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Fibrilación auricular: manifestaciones clínicas, mecanismos y tratamiento Fred Morady y Douglas P. Zipes Características electrocardiográficas, 798 Clasificación de la fib rilación auricular, 798 Epidemiología de la fib rilación auricular, 798 Mecanismos de la fib rilación auricular, 800 Factores genéticos, 801 Causas de la fib rilación auricular, 801 Manifestaciones clínicas, 801 Evaluación diagnóstica, 801 Prevención de complicaciones trom boem bólicas, 801 Tratam iento agudo de la fib rilación auricular, 805 Tratam iento a largo plazo de la fib rilación auricular, 806 Tratam iento no farm acológico de la fib rilación auricular, 808 Síndromes clínicos específicos, 811 Perspectivas futuras, 812 Bibliografía, 812 Directrices, 813 CARACTERÍSTICAS ELECTROCARDIOGRÁFICAS La fibrilación auricular (FA) es una arritmia supraventricular que se carac teriza electrocardiográficamente por oscilaciones basales de baja ampli tud (fibrilatorias u ondas f) y por un ritmo ventricular irregularmente irregular. Las ondas f tienen una frecuencia de 300 a 600 latidos/min y varían en cuanto a amplitud, forma y duración. Por el contrario, las ondas de aleteo poseen una frecuencia de 250 a 350 latidos/min y son constantes en cuanto a duración y morfología (fig. 38-1). En la derivación Vi, las ondas f se muestran uniformes y pueden imitar a las ondas de aleteo (fig. 38-2). El rasgo diferencial respecto del aleteo auricular es la ausencia de actividad auricular uniforme y regular en las otras derivaciones del electrocardiogram a. En algunos pacientes, las ondas f son muy pequeñas e imperceptibles en el electrocardiograma. En estos pacientes, el diagnóstico de FA se basa en el ritmo ventricular irregularmente irregular (fig. 38-3). La frecuencia ventricular durante la FA, en ausencia de agentes dromótropos negativos es, generalmente, de 100 a 160 latidos/min. En pacientes con síndrome de W olff-Parkinson-White, la frecuencia ventricular durante la FA puede superar los 250 latidos/min, debido a la conducción a través de la vía accesoria (v. capítulo 37). Cuando la frecuencia ventricular durante la FA es muy rápida (>170 latidos/min), el grado de irregularidad disminuye y el ritmo puede parecer regular (fig- 38-4). El ritmo ventricular puede ser regular durante la FA en pacientes con un marcapasos ventricular, estimulados totalmente con marcapasos, y cuando se observa bloqueo auriculoventricular (AV) de tercer grado, con un ritmo de escape regular (fig. 38-5). En estos casos, el diagnós tico de la FA se basa en la presencia de ondas f. Cuando se presenta un bloqueo AV de tercer grado con escape de la unión, el bloqueo de salida de tipo Wenckebach en la unión AV (como se produce en la intoxica ción digitálica) causa una frecuencia ventricular regularmente irregular (v. capítulos 34 y 37). CLASIFICACIÓN DE LA FIBRILACIÓN AURICULAR La FA que remite espontáneamente a los 7 días se denomina paroxís tica, y la FA que se manifiesta continuamente durante más de 7 días, persistente. La FA persistente durante más de 1 año se califica como de larga duración, mientras que la FA de larga duración resistente a la car dioversion se denomina permanente. Sin embargo, la «FA permanente» no es, necesariamente, permanente en el sentido estricto del término, porque puede curarse satisfactoriamente mediante ablación quirúrgica o con catéter. Algunos pacientes con FA paroxística pueden presentan a veces epi sodios persistentes y viceversa. La forma predominante de FA determina su categoría de clasificación. Un factor de confusión en la clasificación de la FA es constituido por la cardioversion y la farmacoterapia con antiarrítmicos. Por ejemplo, si se El m a te r ia l e n lín e a está d is p o n ib le e n E x p e rtC o n su lt somete a un paciente a cardioversion transtorácica 24 h después del inicio de una FA, se desconoce si la FA habría persistido durante más de 7 días. También, la farmacoterapia con antiarrítmicos puede modificar una FA persistente en paroxística. Se considera en general que la clasificación de la FA no debería modificarse, en función de los efectos de la cardioversion eléctrica o de la farmacoterapia con antiarrítmicos. La FA aislada es la que se manifiesta en pacientes de menos de 60 años, sin hipertensión ni signos de cardiopatía estructural. Esta deno minación es clínicamente relevante porque los pacientes con FA aislada presentan un riesgo menor de complicaciones tromboembólicas, des cartando la necesidad del tratamiento anticoagulante con warfarina. Además, la ausencia de una cardiopatía estructural permite el empleo seguro de fármacos para controlar el ritmo, como flecainida, en pacientes con FA aislada. La FA paroxística puede clasificarse también en función del contexto autónomo en que se presente habitualmente. Aproximadamente, el 25% de los pacientes con FA paroxística manifiesta «FA vagotónica», iniciándose la FA en un contexto de tono vago alto, normalmente por la tarde, cuando el paciente está relajado o durante el sueño. Los fár macos con efecto vagotónico (como los digitálicos) pueden agravar la FA vagotónica y los fármacos con efecto vagolítico (como disopiramida) pueden ser particularmente adecuados como tratamiento profiláctico. La «FA adrenérgica» se produce, aproximadamente, entre el 10 y el 15% de los pacientes con FA paroxística, en un contexto de tono simpático alto, por ejemplo, durante la realización de un esfuerzo intenso. En pacientes con FA adrenérgica, los p-bloqueantes no solo pueden proporcionar un control de la frecuencia, sino prevenir el inicio de FA. La mayoría de los pacientes presenta una forma mixta o aleatoria de FA paroxística, sin un modelo de inicio constante. EPIDEMIOLOGÍA DE LA FIBRILACIÓN AURICULAR La FA es la arritmia más frecuente que se trata en la práctica clínica y la arritmia más frecuente por la que los pacientes son hospitalizados; aproximadamente, el 33% de las hospitalizaciones asociadas a arritmia se deben a FA. De forma aproximada, la FA quintuplica el riesgo de accidente cerebrovascular (ACV) y duplica el riesgo de mortalidad por cualquier causa.1 La FA se asocia también a insuficiencia cardíaca. La cifra estimada del número real de personas con FA en EE. UU. oscila entre 2,3 y 5 millones, según la mayoría de los estudios. La incidencia de FA se asocia a la edad y el sexo, y varía entre el 0,1% al año, en personas de menos de 40 años, y más del 1,5% al año en mujeres y más del 2% en hombres de más de 80 años. La insuficiencia cardíaca, la valvulopatía aórtica y mitral, la dilatación auricular izquierda, la hipertensión y la edad avanzada son factores de riesgo independientes de la presentación de FA, como la obesidad y la apnea obstructiva2 (v. capítulo 75). Otro factor de riesgo es la psoriasis, que, de ser grave, triplica el riesgo de FA en pacientes menores de 50 años.3 © 2016. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. ------------------------- FIG URA 38-1 Comparación entre las ondas f de la FA (panel superior) y las ondas de aleteo en el aleteo auricular (panel inferior). Obsérvese que las ondas f varían en frecuencia, forma y amplitud, mientras que las ondas de aleteo son constantes en cuanto a frecuencia y en todos los aspectos morfológicos. Se muestran las derivaciones V,, II y V5. — i—-----L - '—-. r T . T T T T ' q n r r r FIGURA 38-3 Electrocardiograma de 12 derivaciones de una FA en el que las ondas f son inapreciables. La frecuencia ventricular irregularmente irregular indica que se trata de una FA y no de un ritmo nodular. F ib rila ció n a u ric u la r: m a n ife sta c io n e s clín ica s, m e c a n ism o s y tra ta m ie n to A r r it m ia s, m ue rt e sú bi ta y si nc o pe V, FIG URA 3 8-4 Registro de una FA con una frecuencia ventricular rápida de 160 latidos/min. Semuestran las derivaciones V1f II y V5. Un análisis rápido puede indicar una frecuencia regular coherente con taquicardia supraventricular paroxística. Sin embargo, un análisis más riguroso revela con claridad que la frecuencia es irregularmente irregular. FIGURA 38-5 Fibrilac ión auricular con bloqueo completo y ritmo regular de la unión con una frecuencia de 45 latidos/min. Según un estudio de cohortes de población desarrollado en el condado de Olmsted, Minnesota, la incidencia de FA ajustada por edad por 1.000 personas-año aumentó significativamente entre 1980 y 2000 desde 4,4 a 5,4 en hombres y de 2,4 a 2,8 en mujeres.4 Se observó un aumento relativo del 0,6% al año en la incidencia de FA ajustada por la edad. Un aumento de la obesidad explicó el incremento ajustado por la edad del 60% en la incidencia de FA. El número estimado de pacientes con FA en EE. UU. fue de 3,2 millones en 1980 y de 5,1 millones en 2000, y se previo que sería de entre 12,1 y 15,9 millones en 2050, estimaciones todas superiores a las anteriores. MECANISMOS DE LA FIBRILACIÓN AURICULAR Los mecanismos responsables de la FA son complejos. Los episodios desencadenantes pueden diferir de los mecanismos de mantenimiento. Además, los fenotipos clínicos de la FA paroxística, la persistente y la persistente de larga duración presentan características electrofisiológicas diferentes, debido al remodelado y a los distintos moduladores clínicos 8 0 0 que afectan al sustrato, como la insuficiencia cardíaca, el estiramiento y la isquemia auriculares, las influencias vagosimpáticas, la inflamación y la fibrosis. Existen probablemente dos mecanismos electrofisiológicos inductores de FA: el primero está constituido por uno o más focos automáticos, desencadenados o de microrreentrada, denominados conductores, que se activan a frecuencias rápidas y causan una actividad similar a la fibrilación; en tanto que el segundo lo forman múltiples circuitos de reentrada que serpentean por las aurículas, anulando y reformando las ondas peque ñas que perpetúan la