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Anomalías cardiovasculares en los sujetos infectados por el VIH

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Anomalías cardiovasculares 
en los sujetos infectados por el VIH
Stacy D. Fisher y Steven E. Lipshultz
Generalidades, 1624 
Ateroesclerosis acelerada, 1624 
Disfunción sistólica ventricular izquierda, 1627 
Disfunción diastólica ventricular 
izquierda, 1629 
Hipertensión pulmonar, 1630 
Derrame pericárdico, 1630
Endocarditis infecciosa, 1630
Endocarditis trom bótica no bacteriana, 1630
Neoplasias malignas cardiovasculares, 1631
Enfermedad ventricular derecha aislada, 1631
Vasculitis, 1631
M uerte cardíaca súbita, 1631
Intervalo QT largo, 1631
Disfunción autónom a, 1631 
Complicaciones del tra tam ien to , 1631 
Transmisión perinatal e infección 
por el VIH, 1632 
Recomendaciones respecto a la vigilancia 
cardíaca, 1632 
B ibliografía, 1634
G EN ER A L ID A D ES
La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es una 
causa importante de cardiopatía adquirida en todo el mundo y, en con­
creto, de ateroesclerosis acelerada, insuficiencia cardíaca sintomática e 
hipertensión arterial pulmonar (HAP).1'5 Las complicaciones cardíacas 
de la infección por el VIH tienden a ser tardías en aquellos que padecen 
el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) o una infección vírica 
prolongada y, por tanto, son más frecuentes a medida que mejora la 
longevidad.1'3 Los tratamientos con múltiples fármacos para la infección 
por el VIH han prolongado la vida, pero también han aumentado el 
riesgo cardiovascular posterior, y han acelerado la enfermedad y las com­
plicaciones ateroescleróticas.1,6
En todo el mundo había entre 31 y 36 millones de personas viviendo 
con el VIH a finales del 2011/ incluido un 0,8% estimado de pacientes 
de 15 a 49 años de edad. El África subsahariana sigue siendo la zona más 
afectada por la infección por el VIH, donde casi 1 de cada 20 adultos vive 
con el VIH, y la zona alberga el 69% de todos los casos de VIH de todo 
el mundo.7
Las anomalías cardíacas asociadas a la infección por el VIH son el 
infarto de miocardio (IM) o el accidente cerebrovascular prematuros, 
el derrame pericárdico, la miocarditis intersticial linfocítica, la miocardio­
patía dilatada (con frecuencia con miocarditis), la disfunción diastólica 
ventricular izquierda (VI), la endocarditis infecciosa y las neoplasias 
malignas (sarcoma de Kaposi miocárdico y linfoma inmunoblástico de 
linfocitos B) (tabla 70-1 y vídeo 70-1).3 Incluso son más frecuentes los 
efectos relacionados con el tratamiento farmacológico y las interacciones 
que afectan directamente al sistema cardiovascular, como las anomalías 
lipídicas de los inhibidores de la proteasa y el aumento de las concen­
traciones séricas de las estatinas con los inhibidores de la proteasa.6 
Muchos fármacos pueden prolongar el intervalo QT o cambiar la repola­
rización, lo que incrementa el riesgo de muerte cardíaca súbita (v. capí­
tulos 9 y 37) .6
ATERO ESCLEROSIS A C ELER A D A
La ateroesclerosis acelerada puede aparecer en adultos jóvenes y niños 
infectados por el VIH que no tienen los factores de riesgo coronarios 
tradicionales (v. capítulo 41).8,9 Se descubrieron lesiones coronarias 
pronunciadas en la necropsia en pacientes de 23 a 32 años de edad 
infectados por el VIH que murieron de forma inesperada, lo que pro­
movió el estudio en esta área.5,9 Los hallazgos de la necropsia indicaron 
características histológicas alteradas y placas ateroescleróticas con 
signos comunes a la ateroesclerosis coronaria y la vasculopatía rela­
cionada con el trasplante. Cuando se comparan con la población gene­
ral, los pacientes afectados son a menudo más jóvenes y con mayor 
frecuencia tienen afectado un solo vaso, y la rotura de la placa en ese 
vaso es la causa del IM.9,10 El IM agudo es, con frecuencia, la primera 
m anifestación de la enferm edad ateroesclerótica (v. capítulo 51).11 
La inflamación puede causar este tipo de episodios cardiovasculares 
prematuros (tabla 70-2).
En septiembre de 2012, el grupo de trabajo en sida del National 
Heart, Lung, and Blood Institute (NHLBI) señaló que las recom en­
daciones y la investigación en los efectos relacionados con el VIH
deberían ser prioritarias, y resaltaron la relación com pleja existente 
entre el VIH, la inflamación, los factores de riesgo tradicionales de las 
enfermedades cardiovasculares, los efectos adversos del tratamiento 
antirretrovírico y las coinfecciones, que puede contribuir a las com ­
plicaciones orgánicas.12
La disfunción endotelial es el nexo más plausible entre la infección 
por el VIH y la ateroesclerosis. En los pacientes infectados por el VIH 
se encuentra una mayor expresión de moléculas de adhesión, como 
la molécula de adhesión intercelular 1 (ICAM-1) y la molécula de 
adhesión endotelial (selectina E), y de citocinas inflamatorias, como 
el factor de necrosis tumoral a (TNF-a) y la interleucina 6 (IL-6). Las 
concentraciones plasmáticas mayores de TN F-a, IL-6 y factor de von 
Willebrand también se correlacionan con la carga vírica, lo que indica 
una respuesta endotelial a la lesión.13 La disfunción endotelial también 
puede aparecer después de intervenciones coronarias percutáneas en 
estos pacientes, en los que las cifras de reestenosis pueden ser mayores 
que en otras poblaciones.14
Los inhibidores de la proteasa se asocian a la dislipidemia y la resisten­
cia a la insulina.11,13 El amprenavir y el fosamprenavir, con o sin «refuerzo» 
de ritonavir o lopinavir con ritonavir, son los que más se asocian al IM; el 
saquinavir y el nelfinavir no se asocian tan claramente. Los inhibidores 
de la transcriptasa inversa nucleósidos didanosina y abacavir también se 
asocian al IM. Otros fármacos, como los inhibidores de la transcriptasa 
inversa no nucleósidos (nevirapina y efavirenz), los inhibidores de la 
entrada y los inhibidores de la integrasa, no parecen aumentar el riesgo 
de complicaciones coronarias agudas.11,15'17
Las dietas pobres en colesterol durante el terapia antirretrovítica de gran 
actividad (TARGA: generalmente tres o más fármacos y habitualmente 
un inhibidor de la proteasa) reducen la incidencia de dislipidemia.18 El 
ejercicio también reduce mucho las concentraciones de lípidos y ayuda 
a evitar la lipodistrofia.19 Hay que vigilar las concentraciones de lípidos 
y glucosa.18,19 A los pacientes con dislipidemia se les debe tratar siguien­
do las guías actuales para la prevención primaria del riesgo y evitando 
las interacciones farmacológicas conocidas, como la interacción entre 
la simvastatina y el ritonavir, que puede aumentar la concentración de 
simvastatina 400 veces.20,21
La enfermedad cerebrovascular prematura también es frecuente en 
los pacientes infectados por el VIH (v. capítulo 59). La prevalencia de 
accidente cerebrovascular en los pacientes con sida se calculó en un 8% 
en una revisión de necropsias realizada entre 1983 y 1987. De los 13 
pacientes con accidente cerebrovascular, 4 tenían émbolos cerebrales y en
3 de ellos el émbolo tenía un claro origen cardíaco. El estudio del accidente 
cerebrovascular agudo en los sujetos infectados por el VIH difiere del de la 
población general porque entre sus causas se encuentran las infecciones 
oportunistas, los tumores, las vasculopatías infecciosa e inmunitaria y la 
embolia cardíaca.20
Los inhibidores de la proteasa alteran notablemente el metabolismo 
lipídico y pueden asociarse a una enfermedad ateroesclerótica prematura. 
