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Homosexualidad y Psicología Rubén Ardila

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HOMOSEXUALIDAD
Y
PSICOLOGÍA
2ª edición
www.medilibros.com
EL LIBRO MUERE CUANDO LO FOTOCOPIA 
AMIGO LECTOR: 
La obra que usted tiene en sus manos posee un gran valor. En ella, su autor ha vertido 
conocimientos, experiencia y mucho trabajo. El editor ha procurado una presentación 
digna de su contenido y está poniendo todo su empeño y recursos para que sea amplia-
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Editorial El Manual Moderno S. A. de C. V. 
Av. Sonora 206. Col. Hipódromo 08100 
México. D. F. 
Editorial El Manual Moderno (Colombia). Ltda. 
Carrera 12A N.° 79-03/05
Bogotá D. C.
HOMOSEXUALIDAD 
Y PSICOLOGÍA 
2ª edición
Rubén Ardila
Ph.D.
Conocido psicólogo e investigador científico; Ph.D. en psicología experimen-
tal. Sus áreas principales de trabajo han sido la psicobiología, los problemas 
sociales y la psicología del aprendizaje. Ha publicado numerosos artículos 
científicos en revistas de diversos países. Ha escrito 29 libros, varios de los 
cuales están traducidos al inglés, al alemán y a otros idiomas. Pertenece a 
la junta directiva de la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia 
(ACAC), a la Unión Internacional de Ciencia Psicológica (IUPsyS) y a la Aca-
demia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Recibió el Pre-
mio Internacional de la American Psychological Association (APA) en 2007.
Homosexualidad y Psicología 2ª. edición 
D. R. 2008 
ISBN: 978-958-9446-
Editorial El Manual Moderno (Colombia) Ltda. 
Carrera 12A No. 79-03/05 
E-mail: info.colombia@manualmoderno.com 
www.manualmoderno.com 
Bogotá, D. C., Colombia 
Composición:
Proyectos Editoriales Curcio Penen
curciopenen@gmail.com
Impreso en Colombia 
en los talleres de Produmedios
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ción puede ser reproducida, almacenada en sistema alguno de 
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y el diseño de la portada son marcas registradas 
de Editorial El Manual Moderno S. A. de C. V.
IMPORTANTE 
Los conocimientos en ciencias clínicas están cam-
biando constantemente. A medida que se dispone 
de nueva información es necesario modificar el 
tratamiento y uso de medicamentos. Los auto-
res y la editorial de este volumen han tenido el 
cuidado de comprobar que las dosis y programas 
terapéuticos sean correctos y compatibles con los 
estándares de aceptación general en la fecha de 
la publicación. Se aconseja al lector consultar 
cuidadosamente el material de instrucciones e 
información incluido en el inserto del empaque 
de cada fármaco o agente terapéutico antes de 
administrarlo. Es importante, en especial, cuando 
se utilizan medicamentos nuevos o de uso poco 
frecuente. El autor y la editorial no se hacen res-
ponsables por la pérdida, lesión o daño ocurrido 
como consecuencia, directa o indirecta, del uso y 
aplicación de cualquier agente terapéutico conte-
nido en este volumen.
 Ficha Catalográfica 
 Ardila y Ardila, Rubén, 1942-
 Homosexualidad y Psicología / Rubén Ardila. -- 2a. ed. --
Bogotá : Editorial El Manual Moderno, 2008.
 168 p. : il. ; 23 cm.
 Incluye bibliografía e índice.
 ISBN 978-958-9446-
 1. Homosexualidad 2. Homosexualidad - Aspectos psicológicos 
3. Sexo (Psicología) 4. Desviaciones sexuales I. Tít.
155.3 cd 21 ed.
A1157418
CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango
Cuando alguien no marca el paso, 
lo que ocurre es que escucha un tambor distinto.
H. D. Thoureau
 Dos caminos se separan en el bosque amarillo, y yo tomé
el camino menos trillado. A eso se ha debido toda la diferencia.
Robert Frost
Si todos empujáramos en la misma dirección, el mundo se voltearía.
Proverbio judío
 La homosexualidad ciertamente sería un asunto más fácil 
de describir y analizar, si estuviera limitado a las personas que la practican.
C. A. Tripp
 Las relaciones humanas son posibles entre homosexuales, de la mis-
ma forma como lo son entre un hombre y una mujer. Los homosexuales pueden 
amar, dar, ayudar a surgir a otros y surgir ellos mismos. Seguramente es mejor 
irse a la cama con un hombre que viajar por la Alemania nazi cuando
Francia fue derrotada y estrangulada.
Jean-Paul Sartre
Es más fácil ser aceptado en nuestra sociedad 
como asesino que como homosexual.
Abby Mann
IX
Contenido
Prólogo a la 2ª edición XI 
Introducción XIII 
Capítulo 1. Panorámica 1
Capítulo 2. El estudio psicológico de la homosexualidad 7
 Investigación científica 8
 Definiciones de homosexual, bisexual y heterosexual 9
 Causas de la orientación sexual 10
 Ciclo vital 11
 Psicoterapia 12
 Educación 15
Capítulo 3. El ciclo vital de los homosexuales 19
 El enfoque del ciclo vital 20
 El papel del aprendizaje y la socialización 22
 Etapas de desarrollo 26
Capítulo 4. El problema de la normalidad y la anormalidad 29
 La obra de Evelyn Hooker 31
 Desviación y patología 32
Capítulo 5. Una investigación 35
Capítulo 6. Las causas de la orientación sexual: 
 ¿biología o cultura? 53
 Genética de la homosexualidad 54
 Neuroanatomía 56
 Aptitud espacial 57
 Conducta atípica en la niñez 57
 Evolución y homosexualidad 59
 La importancia del aprendizaje 60
 Conclusión 63
X * Homosexualidad y Psicología
Capítulo 7. La política de la homosexualidad: Stonewall, 
 la liberación gay y la aceptación social de la diversidad 73
 Implicaciones sociales 73
 Política de la homosexualidad 74
 Desarrollos en otros países 79
 Stonewall 80
 La aceptación social de la diversidad 83
Capítulo 8. Un grupo humano y su identidad: 
 la comunidad gay en el siglo XXI 85
 Leyes, religión y medicina 85
 Los derechos humanos 86
 La construcción social de la homosexualidad 90
 La comunidad gay o LGBT 91
Capítulo 9. Problemas y perspectivas 97
 Las múltiples caras de la orientación sexual 97
 Mitos y errores 99
 Salir del clóset 100
 Tener hijos o no tenerlos 102
 El matrimonio gay 105
 Promiscuidad y fidelidad 109
 Vida cotidiana 113
Capítulo 10. Conclusiones: psicología y homosexualidad 117
Anexo. Guías y normas para la psicoterapia 123
Referencias 125
Índice de materias 137
Índice onomástico 147
XI
Prólogo a la 2ª edición 
Desde la edición anterior de este libro se han producido muchos desarrollos en 
la comprensión científica de la orientación sexual y en la inserción de los ho-
mosexuales en la sociedad, a lo largo y ancho del planeta. Se ha consolidado el 
concepto de comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas).
Las pesquisas sobre bases biológicas, genéticas y hormonales de la orienta-
ción sexual han continuado y han confirmado los hallazgos anteriores. Se han 
consolidado y replicado los hallazgos sobre los fundamentos biológicos de la 
homosexualidad. Se ha trabajado igualmente en aspectos sociales y culturales, 
en la construcción social de la identidad sexual, en el reconocimiento legal 
para las parejas del mismo sexo, en respaldo de la legislacióna las minorías 
sexuales y en la disminución de la homofobia. Un cierto número de países ha 
legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo (entre ellos Espa-
ña, Canadá, Bélgica, Holanda y algunos estados de Estados Unidos), con los 
mismos derechos y deberes de las parejas heterosexuales, incluyendo la for-
mación de sociedad conyugal, seguridad social y adopción de hijos. Por otra 
parte, el reconocimiento jurídico y de seguridad social, aunque sin el concepto 
de matrimonio ni la posibilidad de adoptar hijos, existen en varias decenas de 
países de todo el mundo.
América Latina no ha sido ajena a estos desarrollos culturales y jurídicos, y 
en países como México, Brasil, Argentina, Chile, Colombia y otros, los avances 
legales han sido considerables. Curiosamente, Buenos Aires se ha promociona-
do y consolidado como la “capital gay” de Latinoamérica. Existe actualmente 
mucha más apertura, mucho más reconocimiento a la diversidad sexual en el 
mundo, incluyendo Iberoamérica, se habla mucho más del tema, se publican 
obras literarias que tratan asuntos LGBT, en el cine y la TV casi siempre apare-
cen personajes gay. Es inusual que los diarios dejen de publicar noticias sobre 
asuntos LGBT. Las marchas de “orgullo gay” (asociadas con Stonewall y el 
28 de junio) son multitudinarias a lo largo y ancho del planeta. El cubrimiento 
en los periódicos y la TV sobre estos temas casi siempre es respetuoso y con 
reconocimiento a los derechos humanos de las minorías sexuales.
En los países no occidentales también se ha avanzado en asuntos LGBT. La 
clasificación de enfermedades mentales de China eliminó la homosexualidad 
de su lista de “enfermedades” en el año 2001, tres décadas más tarde que en 
los países occidentales. En África y en el mundo islámico el camino ha sido 
XII * Homosexualidad y Psicología
más lento, con excepción de África del Sur que posee una de las legislaciones 
más avanzadas del mundo en lo que se refiere a orientación sexual. Japón, 
Singapur, Filipinas, son también naciones con desarrollos importantes.