fibrilación. Según muchos estudios, la aurícula izquierda contiene el sitio de descarga de las frecuencias dominantes, con un gradiente de izquierda a derecha. Ambos mecanismos pueden presentarse simultáneamente. En un estudio reciente, se obtuvieron mapas por ordenador en los pacientes mediante el procesamiento de señal de múltiples electrogramas registrados simultáneamente durante la FA.5 Esta técnica es capaz de poner de manifiesto rotores eléctricos y lugares de origen focales. En el 97% de 101 pacientes, se encontraron 2,1 orígenes de media; el 70% eran rotores, y en el 30% se trataba de lugares de origen focales. Las descargas rápidas desde las venas pulmonares son los desencade nantes más frecuentes de la FA y pueden tener también una función de El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. perpetuación, mayor en el caso de la FA paroxística que en la persistente. Por este motivo, el aislamiento de las venas pulmonares es especialmente eficaz para curar una FA paroxística. En la FA persistente, los cambios en el sustrato auricular, como la fibrosis intersticial que contribuye a una conducción lenta, discontinua y anisótropa, pueden dar lugar a electro - gramas auriculares fraccionados complejos (EAFC) y reentrada. Por ello, el aislamiento de las venas pulmonares es rara vez suficiente para curar una FA persistente, siendo necesaria, normalmente, la ablación adicional del sustrato auricular. FACTORES GENÉTICOS Se han identificado varias mutaciones responsables de la FA familiar y de la predisposición a la FA.6 Estas mutaciones causan una ganancia de función en las corrientes de potasio de repolarización que resulta en el acortam iento del estado refractario auricular y la facilitación de la reentrada auricular. También se han caracterizado numerosos polimorfismos asociados con FA idiopática, relacionada con cardiopatía estructural, o de aparición posquirúrgica.6 Estos polim orfism os se encuentran en los genes que afectan a los canales de potasio y sodio, sarcolipina, sistema renina-angiotensina, conexina 40, interleucina 10 y óxido nítrico sintasa endotelial. Los resultados finales son cambios en las acciones sobre el calcio, fibrosis, conducción e inflamación que predisponen a la FA. CAUSAS DE LA FIBRILACIÓN AURICULAR Muchos pacientes con FA presenta hipertensión (normalmente, con hipertrofia ventricular izquierda; v. capítulos 43 y 44) u otra forma de cardiopatía estructural. Además de la cardiopatía hipertensiva, las anomalías cardíacas más frecuentes asociadas a FA son la cardiopatía isquémica, las valvulopatías nútrales, la miocardiopatía hipertrófica y la miocardiopatía dilatada. Otras causas menos comunes de la FA son las miocardiopatías restrictivas, como la amiloidosis, la pericarditis constrictiva y los tumores cardíacos. La hipertensión pulmonar grave está asociada a menudo a FA. La obesidad y la apnea del sueño obstructiva (v. capítulo 75) están relacionadas entre sí y se ha comprobado que ambas aumentan inde pendientemente el riesgo de FA.2 Los datos disponibles indican que la dilatación auricular y un aumento de los factores de inflamación gene ralizada son responsables de la relación entre la obesidad y la FA. Los posibles mecanismos de la FA en pacientes con apnea del sueño incluyen hipoxia, incremento del tono autónomo e hipertensión. La FA puede deberse a causas temporales o reversibles. Las causas temporales más frecuentes son el consumo excesivo y concentrado de alcohol (síndrome del corazón del día de fiesta), cirugía a corazón abierto o torácica, infarto de miocardio, pericarditis (v. capítulo 71), miocarditis y embolia pulmonar (v. capítulo 73). La causa corregible más frecuente es el hipertiroidismo (v. capítulo 81). La FA está inducida a veces por taquicardia. Los pacientes con FA inducida por taquicardia suelen presentar taquicardia reentrante nodular AV o taquicardia asociada al síndrome de Wolff-Parkinson-White, que degenera en FA. Si un paciente con FA presenta antecedentes de palpi taciones rápidas y regulares antes del inicio de palpitaciones irregulares, o muestra un modelo electrocardiográfico de Wolff-Parkinson-White, se sospechará de FA inducida por taquicardia. El tratam iento de la taquicardia que desencadena FA evita a menudo, pero no siempre, recidivas de FA. MANIFESTACIONES CLÍNICAS Los síntomas de la FA varían ampliamente según los pacientes, desde su ausencia hasta síntomas graves y funcionalmente incapacitantes. Los síntomas más frecuentes de FA son palpitaciones, fatiga, disnea, intolerancia al esfuerzo y mareos. Puede producirse poliuria debido a la liberación de la hormona natriurética auricular. Muchos pacientes con FA paroxística sintomática presentan también episodios asintomáticos y algunos pacientes con FA persistente muestran síntomas de FA solo de manera intermitente, siendo difícil una valoración precisa de la frecuencia © y la duración de la FA, en función de los síntomas. Se estima que aproximadamente el 25% de los pacientes con FA son asintomáticos, la mayoría ancianos y personas con FA persistente. Estos pacientes se clasifican erróneamente a veces dentro de la categoría de FA asintomática, a pesar de presentar síntomas de fatiga o intolerancia al esfuerzo. Como la fatiga es un síntoma inespecífico, quizás no esté claro si se debe a una FA persistente. Una «cardioversion diagnóstica» puede ser útil, al mantener un ritmo sinusal durante al menos unos días para comprobar si un paciente se siente mejor con el ritmo sinusal. Esto puede justificar el uso de una estrategia de control del ritmo frente al control de la frecuencia. El síncope es un síntoma infrecuente de la FA, puede ser causado por una pausa sinusal larga al terminar la FA, en un paciente con el síndrome del seno enfermo. El síncope tam bién se puede producir durante la FA con una frecuencia ventricularrápida, debido al síncope neurocardiógeno (vasodepresor) desencadenado por la taquicardia, o bien por un descenso intenso de la presión arterial por la reducción del gasto cardíaco. Los pacientes con FA asintomática o mínimamente sintomática no suelen solicitar atención médica y acuden a consulta por una complica ción tromboembólica, como un ACV o el inicio insidioso de síntomas de insuficiencia cardíaca, y finalmente manifestarán insuficiencia cardíaca congestiva con enrojecimiento. El signo principal de la FA en la exploración física es un pulso irregu larmente irregular. Los intervalos R -R cortos durante la FA no permiten un tiempo suficiente para el llenado diastólico ventricular izquierdo, que causa un volumen sistólico bajo y ausencia de pulso periférico palpable. Esto produce un «déficit de pulso» y el pulso periférico no es tan rápido como la frecuencia apical. Otras manifestaciones de la FA durante la exploración física son pulsaciones irregulares en la vena yugular e inten sidad variable del primer tono cardíaco. EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA En el caso de un paciente con palpitaciones irregulares o rápidas indica tivas de FA paroxística, el control ambulatorio es eficaz para comprobar si la FA es responsable de los síntomas. Si los síntomas se presentan a diario, es adecuado practicar el registro Holter de 24 h. Sin embargo, en caso de pacientes con síntomas esporádicos es adecuado ampliar el control de 2 a 4 semanas con un monitor de episodios o por telemetría cardíaca ambulatoria ambulante (v. capítulo 34). La anam nesis se orientará hacia la determ inación del tipo y la gravedad de los síntom as, el primer episodio de FA, ya sea de tipo paroxístico o persistente, los desencadenantes de la FA, si los episo dios son aleatorios o se producen en momentos determinados (como durante el sueño) y la frecuencia y duración de los episodios. Cuando el diagnóstico no esté claro a partir de la anamnesis, la monitoriza ción ambulatoria durante 2 -4 semanas, con un monitor de episodios autodesencadenantes o por telemetría cardíaca ambulatoria es eficaz para comprobar si la FA es paroxística o persistente y para determinar la carga de FA en pacientes con FA paroxística. La anamnesis deberá orientarse también a la identificación de causas potencialmente corregi bles (p. ej., hipertiroidismo, consumo excesivo de alcohol) cardiopatía estructural y comorbilidades. Las pruebas de laboratorio incluirán las pruebas de función tiroidea, hepáticas y de función renal. La ecocardiografía es siempre adecuada para evaluar el tamaño auricular y la función ventricular y para com probar la existencia de hipertrofia ventricular izquierda, cardiopatía congénita (v. capítulo 62) y cardiopatía valvular. La radiografía de tórax es adecuada si la anamnesis o los hallazgos de la exploración física indican una enfermedad pulmonar (v. capítulo 15). Una prueba de esfuerzo es adecuada para evaluar una cardiopatía isquémica, en pacientes de alto riesgo (v. capítulo 13). PREVENCIÓN DE COMPLICACIONES TROMBOEMBÓLICAS Gradación del riesgo U n objetivo im portante en pacientes con FA es prevenir las com plicaciones tromboembólicas, como el ACV. Está demostrado que la warfarina es más eficaz que el ácido acetilsalicílico para prevenir las complicaciones tromboembólicas.7 Sin embargo, debido al riesgo de 801 F ib rila ció n a u ric u la r: m a n ife sta c io n e s clín ica s, m e c a n ism o s y tra ta m ie n to A r r it m ia s , m u e r t e s ú b it a y s in c o p e hemorragia durante el tratamiento con warfarina, su uso se limitará a pacientes cuyo riesgo de complicaciones tromboembólicas sea superior al riesgo de hemorragia. Es eficaz, por ello, la gradación del riesgo de los pacientes con FA para identificar los candidatos adecuados para el tratamiento con warfarina. Los factores predictivos más convincentes de ACV isquémico y de tromboembolia generalizada son antecedentes de ACV o de un episodio isquémico transitorio y de estenosis mitral. Cuando los pacientes con FA y ACV isquémico previo reciben un tratamiento con ácido acetilsalicñico, el riesgo de presentar otro ACV es muy alto, oscilando entre el 10 y el 12% al año. En el otro extremo del espectro de riesgo se sitúan pacientes con FA aislada, cuyo riesgo de ACV acumulado en 15 años se ha descrito solo en el 1-2%. Además de la manifestación de un ACV previo, los factores de riesgo de ACV mejor demostrados, en pacientes con FA no valvular, son diabetes (riesgo relativo: 1,7), hipertensión (riesgo relativo: 1,6), insuficiencia cardíaca (riesgo relativo 1,4) y una edad >70 años (riesgo relativo: 1,4 por década).8 Un esquema clínico sencillo de gradación del riesgo en pacientes, tomando como base los factores de riesgo principales es la puntuación CHADS2 (insuficiencia cardíaca, hipertensión, edad [age], diabetes y ACV [stroke]). Cada uno de los cuatro primeros factores recibe 1 punto, y se asignan 2 puntos a cada ACV previo o episodio isquémico. Existe una relación directa entre la puntuación CHADS2 y el riesgo anual de ACV, en ausencia de tratamiento con ácido acetilsalicílico o warfarina. La utilidad clínica de la puntuación CHADS2 deriva de su simplicidad y valor predictivo. