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Figura 10.1. Oocistos de Cryptosporidium parvum. Teñido rápido de ácido frío 5 µm. Introducción La especie Cryptosporidium comprende un grupo muy grande de parásitos intracelu- lares obligados estrechamente relacionados que causan enfermedades diarreicas transito- rias en la mayoría de las especies de mamífe- ros en todo el mundo, incluyendo humanos. Todos se transmiten a través de alimentos y agua contaminados fecalmente.1,3 La mayoría de las especies tienen amplias gamas de hués- pedes. Se ha demostrado que ocho especies infectan a los seres humanos de manera regu- lar; C. parvum, C. hominis, C. meleagridis, C. felis, C. canis, C. muris y Cryptosporid- ium.4,10 La mayoría de las infecciones huma- nas son causadas por C. parvum y C. hominis, que también infectan ovejas, ganado, aves, roedores y primates no humanos.11 Este capí- tulo se concentrará en C. parvum, con la hipó- tesis de que la enfermedad en seres humanos causada por otras especies relacionadas da como resultado un cuadro clínico similar. En 1993, la ciudad de Milwaukee, Wisconsin experimentó el brote más grande de la enfer- medad diarreica por agua contaminada, jamás documentada en los Estados Unidos. Más de 400.000 personas sufrían de infección por C. parvum.12 En individuos inmunocompetentes infectados, la manifestación más grave de la infección es la diarrea de corta duración, aunque a veces severa. Por el contrario, los lactantes, los adultos inmunocomprometidos que no son SIDA y las personas que sufren de VIH/SIDA a menudo experimentan diar- rea severa y prolongada, algunas veces dando como resultado la muerte.13 El C. parvum puede desarrollarse axénicamente in vitro usando mono capas de células epiteliales.14,15 El genoma de Cryptosporidum hominis y C. parvum han sido secuenciados.11,16,17 Información histórica En 1907, Ernest Tyzzer proporcionó una descripción del criptosporidio basado en sec- ciones histológicas de intestino de ratón, en donde los parásitos se observaron unidos a las células epiteliales.18 Las característi- cas patógenas del criptosporidio no fueron reconocidas hasta mucho después, cuando D. Slavin, en 1955, estableció que este pro- tozoario causaba diarrea en los pavos.19 En 1976, F. A. Nime y colaboradores describi- eron la enfermedad diarreica humana por cryptosporidium, y J. L. Meisel y sus colegas, en 1976, fueron los primeros en reportarlos en huéspedes humanos inmunocomprometi- dos.20,21 Actualmente varias especies de Cryp- tosporidium son reconocidas como causas importantes de diarrea en vacas, terneros, corderos, aves de corral, aves de caza y seres humanos.22,23 En 2013, el Global Enteric Mul- ticenter Study (GEMS) evaluó la etiología de las enfermedades diarreicas en lactantes y niños pequeños Utilizando pruebas de ampli- ficación de ácidos nucleícos e identificó el cryptosporidium como una de las cuatro prin- cipales causas de diarrea en niños menores de 5 años.24 Cryptosporidium parvum y C. hominis Figura 10.3. Transmisión EM de C. parvum. Obsérvese las membranas derivadas de micro vellos que cubren los parásitos (flechas). Cortesía de J. Lefkowitch. Ciclo de vida La infección comienza cuando el huésped ingiere ooquistes esporulados de pared gruesa (Fig. 10.1), cada uno de los cuales contiene cuatro esporozoítos en forma de plátano.25 Un mínimo de 30 oocistos es necesario para iniciar la infección, mientras que el ID50 calculado para voluntarios sanos fue de 132 oocistos.26,27 Un individuo infectado puede liberar hasta mil millones de quistes durante una infección.28 Los esporozoítos exquistan cuando el oocisto entra en el intestino delgado. Poco se sabe sobre la exquistación in vivo. Un injerto proteíco en la pared del quiste bloquea la vía de escape de los esporozoítos.29 In vitro, la exquistación ocurre después de la exposición a 37 °C o mediante el pretratamiento de oocis- tos purificados con taurocolato sódico y trip- sina o con hipoclorito de sodio sólo, seguido por introducción en el medio de cultivo30. Los oocistos tratados con hipoclorito de sodio se pueden inhibir de la exquistación exponién- dolos al inhibidor α-1-anti-trypsin humano o inhibidores de la arginina aminopeptidasa.31,32 Al igual que otros parásitos entéricos con estructuras exteriores resistentes (por ejem- plo, huevos de Helmintos y quistes de giardia y entamoeba), la alteración de la superficie externa puede ser un requisito previo para que el organismo reciba señales ambientales, des- encadenando la síntesis de enzimas de origen parasitario necesarias para el surgimiento. Los esporozoítos se adhieren a la superfi- cie de las células epiteliales (Fig. 10.2), muy