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See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/319406090 La mujer en el cristianismo primitivo Chapter · January 2012 CITATIONS 3 READS 6,392 1 author: Patricia González Complutense University of Madrid 14 PUBLICATIONS 20 CITATIONS SEE PROFILE All content following this page was uploaded by Patricia González on 31 August 2017. The user has requested enhancement of the downloaded file. https://www.researchgate.net/publication/319406090_La_mujer_en_el_cristianismo_primitivo?enrichId=rgreq-965900a71431f8d60e17c212f9309f4a-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMxOTQwNjA5MDtBUzo1MzM1MDAwODU0NDQ2MDhAMTUwNDIwNzc0MDQxOQ%3D%3D&el=1_x_2&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/publication/319406090_La_mujer_en_el_cristianismo_primitivo?enrichId=rgreq-965900a71431f8d60e17c212f9309f4a-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMxOTQwNjA5MDtBUzo1MzM1MDAwODU0NDQ2MDhAMTUwNDIwNzc0MDQxOQ%3D%3D&el=1_x_3&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/?enrichId=rgreq-965900a71431f8d60e17c212f9309f4a-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMxOTQwNjA5MDtBUzo1MzM1MDAwODU0NDQ2MDhAMTUwNDIwNzc0MDQxOQ%3D%3D&el=1_x_1&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Patricia-Gonzalez-38?enrichId=rgreq-965900a71431f8d60e17c212f9309f4a-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMxOTQwNjA5MDtBUzo1MzM1MDAwODU0NDQ2MDhAMTUwNDIwNzc0MDQxOQ%3D%3D&el=1_x_4&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Patricia-Gonzalez-38?enrichId=rgreq-965900a71431f8d60e17c212f9309f4a-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMxOTQwNjA5MDtBUzo1MzM1MDAwODU0NDQ2MDhAMTUwNDIwNzc0MDQxOQ%3D%3D&el=1_x_5&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/institution/Complutense_University_of_Madrid?enrichId=rgreq-965900a71431f8d60e17c212f9309f4a-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMxOTQwNjA5MDtBUzo1MzM1MDAwODU0NDQ2MDhAMTUwNDIwNzc0MDQxOQ%3D%3D&el=1_x_6&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Patricia-Gonzalez-38?enrichId=rgreq-965900a71431f8d60e17c212f9309f4a-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMxOTQwNjA5MDtBUzo1MzM1MDAwODU0NDQ2MDhAMTUwNDIwNzc0MDQxOQ%3D%3D&el=1_x_7&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Patricia-Gonzalez-38?enrichId=rgreq-965900a71431f8d60e17c212f9309f4a-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMxOTQwNjA5MDtBUzo1MzM1MDAwODU0NDQ2MDhAMTUwNDIwNzc0MDQxOQ%3D%3D&el=1_x_10&_esc=publicationCoverPdf HISTORIA, IDENTIDAD Y ALTERIDAD ACTAS DEL III CONGRESO INTERDISCIPLINAR DE JÓVENES HISTORIADORES José Manuel Aldea Celada Paula Ortega Martínez Iván Pérez Miranda Mª de los Reyes de Soto García (Editores) Pablo C. Díaz (Prólogo) Salamanca • 2012 Colección Temas y Perspectivas de la Historia, núm. 2 Editores: José Manuel Aldea Celada, Paula Ortega Martínez, Iván Pérez Miranda, Mª de los Reyes de Soto García. Comité editorial: Álvaro Carvajal Castro, Gonzalo García Queipo, Ana González-Muriel Valle, Javier González-Tablas Nieto, Amaia Goñi Zabelegui, Carmen López San Segundo, Isaac Martín Nieto, Alejandra Sánchez Polo, Francisco José Vicente Santos. Consejo asesor: Enrique Ariño Gil (Universidad de Salamanca), Javier Baena Preysler (Universidad Autónoma de Madrid), Valentín Cabero Diéguez (Universidad de Salamanca), Antonela Cagnolatti (Università di Bologna), Julián Casanova Ruiz (Universidad de Zaragoza), Rosa Cid López (Universidad de Oviedo), Mª Soledad Corchón Rodríguez (Universidad de Salamanca), Pablo de la C. Díaz Martínez (Universidad de Salamanca), Ángel Esparza Arroyo (Universidad de Salamanca), José María Hernández Díaz (Universidad de Salamanca), Mª José Hidalgo de la Vega (Universidad de Salamanca), Ana Iriarte Goñi (Universidad del País Vasco), Miguel Ángel Manzano (Universidad de Salamanca), Esther Martínez Quinteiro (Universidad de Salamanca), Manuel Redero San Román (Universidad de Salamanca), Manuel Salinas de Frías (Universidad de Salamanca). Los textos publicados en el presente volumen han sido evaluados mediante el sistema de pares ciegos. © Los autores © AJHIS © De la presente edición: Los editores I.S.B.N.: 978-84-940214-3-5 Depósito legal: S. 495-2012 Maquetación y cubierta: Iván Pérez Miranda Edita: Hergar ediciones Antema Realiza: Gráficas LOPE C/ Laguna Grande, 2-12 Polígono «El Montalvo II» 37008 Salamanca. España Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden re- producirse, registrarse o transmitirse, por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea electrónico, mecánico, fotoquímico, magnético o electroóptico, por fotocopia, grabación o cualquier otro, sin permiso previo por escrito de los titulares del Copyright. 999 LA MUJER EN EL CRISTIANISMO PRIMITIVO Women in Primitive Christianity Patricia González Gutiérrez Universidad Complutense de Madrid patriciagonzalezgutierrez@gmail.com Resumen: El cristianismo necesita crear nuevas identidades y definir roles e identidades de género, para ello debe conseguir aunar coherentemente las tradiciones y conceptos clásicos, que se dan por naturales, y las nuevas ideas. Los nuevos conceptos sobre la mujer y la sexualidad se asentarán con fuerza, dotados de una doble justificación «natural» o científica y religiosa, llegando muchos de ellos con fuerza hasta nuestros días. Palabras clave: Mujer, Género, Cristianismo. AbstRAct: Christianism needs to create new identities and to define gender roles. For that reason it must coherently unify the tradition with its classic concepts, that are believed natural, and the new ideas. The new concepts about women and sexuality will settle roundly, provided with a double justification, scientific (natural) and religious, and many of them will prevail strongly until modern times. Keywords: Women, Gender, Christianity. Ninguna concepción de la realidad y de la naturaleza es neutra, cada grupo y sociedad crea un modelo ordenado de su mundo, de su realidad social y de sus conocimientos. Cuando surge un nuevo grupo éste debe reordenar todo su universo sobre nuevas ideas y viejas bases. No es diferente el caso del cristianismo, que debe también intentar crear un sistema coherente de pensamiento, que cumpla sus necesidades de diferenciación, justificación y creación de identidad. Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores PAtRiciA González GutiéRRez 1000 Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores Algunas ideas serán recicladas, otras eliminadas y otras aceptadas sin cuestionamiento alguno. En general las bases consideradas «naturales» serán las menos cuestionadas, por el concepto mismo de su supuesta naturalidad. Y aunque se les dote de refuerzos ideológicos nuevos y explicaciones religiosas más acordes con el nuevo pensamiento que los que ya tenían, no se van a preguntar si se ajustan a la realidad o no. Una de las ideas más fundamentales va a ser la dualidad de géneros, así como la inferioridad femenina y la necesidad de su sumisión al hombre. En un grupo sin tabúes alimenticios, sin señales físicas y que pretende abrirse a cualquier sociedad, las ideas sobre la relación entre géneros, la pureza de cuerpo y las reglas sexuales van volviéndose cada vez más importantes. Con ello surge una mentalidad cada vez más fuerte de desprecio y miedo a la sexualidad, considerada fuente de todas las impurezas. Este peligro de la sexualidad se une también a la idea de mujer, como tentadora, como sucesora de Eva, como perdición de los hombres débiles. Así se exacerba en ocasiones la retórica, a veces demasiado entusiasta contra la mujer, en general, y contra las menos adaptadas al rol social que se les impone, en particular. Vemos, por ejemplo, la diatriba de Tertuliano que dice Vive la sentencia de Dios sobre este sexo aun en este mundo: que viva también la culpa. Tú eres la puerta del diablo; tú eres la que abrió el sello de aquel árbol; tú eres la primera transgresora de la leydivina, tú eres la que persuadiste a aquél a quien el diablo no pudo atacar; tú destruiste tan fácilmente al hombre, imagen de Dios; por tú merecimiento, esto es, por la muerte, incluso tuvo que morir el Hijo de Dios: ¿y se te puede ocurrir cubrir con adornos tus túnicas de piel?1 No podemos pensar, como se ha dicho a veces, que la mujer buscara en el cristianismo la emancipación social o una nueva independencia o dignidad, al menos no en el sentido que hoy le daríamos a esas palabras. Tampoco el cristianismo fue una religión de pobres y oprimidos que buscaban una nueva salvación o una ideología revolucionaria, y de hecho queda claro que el orden social no solo será respetado sino, de hecho, nuevamente justificado. Así tenemos a San Pablo ordenando a las mujeres sumisión2 y a los esclavos 1 TERTULIANO. De habitu muliebri. 1,2. 2 Efesios, 5, 22- 23; Timoteo 2, 11- 15 lA mujeR en el cRistiAnismo PRimitivo 1001Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores obediencia temerosa a sus amos3, así como a toda persona el acatamiento de la autoridad4. La justificación de la sumisión femenina llega al punto de disculpar el maltrato y la violencia contra la mujer, achacándolo a la indisciplina o al descaro femenino. De este modo, San Agustín alaba a su madre Mónica no solo por su sumisión absoluta sino por enseñar a otras mujeres que la violencia recibida era culpa suya. Finalmente, cuando muchas matronas, que tenían maridos más mansos que ella, traían los rostros afeados con las señales de los golpes y comenzaban a murmurar de la conducta de ellos en sus charlas amigables, ésta, achacándolo a su lengua, advertíales seriamente entre bromas que desde el punto que oyeron leerlas las tablas llamadas matrimoniales debían haberlas considerado como un documento que las constituía en siervas de éstos; y así recordando esta su condición, no debían ensordecerse contra sus señores […]. Las que la imitaban experimentaban dichos efectos y le daban las gracias; las que no la seguían, esclavizadas, eran maltratadas5. El orden social se verá pues reforzado con una doble justificación, natural y divina, que hará que muchos de sus planteamientos lleguen intocados hasta nuestros días o que solo se hayan cuestionado algunos principios en épocas muy recientes. Esto no quiere decir que no haya contradicciones internas tanto en los textos como en las ideas, choques entre nuevos y viejos conceptos o amplios debates sobre el alcance de cada palabra, frase o creencia. Así mismo, con la creciente complejidad a la que tiene que hacer frente el cristianismo, la casuística se va ampliando, van surgiendo nuevas dudas y las normas se vuelven cada vez más complejas. Los debates que surgen a lo largo de este desarrollo pueden llegar a parece absurdos en su contenido y forma, pero no hay que engañarse sobre ellos, pues traen detrás temas realmente serios de derechos, posiciones sociales o luchas de poder. Discusiones sobre si la mujer es o no imagen de Dios van a marcar su status durante siglos. De hecho, es una de las principales justificaciones de la sumisión femenina al 3 Efesios, 6, 5. 4 1 San Pedro, 2, 13-17. 