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que el índice CHA2DS2-VASc discrimina con más precisión entre pacientes de riesgo intermedio y bajo.9 En este sistema de índice de riesgo, la insuficiencia cardíaca, hiper tensión, diabetes, enfermedad vascular, edad de 65 a 74 y sexo femenino reciben 1 punto cada uno, mientras que la edad igual o superior a 75 años y ACV o accidente isquémico transitorio previo valen 2 puntos. El riesgo anual de ACV es 0 o próximo a 0 cuando el índice CHA2DS2-VASc es 0, a diferencia de cerca del 2% cuando la puntuación CHADS2 es O.10 Un índice de 1 se asocia con un riesgo anual de ACV del 3%, aproximadamente, con la puntuación CHADS^ mientras que resulta del 0,7% si se usa el índice CHA2DS2-VASc (fig. 38-6). Un estudio de gran tamaño ha demostrado que la insuficiencia renal es también un factor de riesgo independiente de ACV, en pacientes con FA.11 El riesgo relativo de un episodio tromboembólico, en ausencia de anticoagulación fue de 1,4, en pacientes con un filtrado glomerular estimado < 45 ml/min/1,73 m2. El fuerte carácter predictivo de este grado de insuficiencia renal respecto de un episodio tromboembólico parece que es equivalente al de la insuficiencia cardíaca y la edad avanzada. En consecuencia, puede ser adecuado tener en cuenta la insuficiencia renal en la evaluación del perfil de riesgo de un paciente con FA. Las consecuencias de la FA son más graves en pacientes con FA persistente que en aquellos que presentan FA paroxística. Puede parecer razonable suponer que el riesgo de ACV en pacientes con episodios > O < iü o < < (/> < 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 FIGURA 38-6 Riesgo anual de accidente cerebrovascular (ACV; porcentaje de riesgo por año), basado en las puntuaciones CHADS2 y CHA2DS2-VASc. (Basado en datos de Lip GY: Implications o f the CHA[2]DS[2]-VASc and HAS-BLED scores for thromboprophylaxis in atrial fibrillation. Am J Med 124:111, 2011.) ocasionales de FA, de resolución espontánea, sea inferior que en pacien tes con FA de manera continua. Sin embargo, los datos disponibles indican que el riesgo de complicaciones tromboembólicas es el mis mo en pacientes con FA paroxística que persistente.10 Un período de 15 min de FA puede ser, incluso, lo suficientemente largo para causar activación plaquetaria cardíaca local y disfunción endotelial, que predis pone a la formación de trombos durante un episodio agudo de FA.12 En consecuencia, no debería tenerse en cuenta el tipo de FA en la gradación del riesgo tromboembólico. Los marcapasos modernos de doble cámara y los desfibriladores auto máticos implantables (DAI) son capaces de detectar episodios breves de FA asintomática que, de otra manera,pasarían desapercibidos clínica mente. En un reciente estudio prospectivo multicéntrico, se detectaron taquiarritmias auriculares subclínicas (frecuencia auricular >190 latidos/min durante > 6 min) mediante dispositivos en el 10,1% de los pacientes de 65 años o más con hipertensión y ausencia de antecedentes de FA en los que se insertó un marcapasos o DAI.13 Las taquiarritmias auriculares subclínicas se asociaban independientemente con un riesgo de ACV 2,5 veces mayor. Una consideración importante en los pacientes tratados con anticoa gulantes orales es el riesgo de hemorragia. Se han desarrollado varios sistemas de índices de gradación del riesgo para evaluar la susceptibi lidad de un paciente a sufrir complicaciones hemorrágicas. El sistema de puntuación con el mejor equilibrio entre sencillez y precisión es el índice HAS-BLED.14 Los componentes de este índice son hipertensión, anomalías de la función renal o hepática, ACV, antecedentes o pre disposición a hemorragias, cociente normalizado internacional (INR) variable, edad avanzada (>75 años) y toma concomitante de fármacos (antiagregantes o antiinflamatorios no esteroideos) o alcohol. Cada uno de esos componentes vale 1 punto. A medida que el índice pasa de 0 al máximo de 9, se produce un incremento gradual en el riesgo de hemo rragias de los pacientes tratados con warfarina. Por ejemplo, en un estudio, la tasa anual de hemorragias importantes fue del 1,1% en pacientes con un índice HAS-BLED de 0; del 3,7% para un índice de 3, y del 12,5% si el índice llegaba a 5.15 En dos estudios de cohortes de gran tamaño que sumaban 132.37216 y 170.292 pacientes17 con FA no valvular, se calcularon los índices CHA2DS2-VASc y H AS-BLED en cada paciente. El beneficio clínico neto de la warfarina quedó definido como el número de ACV sucedidos sin toma de warfarina menos el número de episodios de hemorragia intracraneal acaecidos con la toma de warfarina. En ambos estudios, la warfarina se asociaba con un beneficio clínico neto excepto si el índice CHA2DS2-VASc era 0. En pacientes con índice CHA2DS2-VASc de 1 o superior, el riesgo de ACV en ausencia de warfarina superaba el número de complicaciones hemorrágicas durante el tratamiento con este anti coagulante. A pesar de los resultados de estos estudios de cohortes de gran tamaño, la decisión de iniciar la anticoagulación en un paciente en la práctica clínica debe ser individualizada. En ocasiones, puede ser apropiado no instaurar la anticoagulación en un paciente con un índice CHA2DS2-VASc de 1 o superior. Por ejemplo, el riesgo anual de ACV en un paciente cuyo índice CHA2DS2-VASc suma 2 se acerca al 2%, lo que habitualmente justifica el uso de warfarina. Sin embargo, si ese mismo paciente tiene un índice HAS-BLED de 5 o más, que se asocia con un riesgo anual de hemorragias importantes del 12% o superior, sería imprudente tratar a ese paciente con warfarina. Hay que destacar que el índice HAS-BLED se desarrolló y validó en pacientes anticoagulados con warfarina. Excepto por el INR variable, es probable que los componentes del índice HAS-BLED también se apliquen a pacientes en los que se usa un inhibidor directo de la trombina o del factor Xa como anticoagulante. No obstante, el valor predictivo del índice HAS-BLED en los pacientes tratados con los nuevos antitrombóticos aún no ha sido determinado. Ácido acetilsalic ílico y otros an titrom bóticos El ácido acetilsalicílico no previene las complicaciones tromboembólicas tan eficazmente como la warfarina en pacientes con FA. En un metaanáli- sis de cinco estudios clínicos aleatorizados, el ácido acetilsalicílico reducía el riesgo de ACV solo en un 18%.7 En un estudio reciente de cohortes de gran tamaño de pacientes con FA no valvular, el ácido acetilsalicílico no resultó eficaz para prevenir ACV.16 Por tanto, si se usa este compuesto como tratamiento profiláctico, solo debería emplearse en los pacientes con El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. el riesgo más bajo de complicaciones tromboembólicas (índice CHA2DS2- VASc de 0). Las directrices de 2011 del American College of Cardiology/ American Heart Association/Heart Rhythm Society siguen recom en dando el ácido acetilsalicílico para la prevención de ACV en pacientes con una puntuación de CHADS2 igual a 0, y el ácido acetilsalicílico o un anticoagulante oral si la puntuación es de l . 18 Por el insignificante efecto terapéutico del ácido acetilsalicílico, un riesgo de complicaciones hemorrágicas próximo al riesgo asociado con los anticoagulantes orales y la capacidad del índice CHA2DS2-VASc de identificar con precisión a los pacientes de bajo riesgo, las directrices más recientes de la European Society of Cardiology recomiendan no usar tratamientos antitrombóticos cuando el índice CHA2DS2-VASc es 0 y tomar decisiones individualizadas respecto a la ausencia de tratamiento antitrombótico o bien un anticoa gulante oral si el índice CHA2DS2-VASc es l . 