucha y que no falten ganas de involucrar más del propio tiempo si es
preciso. No están lejos la responsabilidad, la justicia, el cuidado médico-
psicológico, etc…pero la vulnerabilidad del hombre y del profesional es afectada,
con frecuencia por debilidades internas y factores externos.
La buena acogida de los ponentes y el valioso trabajo de las psicólogas Ana
Moreno y Esther Rodríguez, hizo posible la acreditación por parte del Rectorado
de la Universidad Hispalense y la difusión entre profesionales y estudiantes de
últimos cursos en Facultades de Ciencias de la Salud hasta alcanzar cerca de un
centenar de participantes.
El aprovechamiento quedó patente en el desarrollo de las ponencias y los
prolongados debates que les seguían así como en los cuestionarios que tras cada
sesión elaboraban los asistentes. Por cierto, magnífico material para profundizar
en el tema.
Fue idea del Dr. Carlos Chiclana el preparar esta edición online y su
ofrecimiento de acogida en la Colección Biblioteca de Salud Mental, que dirige.
7
Aceptamos sin duda, pero conscientes del trabajo que la recogida del material
nos supondría. Merecían la pena.
Entonces tras la clausura y el reparto de diplomas y certificados de
asistencia a Médicos, Psicólogos, Pedagogos y estudiantes de últimos cursos en
Grados de Ciencias de la Salud, se nos ocurrió una idea:
“¡Aquí falta algo! ¿Qué será? Y surgió la idea de un amplio y profundo
debate sobre la materia, en el que quienes han palpado estos “dramas” en las
niñas y niños expusiesen sus vivencias y sus conclusiones. Así podríamos ayudar
mejor a salir de los mismos. Es la oportunidad de que ayudemos a quienes han
visto rebrotar el dolor de lo que les sucedió de niño/a y a quienes, ya adultos,
acuden a una consulta psiquiátrica o a psicoterapias individuales o de grupo.
Alguien apostilló ¿Y si lo celebramos en la Real Academia de Medicina y
Cirugía de Sevilla? a cuyo Presidente, el Dr. Castiñeira, agradecemos la
deferencia.
No podría faltar en este debate, junto a los ponentes de todo el Seminario y
al público de Sevilla, el Secretario de la Real Academia, el Dr. Ignacio Gómez de
Terreros, tantos años Jefe de Servicio de Pediatría del Hospital Virgen del Rocío,
de Sevilla y experto en protección a la infancia. Gracias, Ignacio, con tantos
matices científicos, sociales, morales y materiales.
En este libro, de edición electrónica, participamos los ocho ponentes del
Seminario desarrollado en el Colegio Oficial de Médicos de Sevilla (COMS), los
dos de la Mesa Redonda en la Academia Dres. Pino y Gil Arrones y la crónica de
las intervenciones de los cinco ponentes, Fila Cero, junto al amplio coloquio.
También unos trabajos complementarios solicitados a expertos en temas
específicos como es el caso de los preparados por Marisa Rey, Macarena
Anchóriz, Mª Ángeles Dichas, Leonor Asensio y Esther Rodríguez. El índice que
sigue a esta Presentación deja bien clara la autoría.
Estos aspectos sociales, jurídicos, médico-forenses y psicopedagógicos son
de gran interés para entender mejor los hechos con el marco científico que los
debe acompañar.
Aun cuando sea citado ahora en este final del texto de presentación, ya
aparece en el inicio de la publicación lo que viene a ser una “puesta al día” de los
conceptos de violencia y abuso sexual en la infancia. Está elaborado como
ponencia al Congreso Virtual Interpsiquis 2015, por parte de la coordinadora del
seminario objeto de esta publicación, la psicóloga Esther Rodríguez.
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Finalizo esta introducción con mi gratitud al Dr. Carlos Chiclana y su
equipo de colaboradores por las sugerencias, el ánimo infundido, la experienciabibliográfica y la acogida en la Biblioteca de Salud Mental que promueve.
A todos los que habéis hecho posible esta publicación ¡gracias!
Sevilla 16 de abril de 2015
Manuel Álvarez Romero
Presidente de la SAMP y Director del Seminario
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LOS GRITOS DE MI SILENCIO
"VIOLENCIA Y ABUSO SEXUAL EN LA
INFANCIA
I. Presentación
Dr. Manuel Alvarez Romero. Médico internista
II. Indice
 
III. Conceptualización actual del abuso sexual infantil
Esther Rodríguez Díaz. Psicóloga Sanitaria. Sevilla.
IV. El abordaje psicosomático en la infancia. El apego y las urdimbres
Manuel Álvarez Romero. Médico Internista
V. Causas de abuso sexual y violencia en la infancia
Frank García-Castrillón Armengou. Psicólogo Clínico.
VI. Consecuencias, a largo plazo, de la violencia y el abuso sexual
infantil ¿Cómo describirlas y abordarlas?
Ana Moreno Gómez. Psicóloga Sanitaria.
VII. La familia en la violencia y el abuso sexual: el trauma infantil
José Ignacio del Pino Montesinos. Médico Psiquiatra.
VIII. La violencia y el abuso sexual infantil en la escuela
Manuel Guillén Benítez. Psiquiatra.
Elena Guillén Guillén. Psicóloga Clínica.
Miguel Andrés Guillén Guillén. Trabajador Social.
10
IX. Redes sociales, televisión y adicciones en relación con la violencia y
el abuso sexual en la infancia
Antonio de la Plata Caballero. Médico Psiquiatra.
X. El perfil del abusador infantil en la red
Daniel Rama Víctor. Psicólogo.
Marta Rapado Castro. Psicóloga.
Jaime de la Mata Rodríguez. Psicólogo.
Carlos Salas Merino. Psicólogo.
Carlos Chiclana Actis. Médico Psiquiatra.
XI. Reflexiones en torno a los protocolos de actuación sanitaria en casos
de violencia y/o abuso sexual en la infancia y adolescencia
Macarena Anchóriz Esquitino. Médico Pediatra.
XII. Aspectos médico-legales en agresiones sexuales a menores
Mª Ángeles Dichas Gómez. Médico Forense.
XIII. La psicopedagogía ante los abusos
Mª Luisa Rey Serrano. Psicopedagoga.
XIV. Abordaje terapéutico del abuso sexual en niños
Leonor Asensio Aguerri. Médico Psiquiatra.
XV. Mesa Redonda en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla
a. presentación
Prof. Ignacio Gómez de Terreros. Médico Pediatra. Secretario de la
RAMCS
Dr. Manuel Álvarez Romero. Médico Internista. Director del
Seminario
b. “Mi pasado está en mi cuerpo”
Juan Gil Arrones. Médico Pediatra.
c. “Luces y sombras de la violencia y el abuso sexual infantil”
José Ignacio del Pino Montesinos. Médico Psiquiatra.
11
d. Debate Fila Cero (Ponentes del Seminario)
Dr. Frank Garcia-Castrillon Armengou. Psicólogo Clínico.
Dr. Cayetano Garcia-Castrillon Armengou. Médico Psiquiatra.
Psiquiatra Infantil.
Dña. Ana Moreno Gómez. Psicóloga Sanitaria.
Dr. Manuel Guillén Benítez. Médico Psiquiatra.
Dr. Antonio De La Plata Caballero. Médico Psiquiatra.
e. Epílogo
Prof. Jaime Rodríguez Sacristán. Catedrático de Psiquiatría Infantil.
Ex presidente de la RAMCS
12
III. CONCEPTUALIZACIÓN ACTUAL DEL
ABUSO SEXUAL INFANTIL
Esther Rodríguez Díaz. Psicóloga Sanitaria. Sevilla.
13
1. INTRODUCCIÓN
El abuso sexual infantil no es un problema reciente, sino una de las formas
de maltrato infantil. Es el tema más escondido de los maltratos y del que menos
se conoce, tanto en el ambiente médico legal como en el social. Se ha venido
produciendo a lo largo de la historia en todas las culturas y sociedades, e incluso
en cualquier estrato social. Siendo una realidad que la violencia sexual contra los
niños constituye una grave violación de sus derechos.
En este sentido, el derecho a la protección está recogido en más de 20
artículos de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN). Concretamente el
Artículo 34 recoge que “Es derecho del niño ser protegido de la explotación y
abuso sexuales, incluyendo la prostitución y su utilización en prácticas
pornográficas.” Sin embargo, millones de niñas y niños de todo el mundo están
expuestos a la violencia, la explotación y los abusos1.
En la actualidad, es la valoración de una amplia solicitud lo que se muestra
en una mayor repercusión pública, animando a las propias personas
involucradas a requerir consultas y trámites judiciales. De hecho, se puede
afirmar que hoy en día, el abuso sexual infantil como motivo de consulta ha
aumentado, por derivaciones de médicos y maestros como por la demanda
directa del paciente o su madre. De ordinario esto hace pensar que no se trata de
un aumento del número de casos sino un aumento de las denuncias. Siendo cada
vez más frecuentes y a edades más tempranas. Dando incluso la posibilidad a
conocer que las propias madres, que reconocen y sospechan el posible abuso
sexual en sus hijos, han sufrido ellas mismas este problema sin atreverse a
denunciarlo2.
Numerosos estudios han demostrado que las víctimas de abuso sexual
suelen padecer problemas de salud físicos y psicológicos, como depresión,
ansiedad, trastornos de la alimentación y el sueño, y mayor riesgo de muerte por
enfermedad cardíaca, diabetes y cáncer3. Además de suponer una interferencia
en el desarrollo evolutivo del niño, pudiendo dejar secuelas que no siempre
remiten con el paso del tiempo.