La psiquiatría y la psicología clínica han sido recientemente menos tímidas 
en su tratamiento de estos temas LGBT, aunque todavía hay un largo camino 
por recorrer. La American Psychiatric Association y la American Psychologi-
cal Association, han liderado el proceso junto con la Organización Mundial de 
la Salud y la Organización Panamericana de la Salud. La educación sexual ha 
incluido estos temas, que antes eran tabú, y podemos afirmar que la percep-
ción social de las minorías sexuales está actualmente más de acuerdo con la 
información científica que con los prejuicios culturales.
En esta edición revisada y puesta al día, he incluido los desarrollos más 
recientes, tanto a nivel genético como social y cultural. En el Anexo presento 
el reciente trabajo sobre terapia afirmativa con homosexuales y lesbianas y 
las recomendaciones internacionales para el trabajo clínico con poblaciones 
LGBT.
Deseo agradecer a la Editorial El Manual Moderno el respaldo a este libro, 
y a mis estudiantes y colegas de muchas naciones por sus ideas y sugerencias 
que han enriquecido la obra. Espero que sea útil en muchos contextos.
XIII
Introducción
El presente libro analiza la perspectiva moderna sobre la homosexualidad, a 
la luz de la psicología científica. Presenta los hallazgos más recientes sobre el 
tema, los coloca en un contexto histórico y sistemático y muestra sus implica-
ciones sociales. 
Aunque el enfoque es básicamente de psicología científica, toma en cuenta 
los aportes de otras disciplinas como la antropología, la etología, la historia, 
la sociología y la economía. El énfasis se coloca en nuestros días, en el siglo 
XXI, y se insiste en que la minoría homosexual debe entenderse dentro del 
contexto de la diversidad humana. Los derechos gay es preciso considerarlos 
desde la perspectiva de los derechos humanos en general. 
La sexualidad y sus variantes se estudian desde un punto de vista tanto 
biológico como social. Aunque se revisan en detalle los nuevos hallazgos so-
bre diferencias genéticas y biológicas entre heterosexuales y homosexuales, 
el libro enfatiza los aspectos culturales, incluyendo la construcción social del 
género y la construcción social de la orientación sexual. 
Entre los temas tratados se encuentran los siguientes: el aporte de la psi-
cología al estudio de la homosexualidad; el ciclo vital de los homosexuales, 
tanto hombres como mujeres; los problemas asociados con la normalidad, la 
anormalidad, y la homosexualidad como pecado, como delito, como enfer-
medad mental o como opción de vida; las causas de la orientación sexual; los 
factores políticos y su desarrollo desde mediados del siglo XIX hasta nuestros 
días; la formación de una comunidad homosexual dentro de la sociedad ac-
tual; los problemas que enfrenta este grupo minoritario, y sus posibilidades a 
corto, mediano y largo plazo. 
La psicología es una ciencia relativamente nueva, que comienza como dis-
ciplina autónoma en 1879 con la fundación del primer Laboratorio de Psico-
logía Experimental por parte de Wundt, en Leipzig. Ha crecido y se ha diver-
sificado muchísimo desde entonces, y se ha convertido en una ciencia y en 
una profesión. El estudio de la conducta sexual humana en todas sus varian-
tes coincide, en sentido moderno, aproximadamente, con el surgimiento de la 
psicología como ciencia. De hecho, los creadores de la sexología fueron en 
su gran mayoría psicólogos, psiquiatras, médicos y biólogos. Los conceptos, 
XIV * Homosexualidad y Psicología
métodos y teorías de la psicología se utilizaron como marco de referencia en 
muchos de esos trabajos sobre sexología. 
La homosexualidad es tan antigua como la especie humana y existe tam-
bién en animales no humanos. Se ha encontrado en la gran mayoría de las 
culturas conocidas, aunque las actitudes hacia la misma han variado conside-
rablemente, desde la aceptación de la homosexualidad como alternativa válida 
a la vida, hasta el repudio, la condenación y la persecución abierta contra los 
homosexuales. En muchas culturas existieron –e incluso existen todavía– ho-
mosexualidad ritual y simbólica. En algunas de ellas, es un periodo pasajero 
de la vida de los hombres; en otras, una forma definitiva de existencia para un 
grupo humano.
La palabra homosexualidad, sin embargo, es relativamente reciente y la 
acuñó en 1869 un médico húngaro que usaba el pseudónimo de Karl M. Ker-
tbeny. Algunos especialistas en el tema de la homosexualidad consideran que 
no es correcto afirmar que en las culturas no occidentales (o en la cultura 
occidental anterior a nuestra época) existiera realmente homosexualidad. Ésta 
sería una construcción occidental moderna, una construcción social de nuestra 
época. Las conductas homosexuales de los griegos, los romanos, los indígenas 
americanos, los hindúes, etcétera, no sería realmente homosexualidad en el 
sentido en que se entiende en el mundo occidental moderno. Este es un tema 
que se trata en el presente libro y que está sujeto a diversas interpretaciones.
Los homosexuales conforman una de las minorías más grandes de nuestra 
sociedad. Sea que aceptemos el porcentaje que presentan muchos grupos de 
liberación gay (el 10% de la gente sería exclusivamente homosexual) o por-
centajes más reducidos y que parecen más cercanos a la realidad (4% de los 
varones y 2,5% de las mujeres serían exclusivamente homosexuales), en todo 
caso se trata de grupos humanos sumamente numerosos. Si a esto le sumamos 
los bisexuales –una categoría difícil de definir, bastante ambigua, controver-
tida, pero que parece tener también mucha importancia– y los homosexuales 
circunstanciales (en las cárceles, el ejército, los conventos y en otros contextos 
similares), estamos hablando de varios millones de personas en cada país y de 
muchos millones en todo el planeta. 
Esa minoría ha hecho importantes contribuciones a la cultura humana en 
las ciencias, las artes, la filosofía, la política, la músicay en general en todas 
las esferas de la vida diaria. La notable creatividad de los homosexuales ha 
llevado a algunos a postular una relación causal entre homosexualidad y crea-
tividad, relación que, sin embargo, no parece tener suficiente fundamento. Los 
hombres y mujeres altamente creativos serían más visibles que el resto de las 
Introducción * XV
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personas y, por tanto, su vida privada –incluyendo su vida sexual– estaría más 
sujeta al escrutinio público y a la evaluación histórica. 
Empero, esas personas se han considerado una amenaza a las buenas cos-
tumbres, a la moral tradicional y a la estructura misma de la sociedad contem-
poránea. Existen muchos prejuicios, estereotipos y actitudes negativas contra 
los homosexuales; abundan los mitos acerca de ellos, como si se tratara de una 
subespecie, de un grupo humano desconocido y que pudiera ser una amenaza 
para la sociedad. La cultura occidental judeocristiana es claramente homofó-
bica, y esto se refleja en la familia, en la escuela, en el mundo del trabajo, en 
las relaciones interpersonales e incluso en las teorías acerca del ser humano y 
de su comportamiento. Esa homofobia es tan notable que impregna toda nues-
tra sociedad; incluso muchos homosexuales la han internalizado. 
Señalemos que el tema de la homosexualidad no tiene por qué interesar sólo 
a los homosexuales. Toda persona conoce hombres o mujeres con esa orienta-
ción sexual, que pueden ser miembros de su familia, pueden ser sus amigos, 
sus compañeros de trabajo, sus pacientes o simplemente las personas con las 
cuales comparte la vida diaria. La discriminación contra los homosexuales no 
es problema exclusivo de ese grupo humano; de la misma forma como los pro-
blemas de discriminación contra las mujeres, los indígenas o los pobres no es 
exclusivo de los miembros de estos grupos. Es un problema de todos nosotros. 
Los psicólogos y psiquiatras necesitan un conocimiento muy detallado acerca 
de la homosexualidad, y uno de los objetivos del presente libro es brindar ese 
conocimiento. Ellos tienen pacientes que son homosexuales, que son bisexua-
les, pacientes que tienen hijos homosexuales, padres o madres homosexuales, 
etcétera. En sus aulas de clase recibieron alguna formación al respecto pero 
no con suficiente detalle, formación que en su mayor parte se limita al punto 
de vista del psicoanálisis y de la terapia del comportamiento. El enfoque de 
psicoterapia afirmativa con homosexuales es un tema casi desconocido entre 
los psicólogos y psiquiatras de América Latina y España. 
El libro trata tanto con homosexualidad masculina como con homosexua-
lidad femenina. Sin embargo, existen muchos más trabajos sobre homosexua-
lidad masculina, y es preciso corregir esta limitación en las investigaciones, 
dado que se han centrado más en varones que en mujeres. En ambos géneros 
existe una dinámica similar, aunque también encontramos diferencias entre 
mujeres y hombres homosexuales, que se han investigado y que merecen to-
marse en cuenta. 
En este libro usamos la palabra gay para referimos a homosexuales varones 
y mujeres. La palabra lesbiana la usamos cuando queremos especificar que 
XVI * Homosexualidad y Psicología
se trata de mujeres homosexuales. Decir “personas gay y lesbianas” sería una 
redundancia, dado que las lesbianas también son gay. Pero debido al uso in-
ternacional de gay o lesbianas hemos preferido seguir dicha costumbre en el 
presente libro. Comunidad LGBT es un término muy utilizado. Por otra parte, 
es importante aclarar que gay es un término que se utilizó inicialmente en los 
países de habla inglesa pero que se ha extendido a todo el mundo, para refe-
rirse a hombres y mujeres homosexuales. En alemán, francés, italiano, y los 
demás idiomas, se usa gay con esa misma connotación. Es una palabra neutra, 
no evaluativa, como podrían ser otros términos que en español se utilizan con 
implicaciones derogativas. Nosotros preferimos el término gay que es neutral 
y se usa en casi todo el mundo (los españoles algunas veces prefieren gai pro-
nunciado tal como se escribe). 
Quiero agradecerles a todas las personas que han colaborado con este libro, 
incluyendo los participantes en la investigación que se presenta en el capítulo 
5. A las mujeres y hombres que han aportado ideas, conceptos, críticas y han 
dado luces sobre los problemas de la orientación sexual. A la Editorial Manual 
Moderno por el apoyo brindado a este libro. 
