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179 Cad. Saúde Pública, Rio de Janeiro, 15(1):179-186, jan-mar, 1999 OPINIÃO OPINION La perspectiva de los sujetos enfermos. Reflexiones sobre pasado, presente y futuro de la experiencia del padecimiento crónico The patient’s perspective. Reflections on past, present, and future in the chronic illness experience 1 Departamento de Salud Pública, Universidad de Guadalajara. Apartado Postal 1-2044, Guadalajara, México. fmercado@cucs.udg.mx Francisco J. Mercado-Martínez 1 Leticia Robles Silva 1 Igor M. Ramos Herrera 1 Nora Moreno Leal 1 Elizabeth Alcántara Hernández 1 Abstract The illness experience is a relevant issue in current research and academic discus- sions. A growing number of research initiatives have undertaken to account for the subject’s per- spective and subjectivity in the health field. This paper discusses our research team’s approach and results in studying the experience of people living with chronic illness. Our perspective is based upon the production in this relatively new field as well as health-related discussions in Latin America. The illness experience calls for an understanding of it as a subjective and existen- tial phenomenon, entailing the phenomenological arena, immersed in the process where ill peo- ple ‘produce’ and ‘reproduce’ themselves. The unfolding and course of the illness as well as treat- ment management are some salient dimensions we evoke. Some lines of future work are present- ed in order to create a research agenda, highlighting its implications for existing proposals per- taining to health reform in our Latin American countries. Key words Chronic Disease; Sanitary Reforms; Patients; Sociology Resumen La experiencia del padecimiento ocupa un papel relevante en el análisis y en las pro- puestas para incorporar el punto de vista de los sujetos sociales y la subjetividad en el campo de la salud. Este trabajo presenta la perspectiva que hemos adoptado y el proceso seguido en nues- tra investigación sobre la experiencia de vivir con un padecimiento crónico. El mismo se enmar- ca en la producción generada en esta línea así como en una discusión más amplia sobre salud- enfermedad en Latinoamérica. La experiencia del padecimiento remite a los fenómenos subjeti- vos y existenciales, o sea fenomenológicos inmersos en los procesos en donde producen y se re- producen los sujetos enfermos. Trayectoria, carrera del padecimiento y manejo del tratamiento son dimensiones que hemos explorado. También presentamos varias líneas para elaborar una agenda de trabajo y destacamos sus implicaciones en función de las propuestas existentes en tor- no a la reforma sanitaria en nuestros países. Palabras clave Enfermedad Crónica; Reforma Sanitaria; Pacientes; Sociología MERCADO-MARTINEZ, F. J. et al.180 Cad. Saúde Pública, Rio de Janeiro, 15(1):179-186, jan-mar, 1999 Introducción Uno de los cambios de mayor importancia en los paradigmas del cuidado y de la atención a la salud a finales del siglo XX es aquel que re- clama el derecho de los enfermos a ser escu- chados y tomados en cuenta en el análisis y el manejo de sus padecimientos. Acorde a este re- conocimiento, los pacientes dejan de ser vistos como entes pasivos y consumidores de servi- cios de salud y pasan a convertirse en sujetos activos, portadores de cierto tipo de conoci- mientos, experiencias y prácticas cuya recupe- ración puede beneficiar a estos servicios al gra- do de ofrecer una perspectiva novedosa a la ciencia médica. Así, un número creciente de iniciativas se llevan a cabo en diversos contex- tos sociales e institucionales con el fin de po- ner en el centro de atención la voz de los suje- tos enfermos; los esfuerzos incluyen desde la incorporación de conceptos para entender me- jor el tema hasta la implementación de progra- mas para la reorganización de la atención mé- dica y la formación de recursos humanos en salud. La experiencia del padecimiento, dentro de este marco, es un tema que ocupa un papel relevante en la discusión de académicos e in- vestigadores y recibe una atención creciente. Pero, no obstante su reconocimiento en la co- munidad académica a nivel internacional, po- cos trabajos se realizan en América Latina con el fin de explorar sus alcances y limitaciones conceptuales o para aplicarlos ante una deter- minada realidad sanitaria. Este trabajo tiene la intención de exponer el proceso en el que nos involucramos durante años y en el cual la experiencia del padeci- miento pasó