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PREVENCIÓN EN LA PRÁCTICA MÉDICA

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PREVENCIÓN EN LA PRÁCTICA MÉDICA
INTRODUCCIÓN
La palabra prevención se define como la preparación que se lleva a 
cabo para evitar un riesgo. Médicamente, el término se emplea para 
definir las actividades que tienen como objetivo evitar las enfer-
medades, por contraposición al término curación o tratamiento. 
Técnicamente, prevención son todas las acciones encaminadas a 
erradicar, eliminar o minimizar el impacto de las enfermedades y 
la discapacidad.
El concepto de prevención se define mejor si se consideran distintos 
niveles de la misma. Estos son, tradicionalmente, la prevención prima-
ria, secundaria y terciaria. Algunos autores consideran también un nivel 
adicional, denominado prevención primordial. Los resultados de varias 
actividades y estrategias preventivas en salud pública, desarrolladas en 
el siglo xx, han contribuido a que la esperanza de vida de las personas 
residentes en países de renta alta haya aumentado más de 30 años, de 
los que entre 20 y 25 se consideran atribuibles a alguna de las mejoras 
en salud pública (cuadro 1).
Fundamentos de la práctica médica
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Fundamentos de la práctica médica
La prevención primaria se dirige a la reducción de la incidencia de 
una enfermedad, por ejemplo, para que, gracias a la vacunación, no 
aparezcan casos nuevos de poliomielitis. Los esfuerzos son tanto indi-
viduales como comunitarios. Suelen distinguirse dos tipos básicos de 
actividades de prevención primaria: de protección de la salud, que se 
ejercen sobre el medio ambiente, y de promoción de la salud y prevención 
de la enfermedad, que se llevan a cabo sobre las personas (educación 
sanitaria, inmunizaciones).
La prevención secundaria se dirige a reducir la prevalencia de una enfer-
medad mediante su detección precoz y la reducción de su duración e 
impacto (discapacidad). En este caso, el agente o estímulo causante 
de la enfermedad ya ha aparecido o actuado, por lo que el objetivo 
básico es tratar de interrumpir su progresión, idealmente en etapas 
presintomáticas, si esta situación mejora efectivamente el pronóstico 
de la enfermedad y los resultados en salud. Un ejemplo de este tipo de 
prevención se encuentra en los programas de detección precoz del 
cáncer de mama o de colon. Es un área de trabajo de la medicina 
preventiva.
La prevención terciaria se dirige a la reducción del número o impacto de 
las complicaciones y la discapacidad producida por una enfermedad, 
una vez que ya ha aparecido. Es un área de trabajo de la rehabilitación.
La prevención primordial consiste en un conjunto de acciones o medi-
das que tratan de inhibir o evitar la aparición y el mantenimiento de 
condiciones ambientales, económicas, sociales y conductuales que, 
según se sabe, pueden aumentar el riesgo de enfermedad. Es el objetivo 
básico de la salud pública y de las políticas de promoción de la salud.
Existen medidas de prevención que no son médicas (p. ej., uso de 
cinturones de seguridad en accidentes de tráfico), motivo por el que 
la prevención puede definirse como el conjunto de medidas que tienen 
como objetivo impedir el inicio o el progreso de una enfermedad o 
discapacidad en cualquier momento de su desarrollo o como cualquier 
medida que permita reducir la probabilidad de aparición de un tras-
torno o enfermedad, o bien interrumpir o retrasar su progresión.
Se reconoce también la existencia de la denominada paradoja de la 
prevención: una medida preventiva que comporta grandes beneficios 
para la comunidad puede no ofrecer ninguna ventaja especial para la 
mayoría de individuos. Para prevenir una muerte por accidente de 
tráfico, miles de personas deben llevar puesto el cinturón de seguridad; 
para reducir la tasa de mortalidad por cáncer de pulmón, miles de 
personas deben dejar de fumar, aunque solamente algunas de ellas, 
expuestas al tabaco, habrían desarrollado una enfermedad que las 
conduciría a una muerte prematura. La medicina configura así dos 
grandes ramas conceptuales, la medicina preventiva y la medicina 
asistencial. Ambas tienen entre sí una relación más que estrecha y 
están incluidas dentro de la práctica totalidad de sistemas sanitarios.