Deseo que este libro ayude a los psicólogos y psiquiatras a entender la ho-
mosexualidad, y a los homosexuales a entenderse ellos mismos. 
Esperamos que en el siglo XXI disminuyan las discriminaciones que se 
presentaron en el siglo XX por causa de género, etnia, clase social, y –claro 
está– orientación sexual.
1
1
Panorámica
Un estudio sistemático acerca de homosexualidad debe tomar en cuenta: fac-
tores biológicos, psicológicos, sociales, culturales e históricos; entender las 
causas probables de este comportamiento y también el contexto social en el 
cual se presenta; analizar las actitudes que se han tenido hacia la homosexua-
lidad desde las primeras civilizaciones en las cuales se registra esta conducta 
(Sumeria y China) y las actitudes que se tienen en la actualidad, a principios 
del siglo XXI, en la cultura judeocristiana y en otras culturas. 
La homosexualidad tanto masculina como femenina ha sido motivo de es-
tudio y de interés por parte de médicos, genetistas, psicólogos, sociólogos, 
antropólogos, juristas e historiadores durante muchos decenios. Encontramos 
trabajos científicos sobre el tema al menos a partir del siglo XIX, trabajos que 
se han incrementado considerablemente durante la segunda mitad del siglo 
XX, con los avances de las ciencias del comportamiento y con los movimien-
tos de liberación (raciales, feministas, culturales, religiosos, de orientación 
sexual, etcétera). 
Hoy se considera que la homosexualidad y su aceptación –o no acepta-
ción– en la sociedad contemporánea necesita estudiarse dentro del contexto 
de los derechos humanos (véase Amnistía Internacional, 1994). Como grupo 
minoritario, los homosexuales comparten muchos problemas y tienen muchos 
elementos en común con otros grupos minoritarios, que también sufren dis-
criminación y violación de sus derechos humanos básicos. La conducta ho-
mosexual, además de ser un asunto privado, tiene importantes implicaciones 
culturales, pone en tela de juicio las actitudes de la sociedad hacia las perso-
nas diferentes, cuestiona los conceptos de normalidad y anormalidad, conduce 
a revaluar asuntos básicos del desarrollo humano, y reanaliza las relaciones 
entre los seres humanos y la cultura de la cual forman parte, en un momento 
histórico de su desarrollo. 
Aquí vamos a referimos a estos asuntos, en forma panorámica. La mayoría 
de los temas volverán a estudiarse con mayor detalle en los capítulos siguien-
2 * Homosexualidad y Psicología
tes de este libro. A lo largo de la historia de la humanidad han existido diferen-
tes actitudes hacia la homosexualidad que pueden resumirse en las siguientes 
categorías:
1. Aceptación de la homosexualidad como una conducta normal. 
2. La homosexualidad como delito. 
3. La homosexualidad como una enfermedad mental. 
4. La homosexualidad como una forma o estilo de vida. 
En diferentes culturas, estas actitudes han sucedido y han variado. No puede 
afirmarse que, en algún caso, una cultura haya sido exclusivamente homosexual, 
sino que esta conducta siempre ha sido minoritaria. No ha existido nunca un 
país exclusivamente homosexual, ni tolerancia de todos los niveles sociales ha-
cia la homosexualidad. Ésta ha sido considerada algo especial (en sentido posi-
tivo o negativo), no una norma para todos los miembros de la sociedad. 
Es importante señalar que existe homosexualidad en animales: chimpancés, 
monos del Nuevo Mundo, perros, gatos, ratas, toros, caballos e inclusocetá-
ceos. Existe en machos y en hembras (Ford y Beach, 1969; Bagemihl, 1999). 
Específicamente en el caso de la especie humana, la homosexualidad se 
refiere a pensamientos sexuales, sentimientos, fantasías y conducta sexual 
abierta que incluye personas (hombres o mujeres) del mismo género. 
La homosexualidad como práctica sexual humana ha existido a lo largo de 
la historia. Antes de la civilización griega, se encontró en Sumeria y en China. 
El primer registro en la civilización griega se remonta a la poetisa Safo que 
vivió en la isla de Lesbos (finales del siglo VII antes de la era común, A. C., 
y comienzos del siglo VI). El término lesbianismo deriva de la isla de Lesbos 
donde vivió Safo. El primer poeta que escribió sobre homosexualidad mascu-
lina fue Anacreón de Teos (comienzos del siglo VI A. C.). En Grecia, la homo-
sexualidad fue practicada abiertamente por la clase intelectual, los artistas y 
políticos, considerando incluso que el amor entre personas del mismo sexo era 
más intelectual y elaborado que entre personas de diferentes sexos. El ejemplo 
más conocido fue Alejandro Magno, el famoso líder de Macedonia que con-
quistó una parte muy grande del mundo conocido y fue un brillante alumno 
de Aristóteles. Fueron homosexuales los principales pensadores y políticos de 
Grecia, incluyendo seguramente a Sócrates, Platón, Aristóteles y la mayoría 
de los forjadores de la cultura occidental. 
En la cultura judeocristiana, por el contrario, la homosexualidad fue seria-
mente condenada. Antes del Levítico en la Biblia, las referencias a la homo-
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sexualidad son ambiguas, pero más adelante la condenación es clara y precisa 
(a pesar de las relaciones homosexuales de importantes figuras de la cultura 
judía, incluyendo al rey David). La condenación de la homosexualidad en la 
cultura judeocristiana, de la cual somos parte los iberoamericanos, ha sido 
muy clara y definida, ante todo en Inglaterra, Alemania y Francia durante mu-
chos siglos. Los homosexuales se han considerado un peligro para la sociedad, 
para las buenas costumbres y para la preservación de los valores familiares. 
Estas actitudes se mantienen en muchas partes, a pesar de los avances legales, 
médicos y psicológicos. 
Los trabajos antropológicos de los últimos decenios han encontrado que 
existe homosexualidad en dos terceras partes de las sociedades estudiadas, 
exactamente en el 64% de las sociedades acerca de las cuales existe informa-
ción. En estas sociedades, la homosexualidad es parte de la cultura y se ha 
aceptado (Cross-Cultural Survey, Human Relations Area Files, Yale Universi-
ty; véase Ford y Beach, 1969). 
En la sociedad occidental judeocristiana, la homosexualidad ha sido consi-
derada un delito punible por la ley. El caso de Oscar Wilde, en Inglaterra, es 
uno de los más conocidos, pero existen muchos más, debidamente documenta-
dos. La homosexualidad ha sido castigada con cárcel (hasta cadena perpetua), 
con multas, torturas, castración e incluso, en la época de la Inquisición, con 
quema en la hoguera. Sin embargo, muchos reyes, intelectuales, científicos, 
poetas y políticos fueron homosexuales declarados. 
Una lista de los grandes hombres y mujeres que han contribuido de manera 
decisiva a la cultura humana y que han sido (comprobadamente) homosexua-
les incluye: Aristóteles (filósofo), Alejandro Magno (conquistador), Safo 
(poetisa), Platón (filósofo), Leonardo da Vinci (científico y artista), Erasmo 
(pensador), Miguel Ángel (artista), Francis Bacon (político y pensador), Mar-
lowe (escritor), Federico el Grande (político), Madame de Staël (gran dama), 
Lord Byron (escritor), Melville (escritor), Walt Whitman (poeta), Tchaikovs-
ky (músico), Keynes (economista), Wittgenstein (filósofo), Turing (matemá-
tico) y muchos más que harían esta lista interminable (véanse Cowan, 1992; 
Tyrkus, 1997).
La homosexualidad se consideró una conducta punible por la ley debido a 
que atentaba contra los valores de la sociedad y la familia, dado que no condu-
cía a la reproducción y, por tanto, al mantenimiento de la estructura social. Es 
importante señalar que la mayoría de los homosexuales se casaron, tuvieron 
hijos, llevaron una vida ajustada a los cánones de su sociedad y no fueron 
ningún peligro para nadie.
4 * Homosexualidad y Psicología
A finales del siglo XIX y durante el siglo XX comenzaron a fraguarse mo-
vimientos de liberación homosexual. Esta parte de la sociedad, ante todo en 
Europa (Alemania y Holanda), y los Estados Unidos, consideró que tenía de-
rechos, que no había necesidad de pasar la vida en un gheto y que la homo-
sexualidad era una alternativa válida para la vida. Ni mejor ni peor que la 
heterosexualidad, sino igual. Estos movimientos de liberación gay (palabra 
que comenzó a usarse en el tercero y cuarto decenios del siglo XX para refe-
rirse a los homosexuales, tanto hombres como mujeres), cobraron importancia 
en el decenio del 60. Con la liberación de las mujeres, con los hippies, con la 
búsqueda de igualdad entre razas, géneros (sexos) y culturas, también los ho-
mosexuales consideraron que era hora de salir del clóset, de hacerse visibles 
y tener una voz. 
El día fue el 28 de junio de 1969 y el sitio fue un bar de Nueva York lla-
mado Stonewall. En ese sitio y en ese momento, los homosexuales decidieron 
oponerse a la policía que había hostigado a los clientes de ese bar, de modo 
sistemático. Dos días de manifestaciones y de conflicto con las autoridades de 
la ciudad de Nueva York llevaron a que comenzara un movimiento en grande 
de liberación homosexual. Stonewall es hoy el símbolo de la liberación gay a 
nivel mundial, y el 28 de junio se celebra en el mundo homosexual como se 
celebra el 20 de julio en Colombia o el 4 de julio en los Estados Unidos: ¡es 
el día de la independencia! En países tan disímiles como Australia, Suráfrica, 
España o Bélgica, Stonewall es el símbolo de la liberación gay. El año 1994 
marcó los 25 años de Stonewall y la manifestación en Nueva York ese año 
congregó a un millón doscientos mil homosexuales, que desfilaron entre las 
Naciones Unidas y el Central Park de Nueva York, con pancartas y banderas 
celebrando el primer cuarto de siglo de la liberación gay. 
