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Bases moleculares de la hepatitis C

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Introducción
El virus de la hepatitis C (VHC) es un virus de ARN peque-
ño, encapsulado, que presenta tropismo hepático y que causa 
hepatitis aguda y crónica en humanos. En el mundo existen 
200 millones de personas afectadas y, según la Organización 
Mundial de la Salud (OMS), 3% de la población mundial está 
crónicamente infectada por este virus. La gran mayoría de 
los pacientes infectados permanecen asintomáticos durante 
la fase aguda y son incapaces de eliminar el virus, lo que pro-
voca que cientos de miles de pacientes mueran cada año por 
complicaciones crónicas de la enfermedad, tales como la 
cirrosis y el carcinoma hepatocelular (CHC). A la fecha no 
existe vacuna para prevenir la infección, y el tratamiento más 
adecuado para combatirla es caro, presenta efectos secunda-
rios adversos, no es adecuado para todos los sujetos infecta-
dos y sólo es efectivo en aproximadamente 50% de los 
pacientes tratados. Una de las limitaciones en el avance del 
conocimiento de la hepatitis C es que se carece de modelos 
animales pequeños para su estudio, dado que este virus sólo 
infecta al chimpancé y al ser humano. Sin embargo, el desa-
rrollo de sistemas de cultivo in vitro está generando un gran 
avance en el conocimiento relacionado con la replicación del 
virus y con el desarrollo de nuevas terapias antivirales.
Epidemiología mundial de la hepatitis C
En el mundo existen alrededor de 200 millones de personas 
afectadas por el VHC. La prevalencia varía según la región: 
es más alta en el norte de África y Oriente Medio, principal-
mente Egipto, donde se ha reportado una prevalencia de 
14%; le sigue el resto de África (3%), China y otros países 
asiáticos (2.1%), Europa oriental y Estados Unidos (1.6%). En 
países del norte de Europa, como Reino Unido, se reporta 
una prevalencia de 1.1%. En México, aunque no se dispone 
de estudios realizados en una población representativa, y 
según los reportes existentes, la mayoría realizados en dona-
dores de sangre, la prevalencia de hepatitis C es de alrededor 
de 0.4%.
Vías de transmisión
La forma más común de infección por el VHC es el contac-
to directo con sangre y productos sanguíneos contamina-
dos. La disponibilidad de terapias inyectables y drogas ha 
tenido una infl uencia notable en la epidemiología de VHC.
Consumo de drogas por vía intravenosa (DIV). En 
países desarrollados, como Estados Unidos, el uso de DIV es 
el principal factor de riesgo, a pesar de que se ha observado 
una disminución en el número de casos. La prevalencia de 
hepatitis C en usuarios que tenían un año consumiendo DIV 
disminuyó a 10% en el periodo de 1997 a 1998, mientras que 
durante 1988 a 1991 la prevalencia reportada fue de 65%.
Inyecciones y transfusiones de productos sanguíneos 
no seguras. En los países con prevalencia elevada, la mayo-
ría de las infecciones se adquieren por no contar aún con 
medidas seguras de transfusión sanguínea, por la adminis-
tración de inyecciones con jeringas no desechables y el uso 
inadecuado de material de curación cortante en consulto-
rios médicos y dentales.
Contacto sexual. De los casos con hepatitis aguda re por-
tados en Estados Unidos, 15 a 20% de los pacientes se repor-
tan como factor de riesgo en la actividad sexual de alto riesgo 
(más de dos parejas sexuales durante un periodo de seis 
meses o tener relaciones con personas infectadas). Sin embar-
go, estudios de prevalencia realizados en parejas monogámi-
cas en donde uno de ellos está infectado con el VHC sugieren 
que el contagio de la hepatitis C por contacto sexual es raro.
