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Reporte de lectura los olmecas

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Los Olmecas (Soustelle,J)
Padilla Orozco Alejandra Vianney Grupo 332
	Aunque, como constantemente recalca Soustelle, exista una gran la ignorancia sobre el pueblo olmeca (sea por falta de exploración o por la destrucción de fuentes originales a causas del hombre o incluso por causas naturales, tales como el clima o la acidez de la tierra), no queda totalmente impedido el realizar estudios que arrojen hechos o siquiera conjeturas sustentadas.
	Así conocemos la cultura olmeca, a través de encuentros parciales y dispersos, pero sabemos que los olmecas tuvieron una gran influencia durante su época. Aquí cabe preguntarse si la influencia de esta cultura era de un carácter imperial o cuál era el sentido de su expansión. Para responder esto Soustelle nos explica que, al contrario de los mayas o los mexicas, los olmecas no sometieron a los pueblos con los que trataban, sino que promovieron una serie de redes comerciales. Esta visión se apoya en el hecho de que los restos arqueológicos encontrados hasta ahora no muestran a los olmecas como una cultura guerrera, su arte demuestra en su lugar una religiosidad muy fuerte. Es esa religiosidad la que probablemente les otorgó el poder que obtuvieron en su época.
 	Se puede jerarquizar a las sociedad olmeca, según lo que conocemos hasta hoy, de la siguiente forma: en el plano bajo, una población rural que debía dar tributos o prestaciones personales (sometidos de tal manera que realizaron el transporte de las grandes rocas para la construcción de las cabezas colosales). En la parte superior de la jerarquía se encontrarían probablemente una clase de sacerdotes-magos. Junto o tal vez muy cerca de esta última clase estaban los comerciantes, quienes serían los mayores responsables de la expansión olmeca hacia el Centro y el Pacífico. Así, si bien los restos olmecas presentan una monumental expansión, desde las costas del Golfo de México, pasando por el Centro del país y llegando al lado del pacífico, a estados que hoy conocemos como Guerrero o Oaxaca, incluso así no se puede hablar propiamente de un “Imperio Olmeca” pues los otros pueblos no se encontraban subordinados ni militar ni políticamente a los olmecas, se trataba más bien de una serie de pueblos que coexistían a través de relaciones administrativas y comerciales.
Aunque, reiterando, sea relativamente poco lo que conocemos, a partir de los objetos con los que contamos podemos encontrar diversos aspectos constantes dentro de los restos arqueológicos. Tales rasgos son los que hoy caracterizamos como "olmecas"; entre ellos podemos encontrar la cabeza acinturada, la cual nos deja pensar que esta era deformada con el uso de una plaqueta y vendas durante los primeros días del niño, mientras el cráneo siguiera siendo maleable. Otro rasgo es una hendidura con forma de V en la frente, la cual, a pesar de no tener una explicación exacta, es una característica constante en la iconografía olmeca; así mismo encontramos constantemente representaciones de una especie de manopla y otra de un tipo de antorchas.
En cuanto a la vestimenta olmeca, se cree que estaba basada en un taparrabo para los hombres y una especie de falda para las mujeres y que probablemente ambos fueran con el pecho descubierto.
Respecto a armas se han encontrado hachas, las cuales eran necesarias debido a la vegetación de la zona geográfica olmeca, sin embargo no hay restos de armas arrojadizas (arcos). Tampoco hay representaciones de instrumentos musicales (lo cual no significa que no contaran con ellos.
Conclusión. Generalmente, cuando una tendencia se expande monumentalmente, es porque quienes las adoptan aceptan una superioridad de las características de tales tendencias respecto a las previamente establecidas dentro de su haber. La expansión comercial y territorial de las características olmecas nos dan permiso de pensar en la superioridad de su cultura frente a diversos pueblos contemporáneos a ellos. El hecho de que a pesar que sea poco lo aún preservado de la cultura olmeca sepamos que eran grandes y admirados por sus contemporáneos los hace aún más interesantes y amplía el deseo de seguir explorando e investigando su cultura.

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