En esos días (1969), la homosexualidad ya no se consideraba un delito 
sino una enfermedad. El establecimiento médico y psiquiátrico había hecho 
su parte para que la homosexualidad pasara del campo de la ley al campo de 
la medicina. Los homosexuales se consideraban enfermos y era preciso buscar 
formas de curarlos. Se pensaba que los homosexuales querían curarse, cam-
biar su orientación sexual, casarse, tener hijos y vivir según los cánones de la 
sociedad. Los psicoanalistas y psiquiatras no pensaban que los homosexuales 
–hombres y mujeres– estuvieran buscando una alternativa a la adaptación y a 
la terapia para sus problemas (véase De la Espriella, 2007). 
Evelyn Hooker fue una psicóloga estadounidense que cambió todo esto, 
con base en investigaciones científicas con homosexuales. Ella no era gay, 
pero conoció muchos homosexuales y llevó a cabo investigaciones sistemáti-
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cas con esta población, financiadas por el National Institute of Mental Health 
de los Estados Unidos. La conclusión de estos trabajos de Hooker –y de mu-
chos otros investigadores– es que no existe relación alguna entre homosexua-
lidad y salud mental. Los homosexuales y los heterosexuales no difieren en lo 
que respecta a salud mental. 
La American Psychiatric Association publica la principal clasificación de 
enfermedades mentales, que se llama Diagnostic and Statistical Manual of 
Mental Disorders. En las últimas ediciones no se ha incluido la homosexuali-
dad como enfermedad mental, y en la última ni siquiera se menciona.Las terapias para la homosexualidad, cuando se consideraba una enferme-
dad mental, fueron muy variadas e incluyeron psicoanálisis, modificación de 
conducta, reflexología y recondicionamiento. Es de señalar que los líderes de 
estas corrientes psicológicas fueron muy tolerantes con la homosexualidad, 
y tanto Freud como Skinner, Wolpe, etcétera, tuvieron actitudes sumamente 
progresistas y liberales al respecto. 
Hoy no se les dan choques eléctricos a los homosexuales ni se trata de 
cambiarles su orientación sexual. Se les entrena para que adquieran las con-
ductas, cogniciones y actitudes que les permitan llevar una vida sana y con el 
mínimo de conflictos con la sociedad en que viven. La enorme mayoría de los 
homosexuales que visitan al psiquiatra o al psicólogo clínico no lo hacen para 
que les cambien su orientación sexual, sino para que les ayuden a aceptarse y a 
convivir armónicamente con las personas que no son de su misma orientación 
(véase Ardila, 2007).
Muchos homosexuales han salido del clóset y les han contado a sus ami-
gos heterosexuales, a sus amigas, padres, hermanos e incluso hijos, acerca de 
su orientación sexual. Generalmente, la aceptación ha sido positiva aunque 
existen excepciones. A veces, la familia lo acepta mejor que los compañeros 
de trabajo, mientras que en otras ocasiones ocurre lo contrario. La decisión 
de contar este secreto debe tomarse después de sopesar las consecuencias con 
cuidado (véase Savin-Williams, 2006). 
El porcentaje de población exclusivamente homosexual es de 4% para el 
caso de los varones y de 2,5% para las mujeres. Existe un número mucho ma-
yor de hombres y mujeres que han tenido relaciones homosexuales esporádi-
cas (digamos en el ejército o en la cárcel) sin ser homosexuales verdaderos.
Los trabajos de Kinsey y colaboradores (1948, 1953) fueron los primeros 
estudios sistemáticos sobre el tema y arrojaron los anteriores porcentajes; se 
han replicado en muchos otros países diferentes de Estados Unidos, y en di-
versas épocas y se han mantenido, en términos amplios. Incluso nuestras in-
6 * Homosexualidad y Psicología
vestigaciones han arrojado similares porcentajes. Esto es interesante de com-
probar, dado que en los últimos 60 años han variado considerablemente las 
costumbres sexuales y se han hecho mucho más liberales y abiertas. Pero el 
porcentaje de homosexuales parece no haber cambiado. 
7
2
El estudio psicológico 
de la homosexualidad 
La homosexualidad fue considerada como delito, como perversión, como en-
fermedad mental y, finalmente, como estilo de vida. Aquí nos vamos a referir 
a los diversos conceptos de homosexualidad, y al papel específico de la psico-
logía para entender la conducta homosexual. Incluiremos aspectos de investi-
gación, de psicoterapia y de educación. 
La historia de la percepción social de la homosexualidad está muy ligada 
a su conceptuación como enfermedad mental. Desde los comienzos, de su 
estudio, a finales del siglo XIX, pasando por los movimientos de liberación 
en Alemania y otras naciones europeas, en Estados Unidos y recientemente en 
todo el planeta, el concepto de enfermedad mental y de homosexualidad han 
estado muy ligados (en relación con los primeros movimientos, para el perío-
do 1864-1935, véanse Lauritsen y Thorstad, 1974). 
En los tratados de psiquiatría se incluía la homosexualidad como trastorno 
y como enfermedad. Los grandes psiquiatras y psicoanalistas siempre habla-
ron del tema, en la mayoría de los casos con respeto y consideración, pero sin 
abandonar el concepto de enfermedad mental aplicado a la conducta homo-
fílica. Degeneración, enfermedad y perversión eran términos aplicados a la 
homosexualidad en los círculos médicos durante los pasados siglos.
Esto cambió con el trabajo de una psicóloga estadounidense, Evelyn Hooker, 
cuyo trabajo presentaremos con algún detalle más adelante. Una descripción 
del enfoque tradicional, ligado a la psiquiatría, el psicoanálisis y la psicología 
clínica antes de la obra de Hooker, se encuentra en el libro Cures. A Gay Man’s 
Odyssey, de Duberman (1991). Este libro describe detalladamente su odisea de 
ir de un psiquiatra a otro psiquiatra para curarse de la homosexualidad, y des-
pués de varios lustros, la forma como logró aceptarse él mismo de manera crea-
tiva y positiva, a pesar de la psiquiatría de la época. Es un documento personal, 
de uno de los líderes de la liberación gay de nuestros días, que pasó muchos 
años tratando de curarse de su homosexualidad, sin éxito alguno. Es altamente 
8 * Homosexualidad y Psicología
probable que ningún psicoterapeuta contemporáneo trate de convertir de esta 
manera a un homosexual en heterosexual. El libro de Duberman permanece 
como un documento de primera mano acerca del modo como se buscaba curar
a los homosexuales de su enfermedad y de su perversión.
Para clasificar las enfermedades mentales se utiliza generalmente el ma-
nual de la American Psychiatric Association titulado Diagnostic and Statis-
tical Manual of Mental Disorders, DSM. En este manual, la homosexualidad 
se consideró una enfermedad mental hasta 1973 en que se removió de esa 
categoría y sólo se mantuvo la homosexualidad ego distónica (la que sufrían 
quienes siendo homosexuales estaban insatisfechos con su orientación sexual 
y querían cambiarla). Esta categoría de homosexualidad ego distónica se eli-
minó también en 1988. De modo que en las últimas versiones del DSM no 
aparece la homosexualidad como enfermedad mental, en ninguna categoría 
(véase American Psychiatric Association, 1994). 
La Association of Gay Psychologists, creada en agosto de 1973 en los Esta-
dos Unidos, tuvo gran influencia en el cambio de actitud de los psicólogos hacia 
la homosexualidad. La American Psychological Association, APA, aprobó en 
1980 el Comité sobre Asuntos Lesbianos y Gay (CLGC, por sus siglas en in-
glés). En 1984 se formó una división de la APA, la 44, llamada Sociedad para el 
Estudio Psicológico de los Asuntos Lesbianos y Gay. Esta división 44 de la APA 
ha sido muy activa y desde 1994 publica una serie de anuarios titulados Psycho-
logical Perspectives on Lesbian and Gay Issues (véase Greene y Herek, 1994). 
La psicología como ciencia y como profesión ha hecho mucho para es-
tudiar y comprender la homosexualidad desde un punto de vista científico. 
También lo han hecho la psiquiatría y otras disciplinas, como la antropología, 
la sociología, la biología (incluyendo la genética) y la historia. Hoy, la homo-
sexualidad no se considera una enfermedad, un delito ni una perversión, sino 
un estilo de vida. En esta actitud positiva hacia la homosexualidad, el papel de 
la psicología ha sido decisivo. 
Veamos los principales aportes en investigación científica, psicoterapia y 
educación del público acerca de la homosexualidad. 
INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA 
La contribución de la psicología a la investigación sobre homosexualidad abar-
ca muchos aspectos: la definición de homosexual, bisexual y heterosexual; las 
causas de la orientación sexual; el ciclo vital de los homosexuales; las acti-
tudes de los heterosexuales ante la homosexualidad; la percepción social y la 
creación social del mal, lo cual abarca la estigmatización de los homosexua-
les. Y varios temas más. 
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DEFINICIONES DE HOMOSEXUAL, 
BISEXUAL Y HETEROSEXUAL 
Desde los trabajos pioneros de Kinsey y sus colaboradores (1948, 1953), la 
homosexualidad fue tema de estudio dentro del campo de la ciencia. Uno de 
los primeros puntos fue definir qué se entiende por cada categoría: homo-
sexual, bisexual y heterosexual (véase Money, 1988). Se diseñaron escalas, 
tests, entrevistas e incluso procedimientos psicofisiológicos de evaluación. 
Pero, fundamentalmente, la orientación sexual fue un proceso de autoevalua-
ción, y la persona se definía ella misma en una de esas trescategorías. 