Transmisión perinatal. La transmisión a recién naci-
dos de madres infectadas varía de 4.6 a 10%. La única carac-
terística maternal asociada a la transmisión de la hepatitis C 
al recién nacido es la presencia del ARN viral en las madres 
Bases moleculares 
de la hepatitis C
236 PARTE III • Bases moleculares de las enfermedades
durante el tiempo del parto. No se han observado diferen-
cias en la transmisión de la hepatitis C dependiendo de la 
forma de liberación del recién nacido (parto o cesárea).
Transmisión a personal de la salud y en prácticas de 
salud. En países desarrollados no es común observar la 
transmisión de paciente a paciente y, cuando se detecta, ésta 
está relacionada con prácticas inadecuadas de curación, 
tales como el uso de viales multidosis, limpieza inadecuada 
de equipo y falta de técnicas de asepsia. La transmisión del 
VHC de pacientes infectados al personal de salud se presen-
ta principalmente por accidentes con agujas contaminadas.
Características estructurales del VHC
El VHC pertenece a la familia Flaviviridae y es el único 
miembro del género Hepacivirus. Existen seis genotipos 
(1 a 6) identifi cados según su secuencia de ácidos nucleicos, 
con una divergencia en su genoma completo de 30 a 50%; 
existen, además, más de 70 subgenotipos (a, b, c, d, etc.), 
identifi cados por diferencias en la comparación del genoma 
de 20 a 25% entre los genotipos. El término quasiespecies se 
refi ere a la mezcla de variantes genéticas del VHC en un 
mismo individuo. De los genotipos identifi cados, el más 
resistente al tratamiento es el genotipo 1.
El VHC es un virus de ARN de cadena sencilla, con sen-
tido positivo, que se replica mediante una ARN polimerasa 
dependiente de ARN. Su principal órgano de replicación es 
el hígado; sin embargo, se dispone de evidencia de reservo-
rios extrahepáticos para el VHC, tales como linfocitos B de 
sangre periférica, células epiteliales en el intestino y el siste-
ma nervioso central. Las partículas virales, analizadas en el 
microscopio electrónico, se observan de forma heterogénea: 
tienen al menos dos tamaños (50 y 100 nm de diámetro), y 
contienen doble pared y proyecciones en forma de pico en 
su superfi cie. En la fi gura 25-1 se muestra un esquema con 
los componentes estructurales de la partícula del VHC.
Como se mencionó anteriormente, el genoma del VHC 
está formado por un ARN de cadena sencilla positiva de 
aproximadamente 9.6 kb, y contiene un marco de lectura 
abierta (MLA) que codifi ca para una poliproteína precursora 
de aproximadamente 3 000 aminoácidos. Esta poliproteína, 
al ser fragmentada mediante la acción de proteasas virales y 
del hospedero, genera al menos 10 proteínas diferentes: tres 
estructurales, la proteína central, E1 y E2; una proteína inte-
gral de membrana p7, y seis proteínas no estructurales, NS2, 
NS3, NS4A, NS4B, NS5A y NS5B, que coordinan los proce-
sos intracelulares del ciclo de vida del VHC (cuadro 25-1).
Virus de la hepatitis C, sus proteínas y genes
El ARN del VHC carece del sitio 5’cap, y su traducción 
depende de un sitio interno de entrada al ribosoma (inter-
nal ribosome entry site, IRES), que se localiza en la región 
5’-no codifi cante (5’ NCR). El IRES se une a la subunidad 
40S del ribosoma. Una vez iniciada la traducción del geno-
ma del VHC, se produce una larga poliproteína mediante el 
ataque proteolítico mediado por proteasas del huésped y 
del virus, y se obtienen las proteínas estructurales y no 
estructurales del virus. La organización del genoma viral 
tiene la misma estructura que la poliproteína, con la dife-
rencia de la presencia de las regiones no codifi cantes que se 
encuentran en los extremos 5’ y 3’ (5’-RNC y 3’-RNC, res-
pectivamente) del genoma viral (fi gura 25-2).
Proteínas estructurales
Proteína central 
La proteína central del VHC contiene una elevada propor-
ción de aminoácidos básicos, característica que le permite 
Cuadro 25-1. Proteínas del virus de la hepatitis C y su función.