a convertirse en un concepto cen- tral en nuestra investigación sobre las enfer- medades crónicas. Un doble objetivo nos ani- ma a narrar esta experiencia: mostrar la forma como llegamos a interesarnos por un tópico poco tratado en el campo de la salud, y en el cual destaca su dimensión subjetiva, y exponer la visión adoptada y las perspectivas sobre el futuro del tema en el marco de la discusión so- bre la salud, la enfermedad y la atención en La- tinoamérica. Los orígenes del trabajo Un largo camino recorrimos antes de plantear- nos la necesidad de estudiar la enfermedad y su atención desde la perspectiva de los enfer- mos. A principios de los años ochenta, pusi- mos en marcha una línea de investigación so- bre las enfermedades crónicas bajo una orien- tación sociomédica. Las razones fueron varias: constatar al su incremento progresivo y el des- plazamiento de las enfermedades infecto-con- tagiosas, al ocupar las primeras causas de muer- te en países como México; porque su manejo plantea un reto a los servicios de salud, conce- bidos y organizados fundamentalmente para la atención de las enfermedades agudas; por el impacto que acarrea a nivel de los individuos y de sus familias-grupos domésticos; y ante los pobres resultados de la atención médica para resolver tal situación. La primera etapa la centramos en el estudio del control de tales enfermedades y en el cum- plimiento del tratamiento médico prescrito, apoyándonos en que entre una y dos terceras partes de los enfermos no siguen las indicacio- nes médicas prescritas en múltiples enferme- dades, no obstante los recursos y programas implementados para su tratamiento en distin- tos países (Homedes & Ugalde, 1993). Frente a ello, nuestra premisa era que el cumplimiento es un factor central para lograr el control de es- tas enfermedades con lo cual se previenen los daños producidos por la enfermedad. Así, de- cidimos investigar el cumplimiento y el control metabólico de dos problemas sanitarios priori- tarios de México (la diabetes y la hipertensión), bajo ciertos planteamientos de la economía política de la salud o de la medicina social, al considerar el contexto material y social en que viven los enfermos: su entorno familiar y su pertenencia a un grupo social. La mayoría de los enfermos que acuden a los servicios de salud, reportamos en su mo- mento, no están controlados, y sólo un número reducido cumple con las indicaciones médicas; dicha circunstancia se asocia a las fuentes de apoyo disponibles en su grupo doméstico (Var- gas & Mercado, 1989; Mercado & Robles, 1991); el cumplimiento varía de acuerdo al grupo so- cial (Robles & Mercado, 1993) y a los recursos económicos disponibles (Mercado & Robles, 1991). También constatamos la existencia de diferencias en el cumplimiento entre los hom- bres y las mujeres (Mercado & Vargas, 1989) e identificamos los miembros del grupo domés- tico que brindan apoyo al enfermo y las activi- dades realizadas alrededor del cumplimiento del tratamiento (Robles et al., 1995). A principios de los años noventa, recono- cíamos haber avanzado en el conocimiento de un fenómeno poco estudiado en México y en América Latina, al reafirmar la centralidad de los factores económicos y sociales en el cum- plimiento del régimen prescrito. Varios resulta- dos, incluso, se utilizaron para reorientar pro- gramas de atención en alguna institución de Cad. Saúde Pública, Rio de Janeiro, 15(1):179-186, jan-mar, 1999 salud. Ello no obstante, cuatro circunstancias nos llevaron a cuestionar nuestros supuestos, la metodología empleaday los mismos resulta- dos y, en consecuencia, a repensar la perspec- tiva adoptada, el objeto de la investigación y la misma metodología. 1) La mayoría de los estudios sobre el cum- plimiento del tratamiento médico y el control metabólico, de acuerdo a numerosos señala- mientos, asumen una visión parcial y reduccio- nista, al adoptar una postura médico-centrista en la cual la perspectiva del médico se coloca como el eje central del diagnóstico y de la aten- ción de la enfermedad. Tales trabajos entien- den el cumplimiento como el grado en que los enfermos obedecen las indicaciones de estos profesionales, de acuerdo a una serie de expec- tativas o supuestos, y al no cumplimiento se le da una connotación de “desviación”, por el cual la explicación del fracaso se busca en los pro- pios pacientes. Se trata, en suma, de un acerca- miento que sobreenfatiza la perspectiva de los profesionales de la salud y deja de lado o igno- ra la mirada de los enfermos, ocasionando que el gran ausente de esta investigación sea preci- samente el mismo enfermo. 