Se cree que la enfermedad ateroesclerótica en los sujetos infectados por 
elVIH tiene una causa multifactorial y tiende a la rotura de la placa.13 En 
un estudio prospectivo extenso, el riesgo ajustado de IM fue del 16% por 
año de exposición a los inhibidores de la proteasa, casi el doble que la cifra 
de IM en un período de 5 años. El riesgo ajustado durante el tratamiento
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1624
2016. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos
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T A B L A 70-1 Resumen de enfermedades cardiovascularesasociadas al VIH
ENFERMEDAD
Ateroesclerosis
acelerada
POSIBLES CAUSAS INCIDENCIA/PREVALENCIA DIAGNÓSTICO
Inhibidores de la proteasa, 
aterogenia con macrófagos 
infectados por virus, inflamación 
crónica, intolerancia a la glucosa, 
dislipidemia, disfunción endotelial
Hasta el 8% ECG, prueba de ejercicio, 
ecocardiografía, perfil 
lipídico, TC angiografía, 
puntuación del caldo
TRATAMIENTO
Cese del hábito tabáquico, 
dieta pobre en grasa, 
ejercicio aeróbico, control 
de la presión arterial, uso 
de estatinas en función de 
las directrices, intervención 
coronaria percutánea, 
cirugía de derivación de 
arteria coronaria
Miocardiopatía Enfermedad arterial coronaria Hasta el 8% de los pacientes Hallazgos en radiografía de Diuréticos, digoxina,
dilatada asintomáticos tórax inhibidores de la ECA,
0-bloqueantes
Disfunción sistólica Relacionado con fármacos: Hasta el 25% de los casos de ECG: anomalías de la Tratamiento complementario
del VI cocaína, AZT, IL-2, doxorrubicina, necropsia conducción inespecíficas. en pacientes con VIH
interferón EV, EA Tratamiento de la infección
Infecciosas: VIH, Toxoplasma, virus Hallazgos ecocardiográficos: Restitución nutricional
de Coxsackie del grupo B, VEB, espesor bajo a normal IGIV
CMV, adenovirus de la pared del VI, Intensifique el tratamiento
Metabólicas o endocrinas: aumento de la masa antirretrovírico
deficiencia de selenio del VI, dilatación del VI, Seguimiento:
o carnitina, anemia, disfunción sistólica del VI ecocardiogramas seriados
hipocalcemia, hipofosfatemia, Posibles estudios de
hiponatremia, hipopotasemia, laboratorio: troponina
hipoalbuminemia, hipotiroidismo, T, concentración de
deficiencia de hormona de péptido natriurético
crecimiento, insuficiencia encefálico, recuento
suprarrenal, hiperinsulinemia de CD4, carga vírica,
Citocinas: TNF-p, óxido nítrico, PCR vírica, serología de
TGF-0, endotelina 1, Toxoplasma, tiroestimulina,
interleucinas cortisol, carnitina, selenio,
Inmunodeficiencia: recuento ECA sérica, prueba
de CD4 < 100 con ejercido, biopsia
Autoinmunitarias miocárdica, cateterismo
cardíaco
Disfunción diastólica TNF, IL-6 Hasta el 37% de los casos son Ecocardiografía Trate la hipertensión
del VI Hipertensión asintomáticos Doppler tisular Intensifique el tratamiento
Infección vírica crónica antirretrovírico
Hipertensión pulmonar Arteriopatía pulmonar plexógena 0,5% ECG, ecocardiografía. Anticoagulación,
primaria cateterismo de lado vasodilatadores, análogos
Endocarditis infecciosa
Bacterias: Staphylococcus, 
Streptococcus, Proteus, Klebsiella, 
Enterococcus, Listeria, Nocardia, 
Mycobacterium 
Virus patógenos: VIH, VHS, CMV, 
adenovirus, virus ECHO 
Otros microorganismos patógenos: 
Cryptococcus, Toxoplasma, 
Histoplasma 
Neoplasias malignas: sarcoma de 
Kaposi, linfoma, fuga capilar/ 
emadación/malnutrición 
Hipotiroidismo 
Inmunodeficiencia 
Uremia
Autoinmunitaria
Bacterias: Staphylococcus aureus 
o Staphylococcus epidermidis, 
Salmonella, Streptococcus, 
Haemophilus parainfluenzae, 
Pseudallescheria boydii, 
microorganismos HASEK 
Hongos: Aspergillus fumigatus, 
Candida, Cryptococcus 
neoformans
11 %/año; muy reducida en 
estudios posteriores al TARGA 
Resolución espontánea en 
el 42% de los pacientes 
afectados 
Aproximadamente el 30% del 
aumento en mortalidad a los 
6 meses
El 6% del aumento de 
la incidencia en CDIV, 
independientemente del 
estado del VIH
derecho del corazón
Roce pericárdico en la 
exploración 
Ecocardiografía 
Análisis del líquido con 
tinción de Gram, cultivo y 
citología 
ECG: voltaje bajo/depresión 
del PR
Análisis del líquido pleural y 
peritoneal asociado 
Biopsia pericárdica
Hemocultivos;
ecocardiografía
de la prostacidina 
Antagonistas de la endotelina 
Inhibidores de PDE-5
Trate la causa 
Seguimiento: 
ecocardiogramas seriados 
Intensifique el tratamiento 
antirretrovírico 
Pericardiocentesis o ventana
Antibióticos intravenosos, 
sustitución valvular
(Continúa)
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T A B L A 70-1 Resumen de enfermedades cardiovasculares asociadas al V IH (cont.)
I ENFERMEDAD POSIBLES CAUSAS INCIDENCIA/PREVALENCIA DIAGNÓSTICO TRATAMIENTO
Endocarditis 
trombótica no 
bacteriana
Daño valvular, deficiencia de 
vitamina C, malnutrición, 
emaciación, CID, estado 
de hipercoagulabilidad, 
inmunodeficiencia adquirida 
prolongada
Trastorno infrecuente, pero 
émbolos con relevancia clínica 
en el 42% de los casos
Ecocardiografía Anticoagulación 
Trate la vasculitis o 
enfermedad subyacente
Neoplasias malignas Sarcoma de Kaposi, linfoma no 
hodgkiniano, leiomiosarcoma, 
recuento de CD4 bajo, 
inmunodeficiencia prolongada, 
VHH-8, VEB
Aproximadamente el 1 %
Suele ser metastásico en 
pacientes infectados por el VIH
Ecocardiografía, biopsia Quimioterapia posible
Enfermedad 
ventricular derecha
Infecciones pulmonares recurrentes, 
arteritis pulmonar, embolias 
pulmonares microvasculares, 
EPOC
ECG, ecocardiografía, 
cateterismo de lado 
derecho del corazón
Diuréticos, trate la infección 
o enfermedad pulmonar 
subyacente; anticoagulación 
cuando esté indicada
Vasculitis Tratamiento farmacológico con 
antibióticos y antivíricos
Aumento de la incidencia Diagnóstico clínico Corticoesteroides sistémicos, 
retirada del fármaco
Disfunción autónoma Enfermedad del SNC, tratamiento 
farmacológico, inmunodeficiencia 
prolongada, malnutrición, estilo 
de vida sedentario
Aumentada en pacientes con 
enfermedad del SNC
Prueba de la mesa indinada, 
Holter o vigilancia de 
episodios
Precauciones de 
procedimiento
Arritmias Tratamiento farmacológico, 
pentamidina, disfunción 
autónoma, acidosis, anomalías 
electrolíticas
ECG: QT largo, 
monitorización con Holter, 
prueba de carga con 
ejercicio
Suspenda el fármaco, 
precauciones de 
procedimiento, restitución 
de electrólitos
Lipodistrofia Tratamiento farmacológico: 
inhibidores de la proteasa
Ecocardiografía, perfil 
lipídico, cateterismo 
cardíaco, puntuación de 
calcio coronario
Tratamiento lipídico (advierta 
de las interacciones 
farmacológicas), ejercicio 
aeróbico, tratamiento 
antirretrovírico alterado, 
cirugía estética/ 
implantación de grasa
AZT, zidovudina (acidotimidina); CDIV, consumidores de drogas por vía intravenosa; CID, coagulación intravascular diseminada; CMV, citomegalovirus; EA, extrasístole auricular; 
ECA, enzima conversora de la angiotensina; ECG, electrocardiograma; EPOC, enfermedad pulmonar obstructiva crónica; EV, extrasístole ventricular; HASEK, especies Haemophilus 
(Haemophilus parainfluenzae, Haemophilus aphrophilus, Haemophilus paraphrophilus), Actinobacillus actinomycetemcomitans, Cardiobacterium hominis, Eikenella corrodens 
y especies Kingella; IGIV, inmunoglobulinas intravenosas; PCR, reacción en cadena de la polimerasa; PDE, fosfodiesterasa; SNC, sistema nervioso central; TC, tomografía 
computarizada; TGF, factor transformador de crecimiento; VEB, virus de Epstein-Barr; VHH, virus del herpes humano; VHS, virus del herpes simple.
TABLA 70-2 Pruebas de inflamación como causa de episodios cardiovasculares ateroescleróticos prematuros en las personas 
con infección por el VIH
MODALIDADES DE IMAGEN Y M ED IDA VIH FRENTE A CONTROLES SIM ILARES ASOCIACIONES
Primera en mostrar cifras altas de ateroesclerosisEcografía carotídea
Espesor de la intima-media carotídea 
Tomografía computarizada 
Puntuaciones del calcio
Angiografía por tomografía computarizada
Angiografía por resonancia magnética
Dilatación de la arteria braquial mediada por el flujo
0,04 mm de espesor en el VIH (metaanálisis)
Los pacientes infectados por el VIH tienen 
mayores puntuaciones medias de Agatston y 
una proporción de puntuaciones 0 mayor
Mayor prevalencia de placa no calcificada
Reducida en pacientes infectados por el VIH
Tabaquismo, dislipidemia, recuento mínimo bajo 
de linfocitosT CD4+ y aumento de activación 
linfocítica correlacionados con mayor espesor de 
la intima-media y progresión
Riesgo de Framingham, síndrome metabólico, 
mayores concentraciones de dimetilarginina 
asimétrica e hígado graso
La relación CD4/CD8 y la duración del VIH 
pronostican independientemente la carga de la 
placa
Asociación de la viremia del VIH y la carga de placa 
ateroesclerótica en la aorta
Usado extensamente en lechos vasculares periféricos 
y cerebrales
Grado de viremia del VIH, consumo de drogas 
intravenosas, enfermedad periodontal, deficiencia 
de vitamina D
Las estatinas, la niacina y la pentoxifilina han sido 
beneficiosas en la displasia fibromuscular
Posibles pruebas de imagen futuras 
Ecografía intravascular
Tomografía de coherencia óptica intracoronaria
Futura imagen de tomografía por emisión de positrones de captación de [1SF]FDG (fludesoxiglucosa) 
Resonancia magnética molecular
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EXPOSICIÓN (años)
16 17 20 41 61 62 51 
11.815 7.105 9 .02712.09814.89214.39411.351
Total 
47 30 345 
7.935 5.853 94.469
N.° de episodios 
N.° de personas- 
años
FIGURA 70-1 Riesgo de infarto de miocardio en los pacientes infectados por el VIH por la exposición a un 
tratamiento antirretrovírico combinado. La frecuencia relativa ajustada de infarto de miocardio en función de la 
exposición acumulada a un tratamiento antirretrovírico combinado fue del 1,16 por año de exposición (intervalo 
de confianza [IC] al 95%, 1,09-1,23). Las barras del error son IC al 95%. (Reproducido a partir de DAD Study 
Group: Class o f antiretroviral drugs and the risk o f myocardial infarction. N Engl J Med 356:1723, 2007.)
