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55 Intervención coronaria percutánea Laura Mauri y Deepak L. Bhatt Indicaciones de la intervención coronaria percutánea, 1245 Acceso vascular, 1249 Dispositivos coronarios, 1251 Fármacos antiagregantes, 1254 Fármacos antitrom bínicos, 1256 Resultados después de la in tervención coronaria percutánea, 1257 Perspectivas futuras, 1259 Bibliografía, 1259 Directrices, 1262 El uso de la intervención coronaria percutánea (ICP) para tratar la enferme dad arterial coronaria (EAC) isquémica se ha difundido espectacularmente durante los últimos tres decenios. Sin la presencia de una EAC de la arteria coronaria principal izquierda (tronco coronario principal izquierdo) o multivaso compleja, la ICP es el método preferido de revascularización en EE. UU. en la mayoría de los pacientes con EAC isquémica. El número estimado de 600.000 ICP anuales en EE. UU. supera ahora al número de injertos de derivación arterial coronaria (IDAC).1 Durante los últimos años, sin embargo, el crecimiento de las ICP se ha ralentizado debido a la eficacia de la modificación de los factores de riesgo, la prevención de la reestenosis con las endoprótesis liberadoras de fármacos (EPLF) y el mejor conocimiento de los pacientes que se beneficiarán de la revascularización.2,3 Se espera que el número de ICP aumente de forma modesta (del 1 al 5%) durante la próxima década, debido al envejecimiento de la población y a la mayor prevalencia de la obesidad y la diabetes en EE. UU. Otros factores clave que aumentarán el mayor uso de las ICP en los pacientes con EAC compleja son las mejoras en el diseño del equipo (p. ej., catéteres con un perfil bajo y mayor maniobrabilidad), el desarrollo de estrategias farma cológicas complementarias (p. ej., antagonistas del receptor del difosfato de adenosina [ADP] e inhibidores directos de la trombina) para mejorar la seguridad y los mejores dispositivos de apoyo hemodinámico en los pacientes de riesgo «muy alto». También se han realizado intervenciones «híbridas» para el tratamiento de la EAC y la cardiopatía valvular con la colaboración de cardiólogos intervencionistas y cirujanos cardíacos.4,5 En este capítulo se repasan las indicaciones y las consideraciones clí nicas para la selección de los candidatos a la ICP; se describe el surtido actual de dispositivos coronarios, tratamientos antitrombóticos, métodos de acceso vascular y dispositivos de cierre vascular que se utilizan para la ICP; se detallan los resultados a corto y largo plazo de la ICP; y se resumen los requisitos para mejorar la competencia de los operarios y los centros que se dedican a este tipo de intervenciones. La angioplastia coronaria con balón o la angioplastia coronaria trans luminal percutánea (ACTP) la realizó por primera vez Andreas Gruentzig en 1977 con un catéter con balón fijado a un cable. La intervención se limitaba al principio a menos del 10% de los pacientes con EAC sintomática que tenían una sola lesión focal sin calcificar en un vaso coronario proximal. A medida que evolucionaron el diseño del equipo y la experiencia del operador durante la siguiente década, el uso de la ICP se amplió hasta incluir un espectro creciente de anatomías coronarias, como la EAC de múltiples vasos, las oclusiones totales, los injertos de vena safena (IVS) enfermos y los pacientes con un infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST (IMEST; v. capítulo 52), entre otras lesiones complejas. Dos limitaciones impidieron el uso generalizado de la angioplastia con balón en la EAC: se producía un cierre repentino de los vasos tratados en el 5-8% de los casos, lo que exigía un IDAC urgente en el 3-5% de los pacientes; y la reestenosis provocaba una recidiva de los síntomas en el 30% de los pacientes en el año siguiente. A finales de los años ochenta se idearon nuevos dispositivos coronarios para solventar las limitaciones de la angioplastia con balón. Las endopró tesis coronarias actúan como un andamio de la pared arterial interna que impide el remodelado vascular precoz y tardío. La aterectomía rotacional permite extirpar las placas ateroescleróticas calcificadas; esta técnica fue desarrollada como un tratamiento independiente para las estenosis coro narias no dilatables o para su uso combinado con endoprótesis coronarias tras la ablación de placas calcificadas. A comienzos del año 2000 se idearon varios dispositivos para proteger la circulación distal de las embolias aterotrombóticas (es decir, los dispositivos de protección de las embolias). Los catéteres de aspiración y trombectomía se desarrollaron para eliminar trombos medianos y grandes del interior de la arteria coronaria, lo que impide la embolia distal. El término intervención coronaria percutánea engloba ahora la serie amplia de balones, endoprótesis y dispositivos com plementarios necesarios para realizar una revascularización percutánea segura y eficaz en lesiones arteriales coronarias complejas. INDICACIONES DE LA INTERVENCIÓN CORONARIA PERCUTÁNEA Presentaciones clínicas La revascularización coronaria percutánea o quirúrgica se utiliza, fun damentalmente, para aliviar los síntomas y signos de la EAC isquémica (v. capítulos 52 y 54 y «Directrices» para la ICP, al final de este capítulo). La ICP permite reducir el riesgo de mortalidad y de infarto de miocardio (IM) posterior en comparación con el tratamiento médico en pacientes con sín dromes coronarios agudos. El tratamiento médico óptimo parece tan eficaz como la ICP a la hora de reducir el riesgo de muerte y de IM en pacientes con angina estable, aunque con la ICP se consigue un mayor alivio de los síntomas2 y una mejoría de la isquemia6. Con la ICP hay más probabilidades de conseguir una mejoría de la carga isquémica superior al 5%, y el grado de isquemia residual se correlaciona con una menor frecuencia de muerte e IM.6 Se están preparando nuevos estudios para comparar el uso de la arteriografia coronaria y la ICP en pacientes con grados moderados de isquemia miocárdica (p. ej., International Study of Comparative Health Effectiveness with Medical and Invasive Aproaches [ISCHEMIA]),7 y en estudios aleatorizados recientes que requerían pruebas fisiológicas de isque mia (medida mediante la reserva de flujo fraccional [RFF]) se ha observado que la ICP resulta mejor que el tratamiento médico a la hora de prevenir la revascularización urgente.8 Independientemente de las indicaciones para la revascularización, la ICP debe combinarse posteriormente con un tratamiento médico óptimo, como medidas para controlar la hipertensión arterial y la diabetes, ejercicio y abandono del tabaquismo (v. capítulo 42 y «Directrices» para la ICR al final de este capítulo). Otro componente importante de un tratamiento médico óptimo consiste en la reducción de los lípidos, especialmente por medio de estatinas. En comparación con la ICP como único tratamiento, el IDAC tiene un efecto beneficioso sobre la mortalidad tardía en determinados grupos médicos y anatómicos de alto riesgo, como los pacientes con lesiones de la carótida izquierda, EAC de tres vasos y marcadores elevados de mayor riesgo anatómico para la ICP (determinado, por ejemplo, mediante una puntuación Synergy Betw een PCI with Taxus and Cardiac Surgery [SYNTAX])9 o los pacientes con diabetes y patología de múltiples vasos importante.10 Esos efectos beneficiosos se manifiestan 1 año después del tratamiento y durante un período de seguimiento de hasta 5 años, pero los riesgos previos a la intervención (especialmente de accidente cerebrovas cular) son mayores con la IDAC, que requiere, además, un mayor período de recuperación intrahospitalaria. Por consiguiente, es necesario sopesar cuidadosamente los riesgos y las ventajas de la revascularización coronaria con el paciente y su familia, y analizar las opciones relativas de la ICP, la IDAC o el tratamiento médico óptimo antes de proceder a cualquiera de estos procedimientos. Los pacientes con lesiones de múltiplesvasos pueden beneficiarse de una consulta conjunta con un cirujano cardíaco, un cardió logo intervencionista y el cardiólogo que deriva al paciente, y es aconseja ble tener en cuenta las preferencias del paciente al sopesar los diferentes factores. Un grupo de trabajo del American College of Cardiology (ACC) y la American Heart Association (AHA) ha publicado una serie de directrices para la realización de la ICP y la IDAC,11'13 y una comisión de redacción multidisciplinar ha desarrollado el uso apropiado de criterios para la revascularización en distintos subgrupos clínicos y con lesiones concretas (v. «Directrices» para la ICP, al final de este capítulo).14,15 2016. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos El material en línea está disponible en ExpertConsult 1245 E n f e r m e d a d e s c a r d io v a s c u l a r e s a t e r o e s c l e r ó t ic a s Pacientes asintomáticos o mínimamente sintomáticos En los pacientes asintomáticos o que solo tienen síntomas leves suele ser mejor el tratamiento médico a no ser que una o más lesiones de grado alto irriguen una zona moderada a extensa de miocardio viable, el paciente prefiera m antener un estilo de vida muy activo o tenga un trabajo de riesgo alto y la intervención pueda realizarse con una probabilidad alta de éxito y baja de complicaciones (v. «Directrices» para la ICP, al final de este capítulo).15 La revascularización coronaria no debe realizarse en los pacientes sin síntomas o con síntomas leves si solo está en riesgo una zona pequeña de miocardio, si no pueden encontrarse signos objetivos de isquemia o si la probabilidad de éxito es baja o la de complicaciones alta.14 Pacientes con angina moderada a grave (v. capítulo 54) Los pacientes con una angina de la clase III de la Canadian Cardiovascular Society (CCS), en particular aquellos resistentes al tratamiento médico, pueden obtener beneficio de una revascularización coronaria, siempre que la lesión se relacione con un área moderada a extensa de miocardio viable según las pruebas no invasivas.12 Los pacientes con síntomas recurrentes mientras recibían tratamiento médico son candidatos para la revascularización aunque tengan un riesgo mayor de sufrir un resultado adverso. Los pacientes con síntomas de la clase DI no deben someterse a una revascularización sin signos en las pruebas no invasivas de isquemia miocárdica o un ensayo de tratamiento médico, en particular si solo está en riesgo una pequeña región del miocardio, ya que la probabilidad de éxito es baja y la de complicaciones alta.14 Pacientes con angina inestable, IM con elevación del segmento ST e IM sin elevación del segmento ST (v. capítulos 52 y 53) El cateterismo cardíaco y la revascularización coronaria en los pacien tes con riesgo moderado a alto que acuden con angina inestable o IM sin elevación del segmento ST (IMSEST) puede mejorar la mortalidad y reducir la cifra de reinfartos.16 En un metaanálisis de siete ensayos con 8.375 pacientes observados hasta 2 años, la mortalidad por todas las causas fue del 4,9% en el grupo invasivo temprano comparada con el 6,5% en el grupo conservador (cociente de riesgos instantáneos [RR], 0,75; P = 0,001). La incidencia en 2 años de IM no mortal fue del 7,6% en el grupo invasivo frente al 9,1% en el grupo conservador (RR, 0,83; P = 0,012). Al cabo de una media de 13 m eses de seguimiento hubo también una reducción en la cifra de nuevas hospitalizaciones por angina inestable (RR, 0,69; P < 0,0001). Las directrices actuales señalan que debería seguirse una estrategia invasiva en los pacien tes con isquemia recurrente a pesar del tratamiento, concentraciones altas de troponina, descenso nuevo del segmento ST, síntomas nuevos o más intensos de insuficiencia cardíaca, disminución de la función ventricular izquierda (VI), inestabilidad hem odinám ica, taquicar dia ventricular m antenida o ICP o IDAC recientes (v. «Directrices» para la ICP).16 Se han publicado distintas recomendaciones clínicas en relación con los pacientes con IMEST, como la ICP primaria, la ICP de rescate, la ICP facilitada y la ICP tras un tratamiento satisfactorio de trombólisis (v. «Directrices» para la ICP).17 Una ICP oportuna en pacientes con IM EST perm ite m ejorar la supervivencia en com paración con los resultados del tratamiento médico, siempre que corra a cargo de un médico con experiencia en este tipo de los procedimientos, y que el hospital lleve a cabo un número suficiente de ICP para poder garantizar su com petencia. Tam bién pueden beneficiarse de la ICP primaria los pacientes con shock cardiógeno o insuficiencia cardíaca grave, independientem ente de la edad que tengan en el m om ento de su evaluación inicial. Arteriopatía del tronco coronario principal izquierdo y de tres vasos En el estudio SYNTAX, 1.800 pacientes con lesiones de múltiples vasos o de la arteria principal izquierda (1.709 tenían lesiones de múltiples vasos) fueron distribuidos aleatoriamente en dos grupos que fueron tratados con ICP y una EPLF o con un IDAC.3 El objetivo buscado en ambos grupos de estudio consistía en una revascularización com pleta, y el número medio de vasos tratados y de endoprótesis en los pacientes que se sometieron a una ICP por lesiones de múltiples vasos 1246 o de la principal izquierda fue de 3,6 lesiones y 4,6 endoprótesis. No se observaron diferencias en los resultados al cabo de 1 año en términos de mortalidad por todas las causas o IM entre los grupos de ICP y de IDAC. Sin embargo, los porcentajes de acontecimientos cerebrovasculares o cardiovasculares adversos im portantes fueron significativamente mayores con la ICP, lo que se puede atribuir fundamentalmente a los porcentajes significativamente mayores de revascularización de las lesiones diana en el grupo de la ICP Los resultados a los 3 años eran similares, sin que se apreciaran diferencias significativas en la mortalidad por todas las causas, aunque con la ICP se obtuvo un porcentaje persis tentemente elevado de revascularización de las lesiones diana.9 Estos hallazgos se basaron en la puntuación SYNTAX, un sistema de clasifi cación angiográfica utilizado para cuantificar la complejidad de la ICP (v. capítulo 20). Con puntuaciones bajas (<22) no se apreciaron diferen cias significativas en el resultado primario entre los pacientes tratados con ICP y aquellos que se sometieron a un IDAC, pero, con puntuaciones más altas (>33), la mortalidad y los índices de acontecimientos cere brovasculares o cardiovasculares adversos importantes fueron menores con los procedimientos de IDAC. Pacientes con diabetes mellitus El mayor estudio realizado hasta la fecha para estudiar los resultados de la revascularización en pacientes con diabetes mellitus y lesiones de múltiples vasos es Future Revascularization Evaluation in Patients with Diabetes Mellitus: Optimal Management of Multivascular Disease (FREE DOM), un estudio controlado aleatorizado en el que se compararon los resultados de la ICP y el IDAC en pacientes con diabetes y enfermedad de múltiples vasos.111 En este estudio, pacientes diabéticos que necesi taban revascularización por enfermedad de múltiples vasos confirmada angiográficamente y lesiones candidatas a una ICP o un IDAC fueron distribuidos aleatoriamente en dos grupos para una revascularización coronaria completa mediante una de estas técnicas. El resultado primario (mortalidad por todas las causas, IM no mortal o accidente cerebrovas cular no mortal) a los 5 años fue mejor en los pacientes tratados con una ICP que en aquellos que se sometieron a un IDAC (26,6% frente a 18,7%; P = 0,005). Al considerar los componentes individuales del resultado primario, se observó un aumento significativo del riesgo a largo plazo de mortalidad por todas las causas y de IM no mortal con la IPC en comparación con el IDAC. Sin embargo, se apreció una correlación entre el IDAC y un aumento del riesgo de accidentes cerebrovasculares(ACV) no mortales, y las probabilidades de que los ACV provocaran una discapacidad grave a los pacientes fue dos veces mayor en el grupo de IDAC que en el de ICP Los resultados del estudio FREEDOM han corroborado, en gran medi da, los de otros estudios más pequeños, análisis de subgrupos y metaa nálisis en los que se han comparado métodos de revascularización en pacientes diabéticos con enfermedad de múltiples vasos. En el estudio aleatorizado Coronary Artery Revascularization in Diabetes (CARDia) se ha comparado la ICP con el IDAC; aunque de menor tamaño, este se limitó exclusivamente a pacientes con diabetes, y una parte significativa de los mismos padecía enfermedad de múltiples vasos.18 No obstante, al igual que el estudio FREEDOM, reveló un mayor riesgo de accidente cerebrovascular en el grupo de IDAC. Asimismo, aunque la mayoría de los pacientes de este estudio fueron tratados con EPLF, la necesidad de intervenciones de revascularización repetidas fue significativamente mayor con la ICP. Pacientes sin opciones de revascularización Aquellos pacientes que sufren una angina importante, pero no son buenos candidatos para la revascularización convencional, tienen unas opciones de tratamiento muy limitadas. Generalmente, esos pacientes presentan una oclusión de un único vaso proximal que irriga una gran extensión de miocardio o se han sometido previamente a una o varias intervenciones de IDAC con estenosis u oclusiones de los IVS, que no son aptos para una revascularización repetida convencional. Los pacientes de «opciones limitadas» representan aproximadamente el 4-12% de todos aquellos que se someten a angiografía coronaria; un grupo mayor de pacientes (20-30%) experimenta una revascularización incompleta debido a que la anatomía coronaria no es apta para las técnicas quirúrgicas o percutáneas. Algunos de esos pacientes se han podido beneficiar del desarrollo de mejores técnicas y equipos para las oclusiones totales crónicas cruzadas (v. más adelante). También pueden resultar de especial utilidad en este subgrupo de pacientes algunos fármacos antianginosos, como ranolacina (v. capítulo 54). El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. Consideraciones con respecto al paciente para la in tervención coronaria percutánea La evaluación de los posibles riesgos y beneficios de la ICP debe abordar cinco factores de riesgo específicos fundamentales del paciente: la exten sión del miocardio en riesgo, la morfología de la lesión basal, la función cardíaca subyacente (incluidas la función ventricular izquierda, la esta bilidad del ritmo y la cardiopatía valvular coexistente), la presencia de disfunción renal y los trastornos médicos asociados que pueden imponer un riesgo alto al paciente en la ICP Cada uno de estos factores contribuye independientemente al riesgo y beneficio atribuibles a la ICP La plani ficación adecuada de una ICP requiere prestar una atención cuidadosa a cada uno de estos factores. Extensión del m iocardio en riesgo La proporción de miocardio viable irrigada por la arteria coronaria tratada es la principal consideración a la hora de evaluar el riesgo agudo asociado a la ICP La ICP interrumpe el flujo sanguíneo coronario durante un período de segundos a minutos, y la capacidad del paciente de tolerar desde el punto de vista hemodinámico una oclusión coronaria mantenida depende de la extensión de miocardio viable «a continuación» y de la presencia y grado de colaterales hacia la región isquémica. Aunque el riesgo de cierre repentino se ha reducido mucho con la disponibilidad de endoprótesis coronarias, cuando aparecen otras complicaciones de la ICR como la oclusión de una rama colateral grande, una embolia distal, una perforación o la falta de reanudación del flujo, puede producirse un deterioro clínico rápido que es proporcional a la extensión de miocardio en riesgo. En el caso improbable de que