19 En caso de usar ácido acetilsalicílico para la prevención de ACV en pacientes con FA, la dosis adecuada es 81-325 mg/día. No hay datos disponibles que indiquen la superioridad de una dosis concreta en la prevención de tromboembolias. En pacientes con una puntuación CHADS2 > 1, que no toleren el tratamiento anticoagulante con warfarina, la terapéutica combinada de ácido acetilsalicílico y del inhibidor plaquetario clopidogrel es más eficaz que solo ácido acetilsalicílico para prevenir complicaciones tromboem bólicas. En un estudio clínico aleatorizado doble ciego (ACTIVE-A), todos los pacientes con FA y uno o más factores de riesgo de ACV, no susceptibles de recibir un tratamiento anticoagulante con warfarina se trataron con 75 mg/día a 100 mg/día de ácido acetilsalicílico.21’ También se distribuyeron aleatoriamente los pacientes en grupos para recibir 71 mg/día de clopidogrel o un placebo compatible. La consecuencia principal fue una combinación de ACV, infarto de miocardio, embolia generalizada y muerte vascular. En comparación con el placebo, el clopi dogrel redujo el riesgo de ACV en un 28% y el riesgo de la consecuencia principal en un 11%, pero aumentó el riesgo de hemorragia grave. El estudio demostró que por cada 1.000 pacientes tratados con una com binación de ácido acetilsalicílico y clopidogrel, en lugar de solo con el primero, se evitaron 28 accidentes cerebrovasculares (17 mortales o incapacitantes) y 6 infartos de miocardio, con un coste de 20 hemorragias graves (3 mortales). En consecuencia, los beneficios del tratamiento combinado de ácido acetilsalicílico y clopidogrel en pacientes con ries go alto, en quienes está contraindicada la administración de warfarina, superaron el riesgo de su uso. W arfarina Un metaanálisis de los ensayos clínicos aleatorizados principales que comparan el tratamiento con warfarina y con placebo, para la prevención de tromboembolia en pacientes con FA, ha demostrado que warfarina reduce el riesgo de ACV de todo tipo (isquémico y hemorrágico) en un 61%.7 El cociente normalizado internacional (INR) fijada como objetivo debería ser de 2 a 3. Este intervalo de INR proporciona el mejor equili brio entre la prevención del ACV y las complicaciones hemorrágicas.17 El mantenimiento de un intervalo terapéutico del INR en la práctica clínica ha sido difícil y un gran número de pacientes presentan a menudo un INR <2. Un estudio prospectivo extenso de prácticas clínicas de población ha demostrado que el tiempo medio en el intervalo terapéutico en pacientes tratados con warfarina fue solo del 66% y que el tiempo en el intervalo terapéutico fue <60% en el 34% de los pacientes.21 El mantenimiento de un INR > 2 es importante porque, incluso, una disminución pequeña del INR de 2 a 1,7 aumenta más del doble el riesgo de ACV. Además, los datos disponibles indican que la combinación de ácido acetilsalicílico y un tratamiento anticoagulante de baja intensidad con warfarinaes inferior al empleo de warfarina en el intervalo terapéutico estándar para prevenir un ACV. El riesgo anual de una complicación hemorrágica grave durante la anticoagulación con warfarina está en el intervalo del 1 al 2% y un factor predictivo convincente de episodios hemorrágicos graves es un INR >3. Por ejemplo, el riesgo de hemorragia intracraneal es, aproximadamente, dos veces más elevado si el INR es de 4 que de 3. Esto destaca la impor tancia de mantener un INR en el intervalo de 2 a 3. Algunas investigaciones señalan que la edad avanzada puede ser un factor de riesgo de hemorragia intracraneal en pacientes con FA tratados con warfarina. El temor a complicaciones hemorrágicas puede hacer que algunos facultativos se inclinen por el uso de ácido acetil- © salicílico, en lugar de warfarina, en los adultos mayores. Sin embargo, datos recientes indican que la relación entre los beneficios y el riesgo de la warfarina es más favorable que en el caso del ácido acetilsalicílico, en pacientes de más de 75 años. En un estudio clínico aleatorizado (Birmingham Atrial Fibrillation Treatment of the Aged Study) sobre 973 pacientes de más de 75 años (edad media de 82 años) con FA, se asignaron aleatoriam ente los participantes al grupo de tratamiento con 75 mg/día de ácido acetilsalicílico o al grupo de tratamiento con warfarina, ajustada para mantener el INR de 2 a 3.22 El criterio principal de valoración fue la combinación de ACV (isquémico o hemorrágico), hemorragia intracraneal y embolia arterial, y la duración media de segui miento fue de 2,7 años. El riesgo anual del criterio principal de valoración fue significativamente superior en el grupo de ácido acetilsalicílico (3,8%) que en el grupo de warfarina (1,8%), incluso cuando el análisis se limitó a pacientes de más de 85 años. Estos datos señalan que la edad no debería considerarse una contraindicación para el tratamiento con warfarina, en pacientes con FA. Se ha comprobado que los factores genéticos influyen en la dosis de warfarina necesaria para mantener el INR dentro del intervalo terapéu tico. Se han identificado varios polimorfismos de nucleótido único, que afectan al metabolismo de warfarina. Los algoritmos basados en los factores farmacogenéticos (v. capítulo 9) y clínicos mejoran la precisión del inicio de la dosis de warfarina, en comparación con los basados solo en los factores clínicos, particularmente, en el caso de valores atípicos que precisan < 21 mg/semana o > 49 mg/semana de warfarina para mantener el INR terapéutico23 Un estudio aleatorizado ha demostrado, sin embargo, que al tener en cuenta los resultados del genotipado de CYP2C9 (isoforma del citocromo P-450) y de VKORC1 (subunidad del complejo epóxido reductasa de la vitamina K) para determinar la dosis de warfarina, no se mejoró el tiempo del intervalo terapéutico, que fue, aproximadamente, del 70% en ambos grupos.24 Es necesario seguir inves tigando para comprobar si los beneficios clínicos del genotipado de los pacientes candidatos al tratamiento con warfarina justifica el coste de las pruebas genéticas. Nuevos an ticoagulan tes orales Los inhibidores directos de la trombina y del factor Xa tienen varias ventajas respecto a los antagonistas de la vitamina K como warfarina; la principal es el régimen de dosis fijas, que elimina la necesidad de vigilar una prueba de laboratorio como el INR. El dabigatrán, un inhibidor directo de la trombina oral, y el rivaroxabán, inhibidor del factor Xa, fueron aprobados por la Food and Drug Administration (FDA) para la prevención de ACV/embolias en pacientes con FA no valvular en 2010 y 2011, respectivamente. Estaba previsto que otro inhibidor del factor Xa, el apixabán, lograra la aprobación de la FDA en 2013. Los estudios clínicos aleatorizados han demostrado que estos tres nuevos anticoagulantes orales son no inferiores o superiores a la warfarina en cuanto a eficacia y seguridad. Esos estudios incluyeron pacientes con FA no valvular y factores de riesgo de ACV. En el estudio RE-LY, el dabigatrán en dosis de 150 mg/12 h se asoció con un riesgo menor de ACV y embolias sistémicas que la warfarina, y una tasa similar de hemorragias importantes.25 En el estudio ROCKET-AF, el rivaroxabán en dosis de 20 mg/día resultó no inferior a la warfarina para la prevención de ACV/embolias sistémicas, y se asociaba con un riesgo de hemorragias importantes similar al de warfarina.26 No obstante, las hemorragias intra craneales y mortales fueron menos frecuentes con el rivaroxabán. En el estudio ARISTOTLE, el apixabán en dosis de 5 mg/12 h resultó superior a la warfarina en la prevención de ACV/embolias sistémicas y se asociaba con un riesgo menor de complicaciones hemorrágicas y mortalidad más baja (fig. 38-7).27 Los nuevos anticoagulantes orales, además de eliminar la necesidad de vigilancia mediante análisis de laboratorio, poseen otras ventajas respecto a la warfarina: menos interacciones farmacológicas, ningu na interacción con alimentos y un inicio de acción rápido que anula la necesidad de tratamiento de transición. No obstante, también tienen ciertos inconvenientes, comparados con la warfarina: mayor precio, más efectos secundarios gastrointestinales con el dabigatrán, dosificación dos veces al día para el dabigatrán y el apixabán, y ausencia de análisis de laboratorio que verifiquen el cumplimiento. Además, estos compuestos no pueden emplearse con seguridad en pacientes con nefropatía grave. Otra limitación es que los efectos de los nuevos anticoagulantes no siempre son fáciles de revertir en pacientes con sobredosis o hemorragias. Por ejemplo, un estudio de 2011 demostró que una dosis única de 50 Ul/kg 803 F ib rila ció n a u ric u la r: m a n ife sta c io n e s clín ica s, m e c a n ism o s y tra ta m ie n to A r r it m ia s , m u e r t e s ú b it a y s in c o p e M orta lidad to ta l NACO AVK Cociente de riesgo Cociente de riesgo Estudio o subgrupo Episodios Total Episodios Total Peso M-H, fijo, IC al 95%______M-H, fijo, IC al 95% NCT01136408(D) 0 104 0 62 No calculable PETRO 0 166 0 70 No calculable RE-LY 88412.091 487 6.022 41,1% 0,9 (0,81,1,01) ■ WEITZ 11 713 3 250 0,3% 1,29 (0,36, 4,57) CHUNG 1 159 1 75 0,1% 0,47 (0,03, 7,44) ---------- YAMASHITA 1 260 1 125 0,1% 0,48 (0,03, 7,62) ARISTOTLE-J 0 148 0 74 No calculable ■ ARISTOTLE 603 9.120 669 9.081 42,4% 0,9 (0,81,1) NCT00973245 (R1) 0 75 0 27 No calculable NCT00973323 (R2) 0 50 0 26 No calculable J-ROCKET-AF 7 637 5 637 0,3% 1,4 (0,45, 4,39) ROCKET-AF 208 7.061 260 7.082 15,8% 0,83 (0,7) Total (IC al 95%) 30.584 23.531 100% 0,89 (0,83, 0,96) Episodios totales 1.715 1.416 I----------1— --------- 1---------- 1 Heterogeneidad: x2 ii coli03II 0,93); I2 = 0% 0,01 0,1 10 100 A Prueba de efecto global: Z = 3,24 (P = 0,001) A favor de NACO A favor de AVK M orta lidad ca rd iovascu la r NACO AVK Cociente de riesgo Cociente de riesgo Estudio o subgrupo Episodios Total Episodios Total Peso M-H, fijo, IC al 95% M-H, fijo, IC al 95% NCT01136408(D) 0 104 0 62 No calculable PETRO 0 166 0 70 No calculable RE-LY 56312.091 317 6.022 43,8% 0,88 (0,77,1,01) ■ WEITZ 6 713 2 250 0,3% 1,05 (0,21, 5,18) CHUNG 1 159 0 75 0,1% 1,43 (0,06,34,57) YAMASHITA 0 260 0 125 No calculable ARISTOTLE-J 0 148 0 74 No calculable ARISTOTLE 308 9.120 344 9.081 35,7% 0,89 (0,77,1,04) — NCT00973245 (R1) 0 75 0 27 No calculable NCT00973323 (R1) 0 50 0 26 No calculable J-ROCKET-AF 6 637 2 637 0,2% 3(0,61,14,81) ROCKET-AF 170 7.061 193 7.082 19,9% 0,88 (0,72,1,08) - Total (IC al 95%) 30.584 23.531 100% 0,89 (0,82, 0,98) Episodios totales 1.054 858 l---------- h ---- 1---------- 1 Heterogeneidad: y2 = 2,36, df = 5 (P = 0,8); I2 = 0% 0,01 0,1 10 100 Prueba de efecto global: Z = 2,5 (P = 0,001) A favor de NACO A favor de AVK FIGURA 38-7 Mortalidad total (A) y cardiovascular (B) durante el tratamiento con anticoagulantes orales. ARISTOTLE, Apixaban for the Prevention of Stroke inSubjects with Atrial Fibrillation; AVK, antagonistas de la