con inhibidores de la transcriptasa inversa no nucleósidos aumentó un 
5% anual, pero lo hizo de forma significativa. El riesgo de IM asociado 
a los inhibidores de la proteasa se atenuó cuando se añadieron al modelo 
los factores de riesgo tradicionales, lo que indica que parte del riesgo de 
IM asociado al inhibidor de la proteasa, pero no todo, puede atribuirse a 
los cambios metabólicos.13
Sin embargo, los inhibidores de la proteasa, en concreto el TARGA 
en general, han reducido decididamente la morbilidad y la mortalidad 
sin que haya indicios de que haya aumentado a corto plazo la mor­
talidad cardiovascular.13 La lipodistrofia, incluida la redistribución de 
la grasa con aumento de la obesidad troncal, la atrofia temporal, el 
aumento de las concentraciones de triglicéridos, la elevación de las 
concentraciones de la lipoproteína de densidad baja densa y pequeña, 
y la intolerancia a la glucosa deben tratarse, porque aumentan el riesgo 
a los 10 años de sufrir episodios cardiovasculares.8,14 En la prevención a 
largo plazo hay que considerar la estratificación del riesgo basada en 
los factores de riesgo tradicionales más la dieta, el consumo de alcohol, 
el ejercicio físico, la hipertrigliceridemia, el consumo de cocaína o 
heroína, la enferm edad tiroidea y el hipogonadism o (fig s . 70-1 y 
e 7 0 -l) .13,14,18
Se observa una redistribución de la grasa en el 42% de los niños des­
pués de más de 5 años de tratamiento antirretrovírico.8 E1VIH es un factor 
de riesgo cardiovascular moderado en los niños, porque el estudio de 
cribado temprano de las concentraciones de lípidos y glucosa cuando se 
empieza el tratamiento antirretrovírico muestra cada vez más pruebas de 
disfunción vascular. Las estatinas se reservan para aquellos con concen­
traciones muy altas de colesterol o triglicéridos.12
D ISFU N CIÓ N S ISTÓ LICA VENTRICULAR IZQ U IERDA 
Incidencia
La incidencia a los 2 a 5 años de insuficiencia cardíaca sintomática va 
del 4 al 28% en los pacientes infectados por el VIH y tratados antes de la 
era del TARGA, lo que indica una prevalencia de insuficiencia cardíaca 
sintomática relacionada con el VIH de entre 4 y 5 millones de casos 
en todo el mundo al principio de la epidemia.4,5 Aunque el TARGA ha 
reducido de forma notable la incidencia de insuficiencia cardíaca sis­
tólica con relevancia clínica, solo dispone de él una parte de los que lo 
necesitan.5,22,23
Las anomalías estructurales cardíacas asintomáticas detectadas en la 
ecocardiografía también son frecuentes y persisten en los pacientes que 
reciben TARGA: el 18% tienen disfunción sistólica del VI, el 6,5% tienen 
hipertrofia del VI y el 40% tienen una dilatación auricular izquierda.24 La 
disfunción sistólica del VI se asocia al antecedente de IM, al aumento de 
las concentraciones de proteína C reactiva muy sensible y al consumo 
actual de tabaco.24
Entre los niños infectados por el VIH de hasta 
10 años de edad en la era previa al TARGA, el 25% 
morían de una enfermedad cardíaca crónica4,5 y 
el 28% experimentaban complicaciones cardíacas 
graves después de una enfermedad definidora del 
sida.1,4,5,23 Es importante señalar que incluso un des­
censo leve de la función sistólica delVI o un aumen­
to leve de la masa del VI en los niños se asocia a un 
aumento de la mortalidad.25 Los datos de la era del 
TARGA indican una incidencia mucho menor de 
anomalías estructurales y de miocardiopatía clínica, 
y un claro efecto cardioprotector del TARGA en los 
niños y los adolescentes.23,25"28
M an ife stac ion e s clínicas
En los pacientes infectados por el VIH, las infec­
ciones pulmonares concurrentes, la hipertensión 
pulmonar, la anemia, la hipertensión portal, la mal­
nutrition o las neoplasias malignas pueden alterar 
o confundir los signos característicos que definen la 
insuficiencia cardíaca en otras poblaciones. De este 
modo, los pacientes con disfunción sistólica del VI 
pueden estar asintomáticos o tener una insuficiencia 
cardíaca de las clases m o IV de la New York Heart 
Association.21
La ecocardiografía (v. capítulo 14) es útil para 
evaluar la función sistólica delVI en estos pacientes 
y, además de diagnosticar la disfunción VI, revela a menudo un espesor 
parietal bajo o normal o una hipertrofia y dilatación del VI, así como 
una dilatación de la aurícula izquierda.4,11,21,24,25 La ecocardiografía debe 
realizarse de forma basal y después cada 1-2 años o según indique el 
cuadro clínico en los pacientes con un riesgo cardiovascular elevado, 
con cualquier manifestación clínica de enfermedad cardiovascular o con 
síntomas pulmonares inexplicados o persistentes o infecciones víricas 
simultáneas.4,10,21,24
La electrocardiografía (v. capítu lo 12) puede revelar defectos de 
conducción inespecíficos y cambios en la repolarización. La radiografía 
de tórax tiene una baja sensibilidad y especificidad en el diagnóstico de 
la insuficiencia cardíaca en los pacientes con infección por el VIH.25 
En pequeños estudios de pacientes infectados por el VIH y en grandes 
poblaciones de pacientes sin infección por el VIH, las concentraciones 
sanguíneas del péptido natriurético encefálico se han correlacionado 
inversamente con la fracción de eyección del VI y pueden ser útiles para 
el diagnóstico diferencial de la miocardiopatía congestiva en los pacientes 
infectados por elVIH.11,29,30
Los pacientes que tienen encefalopatía tienen más probabilidades de 
morir de insuficiencia cardíaca que los que no la padecen (cociente 
de riesgos instantáneos, 3,4).4,21 El VIH persiste en células reservorio del 
miocardio y de la corteza cerebral, incluso después del tratamiento anti­
rretrovírico. Las células reservorio pueden albergar el VIH en su superficie 
durante períodos largos y causar una lesión tisular progresiva por la 
liberación crónica de citocinas citotóxicas.
La dilatación progresiva de VI es frecuente en los niños infectados por 
el VIH, en los que puede preceder a la insuficiencia cardíaca (incidencia 
acumulada a los 5 años, 12,3%) y se asocia a un aumento de la masa del 
VI, una elevación de la poscarga del VI y una reducción de la función 
delVI.23 En los niños infectados por elVIH de modo vertical, el tratamiento 
temprano con TARGA durante al menos 5 años conservó la estructura y 
la función cardíacasy evitó la insuficiencia cardíaca mejor que en grupos 
previos, lo que hace pensar que el TARGA es protector.23
Patogen ia
Varios factores pueden producir la miocardiopatía relacionada con el 
VIH (v. tabla 70-1), como el IM con el propio VIH, el daño tisular de la 
miocarditis, la cardiotoxicidad farmacológica, los efectos de las proteínas 
víricas, las infecciones oportunistas acompañantes, las respuestas autoin- 
munitarias a la infección vírica, las deficiencias nutricionales y la expresión 
excesiva de citocinas.21,23,28
Miocarditis
La miocardiopatía dilatada puede relacionarse con la acción directa del 
VIH sobre el tejido miocárdico o con las enzimas proteolíticas o media­
dores de citocinas inducidos por el VIH de forma aislada o en conjunción 1 627
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con otros virus infectantes (v. capítulo 67).27 En muestras de biopsia 
endomiocárdica han aparecido Toxoplasma gondii, el virus de Coxsackie 
del grupo B, el virus de Epstein-Barr, el citomegalovirus, el adenovirus y 
el VIH en los miocitos.
Los hallazgos en necropsias y biopsias han identificado solo escasos 
infiltrados parcheados de células inflamatorias en el miocardio.4,21'27 El 
VIH puede infectar claramente las células intersticiales miocárdicas. Se 
ha encontrado un número elevado de células intersticiales infectadas en 
los pacientes con una miocarditis confirmada, en los que las enzimas 
proteolíticas o la mayor concentración de TN F-a o IL-6 pueden dañar 
los miocitos. Se han descrito mayores concentraciones de TNF-a, sintasa 
inducible del óxido nítrico e IL-6 en los pacientes afectados y en modelos 
experimentales.4,21,27
Resulta notable que la miocardiopatía relacionada con el VIH no se 
asocie a menudo a ninguna infección oportunista, y que alrededor del 40% 
de los pacientes no tengan infecciones oportunistas antes del comienzo de 
los síntomas cardíacos.4,5
Alteraciones de las citocinas
La infección por el VIH aumenta la producción de TN F-a, lo que altera 
la homeostasis intracelular del calcio y aumenta la producción de óxido 
nítrico y del factor transformador de crecimiento P y la actividad de la 
endotelina l . 31 Las concentraciones altas de óxido nítrico inducidas de 
forma experimental tuvieron un efecto inotrópico negativo y mataron o 
dañaron a los miocitos.31
En un estudio, los sujetos infectados por el VIH con miocardiopatía 
dilatada tuvieron más probabilidades de tener miocarditis y un espectro 
más amplio de infecciones víricas que los pacientes no infectados por el 
VIH con miocardiopatía dilatada idiopática. Además, las concentraciones 
del TN F-a y de la sintasa inducible del óxido nítrico fueron mayores en 
los miocitos de los pacientes infectados por el VIH con miocardiopatía 
dilatada (en particular, en aquellos con infecciones vincas simultáneas) y 
las concentraciones variaron de forma inversa con los recuentos de CD4.