Por homosexual se entiende la persona cuyas atracciones primarias afecti-
voeróticas son con personas del mismo género. Bisexual es la persona cuyas 
atracciones afectivoeróticas son por miembros de ambos géneros, tanto varo-
nes como mujeres. Heterosexual es la persona cuyas atracciones afectivoeró-
ticas son con personas del otro género. 
De hecho, la sexualidad humana existe a lo largo de un continuo, y es una 
interacción de factores biológicos, psicológicos, culturales e históricos. Incluso 
la escala de Kinsey en 7 puntos (de 0 a 6), con la heterosexualidad en un extre-
mo y la homosexualidad en el otro, reconoce la posibilidad de puntos interme-
dios y se refiere a categorías que no son excluyentes. Presentamos una escala
que es obra nuestra, como alternativa a la escala de Kinsey (véase figura 1).
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0 1 85432 7 8 106
Heterosexualidad
Homosexualidad
Figura 1. Nueva escala para evaluar la orientación sexual. La persona indica en la primera 
línea su comportamiento heterosexual (incluyendo cogniciones, afectos y conductas) y 
lo mismo hace en la segunda línea sobre homosexualidad. Un individuo puntúa de 0 a 
10 en cada una de las escalas de heterosexualidad y de homosexualidad. Puede obtener 
el máximo puntaje (10 en cada una) en el caso de un bisexual. Por el contrario, podría 
obtener 0 en ambas escalas (un asexual). La mayoría de las personas se autoevalúan en 
puntos intermedios, de 0 a 10 en la escala de heterosexualidad y lo mismo en la escala de 
homosexualidad. Un homosexual total se autoevaluaría como 9 ó 10 en homosexualidad 
y 0 ó 1 en heterosexualidad. El caso opuesto sería el de un heterosexual total. Esta nueva
escala probablemente describa la orientación sexual en forma más adecuada que la escala 
de Kinsey, utilizada hasta ahora por los sexólogos.
10 * Homosexualidad y Psicología
¿Qué porcentaje de la población se encuentra en cada una de estas catego-
rías? Parece que el porcentaje de varones exclusivamente homosexuales es de 
4% y el de mujeres exclusivamente homosexuales es de 2,5%. Sin embargo, 
los estimativos –y los resultados de diferentes investigaciones– muestran ran-
gos que van del 4% al 17% (véanse Gonsiorek y Weinrich, 1991). La razón 
que explica esta gran variación es que las personas definen su orientación 
sexual por autoinforme (él o ella se define como homosexual, bisexual o he-
terosexual). Además, la orientación sexual es dinámica y no estática. Aunque 
parece que está fijada desde antes de la adolescencia, la persona de una orien-
tación –digamos homosexual– puede pasar períodos de su vida con conductas 
de otra orientación, por ejemplo, heterosexual. Un caso que ilustra este pro-
blema y que se refiere específicamente a Colombia, es la conducta sexual de 
los habitantes de la Costa Atlántica. Las investigaciones han encontrado que 
los costeños informan sistemáticamente menor porcentaje de homosexualidad 
que los habitantes de otras regiones del país. Sin embargo, la conducta abierta 
es mucho más frecuente que en el resto de Colombia. Los costeños tienen re-
laciones homosexuales pero dicen que eso no los convierte en homosexuales 
(véase González, 1985). 
Los porcentajes que se obtengan dependen también de la forma de evaluar 
la orientación sexual. Si se pregunta si se ha tenido alguna relación homo-
sexual que conduzca al orgasmo, se obtienen porcentajes del 20% al 30% de la 
población e incluso más. Si se pregunta si la persona se considera ella misma 
homosexual, los porcentajes varían del 4% al 17%. En los grupos de liberación 
gay, la cifra que se cita con mayor frecuencia es la del 10% de la población 
exclusivamente homosexual. Estudios con mayor control de variables nos dan 
la cifra que probablemente es más correcta: el 4% de los varones y el 2,5% de 
las mujeres se consideran ellos mismos exclusivamente homosexuales. 
CAUSAS DE LA ORIENTACIÓN SEXUAL 
Esto nos lleva a estudiar las causas de la homosexualidad, que es un proble-
ma que ha interesado mucho a los sexólogos. Las principales teorías son las 
siguientes:
1. Psicoanalítica. Existe una estructura familiar que produce homosexua-
les, en la cual el padre es una persona pasiva, hostil e indiferente y la madre es 
posesiva, seductora o competitiva. 
2. Teoría del aprendizaje. El muchacho o la niña aprende a ser homosexual 
por medio del refuerzo (gratificación) que recibe por esta conducta. General-
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mente, la homosexualidad empieza temprano en la vida, en la mayoría de los 
casos durante la adolescencia. Alguien le enseña al muchacho las conductas 
homosexuales incluyendo masturbación recíproca, sexo oral, anal, etcétera. 
En muy pocos casos dicho aprendizaje ocurre durante la madurez. 
3. Teoría genética. Investigaciones recientes indican que existen factores 
genéticos, hormonales y neuroanatómicos que difieren en homosexuales y 
heterosexuales, tanto para hombres como para mujeres. En gemelos monoci-
góticos, si uno de los miembros de la pareja es homosexual, la probabilidad 
de que el otro lo sea es aproximadamente del 50%; para gemelos dicigóticos 
es mucho más baja y lo mismo para hermanos. Además, la reacción ante los 
esteroides (en particular los estrógenos) del eje hipotálamo-pituitaria-gónadas 
es diferente en homosexuales y heterosexuales. 
Las diferencias neuroanatómicas son las más interesantes: el núcleo supra-
quísmico es más grande y alargado en homosexuales que en heterosexuales. 
El núcleo intersticial del hipotálamo lateral es más pequeño en homosexua-
les que en heterosexuales. La comisura anterior –que es un tracto de fibras 
que conecta los lóbulos temporales de los dos hemisferios cerebrales– es más 
grande en homosexuales que en heterosexuales. 
Las causas de la orientación sexual, tanto homosexual como heterosexual, 
no se entienden muy bien. Lo trataremos en detalle en un capítulo posterior. 
Parece que existen determinantes múltiples, y que la orientación sexual se 
establece antes de la adolescencia, generalmente con anterioridad al comienzo 
de la actividad sexual. Parece que la persona tiene conciencia de esta atracción 
por personas de su mismo género antes de que verbalice esta conducta y que 
la ponga en práctica. 
La orientación sexual parece una característica estable a lo largo de la vida 
para la mayoría de los individuos. En otros, puede adoptarse una orientación 
después de haber tenido experiencias con otra. Estos cambios de orientación 
sexual, aunque no son frecuentes, se presentan en la llamada homosexualidad 
circunstancial (en las cárceles, en el ejército, en los seminarios religiosos, etc.). 
CICLO VITAL 
Otra área de investigación psicológica muy importante se refiere a los cam-
bios a nivel afectivo, cognoscitivo y conductual que ocurren a lo largo de la 
vida. En la niñez, la pubertad, la adolescencia, la adultez, la madurez y la vejez 
se presentan cambios psicológicos. El ciclo vital de los homosexuales es un 
campo muy importante de trabajo psicológico, al cual se le ha dedicado poco 
trabajo investigativo. 
12 * Homosexualidad y Psicología
Como señalaremos en el capítulo siguiente, dedicado a este tema, la psico-
logía evolutiva del ciclo vital se ha centrado en la población modal o promedio
estadísticamente, y ha descuidado las minorías, incluyendo los homosexuales. 
Sin embargo, es posible formular algunas conclusiones importantes acerca del 
desarrollo psicológico de hombres y mujeres gay, incluyendo las etapas que 
atraviesan a lo largo del ciclo vital, desde el nacimiento hasta la vejez. 
PSICOTERAPIA 
Otra área en la cual la contribución de la psicología a la comprensión de la 
homosexualidad ha tenido importancia decisiva es la psicoterapia. Aquí in-
cluimos todos los sistemas terapéuticos, entre ellos la terapia del comporta-
miento, la terapia cognitivo-conductual, la terapia humanista y existencial,el 
psicoanálisis, la terapia centrada en el cliente, las diversas terapias dinámicas, 
etcétera.
Muy pocas personas consultan al psicólogo clínico o al psiquiatra porque 
deseen cambiar su orientación sexual. Las terapias de conversión no han pro-
bado nunca su efectividad. Además existen serias objeciones éticas para tratar 
de cambiar la orientación sexual de una persona, sea por su propia voluntad, 
por voluntad de sus padres, de su pareja o de quien sea. Esta persona está 
sometida a una presión social tan grande para dejar su homosexualidad, que 
probablemente no esté tomando una decisión que pueda considerarse libre y 
autónoma. Sólo si ha logrado sopesar los puntos positivos y los negativos de 
la homosexualidad y de la heterosexualidad, puede llegar a tomar una decisión 
relativamente libre. Como esta persona ha pasado toda su vida en una sociedad 
como la nuestra, claramente homofóbica, es preciso que viva un tiempo razo-
nable en una sociedad alternativa, por ejemplo en una comuna gay (o al menos 
en un grupo social gay) antes de poder elegir. Después de pasar, por ejemplo, 
un año en una sociedad gay y por tanto homofílica, podrá tener elementos de 
juicio para tomar su decisión. Si no lo hace, sólo habrá conocido y sufrido los 
prejuicios y estereotipos de un contexto social claramente homofóbico. 
Sin embargo, la mayoría de la gente no desea cambiar su orientación 
sexual ni consulta por esa razón. La homosexualidad es uno de los aspectos 
de la vida, no el único. El consultante puede querer que se le oriente acerca de 
la forma de solucionar el estrés que le produce vivir en una sociedad homo-
fóbica. Puede necesitar orientación acerca de si es mejor salir del clóset o no 
hacerlo. A lo mejor ha finalizado recientemente una relación heterosexual y 
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piensa iniciar una relación homosexual. O terminó con su pareja gay y desea 
aprender a manejar el duelo. 