El abuso se produce frecuentemente en la esfera familiar, 1 de cada 5 niños
son abusados por un familiar cercano; en más del 50% hay evidencias de
situaciones incestuosas; el 80% son amigos, vecinos o parientes2. En 8 de cada
14
10 casos reportados, el niño conoce a la persona. Tanto es así que,
frecuentemente el abusador es una persona de autoridad que el niño confía o
ama.
Determinados estudios indican que los abusadores son varones (entre un
80 y un 95% de los casos) heterosexuales que utilizan la confianza, familiaridad,
el engaño y la sorpresa, como estrategias más frecuentes para someter a la
víctima. La media de edad de la víctima ronda entre los 8 y 12 años (edades en las
que se producen un tercio de todas las agresiones sexuales)4.
Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (2002), una de
cada cinco niñas y uno de cada diez niños en todo el mundo son víctimas de
abuso sexual antes de cumplir 18 años, pero sólo uno de cada tres casos es
informado3. A pesar de estos datos estadísticos, quizás insuficientes, se calcula
que los casos conocidos representan solo la quinta parte de los casos reales.
Entre los estudios más destacados desarrollados para evaluar la prevalencia
de los abusos cometidos contra menores a nivel internacional destaca el
efectuado por Finkelhor (1994). Los datos muestran que los abusos sexuales a
menores constituyen un grave problema que se extiende internacionalmente,
siendo Estados Unidos (27% de las mujeres y 16% de los varones) y España
(22,5% de las mujeres y 15% de los varones) los países en los que se encuentran
los mayores porcentajes de prevalencia disponibles, incluyéndose todo tipo de
abusos, ya que se parte de definiciones de amplio espectro4.
15
2. CONCEPTUALIZACIÓN
Parece no haber una definición universal acerca de qué constituye el abuso
sexual infantil. De hecho, la inconsistencia de las definiciones ha hecho que sea
un tema muy debatido.
Por esta razón, es preciso tener en cuenta las definiciones de los principales
organismos nacionales e internacionales:
Convención de los Derechos de los Niños de Naciones Unidas (CDN, 1989): “Toda
violencia, prejuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o
explotación, mientras que el niño se encuentre bajo la custodia de sus padres, de un tutor o
de cualquier otra persona que le tenga a su cargo”.
Organización Mundial de la Salud (OMS, 2002): “El maltrato de niños puede definirse
como todas las formas de malos tratos físicos y emocionales, abuso sexual, descuido o
negligencia, explotación comercial o de otro tipo, que originen un daño real o potencial
para la salud del niño, su supervivencia, desarrollo o dignidad en el contexto de una
relación de responsabilidad, confianza o poder”
Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, 2006): “Los menores víctimas de
maltrato y el abandono son aquel segmento de la población conformado por niños, niñas y
jóvenes hastalos 18 años que sufren ocasional o habitualmente actos de violencia física,
sexual o emocional, sea en el grupo familiar o en las instituciones sociales. El maltrato
puede ser ejecutado por omisión, supresión o transgresión de los derechos individuales y
colectivos e incluye el abandono completo o parcial”.
No obstante, una de las definiciones más completa del abuso sexual infantil
que se encuentra en la literatura es la descrita por la Agencia Federal
Norteamericana, Centro Nacional de abuso y negligencia infantil (NCCAN), ya
que comprende “los contactos e interacciones entre un niño y un adulto, cuando
el adulto (agresor) usa al niño para estimularse sexualmente él mismo, al niño o
a otra persona. El abuso sexual también puede ser cometido por una persona
menor de 18 años, cuando ésta es significativamente mayor que el niño (la
víctima) o cuando (el agresor) está en una posición de poder o control sobre otro
menor”.
Además, se ha de tener en cuenta las siguientes categorías del abuso
sexual, según el Manual de formación para profesionales sobre Abuso Sexual
Infantil publicado por Save the Children en 2001:
Abuso sexual: cualquier forma de contacto físico con o sin acceso carnal realizado sin
16
violencia o intimidación y sin consentimiento.
Agresión sexual: cualquier forma de contacto físico con o sin acceso carnal con
violencia o intimidación y sin consentimiento.
Exhibicionismo: categoría de abuso sexual sin contacto físico.
Explotación sexual infantil: categoría de abuso en la que el abusador busca un
beneficio económico. Por ejemplo: tráfico sexual infantil, turismo sexual infantil,
prostitución infantil y pornografía infantil5.
Pese a esta controversia, a partir de la definición hecha por la OMS en 1999
sobre el abuso sexual: “participación de un/a niño/a en una actividad sexual que
no comprende plenamente, a la que no es capaz de dar un consentimiento, o
para la que por su desarrollo no está preparado y no puede expresar su
consentimiento, o bien que infringe las leyes o los tabúes sociales. El abuso
sexual de menores se produce cuando esta actividad tiene lugar entre un niño y
un adulto, o bien entre un niño y otro niño o adolescente que por su edad o
desarrollo tiene con él una relación de responsabilidad, confianza o poder. La
actividad tiene como finalidad la satisfacción de las necesidades de la otra
persona”, Echeburúa y Guerricaechevarría6 acordaron que un abuso sexual
agrupa dos condiciones:
1. una relación de desigualdad de poder, edad o madurez entre el agresor y la víctima, y
2. la utilidad de la víctima como objeto sexual.
Además cabe destacar, al margen de las definiciones de los diferentes
organismos nombrados, las considerables corrientes psicológicas que también
han aportado su perspectiva sobre el abuso sexual.
Para definir el abuso sexual infantil desde el Psicoanálisis se podría tomar
la definición de Jean Reuvoize: “es la experiencia de una persona menor
usualmente sin poder que ha sido conducida hacia la actividad sexual por una
persona mayor en la que confía, a la que probablemente ama y que es parte de su
vida cotidiana”7.
Por otra parte, desde el modelo de aprendizaje de Bandura (1977) se
propone que los individuos aprenden a través de la observación la conducta de
los “modelos” conductuales. Es decir, en términos de maltrato, si los padres
abusan o son negligentes con sus hijos, no sólo enseñan conductas abusivas a
sus hijos, sino que enseñan que el maltrato y la negligencia son formas
aceptables de crianza.
17
Y a partir del modelo cognitivo-conductual (Milner, 1993) basado en la
teoría del procesamiento de la información social, las distorsiones y sesgos
cognitivos lo asocian con esquemas cognitivos preexistentes. Estos esquemas
primarios originan un sesgo cognitivo que determinará la conducta del adulto.
18
3. DISCUSIÓN
Estructuralmente, los niños dependen de los adultos, es decir su
dependencia es uno de los factores que los define como niños. La actividad
sexual entre un adulto y un niño siempre señala una explotación de poder; a este
respecto, difiere de otras formas de encuentro sexual y nunca puede ser otra cosa
que abuso.
Debemos considerar que este problema existe y entrenarnos para
detectarlo. Es cierto que la labor más completa es a través de grupos
interdisciplinarios compuestos por médicos, psicólogos, asistentes sociales,
abogados, etc. Aunque se debe tener presente que lo más apropiado es la
prevención ya que estas situaciones se originan porque hay antecedentes
familiares porque el entorno posibilita que existan factores de riesgo.
Concretamente, ser vulnerable es el principal factor de riesgo. La intervención de
padres, médicos de todas las especialidades y pediatras en particular ya desde los
primeros vínculos, es lo esencial para que los niños aprendan progresivamente a
que respeten su cuerpo y su intimidad, haciéndolos menos vulnerables.
Cada vez se reconoce más la existencia de la violencia sexual en el hogar.
De acuerdo con varios estudios realizados en 21 países (en su mayoría
desarrollados) entre el 7% y el 36% de las mujeres y entre el 3% y el 29% de los
hombres dijo haber sido víctima de agresiones sexuales durante su infancia, y
según la mayoría de estos estudios la tasa de abusos sufridos por las niñas es de
1,5 a 3 veces la de los varones. La mayoría de los abusos suceden dentro del
círculo familiar. De modo similar, un estudio multipaís realizado por la OMS, en
el que se recogieron datos tanto de países desarrollados como de países en vías
de desarrollo, mostró que entre el 1% y el 21% de las mujeres manifestaba haber
sufrido abusos sexuales antes de los 15 años, en la mayoría de los casos por parte
de varones miembros de la familia que no eran ni su padre ni su padrastro8.
Se está tomando más conciencia, hay mayor información, menos temor de
denunciarlo, mas protección legal, grupos estatales, ONG, y grupos de padres. Es
un nuevo desafío que sólo puede ser abordado de manera interdisciplinaria y
requiere de los que lo abordan, sensibilidad, conocimiento y compromiso. La
existencia de los Derechos del Niño es una herramienta muy importante, tanto
para el niño como para los que se apoyan en la solución de esta plaga social2.
19
En la actualidad existen numerosas campañas que previenen el abuso
infantil a través de los medios de comunicación, con la participación de famosos,
maestros, y profesionales de la salud implicados. Un ejemplo, es el caso de la
Fundación RANA (Red de Ayuda a Niños Abusados), que ha puesto en marcha
una campaña de concienciación contra el abuso infantil en las redes sociales10.
En julio de 2013 UNICEF emprendió la iniciativa #ENDViolence, con el fin
de pedir una acción colectiva para terminar con la violencia contra los niños,
destacando el hecho de que la violencia se da en todas partes pero que no
siempre es visible y que, en ocasiones, hay normas sociales o culturales que la
toleran. Con el lema “Haz visible lo invisible”, la iniciativa busca
la concienciación como un paso para cambiar actitudes, comportamientos y
políticas1.