Proteína Función
Central Une al ARN viral y forma la nucleocápside.
E1 Envoltura. Fusión.
E2 Envoltura. Unión con receptor.
P7 Canal iónico.
NS2 Autoproteasa en unión con NS3.
NS3 En unión con NS2 autoproteasa. Helicasa.
NS4A Cofactor de la NS3 autoproteasa.
NS4B
Unida a membrana de retículo endoplásmico, participa en la 
formación del complejo viral de replicación.
NS5A Formación del complejo de replicación.
NS5B ARN polimerasa.
Glicoproteína E2
ARNviral
Envoltura Lipídica
Proteína core
Glicoproteína E1
Figura 25-1. Esquema representativo del virus de la hepatitis C. 
El virus de la hepatitis C está constituido por una envoltura 
lipídica, un core y un genoma ARN.
CAPÍTULO 25 • Bases moleculares de la hepatitis C 237
su unión al ARN viral que da lugar a la formación de la 
nucleocápside. 
Glucoproteínas de la envoltura
Las glucoproteínas de la envoltura E1 y E2 son proteínas 
transmembranales tipo I que forman heterodímeros no 
covalentes que forman los bloques que construyen la envol-
tura viral y participan en la entrada del virus a la célula.
P 
Es un polipéptido de 63 aminoácidos, dentro de la polipro-
teína viral se localiza en la parte de unión de las proteínas 
estructurales y no estructurales. P7 contiene dos dominios 
transmembranales que forman hexámeros con actividad de 
canal iónico. Se desconoce si P7 se ensambla en las partícu-
las virales.
Proteínas no estructurales
NS2/3 autoproteasa 
En la poliproteína viral, la unión de NS2/3 se hidroliza por 
medio de su actividad de autoproteasa que se localiza en el 
NH-terminal de NS3; este proceso es indispensable para la 
replicación del virus. La proteína NS2 derivada de la rotura 
de NS2/3 se inserta en la membrana del retículo endoplás-
mico y participa en la fosforilación de la proteína viral 
NS5A, evento indispensable para la replicación viral.
NS4A y NS4B
NS4A es un polipéptido de 54 aminoácidos que funciona 
como cofactor de la serina proteasa localizada en el domi-
nio NS3.
NS4B es una proteína muy hidrofóbica de 27 kDa que se 
integra en la membrana del retículo endoplásmico. Esta 
proteína induce una alteración en la membrana, conocida 
como red membranosa, que sirve como sitio para la forma-
ción del complejo viral de replicación.
NS5A y NS5B
NS5A es una metaloproteína fosforilada, que contiene cinc 
como metal, y participa en la replicación viral, así como en 
el proceso del ensamblaje de la partícula viral. Los estudios 
de cristalograf ía de la proteína sugieren que forma una 
estructura que favorece la unión del ARN viral y el comple-
jo de replicación.
NS5B es la polimerasa viral; es una ARN polimerasa 
dependiente de ARN que promueve la síntesis de nuevos 
genomas de ARN. Durante la replicación el ARN viral 
de cadena positiva se utiliza como molde para la síntesis de 
una hebra de ARN complementaria intermediaria de senti-
do negativo, que a su vez sirve de molde para la síntesis de 
nuevos ARN virales de cadena positiva.
Replicación del virus de la hepatitis C 
Al igual que en todos los virus de ARN de cadena positiva, 
el VHC forma un complejo de replicación asociado a mem-
brana, compuesto de proteínas virales, ARN viral, membra-
nas celulares alteradas y factores del huésped. 