5 SAN AGUSTÍN. Confesiones. IX, 9. PAtRiciA González GutiéRRez 1002 Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores hombre, estudiado junto con el relato del Génesis sobre la creación de Adán y Eva. En general la conclusión es que la mujer no es imagen de Dios, sino del varón, y por tanto debe obediencia. Se basaron los diversos autores para ello en relatos como el del segundo capítulo del Génesis en que la mujer es creada como ayuda para el hombre y a partir de su imagen. San Pablo viene a reforzar estas ideas diciendo que «El hombre, no debe cubrir su cabeza, porque él es la imagen y el reflejo de Dios, mientras que la mujer es el reflejo del hombre»6. Gregorio Niseno será de los pocos que destaquen que el primer capítulo del Génesis dice claramente que Dios, al crear el ser humano, lo «hizo macho y hembra»7. La primacía en la creación por parte de Adán y el relato de la creación de Eva justifica en numerosos textos la necesidad de sumisión femenina. Se dice claramente que es Eva la que es creada para ayuda de Adán y no al revés, además de recordarse la culpa de Eva en el pecado original, que llega a identificarse con la sexualidad8. El mismo argumento de la mujer intrínsecamente malvada, o, como poco, menos capacitada para el bien que el hombre, y creada después de éstos, lo encontramos en el relato de Pandora, por lo que las tesis cristianas tienen un fácil acomodo en la mentalidad clásica. Aun así, hay que tener en cuenta que cualquiera que hubiera sido el relato, se hubiera encontrado la forma de justificar el orden social existente. De hecho, cuando se descubrió que el embrión se desarrolla en principio como hembra y solo se masculiniza luego, la teoría se invirtió, y se consideró que la mujer era inferior por estar menos evolucionada9. Hoy el catecismo de la Iglesia católica tiende a destacar ese primer capítulo del Génesis, y considera así que hombre y mujer son iguales en dignidad, pero afirma también de ese modo su intrínseca diferencia sexual, que marca que, en realidad, no puedan ser considerados nunca iguales en funciones, roles o acceso a cargos10. 6 1 Corintios 11, 7. 7 GARCÍA ESTÉBANEZ, E. 1992: 119 y ss. 8 KÜNG, H. 2002: 48 y ss. 9 KNIBIEHLER, Y. y FOUQUET, C. 1983: 214 y ss. 10 Catecismo de la Iglesia Católica, 369; 2333. lA mujeR en el cRistiAnismo PRimitivo 1003Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores Santo Tomás dedicará también una quaestio de cuatro artículos en su Summa Theologiae sobre esta fabricación de Eva, y por qué es creada inferior. Lo mismo pasa con otros autores11. La creación de un ser inferior como ayuda y compañía no tiene mucho sentido, a menos que se vuelva al ámbito sexual y procreativo. La mujer será creada pues, con la única intención de que procree. Así la mujer encontrará su salvación en la maternidad, en traer nuevos cristianos al mundo. El dolor de la maternidad será destacado por autores como Tertuliano o Pedro Crisólogo como única forma de hacerse perdonar la falta de Eva12. La maternidad, como destaca Nicole Loraux, era en la Antigüedad la contrapartida, en cuanto a deber cívico en la mujer, al servicio como soldado de los hombres. Y la muerte en el parto será equiparada no pocas veces a la muerte en el campo de batalla, como podemos ver, por ejemplo, en los epitafios de la necrópolis ateniense del Cerámico, en los que se usa un lenguaje heroico y homérico para las mujeres muertas en ese trance13. En la representación iconográfica también serán estas dos muertes las únicas representadas explícitamente, aunque algunos autores hayan comentado que, en algunos casos, puede que la muerta sea la matrona y no la parturienta.14 Aún en la actualidad puede verse reflejada esta concepción en la doctrina de la Iglesia. En el mensaje de Pablo VI a las mujeres en la clausura del concilio Vaticano II dice que «nuestra técnica [de los hombres] lleva el riesgo de convertirse en inhumana. Reconciliad a los hombres con la vida. Y, sobre todo, velad, os lo suplicamos, por el porvenir de nuestra especie»15. En la encíclica Casti Conubi (1931) se vuelve a insistir en eso, criticando a quienes «quieren que las mujeres, a su arbitrio, estén libres o que se las libre de las cargas conyugales o maternales propias de una esposa (emancipación ésta que ya dijimos suficientemente no ser tal, sino un crimen horrendo)» y afirmando que la verdadera libertad es someterse al marido y tener hijos. De hecho se considera que «tal libertad falsa e igualdad antinatural con el marido tórnase en daño de la mujer misma» que caerá, paradójicamente, en 11 KÜNG, H. 2002: 56 y ss. 12 PEDREGAL, A. 2010: 111-131. 13 LORAUX, N. 2004: 46 y ss. 14 DEMAND, N.1994.:130 y ss. 15 PABLO VI. Clausura del Concilio Ecuménico Vaticano II. Mensaje del Concilio a los mujeres. PAtRiciA González GutiéRRez 1004 Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores la esclavitud, y que es una «es corrupción del carácter propio de la mujer y de su dignidad de madre»16. En fechas tan recientes como es diciembre de 1972 Pablo VI, al dirigirse a la Unión de juristas católicos italianos, decía que: La verdadera emancipación femenina no se encuentra en una igualdad formalista o materialista, sino en el reconocimiento de lo que la personalidad femenina tiene de esencialmente específico, la vocación de la mujer para ser madre17. En relación con la vocación femenina de esposa (de un marido humano o de Cristo) y de madre, el concepto de desobediencia de los planes divinos se encuentra el tema de la anticoncepción y el aborto. A ello se une el concepto de la impureza y pecado de cualquier placer o relación sexual, en las que influyen fuertemente las teorías estoicas de la necesidad de contener toda pasión y las neoplatónicas que consideran el cuerpo tan solo como la prisión del alma. La unión de todo ello hará que la anticoncepción sea considerada como un pecado mayor que el mismo asesinato, y en los libros penitenciales tenga un gran