Cuando se trata de un hombre o una mujer que tienen hijos, son motivos 
frecuentes de consulta que la persona gay pregunte acerca de: la forma de 
comportarse con ellos, si es conveniente revelarles su orientación sexual a los 
hijos, si es adecuado vivir con su pareja del mismo sexo, tener expresiones 
de afecto frente a los hijos, entre otros. Como es bien sabido, los tribunales 
comparten los prejuicios homofóbicos de la sociedad y consideran que los 
homosexuales no son buenos padres ni buenas madres, y que los hijos corren 
el riesgo de degenerarse (o sea de volverse homosexuales) como el padre o 
la madre. 
El psicoterapeuta generalmente comparte los prejuicios de la sociedad con-
tra los homosexuales. Es frecuente que asuma que su consultante o paciente 
es heterosexual, mientras no se pruebe lo contrario. El terapeuta generalmente 
se siente muy ansioso al enfrentar este tema, lo mismo que el consultante. 
Si revela su homosexualidad al psicoterapeuta, éste puede encasillarlo en los 
estereotipos de las personas gay, puede desalentarlo a que revele su identidad 
homosexual, puede cambiar su programa terapéutico, etcétera. El paciente 
muy probablemente deje de hablar del tema, cambie de psicoterapeuta o aban-
done del todo la terapia. La experiencia no habrá sido positiva y a lo mejor 
pase mucho tiempo antes de intentar repetirla con otro psicoterapeuta. 
Una alternativa es visitar un terapeuta gay. En Estados Unidos, esta posi-
bilidad se ha estudiado con detalle y se ha analizado si los terapeutas gay son 
la mejor alternativa para los pacientes de esa orientación sexual. La División 
44 de la APA ha confeccionado listas de terapeutas gay que se especializan en 
psicoterapia con hombres gay, con lesbianas, con parejas, familias, problemas 
específicos, etcétera. Un paciente probablemente se sienta más cómodo con 
un psicoterapeuta de su misma orientación sexual. Puede ser que el tema de la 
orientación del terapeuta no se trate nunca en la psicoterapia, pero le sirve al 
paciente para sentir confianza y establecer un mejor “rapport”.
Al ser parte de una sociedad homofóbica –y a pesar de su formación como 
psicólogos clínicos o como psiquiatras–, muchos terapeutas comparten el sis-
tema de creencias que consideran que la heterosexualidad es superior a la 
homosexualidad, y que es más natural o más normal que esta última. Este sis-
tema de creencias puede no hacerse explícito, puede no verbalizarse, pero de 
todos modos influir en el proceso psicoterapéutico. El paciente puede percibir 
a su terapeuta como homofóbico en el caso de que éste permanezca neutral 
14 * Homosexualidad y Psicología
ante la revelación por parte del paciente de su homosexualidad. El terapeuta 
necesita conocer en detalle sus propios sentimientos y actitudes hacia la ho-
mosexualidad y hacia los pacientes gay, si desea ser un buen terapeuta. Y esto, 
independiente de la orientación sexual del psicoterapeuta. 
La psicologia clínica contemporánea concede gran importancia al concepto 
de familia. Todos nacemos dentro de una familia, tenemos un padre y una ma-
dre, en muchos casos tenemos hermanos, tíos, primos, abuelos, etcétera. Para 
una persona gay, la familia se convierte en un factor de enorme importancia 
en lo que respecta a su vida personal y a su adaptación sana como ser humano. 
El paciente experimenta un estrés muy grande en relación con su orientación 
sexual, con el riesgo de ser descubierto por un miembro de su familia; con-
templa la posibilidad de revelar su orientación sexual a la madre, al padre, a 
los hermanos o a otro miembro del contexto familiar. En el caso de haberlo 
hecho, seguramente ha causado una profunda crisis que puede concluir en la 
aceptación de la persona gay, o en su rechazo Muchos pacientes consultan 
por este problema de salir del clóset. También los padres o hermanos buscan 
asesoría psicológica sobre la mejor manera de manejar este asunto de tener un 
gay en la familia. 
Los jóvenes gay, hombres y mujeres, enfrentan problemas especiales, ade-
más de las dificultades normales de la adolescencia. Ellos son objeto de presio-
nes sociales y familiares de gran importancia (Herdt, 1989). Las estrategias de 
enfrentamiento son muy variadas e incluyen retirarse de la situación social o fa-
miliar, depresión, negación, exageración de rasgos heterosexuales (desempeñar 
roles que no son propios), conducta autodestructiva, y otras. No es adaptativo 
que un joven decida aislarse en los momentos en los cuales necesita más el apo-
yo de su familia y de una red social. Es bien sabido que existen altas tasas de 
suicidio en los jóvenes gay, que sobrepasan las de los jóvenes heterosexuales. 
Muchos muchachos y muchachas gay se suicidan o intentan hacerlo, debido a 
que no entienden su situación, no han logrado aceptar sus sentimientos ni sus 
cogniciones, y carecen de una red social de apoyo. 
Otra área importante de la psicoterapia con consultantes gay se refiere a 
problemas de pareja. Los homosexuales no tienen modelos de roles útiles en 
la mayoría de los aspectos de la vida, incluyendo la infancia, la adolescencia, 
la juventud, la formación de pareja, la madurez, la vejez y la muerte. Ellos no 
saben cómo comportarse en relaciones de pareja, dado que conocieron básica-
mente parejas heterosexuales, sus padres, amigos, etcétera. En algunos casos, 
buscan reproducir el matrimonio heterosexual –institución que se ha criticado 
desde muchos puntos de vista– y no conocen alternativas al mismo.
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Existen parejas de un mismo género que duran toda la vida, que duran de-
cenios, años, meses o sólo semanas. A este tema nos referiremos más adelante 
en detalle, dada su importancia. Pero las parejas gay también tienen problemas 
de adaptación marital y consultan al psicoterapeuta depareja. Éste debe tener 
formación en el área de la orientación sexual, si desea tratar estos casos.
Últimamente se han publicado investigaciones acerca del tema y han arroja-
do luces sobre el concepto de pareja, acerca de las alternativas a la pareja tradi-
cional, a la familia tradicional y a los factores que se asocian con la adaptación 
marital y la posibilidad de crecimiento personal en relaciones de pareja.
Es un hecho que las parejas del mismo género carecen del apoyo social 
que tienen las parejas heterosexuales. Generalmente sólo se pueden presentar 
como pareja en grupos gay. Esto puede llevar a la formación de ghetos, uno de 
los riesgos más grandes de las comunidades gay, y que constituye una situa-
ción bastante frecuente. Por fortuna, la sociedad heterosexual ha comenzado a 
aceptar las parejas de un mismo género y existen contextos en los cuales pue-
den presentarse como pareja. Es de esperarse que esta situación de tolerancia 
y aceptación –que hoy existe básicamente en círculos de intelectuales, artistas, 
etc.– se extienda a la sociedad amplia.
Las parejas gay no tienen apoyo jurídico, no pueden adoptar hijos ni dejar 
herencias. En este sentido, se han realizado importantes avances en países 
como Estados Unidos, Dinamarca, Holanda, Bélgica, España, México, Cana-
dá y Brasil. Hay compañías que incluyen en sus seguros de salud y de jubi-
lación al compañero o compañera permanente, no importa el género. Pero en 
este aspecto legal hay un largo camino por recorrer.
En psicoterapia se ventilan todos estos problemas, se trata de enfrentar las 
fuentes de estrés y de solucionar las crisis. Como hemos indicado, existen 
cursos en los programas de entrenamiento en psicología clínica sobre estos 
temas, pero son la minoría. De ahí la importancia de educar a los psicólogos y 
a los psiquiatras acerca de los asuntos relacionados con la orientación sexual, 
lo mismo que a la comunidad en la cual actúan y viven tanto heterosexuales 
como bisexuales y homosexuales.
EDUCACIÓN
Los estereotipos y prejuicios acerca de la orientación sexual los comparten los 
miembros de la sociedad. Se piensa, por ejemplo, que los varones y mujeres 
homosexuales son incapaces de relaciones de pareja estables. Que cuando ma-
duran se quedan solos y que su destino es una vejez solitaria y amarga. Que 
16 * Homosexualidad y Psicología
las parejas siguen el modelo del matrimonio heterosexual (o sea que uno hace 
de marido y el otro de esposa, asociándose esto, además, con el papel activo 
y pasivo en la conducta sexual). Que no existen homosexuales felices y que 
todos son parte de una población de alto riesgo para el crimen, la drogadicción 
y el alcoholismo.
Tales prejuicios son falsos. Sin embargo, los comparten amplios segmentos 
de la sociedad. Los psicoterapeutas no escapan del contexto homofóbico en el 
cual viven, a pesar de la gran responsabilidad que poseen con sus clientes de 
cualquier orientación sexual que sean.
De ahí la importancia de presentar la homosexualidad desde una perspec-
tiva objetiva y científica, tanto a psicoterapeutas como a jueces, padres de 
familia, miembros de la policía, periodistas y al público en general. Respecto a 
la psicoterapia con homosexuales existen importantes trabajos que se publican 
en varias revistas, como el Journal of Homosexuality, el Journal of Gay and 
Lesbian Psychotherapy, y otras. Existen libros sobre el tema, por ejemplo la 
obra de Falco (1991) sobre psicoterapia con pacientes lesbianas. Las princi-
pales asociaciones de psicólogos y psiquiatras a nivel mundial han estudiado 
el tema y han publicado trabajos al respecto, que enfatizan la psicoterapia
afirmativa con homosexuales. Lo mismo ha sucedido con los sexólogos, tanto 
investigadores como educadores sexuales (véanse Bieschke, Pérez y DeBord, 
2007).