Deficiencias nutricionales
Las deficiencias nutricionales son frecuentes en los pacientes con infec­
ción por el VIH, en particular en la fase terminal de la enfermedad. La 
malabsorción y la diarrea llevan a desequilibrios electrolíticos y a defi­
ciencias nutricionales. Las deficiencias en oligoelementos se han asociado 
a la miocardiopatía. Por ejemplo, la deficiencia de selenio aumenta la 
virulencia del virus de Coxsackie sobre el tejido cardíaco.111 La restitu­
ción del selenio revierte la miocardiopatía y restaura la función del VI 
en los pacientes con esta deficiencia nutricional. Las concentraciones 
de vitamina B12, carnitina y hormonas de crecimiento y tiroidea también 
pueden estar alteradas en la enfermedad producida por el VIH; todas se 
han asociado a la disfunción delVI.30,32
Patogenia en los n iños
En los niños con una infección por el VIH transmitida por vía vertical, 
la patogenia puede deberse a: 1) una dilatación del VI con una relación 
entre el espesor del VI y la medida telesistólica reducida, y 2) una hiper­
trofia concéntrica del músculo con la dilatación, en la que la relación 
entre el espesor del VI y la medida telesistólica del VI permanece normal 
o aumenta.4
Evolución de la enferm edad
Los pacientes con una disfunción asintomática del VI (acortamiento 
fraccional del VI < 28% con hipocinesia global del VI) pueden tener 
una enfermedad transitoria definida con criterios ecocardiográficos. En 
un estudio ecocardiográfico, tres de seis pacientes con un acortamiento 
fraccional anómalo del VI tenían lecturas normales después de 9 meses. 
Los tres con una función deprimida persistente del VI murieron al cabo 
de 1 año después del diagnóstico de la disfunción sistólica del VI.4
Pronóstico
La mortalidad de los pacientes infectados por el VIH con miocardiopatía 
está aumentada, independientemente del recuento de CD4, la edad, el 
sexo o el grupo de riesgo del VIH. En la era previa al TARGA, la mediana 
de supervivencia desde el diagnóstico de la disfunción sistólica delVI hasta 
la muerte relacionada con el sida fue de 101 días en los pacientes con 
disfunción del VI y de 472 días en los pacientes con corazones normales 
en un estadio similar de infección.1,4 La disfunción ventricular derecha 
aislada o la disfunción delVI en el límite no aumenta el riesgo.
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GC
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TIEMPO EN EL ESTUDIO (meses)
FIGURA 70-2 Relación entre el aumento de la masa del VI y la mortalidad temprana 
por el VIH. (Reproducido a partir de Fisher SD, Easley KA, Orav EJ, et al: Mild dilated 
cardiomyopathy and increased left ventricular mass predict mortality: The prospective 
PC2 HIV Multicenter Study. Am Heart J 150:439, 2005.)
En el estudio Pediatric Pulmonary and Cardiovascular Complications 
of Vertically Transmitted HIV Infection (P2C2 HIV), en el que la mediana 
de edad fue de 2,1 años, la supervivencia acumulada a los 5 años fue del 
64% .4 La mortalidad fue mayor en los niños con medidas basales que 
mostraban un acortamiento fraccional deprimido delVI o un aumento de 
la medida delVI, el espesor, la masa, la carga sobre la pared, la frecuencia 
cardíaca o la presión arterial. El menor acortamiento fraccional del VI 
y el aumento del espesor de la pared del VI también pronosticaron la 
supervivencia después de realizar ajustes en función de la edad, la talla, el 
recuento de CD4, el número de copias de ARN del VIH, el centro clínico 
y la encefalopatía (fig. 70-2).4
El acortamiento fraccional del VI fue anómalo durante hasta 3 años 
antes de la muerte, mientras que el espesor de la pared fue anómalo 
durante solo 18-24 meses antes de la muerte. De este modo, en los niños, 
el acortamiento fraccional delVI puede ser un factor pronóstico útil a largo 
plazo de la mortalidad, y el espesor de la pared del VI, un factor pronós­
tico útil a corto plazo.4,23,25
La cardiomegalia se asoció a signos ecocardiográficos de aumento de 
la masa del VI después de la muerte, y la frecuencia cardíaca elevada 
de forma mantenida demostrada antes de la muerte no se asoció a la 
anemia, la encefalopatía ni la carga vírica del VIH.4 En los niños, la fun­
ción deprimida persistente del VI y la masa elevada del VI se asociaron 
a una mayor mortalidad por todas las causas.23,25,27,28 Una reducción de 
2 puntuaciones z en el acortamiento fraccional del VI, del 34 al 30% en 
un niño de 10 años -un a reducción que la mayoría de los cardiólogos no 
considerarían indicación de intervención- se ha correlacionado con un 
incremento de la mortalidad a los 5 años del 15 al 55%.23,25,27,28
La insuficiencia cardíaca de comienzo rápido (v. capítulo 24) tiene un 
pronóstico sombrío en todos los pacientes infectados por elVIH, y más de 
la mitad mueren de la insuficiencia cardíaca en menos de 12 meses.1,4,21 La 
insuficiencia cardíaca de comienzo crónico responde mejor al tratamiento 
médico en estos pacientes.
Tratamiento
El tratamiento de la miocardiopatía dilatada asociada a la infección por 
el VIH es, generalmente, similar al de la miocardiopatía no isquémica 
(v. capítulos 25 y 25D). Se desconoce la eficacia de los regímenes tera­
péuticos cardíacos específicos aparte de las inmunoglobulinas intrave­
nosas.2 Como siempre, la mejor estrategia es prevenir la insuficiencia 
cardíaca con TARGA.18,19,21
Deben buscarse y tratarse intensivamente las infecciones oportunistas u 
otras infecciones. La biopsia ventricular derecha puede ayudar a identificar 
las causas infecciosas de insuficiencia e indica el tratamiento dirigido,21 
pero probablemente se utilice de forma insuficiente.5,21,24,27
Después de empezar el tratamiento médico deben obtenerse eco- 
cardiogramas a intervalos relevantes, por ejemplo cada 4 meses. Las 
recomendaciones en cuanto a las pruebas de vigilancia y el momento 
del seguimiento se basan en estudios que relacionan el acortamiento 
fraccional alterado delVI con un peor pronóstico. Si la función continúa 
empeorando o si el curso clínico se deteriora, debe considerarse la biopsia. 
A los pacientes con insuficiencia cardíaca que no responden a las 2 sema­
nas de tratamiento médico puede beneficiarles un cateterismo cardíaco y
— Elevada (n = 8)
— Normal baja (n = 35)
— Normal alta (n = 75)
Puntuación z de masa del VI
una biopsia endomiocárdica, lo que puede revelar infiltrados linfocíticos 
(mediante tinciones especiales) que indican una miocarditis o infecciones 
oportunistas, y permitir un tratamiento intensivo.4'12'21,27,28'31 En el tejido 
deben evaluarse las anomalías mitocondriales, que podrían señalar la 
posible mejora de unas «vacaciones del tratamiento antirretrovírico». La 
angiografía debe realizarse de forma selectiva en los que tienen factores 
de riesgo de enfermedad ateroesclerótica o síntomas clínicos indicativos 
(fig. 70-3).11,u
Las inmunoglobulinas intravenosas han ayudado a tratar la miocar­
diopatía congestiva aguda y la miocarditis inespecífica en los pacientes 
no infectados por elVIH. Las infusiones mensuales de inmunoglobulinas 
en los niños infectados por el VIH han minimizado la disfunción del VI, 
aumentado el espesor de la pared del VI y reducido la carga máxima 
de la pared del VI, lo que señala que la alteración del crecimiento mio­
cárdico y la disfunción del VI pueden estar mediadas por mecanismos 
inmunitarios.2
A los pacientes se les debe evaluar en busca de deficiencias nutriciona- 
les, que deben tratarse. Pueden ser útiles los complementos de selenio, 
camitina, multivitaminas o de los tres, especialmente en los pacientes 
anoréxicos con síndromes de emaciación o diarrea.