se produzca una trombosis de la endoprótesis fuera del hospital, las secuelas clínicas del episodio se relacionan con la extensión de miocardio atendida por la endoprótesis ocluida. Los factores predictivos del colapso cardiovascular con una ICP fallida son el porcentaje de miocardio en riesgo, la intensidad de la estenosis basal, la EAC en múltiples vasos y la presencia de una enfer medad difusa. Intervención coronaria percutánea completa o dirigida a la isquem ia para la enferm edad de múltiples vasos Prácticamente todos los métodos de tratamiento para la ICP y el IDAC comparados en estudios aleatorizados se han centrado en la estrategia de la revascularización completa. Los datos que respaldan la revasculariza ción completa de todas las lesiones angiográficas durante el tratamiento de la enfermedad de múltiples vasos mediante una ICP o un IDAC han sido datos de observación (no aleatorizados) y, por consiguiente, están limitados por un sesgo de selección en el que todos los pacientes en los que es viable una revascularización completa son también aquellos con menos riesgo de acontecimientos adversos durante el procedimiento y después del mismo. El concepto del tratamiento dirigido a aquellos vasos que tienen solo una estenosis fisiológicamente significativa (no solo angiográficamente significativa) podría permitirnos mejorar los resultados obtenidos en pacientes con enfermedad de múltiples vasos tratados mediante ICP o IDAC. Para la técnica de RFF (v. capítulos 49 y 54) se inserta un cable de presión a través de una lesión potencialmente significativa y, en condi ciones de máximo flujo sanguíneo coronario, se mide el cociente entre la presión distal y la presión proximal a una lesión o una serie de lesiones sucesivas dentro de una determinada arteria (fig. 55-1). A diferencia de la angiografía convencional, que ofrece solo una evaluación anatómi ca, la RFF permite realizar una evaluación funcional de la existencia de una reducción del flujo que se correlaciona bien con el grado de isquemia detectado mediante la gammagrafía isotópica. En el estudio Fractional Flow Reverse versus Angiography for Multivessel Evaluation (FAME) se comparó la angiografía con la RFF para la selección de lesiones durante la ICP con EPMD en más de 1.000 pacientes.19 Se consideró que única mente aquellas lesiones con una RFF de 0,8 o menos justificaban una ICP en el grupo de RFF. Utilizando como referencia la RFF, se colocaron en total menos endoprótesis en las lesiones, y en un análisis realizado a los 2 años se observó una reducción significativa de la mortalidad o los IM al utilizar la RFF en comparación con la guía angiográfica pura, lo que parece corroborar tanto las ventajas prácticas de la RFF como las ventajas de la colocación de endoprótesis a través de lesiones fisiológicamente relevantes en términos de morbilidad y mortalidad. Generalmente, en los pacientes con IMEST se recomienda revascula- rizar únicamente la arteria culpable del infarto,14 a menos que exista un shock cardiógeno mantenido a causa del compromiso miocárdico en otras FIGURA 55-1 Med ición de la RFF. Se indica en rojo el trazado de la presión medida en el extremo del catéter guía. En verde se muestra el trazado medido con un transductor de presión acoplado a un cable y colocado en un punto distal a una lesión coronaria. Las mediciones se realizan durante la infusión de adenosina intravenosa. La RFF, en amarillo, es el valor mínimo del cociente entre la presión instantánea media del cable distal y la presión instantánea media del catéter guía. En el estudio FAME se utilizó un valor de 0,8 o menos para determinar si se debería realizar una angioplastia guiada por RFF en una lesión determinada.19 (Tomado de St. Jude Medical, Minneapolis.) regiones. Se están preparando estudios con el poder estadístico adecuado para determinar si es necesario tratar las lesiones graves no culpables incluso en ausencia de shock. M orfo lo g ía de la lesión basal Varias observaciones angiográficas aumentanla complejidad técnica de la ICP y elevan el riesgo de complicaciones aguda y a largo plazo. El sis tema inicial de clasificación de la lesión del ACC/AHA ha sido refinado mediante el uso del sistema de riesgo de la Society for Cardiovascular Angiography and Interventions (SCAI), que caracteriza mejor el riesgo mediante la presencia o no de una oclusión total. Aunque las endoprótesis coronarias han reducido la necesidad de un IDAC urgente del 3-8% con la angioplastia con balón a menos del 1% con las endoprótesis coronarias, estas no han eliminado el riesgo de IM asociado a la intervención, trom bosis de la endoprótesis o embolia distal y «falta de reanudación del flujo». La permeabilidad del vaso y la complejidad de la lesión siguen siendo factores predictivos importantes del resultado en los pacientes a los que se coloca una endoprótesis coronaria. Revisiones de datos de registros han confirmado la repercusión de las características de riesgo alto de la lesión sobre las cifras de éxito de la intervención y las complicaciones a corto y largo plazo. Más recientemente, el sistema de puntuación angio gráfica SYNTAX (en combinación con determinados factores clínicos) se ha convertido en un método válido para decidir entre una ICP compleja y un IDAC.20,21 A este respecto, existe un calculador disponible en línea (www.s5mtaxscore.com) . Oclusiones totales crónicas Muchos pacientes con EAC grave (estenosis >70% ) sufren oclusiones coronarias crónicas que representan el factor fundamental que hace que se opte por un IDAC en lugar de una ICP La imposibilidad de recanalizar las oclusiones coronarias totales con cables guía guarda relación con diversos factores, como la duración de la oclusión, la presencia de colaterales puente, una oclusión de más de 15 mm de longitud y la ausencia de un «pico» que facilite el avance del cable guía. Aunque para recanalizar oclusiones refractarias se han empleado métodos como el cruce retrógrado a través de colaterales y nuevas técnicas de guía, gran parte de las mejoras para conseguir atravesar las oclusiones en los últimos años se han debido al uso de mejores cables guía y mejores técnicas.22 Una vez que se ha atravesado la oclusión total crónica, se pueden utilizar EPLF para reducir las recidivas clínicas tardías. Injertos de vena safe na Los TVS representan aproximadamente el 8% de las ICP y poseen un mayor riesgo de IM posterior a la intervención causado por ateroembolia 1247 http://www.s5mtaxscore.com E n f e r m e d a d e s c a r d io v a s c u l a r e s a t e r o e s c l e r ó t ic a s durante la ICP. Cuando no se reanuda el flujo, la administración de vaso dilatadores arteriales (p. ej., nitroprusiato, verapamilo o adenosina) en el IVS puede mejorar el flujo en la circulación distal nativa, pero todavía hay un riesgo bastante aumentado de muerte e IM. La degeneración más extensa del IVS y las lesiones de mayor volumen se asocian a frecuencias más elevadas de complicaciones que los IVS que tienen una afectación menos extensa.23 En el marco de una anatomía de «riesgo alto» del IVS, deben intentarse abordajes alternativos usando la arteria coronaria nativa siempre que sea posible. Se encuentran cifras menores de reestenosis en los IVS después de la colocación de endoprótesis coronarias que des pués de las angioplastias con balón. Aunque con las EPLF se consiguen menores índices de reestenosis en los IVS de 4 mm o menos, actualmente no existen EPLF para IVS de más de 4,5 mm de diámetro, y en estos casos resulta razonable utilizar endoprótesis de metal desnudo (EPMD). Se recomienda encarecidamente usar dispositivos de protección contra embolias en los pacientes tratados por estenosis de IVS con el objeto de reducir el riesgo de embolias distales de fragmentos aterotrombóticos. Lesiones en bifurcaciones El tratamiento óptimo de las lesiones que afectan a las dos ramas de una bifurcación coronaria sigue siendo polémico. El efecto «acumulación de nieve» de la placa en el vaso progenitor adyacente o en una rama lateral es una limitación importante de la angioplastia con balón tradicional. Los procedimientos de ateroablación, como la aterectomía rotacional, no han reducido realmente este riesgo. La estratificación del riesgo en la ICP de la bifurcación abarca la evaluación de la extensión de la enferme dad ateroesclerótica en los dos vasos, la estimación del tamaño relativo del vaso y la distribución en el vaso progenitor y en la rama lateral y la determinación de la orientación de los vasos entre sí. Puede reducirse el flujo de una rama lateral en hasta el 30% de las lesiones de bifurcaciones sin una afectación aparente. Generalmente se prefiere colocar una endoprótesis en un vaso en lugar de hacerlo en el vaso progenitor y en la rama lateral. En un metaa nálisis de seis estudios aleatorizados con 1.642 pacientes con lesiones en la bifurcación coronaria a los que se seleccionó de forma aleatoria para someterlos a una ICP con una o dos endoprótesis, hubo un mayor riesgo de IM con las dos endoprótesis (RR, 1,78; P = 0,001).24 Cuando hay una enfermedad extensa en los dos vasos se han utilizado varias estrategias, como las técnicas de las endoprótesis simultáneas que «se besan» (fig. 55-2) y «aplastadas», el culotte, las endoprótesis en T y TAP («pro trusión en T y pequeña»). Independientemente de la estrategia de colocación de las endo prótesis que se use en la bifurcación, generalm ente se realizará un inflado final «en beso» en el vaso progenitor y en la ram a lateral. La EPLF parece reducir la reestenosis comparada con la EPMD, pero cuando se produce una reci diva en los pacientes tratados con una EPLF, generalmente ocurre en el origen de la rama lateral. Se están desarrollando nuevas endoprótesis especiales para la bifurcación y el vaso principal de acceso por la rama lateral. Puede resultar muy útil determinar la RFF en una rama late ral