vitamina K; IC, intervalo de confianza; J- ARISTOTLE, Japanese Apixaban for the Prevention of Stroke in Subjects with Atrial Fibrillation; J-ROCKET-AF, An Efficacy and Safety Study of Rivaroxaban with Warfarin for the Prevention of Stroke and Non-Central Nervous System Systemic Embolism in Patients with Non-Valvular Atrial Fibrillation in Japan; M-H, Mantel-Haenszel; NACO, nuevos anticoagulantes orales; NCT, base de datos de National Clinical Trials; RE-LY, Randomized Evaluation of Long-Term Anticoagulant Therapy; ROCKET-AF, An Efficacy and Safety Study of Rivaroxaban with Warfarin for the Prevention of Stroke and Non-Central Nervous System Systemic Embolism in Patients with Non-Valvular Atrial Fibrillation. (Tomado de Dentali F, Riva N, Crowther M, etal: Efficacy and safety o f the novel oral anticoagulants in atria fibrillation: A systematic review and meta-analysis o f the literature. Circulation 126:2381, 2012.) de concentrado de complejo de protrombina en embolada revertía rápida y completamente el efecto anticoagulante del rivaroxabán, pero no del dabigatrán.28 A pesar de todo, para muchos pacientes con FA, las ventajas de los nuevos anticoagulantes superan sus inconvenientes. Las principales sociedades profesionales han incorporado recomen daciones sobre el uso de los inhibidores directos de la trombina y/o el factor Xa en las actualizaciones más recientes de sus directrices para el tratamiento de la FA. Las directrices de práctica del American Colle ge of Cardiology/American Heart Association/Heart Rhythm Society recomiendan el dabigatrán como alternativa útil a la warfarina para la prevención de ACV/embolias sistémicas en pacientes con FA paroxís tica o persistente no valvular y factores de riesgo de ACV. No obstante, esta recomendación está limitada a pacientes sin prótesis valvulares, con aclaramiento de creatinina inferior a 15 ml/min, o con alteraciones de la coagulación debidas a hepatopatía avanzada.29 Las directrices de la European Society of Cardiology recomiendan dabigatrán, rivaroxabán o apixabán en pacientes con FA en los cuales sea difícil mantener un INR terapéutico durante el tratamiento con warfarina, y señalan que habría que plantear uno de estos nuevos anticoagulantes en vez de la warfarina en dosis ajustadas para la mayoría de los pacientes con FA no valvular, de acuerdo con sus beneficios clínicos netos.19 Las directrices recomiendan, asimismo, no usar estos fármacos en pacientes con aclaramiento de 804 creatinina menor de 30 ml/min. Un aspecto no abordado en los estudios clínicos aleatorizados es si los nuevos anticoagulantes orales proporcionan la protección ade cuada frente a las complicaciones tromboembólicas de la cardiover sion transtorácica. Aunque no se ha estudiado de forma prospectiva, la seguridad del dabigatrán en pacien tes sometidos a cardioversion fue evaluada en un análisis posterior del estudio RE-LY.30 Un subgrupo de 1.336 pacientes se som etió a cardioversion tras 3 sem anas o m ás de tratam iento con dabiga trán, 150 mg/12 h o warfarina en dosis ajustadas para un INR de 2 a 3. La tasa de ACV/embolias sis témicas a los 30 días no mostraba diferencias significativas entre el grupo con dabigatrán (0,3%) y el de warfarina (0,6%).Tampoco había diferencias entre los dos grupos en la tasa de hemorragias importantes (el 0,6% para ambos). Estos datos indican que el dabigatrán es una alternativa a la warfarina segura y eficaz en los pacientes que pre cisan cardioversion. No obstante, como no es posible confirm ar el cum p lim iento d el p a c ie n te ni el efecto terapéutico del dabigatrán mediantes análisis de laboratorio, podría ser apropiado realizar una ecocardiografía transesofágica antes de la cardioversion para descartar la presencia de trombos en la aurícula izquierda con más frecuencia en los tratados con dabigatrán que en aquellos que reciben warfarina. El inicio de la acción del dabiga trán, rivaroxabán y apixabán se produce aproximadamente 1,5-2 h después de una dosis. Las semividas del dabigatrán y apixabán oscilan entre 10-16 h, y la semivida del riva roxabán es de 5 a 9 h. Estos anticoa gulantes pierden la mayor parte de su efecto en las 24 h siguientes a la suspensión. Su rapidez respecto al inicio de la acción y eliminación anula la necesidad de un tratamiento de transición con heparina cuando se interrumpe la administración de uno de los nuevos anticoagulantes por una técnica quirúrgica o invasiva. En un estudio reciente de pacientes tratados con dabigatrán que se sometieron a ablación de la FA con catéter de radiofrecuencia, el dabigatrán se sus pendió la mañana de la intervención.31 El estudio incorporaba un grupo de comparación con pacientes sometidos a ablación de FA con catéter de radiofrecuencia durante el tratamiento mantenido con warfarina y un INR de 2 a 3. En el grupo de dabigatrán hubo un número significativa mente mayor de complicaciones hemorrágicas importantes (6%) que en el de warfarina (1%). Los resultados de este estudio demuestran que el dabigatrán debería suspenderse como mínimo 24 h antes de una técnica invasiva o quirúrgica. H eparina de bajo peso m olecular La heparina de bajo peso molecular tiene una semivida superior a la heparina no fraccionada y un efecto antitrombótico predecible, que se alcanza con una posología fijada que se administra por vía s.c. dos veces al día. Como los pacientes pueden autoinyectarse la heparina de bajo peso molecular fuera del hospital, es una alternativa práctica frente a la heparina no fraccionada para iniciar la anticoagulación con warfarina en pacientes con FA. Hasta que el INR sea igual a 2 o más, hay que El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. continuar con el tratamiento de transición a base de heparina de bajo peso molecular. Debido a su elevado coste, el tratamiento con heparina de bajo peso molecular se utiliza raramente en la práctica clínica como sustituto de la anticoagulación tradicional a largo plazo. La heparina de bajo peso molecular se emplea, normalmente, como transición hacia la anticoa gulación terapéutica cuando se ha iniciado el tratamiento con warfarina o en pacientes de alto riesgo, durante unos días antes y después de una intervención médica u odontológica, cuando se ha suspendido la anti- coaguladón con warfarina. Escisión o cierre de la o rejuela auricular izquierda Aproximadamente, el 90% de los trombos presentes en la aurícula izquier da se forman en la orejuela; por ello, la escisión o el cierre de la orejuela auricular izquierda realizada con éxito debería reducir notablemente el riesgo de complicaciones tromboembólicas en pacientes con FA. Las téc nicas quirúrgicas consisten en la escisión o el cierre por sutura o grapado. La eficacia de estas técnicas es variable y depende, probablemente, tanto de la técnica como del cirujano. La ecocardiografía transesofágica post operatoria ha demostrado que el cierre de la orejuela fue satisfactorio tan solo en el 40% de 137 pacientes.32 La tasa de casos satisfactorios por el cierre fue superior cuando se extirpó la orejuela (73%), en comparación con el cierre por sutura (23%). Hay que destacar que el cierre completo nunca se logró mediante grapado de la orejuela. Tampoco se observó un trombo en la orejuela auricular izquierda mediante ecocardiografía transesofágica, después de la escisión de la orejuela, pero sí se observó en el 41% de los pacientes sometidos al cierre de la orejuela. En consecuencia, la ecocardiografía transesofágica debería practicarse después del cierre quirúrgico de la orejuela auricular izquierda para confirmar el cierre antes de interrumpir la anticoagulación. El cierre de la orejuela auricular izquierda se puede lograr también percutáneamente, mediante un dispositivo implantado para sellar la aurícula. Un estudio clínico aleatorizado (PROTECT AF) ha comparadola eficacia de un dispositivo para el cierre percutáneo frente al tratamiento con warfarina, para prevenir complicaciones tromboembólicas, en 707 pacientes con FA y una puntuación CHADS2 > l .33 Se comprobó que la eficacia del dispositivo no era inferior al tratamiento con warfarina, para lograr el criterio principal de valoración combinado de ACV, émbolos generalizados y muerte cardiovascular, y fue superior al tratamiento con warfarina en cuanto a la manifestación de ACV hemorrágico (91% reducción). La tasa de complicación fue aproximadamente cuatro veces superior en el grupo del dispositivo, siendo la complicación más frecuente el derrame pericárdico. Este estudio demostró que el cierre percutáneo de la orejuela auricular izquierda es una alternativa eficaz frente al tratamien to con warfarina, en pacientes con FA. Otro estudio reciente mostró que el riesgo de derrame pericárdico disminuye significativamente a medida que aumenta la experiencia del operador.34 La aprobación del dispositivo para el cierre de la orejuela de la aurícula izquierda por parte de la FDA está a la espera de datos de seguridad adicionales. Es probable que el dispositivo para el cierre de la orejuela de la aurícula izquierda alcance su máxima utilidad en pacientes de alto riesgo con FA que no toleran o rechazan la toma de anticoagulantes orales. TRATAMIENTO AGUDO DE LA FIBRILACIÓN AURICULAR Los pacientes que acuden al servicio de urgencias debido a una FA pre sentan, generalmente, una frecuencia ventricular rápida, y el control de la frecuencia ventricular se logra con mayor rapidez con diltiacem o esmolol por vía i.v. Si el paciente está hemodinámicamente estable, la cardioversión transtorácica inmediata puede ser adecuada. Si la FA ha durado más de 48 h o su duración es incierta y el paciente no está sometido a un tratamiento anticoagulante, la cardioversión debería ir precedida de una ecocardiografía transesofágica a fin de descartar un trombo auricular izquierdo. Si el paciente está hemodinámicamente estable, la decisión de res