Se ha comunicado el trasplante cardíaco (v. capítu lo 28), incluido 
uno en un hombre infectado por elVIH que se pensaba que padecía una 
miocardiopatía relacionada con antraciclinas. Fosados 2 años, su evolución
se complicó con episodios más frecuentes y de mayor grado de rechazo 
que la media, pero, por lo demás, transcurrió sin incidentes y resultó 
productivo.29 El trasplante no está disponible de forma generalizada, pero 
debe contemplarse.29
M o d e lo s an im a les
Los macacos Rhesus infectados por el virus de la inmunodeficiencia 
de los simios y expuestos a un microorganismo ubicuo, Mycobacterium 
avium complejo inactivado con calor, muestran un trastorno miocárdico 
exagerado. En este modelo, la disfunción del VI puede evitarse con eta- 
nercept, un antagonista del TNF, lo que lleva a pensar en la existencia de 
una vía dependiente del TN F-a en el desarrollo de la miocardiopatía en 
la infección por elVIH.31
D ISFU N CIÓ N D IA STÓ L ICA VENTRICULAR 
IZQ U IERDA
La disfunción diastólica (v. capítulo 27) es frecuente en los que han 
sobrevivido mucho tiempo a la infección por elVIH. Tal disfunción puede 
preceder la disfunción sistólica y ser una manifestación temprana de la 
cardiopatía asociada aiviH .6,15'17,32,33 1
En un estudio de cribado de 656 sujetos asintomáticos infectados 
por el VIH, el 26% tenían signos ecocardiográficos de disfunción
Paciente infectado 
por el VIH
Anamnesis y exploración 
cardiovascular
Enfermedad
cardiovascular
asintomática
Estrategias preventivas:
"Control de la presión arterial 
^Educación en dieta y ejercicio 
‘ Evaluación basal de lípidos y 
tratamiento según el comité de 
VIH; informe y trate cuando se 
recomiende
Ecocardiograma 
Función sistólica del VI, 
masa del VI, derrame 
pericárdico, vegetación 
Consulta con cardiología
Enfermedad
cardiovascular
sintomática
Repita *eco cada 1 -2 
años si es asintomático 
Si es sintomático, 
considere disfunción 
diastólica u otros 
procesos
Si es sintomático, inicie 
tratamiento contra congestión 
Tratamiento por cardiología
Disfunción 
sistólica del VI
Si el cuadro clínico 
es estable, repita eco 
cada 2 semanas
Disfunción sistólica del VI persistente o empeorada 
+Considere biopsia endomiocárdica o angiografía 
coronaria
+Considere la siguiente estrategia terapéutica:
Grupo de reacción en cadena 
de la polimerasa vírica 
Troponina cardíaca sérica
+ + ---
+ - + -
1. Tratamiento inmunomodulador
2.Tratamiento antibiótico
3. Tratamiento contra congestión
o reestructuración
+ - + - 
+ + - - 
+ + + +
Otras
Masa
Vegetación
Derrame
pericárdico
Compruebe la troponina T 
cardíaca sérica, #TSH, estudios 
del hierro, hematocrito y trate 
si es anómalo 
Evalúe infecciones oportunistas, 
estado nutricional y uso de 
fármacos cardiotóxicos, y trate si 
es anómalo 
Considere TARGA
Haga PPD 
y grupo de 
anergia
Mejora
Tratamiento y 
seguimiento por 
cardiólogo 
*Eco anual
Tratamiento específico 
Considere tratamiento 
cardiológico
Hemocultivos
Taponamiento 
Considere tratamiento 
por cardiólogo 
^Pericardiocentesis o 
ventana con biopsia 
Eco seriada de seguimiento
Sin taponamiento 
#Eco seriada 
de seguimiento
Continúe tratamiento antirretrovírico intensificado
FIGURA 70-3 Identificación y tratamiento de la disfunción cardíaca en los pacientes infectados por el VIH. *Basado en pruebas. "Datos de estándar de asistencia en sujetos sin 
VIH. +Considerado para futuros estudios. Eco, ecocardiografía; PPD, derivado proteínico purificado; TSH, tirotropina. (Tomado de Dolin R, Masur H, Saag MS (eds): AIDS Therapy.
2nd ed. New York, Churchill Livingstone, 2003, p 817.) 1629
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1630
diastólica.24 En otro estudio transversal, el 37% de 91 sujetos asintomá­
ticos infectados por el VIH, la mayoría hombres, tenían signos de dis­
función diastólica delVI leve o moderada, y la mayoría no tenían diabetes 
ni hipertensión,33 aunque muchos tenían hiperlipidemia y fumaban. En 
sujetos de la población general con una edad similar, la prevalencia de 
disfunción diastólica leve se sitúa entre el 2 y el 6%. El seguimiento de 
estos pacientes (mediana de edad, 42 años; media [DE] de duración 
delVIH, 16,4 años [de 8 a 19]; recuento actual de CD 4,572 células/mm3; 
duración del tratamiento antirretrovírico, 8,1 años; y puntuación del 
riesgo de Framingham, 1) mostró un aumento de la frecuencia de dis- 
función diastólica del VI.33 Se observó una disfunción diastólica en el 
47% de 60 pacientes revaluados; el 31% (11/36) tenían una disfunción 
diastólica de nuevo comienzo con una incidencia global de 8,2 por cada 
100 personas-años. Los pacientes con disfunción diastólica eran mayores 
y tendían a tener unos índices de masa corporal mayores, hipertensión y 
una infección por el VIH de mayor duración que los pacientes infectados 
por el VIH sin disfunción diastólica del VI.33 No se sabe si la disfunción 
diastólica del VI se asocia a un mayor riesgo de enfermedad coronaria 
temprana.29
La replicación incontrolad a del VIH y el tratam iento a n tirre­
trovírico aum entan las concentraciones de IL -6 .34 Se cree que las 
proteínas víricas o la replicación persisten te en los m acrófagosmiocárdicos causan una disfunción diastólica en el VI en modelos 
anim ales.34
H IPERTENSIÓN PU LM O N A R
La HAR infrecuente en la población general (v. capítulo 74), aparece en 
alrededor del 0,5% de los pacientes infectados por elVIH. Su prevalencia 
no ha cambiado con la introducción del TARGA.35'38 A menudo hay una 
arteriopatía pulmonar plexógena caracterizada por la reestructuración 
de los vasos pulmonares por una fibrosis de la íntima y una sustitución de 
la estructura endotelial normal.36,37 Los pacientes tenían campos pulmo­
nares limpios en la exploración y en las radiografías de tórax, así como 
hallazgos normales en las gammagrafías de perfusión. Las radiografías 
de tórax a menudo muestran cardiomegalia y aumento de las arterias 
pulmonares.36
La HAP ha tenido lugar en pacientes infectados por elVIH sin antece­
dentes de enfermedad tromboembólica, consumo de drogas intravenosas 
ni infecciones pulmonares asociadas al VIH.37,38 Una necropsia y una 
muestra de biopsia revelaron una hipertrofia precapilar de la arteria 
pulmonar muscular y medial de la arteriola, una fibroelastosis y una 
fibrosis excéntrica de la íntima sin infección vírica de las células de la 
arteria pulmonar,35 lo que indica la liberación de mediadores desde células 
infectadas en otro lugar.
LA HAP fue la causa directa de la muerte en el 72% de 22 pacientes 
que murieron, y la mitad de ellos lo hicieron por una insuficiencia 
cardíaca derecha.37 Las supervivencias a los 1 ,2 y 3 años fueron del 73, 
60 y 47%, respectivamente, en los 77 pacientes seguidos. Las super­
vivencias de los pacientes con una clase III a IV de la New York Heart 
Association en el momento del diagnóstico fueron del 60, 45 y 28% 
a los 1 ,2 y 3 años, respectivamente.37 Un índice cardíaco mayor de 2,8 
1/min/m2 y un número de linfocitos T CD4+ mayor de 200 células/mm3 
predijeron un aumento de la superviviencia.37 Los tratamientos están­
dar de la HAP han resultado eficaces en los pacientes infectados por 
elVIH. El tratamiento también incluye la anticoagulación (después del 
análisis individual de la relación riesgo-beneficio).36 Se ha continuado 
el TARGA en los pacientes afectados, pero se desconoce por qué 
no ha reducido la incidencia o el curso de la HAP. En los pacientes 
infectados por el VIH, la HAP pone en peligro la vida y debe tratarse 
intensivam ente. La morbilidad y la mortalidad reflejan la HAP más 
que infección por el VIH y responden a las estrategias terapéuticas 
actuales.36
D ER R A M E PER ICÁ RD ICO 
Incidencia
Antes de la era del TARGA, los derrames pericárdicos aparecían hasta en 
el 11% de los pacientes con sida (v. capítulo 71). La prevalencia alcanza 
una media de alrededor del 22% en los pacientes asintomáticos pasados 
25 meses.39
En un estudio reciente, solo 2 de 872 pacientes tuvieron derrames, 
ninguno con relevancia clínica, lo que indica una incidencia muy reducida 
con el TARGA.39
M an ife stac ion e s clínicas
Los pacientes infectados por el VIH con derrames pericárdicos tienen 
generalmente recuentos menores de CD4 que los pacientes sin ellos, por 
lo que es un marcador de una enfermedad más avanzada.36 Los derrames 
suelen ser pequeños y asintomáticos.
La infección por el VIH debe sospecharse siempre que un paciente 
tenga un derrame pericárdico o un taponamiento inexplicados. Entre los 
pacientes con taponamiento cardíaco de un hospital urbano, 13 de 37 
(35%) estaban infectados por elVIH.39
Patogen ia
El derrame forma a menudo parte de un proceso seroso generalizado 
que también afecta a las superficies pleural y peritoneal. Este síndrome 
de «fuga capilar» puede asociarse a una mayor producción de citocinas 
en el sida. Otras asociaciones (v. tabla 70-1) son la uremia como resultado 
de una nefropatía asociada alVIH o un efecto nefrotóxico farmacológico. 
