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C��� �������� �� P���������� N����� ��������� ���� �������� � ��� �������� � �� �������� Bernard Guerin Traducción y prólogo de Luis Valero Aguayo Cómo repensar la Psicología Nuevas metáforas para entender a las personas y su conducta Bernard Guerin Publicación original 2016 Routledge 27 Church Road, Hove, East Sussex BN3 2FA and Routledge 711 Third Avenue, New York, NY 100017 Routledge es una editorial de la empresa Taylor & Francis Group. (C) 2016 Bernard Guerin Los derechos de Bernard Guerin como el autor de este trabajo están asegurados según la Secciones 77 y 79 de Copyright, Designs and Patents Acts de 1988. Reservados todos los derechos. Ninguna parte de este libro puede volver a imprimirse, reproducirse o utilizada de ninguna otra forma, o bien por vıás electrónicas, mecánicas o cualquier otro medio, actual o inventado en un futuro, incluyendo la fotocopia y la grabación, o cualquier otra forma de almacenaje y recuperación de información, sin el permiso por escrito de la editorial. Nota sobre la marca: Los nombres de los productos y de las empresas son marcas comerciales y marcas registradas, y se utilizan únicamente para identi�icación y explicación, sin intención de infringir la marca. Edición española Psara Ediciones, 2021 ISBN – 978-84-123118-9-1 ISBN EBOOK: 978-84-12331-1-5 Depósito Legal: CO 298-2021 © Traducción: Luis Valero Aguayo Prefacio Este libro surgió tras muchos años de pensar e investigar sobre las personas y cómo entenderlas. He adoptado y me he movido en casi todas las posiciones, teorıás, fundamentos o paradigmas existentes: siempre aprendiendo de ellas; siempre tratando de comprender lo que, desesperadamente y de manera única, trataban de añadir a ese conocimiento antes de avanzar; siempre llevándome algo conmigo. Estas posiciones han venido desde la �ilosofıá, la psicologıá, el Zen, la psiquiatrıá, las novelas, las pelıćulas y otros muchos medios. Este libro no es mi resumen o conclusión �inal y fundamental sobre cómo pensar en las personas. Las primeras palabras dicen que: “El objetivo de este libro no es convencerte de lo que pienso. El objetivo es hacer que pienses de forma diferente a como lo haces ahora.” Como Gilles Deleuze, que en el fondo se esconde tras este libro, el concepto importante es que la vida y el mundo cambian y se transforman, ası ́que no hay (ni habrá) una base segura desde la que podamos hablar. Lo que necesitas aprender es cómo seguir pensando de una forma nueva para mantenerte al tanto de las cosas. El siguiente párrafo es de una publicación que hice en Facebook mientras escribıá este libro: Mientras escribıá un nuevo libro, de repente me di cuenta de que todos mis escritos eran como los diarios de los exploradores. Me lanzo con valentıá, despiadadamente a veces, en medio de la selva y, de vuelta a casa, escribo a la gente sobre lo que estoy viendo y experimentando. La mayorıá de los que están en casa no tienen ni idea de lo que digo y están desconcertados, o atribuyen la escritura al “estar demasiado tiempo al sol”. Encorsetan con cuidado lo que escribo en sus propias categorıás e ideas, porque no pueden ver la belleza, la libertad y los peligros de estas nuevas tierras. No es su culpa; apenas sé lo que estoy viendo y mucho menos cómo describir las cosas de por aquı.́ Una parte de mı ́quiere abrirlo todo y dejar que lo vean todo como yo lo estoy viendo; pero otra parte de mı ́ quiere dejarlo en paz, darse la vuelta y decirles que me equivoqué y que no era ası.́ “¡Vuelve a tus viejos paradigmas!”. Las nuevas ideas, como los nuevos mundos, son demasiado preciosas como para entregarlas al mundo “civilizado”. La gente solo entrará, degradará la belleza, les pondrá categorıás, y comenzará a apropiarse de esas tierras como su territorio. Quizás, pienso a continuación, seguiré explorando y escribiendo mis diarios, pero me los guardaré para mı ́mismo y �ingiré que nunca fueron escritos. Entonces me pregunto ¿cuántos otros han estado aquı ́antes que yo y han hecho lo mismo? Debe haber diarios secretos de otros exploradores por todas partes... Ası ́que me gustarıá que leyeras este libro con ese espıŕitu. Estés o no de acuerdo con todo lo que escribo, solo aprende a encontrar nuevas formas de pensar sobre tu vida y sobre la gente con la que tratas en tu vida y tu trabajo. Lo que sı ́ sé es que las antiguas formas de pensar sobre las personas, sobre todo en la psicologıá y la psiquiatrıá, han sido colonizadas por las palabras y han convertido la vida en modelos estáticos que no funcionan en absoluto, porque nuestras vidas son �luidas. Ası ́que este libro es realmente un libro de autoayuda y de enseñanza práctica para enseñarte algunas habilidades sobre cómo pensar sobre la gente (de ahı ́ el tıt́ulo). También hay un texto publicado para enseñarte a analizar personas y situaciones reales en sus contextos (Guerin, 2016). No puedo conocer ni dar una explicación a todos los temas y problemas que tú y las personas que te rodean experimentan; lo que espero hacer es darte algunas habilidades para abordar y manejar estos temas y problemas, pero con formas nuevas que podrıán funcionar mejor. Pero serán tus nuevas formas, basadas en tu experiencia inmediata, no en mis desgastadas palabras. Puesto que se trata de un libro de entrenamiento en habilidades, no he seguido las normas que suelen hacer los revisores, ni he añadido discusiones, ni he citado todas mis fuentes con muchas referencias. Si lo deseas, busca mis últimos libros, que están totalmente desbordados de referencias, y sigue las citas a partir de ahı ́hacia otras fuentes externas. He mencionado mis principales fuentes e inspiraciones a lo largo de este libro, pero a menudo también son novelas, pelıćulas, y la observación de las personas en el mundo real. Me gustarıá que tu hicieras lo mismo. Pero sobre todo, ¡disfruta! Intenta no oponerte ya de principio a lo que digo, y trata de ver si puedes pensar de esa manera, ¿puedes siquiera planteártelo? Una vez que puedas, eres libre de mejorar, cambiar, desacreditar, etc. Pero sobre todo, disfruta viendo a la maravillosa y loca raza humana de una nueva forma, que nos hace ver que no todos los humanos están realmente locos, ¡pero sı ́ son maravillosos! Referencia Guerin, B. (2016). How to rethink human behavior: A practical guide to social contextual analisis. Routledge. https://doi.org/10.4324/9781315648903 Agradecimientos Este libro es la culminación de muchos años, ası ́ que hay demasiadas personas a las que agradecer (o incluso recordar). También hay demasiados autores de novelas y directores de cine a los que agradecer todo su trabajo. También hay demasiadas personas que he observado y cuyo loco, pero maravilloso comportamiento humano, he pensado en agradecer alguna vez, incluso si no sabıán que yo estaba aprendiendo de sus acciones. Ası ́que, genéricamente, agradeceré a todos los que han contribuido a mi trabajo a lo largo de estos años de una manera productiva o estimulante, ya sea favorablemente o no, no me importa. Gracias a los autores y directores de obras creativas de los que he aprendido; y gracias a todas las personas que he observado, gracias por ser humanas. Solo hay algunos que mencionaré especı�́icamente. En primer lugar, a Gui, Vincent y Marcela por escuchar mis metáforas y no reıŕse, y, más aún, por contribuir a su desarrollo. Gracias a Kamelia por leer un primer borrador y hacer buenos comentarios que he incorporado: ella fue una brutal prueba de realidad para mi escritura. Durante un perıódo más largo de mi vida, también quiero agradecer la existencia de dos personas especiales a las que no quiero olvidar: al desaparecido Frank Herbert por su serie de libros “Dune”, que durante mucho tiempo me han dado mucho que pensar y han sido fuente de inspiración, y al también desaparecido Gilles Deleuze por anticiparse a todo. Finalmente, también muchas gracias al personal de Routledgepor su con�ianza en este libro y su trabajo de producción. Prólogo a la edición española Bernard Guerin es un autor prolı�́ico y ha publicado numerosos libros como ensayos psico-�ilosó�ico-sociológicos para hacer repensar a los especialistas de la salud mental, especialmente a los psicólogos y los analistas de conducta su propia disciplina. En todos esos libros presenta nuevas formas de repensar la psicologıá y la salud mental, pero hemos querido comenzar la traducción por el primer libro que apareció en 2016 y que supuso un verdadero revulsivo sobre la forma habitual de enfocar o pensar la Psicologıá como ciencia, como disciplina, y como campo de actuación y mejora de la vida de las personas. Este libro sobre “Repensar la Psicologıá: nuevas metáforas para entender a las personas y su conducta” es un ensayo general para los que vendrıán después. Supone un prisma nuevo para considerar los actos que consideramos “psicológicos” de una forma diferente, que mezcla análisis de la conducta, con la sociologıá, la antropologıá y la �ilosofıá. No es un libro de técnicas, ni de revisiones sistemáticas, ni de experimentos novedosos; es un libro sobre la adopción de una perspectiva más abierta, más cultural, más social, y más contextual. Para ello se sirve de razonamientos sobre el objeto de los eventos que llamamos psicológicos, y nos lleva a repensar esos eventos de otra forma, con perspectiva, considerando variables del contexto, de la historia y del entorno social. Factores todos ellos que habitualmente pasan desapercibidos en la mayorıá de las concepciones psicológicas habituales. Aunque el análisis de conducta siempre ha considerado las relaciones de la conducta con los eventos externos, con el entorno fıśico y social del individuo, aquı ́ se adopta una visión más global, considerando también las relaciones con el entorno familiar, social, económico, polıt́ico, etc. Realmente supone una perspectiva social y contextual en el pleno sentido