taurar el ritmo sinusal por cardioversión se basa en varios factores, como los síntomas, episodios previos de FA, la edad, el tamaño de la aurícula izquierda y la farmacoterapia antiarrítmica actual. Por ejemplo, en un paciente anciano cuyos síntomas remitan después de controlar la frecuen to) da ventricular y que ya haya presentado recidivas inidales de FA, a pesar de la farmacoterapia para controlar el ritmo, no suele ser adecuado seguir intentando la cardioversión. Por otra parte, la cardioversión es adecuada, normalmente, en pacientes con FA sintomática que acuden a consulta con un primer episodio de FA o que han presentado intervalos largos de ritmo sinusal entre episodios anteriores. Si se decide la cardioversión en un paciente hemodinámicamente estable, que acude a consulta por una FA que no parece ser de resolución espontánea, se pueden considerar dos decisiones de manejo: cardiover sión temprana frente a retrasada y cardioversión farmacológica frente a eléctrica. Las ventajas de la cardioversión temprana son el alivio rápido de los síntomas, la falta de necesidad de una ecocardiografía transesofágica o de la anticoagulación terapéutica, durante 3 o 4 semanas antes de la cardioversión, si esta se practica durante el período de 48 h desde el inicio de la FA y, posiblemente, un riesgo menor de recidiva de FA temprana debido a un menor remodelado auricular (v. capítulo 33). Un motivo para posponer la cardioversión es la ausencia de ecocardiografía transesofágica en pacientes no anticoagulados con FA de duración incierta o duración superior a 48 h. Otras razones son trombo en la aurícula izquierda detec tado en la ecocardiografía transesofágica (v. fig. 15-91), sospecha (basada en episodios de FA previos) de que la FA cederá espontáneamente en unos días o causa corregible de la FA (p. ej., hipertiroidismo). Cuando la cardioversión se practica pronto durante el curso de un episodio de FA existen las opciones farmacológica o eléctrica. La cardio versión farmacológica tiene la ventaja de no requerir anestesia general ni sedación profunda. Además, la probabilidad de una recidiva inmediata de FA puede ser inferior con la cardioversión farmacológica que con la eléctrica. Sin embargo, la cardioversión farmacológica está asociada al riesgo de efectos secundarios farmacológicos y no es tan eficaz como la eléctrica. Es poco probable que la cardioversión farmacológica sea eficaz si la duración de la FA es superior a 7 días. Los fármacos que pueden administrarse i.v. para producir la cardiover sión de la FA incluyen ibutilida, procainamida y amiodarona. En el caso de episodios de FA de una duración inferior a 2 o 3 días, la eficacia de estos fármacos es aproximadamente del 60 al 70%, para ibutilida; del 40 al 50%, para amiodarona, y del 30 al 40%, para procainamida. Rara reducir el riesgo de prolongación de QT y de taquicardia ventricular polimórfica (itorsades de pointes; v. capítulo 37), el uso de ibutilida deberá limitarse a pacientes con una fracción de expulsión >35% . Se puede lograr también una cardioversión farmacológica aguda con la administración oral de fármacos, en pacientes sin cardiopatía estructural. Los fármacos ora les empleados más habitualmente para la conversión aguda de la FA son propafenona (300-600 mg) y flecainida (100-200 mg). Es prudente administrar estos fármacos bajo vigilancia la primera vez que se utilicen. Si no se observan efectos secundarios, el paciente podría ser candidato adecuado para recibir una farmacoterapia antiarrítmica de autoadminis- tradón, en régimen ambulatorio. La eficada de la cardioversión transtorácica es aproximadamente del 95%. Las descargas con ondas bifásicas modifican la FA con más eficacia que los de ondas monofásicas, y permiten el uso de descargas de menor energía, lo que produce un menor riesgo de irritación cutánea. La energía adecuada de la descarga inidal, mediante una onda bifásica, es de 150 a 200 J seguida de descargas de emisión de energía superiores, si es nece sario. Si una descarga bifásica de 360 J no es eficaz, se deberá administrar ibutilida antes de aplicar otra descarga, porque disminuye la energía de desfibrilación necesaria y mejora la tasa de eficacia de la cardioversión transtorádca. El fracaso de la cardioversión transtorácica en pacientes con FA puede ser de dos tipos. El primero es un fracaso completo para restaurar el ritmo sinusal. En esta situación, un aumento de la energía de la des carga o la infusión de ibutilida causa, a menudo, una cardioversión satisfactoria. El segundo tipo de fracaso es una recidiva inmediata de la FA, unos segundos después de la conversión eficaz del ritmo sinusal. La incidencia de una recidiva inmediata de la FA es, aproximadamente, del 25% para episodios de menos de 24 h de duración, y casi del 10% para episodios de más de 24 h de duración. En este tipo de fracaso de la cardioversión, un aumento de la energía de la descarga carece de impor tancia. Si el paciente no ha recibido un fármaco oral para controlar el ritmo, la infusión de ibutilida puede ser eficaz para prevenir una recidiva inmediata de la FA. Independientem ente de que la cardioversión sea farm acológica o eléctrica, la anticoagulación terapéutica es necesaria durante 3 o más semanas antes de la cardioversión, para evitar complicaciones 805 F ib rila ció n a u ric u la r: m a n ife sta c io n e s clín ica s, m e c a n ism o s y tra ta m ie n to A r r it m ia s , m u e r t e s ú b it a y s in c o p e tromboembólicas, si la FA ha durado más de 48 h. Si hay dudas sobre el momento de inicio de la FA, por seguridad, se considerará que la FA ha durado más de 48 h. Estos pacientes recibirán un tratamiento anticoagulante durante 4 semanas después de la cardioversión para evitar complicaciones tromboembólicas que puedan producirse debido al aturdimiento auricular. Sise sabe que la FA ha durado menos de 48 h, la cardioversión puede practicarse sin anticoagulación. Para mejorar el margen de seguridad, puede ser adecuado considerar un límite de 24 h para la duración de la FA, que permite una cardioversión segura sin anticoagulación. Cuando la duración de la FA es superior a 48 h o dudosa, una alternativa al tratamiento anticoagulante de 3 semanas antes de la cardioversión es la anticoagulación con heparina y ecocardiografía transesofágica, para com probar la presencia de un trombo auricular izquierdo. Si no se observan trombos, se podrá practicar la cardioversión al paciente con seguridad, pero aún serán necesarias 4 semanas de anticoagulación terapéutica después de la cardioversión, para evitar tromboembolia asociada al atur dimiento auricular. El beneficio clínico principal del método guiado por ecocardiografía transesofágica, en relación con la técnica tradicional es que se restaura el ritmo sinusal unas semanas antes. En comparación con el método tradicional, no se ha demostrado que el guiado por ecocardio grafía transesofágica reduzca el riesgo de ACV o de hemorragia grave, o que afecte a la proporción de pacientes con un ritmo sinusal estacionario, 8 semanas después de la cardioversión. TR A TA M IEN TO A LARGO PLAZO DE LA FIBRILACIÓ N AURICULAR C o n tro l fa rm a c o ló g ic o d e la fre c u e n c ia f r e n te a l c o n tro l fa rm a c o ló g ic o d e l r itm o Varios estudios aleatorizados han comparado la estrategia del control de la frecuencia con la del control del ritmo, en pacientes con FA. El estudio más amplio, con diferencia, es AFFIRM, compuesto por 4.060 pacientes de una edad media de 70 años, con FA durante 6 h durante 6 meses.35 A los 5 años de seguimiento, la prevalencia del ritmo sinusal fue del 35% en el grupo de control de la frecuencia y del 63% en el grupo de control del ritmo. No se observó una diferencia significativa entre los dos grupos de estudio en cuanto a mortalidad total, tasa de ACV o calidad de vida. El porcentaje de pacientes que precisó hospitalización fue significativamente inferior en el grupo de control de la frecuencia (73%) que en el del con trol del ritmo (80%), y la incidencia de efectos secundarios del fármaco, como torsades de pointes, fue significativamente inferior en el grupo de control de la frecuencia (0,2% frente a 0,8%). Los autores del estudio AFFIRM concluyeron que no existe una ventaja para la supervivencia en la estrategia de control del ritmo frente a la del control de la frecuencia, y que el control del ritmo presentaba ventajas, como una menor probabilidad de hospitalizaciones y de efectos farmacológicos secundarios. En un análisis posterior al estudio AFFIRM, se determinó la relación entre el ritmo sinusal, el tratamiento y la supervivencia, mediante un análisis del tratamiento recibido realmente, en lugar de un análisis por intención de tratar, que se empleó en el informe original.36 Se com probó que el ritmo sinusal estaba asociado independientemente a una mortalidad inferior (índice de riesgo de 0,53) y la farmacoterapia antia rrítmica estaba asociada independientemente a una mayor mortalidad (índice de riesgo de 1,49). En consecuencia, los posibles beneficios del mantenimiento del ritmo sinusal con fármacos antiarrítmicos quedaron anulados por los efectos secundarios de estos fármacos. Esto indica que los tratamientos que mantienen el ritmo sinusal sin efectos secundarios graves pueden presentar un efecto beneficioso en la supervivencia. Los resultados del estudio AFFIRM no deberían aplicarse sistemá ticamente a todos los pacientes con FA. La decisión de adoptar una estrategia de control del ritmo frente a la del control de la frecuencia deberá individualizarse, teniendo en cuenta varios factores, entre otros, la naturaleza, la frecuencia y la gravedad de los síntomas; el tiempo que ha estado presente la FA de manera continua en pacientes con FA persis tente; el tamaño de la aurícula izquierda; las comorbilidades; la respuesta a cardioversiones anteriores; la