2) Nuestra insatisfacción no se limitaba al enfoque biomédico; también derivaba de plan- teamientos de cierto pensamiento histórico- estructural economicista aplicado a la salud, y en particular del olvido o minimización de la dimensión subjetiva y existencial del padeci- miento frente a una sobredeterminación de los elementos estructurales. Sobre este particular empezamos a coincidir con quienes, como Scheper-Hughes & Lock (1986) y Singer (1989), reconocen la importancia de los procesos eco- nómicos, históricos, sociales y simbólicos no sólo en el origen sino también en el curso de los padecimientos, pero sin dejar de lado la di- mensión subjetiva de la enfermedad y del su- frimiento, a la vez que se evita la despersonali- zación y cosificación de los sujetos enfermos. 3) Todo lo anterior nos convencía cada vez más de la necesidad de dar cuenta de como se emigra al reino de los enfermos y se vive en él (Sontag, 1990). Y, en esa dirección, encontra- mos una rica producción cuya finalidad era mostrar las razones por las cuales las personas enfermas siguen, ajustan o abandonan su pres- cripción y lo inadecuado de los planteamien- tos médicos sobre lo que ocurre con los enfer- mos, entre ellos los relativos al cumplimiento. 4) Varios señalamientos anteriores los ve- rificamos en el trabajo de campo realizado a principios de los años noventa en el sector po- pular de nuestra ciudad. Allí constatamos que las personas hacen ajustes o modificaciones a LA PERSPECTIVA DE LOS ENFERMOS 181 las indicaciones médicas en función de sus cir- cunstancias personales y acorde a las sugeren- cias y/o demandas de su red familiar y social; suspenden temporal o definitivamente las in- dicaciones por múltiples motivos, o combinan terapias provenientes de diversos modelos de atención a la salud existentes en su medio a partir de consideraciones de costo-beneficio. Tales datos nos sugerían que, más que cumplir o no, las personas hacen ajustes al tratamiento de acuerdo a las circunstancias de su vida dia- ria (Mercado, 1992). Hacia la perspectiva de los sujetos y la experiencia del padecimiento A diferencia de lo que ocurre en la biomedici- na, una tradición añeja en las ciencias sociales destaca la necesidad de incorporar el punto de vista de los sujetos o actores sociales en el cam- po de la salud. Trátese de la antropología (Me- néndez, 1997), de la sociología (Conrad, 1987) o de la psicología social (Herzlich, 1969), la propuesta genera interés en ciertos sectores de la salud y se incorpora, aunque de manera marginal, en programas como los de atención primaria, promoción y prevención de la salud. Frente a tales posturas, centramos la atención en la perspectiva de los sujetos enfermos asu- miendo varios supuestos: existen varias formas de aprehender, interpretar o “construir” la rea- lidad, o perspectivas entre los distintos sujetos sociales, las cuales son elaboradas en función del momento histórico y del conjunto de cir- cunstancias materiales, sociales y simbólicas que les rodea; se trata de una perspectiva entre muchas, que no es ni la única ni la verdadera; y se requiere confrontar los múltiples puntos de vista existentes sobre determinada realidad (la del grupo o de la comunidad, por ejemplo, no necesariamente coincide con la de los sujetos enfermos). Y dirigimos la atención a éstos últi- mos porque, a pesar de ser quienes viven en carne propia la enfermedad, son a quienes po- co o nunca se les toma en cuenta para enten- der el problema o para buscar alternativas para su atención. Estos individuos los concebimos como su- jetos con una enfermedad determinada o co- mo personas con diabetes, hipertensión, etc., sustituyendo los términos empleados tradi- cionalmente con una connotación medicali- zada, como son los de “enfermos”, “pacientes” o aquellos derivados de una enfermedad al lla- márseles “tuberculosos”, “diabéticos” o “sido- sos”, ya que el mismo término de paciente asu- me la idea de que se trata de alguien débil, de- MERCADO-MARTINEZ, F. J. et al.182 Cad. Saúde Pública, Rio de Janeiro, 15(1):179-186, jan-mar, 1999 pendiente, indefenso e incapaz de atenderse o de tomar decisiones por sí mismo sobre su si- tuación. De la misma forma, adoptamos la dis- tinción originaria de la antropología médica entre la enfermedad y el padecimiento. El pri- mer término da cuenta del concepto construi- do por la biomedicina para aludir