Como parte del compromiso de UNICEF con la Convención sobre los
Derechos del Niño y la Declaración de Río de Janeiro y el Llamado a la Acción
para Prevenir y Eliminar la Explotación Sexual de Niños, Niñas y Adolescentes,
UNICEF trabaja para prevenir y responder a la violencia sexual incorporando a
diferentes sectores del gobierno –la justicia, el bienestar social, la educación y la
salud–, así como los legisladores, la sociedad civil, los líderes comunitarios, los
grupos religiosos, el sector privado, los medios de comunicación, las familias y
los propios niños. UNICEF apoya a los gobiernos en el fortalecimiento de los
sistemas de protección de la infancia a nivel nacional y local, incluyendo leyes,
políticas, reglamentos y la prestación de servicios integrales a los niños que son
víctimas de estos hechos. UNICEF también trabaja con las comunidades y el
público en general para crear conciencia sobre el problema y abordar las
actitudes, normas y prácticasque son perjudiciales para los niños11.
20
http://www.unicef.org/spanish/crc/index_30204.html
http://www.unicef.org/protection/World_Congress_III_against_Sexual_Exploitation_of_Children_and_Adolescents(1).pdf
4. REFERENCIAS BIBLIOTEGRÁFICAS
1. UNICEF. Protección infantil [Internet]. España: Unicef; 2013 [Citado 18 Mayo 2015]. Disponible en:
http://www.unicef.es/infancia/proteccion-infantil.
2. Sacroisky G. Abuso Sexual Infantil. IntraMed [Internet]. 2002 [Citado 18 Mayo 2015]. Disponible
en: http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=18314.
3. Reuters. Farmacéuticas ayudarán a combatir el abuso sexual infantil. IntraMed [Internet]. 2012
[Citado 18 Mayo 2015]. Disponible en: http://www.intramed.net/contenidover.asp?
contenidoID=77790.
4. Morán CJ. Abuso Sexual Infantil. Universidad Panamericana [Internet]. 2013 [Citado 18 Mayo
2015]. Disponible en: http://54.245.230.17/library/images/c/c6/ARES-PSI-32.pdf
5. Save The Children. Abuso sexual infantil: Manual de formación para profesionales [Internet]; 2001
[Citado 18 Mayo 2015]. Disponible en:
http://www.savethechildren.es/docs/Ficheros/91/Manual.pdf
6. Echeburúa E, Guerricaechevarría C. Abuso sexual en la infancia: víctimas y agresores. Barcelona:
ARIEL; 2009.
7. Herrero A. Abuso Sexual Infantil. Revista de Epistemología y Ciencias Humanas [Internet]. 2009
[Citado 29 Nov 2014];1:62-69. Disponible en:
http://www.revistaepistemologi.com.ar/biblioteca/00.EpistemologIaN1.pdf#page=62
8. Asamblea General de las Naciones Unidas. Informe del experto independiente
para el estudio de la violencia contra los niños [Internet]. 1998 [Citado 18
Mayo 2015]. Disponible en:
http://www.unicef.org/violencestudy/spanish/reports/SG_violencestudy_sp.pdf
9. UNICEF: Comité de los Derechos del Niño, Observación general N º 13 de la Convención sobre los
Derechos del Niño. El derecho del niño a no ser objeto de ninguna forma de violencia [Internet].
2011 [Citado 18 Mayo 2015]. Disponible en:
http://www.unicef.org/spanish/sowc2014/numbers/documents/spanish/SP-
FINAL%20FULL%20REPORT.pdf
10. Carbonell S. La Fundación Rana pone en marcha una campaña contra el abuso infantil [Internet];
2014 [Citado 18 Mayo 2015]. Disponible en:
http://ultimahora.es/mallorca/noticias/local/2014/138215/fundacion-rana-pone-marcha-
campana-contra-abuso-infantil.html
11. UNICEF. La violencia sexual contra los niños [Internet]; [Citado 18 Mayo 2015]. Disponible en:
http://www.unicef.org/spanish/protection/57929_58006.html
21
http://www.unicef.es/infancia/proteccion-infantil
http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=18314
http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=77790
http://54.245.230.17/library/images/c/c6/ARES-PSI-32.pdf
http://www.savethechildren.es/docs/Ficheros/91/Manual.pdf
http://www.revistaepistemologi.com.ar/biblioteca/00.EpistemologIaN1.pdf#page=62
http://www.unicef.org/violencestudy/spanish/reports/SG_violencestudy_sp.pdf
http://www.unicef.org/spanish/sowc2014/numbers/documents/spanish/SP-FINAL%20FULL%20REPORT.pdf
http://ultimahora.es/mallorca/noticias/local/2014/138215/fundacion-rana-pone-marcha-campana-contra-abuso-infantil.html
http://www.unicef.org/spanish/protection/57929_58006.html
IV. EL ABORDAJE PSICOSOMÁTICO EN LA
INFANCIA. EL APEGO Y LAS URDIMBRES
Manuel Álvarez Romero. Médico Internista. Sevilla.
22
1. ¿DE QUÉ HABLAMOS?
1.1. Abordaje psicosomático
El término psicosomática se utiliza en Medicina desde que lo introdujo
Heinroth (1773-1849). Las escuelas psicoanalíticas, las de psicoterapia existencial
y los internistas centro europeos junto a la Escuela de Chicago, constituyen los
orígenes de la Medicina Psicosomática entre los años 1920 y 1955.
El abordaje psicosomático es integrador y han de tenerse en cuenta los
aspectos Biológicos, Genéticos, Psicológicos, Socio-Culturales y Espirituales.
Estos últimos se refieren a las consecuencias del ser trascendente y libre propias
de la persona, capaz de convertir su libre actuar en favorecedor o perjudicial para
su propia salud y siempre en interacción para poder interpretar correctamente la
sintomatología y proporcionar así una correcta armonía entre todos ellos. La
consecuencia será la restitución de la salud de la persona. Así surge el Paradigma
Psicosomático Bio-Psico-Socio-Eco-Espiritual.
Existen, por tanto, trastornos psicosomáticos que requieren de este modo
de intervención y que han de ser abordados mediante psicofarmacología y
psicoterapia.
Estos trastornos se diagnostican cuando los síntomas físicos son causados
fundamentalmente por la patología psicológica o psiquiátrica; un ejemplo son los
pacientes con trastornos de conducta alimentaria que desarrollan complicaciones
médicas secundarias a la desnutrición y también los pacientes que desarrollan
complicaciones como consecuencia de la falta de adherencia a su tratamiento
médico o los que padecen trastornos somatoformes o facticios físicos que son
una manifestación primaria de la enfermedad psiquiátrica oculta, sin etiología
orgánica.
El DS-IV-TR reconocía 5 tipos de trastornos somatomorfos: Trastorno por
somatización, conversivo, por dolor, hipocondría y dismórfico corporal.
Por el contrario, el DSM-V habla de cambios, tanto en criterios diagnósticos
como en la clasificación.
23
1.1.1. Psicosomática y Pediatría
La Medicina Psicosomática es también llamada Psiquiatría de Interconsulta
y Enlace.
La medicina psicosomática en pediatría es la subespecialidad de la
Psiquiatría Infantil y del adolescente dedicada a atender servicios de salud
mental con pacientes pediátricos físicamente enfermos, con un abordaje
psicosomático, es decir, integrando aspectos bio-psico-sociales como lo haríamos
con un adulto.
El conocimiento de estos aspectos necesarios para una intervención
psicosomática requiere de tiempo, por eso, Juan Rof Carballo (pionero en
España de la Psicosomática) decía:
“la Medicina Psicosomática nace de la falta de prisa del médico” y “aspira a
ver al hombre como una totalidad… como inmerso en una red de conexiones”
Los objetivos de la Medicina Psicosomática según Herzog y Stein (2001)
son:
1. Facilitar la detección temprana de trastornos psiquiátricos en niños y adolescentes
físicamente enfermos.
2. Ayudar en la diferenciación de enfermedades psicológicas que se presentan como
síntomas somáticos
3. Ayudar a evitar estudios diagnósticos y procedimientos innecesarios
4. Sostener al niño y a su familia para sobrellevar la enfermedad y su tratamiento
5. Asistir al equipo médico en la comprensión de las reacciones y conductas de los niños y
adolescentes físicamente enfermos y sus familias.
Por tanto un profesional de la medicina psicosomática debe conocer y
manejar aspectos tales como la expresión peculiar, los síntomas nucleares, saber
observar y mirar, preguntar en el entorno y conocer la expresión emocional
somatizada.
Según Burket y Hodgin (1993) las causas principales de interconsulta
psiquiátrica son:
Trastornos de conducta
Evaluación de riesgo de suicidio
Depresión y reacción a la enfermedad
24
Aceptación parental de la enfermedad del niño
Uno de los principales problemas en la psicosomática es la somatización, y
en Pediatría ha de contarse con factores de riesgo tales como son los genéticos,
los eventos vitales estresantes, los rasgos de personalidad y estilos de
afrontamiento, las quejas aprendidas, los factores familiares y la enfermedad
orgánica en la infancia, así como el contexto sociocultural.
1.1.2. Temperamento, Carácter, Personalidad
En el ámbito psicológico, la Personalidad se define como el conjunto de
peculiaridades individuales, constitucionales y adquiridas.
El Temperamento se define como el conjunto de disposiciones y cualidades
que nos vienen dadas por nuestro código genético, es decir, nacemos con ellos.
Puedes tener tendencia a ser más introvertido o más extrovertido, de ánimo
estable o inestable… Un cambio en este sentido es más costoso, siendo casi
imprescindible la ayuda de pequeñas dosis de psicofármacos.
El Carácter es lo aprendido que incorporamos a nuestra vidaen aptitudes y
actitudes, hábitos, habilidades y estrategias a lo largo de nuestro proceso
educativo.