de estas palabras. Por otro lado, este replanteamiento social y contextual choca de frente con la perspectiva cognitivo-conductual y la psiquiátrica, pues ambas buscan las variables que causan y mantienen los actos humanos dentro del individuo. Una la busca en las metáforas de los diversos procesos cognitivos, la otra en las profundidades de los procesos neuronales. Este libro enseña una nueva forma de repensar las metáforas aceptadas en psicologıá (al �in y al cabo el procesamiento no es sino una metáfora del ordenador), y comenzar a repensar el comportamiento humano con otras metáforas que nos lleven a considerar los aspectos sociales de cualquier acto humano. No quiero adelantar mucho al lector, pero incluso el lenguaje y el pensamiento privado se ven como producto de nuestras interacciones sociales, sujeto a ellas y no a un ente interior que procesa y decide. Desde nuestro punto de vista supone una ampliación de la visión conductual, aunque critica la perspectiva mecanicista y lineal del análisis del conductismo radical, se acerca más a la teorıá de campo interconductual, aunque tampoco coincide con ella. Considera otras formas de pensar en in�luencias sociales, culturales, económicas y polıt́icas, que repercuten y “resuenan” en cualquier problema psicológico, aunque no estén presentes en cualquiera de esos esquemas lineales que habitualmente utilizan las teorıás psicológicas en boga. Por eso, pretende a través de todas esas metáforas llevar al psicólogo/a a plantearse de otra forma cómo aborda los temas psicológicos, cómo los considera, cómo los conceptualiza, cómo cree que se producen, y cómo cree que se mantiene. A todas estas preguntas, los múltiples ejemplos y metáforas que proporciona Guerin, supone una forma muy diferente de repensar en esos mismos actos humanos. El libro no propone una lıńea de investigación, ni experimentos concretos para demostrar sus concepciones, sino que trata de darle vuelta a los esquemas preconcebidos que todos los psicólogos/as solemos tener, y que tienen también su razón de ser en nuestra �ilosofıá y nuestra historia occidental. Precisamente, el hecho de que Bernard Guerin viva en Australia (es profesor e investigador en la Universidad Australia South), le ha permitido abordar los problemas de la conducta social en su contexto, en este caso con los indıǵenas, observando otro tipo de relaciones sociales, y otra forma de enfocar y resolver los problemas psicológicos y sociales. Esto le ha llevado a plantear una forma de abordar la Psicologıá desde una perspectiva más global y contextual, que no se mira tanto el ombligo del yo interior como lo hace la sociedad occidental. Las metáforas que se exponen en el libro dan para pensar y repensar, para replantearse otra perspectiva de la Psicologıá. Aún después de haberlas leıd́o, las tendremos resonando en nuestras antenas, sobre todo si conectamos socialmente con otros psicólogos/as que estén sintonizados en la misma onda. Espero que la traducción y edición de este libro en español sea de utilidad a las nuevas generaciones de estudiantes, másteres y clıńicos, para que comiencen a repensar en una Psicologıá que vaya más allá del interior de las personas, que se replanteen realmente al individuo inmerso en un contexto social, cultural, económico y polıt́ico, con el que interacciona en todo momento, incluso cuando está solo. Quizás haya llegado el momento en que la Psicologıá cambie su perspectiva centrada en la persona como el centro del universo, y comience a repensar en un contexto alrededor del cual gira e interacciona esa persona, y todo ello en un universo que se mueve también a lo largo del tiempo, la historia y la cultura. Luis Valero Aguayo Traductor y editor Málaga, abril de 2021.- Capítulo 1 Entender nuestra propia psicología. ¿Formas alternativas de pensar? El objetivo de este libro no es convencerte de lo que pienso. El objetivo es hacer que pienses de forma diferente a como lo haces ahora sobre la gente y sobre cómo se comportan ahora. A menudo leemos sobre temas sobre ciencia y medicina, y aprendemos que podrıámos estar equivocados sobre esos temas. ¿Qué pasarıá si no hubiera un “Big Bang” que iniciara nuestro universo, sino un “Bang” que fuera solo uno de los muchos que hayan ocurrido? ¿Y si resulta que el café fuera el ingrediente más potente para combatir todas las formas de cáncer (un sueño para mı)́? ¿Y si la máquina del Gran Colisionador de Hadrones encontrase nuevas partıćulas subatómicas que no encajen con las teorıás actuales? ¿Y si esta silla estuviese compuesta en su mayorıá de espacio vacıó? ¿Y si nuestra librerıá pudiera, aunque fuese por una muy pequeña probabilidad, aparecer repentinamente en otra galaxia y luego volver de nuevo? ¿Y si la Tierra no es plana? El hecho de repensar lo que ya creemos saber no es nuevo: Sir Isaac Newton trató la luz como pequeñas partıćulas que se proyectan en lıńea recta, pero más tarde, con James Clerk Maxwell, se pensó en ellas como ondas; después volvieron a ser partıćulas; después fueron tanto partıćulas como ondas; y ahora no son consideradas ni partıćulas ni ondas. Estamos acostumbrados a estos nuevos descubrimientos y “cambio de rumbo” sobre las ideas en los informtivos de las noticias, en los libros de divulgación cientı�́ica y ahora también en agregadores de noticias de la Web, y nos deslumbran cuando tenemos que darle la vuelta 180º y empezar a pensar de forma diferente lo que pensábamos normalmente. Quizás asuste y moleste a algunas personas, pero es divertido para muchos de nosotros (por ejemplo, Barrow, 2007/2013; Chown, 2007; Hawking, 1988/2005; Matthews, 2005/2007; Penrose, 2010/2020). Lo que quiero enseñarte en este libro son replanteamientos o reimaginaciones similares, pero tu problema va a ser que quiero que reconsideres lo que para ti es más querido y aparentemente verdadero: lo que piensas sobre ti mismo y sobre otras personas. Las ideas que te presentaré aquı ́me han estado dando vueltas durante mucho tiempo. No son ideas totalmente nuevas, pero son consistentes con todo lo que sabemos sobre las personas, y todo lo que sabemos sobre ti! No son ciencia-�icción, ni fantasıá. Pero tendrás que intentar reimaginar totalmente la forma en que piensas sobre ti mismo y sobre los demás. Déjame darte un ejemplo del tipo de reimaginación con el que puedes empezar. En un capıt́ulo posterior sugeriré que solo ha habido cuatro maneras en que la gente piensa sobre el uso del lenguaje: decimos que usamos el lenguaje para expresar cosas o ideas; usamos el lenguaje para comunicar ideas; usamos el lenguaje para referirnos a las cosas; o usamos el lenguaje para representar cosas e ideas. Parece algo bastante sensato, y ası ́ es como nosotros hablamos y pensamos normalmente sobre nuestro uso del lenguaje en la vida cotidiana. También es esta la forma en que los estudiantes hablan y piensan sobre el uso del lenguaje. (No es casualidad que también sea la forma en que la gente habla y piensa sobre los usos de la música. Se dice que la música expresa, comunica, se re�iere o representa ideas musicales). Sin embargo, cuando lleguemos a esa parte del libro, argumentaré que estas cuatro formas de pensar y hablar sobre el uso del lenguaje son verdaderamente problemáticas, y mostraré cómo podemos repensarlas de nuevo por completo. Necesitamos dar uno de esos giros de 180º que ocurren en los informes cientı�́icos y médicos, y reimaginar o repensar el propio lenguaje, tal como lo usamos continuamente. Para ello, te haré pensar en el uso del lenguaje como una realidad virtual, de hecho, pensar en el lenguaje como la realidad virtual original. Nuevas metáforas que ayudan a repensar cómo funcionan las personas Para ayudarte a entender estos extraños cambios de 180º sobre la forma de pensar sobre ti y los demás, te presentaré algunas metáforas. ¿Por qué he usado metáforas? La respuesta es que en el fondo no estoy dando nuevas pruebas o datos a considerar, sino que te pido que hagas un cambio radical en la forma de hablar y pensar sobre las personas y lo que hacen. Estamos en una etapa de comprensión de la gente, donde simplemente añadir nuevas pruebas no ayudarıá, creo, porque las evidencias se recogen e interpretan en términos del pensamiento actual, por lo que estamos recogiendo el tipo de pruebas equivocadas con los métodos equivocados. De forma similar, no creo que necesitemos nuevas teorıás generales (teorıás “transcendentales”) que traten de explicarlo todo. En general, de esa forma solo vamos a añadir más capas a las viejas formas de pensar o añadir más componentes a los mismos esquemas, por lo que tampoco conseguiremos grandes descubrimientos de esa manera. Terminamos con esquemas muy abstractos de tipo bio-neuro-psico-socio-polıt́icos, o grandes grá�icos de diagramas de complicados sistemas, y ninguno de ellos me ha resultado útil. Lo que se necesita actualmente, creo, son nuevas formas de pensar sobre la gente, y no pretendo tener la mejor teorıá con la mejor evidencia posible. Lo que quiero hacer es utilizar nuevas metáforas para provocar nuevas formas de “pensar sobre las personas”. Conseguirlo no será algo que ocurra rápidamente o a través de una intuición lógica. Ası ́que te daré metáforas para que empieces a pensar de una manera nueva, y si al �inal de ese proceso llegas a un entendimiento diferente al mıó, entonces de acuerdo! Una de las fuentes inspiradoras de este enfoque es la �ilosofıá de Deleuze y Guattari (1981, 1994). Ellos vieron la �ilosofıá como una empresa que puede presentar nuevas formas de ver las cosas, temas y preguntas, hasta que se pudiera pensar de manera diferente (nuevos “devenires”). Siguieron planteando nuevas metáforas e imágenes para hacer ver con ellas los problemas tradicionales y las limitaciones de la �ilosofıá, el arte y la ciencia (Deleuze y Guattari, 1994). Las metáforas, por lo tanto, no son nuevas evidencias o argumentos lógicos más