a las anor- malidades en la estructura y/o función de los órganos o sistemas, así como a los estados pa- tológicos, sean o no reconocidos culturalmen- te. En cambio, entendemos por padecimiento la forma como los sujetos y/o miembros de su red social más cercana perciben, interpretan y responden a las manifestaciones y efectos de la misma. En este sentido, decidimos utilizar la designación de padecimientos crónicos más que de enfermedades. Una producción creciente y diversificada aparece en el campo de la salud en torno a la denominada experiencia del padecimiento con el fin de dar cuenta de la perspectiva de los su- jetos con un padecimiento. Se trata, sin embar- go, de una producción de diversos alcances y matices, heterogénea, inserta en varias orien- taciones teóricas y disciplinarias y vista desde múltiples dimensiones. Entre sus característi- cas, se destaca el uso de distintos términos pa- ra referirse al mismo fenómeno: experiencia de la enfermedad o del padecimiento, experiencia de la salud-enfermedad, experiencia social del padecimiento, etc.; pero, a la vez, resulta evi- dente la multiplicidad de significados en torno a un mismo término; por lo común se enfati- zan las estructuras de significados e interpreta- ciones que los individuos dan a su experiencia; las posturas teóricas más empleadas son la teo- ría fundamentada y la fenomenología, aunque también se emplean el construccionismo so- cial y la teoría crítica; se la consideran como una investigación “cualitativa”, lo que implica un rechazo unánime a los estudios “cuantitati- vos”; incorporan una serie de estrategias meto- dológicas para la obtención de información (observación participante, entrevistas abier- tas, entrevistas semi-estructuradas, grupos fo- cales, historias de vida, narrativas, etc.), lo que conlleva al uso de distintas técnicas de análisis de la información (análisis de contenido, del discurso y del método de análisis comparati- vo, etc.). Los trabajos generados en este campo son de académicos anglosajones. Exceptuando el trabajo de Alves (1993), en Brasil, y el de Castro (1995) sobre la realidad mexicana, no encon- tramos estudios latinoamericanos sobre el te- ma, aunque a varios otros podríamos conside- rarlos con preocupaciones afines, aunque con orientación y terminología diferentes. Así, tales trabajos daban cuenta de una realidad de enor- me interés, pero compleja y lejana, que ameri- taba ser explorada con detenimiento. Múltiples preguntas, además, quedaban sin resolver o las respuestas aplicaban a situaciones particulares con poca o ninguna relacióncon la realidad sa- nitaria de nuestro país o de Latinoamérica. Ca- si ningún estudio examinaba la experiencia de las personas con padecimientos crónicos en los países en desarrollo, o tomaba en cuenta a los sectores económica y socialmente exclui- dos. En su lugar, estos estudios seleccionaban poblaciones con acceso a servicios médicos, pero aún así pasaban por alto u olvidaban las experiencias cuando hacían uso de otras fuen- tes de atención. La posición que adoptamos sobre el tema coincide con la de autores como Scheper-Hug- hes & Lock (1986), Singer (1989), Castro (1995) y Alves (1993), al prestar atención a los fenó- menos micro, en este caso a la experiencia del padecimiento, en el marco de los procesos que producen y se reproducen los individuos enfer- mos. La experiencia del padecimiento, en este contexto, la entendimos como aquel fenómeno social cambiante de naturaleza subjetiva en el cual los individuos enfermos y los integrantes de su red social cercana perciben, organizan, interpretan y expresan un conjunto de senti- mientos, sensaciones, estados de ánimo o emo- cionales, sensaciones corporales, cambios en la apariencia física, alteraciones en los senti- dos, y una serie de eventos ligados y/o deriva- dos del padecimiento y de su atención, todo el- lo en el marco de las estructuras, relaciones y significados sociales que lo determinan y mol- dean. Y, de las múltiples dimensiones de esta experiencia, decidimos explorar la trayectoria y la carrera del padecimiento, así como el ma- nejo del tratamiento. Entre 1990 y 1995, llevamos a cabo un estu- dio etnográfico con la finalidad de conocer la experiencia de las personas con un padeci- miento crónico – diabetes – en el sector popu- lar de Guadalajara, México (Mercado, 1996). El mismo nos obligó a tomar decisiones de tipo conceptual y metodológico que rompían con el esquema de nuestros estudios previos y planteaban retos al