También se ha descrito una pericarditis fibrinosa, con o sin derrame.21,39
Evolución de la enferm edad y pronóstico
En el estudio Prospective Evaluation of Cardiac Involvement in AIDS, 
el derrame casi triplicó el riesgo de muerte en 802 pacientes con sida.39
V ig ilancia y tratam iento
A todos los pacientes infectados por el VIH con signos de insuficiencia 
cardíaca, sarcoma de Kaposi, tuberculosis u otras infecciones pulmonares 
se les debe hacer una ecocardiografía y una electrocardiografía basales. 
La pericardiocentesis está indicada en aquellos con derrame pericárdico 
y signos clínicos o ecocardiográficos de taponamiento (como el signo 
ecocardiográfico de Doppler de onda continua de variación respiratoria 
del flujo de entrada valvular, rebote septal, colapso diastólico ventricular 
derecho y derrame extenso).
En los pacientes con derrame pericárdico sin taponamiento deben bus­
carse infecciones oportunistas y neoplasias malignas. Hay que considerar 
el TARGA si ya no se ha instituido. Se recomienda repetir la ecocardiogra­
fía pasado 1 mes o antes si los síntomas clínicos lo indican (v. fig. 70-3).21,40
EN D O CA RD IT IS IN FECC IO SA
Los consumidores de drogas por vía intravenosa tienen un mayor riesgo 
que la población general de sufrir endocarditis infecciosa, sobre todo de las 
válvulas cardíacas del lado derecho (v. capítulo 64). Resulta sorprendente 
que los pacientes infectados por el VIH no tengan una mayor incidencia 
de endocarditis que las personas con una conducta de riesgo similar.411
La respuesta autoinmunitaria a la endocarditis bacteriana es, a menudo 
y en gran medida, responsable de la destrucción valvular asociada a la 
endocarditis, de modo que el curso del VIH puede variar. Por ejemplo, los 
pacientes infectados por elVIH tienen un mayor riesgo de endocarditis por 
Salmonella que los pacientes inmunocompetentes, porque es más probable 
que experimenten bacteriemias por Salmonella durante la infección por 
este microorganismo. No obstante, responden mejor a los antibióticos y es 
menos probable que sufran un daño valvular por su respuesta inmunitaria 
reducida.411
Los microorganismos asociados a la endocarditis por el VIH son Staphy­
lococcus aureus y especies de Salmonella. La endocarditis micótica por 
microorganismos tales como Aspergillus fumigatus, especies de Candida y 
Cryptococcus neoformans es más frecuente en los consumidores de drogas 
por vía intravenosa con VIH que en aquellos sin VIH y de nuevo puede 
responder al tratamiento (v. tabla 70-1).40
Pueden producirse evoluciones fulminantes de la endocarditis infec­
ciosa con una alta mortalidad en los pacientes con sida en fase terminal 
con mal estado nutritional y sistemas inmunitarios muy afectados; no 
obstante, a varios pacientes se les ha tratado con éxito con antibióticos. 
Las indicaciones quirúrgicas en los pacientes infectados por el VIH con 
endocarditis son la inestabilidad hemodinámica, la bacteriemia persis­
tente a pesar de los antibióticos intravenosos a los que el microorganis­
mo es sensible, la embolia persistente y la destrucción valvular intensa 
en los pacientes con una esperanza de vida razonable después de la 
cirugía.
EN D O CA RD IT IS TRO M BÓ T ICA NO BA CTER IA N A
La endocarditis trom bótica no bacteriana (o endocarditis maránti- 
ca) implica la existencia de vegetaciones grandes, friables y estériles 
sobre las válvulas cardíacas que se han asociado a la coagulación
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intravascular diseminada y la embolia sistém ica. Las vegetaciones 
pocas veces se diagnostican antes de la muerte, pero se encuentran 
embolias con relevancia clínica en un alto porcentaje de los casos.40 
Debe realizarse un análisis individual del riesgo y el beneficio.
N EO PLA SIA S M A L IG N A S CAR D IO V A SC U LA R ES
Las neop lasias m alignas afectan a m uchos p acien tes co n sida, 
generalm ente tarde en el transcurso de la enferm edad. Las n eo ­
plasias malignas cardíacas suelen ser una enfermedad m etastásica 
(v. cap ítu lo 69).
El sarcoma de Kaposi (angiosarcoma) se asocia al virus herpes humano 
8 y afecta hastael 35% de los pacientes con sida, en particular a los homo­
sexuales, y la incidencia está inversamente relacionada con el número 
de CD4. Los estudios de necropsia han hallado una afectación cardíaca 
en los pacientes infectados por el VIH con sarcoma de Kaposi genera­
lizado, pero el sarcoma pocas veces es un tumor cardíaco primario.40"42 
No se ha encontrado al sarcoma de Kaposi invadiendo las arterias 
coronarias, sino que a menudo es una neoplasia de célula endotelial 
con predilección por la grasa subpericárdica que hay alrededor de las 
arterias coronarias.40,41
El sarcoma de Kaposi que afecta al corazón en escasas ocasiones 
produce síntomas cardíacos. Los síntomas específicos pueden relacio­
narse con el derrame pericárdico asociado a la localización epicárdica 
del tumor. El líquido pericárdico en los pacientes con un sarcoma 
de Kaposi cardíaco suele ser serosanguíneo, sin células malignas ni 
infección.41
El sarcoma de Kaposi es difícil de tratar, pero la mayoría de los pacientes 
afectados mueren de infecciones oportunistas relacionadas con la inmu­
nodeficiencia, no de neoplasias malignas. Los inhibidores de la proteasa 
han reducido mucho la incidencia de sarcoma de Kaposi respecto a la 
era previa al TAJRGA.40
Las neoplasias malignas cardíacas primarias asociadas a la infección 
por el VIH se deben generalmente a un linfoma cardíaco. El linfoma no 
hodgkiniano es de 25 a 60 veces más frecuente en los sujetos infectados 
por elVIH. Es la primera manifestación del sida hasta en el 4% de los 
casos nuevos.41 Los pacientes pueden tener disnea, insuficiencia cardíaca 
derecha, insuficiencia biventricular, dolor torácico o arritmias. El linfoma 
cardíaco se asocia a una progresión rápida al taponamiento cardíaco, 
síntomas de insuficiencia cardíaca, IM, taquiarritmias, alteraciones de 
la conducción o síndrome de vena cava superior. El líquido pericárdico 
suele contener células malignas. La quimioterapia sistémica con múltiples 
fármacos con y sin radioterapia o cirugía concomitantes ha resultado 
útil a algunos pacientes, pero el pronóstico suele ser malo.41 El TARGA 
no ha influido en la incidencia de linfoma no hodgkiniano relacionado 
con el VIH, pero la viremia acumulada se ha asociado a este linfoma, 
incluso durante el tratamiento con TARGA.40,42 Una masa intracardíaca 
en una infección por el VIH en un estadio avanzado tiene siempre un 
mal pronóstico.
EN F ER M ED A D VENTRICULAR DER ECH A A ISL A D A
La hipertrofia ventricular derecha aislada, con o sin dilatación ventricular 
derecha, es infrecuente en los sujetos infectados por el VIH y se relaciona 
generalmente con una enfermedad pulmonar que incrementa la resis­
tencia vascular pulmonar. Entre sus posibles causas están las infecciones 
broncopulmonares múltiples, la arteritis pulmonar por los efectos inmu­
nitarios de la enfermedad del VIH o los émbolos pulmonares microvas­
culares causados por trombos o contaminantes presentes en las drogas 
inyectadas.43 La disfunción diastólica ventricular derecha se ha descrito 
en pacientes asintomáticos.44
VASCULIT IS
Las vasculitis deben sospecharse en los pacientes con fiebre de origen 
desconocido o enfermedad multisistémica inexplicada, artritis o miositis, 
glomerulonefritis y neuropatía periférica (especialmente mononeuritis 
múltiple), así como en aquellos con una isquemia gastrointestinal, cardíaca 
o nerviosa central inexplicada. En pacientes infectados por el VIH se han 
producido vasculitis necrosantes sistémicas, vasculitis por hipersensibili­
dad, púrpuras de Henoch-Schónlein, granulomatosis linfomatoides y vas­
culitis primarias del sistema nervioso central. Todos los tipos de vasculitis 
muestran una inflamación difusa de la pared vascular.45 El tratamiento 
inmunomodulador, principalmente con tratamiento corticoesteroide sis- 
© témico, ha tenido éxito.45
Se ha implicado a la proteína del VIH transactivador de la transcripción 
en la patogenia de la vasculitis; la transducción de este gen en una línea 
celular de monocitos condujo a la producción de TN F-a yTNF-fJ.45
MUERTE C A R D ÍA C A SÚBITA
La muerte cardíaca súbita se hace cada vez más frecuente a medida 
que la población infectada por el VIH envejece, y en un estudio fue res­
ponsable de 30 de 35 muertes cardíacas (v. capítulo 39). La incidencia 
media fue de 2,6 por cada 1.000 personas-años (intervalo de confianza 
al 95% , 1,8-3 ,8), 4,5 veces mayor de lo esperado en una población 
no infectada con una edad sim ilar.46 En un estudio, los pacientes 
que murieron de muerte cardíaca súbita eran más mayores que los que 
murieron de sida (edad media en el momento de la muerte, 49 frente 
a 45 años; P = 0,02) y tenían una mayor prevalencia de IM previo (17 
frente a 1%; P < 0,001), miocardiopatía (23 frente a 3%; P < 0,001), 
insuficiencia cardíaca (30 frente a 9%; P = 0,004) y arritmias (20 frente 
a 3%; P = 0,003).46
INTERVALO QT LARGO
La infección por el VIH se asocia a una prolongación del QT y a una 
taquicardia ventricular del tipo torsades de pointes; la incidencia aumenta 
con la progresión al sida (v. capítulo 37) .47 La hepatitis C se asocia de 
forma independiente a una prolongación del intervalo QT, y la coinfección 
por elVIH casi dobla el riesgo de una prolongación del QT con relevancia 
clínica (valores de QTc de 470 ms o mayores). El riesgo de prolongación 
de QT fue del 16% con el VIH solo y del 30% con las infecciones por el 
VIH y la hepatitis C.48
D ISFUNCIÓ N A U T Ó N O M A
Los signos clínicos tempranos de la disfunción autónoma en los pacien­
tes infectados por el VIH son el síncope y el presíncope, la disminución 
del sudor, la diarrea, la disfunción vesical y la impotencia (v. capítulo 89).