En divulgación, la principal revista es Advocate, que existe desde el de-
cenio del 60 y presenta una visión objetiva de la homosexualidad para gays 
y para el público en general, con énfasis en aspectos políticos, artísticos y de 
derechos humanos. En español existen algunas revistas, de diversos niveles 
de calidad y con cubrimientos muy variados. Las asociaciones gay publican 
boletines dirigidos a poblaciones específicas y que sirven para conformar re-
des de información entre los miembros de la comunidad gay (tanto de varones 
como de mujeres).
Algunos libros sobre desarrollo humano se han preocupado por el tema 
de la evolución psicológica de los homosexuales (Clemente, 1996). Una des-
cripción anecdótica de este tema se encuentra en Siegel y Lowe (1994). Sin 
embargo, la mayoría de los padres de familia no saben cómo enfrentar estos 
asuntos y tampoco los especialistas en niños y adolescentes.
En periódicos de circulación masiva se han publicado artículos sobre el 
tema (véase Ardila, 1995). En programas de televisión, radio, revistas de di-
vulgación sobre salud, etcétera, aparecen con alguna frecuencia artículos so-
bre homosexualidad. Con la aparición del sida se han multiplicado los trabajos 
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sobre prevención primaria, dirigidos a poblaciones específicas, ante todo a 
homosexuales varones y a lesbianas. Como se pensaba que el sida afectaba 
más a la población homosexual, fue ésta la que más atención recibió por parte 
de los programas gubernamentales y privados sobre prevención del VIH-sida. 
Hoy se sabe que no es una enfermedad de los gays sino que afecta a todos los 
grupos humanos. 
A pesar de todos estos importantes avances, es probable que para la mayo-
ría de las personas el tema de la homosexualidad continúe siendo tabú, y que 
los prejuicios homofóbicos sigan afectando a millones de hombres y mujeres 
a lo largo y ancho del planeta (véanse Francoeur y Noonan, 2004).
19
3
EL CICLO VITAL 
DE LOS HOMOSEXUALES 
La psicología del desarrollo en su sentido tradicional estudió los procesos evo-
lutivos desde el punto de vista ontogenético, que iban desde el nacimiento has-
ta la adolescencia. Este período se enfatizó grandemente y se consideró que 
más allá de la adolescencia no existían cambios evolutivos importantes, de 
modo que la psicología del desarrollo se limitó a ser básicamente psicología 
del niño y del adolescente. 
Más adelante se comenzó a trabajar también con los ancianos y se reco-
noció la gran importancia de los factores biológicos, psicológicos y sociales 
que entraban en juego en la vejez, o sea el período que va más allá de los 65 
años, según la Organización Mundial de la Salud. Los ancianos comenzaron 
a ser importantes para la psicología, especialmente al comprobar su aumento 
en el planeta. Cada día hay más ancianos y hay menos niños, en términos de 
proporción, o sea en términos relativos. Con los avances de la medicina, con la 
adecuada y eficiente planeación familiar, la pareja decide cuántos hijos desea 
tener y generalmente las familias se limitan a uno, dos o tres hijos, muy pocas 
veces a más de tres. Incluso hay familias que deciden voluntariamente no te-
ner hijos a pesar de poder tenerlos. Por otra parte, los ancianos aumentan, la 
vida se hace más larga gracias a los avances de la medicina. Existe, en muchos 
países, una expectativa de vida de 70, 75 o más años. Por otra parte, cuanto 
más desarrollado es un país, mayor es la proporción de ancianos: un país en 
desarrollo tiene en promedio 6% de población anciana (mayor de 65 años); un 
país desarrollado tiene 12% en este rango de edad. Y los cambios demográfi-
cos continúan, siempre en el sentido de expectativas de vida más largas. 
Por supuesto que lo importante no es vivir vidas más extensas sino tener 
mejor calidad de vida. A los avances de la medicina que logran que vivamos 
más tiempo, es preciso añadir los avances de la psicología que nos permiten 
tener una mejor calidad de vida en la vejez. 
20 * Homosexualidad y PsicologíaEl período situado entre la adolescencia y la vejez se estudió mucho más 
recientemente. La adultez temprana, media y tardía, la madurez, el envejeci-
miento, etcétera, han interesado a los psicólogos sólo muy recientemente. Los 
adultos jóvenes también evolucionan, y a lo largo de la vida se llevan a cabo 
importantes cambios –básicamente sociales y culturales y en menor término 
biológicos– que hacen que el desarrollo humano sea permanente. 
Hoy sabemos que el ser humano evoluciona desde la concepción hasta la 
muerte. No sólo desde el nacimiento sino desde antes de nacer. No sólo hasta 
la adolescencia sino después de ella, pasando por la adultez, la madurez, la 
vejez, hasta llegar a la muerte. Este enfoque de la psicología del desarrollo 
se denomina Psicología Evolutiva del Ciclo Vital. Es uno de los campos más 
promisorios de la psicología contemporánea. 
Sin embargo, la psicología ha sido el estudio del ser humano promedio 
(normal, estadísticamente hablando). Se han estudiado menos las diferentes 
etnias, las distintas culturas y los dos géneros. A pesar de la enorme cantidad 
de trabajos sobre psicología de la mujer (véanse Denmark y Paludi, 1993), el 
estándar de comparación ha sido siempre el varón, nunca la mujer ni ambos 
géneros. Esta situación la han señalado y criticado muy acertadamente las 
feministas (Gilligan, 1993). Se ha pensado que el hombre blanco, occidental, 
adulto, de clase media es representativo de la humanidad como un todo, de 
ayer, hoy y mañana. Muchos investigadores han criticado duramente este pro-
vincialismo y esta miopía.
La psicología ortodoxa o de la corriente principal ha reaccionado muy po-
sitivamente a estas críticas (véase el libro sobre diversidad humana editado 
por la American Psychological Association: Goodchilds, 1991). La psicología 
ha aceptado estas críticas y ha encontrado un adecuado balance entre factores 
universales y particulares (etic, emic), entre los dos géneros, las diferentes et-
nias, las edades, las culturas, las clases sociales y las orientaciones sexuales.
Empero, respecto al ciclo vital, el estudio de los homosexuales ha sido de-
jado a un lado. Las investigaciones han sido escasas y fragmentarias, incluso 
esta área de la psicología evolutiva no se ha reconocido como tal. Tenemos 
un largo camino que recorrer –a pesar de los intentos ya realizados en esta 
dirección–, antes de llegar a contar con un cuadro coherente del ciclo vital de 
los homosexuales. 
EL ENFOQUE DEL CICLO VITAL 
Como señalamos, la gran mayoría de los estudios sobre psicología del desa-
rrollo se ha centrado en niños, adultos y ancianos heterosexuales. No existe 
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una base de datos empírica sobre el desarrollo de las lesbianas y de los varones 
homosexuales que sirva de fundamento para una teoría formal del desarrollo 
de las personas gay, hombres y mujeres. La formulación de esa teoría implica-
ría tener claridad sobre los factores biológicos, psicológicos y sociales que in-
fluyen en la orientación sexual, incluyendo elementos genéticos, hormonales, 
de aprendizaje, de apoyo social, etcétera. En el fondo se encuentra el problema 
de la causa de la homosexualidad –determinismo biológico vs. elección vo-
luntaria–, problema este con muchos aspectos para ser considerados. 
Recordemos también que existen muchas clases de homosexuales, tanto 
mujeres como varones. Los hay que pasan por heterosexuales y están casados 
con parejas heterosexuales. Hay otros que no admiten sus sentimientos homo-
sexuales a otras personas, o sea que nunca salieron del clóset. Otros más no 
han admitido sus sentimientos homofílicos, ni siquiera ante sí mismos. Por 
otra parte, los hay que se han identificado con la orientación homosexual y 
llevan vidas psicológicamente sanas. Además, obviamente, aquellos que lu-
chan día tras día contra sus sentimientos homosexuales reconocidos por ellos 
mismos pero no aceptados. 
El marco de referencia de la psicología evolutiva del ciclo vital (Baltes, 
1987, Baltes y cols., 1990) parece el más apropiado para estudiar el desarrollo 
humano (Neri, 2007). Este enfoque se centra en la explicación de pautas de 
interacción dinámica de factores múltiples a lo largo del tiempo, para explicar 
el desarrollo de un individuo en particular. El ser humano en desarrollo debe 
entenderse en contexto: las descripciones simultáneas de las redes sociales del 
individuo, la familia, el vecindario, la comunidad, el contexto institucional y 
la cultura, se complementan con las descripciones de los cambios físicos y 
psicológicos y de su estabilidad. 
La psicología del ciclo vital se centra en la familia, los factores sociales, 
institucionales, culturales e históricos y no solamente en el individuo. Se in-
siste en que los individuos se desarrollan a lo largo de todo el ciclo vital y 
no sólo en los extremos del mismo (niñez y vejez); esto se aplica a factores 
físicos, emocionales, conductuales, cognitivos y de otra índole. Además se 
enfatiza la plasticidad evolutiva: por ejemplo, la identidad sexual puede ser 
fluida durante ciertos períodos del ciclo vital y cristalizada en otros. En ter-
cer lugar, se enfatizan las diferencias individuales en el desarrollo. En cuarto 
lugar, se insiste en que el individuo influye en su propio desarrollo por medio 
de elecciones conscientes. Finalmente, se subraya la necesidad de utilizar me-
todologías múltiples (por ejemplo, longitudinales y transversales, estudio de 
vidas, cuestionarios, entrevistas, etcétera). 