probablemente ayudados por numerosas pro- teínas secretadas por sus riñones y microne- mas. Un anticuerpo monoclonal, denominado 3E2, se une únicamente al complejo apical del organismo (la región donde las proteínas específicas del micronema y del rhoptre salen del parásito) e inhibe la invasión in vitro.33 En el análisis de Western Blot, este anticuerpo reconoce numerosos epítopos, que van desde 46 kDa hasta 1.300 kDa. Además, una glico- proteína de 900 kDa tipo mucina específica de micronema purificada puede evitar que los parásitos invasores se unan a sus células objetivo cuando se emplean en estudios de Figura 10.2. Sección histológica del intestino delgado de un paciente que sufre de VIH/IDA, infectado con C. parvum (flechas). Cortesía de J. Lefkowitch. Parasitic Diseases 6th Ed. Parasites Without Borders wwww.parasiteswithoutborders.com inhibición competitiva.34 Después de que el esporozoíto se adhiere a la superficie celular, muy probablemente mediada por trombospondinas y proteínas adhesivas relacionadas, las micro vellosi- dades en el área inmediatamente adyacente al parásito se funden y se alargan, envolviendo al parásito para crear un ambiente intracelular único (Fig. 10.3).35 Las proteínas secretadas asociadas al extremo apical también pueden desencadenar este evento. Una estructura de membrana especializada se desarrolla en la interface entre el parásito y la célula huésped. Se piensa que los nutrientes atraviesan esta región, ya que los transportadores ABC espe- cíficos de parásitos han sido allí identifica- dos por medio de anticuerpos monoclonales inmunofluorescentes.36 E ntonces e l p arásito induce alteraciones en la expresión génica de la célula huésped invadida, provocando la regulación positiva de la osteoprotegerina, un miembro de la familia TNF, que se sabe, inhibe la apoptosis.37 Tal estrategia favorecería la supervivencia a largo plazo del parásito hasta que pudiera completar su desarrollo hasta la siguiente etapa de su ciclo de vida.38 El espo- rozoíto se diferencia en el meronte tipo I (Fig. 10.4) y se produce la división, generando cuatro merozoítos haploides. Los merozoí- tos se liberan y se adhieren a nuevas células epiteliales, ahora se diferencian en merontes de Tipo II. Macrogametocitos y microgame- tocitos (pre-sexo de las células análogas a los gametocitos de plasmodio) se producen dentro de estos nuevos merones. Después de su liberación, los microgametocitos se funden con macrogametocitos, formando los zigotos gruesos-amurallados llamados ooquistes. Esta etapa esporula dentro del intestino grueso, y se producen cuatro esporozoítos infecciosos haploides. Los ooquistes también pueden ser delgados. En este caso, esporulan y exquistan dentro del mismo anfitrión, produciendo una autoinfección que puede durar meses o años. Incluso en estos casos, también se producen ooquistes de paredes gruesas. Los ooquistes de pared gruesa se descom- ponen en las heces y pueden infectar a otro huésped. Este tipo de ooquistes es resistente al medio ambiente y puede permanecer viable durante meses o años en el suelo, dadas condiciones óptimas de humedad.39 Patogenia Celular y Molecular Uno de los aspectos más desconcertantes y frustrantes de la biología del C. parvum fue su falta de respuesta a una amplia variedad defármacos.40,42 El complejo alterado de mem- brana derivada de micro vellos que rodea a los parásitos mientras están unidos a célu- las epiteliales ha demostrado ser altamente impermeable a muchos agentes quimiotera- péuticos. Es por eso que la especulación favorece la entrada de nutrientes a través de la zona de unión entre el parásito y la superfi- cie de la célula huésped. El hecho de que los transportdores ABC hayan sido identificados en esta región es otra evidencia indirecta en apoyo de esta hipótesis. Los eventos celula- res o moleculares que resultan en la alteración de las micro vellosidades en el sitio de unión han captado la atención de algunos grupos de investigación.43 Aparentemente, el Cdc42 (una GTPasa) y actina son reclutados en el sitio de inserción temprano en el proceso.44 La actina luego se agrega, formando una espe- cie de plataforma sobre la cual el organismo Figura 10.4. Transmisión EM de merones de C. parvum. Cortesía de M. Belosevic elabora entonces su complejo de membranas. Mucho más necesita ser aprendido sobre el mecanismo o mecanismos de la adquisición de nutrientes por C. parvum antes del diseño racional del fármaco dirigido a la interferen- cia con este proceso, pueda evolucionar. Aunque no se conoce completamente, la diarrea secretora y la patogénesis de este organismo están siendo descifradas ahora que el genoma está completamente