Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
23 Valoración clínica de la insuficiencia cardíaca James L. Januzzi, Jr., y Douglas L. Mann Definiciones relacionadas con la insuficiencia cardíaca, 473 Anamnesis médica y exploración física, 473 Valoración de rutina, 476 Puntuación de riesgo para determinar el pronóstico, 480 Cateterismo cardíaco derecho, 480 Biopsia endomiocárdica, 480 Detección de enfermedades concomitantes, 481 Valoración de la calidad de vida, 481 Prueba de esfuerzo cardiopulmonar, 481 < 6 Modalidades de imagen útiles para el diagnóstico y el tratamiento de la insuficiencia cardíaca, 481 Resumen y perspectivas futuras, 483 Bibliografía, 483 D EF IN IC IO NES R E LA C IO N A D A S CON LA IN SU F IC IEN C IA C A R D ÍA C A La insuficiencia cardíaca (IC) es un síndrome clínico complejo, conse cuencia del deterioro estructural y funcional del llenado ventricular o de la eyección de sangre. Aunque el síndrome clínico de la IC puede desa rrollarse por anomalías o trastornos que afectan a todos los aspectos de la estructura y la función cardíacas, la mayoría de los pacientes presentan disminución del rendimiento del miocardio, con hallazgos que varían del tamaño y la función ventriculares normales a la dilatación pronunciada y la reducción de la función. Aunque los síntomas de la IC con frecuencia dependen de la presencia de presiones de llenado cardíaco izquierdo o derecho elevadas, la designación en este contexto de «congestiva» ya no se recomienda, ya que muchos pacientes no experimentan congestión manifiesta en el momento de la evaluación. Alrededor de la mitad de los pacientes con IC presenta una función ven tricular izquierda normal, es decir, IC con fracción de eyección conservada (ICFEc) (v. capítulo 27). El resto presenta fracción de eyección reduci da (ICFEr) (v. capítulo 25). ' La ICFEc se suele definir como una fracción de eyección del 50% o superior, mientras que la ICFEr se define como fracción de eyección inferior al 40%. Dado que las estrategias terapéuticas para tratar la IC se basan en estas dos categorías, las distinciones son esenciales. Para clasificar a los pacientes con IC se reconocen dos métodos úti les. En el enfoque de estadificación de la IC del American College of Cardiology/American Heart Association (ACC/AHA) (v. fig. 25-6) se resalta la importancia del desarrollo y la progresión de la enfermedad2 (v. capítulo 25D), en tanto que la clasificación funcional de la New York Heart Association (NYHA) se centra más en la tolerancia al ejercicio en personas con IC establecida (tabla 23-1). Aunque adolece de una considerable subjetividad en las valoraciones, la clasificación funcional de la NYHA se emplea con profusión. El uso conjunto de ambos sistemas establece un marco razonable para la comunicación entre profesionales clínicos y para el diagnóstico de los pacientes. Cuando se sospecha de IC, los objetivos de la valoración clínica consisten en determinar si hay IC, definir su causa subyacente, evaluar la gravedad de la afectación y el pronóstico del paciente, e identificar enfermedades concomitantes que puedan influir en la evolución clínica y la respuesta al tratamiento. Cuando el diagnóstico de IC ya se ha concretado, los objetivos son similares, con especial atención a la intervención terapéutica óptima. Aunque el diagnóstico de IC puede ser directo cuando el paciente presenta una constelación de signos y síntomas en el contexto clínico apropiado (tablas 23-2 y 23-3), no hay un signo o síntoma que por sí solo defina la presencia o la gravedad de la IC. Además, la detección de hallazgos clínicos diagnósticos en la IC es imprecisa y, a menudo, requiere otros medios diagnósticos. Así pues, como se ilustra en la figura 23-1, la evaluación clínica de la IC, las más de las veces, depende de la información derivada de distintas fuentes, como la anamnesis (pasada y presente), la exploración física, las pruebas analíticas y los estudios funcionales. A N A M N E S IS M É D IC A Y EXPLO RACIÓ N F ÍS ICA Una completa recopilación de los antecedentes médicos y una explo ración física cuidadosamente planteada son la base de la valoración de los pacientes con IC, ya que aportan información importante sobre la etiología de la IC, identificando posibles factores agravantes y aportando datos fundamentales para el abordaje apropiado del caso (v. capítulo 11). La información obtenida orienta la ulterior evaluación del paciente y capacita al profesional clínico para realizar pruebas adicionales con un criterio prudente. Por otra parte, los antecedentes ayudan a evaluar posi bles resultados incongruentes que puedan registrarse durante el proceso diagnóstico y contribuyen a evitar la realización de pruebas innecesarias. S ín tom as de insufic iencia cardíaca Los pacientes con IC pueden referir una amplia variedad de síntomas, los más frecuentes de los cuales se enumeran en la tabla 23-1. Aunque nin guno de ellos es plenamente sensible o específico a la hora de identificar la presencia de congestión grave (tabla 23-4), algunos son más fiables que otros para esta indicación. Ninguno es específico de la ICFEc o de la ICFEr. La acentuación de la disnea es un síntoma cardinal de IC y suele relacio narse con aumento de las presiones de llenado cardíaco, si bien también se asocia a restricción del gasto cardíaco.3 No obstante, la ausencia de empeo ramiento de la disnea no descarta necesariamente el diagnóstico de IC, ya que los pacientes pueden adaptarse a los síntomas modificando su estilo de vida. El análisis más en profundidad del nivel actual de actividad detecta a veces una disminución de la capacidad de ejercicio, que, sin embargo, no es evidente de forma inmediata. Los pacientes hospitalizados con IV a menudo refieren disnea en reposo, síntoma de alta sensibili dad diagnóstica y con ramificaciones pronosticas en esta población. Sin embargo, también es citada por pacientes afectados por otras muchas alteraciones médicas, por lo que la especificidad y el valor predictivo positivo de la disnea en reposo por sí sola son bajos. Los pacientes pueden dormir con la cabeza elevada para aliviar la disnea cuanto están tumbados (ortopnea). Además, en ocasiones, la disnea se produce específicamente cuando se está tumbado sobre el lado izquierdo (trepopnea). La disnea paroxística nocturna, que se presenta cuando el paciente está tumbado en la cama, es uno de los indicadores más fiables de IC. La tos nocturna es un síntoma de IC que a menudo se pasa por alto. Estos síntomas son característicos de la congestión pulmonar, en tanto que antecedentes de ganancia de peso, aumento del perímetro abdominal, saciedad precoz e inicio de edema en órganos declives (extremidades o escroto) indican congestión del corazón derecho. El dolor inespecífico del cuadrante supe rior derecho por congestión del hígado es frecuente en pacientes con IC derecha significativa, aunque, a veces, se atribuye incorrectamente a otras alteraciones. Otro síntoma básico de la IC es la fatiga, que, generalmente, es reflejo de una disminución del gasto cardíaco y de respuestas meta bólicas anómalas al ejercicio del músculo esquelético.4 Otras causas de fatiga en la IC son depresión mayor, anemia, disfunción renal y anomalías endocrinológicas, así como efectos secundarios de los medicamentos. A veces se dan casos de caquexia prominente, que ha de ser motivo de un estudio en profundidad ante una posible neoplasia maligna. Otra in form ación anam nésica La información sobre los problemas médicos del paciente pasados y actuales, junto con la referida a antecedentes familiares multigene- racionales y sociales, proporciona el marco a partir del cual se inter pretan los síntomas y se diseña el plan de tratamiento. La presencia 2016. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos 473 El material en línea está disponible en ExpertConsult In su fi ci en ci a c a rd ía c a TABLA 23-1 Estadios de la insuficiencia cardíaca (IC) según elAmerican College of Cardiology/American Heart Association (ACC/ AHA) y según la clasificación funcional de la New York Heart Association (NYHA) ESTADIOS DEL ACC/AHA Alto riesgo de IC, pero sin afectación cardíaca estructural o síntomas de IC Enfermedad cardíaca estructural sin signos o síntomas de IC Enfermedad cardíaca estructural con síntomas previos o en curso de IC IC refractaria que requiere intervenciones especializadas Ninguno CLASIFICACIÓN FUNCIONAL DE LA NYHA Sin limitación de la actividad física La actividad física habitual no produce síntomas de IC Sin limitación de la actividad física La actividad física habitual no produce síntomas de IC Ligera limitación de la actividad física Cómodo en reposo, pero la actividad física habitual produce síntomas de IC Marcada limitación de la actividad física Cómodo en reposo, pero una actividad física menor que la habitual produce síntomas de IC Incapaz de realizar cualquier actividad física sin síntomas de IC, o síntomas de IC en reposo TABLA 23-2 Uso de la anamnesis médica para valorar al paciente con insuficiencia cardíaca (IC) Síntomas y signos asociados a IC Fatiga Falta de aire en reposo o durante el ejercicio Disnea Taquipnea Tos Disminución de la capacidad de ejercicio Ortopnea Disnea nocturna paroxística Nicturia Ganancia/pérdida de peso Edema (en las extremidades, escroto u otra localización) Aumento del perímetro abdominal o distensión abdominal Dolor abdominal (particularmente en el cuadrante superior derecho) Pérdida de apetito o saciedad precoz Respiraciones de Cheyne-Stokes (a menudo descritas por un familiar en vez de por el paciente) Somnolencia o agudeza mental disminuida Información de la anamnesis útil para determinar si los síntomas son de IC Antecedentes de IC Cardiopatía (p. ej., enfermedad arterial coronaria, afectación valvular o congénita, infarto de miocardio previo) Factores de riesgo de IC (p. ej., diabetes, hipertensión, obesidad) Enfermedades sistémicas con posible afectación cardíaca (p. ej., amiloidosis, sarcoidosis, enfermedades neuromusculares hereditarias) Enfermedad vírica reciente o antecedentes de infección por VIH o enfermedad de Chagas Antecedentes familiares de IC o muerte súbita cardíaca Exposición ambiental y/o médica a sustancias cardiotóxicas Consumo de drogas Enfermedades no cardíacas que pueden afectar indirectamente al corazón (incluyendo estados de gasto elevado, como anemia, hipertiroidismo y fístulas arteriovenosas) de hipertensión, enfermedad arterial coronaria y/o diabetes resulta particularmente útil, ya que estas alteraciones son responsables de alrededor del 90% del riesgo de IC atribuible a la población en EE. UU.3 Los antecedentes personales patológicos han de centrarse también en los fármacos que toma el paciente. Entre los que se asocian a IC de nuevo desarrollo se cuentan quim ioterápicos anticancerosos,6 antidiabéticos (p. ej., tiazolidinedionas), antimigrañosos derivados del cornezuelo del centeno, anorexígenos, ciertos antidepresivos y antipsi- cóticos (sobre todo los que contienen clozapina), descongestionantes como la seudoefedrina (por su capacidad de producir hipertensión 474 grave), antiinflam atorios com o el antipalúdico hidroxicloroquina TABLA 23-3 Hallazgos físicos en la insuficiencia cardíaca Taquicardia Extrasístoles o ritmo irregular Pinzamiento de la presión arterial diferencial o pulso filiforme* Pulso alternante* Taquipnea Extremidades frías y/o moteadas* Presión venosa yugular elevada Matidez y ruidos cardíacos disminuidos en una o ambas bases pulmonares Estertores, roncus y/o sibilancias Impulso apical desplazado a la izquierda y/o hacia abajo Impulso apical sostenido Elevación paraesternal Ruidos cardíacos S3 y/o S4 (palpables y/o audibles) Soplo de insuficiencia tricuspídea o mitral Hepatomegalia (a menudo acompañada de molestias en el cuadrante superior derecho) Ascitis Edema presacro Anasarca* Edema pedio Cambios en la estasis venosa crónica indicativo de enfermedad más grave. (ocasionalm ente asociada a m iocardiopatía infiltrante) y an tiin flamatorios no esteroideos (AINE). Se ha constatado que los AINE producen IC, por su capacidad de deteriorar la función renal, gene rar hipertensión e inducir retención de líquidos, particularmente en ancianos.7 También es necesario recabar inform ación sobre uso de tratamientos herbales y suplementos dietéticos. Se han de establecer detalladamente las eventuales exposiciones a tóxicos, como el consumo de alcohol o drogas. Los antecedentes familiares multigeneracionales deben investigarse, con objeto de identificar casos previos de IC o muerte súbita cardíaca. La información sobre la existencia de tras tornos concom itantes (tratados m ás adelante en este capítulo) es esencial para definir los planes terapéuticos. Aunque la mayoría de las alteraciones que causan IC son cardíacas, conviene recordar que algunas enferm edades sistém icas (p. ej., anem ia, hipertiroidismo) provocan este síndrome sin afectación cardíaca directa (v. capítulo 25). Exploración física Los hallazgos físicos enum erados en la tabla 2 3 -2 com plem entan la información de los antecedentes médicos en lo que respecta a la definición de la presencia y la gravedad de la IC (v. tam bién cap í tulo 11). Los signos de IC se han descrito con detalle y, al igual que sucede en la anamnesis de pacientes con IC, los componentes de la exploración física presentan sensibilidad y especificidad variables en lo que respecta al diagnóstico (v. tabla 23-4),8 debido, en parte, a la El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. T ABLA 23-4 Sensibilidad y especificidad de la anamnesis y los hallazgos físicos para el diagnóstico de presiones de llenado elevadas en pacientes con insuficiencia cardíaca (IC)* HALLAZGO FRECUENCIA SENSIBILIDAD ESPECIFICIDAD VALOR PREDICTIVO Positivo Negativo Positivo CP Negativo OR (IC AL 95%) Estertores (percibidos en >1/3 de los campos pulmonares) 26/192 15 89 69 38 1,32 1,04 1,4 (0,6, 3,4) S3 123/192 62 32 61 33 0,92 0,85 0,8 (0,4, 1,5) Ascitis (moderada/ masiva) 31/192 21 92 81 40 2,44 1,15 2,8 (1,1, 7,3) Edema (>2+) 73/192 41 66 67 40 1,2 1,11 1,3 (0,7, 2,5) Ortopnea (que requiere >2 almohadas) 157/192 86 25 66 51 1,15 1,8 2,1 (1,4,4) Hepatomegalia (borde hepático palpable a >4 dedos del borde costal) 23/191 15 93 78 39 2,13 1,09 2,3 (0,8, 6,6) Reflujo hepatoyugular 147/186 83 27 65 49 1,13 1,54 1,7 (0,9, 3,5) PVY > 12 mmHg 101/186 65 64 75 52 1,79 1,82 3,3 (1,8, 6,1) PVY < 8 mmHg 18/186 4,3 81 28 33 0,23 0,85 0,2 CP, cociente de probabilidad; OR, oportunidad relativa (odds ratio); PVY, presión venosa yugular. *Valores expresados en porcentaje si no se indica otra cosa. Basado en datos tomados de Drazner MH, Hellkamp AS, Leier CV, et al: Value of clinician assessment of hemodynamics in advanced heart failure: the ESCAPE trial. Circ Heart Fail 1:170, 2008. Posible IC Anamnesis y exploración física FIGURA 23-1 Diagrama de flujo para la evaluación de pacientes con IC. Los criterios apropiados para las pruebas de péptidos natriuréticos (*), a fin de identificar o descartar la IC, se resumen en la tabla 23-6. El diagnóstico de IC se establece combinando el criterio clínico y las pruebas iniciales y subsiguientes. Tras una anamnesis y una exploración física completas, y las correspondientes pruebas diagnósticas, a veces son necesarios estudios de imagen (p. ej., ecocardiografía) en casos ambiguos, con objeto de identificar o descartar de manera concluyente la IC. Los valores de corte para BNP y NT-pro-BNP se muestran en la tabla 23-6. ECG, electrocardiograma. sutileza de determinados hallazgos físicos, así como a la variabilidad en la capacidad diagnóstica de quien efectúa la exploración. Ninguno de los signos físicos propios de la IC es absolutamente patognomóni- co de ICFEc o ICFEr.9 La evaluación de la presencia y la grave dad de la IC debe incluir la consideración del aspecto generaldel paciente, la medi ción de las constantes vitales, tanto sentado como en pie, la exploración del corazón y los pulsos, y la valoración de otros órganos, a fin de detectar indicios de congestión, hipoperfusión o indicaciones de enferme dades concomitantes. El aspecto general del paciente pro porciona una información vital. El exami nador debe valorar la constitución física del paciente, su estado de alerta, y si se siente cómodo o si padece disnea, tos o dolor. La exploración de la piel puede m ostrar palidez o cianosis secundaria a hipoperfusión, estigm as de consumo excesivo de alcohol (angiomas en araña o eritem a palmar), eritem a nudoso por sarcoidosis, bronceado debido a hem o- crom atosis o equim osis fácil por am i loidosis. Otros hallazgos que avalan la presencia de amiloidosis son infiltración del m úsculo deltoides (que da lugar al «signo del hombro acolchado» [nodulos amiloideos del hombro]), hipertrofia lin gual y atrofia tenar bilateral por síndrome del túnel carpiano. La respiración de Cheyne-Stokes (tam bién llamada respiración periódica o cícli ca) es frecuente en la IC avanzada, y suele asociarse a bajo gasto cardíaco y respiración alterada durante el sueño (v. también capí tulos 25 y 75). La presencia de respiración de Cheyne-Stokes suele ser indicativa de pronóstico adverso.111 Los detalles de la inspección y la palpa ción del corazón se analizan en el capítu lo 11. Observando o palpando el impulso de la punta, el examinador determina con rapidez el tamaño cardíaco y la calidad del punto de máximo impulso. En casos de IC grave, es posible que haya un tercer ruido cardíaco. Valoración clínica de la insuficiencia cardíaca In su fi ci en ci a c a rd ía c a La auscultación del corazón (v. capítulo 11) es una parte esencial de la evaluación de la IC. Un característico soplo holosistólico de insuficiencia mitral se percibe en muchos pacientes con IC. La insuficiencia tricuspídea, también habitual, se distingue de la insuficiencia mitral por la localización del soplo en el borde esternal izquierdo, por un aumento de la intensidad del soplo durante la inspiración y por la presencia de prominentes ondas «V» en la onda venosa yugular. Tanto los soplos de la insuficiencia mitral como los de la tricus pídea pueden atenuarse a medida que se trata la sobrecarga de volumen, y la reducción del tamaño ventricular mejora la competencia valvular. La estenosis aórtica es una importante causa de IC, ya que su presencia altera significativamente el abordaje. La presentación de la estenosis aórtica es, en ocasiones, sutil, debido a que la intensidad del soplo depende del flujo sanguíneo a través de la válvula, que puede disminuir a medida que se desarrolla la IC. La presencia de un tercer ruido cardíaco es un hallazgo de capital importancia, indicativo del volumen de llenado ventricular aumentado. Aunque difícil de identificar, ese tercer ruido cardíaco resulta altamente específico para la IC e implica una notable significación desde el punto de vista diagnóstico. Un cuarto ruido cardíaco suele ser indicativo de rigidez ventricular. En la IC avanzada, los ruidos cardíaco tercero y cuarto están a veces superpuestos, con el consiguiente galope de suma. Un objetivo fundamental de la exploración de pacientes con IC es detectar y cuantificar la presencia de retención de volumen, con o sin congestión pulmonar o sistémica.11 Al igual que sucede con los síntomas, la evidencia de congestión no siempre es indicativa de la presencia de IC, ni la ausencia manifiesta de congestión descarta de manera concluyente el diagnóstico. Los pacientes con ICFEc o ICFEr generalmente no suelen mostrar diferencias sustanciales en la frecuencia o la significación de los estigmas propios de la sobrecarga de volumen.12 El método definitivo para valorar el estado del volumen de un paciente en la exploración física es la medición de la presión venosa yugular (PVY), que se analiza con detalle en el capítulo 11. Una PVY elevada presenta buenos niveles de sensibilidad (70%) y especificidad (79%) para presiones de llenado del lado izquierdo.8 La sensibilidad y la especificidad de la PVY para detectar la congestión mejoran sustancialmente al aplicar presión sobre el cuadrante superior derecho del abdomen mientras se miden las pulsaciones venosas en el cuello (reflujo hepatoyugular). Los cambios en la PVY con el tratamiento suelen ser equiparables a los registrados en la presión de llenado del lado izquierdo. Entre las limitaciones de la valoración de la PVY, cabe m encionar las dificultades derivadas de la constitución corporal del paciente y la significativa variabilidad interobservador en las estimaciones. Los aumentos de la PVY suelen producirse después de cambios en las presiones de llenado del corazón izquierdo o, de hecho, no tienen lugar si la presión de la arteria pulmonar se eleva hasta el punto de que se produzcan una insuficiencia ventricular derecha o una insuficiencia tricuspídea. A la inversa, en ocasiones, la PVY está elevada sin que haya aumento de las presiones de llenado ventricular izquierdo en pacientes con hipertensión arterial pulmonar, en los que presentan presión ventricular derecha aislada o en presencia de insuficiencia tricuspídea grave aislada. Aunque la congestión pulmonar es muy frecuente en la IC, los hallaz gos físicos indicativos de su presencia son variables, y muchos de ellos son inespecíficos. La matidez a la percusión y la disminución de los ruidos res piratorios en una o ambas bases pulmonares indica presencia de derrame pleural. Los derrames pleurales bilaterales son muy frecuentes, aunque, cuando hay un derrame unilateral, este suele afectar al lado derecho, siendo solo alrededor del 10% los que tienen lugar exclusivamente en el lado izquierdo. La extravasación de líquido de los capilares pulmonares a los alvéolos se manifiesta con estertores o roncus, en tanto que las sibilancias se producen en caso de broncoconstricción reactiva. Los estertores pul monares debidos a IC son débiles y se extienden desde la base hacia arriba, mientras que los que obedecen a otras causas (p. ej., fibrosis pul monar) tienden a ser más ásperos. Conviene reseñar que los estertores o los roncus están a veces ausentes en pacientes con congestión e IC avanzada, hecho que a menudo refleja un incremento compensatorio en el drenaje linfático local. La llamada asma cardíaca es causada por la presencia física de líquido en la pared bronquial y por broncoespasmo secundario,13 y es frecuente que determine un diagnóstico incorrecto de agravamiento de una enfermedad obstructiva de las vías respiratorias, con los consecuentes errores de triaje y tratamiento inadecuado con vasodilatadores; este enfoque incorrecto se asocia a aumento del riesgo 476 de muerte.14 ¿Congestión en reposo? (p. ej., ortopnea, presión venosa yugular elevada, estertores pulmonares, edema con galope por S3) No Sí .2 .E •£ « « J C B - O £ n N <- = -g ■§ 8 'O r ~ P Sí Caliente y seco Caliente y húmedo Frío y seco Frío y húmedo S é I FIGURA 23-2 Esquema de categorización de pacientes con IC en función de la perfu sión (caliente o frío) y la presencia de congestión (seco o húmedo). Las cuatro categorías de IC identificadas en este esquema tienen diferentes estrategias de tratamiento. (Basado en datos tomados de Nohria A, Tsang SW, Fang JC, et al: Clinical assessment identifies hemodynamic profiles that predict outcomes in patients admitted with heart failure. J Am Coll Cardiol 41:1797, 2003.) El edema de las extremidades inferiores es un hallazgo habitual en pacientes con sobrecarga de volumen e IC, aunque, a menudo, es conse cuencia de insuficiencia venosa (particularmente después de que las venas safenas hayan sido utilizadas en injertos de derivación arterial coronaria) o de efectos secundarios de ciertos medicamentos (p. ej., antagonistas del calcio). El control cuidadoso de las PVY ayudaa mejorar la especificidad del edema pedio en la IC. La detección del gasto cardíaco reducido y de la hipoperfusión sistémica es un componente esencial de la exploración. Aunque los pacientes con mala perfusión sistémica suelen presentar presiones diferenciales sis- tólicas bajas o con pinzamiento, esta relación no es exacta. Numerosos pacientes con presiones arteriales sistólicas del orden de 80 mmHg (o incluso menores) pueden tener una perfusión adecuada, mientras que otros con gasto cardíaco reducido mantienen valores de presión arte rial dentro de un intervalo normal, a expensas de la perfusión tisular, aumentando sensiblemente la resistencia vascular sistémica. Entre los hallazgos que indican reducción del gasto cardíaco cabe citar actividad mental alterada, disminución de la diuresis, piel moteada y frío en las extremidades. Este último es el signo de mayor utilidad diagnóstica. La valoración de la congestión sistémica, considerada en unión de la evaluación de la reducción del gasto cardíaco, resulta útil para diferenciar a los pacientes con IC (fig. 23-2) en las categorías «seco/caliente» (sin congestión y con perfusión normal), «húmedo/caliente» (con congestión y perfusión normal, la combinación más habitual en casos de IC descom pensada), «seco/frío» (sin congestión, pero con hipoperfusión), y «húme do/frío» (con shock cardiógeno),15 según se analiza en el capítulo 24. VA LO R A C IÓ N DE RUTINA En la figura 23-1 se propone un protocolo para la evaluación diagnóstica de la IC. Las pruebas analíticas y las modalidades de imagen descritas a continuación ofrecen información importante sobre el diagnóstico y el tratamiento de los pacientes con IC sospechada o demostrada. R a d iog ra fía de tórax A pesar de los avances registrados en otras tecnologías de imagen (v. también capítulo 15), la radiografía simple de tórax continúa siendo un componente muy útil de la valoración, sobre todo si la presentación clínica es ambigua. Los resultados de la radiografía de tórax se añaden a las variables clínicas deducidas de la anamnesis y la exploración física, y complementan de manera similar los resultados de las pruebas de biomarcadores. En consecuencia, la radiografía de tórax debe formar parte rutinariamente de la evaluación inicial de pacientes que presentan síntomas indicativos de IC descompensada aguda. El aspecto clásico de la radiografía de tórax en pacientes con edema pulmo nar es un patrón «en mariposa» de opacidades intersticiales y alveolares, que se despliegan bilateralmente hacia la periferia pulmonar. Sin embargo, muchos pacientes presentan hallazgos más sutiles, los más significativos de los cuales son incremento de las marcas intersticiales, incluidas las líneas B de Kerley (finas opacidades lineales horizontales extendidas hacia la superficie pleural, causadas por acumulación de líquido en el espacio inters- El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. tidal), engrasamiento peribronquial y evidencia de vasculatura del lóbulo superior prominente (indicativa de hipertensión venosa pulmonar). También se registran derrames pleurales y/o presencia de líquido en la fisura menor derecha. En muchos casos, sobre todo en la IC muy avanzada, la radiografía de tórax puede ser completamente transparente, aunque haya síntomas significativos de disnea. El valor predictivo negativo de la radiografía de tórax es demasiado bajo como para descartar definitivamente la IC.16 E lectrocard iogram a El electrocardiograma (ECG) (v. tam bién capítulo 12) es un componente estandarizado de la evaluación inicial de un paciente con sospecha de IC, que ofrece pistas importantes en lo que respecta a la IC de nuevo desarrollo y ayuda a investigar los episodios de descompensación en pacientes previamente diagnosticados. En la IC, es infrecuente que el ECG sea normal, aunque puede mostrar solo cambios inespecíficos. Como sucede con la radiografía de tórax, su valor predictivo positivo supera con creces al negativo en este contexto. En la IC avanzada, o durante los episodios de descompensación aguda, es posible que se registre taquicardia sinusal secundaria a activación del sistema nervioso simpático. La presencia de arritmia auricular en el ECG, así como la respuesta ventricular, ofrecen indicios de la causa de la IC y, a veces, también explican la razón por la que un paciente ha desarrollado síntomas de descompensación. Por otra parte, la identificación de una arritmia auricular con respuesta ventricular rápida proporciona un objetivo para las intervenciones terapéuticas. La presencia de voltaje de QRS aumentado es a veces indicativa de hiper trofia ventricular izquierda; en ausencia de antecedentes de hipertensión, este hallazgo puede ser consecuencia de enfermedad cardíaca valvular o miocardiopatía hipertrófica, en especial si se observan patrones de repo larización inusuales. Cuando hay hipertrofia ventricular derecha, ha de considerarse una posible hipertensión pulmonar primaria o secundaria. El voltaje de QRS bajo sugiere posible presencia de enfermedad infiltrante o de derrame pericárdico. Las ondas Q indican que la IC puede deberse a cardiopatía isquémica. Las alteraciones en el ST, nuevas o reversibles, identifican la isquemia coronaria aguda, que, en ocasiones, está presente incluso en ausencia de dolor torácico. Dado que la isquemia coronaria aguda es causa destacada de IC descompensada aguda, en tal contexto es necesario obtener de inmediato un ECG de 12 derivaciones, a fin de des cartar un infarto de miocardio agudo. Los intervalos en el ECG ofrecen importante información referida a las causas de la IC y a la posible estrategia terapéutica. La prolongación del intervalo PR es habitual en este ámbito y ello puede deberse a afectación de la conducción intrínseca, aunque también es posible que se dé en casos de miocardiopatía restrictiva. Con la introducción de los tratamientos de resincronización