trabajo, tanto en términos teóricos como operacionales. Algunos temas merecen ser destacados. La trayectoria del padecimiento, más que considerarla como el curso, desarrollo o histo- ria natural de la enfermedad, según la biome- dicina y muchos trabajos sociomédicos, la asu- mimos como aquel proceso cambiante que abarca desde el inicio de los síntomas y llega hasta la muerte e incluye las percepciones, LA PERSPECTIVA DE LOS ENFERMOS 183 Cad. Saúde Pública, Rio de Janeiro, 15(1):179-186, jan-mar, 1999 evaluaciones, manifestaciones y efectos a cor- to y largo plazo, tanto en el individuo enfermo como en quienes le rodean a causa del padeci- miento. De acuerdo a los hallazgos encontra- dos en nuestro trabajo de campo, cada sujeto enfermo tiene experiencias particulares y úni- cas con su padecimiento y percibe cambios cualitativos y cuantitativos no sólo en su ámbi- to orgánico o corporal, sino también en otras dimensiones de su vida laboral, social y emo- cional, a causa de su padecimiento, que se mo- difican con el tiempo. En estos sujetos con dia- betes, encontramos tres tipos de trayectorias: las estables, las oscilatorias y las de deterioro continuo. Quienes viven con las primeras por lo común se sienten bien y no perciben sus efectos, sino en forma marginal; los segundos fluctúan entre exacerbaciones y mejorías; los terceros presentan un deterioro progresivo que altera completamente su vida en lo físico, lo emocional, social, laboral, etc. (Mercado et al., 1998). La carrera del padecimiento, en cambio, la concebimos como el proceso en el cual los su- jetos enfermos buscan, seleccionan, usan y evalúan determinadas estrategias, medidas y programas para la atención de su padecimien- to. Y, más que un proceso estático y unilineal, también la entendimos como un proceso cam- biante en el cual se incluyen las formas y mo- dalidades como los individuos organizan y res- ponden a su enfermedad, teniendo en cuenta los modelos de atención existentes en su me- dio así como los recursos materiales y simbóli- cos disponibles. Nuestros hallazgos, en el caso de sujetos con diabetes del sector popular, di- fieren de dos concepciones difundidas en nuestro medio; refutan la concepción de los profesionales de la salud al considerar a los en- fermos crónicos como apáticos, negligentes o desinteresados por su enfermedad y también a quienes sostienen que no les queda otra op- ción sino ser receptores u objetos pasivos de un determinado servicio de salud, dada su po- sición en el entramado social. Por el contrario, encontramos que adoptan una posición activa en la búsqueda permanente, uso y valoración de las diversas opciones existentes para su atención y al emplear los servicios médicos, a la par de los que ofrecen otros terapéutas o los integrantes de sus redes sociales. Esto no signi- fica que algunos prioricen o empleen los servi- cios médicos, u otros no utilicen alternativa al- guna durante cortos o largos períodos de tiem- po, pero, por lo común, emplean varias alter- nativas y estrategias para la atención de su pa- decimiento, en forma simultánea (Mercado et al., 1997). El manejo del tratamiento, a su vez, es un concepto aplicado para dar cuenta de la res- puesta adoptada por los sujetos enfermos ante los pocos o múltiples tratamientos indicados para la atención de su padecimiento. No sólo remite a los tratamientos prescritos por los mé- dicos, sino también a los indicados por otros terapéutas e inclusive por los integrantes de sus redes o grupos sociales, aún cuando no sean profesionales de la salud. Dos resultados so- bresalen en nuestro trabajo: los individuos en- fermos utilizan una lógica diferente a la de los médicos al usar ciertas medidas terapéuticas; y ciertas condiciones materiales y sociales deter- minan el uso de tales medidas (Mercado, 1998). Múltiples implicaciones metodológicas tu- vo el estudio en cuestión. La selección de los participantes, por ejemplo, fue producto de la revisión de los registros de un centro de la Se- cretaría de Salud, en donde se identificó a quie- nes acudieron a consulta en un determinado lapso y luego se les visitó en sus hogares para invitarlos a participar. Esta decisión, reconoci- mos, plantea de entrada un conjunto de pro- blemas y posibles sesgos. Un trabajo de esta naturaleza no puede ni pretende generalizar sus resultados, porque se trata de un estudio de caso el cual explora un campo prácticamente desconocido y sobre el cual se requiere mayor información. Estos participantes, por haberlos