peso. En el libro penitencial de Teodoro (690-710) el sexo oral (entendido como anticoncepción) tendrá un castigo de siete a quince años, mientras que el aborto solo ciento veinte días y el asesinato un máximo de siete años. Lo mismo con los Canones Gregorii (690-710), que castigan el sexo anal con quince años y el asesinato solo con siete. El libro de Egbert (766) castiga incluso la postura de la mujer sobre el hombre, que podría dificultar la concepción, con una penitencia de uno a tres años, mientras el asesinato premeditado tiene un castigo apenas mayor, de cuatro a cinco años18. El aborto se verá además unido mentalmente al adulterio, con lo cual la gravedad es aun mayor. En el Concilio de Iliberis (s. IV) si una mujer aborta no podrá ser bautizada, o en caso de estarlo, no podrá ser reconciliada, y lo mismo con una mujer que toma la iniciativa en un divorcio. En cambio, si mata a una esclava tiene una pena entre cinco y siete años19. 16 PÍO XI, Casti Connubii. 31 de diciembre de 1930. 17 PABLO VI en el PABLO VI en el XXIII Congresso Nazionale dell’Unione Giuristi Cattolici Italiani, 9 de diciembre de 1972. 18 RANKE-HEINEMANN, U. 1994:137 y ss.RANKE-HEINEMANN, U. 1994:137 y ss. 19 DUBY, G. y PERROT, M. 1991: 361 y ss. lA mujeR en el cRistiAnismo PRimitivo 1005Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores Hay que tener en cuenta que en el mundo clásico el aborto es considerado un delito grave, pero no por los posibles derechos del nasciturus, sino por el ataque al derecho del padre en el caso de que el aborto sea realizado sin su consentimiento. Si es decisión del padre, no hay ningún problema, y vemos numerosas recetas y consejos recogidos en los libros médicos de autores como Sorano o Dioscórides. También Plinio recoge métodos y recetas con la mayor naturalidad. Las prohibiciones en torno a las drogas anticonceptivas (incluida posiblemente la prohibición hipocrática) están más relacionadas con la protección a la madre frente a envenenamientos y, de nuevo, con el derecho del padre, que con la anticoncepción en si misma. De hecho, a veces veremos unida la prohibición de anticonceptivos a la de drogas afrodisíacas, amatorias o potenciadoras de la fertilidad20. La anticoncepción en el cristianismo será equiparada frecuentemente al asesinato, pero paradójicamente se deja clara una diferencia entre el aborto del feto animado o inanimado, no siendo considerado este último asesinato como tal, pues aun no tendría alma. El propio Jerónimo, que calificaba de asesinato la anticoncepción, en una de sus cartas reflexiona sobre el feto y dice que «el semen va tomando forma poco a poco en el útero materno y su destrucción no puede considerarse como asesinato hasta que cada uno de los elementos adquiera su forma exterior y sus miembros»21. El dogma de la animación inmediata solo será definitivamente impuesto en 1869 por Pío IX en la Constitución Apostolica Sedis, con la consideración de la animación inmediata y la excomunión de toda persona relacionada con un aborto22. Aun así, a veces se usan textos contra el aborto en que se ve claramente la distinción que existía en el pasado, como en el caso de un discurso de Benedicto XVI, en que usa una frase de San Cirilo en que dice «¿Quién es el que ha preparado la cavidad del útero para la procreación de los hijos?, ¿quién ha animado en él al feto inanimado?»23. Algunas cuestiones han planteado problemas, como por ejemplo el caso de los gemelos, sobre si Dios crea más de un alma y luego se dividen o un alma que se divide. Sobre ello discuten apasionadamente en 1986 en un 20 Digesto 48, 19, 38, 5. 21 RANKE-HEINEMANN, U 1994: 72. 22 IBAÑEZ Y GARCÍA-VELASCO, J.L. 1992: 66 y ss. 23 BENEDICTO XVI. Discurso del Santo Padre Benedicto XVI a un congreso organizado por la Academia Pontificia para la vida. 27 de febrero de 2006. PAtRiciA González GutiéRRez 1006 Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores congreso suizo de bioética titulado «El embrión: un hombre»24. Tampoco permite la Iglesia la inseminación artificial (mucho menos la que usa esperma de otro hombre), o la investigación con embriones o células madre. Aun hoy, la anticoncepción está penada por la doctrina de la Iglesia, con cualquier acto sexual que no lleve aparejada la intención procreadora. Se ha intentado hacer una excepción en épocas muy recientes con las relaciones dentro del matrimonio en periodos infecundos, justificándolo como abierto al plan de Dios. La encíclica Humanae Vitae, en contra de la anticoncepción en un ambiente que parecía mostrarse al menos abierto en el Concilio Vaticano II, formó bastante revuelo. Y la distinción entre una contracepción calificada de natural y otra artificial no queda muy clara a muchos. En ella se dice: La Iglesia es coherente consigo misma cuando juzga lícito el recurso a los periodos infecundos, mientras condena siempre como ilícito el uso de medios directamente contrarios a la fecundación, aunque se haga por razones aparentemente honestas y serias. En realidad, entre ambos casos existe una diferencia esencial: en el primero los cónyuges se sirven legítimamente de una disposición natural; en el segundo impiden el desarrollo de los procesos naturales25. Los diferentes autores se sentirán además en la obligación de justificar, más o menos biológicamente, la inferioridad femenina, desarrollándose una amplia literatura sobre el tema. Alberto Magno, por ejemplo, en Quaestiones super de animalibus XV, considera que la mujer «es menos apta para la moralidad porque ella contiene más líquido que el varón y propiedad del líquido es la recibir con facilidad y retener mal», y por ello la considera voluble, caprichosa, taimada e incapaz de tender a lo bueno26. Por supuesto eso significa, en el juego de dualidades, que el hombre es exactamente lo contrario. Se sigue en esto las ideas de Aristóteles, que considera en su obra La reproducción de los animales, a la mujer como un macho fallido, un error de la naturaleza, como más fría y húmeda, como imperfección al fin y al cabo27. Pero también se sigue la más pura tradición judía, en la que las mujeres eran 24 VILA-CORO, Mª. D. 1995: 89 y ss. 25 PABLO VI. Encíclica Humanae Vitae, 25 julio 1968. 