con un estrechamiento angiográfico si esto nos permite demostrar que el flujo no está reducido significativamente y, por consiguiente, no es necesario colocar una endoprótesis. Calcificación de la lesión La presencia de una calcificación coro naria extensa posee desafíos únicos para la ICP porque el calcio en la pared vas cular produce luces irregulares e inflexi bles y dificulta el paso de cables guías, 1248 balones y endoprótesis. La calcificación coronaria extensa también vuelve rígida la pared vascular, lo que lleva a la necesidad de alcanzar presiones de inflado del balón mayores para conseguir la expansión completa de la endoprótesis y, en ocasiones, a lesiones «imposibles de dilatar» con ninguna presión del balón posible. La aterectomía rotacional elimina la calcificación de la pared vascular y facilita la colocación y expansión completa de la endoprótesis (fig. 55-3). Trombo La angiografía tradicional tiene escasa sensibilidad en la detección del trombo coronario, pero la presencia de un gran trombo coronario visible en la angiografía aumenta el riesgo de complicaciones de la interven ción. Los trombos coronarios grandes pueden fragmentarse y producir embolias durante la ICP o pueden sobresalir a través de los huecos que hay entre los puntales de la endoprótesis colocada en el vaso, reducir la luz o propagar el trombo y provocar una trombosis aguda de los vasos tratados. Además, los trombos coronarios grandes pueden soltar émbo los a otras ramas o vasos coronarios o desprenderse y afectar a los lechos vasculares cerebrales o de otro tipo. En el contexto de un IMEST, parece que la aspiración del trombo mediante un catéter manual ayuda a reducir el riesgo de futuros episodios isquémicos, incluyendo la trombosis de la endoprótesis y, potencialmente, la mortalidad. Enfermedad arterial del tronco coronario principal izquierdo La EAC del tronco coronario principal izquierdo se ha aceptado como indicación del IDAC en función de su potencial de colapso hemodinámico enel marco de las complicaciones agudas, la trombosis de la endoprótesis o la reestenosis del cuerpo del tronco coronario principal izquierdo o su extensión en la arteria coronaria descendente anterior izquierda o circun fleja izquierda. Estudios de registros y aleatorizados han señalado que las cifras de muerte o IM son similares en los pacientes que se someten a un IDAC o una ICR3,25,26 aunque la necesidad de revascularización repetida es mayor en aquellos pacientes tratados mediante ICP con lesiones vascula res adicionales.3,27"34 Se ha elevado el uso de la ICP para la EAC del tronco coronario principal izquierdo a una indicación de clase Hb (v. «Directrices» FIGURA 55-2 Lesión en una bifurcación tratada con dos endoprótesis simultáneas en contacto. A. Lesión compleja en una bifurcación que afecta a la arteria descendente anterior izquierda (flecha grande) y su rama diagonal (flecha peque ña). B. Después de la predilatación con balones en las dos ramas se realiza un inflado simultáneo de dos endoprótesis de 3 x 18 mm en las ramas descendente anterior izquierda y diagonal. C. Tras la dilatación de las dos ramas con inflados simultáneos para expandir la endoprótesis se obtiene un resultado angiográfico excelente. ' w sean mejores que las bombas intraaórti- cas de contrapulsación.41 La oxigenación con membrana extracorpórea periférica (OMEP) a través de un acceso arterial y venoso de gran calibre puede resultar muy útil en casos de colapso cardiovas cular. FIGURA 55-3 Aterectomía rotacional de una estenosis del orificio de la arteria coronaria derecha. A. Una estenosis muy calcificada del orificio de la arteria coronaria derecha (flecha) impide la angioplastia tradicional con balón y la colocación de la endoprótesis. B. Se hizo avanzar una fresa de aterectomía rotacional de 1,25 mm (flecha) para eliminar el calcio del orificio. Se utilizó otra fresa de 1,5 mm de aterectomía rotacional para eliminar aún más la placa calcificada. C. Después de la predilatación con un balón de 2,5 mm, se hizo avanzar una endoprótesis de 3,5 x 23 mm y se infló a 16 atm. Obsérvese que el catéter guía se retira (flecha) para permitir colocar la endoprótesis justo en el origen de la arteria coronaria derecha. D. Se obtiene un resultado angiográfico final sin estenosis residual. Obsérvese el reflujo libre de contraste por el orificio de salida de la arteria coronaria derecha después de la colocación de la endoprótesis (flecha). Insuficiencia renal La morbilidad y mortalidad asociadas a la ICP se relacionan directamente con la extensión de la nefropatía basal (v. tam b ié n capítu lo 88). Los pacientes con signos de disfunción renal leve tienen un 20% más de riesgo de muerte al cabo de 1 año tras una ICP que los pacientes con la función renal conservada. La dis- función renal después de la administra ción de contraste durante la angiografía puede relacionarse con una nefropatía inducida por el contraste (v. capítulo 19), un síndrome de la embolia de colesterol (v. capítulos 58 y 88) o ambos. El ries go de nefropatía depende de la dosis del contraste usado, el estado de hidratación en el momento de la intervención, la fun ción renal previa del paciente, la edad, la estabilidad hemodinámica, la anemia y la diabetes. El riesgo de síndrome de embolia de colesterol se relaciona con la m anipulación del catéter en una aorta ateroesclerótica ascendente o des cendente que libera cristales de coles terol. Aunque el riesgo de hemodiálisis es menor del 3% en casos de nefropatía inducida por contraste sin com plica ciones, la mortalidad intrahospitalaria inicial en el marco de la hemodiálisis supera el 30%. La disfunción renal leve después de la ICP se asocia a un mayor riesgo de muerte de hasta cuatro veces al cabo de 1 año de la ICP comparado con el de los pacientes con una función renal conservada, aunque es probable que esta asociación no sea causal. para la ICP, al final de este capítulo) a la espera de los resultados de otros estudios aleatorizados en curso, como el estudio Evaluation of Xience Prime versus Coronary Artery Bypass Surgery for Effectiveness of Left Main Revascularization (EXCEL), en el que pacientes con lesiones de EAC en el tronco coronario principal izquierdo fueron tratados aleatoriamente con endoprótesis liberadoras de everolimús o con IDAC. Función cardíaca subyacente La función ventricular izquierda es un factor predictivo importante del resultado durante una ICP Por cada reducción del 10% de la fracción de .■§ eyección ventricular izquierda en reposo, el riesgo de muerte intrahos- •§ pitalaria después de una ICP aumenta aproximadamente dos veces. La § enfermedad valvular asociada o las arritmias ventriculares aumentan aún 8 más el riesgo de ICP en el marco de una disfundón ventricular izquierda. v§ El soporte con bomba con balón intraaórtico puede ser útil cuando se haya « afectado la función ventricular izquierda (es decir, una fracción de eyección 'g menor del 35%) o cuando la lesión diana de la ICP afecte a una porción sus- | tancial de miocardio viable. El uso habitual de la bomba con balón intraaór- g tico tiene un beneficio limitado en los pacientes con IMEST,35 aunque se £ recomienda en los pacientes con shock cardiógeno. Otros dispositivos de 'o, apoyo cardiopulmonar percutáneo que no reducían de forma eficaz las g presiones ventriculares izquierdas han sido sustituidos por dispositivos ¿o percutáneos de asistencia ventricular izquierda que se colocan en la aurícula g izquierda (p. ej.,TandemHeart)36,37 o directamente en el ventrículo izquierdo > (Impelía)38'40 (fig. 55-4). Con estos dispositivos se pueden realizar ICP de — riesgo muy alto con menos peligro de colapso hemodinámico durante la © intervención, aunque los datos disponibles actualmente no demuestran que Trastornos médicos asociados Una diátesis hemorrágica o la necesidad de un tratamiento continuo con warfarina pueden impedir que el paciente tolere la combinación prolon gada de ácido acetilsalicílico y clopidogrel después de la colocación de EPLF, lo que sitúa al paciente en un mayor riesgo de trombosis de la endoprótesis. La necesidad de suspender el tratamiento antiagregante dual antes de una intervención extracardíaca inminente poco después de la implantación de una endoprótesis puede predisponer también a la trombosis de la endoprótesis. En todas estas circunstancias, la colocación de una EPMD puede ser el método preferido, en particular si la interven ción quirúrgica puede diferirse aproximadamente 6 semanas después de la colocación de la endoprótesis (fig. 55-5).42,43 A CCESO VA SCU LA R Los lugares de acceso vascular más usados para la ICP son la arteria femoral común, la arteria braquial y, cada vez más, la arteria radial (v. capítulos 19 y 20). El abordaje femoral (derecho o izquierdo) es el lugar de acceso vas cular más usado en EE. UU. y tiene las ventajas del tamaño grande del vaso (habitualmente 6-8 mm de diámetro) y la capacidad de acomodar tamaños de vaina mayores (>6 French [F]), incluida la bomba con balón intraaórtico. Además, debido al trayecto habitualmente recto de la arteria femoral hasta la aorta ascendente, el abordaje femoral proporciona un apoyo excelente al catéter guía y manipulabilidad y acceso al sistema venoso a través de la vena femoral adyacente. La enfermedad arterial periférica intensa o los injertos de derivación vascular periféricos y la necesidad de inmovilización después de la intervención limitan el uso del abordaje femoral en algunos pacientes. 