contactado a través de la atención médica a la cual acceden, pueden asociar esta investiga- ción al mundo de la medicina y ofrecer una vi- sión parcial y limitada de su experiencia con su padecimiento; también excluye las experien- cias de quienes no asisten a los servicios de sa- lud, sean porque decidan no hacer nada o acu- dan con otros terapéutas. Otra decisión tomada fue presentarnos en el trabajo de campo como médicos y no como científicos sociales o profesores. Varias venta- jas ofrecía tal decisión, pero la misma también implicaba establecer y reproducir una relación de desigualdad como es la existente entre mé- dicos y enfermos. Y aún cuando se proporcio- nó información amplia a las personas partici- pantes sobre los objetivos y las metas del estu- dio, nunca resolvimos este asunto en forma sa- tisfactoria. La experiencia en general, y la del padeci- miento en particular, es un fenómeno de natu- raleza subjetiva en la cual el investigador pue- de acceder a ella mediante la narración por parte de quien la ha vivido, entre otras formas. Ante la imposibilidad de conocer tal experien- cia en forma directa o mediante encuestas, op- tamos por obtener la información a lo largo de 42 meses, mediante la triangulación de varias MERCADO-MARTINEZ, F. J. et al.184 Cad. Saúde Pública, Rio de Janeiro, 15(1):179-186, jan-mar, 1999 fuentes: revisión de archivos, entrevistas no es- tructuradas y semi-estructuradas y observa- ción. Las narraciones o historias de las personas sobre su experiencia con determinado padeci- miento pueden ser analizadas de múltiples for- mas; sin embargo, las dificultadesy divergen- cias sobre como analizar dicha experiencia surgen al analizarmos el material obtenido, da- do que el análisis cuantitativo o estadístico po- co o nada ayuda al respecto. Por nuestra parte, de las múltiples posibilidades existentes para enfrentar esta tarea, optamos por el análisis de contenido temático (Minayo, 1993). Y, aunque nunca perdimos de vista el contexto, nos segui- mos preguntando sobre la pertinencia del en- foque adoptado. Hacia una agenda de trabajo Las enfermedades crónicas representan un problema sanitario en América Latina, aún cuando se les otorgue poca o nula importancia. Las mismas no sólo han modificado los patro- nes de morbi-mortalidad, también han im- puesto cuestionamientos al campo, de la salud como el de poner en el centro de atención el problema de “vivir con”, más que el de “morir por”. Ello obliga a impulsar esfuerzos para en- frentarlas, a revalorar su situación y a incorpo- rar una visión más integral para su atención. Los resultados obtenidos en nuestro trabajo con sectores populares en una ciudad mexica- na, y los realizados en otros contextos, abren una veta de gran riqueza en esta dirección; la incorporación de un concepto como el de la experiencia del padecimiento podría servir pa- ra ampliar el enfoque reducido de la visión mé- dica y algunas visiones socio-médicas. Lo ante- rior no impide reconocer obstáculos, alcances parciales y lagunas que se han hecho evidentes en la producción generada hasta el momento. Los estudios a realizar habrán de aclarar in- terrogantes de naturaleza teórico-conceptual y responder a cuestionamientos en los cuales se destacan la falta de deslinde y precisión entre las experiencias, las representaciones y las prácticas de atención a la enfermedad o del pa- decimiento. Ello obliga a avanzar en la misma experiencia del padecimiento, teórica y opera- cionalmente, para aclarar la confusión existen- te hasta el momento sobre la misma. En forma simultánea, la articulación entre la experiencia del padecimiento (crónico) y las condiciones materiales, sociales y simbólicas de los sujetos enfermos constituye otro tema que no puede ser postergado. Corrientes ligadas a la econo- mía política de la salud (medicina social, salud colectiva, y epidemiología social) priorizan los determinantes económicos y sociales de salud- enfermedad y de los perfiles patológicos, pero nula atención le dan al pronóstico, a los desen- laces, y a la trayectoria de los padecimientos crónicos entre los grupos y clases sociales. El mismo concepto de cronicidad se ha dejado de lado desde esta perspectiva, aún cuando pu- diera ayudar a contestar preguntas no sólo re- lacionadas con quién(es) no se cura(n), sino quién(es) no mejora(n) y porqué, así como lo que les ocurre a los sujetos enfermos a media- no y largo plazo. En un contexto de crisis, am- pliación y profundización de la desigualdad so- cial