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01 Términos básicos de la Tanatología (77)

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Culpa ante la muerte 
La culpa es un sentimiento muy doloroso, es un estado emocional que te roba la paz, 
te paraliza, hay que lograr que la persona que va a morir entienda que toda culpa se 
basa en un absurdo que equivocarse significa aceptarse como ser humano, que el 
pasado aunque es una carga puede descargarse. 
Culpa persecutoria y culpa depresiva. Estas dos clases de culpas están relacionadas 
con el instinto de muerte, y el de la vida respectivamente, ambas culpas se refieren a 
las reacciones y sentimientos correspondientes a los aspectos normales y patológicas 
del duelo. 
Culpa persecutoria 
Determina la aparición de duelos patológicos que podrán convertirse en cuadros 
melancólicos. 
Culpa depresiva 
Creará la posibilidad de una autentica reparación del objeto y del yo dañados, vivir 
implica pasar necesariamente por una sucesión de duelos. 
 
 
Depresión 
Reactiva: Respuesta a las pérdidas sufridas. 
Anticipatoria: El dolor preparatorio por el que tiene que pasar el que se está 
enfrentando a su muerte. 
Ansiosa: Hay una guerra interior por una parte quiero yo, enfermo terminal vivir y 
por otra morir para dejar de sufrir asimismo los familiares. Es muy importante sacar 
todos los sentimientos antes de que muera el ser querido para que la elaboración del 
duelo sea menos dolorosa. 
 
Aceptación a la Muerte 
Es importante ayudarle al enfermo terminal a que se manifieste la fe, en la aceptación 
a la muerte, para que esta se presente como algo positivo, si es religioso hay que 
colaborar para que el enfermo encuentre una afirmación autentica y así lograr que la 
familia acepte la muerte de su ser querido. 
Finalmente la muerte se hace presente en los últimos momentos, el moribundo esta 
allí pero como necesita de todos los que el ama, de sus caricias, de sus besos, de sus 
oraciones, de su compañía real, autentica interna. 
Al enfermo con la actitud, no con palabras solo habrá que decirle “Esta bien no te 
preocupes, yo estaré aquí hasta que cierres tus ojos para siempre”, siempre debemos 
respetar el silencio del moribundo. 
El acompañamiento del enfermo ha de tener la palabra justa y el silencio largo.

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