1249 T A BLA 55-1 Resultados obtenidos con el acceso radial frente al acceso femoral en el estudio RIVAL FIG URA 5 5-4 Posición del dispositivo Impelía en el ventrículo izquierdo antes de la intervención en el tronco coronario principal izquierdo en una sola arteria restante. E 5o o o (/) UJ GC 0,5 -— -Trombosis de EPMD / \ ----- Revascularización de lesión diana / \ con EPMD 1 \........Trombosis de EPLF i— Revascularización delesión diana \ con EPLF / \ / AAwy FEMORAL (N = 3.514) RADIAL (N = 3.507) VALOR P Combinación de muerte, IM, ACV o hemorragia importante sin relación con IDAC a los 30 días* 4% 3,7% 0,5 Muerte a los 30 días 1,5% 1,3% 0,47 IM a los 30 días 1,9% 1,7% 0,65 ACV a los 30 días 0,4% 0,6% 0,3 Éxito de la ICP 95,2% 95,4% 0,83 Cambio del lugar de acceso 2% 7,6% <0,0001 Complicaciones vasculares mayores 3,7% 1,4% <0,0001 Hemorragia importante en el lugar de acceso 0,3% 0,2% No se indica Oclusión radial sintomática NA 0,2% NA Duración del procedimiento (min) 35 34 0,62 Duración de la radioscopia (min) 8 9,3 <0,0001 Volumen de contraste (mi) 180 181 0,87 El paciente prefiere el acceso radial para la siguiente intervención 50,7% 90,2% <0,0001 OH 0 3 6 9 12 15 18 21 24 TIEMPO TRANSCURRIDO TRAS LA INTERVENCIÓN CORONARIA PERCUTÁNEA (meses) Recomendación de TAD con EPMD Recomendación de TAD con EPLF FIGURA 55-5 Riesgo de trombosis de la endoprótesis y revascularización de la lesión diana a lo largo del tiempo en función del tipo de endoprótesis. TAD, tratamiento antia gregante doble. (Tomado de Matteau A, Mauri L: Optimal timing o f noncardiac surgery after stents. Circulation 126:1322, 2012.) El abordaje arterial braquial fue la principal alternativa al acceso femo ral, sin embargo, debido a que la arteria braquial constituye la única circulación del antebrazo y la mano (es decir, es una arteria funcional terminal), cualquier afectación de la arteria braquial puede provocar complicaciones isquémicas graves en la mano. El abordaje arterial radial (v. capítulos 19 y 20) ha ganado popularidad como alternativa al acceso femoral en los pacientes con una enfermedad vascular periférica significativa y en particular en los pacientes obesos, en los que la compresión directa de la arteria radial reduce las compli caciones hemorrágicas.44,45 El abordaje radial proporciona acceso directo a la aorta ascendente y tiene la ventaja de permitir una movilización inmediata después de la ICP. Suele utilizarse una prueba de Alien para evaluar el flujo dirigido a la mano antes de canular la arteria radial. La tortuosidad del tronco braquiocefálico puede limitar el uso de este abordaje en el 2-3% de los pacientes. El pequeño tamaño de la arteria radial limita el tamaño de los catéteres guía que pueden utilizarse durante la ICP (habitualmente 5 F o 6 F en mujeres y 7 F en hombres). El acceso transradial se asocia a una frecuencia generalmente menor (2%) de com plicaciones vasculares.46 Un metaanálisis ha señalado que el acceso radial reduce la hemorragia importante comparado con el acceso femoral.47 En 1250 el estudio Radial vs Femoral Access for Coronary Intervention (RIVAL), *Criterio primario de valoración. ACV, accidente cerebrovascular; NA, no a Modificado a partir de Jolly SS, Yusuf 5, Cairns J, et al: Radial versus femoral access for coronary angiography and intervention in patients with acute coronary syndromes (RIVAL): A randomised, parallel group, multicentre trial. Lancet 377:1409, 2011. los pacientes se sometieron aleatoriamente a acceso femoral o radial; no se observaron diferencias significativas en el criterio primario de episodios isquémicos importantes o hemorragias48 (tabla 55-1), pero con la vía radial se redujo significativamente el porcentaje de complicaciones vasculares. Com plicaciones del acceso vascular Se producen complicaciones en la zona del acceso vascular después del 3 al 7% de las ICP femorales y aumentan significativamente la estancia hospitalaria, los costes totales, la morbilidad y la m ortali dad. Las complicaciones van desde hematomas en la zona del acceso relativamente leves a hemorragias retroperitoneales peligrosas para la vida que requieren una transfusión urgente de sangre o incluso un daño vascular que exija una intervención quirúrgica rápida. Los factores que predisponen a los pacientes a un mayor riesgo de com plicaciones vasculares graves después de la ICP son la edad avanzada, el sexo femenino, el tamaño grande de la vaina vascular, el índice de masa corporal bajo, la insuficiencia renal y el grado de anticoagulación durante la intervención. La localización del punto de entrada para el acceso transfem oral predice el riesgo y el tipo de com plicación vascular (v. cap ítu lo 19). Si el lugar de acceso está por encima del nivel del ligamento inguinal, el riesgo de hemorragia retroperitoneal aumenta sustancialmente. Si el lugar de acceso está distal a la bifur cación femoral pueden producirse seudoaneurismas (0,4%) y fístulas arteriovenosas (0,2%). Las principales complicaciones vasculares del abordaje femoral son la isquemia que pone en peligro la extremidad (0,1% ) y la hemorragia retroperitoneal (0,4% ), que se asocian a un mayor riesgo de muerte de 2 a 10 veces en los primeros 30 días des pués de la ICP. Dispositivos de cierre vascular Los dispositivos de cierre del acceso vascular se introdujeron a mediados de los años noventa como una nueva forma de tratar la zona de acceso después de las intervenciones que empleaban un acceso femoral. Los dispositivos de cierre vascular reducen el tiempo que transcurre hasta la ambulación, aumentan la comodidad del paciente después de la ICP y mejoran el flujo de casos en el laboratorio de cateterismo.49 El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. Los dispositivos de cierre vascular aprobados en la actualidad se divi den en tres categorías: 1) los dispositivos selladores son sistemas con colágeno y trombina que no dejan ningún anclaje mecánico dentro ni fuera del vaso; 2) los dispositivos de cierre mecánicos son sistemas con suturas y grapas de nitinol y proporcionan un cierre inmediato seguro del vaso, y 3) los dispositivos de cierre híbridos, como el dispositivo soluble AngioSeal, utiliza una combinación selladora de colágeno con un cierre mecánico interno para inducir una hemostasia rápida.311 Aunque todos estos dispositivos han demostrado ser relativamente seguros y eficaces, la falta de datos comparativos nos impide evaluar las ventajas y los riesgos relativos de cada uno de ellos. En diversos metaanálisis se ha llegado a la conclusión de que los dispositivos de cierre vascular no reducen el riesgo de complicaciones vasculares más que la hemostasia manual, aunque las infecciones pueden ser más frecuentes con los dispositivos de cierre por sutura, y las oclusiones son más frecuentes con los dispositivos híbri dos. Los análisis de los registros parecen indicar que los dispositivos de cierre permiten reducir las complicaciones hemorrágicas en pacientes escogidos,51 pero se necesitan estudios clínicos aleatorizados para poder validar este hallazgo. DISPOSITIVOS CORONARIOS Durante las últimas tres décadas, las mejoras constantes en el equipo usado para la revascularización coronaria (p. ej., reducciones del perfil del dispositivo y mejoras en la flexibilidad del catéter) se han visto com plementadas con la introducción de una «tecnología de transformación periódica», como las endoprótesis coronarias y más recientemente las EPLF, que han ampliado el ámbito y la amplitud de la práctica clínica. El tipo de lesiones adecuadas para la ICP se ha hecho cada vez más complejo durante este período y los resultados de estos dispositivos han mejorado progresivamente. A continuación se revisan brevemente los dispositivos disponibles en la actualidad. A ngiop lastia con balón La angioplastia con balón expande la luz coronaria al estirar y romper la placa ateroesclerótica y la pared vascular y, en menor medida, redis tribuir la placa ateroesclerótica a lo largo de su eje longitudinal. La retracción elástica de la pared vascular estirada deja generalmente una estenosis residual de un 30 al 35% del diámetro y la expansión vascular puede propagar las disecciones coronarias, lo que provoca el cierre brus co del vaso en el 5 al 8% de los pacientes. Aunque la angioplastia con balón aisladararamente se usa en casos distintos a vasos muy pequeños (<2,25 mm), la angioplastia con balón sigue siendo parte integral de la ICP para dilatar las lesiones antes de colocar la endoprótesis, desplegar las endoprótesis coronarias y expandir aún más las endoprótesis des pués del despliegue. La mayoría de las mejoras en la tecnología del balón se relacionan con el desarrollo de balones de perfil bajo (diámetro desinflado = 0,7 mm) que son más fáciles de conducir a través de la anatomía tortuosa y los balones inflexibles que pueden inflarse hasta más de 20 atm sin expandirse más ni romperse. Una modificación de la angioplastia con balón es la dilatación con fuerza focalizada en la que una hoja o un cable guía externo al balón concentra la fuerza dilatadora e impide el deslizamiento del balón durante su inflado. El Cutting Balloon y el catéter AngioScore son sistemas de angioplastia con balón de fuerza centrada que se usan actualmente en una pequeña minoría (menor del 5%) de las ICP. A veces resultan útiles en lesiones de endoprótesis reestenóticas para impedir que el balón de contrapulsación se deslice al inflarlo. A terec tom ía coronaria Aterectomía se refiere a la eliminación (en lugar de simple desplazamien to) de la placa ateroesclerótica obstructiva. Al eliminar la placa o mejorar la distensibilidad de la pared de la lesión en las lesiones calcificadas o fibróticas, la aterectomía puede lograr un diámetro final de la luz mayor que el conseguido con la angioplastia con balón sola. La aterectomía se realizó en el 30% de las intervenciones entre 1992 y 1994, pero su uso disminuyó de forma llamativa con la disponibilidad de las endoprótesis coronarias. Menos del 5% de las intervenciones actuales utilizan la ate rectomía, habitualmente la aterectomía rotacional combinada con las endoprótesis coronarias. El Rotablator Rotational Atherectomy System es el dispositivo de ate rectomía más utilizado y permite eliminar placas ateromatosas