El concepto de riesgo es fundamental para entender la prevención. 
Riesgo indica la probabilidad de que un evento suceda, por ejemplo, 
la probabilidad que una persona sufra un infarto de miocardio en un 
período de tiempo definido (1 año) o a una edad determinada (a los 
50 años). Un factor de riesgo es cualquier aspecto de nuestra conducta 
personal o hábitos de vida, exposición a agentes medioambientales o 
una característica innata o heredada que, de acuerdo con la evidencia 
epidemiológica, puede asociarse significativamente a una condición 
relacionada con la salud o a una enfermedad que se considera impor-
tante prevenir o evitar. En esta situación se realizan evaluaciones del 
riesgo. Se estima entonces, cualitativa o cuantitativamente, la probabi-
lidad de un efecto adverso que pueda producirse como consecuencia 
de la exposición a determinados factores de riesgo (p. ej. exposición al 
papilomavirus humano y cáncer de útero) o de la ausencia de deter-
minadas influencias beneficiosas (p. ej., sedentarismo y enfermedad 
cardiovascular). Finalmente, se analiza la relación riesgo/beneficio, en 
la que se comparan en una misma escala de medida los resultados 
positivos esperables (beneficios) y los negativos (riesgos, costes) como 
resultado de una acción o falta de esta acción relacionada con la salud.
En la actualidad, en los países de renta alta, la contaminación del 
medio ambiente (agua, aire, alimentos) está controlada. Los problemas 
de salud predominantes son ahora las enfermedades crónicas y los acci-
dentes. En estos países, la prevención de las enfermedades y la mejora 
de la salud de la población dependen principalmente de medidas de 
prevención médica (vacunaciones, consejo médico, quimioprofilaxis, 
quimioprevención y cribados), actividades preventivas que se ejecutan 
sobre las personas, que se basan en múltiples evidencias científicas 
aportadas por la investigación biomédica y que llevan a cabo distintos 
profesionales sanitarios.
MÉTODOS DE PREVENCIÓN EN EL ÁMBITO 
CLÍNICO. MEDICINA CLÍNICA PREVENTIVA
La medicina clínica preventiva, es decir, la promoción de la salud y la 
prevención de la enfermedad mediante acciones que inciden sobre las 
personas, ejecutadas en el ámbito clínico, se lleva a cabo mediante cua-
tro grandes grupos de acciones preventivas: tres dentro de la prevención 
primaria (inmunizaciones preventivas, quimioprofilaxis y/o quimio-
prevención, y educación sanitaria) y una dentro de la prevención 
secundaria (cribados).
■ INMUNIZACIONES PREVENTIVAS: VACUNAS
Las inmunizaciones (básicamente las vacunas) son el instrumento 
más clásico de la medicina preventiva para la prevención y el control 
de las enfermedades transmisibles (v. sección XVII, Enfermedades 
infecciosas). Las vacunas suponen, junto a la potabilización del agua 
y los sistemas de saneamiento de residuos, uno de los avances más 
importantes en la historia de la humanidad para mejorar nuestra salud 
y la esperanza de vida. Se estima que gracias a la vacunación sistemática 
se evitan cada año más de 6 millones de muertes, se ahorra la pérdida 
de más de 400 millones de años de vida y se evitan más de 750 000 
casos de complicaciones invalidantes en niños. A pesar de estos datos, 
en el siglo xxi mueren todavía cada año 3 millones de niños, la mayoría 
de ellos en países de renta baja, por enfermedades que, en el resto del 
mundo, se pueden prevenir fácilmente con vacunas.