inteligentes. Están ahı ́para enseñarte que puedes repensar radicalmente lo que piensas hasta este momento. ¡Es posible! No estoy tratando de hacerte que creas en mi versión sobre cómo entiendo a la gente (al menos en este libro), sino que trato de demostrar a través del libro que puedes salir de tus rutinas y hábitos de pensamiento, y que hay nuevas posibilidades y múltiples opciones. De hecho, Deleuze y Guattari (1994) a�irman que la �ilosofıá nos enseña nuevas formas de pensar, el arte nos enseña nuevas formas de mirar y de atender, y la ciencia nos enseña nuevas formas de afectar o interactuar con el mundo (Colebrook, 2002). La psicologıá y la psiquiatrıá han utilizado toda una serie de metáforas desde sus comienzos, pero la mayorıá se han tomado de las metáforas comunes que utilizamos en la vida cotidiana (Leary, 1990; Soyland, 1994). Esto hace que sea aún más difıćil poder cambiar la forma en que pensamos sobre las personas. Por ejemplo, probablemente el cambio más difıćil de todo el libro es llegar a pensar en todos esos eventos que etiquetamos como “psicológicos”, como si existieran fuera, en el mundo exterior principalmente, y no que ocurran “dentro de nuestra cabeza” cuando hacemos las cosas. Esta idea es realmente difıćil de concebir, y la mayorıá de la gente tiene problemas debido al largo y minucioso adoctrinamiento de la sociedad occidental, que nos ha hecho pensar que nuestra psicologıá está “dentro” de nosotros. Ası ́ que las metáforas en este libro están destinadas a demostrar que se puede pensar de una manera diferente, incluso si estás leyendo una nueva metáfora y no una prueba lógica o alguna reciente evidencia que se publicado. Admito que, en muchos casos, estas metáforas son difıćiles de conceptualizar, especialmente cuando intentas que tengan sentido según tus propias experiencias. A veces me ayuda pensar en las muchas otras metáforas erróneas que, sin embargo, nos parecen reales la mayorıá de las veces: la Tierra obviamente plana; nuestra alma o psique estando dentro de nuestro corazón; o que el Sol y todo el sistema solar giran alrededor de la Tierra. Todas las metáforas y los cambios de pensamiento en la fıśica también eran “claramente falsas” cuando se sugirieron por primera vez (como descubrió Galileo). Incluso ahora puede ser difıćil, por la experiencia de la vida real, imaginar que la Tierra no es plana o que nuestro planeta está girando alrededor del Sol a gran velocidad (dependiendo de cómo se mida). De hecho, gran parte de mi inspiración proviene de las metáforas utilizadas en la fıśica, porque la fıśica se considera la más dura y objetiva de todas las ciencias, pero ha cambiado rápida y radicalmente sus metáforas en el último siglo. A principios del siglo XX, el estudio de la fıśica fue objeto de muchos replanteamientos fundamentales (Gregory, 1988; Gribbin, 1984/1987). Algunos de los cambios en esos planteamientos son comparables a los que quiero intentar aquı,́ aunque no sean idénticos. Seguro que recuerdas que Einstein no produjo inicialmente ninguna nueva evidencia, datos o argumentos lógicos, solo cambió la forma de pensar de los fıśicos sobre la materia y la energıá. Incluso ahora, uno de los principales cambios en la metáfora principal de la fıśica, a los que algunos se resistieron (incluyendo a Einstein, irónicamente), es que cuando intentamos pensar en el núcleo de un átomo y en los detalles cuánticos de lo que está sucediendo, no deberíamos en absoluto intentar visualizarlos. Tenemos que dejar de imaginar el átomo como, digamos, un pequeño sistema solar con electrones orbitando alrededor del núcleo. Se conocen su�icientes propiedades del átomo que no pueden ya entenderse de esa manera, y que llevan a innecesarias paradojas. No hay nada como lo que llamamos “partıćula” en un nivel subatómico. La mayorıá de la gente no puede ni siquiera imaginar cómo se puede pensar ahora en el átomo, pero la cuestión es que la metáfora hacambiado. Este ejemplo es extremo, pero creo que se necesitan urgentemente los mismos cambios radicales en la psicologıá y en las ciencias sociales. Por ejemplo, cuando vemos a la gente hacer cosas, o nos hacen cosas, todas las metáforas utilizadas por la psicologıá académica se basan en metáforas que los fıśicos llaman pensamiento de partículas, las partıćulas de luz se desprenden de otras personas enfrente y rebotan en nuestros ojos, lo que desencadena una reacción en el sistema nervioso, etc. Más adelante os pediré, siguiendo la “ciencia dura de la fıśica”, que intentéis cambiar esta concepción por la del pensamiento ondulatorio, o una nueva metáfora con la mezcla de propiedades de ondas y partıćulas. Serás capaz de ver tu mundo y las personas de tu mundo de una nueva forma. Serás capaz de “pensar” en ellas de forma diferente. Ası ́ que cuando te encuentres con mis metáforas en este libro, recuerda que estoy tratando principalmente de que te lleves una fuerte impresión con ellas, aunque no estés convencido, y luego trata de ponerlas a prueba cuando que pienses en lo que hacen las personas. Todas esas metáforas son factibles, y todas pueden llevarte a nuevas formas de pensar y entender a la gente. Si lo que te estoy sugiriendo no tiene sentido, o tienes una objeción ya “obvia”, pon a prueba las metáforas en la vida real, y verás que generalmente despejará algunos de tus conceptos erróneos. Por ejemplo, si sugiero que las acciones humanas son controladas desde el exterior y no desde el “interior”, simplemente muchas personas argumentarán o a�irmarán que eso es claramente falso (déjà vu para Galileo). Sin embargo, sus objeciones siempre incluyen suposiciones y pensamientos que yo también estoy intentando cambiar; ası ́ que espera un poco e intenta revisar la metáfora de nuevo más tarde. En el presente ejemplo, una vez que empiezas a “entender” la metáfora de la “ubicuidad social”, verás que la metáfora de que el “comportamiento” viene de fuera de nosotros y no de “dentro”, comienza a cobrar mucho más sentido, y serás capaz de pensarlo e incluso de “verlo” cuando observes a la gente. Para darte un avance ya de antemano, las metáforas que presentaré están resumidas en la Tabla 1.1. Vuelvo a recordarte que estas metáforas tienen la intención de estimular nuevas formas de pensar, no de darte todas las respuestas o una gran teorıá que lo explique todo. No hay un enfoque único que haga que la gente comprenda lo que estas metáforas pueden producir; los resultados del replanteamiento serán variados, y probablemente las versiones que yo haga serán diferentes a las tuyas. También es importante recordarte que cada una de esas metáforas te ayudará a repensar las otras, ası ́ que intenta aprenderlas todas, porque las objeciones a una metáfora concreta, serán respondidas por otra. La forma en que se puedan hacer análisis en la vida real con personas reales, es un tema que se tratará en otra parte (Guerin, 2016). Tabla 1.1. Metáforas que se presentarán en este libro Capıt́ulo Metáforas 1. Entender nuestra propia psicologıá • Nuestros actos son como trozos de plastilina • Contextos, no causas, para el crecimiento de las semillas de las plantas. • Observaciones contextuales de los elefantes holıśticos. 2. La ubicuidad social • Entender a la gente es mejor con un pensamiento sobre una respuesta sintonizada con los contextos externos, utilizando un pensamiento ondulatorio. • Podemos utilizar la gravedad, incluso aunque los fıśicos no entiendan cómo funciona. • Puede pensarse en la sintonización como una resonancia simpática. 3. El uso del lenguaje como la realidad virtual original • Uso del lenguaje como la realidad virtual original. • El lenguaje entendido mejor como respuestas sintonizadas a manera de ondas, más que como reacción a partıćulas. • Ser golpeado 100% por un ladrillo, y otros hechos brutales de la vida. 4. Pensar, auto- conversación, y cómo leer las mentes • Pensar también puede ser reimaginado como una realidad virtual. • Los pensamientos como efectos de ondas, más que como partıćulas emitidas. • Ninguna metáfora. Estás a salvo.5 El Zen para dirigir nuestras vidas ¿Qué será diferente después este replanteamiento? Para ayudarte a decidir si seguir leyendo o no, déjame resumirte cómo podrıás pensar de forma diferente después de leer este libro. Solo es un aviso sobre las nuevas formas en que podrás pensar sobre las personas y lo que hacen. Puedes pensar en ellas con las nuevas habilidades que te enseñaré, cómo ver a la gente hacer cosas y luego ser capaz de pensar en ellas de una nueva manera. Lo primero es que, en general, lo que se ha observado sobre la gente, y lo que se ha documentado de una manera rigurosa, seguirá siendo lo mismo, incluso después de ese gran replanteamiento. Cuando alguien se rıé con una comedia, podrıámos replantearnos si la metáfora actual del procesamiento cognitivo explica bien esta conducta, pero no podemos dudar que la risa ocurrió. A pesar de cualquier replanteamiento que se haga, los eventos o fenómenos que se han observado seguirán ahı.