mediante © abrasión de la placa calcificada inelástica por medio de fragmentos de diamante microscópicos (20-50 |jim) incluidos en la superficie de una fresa de aterectomía con forma de aceituna que gira a gran velocidad (160.000 rpm). Esta abrasión genera micropartículas de 2 a 5 n-m que pasan a través de la microcirculación coronaria para ser eliminadas por el sistema reticuloendotelial. Las fresas viajan sobre un cable guía especializado de 0,022 cm y existen en diámetros de 1,25 a 2,5 mm. En el caso de una calcificación acentuada pueden usarse fresas menores (1,25 mm) al principio, seguidas de fresas mayores en incrementos de 0,25 a 0,5 mm hasta el 70% del diámetro del vaso de referencia. Las téc nicas de aterectomía rotacional intensivas no suponen ninguna ventaja en cuanto a las reestenosis respecto a los métodos más conservadores y tienden a aumentar las complicaciones agudas de la intervención, como la embolia distal o la perforación coronaria. No parece que la aterectomía rotacional permita reducir la reestenosis de los vasos no calcificados mejor que la angioplastia con balón de contrapulsación. El uso actual de la aterectomía rotacional se reserva para las lesiones de los orificios coronarios y muy calcificadas que no pueden dilatarse con angioplastia con balón o aquellas que impiden la colocación de las endoprótesis coronarias. La aterectomía rotacional se limita generalmente a la abrasión de la calcificación superficial con una fresa de 1,5 o 1,75 mm para mejorar la distensibilidad de la lesión (modificación de la placa) antes de tratarla definitivamente mediante dilatación con balón y colocación de una endoprótesis. La aterectomía rotacional se usa en la actualidad en menos del 5% de las ICP (fig. 55-6). Trom bectom ía y dispositivos de aspiración El catéter de trombectomía reolítico A ngiojet se introdujo como un dispositivo dedicado a la elim inación de trom bos por medio de su disolución y aspiración. Los chorros de solución salina a alta velocidad dentro de la punta del catéter crean una aspiración local intensa por efecto Venturi, lo que atrae la sangre, el trombo y la solución salina que hay en la luz hacia la abertura del catéter y los impulsa en sentido proximal a través de la luz del catéter. La trombectomía reolítica fue superior a una infusión intraluminal prolongada de urocinasa en los pacientes con un gran trombo, pero su uso habitual en los pacientes con IMEST no se asoció a ninguna mejora en el tamaño del infarto en las pruebas de tomografia computarizada con emisión de fotón único (SPECT) y puede tener más complicaciones. La trombectomía reolítica todavía puede ser útil en la práctica clínica cuando en la angiográfica aparece un gran trombo en un vaso nativo o un IVS. Se han fabricado nuevos catéteres de aspiración de perfil más bajo que usan catéteres guía del 6 F como alternativas a la trombectomía reolítica en los pacientes con lesiones que contienen trombos. Aunque son más fáciles de usar, estas técnicas pueden ser algo menos eficaces (en particular con trombos parcialmente organizados) que la trombec tomía reolítica, aunque el riesgo de embolia distal de partículas y el traumatismo del dispositivo en los vasos de menor tamaño puede ser m enor con estos catéteres de aspiración. En un estudio multicéntrico de 1.071 pacientes con IMEST a los que se asignó de forma aleatoria a un grupo de aspiración del trombo o de IP tradicional, se produjo un rubor miocárdico de grado 0 o 1 en el 17,1% de los pacientes del grupo de aspiración del trombo y en el 26,3% de los del grupo de ICP tradicional (P < 0,001).52 A los 30 días, las cifras de muertes en los pacientes con un rubor miocárdico de grado 0 o 1 ,2 y 3 fueron del 5,2, 2,9 y 1%, respectivamente (P = 0,003) y la de acontecimientos adversos del 14,1, 8,8 y 4,2%, respectivamente (P < 0,001).53 El metaanálisis de los datos indica que la simple aspiración m anual del trombo antes de la ICP reduce la mortalidad en los pacientes sometidos a una ICP primaria (fig. 55-7).53 D ispositivos de protección de las em bolias La llegada de los sistemas de protección de las embolias ha reducido el riesgo de acontecimientos adversos de la ICP para la colocación de IVS. Aunque la embolia de restos ateroescleróticos no se consideró una com plicación importante durante los primeros años de la angioplastia coro naria nativa con balón, ahora se considera una posible causa de necrosis miocárdica distal después de la ICP, en particular en lesiones de IVS friables. La embolia distal causa elevaciones enzimáticas después de la intervención en casi el 20% de los casos tras una ICP para colocar un IVS y esta elevación enzimática se asocia a una morbilidad y mortalidad sus tanciales. Se han evaluado numerosos sistemas oclusivos y de protección distal con filtro, así como nuevos dispositivos de oclusión proximales para las intervenciones de IVS,23,54 pero, actualmente, los sistemas de filtros son 12 51 In te rve n ción coronaria p e rcu tá n e a E n f e r m e d a d e s c a r d io v a s c u l a r e s a t e r o e s c l e r ó t ic a s FIGURA 55-6 Aterectomía rotacional de una arteria descendente anterior izquierda que no puede dilatarse. A. Una lesión difusa muy calcificada en la arteria descendente anterior izquierda se considera generalmente no dilatable con las técnicas con balón tradicionales. B. Se hace avanzar una fresa de 1,5 mm de aterectomía rotacional a 160.000 rpm para eliminar la lesión calcificada. C. Entonces, puede hacerse avanzar una endoprótesis de 3 x 28 mm a través del bloqueo e inflarse a 16 atm. Es improbable que se hubiera logrado la expansión completa de la endoprótesis sin un pretratamiento con aterectomía rotacional. D. El resultado angiográfico final muestra un flujo normal en el vaso distal y ausencia de estenosis residual. los más utilizados. A pesar de la posibilidad de prevenir tromboembolias en pacientes con IMEST, ninguno de los dispositivosde protección contra embolias ha reducido el tamaño del IM con la intervención primaria, por lo que la aspiración del trombo sigue constituyendo la base fundamental del tratamiento. Filtros em bólicos distales Los filtros distales se hacen avanzar a través de la lesión diana en su estado colapsado menor y se retira la funda para que el filtro se abra y se expanda contra la pared vascular. Los filtros se quedan en su sitio para atrapar cualquier material embólico liberado mayor que el tamaño del poro del filtro (habitualmente 120 a 150 p,m) durante la intervención. Al acabar la intervención, los filtros se colapsan usando una funda y el material embólico capturado se retira de la circulación. Este tipo de dis positivo tiene las ventajas de mantener el flujo anterógrado durante la intervención y de permitir la inyección intermitente de contraste para visualizar la anatomía subyacente, pero tiene la potencial desventaja de permitir pasar a los desechos con un diámetro menor que el tamaño del poro del filtro (fig. 55-8). Endoprótesis coronarias Las endoprótesis coronarias (stents) se han convertido en la forma predo minante de ICP y en la actualidad se usan en más del 90% de las ICP en todo el mundo. Las endoprótesis coronadas funcionan como andamios para los colgajos de disección arteriales, y reducen de ese modo la inciden cia de cierre vascular y la necesidad de un IDAC urgente; también reducen la frecuencia de reestenosis debido a que evitan el retroceso arterial, que 1252 representa el principal mecanismo de reestenosis tras la angioplastia con balón. A pesar de la mejora clínica tardía comparada con la angioplastia con balón, en algunos pacientes se producen reestenosis después de la colocación de una endoprótesis coronaria debido a una hiperplasia excesiva de la íntima dentro de la endoprótesis. Se in tro dujeron varias endoprótesis expansi- bles de segunda generación con balón entre 1997 y 2003, que diferían en la composición metálica (es decir, cobalto cromo o metales laminados en lugar de acero inoxidable 316 L), el diseño de los puntales, la longitud de la endoprótesis, el sistem a de colocación y despliegue y la cobertura de la superficie arterial, entre otros factores. Estas modificaciones aumentaron la flexibilidad y la facilidad de colocación de la endoprótesis, así como el apuntalamiento del vaso y el acceso a las ramas laterales. Al principio, el uso de las endoprótesis coronarias se vio limitado por la elevada frecuencia (del 3 al 5%) de trombosis subagudas, a pesar del tratamiento anti trombótico intensivo con ácido acetilsa licílico, dipiridamol, dextrano de masa molecular baja a lo largo de la interven ción y una transición sin interrupciones de la heparina i.v. a la warfarina v.o. La trombosis subaguda producía profun das consecuencias clínicas, lo que daba lugar a un resultado indeseable (p. ej., muerte, IM o revascularización urgente) en casi todos los pacientes. A menudo se ha podido reducir la frecuencia de trombosis subaguda de las endoprótesis (aproximadamente al 0,5-1% ) utilizan do endoprótesis de alta presión y un régimen farmacológico a base de ácido acetilsalicílico y un antagonista de recep tores de ADP (clopidogrel, prasugrel o ticagrelor) (v. capítulo 82), empezando justo antes o después de colocar la endo prótesis. Aunque la EPMD coronaria reduce la incidencia de reestenosis angio- gráfica y clínica comparada con la angioplastia con balón, todavía se producen reestenosis angiográficas (diámetro de la estenosis en el segui miento >50% ) en el 20 al 30% de los pacientes y reestenosis clínica (angina recurrente debido a reestenosis en el segmento tratado) en el 10 al 15% de los pacientes en el primer año siguiente al tratamiento. La rees tenosis con EPMD es más frecuente en los pacientes con lesiones largas en vasos pequeños y diabetes mellitus, entre otros factores. El tratamiento farmacológico complementario no ha impedido la reestenosis después de la