cardíaca (v. capítulo 26), la evaluación del complejo QRS se ha convertido en parte esencial de la valoración clínica, puesto que aporta información importante sobre las causas de la IC y sobre el abordaje terapéutico. A menudo, el intervalo QT está prolongado en pacientes con IC, por anomalías electrolíticas, enfermedad miocárdica o efectos de fármacos de uso habitual, como los antiarrítmicos. Un intervalo QT alargado puede identificar a pacientes con riesgo de torsades de pointes, por lo que es una importante variable que hay que considerar cuando se usan fármacos con efectos de repolarización ventricular. A n á lis is b ioqu ím ico de la sangre y variab les hem ato ló g ica s Los pacientes con IC de nuevo desarrollo o con descompensación aguda de la IC crónica han de someterse a pruebas analíticas que incluyan elec trólitos, nitrógeno ureico sanguíneo, creatinina sérica, enzimas hepáticas, perfil lipídico en ayunas, hormona estimulante del tiroides, saturación de transferrina, áddo úrico, hemograma completo y análisis de orina. Como se indicó con anterioridad, los péptidos natriuréticos son de gran utilidad, tan to para el diagnóstico como para el pronóstico. En determinados padentes, son adecuadas las pruebas de detección del virus de la inmunodeficiencia humana o de la hemocromatosis, mientras que las pruebas diagnósticas de enfermedades reumatológicas, amiloidosis o feocromocitoma pueden realizarse si se sospecha la presenda de tales afecciones. Las anomalías del sodio son comunes en pacientes con IC, particularmente en períodos de descompensación aguda, y tienen una sustancial significa ción pronóstica.17 En ciertos estudios se ha demostrado que la hiponatremia (definida como valores séricos de sodio inferiores a 135 mmol/l) puede hallarse hasta en el 25% de los pacientes con IC descompensada de forma aguda, y también en pacientes con empeoramiento poco activo de la IC y descompensación patente. Las concentraciones bajas de sodio en la IC serelacionan con empeoramiento de la retención de volumen o con uso de diuréticos, incluidas las tiacidas. La hiponatremia se asocia a deterioro cognitivo y de la función neuromuscular, y, cuando está presente de forma persistente, el sodio bajo es un importante factor pronóstico en lo que res pecta a prolongación de la hospitalización y aumento del riesgo de muer te.17 A pesar de esta correlación, no se ha constatado que las estrategias para corregir las concentraciones séricas de sodio mejoren claramente la evolución clínica (v. capítulo 24).18 Aunque infrecuente, la hipernatre- mia también es un factor pronóstico de muerte en casos de IC. La hipopota- semia suele afectar a pacientes tratados con diuréticos. Además de aumentar el riesgo de arritmias cardíacas, el potasio bajo también produce calambres en las piernas y debilidad muscular. Al contrario, la hiperpotasemia es menos frecuente y casi siempre se debe a efectos de fármacos, como los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina, o a inhibición con mineralocorticoides. En pacientes con IC son también habituales las anomalías de la función renal, que se producen, a veces, en asociación a congestión renal o gasto cardíaco inadecuado, o como consecuencia de enfermedades concomi tantes.19,20 Además, fármacos usados para tratar la IC, como diuréticos, inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina o bloqueadores de los receptores de la angiotensina, aumentan, en ocasiones, el nitrógeno ureico sanguíneo y la creatinina. A tal respecto, las anomalías de la función renal pueden repercutir sustancialmente en el tratamiento agresivo de la IC. Por otro lado, la función renal anómala constituye una de las variables pronósticas más relevantes en el marco de las pruebas analíticas de rutina para la IC. Por ello, su valoración debe formar parte de la evaluación inicial de la IC, repitiéndose periódicamente durante el seguimiento. En pacientes hospitalizados con IC descompensada aguda, los datos de registro indican que entre el 60 y el 70% de ellos presentan una filtración glomerular estimada reducida.21 Entre estos pacientes, las concentraciones séricas iniciales de nitrógeno ureico y creatinina son ambas factores pre- dictivos independientes de muerte.22 Tras la hospitalización, un aumento de la creatinina sérica de hasta 0,3 mg/dl, que tiene un valor pronóstico de muerte similar, puede desarrollarse en alrededor del 30% de los pacientes con IC descompensada aguda.'9-23 Las causas de este llamado síndrome cardiorrenal son complejas, y entre ellas se cuentan congestión cardíaca derecha grave, aumento de la presión intraabdominal (detectable por trans ducción de un catéter de Foley en la vejiga) e hipoperfusión renal por gasto cardíaco inadecuado.24 Al hacer frente al empeoramiento de la función renal, el médico ha de proceder a una minuciosa exploración para valorar el estado del volumen y la perfusión tisular, a fin de establecer un tratamiento apropiado para la situación. Aunque el alivio de la congestión mejora la función renal, se mantiene el mal pronóstico a largo plazo. La diabetes mellitus es frecuente en casos de IC, y la hiperglucemia se ha manifestado como posible factor de riesgo de un desenlace adverso en los padentes afectados. Dado que los diuréticos pueden causar gota, la medición de las concentraciones de ácido úrico ayuda en el manejo del paciente. Se ha indicado que las concentraciones séricas altas de dicho ácido son factores pronósticos, y los tratamientos para aminorarlas se están estudiando en correlación con la mejora del pronóstico de la IC. En estos pacientes pueden registrarse anomalías en la aspartato aminotrans- ferasa, alanina aminotransferasa, fosfatasa alcalina, bilirrubina o lactato deshidrogenasa, por trastorno hemodinámico inductor de congestión hepática o por efectos de la medicación. Es importante, pues, controlar estas concentraciones mediante pruebas periódicas. Un aumento imprevisto del tiempo de protrombina en pacientes tratados con warfarina es, a veces, un indicador temprano de descompensación, en tanto que refleja el deterioro de la capacidad de síntesis en un hígado con congestión. Las concen traciones de albúmina son indicativas del estado nutricional del paciente y, a veces, están reducidas, por falta de apetito o alteración de la absorción en una pared intestinal con congestión. La hipoalbuminemia es un factor pronóstico de muerte en la IC, aguda o crónica.25 Las anomalías hematológicas son sumamente frecuentes en la IC, afec tando a casi el 40% de los pacientes. Las concentraciones bajas de hemo globina se han asociado a síntomas de IC graves, capacidad de ejercicio y calidad de vida reducidas, y aumento de la mortalidad.26 Aunque la anemia puede ser consecuencia de una enfermedad crónica en pacientes con IC, la hemoglobina baja debe dar lugar a una evaluación destinada a identificar las causas tratables, en especial la carencia de hierro. También se presta una creciente atención a la distribución eritrocítica como variable pronós tica en la IC, tanto descompensada aguda como crónica.27 El recuento de leucocitos con diferencial es útil para detectar infecciones que sean causa de desestabilización de un paciente antes compensado, y proporciona indicios de si la IC se debe a una causa poco común, como la infiltración eosinófila del miocardio. B iom arcadores Más allá de las pruebas analíticas estándar, la medición de nuevos bio marcadores surgió en la última década como un destacado complemento de las evaluaciones inidales y posteriores de padentes con IC sospechada o confirmada. Dichos biomarcadores se utilizan de forma rutinaria en la actualidad para distinguir la IC de otros trastornos y para establecer 477 Valoración clínica de la insuficiencia cardíaca In su fi ci en ci a c a rd ía c a TABLA 23-5 Biomarcadores usados en la valoración de pacientes con insuficiencia cardíaca (IC) In flam ac ión *™ Proteína C reactiva Factor de necrosis tumoral Fas (APO-1) Interleucinas 1, 6 y 18 Estrés o x id a t ivo '*5 Lipoproteínas de baja densidad oxidadas Mieloperoxidasa Biopirrinas urinarias Isoprostanos urinarios y plasmáticos Malondialdehído plasmático Rem od e lado de la m atriz extrace lu lar>§ Metaloproteinasas de matriz Inhibidores tisulares de las metaloproteinasas Propéptidos de colágeno Propéptido del procolágeno de tipo I Procolágeno plasmático de tipo III N e u ro h o rm o n a s*t§ Noradrenalina Renina Angiotensina II Aldosterona Arginina vasopresina Endotelina Lesión de los m io c ito s '*5 Troponinas específicas cardíacas I y T Cinasa I de la cadena ligera de miosina Proteína de ácidos grasos de tipo cardíaco Fracción MB de la creatina cinasa So b reca rga de los m iocitos™ 511 Péptido natriurético de tipo B/propéptido natriurético de tipo B N-terminal Proadrenomedulina mediorregional ST2 N u e vo s b iom arcadore st Cromogranina Galectina 3 Osteoprotegerina Adiponectina Factor de diferenciación del crecimiento 15 *Los biomarcadores de esta categoría ayudan a determinar la patogenia de la IC. fLos biomarcadores de esta categoría aportan información pronostica y mejoran la estratificación del riesgo. *Los biomarcadores de esta categoría pueden usarse para identificar a personas con riesgo de IC. 5Los biomarcadores de esta categoría son potenciales objetivos terapéuticos. L̂os biomarcadores de esta categoría son útiles en el diagnóstico de la IC y en el con trol del tratamiento. Tomado de Braunwald E: Biomarkers in heart failure. N Engl J Med 358:2148, 2008. la gravedad del diagnóstico, y también aportan información pronostica importante en los pacientes afectados. Por último, también se ha generado un notable interés por la determinación de la capacidad de los biomar cadores para orientar el tratamiento en entornos tanto agudos como crónicos. Como se muestra en la tabla 23-5, Braunwald ha propuesto que los biomarcadores