En un estudio, la variabilidad de la frecuencia cardíaca, la relación del 
Valsalva, la prueba vasoconstrictora con frío y las respuestas hem o­
dinámicas al ejercicio isométrico, la prueba de la mesa inclinada y la 
posición erecta mostraron que se producía una disfunción autónoma 
en los pacientes con VIH y que era pronunciada en los pacientes con 
sida. Los pacientes con sida que recibían TARGA estaban relativamente 
protegidos. Los pacientes con una enfermedad del sistema nervioso 
asociada al VIH tenían las anomalías más pronunciadas de la función 
autónoma (fig. 70-4).49 A los pacientes sintomáticos hay que estudiarlos 
con más atención.
C O M PL IC A C IO N ES DEL TRATAM IENTO
Los potentes medicamentos antirretrovíricos y el TARGA han aumentado 
claramente la duración y calidad de vida de los pacientes infectados por el 
VIH.12 No obstante, los inhibidores de la proteasa, en particular cuando se 
usan en tratamientos combinados o en el TARGA, se asocian a la lipodis- 
trofia, la pérdida y redistribución de la grasa, anomalías metabólicas, la 
hiperlipidemia, la resistencia a la insulina y el aumento del riesgo ateroes- 
clerótico (v. fig. 70-3).13,17,40 Los pacientes infectados por elVIH que toman 
inhibidores de la proteasa tienen una cantidad sustancialmente menor de 
grasa corporal total con lipodistrofia periférica (pérdida de grasa en la cara, 
las extremidades y las nalgas), y una relativa conservación o refuerzo de la 
adiposidad central (obesidad troncal, aumento de tamaño de las mamas 
y «joroba de búfalo») cuando se les compara con los pacientes que no 
reciben inhibidores de la proteasa. Las alteraciones lipídicas asociadas 
a los inhibidores de la proteasa son el aumento de las concentraciones 
de los triglicéridos, el colesterol total, la insulina, la lipoproteína(a) y el 
péptido C, y la reducción de las concentraciones de la lipoproteína de 
alta densidad.9
Las anomalías lipídicas varían con los diferentes inhibidores de la 
proteasa. El ritonavir ejerció la mayoría de sus efectos adversos sobre los 
lípidos, con un aumento medio de la concentración de colesterol total de
2 mmol/1 y un incremento medio de la concentración de triglicéridos 
de 1,83 mmol/1.13,16,17 Se encontraron aumentos m ás modestos de la 
concentración de colesterol total sin incrementosacentuados de los 
triglicéridos en los pacientes que tomaban indinavir y nelfinavir. Las 
combinaciones con saquinavir (incluidos atazanavir y saquinavir en el 
tratamiento de rescate) no elevaron las concentraciones de colesterol 
total. Los inhibidores de la proteasa aumentaron de forma significativa la 1 631
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FIGURA 70-4 Evaluación y tratamiento de la disautonomía en los pacientes infectados por el VIH. (Tomado de Dolin 
R, Masur H, Saag MG [eds]: AIDS Therapy. 2nd ed. New York, Churchill Livingstone, 2003, p 817.)
lipoproteína(a) en los pacientes con un aumento de los valores previos al 
tratamiento (>20 mg/dl).13,16,17 El cambio de los inhibidores de la proteasa 
puede revertir la concentraciones elevadas de triglicéridos y el depósito 
anómalo de grasa. El ejercicio aeróbico de baja intensidad puede ayudar 
también a revertir las anomalías lipídicas.9,40
Se ha implicado la zidovudina, o acidotimidina (AZT), en miopatías 
musculares esqueléticas. En cultivo, la AZT produce una destrucción 
de los miotúbulos humanos dependiente de la dosis. Se han producido 
anomalías mitocondriales en miocitos cardíacos humanos tratados con 
AZT, y a los inhibidores de la transcriptasa inversa no nucleósidos se les 
ha asociado en general con una alteración en la replicación del ADN 
mitocondrial.40 No obstante, no han sido evidentes miopatías cardíacas en 
los datos clínicos. Pocas veces pacientes con una mejora de la disfunción 
del VI han dejado de tomar AZT.40
La pentamidina intravenosa, usada para tratar la neumonía por Pneu­
mocystis corinii en pacientes intolerantes a la trimetoprima-sulfametoxazol, 
se ha asociado al torsades de pointes y a la taquicardia ventricular refracta­
ria.411 La pentamidina debe reservarse para los pacientes cuyos intervalos 
QTc son de 48 ms o más. Se han producido reacciones e interacciones 
medicamentosas durante el tratamiento del VIH y son una causa impor­
tante de urgencias cardíacas (tabla 70-3).21,23,50
T R A N S M IS IÓ N PERINATAL E INFECCIÓN 
POR EL VIH
La mayoría de los niños infectados por el VIH se infectan alrededor del 
momento del nacimiento, pero la transmisión puede minimizarse si las 
madres reciben el tratamiento antirretrovírico en el segundo y tercer 
trimestres o ciclos cortos antes del parto.31 Los tratamientos actuales, 
que a veces incluyen hasta 6 meses de AZT neonatal, pueden limitar la 
incidencia de transmisión vertical hasta el 2% o menos.
Las cifras de malformaciones cardiovasculares congénitas en los niños 
infectados y no infectados por el VIH nacidos de madres infectadas por 
el VIH se sitúan entre el 5,6 y el 8,9%. Estas cifras fueron de 5 a 10 veces 
más altas en estudios epidemiológicos poblacionales, pero no son mayores 
que las de poblaciones normales estudiadas previamente.31
En las mismas cohortes, los ecocardiogramas realizados a intervalos 
de 4 a 6 meses mostraron anomalías cardíacas subclínicas frecuentes, 
persistentes y a menudo progresivas.4,21,28 Algunos pacientes tenían 
miocardiopatía dilatada (contractilidad del VI 2 desviaciones estándar 
[DE] o más por debajo de la media para una población normal y medida 
telediastólica del V I2 DE o más por encima de la media), y algunos tenían 
una masa cardíaca ligeramente elevada para su peso y talla. La función 
deprimida del VI se correlacionaba con la disfunción inmunitaria a nivel 
basal pero no con el tiempo, lo que indica que el recuento de CD4 pue- 
1632 de no ser un indicador útil de la disfunción del VI asociada al VIH. No
obstante, la encefalopatía se asoció con 
fuerza a la declinación del acortam iento 
fraccional.4
En los niños con una infección por el 
VIH -1 transm itida de form a vertical, la 
enfermedad puede progresar con rapidez 
o len tam en te.21 Los que progresan con 
rapidez tienen mayores frecuencias cardía­
cas, mayores frecuencias respiratorias y un 
menor acortamiento fraccional que los que 
no progresan con rapidez y que los niños no 
infectados por el VIH. Los que progresan 
rápidamente tienen una mortalidad acumu­
lada a los 5 años mayor, mayores cargas de 
virus VIH-1 y menores recuentos de linfoci­
tos T CD8+ (citotóxicos) que los que no pro­
gresan rápidamente. Conocer los patrones 
morbosos permite realizar un tratamiento 
más intensivo en los que muestran una pro­
gresión rápida.21
Los estudios de lactantes no infectados 
por elVIH nacidos de madres infectadas por 
el VIH han demostrado que la exposición 
fetal al tratamiento antirretrovírico se asocia 
a una masa del VI, una medida del VI y un 
espesor de la pared septal reducidos, y a 
un mayor acortamiento fraccional y con­
tractilidad del VI durante los primeros 2 años de vida. La exposición 
prenatal al tratamiento antirretrovírico puede deteriorar el crecimiento 
miocárdico m ientras m ejora en un principio la función del VI, que 
permanece por debajo de lo normal. Estos efectos son más pronunciados 
en las niñas. Es necesaria una vigilancia prolongada para definir mejor 
el mecanismo y la importancia de estos efectos.21,28,30
R EC O M EN D A C IO N ES RESPECTO A LA V IG IL A N C IA 
C A R D ÍA C A
Las evaluaciones cardíacas sistemáticas, incluidas una anamnesis exhaus­
tiva y una exploración cardíaca, son esenciales en los pacientes infectados 
por elVIH. La anamnesis debe incluir los factores de riesgo tradicionales, 
las infecciones oportunistas previas, las exposiciones ambientales y el 
consumo de fármacos y drogas. Es importante medir la presión arterial 
de forma periódica, porque los sujetos infectados por el VIH pueden 
volverse hipertensos a una edad temprana y con mayor frecuencia que 
la población general.11,12,40
La electrocardiografía y la monitorización con Holter no son necesarias 
a no ser que los pacientes tengan síntomas como palpitaciones, síncope, 
accidente cerebrovascular o disautonomía. Estas pruebas también pueden 
ser útiles para las medidas y monitorización basales antes, durante y des­
pués de tratamientos como la pentamidina, la metadona o antibióticos 
que pueden prolongar el intervalo QT.45
La enfermedad cardíaca asintomática relacionada con el VIH puede 
ser mortal, y los síntomas cardíacos, cuando están presentes, están a 
menudo disfrazados por los efectos secundarios de la infección por elVIH, 
de modo que se aconseja una vigilancia ecocardiográfica sistemática.23,24 
La vigilancia ecocardiográfica, con una medida basal, se recomienda 
cada 1-2 años o cuando lo indique el cuadro clínico en los pacientes 
con riesgo alto o manifestaciones clínicas de enfermedad cardiovascular 
(v. capítulo 14).12,21 Los síntomas cardíacos aconsejan una evaluación 
formal, lo que incluye una ecocardiograma, un electrocardiograma y una 
monitorización con H olter basales, así como un tratamiento dirigido. 