en Latinoamérica, tales condiciones pare- cen jugar un papel central en la forma como se vive el padecimiento y en la búsqueda y uso de alternativas para la atención. En términos se- mejantes, esta experiencia podría explorar las relaciones sociales, como son las fuentes y mo- dalidades de ayuda, apoyo y atención que se movilizan ante la enfermedad en diversos sec- tores de la población. La relación entre experiencia, cronicidad y pobreza es otro tema que amerita la atención de quienes trabajamos en el campo de la salud entre el Río Grande y la Patagonia. A la par de los elementos objetivos, también habría de destacar la dimensión subjetiva y el significado que tiene vivir a lo largo de los años con uno o varios padecimientos en una situación de ca- rencias permanentes ligadas a la solución de las necesidades básicas. Algunos han pensado en lo que significa vivir en la pobreza, otros co- menzamos a reflexionar sobre lo que significa vivir con una enfermedad; quizá sea tiempo de preguntarnos ¿qué significa vivir en la pobreza crónica y con una enfermedad incurable? Para el caso latinoamericano, conviene avanzar en varias dimensiones de la experien- cia, además de la trayectoria, la carrera y el ma- nejo del tratamiento. La primera abre una rea- lidad que va más allá de los signos y síntomas o alteraciones de corte orgánico; los otros abren múltiples vías a estudiar la atención del pade- cimiento; pero de igual interés sería profundi- zar en la identidad y en el estigma. Pero tam- bién conviene profundizar en las formas y en el contenido de tal experiencia, como en los sentimientos, los estados de ánimo, etc., ante la ausencia/presencia de síntomas o el uso de la atención médica. En el marco de privatiza- ción de los servicios de salud en nuestros paí- ses, habría que preguntarse cuán dispuestos estarían los usuarios de tales servicios a luchar por su defensa, cuando su valoración como en- fermos no es tan positiva. LA PERSPECTIVA DE LOS ENFERMOS 185 Cad. Saúde Pública, Rio de Janeiro, 15(1):179-186, jan-mar, 1999 Nuestro trabajo, aunado a lo anterior, in- tenta aportar elementos de apoyo a aquellos señalamientos que reconocen el tema como objeto digno de explicación en el campo de la salud y proponen tomarlo en cuenta para la formulación de políticas y programas de aten- ción a las enfermedades (crónicas). Hasta el momento, el análisis del contenido subjetivo y existencial del padecimiento ha sido un tema ignorado, relegado o francamente negado en el campo de la salud (Vaitsman, 1994); lo que se pretende, entonces, es recuperar las historias y capturar la voz de los sujetos enfermos, ya que son incontables las de los médicos. La incorpo- ración de las experiencias de estos sujetos ter- minan tocando temas como la organización y democratización del sector salud. Hasta este momento, el Estado, el gremio médico y los sectores dominantes han sido los actores privi- legiados, en países como México, en la formu- lación de políticas y programas de prevención, atención y control de las enfermedades (cróni- cas), lo que ha implicado la exclusión del resto de los actores sociales o de la sociedad civil. Y aunque cada vez se ha hecho más evidente la necesidad de incorporar a la comunidad o a otros actores sociales en la toma de decisiones en materia sanitaria, en nuestro medio poco se ha avanzado en los mecanismos concretos pa- ra “escuchar” e incorporar sus puntos de vista, iniciativas y demandas para mejorar la aten- ción médica. El rescate del punto de vista de quienes padecen posibilitará contar con otros elementos a ser incorporados en la elabora- ción de programas en materia sanitaria; ello es fundamental en un medio en el cual se acre- cientan las carencias y desigualdades en el ac- ceso a los recursos, como es Latinoamérica. La propuesta también implicaría la revaloración de numerosos proyectos de organización y participación de los propios sujetos sociales en el campo de la salud, como los grupos de autoayuda o ayuda mutua, las asociaciones de enfermos crónicos y la participación de pro- motores, voluntarios y los cuidadores en este campo. Referencias ALVES, P., 1993. A experiência da enfermidade: con- siderações teóricas. Cadernos de Saúde Pública, 9:263-271. CASTRO, R., 1995. The subjetive experience of health and illness in Ocuituco: a case study. Social Sci- ence and Medicine, 41:1005-1021. CONRAD, P., 1987. The experiencie of illness: recent and new directions. 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