de IC se dividan en seis categorías,con una adicional que englobe los marcadores aún no clasificados.28 Según las premisas de Kimmenade y Januzzi,29 los biomarcadores de IC de utilidad clínica deben medirse con facilidad y con alta precisión analí tica, han de reflejar los procesos de interés implicados en la presencia y la progresión de la IC, no deben repetir la información clínica ya obtenida a la cabecera del paciente, y tienen que proporcionar información útil desde el punto de vista clínico, a fin de que quienes atienden al paciente esta blezcan o descarten un diagnóstico de manera rápida y fiable, determinen el pronóstico con mayor precisión y habiliten estrategias terapéuticas más satisfactorias. Aunque solo los péptidos natriuréticos cumplen todas estas condiciones, también se han identificado otros biomarcadores 478 prometedores para su aplicación a la valoración de la IC. Péptidos natriuréticos Los péptidos natriuréticos son biomarcadores útiles para el diagnóstico y la determinación de la gravedad y el pronóstico de la IC, y, probablemente, también para su tratamiento. Los péptidos natriuréticos más utilizados son el péptido natriurético de tipo B (BNP) (cerebral) y su equivalente propeptídico de escisión aminoterminal, la porción N-terminal del pro péptido natriurético de tipo B (NT-pro-BNP). Estos dos biomarcadores son liberados por los miocardiocitos en respuesta al estiramiento, y se dispone de pruebas muy precisas para su detección en sangre (v. también capítulo 22). A la vista de la preponderancia del miocardio en los ven trículos, el BNP y el NT-pro-BNP se mantienen para reflejar el estiramien to ventricular y son sintetizados en respuesta a la tensión de la pared. El péptido natriurético auricular (ANP), otro miembro de la clase de los péptidos natriuréticos, es sintetizado y secretado a partir de tejido auricular. En la actualidad se dispone de una prueba de pro-ANP mediorregional (MR-pro-ANP), que parece arrojar resultados comparables a los de BNP y NT-pro-BNP en la IC,30 aunque los datos al respecto son limitados. Debido a las diferencias en su aclaramiento, BNP y NT-pro-BNP pre sentan semividas de eliminación considerablemente distintas (BNP: 20 min; NT-pro-BNP: 90 min), por lo que sus concentraciones circulantes en el torrente sanguíneo son muy diferentes. Ambos péptidos natriu réticos se han convertido en componentes destacados de la valoración de la IC. Sin embargo, como sucede en todas las pruebas diagnósticas, hay que tener en cuenta la amplia variedad de motivos estructurales y funcionales para la liberación de BNP o NT-pro-BNP, a fin de interpretar correctamente sus valores.31 Las concentraciones de péptidos natriuréticos tienden a aumentar de manera progresiva a medida que es peor la clase funcional de la NYHA, y tienden también a ser mayores en la ICFEr y la ICFEc, a pesar de las contribuciones independientes de la función dias tólica a tales concentraciones. Los pacientes con IC descompensada aguda suelen presentar valores altos de BNP y NT-pro-BNP en comparación con los de la IC estable crónica. No obstante, ello no se produce en todos los casos, y el conocimiento del valor de los péptidos natriuréticos de un determinado paciente cuando se encuentra estable puede ser útil para interpretar los cambios de los síntomas. Cuando se utilizan el BNP o el NT-pro-BNP, el médico debe tener en cuenta que, más allá de la disfunción sistólica ventricular izquierda, las concentraciones de ambos péptidos son mayores en pacientes con car diopatía valvular, hipertensión pulmonar, cardiopatía isquémica, arritmias auriculares e incluso procesos pericárdicos, como la constricción.31 Por otra parte, también se han de tomar en consideración numerosas covariables médicas relevantes, que tienen efectos sobre los valores de los péptidos natriuréticos. Por ejemplo, tanto la concentración de BNP como la de NT-pro-BNP aumentan con la edad, por lo que se cree que permiten identificar la cardiopatía estructural acumulada en pacientes de edad avanzada. Ambos péptidos natriuréticos están elevados en los pacientes con insuficiencia renal, en parte como consecuencia de la eliminación más lenta, aunque en esta población también se emplean de manera similar para identificar cardiopatías en pacientes con aumento de la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular. Los valores elevados de estos péptidos se registran, asimismo, en estados hiperdinámicos, como la sepsis. Los pacientes que presentan disfunción ventricular derecha por presencia de un émbolo pulmonar pueden igualmente tener concentraciones elevadas de péptidos natriuréticos. Por su parte, la obesidad está estrechamente asociada a valores de BNP o NT-pro-BNP inferiores a los esperados, a pesar de que la tensión parietal es comparable o superior en pacientes más pesados. A la vista de los efectos comunes sobre BNP, NT-pro-BNP y MR-pro-ANP, no es probable que tales efectos sean reflejo de cambios en el aclaramiento (ya que la eliminación de cada tipo es distinta). Es mayor la probabilidad de que el proceso se asocie a supresión de la expresión del gen del péptido natriurético o a una modificación postraduccional. Aunque resultan útiles, los resultados del BNP o el NT-pro-BNP siempre han de interpretarse con el debido criterio clínico, integrándolos con los resul tados de la anamnesis, la exploración física y otras pruebas. Estos importantes biomarcadores refuerzan sensiblemente el criterio clínico, pero no deben reemplazarlo. En la medida en que este principio sea tenido en cuenta, los péptidos natriuréticos han demostrado ser ciertamente útiles para identificar y descartar casos de IC descompensada aguda en el servicio de urgencias, o casos menos activos de IC en pacientes ambulatorios. Los valores de corte indicados para los péptidos natriuréticos se muestran en la tabla 23-6.32 Un conjunto de datos esenciales sobre las pruebas con BNP y NT-pro-BNP usadas para diagnosticar la IC descompensada aguda fue aportado por los El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. T A B L A 23 -6 Valores de corte sugeridos para las aplicaciones clínicas de los péptidos natriuréticos PÉPTIDO VALOR DE CORTE SENSIBILIDAD ESPECIFICIDAD VPP VPN Descarte de IC d e sco m pen sada a gu d a BNP <30-50 pg/ml 97% * * 96% NT-pro-BNP <300 pg/ml 99% * * 99% MR-pro-ANP <57 pmol/l 98% * * 97% Identificación de IC d e sco m p e n sad a a gu d a Estrategia de valor de corte único BNP >100 pg/ml 90% 76% 79% 89% NT-pro-BNP >900 pg/ml 90% 85% 76% 94% MR-pro-ANP >127 pmol/l 87% 79% 67% 93% Estrategia de valores de corte múltiples BNP, abordaje de «zona gris» <100 pg/ml, para descartar 90% 73% 75% 90% 100-400 pg/ml, «zona gris» * * * * >400 pg/ml, para incluir 63% 91% 86% 74% NT-pro-BNP, abordaje >450 pg/ml para <50 años 90% 84% 88% 66% «estratificado por edades» >900 pg/ml para edades de 50-75 años >1.800 pg/ml para >75 años MR-pro-ANP, abordaje >104 pmol/l para <65 años 82% 86% 75% 91% «estratificado por edades» >214 pmol/l para >65 años Ap licac ión am bu latoria BNP Asintomáticos: <20 pg/ml * * * 96% Sintomáticos: <40 pg/ml NT-pro-BNP, abordaje <125 pg/ml para <75 años * * * 98% «estratificado por edades» <450 pg/ml para >75 años * * * 91% <50 pg/ml para <50 años * * * 98% <75 pg/ml para 50-75 años * * * 98% <250 pg/ml para >75 años * * * 93% MR-pro-ANP Desconocido Desconocido Desconocido Desconocido Desconocido VPN, valor predictivo negativo; VPP, valor predictivo positivo. *No aplicable. estudios Breathing Not Properly y ProBNP Investigation of Dyspnea in the Emergency Department (PRIDE), respectivamente. En el estudio Breathing Not Properly, una concentración de 100 pg/ml resultó muy precisa para el diagnóstico de la IC descompensada aguda; en el estudio PRIDE, un valor de corte para NT-pro-BNP de 900 pg/ml fue comparable en cuanto a rendimiento al de 100 pg/ml de BNP. Con posterioridad, investigadores del International Collaborative of NT-proBNPStudy (ICON) constataron que la estratificación por edades mejoró el valor predictivo positivo de NT-pro-BNP en pacientes con disnea aguda; igualmente, una concentración de NT-pro- BNP inferior a 300 pg/ml resultó útil para descartar la IC descompensada aguda.32 El conocimiento de los niveles de péptido natriurético en el servicio de urgencia se asocia a un diagnóstico más rápido, menores tasas de ingresos, menor duración de las hospitalizaciones y reducción de costes. Dado que la incertidumbre en la disnea aguda se asocia a peor pronóstico, resulta tran quilizador saber que las pruebas de péptidos natriuréticos son especialmente útiles en esta compleja situación. Para pacientes con presentaciones menos agudas de disnea en entor nos distintos de las urgencias, los valores de BNP o NT-pro-BNP son, en la mayoría de las ocasiones, considerablemente inferiores. Por consiguiente, en la evaluación del paciente ambulatorio disneico no es necesario utilizar los valores de corte optimizados a partir de los estudios derivados de los sen/icios de urgencias. En este contexto, son obligados los valores inferiores, optimizados en función de su valor predictivo negativo para descartar (más que para identificar) la IC (v. tabla 23-5).32 Como demuestra el grupo de atención primaria del estudio ICON, la estratificación por edades mejora también en este ámbito la precisión diagnóstica. Si se aprecia que los valores para un paciente están por encima de los correspondientes valores de corte, es probable que sean necesarias otras pruebas diagnósticas, como la ecocardiografía. Las causas de los niveles falsamente bajos de BNP o NT-pro-BNP en el entorno ambulatorio parecen ser asimilables a las de los © pacientes con disnea aguda. Las concentraciones de péptidos natriuréticos aportan una útil infor mación pronóstica para todos los estadios de la IC reseñados por el ACC/ AHA, incluso cuando es ajustada en función de variables