edad; los efectos secundarios y la eficacia de los fármacos antiarrítmicos ya usados para tratar al paciente, y la preferencia del paciente. El estudio AFFIRM ha demostrado convincentemente que una estra tegia de control de la frecuencia es preferible a la del control del ritmo, 8 0 6 en pacientes asintomáticos o mínimamente sintomáticos > 65 años. En pacientes con FA persistente, es razonable intentar la restauración del ritmo sinusal con un tratam iento antiarrítmico o cardioversión transtorácica, al menos una vez en pacientes <65 años y en pacientes > 65 años, con FA sintomática, a pesar de un control adecuado de la frecuencia cardíaca. Si la FA ha sido continua durante más de 1 año o si el diámetro auricular izquierdo es muy ancho (> 5 cm), existe una probabilidad alta de recidiva temprana de FA, hecho que deberá tenerse en cuenta para decidir la mejor estrategia. Después de la car dioversión, la decisión de m antener al paciente bajo un tratamiento antiarrítmico, para retrasar el siguiente episodio de FA, se basa en la preferencia del paciente, el riesgo percibido de una recidiva temprana de FA y la duración del ritmo sinusal entre las cardioversiones previas. El tratamiento por cardioversión sin farmacoterapia diaria con antia rrítmicos es aceptable si los episodios de FA están distanciados por al menos 6 meses. El tratamiento con un fármaco para controlar el ritmo es normalmente adecuado cuando la FA recidiva unos meses después de la cardioversión. El objetivo más realista de la farmacoterapia antiarrítmica en pacientes con FA persistente es retrasar el inicio del siguiente episodio al menos varios meses, no varios años. Es adecuado a menudo continuar el trata miento con un fármaco antiarrítmico en particular, si las recidivas de FA se limitan a aproximadamente un episodio al año. En pacientes con FA paroxística sintomática, la firmeza con que se apli que la estrategia de control del ritmo, estará influida por la frecuencia y la gravedad de los síntomas, y por el grado de tolerancia a la farmacoterapia antiarrítmica. Es más probable que la farmacoterapia se considere eficaz cuando se recuerda a los pacientes que el objetivo del tratamiento no es la supresión total de la FA sino una reducción clínicamente significativa de la frecuencia, la duración y la gravedad de los episodios. Una estrategia de control farmacológico del ritmo no consiste necesa riamente en una farmacoterapia diaria. La farmacoterapia episódica (el método de «pastilla en el bolsillo») es eficaz en pacientes con episodios de FA relativamente infrecuentes. El tratamiento episódico es una opción razonable en pacientes que son realmente conscientes del inicio y la terminación de los episodios de FA y que tienen FA aislada o solo una cardiopatía estructural mínima. Un tratamiento característico consiste en la administración de tin fármaco de la clase IC (flecainida o propafenona) y un (5-bloqueante de acción corta (p. ej., propranolol) o un antagonista del calcio (p. ej., verapamilo), para controlar la frecuencia. Muchos pacien tes con episodios infrecuentes prefieren este método porque elimina el inconveniente, el coste y los posibles efectos secundarios del tratamiento profiláctico diario. Sin embargo, los pacientes incapacitados a causa de síntomas graves de la FA prefieren el tratamiento profiláctico diario, incluso si los episodios son infrecuentes. Muchos pacientes con FA sintomática presentan también episodios asintomáticos. En consecuencia, el tratamiento antitrombótico diario para evitar episodios tromboembólicos es adecuado en todos los pacientes tratados de una recidiva de FA, ya sea persistente o paroxística, e inde pendientemente de que se haya empleado una estrategia de control del ritmo o de control de la frecuencia. La elección de ningún tratamiento, anticoagulante oral, áddo acetilsalidlico, o la combinación de ácido acetilsalicílico y clopidogrel, estará determinada por un análisis de los factores de riesgo y la tolerancia a los fármacos. C o n tro l fa rm a c o ló g ic o d e la fre c u e n c ia Una frecuencia ventricular excesivamente rápida durante la FA causa a menudo síntomas molestos y una disminución de la tolerancia al esfuerzo, y puede provocar miocardiopatía inducida por taquicardia, si se mantiene durante un período de varias semanas a meses. La frecuencia cardíaca óptima durante la FA varía según la edad y deberá ser similar a la frecuen cia cardíaca que tendría un paciente sometido a un grado particular de esfuerzo durante el ritmo sinusal. Se valorará la frecuencia cardíaca, tanto en reposo como durante el esfuerzo. La frecuencia ventricular ideal en reposo, durante la FA oscila entre 60 y 75 latidos/min. Durante un esfuerzo de leve a moderado (p. ej., caminar a paso rápido), la frecuencia deberá ser de 90 a 115 latidos/min, y durante un ejercicio intenso, la frecuencia ideal oscila entre 120 y 160 latidos/min. Una valoración óptima del grado de control de la frecuencia cardíaca se proporciona en régimen ambulato rio con un registro Holter de 24 h o con una prueba de esfuerzo. Los fármacos orales disponibles para el control a largo plazo de la frecuencia, en pacientes con FA, son digitálicos, p-bloqueantes, antagonistas del calcio y amiodarona. Los fármacos de primera elección El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. para controlar la frecuencia son los (3 -bloqueantes y los antagonistas del calcio, verapamilo y diltiacem. Suele emplearse una combinación para mejorar la eficacia o limitar los efectos secundarios, al permitir la administración de posologías menores de los fármacos individuales. En pacientes con disfunción del nódulo sinusal y síndrome de taquibradia- rritmia, el uso de un (3-bloqueante con actividad simpaticomimética intrínseca (pindolol, acebutolol) puede proporcionar control de la fre cuencia sin agravar la bradicardia sinusal. Los digitálicos pueden controlar suficientemente la frecuencia en repo so, pero no suelen proporcionar un control adecuado de la frecuencia durante el esfuerzo. Su uso es apropiado en pacientes con insuficien cia cardíaca sistólica, en los que la digital ha demostrado que mejora resultados tales como ingresos por insuficiencia cardíaca y por todas las causas. En pacientes con la forma de FA paroxística vagotónica, el efecto vagotónico de los digitálicos puede estimular la FA. Además, en pacientes sin insuficiencia cardíaca sistólica, el uso de un glucósido digitálico puede causar un efecto perjudicial en la supervivencia. En un estudio extenso sobre la anticoagulación, en el que se comparaba warfarina con un inhibidor directo de la trombina (SPORTIFIII-IV) se comprobó que los digitálicos estaban independientemente asociados a un 53% de riesgo mayor de mortalidad por todas las causas.37 Aunque este hecho se ha demostrado en análisis a posteriori y no por una comparación aleatorizada de los digitálicos con un placebo, los resultados presentan la suficiente inquietud para limitar el uso de los digitálicos en pacientes con insuficiencia cardíaca. La amiodarona se emplea menos para controlar la frecuencia que otros fármacos dromótropos negativos, debido al riesgo de intoxicación orgánica asociado al tratamiento a largo plazo. La amiodarona puede ser una elección adecuada para controlar la frecuencia si el paciente no tolera otros fármacos o son ineficaces. Por ejemplo, la amiodarona podría ser un fármaco adecuado en un paciente con FA persistente, insuficiencia cardíaca y una enfermedad de las vías respiratorias reactiva, que no puede tolerar ni el empleo de un antagonista del calcio ni un (3-bloqueante, y que posee una frecuencia ventricular rápida, a pesar del tratamiento con digitálicos. Puede ser difícil lograr con fármacos un control estricto de la frecuencia cardíaca. Un estudio aleatorizado de 614 pacientes con FA persistente comparó los efectos sobre los resultados de una estrategia de control laxo de la frecuencia (frecuencia en reposo <110 latidos/min) y otra de control estricto de la frecuencia (frecuencia cardíaca en reposo <80 latidos/min; durante el ejercicio moderado, <110 latidos/min).38 El resultado com puesto primario era muerte cardiovascular, ingresos por insuficiencia cardíaca, ACV, embolia, episodios hemorrágicos importantes y episodios de arritmias importantes. El objetivo de frecuencia cardíaca se alcanzó en el 98% de los pacientes en el grupo de control laxo, frente al 67% en el grupo de control estricto. La incidencia del resultado primario a los 3 años no mostraba diferencias significativas entre el grupo de control laxo (12,9%) y el de control estricto (14,9%). Los resultados indican que el control estricto de la frecuencia no tiene ventajas respecto al laxo. No obstante, el estudio no presentó datos sobre la gravedad de los síntomas, capacidad de ejercicio ni fracción de eyección del ventrículo izquierdo, y el seguimiento se limitaba a 3 años. El control estricto de la frecuencia sigue siendo, a menudo, un objetivo adecuado para mejorar los síntomas, aumentar la capacidad funcional y evitar la miocardiopatía inducida por taquicardia en la evolución a largo plazo. Control farm acológ ico del ritm o Los resultados de estudios publicados sobre la eficacia de los fármacos antiarrítmicos para la FA indican que todos los fármacos disponibles, excepto la amiodarona, presentan una eficacia similar y se asocian a una reducción del 50 al 60% de la probabilidad de recidiva de la FA, 1 año después del tratamiento. El único fármaco que destaca por una eficacia superior al resto es la amiodarona. En estudios que comparan directamente amiodarona con sotalol o los fármacos de la clase I, se ha comprobado que la amiodarona tenía una eficacia para suprimir la FA entre el 60 y el 70% superior. Sin embargo, debido al riesgo de intoxi cación orgánica, la amiodarona no es el fármaco adecuado de primera opción para muchos pacientes