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Reporte de lectura Hannah Arendt

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Reporte de lectura Hannah Arendt 
 
Instituto de Filosofía 
Alumno: Alan Daniel Alamillo Sepúlveda 
Curso: 2015 – I, 4º cuatrimestre 
Asignatura: Antropología filosófica II 
 
Para Hannah Arendt, la acción humana no es otra cosa que la “aparición” del hombre en el mundo, es 
la expresión del ser, pero una expresión que necesariamente requiere de receptores, un ser-con-los 
otros. De hecho, la acción humana no sería tal si no se da en el marco relacional con otros humanos, 
podemos decir así que la acción humana es relacional por antonomasia (pluralidad humana). 
El discurso, igualmente es parte integrante de la expresión del ser; precisamente por la condición de 
la pluralidad, es decir, de la distinción entre los hombres. El discurso viene a clarificar y plenificar la 
acción, pues el hombre tiene necesidad de la palabra para explicitar sus actos, para manifestar su ser. 
Cuando hablo de distinción, en absoluto lo puedo comparar con el concepto de alteridad. Para Arendt, 
la distinción se da únicamente entre los seres humanos, puesto que son iguales en naturaleza, pero 
únicos, “distintos” en esencia. La alteridad se da en la relación con lo otro-objeto y animal, con toda 
realidad no humana, que no solo difiere del hombre en esencia, sino también en naturaleza. Así la 
alteridad corresponde a la diferencia entre naturalezas y esencias, como la distinción entre esencias 
solamente. 
Retomando la relación de acción y discurso, podemos decir que la acción hace tangible lo que el 
discurso no puede describir con palabras, el discurso clarifica y salva de malentendidos lo que se 
manifiesta con la acción, sin embargo, es posible “aparecer” con una de las dos cualidades en un 
determinado momento, pero siempre se corre el riesgo de obstaculizar o deteriorar la comunicación 
relacional. Acción y discurso son los únicos medios de la “Acción” humana como la entiende Arendt, 
esto es, como la expresión del ser, que sólo se da en presencia de otros. 
Cuando la acción y el discurso se intentan separar, al grado de polarizarse, ambas pierden su función 
esencial y el ser humano se aliena progresivamente, pierde el contacto con la realidad. 
Esto ha sucedido en diversos momentos a lo largo de la historia, donde la política - que no es otra 
cosa que el espacio en el cual los seres humanos se relacionan y se organizan en vistas a objetivos 
comunes y consensuados – ha sido uno de los ámbitos principales y claros donde se manifiesta dicha 
polarización. Podemos reconocer esto en diversas formas de gobierno, campañas electorales, 
estrategias militares. Aquí, muchas veces, el discurso es más una enumeración de falacias que 
esconden segundas intenciones, entonces la acción posterior nunca coincide con el discurso, al 
contrario lo contradice.

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