importantes, como las deducidas de la anamnesis, la exploración física, la ecocar diografía o la prueba de esfuerzo cardiopulmonar (PECP). Aunque una sola medición de los péptidos natriuréticos es significativa para el pronóstico, las mediciones de seguimiento seriadas dotan de mayor validez a la información pronóstica. Por ejemplo, en pacientes con IC descompensada aguda, aquellos que no muestran una consistente dis minución de BNP o NT-pro-BNP en el momento del alta hospitalaria tienden a registrar tasas de morbilidad y mortalidad sensiblem ente superiores.33 En consecuencia, se ha propuesto que lo deseable es una reducción de BNP o NT-pro-BNP del 30% o más en el momento del alta. De m anera similar, en la llamada IC ambulatoria, la elevación crónica o el incremento de los valores de péptidos natriuréticos identi fican a la población de pacientes expuestos a un riesgo particularmente alto. Considerando que los tratamientos de la IC pueden reducir las concentraciones de BNP y NT-pro-BNP, el vínculo entre los péptidos natriuréticos y el control del pronóstico ha hecho que se abogue por utilizarlos para «guiar» el tratamiento de la IC.34 Los resultados de los ensayos en los que se examinaron los tratamientos de IC guiados por péptidos natriuréticos son controvertidos (tabla e23-l). Sin embargo, recientes resultados avalan este enfoque, en especial cuando se introduce un significativo ajuste del tratamiento en respuesta al reconocimiento de valores elevados de péptidos natriuréticos.34 Otros biomarcadores Se han identificado otros prometedores biomarcadores que se pueden apli car a pacientes con IC, algunos de los cuales están disponibles en el ámbito 479 Valoración clínica de la insuficiencia cardíaca In su fi c ie n c ia c a r d ía c a clínico (v. tabla 23-5). En general, los nuevos biomarcadores de la IC se han desarrollado para complementar el uso de los péptidos natriuréticos en el establecimiento del pronóstico. Aunque la mayoría de ellos no satisfacen aún las condiciones previas que justifican su uso generalizado, hay algunos nuevos biomarcadores de efectos prometedores que merecen mención. Las concentraciones circulantes de 5T2 soluble (un miembro de la familia de los receptores de interleucinas) han puesto de manifiesto una estrecha correlación con la IC progresiva y la muerte en los cuatro estadios de la IC consignados por el ACC/AHA.29 Originalmente identificado en un mode lo científico básico de mecanotransducción, el ST2 desempeña un papel central en la formación de fibrosis en el corazón. En consecuencia, la elevación de sus concentraciones se asocia a disfunción cardiovascular progresiva, remodelado y riesgo de muerte. Las concentraciones de ST2 soluble son aditivas (y superiores) a las de los péptidos natriuréticos en lo que respecta a la determinación del pronóstico, resultan útiles en la ICFEr y la ICFEc, y son similares a las de los péptidos en cuanto a capacidad de inducir cambios tras el tratamiento de la IC. Tanto en pacientes con IC descompensada aguda como en los que padecen IC crónica, una elevación sostenida o repentina del valor de ST2 es un importante factor predictivo de pronóstico adverso. Cabe destacar que, en un grupo de pacientes aparentemente normales participantes en un análisis de base poblacional, los valores de ST2 predijeron la IC futura en mayor medida que otros biomarcadores, como el BNP, y que los parámetros ecocardiográficos.35 Este hallazgo supone que los cambios bioquímicos en el remodelado ven tricular pueden ser detectables bastante antes de que los biomarcadores convencionales o de imagen sean anómalos. La galectina 3 es otro de los nuevos biomarcadores de la fibrosis tisular. Es producida por diferentes tipos tisulares, como los macrófagos activados des pués de una lesión tisular, y guarda una estrecha correlación con el aumento de la formación de colágeno miocárdico. Al evaluarlos clínicamente, los valores elevados de galectina 3 no solo predicen los pronósticos adversos en pacientes con IC asociada tanto a ICFEr como a ICFEc, sino también el desarrollo de IC en pacientes aparentemente normales, de manera similar a lo que sucede con ST2.29 Las proteínas miofibrilares troponinas T e / son indicadoras de lesión de los miocardiocitos y, en ocasiones, están elevadas en la IC, en ausencia de síndrome coronario agudo o incluso de enfermedad arterial coronaria significativa. Aunque un valor de troponina elevado no identifica específica mente la necrosis miocárdica derivada de la enfermedad arterial coronaria por sí misma, considerando la importancia del infarto de miocardio agudo en el desarrollo de la IC descompensada aguda, en este contexto es siempre necesario proceder a la medición de las troponinas, aunque interpretando el resultado de la medición con precaución. Las concentraciones de troponina elevadas constituyen un factor pronóstico de desarrollo de IC y un factor predictivo independiente de la mortalidad en todo el espectro de la IC. Con el surgimiento de pruebas de troponina de alta sensibilidad, en cada vez más pacientes se encontrarán concentraciones elevadas de estos importantes factores predictivos de riesgo.36 Se están desarrollando otros nuevos biomarcadores que pueden desem peñar un papel destacado en la evaluación global del paciente con IC. Muchos de ellos reflejan tensión sistémica o desorganización de los órga nos distintos del corazón. Por ejemplo, el fragmento mediorregional de la proadrenomedulina es un biomarcador que refleja la tensión vascular y sistémica, con alto poder pronóstico de desenlace adverso a corto plazo (v. también capítulo 22).30 De modo similar, el factor de diferenciación del crecimiento 15, otro marcador de la tensión cardiovascular, no solo predice de forma fiable los resultados en la IC establecida, sino que también puede ser un importante factor pronóstico de IC de nuevo desarrollo en perso nas aparentemente sanas.35 El fragmento C terminal de la provasopresina (también conocidocomo copeptina) es un medio indirecto, a través del cual es posible medir la hormona madre, biológicamente inestable, de la cual deriva. Los valores de la copeptina son pronósticos para la IC, aunque, curio samente, no se asocian de forma directa a los valores de sodio sérico en este contexto.29 Por último, están surgiendo nuevos biomarcadores de la disfunción renal que son importantes factores predictivos de riesgo cardiovascular, cuya eficacia es mayor que la de las mediciones convencionales de nitrógeno ureico sanguíneo o creatinina sérica. La cistatina C (una proteína ubicua que se halla en todas las células nucleadas y cuya eliminación se relaciona directamente con la filtración glomerular) y la proteína p traza son dos marcadores de la función renal cuyos valores están estrechamente relacionados con el desenlace de la IC, mientras que la lipocalina asociada a gelatinasa de neutrófilos, la A/-acetil-p-D-glucosaminidasa y la molécula-1 de lesión renal son promete dores biomarcadores de lesión renal aguda, cuyos valores se elevan bastante antes de que se perciba empeoramiento de la función renal y que aportan importante información pronóstica en pacientes con IC.20 En última instancia, para la evaluación global de la IC, parece probable que una combinación o una serie de biomarcadores sea la forma más 480 eficaz de valorar el pronóstico. PUNTUACIÓN DE R IESG O PA RA D ETERM IN A R EL PRONÓSTICO Durante la evaluación inicial y posterior del paciente con IC, el médico ha de valorar de manera rutinaria el potencial de pronóstico adverso. Ade más de las pruebas de biomarcadores, existen diferentes métodos convali dados para la estratificación de riesgos en la IC, que incluyen puntuaciones de riesgo clínico multivariable aplicables a pacientes tanto ambulatorios como hospitalizados. Una puntuación de riesgo convenientemente conva lidada, la del modelo Seattle Heart Failure, se encuentra disponible en una aplicación de Internet (www.seattleheartfailuremodel.org) y ha demostrado que aporta información relevante referida al riesgo de muerte en personas con IC ambulatoria.37 Rara pacientes hospitalizados con síntomas de des compensación aguda, el modelo desarrollado por el Acute Decompensated Heart Failure National Registry (ADHERE) incorpora tres variables que se miden de manera sistemática en el momento del ingreso hospitalario (presión sanguínea sistólica, nitrógeno ureico sanguíneo y creatinina sérica) y distintas subdivisiones de los participantes en categorías, con diferencias porcentuales de orden 10 en lo que respecta al riesgo (del 2,1 al 21,9%).22 Es importante reseñar que las puntuaciones no ofrecen el mismo rendimiento en lo que se refiere a la estimación de riesgo tras un reingreso hospitalario. A tal efecto, es preferible recurrir a los biomarcadores. CATETERISM O C A R D ÍA C O DERECHO La medición de las presiones intracardíacas y la hemodinámica, como parte del estudio diagnóstico o para orientar el tratamiento, se lleva a cabo con menor frecuencia en la actualidad que en el pasado, dado que los biomar cadores y las técnicas de imagen no invasivas aportan buena parte de la información que antes solo se podía obtener mediante cateterismo. No obs tante, en la medida en que el cateterismo cardíaco derecho (v. capítulo 19) favorece la evaluación inequívoca de la hemodinámica y las presiones de llenado, resulta de particular utilidad en casos que implican incertidumbre en lo que respecta a los síntomas del paciente, y en situaciones que requie ren mediciones precisas para orientar el tratamiento o la toma de decisiones (p. ej., selección de pacientes para trasplante cardíaco). Asimismo, este cateterismo resulta de utilidad (y ha de tomarse en consideración) en casos de IC complicada por hipotensión clínicamente significativa, hipoperfusión sistémica, dependencia de infusión de inótropos o síntomas graves persis