La vacunación sistemática de los niños de muchas generaciones, ini-
ciada a mediados del siglo xx, ha permitido en todos los países de la 
Unión Europea (UE) y de América el control y la eliminación de 
enfermedades que causaban muerte y discapacidad a millones de perso-
nas. En 1980 se declaró oficialmente erradicada la viruela. Es probable 
que en esta década (2010-2020) se pueda eliminar la poliomielitis en 
el mundo gracias alesfuerzo específico realizado dentro del programa 
ampliado de vacunaciones (Expanded Program of Immunization 
[EPI]). El sarampión, la difteria, el tétanos, las paperas y la rubéola 
están ya bien controlados en la UE (fig. 1), aunque no en otras 
partes del mundo. Se ha reducido significativamente el número de 
casos de hepatitis A y B y de sus complicaciones posteriores (cirrosis 
hepática y cáncer de hígado). Una gran mayoría de ciudadanos de 
la UE reconocen y aprecian el beneficio de las vacunas y aceptan la 
información y las recomendaciones relativas a las mismas que efectúan 
las autoridades sanitarias, los científicos y los profesionales sanitarios. 
Mantener y fortalecer esta confianza de los ciudadanos en esta medida 
preventiva es un reto, especialmente ahora, en un entorno en el que las 
posibles consecuencias de no vacunarse han perdido una buena dosis 
de objetividad. Dado el éxito de muchas vacunas, las enfermedades 
frente a las que nos protegen (ya sea individualmente o por la denomi-
nada inmunidad de grupo) son ahora casi desconocidas. Entre los padres 
y entre muchos profesionales sanitarios no existe conciencia del riesgo 
que supone, por ejemplo, el sarampión o la tos ferina para un niño 
Vacunas
Seguridad en los vehículos de motor
Seguridad laboral
Control de las enfermedades infecciosas
Reducción de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares
Mejora de la salud materno-infantil
Seguridad alimentaria
Planificación familiar
Fluoración del agua potable
Reconocimiento del tabaco como un riesgo para la salud
 Cuadro 1 Estrategias de mayor éxito en salud pública 
desarrolladas a lo largo del siglo xx
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Prevención en la práctica médica
europeo en pleno siglo xxi, por lo que se trivializan los beneficios de 
la vacunación (efecto denominado fatiga por la vacunación rutinaria). 
Algunos colectivos (religiosos o sociales) y personas o grupos con-
trarios a la vacunación aprovechan estas circunstancias (buen control 
de la enfermedad, existencia de inmunidad de grupo) para rechazar 
las vacunas por «innecesarias». Además, en ocasiones esgrimen la 
amenaza de supuestos efectos adversos terribles de las vacunas (p. ej., 
autismo, intoxicación por mercurio) o su supuesta asociación con 
enfermedades crónicas (p. ej., diabetes, esclerosis múltiple, enfermeda-
des autoinmunes). Frente a todas estas argumentaciones se ha demos-
trado, repetida y contundentemente, la inexistencia de base científica 
y la ausencia de evidencias suficientes. Al contrario, las evidencias a 
favor de la seguridad y eficacia de las vacunas son abrumadoras. Las 
vacunas, como toda intervención sanitaria, no están exentas de riesgos. 
Estos pueden ser efectos secundarios (habitualmente leves y de corta 
duración, como dolor en el punto de inyección, inflamación, ligero 
malestar o febrícula) o efectos adversos inesperados, que pueden ser 
graves, pero que son muy poco frecuentes. En la práctica totalidad de 
vacunas sistemáticas, el balance riesgo/beneficio de la vacunación es 
extraordinariamente favorable para esta intervención sanitaria, una 
herramienta básica para la salud pública. El mayor riesgo de las vacunas 
es, simplemente, el que entraña no vacunarse.