26 RANKE-HEINEMANN, U. 1994: 164.RANKE-HEINEMANN, U. 1994: 164. 27 TOMMASI, W. 2002: 53 y ss.TOMMASI, W. 2002: 53 y ss. lA mujeR en el cRistiAnismo PRimitivo 1007Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores consideradas naturalmente inferiores en todo, hasta el punto de liberarlade ciertos preceptos religiosos pues de ella no se espera que observe todos los mandamientos. Autores como Flavio Josefo o Filón recuerdan frecuentemente que la mujer es inferior en todo al hombre, y que le debe obediencia28. Las justificaciones de la inferioridad femenina se fundan en hechos que se cargan de significado social. La barba será considerada ejemplo de superioridad masculina y símbolo de autoridad, comparándola con la melena del león29 en un argumento circular en que es símbolo de poder porque está en el hombre y está en el hombre porque es símbolo de poder. El tema de la barba tenía ya una amplia tradición en la cultura clásica, siendo tratado por Musonio, Epicteto o Aristóteles, siendo considerada como muy inconveniente una barba escasa30. En estos razonamientos se llega a veces a absurdos que son difíciles de comprender desde nuestra mentalidad, pero que debemos asumir que en su momento fueron considerados completamente racionales y lógicos. Se afirma por ejemplo que la mujer tiene el pelo naturalmente largo y el hombre naturalmente corto31, y que ese pelo largo de la mujer es dado por Dios como muestra de su sumisión, y como señal de que debe llevar, además un velo artificial sobre ese «velo natural». En un concilio celebrado en Gangres en el siglo IV se critica que en ciertas comunidades ascéticas orientales de Capadocia y el Ponto mujeres y hombres se vistan igual, y que éstas se corten el pelo, acusándolas de romper el voto de obediencia al desobedecer el deseo divino de que lleven el pelo largo32. Aun hoy muchos grupos cristianos más o menos radicales mantienen ideas parecidas. Todas estas conceptualizaciones sobre la clara y natural inferioridad femenina plantean ciertas dificultades con pasajes de las Sagradas Escrituras como el de San Pablo cuando afirma que «ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo»33 o con los ejemplos que dan las mujeres valientes y poderosas o las mártires cristianas. La contradicción es evidente, la solución a la que se llega, coherente con las ideas de la época, aunque hoy pueda parecer un 28 DUBY, G. y PERROT, M. 1991: 471 y ss. 29 AGACINSKI, S. 2007: 176 y ss. 30 KUNG, H. 2008: 153 – 168. 31 1 Corintios 11, 3 y 11, 14. 32 BROWN, P. 1993: 390 y ss. 33 Gálatas 3, 28. PAtRiciA González GutiéRRez 1008 Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores contrasentido. El alma femenina puede ser igual a la del hombre, pero su sexo físico es un impedimento. La solución pues es que ya que la perfección es masculina, las mujeres que llegan a ese estado no son ya mujeres, sino hombres34. Nace el tópico de la mulier virilis. Tampoco es algo completamente nuevo, ya que la comparación con el varón era usado como enorme halago en el mundo grecorromano y así, Sócrates exclama asombrado «¡Por Hera!, Isómaco, me estás dando a conocer una mentalidad viril en tu mujer»35 cuando oye lo bien que reacciona ésta a la educación por parte de su marido Isómaco. Este tópico de la mulier virilis será repetido en numerosas ocasiones por Clemente de Alejandría, Jerónimo, Ambrosio o en hagiografías tardías36. Se presenta así una idea de evolución de la mujer para alcanzar el estadio superior de la masculinidad, como superando y rompiendo su propia naturaleza. Pero no deja de ser, en el fondo, un concepto engañoso, pues se «premia» a la mujer más adaptada a su nuevo rol social y religioso, presentando como modelo a mujeres que jamás miraron a un hombre, a las que fueron más religiosamente castas, a las que renunciaron a sus familias por el cristianismo… Este tópico además funcionará solo como la excepción que confirma la regla, pues se considera que el común de las mujeres debe comportarse, precisamente, de forma común. La mujer poco sumisa solo será aceptada cuando lo es por defender los valores considerados superiores, no por un interés o ética personal. Lo mismo pasa en la ideología clásica, en la que Antígona puede ser vista de modo positivo, pero, desde luego, no Clitemnestra. Las mártires serán comúnmente comparadas con atletas y soldados. En las Actas del martirio de Santa Perpetua y Felicidad, que parecen ser de las pocas de primera mano que conservamos, la misma Perpetua sueña con que tiene que enfrentarse al diablo en forma de gladiador egipcio, convertida ella misma en hombre y gladiador.37 Aun así las mártires estarán en un segundo plano normalmente respecto a sus compañeros varones, siendo muy pocas veces las protagonistas. Son modelos problemáticos en cuanto subvierten el 34 AGACINSKI, S. 2007: 142 y ss. 35 JENOFONTE, Económico X, 1. 36 PEDREGAL, A. 2000: 277-294. 