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Fisiología hepática - 305 - El hepatocito (Figura 4) es una célula poligonal con un núcleo central voluminoso y esférico que contie- ne un nucléolo prominente. El citoplasma está ocu- pado por abundantes cisternas paralelas del retículo endoplásmico rugoso y numerosos ribosomas libres. Existe continuidad entre el retículo endoplásmico rugoso y las cisternas del retículo endoplásmico liso. Estas últimas están unidas entre sí, formando una red en cuyos espacios libres se acumulan gránulos formados por partículas de glicógeno dispuestas en roseta, las llamadas partículas alfa; existen también partículas de glicógeno aisladas que se denominan partículas beta. En las proximidades de los canalícu- los biliares, el aparato de Golgi contiene partículas de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) ais- ladas o agrupadas en vesículas. El citoplasma con- tiene también abundantes mitocondrias y números menores de peroxisomas y lisosomas; estos últimos pueden contener remanentes de organelos cuya es- tructura se encuentra en distintos estadios de de- gradación. En la superficie de los hepatocitos, en re- lación con el lumen de los sinusoides, la membrana plasmática de los hepatocitos forma microvellosida- des dispuestas de manera irregular. La vía biliar se inicia como un canalículo en forma de asa, sin paredes propias, dispuesto entre las caras de dos hepatocitos en contacto entre sí. Es- tos conductillos miden 0,5 μm de diámetro y están sellados y separados del espacio intercelular por uniones estrechas (zónula occludens), intermedias (zónula adhaerens) y desmosomas. En relación con el lumen del capilar biliar, el citoplasma de los he- patocitos también forma microvellosidades dispues- tas irregularmente. El flujo biliar va desde la zona central del lobulillo clásico, hacia su periferia, donde los canalículos se unen a nivel de los espacios por- tales en conductos interlobulillares, cuyo diámetro aumenta progresivamente a medida que se acercan al hilio hepático hasta formar los conductos hepáti- cos izquierdo y derecho, que se unen a su vez para dar origen al colédoco. Este último desemboca en el duodeno y tiene una derivación lateral hacia la vesícula biliar por medio del conducto cístico. En la desembocadura del colédoco en el duodeno, hay un esfínter verdadero que regula el vaciamiento de la bilis al lumen del intestino. El hígado representa una verdadera encrucijada química en el organismo ya que interviene en una Lobulillo clásico Vena central Espacio porta Lobulillo portal Vena central Espacio porta Acino hepático Espacio porta Figura 3. Representación esquemática de los modelos clásico, portal y de acino hepático de la estructura del hígado. El área sombreada representa el territorio de cada unidad en relación con la organización del órgano y su función. El lóbulo clásico tiene a la vena central (vé- nula hepática terminal) como estructura central y a los espacios portales, que contienen la triada portal en los ángulos periféricos. El lóbulo portal tiene un espacio portal en el centro del lobulillo y venas centrales en los vértices. El acino hepático tiene venas centrales del lobulillo en cada polo y espacios portales en su ecuador.
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