Las vacunas son, además, una de las intervenciones más rentables de 
las que disponemos. El campo de la investigación en la vacunación se 
está extendiendo a enfermedades no transmisibles (p. ej., tabaquismo, 
Alzheimer), a la vez que se ensaya también con vacunoterapia, que no 
previene la enfermedad pero ayuda a su tratamiento y control (p. ej., 
del HIV o de algunos tipos de cáncer).
■ QUIMIOPROFILAXIS Y QUIMIOPREVENCIÓN
Este método de prevención se basa en la administración de fármacos 
(p. ej., antibióticos, ácido acetilsalicílico [aspirina]) o productos bio-
lógicos (p. ej., estrógenos, antiestrógenos) a personas asintomáticas 
como prevención primaria para intentar reducir el riesgo de desarrollar 
una enfermedad. En general, el término quimioprofilaxis se utiliza 
cuando el objetivo es la prevención de una enfermedad infecciosa, y 
quimioprevención, si se trata de prevenir una enfermedad crónica. La 
quimioprofilaxis se estudia en la sección XVII, Enfermedades infec-
ciosas. La quimioprevención tiene un amplio campo de aplicación, 
especialmente en la prevención de enfermedades crónicas no trans-
misibles (p. ej., ácido acetilsalicílico para la prevención del infarto de 
miocardio en individuos con un alto riesgo de padecer la enfermedad). 
En los últimos años se han efectuado o están en curso numerosos 
ensayos controlados para evaluar la eficacia y la seguridad de diversos 
fármacos en la prevención primaria de diferentes tipos de cáncer, con 
resultados prometedores (p. ej., dosis bajas de ácido acetilsalicílico para 
prevención del cáncer de colon).
■ EDUCACIÓN SANITARIA
La educación sanitaria es el instrumento con mayor potencial para/en 
medicina clínica preventiva. Los comportamientos y estilos de vida 
constituyen en la actualidad el principal determinante de la salud en los 
países de renta alta. En estos países, la promoción de la salud es prin-
cipalmente una cuestión de comportamientos (p. ej., alimentación, 
ejercicio físico, sueño). Los estilos de vida representan una de las causas 
más importantes de numerosas enfermedades crónicas (cardiovas-
culares, cáncer), de los accidentes (de tráfico o domésticos) y de otros 
muchos problemas de salud (p. ej., enfermedades de transmisión 
sexual, drogodependencias, embarazos no deseados). La escuela, los 
medios de comunicación de masas y los servicios clínicos asistenciales, 
en especial los de atención primaria, son los principales ámbitos en los 
que se desarrollan actividades de educación sanitaria. Los responsables 
de su aplicación son los profesionales sanitarios que, además de su 
papel activo, tienen un importante papel pasivo o ejemplar como 
modelos positivos en el caso de hábitos que están extendidos entre la 
población (p. ej., consumo de tabaco o alcohol).
Entre las medidas preventivas disponibles, las más importantes son las 
dirigidas a modificar los estilos de vida inadecuados o poco saludables. 
La prevención primaria mediante el consejo sanitario sobre factores 
de riesgo tan importantes como el consumo de tabaco, la falta de 
actividad física, la alimentación desequilibrada, el consumo de alcohol, 
el consumo de drogas ilegales y la falta de uso del cinturón de seguridad 
al conducir vehículos, entre otros, tiene mucha importancia para la 
promoción de la salud y la prevención de las enfermedades.
■ CRIBADOS
o cribado de población o poblacional. Actualmente, los programas
más efectivos de cribado poblacional se dirigen a grupos definidos y
específicos (p. ej., individuos mayores de 50 años de edad).
La medicina clínica emplea las pruebas de cribado en un contexto
diferente. Su interés son los pacientes individuales. Cuando un médico
busca activamente una enfermedad o un factor de riesgo mediante
pruebas de cribado en un paciente que acude a consulta por motivos
que no tienen nada que ver con la enfermedad o afección investigada, 
se afirma que está llevando a cabo una búsqueda activa de casos (case
finding) o cribado oportunista.