37 ASPERGEN, K. 1990:133 y ss. lA mujeR en el cRistiAnismo PRimitivo 1009Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores modelo femenino, alejándose de esas mujeres calladas, sumisas y débiles, así como de sus obligaciones familiares, incluso con sus hijos pequeños38. De hecho incluso en los casos más reconocidos no puede verse una exaltación o igualdad real. En el caso de Perpetua, que parece liderar a su grupo en el martirio, aparecerá en la inscripción de Mzida, encontrada a las afueras de Cartago, por detrás de sus compañeros varones. E incluso se minimizará su papel en algunas traducciones posteriores39. Así mismo las historias de los martirios irán siendo erotizadas, y serán cada vez más frecuentes las historias de mujeres desnudadas en público, condenadas a un burdel, intentos de violación… que provocan habitualmente la intervención divina evitando el «deshonor», apareciendo velos milagrosos, creciendo el pelo o quedando cegados quienes las miran40. El mantenimiento de la pureza será más importante que el de la vida. Pero este modelo, como hemos dicho, debe reducirse a un ámbito muy concreto de persecución, y no puede extrapolarse más allá. La superación de la debilidad y el presentar testimonio (siguiendo la etimología de la palabra mártir) es solo admisible hasta un punto. Si va más allá será duramente criticado. Historias como la de Tecla en los Hechos de Tecla y Pablo, en que la joven se viste de hombre para seguir a Pablo, se bautiza a sí misma y a otros y se dedica a enseñar serán incluidas entre los textos apócrifos. Tertuliano niega por ejemplo la autenticidad del documento, burlándose de quienes lo usan para justificar un papel más activo de las mujeres en la Iglesia41. La virginidad irá sustituyendo al martirio como una especie de «martirio blanco», y el ascetismo femenino en el desierto sustituido por un monacato férreamente controlado por el obispo. El papel de la mujer en la iglesia primitiva, que si bien no se corresponde con la idea de liberación tópica, como ya hemos dicho, si fue importante va diluyéndose conforme la jerarquización de la Iglesia se hace más rígida. En los hechos de los apóstoles y las cartas nos encontramos a numerosas 38 PEDREGAL, A. 2000: 277-294. 39 RIVAS REBOQUE, F. 2005: 210-264. 40 CHAPPUISS, L. 2008: 43-58.CHAPPUISS, L. 2008: 43-58. 41 ASPERGEN, K. 1990: 99 y ss.ASPERGEN, K. 1990: 99 y ss. PAtRiciA González GutiéRRez 1010 Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores mujeres ejerciendo papeles de responsabilidad como la diaconisa Febe42, profetizando como las hijas de Felipe43, o dirigiendo iglesias domésticas. Es curioso como, con la relegación de la mujer, se dan hechos muy particulares, como convertir a Junia44, a la que Pablo define como «ilustre entre los apóstoles» en un hombre a partir de la Edad Media, ignorando a todos los autores anteriores que no habían tenido ninguna duda sobre su feminidad. De hecho en una Biblia de 1951 aun aclara que «Junias» es, claramente, un nombre de varón y no de mujer45. También se va modificando la traducción e interpretación del pasaje de la primera Carta a los Corintios (9, 5), enque se permite a los apóstoles ir a predicar con sus mujeres, para convertirlas en ayudantes y no esposas46. Estas diaconisas y profetisas también irán quedando incluidas en el monacato más controlado, junto con las vírgenes consagradas y las viudas. Sobre estas vírgenes consagradas hay que tener en cuenta que en ningún momento les supone un ámbito de libertad. De hecho no es decisión suya si se casan o se quedan vírgenes, sino de sus padres, pudiendo anular la decisión de la hija aunque ésta haya contraído matrimonio o tomado el velo47. La capacidad de decisión de los padres sobre la vida de su futura hija queda bien reflejada en la naturalidad con que se trata en los apócrifos Hechos de Pedro la enfermedad de su hija. Ésta es convertida en paralítica por Dios a petición de Pedro, pues su belleza hacía que fuese muy pretendida, y ya se había tomado la decisión de consagrarla como virgen. Ante las preguntas de la gente de por qué no la curaba, Pedro lo hace para demostrar el poder divino, pero acto seguido vuelve a dejarla paralizada, para afirmar su decisión primera48. Hay que tener en cuenta que los Apócrifos son textos que quedan fuera del canon, pero no por ello dejan de ser muy conocidos y usados, aportando mucha tradición a la Iglesia, como la escena del Quo Vadis de Pedro. 42 Romanos 16, 1.Romanos 16, 1. 43 Hechos 21, 9. 44 Romanos 16, 7. 45 Sagrada Biblia. Versión crítica sobre textos hebreos y griegos. Traducción por José María Jover y Francisco Cantera Burgos. Biblioteca de Autores cristianos. Madrid 1951. En la nota sobre Junias, en Romanos 16,7. 46 RANKE-HEINEMANN, U. 1994: 39 y ss. 47 1 Corintios 7, 38. 48 DEL CERRO CALDERÓN, G. 2003: 79 y ss. lA mujeR en el cRistiAnismo PRimitivo 1011Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores La autoridad paterna sobre la vida de los hijos era una constante en el mundo clásico, teniendo el paterfamilias romano poder de vida y muerte sobre los hijos. Las mujeres nunca llegaban a liberarse del todo de esta autoridad, pues pasaban de la tutela del padre a la tutela del marido, y en caso de fallecimiento de ambos a un tutor. Pero durante el Imperio habían ido consiguiendo librarse mediante permisos o tretas legales de esa tutela, bien por el ius trius liberorum, que las eximía tras tener tres hijos las libres o cuatro las libertas, o por la argucia de ir cambiando de tutor. Además las sacerdotisas podían llegar a tener un considerable ámbito de independencia y autoridad. La sacerdotisa de Démeter era la única que podía acudir a los Juegos en Olimpia, como afirman Pausanias o Suetonio, y las vestales se acercaban mucho en sus atribuciones y capacidades a los varones49. Lo mismo pasaba con las flamínicas, mujeres poderosas que accedían a ciertos ámbitos de la vida