La glucoproteína E2 se une con elevada afi nidad a CD81, 
proteína que se encuentra en la superfi cie de muchos tipos 
de células, incluyendo los hepatocitos. Sin embargo, ade-
más de E2 y CD81, se requieren más moléculas para la 
entrada del VHC a la célula, entre las que se encuentran el 
receptor clase B tipo I (SRB1), que regula el metabolismo 
del colesterol. Este receptor en conjunto con las lipoproteí-
nas de alta densidad (high density lipoproteins, HDL) des-
empeñan un papel muy importante al inicio de la infección 
por el VHC. La proteína viral E1 se considera que participa 
en la fusión del virus con la membrana en la cara citoplas-
mática. El receptor de lipoproteínas de baja densidad (low 
density lipoproteins, LDL) y de los glucosaminoglucanos, el 
heparán sulfato también participa en la entrada del VHC
al hepatocito.
Una vez que el VHC entra a la célula, la nucleocápside 
es liberada al citoplasma, donde el ARN viral funciona 
como molde en dos eventos importantes de la replicación: 
1) la traducción de la poliproteína, y 2) la replicación del 
ARN viral. Durante la traducción se produce la poliproteína 
precursora, la cual se procesa en las proteínas estructurales 
(C, E1, E2, P7) y no estructurales (NS2, NS3, NS4A, NS4B, 
NS5A y NS5B), mediante el ataque proteolítico de las pro-
teasas del huésped y las virales. La replicación del ARN viral 
de cadena positiva se lleva a cabo en un compartimiento 
membranoso en el citoplasma de la célula y da lugar a un 
ARN de cadena negativa, formando ARN de doble cadena 
que funciona como intermediario para la nueva formación de 
ARN viral de cadena positiva. Estos procesos permiten 
el ensamble de las proteínas estructurales del virus con el 
ARN viral para formar nuevas partículas virales, que son 
liberadas de la célula mediante exocitosis (fi gura 25-3).
3
4
2
5’-RNC C E1 E2 NS2 NS4B NS5A NS5B 3’-RNCNS3p
7
4
A
1
9
1
3
8
3
7
4
6
8
0
9
1
0
2
6
1
6
5
7
1
7
1
1
1
9
7
2
2
4
2
0
3
0
1
1
9
1
4
1
4
9
0
2
5
7
9
2
7
6
8
5
3
1
2
5
4
7
4
6
2
5
7
7
6
0
1
9
3
7
7
3
4
1
9
Figura 25-2. Organización lineal del genoma del virus de la 
hepatitis C. El VHC codifi ca, al menos, 10 proteínas por medio 
de un marco de lectura abierta que da lugar a una poliproteína 
precursora que es fragmentada en diversas proteínas estruc-
turales y no estructurales. En la línea superior se especifi ca la 
posición del ribonucleótido, y en la línea inferior al aminoácido 
que da lugar al inicio de cada proteína viral.
238 PARTE III • Bases moleculares de las enfermedades
Historia natural de la hepatitis
Hepatitis C aguda
La mayoría de los pacientes que se infectan con el VHC no 
presentan un cuadro de hepatitis aguda. La infección aguda 
por el VHC raramente es sintomática (15%). Durante la evo-
lución de la hepatitis C aguda, pueden distinguirse cuatro 
fases: la primera se caracteriza por la no detección o detec-
ción intermitente de concentraciones muy bajas del ARN-
VHC circulante; aproximadamente dos semanas después, le 
sigue una fase corta de ocho a 10 días, en la cual hay un 
incremento rápido de la carga viral circulante; la tercera fase 
se caracteriza por una etapa estacionaria en los niveles cir-
culantes del ARN viral, con una duración de alrededor de 40 
a 60 días; por último, la cuarta fase se caracteriza por la 
detección de los anticuerpos anti-VHC, una disminución de 
la carga viral o el avance a un estado crónico de la enferme-
dad en la mayoría de los pacientes infectados. La presencia 
de anticuerpos se detecta generalmente en la novena sema-
na; sin embargo, hay casos en los que se ha reportado que 
tardan en aparecer hasta un año después de la primera 
detección de la viremia (fi gura 25-4A). Aproximadamente, 
15 a 40% de los pacientes expuestos al VHC elimina la infec-
ción en seis meses.