El supuesto básico de los cribados consiste en la afirmación según
la cual la detección precoz de una enfermedad crónica en una etapa
 Figura 1 Evolución temporal del número de casos de 
poliomielitis, sarampión y rubéola en España tras la introducción 
de la vacunación sistemática.
En su concepto más amplio, un programa de cribado (screening) se 
puede definir como la oferta para la aplicación sistemática y voluntaria 
de uno o varios procedimientos de selección rápida (cuestionario, 
examen físico, pruebas diagnósticas) a poblaciones de individuos apa-
rentemente sanos (que no se saben enfermos) al objeto de identificar 
en fases muy tempranas o subclínicas a aquellos que pueden estar 
enfermos o tienen un riesgo incrementado de sufrir una enfermedad 
determinada porque presentan un factor deriesgo específico. Una 
condición básica es que la enfermedad objeto del programa de cribado 
tenga una prevención o un tratamiento efectivos. Una prueba de 
cribado no tiene intención diagnóstica, simplemente intenta separar 
a aquellos individuos que probablemente tengan la enfermedad de 
aquellos que probablemente no la padezcan.
Cuando la prueba de cribado se aplica a grandes poblaciones no 
seleccionadas, el proceso se denomina cribado masivo (mass screening) 
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Fundamentos de la práctica médica
presintomática mejora el pronóstico de la afección, al incrementar 
la expectativa de vida y reducir la mortalidad. Esta no siempre se ha 
podido demostrar cuando la eficacia de la detección y la intervención 
precoces se han evaluado mediante estudios experimentales bien 
diseñados, minimizando la existencia de sesgos. Los conceptos de 
sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo y valor predictivo 
negativo son muy importantes para evaluar y entender todos estos 
programas. Un resultado falso positivo genera a menudo angustia 
innecesaria en cribados de enfermedades de pronóstico grave, como 
el cáncer. También es muy importante el riesgo de sobrediagnóstico: 
detectar alteraciones que razonablemente no van a progresar y a causar 
enfermedad a largo plazo. Los costes de los programas de cribado, 
tanto poblacional como oportunista, son habitualmente elevados, por 
lo que se pueden plantear también problemas de eficiencia en el uso 
de recursos sanitarios.
El cribado neonatal (alteraciones congénitas del metabolismo), el del 
cáncer de mama en las mujeres mayores de 50 años, el del cáncer de 
cuello uterino en mujeres sexualmente activas, el del cáncer colorrectal 
en varones y mujeres de más de 50 años, el de la hipertensión arterial 
y el del nivel de colesterol en sangre son ejemplos de programas de 
cribado efectivos y con buena relación coste/efectividad. En cambio, 
los cribados poblacionales de cáncer de pulmón o próstata no han 
demostrado, hasta el presente, su efectividad o una buena relación 
coste-efectividad.
ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN SANITARIA 
EN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA
La prevención se lleva a cabo en la UE tanto en la atención primaria 
como en la atención especializada. La medicina comunitaria con-
templa el proceso salud-enfermedad desde una perspectiva colectiva, 
engloba tanto las actividades curativas como de preservación y 
promoción de la salud. Incluye también la investigación de los 
factores ambientales, sociales y de conductas determinantes de 
la enfermedad. La información y la educación sanitaria resultan 
imprescindibles para que los ciudadanos contribuyan de forma 
activa a las acciones de protección, promoción y recuperación 
de la salud. El objetivo de la medicina clínica preventiva es la 
constitución y prestación de servicios clínicos, no incluidos en 
la atención primaria de salud, en los que de forma prioritaria se desa-
rrollen acciones preventivas y de promoción de la salud, enfocadas a 
individuos y a grupos con riesgo elevado de presentar enfermedades 
específicas. La medicina clínica preventiva la integran aquellos 
servicios personales de salud proporcionados en el contexto de la 
atención más especializada, cuyo objetivo es el mantenimiento de 
la salud y la reducción del riesgo de enfermedad y, en definitiva, 
de discapacidad o muerte.