́ No voy a enseñarte que la gente no se rıé; sino que justamente la forma en que pensamos acerca de la gente riendo puede hacerse de otra forma completamente nueva. Por otro lado, habrá muchos cambios sobre la forma en que respondas cuando estés observando a las personas e intentes comprenderlas. Las metáforas de este libro deberıán permitirte hacer lo siguiente: •Para comprender a las personas, observarás y registrarás los amplios contextos en los que surgen sus acciones, en lugar de buscar una causa dentro de sus cabezas y culpar a las personas por lo que hace su “mente” cuando las cosas van mal (“distorsiones cognitivas”). •Para entender mejor tanto a los grupos de personas como a los individuos, incluirás los contextos económicos, las relaciones sociales, patrones culturales o de grupo, el contexto histórico y los contextos de oportunidades para esas personas. •Los contextos para cualquier acción humana que surja, tendrán que ver principalmente con otras personas. Intentaré que comiences a repensar que casi todas nuestras acciones surgen en contextos sociales, incluso cuando no hablamos habitualmente de ellos como tales contextos, e incluso si las personas relevantes no están presentes cuando se producen esos acontecimientos en cuestión. •Estarás mejor preparado, cuando observes a la gente, para ver que esos contextos donde surgen las acciones humanas frecuentemente están ocultos o son muy difıćiles de observar. En lugar de optar por la solución más fácil de atribuirlas a causas hipotéticas “internas”, cuando no se puede observar un contexto externo que sea obvio, en su lugar utilizarás la investigación y los métodos prácticos para encontrar esos controles externos ocultos. •Veremos más adelante que podemos usar estos contextos como una forma de “leer” la mente de la gente, que es algo realista con esas nuevas metáforas, pero será difıćil. •Para cualquier cosa que tenga que ver con la comprensión del lenguaje y por qué la gente dice lo que dice, verás las relaciones sociales que hay involucradas, no las relaciones entre la persona y la “cosa” a la que se “re�ieren”. Veremos que el lenguaje solo hace cosas a las personas, no a las cosas que se re�ieren. •Cuando alguien diga algo, primero pensarás e intentarás documentar cuál fue la audiencia de esos comentarios, no el signi�icado de los comentarios, o si son verdaderos o falsos, que son las formas de pensar sobre ello actualmente. •Cuando escuches a alguien decir algo, en lugar de buscar el signi�icado de lo que ha dicho, buscarás el papel estratégico de esas palabras dentro de alguna relación o ambiente social. •Cuando la gente hable consigo misma, o se re�iera al habla “interna”, buscarás las formas en que este habla pudo surgir inicialmente como formas de relaciones sociales externas, no como surgen de un santuariointerno de pensamientos “privados”. Incluso al hablar contigo mismo o pensar algo, tendrás que preguntarte, ¿quién ha sido o será la audiencia para eso que piensas? En general, creo que son formas serias e importantes de que tu conducta hacia las personas cambie, cuando comiences a pensar de esta forma. No necesitas cambiar tu forma de hablar en tu vida diaria, solo cuando trabajes como profesional o quieras entender mejor a las personas. ¿Por qué molestarse en hacerlo? Una buena pregunta que hacer antes de intentar repensar todo lo que sabes sobre la gente, es si ganarás algo con ello. Ya he sugerido que este replanteamiento, al menos en la ciencia y en la medicina, puede ser divertido y sorprendente; pero ¿hay algo más que podamos ganar con esta nueva forma de pensar? Responderé a esta pregunta propiamente al �inal del libro, cuando espero que el impacto total de los cambios que estamos sugiriendo sea más “creıb́le” para ti, pero creo que anticiparlo ahora no te serıá de gran ayuda. Para mı,́ la razón principal sobre la importancia de repensar cómo entendemos a la gente, surge a su vez de cómo pensamos en ayudarnos a nosotros mismos y a otras personas, especialmente a aquellos con problemas de “salud mental”. En el pasado, la mayorıá de los tratamientos y programas para ayudar a la gente a superar los problemas y las crisis, han venido directamente de la forma en que pensamos sobre la gente (en su mayorıá rıǵidas teorıás), que además han fracasado. Los psicólogos o psiquiatras tienen algunas ideas (pensamientos) sobre cómo funcionan las personas, y diseñan sus tratamientos y soluciones basados en esa forma de pensar. Freud es un buen ejemplo de alguien que lo hizo ası,́ al igual que las teorıás cognitivo-conductuales, y las sucesivas versiones del DSM. En mi opinión, en la actualidad tenemos muchas formas de tratamiento y programas de salud mental que realmente pueden funcionar mejor, pero que no encajan con la corriente de pensamiento actual (Bentall, 2009/2011). La mayorıá de estos tratamientos y programas han surgido directamente del trabajo práctico con personas, sin tener en cuenta las formas estandarizadas de conceptualizar cómo funciona la gente, o de teorizar sobre ello. Sin embargo, incluso aunque hayan sido de gran ayuda, no se les ha dado crédito porque no hay un pensamiento subyacente que encaje con la actual forma de pensar. Los métodos prácticos no encajan con ninguna idea o pensamiento previo, por lo tanto son ignorados. Por ejemplo, las soluciones de los “trabajadores sociales” no se consideran apropiadas para los problemas “psicológicos”, debido a que la forma de pensar habitual considera que los problemas “psicológicos” son problemas “internos”, y no son parte de los contextos sociales más amplios de la vida de una persona. También hay una serie de terapias de conducta de la llamada “tercera ola” que parecen funcionar bien, pero que no creo que tengan una gran base conceptual todavıá. Pero los cambios en la forma de pensar que sugiero aquı,́ harán progresar ese objetivo al proporcionar nuevas formas de “pensar” unos métodos prácticos que funcionen, pero que no encajan con las teorıás actuales. También hay muchas terapias médicas o farmacológicas que se aplican, en parte, porque se ha visto que tienen al menos algunos efectos positivos; pero en parte también se aplican debido a un pensamiento difuso de que la función cerebral “interna” y las sustancias quıḿicas controlan las acciones humanas “internas”, por lo que tendrıámos que cambiar las sustancias quıḿicas del cerebro para arreglar los problemas de las personas. Todo esto no es completamente erróneo, pero las formas actuales de pensar sobre las personas, que creo que sı́ es lo erróneo, están dirigiendo la forma en que tratamos a esas personas. Una segunda razón para repensar todo esto, es que puede cambiar potencialmente la forma en que interactuamos con los demás, pensar en cada uno de los otros, y en lo que estamos haciendo; y que puede permitir comprender mejor por qué la gente hace las cosas que hace. Todas las relaciones humanas suponen con�lictos y problemas, pero se puede lograr una mejor manera de pensar sobre estos con�lictos y problemas a través de una reformulación importante de ese pensamiento. Al menos, tengo mis esperanzas puestas en ello. Por último, hay que decir que no tengo todas las respuestas para entender a las personas y lo que hacen. Sin embargo, estas nuevas formas de pensar sobre las personas nos sacarán de algunos atolladeros que han bloqueado nuestro avance hacia esa comprensión. Si bien no tengo la respuesta a lo que saldrá exactamente al repensar las metáforas que han prevalecido durante mucho tiempo en la psicologıá, confıó en que se encontrarán soluciones nuevas, más creativas y más prácticas a los problemas humanos. Causas y contextos: Cambiando las metáforas de la psicología actual Para ayudarte a empezar a repensar cómo entiendes la conducta de las personas, este capıt́ulo tratará sobre la adopción de dos cambios fundamentales en este replanteamiento, y que di�ieren de la psicologıá académica actual. El primero es el cambio de las causas a los contextos. El pensamiento dominante, y casi indiscutible en la academia desde Descartes, sobre cómo pensar y entender las acciones de las personas es que las acciones, de una forma u otra, se originan en el interior de la persona. Esta idea se ha asociado con la segunda idea fundamental, que también quiero que intentes repensar aquí: es la idea de que las causas de la acción humana se construyen momento a momento, en una secuencia que luego da lugar a una acción. A partir de la década de 1960 en el mundo académico, la “revolución cognitiva” cambió totalmente la metáfora sobre la forma de pensar sobre las personas, era una forma de “procesamiento de información cognitiva”, comparando a la gente con los ordenadores. Esta fue una nueva forma de hablar de “partıćulas”, lo que sugerıá que nuestros cerebros (y ojos, oıd́os, etc.) tomaban y procesaban partıćulas de “información”, las procesaban y decidıán en el cerebro qué hacer, y luego instruıán al cuerpo sobre qué hacer a continuación. Esta metáfora ha arraigado tanto en la cultura occidental que se ha extendido también a los medios de comunicación y al mundo académico como si fuera un evangelio, como si fuese la única metáfora posible. Esta serıá su formulación habitual: Para “entender” a los humanos necesitamos conocer todos los pasos de esta cadena de “partıćulas”. Actualmente, hay un gran enfoque metafórico que implica la participación del cerebro en los pasos intermedios, con la idea implıćita de que no podemos entender las acciones humanas en absoluto sin entender cómo el cerebro “procesa” la información de las partıćulas que se desliza por esas cadenas. Este es justamente un ejemplo de las formas de pensar que no se cuestionan en la psicologıá académica, excepto por unos pocos autores (Bentley, 1935; Gibson, 1979; Guerin, 2001; Powers, 2005; Reed & Jones, 1982). Sin embargo, muchos psicólogos y otros profesionales están empezando a ver estas formas de pensamiento, sobre el procesamiento de información cognitiva, como inhibidoras de nuevas formas de avanzar hacia delante en el pensamiento, la investigación y la ayuda a las personas. Veamos un ejemplo que podrıá parecer inocente por su sencillez. Estoy caminando por una calle cuando mi cerebro o mis ojos “notan” un coche que se acerca rápidamente descontrolado hacia mı.