tentes, a pesar del ajuste de los tratamientos recomendados. Una valoración invasiva con cateterismo cardíaco derecho es importante para determinar la resistencia vascular pulmonar, necesaria para la eva luación del trasplante cardíaco. En tal contexto, cuando se observa que las presiones arteriales pulmonares están elevadas, es posible determinar la respuesta ante fármacos vasodilatadores, lo que supone una información significativa para establecer si un paciente con hipertensión pulmonar es un candidato aceptable para trasplante cardíaco. Por otra parte, la obtención de la presión de enclavamiento en la arteria pulmonar es útil para valorar el estado de volumen. Su valor suele estimar la presión telediastólica ventricular izquierda, si no hay obstrucción del flujo entre la aurícula y el ventrículo izquierdos. Aunque la determinación de las variables hemodinámicas en reposo es suficiente en la mayoría de los pacientes, en ciertos casos el ejercicio revela la presencia y/o la magnitud de presiones y flujo intracardíacos anómalos. La hipertensión pulmonar, por ejemplo, puede ser altamente dinámica, lo que hace necesarias las correspondientes mediciones con ejercicio. El uso de control hemodinámico para orientar el tratamiento fue eva luado en pacientes con IC avanzada en el ensayo Evaluation Study of Con gestive Heart Failure and Pulmonary Artery Catheterization Effectiveness (ESCAPE).38 Sus resultados no demostraron ninguna ventaja clara para la morbilidad o la mortalidad relacionada con el abordaje guiado por la presión de la arteria pulmonar, en comparación con la valoración clínica minuciosa. La no afectación de los resultados posteriores al alta parece relacionarse con el hecho de que las mejoras hemodinámicas obtenidas durante la hospitalización retrocedieron al estado basal en un plazo relativamente breve. En consecuencia, el «tratamiento personalizado» de la IC se emplea con menor frecuencia ahora que en el pasado, aunque aún desempeña una función relevante, en especial en pacientes con IC complicada por hipoperfusión sistémica. B IO PS IA E N D O M IO C Á R D IC A El papel de la biopsia endomiocárdica en la valoración de pacientes con IC también se trata en el capítu lo 67. En general, la biopsia del miocardio se efectúa cuando se sospecha la presencia de un trastorno http://www.seattleheartfailuremodel.org El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. de pronóstico singular o de uno que responda a un régimen terapéu tico específico, cuyos diagnósticos no puedan establecerse por medios convencionales. Los beneficios acumulados, diagnósticos, terapéuticos y pronósticos, de la información que se obtiene con una biopsia han de sopesarse con los riesgos inherentes a la técnica. DETECCIÓN DE E N F ER M ED A D ES CO NCO M ITANTES La incidencia de la IC aumenta de manera pronunciada a partir de la sexta década de vida, lo que coincide con el momento en el que otras enfermedades crónicas comienzan a manifestarse. Además, muchas de las alteraciones que dan lugar al desarrollo de IC (p. ej., diabetes, hipertensión, ateroesclerosis) afectan a órganos distintos del corazón. Así pues, las enfermedades concomitantes son frecuentes en pacientes con IC y ejercen efectos pronunciados en la evolución de los pacientes. De hecho, un sus tancial porcentaje de los ingresos hospitalarios de pacientes con IC no se relacionan con la propia IC, hasta el punto de que, en más de la mitad de los casos, el ingreso no guarda relación con un episodio cardíaco.39 En el suplemento en línea de este capítulo se presenta información adicional sobre esta cuestión (Comorbid Conditions and Heart Failure). VA LO RA C IÓ N DE LA C A L ID A D DE V ID A La IC ejerce un profundo efecto sobre la calidad de vida. De hecho, el deterioro de la calidad de vida relacionado con la mala salud es un impor tante factor predictivo de pronóstico adverso en los pacientes afectados. Entre los determinantes de mala calidad de vida en la IC cabe mencionar sexo femenino, edadjoven, índice de masa corporal (IMC) alto y presen cia de síntomas agravados, así como depresión y apnea del sueño.411 Se han referido casos de mejora de la calidad de vida tras tratamiento de resincronización cardíaca o en programas de abordaje de la enfermedad mediante tratamiento agresivo. Considerando su importancia, en la visita inicial y en las posteriores, se debe prestar atención a la valoración de la calidad de vida, bien mediante una anamnesis convencional o bien por medio de medios de estimación convalidados, como el cuestionario de miocardiopatía de Kansas City o el cuestionario de Minnesota para personas con insuficiencia cardíaca. PRUEBA DE ESFUERZO C A RD IO P U LM O N A R La intolerancia al ejercicio es un síntoma destacado de IC. A pesar de ello, la cuantificación de esa intolerancia resulta imprecisa. Así, por ejemplo, abordajes estándar, como el uso de los criterios de la NYHA o la prueba de marcha durante 6 min, son medidas subjetivas y poco sensibles de la capacidad funcional. Además, la prueba de marcha durante 6 min no muestra cuán cerca está el paciente de su capacidad máxima de ejerci cio, no distingue las causas de la reducción de dicha capacidad (p. ej., cardíaca, pulmonar, ortopédica) de la falta de motivación, y no tiene en cuenta los efectos de la condición física (o la falta de ella) y/o la edad. Cuando se requiere información más precisa, a menudo se recurre a la prueba de esfuerzo cardiopulmonar específica, que permite identificar las causas de la intolerancia al ejercicio y cuantificar la capacidad de esfuerzo, además de aportar información fisiológica importante no proporcionada habitualmente por las pruebas de esfuerzo estándar.41 La PECP se realiza en cinta continua o en bicicleta estática, una vez limitados los síntomas. Se procede a analizar el intercambio gaseoso en reposo, durante el ejercicio y en la fase de recuperación tras el esfuerzo, tomándose medidas de captación de oxígeno (Vo2), ventilación espi ratoria (Ve) y producción de dióxido de carbono (Vco2), expresándolas habitualmente como cocientes de sus pendientes. La Vo2 máxima es la expresión estándar de la capacidad de resistencia, y su determinación se basa en la ecuación de Fick, en la que se determina que Vo2 = gasto cardíaco x [contenido de oxígenoarteriai - contenido de oxígenovenoso]. Así pues, Vo2 es función directa del gasto cardíaco, por lo que se establecen asociaciones muy estrechas entre Vo2 máxima, gasto cardíaco y riesgo de muerte. La pendiente Ve/Vco2 es una expresión de la eficacia de la eliminación de C02 pulmonar durante el ejercicio, y también se ha indicado que puede tener un notable valor pronóstico. A menudo, estas variables se emplean junto con otras en la valoración de la IC avanzada. La PECP es un com ponente estándar de la evaluación de rutina previa al trasplante cardíaco. Los valores de Vo2 máxima moderada o pronunciadamente reducidos (p. e j., < 14 mi 0 2 • kg-1 • m in-1) se em plean con frecuencia como umbral pronóstico en este contexto, © mientras que cuando los valores de Vo2 máxima se sitúan por debajo de 10 mi 0 2 • kg-1 • min-1, se considera que la reducción es grave y tienen un particular valor pronóstico cuando la pendiente Ve/Vco2 es de 45 o mayor. Diversos tratamientos favorables de la IC, como ciertos fármacos, la resincronización cardíaca o el ejercicio, a menudo mejoran los parámetros de la PEOR aunque ello no siempre sucede. Por ejem plo, los p-bloqueantes ejercen una significativa influencia sobre la supervivencia, pero no mejoran sustancialmente laVÓ2 máxima. Por tanto, dado que estos fármacos mejoran el pronóstico para cualquier valor de Vo2 máxima, su uso agresivo necesariam ente dará lugar a un valor de corte óptimo inferior a 14 m i 0 2 ■ kg-1 • m in-1 para la derivación a trasplante cardíaco. Aunque la PECP se ha convalidado más en la ICFEr, parece tener también valor pronóstico en la ICFEc, si bien los datos al respecto son más limitados. M O D A L ID A D E S DE IM A G E N ÚTILES PA RA EL D IA G N Ó ST ICO Y EL TRATAMIENTO DE LA IN SU F IC IEN C IA C A R D ÍA C A Las pruebas de imagen cardíaca no invasivas desempeñan una función esencial en la valoración de la IC y para determinar si el paciente debe ser clasificado en la categoría de ICFEc o ICFEr. Las técnicas de imagen ayudan a confirmar el diagnóstico de IC, valorando la presencia y la gravedad de las alteraciones estructurales y funcionales del corazón, aportando indicios sobre la etiología de la disfunción cardíaca (p. ej., cardiopatía congénita, anomalías valvulares, afectación pericárdica, enfermedad arterial coronaria) y contribuyendo a la estratificación de riesgos de los pacientes y, posiblemente, a orientar las estrategias tera péuticas. Asimismo, ayudan a valorar la eficacia de las intervenciones, a obtener información pronostica y a orientar ulteriores tratamientos. Las principales modalidades de imagen cardíaca no invasiva utilizadas para evaluar a pacientes con IC son la ecocardiografía (v. capítulo 14), la resonancia magnética (RM) (v. capítulo 17), la tomografía computarizada (TC) (v. capítulo 18) y las técnicas de imagen nuclear, que comprenden la tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT) y la tomografía de emisión de positrones (PET) (v. capítulo 16).Todas apor tan datos complementarios y cada una de ellas proporciona información específica en los pacientes individuales. Aunque la evaluación inicial de un paciente con IC de nuevo diagnóstico comprende una ecocardiografía transtorácica, es posible considerar otras modalidades, como RM,TC y/o técnicas nucleares, en función de la necesidad de abordar cuestiones relacionadas con la estructura y función cardíacas, la etiología, y aspectos como la reversibilidad de la disfunción sistólica con revascularización. Las indicaciones específicas y las ventajas de cada técnica se resumen en la figura 23-3 y la tabla e23-2. Ecocardiografía La ecocardiografía transtorácica (v. también capítulo 14) es un compo nente importante de evaluación de la IC,42 se efectúa sin riesgo para el paciente, no conlleva exposición a radiación y, si es necesario, se realiza a la cabecera del paciente. Es particularmente idónea para evaluar la estructura y la función del miocardio y las válvulas cardíacas, y aporta datos sobre presiones y flujos intracardíacos. Morfología Función Tejido Metabolismo RM | ' | F IG URA 23-3 Utilidad relativa de las modalidades de imagen no invasivas. (Modifica do de Friedrich MG: Tissue characterization of acute myocardial infarction and myocarditis by cardiac magnetic resonance. JACC Cardiovasc Imaging 1:652, 2008.) 