con FA. Como la eficacia de los compues tos controladores del ritmo, aparte de la amiodarona, se mantiene en el mismo nivel general, la elección de un fármaco antiarrítmico para prevenir la FA a menudo está determinada por los aspectos de seguridad © y efectos secundarios. La proarritmia ventricular a causa de los fármacos de la clase IA (quinidi na, procainamida, disopiramida) y la clase HI (sotalol, dofetilida, dronedarona, amiodarona) se manifiesta en la prolongación de QT y taquicardia ventri cular polimórfica (torsades de pointes). Entre los factores de riesgo de este tipo de proarritmia se incluyen el sexo femenino, una disfunción ventricular izquierda e hipopotasemia. El riesgo de torsades de pointes parece ser menor con dronedarona y amiodarona que con los otros fármacos de la clase HI. La proarritmia ventricular a causa de los fármacos de la clase IC (flecainida y propafenona) se manifiesta como taquicardia ventricular monomórfica, a veces, asociada a un ensanchamiento del complejo QRS durante el ritmo sinusal, pero no a una prolongación de QT. Estudios publicados indican que los fármacos que suelen causar proarritmia ventricular son quinidina, flecainida, sotalol y dofetilida. En estudios controlados, estos fármacos aumentan el riesgo de taquicardia ventricular por un factor de 2 a 6. Los efectos secundarios farmacológicos que causan la interrupción del tratamiento son bastante frecuentes con los fármacos para controlar el ritmo. La interrupción a causa de los efectos secundarios es más habi tual con quinidina, disopiramida, flecainida, sotalol y amiodarona. Una revisión de estudios en los que 32 grupos de tratamiento recibieron un fármaco antiarrítmico para tratar la FA ha comprobado que el 10,4% de los pacientes interrumpió el tratamiento debido a un efecto secundario, con más frecuencia, problemas digestivos y neuropatía.39 Las mejores opciones defarmacoterapia para suprimir la FA dependen de las comorbilidades del paciente. En pacientes con FA aislada o una cardiopatía mínima (p. ej., hipertrofia ventricular izquierda), flecainida, propafenona, sotalol y dronedarona son fármacos de primera elección razonables, y amiodarona y dofetilida se pueden considerar si los de primera elección son ineficaces o no se toleran. En pacientes con una hipertrofia ventricular izquierda importante (grosor de la pared ventricular izquierda >13 mm), la hipertrofia puede aumentar el riesgo de proarritmia ventricular, y la elección más segura de farmacoterapia es amiodarona. En pacientes con enfermedad arterial coronaria, se ha comprobado que varios fármacos de la clase I aumentan el riesgo de muerte y los mejores tratamientos de primera elección son dofetilida, sotalol y dronedarona, por lo que la amiodarona queda en reserva para usarlo como fármaco de segunda elección. En pacientes con insuficiencia cardíaca, se han asociado varios fármacos antiarrítmicos con un aumento de la mortalidad y los dos únicos fármacos que presentan un efecto neutro en la supervivencia son amiodarona y dofetilida (v. capítulo 35). Cuando fue aprobada por la FDA, ya se sabía que la dronedarona aumentaba la mortalidad en los pacientes con insuficiencia cardíaca de clase IV y en aquellos con un episodio reciente de descompensación de su insuficiencia cardíaca. Tras la aprobación aumentaron los grupos de pacientes en los que está contraindicada la dronedarona. Un estudio alea torizado (PALLAS) fue suspendido prematuramente cuando se encontró que la dronedarona aumentaba el riesgo de insuficiencia cardíaca, ACV y muerte cardiovascular en los siguientes grupos de pacientes: 1) edad igual o superior a 65 años con FA permanente y enfermedad arterial coronaria, ACV previo o insuficiencia cardíaca sintomática, y 2) edad igual o superior a 75 años con hipertensión y diabetes.411 Control del r itm o con otros compuestos distin tos de los an tiarrítm icos Algunos estudios experimentales indican que los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (IECA) y los antagonistas de receptores de angiotensina (ARA) tienen efectos favorables sobre el remodelado eléc trico y estructural (v. capítulo 33). Esto explica por qué los IECA y ARA han demostrado en algunos estudios que previenen la FA. Sin embargo, otros han encontrado que estos fármacos no previenen la FA. Por ejem plo, en un estudio clínico aleatorizado del ARA valsartán comparado con placebo en 1.442 pacientes con cardiopatía estructural y FA recidivante, la tasa de recidiva de la FA fue aproximadamente del 50% en ambos brazos del estudio, y no hubo indicios de que el valsartán previniera la FA.41 Por tanto, en el momento actual, los datos científicos son insuficientes para respaldar el uso de IECA y ARA con el único objetivo de prevenir la FA. Algunos indicios apuntan a que las estatinas previenen la FA, quizás por sus efectos antiinflamatorios. Una revisión sistemática de 10 estudios observacionales mostró una reducción del 23% en el riesgo relativo de FA en pacientes tratados con estatinas.42 Sin embargo, un metaanálisis de seis estudios clínicos aleatorizados concluyó que las estatinas no previenen la F A excepto tras cirugía cardíaca abierta.42 Así pues, los datos actuales no respaldan el uso de estatinas para la prevención de la FA. 807 F ib rila ció n a u ric u la r: m a n ife sta c io n e s clín ica s, m e c a n ism o s y tra ta m ie n to A r r it m ia s , m u e r t e s ú b it a y s in c o p e Los ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) co-3 tienen un efecto antiin flamatorio y también podrían ejercer efectos directos sobre los canales iónicos.Varios estudios en los que se inició el tratamiento con AGPI co-3 en el momento de la cardioversión de la FA demostraron que no prevenían la recidiva de la arritmia. Sin embargo, los AGPI co-3 sí prevenían la FA recidivante tras una cardioversión de FA persistente en dos estudios aleatorizados prospectivos en los que el tratamiento previo consistía en 2-6 g/día de aceite de pescado durante 1 mes antes de la cardioversión.43,44 Casi todos los pacientes de esos estudios recibieron, además, amiodarona o sotalol. La base del tratamiento previo con aceite de pescado era dejar el tiempo necesario para que los AGPI co-3 se incorporaran a las membranas celulares y ejercieran sus efectos sobre los canales iónicos. Estos datos indican que el aceite de pescado puede ser útil para prevenir recidivas de la FA cuando se usa junto con un antiarrítmico tras la cardioversión de una FA persistente. TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO DE LA FIBRILACIÓN AURICULAR Estim ulación con marcapasos para prevenir la fib rilac ió n auricular Ensayos clínicos aleatorizados de comparación entre la estimulación con marcapasos de doble cámara (DDD) y la estimulación con marcapasos ventricular derecha han concluido que la estimulación con marcapa sos auricular evita la FA. Algunos estudios indican que la mayor incidencia de FA durante la estimulación con marcapasos ventricular, respecto de la estimulación con marcapasos DDD puede deberse, al menos en parte, al efecto proarrítmico de la estimulación con marcapasos ventricular, no solo al efecto supresor de la estimulación con marcapasos auricular. Estudios con un número pequeño de pacientes indican que la estimu lación con marcapasos auricular derecha de sitio doble o la estimulación con marcapasos del tabique interauricular, cerca del haz de Bachmann evita la FA. Aunque es posible que estas técnicas de estimulación auricular con marcapasos disminuyan la tendencia a manifestar FA la magnitud del efecto parece mínima. Algunos marcapasos antibradicardia están diseñados también para prevenir y curar la FA. Los algoritmos de la estimulación con marcapasos para prevenir la FA consisten en la estimulación auricular para prevenir la supresión de las pausas postextrasistólicas y la aceleración de la frecuencia de estimulación auricular con marcapasos, cuando se detectan extrasís toles auriculares repetitivas. Cuando se han evaluado estos algoritmos de la estimulación con marcapasos de manera rigurosa, se ha comprobado que son ineficaces o, al menos, mínimamente eficaces para reducir las consecuencias de una FA. La estimulación con marcapasos antitaquicardia (ATP) para curar la FA consiste en una descarga de estimulación con marcapasos auricular rápida al inicio de la FA La ATP puede ser eficaz para cesar el aleteo auricular o una taquicardia auricular, pero es eficaz en raras ocasiones, si se producen, frente a una FA. Debido a pruebas insuficientes que respalden su uso, la estimulación con marcapasos auricular no está indicada para prevenir una FA en pacientes sin bradicardia. En pacientes con bradicardia, indicativa de la colocación de un marcapasos, y que presenten FA paroxística o episodios recurrentes de FA persistente, los datos disponibles respaldan claramente el uso de estimulación con marcapasos auricular y de la programación para minimizar el grado de estimulación con marcapasos ventricular. A blación con ca té te r de la fib rilac ió n auricular Desafíos de la ablación de la fibrilación auricular La ablación con catéter elim ina con fiabilidad y perm anentem ente varios tipos de arritmias, como la taquicardia reentrante nodular AV y las taquicardias mediadas por la vía accesoria36 (v. capítulos 35 y 37). El porcentaje de éxito es superior al 95% cuando el sustrato de la arritmia está bien definido, localizado y es temporalmente estable. Por el contrario, si el sustrato de la arritmia en la FA no está definido, está normalmente extendido, varía según los pacientes y puede ser progresivo. Además, existen varios factores que favorecen la FA y que no pueden abordarse simplemente por ablación con catéter, como la hipertensión y la apnea de sueño obstructiva, el remodelado estructural de las aurículas, los factores
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