́ Mi proceso cognitivo (o ego, o procesos cerebrales, o yo, o espıŕitu, o razón) calcula (o decide, o intuye) que el coche me atropellará, ası ́ que este pensamiento interno hace que mis músculos entren en acción y doy un salto fuera de la carretera para evitar que el coche me golpee. Hay tres elementos clave que hay que notar de este ejemplo: •Que esta decisión o computación tiene lugar “dentro” de la persona, incluso si se considera que esalgo “automático”; •Que la decisión o la computación tiene lugar en tiempo real (o debe entenderse completamente como micro eventos en tiempo real); •Que la decisión o el cálculo utilizan un entorno interno relativamente inalterable que se ocupa de nuevos datos, pero que en sı ́mismo no cambia. Estas son las tres ideas clave que quiero discutir y, más importante aún, quiero que seas capaz de pensar de otra manera sobre ellas. He de admitir que después de dos o más siglos de pensar de esta manera, es difıćil repensar estas tres ideas, aunque algunos escritores han tratado de convencer a la gente de lo contrario a lo largo de estos siglos. Ası ́que lo que quiero hacer no es darte razones lógicas en contra de estas tres ideas, o nuevas evidencias, sino más bien mostrarte algunas otras formas más concretas en las que puedes empezar a repensar estas ideas de otra forma. Ası ́ que, ¿qué ideas voy a presentarte en su lugar? Déjame primero exponerlas aquı,́ y luego te daré más detalles para que puedas usarlas por ti mismo. •Nuestras experiencias y las consecuencias de nuestras acciones nos cambian, de forma que podemos actuar de inmediato y no tengamos que volver a hacer cálculos cada microsegundo, lo que signi�ica que no tenemos un entorno de “procesamiento” inmutable (este capıt́ulo). •Nuestras palabras sobre nuestras acciones, cómo solemos hablar de ellas, nos han engañado para que pensemos con esas ideas centenarias (esto será en el Capıt́ulo 3). •El hecho de que nos hablemos a nosotros mismos, o pensemos, no controla nuestras acciones (Capıt́ulo 4). •Los contextos fundamentales de toda acción humana son contextos sociales externos, no algo “interno” (principalmente en el Capıt́ulo 2). •Hablar con uno mismo trata sobre cómo responder a otras personas más tarde, no sobre cómo computar una decisión de actuar (Capítulo 4). •Estos contextos sociales, por diversas razones, no son tan obvios para nosotros y en muchos casos funcionan mejor si están ocultos. Mi experiencia me dice que hasta que la gente no tenga una idea de estos puntos, es decir, que actuamos sin tener que construir imágenes o planes internos, es mucho más difıćil para ellos comenzar a pensar y ver los contextos sociales que reemplacen a las “causas internas” de las acciones. Ası ́que, primero, intentaré que te replantees estos puntos en este primer capıt́ulo, y luego pasaré a explicarte la ubicuidad de los contextos sociales en el Capıt́ulo 2. ¿Las bases para las acciones humanas son secuenciales, causales o contextuales? El primer replanteamiento que deseo hacer es disipar el mito de que las nuevas acciones se desarrollan, computan o deciden secuencialmente en tiempo real en la cabeza. Necesitamos deshacernos de esta idea para permitir que se revele el lugar externo de “la mente”, especialmente los sutiles controles sociales sobre nuestras acciones. Para hacerlo utilizaré mi primera metáfora. Vergonzosamente, esta es una metáfora muy poco tecnológica. Es especialmente embarazosa porque intenta reemplazar las complejas metáforas de alta tecnologıá de los ordenadores y las máquinas procesadoras de información, con una nueva metáfora sobre ¡dar forma a un bloque de plastilina! Ten un poco de paciencia. Metáfora 1 Nuestras acciones son como bloques de plastilina Permıt́eme comenzar con un ejemplo muy simple. No estoy sugiriendo que nuestro comportamiento este controlado por la masilla o la plastilina, ni que el cerebro esté lleno de esta sustancia (aunque sospecho que es ası ́ en algunas personas). Lo que quiero transmitir es el patrón de repensar en una metáfora que sustituya al pensamiento secuencial y causal que estamos obligados a utilizar en la actualidad. • Imagina una bola de masilla o plastilina. Se comporta de ciertas formas. Si lo colocas en una super�icie inclinada, por ejemplo, rodará hacia abajo, probablemente en lıńea recta (si la pendiente es uniforme). Si la haces girar, probablemente gire suavemente durante un tiempo. Si le echas agua por encima, el agua se escurrirá. • Ahora imagina que consigues un martillo y le das a la plastilina un par de golpes pequeños. Ahora hay un par de abolladuras importantes en su super�icie. He aquı ́ que el comportamiento ha cambiado también, y de forma inmediata Ahora, si lo pones en una super�icie inclinada, no se va a rodar en absoluto, o lo hará dando trompicones de una forma inestable. Si lo haces girar, probablemente no gire por mucho tiempo, aunque podrıá ser que las abolladuras no hayan alterado su eje giratorio. Si le echas agua encima, puede que se quede algo de agua en alguna de las abolladuras que hiciste. • Lo que quiero llamar tu atención es, en este caso, sobre cómo pensamos sobre los cambios en la conducta. No podrıámos decir que después de ser golpeada, la bola de plastilina (anteriormente esférica) procesa su nueva forma, procesa la inclinación y las fuerzas implicadas en la super�icie, y entonces produce una forma nueva de deslizarse hacia abajo en esa super�icie inclinada. No podrıámos decir que ha procesado la información sobre las abolladuras del martillo, y ha producido y memorizado una representación cognitiva o un modelo sobre su nueva forma, y que entonces ha utilizado esa representación o modelo para decidir cómo rodar hacia abajo. • Lo que podríamos decir es que los terribles golpes de martillo cambiaron la sustancia misma de la esfera de la plastilina, de modo que cuando la ponemos en la super�icie pendiente, la (ex)esfera simplemente rueda de manera diferente, y lo hace de manera inmediata. No necesita pensar en ello, ni calcular, ni representar nada. Su propia estructura fue cambiada por las consecuencias de los golpes del martillo, de forma que la nueva conducta simplemente ocurre sin ninguna plani�icación secuencia o momento-a-momento, sin decidir y sin pensar. No suponemos que haya un área de almacenamiento en algún lugar de la plastilina, que recuerde la forma y el tipo de abolladuras, y que esta memoria se utilice luego para ayudar a calcular todas las acciones futuras. Si aún ası ́queremos hablar de memoria como tal, serıá el hecho de que los cambios estructurales reales son la memoria. Aunque sea una metáfora vergonzosamente de tecnologıá blanda, ¿puedes ver ahora propósito de este replanteamiento? Ciertamente, las acciones humanas son más complejas que este sencillo ejemplo, pero en lo que quiero que te �ijes es en la forma de pensar que ello supone. En lugar de pensar en términos de una parte separada e invariable del objeto u organismo, que almacena y procesa una representación de lo que acaba de suceder para plani�icar el siguiente paso que es la acción, podemos pensar de otra manera: que el organismo es cambiado directamente por lo que sucede, y que ese cambio ya forma parte del contexto para las siguientes acciones, sin que haya ninguna otra secuencia intermedia que tenga que ser procesada o decidida o plani�icada. Ciertamente, como humanos complejos, tenemos una profunda experiencia de que a menudo hay procesos en marcha antes de actuar. Por ejemplo, si te pregunto, “¿qué color de sombrero quieres?”, experimentes algo parecido a un “proceso” de algún tipo antes de actuar. Sin embargo, me ocuparé de estas experiencias más adelante, si puedes suspender por ahora cualquier objeción que esté basada en tus sensaciones de que sueles tener mucho “procesamiento” antes que actúes. Por ahora quiero que aprendas una nueva forma de pensar, una nueva lógica para pensar sobre cómo se producen las acciones humanas. Más adelante, en el Capıt́ulo 4, argumentaré, como lo han hecho otros, que cualquier “pensamiento” previo a la acción no controla en realidad nuestro comportamiento, a pesar de que ası ́lo parezca, casi con la misma certeza que parece que la Tierra es plana. Eso te ayudará a entender la metáfora actual aplicada a los comportamientos humanos más complejos, cuando lleguemos a ese capıt́ulo. Un punto clave en el que hay que centrarse ahora, paraayudarte a cambiar 180º tu forma de pensar, es sobre la “parte de procesamiento invariable” de las acciones humanas. Normalmente tenemos una asunción subyacente de que serıá como una cinta transportadora en una fábrica, tenemos una parte procesadora invariable que mueve la “información” (nuestras partıćulas) desde los sentidos, hace cosas con esa información, y además que esta parte procesadora no se modi�ica por cualquier cosa que ocurra durante ese proceso. La idea habitual es presentarla como un chip de ordenador que hace cosas a los electrones, que zumban a su alrededor, pero que al �inal no cambia (de hecho, ¡ahora hay chips más inteligentes que sı ́ cambian!). De forma más cercana, parece obvio en la vida cotidiana que son nuestros cerebros los que no cambian, ni siquiera cuando pasan la información y la cambian, nuestra mente o cerebro permanece más o menos igual, sin importar las “partıćulas” que nuestros sentidos envıán a través de ese procesador. En lugar de pensar en una cinta transportadora de procesamiento invariable en nuestro cerebro o mente, quiero que pienses de esta otra manera: cuando nos ocurre algún evento, las consecuencias nos cambian de varias maneras, y ese producto constituye el contexto directo o inmediato para actuar de manera diferente en ese contexto la próxima vez. Ası ́actuamos de manera diferente de manera inmediata y al 100% la próxima vez, sin tener que pasar por ninguna representación, computación o decisión, porque hemos sido previamente cambiados de alguna manera (en términos de metáforas posteriores, llamaremos a esto “ser reajustados” a las “oportunidades” del mundo). Ahora bien, este replanteamiento es muy difıćil de hacer, especialmente cuando, como ya he dicho, según nuestra experiencia parece ser que hay representaciones e imágenes, y todo tipo de plani�icación y decisión de eventos internos entre lo que sucede una vez y lo que sucede en otro momento. En el Capıt́ulo 4 nos ocuparemos del “pensamiento” previo a la acción. Ahora, simplemente piensa en ti mismo como una bola