secuen- ciado.16,17 Más de 25 posibles factores respon- sables de la virulencia han sido aislados y su papel específico en causar daño y diarrea están siendo examinados.23 Algunos factores de virulencia parecen estar implicados en la excisión, la adhesión y la locomoción, la inva- sión, la multiplicación intracelular y la super- vivencia, y el daño de las células huésped.23 Varios factores, como fosfolipasas, proteasas y hemolisinas, parecen desempeñar un papel en causar daño directo a las células huésped45. Además de los factores de virulencia microbi- ana, las citoquinas pro inflamatorias como la IL-8 están posiblemente involucradas.46 La protección contra la infección primaria se desarrolla en individuos cuyos sistemas inmunológicos no están comprometidos. Se piensa que por lo menos dos clases de anti- cuerpos, IgA e IgG, y varios mecanismos inmunitarios basados en células desempe- ñan un papel importante en la eliminación del parásito del tracto intestinal, aunque aún no se han determinado los mecanismos pre- cisos responsables de ello.27,47,48 Voluntarios humanos sanos cuyos niveles de anti-C. Parvum IgG ya estaban presentes (expues- tos, inmunes), requirieron una mayor dosis de ooquistes para infectarse y desarrol- laron menos síntomas que sus contrapartes no expuestas (no inmunes). También se ha observado que las infecciones repetidas en pacientes que viven en áreas endémicas de C. parvum presentan síntomas más leves con infecciones repetidas.49 Los estudios real- izados en infecciones experimentales que emplean diversas cepas de ratones consan- guíneos han demostrado que IL-12, IFN-g, y tal vez β-defensinas, péptidos químicamente relacionados con magaininas, actúan conjun- tamente para protegerse contra una infección provocada.48,50,54 Los becerros alimentados con ooquistes irradiados de C. parvum fueron protegidos de una infección por provocación, lo que implica que los antígenos inductores de protección están presentes en esta etapa de la infección.55 Los pacientes que padecen SIDA pueden desarrollar una respuesta de anticuerpos que es medible tanto en secre- ciones séricas como intestinales, pero esto no les permite eliminar su infección.56,58 En las regiones desatendidas del trópico, muchos niños nacidos con el virus VIH que desarrol- laron SIDA están muriendo por esta infección oportunista.59 Enfermedad Clínica La infección generalmente se inicia a través de la ingestión de agua contaminada, directamente de una persona o animal infecta- dos, en alimentos contaminados, o raramente a través de aerosoles. En individuos inmuno- competentes la enfermedad puede variar de infección sintomática a diarrea acuosa leve o profusa. Calambres abdominales superiores, anorexia, náuseas, pérdida de peso y vómi- tos son rasgos comunes de la fase aguda de la infección.60 La gravedad de la enfermedad no parece correlacionarse con la intensidad de la exposición.26 En aquéllos que ya han experimentado enfermedad clínica y se han recuperado, una segunda dosis infectante de ooquistes puede ser asintomática, o puede tener sólo una leve diarrea transitoria. La criptosporidiosis en un huésped inmunocom- petente es auto limitada, con una duración de 2 semanas, pero puede persistir durante perío- dos más largos en algunas personas. En otros, la diarrea puede ser severa con varios litros por día de diarrea e incluso diarrea persistente con efectos en la nutrición y el crecimiento.61 Los niños son el grupo más gravemente afectado, ya que la diarrea dura más tiempo y suele presentar alguna pérdida de peso.62 Desgraciadamente ahora se reconoce, con la introducción de pruebas moleculares, que la criptosporidiosis es una de las cuatro princi- pales causas de diarrea en niños menores de 5 años. Los tratados con quimioterapias can- cerígenas sufren peor aún, con diarrea pro- longada, con riesgo de muerte, acompañada de pérdida significativa de peso.63 La criptosporidiosis en pacientes con SIDA es crónica, dura meses e incluso años, durante los cuales los pacientes pueden perder más de tres litros de líquido cada día, y están en peligro significativo de morir; la tasa de letalidad puede ser tan alta como el 50%. Sin embargo, la muerte suele ser el resultado de condiciones asociadas, como la desnutrición o la super infección con otros patógenos. La infección extra intestinal en el conducto biliar puede causar la enfermedad biliar acálcula. Diagnóstico El diagnóstico puede realizarse mediante: (Fig. 10.1), pruebas de antígenos de heces, pruebas dirigidas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) o pruebas de amplificación de ácidos nucleícos múltiples (NAAT).64,65 La microscopía de heces es quizás la prueba menos