Así, la personalidad incluye y combina temperamento y carácter en un
dinamismo vivo y constante. Quien nace lechón se muere cochino dice un refrán
popular pero es evidente que se puede morir más o menos cochino.
Algunos rasgos de personalidad son asociados con tendencia a la
somatización, como los de introspección, baja autoestima y pesimismo.
1.1.3. Los dominios de la Personalidad: ¿a qué tiende? ¿qué
hace? ¿qué es?
McAdams (1995) plantea una división en tres niveles o dominios de la
personalidad que son conceptual y epistemológicamente diferentes:
1. Un primer nivel referido a elementos personales que representan disposiciones generales
y descontextualizadas de conducta concebidas de forma estructural; es decir, un dominio
25
compuesto por rasgos. Los rasgos fundamentan la estabilidad y consistencia de la
conducta, tienen raíces hereditarias y carácter transcultural. McAdams asume los modelos
de Cinco Grandes rasgos de la personalidad y el procedimiento más eficiente de
evaluación, el psicométrico, a base de cuestionarios e inventarios. En pocas palabras, el
estudio de los rasgos como primer dominio personal se centra en lo que las personas
tienden a hacer.
2. Un segundo nivel referido a elementos personales de regulación de la acción,
contextualizados en lugar, tiempo y/o rol que McAdams denomina adaptaciones
características. Estos elementos son de naturaleza y forma diversa, Incluyendo motivos,
valores, metas, competencias, creencias, afrontamiento del estrés, etc. En comparación
con los rasgos, son concebidos más como procesos que como estructuras, más asociados al
cambio que a la estabilidad, consistencia y más vinculados al aprendizaje que a la herencia.
Tradicionalmente han sido estudiados, tanto desde epistemologías objetivistas como
subjetivistas, de tal modo que el tipo de evaluación adecuado dependerá del elemento en
concreto, pudiendo ser psicométrica, subjetiva e incluso proyectiva. Resumiendo, el
estudio de las adaptaciones características como segundo dominio personal se centra en lo
que las personas hacen de forma efectiva.
3. El tercer y último dominio personal propuesto por Macadams es el de la identidad, y
está constituido por significados que proporcionan unidad y propósito a la vida de las
personas a través del tiempo y de las situaciones. Este elemento es concebido como
procesos psicológicos (en este caso de construcción narrativa) y se asocia exclusivamente
con el aprendizaje y el cambio personal. Por su naturaleza, McAdams defiende una
evaluación cualitativa, preferentemente utilizando la historia de vida. Las narrativas
identitarias mantienen todas las características del pensamiento narrativo y tratan de
proporcionar un sentido de continuidad a toda una serie de experiencias que en muchos
casos son contradictorias entre sí. En cualquier caso la narrativa da una explicación que
resulta útil para la persona en un contexto concreto y se intenta hacer esa explicación
coherente con el resto del discurso de la persona. Por ello, casi cualquier explicación que
una persona dé de un suceso o una serie de sucesos mantiene una alta carga narrativa y
puede ser vista como una manifestación de la propia identidad.
Debemos ser conscientes de que la personalidad se va forjando desde que
nacemos, teniendo especial relevancia las etapas de la infancia y la adolescencia.
Por ello, debemos ser extremadamente cautos y cuidadosos con el contexto en el
que se desarrolla ésta, pudiendo tener inmensas consecuencias negativas si
hablamos de un contexto donde se observe o incluso se sufra cualquier tipo de
maltrato infantil.
Un ejemplo de ello es un estudio realizado por Gonzalo Marrodán J.L;
Benito Moraga, R; y Ruiz Feliu, M sobre Trastornos de Personalidad asociados a
antecedentes de maltrato infantil a los pacientes que acuden a las consultas de
psiquiatría y psicología. Estos autores realizaron el estudio con 24 sujetos
pacientes utilizando como método para medir la personalidad el Inventario
26
Clínico Multiaxial de Millon MCMI-III (Millon, 1997; Adaptación Española de
Cardenal V y Sánchez M.P, 2006), con la presencia de la evaluación del maltrato
evaluada a través de CHILDHOOD TRAUMA QUESTIONNAIRE. Los resultados
de este estudio mostraron que el tipo de personalidad que correlacionaba con
más frecuencia con el tipo de maltrato sexual infantil era el Trastorno Evitativo
de la Personalidad. En el estudio se encuentra que los pacientes con trastornos
Evitativo y Dependiente son quienes han sufrido maltrato con más frecuencia en
general. Según los autores, este estudio se trata de los primeros resultados y
conclusiones provisionales de un trabajo que no ha hecho más que empezar.
27
2. EL PARADIGMA PSICOSOMÁTICO
Una palabra adecuada, en ocasiones, puede ser más eficaz que un fármaco.
Y cualquiera de los muchos medicamentos empleados conlleva, como se ha
demostrado ampliamente, un importante efecto placebo. En la práctica clínica, es
una realidad que, con frecuencia, el elemento curativo fundamental radica en el
modo de actuar del médico.
Como ya adelantamos, cando evaluamos la salud o la enfermedad de un
individuo debemos considerar los factores biológicos (genéticos), los
psicológicos (educacionales o vivenciales) y los sociales, pues son los
condicionantes de su estado. De esta forma conoceremos mejor al paciente,
independientemente de su enfermedad. La Medicina Psicosomática analiza e
indaga el dinamismo interactivo que generan esos factores -inspirado en el
modelo bio-psico-social de Engels- y la libertad del hombre.
Es obvia la importancia que tienen las vivencias, las emociones y las
atribuciones -verdaderas o falsas- en el funcionamiento del organismo, tanto en
la salud como en la enfermedad de la persona. ¡Cuánta riqueza encierra esta
atalaya!
Enfermedades tan frecuentes como la depresión, las cefaleas y jaquecas, la
hipertensión arterial, el síndrome premenstrual, la úlcera gastroduodenal (aun
contando con el recién conocido Helicobacter pylori), el colon irritable, los
vértigos y desequilibrios, las somatizaciones e hipocondrías, etc., se comprenden
y analizan mejor desde la perspectiva multicausal e interdisciplinar propia de la
Psicosomática.
El paradigma Bio-psico-social de Engels caracteriza a la Medicina
Psicosomática. Pero hoy aparece como especialmente emergente, liderado por la
Sociedad Andaluza de Medicina Psicosomática, el paradigma bio-psico-socio-
eco-espiritual. Y es que los hombres actuamos, en cierta medida, limitados por
nuestro temperamento, educación y biografía, así como por las circunstancias
psicosociales del momento. Pero, con todo, no pasamos de estar condicionados.
Somos más o menos libres según las circunstancias, internas o externas, que nos
acompañan, pero nunca estaremos –mientras haya conciencia- pre-
determinados y sin libertad. Es lo que me ocurre en la consulta cuando le
propongo a un paciente seguir un tratamiento medicamentoso para modificar
28
aspectos de su conducta, de sus sentimientos o su sensibilidad y me encuentro –
no pocas veces- con la respuesta: -¿Pastillas yo? Yo soy así, ese es mi yo. No
quiero cambios artificiales.
Y le explico: Tú no eres así. Lo que te ocurre ahora es un defecto de tu yo. Es
como una inflamación de un dedo, un esguince de tobillo, un pie plano
congénito o una miopía en los ojos. Y añado: Comentemos este último ejemplo:
Sí eres así, no uses gafas, ni te operes, cada vez verás menos. Pero lo soportarás
tú y los que tengan que sufrir las consecuencias del defecto. Además, se da el
agravante de que el defecto se acentuará cada vez más. ¿Porque actuamos ante
un defecto ocular y no ante el caracterológico? Queda claro que debemos
reflexionar si procede utilizar un medio terapéutico tan eficiente y económico en
todo caso.
Este tipo de comportamiento se explica en la generalidad de los casos por
ignorancia o desinterés de los médicos. Y es que existe la tendencia a evitar
hablar de padecimientoscalificados de psicológicos, que sirve de tapadera o
excusa para “explicar” situaciones sociales, familiares o sociolaborales de difícil
justificación.
Hace años apliqué lo expuesto a los personajes del Quijote en una ponencia
presentada al Congreso de médicos escritores y artistas –así se denomina la
Sociedad - y disfruté enormemente de la riqueza que entraña analizar las
personalidades de D. Quijote y Sancho. Una de mis aportaciones fue percatarme
de la cárcel del cuerpo, del valor de nuestras neuronas con relación a nuestras
conductas y, en general, nuestro soma. Recuerdo, con satisfacción, cuán
limitados estamos, cómo siendo realmente libres, más o menos libres, estamos
condicionados por los cuatro factores del Paradigma Psicosomático que ya
hemos analizado.
El propio Rof Carballo, nuestro principal mentor en estas lides
psicosomáticas, en “Medicina y Creatividad”, profundiza en el tema. En él
parangona la curación psicoterapéutica de un paciente psicótico, grave y
resistente a todo tratamiento psicofarmacológico, mediante la psicoterapia
basada en la comprensión, el afecto, la ternura y la acogida por parte de un buen
profesional con la prolongada actuación de un Sancho, siempre corazón
amistoso y disponible para con el doliente D. Quijote, que también llega a
alcanzar la salud mental antes de su muerte.
Finalicemos considerando como resuelve el autor ese “no querer mirar el
29
propio lado oscuro que todos tenemos”, actitud que genera un cierto conflicto,
doloroso en sí y que necesariamente hemos de resolver. Pues aquí Alonso de
Quijano lo salva con el delirio, Sancho acudiendo a los mil refranes y chanzas del
vulgo… ¿Y los demás personajes? Sin duda, de manera menos auténtica, realista
y digna aunque más acomodada. Interesante tema que, como tantas otras facetas
de la obra cervantina, se merece futuras atenciones.