Los rápidos avances tecnológicos alcanzados por la biología molecular 
y la genética ya hacen posible identificar a individuos portadores de 
genes anómalos con una especial susceptibilidad a sufrir determinadas 
enfermedades (p. ej., Alzheimer, cáncer de mama, cáncer de pulmón, 
cáncer de colon, esquizofrenia, etc.). Este hecho ha de comportar 
necesariamente avances en el desarrollo de estrategias y medidas de 
prevención personalizadas.
En las últimas décadas, los países de la UE han logrado controlar 
numerosas enfermedades transmisibles gracias a la prevención. El 
número de casos de enfermedades infecciosas se ha reducido drás-
ticamente. La mayoría de los fallecimientos que se producen ahora en 
los países de la UE se deben a enfermedades no transmisibles, como el 
cáncer o las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, los microor-
ganismos se adaptan constantemente, por lo que hay que contemplar 
siempre la posibilidad de aparición de nuevas infecciones, como ya 
ocurrió con el HIV/sida en 1980, el síndrome respiratorio agudo grave 
en 2003, la gripe A (H1N1) pandémica en 2009-2010 o el síndrome 
respiratorio de Oriente Medio en 2013-2014 (MERS). También 
debemos hacer frente a otros retos, como la resistencia creciente de los 
microorganismos a los antibióticos o las infecciones importadas, como, 
por ejemplo, los casos de infecciones por el virus del Ébola detectados 
fuera del oeste de África en 2014-2015. En respuesta a esta amenaza 
persistente que suponen las enfermedades transmisibles, la política de 
la UE se ha centrado en la vigilancia, la detección y la respuesta rápida, 
con la creación, por ejemplo, del Centro Europeo de Prevención y 
Control de Enfermedades (ECDC).
Las enfermedades crónicas y de alta prevalencia (definidas como aque-
llas que afectan como mínimo a 50 de cada 100 000 personas) son en 
conjunto responsables del 85% de las muertes en la UE. Entre ellas 
figuran las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, los problemas de 
salud mental, la diabetes, la enfermedad crónica respiratoria y las afec-
ciones musculoesqueléticas. Muchas de estas enfermedades comparten 
los mismos factores de riesgo y son potencialmente evitables. La UE 
impulsa un planteamiento global en materia de enfermedades cróni-
cas y de alta prevalencia cuyos objetivos son velar por unas estadísticas 
nacionales fiables y comparables, apoyar campañas de concienciación 
y prevención dirigidas de forma activa a los grupos y personas de 
alto riesgo e integrar sistemáticamente las políticas y actuaciones con 
vistas a reducir las desigualdades sanitarias. El planteamiento de la 
UE se basa en integrar las actuaciones sobre los factores de riesgo en 
varios sectores y hacer esfuerzos por fortalecer los sistemas de salud 
para una mejor prevención y control. Un ejemplo de esta estrategia es 
el Plan Interdepartamental de Salud Pública de Cataluña (PINSAP), 
iniciado en 2014.