Hepatitis C crónica
La mayoría de las personas infectadas con el VHC evolucio-
nan a cronicidad. Estudios realizados en donantes de 
sangre, personas que han recibido productos sanguíneos, 
usuarios de DIV y mujeres jóvenes que recibieron inmuno-
globulina D contaminada muestran que de 55 a 86% de las 
personas infectadas por el VHC evolucionan a cronicidad. 
Meses después de la exposición
Ictericia Anti-HCV
Síntomas ARNHCV
1 2 3 4 5 6 7 12
Ictericia ARNHCV
Síntomas
Meses Años
1 2 3 4 5 6 7 1 2
Anti-HCV
Figura 25-4A. Evolución de la infección por el virus de la hepati-
tis C. 
A) La hepatitis C aguda se caracteriza por un pico notorio de 
ARN viral a la semana 6, junto con el inicio de los síntomas; a 
este mismo tiempo se elevan los niveles de anti-VHC que en 
general son detectables entre el tercer y el cuarto mes, y existe 
una disminución notoria en los niveles de ARN viral hasta ha-
cerse indetectables entre el quinto y el sexto mes. B) La hepatitis 
C crónica muestra un curso variable; es frecuente el inicio más 
temprano de los síntomas y oscilaciones en la carga viral.
Figura 25-4B. Evolución de la hepatitis C. A) La hepatitis C aguda 
se caracteriza por un pico notorio de ARN viral a la semana 6, 
junto con el inicio de los síntomas; a este mismo tiempo co-
mienzan a elevarse los niveles de anti-VHC que en general son 
detectables en el tercer o cuarto mes. Existe unadisminución 
notoria en los niveles de ARN viral hasta hacerse indetectables 
entre el quinto y sexto mes. B) La hepatitis C crónica muestra 
un curso variable; es frecuente el inicio más temprano de los 
síntomas y oscilaciones en la carga viral.
RER
ARN(+)
ARN(-)
AG 7
8
1
2
3
4
5 6
5’
5’
5’
5’ 3’
3’
5’
5’
3’
3’
3’
3’
3’ 5’
Núcleo
Figura 25-3. Ciclo de vida del VHC. 1) Unión de glucoproteínas 
virales con receptores de membrana celular. 2) Fusión de 
membranas. 3) Entrada viral al interior de la célula. 4) Pérdida 
de la nucleocápside viral. 5) Síntesis de proteínas virales en 
el retículo endoplásmico rugoso (RER). 6) Replicación viral 
en el citoplasma. 7) Encapsulación en membranas de ARN 
viral en el aparato de Golgi (AG). 8) Liberación de virus.
Para establecer el diagnóstico se requiere la detección de 
ARN VHC por más de seis meses (fi gura 25-4B).
En pacientes crónicos, la evolución de la enfermedad es 
variable y no todos desarrollan complicaciones hepáticas 
como cirrosis o CHC. Estudios realizados en pacientes que 
CAPÍTULO 25 • Bases moleculares de la hepatitis C 239
acuden a clínicas de hígado muestran que de 18 a 26% de 
estos sujetos presentan complicaciones hepáticas, tales 
como cirrosis, en aproximadamente 20 años posteriores a la 
fecha de infección, porcentaje que es menor en los estudios 
realizados en donantes de sangre, en los que esta complica-
ción sólo se presenta entre 4 y 7% de estos individuos a los 
20 años posinfección. 
De los pacientes que desarrollan cirrosis, la probabili-
dad de presentar enfermedad hepática descompensada es 
de 4% por año. En pacientes con fi brosis avanzada, cada año 
7% evoluciona a CHC.