30
3. LA EPIGENÉTICA: GENES Y AMBIENTE
Se sabe que todo organismo tiene una determinada secuencia de ADN, y
que el cambio de algún gen de esta secuencia provoca una mutación que
trasciende en los cambios correspondientes en el organismo. Pues más allá de
estas mutaciones genéticas que implican cambios en la secuencia de ADN,
nuestros genes sufren otro tipo de alteraciones sutiles y reversibles que son
provocados por el ambiente. A estos cambios los llamamos cambios epigenéticos.
Así, podríamos decir, que si una mutación genética implica un cambio de
las estructuras del ADN, una alteración epigenética modifica tan sólo los acentos
de esas letras. De esta manera, los genes modifican su función sin la necesidad
de que la secuencia del ADN varíe.
Por lo tanto, el entorno contribuye a que algunos genes que estaban
silenciados sean expresados o al contrario. De esta manera, no sólo estamos
condicionados genéticamente, sino que el entorno también contribuye a la
expresión de nuestra aportación genética. Es fundamental contar con la llamada
expresión de los genes. Es un proceso necesario para que las características
incluidas en los genes sean activadas y tengan papel activo en el desarrollo de ese
ser vivo.
Las diferencias epigenéticas determinan, por ejemplo, que dos organismos
clonados no sean iguales o que dos gemelos desarrollen enfermedades de origen
genético distinto.
Los genes y el ambiente forman un equipo en cuanto al desarrollo del niño.
Una excelente manera de determinar si una característica es heredada o influida
por el ambiente es a través del estudio de parejas de gemelos univitelinos
(provienen ambos del mismo óvulo y el mismo espermatozoide, así que son
100% idénticos genéticamente) que han vivido en hogares diferentes desde su
nacimiento. Así, los cambios presentes en ambos serán debidos al ambiente y no
a la dotación genética, puesto que es la misma. En un estudio de este tipo,
realizado por el doctor Thomas Bouchard, de la Universidad de Minnesota,
Estados Unidos, con parejas de gemelos, se midió la heredabilidad de diversos
rasgos físicos y psicológicos; es decir, el porcentaje de contribución de los genes a
cierta característica.
Por ejemplo, una característica que depende en buena medida de los genes
31
es la estructura, sabemos que en poblaciones modernas industrializadas el factor
hereditario se sitúa entre 0,80 y 0,90. Esto quiere decir que, dentro de esa
población, las variaciones de estructura se explican, en un 80%-90% por los
genes, factores externos como la dieta y el ejercicio físico se estima que
determinan las diferencias en la estructura en sólo un 10% - 20% restante. En
cambio, ni las preferencias alimenticias ni el sentido del humor parecen
demasiado heredables, se adquieren de la experiencia temprana y no de los
genes.
En cuanto a la personalidad, midiendo los cinco grandes rasgos
tradicionales con el cuestionario de Neo Pi-R, con pares de gemelos idénticos y la
influencia genética en las cinco dimensiones: neuroticismo, extraversión,
apertura, amabilidad y responsabilidad, se estimó la heredabilidad en un 41%,
53%, 61%, 41% y 44%, respectivamente. Como vemos, la relevancia del ambiente
en el desarrollo del niño es indiscutible.
Entiende Rof que, el “cerebro interno” o diencéfalo tiene carácter
programatorio y que este carácter de “programación” del ser vivo se realizaba a
través de la simbiosis madre-niño, en forma “constitutiva”, en estrecha relación
con los mecanismos hereditarios que forman la hoy denominada “herencia
sociogenética.
«Los genes de desarrollo (Mirsky), sin los cuales no se movilizarían las
neuronas, ni se activarían las células matrices de las mismas en el epéndimo,
necesitan ser “activados”. De una manera, selectiva, conforme a la historia
personal de los progenitores y a la cultura en que se mueven y a la tradición
dentro de la que se ha ido forjando su existencia». En suma, según este principio,
la impronta de los “genes de desarrollo” implica, en cierto modo, la inoculación,
en tanto que afín, de una buena parte de las pautas sociales, de la cultura, del
estilo y de la “historia” del medio que tutela.
32
4. EL APEGO Y LAS URDIMBRES
El ser humano tiene dos grandes tendencias, una la de ejercer un control
social sobre los demás y otra la de conseguir la unión, la intimidad y el placer de
las relaciones. 
En este sentido, tiene la necesidad de establecer vínculos afectivos
percibidos como incondicionales y duraderos, como podría ser el vínculo del
apego. La figura de apego es generalmente en la infancia la madre, y en otras
ocasiones la abuela o el padre. Normalmente es su cuidador principal.
El apego condiciona el posterior desarrollo cognitivo, la competencia social
y el componente afectivo de tal forma que mejorar las relaciones tempranas será
el primer paso para incrementar la calidad de las relaciones interpersonales.
Juan Rof Carballo (Lugo,1905-Madrid,1994), médico, ensayista y padre de
la medicina psicosomática española, describe una teoría de las condiciones de
desarrollo y del significado de la vida emocional para el hombre, donde introduce
el concepto de urdimbre afectiva.
Este término es básico para la comprensión de las relaciones entre la
construcción de la personalidad y las características del comportamiento
emocional.
Los humanos nacemos siempre en un parto prematuro, sin acabar, y
necesitados de un acabado en la familia. Más aún, la construcción y maduración
de nuestro cerebro no está cerrada, sino abierta a las relaciones interpersonales y
a la propia conducta. El niño conlleva una enorme plasticidad neuronal y
necesita la atención y relación con los demás para ser sanamente viable y
alcanzar la plenitud humana. Nuestro ser biológico nos predispone ya para la
primera interrelación o encuentro, que es fundamentalmente afectivo, y en
concreto materno-filial. El niño, cuando nace, tiene desarrollado tan sólo el
cerebro interno. Para la maduración correcta de la corteza cerebral y del resto del
cerebro, el niño debe estar en un ambiente favorable, el cual se da mediante la
tutela afectiva de la madre u otras personas -las figuras de apego- y por eso, se
llega a decir que durante elprimer año de vida el niño tiene como neocórtex el
cerebro de su madre.
El proceso de urdimbre es un complejo aprendizaje, un troquelado o
impronta. Se trata de algo así como un tapiz que hay que bordar. Y una de las
33
http://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A9dico
http://es.wikipedia.org/wiki/Ensayista
http://es.wikipedia.org/wiki/Medicina_psicosom%C3%A1tica
manos fundamentales que van bordando ese tapiz es su figura de apego, esa
persona que proporciona los cuidados más fundamentales, la satisfacción de las
necesidades físicas y la disponibilidad emocional.
34
5. TODO LO QUE SUCEDE REPERCUTE: EL
VALOR DE LO PEQUEÑO
Así reza el título de un libro del educador cordobés Fernando Alberca. En
cuento fijé la mirada en su portada quedó grabado en mi memoria, a modo de
sonsonete, esa profunda, sencilla y frase.
Y es que cuanto más avanzamos en la edad más claro y real resulta esa
afirmación. Si echamos cuenta atrás y revivimos un proyecto de nuestra
biografía, nacerán mil recuerdos con mayor o menor significado que supusieron
un estímulo, para seguir o no, determinados caminos de nuestro vivir. Y así se
fue realizando nuestro viajar por la vida con toda su trascendencia para consigo
mismo y quizás para muchos otros que convivieron con nosotros o que
utilizaron, para bien o para mal, el rastro que dejamos.
“Todo lo que sucede importa” o “Como orientar en el laberinto de los
sentimientos” es un libro que tiene mucho que ver con el tema de esta
publicación que lees. Uno de sus capítulos aborda “la trampa extendida del
maltrato”, otro previene de que “la primera trampa es el yo “ y … uno más se
titula “la cabeza y el corazón: dos en uno”.
Porque dos son los protagonistas de cada una de las mil historias en que se
desarrollan los aconteceres del abuso sexual infantil y del maltrato de niños o
adolescentes. Siempre es así, son dos inteligencias y dos voluntades, mejor o
peor desarrolladas o formadas y cargadas de muy diversas circunstancias.
Pretendemos que a lo largo de estas páginas se puedan descubrir muchos
de los matices por analizar en cada caso, así como las perspectivas que permitan
vislumbrar las consecuencias de cada acción, en cada una de las partes.
35
6. ¿EL NIÑO ES LIBRE?
El niño, al igual que el hombre, como ser racional que es, tiene un atributo
indiscutible, la libertad. Tenemos libertad aunque actuemos con limitaciones
tales como las propias de nuestro instinto, el temperamento ya anteriormente
citado, la educación, la biografía y las situaciones psicosociales de cada momento.
La libertad es una cualidad, especifica del ser humano, que conlleva un
valor inmenso para nuestros actos así como añade a los humanos una cualidad
importantísima, la responsabilidad que conllevan y con ella el mérito o demérito
correspondientes.
Como ya adelantamos, estamos condicionados pero no determinados. Nos
condiciona:
La memoria implícita de los dos primeros años.
Lo que nos aportan y lo que elegimos.
Lo consciente y también lo inconsciente.
Lo verdadero y lo falso que recibimos en la construcción de nuestro yo.
El paternalismo bueno y también el malo.
etc.
Para tener libertad, es preciso contar con capacidad para razonar, atributo
que también nos diferencia de los animales no racionales. Y es que los instintos
nos condicionan pero no nos determinan. Un ejemplo podría ser el de una
persona que puede ser libre de decidir cuándo quiere comer y beber o no aunque
tenga hambre o sed. Al menos hasta cierto punto.
Igual sucede con los otros impulsos o condicionamientos instintivos.