esférica de plastilina, ¡si eso te ayuda! De hecho, creo que esta metáfora puede ser bastante estimulante para tu vida, como un buen momento Zen o de atención plena. Intenta este ejercicio: deja de leer, camina afuera, e imagina que por primera vez, hablas con tu vecino/a. La forma de pensar ahora, con esta nueva metáfora de la plastilina, es que la próxima vez que salgas a hablar con tu vecino/a, ¡es como si fueras una nueva persona (aunque sea solo un poquito)! Tanto tú como ese vecino y tu contexto social son ahora diferentes. Cuando hables por segunda vez, serás diferente y te comportarás inmediatamente de forma diferente. Ası ́ que puedes pensar que después de todas y cada una de las experiencias de la vida eres una persona nueva y renovada, inmediatamente te comportas de forma diferente, como la bola de plastilina. Como ya he mencionado, esta metáfora puede ser estimulante. Nos muestra que estamos constantemente reinventándonos o remodelándonos a través de las cosas que hacemos. Volviendo ahora al ejemplo anterior de un coche que viene hacia ti a gran velocidad, podrıámos quizás repensarlo de esta manera: todos los acontecimientos de tu vida donde hayas experimentado que las cosas vienen hacia ti rápidamente, te han cambiado para actuar de cierta manera en esos contextos o en contextos similares (Gibson, 1979, los llamarıá “oportunidades”). Si ahora puedes ignorar por el momento toda esa charla verbal que se produce “dentro de tu cabeza” cuando un coche viene fuera de control en lıńea recta hacia ti, entonces lo que sucede es que actúas en la forma en que ya estás moldeado para actuar debido a toda tu historia anterior. No es necesario que te quedes ahı ́y calcules lo que tienes que hacer, desde un supuesto almacenamiento de memoria, mientras el coche se te echa encima. Si no has sido cambiado previamente por las experiencias sobre cosas rápidas que vienen hacia ti, ¡entonces, adiós!. Uno de los problemas de este intento de repensar las cosas, es que las personas a menudo se quedan ahı ́ paradas de pie, y parece que estuviesen hablando dentro de sus cabezas, mientras el coche se acerca rápidamente hacia ellas, y más tarde informarán que se ha estado produciendo en sus cabezas un montón de charla interna, hasta que les ha atropellado el coche. Pero, para ponerte ya sobre aviso, veremos en el Capıt́ulo 4 que lo más probable es que las personas estén “perdidas en sus pensamientos” sobre cómo hablarán a los demás sobre ese evento del coche que va a atropellarles, o que estén ensayando anticipadamente cómo comentarán a los demás sobre esa situación, ¡si es que sobreviven! De hecho, el personal militar, los terapeutas contextuales, los defensores del “juego interior” (Green, 1986), y otros te enseñan a deshacerte de esta charla, y actuar por “instinto”. Lo que signi�ica actuar en base a los cambios que te han dejado todas tus experiencias anteriores, o a partir de tu entrenamiento en ese contexto. Los practicantes de Zen y Zensunni también han entrenado de esta manera durante siglos. Deshazte de la charla, su utilidad sirve para algo diferente a actuar; como veremos más adelante, su utilidad es social. ¿Por qué pensamos que la acción es una secuencia y que estamos tomando decisiones constantemente? Acabo de presentarte el primer giro para que puedas pensar de esta forma, aunque no espero que lo consigas de inmediato. ¡A mı ́ me ha costado mucho tiempo! Para trabajar en ello, necesitarás pensar en ejemplos reales de tu propia vida, y a medida que avancemos te presentaré muchos más ejemplos, que creo que te podrıán ayudar. Además, cuando encajen algunas de las otras piezas repensando tu vida con otras metáforas, te parecerá cada vez menos plausible la idea de que todo se decide y se representa en el momento en que actuamos en la vida. Y cuando en el Capıt́ulo 4 te des cuenta de la nueva idea de que, en ningún caso, el parloteo en tu cabeza causa tus acciones, entonces puede que quieras volver aquı ́y releer este capıt́ulo. Esto me lleva a una de las tareas que creo que tengo el deber de abordar. Si quiero discutir seriamente cómo repensar nuestras ideas sobre la gente, con un giro de 180º, entonces tengo la obligación de discutir por qué todos vamos felizmente por la vida pensando de “forma equivocada”, al menos según lo que consideramos algunos de nosotros. ¿Cómo pudimos estar tan equivocados durante tanto tiempo? Esto es algo que los escritores que se dedican a divulgar la ciencia no suelen hacer. A�irman algo ası ́como que “comer col causa cáncer”, pero luego no discuten cómo es que nadie más ha tenido antes algún indicio sobre ello. Anteriormente ya he insinuado que tanto los académicos como los no académicos están de acuerdo con la idea de que “la-toma-de- decisiones-momento-a-momento-causa-nuestras-acciones”, debido a las metáforas sobre el procesamiento de información. Sin embargo, la razón principal por la que la gente no se replantea esta idea, podrıá aplicarse también a casi todas las ideas que presentamos en este libro. Es lo mismo que hizo Einstein cuando introdujo su Teoría de la Relatividad, algo mucho más importante que las ideas de este libro, pero que hizo que la gente se replanteara totalmente el universo (Einstein, 1924/2007). La razón es que, en la vida cotidiana, no tiene mucha importancia si se replantea o no una idea. Incluso después de que Einstein presentara sus nuevas ideas, la vieja fıśica newtoniana seguıá siendo básicamente correcta, y seguıá haciendo predicciones correctas en dimensiones ordinarias con el tamaño y las velocidades ordinarias de los objetos ordinarios. No se alteraron mucho las cosas. Aún se podıá hacer una taza de té o café, aunque la gravedad de la taza fuera un pliegue en el espacio-tiempo. Sin embargo, la Teoría de la Relatividad de Einstein marcó una gran diferencia en dos aspectos. Primero, si los fıśicos estaban tratandode manejar grandes masas, velocidades muy rápidas, u objetos súper pequeños (que ya ni siquiera son “objetos” en un universo cuántico), entonces las viejas formas de pensar no funcionaban, en esos casos las viejas formas de pensar necesitaban que se cambiaran. En segundo lugar, y lo más interesante para nosotros, aunque las ideas newtonianas funcionaban para tamaños y velocidades ordinarios, el replanteamiento de Einstein forzó a la gente a repensar muchos otros conceptos e ideas (y ecuaciones) relacionadas con ellas, que sı ́se aplicaban a tamaños y velocidades ordinarios, lo que llevó a otros descubrimientos y otros replanteamientos. Ası ́ que, de la misma manera, repensar con mi primera metáfora no cambia mucho en la vida cotidiana, y podemos seguir tan tranquilos con lo que hacemos. Todavıá podemos creer que cuando un coche nos va a atropellar va a toda velocidad, inmediatamente (en el acto) calculamos qué hacer a continuación, sobre la base de la recuperación de los recuerdos almacenados, y calculamos los resultados probables antes de actuar. Sin embargo, es necesario replantearnos esta idea cuando hay eventos inusuales o extraordinarios, y realmente hay muchos comportamientos y acciones humanas extrañas. Y más aún, este replanteamiento nos obligará a repensar mucho más, incluso el comportamiento ordinario y cómo tratamos de cambiar las acciones de la gente cuando lo creemos oportuno. Estos otros replanteamientos son los que se exponen en este libro, y ciertamente tienen un impacto en la vida cotidiana. Quizás quieras considerar por qué todos esos profesionales, que mencioné anteriormente, trabajan duro para detener la charla en tu cabeza, y hacer que actúes sin pensar o decidir. Como ejemplo de una acción extraña, recuerdo haberme quedado muy impresionado y desconcertado de niño cuando leı ́ que Neil Armstrong, quien más tarde pisó por primera vez la Luna, realizó una misión anterior en la que su nave espacial se descontroló y giraba una vez por segundo. Armstrong no se asustó, ni esperó y calculó qué hacer, procedió con calma a realizar las acciones correctas, sin perder tiempo y sin pensar en ello. De la misma forma queremos entender cómo es que los monjes budistas pueden prenderse fuego con gasolina como protesta, o cómo es que los prisioneros pueden dejarse morir de hambre. Para entender estas cosas necesitábamos otra forma, mejor o más amplia, de entender todo lo que está pasando en estos contextos, lo que implica tener que adoptar un nuevo enfoque. Volveré a estos ejemplos cuando todo este replanteamiento se vea en su conjunto en el Capıt́ulo 5. Pensando contextualmente Una vez establecidos algunos de los problemas para pensar de manera causal cuando se trata de entender a las personas y lo que hacen, he de hablar un poco más sobre el pensamiento contextual. Los detalles vendrán más tarde, pero el cambio en la forma de pensar debe comenzar ahora. A menudo parece que hay unas cuantas causas obvias o evidentes de por qué la gente hace lo que hace. Cuando los estudiantes llegan tarde a las clases, sé perfectamente que (1) son perezosos o (2) perdieron el autobús. Sin embargo, cuando te sientas tentado a pensar ası,́ deberıás pensar siempre en los siguientes estos puntos: •Hay muchas otras “causas” en el entorno, pero que no nos resultan tan evidentes. •El que algo parezca obvio o evidente en una situación está en función de: muchos otros eventos; la forma en que hablamos y observamos; nuestras historias; lo que la gente aprobará si les decimos las causas; lo que la gente discutirá si lo decimos en voz alta. •Siempre hay muchos acontecimientos de fondo (acontecimientos contextuales), que deben de funcionar junto con las “causas” que parecen evidentes. Cuando se quiere entender por qué la gente hace lo que hace, no deberıán nunca dejarse de lado (Kantor los llamó “acontecimientos de fondo”, y señaló su importancia para nuestra comprensión del “campo comportamental” o contexto total; Kantor y Smith, 1975/2021). Finalmente, si todavıá crees