pública mediante el culto imperial y el evergetismo. Las estrictas normas de pureza de las vírgenes vestales llevaron incluso a acusaciones de adulterio o incesto por el mero hecho de tener un comportamiento más descarado de lo considerado adecuado50. Pero donde esas restricciones dieron libertad en el mundo clásico, en el mundo cristiano naciente solo dan prestigio, pero cierran aun más el mundo femenino. Sobre la virginidad y la educación de las vírgenes se redactarán numerosos tratados que inciden en su encierro, su alejamiento del mundo, el desprecio del cuerpo… Las cartas de Jerónimo sobre el tema rozan habitualmente la tortura, recomendando por ejemplo en su epístola 107 que no se deje nunca a la niña sola, para que sienta miedo cuando su madre no esté, o que no salga nunca de la casa, no sea que la violen51. En su epístola 128, dirigida a una niña pequeña (a la que aun no le han salido los dientes), o, más bien, a sus padres, se recomienda que la niña se acostumbre a esa edad a manejar el huso, y que se vista de oscuro desde pequeña52. De hecho se culpará a Jerónimo de la muerte de Blaesilla, hija de Paula, que muere de hambre por el duro régimen ascético que se le impone53. 49 SCHMITT, P. 1991: 421 y ss. 50 Ver en este caso, por ejemplo, la historia de Postumia, en Tito Livio IV, 44. 51 Ep. 107, 11, 1 y 7,3. 52 Ep. 128, 1,3 y 2, 1. 53 RANKE-HEINEMANN, U. 1994: 59 y ss.RANKE-HEINEMANN, U. 1994: 59 y ss. PAtRiciA González GutiéRRez 1012 Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores Las vírgenes, que suponían para la comunidad una especie de amuleto que atraía la bendición de Dios, formarán agrupamientos más o menos amplios en las ciudades, bajo la protección de las más ricas y poderosas y serán una fuente de prestigio para clérigos y obispos, por lo que la lucha por su control y por la perpetuidad de los votos, contra el derecho de los padres a sacarlas de su estado y casarlas será cada vez más denodado54. La importancia de las vírgenes y de la virginidad se verá reflejada en el debate creciente sobre el alcance de la virginidad de María. Los textos que hablan de los hermanos de Jesús55 se van modificando para eliminarlos de la historia, bien afirmando que son hijos de un matrimonio anterior de José, bien convirtiéndolos en primos, ya que se considera que la virginidad de María debería extenderse mucho después de la concepción y parto de Jesús, pues cualquier relación, aunque fuera posterior, hubiera contaminado a María. Ambrosio o Jerónimo defenderán esta virginidad perpetua contra la opinión de algunos como Helvidio o Joviniano.56 El asunto llegará a los aspectos más biológicos con la identificación de virginidad con el himen, surgiendo un debate, ya no sobre si María se mantiene virgen o no, sino sobre si el himen permanece intacto durante el parto, considerando que si no, no sería realmente virgen aunque no mantuviese relaciones con un varón57. Con toda la discusión sobre la virginidad perpetua o no de María, ninguno parece preguntarse por qué el Evangelio de Mateo, cuando detalla la genealogía de Jesús, no recoge los parientes de María, sino los de José58, que no tiene en teoría nada que ver con la concepción del niño. El modelo familiar en el que el cabeza de familia, pase lo que pase, es el varón, resulta algo tremendamente lógico. La inferioridad femenina se verá también reflejada en la prohibición que se establece de enseñar a los varones59 (pues sería absurdo) y su alejamiento cada vez mayor de la parte nuclear de las iglesias, el altar. El papel de las diaconisas ha sido negado durante mucho tiempo, como podemos ver, de nuevo, en las notas aclaratorias de la citada Biblia de 1951, 54 BROWN, P. 1993: 120 y ss. 55 Marcos 6, 3 y Mateo 13, 55. 56 PEDREGAl, A. 2007: 417-434.PEDREGAl, A. 2007: 417-434. 57 RANKE-HEINEMANN, U. 1994: 59 y ss.RANKE-HEINEMANN, U. 1994: 59 y ss. 58 Mateo 1, 17.Mateo 1, 17. 59 Timoteo 2, 11- 15. lA mujeR en el cRistiAnismo PRimitivo 1013Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores en la que se dice que son tan solo las esposas de los diáconos, y no tienen papel alguno. Las Constituciones apostólicas, del siglo IV, que se precian de tener como autores a los apóstoles argumentan que «nuestro maestro y el mismo señor Jesús nos ha enviado solamente a nosotros doce» y por ello no se permite a las mujeres enseñar. 60 Es exactamente lo mismo que se afirma en la declaración Inter Insigniores, dada por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1976, aclarando por qué la mujer no puede ser sacerdote, y donde se aduce que «Jesucristo no llamó a ninguna mujer a formar parte de los Doce»61. Otra de las razones que se fueron aduciendo para alejar a la mujer de los altares es la impureza que traería la menstruación, el embarazo o el puerperio. Idea claramente heredada de las tradiciones tanto judía como clásica. La tradición judía apartaba a la mujer de la comunidad durante su menstruación, y no solo ella resultaba impura durante siete días, sino también cualquier persona u objeto que la toque, o inclusocualquiera que entre en contacto con su lecho62. También es considerada impura en caso de parto, con un periodo más largo para las niñas que para los niños (con mayor posibilidad para el infanticidio, directo o indirecto, para las niñas) y con la necesidad de realizar un rito de purificación63. En la tradición clásica se atribuye también propiedades mágicas a la sangre menstrual, como algo poderoso y peligroso a la vez. Plinio en su Historia Natural, o Columela en De Re Rustica advierten de ello, diciendo que la sangre menstrual puede arruinar cosechas, matar abejas o hacer abortar a las mujeres, aunque el tópico no aparece en los textos más antiguos64. La sangre como portadora de miasma, especialmente la menstrual influye el concepto de impureza cristiana en todo lo relacionado con los ciclos femeninos o el parto. 