Para usar la razón, esa que nos dota de libertad, debemos aprender también
a trabajar nuestro inconsciente, reflexionando o dejando ayudar. Sigmund Freud
propone tres niveles de inconsciente:
Lo fundamental: fijo y natural
Lo reprimido: forzado o aplastado
Lo inestable: que entra y sale, ocultándose temporalmente, tal como sucede en el caso del
avión que se esconde entre las nubes y vuelve a aparecer.
36
Contando con el consciente y el inconsciente, hemos de gestionar bien lo
que recibimos, por ejemplo, cuando nos aconsejan y lo aceptamos. Un buen
consejo vital sería el acudir a una buena “Escuela de negocios” del vivir para
adquirir la sabiduría de arrimarse a quien sabe, puede o tiene”.
37
7. ¡QUE HABLEN LAS NEUROCIENCIAS!
La neurociencia nos habla de plasticidad cerebral y neurogénesis. La
plasticidad cerebral hace posible que neuronas de zonas cerebrales
disfuncionales sean reclutadas por otras zonas donde trabajarán con las mismas
u otras funciones, se trata de la migración neuronal.
El cerebro es plástico y las conexiones neuronales en las sinapsis no son
fijas, van cambiando, así se crean o extinguen nuevas funciones, pensamientos,
hábitos, conductas, etc.
Se denomina neurogénesis a la creación o nacimiento de nuevas neuronas.
Hasta hace poco se ha pensado que esto era imposible, es decir, que nos
moríamos con las neuronas que teníamos al nacer, más bien con las que nos
quedaban después de la poda sináptica involutiva.
Hoy día se sigue investigando en este tema, especialmente en el
hipocampo, la zona cerebral especializada en el aprendizaje.
Por lo tanto, se crean nuevas conexiones y puede que nuevas neuronas
cuando aprendemos algo, la función crea el órgano.
También se “desaprende” algo, desapareciendo estas conexiones que se
habían creado, por un proceso llamado apoptosis, consistente en la destrucción o
muerte celular programada, provocada por el sujeto, con el fin de autocontrolar
su desarrollo y crecimiento, Está desencadenada por señales celulares
controladas genéticamente. La apoptosis tiene una función muy importante en
los organismos, pues hace posible la destrucción de las células dañadas, evitando
la aparición de enfermedades como el cáncer, consecuencia de una replicación
indiscriminada de una célula dañada genética o epigenéticamente.
En cuanto al maltrato y al abuso sexual infantil, en este campo, se ha
demostrado que suponen un evento estresante tal que genera una interrupción
del desarrollo. Puede afectar a diversas estructuras del cerebro, entre ellas la
corteza prefrontal, el hipocampo, el cuerpo calloso, el cerebelo y la amígdala,
principalmente, señaló Araceli Sanz Martin, una de las coordinadoras de la
publicación Neurociencias en Julio 2013/4ª edición. Las consecuencias estarían
relacionadas con cambios importantes en la conducta, la capacidad para inhibir la
información irrelevante, en la memoria, el aprendizaje, así como con alteraciones
tipo conducta violenta y problemas delictivos, entre otros.
38
http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A1ncer
Estos daños en cierta medida son reversibles, pero parece que no siempre
ni completamente. Todo depende de la atención temprana que reciba el niño. 
39
8. CONCLUSIONES
1. La Medicina Psicosomática aporta una perspectiva muy adecuada para bien entender esos
supuestos casos de maltrato infantil o adolescente y del abuso sexual en la infancia
2. El paradigma psicosomático ayuda a esquematizar y profundizar en el análisis de las
conductas de maltratadores y maltratados o del abusador y el abusado.
3. La Pediatría psicosomática refleja un papel emergente en nuestra compleja sociedad.
4. Son cada día más abundantes las evidencias del valor de la epigenética en el origen de
nuestro enfermar con la correspondiente repercusión en el desarrollo psicofísico del niño
o del adolescente.
5. La evolución asociada al progreso que vivimos no siempre favorecerá el buen desarrollo
de los niños ya que es necesario que la técnica esté al servicio de los valores educativos y
no al contrario.
6. Médicos, psicólogos, educadores, sacerdotes, preceptores, parientes - y sobretodo padres
o abuelos- han de concienciarse de la necesidad de estar alerta respecto a los riesgos que
venimos estudiando.
7. Y hemos de mantener la valentía de realizar la adecuada denuncia de los hechos delictivos,
cuando se dieren. Nunca “mirar hacia otro lado” por comodidad o cobardía.
8. Los humanos, hombres o mujeres, somos seres libres. Ciertamente estamos
condicionados,y a veces fuertemente, pero no estamos determinados.
9. La educación, siendo discreta, ha de ser profunda y clara. Y saber repartir responsabilidad
para bien formar entre padres y maestros.
10. El papel del médico, con previa advertencia o no, resulta, a veces, de valor fundamental
para el despistaje, la comprobación, el estudio y quizás el remedio de las consecuencias del
abuso y del maltrato en los niños.
40
9. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Shaw, R. J. & DeMaso, D. R. (2009). Consulta Psiquiatría en Pediatría. En niños y adolescentes con
enfermedad orgánica. Buenos Aires, Argentina: Editorial Médica Panamericana.
2. Álvarez, M. (2012). El Efecto Gioconda. Cómo soy, cómo me veo, cómo me ven: Aprendiendo en el
espejo de la mirada ajena. España: Almuzara.
3. Martínez, C. (2012). Neurociencia y afectividad. La psicología de Juan Rof Carballo. Barcelona:
Editorial Erasmus.
4. Alberca, F. (2012). Todo lo que pasa importa. España: Desclé de Brouwer.
5. Cano, F. J., García, J. & Rodríguez, L. (2004). Dominios de la personalidad y afrontamiento del estrés
asociado a la preparación de oposiciones. Análisis y Modificación de Conducta, 134(30), 20.
6. Álvarez, M. (2005). ¿Sabes pensar? España: Almuzara.
7. Martínez, F. (2008). Juan Rof Carballo y la Medicina Psicosomática. España: Díaz de Santos.
8. Sanz, A. (2013). El maltrato infantil puede afectar a las estructuras del cerebro. Universidad de
Guadalajara. Red Universitaria de Jalisco.
9. Rapado, M. (2015). La ansiedad. Estrategias para manejarla paso a paso. España: BibliotecaOnline.
* El autor ha preferido no referenciar las citas en el cuerpo del texto.
41
V. CAUSAS DE ABUSO SEXUAL Y
VIOLENCIA EN LA INFANCIA
Frank García-Castrillón Armengou. Psicólogo Clínico. Sevilla.
42
1. INTRODUCCIÓN
Me corresponde a mí iniciar este ciclo de conferencias sobre la violencia en
la infancia y más específicamente una de sus formas más crueles: el abuso sexual
infantil. En primer lugar, cómo no, agradecer al Dr. Manuel Álvarez, presidente
de las Sociedades Andaluza y Española de Medicina Psicosomática y recién
nombrado Académico de Mérito de la Real Academia de Medicina de Cádiz, el
haberme invitado a abrir este ciclo de conferencias en el Real e Ilustre Colegio de
Médicos de Sevilla y en la Real Academia de Medicina de Sevilla. Sin más
preámbulos, pues, iniciemos una primera aproximación al tema objeto de
estudio.
43
2. ¿ES EL SER HUMANO VIOLENTO POR
NATURALEZA?
Mi intervención será en esta primera parte, eminentemente conceptual, ya
que considero necesario, como primer ponente de este ciclo de conferencias,
aclarar algunas ideas básicas sobre la naturaleza del funcionamiento mental. En
posteriores conferencias, los ponentes se adentrarán en los aspectos más clínicos
de la violencia y como antes señalaba, una de sus manifestaciones más crueles, el
abuso sexual en la infancia.
Y ante esta “eterna” pregunta sobre si el ser humano es violento por
naturaleza, mi respuesta es que sí y que no. Ambas opciones son válidas, e
incluso necesarias, como intentaré argumentar a continuación.
Siguiendo a Vidal (1977), encontramos dos tesis opuestas sobre la
agresividad:
La bestia humana (homo homini lupus). El hombre vive dominado por el instinto de
conservación de sí mismo y por los afanes de poder. La existencia humana resulta de una
lucha despiadada en la que triunfa el más fuerte y poderoso. Propuesta originariamente
por Thomas Hobbes (1588-1679), a esta tesis se adhirieron de una forma u otra, Alfred
Adler, Sigmund Freud, Melania Klein, Thomas Huxley y Konrad Lorenz. El hombre tiende
a ser considerado como conducido por sus pulsiones, pasiones y aspectos más
inconscientes hacia el odio y la crueldad siendo la vida una pugna por dominar y renunciar
a tales pasiones. La posición de Freud (1915) queda representada en “Consideraciones de
actualidad sobre la guerra y la muerte”:
“… la acentuación del mandamiento «No matarás» nos ofrece la seguridad
de que descendemos de una larguísima serie de generaciones de asesinos...
Nuestro inconsciente no lleva al asesinato se limita a pensarlo y desearlo. Pero
sería equivocado rebajar con exceso esta realidad psíquica, por comparación con
la realidad del hecho… Nuestros impulsos instintivos suprimen constantemente a
todos aquellos que estorban nuestro camino, nos han ofendido o nos han
perjudicado…Nuestro inconsciente asesina, en efecto, incluso por pequeñeces.”