Hoy en día, seis de los siete principales factores de riesgo de mortali-
dad prematura en la UE (hipertensión arterial, hipercolesterolemia, 
índice de masa corporal elevado, ingesta insuficiente de fruta y ver-
dura, inactividad física y abuso del alcohol) están relacionados con 
nuestra forma de comer, beber y movernos. El aumento del sobrepeso 
y la obesidad en toda Europa son preocupantes. El Libro Blanco de 
la Comisión Europea sobre la estrategia acerca de la alimentación, 
el sobrepeso y los problemas de salud relacionados con la obesidad 
busca reducir los riesgos asociados con la mala alimentación y la escasa 
actividad física en la UE. Los daños relacionados con el alcohol son 
responsables de más del 7% de los problemas de salud y de las muertes 
prematuras en la UE. El consumo de alcohol aumenta el riesgo a 
largo plazo de enfermedades cardiovasculares, hepáticas y cáncer, y el 
consumo frecuente de grandes cantidades puede dar lugar a depen-
dencia. Cualquier cantidad de alcohol puede ser peligrosa durante 
el embarazo y cuando se conduce. Los jóvenes están especialmente 
expuestos a los efectos a corto plazo de la intoxicación etílica, entre los 
que se incluyen los accidentes y la violencia. Las muertes relacionadas 
con el alcohol representan en torno al 25% de las muertes de varones 
jóvenes de edades comprendidas entre 15 y 29 años. Respecto al 
tabaco, aunque el número de fumadores en la UE ha disminuido, 
aún fuman el 5-30% de los europeos. Una proporción significativa de 
cánceres y enfermedades cardiovasculares y respiratorias se relaciona 
con el tabaco, que es el riesgo para la salud más importante entre los 
evitables en la UE. Más de medio millón de ciudadanos europeos 
mueren prematuramentecada año a causa del consumo de tabaco. 
Las pérdidas económicas que ello implica son enormes. La legislación 
activa es la base de la política de control del tabaco de la UE (Directiva 
sobre productos del tabaco y Directiva sobre publicidad del tabaco). 
El consumo de drogas es un problema sanitario y social de primer 
orden en la UE. Muchas formas de consumo se están reduciendo, 
pero siguen contabilizándose más de 8000 muertes al año relacionadas 
con la droga en la UE. La incidencia y el tipo de enfermedades de 
transmisión sexual varían mucho entre los distintos Estados de la 
UE. Sus sistemas de vigilancia difieren en cobertura, exhaustividad 
y representatividad. La estrategia de la UE se basa en lograr que los 
datos sean comparables, concienciar de los riesgos de las enfermedades 
de transmisión sexual, apoyar la prevención de las enfermedades de 
transmisión sexual y orientar sobre el control de estas enfermedades. 
Finalmente, además de los beneficios obvios para las personas, una 
buena salud mental es cada vez más importante para el crecimiento 
económico y el desarrollo social de Europa. La actuación en materia 
de salud mental se aborda siguiendo las recomendaciones del Libro 
Verde: Mejorar la salud mental de la población. Hacia una estrategia de 
la Unión Europea en materia de salud mental, como primera respuesta 
a la declaración de la OMS (Organización Mundial de la Salud) sobre 
salud mental en Europa.
En España, la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria 
impulsó el nacimiento y desarrollo del Programa de Actividades 
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Prevención en la práctica médica
Preventivas y de Promoción de la Salud (PAPPS), que es actualmente 
el más arraigado en el ámbito de la atención primaria en todo el país. 
Mediante la búsqueda activa de casos, los profesionales de los equipos 
de atención primaria intentan detectar, por medio de la historia 
clínica, la exploración física y las pruebas pertinentes, enfermeda-
des o factores de riesgo (tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, 
alimentación desequilibrada, falta de ejercicio físico, hipertensión 
arterial, hipercolesterolemia, exceso de peso) no relacionados con los 
signos y síntomas que han llevado al paciente a su consulta. Según 
un calendario y un esquema de trabajo preestablecido por expertos 
en la materia, en función de los problemas de salud existentes en la 
comunidad y de la eficacia o efectividad de las intervenciones dis-
ponibles para su prevención, investigan la posible presencia de un 
factor de riesgo o enfermedades en su paciente y, si se encuentran, el 
médico procede a recomendar y tomar las medidas oportunas para 
su corrección.
En la actualidad, la mayoría de los países de renta alta realiza inter-
venciones preventivas escalonadas, programadas según un calendario 
y un paquete de intervenciones preestablecidos, de acuerdo con los 
problemas de salud prevalentes en la comunidad y la edad y sexo del 
paciente. Se han abandonado los denominados chequeos preventivos, 
o revisiones rutinarias periódicas, que no presentan una adecuada
relación coste-efectividad.