Diagnóstico molecular de la hepatitis C
La infección por el VHC a menudo se subdiagnostica, y hasta 
50% de las personas con infección por este virus no son cons-
cientes de su enfermedad. Por esto, las técnicas moleculares 
(cuadro 25-2) se utilizan como herramienta clave en el diag-
nóstico y el monitoreo del tratamiento para la infección por 
el VHC. El ARN viral puede detectarse en el suero, el hígado 
y las células mononucleares de sangre periférica de pacientes 
infectados con hepatitis aguda, crónica, cirrosis y CHC. La 
detección del ARN viral en suero se considera el indicador 
más sensible y específi co de replicación viral e infectividad 
para el VHC, y es esencial para la confi rmación del diagnós-
tico serológico e imprescindible para el seguimiento del 
paciente en tratamiento. Las pruebas que se utilizan para 
determinar la presencia del ARN viral se clasifi can en cuali-
tativas y cuantitativas, y son muy sensibles y específi cas.
Las pruebas cualitativas documentan la presencia o 
ausencia de virus en sangre; de estas pruebas, la más utiliza-
da es la retrotranscripción (RT) seguida por la reacción en 
cadena de la polimerasa (RT-PCR). De esta prueba se dis-
pone de varios kits comerciales; en general, la sensibilidad 
es de 96% y la especifi cidad de 99%, y tienen un límite de 
detección muy sensible, de cerca de 50 UI/ml. Además
de confi rmar la viremia, estas pruebas son muy útiles en la 
búsqueda del VHC en donadores de productos sanguíneos, 
lo cual aumenta la prevención y disminuye el contagio de 
este virus, ya que en la mayor parte del mundo se utilizan 
los mismos anticuerpos; por otro lado, tienen la desventaja 
de presentar un amplio periodo de ventana.
Las pruebas cuantitativas documentan el número de 
copias de ARN viral en unidades internacionales por milili-
Cuadro 25-2. Guías para el uso de pruebas de ácidos nucleicos para la detección del virus de la hepatitis C.
Situación clínica Prueba
Sospecha de infección aguda. RT-PCR cualitativa o RT-PCR en tiempo real
Sospecha de infección crónica (anti-VHC positivo). RT-PCR cualitativa o RT-PCR en tiempo real
Anti-VHC negativo, inexplicable enfermedad hepática o inmunocompro-
metido.
RT-PCR cualitativa o RT-PCR en tiempo real
Anti-VHC y ARN-VHC positivos, elegibles para tratamiento. RT-PCR cuantitativo y determinación del genotipo viral
Hijo nacido de madre con anti-VHC positivo. RT-PCR cualitativo o RT-PCR en tiempo real
tro (UI/ml) (carga viral). La conversión de la UI a copias/ml 
varía según el equipo comercial que se utilice, pero oscila en 
un rango de 0.9 a 5.2 copias/ml. Se dispone de varias pruebas 
cuantitativas, que se fundamentan en la PCR en tiempo real, 
que puede cuantifi car con precisión los niveles de ARN viral 
en un rango lineal que supere los seis logaritmos. Estas prue-
bas se utilizan, sobre todo, en el monitoreo terapéutico.
Determinación del genotipo viral
Como ya se comentó anteriormente, el VHC se clasifi ca en 
seis genotipos y varios subgenotipos. Es clínicamente 
importante realizar el diagnóstico molecular de estos geno-
tipos, ya que predicen la probabilidad de respuesta al trata-
miento, dictan su duración y muchas veces determinan la 
dósis del fármaco que se tiene que emplear. El genotipo es el 
predictor de respuesta al interferón y ribavirina más fuerte. 
Para la determinación del genotipo viral existen dos méto-
dos comerciales: uno se basa en la técnica de secuenciación 
de ácidos nucleicos en la región 5’ NC del virus (TrueGene 
5’NC HCV genotyping kit), y el otro se lleva a cabo median-
te una RT-PCR, seguido de una hibridación inversa, utili-
zando sondas específi cas de genotipo que se unen en la 
región 5’NC (Versant HCV genotype Assay LiPA). 
Una vez que se conoce la carga viral, el genotipo viral y 
todos los factores clínicos y de laboratorio que evalúan el 
efecto del VHC en el deterioro de la función hepática, pue-
den establecerse los criterios de tratamiento en el paciente.