sensible con sensibilidad tan baja como 30%, con exámenes de heces únicas.66 Los ooquistes se pueden aislar de las heces mediante flotación en solución de azúcar, luego se tiñen con métodos ácido-rápidos.67 La prueba de PCR es altamente sensible y puede identificar genotipos específicos, lo que es importante en brotes e investigaciones epidemiológicas.68,69 Las pruebas de antígeno, que utilizan anticuerpos monoclonales, tienen una alta sensibilidad, son fáciles de realizar y pueden usarse tanto en heces como en muestras de tejidos.70 La introducción de pruebas NAAT de multiplex ha ayudado a aumentar el número de casos de diarrea infec- ciosa ahora reconocido, como la debida al Cryptosporidium spp.24 Este enfoque para el diagnóstico de la diarrea infecciosa es ahora una opción diagnóstica altamente sensible y comercialmente disponible para el diag- nóstico de la criptosporidiosis.71 Tratamiento El tratamiento de la criptosporidiosis se basa en las características del huésped infectado. En los niños inmunológicamente sanos, la nitazoxanida es el fármaco de elec- ción basado en estudios que demuestren una mejoría clínica temprana, una resolución tem- prana de la diarrea y una mejor eliminación del desprendimiento de ooquistes.40,72,74 Los pacientes infectados con el VIH-1 deben abor- dar mejor la terapia antirretroviral altamente activa (HAART) para reconstituir su sistema inmunológico. Todos los pacientes deben recibir atención de apoyo con rehidratación oral cuando sea posible y terapia intravenosa, si es necesario. Varios ensayos clínicos con rifamicinas, azalidas y paromomicina no han demostrado algún claro beneficio que ilustre la dificultad de tratar la enfermedad aguda o establecida75. Prevención y control Una buena higiene siempre es un enfoque importante para disminuir el riesgo de expo- sición.Sin el conocimiento de la fuente de un brote dado, el control y la prevención de la infección debida al C. parvum no es posible. En el caso de las epidemias transmitidas por el agua contaminada, el manejo de las cuen- cas hidrográficas es la solución a largo plazo en situaciones donde el suministro de agua no es filtrado.12,76 Filtración de agua potable suele ser eficaz, pero el deterioro de los equi- pos de filtración y/o la falta de mantenimiento adecuado puede erosionar cualquier progreso en el control de infecciones transmitidas por el agua. Hervir el agua es otra opción para la purificación del agua contaminada. La clo- ración de los suministros de agua es ineficaz contra el ooquiste, pero la ozonización mata esta etapa.77,78 En la agricultura, la creación de barreras vegetativas para reducir la propaga- ción de ooquistes es efectiva.79 La vigilancia es clave para mantener los suministros de agua públicos libres de patógenos ambien- talmente (Por ejemplo, Giardia lamblia, Entamoeba histolytica, Cryptosporidium parvum). En este sentido, las pruebas basadas en la PCR ahora permiten la posibilidad de un monitoreo continuo de los suministros de agua para C. parvum.80 Las tiendas de mas- cotas urbanas y suburbanas y los zoológicos para niños son otras fuentes de infección que hasta hace poco recibieron poca atención.81 References 1. Laberge, I.; Griffiths, M. W., Prevalence, detection and control of Cryptosporidium parvum in food. International journal of food microbiology 1996, 32 (1-2), 1-26. 2. Keusch, G. T.; Hamer, D.; Joe, A.; Kelley, M.; Griffiths, J.; Ward, H., Cryptosporidia--who is at risk? Schweizerische medizinische Wochenschrift 1995, 125 (18), 899-908. 3. Guerrant, R. L., Cryptosporidiosis: an emerging, highly infectious threat. Emerging infectious diseases 1997, 3 (1), 51-7. 4. Katsumata, T.; Hosea, D.; Ranuh, I. G.; Uga, S.; Yanagi, T.; Kohno, S., Short report: possible Cryptosporidium muris infection in humans. The American journal of tropical medicine and hygiene 2000, 62 (1), 70-2. 5. 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Junto con Satoshi Omura, Campbell descubrió un producto de fermentación de una bacteria de la tierra Streptomyces avermilitis, avermectina, que demostró tener propiedades antihelmínticas notables. Un derivado, la ivermectina, comercialmente disponible, es el fármaco responsable de eliminar el gusano filarial Onchocerca volvulus (ceguera de los ríos) de la mayor parte de África Occidental. Este trabajo fue apoyado en parte por el Centro Carter, Merck, y los países cooperantes en África Occidental. Otras infecciones helmínticas (tanto humanas como animales) también son tratables con ivermectina. Por su fecundo trabajo, Omura y Campbell compartieron el Premio Nobel 2015 en Fisiología o Medicina.
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