22 * Homosexualidad y Psicología
Esto, aplicado el ciclo vital de los homosexuales, nos indica que debemos 
tener en cuenta las pautas de interacción dinámica de factores múltiples a lo 
largo del tiempo, y señalar, por ejemplo, que no es igual revelar la identidad 
sexual a la familia en 1948 que en 2008. Hacerlo medio siglo antes implicaba 
admitir que la persona era enferma mental o criminal, mientras que en 2008 
es referirse a un grupo minoritario y a un estilo de vida. La metodología nos 
lleva a entender que los participantes en las investigaciones psicoanalíticas 
del decenio del 60 eran pacientes en tratamiento psiquiátrico, mientras que los 
participantes en las investigaciones más recientes son miembros de la comu-
nidad.
El nivel educativo, la pertenencia o no pertenencia a una religión, la ideolo-
gía política, la existencia de una comunidad de apoyo gay, son factores que se 
deben tener en cuenta respecto a la aceptación de una identidad sexual. 
Veamos a continuación el papel del aprendizaje y de la socialización, y los 
estadios que atraviesa el homosexual durante su ciclo vital. 
EL PAPEL DEL APRENDIZAJE Y LA SOCIALIZACIÓN 
Gran parte el desarrollo humano depende del aprendizaje (sin desconocer los 
factores genéticos y de maduración). El aprendizaje social desempeña un pa-
pel de primer orden en la adquisición de actitudes, valores y pautas de com-
portamiento. Aprendemos de nuestro entorno, de los mayores, de nuestros pa-
dres, de nuestros compañeros, de la televisión, etcétera. La mayor parte de la 
conducta humana es aprendida, y el aprendizaje en muchos casos no implica 
enseñanza. Aprendemos a comportarnos como las personas que nos rodean, 
como nuestro grupo de referencia, como aquellos individuos a los cuales qui-
siéramos parecernos. Este proceso de aprendizaje se extiende a lo largo de 
toda la vida, aunque existen períodos de máxima sensibilidad y permeabili-
dad, ante todo en la primera infancia. 
Los niños homosexuales adquieren desde temprana edad el sentimiento de 
ser diferentes. No tienen figuras con las cuales identificarse y tampoco entienden 
muy bien lo que significa el atractivo sexual y afectivo por las personas de su 
mismo sexo. Es algo que sienten, que los lleva a aislarse, a desterrarse y a sentir-
se diferentes. Se desarrollan psicológicamente sin la ayuda de modelos de roles y 
sin el apoyode amigos y familia. Esto implica que tienen que intentar soluciones 
originales a los problemas de la vida (véanse Coyle & Kitzinger, 2002). 
La mayoría de los homosexuales, tanto varones como mujeres, informan 
que experimentaron sentimientos de soledad en la infancia, que se conside-
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raron ellos mismos raros y diferentes y trataron de preservar su privacidad y 
su mundo interno. Esto los llevó a ser especialmente perspicaces, precavidos, 
observadores e introspectivos. Seguramente, tratar de entenderse ellos mis-
mos, de funcionar en un mundo hostil en el cual no existían modelos de roles 
para ellos, en el cual lo que era bueno para ellos era malo para los demás, los 
volvió originales y creativos. Se ha postulado repetidamente una relación en-
tre homosexualidad y creatividad, y se ha señalado que un grupo muy grande 
de personas creativas –artistas, escritores, científicos, músicos, políticos– han 
sido homosexuales. Parece que esta relación entre homosexualidad y creati-
vidad no tiene carácter causal y que la mayor visibilidad social de los artistas, 
escritores, etcétera, lleva al público a interesarse por su vida personal inclu-
yendo su orientación sexual. Existirían personas muy visibles socialmente y 
un número determinado de ellas serían homosexuales; pero muchos homo-
sexuales no llegan a ser artistas, escritores, científicos, etcétera. La relación 
entre homosexualidad y creatividad no tendría carácter causal. 
En todo caso, los niños con tendencias homosexuales se consideraban ex-
traños, alienados, aislados de su mundo. Tenían un importante secreto que 
guardar, secreto que ni ellos mismos entendían muy bien. Secreto que la so-
ciedad a la cual pertenecían –y por la cual ellos querían ser aceptados– consi-
deraba un delito, un pecado, un vicio o una enfermedad mental. 
Más adelante, en la adolescencia, las dificultades se agudizan considera-
blemente. A los problemas que generalmente se presentan en la adolescencia, 
tanto en heterosexuales como en homosexuales, se suman estos de la orien-
tación sexual. Además, a esto se añaden las primeras conductas abiertamente 
homosexuales, casi siempre con compañeros de escuela y muy cargadas emo-
cionalmente. Cuando no hay actividades sexuales (genitales, que conduzcan 
al orgasmo), existen al menos fantasías homosexuales. En la adolescencia, 
la masturbación aparece con gran intensidad, casi siempre acompañada de 
sentimientos de culpa. Las fantasías que acompañan a la masturbación en es-
tos adolescentes son fantasías homosexuales, de gran carga emocional y muy 
difíciles de aceptar, que se viven con culpa y con remordimiento. El papel de 
la religión, al considerar la homosexualidad un pecado, tiene efectos muy ne-
gativos sobre el desarrollo psicológico de estos adolescentes. 
El joven finaliza escuela secundaria y entra en la universidad o comienza 
la vida laboral. Esto depende de las expectativas familiares, de los intereses 
personales y del nivel socioeconómico, que le permiten cursar una carrera uni-
versitaria o le impiden hacerlo. En todo caso, el muchacho de 17 o 18 años se 
encuentra en un mundo con mayor libertad, en el que puede manejar su tiempo 
24 * Homosexualidad y Psicología
y a veces su dinero, según sus propios criterios. En el que posee opiniones y 
puntos de vista que se tienen en cuenta. Adquiere, por tanto, mayor autonomía 
y mayor capacidad de decisión. Se siente mejor y generalmente este es un 
período de autoaceptación de la homosexualidad y a veces, incluso, de asumir 
una identidad gay. 
Sin embargo, no todos los jóvenes siguen este camino. En muchos de ellos, 
la presión social o personal es muy grande y la autoaceptación y la identidad 
son deficientes. Estos jóvenes finalizan carrera o se estabilizan en su trabajo, 
y el entorno social espera que organicen su vida personal. Los padres desean 
que se casen y tengan hijos, la mayoría de los compañeros de trabajo o de 
universidad están haciéndolo, y ellos experimentan una presión muy grande 
al respecto. Esta insistencia a encajar en los moldes sociales, a comportarse 
según las normas acostumbradas, lleva a un determinado número de homo-
sexuales a casarse con una persona del otro sexo y a tener hijos. Se afirma 
que una tercera parte los hombres gay (aproximadamente el 35%) se casan y 
tienen hijos. Estos porcentajes son poco confiables por razones obvias, pero 
parece que uno de cada tres hombres gay elige este camino que le señala la 
sociedad. En muchos casos, ellos mismos no se han identificado plenamente 
con su homosexualidad, no son parte de la comunidad gay (o sea que carecen 
de un grupo de apoyo en este aspecto), desean ser aceptados por la sociedad, 
desean tener hijos, no quieren ser aislados, etcétera. 
En la sociedad occidental existe gran énfasis en la pareja. La gente sola no es 
bienvenida en muchos contextos. En ambientes profesionales, políticos, socia-
les, en clubes, incluso en vecindarios y en condominios, el énfasis en la pareja 
es bien claro. Los hombres o mujeres solos no son bienvenidos. Tampoco lo son 
las parejas del mismo género, que son miradas con desconfianza. Un hombre 
que aspire a ser alcalde, gobernador o presidente de la República considera que 
debe tener esposa, si quiere presentar una imagen “políticamente correcta” y no 
despertar sospechas acerca de su orientación sexual que puedan perjudicarle en 
su carrera. La verdad es que las sospechas se presentan de todos modos y que 
asumir un papel heterosexual no es condición necesaria –ni suficiente– para una 
carrera en la política, en la industria ni en otros círculos sociales. 
Estos matrimonios heterosexuales de personas gay casi siempre terminan 
en divorcio, después de un período de convivencia bastante desgraciado. Los 
hijos de personas gay no tienen necesariamente esta misma orientación sexual, 
y en muchos casos aceptan a su padre o a su madre como homosexual sin que 
el hijo comparta esa orientación. De hecho, un niño tiene muchas figuras de 
identificación además de sus padres y aprende modelos de roles en la escuela, 
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en el entorno social, etcétera, que son en su mayoría heterosexuales, no impor-
ta que su padre o su madre sean homosexuales. Las estadísticas demuestran 
que la inmensa mayoría de los hijos de hombres gay no son homosexuales 
(véase Patterson, 2006). 
La mayoría de los homosexuales –las dos terceras partes– prefieren no ca-
sarse, y enfrentan las críticas sociales por no hacerlo. En algunos casos, salen
del clóset ante su familia, sus amigos, sus compañeros de trabajo; en otros, lle-
van una vida doble, llena de angustias y dificultades. Su vida sexual se limita a 
encuentros esporádicos, y su vida afectiva es bastante inestable y limitada. Sus 
problemas de identidad les impiden llevar una vida psicológicamente sana. 
Son aquellos que pretenden ser heterosexuales, que afirman que algún día se 
van a casar o que hacen bromas al respecto, que dicen que están buscando la 
mujer ideal, o que insisten en que el matrimonio es una institución fracasada 
y caduca, o que aún no están bien económicamente para poder sostener un 
hogar, etcétera. Esta situación, obviamente, es bastante difícil de manejar a lo 
largo de toda la vida.
Los otros aceptan su homosexualidad, encuentran una pareja del mismo 
género y forman un hogar. Las parejas gay pueden ser tan sanas psicológica-
mente como las parejas heterosexuales. Pueden ser aceptadas en el grupo so-
cial, pueden ser bienvenidas en los ambientes heterosexuales y pueden ayudar 
a crecer psicológicamente a los miembros de la pareja. Este es el estado que 
prefiere la mayoría de los homosexuales. Generalmente, esto implica una cul-
tura de apoyo, la relación con otras

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