(Freud, 1915, págs. 2114-2115)
La tesis contraria sostiene que el hombre fue naturalmente bueno, pacífico, altruista, hasta
que la sociedad, la privación y la crueldad perpetrada en él lo pervirtió y le volvieron
destructivo ante sí mismo y hacia los demás. Los hombres han nacido para la cooperación
44
y para jugar, amar y vivir y que sólo la frustración son los que conducen a los desajustes y
a la violencia, lo que combate el mito de la maldad innata. Su agresividad responde a
circunstancias culturales adversas. Esto fue lo que pensaron John Locke y Jean-Jacques
Rosseau, en los siglos XVII y XVIII, y lo que sostienen, con fundamentos diferentes,
Herbert Marcuse, Ashley Montagu y otros tantos.
En la medida que la agresión y la violencia son conceptualizadas como tendencias
instintivas humanas de carácter irreductible, se la considera operando en el núcleo de la
vida emocional. En este sentido, el sadismo, el odio, la envidia, el deseo de venganza, etc.
parecen una herencia ineludible de la personalidad. Si, por el contrario, es considerada
como un mecanismo reactivo al ambiente, el énfasis explicativo de las conductas
destructivas se centra en torno a la patología familiar y en la deprivación afectiva. Por
ejemplo, desde la perspectiva del psicoanálisis relacional, la experiencia de fracaso
empático entre madre y bebé; algo que veremos más tarde con los experimentos del Dr.
Edward Tronick (1989, 2004, 2007) de la Universidad de Harvard.
Esta naturaleza reactiva o innata de la agresividad tiene repercusiones no
sólo en el ámbito de la psicología. Así, desde una dimensión social, la ideología
conservadurista considera el crimen como consecuencia de la flojedad en los
controles sociales y un fracaso en el mantenimiento de la “ley y el orden”; el
problema está en el sujeto a quien habría que controlar. Desde la ideología
liberalista, el crimen es más una enfermedad social que el sujeto padece; el
problema se centra en los déficits ambientales ante los cuales el sujeto reacciona.
2.1.Lex Talionis: “Ojo por ojo; diente por diente”
Uno de los conceptos de los que Freud da cuenta es el referente a la ley del
Talión (lex talionis: “Ojo por ojo y diente por diente”). Aunque seguimos
pensando que la Ley del talión es propia de tiempos remotos y de leyes
criminales, parece que se mantiene vigente en las relaciones con otras personas.
Incluso como anécdota podríamos señalar las palabras del propio Papa Francisco
durante una rueda de prensa de 40 minutos a bordo del avión en el que viajaba
desde Sri Lanka hacia Filipinas haciendo referencia al asesinato en París de
periodistas del semanario satírico Charlie Hebdo por parte de radicales
musulmanes, por haber publicado dibujos de Mahoma. Después de hablar de la
libertad de expresión, de la que afirmó que es un derecho y una obligación, el
Papa precisó, que la libertad de expresión "tiene límites". Así el Papa comentó:
"Es verdad que no se puede reaccionar violentamente, pero si Gasbarri (el papa
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aludió a uno de sus colaboradores junto a él en el avión), gran amigo, dice una
mala palabra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo. ¡Es normal!", aseguró.
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3. POLISEMIA CONCEPTUAL DEL TÉRMINO
VIOLENCIA
El término “violencia” puede ser usado de múltiples formas y adquirir
distintas expresiones, desde conductas abiertamente destructivas o
autodestructivas (en su dimensión conductual), pasando por pensamientos,
fantasías, estados mentales y emociones hostiles (en su dimensión experiencial)
a ser hablada de ella desde una dimensión teórica e inferida (como instintos,
resultado de la intolerancia a la frustración,etc). Los fenómenos que pueden
calificarse como violentos son tan extensos y variados que siempre hay que
contextualizar en qué circunstancias lo utilizamos. No hay conducta tanto
positiva como negativa (no prestar ayuda, por ejemplo), tanto simbólica (la
ironía, la sátira, el desprecio, el ignorar al otro, por ejemplo), como efectivamente
realizada, que no pueda vehiculizar actos violentos.
En general podríamos decir lo mismo sobre el término violencia que lo que
de la misma forma, Johnson (1976) en su tratado sobre La agresión y los
animales considera sobre el término agresión. El autor señala que: “El término
agresión tiene tantos significados y connotaciones que en realidad ha perdido su
significado… la tarea no consiste en elaborar alguna definición concisa de la
agresión, sino en entender la dinámica de la conducta agresiva” (pág.10).
Parece por otra parte claro que, desde un punto de vista filogenético, ciertas
dosis de conductas categorizadas como violentas o agresivas han sido esenciales
en la supervivencia tanto de la especie como del individuo. La difusa frontera
entre conductas agresivas y violentas, términos que en ocasiones se utilizan de
modo intercambiable, podría quedar marcada si utilizamos el criterio de
intencionalidad. Una conducta violenta tendría como objetivo, la intención de
provocar daño y sufrimiento en el otro (o en uno mismo); mientras que una
conducta agresiva, si bien podría provocar daño y sufrimiento en el otro, su
primer objetivo sería la defensa de uno mismo. La incapacidad de adaptación al
medio era equivalente a la muerte del individuo. La adaptación requiere la puesta
en marcha de una energía agresiva que es inherente a lo vivo. Energía que se
explicita a través de diversas funciones puestas al servicio de la supervivencia,
como la alimentación, apareamiento, defensa de los individuos más jóvenes e
indefensos de la especie, defensa del territorio, entre otras. Esta energía, al
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servicio de la vida, promueve conductas relacionadas con actividades
denominadas depredadoras. Como dice Bergeret (1990), en un principio se
trataría de “La ley de la vida que precede toda elaboración de la ley del amor y
debe lógicamente integrarse en ella” (pág.266)
Señala Johnson (1972) que “Los mamíferos con reflejo de succión débil al
nacer han tenido menos posibilidades para sobrevivir que aquellos con reflejo de
succión fuerte, el mamar se ha convertido en una adaptación especializada de
gran valor para la supervivencia” (pág.12).
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4. ¿UNA VIOLENCIA NATURAL EN EL
DESARROLLO EVOLUTIVO?
La Ambivalencia de los sentimientos es un fenómeno contrastado en
psicología infantil y es fuente de tensión en todas las relaciones. Las tendencias
agresivas (con manifestaciones violentas) del ser humano impregnan todas las
actitudes y relaciones humanas. Así, ya en los estadios más tempranos del
desarrollo, el niño ama y odia simultáneamente a las mismas personas. En la
medida en que estos sentimientos conflictivos se dirigen a los progenitores, el
niño sufre y teme intensamente esta ambivalencia, ya que surge la fantasía de ser
privado del amor de sus padres debido a estos sentimientos hostiles hacia ellos.
El niño aprende a temer, por tanto, su propia agresividad, desarrolla angustia y
sentimientos de culpa respecto a ella. A medida que el niño madura, sus
sentimientos agresivos, según lo normal, pierden parte de su violencia y
urgencia. Así, con la adquisición del lenguaje, por ejemplo, la ira y el odio pueden
encontrar otra vía de descarga que no sea a puñetazos, a través de las palabras.
Igualmente, con el desarrollo del sentido de la realidad, el niño deja de creer en la
omnipotencia de sus deseos agresivos: ya no son tan peligrosos, por lo que su
ansiedad disminuye.
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5. PERO… ¿PUEDE EXISTIR UNA VIOLENCIA
CONSTRUCTIVA?
Incluso parece que en ocasiones, la violencia puede tener cierto
componente constructivo, por ejemplo, en la adolescencia, donde el joven
intenta encontrar su autonomía a través de una ruptura de vínculos infantiles
con sus padres, donde el adolescente pasa de la idealización de los padres a una
brusca des-idealización (cuando no denigración) en un intento, en ocasiones
violento, de generar una identidad más allá de la que le es propuesta por sus
padres. Podríamos establecer un continuum entre agresividad-violencia y
maldad. No considero que necesariamente una conducta violenta sea reflejo de
la maldad, como intento mostrar en el ejemplo del desarrollo de los adolescentes.
En consulta es observable en numerosas ocasiones. Traen los padres para
tratamiento psicológico a su joven de 16 años que, parafraseando a unos padres
“en dos años, se ha convertido en un monstruo”, saltándose las reglas de casa,
insultando a sus padres, bebiendo, fumando y fracasando académicamente y que
ha roto todas las expectativas y esfuerzos de los padres. Al inicio del tratamiento,
solemos encontrar (si no estamos hablando de un trastorno desafiante o
explosivo de personalidad) de un buen adolescente, algo confuso, en plena
explosión de testosterona (hormona de la agresividad), en busca desesperada de
su propia identidad y autonomía y con nulas estrategias cognitivas para
conseguir tales metas, no quedándole otro remedio que abrir camino, su camino,
como se abren camino los exploradores de la selva, a “machetazos”.
Es decir, el propio desarrollo del ser humano implica unas dosis
extraordinarias de violencia, y es el ambiente familiar, educativo, que debe
modular y canalizar estas emociones en un sentido cada vez más constructivo.
Esta dimensión violenta, universal, del ser humano queda reflejada en la
universalidad de los cuentos de hadas, en donde los temas centrales de los
mismos, pueden ilustrarse como: con los deseos de muerte de la Reina a
Blancanieves, la manzana envenenada, el lobo feroz en caperucita o en el cuento
de los 3 cerditos, la relación cruel de la madrastra en la cenicienta, etc.
Y el ser humano ha encontrado espacios seguros donde manifestar y
expresar esta dimensión violenta como es en los juegos infantiles y en los
sueños. De siempre los niños han jugado a “flechas y arcos” a “tiros con pistolas”,
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etc. En este sentido, los juegos infantiles cumplen la misma función que los
sueños: podemos depositar y elaborar en ellos todas nuestras fantasías más
hostiles, violentas y prohibidas. De hecho, Ángel Garma, psicoanalista, señalaba
que la gran diferencia entre un cuerdo y un loco reside en que el cuerdo limita a
su vida onírica lo que el loco actúa en la realidad diurna.