481 Valoración clínica de la insuficiencia cardíaca In su fi c ie n c ia c a r d ía c a En pacientes con ICFEr, los volúmenes ventriculares izquierdos y la función sistólica se pueden valorar semicuantitativamente, o bien cuan- tificarse usando el método biplanar y la regla de Simpson modificada. La información sobre la morfología y los tamaños relativos de las cavidades cardíacas puede indicar diagnósticos específicos. Por ejemplo, la hiper trofia ventricular izquierda concéntrica con aumento de tamaño biauricular importante hace que sea mayor la posibilidad de que la IC se deba a un proceso infiltrante, como la amiloidosis, sobre todo en ausencia de diag nóstico previo de hipertensión. La función diastólica se evalúa mediante mediciones Doppler, incluyendo análisis del patrón de flujo de entrada de la válvula mitral (ondas inicial [I] y auricular [A]), de las velocidades tisulares en el anillo de la válvula mitral, del flujo en la vena pulmonar y del volumen auricular izquierdo ajustado con arreglo a la superficie corporal (v. capítulos 14 y 27). La disfunción diastólica puede clasificarse como de grados I al III, basándose en las mediciones previas, con importancia pronóstica creciente para la IC a medida que se registra agravamiento del grado de disfuncióndiastólica. La hipertensión pulmonar en pacientes sin disfunción sistólica o enfermedad pulmonar significativas indica posible presencia de disfunción diastólica. Otra ventaja de la ecocardiografía es su capacidad de estimación de las presiones cardíacas derechas de forma no invasiva. Por ejemplo, las presiones auriculares derechas se estiman en función del diámetro de la vena cava inferior (VCI), y el cambio relativo de dicho diámetro en la inspiración con un colapso inspiratorio de al menos el 50% se asocia a presiones auriculares derechas normales, mientras que el aumento del diámetro de la VCI con cambios inspiratorios menores indica elevación de la presión auricular derecha. Resonancia magnética La resonancia magnética (RM) (v. también capítulo 17) proporciona imá genes de alta calidad del corazón y no conlleva exposición a radiaciones, lo que supone una notable ventaja con respecto a la TC. Las imágenes diagnósticas pueden obtenerse en prácticamente todos los pacientes y, a diferencia de lo que sucede en la ecocardiografía, se adquieren en planos tomográficos arbitrarios. La RM es excelente para evaluar la morfología cardíaca, el tamaño de las cavidades y la función del corazón. Mediante distintas secuencias de pulso, con o sin contraste de gadolinio, la RM puede tipificar el tejido miocárdico y valorar su viabilidad. La RM cardíaca permite distinguir las miocardiopatías isquémicas de las no isquémicas, basándose en el patrón de realce tardío de gadolinio en imágenes ponde radas en T1. La miocardiopatía isquémica suele exhibir un realce suben- docárdico característico en localizaciones de infarto previo, mientras que la miocardiopatía dilatada no isquémica habitualmente muestra ausencia de realce, realce en la pared media u otros patrones, dependiendo de la etiología43 (fig. 23-4). Además, la RM es muy útil para la detección de miocarditis,44 así como en el diagnóstico de miocardiopatías específicas, como los procesos infiltrantes y la ausencia de compactación ventricular izquierda. Una importante limitación de la RM es que no resulta segura para pacientes con marcapasos o desfibriladores implantados, aunque el problema queda solventado tras la aparición de los dispositivos compati bles con RM. Tomografia computarizada cardíaca La actual función de la TC cardíaca (v. también capítulo 18) en la IC se centra en ayudar a determinar la eventual presencia de enfermedad arterial coronaria obstructiva mediante angiografía porTC,45 aplicación importante, sobre todo para pacientes con escasa probabilidad de padecer dicha enfer medad. Entre las aplicaciones emergentes de la angiografía por TC cabe citar la valoración de la anatomía venosa coronaria antes de la colocación de electrodos para tratamiento de resincronización cardíaca (TRC). Avances recientes en la tecnología de la TC han hecho que la exposición a radiación en ella sea menor. Sin embargo, la angiografía porTC cardíaca aún requiere administración de contraste yodado, lo que supone un problema para pacientes con riesgo de nefrotoxicidad. Imagen nuclear Se ha desarrollado una amplia gama de técnicas de imagen nuclear para el estudio de la IC (v. también capítulo 16). En particular, la SPECT y la LESION ISQUEMICA Infarto subendocárdico Infarto transmural O LESION NO ISQUEMICA HR de la pared media G Q Q • Miocardiopatía • Miocardiopatía dilatada idiopática hipertrófica • Miocarditis • Sobrecarga de HR epicárdico Sarcoidosis Miocarditis Enfermedad presión ventricular de Anderson-Fabry derecha (p. ej., • Enfermedad cardiopatía congénita, de Chagas HTN pulmonar) O O B • Sarcoidosis, miocarditis, enfermedad de Anderson-Fabry, enfermedad de Chagas HR endocárdico generalizado O C • Amiloidosis, esclerosis sistémica, postrasplante cardíaco FIGURA 23-4 Patrones de hiperrealce (HR) con RM en varios estados patológicos, con localización de lesiones isquémicas y no isquémicas. HTN, hipertensión. (Modificado de 482 Mahrholdt H, Wagner A, Judd RM, et al: Delayed enhancement cardiovascular magnetic resonance assessment of non-ischaemic cardiomyopathies. Eur Heart J 26:1461, 2005.) El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. PET resultan adecuadas para valorar la isquemia y la viabilidad miocárdicas, y para evaluar la función del miocardio. La determinación de la viabilidad miocárdica con imagen nuclear se analiza en el capítulo 16. R ESU M EN Y PERSPECTIVAS FUTURAS A medida que evolucionan las opciones terapéuticas para la IC, la atención se centra en la consecución de una valoración de los pacientes más rápida, precisa y rentable, con objeto de proporcionar información inequívoca sobre la presencia, gravedad y causas de la IC. Es probable que las nuevas perspectivas sobre la biología de la disfunción cardíaca conduzcan al desarrollo de abordajes terapéuticos específicos de la etiología subyacente. Continuos avances en el uso de biomarcadores y técnicas de imagen para diagnosticar, estadificar y determinar la causa subyacente de la IC serán necesarios para satisfacer las futuras demandas. Aunque estas modali dades diagnósticas aumenten su precisión y su exactitud, la información deducida de la anamnesis y la exploración física continuará siendo la base del conocimiento para aplicar las pruebas de manera más prudente y para abordar el tratamiento más eficaz de los pacientes. B ib lio g ra f ía Definiciones relacionadas con la insuficiencia cardíaca 1. Brouwers FR Hillege HL, van Gilst WH, et al: Comparing new onset heart failure with reduced ejection fraction and new onset heart failure with preserved ejection fraction: An epidemiologic perspective, Curr Heart Fail Rep 9:363,2012. 2. Yancy CW, Jessup M, Bozkurt B, e t al: 2013 ACCF/AHA Guideline for the Management of Heart Failure: A report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines, JA m Coll Cardiol 62 :el47,2013. A nam nesis médica y exploración física 3. Solomonica A, Burger AJ, Aronson D: Hemodynamic determinants of dyspnea improvement in acute decompensated heart failure, Circ Heart Fail 6:53,2012. 4. Jones J, McDermott CM, Nowels CT, et al: The experience of fatigue as a distressing symptom of heart failure, Heart Lung 41:484,2012. 5. Avery CL, Loehr LR, Baggett C, et al: The population burden of heart failure attributable to modifiable risk factors: The ARIC (Atherosclerosis Risk in Communities) study, J Am Coll Cardiol 60:1640,2012. 6. Cardinale D, Colombo A, Cipolla CM: Prevention and treatment of cardiomyopathy and heart failure in patients receiving cancer chemotherapy, Curr Treat Options Cardiovasc Med 10:486,2008. 7. Mangoni AA, Woodman RJ, Gaganis P, et al: Use of non-steroidal anti-inflammatoiy drugs and risk of incident myocardial infarction and heart failure, and all-cause mortality in the Australian veteran community, Br J Clin Pharmacol 69:689,2010. 8. Drazner MH, Hellkamp AS, Leier CV, et al: Value of clinician assessment of hemodynamics in advanced heart failure: The ESCAPE trial, Circ Heart Fail 1:170,2008. 9. Sweitzer NK, Lopatin M, Yancy CW, et al: Comparison of clinical features and outcomes of patients hospitalized with heart failure and normal ejection fraction (> or =55%) versus those with mildly reduced (40% to 55%) and moderately to severely reduced (<40%) fractions, Am J Cardiol 101:1151, 2008. 10. Brack T, Randerath W, Bloch KE: Cheyne-Stokes respiration in patients with heart failure: Prevalence, causes, consequences and treatments, Respiration 83:165,2011. 11. Gheorghiade M, Follath F, Ponikowski P, et al: Assessing and grading congestion in acute heart failure: A scientific statement from the acute heart failure committee of the heart failure association of the European Society of Cardiology and endorsed by the European Society of Intensive Care Medicine, Eur J Heart Fail 12:423,2010. 12. Ho JE, Gona P, Pencina MJ, et al: Discriminating
Compartir