Las concentraciones del péptido natriurético encefálico pueden ayudar a 
diagnosticar la disfunción ventricular.
En los pacientes con disfunción del VI están indicados los análisis de 
la troponina sérica, y sus elevaciones merecen considerar un cateteris­
mo cardíaco y una biopsia endomiocárdica. La miocarditis demostrada 
mediante la biopsia debe aconsejar un tratamiento con inmunoglobulinas 
intravenosas.2 Las inclusiones de citomegalovirus en la muestra de biopsia 
apoyan el uso del tratamiento antivírico, y las mitocondrias anómalas 
deberían indicar un período de vacaciones sin zidovudina. La ecocardio­
grafía tras 2 semanas de tratamiento permitirá un tratamiento más inten­
sivo si la disfunción del VI persiste o empeora, y apoya la continuación 
del tratamiento si mejora.
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T A B L A 70-3 Interacciones cardíacas y efectos adversos de los fármacos usados con frecuencia en el tratamiento del V IH *
CLASEDE FÁRMACO INTERACCIONES CARDÍACAS EFECTOS ADVERSOS CARDÍACOS
Antirretrovíricos
Inhibidores de la transcriptasa inversa nucleósidos (y nucleótidos)
Abacavir (ABC), didanosina (ddl), emtricitabina 
(FTC), lamivudina (3TC), estavudina (d4T), 
tenofovir (TDF), zalcitabina (ddC), zidovudina 
(ZDV, AZT)
Zidovudina y dipiridamol 
Estavudina y ddl
Infrecuentes: acidosis láctica, hipotensión 
Riesgo acelerado con derivación cardiopulmonar 
Zidovudina: miopatía esquelética, miocarditis 
Toxicidad mitocondrial con lipodistrofia
Inhibidores de la transcriptasa inversa no nucleósidos
Delavirdina (DLV), efavirenz (EFV), nevirapina (NVP), 
rilpivirina (RPV)
Antagonistas del calcio, warfarina, 0-bloqueantes, 
nifedipino, quinidina, esteroides, teofilina 
La delavirdina puede causar efectos tóxicos graves 
si se administra con fármacos antiarrítmicos y 
antagonistas del calcio
Arritmia
Inhibidores de la proteasa
Amprenavir (APV), atazanavir (ATV), darunavir 
(DRV), fosamprenavir (FPV), indinavir (IDV), 
lopinavir/ritonavir (LPV/r), nelfinavir (NFV), 
ritonavir (RTV), saquinavir (SQV), tipranavir (TPV)
Metabolizada por el citocromo P-450 e interactúa 
con otros fármacos metabolizados a través 
de esta vía, como ciertos antimicrobianos, 
antidepresivos, antihistamínicos, cisaprida, 
inhibidores de la HMG-CoA-reductasa 
(lovastatina, simvastatina) y sildenafilo 
Interacciones potencialmente peligrosas que exigen 
una vigilancia estrecha o ajuste de la dosis 
en el caso de la amiodarona, la disopiramida, 
la flecainida, la lidocaína, la mexiletina, la 
propafenona y la quinidina 
La ranolacina (aumento de 1,8-2,3 veces de la 
concentración de ranolacina)
El ritonavir es el activador más potente del 
citocromo (CYP3A) e inhibidor de la glucoproteína 
P y es más probable que interactúe. El indinavir, el 
amprenavir y el nelfinavir son moderados 
El saquinavir tiene la menor probabilidad de 
interacción
Los antagonistas del calcio, la prednisona, la quinina, 
los 0-bloqueantes (aumento de 1,5-3 veces) 
Reduce las concentraciones de teofilina
Implicada en la ateroesclerosis prematura, la 
dislipidemia, resistencia a la insulina, la diabetes 
mellitus, la pérdida y redistribución de la grasa 
El abacavir puede asociarse a un aumento del riesgo 
de IM13
Inhibidores de la transferencia de cadenas de la integrasa (ITCI)
Elvitegravir (EVG), raltegravir (RAL) No comunicado No comunicado
Antagonistas de CCR5
Maraviroc No comunicado No comunicado
Inh ib idor de la fusión
Enfuvirtida No comunicado No comunicado
Antiinfecciosos
Antibióticos Rifampicina: reduce el efecto terapéutico de la 
digoxina al inducir la glucoproteína P intestinal; 
disminuye el inhibidor de la concentración y el 
efecto de la proteasa 
Eritromicina: metabolismo en el citocromo P-450 e 
interacciones farmacológicas 
Trimetoprim-sulfametoxazol: aumenta los efectos de 
la warfarina
Eritromicina: hipotensión ortostática, taquicardia 
ventricular, bradicardia, torsades de pointes (con 
interacciones farmacológicas)
Claritromicina: prolongación del QT y torsades de 
pointes
Trimetoprim-sulfametoxazol: hipotensión 
ortostática, anafilaxia, prolongación del QT, 
torsades de pointes, hipopotasemia 
Esparfloxacino (fluoroquinolonas): prolongación del QT
Antimicóticos Anfotericina B: toxicidad de digoxina 
Ketoconazol o itraconazol: metabolismo por 
citocromo P-450 e interacciones farmacológicas: 
aumenta las concentraciones de sildenafilo, 
warfarina, inhibidores de la HMG-CoA-reductasa, 
nifedipino, digoxina
Anfotericina B: hipertensión, arritmias, insuficiencia 
renal, hipopotasemia, tromboflebitis, bradicardia, 
angioedema, miocardiopatía dilatada. Los 
preparados liposómicos poseen aún potencial de 
desequilibrio electrolítico y prolongación del QT 
Ketoconazol, fluconazol, itraconazol: prolongación 
del QT y torsades de pointes
Antivíricos Ganciclovir: zidovudina Foscarnet: insuficiencia cardíaca reversible, 
anomalías electrolíticas 
Ganciclovir: taquicardia ventricular, hipotensión
Antiparasitarios Pentamidina: hipotensión, prolongación del QT, 
arritmias (torsades de pointes), taquicardia 
ventricular, hiperglucemia, hipoglucemia, 
muerte súbita. Estos efectos aumentan con la 
hipomagnesemia y la hipopotasemia
(Continúa)
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cardiovasculares 
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T A B L A 70 -3 Interacciones cardíacas y efectos adversos de los fármacos usados con frecuencia en el tratamiento del V IH (cont.)
CLASE DE FÁRMACO INTERACCIONES CARDÍACAS EFECTOS ADVERSOS CARDIACOS
Antineoplásicos
Vincristina, doxorrubicina: reducción de la 
concentración de digoxina
Vincristina: arritmia, IM, miocardiopatía, neuropatía 
autónoma
Interferón a humano recombinante: hipertensión, 
hipotensión, taquicardia, episodios coronarios 
agudos, miocardiopatía dilatada, arritmias, 
muerte súbita, bloqueo auriculoventricular y 
vasodilatación periférica. Contraindicado en 
pacientes con angina inestable o IM reciente 
IL-2: hipotensión, arritmia, muerte súbita, IM, 
miocardiopatía dilatada, fuga capilar, alteraciones 
tiroideas
Antracidinas (doxorrubicina, daunorrubicina, 
mitoxantrona): miocarditis, miocardiopatía 
Antracidinas liposómicas: lo señalado anteriormente 
para la doxorrubicina y también vasculitis
Otros
Corticoesteroides sistémicos Corticoesteroides: reducen las concentraciones 
de salicilato y aumentan las úlceras gástricas 
combinados con salicilatos
Corticoesteroides: hipertrofia ventricular, 
miocardiopatía, hiperglucemia
Pentoxifilina Lípidos séricos y glucosa en ayunas Pentoxifilina: reducción de concentraciones de 
triglicéridos, arritmias, dolor torácico 
Megestrol: edema, tromboflebitis, hiperglucemia
Acetato de megestrol Ecocardiografía Epoetina a (eritropoyetina): hipertensión, disfunción 
ventricular
Metadona Electrocardiografía Prolongación del intervalo QT
Anfetaminas Exploración física Aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión 
arterial
HMG CoA, 3-hidroxi-3-met¡lglutaril coenzima A.
*Véase la tabla 2 en Piscitelli et al.50 para obtener más información sobre las isoformas de citocromo P-450 y los fármacos usados en la asistencia de los pacientes infectados 
por el VIH.
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considerarse cuando sea adecuado.10,11,14'21 Hay que seguir las guías para 
el uso de los desfibriladores automáticos implantables, especialmente 
en los pacientes que han sufrido un IM y que reciben tratamiento por la 
infección por el VIH (v. capítulo 36) .n
B ib lio g ra f ía
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