60 RANKE-HEINEMANN, U. 1994: 122. 61 Congregación para la Doctrina de la Fe. Inter Insigniores. 15 octubre 1976. 62 Levítico 15, 19-29. 63 Levítico 12, 2-8. 64 DEAN – JONES, L. A. 1996: 230 y ss. PAtRiciA González GutiéRRez 1014 Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores La sangre menstrual no solo alejará a la mujer del altar, metafórica y físicamente, sino incluso de la comunión, considerándola tan impura como si hubiera mantenido relaciones sexuales o hubiera pecado65. Al igual que una mujer a punto de dar a luz no podía entrar en los templos, tampoco una mujer recién parida podrá entrar en la Iglesia, por ser considerada impura. Posteriormente, en numerosos concilios (Tréveris en 1227, Rouen en 1074 o Colonia en 1279), se afirmará la necesidad de que la puérpera se purifique tras un periodo más o menos largo, antes de poder entrar en la Iglesia, por lo que las madres llegan a no poder acudir al bautizo de sus propios hijos66. En la actualidad se recurre también a la inherente diferencia entre hombre y mujer para afirmar que una mujer no podría representar adecuadamente a Cristo en la misa. Cuando, por parte de laicos y de teólogas feministas, que difícilmente hubiera podido predicar en su época siendo mujer, la Iglesia critica esa tendencia «que consideraría sin importancia e irrelevante el hecho de que el Hijo Dios haya asumido la naturaleza humana en su forma masculina»67 y que «hay que admitir que, en las acciones que exigen el carácter de la ordenación y donde se representa a Cristo mismo, autor de la Alianza, esposo y jefe de la Iglesia, ejerciendo su ministerio de salvación –lo cual sucede en la forma más alta en la Eucaristía– su papel lo debe realizar un hombre»68. Para evitar que se acuda a la culturalidad de algunas prescripciones paulinas se afirma que mientras algunas normas de Pablo son propias de su tiempo, como el caso del velo, la prohibición de enseñar, no es tal, sino mandato divino69. Decir como conclusión que en la formación social del género se unen los dos factores que más difícil hacen el cambiar una idea, el de la pretendida naturalidad de un concepto (que permite asumir como presupuesto algo que dista mucho de estar probada) y el de una religiosidad dogmática, que no necesita justificación y a veces ni siquiera una coherencia interna muy 65 KÜNG, H. 2002: 50 y ssKÜNG, H. 2002: 50 y ss 66 RANKE-HEINEMANN, U. 1994: 26 y ss.RANKE-HEINEMANN, U. 1994: 26 y ss. 67 Congregación para la Doctrina de la Fe. Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la colaboración del hombre y la mujer en la iglesia y el mundo. 31 de mayo de 2004. 68 Congregación para la Doctrina de la Fe. Inter Insigniores. 15 octubre 1976. 69 Congregación para la Doctrina de la Fe. Inter Insigniores. 15 octubre 1976. lA mujeR en el cRistiAnismo PRimitivo 1015Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores fuerte gracias al recurso de la verdad revelada. La lucha de grupos o de teólogas feministas, unidas muchas veces a la teología de la liberación, chocará invariablemente con un muro difícilmente salvable. De hecho las primeras alegaciones a favor de una mayor igualdad de la mujer recurrirán simplemente a darle la vuelta a dichos argumentos, como el caso de las primeras feministas españolas, o de Edith Stein. Ya hemos dicho que el cristianismo no supuso una liberación para la mujer, ni siquiera una conceptualización de su identidad y rol social muy diferente al que ya tenía. De hecho, frente a la libertad de la que podían gozar muchas mujeres en la Roma Imperial, la mujer perdió autonomía, si bien la amplia difusión que el cristianismo tuvo entre las mujeres debe hacer que nos planteemos que sí tenía un atractivo ideológico y religioso en la sociedad. Además, aunque con la jerarquización de la Iglesia la mujer es cada vez menos considerada, si se encuentran espacios de libertad o de expresión en las comunidades más primitivas. Las continuas quejas de los padres de la Iglesia sobre la autoridad, aunque sea informal de la mujer, las menciones de la presencia femenina en las comunidades ascéticas, la importancia de las iglesias domésticas o de las grandes viudas romanas nos permiten ver que no todo era tan canónico como hubiera gustado. Terminaremos con las palabras de un asceta del siglo IV, Evagrio del Ponto, que nos permiten hacernos una idea de cuán difícil resultaba a veces adecuarse a los modelos teóricos de pureza impuestos canónicamente. Nos deja constancia de ello en su libro Antirrethikos, en el que se esfuerza por dar respuesta a las «tentaciones» que le acechaban. Contra el pensamiento que adopta la forma de una hermosa mujer que sostiene con nosotros una conversación seria, mientras estamos deseando hacer cosas perversas y vergonzosas con ella. Contra el demonio que mete en la cabeza que debo contraer matrimonio, tener esposa y ser padre de mis hijos, y no perder el tiempo aquí, pasando hambre y peleando con ideas inmundas70. 70 EVAGRIO Antirrhetikos 2, 36 y 2,49 en PETER BROWN. 1993: 501. PAtRiciA González GutiéRRez 1016 Historia, Identidad y Alteridad Actas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores BiBliografía - Agacinski, S. Metafísica de los sexos. Masculino / femenino en las fuentes del cristianismo. Madrid, Akal, 2007. - Aspergen, K. The Male Woman. A Feminine Ideal in the Early Church. Upsala, Upsala University, 1990. - Brown, P. El cuerpo y la sociedad. 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