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Reporte de Lectura. Pelai Pagés, El historiador y la historia. Este texto lo podría entender también bajo el título de “todo lo que el historiador saber antes de hacer historia”, porque Pagés explica de una manera bastante clara las implicaciones bajo la globalidad del historiador. En el primer subtema, inicia puntualizando que el historiador es mortal, simplemente hombre de su mismo presente. Y que a si mismo aprovecha para englobar la definición de historia como esa relación sin fin del historiados entre su pasado y presente casi simbiótica. Este presente será el que determine a través de los problemas, motivaciones y vivencias, su objeto de estudio y que congruentemente, esta obra histórica, responderá al momento preciso en la que fue creada. Esto demanda una correspondencia al pasado estudiado pues de la misma manera se debe conocer íntimamente el marco histórico de la época estudiada, sin embargo, es Croce quien argumenta que toda es historia resulta contemporánea pues responde a las necesidades actuales y la situación presente. Pero es mejor entendible este juicio cuando Ingenieros invita a los jóvenes a repensar la historia y evitar las rígidas ideologías e idolatrías malsanas. Otra característica importante que hace referencia el autor es la del lenguaje, pues es este el que determina nuestro propio conocimiento y que los límites de nuestro propio lenguaje serán los límites de nuestra visión del mundo. Continúa con las influencias intelectuales del presente en el historiador. Estás evidentemente son las formas en la que el pensamiento y la concepción del mundo se modifican de acuerdo a la dinámica de las evoluciones sociales que son todo menos homogéneas en su pensamiento, a esto se suman los elementos constitutivos de la vida del historiador que actúan como condicionamientos en su quehacer historiográfico, es decir sus valores, creencias religiosas, ideología, posición política, etc. Es importante reconocer que el historiador no puede sustraerse de las restricciones sociales a as que forma parte, consciente o inconscientemente. Esta determinación social es esencial para comprender “el punto de partida interpretativo de un historiador”, pues forma parte del entendimiento a partir del cual construye su metodología historiográfica y que la adscripción ideológica, la militancia política y la situación de clase son actores inevitables sobre el historiador, pero sobretodo remarca el autor que la es aún mayor la influencia del marco cultural que deriva del contexto socio-familiar como el de su contexto nacional. Procede a explicar cómo ha cambiado la conceptualización de la historia como herramienta productora del conocimiento y se resume, a mí parecer, en que la obra histórica resulta un producto determinado socialmente desde su proceso cognoscitivo hasta su mismo objeto de estudio práctico de primer orden imbuido de la ideología del historiador. Finalizando en la lectura, Pagés aclara que no existe un único método historiográfico, pero que aun así la ciencia histórica provee métodos y técnicas de validez universal para los historiadores. Sin embargo, el problema del método en las ciencias sociales es complejo y antiguo. Los problemas mencionados son: El de las fuentes (porque no son siempre objetivas, auténticas o veraces), el de los métodos de verificación (para lograr una interpretación correcta del texto fuente y el de la validez respecto al modelo histórico utilizado por el historiador donde se especifica que el método “debe estar siempre en función de la teoría que el historiador profesa”. En resumen, una lectura muy completa y fácil de entender el punto que quiere compartir el autor acerca de lo que un historiador debe ser consciente en su ejercicio profesional.
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