que a los fıśicos duros les gusta pensar de manera causal, estas palabras son un resumen de dónde ha llegado el concepto de “causa” en la fıśica cuántica actual: Ya no podemos considerar el presente como el resultado �inal de una única e inquebrantable cadena de eventos. En su lugar, debemos considerar todos los “posibles pasados no reconocidos” que podrían haber contribuido al presente. La causalidad deja de ser individual y se convierte en algo holístico. Está en la naturaleza de las ondas que cada parte de una onda puede in�luir en el futuro de todas las demás partes de una onda, es en este sentido cuando consideramos una partıćula “como una onda”. (March, 1992/2021, pág. 233). Para el lector atento, será obvia la conexión entre lo “holıśtico” y lo “contextual”, algo que continuaremos viendo a lo largo de los próximos capıt́ulos. ¡Especialmente cuando lleguemos a nuestros elefantes holıśticos! Metáfora 2 Los contextos, no las causas de que las semillas se conviertan en plantas Permıt́eme darte otro ejemplo sobre pasar de la causa al contexto, no para persuadirte con mi lógica, sino para que pienses un poco diferente. Cuando plantamos una semilla y la vemos crecer más tarde, no suele ocurrir que hablemos sobre la causa del crecimiento de la semilla. En cambio, normalmente hablamos sobre las “condiciones” necesarias para un buen crecimiento. Parece absurdo señalar solo un elemento y decir, por ejemplo, que “la luz del sol es la causa del crecimiento de las plantas”. Si tenemos mucho sol pero un suelo pobre, entonces la semilla no crecerá. Déjame que exponga un par de puntos más sobre el ejemplo de la semilla, para elaborar los temas tratados anteriormente. Primero, no atribuimos una causa interna y no decimos que la semilla inicia y mantiene un proceso de crecimiento porque quiere o porque está motivada. En su lugar, vemos las condiciones externas (el contexto) al mismo tiempo que observamos también las condiciones “internas” del ambiente de la semilla. En segundo lugar, este ejemplo de la semilla es arti�icial y está sesgado hacia un único resultado: un buen crecimiento. De hecho, todas las condiciones tienen efectos sobre la semilla, pero solo una combinación de ellos lleva a un buen crecimiento. Lo que deberıámos decir, para ser exactos, es que todas y cada una de las condiciones afectan al 100% a la planta, pero que solo estamos interesados en un conjunto de ellas que son las que dan un resultado concreto (por ejemplo, en muchas condiciones la semilla se pudrirá al 100%). Ası,́ en vez de: Causa X è Semilla è Crecimiento Deberıámos pensar en: Poner el Contexto X alrededor de la Semilla y tendrá un Crecimiento 1 (crece) Poner el Contexto Y alrededor de la Semilla y tendrá un Crecimiento 2 (se pudre) Poner el Contexto Z alrededor de la Semilla y tendrá … Lo que debemos tener en cuenta sobre este ejemplo (pero que es muy relevante para otros ejemplos humanos), serıá lo siguiente: •Muchos factores del contexto de la semilla están ocultos o no son evidentes, por lo que no los observamos fácilmente (como la de�iciencia de nitrógeno), y por lo tanto apenas se utilizan como las supuestas causas, puesto que son invisibles o difıćiles de ver. •Muchos factores del contexto son complejos, de forma que no podemos observarlos fácilmente como causas evidentes (por ejemplo, el cultivo previo de legumbres en el mismo suelo afectará a nuestra semilla en los años venideros), son difıćiles de reconocer (y por tanto los dejamos fuera). •Los dos puntos anteriores ocurren en las respuestas sociales, pero no tanto en el mundo de la agricultura. A menudo “parece” como si hubiese una sola causa, que diese lugar a una respuesta de crecimiento o de putrefacción, pero es algo muy engañoso. El mismo tipo de pensamiento debemos tener al pensar sobre la gente, aunque soy consciente de que los contextos y los resultados son mucho más complejos en loshumanos que en la agricultura. Pero podemos observar los mismos patrones en la historia de la psicologıá, puesto que este pensamiento causal no ha llevado a dos tipos de pensamiento: Hay que subrayar una vez más que toda esta idea no es fácil de replantear y que en el caso de las personas, los contextos serán muy complejos y muy difıćiles de observar. Repensar no signi�ica que las respuestas se den inmediatamente o que sean fáciles. Las consecuencias de todos nuestros contextos e historia previa forman parte de nuestro contexto actual (como la metáfora de la plastilina), como queda claro cuando ponemos a la Persona 1 en el Contexto X y hace una cosa, pero ponemos a la Persona 2 en el Contexto X y hace algo diferente. Por lo menos esta idea da lugar a la diversidad y a las variaciones que encontramos en el comportamiento humano, en lugar de asumir que la misma causa siempre traerá el mismo resultado para todos, como a menudo implican las metáforas contemporáneas. Pero hace que nuestras observaciones e intervenciones sean más difıćiles, aunque a continuación presentaré una metáfora que puede ayudar a mejorar tus habilidades en la ¡”observación contextual”! No tenemos un “centro de control” Lo que hemos dicho hasta ahora también lleva a otro cambio de 180º en la forma de pensar: tenemos que dejar de pensar que hay un “centro de control” dentro de cada uno de nosotros, que fundamentalmente dirige todas las acciones y pensamientos. Es cierto que tenemos una fuerte sensación o sentimiento de que un “nosotros” o un “yo” controla nuestras acciones, por lo que se supone que esa sensación tiene algo detrás (al igual que tenemos la sensación de que la Tierra es plana). Creo que pensamos de esta manera en parte porque, al no ver lo que controla nuestras acciones desde el exterior, tenemos una larga tradición intelectual y un sentido común que atribuye los efectos a una “causa interna”, como un barato sucedáneo. Cuando no puedes observar lo que está controlando tus acciones fuera de ti (de hecho, tal vez algo de tu historia), entonces es cuando habrá una mayor preponderancia de atribuciones causales al “control interno”. En el pasado, estos controles internos han recibido todo tipo de nombres: yo, ego, si mismo, control ejecutivo, procesamiento de información. Creo, incluso, que la psicologıá como disciplina puede de�inirse como un vertedero de basura histórico, por ası ́decirlo, de acciones y actividades humanas en las que los controles externos no son visibles fácilmente, y que por lo tanto ahı ́ es donde van todas las cuestiones que se consideran “psicológicas”. Otra razón por la que tendemos a pensar que hay causas “internas” para lo que hacemos, es porque realmente tenemos una sensación de control de nuestras propias acciones (“Se” que yo querıá hacer X y luego fui y lo hice). Sin embargo, más adelante argumentaré que esto también es incorrecto, y una vez que repensemos los papeles y las funciones del lenguaje, entonces podremos repensar también adecuadamente esa sensación de control. Argumentaré en el Capıt́ulo 4 que esa “sensación” proviene del “hablar con nosotros mismos”, nos hablamos mientras actuamos, pero que el hablar con nosotros mismos no controla realmente lo que estamos haciendo. El hablar con nosotros mismos solo está ahı ́ para prepararnos para lo que otras personas podrıán hacernos o decirnos después de lo que hayamos hecho. Pero, indiscutiblemente, estos auto-diálogos nos dan la impresión de que controlamos nuestras acciones! Pero esto también me ocurre cuando estoy en los desiertos de Australia Central, que la Tierra me parece plana. Una última razón (por ahora; habrá más en el Capıt́ulo 4) respecto a por qué normalmente pensamos en términos de un control interno sobre lo que hacemos, se relaciona con un nuevo replanteamiento de 180º. Estamos acostumbrados a pensar en términos de que un evento “causa” otro, como una bola de billar que golpea a otra y hace que esta segunda se mueva. Pero ya critiqué anteriormente que este concepto es una pobre metáfora para pensar en las acciones de las personas. Al igual que el pensamiento ecológico, debemos dejar de pensar en términos de causas y efectos, y pasar a pensar en términos de contextos que provocan, favorecen o articulan lo que ocurre. Ese argumento lo hemos dado anteriormente, pero el punto esencial aquı ́es que cuando pensamos en términos de causas, entonces tendemos a pensar en nuestras propias acciones como “causadas” por alguna forma de control “interno”. El pensamiento causal nos está desviando sobre qué es lo que nos lleva a hacer las cosas que hacemos. Espero que repensar el propio uso que hacemos del pensamiento causal, te ayude también a repensar el uso de las “causas internas” como explicación de por qué haces lo que haces. Observación contextual Deberıá quedar claro, a partir de lo anterior, que lo que observamos y documentamos cambiará en cuanto hayamos empezado a replantearnos el contexto. No podemos realizar solo mediciones u observaciones super�iciales (incluyendo medidas repetidas y transversales), y después atribuir las causas a hipotéticas causas “internas”, o a la causa más evidente que hayamos podido observar. El mensaje es que siempre debemos asumir que hay partes importantes del contexto de cualquier acción humana que no son evidentes por sí solas, y que las personas no pueden informar verbalmente sobre ellas, pero que han de ser observadas y documentadas de una manera cuidadosa. Trataré de nuevo esta idea en el transcurso del libro, pero para que empieces ya, y para ayudarle no solo a pensar contextualmente sino también a observar contextualmente, te presentaré brevemente cómo escribıá Arthur F. Bentley sobre la actividad de la observación. Esto deberıá llevarte también a repensar tus propias observaciones. Bentley fue uno de los más grandes pensadores (¿o repensadores?) que no se hizo famoso porque su forma de pensar no encajaba con las metáforas contemporáneas. Bentley (1935) señaló cinco puntos sobre la