En las tablas 1 y 2 se exponen algunas de las recomendaciones
relativas a los cribados y la educación sanitaria actualmente vigentes en 
España. Dado que casi toda la población contacta por algún motivo
con alguno de los servicios médicos asistenciales en un período de 5
años, se recomienda aprovechar estas visitas para realizar las acciones
preventivas indicadas. Sin embargo, este modelo tiene el riesgo de que 
se produzca la denominada ley de atención inversa: las personas de edad 
avanzada y los más enfermos son quienes más acuden a consulta y, por 
tanto, es posible que también sean estos los que reciban más acciones
preventivas, mientras que los más jóvenes y sanos, que posiblemente
serían los más beneficiados por estas medidas, quedan menos cubiertos 
por el hecho de frecuentar poco las consultas.
Hay todavía amplias zonas, especialmente en África subsahariana,
que sufren niveles de enfermedad y muerte totalmente inaceptables
y muy superiores a los del resto del mundo. Las causas principales
de este exceso de morbididad, discapacidad y muerte son todavía
las enfermedades transmisibles. En algunos casos, a pesar de la exis-
tencia de instrumentos de prevención y control adecuados (vacunas,
mosquiteras, etc.), los países de renta baja no disponen de medios ni
tienen la capacidad de aplicarlos. En otros casos, sencillamente no
disponemos de buenos instrumentos o intervenciones preventivas. El
resultado es que la enfermedad es a la vez causa y consecuencia de la
pobreza y de la falta de desarrollo económico suficiente para muchos
seres humanos. Enfermedades como el sida, la malaria o la tuberculosis 
suponen un peso demasiado elevado para muchos países de renta baja 
con sistemas sanitarios muy débiles, hecho que provoca esta relación
 Tabla 2 Intervenciones preventivas escalonadas en adultos 
sanos. Educación sanitaria
CONSEJO EDAD (AÑOS)
FRECUENCIA 
RECOMENDADA
Dieta saludable 14 Cada 2 años
Ejercicio físico 14 Cada 2 años
Tabaco 10 Cada 2 años
Alcohol 14 Cada 2 años
Accidentes 14 Cada 2 años
ETS 14 Cada 2 años
Higiene bucodental 14 Anual
Vacunas sistemáticas 0 Según calendario 
vacunal
ETS: enfermedades de transmisión sexual.
 Tabla 1 Intervenciones preventivas escalonadas en personas sanas. Cribados
CONDICIÓN TÉCNICA EDAD (AÑOS) SEXO
FRECUENCIA 
RECOMENDADA
Metabolopatías 
congénitas
Prueba bioquímica 3-5 (días) V/M Única
Hipertensión arterial Determinación de la presión 
arterial
14-40 V/M Cada 5 años
> 40 V/M Cada 2 años
Hipercolesterolemia Colesterol sérico 35- 75 V Cada 5 años
45- 75 M Cada 5 años
Diabetes Glucemia 45 V/M Cada 5 años*
Cáncer de mama Mamografía 50- 70 M Cada 2 años
Cáncer de cérvix uterino Citología vaginal (Pap) 25-65 M Cada 3-5 años
Cáncer de colon y recto SOH + colonoscopia 50- 70 V/M Cada 2 años
*Si el riesgo vascular es elevado, se recomienda cribado anual.
M: mujeres; Pap: Papanicolaou; SOH: prueba de sangre oculta en heces; V: varones.
causa-efecto entre enfermedad y pobreza. Este círculo sólo podrá 
romperse, probablemente, cuando se alcance un control y prevención 
efectivo de estas enfermedades.
La salud del mundo está totalmente globalizada. La máxima de la 
OMS «Pensar globalmente y actuar localmente» tiene plena vigencia, 
especialmente en la prevención de las enfermedades.
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