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1 Fisiología gastrointestinal y nutrición (168)

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Fisiología hepática
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El hepatocito (Figura 4) es una célula poligonal con 
un núcleo central voluminoso y esférico que contie-
ne un nucléolo prominente. El citoplasma está ocu-
pado por abundantes cisternas paralelas del retículo 
endoplásmico rugoso y numerosos ribosomas libres. 
Existe continuidad entre el retículo endoplásmico 
rugoso y las cisternas del retículo endoplásmico liso. 
Estas últimas están unidas entre sí, formando una 
red en cuyos espacios libres se acumulan gránulos 
formados por partículas de glicógeno dispuestas en 
roseta, las llamadas partículas alfa; existen también 
partículas de glicógeno aisladas que se denominan 
partículas beta. En las proximidades de los canalícu-
los biliares, el aparato de Golgi contiene partículas 
de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) ais-
ladas o agrupadas en vesículas. El citoplasma con-
tiene también abundantes mitocondrias y números 
menores de peroxisomas y lisosomas; estos últimos 
pueden contener remanentes de organelos cuya es-
tructura se encuentra en distintos estadios de de-
gradación. En la superficie de los hepatocitos, en re-
lación con el lumen de los sinusoides, la membrana 
plasmática de los hepatocitos forma microvellosida-
des dispuestas de manera irregular. 
La vía biliar se inicia como un canalículo en forma 
de asa, sin paredes propias, dispuesto entre las 
caras de dos hepatocitos en contacto entre sí. Es-
tos conductillos miden 0,5 μm de diámetro y están 
sellados y separados del espacio intercelular por 
uniones estrechas (zónula occludens), intermedias 
(zónula adhaerens) y desmosomas. En relación con 
el lumen del capilar biliar, el citoplasma de los he-
patocitos también forma microvellosidades dispues-
tas irregularmente. El flujo biliar va desde la zona 
central del lobulillo clásico, hacia su periferia, donde 
los canalículos se unen a nivel de los espacios por-
tales en conductos interlobulillares, cuyo diámetro 
aumenta progresivamente a medida que se acercan 
al hilio hepático hasta formar los conductos hepáti-
cos izquierdo y derecho, que se unen a su vez para 
dar origen al colédoco. Este último desemboca en 
el duodeno y tiene una derivación lateral hacia la 
vesícula biliar por medio del conducto cístico. En la 
desembocadura del colédoco en el duodeno, hay un 
esfínter verdadero que regula el vaciamiento de la 
bilis al lumen del intestino.
El hígado representa una verdadera encrucijada 
química en el organismo ya que interviene en una 
Lobulillo clásico
Vena 
central
Espacio 
porta
Lobulillo portal
Vena 
central
Espacio 
porta
Acino hepático
Espacio 
porta
Figura 3. Representación esquemática de los modelos clásico, portal y de acino hepático de la estructura del hígado. El área sombreada 
representa el territorio de cada unidad en relación con la organización del órgano y su función. El lóbulo clásico tiene a la vena central (vé-
nula hepática terminal) como estructura central y a los espacios portales, que contienen la triada portal en los ángulos periféricos. El lóbulo 
portal tiene un espacio portal en el centro del lobulillo y venas centrales en los vértices. El acino hepático tiene venas centrales del lobulillo 
en cada polo y espacios portales en su ecuador.

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