observación que son relevantes aquı,́ pero que necesitarán tiempo para comprenderse: La observación se hace a lo largo del tiempo. La observación no se hace por individuos, sino que se construye a partir de muchas personas La observación no se trata solo de mirar, sino que utiliza también el cuerpo y las herramientas. La observación no es un “poder innato” o ya dado, sino que requiere de un entrenamiento. La observación funciona dentro de una construcción más grande de ‘observabilidad cientı�́ica”. Lo que estamos acostumbrados a observar no es todo lo que podemos observar. Lo que llamamos “ver”, por la forma más estricta y directa de la palabra, no es solo “ver” lo que hacemos, ni siquiera es una expresión ajustada a las situaciones generales en las que vemos. Lo que podemos observar está conectado con nuestra necesidad de observación, y está condicionado por los marcos de observabilidad que tenemos con formatos �ijos o en crecimiento. (Bentley, 1935, págs. 203-204) Lo que Bentley quiere decir es que el uso común del verbo “ver” solo está relacionado con frases como “veo un pájaro”. Estos son usos transversales y no longitudinales o duraderos. En su lugar el querıá incluir otras frases como “Veo un pájaro volando”. ¿Notas la diferencia? La segunda frase se extiende a lo largo de la duración y del espacio, y no hay una sola “cosa” o “partıćula” que se mire, por lo que examinar se convierte en contextual. Bentley sigue comentando que también deberıámos usar “ver” para referirnos a cualquier tipo de visión. Cuando digo “veo un pájaro”, ¿deberıá incluir el sistema de circulación, células, plumas, respiración, etc.? Si podemos usar “ver” en el sentido de “veo un pájaro volando”, entonces deberıámos poder ver el pájaro entero. ¿Qué signi�ica “veo un pájaro” de todos modos? Veo las alas, las patas, el plumaje, el pico... Nunca vemos un pájaro entero cuando hacemos un comentario de estetipo y, lo que es más importante, ni siquiera sabemos (no podemos informar verbalmente) qué trozos hemos visto. De hecho, lo que sugiero es que la frase completa “veo un pájaro” tiene que ver más con dar un nombre a un oyente (Capıt́ulo 4) que con dar un informe universal e independiente de observación sobre verdades eternas (Guerin, 1990). Toda la actividad de hablar sobre “ver” un ave, intenta in�luir en un oyente o en un futuro oyente, no se trata de un comentario espontáneo sobre lo que está sucediendo en nuestras vidas. Realmente es un evento social, no un evento observacional. Esta idea fue refrendada de otra manera por Deleuze: Es cierto que he pasado mucho tiempo escribiendo sobre esta noción de evento: ya ves, no creo en las cosas. En The Fold vuelvo a esta cuestión desde otro punto de vista. Mi frase favorita en el libro es “Hay un concierto esta noche”. En Leibniz, en Whitehead, solo hay eventos. Lo que Leibniz llama un predicado no tiene nada que ver con un atributo, sino con un evento, “Cruzando el Rubicón”. Ası ́ que han refundido la noción de un sujeto: ¿qué pasa con el sujeto si los predicados son eventos? (Deleuze, 1995, pág. 160). Al igual que en “Hay un concierto esta noche”, a Deleuze le hubiera gustado la frase observacional “Veo un pájaro volando” en lugar de solo “veo un pájaro”. Y toma nota de que su última pregunta trata de cuestionar la idea de un centro de control en las personas, manejando las cosas para nosotros, como vimos antes. Mi objetivo es que al �inal de este libro, si ves a alguien hacer algo, seas capaz de “ver esa acción contextualmente”, es decir, ver los contextos económicos, de relaciones sociales, culturales, históricos, etc. No lo verás de manera super�icial, y tampoco lo “verás” como algo que necesites informar a los demás, o como algo que puedas nombrar fácilmente. La moraleja por ahora es que puedes aprender realmente a ver más cosas. Metáfora 3 Las observaciones contextuales de los (tristes) elefantes holísticos Bentley también trató de mostrar este uso contextual de “ver” u “observar” al considerar la vieja historia de tres sabios enviados a observar a un elefante pero que tenıán los ojos vendados. ¿Conoces la historia? Podıán tocar solamente una parte del elefante, ası ́ que regresaron con explicaciones diferentes de lo que habıán visto. La moraleja suele ser generalmente que tanto ver como observar son actividades que están siempre sesgadas, y que tenemos diferentes percepciones incluso del mismo objeto. Por tanto, no hay una realidad verdadera¡ Bentley no negaba que los sabios habıán vuelto con explicaciones diferentes de un “elefante”. Su argumento es que resulta muy poco útil como modelo de lo que es “ver” u “observar”. Los “hombres sabios” tienen los ojos vendados, tienen un tiempo imitado, y pueden solo tocar una parte del elefante, y ni siquiera dan toda la vuelta al elefante. Ası ́ que sı,́ eso es lo que haces con tus observaciones, por tanto tus explicaciones sobre una observación estarán “sesgadas” y serán diferentes. Es una mala manera de hacer las coas. ¡Eso es mala ciencia! Siguiendo nuestra metáfora, los hombres sabios podrıán haber hecho mejores observaciones si: • Se hubiesen quitado las vendas de los ojos. • Estuviesen más tiempo interactuando con el elefante y todas sus partes. • Hubiesen explorado más de un elefante. • Hubiesen observado al elefante a través del tiempo, cuando se movıá o cambiaba. • Hubiesen compartido sus observaciones mientras las hacıán. Si realizáramos observaciones de esa forma, contextualmente, entonces se podrıán obtener informes muy similares. Ocurre lo mismo que con la frase anterior de “Veo un pájaro”, que es muy diferente de la de “Veo un pájaro volando”. La otra moraleja es que no deberıámos creer los informes observacionales que estén limitados en el tiempo o en los movimientos, y que no sean observaciones contextuales. Justamente, si repitiésemos esas observaciones cortas (¡enviando de nuevo a otros hombres ciegos!) obtendrıámos las mismas respuestas erróneas, una y otra vez. Las observaciones podrıán ser �iables, pero continuarıán siendo falsas. El replanteamiento que te llevas del Capítulo 1 Para terminar este Capıt́ulo, voy a resumir las distintas formas de repensar la Psicologıá que hemos planteado hasta ahora, teniendo siempre en mente que la discusión principal de algunas de ellas se hará en capıt́ulos posteriores, una vez que planteemos otras nuevas metáforas. No hay un centro de control central o control interno de las acciones humanas. Deja de pensar en que hay un “centro de control” dentro de cada uno de nosotros, que dirige fundamentalmente todas las acciones y los pensamientos. No hay “cosas” internas tales como entidades, conceptos o explicaciones, aunque haya razones que nos hagan pensar ası ́(pero de forma errónea). No hay una secuencia en tiempo real. La acción humana no se construye en una secuencia, momento a momento, antes de entrar en acción. Cuando nos sucede algo, esto nos cambia de varias maneras que constituyen el nuevo contexto para actuar de manera diferente en ese mismo contexto la próxima vez, y cuando eso sucede, entonces actuamos de manera diferente, inmediatamente, y al 100%, sin tener que pasar por ninguna representación, procesamiento o decisión, porque previamente hemos sido cambiados de alguna manera. La forma en que nos hablamos a nosotros mismos o a los demás sobre estas cosas puede llevar un tiempo, pero las acciones no. El organismo es cambiado por el contexto. En lugar de pensar en términos de una parte separada e invariable del objeto u organismo, que almacena y procesa una representación de lo que acaba de suceder para plani�icar el siguiente movimiento, podemos pensar de otra manera: el organismo es cambiado constantemente por lo que le sucede, y esos cambios son parte del contexto para las siguientes acciones, sin que haya nada más tenga que ser procesado o decidido o plani�icado por el camino entremedias. Nuestras experiencias y las consecuencias de nuestras acciones nos cambian, para que podamos actuar inmediatamente en el futuro y no tengamos que volver a hacer cálculos cada microsegundo. Solemos hablar mucho sobre lo que nos está sucediendo, pero este es un proceso aparte y de carácter social (Capıt́ulos 2 y 4). Contexto, no causa. Debemos dejar de pensar en términos de causas y efectos, y pasar a pensar en términos de contextos o arreglos que propician lo que ocurre. Cuando pensamos en términos de causas, también estamos más propensos a pensar que nuestras propias acciones son “causadas” por una forma de control “interno”. Pensamiento contextual. Piensa en que hay contextos (complejos) en los que las acciones surgen cada vez (al 100%), y estos contextos cambian y recuerdan por nosotros. Los contextos externos son nuestra memoria, y están allá fuera, no aquí dentro, de modo que en un contexto concreto se produce una acción concreta. Nunca hay una causa única para ningún evento, y la búsqueda y la atribución de causas es algo muy selectivo y sesgado. Observación contextual. El control contextual es externo a la persona y suele ser difıćil de observar, en parte por los cambios históricos y sutiles, y en parte porque nuestras habilidades para observar e informar a los demás están sesgadas hacia la búsqueda de “causas”, pero solo las que nos resultan más evidentes y nombrables, no buscamos en los contextos. La psicologıá como disciplina puede de�inirse por ser un terreno lleno de basura por su historia, al tratar de explicar de forma abstracta aquellas acciones y actividades para las que no resulta fácil ver los controles externos. Con su�iciente detalle, el contexto nos da un 100% de certeza. Este punto ha surgido varias veces en el texto, pero lo dejaré para tratar con más detalle en el Capıt́ulo 3. Ası ́que, no cambies de canal. Hay razones por lo que no nos replanteamos estas ideas en la vida cotidiana. En la vida ordinaria, no hay demasiadas
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