colocación de la endoprótesis. Se han intentado distintos tratamientos mecánicos para la reestenosis dentro de las endoprótesis, como la redilatación con balón, la supresión de la hiperplasia dentro de la endoprótesis por medio de una aterectomía y la colocación repetida de EPMD. La braquiterapia con fuentes de rayos (3 o y permitió mejorar modestamente este resultado para la reestenosis dentro de las endoprótesis, pero tiene algunas limitaciones, como la necesidad de que intervenga un radioterapeuta, una cierta tendencia a la reestenosis tardía «por alcance» y la inhibición de la endotelización, que incrementa considerablemente el riesgo de trombosis si se implanta otra endoprótesis en el mismo segmento vascular. En dos estudios aleatorizados se pudo comprobar que la braquiterapia proporciona peores resultados que la colocación de EPMD como tratamiento para la reestenosis. Las EPMD se usan actualmente en el 10 al 30% de los pacientes sometidos a una ICP. Esto suele deberse a la incapacidad de tomar un tratamiento antiagregante dual prolongado; vasos mayores (> 4 mm), en los que el riesgo de reestenosis es menor; y el IM agudo, donde los aspectos relacionados con el cumplimiento del paciente son más difíciles de asegurar. o CE O TROMBO CON CATETER MECANICA EMBOLICA n Dispositivo complementario previo a la ICP □ IPC sola FIG URA 55-7 En este metaanálisis de pacientes con IMEST sometidos a una ICP primaria, la aspiración manual simple del trombo se asoció a una menor mortalidad, mientras que la aspiración mecánica y los dispositivos de protección de las embolias no. (Tomado de Bavry AA, Kumbhani DJ, Bhatt DL: Role o f adjunctive thrombectomy and embolic protection devices in acute myocardial infarction: A comprehensive metaanalysis o f randomized trials. Eur Heart J 29:2989, 2008.) Endoprótesis liberadoras de fármacos Las EPLF se diseñaron a principios del siglo xxi con el fin de liberar de forma mantenida un fármaco antiproliferativo en la zona de lesión de la pared vascular. Los tres componentes de las EPLF actuales son la endo prótesis con balón expansible, un revestimiento de polímero duradero o reabsorbible que libere el fármaco de forma mantenida y el producto farmacológico empleado para limitar la hiperplasia de la íntima. Las EPLF han demostrado su eficacia en los pacientes con lesiones focales, de novo y frecuentes con diámetros de los vasos de referencia entre 2,5 y 3,5 mm y longitudes de la lesión entre 15 y 30 mm. Estudios aleatorizados y de registros han demostrado también el beneficio de las EPLF en los pacientes con vasos largos (>30 mm de longitud) y pequeños (<2,5 mm), oclusiones totales crónicas, IVS y enfermedad de la arteria mamaria interna y en reestenosis de la endoprótesis y en pacientes con IMEST.37 Con el seguimiento ampliado de los pacientes que recibían EPLF, ha quedado claro que la colocación de EPLF requiere un tratamiento prolongado (de hasta 1 año) con la combinación de ácido acetilsalicílico y clopidogrel para evitar la trombosis de la endoprótesis.58 Y es más, incluso después de 1 año hay una frecuencia anual baja (del 0,2 al 0,6%) de trombosis muy tardía de la endoprótesis, lo que aconseja exponer los riesgos, los beneficios y los tratamientos alternativos en los candidatos a la ICP Los estudios que se llevan a cabo actualmente permitirán determinar si bastan tratamientos más largos (o más cortos).53'61 Parece que el riesgo de trombosis tardía y muy tardía de la endoprótesis guarda relación con la disfunción endotelial y una respuesta de cicatrización anormal a la pared vascular achacable al polímero resistente utilizado en las endoprótesis.62 Aunque algunos estudios63 y metaanálisis64 de EPMD aprobados más recientemente y fabricados con nuevos polímeros muestran una reducción del riesgo de trombosis de las endoprótesis en comparación con las EPMD utilizadas anteriormente, otros estudios aleatorizados de gran envergadura nohan arrojado los mismos resultados.65 Endoprótesis liberadoras de sirolimús La endoprótesis CYPHER contiene sirolimús, un fármaco inmunosupresor natural que produce una inhibición dtostática de la proliferación celular. El sirolimús se libera de un polímero bioestable durante un período de 30 días. El estudio crucial Sirolimus-Eluting Stent in De-Novo Native Coro nary Lesions (SIRIUS) incluyó 1.058 pacientes con lesiones antiguas a los que se distribuyó de forma aleatoria al tratamiento con una endoprótesis liberadora de sirolimús o una EPMD. El criterio de valoración primario de fracaso del vaso diana a los 8 meses, compuesto de revascularización del vaso diana, muerte o IM, se redujo del 21% en los pacientes tratados con EPMD al 8,6% en los pacientes con endoprótesis liberadoras de sirolimús (P < 0,001). El porcentaje de revascularización de los vasos diana se redujo del 16,6% en las EPMD al 4,1% en las endoprótesis liberadoras de sirolimús al cabo de 1 año (P < 0,001) y se mantuvo igual a los 5 años66,67 No se observaron diferencias entre ambos grupos en la incidencia acu mulada de IM o de revascularización atribuida a segmentos remotos del vaso diana. Aunque la endoprótesis CYPHER dejó de fabricarse en 2011, 3 fuera de EE. UU. siguen fabricándose y vendiéndose otras endoprótesis íd liberadoras de sirolimús. <n> 3 Endoprótesis liberadoras de paclitaxel ~ La endoprótesis TAXUS está compuesta por una plataforma de acero 3 inoxidable, un polímero derivado de poliolefina y el fármaco estabilizador 0 microtubular paclitaxel que tiene efectos antiinflamatorios mientras inhibe g a la vez la migración y división celulares. La liberación de paclitaxel se 3 completa a los 30 días de la implantación, aunque una parte sustancial 2 . (>90% ) del paclitaxel permanece dentro del polímero de forma inde- 01 finida. El estudio crucial TAXUS IV distribuyó de forma aleatoria 1.314 "q pacientes con lesiones coronarias de novo a una endoprótesis TAXUS o una n EPMD con un aspecto idéntico. La revascularización del vaso responsable 5* de la isquemia a los 9 meses se redujo del 11,3 al 3% y siguió significati- 3 ' vamente reducida a los 12 meses (del 17,1 al 7,1%) en los pacientes con 2 las endoprótesis liberadoras de paclitaxel (P < 0,001). Endoprótesis liberadora de zotarolimús El zotarolimús (también llamado ABT-578) es otro análogo de la rapa- micina liberado de una endoprótesis revestida de fosforilcolina (PC) que se ha evaluado con la endoprótesis Endeavor. En el estudio ENDEAVOR II se distribuyó a 1.197 pacientes al tratamiento con la endoprótesis Endeavor de PC liberadora de zotarolimús o a la misma EPMD pero sin el fármaco ni el revestimiento de polímero.68 El criterio de valoración primario a los 9 meses de fracaso del vaso diana se redujo del 15,1% con la EPMD al 7,9% con la endoprótesis Endeavor (P < 0,0001).68 La pérdida tardía de luz en la endoprótesis se redujo de 1,03 mm a 0,61 mm en los pacientes tratados con la endoprótesis Endeavor (P < 0,001) y la cifra de reestenosis dentro del segmento se redujo del 35 al 13,2% con la endoprótesis Endeavor (P < 0,0001). El uso de la endoprótesis Endea vor redujo significativamente la revascularización del vaso diana, un efecto que persistió durante 4 años.68 El estudio ENDEAVOR m comparó la endoprótesis Endeavor con CYPHER en un estudio de 436 pacientes (aleatorización 3:1) y no cumplió el criterio de valoración primario de pérdida tardía dentro del segmento no inferior a los 8 meses (0,34 mm con endoprótesis liberadoras de zotarolimús frente a 0,13 mm con endo prótesis liberadoras de sirolimús) con una mayor pérdida tardía (0,60 y 0,15 mm, respectivamente; P < 0,001). No hubo diferencias significativas en la revascularización de la lesión diana entre los dos grupos (6,3 y 3,5%, respectivamente; P = 0,34). A los 3 años de seguimiento hubo una reducción de muertes e IM en los pacientes tratados con la endopróte sis Endeavor, pero ninguna diferencia en la revascularización del vaso diana.69 El estudio ENDEAVOR IV, un estudio controlado ciego y pros pectivo, comparó la seguridad y la eficacia de la endoprótesis liberadora de zotarolimús con la endoprótesis liberadora de paclitaxel en 1.548 pacientes con lesiones coronarias únicas de novo. El criterio de valoración primario fue el compuesto de muerte cardíaca, IM o revascularización del vaso diana y Endeavor no fue inferior a la endoprótesis TAXUS. Además, hubo menos IM asociado a la intervención con las endoprótesis liberadoras de zotarolimús (0,5% frente a 2,2%; P = 0,007) por una menor oclusión de ramas laterales en los pacientes con estas endoprótesis.70 Aunque la reestenosis angiográfica a los 8 meses mejoró después del tratamiento con endoprótesis liberadoras de paclitaxel, a los 12 meses la frecuencia de revascularización de la lesión diana fue similar compa rando las endoprótesis liberadoras de zotarolimús con las liberadoras de paclitaxel (4,5% frente a 3,8%; P = 0,228), especialmente en aquellos sin un seguimiento angiográfico planificado (3,6% frente a 3,2%; P = 0,756) y estos resultados persistieron durante 2 años.71 Más recientemente, en un extenso estudio aleatorizado con poder estadístico para comparar la trombosis de las endoprótesis Endeavor y CYPHER, después de 3 años no se apreciaron diferencias en el criterio primario de trombosis concluyente o probable de la endoprótesis.65 Endoprótesis liberadora de everolimús La endoprótesis Xience está formada por la endoprótesis Vision de cobalto cromo, un fluoropolímero muy resistente, y everolimús, un análogo de la rapamicina con efectos inmunosupresores y antiproliferativos. Basán dose en estudios iniciales en los que se evaluó el uso de un polímero de poliácido L-láctico (PLA) absorbible, el programa SPIRIT ha demostrado 1253 E n f e r m e d a d e s c a r d io v a s c u l a r e s a t e r o e s c l e r ó t ic a s ■HÜ //y A ¿ym y ¡ S B / C | ^ \ . - __ - - — D FIG URA 55-8 Filtros de protección distal. A. Filtro