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91 Acompañamiento de un Moribundo Cuando las horas del crepúsculo ensombrecen mi vida no te pido que me hables, amigo mío, sino que tiendas tu mano, déjame tenerla y sentirla en el vacio cada vez más grande de mi soledad” Rabindranath Tagore Lo más sano es que seamos compresibles y respetar cualquier manifestación emocional del paciente, acompañar en silencio. Si el enfermo lo permite mantener mucha cercanía y contacto físico con él, también cuidar que no se lastime físicamente en un arranque de furia en el momento de más tensión emocional porque ya sabe intuitivamente que el fondo de su ser se está muriendo; en el acompañamiento hay que estar atentos a las señales o avisos sobre sus asuntos pendientes tanto positivos o negativos que son de suma importancia, ya que en ocasiones no puede morir porque aún no ha cubierto una última necesidad, es vital saber escuchar que nos quiere pedir el moribundo, el paciente puede desear dar un agradecimiento que en vida nunca se permitió, u otorgar un perdón a quien los lastimó o a su vez pedir disculpas a alguien a quién ofendió, hay que preguntarle ¿Qué es lo que quieres para vivir hasta tú último segundo? O bien ¿Qué requieres para poder morir en paz? De esta manera se sentirán acompañados hasta su último aliento. Escuchar: Es la herramienta principal de la buena compañía en el dolor, el que se siente solo es como si fuese único en todo el universo, escuchar efectiva y activamente puede ser la mejor terapia en medio del sufrimiento por la pérdida de un ser querido, puede inspirar libertad y confianza, y que el doliente exprese sentimientos más significativos, es una forma de encontrarse gracias a la escucha ya que nos permite preguntar como han sucedido las cosas, como han vivido los últimos días, lo cual se puede convertir en un peso más que en alivio pero es una vía para que fluya la parte emocional. Acompañamiento Espiritual del Enfermo en Fase Terminal Consiste en ofrecer un espacio al paciente ó enfermo que presiente su final, para que los recursos hirientes del pasado puedan aflorar y ser traídos a la luz, es recapitular la vida, es ayudarlo a atravesar esos espacios de dolor, sufrimiento sin que este pierda la fe y la esperanza, es comprenderlo sin juzgarlo, es escucharlo, es tener la palabra justa y el silencio largo, es contactar con su parte espiritual, y no solamente con su cuerpo ni con su parte psíquica. Es permitirle enfrentase así mismo a su propia muerte, fortaleciéndole su autoestima, dignidad e integridad, es ayudarlo a que descubra una interpretación adecuada de su interior, acompañar espiritualmente en el final de la vida, es un compromiso de ir al encuentro del otro hasta el corazón de sus valores y preocupaciones para que el descubra su propia respuesta y ser plenamente el mismo.
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