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Reporte de lectura la consolidacion del castellano

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Omar Valverde García
Reporte de lectura: La consolidación del castellano
El mester de juglaría
La literatura castellana se inicia con el Cantar del mio Cid, en éste hay versos que indican, por un lado un estado de emoción humana, y, por otro un estado lingüístico y un ideal poético. Los difundidores de la leyenda del Cid fueron los juglares, una especie de artistas ambulantes, que, entre otras habilidades para divertir a la gente, tenían la de contar en verso, toda clase de noticias no escuchadas antes por el público. Gracias a esto encontramos el agrandamiento de la realidad en diferentes cantares.
Per Abbat escribió en 1307, todo lo que recordaba acerca del mio Cid, y por casualidad su cuaderno llego íntegro a nuestros días.
Las características de los cantares juglarescos son tres: 1) el verso irregular dividido en dos porciones; 2) la “tirada”, conjunto de versos de una misma rima y de extensión muy variable; 3) la rima que amalgama cada tirana.
El Cantar del mio Cid nació en una región más aragonesa que castellana en los siglos XII y XIII, pero Per Abbar que habla castellano intenta conservar la forma aragonesa, sin embargo inconscientemente castellaniza porciones del texto que estropean algunas rimas.
El mester de clerecía
Al mester de juglaría se contrapone el “mester de clerecía”, oficio de clérigos, arte de hombres que tienen trato con libros. A diferencia de los juglares, que tratan de levantar el tono de voz, los clérigos tratan de acercarse al pueblo, y, puesto que es la primera vez que hay en romance un lenguaje poético escrito, tienen que haber sido conscientes de que esas palabras eran propias del lenguaje hablado. Hay que tener en cuenta que los poemas del mester de clerecía, suponían lectores que entendieran algo de latín. Cuando circulan estos poemas se remedia de algún modo la escisión entre “cultura superior” y cultura del pueblo.
España no tuvo el florecimiento literario de la Europa medieval esto debido indirectamente a la invasión musulmana, solo las regiones alejadas de la guerra y cercanas a otros países tuvieron un pequeño florecimiento en la literatura. Con la literatura escrita disminuyeron los juglares, lo que se escribió fue obra de hombres letrados a finales del siglo XIII.
La obra de Alfonso el sabio
Alfonso careció de acometividad guerrera y astucia diplomática, sin embargo tuvo un papel decisivo en la evolución de la lengua y de la cultura, el cual fue, ser el creador de la prosa española con sus compilaciones acerca del derecho y la historia. Dentro de la tradición castellana pudo Alfonso, dar sustancia y estabilidad al lenguaje narrativo o científico, porque aprovechó experiencias, como la portuguesa, que faltaban en el lenguaje poético del 
Castellano.
 
La literatura de los siglos XIV y XV
Con la muerte de Alfonso, la literatura española tenía ya madurez para las siguientes figuras que surgirían en el siglo XIV, como lo son: 
Don Juan Manuel (1283-1348), sobrino de Alfonso X, quien cultivo la prosa castellana con conciencia de oficio; Sem Tom, rabino de Carrión; Juan Ruiz, arcipreste de Hita; Juan Fernández de Heredia (1310-1396); y Pedro López de Ayala, canciller de castilla.
Con todos estos autores, había ya en España lo que Alfonso X había echado de menos: un cultivo asiduo, plural y “profesional” del lenguaje lírico.
En el siglo XV, los temas, los ideales y la retórica se llaman “cancioneriles” a causa de la compilación de los manuscritos de cancioneros. También en este siglo, España, estaba retrasada con respecto a Italia en el ámbito Humanístico al no tener acceso a las obras de la época clásica, ya sea por la falta de conocimiento de las lenguas clásicas o por la carencia de escritos, así que en este siglo fue España, más una imitación de la cultura italiana. Las consecuencias positivas de esto son el surgimiento del género de “libros de caballerías”, que tuvieron gran auge en todo el territorio. 
Al final del siglo XV abundan ya las ciudades con talleres de imprenta, y es gracias a ellos que se popularizaron obras como La Celestina, que es la mejor obra escrita en nuestra lengua antes del Quijote, y ésta es una comedia humanística en castellano.
La lengua en los siglos XIII, XIV y XV
La lengua en las obras de estos siglos, no es de gran complejidad lingüística, la dificultad del lector moderno para con estos textos es identificarse con el tema a tratar.
A partir de Alfonso X, crecen los rasgos de la lengua a causa de la escritura, pues dan fijeza a ésta y modernidad a su época, en la cual el castellano aumenta su número de hablantes, y se crea una conciencia lingüística, esta se expresa en las nuevas palabras que Alfonso elije para incluir en sus obras. 
Dentro de los siglos XIII, XIV y XV, gradualmente se retira el uso del navarro-aragonés y del leonés gracias al empuje del castellano. El concepto conservador de “derechura” del castellano suponía el rechazo de los vulgarismos y del cultismo excesivo. Alfonso tuvo cuidado de conciliar ambos extremos en gran parte de su obra, cuando tuvo la necesidad de emplear algún cultismo, se preocupaba de explicarlo, para que cualquier lector pudiera entenderlo y unir la parte popular con la de “cultura superior”. El castellano Drecho, es equilibrado, seguro de su masa estable o patrimonial, atento a él, habla del “vulgo” y de los “exquisitos”, y esta idea se mantiene hasta nuestros días.
Comentario
Respecto del texto me intereso la figura de Alfonso X, quien tuvo siempre el ánimo de unificar España, si bien no la logró mantener consolidada a partir de la fuerza bélica, si lo hace a partir de sus obras en el idioma, y va más allá de solo unir a los reinos a través de la lengua, pues con las incursiones entre los cultismos y palabras nuevas introducidas de forma precisa logra también acercar a clases sociales y culturales en una sola lengua. Gracias a él, no se necesita ser un completo letrado para acceder a las obras de la época y pueden disfrutarse de igual forma con exquisitez.
El legado que este personaje le deja al español, es en gran parte la esencia de ésta lengua, ya que seguimos viendo los principios de “derechura” con el que cuenta nuestro idioma, en sus cultismos usados no únicamente en textos doctos.
La tradición que siembra en la traducción también es de relevancia pues en Toledo funda la Escuela de Traductores de Toledo, dándole el mismo atributo de incluyente que a sus obras, pues está constituida por gente de diferentes doctrinas que desarrollaron una importante labor en el rescate de textos antiguos. Es un transformador de lo ya gestado, pues confluye el carácter popular del mester de juglaría con el carácter elitista de mester de clerecía.

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