A nivel poblacional o social, el deporte, el seguimiento de equipos, son
contextos “seguros” donde podemos, de modo subliminado, machacar al
contrario. Se ha observado en criminales de Estados Unidos, que no tuvieron
una infancia donde se les promovió el juego, ni pudieron canalizar
constructivamente sus montos de agresividad en eventos deportivos, por
ejemplo. En este sentido, Robbins (1988) habla de un tipo de personalidad
primitiva, donde pueden evidenciarse manifestaciones destructivas. El término
primitivo, denota características propias de estadios tempranos, donde el
desarrollo ha quedado detenido, lo que le confiere un carácter tosco y poco
sofisticado. La destructividad que presenta este tipo de personalidad puede
mostrarse de forma grosera en forma de automutilaciones, conductas suicidas,
drogadicción, carreras vitales rotas y fracasadas, etc. Lo que al autor le resulta
llamativo de la personalidad primitiva, en contraste con la neurótica, es que no
parece existir aflicción o angustia con su destructividad; no es considerada como
algo fuera de lo ordinario. Los ataques al self o al objeto son manifestaciones de
una actitud sintónica sobre la cual no parecen entrar en conflicto. En una gran
mayoría son hombres. Parece que el hombre, por sus mayores niveles de
testosterona (hormona de la agresividad), menores niveles de oxitocina
(hormona de la empatía, confianza, fortalecimiento del vínculo), mayor
impulsividad sexual que la mujer (2,5 más impulso que ellas), desarrollo mástardío de la corteza prefrontal (responsable de la inhibición de la expresión
emocional) en contraste con el sexo femenino, es más proclive a tendencias
violentas que las mujeres y así lo demuestran numerosos estudios
epidemiológicos. En este sentido, podemos ver que la mente no es una pizarra en
blanco, programable absolutamente desde el exterior, como postulaba el
conductismo radical de John Watson. La mente tiene conocimientos innatos
(por ejemplo el niño no necesita aprender que no puede traspasar una pared),
tiene una estructura modular (antaño postulada por Freud, con sus tres
instancias psíquicas: ello, yo y superyó; y ahora contrastada por lingüistas como
Noam Chomsky y su discípulo del MIT, Steven Pinker) y por tanto tiene la
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tendencia de desarrollar aquellos aspectos para los que está más innatamente
equipada, postulado fundamental de la moderna psicología evolucionista y
contrastada empíricamente por la neurociencia actual. Así, las mujeres tienen
mayor predisposición a ser maestras (por su mayor facilidad, quizá, de
reconocimiento facial de las emociones de los niños; y los hombres tienden a ser
bomberos, por su mayor capacidad de movimientos espaciales). Podríamos decir:
nuestro bagaje o equipamiento filogenético predispone; el ambiente dispone.
Esta diferencia en nuestras predisposiciones no pretende tener ninguna
connotación ideológica. Cuando Thomas Jefferson señaló que todos los hombres
son iguales, no quería señalar que éramos iguales en términos biológicos, sino
en términos de derechos y obligaciones.
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6. LO QUE PODEMOS APRENDER DEL TRABAJO
DE ANNA FREUD EN ORFANATOS LONDINENSES
TRAS LA II GUERRA MUNDIAL
Anna Freud (1974) considera que en las guarderías así como en otras
instituciones para niños sin hogar, algunos niños exhibían un grado de agresión
y destructividad que resultaba inaccesible a las medidas de tipo educativo usual,
como la orientación, la estimulación, los castigos, etc. La destrucción sin sentido
de juguetes y muebles, los ataques a otros niños, el ensuciarse, etc., eran
conductas que se producían sin control externo alguno y que no iban
disminuyendo progresivamente bajo el control del yo, como normalmente
ocurre. Dado que puede probarse que en la vida de estos niños había faltado el
estímulo para un desarrollo normal como lo es la relación materna, parece
posible suponer que la causa de tales perturbaciones violentas no se basaba en
que las tendencias hostiles de estos niños fuesen más fuertes que las normales,
sino que debido a la limitación de su desarrollo emocional, un déficit en su
desarrollo, los niños manifestaban una violencia en “estado puro”. En este
sentido, Anna Freud no trataba de combatir en forma directa la agresión infantil,
concentrándose, sin embargo, en la estimulación del aspecto emocional que
había quedado retrasado. Los resultados confirmaron que con el desarrollo de
buenas relaciones afectivas con cuidadores, la agresión disminuía. Empero
cuando la agresión está reprimida sin el establecimiento de buenas y reparadoras
relaciones afectivas el resultado era perturbaciones en la alimentación,
inhibición de la curiosidad, inhibición intelectual, pérdida del placer en los
juegos, y aumento de conductas violentas.
Consideramos que estas reflexiones son de gran importancia clínica para el
trabajo del terapeuta. En niños especialmente agresivos se observa el beneficio
de una actitud terapéutica promotora de relaciones amorosas y amistosas. Esto
puede contrastar con otras aproximaciones teóricas al tratamiento infantil,
donde el énfasis estaría más centrado en la interpretación y en la inhibición, en
ocasiones precoz, de las tendencias destructivas de las conductas del pequeño
paciente. Mi experiencia clínica con niños me muestra cada vez con mayor
claridad que la interpretación de conductas destructivas debe ser realizada con
cautela ya que promueve en numerosas ocasiones reacciones (auto y alo)
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agresivas intensas al fomentar sentimientos de culpa y de inferioridad: “soy
malo”, “soy débil”, “no me quiere”, etc. Recordemos que, al igual que los padres,
los terapeutas somos “parte del espejo” de la imagen que el paciente tiene de sí
mismo. Igualmente, la situación contratransferencial en la que usualmente nos
vemos inmersos en la consulta con niños agresivos, puede teñir nuestras
interpretaciones de un “frecuente tono afectivo negativo”. Una actitud que
promueva y restablezca una relación afectiva perturbada, se suele mostrar eficaz
y saludable para nuestro “pequeño gran testarudo” (García-Castrillón, 2010).
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7. LA IMPORTANCIA DE LA SINCRONÍA MADRE-
BEBÉ EN EL DESARROLLO DE LA
PERSONALIDAD DEL SUJETO
Los experimentos de Tronick (1989, 2004, 2007), denominados “Still face
experiment” y fácilmente accesible en internet, muestran la importancia de la
sincronía entre la madre y el bebé en el desarrollo cognitivo, emocional,
psicomotor y social del niño. En ausencia de la madre o con fallas significativas
en esta sincronía madre-bebé el niño se desorganiza y se vuelve ansioso y los
procesos de regulación emocional no son bien establecidos, con lo que las
explosiones de ira y violencia están más que garantizadas. No quiere decir que la
sincronía entre la madre y el bebé requiera ser idílica para garantizar un
desarrollo psicoevolutivo óptimo del bebé, sino que una vez que se rompa esta
sincronización, el proceso de reparación se reestablezca con cierta prontitud. En
ocasiones este proceso de sintonía y sincronización no se establece, o se
establece deficitariamente bien porque la madre esté excesivamente ansiosa o
depresiva, etc. no obstante, no magnifiquemos los rasgos patológicos de la
madre; ésta, con sus virtudes y defectos y en la mayoría de los casos, intentará
proteger y hacer crecer al bebé. La peor madre, sin duda alguna, es la ausente,
como ya señala el Grupo de Investigación Psicoanalítica de Boston.
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8. PERFIL DE LOS PADRES MALTRATADORES
Pero preguntémonos cuales son las características de estos padres, capaces
de recurrir a una descontrolada violencia física con sus hijos. A todos nos alcanza
deducir que son personas con conflictos intrapsíquicos importantes, que
encuentran esta forma desviada de expresión. El padre no percibe al hijo como
niño, sino que lo sitúa, lo percibe, le habla, lo describe y se dirige a él, como si
fuese un adulto.
Estos padres son seres impulsivos, en quienes toda manifestación emotiva
se traduce en actividad física, sin pasar por el filtro de la razón.
En el padre, la presencia de un fortísimo autodesprecio y auto odio, en un
momento dado se proyecta en el pequeño como continuación sustancial y
emocional de sí mismo, haciendo el pequeño las funciones de chico expiatorio en
el conflicto inconsciente del padre. 
Se observa una gran frecuencia coincidencia entre el sexo y posición
ordinal del niño en la familia, y aquella que ocupó el padre durante su infancia en
su propia familia. Así pues, es más frecuente que un padre que fue primogénito,
maltrate a su primer hijo varón, que lo haga con una hija que ocupe por ejemplo
el cuarto lugar en la familia. Es decir, el padre se identifica con el hijo maltratado,
en su aspecto negativo.
Se observa igualmente una escasez de alternativas en el modo de descargar
toda emotividad, e insuficientes medios de gratificación intrapsíquicos y
ambientales. Así pues, enfermedad, pobreza, aislamiento social, escasez de
oportunidades, etc., etc., incrementan los conflictos internos, aumenta la
tensión, y por tanto las posibilidades de que ésta se descargue violentamente en
el hijo.
Curiosamente se observa una o conformidad afectiva entre los esposos en
el trato hacia el hijo. El esposo o esposa, según el caso, no sale en defensa radical
del hijo. Ambos están internamente de acuerdo en la actitud y agresión hacia el
pequeño, con lo que la homeostasis, el equilibrio del matrimonio se mantiene.
Esto resulta evidente cuando el niño es llevado al médico, ambos se han
confabulado para contar la misma historia.
 
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9. VIOLENCIA DOMÉSTICA: ACTITUDES

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