Tratamiento de la hepatitis C
Ya que la mayoría de pacientes infectados por el VHC per-
manecen asintomáticos durante la fase aguda, los que acu-
den a recibir el tratamiento son predominantemente 
pacientes con daño hepático crónico. El objetivo del trata-
miento es lograr una respuesta virológica sostenida (RVS), 
esto es, eliminación de la carga viral por lo menos durante 
seis meses posteriores a la conclusión del tratamiento. En
la actualidad, no se dispone de una terapia antiviral selecti-
va ni de una vacuna preventiva. El tratamiento inicial para 
hepatitis C consistía en la monoterapia con interferón α 
(IFN-α). Los resultados tuvieron una mejoría considerable 
cuando se modifi có químicamente la molécula de IFN-α 
con el uso de polietilenglicol, conocido como IFN pegilado 
(PEG-IFN). Con esta modifi cación se incrementó la vida 
240 PARTE III • Bases moleculares de las enfermedades
media del compuesto, lo que le permite permanecer en
circulación sanguínea durante días y ser activo. Esta mejo-
ría en la biodisponibilidad del IFN in vivo y la adición de la 
ribavirina al tratamiento logró una mejoría de más de 100% 
en la RVS comparada con el IFN-α no pegilado. Aun con 
estos cambios, que lograron una mejoría considerable en el 
tratamiento para la hepatitis C, es importante señalar que 
únicamente alrededor de 50% de los pacientes tratados 
logran una RVS. El genotipo del VHC desempeña un papel 
muy importante en la respuesta y la velocidad de una RVS 
al tratamiento, y alrededor de 50% de pacientes con genoti-
po 1 desarrolla una RVS favorable comparada con más de 
80% de aquellos con genotipos 2 o 3 que responden de for-
ma favorable.
Aún no se ha llegado a establecer el mejor tratamiento 
para la infección aguda por VHC, pero en varios estudios se 
han observado buenos resultados con el uso de 5 MUI de 
IFN diario, por cuatro semanas, seguido por 5 MUI tres 
veces por semana por 20 semanas, con este esquema se ha 
demostrado RVS en más de 95% de los pacientes. Lo más 
importante de esto es que, durante la infección aguda por 
VHC, el genotipo y los niveles séricos de ARN parecen no 
tener infl uencia en el tratamiento. Para el tratamiento de la 
infección crónica por VHC las guías recomiendan PEG-
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cronicidad?
3. En pacientes con hepatitis crónica, ¿cuáles son los geno-
tipos del VHC más resistentes para desarrollar una res-
puesta virológica sostenida?
 Preguntas de repaso 
IFN más 1000 a 1200 mg de ribavirina por 48 semanas para 
los genotipos 1 o 4, y PEG-IFN más 800 mg de ribavirina 
por 24 semanas para genotipo 2 o 3, con lo que se ha demos-
trado RVS de 55 y 80%, respectivamente.
De los que no responden al tratamiento y continúan con 
enfermedad hepática crónica, pueden evolucionar con gra-
ves consecuencias, tales como el desarrollo de CHC o pre-
sentar una descompensación hepática. La opción para estos 
pacientes podría ser un trasplante hepático; sin embargo, se 
ha observado que si éstos presentan una infección activa 
por el VHC durante el trasplante, se produce un aumento 
de 10 veces en la carga viral en relación con los niveles pre-
sentados antes del procedimiento. De los que desarrollan 
cirrosis después del trasplante, alrededor de 40% presentará 
descompensación hepática y sólo 50% de estos pacientes 
logrará sobrevivir un año después de la descompensación.
En la actualidad, se encuentran en desarrollo nuevos 
fármacos, que inhiben específi camente un sitio en el ciclo 
de vida de VHC; virtualmente, puede inhibirse cada paso de 
este ciclo. Además, con el uso de tecnología de biología 
molecular y del ADN recombinante se ha llegado a la pro-
ducción de moléculas que podrían interferir con la síntesis 
viral, como las ribozimas y el ADN de interferencia, aunque 
esto todavía está en investigación in vitro.

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