En algún momento de su vida, las familias atraviesan por situaciones violentas, sea agresiones físicas, sexuales o psicológicas entre o contra miembros de la familia. ¿Por qué existe un aumento excesivo de casos de violencia intrafamiliar? Si bien es cierto las vivencias difíciles pueden generar emociones negativas, cada persona reacciona de forma diferente ante las situaciones. Por esta razón, el presente ensayo se enfoca analizar los parámetros que permiten clasificarla como un problema de salud y su prevención. El término violencia intrafamiliar se utiliza en la vida cotidiana de forma bastante común; sin embargo, no siempre implicará un problema social o de salud, por tanto, es necesario delimitar su conceptualización. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (2005) la define como el abuso o agresión física, psicológica, sexual o de otro tipo por parte de personas en el hogar, generalmente dirigido a los miembros más vulnerables de la familia, niños, mujeres y ancianos. También se incluyen a tutores o cuidadores. Afecta a todas las familias, independientemente de su raza, edad, nivel educativo o situación socioeconómica. Según la Asamblea General de la Naciones Unidas (2006) tiene distintas facetas y adopta las formas según el tipo de maltrato cometido; existe la violencia física que es un acto de fuerza que causa daño físico, dolor o sufrimiento a una persona agredida, así mismo la violencia psicológica en la cual incluye actos u omisiones que causan daño a la autoestima, dolor, alteración emocional, cambios psicológicos o deterioro en la mujer o en la familia. También se tiene a la violencia sexual que constituye la coacción para que la persona tenga relaciones sexuales a la fuerza y finalmente incluimos a la violencia económica que es el control absoluto y abuso del poder económico en el hogar, sancionado por los agresores. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la violencia tiene múltiples relaciones causales, y muchos aspectos que la determinan se entrelazan y hacen eco. Dentro de los diversos síntomas de la violencia doméstica se tiene a las causas económicas que se da por la falta de dinero, las sociales que se originan a partir de la falta de comunicación entre parejas, padres e hijo o el consumo de alcohol y drogas, y por último se encuentran las psicológicas que se da por los celos, la infidelidad, la falta de amor, la presencia de padres abusivos y el estrés. Cualquiera de estas causas puede actuar como moderador o provocar violencia (López & Lozano, 2017; Ministerio De Salud Pública y Bienestar Social de Paraguay, 2012). En cuanto a las consecuencias, estas impactan en la salud, tanto física como psicológica, y resultan complejas de evaluar ya que oscilan entre el incremento del riesgo de empeorar la salud y la posibilidad de terminar con la vida de la víctima y/o hijos. Algunas consecuencias son las lesiones graves, homicidio, lesiones durante el embarazo, vulnerabilidad a las enfermedades, problemas de salud mental, baja autoestima, miedo, estrés, ansiedad, conmoción psíquica, aislamiento, trastornos del sueño, entre otros. Pero también debemos tomar en cuenta que los agresores presentan de igual