Spider. B. Dispositivo Angioguard. C. EPI Filterwire. D. Dispositivo Accunet. E. MedNova. F. Filtro Rubicon. G y H. Filtro Interceptor en visión longitudinal (G) y axial (H). una disminución de la pérdida luminal tardía equiparable a la obtenida con la endoprótesis CYPHER. SPIRIT m fue un estudio controlado ciego sencillo, aleatorizado y prospectivo en el que participaron 1.002 pacientes que se sometieron a ICP por lesiones de 28 mm o menos de longitud y con un diámetro vascular de referencia de 2,5-3,75 mm.72 La pérdida angio- gráfica tardía intrasegmento fue significativamente menor en el grupo de endoprótesis liberadoras de everolimús que en el grupo de paclitaxel (0,14 frente a 0,28 mm; P < 0,004).72 El porcentaje de fallo del vaso diana a los 9 meses con la endoprótesis de everolimús no fue inferior al de la endoprótesis de paclitaxel (7,2% frente a 9%, respectivamente; P < 0,001 para la no inferioridad). La endoprótesis de everolimús redujo significati vamente los acontecimientos cardíacos adversos compuestos importantes a los 9 meses en comparación con la endoprótesis de paclitaxel (4,6% frente a 8,1%; P = 0,03) y al cabo de 1 año (6% frente a 10,3%; P = 0,02) debido al menor número de IM y de procedimientos de revascularización de las lesiones diana.72 En SPIRIT IV, una comparación aleatorizada más extensa entre las endoprótesis de everolimús y de paclitaxel entre 3.687 pacientes, se obtuvieron efectos beneficiosos similares con la endoprótesis 1254 de everolimús, con unos indices significativamente menores de fallo de la lesión diana, IM, trombosis de la endoprótesis y revascularización de la lesión diana inducida por la isquemia.73 Polímeros bíorreabsorbibles y endoprótesis liberadoras de fármacos Los polímeros biorreabsorbibles tienen la ventaja potencial de que no dejan restos de polímeros tras el período necesario para reducir la hiperplasia neoíntima, lo que limita la toxicidad y lareacción vascular. Estos polímeros han sido utilizados en endoprótesis metálicas conven cionales para liberar fármacos,74,75 pero también pueden servir por sí solos como endoprótesis totalmente biodegradables.76,77 Estudios aleatorios preliminares de estas dos posibilidades han demostrado que estas nuevas endoprótesis pueden ser muy prometedoras. FÁRMACOS ANTIAGREGANTES (v. cap ítu lo 82) Ácido acetilsalicílico El ácido acetilsalicílico inhibe de forma irreversible la cidooxigenasa y de este modo bloquea la síntesis de tromboxano A2, un vasoconstrictor El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. que promueve la agregación plaquetaria.78 El ácido acetilsalicílico redu ce sustancialmente los IM asociados a la intervención causados por oclusiones trombóticas comparado con placebo y es un estándar para todos los pacientes sometidos a una ICP. El efecto inhibidor del ácido acetilsalicílico se produce en los primeros 60 min y su efecto sobre las plaquetas dura hasta 7 días después de suspenderlo. Aunque se desconoce la dosis eficaz mínima de ácido acetilsalicílico en caso de ICP, los pacientes mantenidos con un régimen de tratamiento crónico diario con ácido acetilsalicílico deben recibir entre 81 y 325 mg de ácido acetilsalicílico antes de la ICP (v. «Directrices» para la ICP, al final de este capítulo). Los pacientes que no están siguiendo ya tratamiento crónico con ácido acetilsalicílico deben recibir 325 mg del mismo por lo menos 2 h antes y, si es posible, 24 h antes de realizar la ICP Después de la ICP, hay que prolongar indefinidamente la administración de ácido acetilsalicílico en los pacientes sin alergia, y puede ser mejor utilizar una dosis inferior (p. ej., 81 mg) para reducir el riesgo de hemorragias digestivas (v. «Directrices» para la ICP). A ntagonistas de los receptores de d ifo s fa to de adenosina Los derivados tienopiridínicos producen una inhibición plaquetaria irre versible debido a sus efectos sobre el receptor del difosfato de adenosina (ADP) P2Yi2 que puede activar el complejo de la glucoproteína (GP) Eb/ nía. Como el ácido acetilsalicílico y los tienopiridínicos tienen diferentes mecanismos de acción, su combinación inhibe la agregación plaquetaria en mayor grado que cualquiera de ellos por separado. La combinación de ácido acetilsalicílico y clopidogrel (o antes ticlopidina) es esencial durante 14 a 28 días para prevenir la trombosis de la endoprótesis después de la colocación de la EPMD. La combinación de ácido acetilsalicílico y clopidogrel también reduce la muerte, el IM y la revascularización urgente en los siguientes 12 meses en los pacientes sometidos a una ICP en el marco del IMSEST y de la angina inestable y en aquellos sometidos a una ICP programada. Estudios recientes han señalado que una dosis de carga de 600 mg en lugar de 300 mg de clopidogrel consigue una inhibición plaquetaria más rápida (<2 h) y mejora los resultados clínicos, incluidas menores cifras de trombosis de la endoprótesis. En pacientes que siguen tratamiento crónico de mantenimiento con clopidogrel se puede emplear una dosis de choque adicional de 300 o 600 mg de clopidogrel, aunque se ignora si esto permite mejorar realmente los resultados clínicos.79 La necesidad de tratamiento previo con clopidogrel es mucho más con trovertida, en la medida en que hay que sopesar los mejores resultados clínicos con el riesgo potencial de hemorragias en caso de que se necesite un IDAC. Las directrices vigentes recomiendan la administración de una dosis de choque de 600 mg de clopidogrel antes de la ICP o durante la misma (v. «Directrices» para la ICP). Tras la ICP, todos los pacientes tratados con una EPLF deben recibir clopidogrel (75 mg diarios) durante 12 meses como mínimo si no presentan un riesgo de hemorragia elevado. Tras la ICR los pacientes tratados con una EPMD deben recibir clopidogrel durante 1 mes como mínimo, y a ser posible hasta durante 12 meses (a menos que el paciente tenga un riesgo de hemorragia elevado, en cuyo caso debe administrarse durante 2 semanas como mínimo) (v. «Direc trices» para la ICP). El prasugrel, un tienopiridínico, es un inhibidor del receptor del ADP P2Yi2 más potente, y tiene un comienzo de acción más rápido y logra mayores grados de inhibición plaquetaria que una dosis mayor de clopidogrel.80 En un estudio de 13.608 pacientes con síndromes coronarios agudos de riesgo moderado a alto a los que se realizó una ICP programada y distribuidos de forma aleatoria a recibir prasugrel (60 mg de dosis de carga y 10 mg diarios de dosis de mantenimiento) o clopidogrel (300 mg de dosis de carga y 75 m g diarios de dosis de mantenimiento) durante 6-15 meses, el criterio de valoración primario de la eficacia, una combinación de muerte por causas cardiovasculares, IM no m ortal o accidente cerebrovascular no mortal, tuvo lugar en el 12,1% de los pacientes que recibían clopidogrel y en el 9,9% de los pacientes que recibían prasugrel (P < 0,001).81 Se observó igual m ente que el prasugrel redujo significativamente los índices de IM (9,7% con clopidogrel frente a 7,4% con prasugrel; P < 0,01), de revas cularización urgente del vaso diana (3,7% frente a 2,5%; P < 0,001) y de trombosis de la endoprótesis (2,4% frente a 1,1%; P < 0,01).81 Por otra parte, se observaron hemorragias importantes en el 2,4% de los pacientes que recibían prasugrel y en el 1,8% de los pacientes que recibían clopidogrel (P = 0,03), con cifras más frecuentes de hem o- © rragia peligrosa para la vida en el grupo de prasugrel (1,4% frente a 0,9% con clopidogrel; P = 0,01), incluida la hemorragia mortal (0,4% frente a 0,1%, respectivamente; P = 0,002).81,82 Entre las personas tra tadas con clopidogrel, los portadores de alelos de CYP2C19 con una función reducida tenían concentraciones significativamente menores del metabolito activo, menor inhibición plaquetaria y mayores cifras de acontecimientos cardiovascular adversos.83 No se observó la misma relación en los pacientes tratados con prasugrel. Se necesitarán más estudios para determinar si los estudios plaquetarios en el lugar de asistencia o la determinación de polimorfismos genéticos puede ayudar a asignar un tratam iento, aunque, por el mom ento, no parece que este tipo de pruebas tenga utilidad clínica.84 En pacientes con un sín drome coronario agudo que se van a someter a una ICP y tienen un riesgo de hem orragia reducido, se puede administrar una dosis de choque de 60 mg de prasugrel tan pronto como sea posible después de definir la anatomía coronaria y seguir con 10 mg diarios durante 12 m eses tras la colocación de la endoprótesis (v. «Directrices» para la ICP). El ticagrelor, un antagonista oral reversible del receptor P2Y12, consi gue una inhibición más rápida, mayor y más constante del receptor del ADP que el clopidogrel.85 En un estudio multicéntrico doble ciego de 18.624 pacientes con un síndrome coronario agudo, con o sin elevación del segmento ST, se realizó una asignación aleatoria al tratamiento con ticagrelor (180 mg de dosis de carga y después 90 mg dos veces al día) o clopidogrel (300 a 600 mg de dosis de carga y después 75 mg diarios) durante 12 meses. El criterio de valoración primario, uno compuesto de muerte por causas vasculares, IM o accidente cerebrovascular a los 12 meses, se produjo en el 9,8% de los pacientes que recibían ticagrelor y en el 11,7% de los que recibían clopidogrel (cociente de riesgos ins tantáneos, 0,84; P < 0,001).86 Con ticagrelor se observaron también reducciones significativas de los IM solos (5,8% frente a 6,9% en el grupo de clopidogrel; P = 0,005) y en las muertes por causas vasculares (4% frente a 5,1% , respectivamente; P = 0,001).86 No hubo diferencias significativas en las cifras globales de hemorragia importante entre los grupos de ticagrelor y clopidogrel (11,6 y 11,2%, respectivamente; P = 0,43), pero el ticagrelor se asoció a una mayor frecuencia
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